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Universidad Autónoma de Baja California Alfabeto para otros mundos d e i d e a s Año 10, núm. 40, octubre-diciembre, 2002 $ 15.00 ISSN 0188-9362 revista de ciencias sociales El sistema político presidencial

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Tiempo de plaza abierta, de vidas privadas hechas espectáculos públicos, de nuevas lecturas del mundo y de la vida. Latinoamérica en la era de la globalización, México en transición democrática, los sistemas educativos reestructurándose, mientras las tendencias contemporáneas señalan el cambio, el movimiento incesante.

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Universidad Autónoma de Baja California

•Alfabeto para otros mundos

d e i d e a sAño 10, núm. 40, octubre-diciembre, 2002

$ 15.00 ISSN 0188-9362

revista de ciencias sociales

•El sistema político presidencial

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Tiempo de plaza abierta, de vidas privadas hechas espectáculos públicos, de nuevas lec-turas del mundo y de la vida. Latinoamérica en la era de la globalización, México en transición democrática, los sistemas educativos reestructurándose, mientras las ten-dencias contemporáneas señalan el cambio, el movimiento incesante.

Es hora de escudriñar la realidad a través del conocimiento científico y la sensibilidad social. Leer los signos de nuestra época en las cosas de todos los días: una telenovela, el poder judi-cial, los migrantes que pasan por nuestras ciu-dades fronterizas para alcanzar el sueño –no siempre realizable– de la futura prosperidad.

Es el momento de ver el futuro, nuestro fu-turo, no como nuevas tecnologías sino como el espacio de convivencia de nuestros proyec-tos presentes; el resultado de la forma en que hoy vivimos, trabajamos y soñamos; lo que se construye desde la indagación, la reflexión y el esfuerzo intelectual.

El porvenir que comienza aquí y ahora, en nuestras manos.

Obra plástica de Raúl Cárdenas Carmona, Mulata, prismacolor sobre papel de color

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Dr. Alejandro Mungaray LagardaRector

Dr. Gabriel Estrella ValenzuelaSecretario general

M.C. Ma. Guadalupe García y LepeVicerrectora Ensenada

Dra. Adriana Carolina Vargas OjedaVicerrectora Tijuana-Tecate

Lic. Ángel Norzagaray NorzagarayDirector general de Extensión Universitaria

Revista Universitaria

COORDINACIÓN GENERALLydia Coronel Yáñez

ASISTENTEAna Gabriela Rubio Moreno

EDITOR LITERARIOTomás Di Bella

DISEÑO EDITORIALJosé Guadalupe Durán Ascencio

CAPTURA Y FORMACIÓNEdith Meza Suárez

Semillero

EDITOR RESPONSABLE Gabriel Trujillo Muñoz

[email protected]

CONSEJO EDITORIALManuel Ortiz y Blanca Bastidas (Facultad de Ciencias Humanas); Irma Rivera Garibaldi (Di-rección Gene-ral de Asuntos Académicos); Rene Suástegui León (Escuela de Turismo); Roberto Guerrero Obscura (Escuela de Ciencias Sociales y Políticas).

COMITÉ EDITORIALJosé A. Moreno Mena (Instituto de Investiga-ciones Sociales); Rodolfo Gómez Castellanos

(Escuela de Ciencias Sociales y Políticas); María Aurora Lacavex Berumen (Facultad de Derecho); Francisco Javier Galarza del

Ángel, Jesús Becerra Villegas, Marco Antonio Villa y Blanca Verdugo (Facultad de Ciencias

Humanas); Elvia Méndez Fregozo (Comisión de Planeación

y Desarrollo Institucional).

Semillero de ideas, año 10, número 40, oc-tubre-diciembre de 2002. Revista trimestral publi-cada por la Universidad Autónoma de Baja Califor-nia. Los artículos firmados son responsabilidad de su autor. Se autoriza la reproducción total o parcial de los mate riales publicados siempre y cuando se cite la fuente. Certificado de licitud de título núm. 7435. Certificado de licitud de contenido núm. 5349. Reserva de título de derecho de Autor núm. 2845-93. Tiraje: 750 ejemplares. Impresión: Universal Press, Zacatecas 198 entre Reforma y Guadalupe Victoria, col. San Benito, 83190, Hermosillo, Sono-ra, tel. (662) 215-33-53. Correspon dencia Revista Universitaria Coordinación general, Departamento de Editorial, uabc, Av. Reforma 1375, col. Nueva, Mexicali, B.C., 21100. Tel. (686)552-10-56, e-mail [email protected]

í n d i c e

3Alfabeto para otros mundos: la ciencia ficción en el salón de clasesMiguel Ángel Fernández Delgado

¿Una nueva estrategia para crear hábitos de buena lectura frente a la chatarra que leen nuestros jóvenes?

18Tendencias contemporáneas en el estudio de la telenovelaMargarita Alonso Alonso

¿Por qué el programa con más auditorio en Rusia es la telenovela mexicana?

34Un estudio cibernético para el caso de una revista electrónica de investigación educativaGraciela Cordero ArroyoJavier Organista Sandoval

La difusión del conocimiento científico con la ayuda de la tecnología de la información y comunicación.

40Lectura, lectores y cono-cimiento: Retos de las de-mocracias latinoamerica nas ante la globalización y el extremismo Héctor J. Maymí-Sugrañes

¿Por qué afecta al desarrollo de las sociedades democráticas en Latinoamérica que la lectura y los lectores sean construcciones sociales?

48Vicisitudes del cruce migra-torio de las mujeres mi-grantes deportadas por Baja CaliforniaJosé A. Moreno MenaRosa María Avendaño Millán

¿Cuáles son los problemas que le suceden a la mujer mexicana que emigra hacia Estados Unidos?

54El sistema político presi den cial Cuauhtémoc López Guzmán

¿Este sistema ha evolucionado o se mantiene en los mismos preceptos establecidos a principios del siglo xx ?

62Historia del poder judicial en Baja CaliforniaRosario Maríñez

Reseña de libro recientemente publicado por la uabc.

Portada: Cuando hayamos muerto (detalle), acrílico sobre tela de Israel Carrillo Madrid.Contraportada: Sin título, óleo sobre tela,1.45m x 2.36 m de Juan Quintero.

Reseña

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Alfabeto para otros mundos:La ciencia ficción en el salón de

clases

Miguel Ángel Fernández Delgado*

* Historiador de la ciencia ficción mexicana.

La ciencia ficción es la mitología de nuestro tiempo. Aunque la mente humana ha evolucionado lo sufi-ciente para dejar que ciertas disciplinas especializadas respon dan a cuestiones tan importantes como son las preguntas básicas de la existencia humana y ofrecer hi pó tesis para explicar el mundo que nos rodea, la ciencia ficción, como toda expresión artística, sigue cumpliendo de algu na forma el fin primordial de toda mitología; si bien su mayor interés es decirnos lo que el ser humano puede lograr, aunque no siempre deja hacerlo a través del cono ci miento científico y el de­sa rrollo tecnológico.

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¿Qué es la ciencia ficción?Por influencia de los medios masivos de comunicación, el término ciencia ficción o cf se ha hecho popular pero aplicándose indiscriminadamente a cualquier suceso fuera de lo común, ya sea parasicológico, surrealista, relativo a contactos extraterrestres supuestamente verídicos y a toda clase de hechos fantásticos. Pero nada de lo anterior es cf, pues al término lo conforman dos palabras que al referirse a realidades bien definidas y aparentemente contradicto-rias, se integran dialécticamente en un oxymoron que ha dado origen a la rama más vanguardista de la literatura fantástica.

El término cf, contra lo que podría pensarse, no es un anglicismo mal avenido con el castellano, pues está acep-tado por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, donde se define como el “género de obras literarias o cinematográficas, cuyo contenido se basa en hipótesis o logros científicos y técnicos del futuro”. Ya veremos que no toda cf se desarrolla en el porvenir; lo que importa ahora es descomponer el binomio verbal del que estamos hablando. De acuerdo con el diccionario antes citado, por ciencia debemos entender el “conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas”, o bien, el “cuerpo de doctrina metódicamente formado y ordenado, que constituye un ramo particular del saber humano”; y, por ficción, la “acción y efecto de fingir”, o con mayor claridad, una “invención” o “cosa fingida”. Estas defini­ciones, que no parecen ofrecer complicaciones mayores, deben enfatizarse, pues hay quienes insisten en que las seudociencias o los ovnis, que se dan por hechos verídicos y comprobados, son una rama de la cf, ignorando que esta última pertenece tan sólo al ámbito de lo fantástico y, por lo tanto, a lo inexistente.

Entre 1862 y 1905, Jules Verne escribió cuentos y novelas de cf en las que buscó un sano equilibrio entre los elementos científicos e imaginarios; pero el británico H. G. Wells inclinó la balanza cf a favor de los elemen-tos fantásticos (publicando cf entre 1891 y 1937), siendo desde entonces la fórmula más socorrida.

Como explica James Gunn,1 la cf resulta difícil de defi-nir porque a diferencia de la literatura de misterio, horror, aventuras, western o romántica, con las que a menudo se

compara, ésta carece de acciones o lugares específicos que la identifiquen. En ella los personajes principales suelen ser las ideas, ya sea detrás de una teoría científica o ataviadas como una innovación tecnológica. Por lo tanto, la cf puede coexistir fácilmente con otros géneros, por ejemplo, una historia de cf detectivesca, un western de cf, cf gótica, una historia romática de cf o, lo más común, cf de aventuras.

Con frecuencia se suele confundir a la cf con su herma-na mayor, la fantasía. Un cuento como “La metamor fosis” de Franz Kafka, en el que el protagonista se convierte, sin explicación de por medio, en un repugnante insecto, es una obra de fantasía. En cambio, “La mosca” de George Langelaan, donde los experimentos de trans misión de materia convierten accidentalmente a un científico en una mosca, es una obra de cf, porque media una expli-cación científica, por burda o insólita que se le suponga. De ahí que Miriam Allen de Ford afirme que la cf “trata acerca de posibilidades improbables”, y la fantasía “con pausibles imposibilidades”.2 Por mi parte, me aventuro a proponer la siguiente definición de cf: “expresión artística perteneciente al ámbito del arte fantástico que trata acerca del impacto del progreso científico y tecnológico sobre los seres humanos”.

1James Gunn, “Teaching Science Fiction”, Science Fiction Studies, núm. 70, DePauw University, nov. 1996, p. 377.2 Brian Aldiss y David Wingrove, Trillion Year Spree: The History of Science Fiction, Grafton, Londres, 1988, p. 30.

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¿Sirve para algo la ciencia ficción?No trataré de responder si la cf, la literatura o el arte en general tienen alguna utilidad, especialmente en una época histórica como la nuestra, donde los valores más impor tantes son los de la bolsa. Lo que ahora veremos serán las preguntas, las actitudes y las respuestas que pode mos esperar de la cf.

La mayoría de los críticos literarios o de cine, o los que se las dan de tales, y que no conocen en realidad la cf, dirán que esta corriente es al arte lo que la comida chatarra es a la salud humana. La impresión no es errónea, pues las manifestaciones de la cf más a la mano son las peores: co-mics de superhéroes, películas de monstruos o luchadores, “churros” televisivos, etcétera. Theodore Sturgeon, uno de los nombres más destacados del campo, dijo en una oca-sión a un grupo de aficionados: “El noventa por ciento de la ciencia ficción es basura”. Ante la sorpresa del público, aclaró: “¿Y por qué no? El noventa por ciento de todo es basura”.3 Así es, no existe manifestación artística, género o subgénero literario del que pueda decirse que todo o la mayor parte cumple con los más altos cánones estéticos, sino al contrario, siempre será necesario aprender a selec-cionar lo mejor o arriesgar nos a sucumbir como autóma-tas frente a las estrategias publicitarias.

La mejor cf no es la que se desarrolla “hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana”, sino la que se acerca más a nuestra época, nuestro planeta y nuestras inquie-tudes presentes. No se trata de menospreciar las posibi-lidades de evasión que la cf nos ofrece, muy válidas para quien así las disfrute, pero ya advertimos que lo que se busca es exponer el posible impacto de la cf en el mundo

real. En este sentido, quien mejor ha explicado el papel de la cf es David G. Hartwell, en el prólogo a su antolo-gía The Science Fiction Century: “la Ciencia Ficción no aspira a abordar la literatura, sino la realidad”.

Por su parte, el escritor canadiense de cf Robert J. Saw-yer considera que el mensaje fundamental de la cf es que debemos mirar con escepticismo las nuevas tecno logías, especialmente cuando prometen hacernos más fácil la vida. Barry N. Malzberg bromeaba al decir que cualquie­ra pudo imaginar los automóviles, pero que solamente un escritor de cf habría predicho el tráfico en una hora pico.4

En efecto, aunque parezca imposible creerlo, los escritores de cf nos han cambiado la forma de ver el mundo, pues se parecen más a una especie de jardineros de conceptos, que siembran inquietudes sobre conse-cuencias que desearíamos o no experimentar, antes que a diseñadores de máquinas o ciudades del futuro. Pensar en ideas científicas e inventos y sus repercusiones sociales, es algo ajeno por completo a la literatura mainstream o de la corriente principal, y terreno exclusivo de la cf.5 Un sociólogo tan importante como Alvin Toffler se dio cuenta de ello desde 1970 en las páginas de El shock del futuro.

La ciencia ficción es considerada como una rama desde-ñable de la literatura, y tal vez se merece este desprecio crítico. Pero si la consideramos como una especie de sociología del futuro, más que como literatura, la ciencia ficción tiene un valor inmenso como ejercicio mental para la creación del hábito de anticipación. Nuestros hijos deberían estudiar a Arthur C. Clarke, William Tenn, Robert Heinlein, Ray Bradbury y Robert Sheckley, no por lo que éstos puedan decirles acerca de naves espa-ciales y máquinas del tiempo, sino porque pueden guiar a las mentes juveniles en una imaginaria exploración de la jungla de problemas políticos, sociales, psicológicos y éticos con que habrán de enfrentarse estos niños en la edad adulta. La ciencia ficción debería ser asignatura del primer curso de futuro.6

3 Isaac Asimov, “Cuando falla Aristóteles, prueba con la SF”, Nueva Dimensión, núm. 88, Barcelona, abr. 1977, p. 131.4 Robert J. Sawyer, “The Future is Already Here: Is there a Place for Science Fiction in the Twenty­First Century?”, discurso de 10 de no-viembre de 1999 en The Library of Congress, Washington, D.C.5 Gregory Benford, “The Science/Fiction Gulf”, The New York Review of Science Fiction, núm. 163, mar. 2002, p. 15.6 Alvin Toffler, El Shock del futuro, Plaza y Janés, Barcelona, 1971, pp. 527­528.

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Es cada vez más frecuente escuchar expresiones que afirman que vivimos en un mundo de cf, u otras equiva lentes. No es que los autores de cf lo hayan predi-cho, pues no son ni pretenden ser profetas, sino que com-binan su imaginación poética con los datos más recientes de la investigación científica y tecnológica, dando así un paso adelante al porvenir o a las realidades históricas que pudieron ser y no fueron.

Otro nivel de diálogo entre la cf y la realidad es su retroalimentación con el mundo de la ciencia. La deuda de varios científicos para con Jules Verne es el principal ejemplo. Ahí están los rusos Konstantin Tsiolkovsky, visionario de los cohetes a propulsión, e Igor Sikorsky, pionero de los helicópteros; el espeleólogo Norman Cas-teret, inventores como Marconi, Santos Dumont, los mexicanos Heberto Castillo y Luis Carrillo Gutiérrez, los ingenieros navales Simon Lake y Lucius Beebe, el astronauta Yuri Gagarin y exploradores como el almi-rante Byrd, le rinden tributo por haber inspirado sus trayecto rias al autor de Cinco semanas en globo. Más tarde, Leo Szilard comenzó a trabajar en la fisión nuclear inspirado por la lectura de H. G. Wells. Werner von Braun era tan afecto a la cf que se las ingenió para recibir por suscrip ción la revista Astounding Science Fiction a pesar del bloqueo contra Alemania durante la segunda guerra mundial. Stephen Hawking, Marvin Minsky, Shel-don Glashow y Steven Weinberg, reconocen su deuda para con la cf. Incluso Carl Sagan, quien también escribió la novela de cf Contacto, le dedicó un capítulo a esta literatura en El cerebro de broca, donde explica además cómo fue que la cf lo condujo hacia la ciencia.

Varios autores de cf son también científicos en acti-vo o cuentan con una sólida formación científica, como Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Gregory Benford, Greg Bear, Robert L. Forward, Larry Niven, Robert A. Hein-lein y un largo etcétera. En palabras de Greg Bear, “la ciencia ficción y la ciencia siempre han danzado la una alrededor de la otra. La ciencia ficción es el subconsciente de la ciencia”.7 Solamente así se explica que la nasa y la Agencia Espacial Europea (esa) contraten autores y expertos en cf para planear futuros proyectos de explora ción espacial; que compañías como Microsoft organicen mesas redondas con escritores de cf en busca de estímu los intelectuales para mejorar la empresa; y que instituciones de seguridad nacional estadounidense como Sigma se reúnan a puerta cerrada con nuestros autores con el fin de planear estrategias de defensa, particularmente después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Más de cien años antes de que el Apolo xi se posara sobre la superficie lunar, Jules Verne había imaginado y extrapolado con inquietante precisión las posibilida-des científicas de viajar a la Luna. No solamente los robots, sino asimismo las leyes de la robótica, son ideas patenta das por la cf. El físico mexicano Miguel Alcubie-rre Moya, inspirado en la serie de televisión Viaje a las estrellas, ideó una propulsión capaz de superar, en teoría, la veloci dad de la luz, que ha encontrado aceptación, con algunos ajustes, entre la comunidad científica.8 Podríamos continuar una larga lista con semejantes ejemplos, pero baste con mencionar que de no haber sido por la novela de Michael Crichton (1990), convertida en película como Parque Jurásico (1993), probablemente hoy día no se estarían realizando tan serios intentos por clonar al mamut y al tilacino (tigre de Tasmania).

Países como México, de marginal producción industrial, científica y tecnológica, no pueden ignorar lo que hemos dicho, a menos que esperen a que el destino, el shock del futuro o la cf los alcance. Ya lo dice aquel viejo refrán: “Toda ciencia es locura si el buen seso no la cura”.

7 “Science Turns to SF”, Locus, núm. 473, Oakland, jun. 2000, p. 70.8 John G. Cramer, “The Alcubierre Warpdrive”, Analog Science Fiction and Fact, Boulder, nov. 1996, pp. 82­85; y del mismo autor, “The Mi-cro­Warp Drive”, Analog Science Fiction and Fact, Boulder, feb. 2000, pp. 58­60, 78.

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La ciencia ficción infantil y juvenilAntes de hablar de las experiencias de la cf en el aula, echaremos un vistazo a lo que ha sido la cf infantil y ju-venil, porque fueron los intentos iniciales por utilizar esta literatura como herramienta de enseñanza.

Los primeros relatos de Jules Verne aparecieron en la revista católica Le musée des Familles, que enseñaba valores a toda la familia. El autor francés de cf planeaba una nueva versión de la Comedia humana inspirada en la obra de Balzac, pero debió someter su ambicioso pro-yecto a los lineamientos del editor de Magasin illustré d’ education et de récréation, Pierre­Jules Hetzel, en una combinación de lo ameno con lo instructivo a través de viajes extraordinarios donde se describieran los principa­les descubrimientos científicos de la época. Aunque desti-nados en un inicio a lectores adolescentes, la maravillosa imaginación y la pluma fácil de Verne conquistaron por igual al público adulto.9

En Estados Unidos las dime-novels, así llamadas porque costaban una moneda de diez centavos, salieron al mercado en 1868. Escritas en un tono de enorme ingenui-dad, contaban historias como las del niño que traía el pro-greso a los suyos a través de una milagrosa invención, con críticas al capitalismo salvaje que amenazaba a la gente del campo, además de sembrar en los lectores prejuicios raciales contra los indios, negros e irlandeses, y después contra judíos y mexicanos.

