resumenes
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Re sume s 1745
perte de ces roà les serait associe e aÁ une augmentation. Type d’ e tude: une e tude prospective. Lieu: la
province de Limburg, aux Pays-Bas. Participants: 1327 hommes et femmes aà ge s de 16 aÁ 69 ans au
moment de la premieÁ re mesure. M esures: la consommation hebdomadaire des unite s standards (10gr
d’ alcool) des boissons alcoolise es; la fre quence d’ alcoolisation de six unite s ou plus; et le roà le social
autoreporte . Re sultats: l’ acquisition du roà le de conjoint(e) et du roà le parental, et non celle d’un
emploi, e tait associe e aÁ une baisse de consommation ou de forte alcoolisation, et la perte du roà le
d’ e pouse e tait associe e aÁ une hausse de l’ alcoolisation excessive. Sinon, le fait de perdre un roà le
n’ e tait pas en relation avec un changement de consommation ou de forte alcoolisation. Conclusions:
les re sultats ne confortent pas l’ ide e de de part selon laquelle les changements de roà le in¯ uencent les
comportements d’ alcoolisation. Cette e tude suggeÁ re que d’ autres the ories doivent eà tre e labore es pour
expliquer les diffe rences sociales observe es au niveau de la consommation d’ alcool.
Les services de police sont-ils en bonne sante ? Une enqueà te sur les facteurs lie s au mode
de vie
Robyn L. Richmond, Alex Wodak, Linda Kehoe & Nick Heather
Objectifs: e tudier la pre valence de cinq comportements concernant le mode de vie des policiers de la
Nouvelle Galles du Sud. Type d’ e tude : une enqueà te de type vertical utilisant un questionnaire
auto-administre . Lieu et participants: un total de 852 policiers recrute s aÁ Sydney. M esures: la
pre valence, lie e aÁ l’ aà ge et au sexe, de la consommation d’alcool et de cigarettes, du manque
d’ exercice, du sentiment de surpoids, et des symptoà mes de stress. Re sultats: un fort niveau de
participation (89%) a e te obtenu dans cette enqueà te. Les re sultats sont les suivants: (1) pratiquement
la moitie (48%) des hommes et plus du tiers des femmes (40%) consommaient de l’ alcool de manieÁ re
excessive, c’ est-aÁ -dire une consommation re gulieÁ re dangereuse ou nocive, et une alcoolisation jusqu’ aÁ
l’ ivresse; (2) l’ alcoolisation excessive e tait plus fre quente chez les jeunes policiers; (3) 8% des
hommes et 15% des femmes de claraient ne pas boire d’ alcool; (4) plus d’ un quart (27%) des
hommes et un tiers des femmes (32%) fumaient; (5) preÁ s de la moitie des hommes (46%) et des
femmes (47%) croyaient qu’ ils e taient en surpoids; 21% des hommes et 24% des femmes ne faisaient
pas d’ exercice; et (6) 12% des hommes et 15% des femmes rapportaient avoir des symptoà mes de
stress mode re s aÁ se veÁ res. Conclusions: les services de police offrent une excellente opportuniteÂ
d’ observer un grand nombre d’ individus en bonne sante , jeunes, et aÁ haut risque (notamment les
hommes) qui sont habituellement dif® ciles aÁ atteindre dans d’ autres cadres et qui consultent
rarement leur me decin ge ne raliste. Une large majorite (83%) des policiers de la Nouvelle Galles du
Sud avaient dans leur mode de vie au moins un comportement malsain et 19% en avaient de 3 aÁ 5.
Une promotion de la sante plus active et la possibilite de be ne ® cier d’ interventions breÁ ves peuvent
re duire la morbidite et la mortalite associe es aÁ une mauvaise hygieÁ ne de vie.
