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MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO Diócesis de Granada
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CAMINAMOS EN FAMILIA. REVISTA TRIMESTRAL DEL M.F.C.
Diócesis de Granada SUMARIO: EDITORIAL…………………....…………..3 ENTREVISTA……...……..………..……...4 LA FAMILIA AL DÍA…...…………….........6 NUESTRO MOVIMIENTO AL DÍA...........8 Reunión de enlaces e interenlaces Reunión de Promoción Cine fórum Integración equipo Caná II convivencia Nacional M.F.C. C.E.D. de junio Convivencia en el campo Implantación del M.F.C. en Sidonia-Jerez Eucaristía fin de curso DECÁLOGO DEL CUENTO………..……..13 OPINIÓN: El cielo de Hawking…………....14 ORACIÓN DE LA TERCERA EDAD .........16 TESTIMONIO: Enfermedad y familia ¿un problema?...17 ACTUALIDAD DE LA IGLESIA…….……...19 FELICITACIÓN DE VACACIONES LIBRO RECOMENDADO Esta revista ha sido dirigida y coordinada por la Co-misión de Información del Movimiento Familiar Cris-tiano de Granada.
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ME ENSEÑARÁS EL SENDERO DE LA VIDA, ME SACIARÁS DE GOZO EN TU PRESENCIA” (Sal 15, 11)
El equipo de CAMINAMOS EN FAMILIA ha considerado conveniente dedi‐car este editorial a la Vejez. En nuestras sociedades avanzadas y tal vez demasia‐do autosuficientes y soberbias se tiende a arrinconar y a apartar a los ancianos. Craso error. Debiera ser todo lo contrario. Si partimos de que somos hijos de Dios y por tanto seres trascendentes, el inicio de la vida y la cercanía al encuen‐tro con Dios deben ser los momentos claves y definitivos de nuestra existencia. La vejez es la cosecha de una larga siembra. Depende de lo que se siembre, de cómo se siembre y, por supuesto, del modo de cultivarlo. No hay que tener mie‐do a llegar, cosa que se logra simplemente viviendo, sino que hay que conseguir‐lo con coherencia y siendo uno mismo. Como decía Terencio, “con la edad nos volvemos más sabios”. La vejez es una decadencia física nada más. El alma no decae: se perfecciona. Se gana en paciencia amorosa y en lucidez. Pero la vejez en su profundidad humana no se improvisa. El viejo, como si fuera un muñeco ruso, es la suma del niño, del joven y del adulto. En la vejez convergen la curiosidad, la sorpresa y la admiración de la infancia; el entusiasmo, la generosidad y el ímpetu de la juventud; y también la reflexión, la ponderación y la serenidad que confor‐man la madurez. La vida es hoy; lo anterior fue un modo, bueno o malo, de llegar hasta aquí. Si hemos cuidado bien de cada día, al otear nuestro entorno vital, veremos que el ayer fue un sueño de felicidad y el mañana una inmensa visión de espe‐ranza. La Iglesia, tal vez porque no ha tenido necesidad imperiosa, no ha des‐arrollado en su historia una pastoral específica y ordenada para la ancianidad. Sin embargo, los últimos papas (Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II) sí han pro‐mulgado textos al respecto (Gaudium et Spes; Evangelii Nuntiandi; Familiaris Consortio; Christi fideles laici; Carta a las familias; Evangelium Vitae…) Pablo VI en 1975 recuerda que los ancianos están llamados a evangelizar y a ser evangeliza‐dos. Juan Pablo II en 1986 exhorta a los ancianos a celebrar los sacramentos de la penitencia y la unción, integrándolos dentro de una actividad contemplativa y activa a la vez, en la que resalta: su experiencia, su sabiduría, su tolerancia, su paz y su amor, su capacidad de testimonio a los jóvenes y de ayuda a otros mayores. Sirva este editorial como homenaje cariñoso a las personas mayores del M.F.C., que con su sencillez, con su ejemplo, con su entrega y oración son un per‐manente aliento de esperanza para todos.