Los viajes extraordinarios de Verne no solamente se tradujeron a los principales idiomas a partir de la segunda mitad del siglo xix, también hicieron aparecer muy pronto imitaciones a ambos lados del Atlántico. A los inven-tos prodigiosos, hallazgos de mundos perdidos y viajes extraordinarios, la imaginación anglosajona aportó un tema original: las guerras del futuro. Estos temas a veces se mezclaban y, por lo común, se dirigían a los niños, en rara ocasión a las niñas. Los inventores se fueron pare-ciendo cada vez más a un par de ídolos juveniles de aquel entonces: Thomas Alva Edison y Henry Ford. A pesar de ello, a los autores les tenía sin cuidado la verosimilit ud y los datos científicos que incluían escribiendo cf, que pa-recía más bien una variante de la fantasía de antaño. Esta tendencia se acentuó principal mente en la década de 1890. Las aventuras apostaron entonces a lo sobrenatural, con infinidad de seres extraordinarios como duendes, gigantes, razas extrañas, cristales y piedras mágicas, apariciones maravillosas, inventos que surgían de la nada... aunque casi siempre se buscaba ofrecer una explicación racional

de lo sucedido. Un ejemplo representativo de lo que fue esta época es El mago de Oz (1900) de L. Frank Baum. Las dime-novels tuvieron sus equivalentes también en Gran Bretaña y Alemania.

Estas novelas baratas desaparecieron al inicio del siglo xx, en parte por los reclamos de los padres de familia que consideraban su lectura una mala influencia en los meno-res, pero en realidad se extinguieron por la fuerte compe-tencia de las revistas pulp o de papel de pulpa de madera; mismas aventuras que renacieron aunque adaptadas a un público mayor.10

No encontraremos aportaciones originales a la cf infantil y juvenil hasta que Robert A. Heinlein comenzó a publicar (1953) una serie de trece novelas juveniles, tan bien logradas y de tan aguda especulación científica –hoy llamada cf dura–, que años adelante se incluyeron en colecciones para adultos, destacando Jones, el hombre estelar (1953), La bestia estelar (1954) y Ciudadano de la galaxia (1957). El estilo directo de Heinlein y su capaci­dad para crear con facilidad escenarios convincentes, junto con los infaltables ritos de paso a la edad adulta, por medio de la toma de decisiones y la asunción de graves responsabilidades, las convierten en clásicos de la cf juve-nil. Comparables en precisión científica y en crea ción de escenarios, aunque no tanto en sus mensajes, es la serie de Lucky Star de Isaac Asimov.

9 Daniel Compére, Jules Verne: Parcours d’une oeuvre, Amiens, Encra-ge, 1996, pp. 15­17.10 John Clute y Peter Nicholls, “Dime­novel SF”, “Juvenile series”, The Encyclopedia of Science Fiction, St. Martin’s Press, Nueva York, 1993, pp. 334­336, 653­654.

No es que los autores de cf lo hayan pre-

dicho, pues no son ni pretenden ser

profetas, sino que combinan su imagina-

ción poética con los datos más recientes

de la investigación científica y tecnológica,

dando así un paso adelante al porvenir o

a las realidades históricas que pudieron

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Heinlein y Asimov son los precursores del renaci­miento de la cf infantil y juvenil en la década de 1960. Aparte de elevar el contenido y la presición científica, los temas se apegaron cada vez más a la realidad histórica: la guerra atómica, la carrera espacial, la pérdida de seres queridos, la explosión demográfica, incluso la revolución sexual. Las representantes más conspicuas del periodo, son las series de Witchworld (sin traducción al español) de Andre Norton y Terramar de Ursula K. LeGuin, esta última considerada como la mejor serie de cf infantil de la posguerra.

Las temáticas que aparecen con mayor regularidad en las décadas de 1970 y 1980, son las historias de mundos después del holocausto nuclear, las de rebelión contra sistemas totalitarios y las relativas a contactos extra terres­tres, donde se pretende la apertura mental de los niños hacia seres de diferente raza y cultura, en evidente afán de combatir el racismo, clasismo, sexismo, etcétera. Alrede-dor de 1990 aparecieron obras de cf con temas ecológicos y new age.

Por desgracia, la cf en su momento no ha quedado exenta de la propaganda ideológica. Desde mediados de la década de 1970, se publica en Estados Unidos una corriente de temática nacionalista e intransigente hacia todo lo no estadounidense, que se ha acentuado a partir del 11 de septiembre de 2001, como puede leerse en el famoso número especial del Hombre Araña relativo al 11 de septiembre de 2001.

La más reciente tendencia del mercado de la cf infantil y juvenil es la serie de libros, comics y revistas inspirados en series de televisión y películas con éxito de taquilla.11

El panorama nacionalLa aparición de la cf infantil y juvenil en México tiene una historia curiosa, podríamos decir que nació por refor-ma constitucional. En noviembre de 1934, a escasos días de que el general Lázaro Cárdenas asumiera la presiden-cia del país, el Congreso de la Unión reformó el artículo 3º Constitucional para darle un sentido “progresista”:

La educación que imparta el Estado será socialista y además de exluir toda doctrina religiosa, combatirá el fa-natismo y los prejuicios para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social.

El escritor Germán List Arzubide, el entonces recién nombrado jefe de inspectores de escuelas particulares y subjefe de la Oficina de Radio de la Secretaría de Edu-cación Pública, escribió Troka, el poderoso (El nacional, 1939), como parte de la Biblioteca del Maestro y con una presentación sobre lo que, a su modo de ver, debían ser “Los nuevos cuentos infantiles”:

Si para el niño es tan extraordinaria la existencia de una nube como la de una máquina de escribir, y su vida estará en el futuro más ligada al instrumento mecánico que a los elementos atmosféricos, que ha dominado gracias al progreso..., procuremos ponerlo en contacto desde luego con lo que mañana utilizará, empleando su condición ani-mista por medio de interpretaciones fabulosas –el cuento, la leyenda–, y conseguiremos así, además que se vaya habituando a contemplar el mundo de creación que pronto tendrá a su vista.

El mundo de lo fantástico imaginado, del cual son herencia los cuentos de hadas, de seres falsos y absurdos, sitúan al niño en un ambiente tan distante de aquél a que ha de ingresar cuando crezca, que al llegar esa hora se encuentra el niño, ya convertido en hombre, frente a una realidad que no puede comprender...12

Así nació Troka, “el espíritu de lo mecánico, puesto al alcance de las inteligencias infantiles”. En realidad era un robot que se transformaba en toda suerte de aparatos mecánicos, explicando sus funciones y el poder de “¡Todo lo que puede la inteligencia del hombre...!”.

11 Ibídem, “‘Boys’ papers”, “Children’s SF”, pp. 149­150, 214­216.12 Germán List Arzubide, Troka, el poderoso, México, El nacional, 1939, p. 9.

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Desde entonces la divulgación científica ha ocupado un lugar importante dentro de la cf mexicana para el público infantil y juvenil, como testimonian Rubicundo Hematíes (edición privada, 1962) de Beatriz Castillo Ledón; El mensaje de Fobos (Novaro, 1964) de los hermanos Irene y Arturo Gutiérrez; y 2035: Emergency mission to Mars (Nueva York, Vantage Press, 1990) de Rodolfo Neri Vela.

El mensaje de Fobos es, sin duda, la mejor obra juve-nil de la cf nacional. Surgió de la unión de los talentos de Irene Gutiérrez de Lanz, conocida escritora de literatura infantil, y de su hermano, el piloto aviador Arturo Gutié­rrez Arias. Como en una de las mejores novelas juveniles de Robert A. Heinlein, que seguramente no conocían, un niño mexicano se aventura a explorar la órbita del planeta Marte, en una nave creada por su abuelo, para descubrir que el satélite Fobos es en realidad una estación tripula-da por marcianos, quienes resultan ser, contra el cliché más difundido, activos pacifistas. Con esta obra, que se distribuyó en varios países latinoame ricanos, Rodolfo Neri Vela, quien se convirtió por concurso en el primer astronauta mexicano, partici pando en 1985 en una misión a la órbita terrestre en la nave Atlantis, contó su expe-riencia espacial a los niños como El pequeño astronauta (Conacyt, 1987), y después dio a conocer 2035: Emergen-cy mission to Mars (no conoce mos traducción al español), con fotografías e ilus tracio nes de los archivos de la nasa, para descri bir mejor las aventuras de tres niños científicos que también viajan a Marte y, entre otras experiencias, salvan a los habitantes de una estación espacial averiada, enfatizando, más que los hermanos Arias, en el contenido científico de la historia.

Sin afán de agotar los títulos, podemos mencionar también Sol del siglo xxii (sep, 1987) de Marinés Medero, acerca de las aventuras espaciales de una niña (Sol) que vive en una burbuja; Encuentros extragalác ticos (Fernán-dez Editores, 1989) de Héctor Campillo Cautli, historia de finales alternativos sobre contactos extraterrestres; La fórmula del profesor Funes (Fondo de Cultura Econó-mica, 1992) de Francisco Hinojosa, con maravillosas ilustraciones surrealistas de Mauricio Gómez Morín, que cuenta la historia del científico que descubre una fórmula para rejuvenecer; y La era de los clones (Ramón Llaca, 1998) de Blanca Martínez, una space opera juvenil, es decir, aventuras en el espacio interestelar centradas en los conflictos entre imperios galácticos.

Salvador Elizondo, el único escritor de trayectoria en las letras nacionales que ha incursionado en la literatura

de nuestro interés, público en la revista Vuelta un cuento protagonizado por el profesor Moriarty, archienemigo de Sherlock Holmes. Aunque el personaje no era creación original de Elizondo, la historia sí lo era: el invento del cronostatoscopio le permite a Moriarty viajar al pasado para ser testigo de los últimos días de Julio César, si bien debe resolver una serie de paradojas temporales y otros problemas para no cancelar la realidad que conocemos. El cuento le agradó tanto al autor, que lo reimprimió en una antología personal y en una colección infantil, apare-ciendo como La luz que regresa: Fábula crononáutica (sep, 1984), con una dedicatoria especial para “los niños precoces, preguntones y perspicaces”.

Algo similar ocurrió con un cuento de Bernardo Fer-

nández (Bef). “Un error de programación (o de cómo las nuevas historias son las mismas que las viejas, con otros personajes”, apareció en la revista Asimov ciencia ficción (dic., 1997), fue luego adaptado para lectores de menos de diez años, obteniendo un premio nacional y publicado como un Error de programación (Conaculta, 1998).

La única colección mexicana de cf infantil ha sido ¡Que la fuerza te acompañe! De editorial Selector (9 títulos entre 1999 y 2001). Bajo la fórmula de Cuentos de... para niños, ofreció antologías –algunas de historias entrelazadas– escritas por autores nacionales, algunos escribiendo bajo seudónimo. En los cuatro primeros libros aparecieron cuentos inspirados en los clichés más comu-nes de la cf, pero copiados de sus peores representaciones cinematográficas y televisivas. Uno de ellos hablaba incluso de una invasión alien en la escuela. Solamente es digno de rescatar “La puerta invisible” entre los Cuentos de extraterrestres para niños de Selene Bobadilla, sobre el niño terrícola que conoce a un menor alienígena cuyo reloj biológico comienza en la vejez y concluye con la infancia.

A partir del quinto número de la colección, Cuentos de robots para niños de Larissa Rivas y Salazar, se intentó

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mejorar la calidad de lo publicado, y aparecieron entonces los cinco mejores títulos de la serie: el propio libro de Rivas y Salazar, con un par de cuentos adapta dos de Isaac Asimov, Cuentos de androides para niños de Igoriano de Nihlsburgo, Cuentos de ovnis para niños de Rogelio Ibarra, Cuentos intergalácticos para niños de Carl von Khocker y Cuentos de naves espa cia les para niños de Nadia Mirkov. Algunos contienen glosarios o cápsulas de información científica, en su mayoría sin relación con los cuentos ni con el nivel escolar de los lectores.

Muy ingeniosa ha sido la idea de la panificadora Bimbo y la editorial Alfaguara, que incluyeron en el 2001 cuentos brevísimos para niños dentro de las envolturas de sus pro-ductos, explicando los beneficios nutritivos de los cereales y de otros de sus ingredientes. Dos de ellos –El nacimiento de Trigon y Los granos de Triticum, ambos firmados por Diego Mejía Eguiluz–, son cuentos de cf.

Entre la innumerable producción de historietas o tiras cómicas mexicanas, por lo general adaptaciones o copias de originales foráneos, hay que destacar dos títulos que han escapado a la falta de originalidad: Los super sabios (1936­1962) de Germán Butze Oliver, con las aventuras de trasfondo científico y humorístico de Paco, Pepe y Panza, en eterno conflicto con el sabio maléfico Solomillo y otros archivillanos. Esta tira cómica, donde siempre estuvo presente una cruel radiografía de la vida cotidiana nacional, fue llevada al cine (1987) por Anuar Badín, para convertirse en “la menos mala de las escasas cintas mexicanas de animación”.13 El otro comic para recordar es Los viajes de Sdubi (8 números, 1984) de Boqui. En sus comienzos tiene tintes fantásticos, pero se torna en una serie de aventuras espaciales en las siguientes entregas.

Los temas de la cf infantil y juvenil mexicana, aunque han acentuado por lo general su papel como vehículos de divulgación científica, son muy parecidos a los modelos extranjeros. En rara ocasión aluden a la problemática o a escenarios netamente nacionales.

La ciencia ficción como objeto y herramienta de estudioDebido a la escasez de literatura especializada, ofre-ceremos enseguida un caleidoscopio de experiencias y consejos para el estudio y el empleo de la cf en las aulas en todos los niveles.

Sabemos ya que la cf es una literatura más bien de ideas que de escenarios o situaciones específicas. Esta caracte­rís tica de adaptabilidad y plasticidad se refleja también en una serie de aproximaciones multidisciplinarias y de una gran variedad de temas a ser tratados por medio de la cf, desde las ciencias sociales o humanas hasta las ciencias exactas, la historia, futurología, religión, ecología, pro-gramas de fomento a la lectura, actividades y proyectos educativos y muchos más.

Por otro lado, y a diferencia de otras ramas del arte fantástico, incluyendo a la fantasía, la cf es una de las formas más interesantes y dinámicas de la cultura popular y de la historia social, porque en ella se registran con claridad las esperanzas, los prejuicios y los temores de cada sociedad.

Istvan Csicsery­Ronay, Jr.14 enumera a sus alumnos en la Universidad DePauw, en Indiana, las que él denomi-na “las bellezas de la cf”, de las que mencionaremos las siguientes:

1) Nuevas teorías científicas y aplicaciones tecnoló­gicas: invenciones imaginarias, descubrimientos o aplicaciones que podrían cambiar el rumbo de la historia (viajes en el tiempo, clonación, organismos cibernéticos o cyborgs, propulsiones superiores a la velocidad de la luz, realidad virtual, etcétera).

13 Juan Manuel Aurrecoechea y Armando Bartra, Puros cuentos: Historia de la historieta en México, 1934-1950, t. ii, Grijalbo­Conaculta, México, 1993, pp. 271­296.14 Istvan Cicsery­Ronay, Jr., “The Seven Beauties of Science Fiction”, Science fiction studies, núm. 70, DePauw University, nov. 1996, pp. 385­388. He realizado adaptaciones en cuanto a las características que consideré repetitivas o poco claras.

No trataré de responder si la ciencia-ficción, la

literatura o el arte en general tienen alguna utili-

dad, especialmente en una época histórica como la

nuestra, donde los valores más

importantes son los de la bolsa

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2) Extrapolación histórica/futurismo histórico: expli-caciones lógicas (evidentes o sugeridas) sobre la forma en que la realidad cambió para llegar al panorama descrito. Esto se aplica al desarrollo de cierta tecnología, de una sociedad, o de un complejo de factores. El presen te, por lo común, se supone como la prehistoria del panorama futuro. Las explicaciones sobrenaturales no tienen lugar.

3) Rompimientos conceptuales: ¿qué sucedería si la realidad que conocemos fuera distinta? Adaptando el con-cepto de paradigma, introducido por Thomas S. Kuhn15

en la filosofía de la ciencia para referirse a una forma generalmente aceptada de ver o interpretar el mundo, la cf nos sugiere que nada es lo que parece ser o que un nuevo descubrimiento o cambio de paradigma nos ofrecería un mundo diferente por completo, tal y como ocurrió después de la revolución científica de Copérnico y Galileo. Basta leer algunas de las mejores novelas de cf de Philip K. Dick para ver la realidad con otros ojos.

4) Neologismos: palabras inventadas para referirse a las “nuevas realidades” que traería consigo un cambio de paradigma.

5) Impertinencia científica: las historias de cf (inclu-sive las escritas por los más escrupulosos científicos) transgreden generalmente las convenciones científicas, confirmando la teoría de otro filósofo de la ciencia, Paul K. Feyerabend,16 de que algunos de los principales des-cubrimientos se han hecho violando el método científico; sin embargo, dentro de la cf sirven asimismo para crear situaciones cómicas, siniestras, o con implicaciones éti-co­filosóficas.

6) Parábolas: sea cual sea el contenido científico o de extrapolación de una historia de cf, se construye bajo la forma de una parábola literaria. La ciencia y la tecnolo-gía resultan a la larga vehículos para contar fábulas con moraleja. Se explica también que la ética tiene mucho que ver con las creaciones científicas y tecnológicas, pero que no se origina en ninguna de ellas.

La cf es la literatura par excellence de personas con insatisfacción intelectual, de quienes desean arreglar el mundo. De ahí las potencialidades de su enseñanza, aunque paradójicamente esta característica hace ver a los aficionados a la cf como soñadores o adolescentes durante toda su vida.

La cf se enseña en el ámbito universitario o profesio-nal en unas 400 instituciones en Estados Unidos, en la Universidad Aristóteles de Tesalónica, Grecia, y en nivel maestría en estudios de ciencia ficción en la Universidad de Liverpool, Inglaterra. En México, hay que destacar el curso de cf impartido por Jorge Cubría desde 1990 en la Universidad Iberoamericana, aunque sin valor curricular. En Vene­zuela, José Urriola ha comprobado con éxito que pueden utilizarse textos de cf que en apariencia se circuns-criben a una realidad latinoamericana, como Mejicanos en el espacio, para cursos universitarios de literatura.

Entre las diversas aproximaciones al estudio de la cf, las tres más aceptadas son: 1) los grandes libros; 2) los grandes temas e ideas de la cf; y 3) el análisis histórico. A continuación utilizaremos estos tres métodos para sugerir estrategias tanto de estudio como de empleo de la cf como herramienta pedagógica, desde los niveles de educación elemental hasta los superiores.

15 Thomas S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica, México, 1971.16 Paul K. Feyerabend, Contra el método: Esquema de una teoría anar-quista del conocimiento, Planeta­Agostini, Barcelona, 1993.

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Fomento a la lecturaEn todos los niveles la cf es una poderosa arma para crear y fomentar el hábito de la lectura. Si los alumnos al leer un libro piensan tan sólo en obtener una calificación o en aprobar un curso sin pensar o sientir el placer de la lectura, creyendo que los clásicos literarios nacionales o universales, o las obras que fueron muy atractivas para la juventud de otras épocas, crearán esta afición por sí solos, se recomienda la lectura guiada de cuentos o novelas de cf.

Víctor Hugo Granados Cervantes17 propone “textos que sean inherentes al alumno, que reflejen su mundo o que el texto se acerque a su mundo”. Si los educandos rechazan la materia por la solemnidad con la que se presenta la lite-ratura o porque son ajenos a su realidad, donde el cambio es la norma, en la cf encontrarán una identificación casi instantánea. Para niños y jóvenes, el futuro cercano tiene tanta importancia en sus vidas como el tiempo presente. La tecnología, en primer lugar la computación, ha sido herramienta para su formación. Incluso los estudiantes de cf en el ámbito universitario optan por obras contempo-ráneas de cf, quizá porque son las más relevantes para su experiencia.