Resumenes
MIGUEL CASAS
Unidad de ToxicomanõÂ as, Programa Sant Pau-CITRAN, Hospital de Santa Creu
i Sant Pau, C. St. Antoni M. Claret, No. 167, 08025-Barcelona, Spain
Desintoxicacio n ultra-ra pida de opia ceos
Herbert D. Kleber
Aunque la abstinencia de opia ceos es, habitualmente, so lo el primer paso de un largo proceso, se han
ido realizando intentos, a lo largo de ma s de un siglo, para mejorar y acortar este perõ odo. Muchos
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de ellos han resultado inefectivos o, incluso, causantes de mayor morbilidad o mortalidad que la
abstinencia por si misma. El u ltimo intento, proclamado por algunos como ª cura milagrosaº , es la
desintoxicacio n ultra-ra pida asistida con anestesia. Se basa en trabajos anteriores realizados hace dos
de cadas utilizando antagonistas opia ceos (naloxona o naltrexona) para precipitar la abstinencia
inmediata, y sustancias tales como la clonidina o las benzodiacepinas para mejorar los sõÂ ntomas
resultantes. El factor limitante, en cuanto a velocidad, era la capacidad del paciente despierto de
tolerar el disconfort que se generaba. El avance encabezado por Loimer era llevar a cabo este
procedimiento con anestesia general o con una fuerte sedacio n con mizadolam. De este modo, el
procedimiento podõ a acortarse desde los 2± 3 dõ as de la desintoxicacio n ra pida a tan solo 4± 6 horas.
Sin embargo, hasta el momento la relacio n riesgo/bene® cio de este procedimiento no esta clara. Es
caro ($2500 ± $7500 o ma s); los datos sobre su seguridad son inadecuados y no esta clara la
morbilidad o mortalidad tras el tratamiento, que podrõ a empeo rar si el procedimiento se extiende a
pacientes graves o con doble dependencia. Adema s, no hay datos sobre sus bene® cios a largo plazo.
En el lado positivo, podrõ a ser u til para adictos con miedo a padecer el sõ ndrome de abstinencia,
podrõ a aumentar los e xitos terape uticos despue s del mantenimiento con metadona y, ® nalmente,
mejorar la fase de induccio n en los tratamientos con naltrexona. Sin embargo, hasta que no se
realicen ma s estudios controlados sobre esos tratamientos, el procedimiento debe considerarse
experimental.
Conversaciones con Howard Blane
Gerard J. Connors
En estas series extraordinarias plasmamos los puntos de vista y experiencias personales de profesionales
que han contribuõ do especialmente a la evolucio n de las ideas en el campo de intere s de esta Revista.
Howard T. Blane Ph D., antiguo Director del ª Research Institute on Addictionsº de Bufalo, Nueva
York, es Catedra tico de Investigacio n en Psicologõ a, Psiquiatrõ a y Medicina Social en Bufalo. Es un
psico logo que ha efectuado contribuciones fundamentales en el campo de la investigacio n de los
trastornos inducidos por el alcohol.
Infecciones virales de transm isio n sangu õ nea en consum idores de drogas intravenosas en
Irlanda
Bobby P. Smyth, Eamon Keenan & John O’ Connor
Objetivos: Las estrategias para reducir los danÄ os causados por el consumo de drogas en DublõÂ n han
proliferado mucho desde 1990. Intentamos determinar la prevalencia y los factores de riesgo asociados
con las infecciones por hepatitis C (HCV), hepatitis B (HBV) y VIH, entre los consumidores de drogas
inyectadas (IDU) frente a estos antecedentes. DisenÄ o: Estudio prospectivo transversal. Localizacio n:
Una clõ nica de tratamiento de drogodependencias. Participantes: 735 IDUs con ana lisis de anticuerpos
de HCV (anti-HCV) entre septiembre de 1992 y septiembre de 1997. M edicione s: CaracterõÂ sticas
sociodemogra ® cas y de consumo de drogas. Ana lisis serolo gicos de anti-HCV, antõ geno de super® cie
de HBV (HBsAg) y VIH. Hallazgos: La gran mayorõÂ a (89%) iniciaron el consumo inyectado a partir
de 1990. La prevalencia de anti-HCV fue del 61.8% (453/733), la de HBsAg fue del 1.0% (7/729),
y la de VIH fue del 1.2% (7/600). Los ana lisis de regresio n logõ stica indicaron que las u nicas variables
independientes relacionadas signi® cativamente con un aumento del riesgo de HCV eran: antecedentes
ma s prolongados de consumo inyectado y mayor gasto diario en drogas. La u nica caracterõ stica
relacionada con una mayor prevalencia de HBsAg fue los antecedentes de consumo inyectado anteriores
a 1990 (3.8%, 3/80). La prevalencia de VIH fue signi® cativamente ma s elevada en edades mayores
de 24 anÄ os (3.7%, 6/162), cuando el inicio del consumo inyectado era anterior a 1990 (6,3%, 4/64)
y cuando el tiempo del consumo inyectado superaba los 5 anÄ os (6,5%, 4/62). Conclusiones: La prevalencia
de VIH se ha mantenido en un nivel bajo en esta poblacio n. Las intervenciones dirigidas a frenar la
transmisio n de HCV son necesarias y requerira n el abordaje precoz de los IDUs en sus trayectorias
de consumo inyectado, asõ como de la poblacio n con riesgo de iniciar esta forma de consumo.