EDITORIAL
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SALUD Y LIBERTAD Bueno, me han pedido que cuente un poco que es eso de la Pastoral Gitana, para empezar me presento: me llamo Antonio Jesús Heredia Cortés, por mis apellidos se sabe que soy gitano. ¿Pero qué es eso de ser gitano? Yo sé que soy porque mis pa‐dres lo son, siempre me han di‐cho que soy, en mi entorno fami‐liar he visto cosas que dicen que son de gitanos, hay sentimientos, valores, lenguaje, símbolos… En España se nos conoce tam‐bién como “cales”, de ahí viene que nuestra lengua sea el “caló”. Hay una historia negra llena de prejuicios que pesa mucho y hace daño, hay dichos cargados de contenido negativo: si un niño está sucio, le dice: “pareces un gitano”; ten cuidado con ellos, pues el que no la hace a la entra‐da la hace a la salida; hay rechazo y a pesar de que llevamos en Es‐paña más de 500 años nos siguen señalando. Pero yo creo en un mundo nue‐vo, creo y trabajo por esa frater‐nidad desde el respeto a la diver‐sidad, encontrando en ello un regado de Dios. Me gusta poner el ejemplo del jardín, si un jardín solo tuviera
margaritas, sería monótono pues siempre sus flores serían blancas y tendríamos flores un mes al año. Pero Dios que es el Jardinero ha querido que este mundo tenga variedad de flores en sus colores, aromas y estaciones; de esta for‐ma será más rico por su diversi‐dad, siempre tendremos flores y podremos disfrutar en aromas. Con esto invito a descubrir como regalo esa variedad de razas, cul‐turas, que formamos esta casa común que es el mundo. La Iglesia como “madre”, quiere estar cerca de sus hijos e hijas, siendo consciente de esa gama de personas, siente la necesidad de buscar caminos, lenguajes, mane‐ras para que el Amor de Dios pueda llegar a todos y pueda ca‐da uno entenderlo. Podríamos decir que es esa Gracia que pro‐voca Pentecostés para que siendo diferentes escuchemos el mismo mensaje y nos sintamos uno en Cristo nuestro hermano mayor. Pues eso es la Pastoral gitana, es la manera, brazo por el cual la Iglesia quiere llegar al Pueblo Gitano, todo esto dependerá tam‐bién de cada lugar si hay o no que hacer una pastoral especifica. Desde la Iglesia y en la Iglesia todos y todas somos una gran familia, desde el respeto, el diálo‐
ENTREVISTA
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go, se puede poner “la mesa”, porque todos hemos sido invita‐dos. Desde los distintos carismas, movimientos, como es en este caso el Movimiento Familiar Cris‐tiano, se tendrá que trabajar por la dignidad de cada persona y desde lo humano mostrar lo divi‐no. El pueblo gitano tiene como unos valores muy claros en su historia y que han sido su mayor tesoro, entre ellos: la familia y los mayores. Cuando hablamos de familia no nos referimos a tus padres y her‐manos, si no a una familia mucho más amplia. Pero este valor por desgracia va desapareciendo, es‐ta sociedad consumista y mate‐rial ha tocado en los pilares gita‐nos. Los mayores eran el baluarte, la historia viva, el respeto a su pala‐bra y a sus años, aseguraba sabi‐duría, prudencia y respeto. La mejor silla de la casa, el primer plato de la mesa, las veladas alre‐dedor de la chimenea. Hoy cada uno come cuándo puede, la tele‐visión y el consumo absurdo han quitado el lugar y el tiempo. Por suerte todavía hay familias con principios donde todos so‐mos “primos”, y eso es suficiente
para saberte querido y donde el sillón de casa siempre será para el “papa” ó la “mama”. Pero claro quién no sabe de jar‐dinería no podrá apreciar la ri‐queza, solo querrá la suya. Creo que nuestro mundo, nuestra Gra‐nada, nos brinda la oportunidad de la belleza en colores y aromas, abramos nuestros sentidos y se‐guro que disfrutaremos. Los cristianos estamos llama‐dos e invitados a ser constructo‐res de ese Reino Nuevo, tenemos que ayudar y dejarnos ayudar, en la medida que compartimos tam‐bién recibimos. Antonio Jesús Heredia Cortés
Párroco de La Paz Director del Departamento de pastoral gitana de la Conf. Epis‐copal Española.