Lo que el educador puede facilitar son los títulos que mejor respondan a las inquietudes de los alumnos, para después pasar a su comprensión e interpretación. Se puede iniciar con cuentos cortos de cf. El maestro leería un pasaje corto seguido de un comentario. Luego se pediría leer un cuento de la misma extensión para que alumno y maestro hicieran sus comentarios. Después se leerían antologías temáticas y novelas bajo la misma dinámica.

El estudio de “los grandes libros” de la cf podría fun­cionar al comienzo como la aproximación histórica, para los estudiantes con un serio interés en esta literatura.

Samuel R. Delany, escritor premiado y académico de la cf, señala que en todos sus cursos hay un grupo de alumnos que conocen bien lo que denomina “protocolos de la cf”, y otros que apenas los conocen o los ignoran, con un interés mayor en la composición literaria y en su análisis. Esta disparidad resulta benéfica para la clase. En las primeras sesiones, el maestro lee y explica pasajes cortos. Posteriormente, dirige a los alumnos, quienes leen e intercambian sus conocimientos e impresiones acerca de las lecturas.18

Si bien la mayoría de los lectores de cf se sienten atraídos por los grandes arquetipos del subgénero y por su clara proyección de las inquietudes de nuestros días, los académicos advierten que hay otro grupo de lectores de cf con un menor interés en el contenido científico y una mayor inclinación por los elementos mitológicos siempre presentes en la cf, pues no hay que olvidar que es una rama –y por lo tanto, un subgénero– de la literatura fantás-tica.19

17 Víctor Hugo Granados Cervantes, “La ciencia ficción mexicana, mito y realidad: Propuesta metodológica para su lectura”, tesis profesional para obtener el título de licenciado en lengua y literatura hispánicas, unam-enep, Aragón, México, 1998.18 Brian Attebery, “Teaching Fantastic Literature”, Science Fiction Stu-dies, núm. 70, DePauw University, nov. 1996, p. 406.19 Stephan Nicot, “Une fenetre sur l’avenir”, Textes et Documents pour la Classe, núm. 715, Centre Nationale de Documentation Pédagogique, París, mayo 1996, p. 17.Fo

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Los grandes temasLa revista de pedagogía francesa tdc (Textes et Docu-ments pour la Classe), que dedicó su número 715 (mayo, 1996) a la cf, recomienda la lectura de breves pasajes (de los que ofrece una selección) representan tivos de los temas e ideas más importantes de la cf para todos los nive-les escolares.

A los alumnos más pequeños, tdc aconseja leer algu-nos párrafos relativos al “descubrimiento del otro” (con-tactos con seres extraterrestres) o “el porvenir de nuestras ciudades”. Dado que la mayor parte de los aficio-nados a esta corriente tuvieron su primer acercamiento a través del impacto visual de su impresionante imaginería, tdc incluye una gran ilustración desprendible de Philippe Druillet, invitando a recoger las impresiones que despier-ta en los alumnos, para después explicarles sus posibles significados, mostrarles otras ilustraciones de cf con temas de su interés, y concluir con actividades como dibujos o actuaciones de lo que han visto y leído.

Para niveles educativos superiores, tdc ofrece otra selección de pasajes acerca de las maravillas y peligros de la exploración espacial, la posible existencia de otros mundos y universos, las principales amenazas de nuestro planeta y la búsqueda de nosotros mismos en la explora­ción del universo o por medio de los iconos de la cf.

En nivel universitario, James Gunn enumera los si-guientes grupos temáticos acompañados por sus respec-tivas lecturas de cf: cambio de actitudes, el destino de la humanidad, viajes y encuentros con lo desconocido, utopías y cómo alcanzarlas, sátiras, misterios naturales, viajes y aventuras, el científico loco, la historia del futuro, la idea como protagonista, la naturaleza de la realidad, la última guerra, fenómenos extraños, comentarios socia-les, feminismo, extraterrestres, cf literaria, cf tradicional, ficción y ciencia, ciencia y ficción, etcétera.20

Una obra enciclopédica de referencia muy útil para esta aproximación –aunque necesita actualizarse– es The Visual Encyclopedia of Science Fiction editada por Brian Ash (Harmony, Nueva York, 1977), que clasifica la cf por temas.

De amplias posibilidades para la educación, es uno de los temas más caros de la cf, el de los extraterrestres o alienígenas –mal llamados marcianos, pues no todos se creen nacidos en Marte–, término aplicado a cualquier forma de vida no terrestre. Desde su aparición en la literatura del siglo xviii, como forma actualizada del mito del buen salvaje, el extraterrestre ha sido utilizado para criticar y relativizar nuestras costumbres. Asimismo, es la representación de una amenaza o la esperanza de un en-cuentro enriquecedor, figuras alternativas de la exclusión y de la tolerancia. Cuando saltaron a la pantalla grande del cine estadounidense, en la década de 1950, eran la metá-fora de la amenaza comunista. En décadas posteriores los alienígenas se dividieron en monstruos hostiles con los que la comunicación es difícil o imposible, al estilo de los temibles seres sin nombre de la película Alien (1979), y los amigables y pacíficos, cuyo prototipo son los visitan-tes estelares de Encuentros cercanos del tercer tipo (1977) y E.T. (1982).

Imaginar extraterrestres verosímiles no es tan fácil como parece. En el siguiente apartado veremos cómo crearlos con precisión científica. Pero antes de pasar a este nivel, los menores pueden jugar a combinar las características de varios seres vivos, ya sea colocando la cabeza de una mujer en un cuerpo felino para dar origen a una esfinge, o algo similar; o dibujarlos en equipo como sugiere Willy Ley: el primer dibujante traza la cabeza –humana, animal o inventada–, entonces se dobla la hoja para que puedan verse nada más las líneas del cuello, el siguiente jugador dibuja las extremidades y repite el doblez para dar paso al que sigue, y así hasta llegar a los pies. Los resultados son tan hilarantes, que ayudarán a comprender lo absurdo que resultan en su mayoría los extraterrestres que conocemos por los medios masivos de comunicación.

20 James Gunn, op. cit., p. 384.

La ciencia ficción es: cambio de actitudes; el destino de la humanidad; viajes y encuentros con

lo desconocido; utopías y cómo alcanzarlos; sátiras; misterios naturales; viajes y

aventuras; el científico loco; la historia del futuro; la idea como protagonista;

la naturaleza de la realidad; la última galera; fenómenos extraños; comentarios sociales;

feminismo; extraterrestres y etcétera

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Ciencia ficción y divulgación científicaLa idea de una aldea global, donde los medios de co-municación electrónicos unirían a los seres humanos, sin importar tiempo, lugar o distancia, fue prevista por la cf y el comunicólogo canadiense Marshall McLuhan, pero ninguno de ellos imaginó que las generaciones nacidas entonces estarían sometidas a una cultura visual tan acentuada por la televisión y recientemente por las computadoras e internet, que la educación tendría que adaptarse o resignarse a que los niños le dieran a la lectura un papel secundario en el aprendizaje, y que cada vez les fuera más difícil pensar por sí solos. Mientras la ciencia y la tecnología continúan progresando a un ritmo avasalla-dor, a la mayoría de nuestros contemporáneos la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas les resultan cada vez más cercanas a la magia.21

El empleo de la cf como herramienta de divulgación científica puede auxiliar para buscar soluciones a tan grandes retos. Lecturas guiadas y adecuadas a la edad e intereses de los educandos, acompañadas de glosarios o explicaciones científicas, para las que pueden emplearse también los métodos de estudio temático antes sugeri-dos, pueden ofrecer buenos resultados. Otra estrategia, más propia de nuestra aldea global, es la proyección de una película previamente seleccionada, para ser comen-tada por el maestro y los alumnos, seguida de lecturas y experimentos científicos complemen tarios. Así se ha hecho, satisfactoriamente, aunque dirigiéndose al público en general, en lugares como el Orfeo Catalá y el Museo Universum, donde participan científicos de diversas disci-plinas y un experto en cf para interactuar con el público.

21 Jack Williamson, “On Science Fiction in College”, Science Fiction Studies, núm. 70, DePauw University, nov. 1996, p. 376.

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En 1983, un grupo de antropólogos de Santa Cruz, California, analizaron en una conferencia, en presencia de destacados autores de cf, las similitudes entre la antro-polo gía y la creación de culturas alienígenas en la cf. La experiencia fue tan enriquecedora para todos los asisten-tes, que los encuentros continuaron año con año hasta que se fundó Contacto: Culturas de la Imaginación, una organización educativa internacional, sin fines de lucro, que reúne a reconocidos científicos de disciplinas exactas y humanas, artistas y escritores de cf para intercambiar ideas, perspectivas y especulaciones sobre el futuro de la humanidad, en la Tierra o en otros escenarios, enfatizando la interacción entre la ciencia y el arte, y las consideracio-nes éticas y morales del contacto intercultural.

Las actividades principales del grupo Contacto son dos: la organización de simposios interdisciplinarios para toda clase de auditorios y las simulaciones o pro-yectos Bateson (en memoria del filósofo Gregory Bate-son). Estos últimos son experimentos en los que pueden participar estudiantes de todos los niveles, con asesoría de los miembros del grupo, para la creación de culturas inéditas (proyecto Coti), donde los participantes deben diseñar un mundo integrado, junto con la vida y cultura alienígenas, y finalmente imaginar su encuentro con una sociedad humana. El proyecto SolSys, para estudiantes de bachillerato y universidad, consiste en simular un sistema planetario, donde varios equipos representan colonias de una imaginaria comunidad futurista, las cuales se comu-nican por correo electrónico, páginas web, programas de realidad virtual y documentos escritos, bajo la asesoría de maestros y científicos. Otra de las simulaciones, es el proyecto Seti, donde se recrean encuentros con inteligen-cias extraterrestres.

Adaptados a la infraestructura nacional, las experien-cias del grupo Contacto serían una herramienta muy útil de divulgación científica y de estímulo al trabajo interdis-ciplinario en grupo.

La ciencia nos enseña que la vida puede presentar variedades infinitas y que imaginar vida no terrícola simplemente mezclando al azar elementos de la vida que conocemos, es algo absurdo. Así como el hombre es él y sus circunstancias, los extraterrestres deben ser equi-valentes, sin olvidar que el sistema planetario en el que viven, el ecosistema que los rodea y sus elementos quí-micos más abundantes, junto con otros muchos factores, algunos de ellos imprevistos o ignorados, determinan su modo de ser. Willy Ley ha escrito el ensayo clásico sobre el tema,22 pero nuestra genial divulgadora científi-ca, Julieta Fierro, ha escrito un libro (Extraterrestres vis-tos desde la ciencia, Lectorum, México, 2000) para los escolares, lleno de actividades y experimentos interesantísimos.

En nivel universitario, los profesores de física y otras ciencias exactas pueden enseñar mejor y estimular la imaginación de los alumnos, conociendo las experiencias de los profesores Roger A. Freedman y W. A. Little:23 A cada estudiante se le da una lista de lecturas semana-les con tres o cuatro cuentos de cf (a diferencia de las novelas, los cuentos tienen la virtud de centrarse en un problema concreto y ofrecer un mayor contenido cien­tífico), relacionados con el tema a tratarse en la próxima clase. A cada cuento de la lista lo acompaña una serie de preguntas que ayudan a pensar en las diversas ramifica-ciones de las ideas contenidas en ellos. En la clase de una hora, el maestro describe la base física del tema y luego los alumnos discuten sus propias ideas, normalmente con base en las preguntas añadidas a cada cuento.

Las lecturas giran en torno a tres temas principales: la estructura del tiempo, la vida extraterrestre (la discusión se centra en la ecuación de Drake) y la astrofísica.

El español Antonio Ara González24 recomienda temas como la demostración de algunos errores de Jules Verne o de Isaac Asimov en Viaje alucinante, cómo es posible la visión (y cómo duerme) el hombre invisible de H. G. Wells, la imposibilidad de la existencia de tubo digestivo en el mundo bidimensional de Planilandia de Edwin A. Abbott, etcétera.

22 Willy Ley, “Let’s Build an Extraterrestrial!”, Galaxy Science Fiction, Nueva York, abr. 1956, pp. 43­55.23 Roger A. Freedman y W. A. Little, “Física 13: Enseñar física con la ciencia ficción”, No ficción, núm. 1, Tenerife, nov.­dic. 1989, pp. 26­33.24 Antonio Ara González, “Sobre la utilización de cuentos de ciencia ficción como recurso pedagógico en la enseñanza de la física y otras ciencias”, No ficción, núm. 4, Principado de Andorra, ene.­abr. 1991, pp. 30­35.Fo

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Ciencia ficción y derechos humanosDado que la cf no interactúa solamente con las ciencias exactas sino también con las ciencias sociales o humanas, la cf participa en la creación de utopías o de dystopías (o antiutopías). Así, puede contraponer la realidad a una si-tuación social inexistente pero que se presenta como reali-zada en una localización geográfica o temporal ficticia.

La cf de corte utópico puede ofrecernos modelos (v.gr. Utopía de Tomás Moro, Ecotopía de Ernest Callenbach o Los desposeídos de Ursula K. LeGuin), contramode-los (Un mundo feliz de Aldous Huxley, 1984 de George Orwell, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury) de sociedades donde se respetan o se ignoran los derechos humanos.

Si la cf de corte científico nos recomienda escepticismo frente a las nuevas tecnologías, la cf de tendencia social contemporánea, entre otras cosas, nos sugiere no depositar nuestra fe en los funcionarios del gobierno de éste o de cualquier otro mundo.25

Para divulgar el conocimiento y la cultura de los dere ­chos humanos, métodos como las películas comen tadas o lecturas guiadas, pueden ser de utilidad. Incluso, se podría enseñar cada artículo de la Declaración univer sal de los derechos humanos con una película o una lectura, expli cando a los educandos que algunos clichés de la cf (robots, androides, mutantes, cyborgs, clones, experimen-tos genéticos) como las leyes y los sistemas de gobierno, son tanto reflejo como responsabilidad del ser humano.

ApéndicesLos 10 libros más recomendados en los cursos de ciencia ficción en Estados Unidos:

La mano izquierda de la oscuridad, Ursula K. LeGuin ( Minotauro, Buenos Aires, 1969).

La máquina del tiempo, H. G. Wells (Plaza & Janés, Barcelona, 1984).

Frankenstein, Mary W. Shelley (Bruguera, Barcelona, 1980).

Neuromante, William Gibson (Minotauro, Barcelona, 1989).

Cántico a San Leibowitz, Walter M. Miller (Bruguera, Barcelona, 1972).

Un mundo feliz, Aldous Huxley (Plaza & Janés, Barce-lona, 1996).

El fin de la infancia, Arthur C. Clarke (Minotauro, Buenos Aires, 1984).

Los desposeídos, Ursula K. LeGuin (Minotauro, Barce-lona, 1983).

La guerra de los mundos, H. G. Wells (Roca, México, 1979).

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Philip K. Dick (Edhasa, Barcelona,1981).

25 Michael Girdansky, “Ciencia y SF: ¿quién presta a quién?”, Nueva dimensión, núm. 88, Barcelona, abr. 1977, p. 140.

Foto: Miriam Teresa González Osuna

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Ciencia ficción mexicana, 15 libros recomendables:Eugenia: esbozo novelesco de costumbres futuras,

Eduardo Urzaiz Rodríguez (Talleres Gráficos Manzanilla, Mérida, 1919; Premiá­sep, México, 1982). Versión opti­mista de Un mundo feliz escrita, curiosamente, con más de una década de anticipación a la obra de Huxley.

El réferi cuenta nueve, Diego Cañedo (Cultura, Mé-xico, 1943). México da una respuesta equivocada a la Alemania nazi durante la segunda guerra mundial.

La noche anuncia el día, Diego Cañedo (Stylo, Mé-xico, 1947). Una máquina para leer los pensamientos es utilizada para conocer las ideas de los políticos.

Mejicanos en el espacio, Carlos Olvera (Diógenes, México, 1968). Las peripecias de un México futuro convertido en potencia interplanetaria, narrada en el estilo informal de los años 60.

Trasterra, Tomás Mojarro (Diana, México, 1973). En un mundo posapocalíptico, los sobrevivientes buscan el origen de la civilización mexicana.

La destrucción de todas las cosas, Hugo Hiriart (Era, México, 1992). Una muy hábil y original visión de la con-quista de México contada como invasión extraterrestre.

La primera calle de la soledad, Gerardo Horacio Porcayo (Conaculta, México, 1993; VID, 1997). Como el neuromante de Gibson, la informática penetra en nuestra mente y cuerpo, dando origen al cyberpunk con una reno-vadora impronta nacional.

El dedo de oro, Guillermo Sheridan (Alfaguara, México, 1996). Una proyección de los peores vicios del régimen priista y de la ciudad de México en el siglo xxi.

Fuego para los dioses, H. Pascal (Ramón Llaca, Mé-xico, 1998). La picardía mexicana conquista el universo y convierte al chile en una especie nueva y prohibida.

Pisot, los dígitos violentos, Isaí Moreno Roque (Lec-torum, México, 2000). Un asesino serial viaja de la Nueva España al México actual, utilizando computadoras como armas.

Antologías individuales o colectivas:Nueva utopía (y los guerrilleros), René Avilés Fabila (compilador), (El Caballito, México, 1973). Después del 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, los inconfor-mes buscan alternativas para combatir al régimen represor.

Las máquinas espirituales, Ernesto de la Peña (Diana, México, 1991). Cuentos escritos en el mejor estilo de Jorge Luis Borges, por uno de los más grandes eruditos mexicanos.

El futuro en llamas: Cuentos clásicos de la ciencia ficción mexicana, Gabriel Trujillo Muñoz (compilador), (VID, México, 1997). Recopilación de algunos cuentos mexicanos desde los orígenes hasta nuestros días.

Hyperia, José Luis Zárate (Lectorum, México, 1999). Antología de uno de los más premiados autores jóvenes de la ciencia ficción nacional.

Visiones periféricas: Antología de la ciencia ficción mexicana, Miguel Ángel Fernández Delgado (compila-dor), (Lumen, Buenos Aires­México, 2001).

Recopilación de algunos de los mejores cuentos mexi-canos del siglo xx.

Páginas web sugeridas:Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía (Am-cyf), http://www.amcyf.org.

Ciencia Ficción Mexicana (cfm), http://www.cien-cia­ficcion.com.mx. La mejor guía sobre la cf de nuestro país.

Contact: Cultures of the Imagination, http://www.cabrillo.cc.ca.us/contact/ . Grupo multidisciplinario que dirige proyectos de divulgación científica por medio de la cf, enfatizando la interacción entre la ciencia y el arte.

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Foto: Miriam Teresa González Osuna

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De este modo, las principales tendencias investiga­tivas según el objeto de estudio específico pueden clasificarse en:

• Origen y antecedentes históricos de la telenovela.• Especificidad del género y modos de abordaje

teórico.• Composición textual (mecanismos discursivos y de

enunciación).

Tendencias contemporáneas

en el estudio de la telenovela

Margarita Alonso Alonso*

* Universidad de la Habana, Cuba.

La década de 1970 marca el inicio del interés por la telenovela como objeto de estudio teórico, pero los tópicos específicos, enfo­ques y propósitos investigativos varían y se desplazan a lo largo de los años. Mientras en ese decenio se distinguen por el énfasis en la espe cifici dad del género y sus modos de abordaje teórico, en la década de los ochenta predominan los estudios sobre producción, distribución y comercialización desde una perspectiva de análisis sociológico o semiótico textual, y en los noventa se multiplican las aproximaciones al género a partir de una diversidad de enfoques que van desde la recepción, hasta los estudios académicos femi nistas o en torno a la cultura femenina y las investigaciones sobre la evolución y transformación de lo que es ya un consolidado pro duc to ficcional (Escudero, 1997).