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Patrones de conductas sexuales y de riesgo en consum idores de drogas por võÂ a intravenosa
franceses que no inform aron de seropositividad al VIH y al virus de la hepatitis C
Gwenaelle Vidal-Trecan, Joel Coste, Isabelle Varescon-Pousson, Jeanne Reboul-M arty, Boyan Christoforov
& Alain Boissonnas
Objetivos: caracterizar e identi® car los factores que determinan los patrones de las conductas de riesgo
de los consumidores; de drogas inyectadas (IDUs), independientemente de los cambios a raiz del
conocimiento de seropositividad al VIH y al virus de la hepatitis C (HCV). DisenÄ o: estudio
prospectivo transversal utilizando un cuestionario estructurado sobre pra cticas sexuales y de control
analõ tico de anticuerpos del VIH y del VHC. Localizacio n: los IDUs fueron entrevistados en la regio n
de ParõÂ s en 10 centros de tratamiento o psicosociales. Participantes: 612 IDUs consecutivos a lo largo
de 18 anÄ os, sexualmente activos y capaces de contestar el cuestionario. M edicione s: 595 IDUs
contestaron el cuestionario. Los patrones de las conductas de riesgo de los 328 IDUs que no
informaron de seropositividad al VIH y al HCV fueron analizados con una correlacio n phi. Los
factores de riesgo para cada conducta de riesgo fueron determinados mediante modelos de regresio n
logõ stica y calculando la relacio n de probabilidades (`odds ratios’ OR) y sus inte rvalos de con® anza
del 95% (IC 95%). Hallazgos: se sugirieron varios patrones de conductas de riesgo: 1. Prestar y tomar
prestado el material de inyeccio n; 2. La no realizacio n o realizacio n inconsistente de ana lisis
serolo gicos de VIH y HCV, y la no utilizacio n o utilizacio n inconsistene de preservativos; 3. Tener
mu ltiples parejas y la prostitucio n; 4. No utilizar material de inyeccio n higie nico. El abuso de alcohol
estaba independiente y especõÂ ® camente relacionado con el prestar (OR 5 3.8; IC 95% ; 2.1± 7.0) y
tomar prestado (OR 5 3.3; IC 95% ; 1.8 ± 6.1); el no tener hogar con las conductas de inyeccio n de
riesgo y con la prostitucio n (OR 5 2.7; IC 95% ; 1.2± 6.1); un nivel educativo bajo y el tener hijos con
la no utilizacio n o utilizacio n inconsistente de preservativos y de ana lisis serolo gicos; y el consumo
de cocaõ na con la no utilizacio n o utilizacio n inconsistente de preservativos (OR 5 0.4; IC 95% ; 0.3±
0.7) y con los ana lisis serolo gicos y la no utilizacio n de material de inyeccio n higie nico (OR 5 0.4;
IC 95% ; 0.2 ± 0.8). El tener mu ltiples parejas y la prostitucio n no tenõ an factores de riesgo comunes.
Conclusiones: la identi® cacio n de factores de riesgo especõ ® cos podrõ a ayudar a dirigir programas de
reduccio n de danÄ os para cada patro n de conducta de riesgo de los IDUs que no informan de
seropositividad al VIH y el HCV.
Com paracio n de la frecuencia y el disfrute de acontecimientos agradables entre consum i-
dores y no consum idores de cocaõÂ na utilizando un inventario de conducta estandarizado
Michelle L. van Etten, Stephen T. Higgins, A lan J. Budney & Gary J. Badger
Objetivos: analizar si los consumidores de cocaõÂ na di® eren de los no consumidores en cuanto a la
frecuencia y disfrute de su implicacio n en diversos ª acontecimientos agradablesº , con el ® n de
conocer el nivel de refuerzo positivo que experimentan en su entorno natural. DisenÄ o: comparaciones
de consumidores de abuso de cocaõ na con datos normativos y controles equivalentes. Localizacio n:
un centro de tratamiento ambulatorio del abuso de sustancias psicoactivas en Burlington, Vermont.