ENTREVISTA
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En el boletín semanal Friday fax del 15 de abril, que publica el Instituto Familia Católica y Derechos Huma‐nos, leo que en un panel pre‐sentado por la Santa Sede, Honduras y Malta, con el títu‐lo: «Desarrollo humano segu‐ro: matrimonio, familia y co‐munidad», dentro de las acti‐vidades de la última sesión de la Comisión de Población y Desarrollo de las Naciones Unidas, puso de manifiesto el contraste entre las priori‐dades del mundo desarrolla‐do y las del mundo en desa‐rrollo. La representante de Es‐tados Unidos expresó que es perjudicial no contar con los recursos de planificación fa‐miliar adecuados, incluido el aborto seguro y que no se podía decir que se valora la familia, la comunidad y el matrimonio sin considerar que tanto los hombres como las mujeres tienen derecho a
una vida saludable, a poder evitar el aborto inseguro, a un mayor nivel de salud re‐productiva y a decidir el número de hijos a tener. También se quejó de los altos índices de fertilidad de Áfri‐ca. Es la postura que de forma permanente vienen defendiendo los grupos de presión de los países ricos que, al amparo de Naciones Unidas, trabajan sin descanso por reducir la natalidad del planeta, a través de todos los medios contraceptivos imagi‐nables, incluidos la esteriliza‐ción y el aborto. Es más, van imponiendo que cualquier ayuda a los países pobres va‐ya ligada a la realización de programas que limiten el cre‐cimiento de la población. La representante de Santa Lucía, un pequeñísimo estado antillano, dio una amarga respuesta: “Nos dije‐
LA FAMILIA AL DÍA NACIONES UNIDAS, POBLACIÓN Y DESARROLLO
AYUDAS ENVENENADAS
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ron que necesitábamos redu‐cir nuestro índice de fertili‐dad; ahora tenemos una po‐blación envejecida. «¿Cómo logramos que aumente nues‐tro índice de fertilidad? El representante de la Santa Sede advirtió que los programas internacionales de asistencia económica diri‐gidos al financiamiento de campañas de esterilización y anticoncepción y la subordi‐nación de la asistencia econó‐mica a tales campañas, son afrentas a la dignidad de la persona, a la familia y a la co‐munidad humana. La drástica disminución de la natalidad en el mundo, propiciada desde la ONU, está consiguiendo un envejeci‐miento alarmante de la po‐blación. Los países ricos y desarrollados ya se están en‐frentando el problema de una estructura poblacional insos‐tenible, en la que no hay rele‐vo generacional que pueda mantener el tan alabado esta‐
do del bienestar. Los países pobres, si además son pequeños, por este camino desaparecerán. No llegan a ellos medicamen‐tos que frenen la mortalidad, pero llegan en abundancia preservativos que reducen su fertilidad, anticonceptivos y aborto que los corrompen. No es reducir su fertilidad y limitar el crecimiento lo que necesitan, sino auténtica co‐operación y ayuda, uno de los principios de la Carta de Na‐ciones Unidas, bastante de‐gradado desde hace tiempo. Sería necesario revisar la actuación de la mastodón‐tica organización de Naciones Unidas para comprobar si sigue siendo un instrumento útil para la consecución de los objetivos que se fijaron en su Carta fundacional: la paz y la seguridad, la cooperación internacional y el respeto a los derechos humanos. A mí me parece que no. Francisco Rodríguez Barragán
LA FAMILIA AL DÍA
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A lo largo del último tri‐mestre del curso se han celebra‐do varias reuniones de interenla‐ces con sus equipos. Cada una ha tenido su peculiaridad en cuanto a la forma de desarrollarse pero todas cumplen su objetivo priori‐tario de reafirmar lazos de unión entre los miembros de diferentes equipos.
El servicio de Promoción
celebró su reunión general de promotores el 24 de mayo. La asistencia estuvo bastante bien pero lo mejor fue la actitud posi‐tiva y el optimismo y esperanza mostrados por el equipo coordi‐nador de este servicio. Los pro‐motores que llevan grupo se ex‐presaron en tonos muy positivos y transmitieron entusiasmo y satisfacción con su labor.
El día 27 de mayo se pro‐
yectó en la sede la película “De dioses y hombres”. Acudió bas‐tante gente. Estuvo muy intere‐sante pero se echó de menos el “fórum” pues al terminar la pro‐yección (pasadas las 22,30 horas) la gente se fue marchando y no hubo posibilidad de comentarios.
También hemos tenido la
satisfacción de presenciar el día
28 de mayo la integración del grupo de Pepe y Loli que ha pasa‐do a llamarse equipo “Caná”. El acto fue muy emotivo y a lo largo del mismo se incidió repetida‐mente en la necesidad de que los equipos no permanezcan aisla‐dos. Es un equipo muy joven, con un consiliario muy joven y cree‐mos que puede ser clave para la revitalización del Movimiento y el relevo generacional.
La II Convivencia Nacio‐nal del Movimiento Familiar Cris‐tiano se ha celebrado en Zarago‐za el día 4 de junio. De Granada hemos asistido 47 miembros. Sa‐limos hacia Zaragoza el viernes. Allí nos acogieron a las 7 de la tarde para realizar una visita guiada a la ciudad. El sábado ce‐lebramos una Eucaristía, conjun‐ta todo el MFC de España, en la
NUESTRO MOVIMIENTO AL DÍA
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basílica de Santa Engracia, La presidió el obispo de Teruel y fue concelebrada por 28 sacerdotes. Después se hizo una manifesta‐ción pública, a favor de la familia, desde Santa Engracia a la Basílica del Pilar siendo ésta precedida por una gran pancarta del Movi‐miento Familiar Cristiano. Des‐pués de algunas oraciones y can‐tos a la Virgen besaron la imagen los Presidentes Nacionales y los de Zaragoza en representación de todo el Movimiento. Luego compartimos juntos una enorme paella y por la tarde hubo diver‐sas actividades folklóricas, que se
vieron un poco empañadas o des‐lucidas por la lluvia. Terminados los actos oficiales, los responsa‐bles nacionales de Promoción nos acompañaron a visitar el re‐cinto de la Expo. Al día siguiente, tras la Eucaristía de las 8 de la mañana y el desayuno posterior partimos hacia el Monasterio de Piedra. Si el día anterior había‐mos gozado con los actos sociales y espirituales este día Dios nos ofreció su poderío creacional a través de la naturaleza. A medio día salimos hacia Granada llegan‐do eufóricos y contentos alrede‐dor de la medianoche.