• Producción y comercialización.• Recepción, uso y consumo.A continuación, nos detendremos en una breve

síntesis de los enfoques y principales resultados de estos estudios.

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19octubre-diciembre de 2002Semillero

Muchos de los estudios contemporáneos sobre los antecedentes de la telenovela (Martín Barbero, 1993, 1995; Mendoza, 1998; Mattelart y Mattelart, 1988; Mattelart, 1995; Ortiz, 1991), coinciden en señalar los siguientes:

• el teatro griego• el melodrama teatral del siglo xix

• la literatura de cordel• el folletín francés de 1830• los seriales fílmicos estadounidenses• la radionovelaNo es nuestro interés recorrer el itinerario seguido

en la evolución histórica de la telenovela ni destacar las continuidades y rupturas que con cada uno de sus an­tecedentes guarda, sino enfatizar en cómo este proceso de génesis permite entender su anclaje en el imaginario popular y explicar su legitimidad cultural, cómo

combinando propiedades de tres tradiciones: la oral,

la escrita y la visual, la telenovela ha devenido, se ha

configurado como una de las manifestaciones más sin­

créticas y llamativas de la cultura en ese largo trayecto

que va desde la más primitiva oralidad hasta los más

modernos mass media; y toda acción y concepción

actual relacionada con los media, la comunicación, las

artes y espectáculos y, en general, el uso del tiempo

en nuestras sociedades ha de tener en cuenta dicho

fenómeno (Rojas, 1995:27).

Siguiendo a Fuenzalida (1997), lo más importan­te de estas hipótesis sobre la filogénesis cultural de la telenovela es la concepción del género, no como una bastardización de la literatura, sino como una manifesta ción de sobrevivencia de la cultura popular y de la narrativa oral, ahora potenciado con la nueva oralidad electrónica de la comunicación audiovisual. Género profundamente híbrido, donde junto a ele­mentos escriturales como la elaboración de libretos, la adaptación de obras escritas previas y el uso de la técnica dramática, predominan importantes señas de identidad de la narrativa oral.

Origen y antecedentes históricos de la telenovelaDiversos autores se han planteado el estudio histórico de la conformación de la telenovela como género de la cultura popular, cuyas matrices han evolucionado hasta llegar al producto ficcional tal y como se presenta en nuestros días. Sólo un enfoque histórico de este tipo permite explicar el fenómeno cultural que hoy constitu­ye la telenovela.

La esencia de estos análisis es la consideración de que la matriz cultural del género tiene hondas y antiguas raíces de diversa procedencia, entre las que el melodra ma constituye una de las principales. La teleno­vela es así el resultado de un largo y complejo pro­ceso de evolu ción tecnológica y cultural, en la que se expresan las huellas de los géneros que la anteceden, pero cuyas peculiaridades no pueden ser deducidas de la suma de los elementos de esos otros formatos que la componen:

Hoy en día es difícil pretender acercarse a la historici­

dad de un género popular limitándonos a establecer

la genealogía con los productos que lo han precedido.

Si hay parentezco hay, ante todo, ruptura: el nuevo pro­

ducto está influido por otras pautas estéticas y socia­

les, queda situado en el centro de otras estrategias

industriales e inscrito en otras formas de producción y

de consumo (Mattelart y Mattelart, 1988:11).

Una de las más interesantes perspectivas de análisis es la que establece un parentezco entre la telenovela y la narrativa oral popular, entre cuyos rasgos comunes se destacan: la presencia de pocos temas relativamente limitados y reiterativos, redundancia de fórmulas narra­tivas y esquemas comunes, narrativa circular reiterativa con escasa progresión temporal lineal (Fuenzalida, 1997).

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En un intento por sintetizar esquemáticamente los rasgos que toma la telenovela de las modalidades de comunicación que le antecedieron pueden destacarse:1

Del teatro griego:• Representación de profundos problemas de la vida humana como el destino, el deber, la pasión, el herois­mo, la libertad, el orgullo, etcétera; estructurados con alta emotividad y en torno a tópicos extremos como vida/muerte, amor/odio, etcétera.

• El paradigma desconocimiento/reconocimiento como eje dramático central de la trama.

• El final feliz (a pesar de la configuración trágica y dramática de este teatro).

• Maniqueismo entre fuerzas morales antagónicas: buenos/malos, arriba/abajo.

Del melodrama:• Articulación de la trama en torno a sentimientos bási­cos personificados a través de los arquetipos del villano o traidor, el héroe o justiciero, la víctima y el bobo.

• Incorporación de nuevos temas relacionados con los sentimientos, y la virtud y el amor como ejes argumen tales. La virtud es invariablemente perseguida y antes de ser alcanzada deben vencerse numerosos obstáculos.

• Exageración y exceso tanto en el carácter de los senti­mientos y emociones reflejados como en su trata­miento.

• La lucha en torno al desconocimiento de una iden­tidad como motor impulsor de la trama.

De la literatura de cordel:• Utilización de recursos persuasivos. Apelaciones no sólo a los sentimientos, sino también a la heroicidad de los seres humanos.

• Inclusión de aspectos humorísticos y sarcásticos a fin de captar la atención del público.

• Se mantienen los temas y relatos tremendistas.

Del folletín:• Esquematismo moral y escasa complejidad psicológi­ca de los personajes.

• Proliferación anecdótica y de hechos, con mayor énfasis en los comportamientos que en el lenguaje y el diálogo.

• Organización episódica, estructura abierta y fragmen tación del relato, que producen a su vez la duración y el suspense.

De los seriales fílmicos estadounidenses:• Serialidad y repetición.

• Carácter esquemático y simplificado de su técnica compositiva.

• Repetición de planos/contraplanos que corres pon­den a las secuencias dialogadas que ocupan la mayor parte del relato.

• Escasa utilización de segundos planos, cámara fija, pocos efectos especiales.

• Suspense e inflexiones del relato condicionados por las pautas publicitarias.

De la radionovela:• Narrativa centrada en los personajes y el curso de la historia.

• Incremento de su mercado potencial. Adecuación de su estructura narrativa a la lógica comercial y a las exigencias de la publicidad.

• Masificación e industrialización.• Se mantienen la fragmentación, el suspense y los

recursos melodramáticos.• Incorporación de efectos sonoros y música.

1 Insistimos en el carácter esquemático de esta síntesis, toda vez que el proceso de génesis de la telenovela tiene diversas regula ridades nacionales que no son consideradas en este análisis.

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Especificidad del género ymodos de abordaje teóricoTelenovela es el término que designa la versión castella­na de la soap opera, género de ficción dramático seriado que dominó el mercado radial estadounidense durante las décadas que siguieron a la primera guerra mundial y cuyo éxito se vería multiplicado luego de su adapta ción al formato televisivo.

Entre telenovela y Soap Opera existen tanto semejan zas como diferencias. Sus principales semejan­zas radican en la serialidad, el empleo de elementos melo dramá ticos, el suspense, la repetición, etcétera. La familia y sus conflictos constituyen el eje temático de ambas narrativas.

La soap opera o teledrama extenso es una narrativa de carácter abierto, sin fin previsto, que se extiende indefinidamente y que narra la historia de una familia o comunidad cambiante. Se desarrolla por lo general en espacios cerrados y no requiere de un final feliz.

Por su parte, la caracterización de la telenovela latinoamericana –objeto de nuestro estudio– es mucho más compleja, dadas las múltiples lógicas –económi­cas, culturales, tecnológicas– que la atraviesan, así como la evolución que en sus 40 años de desarrollo ha sufrido, unido a las peculiaridades nacionales que la definen.

Desde una perspectiva disciplinaria eminentemente semiótica, los estudios sobre la especificidad del género predominaron, como señalamos, durante las décadas de 1970 y 1980. El enfoque conceptual del objeto te­lenovela parte de las teorías actuales de los géneros en la comunicación de masas, entendidos como sistemas de reglas a los que implícita o explícitamente se hace referencia en los procesos comunicativos, tanto en el momento de la producción como en el de la recepción.

Según estos enfoques (Grandi, 1995), el género se presenta como un conjunto de propiedades textuales e intertextuales relativas no sólo a los contenidos sino también a los aspectos formales y códigos expresivos.

Un elemento especialmente novedoso de estas corrientes es la concepción de que, junto a las reglas constitutivas del género, existen también determinadas regularidades asociadas a su funcionamiento comuni­cativo, como son los sistemas de expectativas, hábitos

de recepción, importancia atribuida al programa, criterios de programación, etcétera.

En la comunicación de masas, los textos individua­les no son unívocos, sino que encarnan características de una serie paradigmática más amplia en la que dichos mensajes se insertan y dentro de cuyos marcos toman sentido.

A partir de las claves de identidad del género, el televidente es capaz de captar una estructura más profunda, que trasciende al texto individual, de acuerdo con las reglas que han originado ese texto, así como otros de la misma serie.

Esta estructura es, por un lado, resistente al cambio –lo que permite su estabilidad formal y reconocimien­to– pero por otra parte es susceptible a la evolución y transformación históricas.

Las operaciones de reconocimiento e interacción con el texto, son por lo general inconscientes, por lo que el espectador es incapaz de expresar verbalmente las reglas o estructuras que han condicionado su actividad decodificadora.

En tal sentido, el género constituye un pacto de lec­tura o estrategia de comunicabilidad, al ofrecer las cla­ves sobre los modos de utilización e interpretación del mensaje, organizando las competencias comunicativas del emisor (tanto en modelos de producción textual) y del destinatario (como sistemas de expectativas).

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Los estudios que a partir de esta perspectiva abor­dan el examen de las marcas de género de la telenove­la latinoamericana, revelan en primer lugar la identidad plural de este producto, condicionada tanto por la diversidad de condiciones de producción, como por los antecedentes de su formación y las variaciones concep­tuales en cada país.

Pueden distinguirse dos modelos principales, uno más tradicional y apegado a la tradición melodramá­tica inicial y otro más evolucionado que, sin descartar el esquema melodramático, incorpora con mayor verosimili tud lo cotidiano del hombre contemporáneo.

Los estudios sobre la especificidad de la telenovela (Mazziotti, 1993a, 1993b), ponen de manifiesto:

•La presencia, junto a invariantes o constantes del género, de elementos variables entre los diferentes pro­ductos, sistemas televisivos y países. La variación dentro de un mismo esquema habla tanto de la flexibilidad como de los límites del género.

•El carácter dinámico de este género masivo en constante mutación:

las telenovelas actuales, sin abandonar el melodrama,

manifiestan también otras intertextualidades que tal vez

están señalando una nueva etapa en el género. Tienen

que ver con la tecnología de producción, las nuevas

formas de comercialización, los intereses de los recep­

tores (Mazziotti, 1993a:19).

En líneas generales, la telenovela es concebida como un género de ficción seriada, pero, aunque se aprecia consenso en cuanto a los rasgos típicos que la definen, no existe una única conceptualización teórica sobre sus señas de identidad esenciales. Por ejemplo, Lucrecia Escudero (1997) aborda la telenovela como un género­producto y como un género fuerte.

Género­producto, porque puede ser examinada desde una doble perspectiva:

• Como macrofuncionamiento discursivo: en este caso la telenovela es ficción televisiva, pero también, en tanto producto inserto en la lógica de producción del medio, construye un tipo particular de contrato con el espectador (por ejemplo, requiere el seguimiento diario o semanal para la comprensión de la trama).

• Como producto: responde a una estrategia narrativa peculiar, así como a un tipo de formato que define el contexto de enunciación y, por consiguiente, un campo de efectos de sentido.

Género fuerte porque provee reglas estructurales pre­cisas, estables y redundantes que forman la competen­cia de los espectadores. El consumo de la telenovela implica una actitud especial, un sistema de pasiones que provocan, bien la fidelidad y el apego, bien el desinterés y la desconfianza al producto. La seriali­dad, duración y elevada frecuencia de transmisión son también señalados como elementos esenciales que condicionan la forma en que se consume el teleserial melodramático.

La recepción de la telenovela es así, parte consti­tutiva del género, es una actividad ritualizada que se realiza en el plano de la convivencia y lo lúdico, convir­tiéndose en un hábito cotidiano, con lo que la fidelidad a la historia se fortalece.

En otro sentido, Nora Mazziotti (1993a) enfatiza a la telenovela como un género intertextual, porque se nutre de formatos provenientes de variadas matrices. Esta investigadora llama la atención sobre la creciente auto­conciencia que caracteriza a la telenovela. El hecho de que en muchas de ellas los propios personajes opinan sobre las leyes del género o que otros programas televisivos parodian a las telenovelas, habla, según Ma­zziotti, de un nivel metatextual que tiene conciencia de

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las convenciones de género, e incluso de una compe­tencia generalizada y de autoconciencia entre géneros. Por su parte, Marta Klagsbrunn propone una intere­sante definición de la telenovela como comunicación esquemática, diferenciable tanto del género informativo como del de ficción.

La novedad de esta propuesta radica a nuestro juicio en la diferenciación de la telenovela de la ficción, don­de es incluida como un subgénero por la mayor parte de los autores. Para Klagsbrunn, la comunicación esquemática tiene sus propios principios y se construye según reglas relativamente fijas. Esta hipercodificación de la telenovela es destacada también por Mattelart y Mattelart (1988) y puede compararse con el concepto de género fuerte que maneja Escudero.

A diferencia del género informativo, la comunica­ción esquemática no ofrece al receptor una ampliación del campo referencial y, a diferencia de la ficción, no renueva dicho campo. Klagsbrunn considera que en la comunicación esquemática el campo de referencia es un concepto subjetivo, esto es, una realidad interna. Esta modalidad de comunicación no requiere por parte del espectador, la exposición a tensiones o exigencias que pongan en juego su posición. Clasificar a la tele­novela como comunicación esquemática no significa para esta autora concebirla como arte inferior, sino como género de un tipo especial de arte.

Lo esquemático tiene el objetivo de hacer que el espectador participe a través del suspenso, experimen te placer ante las emociones que presenta la tele no vela, pero sin peligro de confundir la ficción con la realidad. El placer del televidente se deriva de la fidelidad de la representación del mundo interno, vivencial, de los sentimientos, no de la representación de la realidad externa.

Desde otra óptica, la diversión del receptor puede estar basada, según Klagsbrunn, en el reconocimiento del esquema, tanto de la estructura estable, como de las variaciones. El ejercicio lúdico consiste –lo mismo para el emisor que para el público– en la capacidad de percibir el desplazamiento entre la repetición y la nove­dad (este último elemento sólo funcionaría a nuestro juicio en el caso de lectores especialmente competentes).

Otros enfoques igualmente fecundos y con algunos puntos de contacto con el anterior son los de Muñiz Sodré (1997), Vilches (1997), Fuenzalida (1993) y Martín Barbero (1993), quienes examinan la referencia­lidad como una de las principales marcas de identi­dad del género, pero de una modalidad peculiar de referenciali dad, muy diferente y mucho más compleja que la del género informativo.

Muñiz Sodré considera a la telenovela como un género de ficción con un “potencial de interacción con la vida cotidiana”, sin embargo, semejante al del periodismo. También Martín Barbero (1993:58) analiza esta aparente contradicción entre los rasgos propios del melodrama –entendido como macrogénero– y su capacidad de aludir a la realidad:

Melodrama y cotidianidad: ¿qué sentido puede tener

ahí la conjunción? ¿No es acaso el melodrama, según

los críticos, el relato más alejado de la vida, el más

ensoñador? y, sin embargo, el melodrama toca la vida

cotidiana, enchufa con ella no sólo como su contrapar­

te, como su sustituto, sino como algo de lo que está

constituida.

De igual forma, para Fuenzalida (1993:96):

la verdad del género telenovela está en su capacidad

de hablar de la vida (reconocimiento) al interior de

la fanta sía ficcional. El género tiene, entonces, una

verdad interna, una verosimilitud según las reglas de la

analo gía, las cuales no son las reglas referenciales del

documental, del reportaje o del informativo noticioso.

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Lorenzo Vilches, por su parte, en una novedosa con­cepción, ve la esencia de la telenovela como género, en la contradicción entre lo verosímil y lo creíble. En la telenovela no hay verosimilitud en el reflejo de la reali­dad, pero sí credibilidad: “quien llora en la teleno ve la es inmediatamente creído por el especta dor”(1997:57), “las lágrimas de la telenovela son lágrimas verdaderas” (1997:60).

En una postura similar a la de Klagsbrunn, Vilches (1997:62) considera el reflejo de los sentimientos como el centro de la narrativa telenovelesca. En tal sentido, la función de la telenovela no es mostrar la realidad social o política de un país, sino hacer que se escuchen las emociones recreando los mitos históricos de la humanidad: “Estamos ante un género convencido de la pertinencia de los sentimientos; es decir, del indivi­duo. Quizá por esto, la telenovela sea el único género donde ser y decir son una misma cosa”.

Un elemento, a nuestro juicio, no siempre suficien ­te mente considerado en los enfoques de la telenovela, es la dimensión económica del género, destacado por Mattelart y Mattelart (1987), Mazziotti (1996) y Martín Barbero (1992). La articulación de la telenovela con los procesos económicos y el modo en que dichas articula­ciones inciden sobre la recepción, ha sido destacado por Martín Barbero, quien considera que la telenovela evidencia como ningún otro producto cultural “las con­tradictorias articulaciones que entrelazan las dinámicas culturales a las lógicas del mercado” y “atestigua tam­bién la larga experiencia del mercado en convertir el negocio de la cultura en negociación entre las lógicas del sistema productivo –estandarización y rentabilidad– y las dinámicas de la heterogeneidad cultural (Martín Barbero, 1992:8).

El conjunto de estudios sobre la especificidad del género telenovela –sólo brevemente reseñados en este trabajo– a nuestro juicio constituyen un serio y nove­doso aporte a la conceptualización de este relevante producto de la comunicación de masas, ya que revela la complejidad de su análisis, considera las múltiples dimensiones –artística, sociológica, psicológica, semiológica– que en su inter pretación intervienen y permiten entender por qué estos programas ocupan en el presente –“...y mucho más que el teatro moderno o el cine de la gran pantalla la función social de las an­tiguas tragedias griegas...” (Escudero, 1997: Contracu-bierta).

Composición textual (mecanismos dis-cursivos y de enunciación)Este tipo de investigación se centra en el análisis de las invariantes o rasgos distintivos del mecanismo de enunciación de la telenovela. Los resultados demuestran, como ya hemos señalado, la transformación y dinamis­mo del género y su complejidad y diversidad crecientes.

Como invariantes de la telenovela aparecen esen­cialmente las convenciones provenientes de su matriz melodramática; mientras que las variables se relacionan con:

• La manera en que se asume lo melodramático.• Las temáticas, estilos e intertextualidades propias

de los diferentes textos, televisoras y países.Los estudios que examinan las constantes del género

(Mazziotti, 1993a, 1993 b; Klagsbrunn, 1997; Martín Barbero, 1993; Puppo, 1997; Mendoza, 1998) desta­can que si bien la telenovela muestra en su evolución un alejamiento del tratamiento melodramático clásico, ésta sigue constituyendo su matriz fundante, que deter­mina, entre otros, los siguientes rasgos:

• Desmesura ligada al impacto emocional, derro­che, expresión exacerbada de las pasiones.

• Diseño de los personajes con base en rasgos arquetípicos y estereotipados que los hacen fácilmente decodificables.

• Modelo de relaciones basado en la lucha, que tiende a restituir un orden socialmente aceptado.

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• La trama central es generalmente la historia de un hombre y una mujer que se aman, pero antes de con­sumar su amor, deben vencer numerosos obstáculos, acontecimientos inesperados e intrigas.2

• Esquema narrativo relativamente fijo, construido a partir de contradicciones desarrolladas a través de tra­mas principales y secundarias. El final feliz es un elemen­to constituyente de este esquema; sin embargo, no es tanto lo que sucederá al final lo que mantiene el interés del espectador, sino cómo sucederá. El suspenso se mantiene principalmente por el desarrollo de la historia.