Participantes: se incluyeron 100 individuos en tratamiento ambulatorio por abuso o dependencia de
cocaõÂ na, y 50 voluntarios de la comunidad sin antecedentes de abuso de drogas u otros trastornos
psiquia tricos de edades, sexo y SES equivalentes a los de los pacientes dependientes de cocaõ na.
Mediciones: las evaluaciones disgno sticas se basaron en entrevistas clõ nicas utilizando la lista de
criterios del DSM-III-R. El enfoque principal de este estudio fue el ª Pleasant Events Schedule
(PES)º (Lista de Acontecimientos Agradables), un inventario de conducta auto-evaluado de la
frecuencia y disfrute de la implicacio n en actividades ª agradablesº . Tambie n se evaluaron los
antecedentes de consumo de cocaõÂ na, los resultados del tratamiento y otras variables relevantes.
Hallazgos: los consumidores de cocaõÂ na comunicaron de forma veraz una menor frecuencia que los
controles de actividades no sociales, de introversio n, pasivas al aire libre, y relacionadas con el estado
de a nimo. Estas diferencias se mantuvieron tras controlar las diferencias demogra ® cas y de estilo de
vida entre grupos, exceptuando las actividades relacionadas con el estado de a nimo. El nivel de
disfrute de las actividades no fue distinto entre los grupos. El consumo intravenoso de cocaõÂ na y
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un anterior tratamiento del abuso de cocaõÂ na predijeron una frecuencia particularmente baja de
actividades placenteras. Una mayor frecuencia de actividades no sociales predijo un mejor resultado
del tratamiento. Conclusiones: el abuso de drogas esta relacionado con un nivel bajo de ciertos tipos
de refuerzo no asociados con las drogas. El aumento sistema tico de estas actividades podrõ a mejorar
los resultados de los tratamientos.
La eleccio n de un nivel de corte para la dependencia del canabis
Wendy Swift, Jan Copeland & Wayne Hall
Objetivos: mientras que cada vez se reconoce ma s la dependencia del canabis, existe poca investiga-
cio n sobre las mediciones implicadas en clasi® car el s õ ndrome de dependencia de esta droga. El
objetivo de este artõ culo era investigar la utilidad diagno stica y los niveles de corte disgno ticos
adecuados de tres mediciones breves de dependencia entre consumidores de canabis con una larga
trayectoria de consumo. Localizacio n y Participantes: se reclutaron y entrevistaron 200 consumidores
de canabis habituales con una larga trayectoria de consumo en Sydney, Australia. M edicione s: con
ana lisis de ª Receiver Operating Characteristicº se comparo la capacidad diagno stica del CIDI
abreviado de la Universidad de Michigan, una medida de dependencia del ICD-10 y la Escala de
Gravedad de la Dependencia, frente al ª esta ndar de oroº de dependencia del canabis moderada o
ma s grave del DSM-III-R, segu n el diagno stico del Mo dulo de Abuso de Sustancias del CIDI.
Hallazgos: las mediciones fueron de igual utilidad por lo menos para el diagno stico de dependencia
moderada de canabis del DSM-III-R. Mientras que los niveles de corte diagno sticos o ptimos para el
CIDI abreviado de la Universidad de Michigan y la medida de dependencia del ICD-10 no variarion
de los aplicados convencionalmente, para la Escala de Gravedad de la Dependencia se hallo un nivel
de corte o ptimo ma s ¯ exible. La prevalencia de la dependencia de canabis enmendad fue del 77%
utilizando el CIDI abreviado de la Universidad de Michigan, del 72% segu n la medida del ICD-10
y del 62% segu n la Escala de Gravedad de la Dependencia. Conclusiones: los tres instrumentos fueron
capaces de diagnosticar la dependencia de canabis a niveles sustancialmente mejores que el azar. En
general mostraron robustez en cuanto a los niveles de corte diagno sticos en una poblacio n de
consumidores de canabis con una larga trayectoria de consumo. Este artõÂ culo proporciona directrices
para la eleccio n de niveles de corte o ptimos en distintos contextos.