NUESTRO MOVIMIENTO AL DÍA
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La Comisión Ejecutiva
Diocesana se celebró el 10 de ju‐nio en la sede. La asistencia fue
bastante escasa. Se inició con el rezo de Vísperas. Se expusieron las memorias en pps, y fueron aprobadas por unanimidad.
La convivencia del Cam‐
po (en el área recreativa Las Can‐teras) el día 12 de junio se ce‐lebró con gran participación, so‐bre todo de grupos y equipos jóvenes con muchos niños peque‐ños. En estas convivencias se va llevando a cabo, poco a poco y por ley natural, el relevo genera‐cional, ya que se observa que los
NUESTRO MOVIMIENTO AL DÍA
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equipos mayores (que asistían hace varios años) han dejado de asistir y se van sustituyendo por grupos en promoción y equipos jóvenes con bastantes niños.
Se compartíó comida y
bebida en abundancia y se puso el broche de oro al día celebran‐do la Eucaristía a las 5 de la tar‐de. A continuación se fueron marchando los distintos grupos y equipos escalonadamente con la satisfacción de haber pasado un buen día.
La clausura oficial del cur‐so se celebró en la monumental iglesia de los santos Justo y Pas‐tor. Fue presidida por nuestro Consiliario Diocesano, D. Juan
Carlos Navarro y concelebrada por D. Manuel Reyes y D. Antonio Quitián. La asistencia fue muy numerosa y el aperitivo poste‐rior, muy abundante, lo disfruta‐mos en el maravilloso y fresco claustro y patio interior de la ca‐sa.
NUESTRO MOVIMIENTO AL DÍA
IMPLANTACIÓN DEL MFC EN LA DIÓCESIS DE SIDONIAJEREZ
La pasada primavera ha sido florida para el Movimien‐to Familiar Cristiano. El día 26 de abril tuvimos la suerte de asistir a la integración de un grupo de 13 matrimonios a nuestro Movimiento en una diócesis en la que antes no existía.
Todo el Movimiento Familiar Cristiano de España estuvo invitado al acto, pero al celebrarse en martes, sólo pu‐dimos asistir algunos jubila‐dos.
Asistieron los Presiden‐tes Nacionales, Los Responsa‐bles de la Zona Sur y represen‐
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tantes de algunas diócesis, en‐tre ellas la de Granada. Estuvi‐mos reunidos en un salón pa‐rroquial donde hubo varias intervenciones en las que se habló del proceso de gestación que ha tenido este grupo hasta llegar a decidirse a integrarse.
Después nos traslada‐
mos a un hotel (propiedad de uno de los que se integraba) y los Presidentes nacionales ex‐pusieron las líneas básicas de ideario, estatutos, uso de nuestros temarios…
El acto culminante fue la Eucaristía, presidida por el obispo de la diócesis de Sido‐nia‐Jerez, que en su homilía demostró su simpatía por nuestro Movimiento y las grandes posibilidades que se tienen dentro de él para traba‐jar por la familia y por la Igle‐sia.
Fue un acto muy emoti‐vo, nos sentimos acogidos co‐mo en familia y pasamos un día muy gozoso en el Puerto de Santa María.
NUESTRO MOVIMIENTO AL DÍA
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Todo niño, sin distinción de raza, idioma o religión, tiene derecho a escuchar los más hermosos cuentos de la tradición oral de los pue‐blos, especialmente aquellos que estimulen su imaginación y su capa‐cidad crítica. Todo niño tiene derecho a exigir que sus padres le cuenten cuentos a cualquier hora del día.
Todo niño que por una u otra razón no tenga a nadie que le cuente cuentos, tiene absoluto derecho a pedir al adulto de su preferencia que se los cuente, siempre y cuando este demuestre que lo hace con amor y ternura, que es como se cuentan los cuentos.