• El suspenso, la intriga y el secreto como ejes narrativos centrales. El secreto aparece como una estrategia de producción del efecto de la sorpresa de la revelación (Escudero, 1997). La espera es llevada hasta sus últimos límites, hasta el descubrimiento de la verdad, que se producirá sólo al final del relato.

• Uno de los personajes centrales lucha por develar un misterio, casi siempre relacionado con el reconoci­miento de la identidad: ...“Del hijo por el padre o de la madre por el hijo, lo que mueve la trama es siempre el desconocimiento de una identidad y la lucha contra los maleficios, las apariencias, contra todo lo que oculta y disfraza: una lucha por hacerse reconocer” (Martín Barbero, 1993:59).

• En la mayoría de los casos, los personajes prota­gónicos pertenecen a diferentes estratos socioeconómi­cos.

Peculiaridades por paísesLos trabajos de varios autores latinoamericanos se dirigen a develar características propias y diferenciales de la producción de determinados países, especial­mente de los de mayor tradición en el género. En tal sentido, aún cuando, siguiendo a Mazziotti (1993), “la identidad es siempre coyuntural”, es posible establecer ciertos rasgos definitorios de los estilos nacionales:

Modelo brasileño: (Klagsbrunn, 1997; Muñiz So­dré, 1997; Ortiz, 1996; Martín Barbero, 1992; Ged­des, 1991).

• Alta utilización de argumentos ambientados en el país y en el presente; raigambre político­cultural con la realidad nacional.

• Centralidad en el reflejo de conflictos familiares.• Diversidad de subgéneros como la parodia, farsa,

la comedia y la telenovela realista.• Duración media aproximada de 160 capítulos de

60 minutos y 40 personajes.• Mayor complejidad de los esquemas narrativos

que la de otros países. Elevado número de subtramas e historias secundarias y personajes.

• Variedad de locaciones que responden a las viven­cias de los personajes. Diseño de los espacios de acuer­do con las situaciones y funciones que desempeñan.

• Ritmo ágil, cinematográfico, escenas cortas.

Modelo venezolano: (Mendoza, 1996, 1998; Martín Barbero, 1992).• Predominio del esquema tradicional, pero con in­cor­poración de temas de la vida diaria del venezolano.

• El amor como temática central.• Lenguaje universal y neutral.• Esquema narrativo simple. Escasos y fuertes nú­

cleos principales, alrededor de los cuales se desarrollan las acciones secundarias.

• Elementalidad dramática y austeridad narrativa.

2 Mattelart y Mattelart (1988:33) ilustran este hecho cuando señalan que en la telenovela brasileña “los protagonistas se encuentran, casi invariablemente, en el capítulo 30 y se pasan los 120 episodios restantes resolviendo los obstáculos que se oponen a su amor”.

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Modelo mexicano: (Mazziotti, 1993, 1996;Mendoza, 1998).• Tratamiento efectista y elevado apego a la matriz melodramática tradicional del género (en consonancia con la influencia del viejo cine y la música mexicanos).

• Espesor barroco de la escenografía, lujo de los decorados, aligeramiento del ritmo visual.

• Preeminencia de una estructura narrativa conven­cional, basada en esquemas relativamente fijos.

Modelo colombiano: (Mendoza, 1998, Martín Barbero, 1992).• Formato similar al venezolano y mexicano (años noventa).

• Alta estandarización, condicionamiento a los impe­rativos comerciales, lo que determina la esque­matización en el tratamiento narrativo y el empobreci­miento temático.

• Tradición satírico­costumbrista, aplicada al tratamiento de las culturas regionales y sus modos particulares de ver la vida.

Modelo argentino: (Mazziotti, 1996, 1993a).• Intertextualidad teatral, proveniente de la fuerte actividad teatral argentina –especialmente del teatro costumbrista– en cuanto a personajes, ambientes y lenguajes.

• Década de los noventa: Predominio de dos modelos: novela de productor y novela de actriz. El primero enfatiza en los aspectos técnicos por encima de la estructura narrativa. El segundo incluye una gran diversidad formal e incorpora elementos de la comedia y el vodevil. A su vez, al interior de este último modelo coexisten una telenovela más tradicional y otra de ma­yor complejidad en la caracterización de los personajes y tratamiento de temas de actualidad.

Evolución del géneroAl analizar la telenovela desde una perspectiva diacró­nica (Mazziotti, 1993a), es decir, la evolución temporal de la producción dentro de un mismo país, se hace evidente la generalizada evolución del género, condi­cionada por los avances y exigencias de las tecnolo­gías de producción, las formas de comerciali zación y los variados intereses de una audiencia cada vez más segmentada y numerosa (Mazziotti, 1993a; Mendoza, 1998).

Las principales tendencias de su evolución son, en líneas generales, las siguientes:

1) Redefinición y modernización del melodrama.2) Tránsito hacia una configuración más realista

y verosímil.3) Incorporación de una gran diversidad temática

de actualidad.4) Inclinación por el enfoque crítico de la realidad

social.5) Mayor profundización psicológica de

los personajes.6) Tendencia a la hibridación. Incorporación de va­

riados rasgos de otros géneros como la ironía, la farsa, la comedia, los elementos policiales, etcétera.

7) Ampliación y diversificación crecientes de las audiencias.

8) Tendencia opuesta a la estandarización, reafirma­ción de los formantes más tradicionales, empobreci­miento narrativo y temático, pérdida de las tradiciones y estilos nacionales más autóctonos, ocasionadas por los determinantes externos de la internacionalización que establecen la necesidad de universalizar el discurso.

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Producción y comercializaciónEl interés por el estudio de la producción y comerciali­zación de la telenovela se vincula con las dimensiones industrial y económica de este producto de la cultura de masas, aristas determinantes en el análisis del géne­ro desde el incremento de su circulación internacional en la década de 1980.

Diversas investigaciones enfatizan en la lógica y el significado económicos, sin los cuales es imposible entender hoy el fenómeno telenovela como “el produc­to más rentable de la historia de la televisión mundial” (Ortiz, 1991:112) o eje vital de la industria televisiva latinoamericana (Mendoza, 1998).

Desde esta óptica, Mazziotti (1996:5) sostiene que la importancia de la telenovela radica en que:

• Es el género televisivo que más se produce en América Latina.

• Constituye una de las zonas más dinámicas de la producción televisiva, generando casi siempre los mayores réditos económicos.

• Es un producto de fuerte circulación nacional, continental e internacional.

• Es el género televisivo que más se exporta y se ha exportado históricamente.

• Ha desplazado a la programación estadounidense en muchos países.

• Ha contribuido a la conformación de un star sys-tem latinoamericano.

• Posee estrecha relación con otras industrias como la publicitaria, fonográfica y periodística.

Aspectos económicos de la producciónLos estudios sobre producción de telenovelas revelan el peso que la ficción melodramática tiene dentro de la programación general de los sistemas televisivos latinoame ricanos, especialmente en la de los principa­les productores (Brasil, México, Venezuela y Colombia).

A finales de la década de 1970, 53% de las inver­siones de la cadena brasilera Globo, se destinaba a las telenovelas, para cuya grabación y difusión se moviliza­ba 40% del equipo técnico (300 técnicos y tres camio­nes para rodajes en exteriores durante las 24 horas del día) (Mattelart y Mattelart, 1988). Roque Santeiro, por ejemplo, movilizó ochocientas personas en su produc­ción; dos dramaturgos, un guionista y un investigador trabajaron en el libreto y la edición de cada capítulo de 50 minutos requirió aproximadamente diez horas de trabajo (Martín Barbero, 1992).

En México, por su parte, se asignan a la producción de las diferentes telenovelas presupuestos, recursos y una valiosa infraestructura material y tecnológica en función de determinados criterios corporativos. A finales de la década de 1980 Televisa asignaba entre 900 000 000 y 1 600 000 000 de pesos mexicanos de presupuesto por producción promedio de 160 capítulos (González, 1994). Estos datos, como sostiene Jorge González, demuestran que la producción de teleno­velas con carácter profesional y competitivo, es sólo posible dentro de poderosos sistemas de televisión.

Es difícil –dado el carácter confidencial de la información– encontrar cifras fiables sobre los costos de producción de estos espacios. No obstante, Ortiz y Ortiz (1991) estimaban el costo promedio por capítu­lo entre 10 000 y 15 000 dólares durante la década de 1980, cifra que se ha incrementado considerable­mente en la actualidad.

Según datos de Tepuy International de 1998 (cita­do por Lara, 1998), Venezuela invierte entre 20 000 y 25 000 dólares por cada hora y Colombia entre 50 000 y 60 000. Otras fuentes3 revelan que México realiza una inversión de 40 000 dólares por capítulo; mientras que la producción de Brasil es la más cara de todas (cerca de 150 000).

3 cbs Telenoticias, Primer encuentro de la telenovela, Caracas, Vene­zuela, 12 de marzo de 1998.

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Pero no se trata sólo de las inversiones: otras cifras dan cuenta de la elevada rentabilidad de este pro­ducto. Un capítulo que en los ochenta costaba en Brasil 15 000 dólares, superaba la inversión sólo por concepto de inserción de publicidad directa (por esta vía recaudaba 19 800) (Ortiz y Ortiz, 1991). En la misma fecha, en México se transmitían entre seis y ocho minutos de anuncios comerciales cada media hora de telenovela, a razón promedio de 15 000 dólares por minuto (González, 1994).

Se conoce, por otra parte, que cada acción de mer-chandising (publicidad indirecta) es 40% más cara que la publicidad tradicional comercial. Si el valor de cada acción es mayor que el costo total del capítulo y en una novela se hacen hasta 130 acciones de este tipo, puede entenderse porqué “la telenovela paga toda la televisión brasileña” (Ortiz y Ortiz, 1991:112).

Según el periódico Veja, mientras que Globo invierte actualmente un promedio de 25 millones de reales por producción, el precio de una sola inserción comercial de 30 segundos es de 65 000 reales. Cada capítulo de la telenovela Corpo Dourado, por ejemplo, requirió una inversión aproximada de 80 000 reales, cifra que prácticamente se paga con una inserción publicitaria. Mientras que el costo total de esa novela fue de 25 000 reales, recaudó aproximadamente 40 000, lo que significa una ganancia de 15 000 reales.

Otras importantes entradas son las asociadas al negocio discográfico. La banda sonora de una novela

de O’Globo daba lugar, en la década de 1980, a un pro me dio de ventas de 200 000 discos lp en Brasil y de 600 000 a 1 000 000 en el mercado internacional (Mattelart y Mattelart, 1988).

Sistema y rutinas básicas de producciónLos análisis sobre los sistemas productivos de la te­lenovela, evidencian algunos rasgos distintivos de la industrialización del género:

• Acelerado ritmo de trabajo –casi maratónico– de­terminado por las lógicas industriales de rentabilidad: En Venezuela se llegan a grabar hasta 20 escenas por día (Mendoza, 1996); mientras en México se graban 24 minutos diarios que se realizan como promedio en 10 horas (González, 1994). Por su parte, la brasileña O’Globo producía en la década de 1980, 30 minutos diarios de tiempo útil.

• Alto porcentaje de grabación en interiores.• Parámetros de realización cada vez más estrictos,

pero con un enfoque desde la producción más que desde la creación.

• Producción subordinada al rating o presión del pú­blico, lo que puede variar el contenido de las tramas, los personajes y el curso de la acción.

• Carácter colectivo de la creación (dada la canti­dad de capítulos y la presión de trabajo, existe por lo general un equipo de guionistas).

• Fragmentación del trabajo propia de cualquier producción industrial. Segmentación entre las diferentes funciones.

• Papel determinante de la edición y sonorización, que transforman sensiblemente el producto final.

cuadro 1. Precio Por caPítulo de una hora (usd).

Región PRecio

Europa 10 000

Centroamérica 300

Estados Unidos (Univisión) 3 000/5 000

Argentina, Chile, México 2 000

Colombia 1 500

Ecuador y Perú 1 000

Bolivia, Paraguay, Uruguay 500

España e Italia 7 000/10 000

Alemania 8 000

Grecia, Turquía, Israel 1 000/2 000

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Comercialización y exportaciónEl incremento de la circulación internacional de la telenovela –no sólo en nivel regional, sino en Europa, países árabes, Asia y África–, es un rasgo distintivo de las últimas décadas, que ha incidido notablemente so­bre la composición textual del producto, determinando la neutralización de matices nacionales, la pérdida de marcas culturales definidas y la consecuente estandari­zación del género.

El fenómeno de la exportación de telenovelas entre los países latinoamericanos y hacia otros continentes, ha alcanzado significativas dimensiones, hasta el punto de constituir, como hemos apuntado, el género televisivo históricamente más exportado: se vende en la actuali­dad a más de 160 países en todo el mundo (Mendoza, 1998).

Entre los principales países exportadores se encuen­tran México, Colombia, Venezuela y Brasil, donde las produc ciones de O’Globo se exportaban desde prin­cipios de la década de 1990 a 128 países del mundo (Mazziotti, 1993b). La exportación de telenovelas le reporta anualmente a Globo 30 millones de dólares. La esclava Isaura ostenta el título de campeona de ventas al ser exhibida en más de 80 países (Folha de S. Paulo, 1996).

Según datos de la División Internacional de Ventas de Globo, en 1991, por ejemplo, solamente esta tele­visora exhibía en 40 países del mundo, un total de 77 telenove las (Arruda, 1991). Diversos datos dan cuenta

de la magnitud del fenómeno de la exportación. Estudiosos del género consideran que –más que el

petróleo– la telenovela es el producto de exportación más distintivo de la Venezuela contemporánea, cuyo rol en la introducción de divisas al país será cada vez más relevante. La producción venezolana de ficción seriada ha conquistado al mercado latino de Estados Unidos y se expande desde Los Ángeles hasta Chicago. Luego de su consolidación como género comercial primero en Sur y Centroamérica, la telenovela venezolana se expandió a Estados Unidos, Europa y Asia.

Marta Colomina (citada por Mendoza, 1996) revela cifras del rango de precios de tarifas internacionales del producto en los diferentes mercados (véase cuadro 1).

Por su parte, Televisa, uno de los principales produc­tores/exportadores, ya en 1968 vendía entre 10 000 y 15 000 horas anuales de telenovelas, cifra que se incrementó a 25 000 en 1984. En la década de 1980 el consorcio logró vender todas las telenovelas: los 103 títulos producidos en la etapa fueron exportados a Es­paña, Italia, Francia, Bélgica, China, Inglaterra, Corea, Líbano, Singapur, Turquía, Túnez, Norte de África, toda América Latina, Estados Unidos y Canadá, cubriendo cerca de 200 000 horas de transmisión. Los principa­les mercados receptores fueron: Estados Unidos (que transmitió 52 novelas), Italia (29), España (9) y Canadá (5). Rosalinda, una de sus últimas producciones había sido prevendida en 110 países antes de que comenzara su rodaje.

Foto: Laura Verónica Mancillas Robles

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Recepción, uso y consumoSi bien son relativamente amplios los estudios de recep ción, uso y consumo de telenovelas, los resulta­dos obtenidos son difíciles de estructurar e integrar en un cuerpo sistematizado. Ello obedece a la variedad de enfoques teóricos de los que parten las diferentes indaga ciones, así como la diversidad metodológica que los caracteriza, desde los problemas y propósitos investiga tivos planteados, hasta las técnicas empleadas y los sujetos analizados.

Las investigaciones de recepción, que a continuación se sistematizan, se basan fundamentalmente en los estudios llevados a cabo en nuestro continente sobre la telenovela latinoamericana, pero no excluyen trabajos sobre recepción de la soap opera estadounidense en otros públicos. La información expuesta corresponde a las cinco principales tendencias de análisis que sobre recepción de telenovelas fueron identificadas en nuestra investigación documental.4

Teleaudiencia (magnitud y composición de los auditorios)Los estudios sobre audiencia de telenovelas muestran en la última década un radical desplazamiento del enfoque cuantitativo al cualitativo. Del interés por la descripción de los auditorios de las telenovelas según determinadas varia bles sociodemográficas, se pasa cada vez más a los estudios cualitativos a profundidad, cuyo principal interés es la caracterización del proceso de reconstrucción del texto por parte del receptor.

La mayor parte de las investigaciones cuantitativas tradicionales utilizan sondeos de audiencia, gene­ralmente con el objetivo de ofrecer datos del público a empresas o entidades de comunicación.

El rating constituye el procedimiento habitual a través del cual se miden los auditorios y expresa la cantidad de personas que se exponen a la telenovela sobre un máximo de l00 puntos. No obstante, esta cifra no permite comparaciones entre los datos de diferen­tes estudios, pues puede tener diferentes significados; por ejemplo, referirse a una telenovela en general u obte nerse para cada capítulo, así como ser alcanzada a partir de diferentes técnicas, tales como encuestas coincidentales, registros de programas, encuestas tele­fó nicas o medidores electrónicos.

A pesar de la diversidad de enfoques utilizados, los datos obtenidos permiten constatar que las telenovelas se encuentran entre los programas con mayor audien­cia en toda América Latina.

Los trabajos realizados por Quiroz (1997) en Perú, Fuenzalida (1992) en Chile, Fadul (1993) en Brasil, Martín Barbero (1993) en Colombia y González (1994) en México, revelan los altos índices de audiencia de la telenovela, género que se ubica dentro de los espa­cios televisivos más consumidos y preferidos por los televidentes. Los resultados de éstos y otros muchos trabajos muestran las siguientes regularidades:

4 De acuerdo con los indicadores empleados para este objetivo, se clasificaron las investigaciones según el aspecto de la recepción que abordan en: i. Teleaudiencia (magnitud y composición de los auditorios); ii. Dispositivos de lectura (diferentes hipótesis); iii. Tipos de apropiación de la telenovela; iv. Mediaciones que intervienen en la recepción de la telenovela; v. Usos sociales y efectos de la telenovela.

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• Auditorio preferentemente femenino de la tele­novela. No obstante, estudios recientes denotan el creciente interés de los hombres en el género.

• Capacidad de la telenovela de captar la atención de niños, adolescentes y jóvenes.

• Influencia de variables sociodemográficas (edad, sexo, clase social y ocupación) en la magnitud de las audiencias y en los modos de relacionarse con las telenovelas.

Diferentes datos dan cuenta de la magnitud de la teleaudiencia del género. Según el conocido investiga­dor del tema, Robert Allen, la mayoría de los sistemas televisivos latinoamericanos transmiten un promedio de 12 telenovelas semanales, por lo que la audiencia del género es mayor que la de cualquier otro tipo de espacio nacional o importado (Allen, 1995:2).

En México, en 1991, las transmitidas por Televisa, el mayor productor de telenovelas, eran sistemáticamente seguidas por 70% de la población con acceso al medio (Allen, 1995). El estudio realizado en este país por Jor­ge González en 1987, puso de manifiesto que en las seis ciudades investigadas,5 al menos entre 60% y 80% de la población se exponía regularmente a las teleno­velas (80% de las mujeres y casi 50% de los hombres seguía en el momento de la pesquisa al menos una telenovela) (González, l994).

En una investigación etnográfica efectuada más tarde (1989) en Colima, Uribe (1993) encontró que las cuatro familias estudiadas recordaban un significativo número de títulos de las telenovelas más vistas, algunas de ellas trasmitidas 20 años antes de la fecha de la entrevista. Los miembros de una de las familias fueron capaces de recordar los títulos de 49 telenovelas, lo que habla a favor de la “competencia telenovelesca” de los sujetos y de la significativa presencia histórica de la telenovela en sus vidas.

Por su parte, en Brasil, toda una potencia en la pro­ducción y exportación del género, las telenovelas pue­den llegar a alcanzar una audiencia de 40 millones de televidentes (Allen, 1995:2). La teleaudiencia media de cada telenovela de Globo está estimada en 15 millones de personas diariamente (Valladares, 1998) y se llegan a trasmitir diariamente tres novelas sólo de esta cadena televisiva.