Factores asociados al consum o de marihuana entre los Indios Americanos adolescentes
Douglas K. Novins & Christina M . M itchell
Objetivo: examinar las caracterõÂ sticas de los consumidores de marihuana en una amplia muestra de
Indios Americanos estudiantes de secundaria. DisenÄ o: estudio prospectivo de escuelas de educacio n
secundaria. Localizacio n: siete escuelas de secundaria con predominio de Indios Americanos en
cuatro comunidades al oeste del Mississippi. Participantes: 1,464 adolescentes Indios que: (1) habõÂ an
completado una encuesta en noviembre de 1993, (2) estaban en los grados noveno al doceavo, (3)
eran miembros de uno de cuatro grupos de tribus Indias, y (4) tenõÂ an un conjunto de datos completo
para estos ana lisis. M edicione s: se desarrollaron modelos de regresio n logõ stica para predecir la
probabilidad de una frecuencia baja (una a tres veces en el u ltimo mes) y una frecuencia elevada
(once o ma s veces) de consumo de marihuana. Las variables independientes incluyeron medidas
sociodemogra ® cas, acontecimientos vitales estresantes, caracterõ sticas y creencias personales, sin-
tomatologõ a psiquia trica, y el consumo de otras sustancias. Hallazgos: el cuarenta por ciento de estos
Indios Americanos adolescentes habõ an consumido marihuana al menos una vez en el u ltimo mes.
La prevalencia del consumo de marihuana fue distinta en las cuatro tribus. Los hombres no
mostraron una mayor probabilidad que las mujeres de consumir marihuana con poca frecuencia,
pero si de consumir con mucha frecuencia. Los factores asociados al consumo de marihuana variaban
segu n la frecuencia del consumo y el sexo. En los modelos multivariantes ® nales, la poca frecuencia
de consumo entre las mujeres se relacionaba con informes de que el grupo fomentaba el consumo
de alcohol asõÂ como el consumo de alcohol y estimulantes. Entre los hombres, la poca frecuencia de
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consumo se relacionaba con mayores expectativas positivas hacia el alcohol, con estar en grados
inferiores en la escuela, y con el consumo de alcohol. Mientras que el consumo elevado de marihuana
en las mujeres se asociaba con el consumo de alcohol, estimulantes y cocaõÂ na, dicho consumo se
relacionaba con puntuaciones ma s altas en las escalas de conductas antisociales asõ como de consumo
de alcohol, estimulantes y cocaõ na. Globalmente, las relaciones ma s fuertes se dieron con el consumo
de alcohol y otras sustancias ilõÂ citas. Conclusiones: la frecuencia baja y elevada de consumo de
marihuana son patrones distintos de consumo y tienen distintas correlaciones segu n el sexo. El
consumo de marihuana entre los Indios Americanos adolescentes es un feno meno complejo que se
comprende mejor en el contexto del consumo de otras sustancias.
Un m odelo de `m arketing’ social para divulgar tratamientos basados en la investigacio n
entre los proveedores de tratam ientos de drogodependencias
G. W. M artin, M . A. Herie, B. J. Turner & J. A. Cunningham
Objetivos: los investigadores deben desarrollar estrategias efectivas para la divulgacio n de tratamientos
basados en la investigacio n. Este estudio evalua la aplicacio n de un modelo de divulgacio n basado
en principios de `marketing’ social y la teorõ a de la difusio n. DisenÄ o: un estudio de caso describe como
se implemento el modelo. Se utilizo un disenÄ o cualitativo para examinar los õ ndices de adopcio n y
adaptacio n de un programa de intervencio n precoz por un sistema seleccionado de entidades de
tratamiento de drogodependencias. Localizacio n: las intervenciones se desarrollaron en la ª Addiction
Research Foundationº (Fundacio n de Investigacio n de Drogodependencias) de Toronto, y se
divulgaron a Centros de Evaluacio n y Derivatio n (A/R) de Ontario, Canada . Participantes: los
participantes en el estudio incluyeron a los gerentes y un terapeuta designado de 33 centros A/R
participantes. M ediciones: a los gerentes se les hicieron principalmente preguntas abiertas respecto a
si sus centros habõ an tomado la decisio n formal de adoptar la intervencio n y si los terapeutas en su
centro estaban utilizando el programa de intervencio n precoz. Se clasi® co como ª adopcio nº el
ofrecer la intervencio n completa de 4 sesiones a por lo menos un paciente. Hallazgos: doce meses
despue s de ® nalizados los talleres de preparacio n, el 68% de las 34 entidades del sistema selec-
cionado habõÂ an adoptado el programa, mientras que el 85% de estas entidades estaban utilizando
algunos componentes de la intervencio n con los pacientes. Conclusiones: el modelo divulgado mostroÂ
ser efectivo aunque su aplicacio n exigõ a mucho tiempo y un trabajo intensivo. El `ana lisis de
mercado’ , enfoque de sistemas y componentes de test de campo del modelo contribuyeron a su e xito.