Todo niño tiene derecho a escuchar cuentos sentado en las ro‐dillas de sus abuelos. Aquellos que tengan vivos a sus cuatro abuelos podrán cederlos a otros niños que por diversas razones no tengan abuelos que les cuenten cuentos. Del mismo modo, aquellos abuelos que carezcan de nietos están en libertad de acudir a escuelas, parques y otros lugares de concentración infantil donde podrán contar cuantos cuen‐tos quieran. Todo niño está en el derecho de saber quiénes son los principales autores de cuentos. Las personas adultas están en la obligación de poner sus historias al alcance de los niños. Todo niño goza a plenitud del derecho de conocer las fábulas, los
mitos y leyendas de la tradición oral de su país. El niño también tiene derecho a inventar y contar sus propios cuentos, así como a modificar los ya existentes, creando su propia ver‐sión. El niño tiene derecho a exigir cuentos nuevos. Los adultos están en la obligación de nutrirse perma‐nentemente de nuevos e imaginati‐vos relatos, propios o no, con o sin reyes, largos o cortos. Lo único obli‐gatorio es que estos sean hermosos e interesantes. El niño siempre tiene derecho a pedir otro cuento y a pedir que le cuenten un millón de veces el mis‐mo cuento. Todo niño tiene derecho a crecer acompañado de Alicia y el lobo, los músicos de Bremen y el pirata Garrapata, Caperucita y Mini, y del inmortal "Había una vez...", palabras mágicas que abren las puertas de la imaginación en la ruta hacia los sueños más hermosos de la niñez.
DECÁLOGO DEL CUENTO
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Hawking tiene realmente “razón”. Su “cielo” no existe. Ese “cielo” que, en sus pala‐bras, “es un cuento de hadas para los que tienen miedo a la muerte, para los que temen la oscuridad”.
Efectivamente, ese “cielo”, el “cielo” de Hawking no existe. Y a Dios gracias. ¿Para que tenía que existir un “cielo” tan inútil?
A los hombres jamás se les hubiera ocurrido inventar‐se un “cielo” para calmar sus temores a la muerte; sencilla‐mente, porque si el Cielo no existiera, jamás el hombre hubiera tenido el mínimo te‐mor a la muerte. Como no tie‐ne “miedo a la muerte” ni la hormiga, ni el gato, ni el oran‐gután, ni el jilguero, ni la mari‐
posa, ni el pez más escuálido ni la ballena más voluminosa.
¿Por qué Hawking tiene esa preocupación de un “cielo” que no “existe”? Me viene a la cabeza un par de escolios de Gómez Dávila: “El ateo nunca le perdona a Dios su inexisten‐cia”; “Es más fácil creer en los dioses del Olimpo o de los In‐digitamenta que en la inexis‐tencia de Dios”.
Hawking es muy libre de seguir haciendo afirmaciones sobre “dios”, sobre “el cielo”. ¿Añora quizá el Cielo que sí existe, el Dios que sí existe? Quizá eso podría explicar que vuelva de vez en cuando sobre estos temas. ¿Busca acaso que alguien le convenza de que la existencia de Dios está fuera del alcance de sus fórmulas
OPINIÓN EL CIELO DE HAWKING
(Publicado en Religión Confidencial)
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físico‐matemáticas? Y que, por consiguiente más allá de la razón existe la Fe, una Fe tan llena de inteligencia como la razón misma.
Reconozco que rezo para que Hawking abra su inteli‐gencia, su prodigiosa inteli‐gencia a la Fe. La Fe cristiana no se opone, en absoluto, al saber científico. Al contrario, la Fe amplía el horizonte de nuestro conocimiento y empu‐ja el corazón del hombre a conquistar cada más profun‐damente el conocimiento del universo.
“Dejadme ir a la casa del Padre”. Juan Pablo II, y con él muchos otros hombres y mu‐jeres, no han tenido ningún miedo a la muerte. No se in‐ventaron nada, ni tuvieron la más mínima necesidad de “cuentos de hadas”. ¿Qué sen‐
tido tiene inventarse algo que ya existe? Sencillamente des‐cubrieron en el fondo de su corazón “lo que el Señor tiene reservado para quienes le aman”: el Cielo, el Amor de Dios.
Quizá algún día Hawking amplíe el horizonte de su vi‐sión del mundo, de su visión de la Creación –que no cabe, ciertamente, en ninguna fórmula matemática. Y enton‐ces se dará cuenta de que el hombre es lo suficientemente inteligente para ser consciente de que su vida no acaba aquí. Y no necesitará ni tem‐blar ante la muerte, ni buscar‐se un refugio en un “cuento de hadas”. Sencillamente dirá, con serenidad y paz: “Dejadme ir a la casa del Padre”.