Ya en 1977 las telenovelas ocupaban en Brasil el primer lugar de audiencia, superando incluso la teleaudien cia de la programación fílmica importada.

Del máximo de 100 puntos de rating, las telenovelas de la Red Globo trasmitidas en el denominado horario estelar (entre las 20:00 y 21:00 horas) llegaban a alcanzar en 1986 puntajes de 78%; mientras que 38 puntos representaba el más bajo índice captado (Ortiz et al., 1991). Se afirma incluso que la “novela estelar” de Globo, Roque Santeiro, logró en sus últimos capítu­los, 100% de rating (Mattelart y Mattelart, 1987).

Quiroz y Márquez (1997:207) señalan que la audiencia femenina de la telenovela más vista en Perú, es de un estimado de 60 000 espectadoras del sector “alto/medio” y de 187 000 para el grupo “bajo/muy bajo” de Lima.

En Colombia, por su parte, “las telenovelas cons­tituyen en conjunto, el programa de mayor sintonía: agrupadas por frecuencia obtienen 40% del total”... (Martín Barbero, 1993:45):

5 Colima, Guadalajara, León, Ciudad de México, Puebla y Veracruz. La población agregada de esas ciudades equivalía a 65% de la población urbana del país en esos momentos.

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Aún cuando la mayor parte de los estudios de au­diencia se limitan a las zonas urbanas, algunos datos revelan las altas teleaudiencias y preferencias de la telenovela en el sector rural: La investigación realiza­da por Fuenzalida, en 1988, con 2 455 campesinos chilenos, puso de manifiesto que mientras 40% de los campesinos jóvenes declaró no leer nunca o hacerlo menos de una vez por mes, la telenovela resultó ser el espacio televisivo favorito, seguido con sistematicidad en sus trasmisiones habituales o durante los resúme­nes de fin de semana por los estudiantes que vivían en régimen de internado.

En Cuba, las encuestas realizadas por el Centro de Investigaciones Sociales del icrt muestran el liderazgo de las telenovelas en la estructura de consumo y prefe­rencias televisivas del receptor cubano.

Por último, los estudios que abordan la recepción de telenovelas producidas en otros países, confirman las enormes audiencias transculturales que logra alcan­zar el género. En tal sentido, se destaca el fenómeno de La esclava Isaura, la telenovela brasileña más vista por públicos de otros países. Se afirma que en Polonia, donde 28 millones de telespectadores la siguieron, fue elegida como el mejor programa de televisión emitido en los últimos diez años (Mattelart y Mattelart, 1987).

Durante su transmisión en Bélgica, en 1985, La esclava Isaura alcanzó desde su decimoprimer capítulo, 1 495 000 telespectadores, para terminar con 2 030 000 en su último episodio. Según datos del Servicio de Estudio de la BRT (Radio­Televisión Belga), de cada tres belgas de lengua holandesa mayores de l2 años de edad, más de uno vio el último capítulo de Isaura, telenovela que se ubicó –también en este país– en la lista de los l0 episodios de mayor audiencia, superando incluso el histórico éxito alcanzado por la serie gringa Dallas .

Similares éxitos han sido los de la telenovela mexicana Los ricos también lloran en Rusia, donde se estima que 70% de la población (200 millones de tele­videntes) la vieron con regularidad durante su trans­misión en 1992, convirtiéndose en el programa más popular de la historia de la televisión Rusa (Baldwin, 1995). En este país, las telenovelas han transformado los hábitos de la población. La brasileña Mujeres de arena, por ejemplo, trasmitida en 1996, logró concen­trar el doble de los televidentes habituales de ese horario.

La venezolana Cristal, por su parte, alcanzó en España (1989­90) un récord de sintonía de 7 millones de telespectadores, convirtiéndose en el mayor éxito de la televisión en este país y abriendo definitivamente las puertas del mercado europeo a la producción venezo­lana (Mendoza, 1996).

Un fenómeno también ilustrativo es el de la Cadena Univisión, donde el consorcio mexicano Televisa, posee actualmente acciones con aproximadamente 80% de la audiencia hispanoparlante de los Estados Unidos y en el que la telenovela constituye la “carta fuerte” de su programación (Mazziotti, 1993).

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34Semillero

octubre-diciembre de 2002octubre-diciembre de 200234Semillero

* Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo, uabc.

El continuo avance de las tecnologías de la información y la co municación han impactado fuertemente en la difusión del conocimiento científico.

Las publicaciones electrónicas que hoy conocemos han tenido una evolución desde la década de 1960 que, según Hans Roes (1996) más que cronológica ha sido lógica, pues se ha pasado de un uso de la computadora como herramienta para la edición y composición gráfica de las publicaciones impresas, a su aprovechamiento como medio para crear y difundir publicaciones en línea.

Un estudio cibernético para el caso de una revista electrónica de inves-

tigación educativa

Graciela Cordero Arroyo*Javier Organista Sandoval*

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En el ámbito universitario, la posibilidad de consultar digitalmente los productos de la investigación ha desper­tado especial interés, principalmente por las venta jas que ofrece, entre las que destacan: rapidez en el proceso de comunicación; alcance internacional de la información; disponibilidad las 24 horas del día, los siete días de la semana; posibilidad de consulta de la informa ción desde la casa, la oficina, el laboratorio; artículos encadenados a cuerpos mayores de informa ción; incorporación y manejo de recursos multimedia, e interactividad entre usuarios.

Uno de los campos que se ha desarrollado parale-la-mente al auge de las publicaciones electrónicas, es la cibermetría. La cibermetría se define como el enfoque que se adopta para desarrollar investigación cuantitativa sobre información electrónica en el ciberespacio (Dahal, 1999); también se define como la medición de las características operacionales de una computadora en el ciberespacio (Bramhill y Sims, 1997).

En este trabajo se presenta un estudio de algunos indicadores cibermétricos para el caso de una revista electrónica de investigación educativa. Nos referimos a la Revista electrónica de investigación educativa (Re-die) (http://redie.ens.uabc.mx ) publicación arbitrada del Institu to de Investigación y Desarrollo Educativo de la Universidad Autónoma de Baja California, que se dis-tribuye únicamente en formato digital. La Redie publicó su primer número en línea en noviembre de 1999. A la fecha se han publicado seis números con una periodicidad semestral.

Objetivo El propósito del presente estudio es caracterizar la activi-dad de un servidor web, mediante el uso de indicadores cibermétricos que den cuenta de: a) infor mación de usuarios, su país de origen y dominios de internet; b) tipo de información consultada; c) actividad del web: por mes, día y hora; y d) navegador utilizado.

Figura 1. Cantidad mensual de visitantes diferentes.

can

tidad

Visitantes diferentes7 000

6 000

5 000

4 000

3 000

2 000

1 000

0 May-00 Sep-00 Ene-01 May-01 Sep-01 Ene-02 Jul-00 Nov-00 Mar-01 Jul-01 Nov-01

Periodo

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MétodoA continuación se muestra la forma cómo se recopiló la información, los programas utilizados y el procedimiento para procesar la información.

Datos. La información se extrajo fundamentalmente de 660 archivos de registro diario de accesos/actividad (log files) del servidor web: http://redie.ens.uabc.mx durante el periodo de mayo de 2000 a febrero de 2002 (aproximada­mente cuatro semestres). Los archivos de registro de acti-vidad son generados de forma automática por el software del sistema operativo (Server 2000).

Software. Los programas utilizados para el análisis de los archivos de registros fueron Openwebscope© de Leech Software Inc. y SPSS© versión 10.0.

Procedimiento. Se consideraron agrupamientos mensua les y semestrales de los archivos de registro, depen diendo del indicador cibermétrico a estimar. Se se-leccionaron las variables a procesar: cantidad de usuarios, origen, dominios, actividad, tipo de servidor y preferen-cias de selección. Dicha selección se hizo desde el progra-ma Openwebscope. Como resultado del pro ce samiento, se generaron los archivos con los resultados concentrados de forma mensual o semestral de las variables.

ResultadosLos resultados obtenidos para los distintos indicadores cibermétricos se presentan en cuatro apartados:

a) Accesos. Se consideró visitante distinto al usuario que no hubiere accesado el servidor web con anterio ridad. La figura 1 muestra una tendencia ascendente en la can-tidad mensual de visitantes distintos. Se registraron 375 en mayo de 2000 y 6 080 para el final del periodo. Los dominios de internet, o nombres registrados para caracte­rizar un nodo dentro de la red, tuvieron una tendencia ascendente, similar al gráfico de visitantes distintos, con 90 al inicio y 886 al final del periodo (véase figura 2). Los países de origen de los usuarios, también se incremen­taron de 12 a 42 (véase figura 3). Resalta el hecho de que no únicamente se tuvieron accesos provenientes de países de habla hispana, como puede observarse en el cuadro 1, lo cual se explica debido a que la revista publica algunos artículos en inglés e incluye el título y abstract de todos los artículos publicados en dicho idioma.

Figura 2. Incrementos mensuales en la cantidad de dominios de internet.

Dominios de internet

can

tidad

1 000900800700600500400300200100

0May-00 Sep-00 Ene-01 May-01 Sep-01 Ene-02 Jul-00 Nov-00 Mar-01 Jul-01 Nov-01

Periodo

Figura 3. Países de procedencia de los usuarios de internet.

Países de procedencia50454035302520151050

can

tidad

May-00 Sep-00 Ene-01 May-01 Sep-01 Ene-02 Jul-00 Nov-00 Mar-01 Jul-01 Nov-01

Periodo

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b) Tipo de información consultada. La información presentada en el servidor web, consiste básicamente en artículos de investigación y enlaces a sitios de interés educativo. La figura 4 muestra una tendencia ascendente en las consultas para ambas categorías de información. Sin embargo, en el semestre 2001­2 se observa mayor distancia entre los accesos a sitios de interés y la relacio­na da con los artículos. Esto sugiere un interés muy específico de los usuarios por los artículos presentados en el servidor. Lo anterior se reafirmó al realizar un segui-miento puntual a cuatro artículos, donde uno de ellos se denomina “artículo invitado” y es una aportación de un autor de reconocida trayectoria internacional. La figura 5 muestra la diferencia en la cantidad de consultas que tuvo el artículo invitado (rodgo.html), en relación con los tres artículos arbitrados de ese número durante los dos años de observación. Puede verse que si bien el número de accesos al artículo invitado son inicialmente mayores, el número de accesos de los artículos arbitrados aumenta paulatinamente y se mantiene relativamente constante.

c) Actividad del web. El indicador de actividad de la revista se obtuvo por mes, día y hora. En el caso de la actividad mensual, los resultados muestran una tendencia ascendente; es de notar que en periodos vaca cionales la actividad se decrementa (véase figura 6). La variación encontrada en la actividad guarda correspondencia con la cantidad de visitantes distintos (véase figura 1). La activi dad del servidor según el día de la semana, alcanzó un máximo el lunes, y decreció paulatinamente durante los días siguientes hasta llegar a valores mínimos para el fin de semana (véase figura 7). Éstos últimos coinciden con los días de descanso de las instituciones educativas; sin embar go, la actividad en días hábiles (lunes­viernes) mantiene una relativa estabilidad. Para los registros de actividad por hora del día, se observó que alcanza un máxi mo entre 11:00 y 13:00 horas; una actividad impor-tante también se observa entre las 17:00 y 19:00 horas (veáse figura 8).

Figura 4. Preferencia de consultas de los usuarios entre artículos y sitios de interés.

700 000

600 000

500 000

400 000

300 000

200 000

100 000

0 2000-1 2000-2 2000-1 2000-2

Hits

comparativo por tipo de información

Periodo

Artículos

Sitios de interés

cuadro 1. los 15 PrinciPales Países de Procedencia de los usuarios y su actividad exPresada en hits.

Posición País Hits %

1 México 983 06961.4

2 Estados Unidos 301 59718.8

3 Argentina 132 9858.3

4 España 83 6495.2

5 Chile 24 2681.5

6 Venezuela 19 3381.2

7 Perú 12 1610.8

8 Uruguay 8 7090.5

9 Costa Rica 7 9350.5

10 Brasil 7 5350.5

11 Cuba 5 3250.3

12 Ecuador 4 6250.3

13 Portugal 3 6530.2

14 Alemania 2 9610.2

15 Canadá 2 8680.2

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d) Tipo de navegador. Los tipos de navegadores utilizados por los visitantes fueron Netscape (versiones 4, 4.7 y 6) e Internet Explorer (ie) en las versiones 4.01 a 6.0. Existe una clara dominancia del uso del navegador ie (99.5% de los usuarios usan este navegador). El navega­dor Netscape disminuyó su porcentaje de uso de 9.9% al inicio del periodo a 0.5% al final.

ConclusiónLa cibermetría es un campo que se ha desarrollado en forma paralela al avance de las publicaciones electrónicas. Los recursos actuales permiten a los administradores de sitios web conocer el impacto que la publicación tiene en la comunidad académica y así decidir sobre la manera más adecuada de manejar el sitio en función de sus obje-tivos originales. Por ejemplo, esta información permite saber cuál es el mejor horario para actualizar el sitio consideran do el tráfico de la red.

Los resultados del presente estudio muestran con claridad las ventajas de desarrollar una revista en forma-to digital en términos de la visibilidad que otorga a los autores. La revista ha sido mayormente consultada por lectores mexicanos (dado que éste es el público al que se han dirigido las actividades iniciales de difusión); pero los accesos internacionales a Redie no son desprecia bles, ya que alcanzaron 40% del total. Figura 6. Actividad mensual (hits) del servidor web.

Actividad del sitio web400 000350 000300 000250 000200 000150 000100 00050 000

0

May-00 Sep-00 Ene-01 May-01 Sep-01 Ene-02 Jul-00 Nov-00 Mar-01 Jul-01 Nov-01

Hits

Periodo

Tendencias de lecturas a artículos

Figura 5. Consultas (vistas) durante dos años, a cuatro artícu-los arbitrados, en compa ración con un artículo invitado.

3 000

2 500

2 000

1 500

1 000

500

02000-1 2000-2 2000-1 2000-2

Vist

as

rodgo.html

mcanally.htm

salme.htm

backhoff.htm

Semestre

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Los resultados muestran que el número de visitantes ha ido en constante aumento aunque se puede notar un decremento en los periodos vacacionales. La política editorial de incluir artículos invitados resulta muy efecti­va en términos de atraer lectores y éstos parecen tener un ciclo de vida diferente de los artículos arbitra dos que mantienen una atención menor pero constante entre los lectores.

Aunque la revista está disponible las 24 horas del día, se registran mayores accesos al inicio de la semana y en horarios diurnos, de 9:00 a 13:00 horas y de 15:00 a 19:00 horas. El servidor registra actividad durante todo el día, lo cual sugiere que se cuenta con visitas continuas de otros países.

Finalmente, estos resultados confirman la importancia de instrumentar acciones de difusión para incrementar la visibilidad de la revista en internet, ya que los datos mos-traron variabilidad del número de accesos, de acuerdo con los periodos de publicación y difusión del nuevo número (mayo y noviembre de cada año). Por este motivo nos atrevemos a sostener que no basta con tener una publica-ción en internet en forma gratuita, para que esté al alcance de los usuarios; si ésta no llega de alguna forma al lector, es como si no existiera.

BibliografíaBRAMHILL, I. D. y M. Sims, “Challenges for Copyright in a Digital

Age”, British Telecommunications Technology Journal, 15 (2), 1997, pp. 63­73.

DAHAL, T. M., “Cybermetrics: The Use and Implications for Scien-tometrics and Bibliometrics; A Study for Developing Science & Technology Information System in Nepal”, ponencia presentada en la Tercera Conferencia Internacional en Ciencia y Tecnología, Academia Nepalesa de Ciencia y Tecnología, Nepal, 8­11 marzo, 1999. Consultado el 10 de enero de 2001 en el www en:http://www.panasia.org.sg/nepalnet/ronast/cyber.html

NACHMIAS, R., D. Mioduser, A. Oren y J. Ram, “Web­supported Emergent­Collaboration in Higher Education Courses”, Educational Technology & Society, 3(3), 2000, pp. 94­104.

ROES, Hans, “Electronic Journals: A Short History and Recent Develo-pments”, trabajo presentado en el International Summer School on the Digital Library, Tillbur, Holanda, agosto de 1996, consultado el 11 de diciembre de 2001 en:

http://cwis.kub.nl/~dbi/users/roes/articles/ej_1996.htmRAMOS, L.F., “Las publicaciones electrónicas transformarán el sector

de la edición científica y las funciones del bibliotecario en la universidad”, Cuadernos de documentación multimedia, núm. 6­7, 1997­1998, consultado el 18 de marzo de 2002 en: http://www.ucm.es/info/multidoc/multidoc/revista/cuad6­7/ramos.htm

Figura 7. Actividad del web de acuerdo con el día de la semana.

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Figura 8. Actividad del web de acuerdo con la hora del día.

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* Director de la Biblioteca San Diego State University, Imperial Valley Campus.

Héctor J. Maymí Sugrañes*

Lectura, lectores y conocimientos: Retos de las democracias latinoamericanas

ante la globalización y el extremismo

La relación entre lectura, lectores y conocimiento para el desarrollo de las sociedades democráticas en Latinoamé­rica frente a la globalización y el extremismo, es el punto central de este trabajo. Específicamente, este trabajo busca analizar las siguientes preguntas: ¿Por qué afecta al desarro llo de las sociedades democráticas en Latinoamé­rica, que la lectura y los lectores sean construcciones sociales? ¿Por qué la lectura y los lectores en Latinoamé­rica se han entendido como aspectos sociales de las élites? ¿Cómo se puede cambiar la lectura y los lectores para que representen a distintos sectores sociales latinoame ricanos y así promover sociedades más demo cráticas en tiempos de globalización?¿Por qué a través de sociedades más democráticas con amplios sectores socia les, los lectores pueden combatir la intole rancia y el extremismo? El análisis de estas pre guntas nos ayudarán a entender que la lectura, los lectores y el conocimiento no se dan en un vacío social, sino que manifiestan las estructuras del poder político, económico y cultural de los países. En Latinoamé rica, entender estos factores puede ayudar ha consolidar sociedades democráticas que enfren ten los retos de la globalización y alejar los extre mismos que históricamente las han afectado.

Democracia en LatinoaméricaPara comenzar nuestro análisis es necesario tener una defini ción de democracia. Para Juan J. Linz (uno de los princi pales teóricos sobre el tema de democracia), democracia:

Es la libertad a nivel legal para formular y promover alternativas políticas por los derechos de libertad de asocia ción, de expresión y otras libertades básicas para las personas; competencia libre y no violenta entre los políticos, con un proceso periódico para validar la posi­bili dad de dirigir; la inclusión efectiva a poder optar a todas las posiciones electivas por todas las fuerzas políticas que así lo deseen, sin importar sus tendencias ideológicas. Lo anterior significa la libertad de crear partidos políticos, conducir elecciones justas y libres, en intervalos regulares sin exclusión de fuerza política alguna (5, 1978).

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Para toda sociedad, la democracia en nivel político es el fundamento de todos los demás tipos de democracia. Los procesos de transición hacia la democracia y los intentos de consolidación en Latinoamérica han enfoca­do principal mente los aspectos políticos de ello. El reto que enfrentamos no es sólo ampliar conceptualmente la idea de sociedad democrática más allá de lo político, para ello debemos entender tanto en nivel ideológico como práctico, que para consolidar la democracia en Latinoamérica, la definición de lo que es democrático tiene que ampliarse.

Para poder llegar a una definición más amplia para Latinoamérica, primero debemos entender cómo se ha visto la democracia históricamente en la región. La democracia en Latinoamérica, como en Europa y los Estados Unidos durante gran parte del siglo xix y xx, representó un proyecto de la modernidad, sin embargo, para poder ser un país democrático había que modernizar las estructuras políticas, sociales, económicas y cultura­les. En términos prácticos representa intentar promover la urbe sobre lo rural; la industria sobre la agricultura y la “cultura universal” (entiéndase lo europeo y anglosajón) sobre la cultura folclórica tradicional. Los países tenían que suprimir lo tradicional de sus estructuras y las formas de vida para poder modernizarse y así ser democráticos. En estudios como el de Almond y Verba (1963), se entiende que entre mayor grado de aspectos tradicionales tenga la cultura política de un país, más lejano estará el desarrollo de un sistema completamente democrático. La completa percepción del progreso de los países plantea la visión de ser moderno para ser democrático, o tener características premodernas y no ser democrático. Entendiendo que para llegar a la modernidad es necesario dejar todas las características y estructuras premodernas.