Cambios en los papeles sociales com o predictores de cam bios en la conducta de consum o
de alcohol
Klass-Jan Hajema & Ronald A. Knibbe
Objetivo: evaluar los posibles efectos de cambios en el estado civil, la situacio n de empleo, y el tener
hijos en casa, en el consumo y la frecuencia de un consumo importante de alcohol. Con la teorõÂ a de
rol como punto de partida se esperaba que un cambio hacia papeles ma s sociales disminuirõ a el
consumo y el consumo importante, mientras que un alejamiento de papeles sociales se asociarõÂ a a un
aumento en dicho consumo. DisenÄ o: estudio prospectivo de un cohorte. Localizacio n: la provincia de
Limburg, Holanda (1980 ± 1989). Participantes: 1327 hombres y mujere, de edades comprendidas
entre 16 y 69 anÄ os en la primera medicio n. Mediciones: consumo semanal de unidades esta ndar (10
g de etanol) de bebidas alcoho licas; frecuencia del consumo de seis unidades o ma s; informes de los
sujetos de su papel social. Hallazgos: la adquisicio n de un papel de casado o de padre, pero no un
papel laboral se asociaron con una disminucio n en el consumo importante de alcohol. La pe rdida del
papel de casada en las mujeres, se asocio con un aumento del consumo importante. Por lo dema s,
la pe rdida de un papel no estaba ligada a un cambio en el consumo o el consumo importante.
Conclusiones: se hallo un apoyo limitado a la expectativa de que los cambios de rol in¯ uyen en la
conducta de consumo de alcohol. Nuestro estudio sugiere que deben buscarse otras teorõÂ as para
explicar las diferencias sociales en la conducta de consumo de alcohol.
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Cua n saludable es el cuerpo de la polic õ a? Un estudio prospectivo de factores del estilo de
vida
Robyn L. Richmond, Alex Wodak, Linda Kehoe & Nick Heather
Objetivos: examinar la prevalencia de cinco conductas de estilo de vida en la policia de Nueva Gales
del Sur. DisenÄ o: un estudio prospectivo transversal utilizando cuestionarios auto-cumplimentados.
Localizacio n, participantes: un total de 852 policõ as fueron reclutados del a rea metropolitana de
Sydney. M ediciones: la prevalencia, en relacio n a la edad y el sexo, del consumo de alcohol, cigarrillos,
ejercicio inadecuado, percepcio n de sobrepeso, y sõ ntomas de estre s, descrito por los propios sujetos.
Resultados: se alcanzo un nivel alto (89%) de participacio n en el estudio. Casi la mitad (48%) de los
hombres y ma s de dos quintas partes (40%) de las mujeres consum õ an excesivo alcohol, incluyendo
un consumo pellgroso o perjudicial y borrracheras. El consumo excesivo de alcohol era ma s frecuente
entre los policõ as ma s jo venes. Hubo un 8% de hombres y un 15% de mujeres policõ as que
informaron que no consumõ an alcohol. Ma s de la cuarta parte (27%) de hombres y un tercio (32%)
de las mujeres que respondieron consum õÂ an tabaco. Casi la mitad (46%) de hombres y mujeres
(47%) creõ an tener sobrepeso. Ma s de una quinta parte (21%) de los hombres y menos de una cuarta
parte (24%) de las mujeres informaron que realizaban ejercicio. Finalmente, el 12% de los hombre,
y el 15% de las mujeres expresaron sentir s õ ntomas de moderados a severos de estre s. Conclusiones:
la fuerzas policiales ofrecen una oportunidad de evaluar un gran nu mero de individuos sanos, jo venes
y de alto riesgo (especialmente los hombres), que son difõÂ ciles de abordar en otros contextos y que
raramente visitan a su me dico de cabecera. Una mayorõ a considerable (83%) de la policõ a de Nueva
Gales del Sur mostro al menos una conduct:a de estilo de vida no saludable, con un 19% informando
de 3 a 5 factores no saludables. Es especialmente preocupante la elevada prevalencia del consumo
excesivo de alcohol entre la policõ a. Una promocio n ma s activa de la salud y la provisio n de
intervenciones breves entre la policõÂ a podrõÂ an reducir la morbilidad y mortalidad asociada a estilos
de vida poco saludables.