Ernesto Juliá Díaz
OPINIÓN
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Señor, enséñame a enve‐jecer como cristiano. Convén‐ceme de que no sean injustos conmigo los que me quitan responsabilidad; los que ya no piden opinión; los que llaman a otro para que ocupe mi puesto. Quítame el orgullo de mi experiencia pasada y el sentimiento de sentirme indis‐pensable. Pero ayúdame, Se‐ñor, para que siga siendo útil a los demás, contribuyendo con mi alegría al entusiasmo de los
que ahora tienen responsabili‐dades y aceptando mi salida de los campos de actividad, como acepto con naturalidad sencilla la puesta del sol. Final‐mente, te doy gracias, pues en esta hora tranquila caigo en la cuenta de lo mucho que me has amado. Concédeme que mire con gratitud hacia el des‐tino feliz que me tienes prepa‐rado. ¡Señor, ayúdame a enve‐jecer así!
TESTIMONIO ORACIÓN DE LA TERCERA EDAD
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A lo largo de nuestra vida per‐sonal y familiar recibimos con frecuencia “visitas” que irán configurando nuestra forma de ser y actuar, según las sepa‐mos recibir y encajar. Algunas optimistas y agradables, que nos harán disfrutar de feliz armonía, nos parecerán fuga‐ces y marcaran un hito alegre en nuestros recuerdos. De forma esperada o sor‐presiva, pero inexorable, se nos presenta también en nues‐tras vidas una visita incomoda y a la que jamás pensamos in‐vitar: ¡La enfermedad! ¿Qué hacer con ella? Va a descolocar todo, altera nuestro ritmo, quiebra nuestra rutina. Quere‐mos deshacernos de ella cuan‐to antes, pero eso tal vez no ocurre. Se puede instalar con nosotros, hasta Dios sabe cuándo… Al principio la miramos con respeto, y contemplamos en silencio su realidad y esta nueva situación afectará a la
convivencia familiar en dife‐rentes etapas: la de los ¿Por qués?, la de la queja y la pro‐testa, la de la aceptación y las nefastas del rechazo y la hui‐da. Las primeras nos moldean y nos hace crecer, las otras nos hunden en la oscura noche que presumimos nos espera. ¿Cómo superarla, como salir adelante? La ayuda familiar, los amigos, la planificación del “problema” y la forma de ac‐tuar, reparto de tareas, etc. Todo esto a nivel humano, pe‐ro tenemos que recordar que “SIN MI, NO SOIS NADA”. Ge‐neralmente trabajamos, dis‐frutamos y si nos sobra tiempo rezamos; ante esta situación el “Ora et labora” es esencial; ni fuerza, ni coraje nos ayudarán, si nos falta la alegría de saber que Él, está con nosotros, lo contario, quebrará nuestra es‐peranza y nos abocará a la de‐sesperación. Cuantas veces el enfer‐mo te enerva, y te preguntas, ¿Qué hago yo aquí?, mi familia
TESTIMONIO Enfermedad y familia. ¿Un problema?
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se resiente, el cansancio me puede y encima me rechaza y me espeta: “pero ahora tú te vas al cine”… Sí, al cine con la que tengo encima. Algo me dice: “Este es tu lugar”, cuantas veces he dicho “Señor ¿qué quieres que haga”…? y ahora que me pare‐ce encontrar la respuesta, no me va del todo bien. Pero des‐cubrimos que nuestras solas fuerzas no son suficientes y que necesitamos de la alegría de servir a quien, en cierta ocasión ACEPTÓ y sudó sangre por los demás.
Esta es la clave. Acepta‐ción, entrega, confianza, por‐que nos sabemos en manos del mejor médico y terapeuta; Jesús. Es remedio infalible y necesario para convivir con la incómoda visita y que cuando alguien nos vea o nos hable se lleve algo de ÉL. “Quien a Dios tiene, nada le falta”.
Si llega la enfermedad, serán Jesús y María
tu fuerza, el apoyo y guía para vivir con alegría esa cruda realidad.
Antonio y Mª Ángeles.