Nestor García Canclini en su libro Culturas híbridas (1989), nos plantea que latinoamerica se ha modernizado sin dejar aspectos premodernos. Más aún, establece que en la región están ocurriendo aspectos postmodernos sin haber pasado por la modernidad. Que la relación entre premodernidad, modernidad y postmodernidad no es lineal y que una no elimina la posiblidad de la existencia de las otras. Plantea la posibilidad que en países y regiones haya espacio para la existencia de las tres a la vez. Lo anterior lo pudieramos llamar multirrepresen­tatividad. De esta manera la multirrepresentatividad en los países de Latinoamérica no representa limitación para el desarrollo de la democracia y la consolidación de la misma en la región.

Para poder establecer (o mejor imaginar) una definición más amplia de la democracia en Latinoamérica, debemos de tener claro esta multirrepresentatividad, donde diversas formas de poder, creación de bienes y activida des culturales, deben tener espacio, como validez en el proceso. En Latinoamérica, desde su proceso de independencia, las élites han ido estableciendo lo que Benedict Anderson (1991) ha llamado “comunidades imaginadas”. Estas “comunidades imaginadas”, estableci ­das por las élites, han creado lo que se conoce como nación. Como veremos más adelante, la lectura, los lectores y el conocimiento en Lationoamérica ha servido para validar estas “comunidades imaginadas” por las élites. Como parte de lo anterior, estos elementos han servido para establecer la visión de las élites sobre la democracia en Latinoamérica, y a través de la historia tanto se han acercado como alejado de la defición (que aunque limitada para este autor) de Juan J. Linz, dejando el espacio para que la democracia y el extremismo se debatan como proyectos para Latinoamérica.

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Frente a lo anterior, para que la lectura, los lectores y el conocimiento puedan ayudar al desarrollo de democracias consolidadas, y a la vez alejarse del extremismo, la definición de democracia tiene que ser más amplia, en la cual se incluyan los aspectos políticos de representa tividad, libertad de participación, expresión y conciencia. Donde las reglas de juego sean claras e iguales para todos, pero también donde los diversos sectores sociales, raciales y éticos, vean sus formas políticas, sociales, económicas y culturales validadas.

Por lo cual, para este trabajo, una democracia para Latinoamérica debe incluir una clara visión de la multirrepre sen tatividad en los procesos, estructuras, formas, manifestaciones e ideologías del poder político, económico, social y cultural de los distintos sectores sociales de los países de la región. Cuando hablamos de poder nos referimos a ese espacio que la libertad en la democracia ofrece para que todos los sectores sociales no sólo tengan posibilidades para ser, sino los recursos físicos, económicos y del conocimiento para desarrollarse en la manera que deseen sin limitar las opciones y proyectos de los demás. Lo que determinaría que la multirrepre-sentatividad se diera en la medida que las manifestaciones de lo tradicional, premodernidad, moder­nidad y posmodernidad existieran con iguales posibilida­des para su desarrollo tanto en el presente como en el futuro.

Hay que entender que en la democracia multirrepre sen­tativa, la diferencia de los distintos sectores sociales hace ver la existencia de diversas formas del cono cimiento, de lectores y lecturas. Hay que aceptar e incorporar las variadas formas del conocimiento que los distintos sectores sociales generan, integrando también, al cuerpo social de los países latinoamericanos, las distintas formas del conocimientos generadas de lo tradicional, premo­derno, moderno y posmoderno. Los lectores no sólo deben conocer a través de publicaciones establecidas por la modernidad, como lo son los libros, periódicos y revistas, sino que los lectores en la democracia multirrepresen-tati­va también lo hagan a través de formas orales y electrónicas, como los videos, cine, televisión, cable, satélite, música e internet, además, la adquisición de conocimiento vía publicaciones tales como tiras cómicas, fotonovelas y revistas de farándula.

La lectura también tendrá un gran reto dentro de la democracia multirrepresentativa, ya que las publicaciones y formas de comunicar el conocimiento y la información tienen que representar y ser desarrolladas por todos los

sectores sociales de Latinoamérica, con posibilidades, estructuras y formas semejantes. Aquí no nos referimos a expropiaciones de industrias del conocimiento e informa­ción, ni menos de Estados que a nombre de los sectores populares establecen regímenes autoritarios o, aún peor, totalitarios para imponer una forma de conocimiento, lector y lectura (como veremos un poco adelante), pero sí a sobrepasar la hegemonía de las industrias del conoci­miento y la información que con su forma de control han intentado, a través de la historia actual, imponer una modernidad mediante la lectura, creando cierto tipo de lector y de conocimiento.

Como plantea Alberto Manguel (1996), la lectura y el lector no sólo son históricamente construidos, sino que socialmente también son determinados. Así que la lectura y el lector son construcciones sociales que en cada momento histórico de los países van desarrollándose de forma distinta. De esta manera, la democracia multirrepre sen tativa deberá ir estableciendo en las sociedades latinoamericanas, formas, estructuras, oportunidades y discursos que validen los distintos tipos de lecturas y lectores como también formas del conocimiento.

Sé que lo anterior pudiera verse como algo utópico y difícil de lograr en sociedades como en las latinoameri­canas, donde la jerarquía y marginalidad han sido la constante en la historia de la región. Pero si queremos tener alguna oportunidad de vivir en sociedades más justas, donde no sólo periódicamente las personas voten por sus gobernantes, sino que sus distintas formas de vidas y conocimiento sean validadas, la democracia multirrepresentativa es la forma de buscarlo. Donde no sólo unos pocos monopolicen lo que es la “verdad” del

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conocimiento y que la demagogia le dicte al pueblo que a través de fórmulas fáciles se resolverán pro blemas complejos.

Contrario a lo que pudiera pensarse, las circunstancias en nivel mundial nos hacen ver que existen grandes posibilidades para establecer democracias multirrepresen-tativas, donde las lecturas y los lectores sean plurales y socialmente amplias en sus formas, contenidos y producción para generar un conocimiento verdadera­mente representativo. Entre estas circunstancias, representa mayor reto, pero también más posibilidades, el fenómeno de la globalización. Los países latinoameri­canos tenemos que entender este fenómeno y la mejor manera de aprovecharlo para establecer sociedades más democráticas.

Globalización en LatinoaméricaParafraseando a Karl Marx en el Manifiesto del Partido Comunista, diremos que un fantasma recorre el mundo: el fantasma de la globalización. Para muchos la globaliza­ción es el nuevo demonio al cual se le debe responsabili­zar de todos los males de los países. Sin duda que la globaliza ción tiene aspectos negativos, pero también puede re pre sentar aspectos positivos para países como los la ti noame ricanos. Cuando se analizan muchos de los co men tarios sobre la globalización, podemos ver una sobre consideración de las áreas económicas con res pec to de dicho fenómeno, pero en este trabajo vemos la glo ba­liza ción de una forma más amplia. Para Malcolm Waters, glo ba lizacion se puede definir específicamente como:

un proceso social en el cual las limitaciones geográficas en los arreglos sociales y culturales van cediendo y donde las personas van cada vez tomando conciencia de ello (3, 1995).

La visión que Waters plantea es más amplia y en ella se ve a la globalización como un proceso en el que convergen aspectos políticos, económicos, sociales y

culturales. La eliminación de las limitaciones geográficas que las Nacio nes-Estados han establecido es uno de los retos y posibilidades más amplios de este proceso.

Como parte de los intereses de las élites gobernantes de los países, específicamente de los latinoamericanos, la construcción histórica de las Naciones­Estados, con sus culturas nacionales, han servido como vehículos de denominación de los demás sectores sociales. Las culturas nacionales como parte del discurso nacionalista son aparatos ideológicos que no sólo recrean el mundo según los intereses de los sectores dominantes y las élites, sino que limitan la validez del conocimiento según las formas e intereses que le favorecen.

Para las culturas nacionales de los países latinoame­ricanos no ha sido diferente esta construcción ideológica hegemónica. La lectura, los lectores y el conocimiento de muchas de las culturas nacionales latinoamericanas han planteado como válidas el interés de los sectores domi nantes y élites de los países. Las élites latinoame­ricanas, en arreglo con los intereses internacio­nales y multinacionales, han ido imponiendo una validez no sólo de lo que se lee y de cierto tipo de conocimiento, sino también de las formas de producir las diversas lecturas. Este arreglo en la historia latinoamericana ha validado sólo formas de la modernidad, excluyendo formas folclóricas, premodernas y posmodernas; de esta manera, también ha marginalizado grandes sectores sociales.

Aunque se puede ver que la globalización por una parte ha profundizado la hegemonía de las transnacionales y multinacionales, también ha fortalecido el dominio de ciertas culturas sobre otras (entre ellas la llamada cultura occidental y la gringa). Es por esta razón que la globaliza ción se ha visto como una profundización de esa dominación, en la que, no sólo se han ido excluyendo sectores sociales y sus manifestaciones culturales, sino las mismas culturas nacionales impuestas por las élites que se ven en peligro ante un mundo globalizado por ciertas industrias y centros de poder en países como Estados Unidos.

Los países de Latinoamérica

tenemos que entender el fenómeno de

la globalización y la mejor manera de

aprovecharlo para establecer

sociedades más democráticas

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Como lo plantea Walters, también la globalización al ir eliminando las barreras artificiales creadas por la geogra­fía, los sectores sociales marginados en las cultu ras nacionales podrán ir expresando su visión y formas del conocimiento. De esta forma dialécticamente contradicto­ria debemos ir entendiendo la globalización. Aunque por un lado pueda ir estableciendo gustos y formas globales a través del mundo, homogeneizando ciertos aspectos de las culturas, por otro lado, al ir eliminando los dominios locales y nacionales, nuevos sectores sociales antes marginados podrán expresar sus culturas.

Es nuestra creencia que ante las nuevas circunstancias promovidas por la globalización, esto pudiera abrir el camino para democracias multirrepresentativas en los países latinoamericanos. La globalización como proceso y las tecnologías que la han impulsado, como las nuevas telecomunicaciones (específicamente la internet), hace que al ampliarse las fronteras se descentralice y se vayan conociendo nuevas formas culturales y del conocimiento. Es importante entender que junto a la globalización, otros fenómenos se están llevando a cabo con ella, tales como la posmodernidad. Con la posmodernidad, específica mente en Latinoamérica, se va ampliando la aceptación de diversas formas culturales como la folclórica, premoderna, moderna y la misma posmoderna. Es una nueva diver sidad que va rechazando la idea de la modernidad, de que hay una forma superior del conocimiento y con ello de las lecturas junto a cierto tipo de lector.

Con la globalización se pudieran ir ampliando los distin tos tipos de lectores, formas de lecturas junto a la producción de las mismas y de un conocimiento más demo crático, no sólo por representar a más sectores socia les sino porque sería más amplio en el impacto a los distintos actores de la sociedad. Sería una manifestación de la democracia multirrepresentativa donde diversos sectores sociales a través de formas, estructuras y contenidos diver sos pudieran crear lectores, generar lecturas y cono cimientos diversos. Esto nos alejaría de los extremismos que la modernidad ha impuesto en los países latinoamericanos.

Extremismos en LatinoaméricaEl extremismo en nivel político y cultural no es sólo carac te rís tico de las sociedades latinoamericanas o de los llamados países en vías de desarrollo, sino que en Estados Unidos, una de las cunas de la democracia liberal, el extremismo en nivel político y cultural ha sido parte fundamental de su historia. Si observamos en detalle este extremismo también percibiremos que se ha manifestado en este país en visiones elitistas y autorita rias sobre las lecturas, los lectores y lo que es el conocimiento.

Michael H. Harris en su obra The Purpose of the American Public Library: a Revisionist Interpretation of History (1973), plantea que la biblioteca pública en Estados Unidos fue establecida como una institución para el fortalecimiento de la democracia en ese país. Pero un análisis histórico de los orígenes y desarrollo de la biblioteca pública en Estados Unidos, deja claro según Harris, que dicha institución fue una imposición de los sectores anglos­blancos medios, hombres y princi ­pal­mente del noreste de dicho país, con claros intereses elitistas y autoritarios. Harris establece que ante la industrialización y el proceso de modernidad, dichos sectores sociales establecieron la biblioteca pública como una institución de control social.

La lectura, los lectores y el conocimiento promovido por las bibliotecas públicas como parte del proyecto de la modernidad, establecieron una clara visión elitista y autoritaria que excluía a grandes sectores sociales de Estados Unidos. El posible desarrollo de las mujeres, las minorías étnicas y raciales en dicha sociedad, sería contro lado por lo que se les permitiría leer, el tipo de lectura que se promovería y el tipo de conocimiento aceptado como válido. Esta concepción elitista y autoritaria de lo que era bueno para los otros sectores sociales, es una de las manifestaciones de extremismo en la sociedad de Estados Unidos.

Obra plástica de Israel Carrillo Madrid, Cuando hayamos muerto, acrílico sobre tela.

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Como vemos, el extremismo no sólo es particular en Latinoamérica, sino también en la democracia de Estados Unidos. Pero este tipo de extremismo de imponer qué tipo de lectura, quién es lector y cuál conocimiento es válido, también ha sucedido en Europa y específicamente en España. El caso de España es importante por la tradición y relación histórica que tiene con Latinoamérica. Siendo más específico sobre este tema, debemos analizar el pensamiento de uno de los intelectuales españoles más detacados del siglo xx, me refiero a José Ortega y Gasset.

Si hacemos un análisis de cuál es la misión del bibliote cario en los tiempos de la modernidad, Ortega y Gasset plantea:

Pues bien, he aquí donde veo yo surgir la nueva misión del bibliotecario incomparablemente superior a todas las anteriores. Hasta ahora se ha ocupado principalmente del libro como cosa, como objeto material. Desde hoy tendrá que atender al libro como función viviente: habrá de ejercer de policía sobre el libro y hacerse domador del libro enfurecido (86,1967).

Por otra parte, tendrá el bibliotecario del porvenir que dirigir al lector no especializado por la selva selvaggia de los libros y ser el médico, el higienista de sus lecturas (90, 1967).

Para Ortega y Gasset, el bibliotecario en la modernidad como en la biblioteca pública en Estados Unidos, tiene que ser el nuevo ente que, de forma elitista y autorita ria, imponga qué puede leer el lector. Principalmete Ortega y Gasset llama de forma autoritariamente­populista a dirigir al “lector no especializado”. Esta visión plantea cómo los aspectos folclóricos, premodernos o atrasados tendrían que seguir las directrices de los nuevos sabios del conocimiento moderno.

En Latinoamérica como en Estado Unidos y España, hemos tenido una historia y tradición de extre mismo en la imposición de lo que es un lector, tipos de lecturas y el conocimiento aceptado por las élites que han dominado nuestros países. Desde el mismo momento de la conquista imperial de España en América, la Iglesia Católica impuso quién podía leer y qué se podía leer en las nuevas colonias. Más aún, la Iglesia Católica monopolizó el conocimiento y sus formas durante gran parte del periodo colonial. Nada más con un análisis del libro de Irving A. Leonard, Books of Brave (1949), se puede ver cómo el conocimiento, la lectura y los lectores eran controlados en el periodo colonial.

Del proceso de independencia, las nuevas élites nacionales liberaron a los países latinoamericanos del coloniaje español, pero el dominio de ellas sobre el tipo de la lectura, los lectores y conocimiento continuó. Como plantea Doris Sommer en su obra Foundational Fictions: The National Romances of Latin America (1991), la construcción de las nacionalidades latinoamericanas fueron imaginaciones de los sectores dominantes, a través de muchas formas, entre ellas la literatura. Muchas de estas lecturas excluyeron por años las manifestaciones de los pueblos indígenas, las mujeres y otros sectores margi­na dos de la sociedad. El proceso de las nacionalidades en Latinoamérica fue, en muchos casos, parte del proyecto de la modernidad de los sectores dominantes. Con ello se exigió un tipo específico de conocimiento y formas de lecturas como de lectores. En el caso de Domingo Faustino Sarmiento (1961), su proyecto de modernidad seguía las pautas europeas y principalmente estadounidenses, donde no sólo se planteaba la exclusión de sectores sociales sino su eliminación para hacer progresar a las sociedades latinoamericanas.

Aun durante la primera revolución social del siglo xx (la revolución mexicana), las lecturas, los lectores y el conocimiento siguieron siendo parte de la tradición autoritaria y extremista de Latinoamérica. Se pasaría

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de un extremismo­caudillista individual, a uno de tipo estatista institucional. Como plantea Engracia Loyo (1997), la revolución mexicana promovió un avance para que hubiera más lecturas, lectores y conocimiento para más personas en la sociedad, pero no dejó de ser un proyecto de sectores sociales que utilizaban ahora al Estado como vehículo para imponer su visión autoritaria­extremista del populismo institucional.

Gran parte del siglo xx en Latinomérica es la historia de la construcción del extremismo estatista institucional que en muchos casos se manifestaron en un populismo que creó falsas promesas de desarrollo en nombre de todos los sectores sociales. Esta trágica situación estableció un estado paternal que determinó cuál era la lectura, el lector y el tipo de conocimiento que iba a llevar a los pueblos latinoamericanos a su modernidad. La última de las revoluciones sociales del siglo xx, la revolución nicara güense, no se alejó de ese proyecto extremista estatista institucional que impulsó la lectura, el lector y el conocimiento como una forma ideológica de una nueva élite dominante. Así lo estableció el comandante nicaragüense Arce:

Los revolucionarios pueden tomar con relativa facilidad el poder económico, el poder material de una sociedad. Pero lo más difícil, lo que lleva más años, es tomar el poder ideológico de esa sociedad. El poder intangible que se expresa en la mentalidad de los hombres, en la mentalidad de la sociedad (Soto Vázquez, 1987:72).

Queremos que cada vez que se pinte o se escriba un poema, se edite un libro, se prepare una canción, se piense hasta dónde lo va entender nuestro pueblo, hasta dónde va a ayudar a nuestro pueblo a transformarse. (Ibídem:73)

El siglo xx dejó a Latinoamérica con una larga carga de extremismos estatistas institucionales que, a nombre del pueblo, desarrollaron un discurso populista demagó­gico que ayudó a mantener nuevos sectores sociales en el poder, imponiendo proyectos de conocimiento, lecturas y lectores.

Debemos trabajar para que en el siglo xxi las socie-

dades latinoamericanas se abran y sean más demo cráticas. Donde esa democracia sea una multirrepre sentativa y los falsos mesianismos dejen paso a las expre siones de los diversos sectores sociales y sus dife rentes formas de conocimiento.

ConclusiónAunque la modernidad en Latinoamérica no ha sido totalmente negativa para todos los sectores sociales, ha habido grandes avances en términos de las infraestruc­turas, las comunicaciones, la salud y el desarrollo cultural. Debemos entender que hoy grandes sectores sociales siguen siendo analfabetas y no tienen ingerencia en el poder. Esto sigue siendo un gran problema para todas las sociedades de la región, pero debemos entender que la lectura de materiales impresos no es la única manera de generar conocimiento. Xavier Rodríguez Ledesma nos plantea sobre la lectura, la educación y la modernidad en Latinoamérica, lo siguiente:

Por una parte hallamos a los que con deleite se refieren a las bondades que el libro de folios tiene como una forma especial y particular de integrar un discurso escrito con el ser del lector. Por otro lado, encontramos a los que ponen el acento en las generosas posibilidades que la lectura tiene en la formulación de procedimientos de estructuración del pensamiento y de alimento de la imaginación. También están los que vinculan la pérdida de ese hábito (como si alguna vez lo hubiera habido de manera general y universal) al surgimiento de otras formas de comunicación, poniendo un especial énfasis hasta hace poco en la televisión y actualmente en los videojuegos y otros medios cibernéticos.