TESTIMONIO
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Viernes 13 de mayo de 2011 Con alegría escribo hoy, pocos días después de la beatifi‐cación del Papa Juan Pablo II, que estaba firmemente convencido de la importancia decisiva de la familia para la Iglesia y para la sociedad. Conjugar la teología del cuerpo con la del amor para en‐contrar la unidad del camino del hombre: éste es el tema que quie‐ro indicaros. Poco después de la muerte de Miguel Ángel, Paolo Veronese fue llamado a la Inquisición, con la acusación de haber pintado figuras inapropiadas alrededor de la Última Cena. El pintor res‐pondió que también en la Capilla Sixtina los cuerpos estaban re‐presentados desnudos, con poca reverencia. Fue el propio inquisi‐dor el que defendió a Miguel Ángel con una respuesta que se ha hecho famosa: «¿No sabes que en estas figuras no hay nada que no sea espíritu?». En la actuali‐dad nos cuesta entender estas palabras, porque el cuerpo apa‐rece como materia inerte, pesada, opuesta al conocimiento y a la
libertad propias del espíritu. Pe‐ro los cuerpos pintados por Mi‐guel Ángel están llenos de luz, de vida, de esplendor. De esta mane‐ra quería mostrar que nuestros cuerpos entrañan un misterio. En ellos el espíritu se manifiesta y actúa. Están llamados a ser cuer‐pos espirituales, como dice san Pablo (cf. 1 Cor 15, 44). Podemos ahora preguntarnos: Este destino del cuerpo, ¿puede iluminar las etapas de su camino? Si nuestro cuerpo está llamado a ser espiri‐tual, ¿no deberá ser su historia la de la alianza entre cuerpo y espí‐ritu? De hecho, lejos de oponerse al espíritu, el cuerpo es el lugar donde el espíritu puede habitar. A la luz de esto se puede enten‐der que nuestros cuerpos no son materia inerte, pesada, sino que hablan, si sabemos escuchar, con el lenguaje del amor verdadero. La primera palabra de este lenguaje se encuentra en la crea‐ción del hombre. El cuerpo nos habla de un origen que nosotros no nos hemos conferido a noso‐tros mismos. «Me has tejido en el seno materno», dice el salmista al Señor (Sal 139, 13). Podemos
ACTUALIDAD DE LA IGLESIA DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI SOBRE EL
MATRIMONIO Y LA FAMILIA
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afirmar que el cuerpo, al revelar‐nos el Origen, lleva consigo un significado filial, porque nos re‐cuerda nuestra generación, que, a través de nuestros padres que nos han dado la vida, nos hace remontarnos a Dios Creador. El hombre sólo puede aceptarse a sí mismo, sólo puede reconciliarse con la naturaleza y con el mundo, cuando reconoce el amor origina‐rio que le ha dado la vida. A la creación de Adán le sigue la de Eva. La carne, recibida de Dios, está llamada a hacer posible la unión de amor entre el hombre y
la mujer, y transmitir la vida. Los cuerpos de Adán y Eva antes de la caída aparecen en perfecta ar‐monía. Hay en ellos un lenguaje que no han creado, un eros arrai‐gado en su naturaleza, que los invita a recibirse mutuamente del Creador, para poder así darse. Comprendemos entonces que el hombre, en el amor, es «creado nuevamente». Incipit vita nova, decía Dante (Vita Nuova I, 1), la vida de la nueva uni‐dad, de los dos en una carne. La verdadera fascinación de la
ACTUALIDAD DE LA IGLESIA
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sexualidad nace de la grandeza de la apertura de este horizonte: la belleza integral, el universo de la otra persona y del «nosotros» que nace de la unión, la promesa de comunión que allí se esconde, la fecundidad nueva, el camino que el amor abre hacia Dios, fuente del amor. ºLa unión en una sola carne se hace entonces unión de toda la vida, hasta que el hombre y la mujer se convierten también en un solo espíritu. Se abre así un camino en el que el cuerpo nos enseña el valor del tiempo, de la lenta maduración en el amor. Desde esta perspectiva, la virtud de la castidad recibe nuevo senti‐do. No es un «no» a los placeres y a la alegría de la vida, sino el gran «sí» al amor como comunicación profunda entre las personas, que requiere tiempo y respeto, como camino hacia la plenitud y como amor que se hace capaz de gene‐rar la vida y de acoger generosa‐mente la vida nueva que nace. Es cierto que el cuerpo contiene también un lenguaje negativo: nos habla de la opre‐sión del otro, del deseo de poseer y explotar. Sin embargo, sabemos que este lenguaje no pertenece al
designio original de Dios, sino que es fruto del pecado. Cuando se lo separa de su sentido filial, de su conexión con el Creador, el cuerpo se rebela contra el hom‐bre, pierde su capacidad de refle‐jar la comunión y se convierte en terreno de apropiación del otro. ¿No es, acaso, este el drama de la sexualidad, que hoy permanece encerrada en el círculo estrecho del propio cuerpo y en la emoti‐vidad, pero que en realidad sólo puede realizarse en la llamada a algo más grande? A este respecto, Juan Pablo II hablaba de la humil‐dad del cuerpo. Un personaje de Claudel dice a su amado: «Yo soy incapaz de cumplir la promesa que mi cuerpo te hizo»; y sigue la res‐puesta: «El cuerpo se rompe, pe‐ro no la promesa...» (Le soulier de satin, día III, escena XIII). La fuer‐za de esta promesa explica como la caída no fue la última palabra sobre el cuerpo en la historia de la salvación. Dios ofrece al hom‐bre también un camino de reden‐ción del cuerpo, cuyo lenguaje se preserva en la familia. El hecho de que después de la caída Eva reciba el nombre de madre de los vivientes testifica que la fuerza del pecado no consigue cancelar
ACTUALIDAD DE LA IGLESIA
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el lenguaje originario del cuerpo, la bendición de vida que Dios si‐gue ofreciendo cuando el hombre y la mujer se unen en una sola carne. La familia es el lugar don‐de se unen la teología del cuerpo y la teología del amor. Aquí se aprende la bondad del cuerpo, su testimonio de un origen bueno, en la experiencia del amor que recibimos de nuestros padres. Aquí se vive el don de sí en una sola carne, en la caridad conyugal que une a los esposos. Aquí se experimenta la fecundidad del amor, y la vida se entrelaza a la de las otras generaciones. Y es en la familia donde el hombre des‐cubre su carácter relacional, no como individuo autónomo que se autorrealiza, sino como hijo, es‐poso, padre, cuya identidad se funda en la llamada al amor, a recibirse de otros y a darse a los demás. Este camino de la creación encuentra su plenitud con la En‐carnación, con la venida de Cris‐to. Dios asumió el cuerpo, se re‐veló en él. El movimiento del cuerpo hacia lo alto se integra aquí en otro movimiento más ori‐ginario, el movimiento humilde de Dios que se abaja hacia el cuerpo, para después elevarlo
hacia sí. Como Hijo, recibió el cuerpo filial en la gratitud y en la escucha del Padre y entregó este cuerpo por nosotros, para engen‐drar así el cuerpo nuevo de la Iglesia. La liturgia de la Ascensión canta esta historia de la carne, pecadora en Adán, asumida y re‐dimida por Cristo. Es una carne cada vez más llena de luz y de Espíritu, cada vez más llena de Dios. Aparece así la profundidad de la teología del cuerpo. Esta, cuando se lee en el conjunto de la tradición, evita el riesgo de la su‐perficialidad y permite captar la grandeza de la vocación al amor, que es una llamada a la comunión de las personas en la doble forma de vida de la virginidad y el ma‐trimonio. De María dijo Dante pala‐bras iluminadoras para una teo‐logía del cuerpo: «En tu vientre se reencendió el amor» (Paraíso XXXIII, 7). En su cuerpo de mujer tomó cuerpo aquel Amor que en‐gendra a la Iglesia. Que la Madre del Señor siga protegiéndonos en nuestro camino y haga fecundos nuestro estudio y nuestra ense‐ñanza, al servicio de la misión de la Iglesia para la familia y la so‐ciedad.
ACTUALIDAD DE LA IGLESIA
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Una vez más se termina el curso y llegan las vacaciones de verano
para descansar, reponer energías y recargar las pilas del entusiasmo, la ilu‐sión, el compromiso…
Y este año debemos hacerlo con más intensidad, si cabe, ya que el próximo curso tenemos elecciones a la Presidencia Diocesana y con ellas la oportunidad de revitalizar el Movimiento y conseguir el deseado y necesario “relevo generacional”.
Por tanto, a descansar mucho y muy intensamente para acometer estos nuevos retos el próximo curso.
¡FELICES VACACIONES! EL EQUIPO DE PRESIDENCIA DIOCESANO
LIBRO JESUCRISTO, PORTADOR DEL AGUA DE LA Vida Una reflexión Cristiana sobre NEW AGE Consejo Pontificio de la Cultura Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso Editorial Palabra Pasó bastante desapercibido este documento publicado en 2003 y aunque parece que ahora se habla menos de la New Age, sus efectos ne‐gativos sobre la fe cristiana siguen vigentes. Este librito presenta la New Age como una tendencia cultural polifacética, cuyos funda‐mentos básicos es analiza para confrontarlos con el mensaje cristiano. Nuestra sociedad relativista y hedonista pre‐fiere una ética indolora alejada de cualquier tipo de renuncia, pero sigue sintiendo un im‐portante vacio interior y las doctrinas que ofrecen los distintos movimientos “espiritualistas”, cargados de orientalismos, esoterismos y caminos iniciáticos, tratan de llenar este vacío. Convertirse al evangelio resulta más difícil que aceptar determinadas prácticas de control de la mente, posturas de meditación o integración con la madre tierra, que nos facilita el movimiento de la Nueva Era, en las más variadas versiones. Como es fácil extraviarnos y pensar que todas estas teorías puedan ser enriquecedoras. incluso que puedan ser compatibles con nuestra fe, recomiendo vivamente la lectura de este libro, pues la Nueva Era o Era de Acuario pretende, nada menos, que suceder a la Era de Piscis que es la de las Iglesias cristianas. Nada de Era de Acuario, Jesucristo es el portador del agua de la vida, el que nos salva con su vida, muerte y resurrección. Francisco Rodríguez Barragán