Si bien estas apreciaciones no carecen de alguna razón, creo que, aunque nos resulte difícil, debemos asumir de una vez por todas que hoy vivimos en el umbral de una nueva fase de desarrollo tecnológico que repercutirá ineludiblemente en la transformación del quehacer cultural e intelectual y, por tanto, le asignará un nuevo rol (o, peor aún, gaveta) a los libros. El problema entonces debe pensarse en un sentido más amplio que el simple lamento por la extinción de una actividad cultural que, al final de cuentas, sirve también para evidenciarnos la historicidad de nuestro ser y hacer (1998:195­96).

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Desde la perspectiva de la lectura, los lectores y el conocimiento, aceptar que no solamente a través de las formas tradicionales de publicaciones impresas se puede conocer, que al mismo tiempo puede ser igual de útil para el desarrollo, y que es uno de los retos de la democracia multirrepresentativa como la hemos definido anteriormente. Entender que los distintos sectores de la sociedad conocen de forma diferente y que no se puede rechazar un tipo de forma de lectura o lector, es fundamental para Latinoamérica y sus sistemas democráticos.

Para finalizar, quisiera regresar a las preguntas que enmarcaron este trabajo. ¿Por qué afecta al desarrollo de las sociedades democráticas en Latinoamerica que la lectura y los lectores sean construcciones sociales? ¿Por qué la lectura y los lectores en Latinoamérica se han entendido como aspectos sociales de las élites? ¿Cómo se puede cambiar la lectura y los lectores para que

representen a distintos sectores sociales latinoamericanos y así promover sociedades más democráticas en tiempos de globalización? ¿Por qué a través de sociedades más democráticas con amplios sectores sociales, los lectores pueden combatir la intolerancia y el extremismo?

BibliografíaALMOND, Gabriel A. y Sidney Verba, The Civic Culture: Political

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La lectura, los lectores y el conocimiento promovido

por las bibliotecas públicas como parte del proyecto

de la modernidad, establecieron una clara visión

elitista y autoritaria que excluía a grandes sectores

sociales de Estados Unidos

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Vicisitudes del cruce migratorio de las mujeres migrantes deportadas

por Baja California

El presente trabajo es el tercero de una serie de temas sobre los problemas que le suceden a la mujer que emigra hacia los Estados Unidos pero que ha sido deportada por las garitas en Baja California.

Como se mencionó en artículos anteriores,1 pocos estudios abordan la migración femenina, aun cuando ésta presenta sus propias especifi cidades. En el primer trabajo definimos las características socioeconó micas de las mujeres que son deportadas por las garitas en Baja California; en el segundo se abordaron las circunstancias previas que les sucede a las mujeres antes de emigrar hacia el vecino país. En este tercer artículo, se presentan las vicisitudes que viven al momento de cruzar y ser detenidas.

Los datos son producto de un estudio que realizaron algunas ong en las garitas de Tijuana y Mexicali, que a su vez forma parte de una inves tigación más amplia sobre la migración de la mujer en la frontera norte, frontera sur y lugares de expulsión.2

* Investigador del iis-uabc y coordinador del Centro de Derechos Humanos y Educación Cívica A.C.** Maestra de la Facultad de Ciencias Humanas de la uabc y miembro de CEDHE.1 Ver revista Semillero de ideas, núm. 33, enero­marzo de 2001 y núm. 37, enero­marzo 2002.2 Las organizaciones que participaron en este trabajo son el Albergue Juvenil del Desierto, el Centro de Apoyo al Trabajador Migrante, Centro de Derechos Humanos y Educación Cívica y Casa para Mujeres Migrantes Madre Assunta, organismos no gubernamentales defensores de los derechos de los migrantes de Baja California a quienes agradecemos su apoyo por los datos que presentamos. El grupo de ong que participó en nivel nacional, estuvo conformado por el Albergue Juvenil del De­sierto, el Centro de Apoyo al Trabajador Migrante, Centro de Derechos Humanos y Educación Cívica, Casa Madre Assunta y Sin Fronteras. Mientras que los académicos fueron Gustavo López Castro del Colegio de Michoacán y Rodolfo García Zamora del Departamento de Estudios Migratorios de la Universidad Autónoma de Zacatecas, todos ellos coordinados por Blanca Villaseñor.

José A. Moreno Mena*

Rosa María Avendaño Millán**

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¿Mujeres indocumentadas con documentos falsos?A pesar de que se da por hecho que las mujeres depor­tadas por las diferentes garitas son indocumen tadas o cruzaron sin documentos hacia eua, la reali dad no se presenta siempre de esta forma. De los resultados que se obtuvieron en nuestro estudio casi 80% de las mujeres entrevistadas cruzaron en forma indocumenta­da mientras que 6.6% recurrió al uso de documentos falsos y 4.2% lo hizo con docu mentos legales.

Es interesante mencionar que 11% decidió no contes­tar a esa pregunta, tal vez por temor, mientras que 1.8% manifestó haber utilizado otra forma, lo cual nos induce a pensar que lo hizo con papeles falsos, o toman do el lugar de otras personas. Aunque no podemos afirmarlo tácitamente, existen referencias de que así pudiera ser. De confirmarse, tendríamos que dos de cada diez mu­jeres que cruzan para Estados Unidos, lo hace con pa­peles falsos. Situación que con mucha frecuencia se ha manifestado en los medios de comunicación locales.

La práctica de utilizar docu mentos falsos, si bien es cierto que denota cierta organización y evita los riesgos en las diferentes zonas de cruce, vuelve a las mujeres más vulnerables, puesto que al ser detenidas se expo­nen a ir a la cárcel y no sólo a la deportación.

En cuanto al cruce, 35.7% cruzó con familiares, ami­gos, paisanos o conocidos; mientras que 21.5% cruzó con la ayuda de un pollero. Se aventuró a cruzar sola 26.8% y 8.9 % cruzó con su esposo; 7.1% decidió no contestar con quién pasó la frontera hacia eua. Resalta el hecho de que cuatro de cada diez mujeres cruza­ron con algún familiar, lo que sigue comprobando la tendencia general que se manifiesta desde hace varios años sobre la migración familiar y ya no individual.

Realizar el cruce de manera indocumentada no tiene el mismo significado para los hombres que para las mujeres. La migración masculina cuenta con una mayor tradición y experiencia migratoria hacia eua, debido a su condición de migración circular, lo cual le ha per­mitido al hombre generar y acumular conocimientos y redes sociales que contribuyen a lograr su cometido.

En tanto, las mujeres, por su condición de género y su poca experiencia migratoria, tienen que establecer estrategias de cruce que casi siempre son apoyadas por redes sociales creadas por la migración masculina.3 Difícilmente puede pensarse en un cruce sin la existen­cia de redes sociales.

El mayor temor en el cruce migratorioEn lo que se refiere a los temores al momento del cruce, 36%, respondió que su mayor temor es ser detenida por la migra, aunque sea consciente de que ella no va a recibir el mismo trato que los varones, sin embargo, una deportación la pondría en una situación de incertidum­bre; andar sola constituye el segundo temor con 10.2% y en tercer lugar, los posibles accidentes que pudieran presentarse en el momento de cruzar.

Si bien, morir y ser maltratada aparecen con un porcentaje pequeño, resulta preocupante que el riesgo de muerte y la posibilidad del maltrato se ubiquen en la cuarta posición de lo que más se teme al cruzar, porque significa que muchas de las mujeres ignoran los riesgos a los que se van a enfrentar al momento de cruzar.

Por otro lado, un alto porcentaje manifestó tener otro tipo de temores y éste llegó a 26.3%, lo que confirma la diversidad de riesgos que enfrenta esta población.

En el caso de las mujeres no existe el conocimiento cabal del escenario que representa la frontera; sólo hasta el momento en que intenta cruzar de manera indocu mentada es cuando se enfrenta a la realidad, con todos los riesgos que ello implica.

3 Ofelia Woo Morales, “Migración femenina indocumentada”, revista Frontera norte, vol. 9, núm. 17, El Colef, Tijuana, B. C., enero­junio de 1997, pp. 128.

Figura 1. De qué forma cruzó hacia eua.Fuente: “Encuesta a la mujer migrante deportada por Baja Califor­nia”, Albergue Juvenil del Desierto, Centro de Apoyo al Trabajador Migrante, Centro de Derechos Humanos y Educación Cívica y Casa Madre Assunta, B.C., 1999­2000.

80706050403020100

Indocumentada Doctos. Doctos. ilegales N.C. legales

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octubre-diciembre de 2002

4 Rodolfo Turian (coord.), Migración México-Estados Unidos. Presente y futuro, Conapo, México, D.F., 2000.

Ciudades por donde cruzan las mujeres indocumentadasA la pregunta de cuál fue la ciudad fronteriza por la que cruzó, se obtuvo que cuatro de cada diez mujeres encuestadas cruzaron por el municipio de Mexicali; tres de cada diez cruzaron por Tijuana. Por Tecate lo hizo solamente 7.0%, 16.5% cruzó por otras ciudades fronterizas como Nogales, Reynosa, Piedras Negras y Ciudad Juárez. Esto quiere decir que ocho de cada diez mujeres deportadas por Baja California cruzaron por las diferentes ciudades de Baja California.

Esta tendencia de cruzar mayoritariamente por la ciudad de Mexicali es producto de la intensificación de las medidas antiinmigrantes como la “Operación guardián”, que están obligando a los migrantes a des­plazarse hacia el oeste norteamericano, a lugares más inhóspitos. Antes, la ciudad más importante de cruce migratorio indocumentado era Tijuana, sin embargo, esa jerarquía la están adquiriendo otras ciudades de Sonora, Chihuahua y Tamaulipas.

De las mujeres encuestadas, 60% manifestó que no tuvieron problemas graves al momento del cruce. Las que sí tuvieron problemas indicaron que los que se pre sen taron en mayor medida fueron los siguientes: en primer lugar, accidentes; en segundo, problemas con la policía municipal de las ciudades fronterizas y con los po lle ros; en tercero, problemas con las autoridades mi gra torias mexicanas de las garitas; en cuarto lugar, los asaltos o robos y, finalmente, acoso sexual de los polle ros o los propios compañeros de viaje.

El pago para cruzarAquí hay que hacer una acotación en este punto: una cosa son los gastos del viaje y otra el dinero que se pagó a los agentes de cruce migratorio (pollero o coyo­te) para que la mujer cruzara hacia Estados Unidos. A este último se refiere el rubro. En este caso, 80% de las entrevistadas no pagó nada para cruzar, en contra­parte, el restante 20% pagó alguna cantidad para poder cruzar.

Al contrastar los datos de la encuesta a la mujer migrante en Baja California sobre las mujeres que no pagaron para cruzar con los datos de la encuesta sobre migración en la frontera (Emif), encontramos sólo 10% de diferencia, a pesar de ser dos universos diferentes.4

En el caso de las mujeres no existe el conocimiento cabal del

escenario que representa la frontera; sólo hasta el

momento en que intenta cruzar de manera

indocumentadaes cuando se enfrenta a la realidad,

con todos los riesgos que ello implica

Figura 2. Lugares de cruce migratorio de las mujeres deportadas por B.C.Fuente: Ibídem.

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Es decir que en la emif se manifestó que 90% de los mig rantes devueltos (hombres y mujeres), no recu rrie­ron al pago de polleros o coyotes para cruzar la línea fronteriza.5

En cuanto a los montos del pago, los datos son muy extremos. Por un lado los rangos van desde 55 dólares hasta los 4 000. Los datos más cercanos se pueden apreciar mejor si los agrupamos (véase cuadro 1). En este caso el primer grupo, 15% de las mujeres que pa­garon, desembolsó entre 55 y 200 dólares; el segundo grupo de 200 a menos de 400 dólares, le corresponde 13%, y así sucesivamen te. Destaca el sexto grupo de 1 000 dólares en adelante, al cual le corresponde un poco más de 30% del total de mujeres que pagaron. Quiere decir esto que un poco más de un tercio de las mujeres que pagaron tuvieron que desembolsar canti­dades muy altas para poder cruzar.

La detención, el trato y la deportaciónSobre el tiempo que duraron detenidas las mujeres migrantes antes de la deportación se tiene que 85.3% estuvieron detenidas menos de un día, mientras que las que permanecieron 24 horas sumaron 4.7% y el resto duró de 24 a más de 72 horas recluidas en los centros de detención del sin, es decir, de uno a tres días.

Es una práctica cotidiana por parte de las autorida­des migratorias de Estados Unidos retener en los diversos centros solamente unas horas a los migrantes indocu mentados, sin embargo, cuando no hay un gran número de detenidos el tiempo de reclusión se prolonga.

Muchas críticas se han dicho sobre el trato que dan las autoridades migratorias de los Estados Unidos a los migrantes indocumentados, y algunas de ellas son ciertas por lo que han requerido protestas y denuncias por parte de los organismos defensores de los derechos humanos. Para explorar si existe un trato especial o pre­ferencial debido a la condición femenina, se les interro­gó sobre esta cuestión en forma directa y los resultados son: que más del 80% de las mujeres manifiesta que el trato de la migra fue bueno, mientras que el resto, conside raron lo contrario.

De estas últimas, las mayores quejas por orden de importancia son: los insultos; la falta de alimentación y agua para beber; la acción de esposarlas durante el trayecto de los centros de detención a los lugares de donde van a ser deportadas; la tortura psicológica; la falta de atención médica y los golpes físicos e intentos de violación. Estas violaciones a los derechos humanos han sido denunciadas por los diferentes organismos civiles en los últimos años, y aunque se han ido poco a poco evitando, todavía persisten, según se refleja en las respuestas de las mujeres migrantes indocumentadas.

El mayor porcentaje de mujeres migrantes fueron deporta das durante la mañana, 65.8%; durante la tarde 20.1% fue deportado; y 10.7% en altas horas de la noche; las que fueron deportadas durante la madru­gada fueron 3.9%.6

Las que duraron menos de un día recluidas en los centros de detención migratoria fueron deportadas, de acuerdo con los siguientes horarios: 3.2% por la madrugada; 65% por la mañana; 20.7% por la tarde y 10.5% en altas horas de la noche.

5 Rodolfo Turian (coord.), op. cit., p. 119.6 Para efectos de este trabajo, se considera como horario matutino desde las 6:00 de la mañana hasta las 12:00 horas; horario vespertino, desde las 12:00 horas hasta las 19:00; horario nocturno, de las 19:00 a las 22:00; altas horas de la noche, de las 22:00 a las 0:00 horas; y la madrugada, de las 0:00 horas hasta las 5:00 horas.

Figura 3. Porcentaje de las mujeres deporta das por B.C. que pagó para cruzar hacia eua Fuente: Ibídem.

No pagó para cruzar 80%

Sí pagó para cruzar 20%

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Las que duraron 24 horas recluidas presentan los siguientes datos: 11.7% fueron deportadas por la ma­drugada; 76.4% por la mañana; 11.7% en altas horas de la noche.

De las que duraron de uno a tres días recluidas, 57.1% fueron deportadas durante la mañana, 25.7% durante la tarde y 11.4% en altas horas de la noche.

Esto de la deportación en horarios nocturnos o altas horas de la noche es algo que se ha venido denun cian­do de manera constante por organizaciones defensoras de derechos humanos, puesto que la deportación en esos horarios pone en una situacion mucho más vulne­rable a las mujeres.

Al respecto existen acuerdos y convenios entre los gobiernos de Estados Unidos y México sobre la “repatria ción segura y ordenada de nacionales mexica­nos”,7 en ellos se dice que las mujeres y niños no debe rán ser deportados a altas horas de la noche, y sin embargo, no se cumplen a cabalidad.

Experiencias migratoriasPara 72.6 % de las mujeres indocumentadas fue la pri­me ra vez que cruzaron, las otras se ubican entre dos y diez veces con 27.1% y más de diez veces sólo 3%. Esto resulta importante porque siete de cada diez mujeres que cruzaron lo hicieron por primera vez, lo cual indica que la migración femenina no ha disminui do, al contra­rio, a la corriente tradicional de varones adultos se incor poran ahora las de mujeres y menores. El prome­dio de cruces durante toda su vida está ubicado en dos veces.

Al preguntarles sobre las situaciones que considera ron más difíciles durante el cruce, las mujeres migrantes se­ñalaron lo siguiente: en primer lugar, los peligros que se puedan presentar al momento del cruce, con 29.4%; en segundo lugar, el estar o encontrarse sola con 16.0%; en tercero, no encontrar trabajo con 12.3% y, en cuarto, el cruzar sin documentos y ser detenida con 10.2%; miedo a una violación, 3.1% y finalmente cruzar y no adaptar­se al ambiente de vida gringo con 2.4%.

Al cuestionamiento a las mujeres no fronterizas deportadas, sobre si las mujeres de su tierra emigran con frecuencia, 54.9% considera que efectivamente ya hay una tradición hacia la emigración por parte de las muje res en las zonas de origen; en cambio 12.9% considera que no existe esa tradición; y 24.9% contes tó que ignoraba si esto ocurría; 7.3% prefirió no contestar.

Es evidente que las mujeres que provienen de los estados que tienen mayor tradición en la migración sí la reconozcan, mientras aquéllas provenientes de los estados que apenas se incorporan desconozcan si ese fenómeno ocurre o simplemente no creen que ocu­rra. La realidad es que en los últimos años las zonas tradicio nales expulsoras de migrantes se están despo­blando vertiginosamente, quedando únicamente la po­blación de adultos mayores y los niños. A las anteriores se le vienen sumando entidades que antes no tenían la tradición de enviar trabajadores hacia Estados Unidos, tal es el caso de Veracruz y Guerrero.

Expectativas de las mujeres deportadasLas expectativas de las mujeres migrantes tienden a cambiar después de ser deportadas. Seguramente que después de haber pasado las penurias del trayecto y las vicisitudes del cruce, algunas desistirán de su empresa, mientras que otras lo intentarán de nuevo.

7 Ver José Moreno Mena, “La migración en la frontera norte” en Informe sobre migración: México entre sus dos fronteras, Senado de la República, México, D.F., 1999.

cantidad de dólares pagados

% de mujeres que pagaron por cruzar

55 a menos de 200 15.0

200 a menos de 400 13.0

400 a menos 600 10.0

600 a menos de 800 15.0

800 a menos de 1 000 10.0

1 000 o más 30.0

No contestó 7.0

Total 100.0

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Lo anterior se ve tácitamente reflejado en los datos que se obtuvieron en las encuestas; por ejemplo, casi la mitad intentará cruzar de nuevo (44.1%), la experien­cia y el conocimiento de los posibles peligros ya no son un obstáculo para este grupo, su meta es lograr llegar ya sea con sus familiares, amistades o paisanos para encontrar un empleo; una cuarta parte (24.6%) piensa regresar a su tierra y sólo 5.4% pretende quedar se a radicar en la ciudad, seguramente correspon de a la mayoría de las que ya radican en el estado.

Otra cuarta parte (25.9%) no sabía qué hacer, se en­contraban indecisas y precisamente este sector es el más vulnerable, pues seguramente se quedaron sin recursos para intentar cruzar de nuevo. La angustia y desespera­ción por el tiempo transcurrido y el poco apoyo de las organizaciones asistenciales, las pone en una situación de indefensión ante los polleros, policías y demás entes que ven en ellas presas fáciles de abordar.8

Consideraciones finalesComo lo expresamos en el primer artículo sobre la te­mática, este tipo de trabajos puede constituir una con­tribución desde las ong a la discusión que existe sobre los fenómenos migratorios. Ahí donde se manifiesta un

vacío de información, es posible que las organizaciones civiles que se encuentran desarrollando actividades de difusión, asistencia y defensa de los derechos humanos de los trabajadores migrantes indocumentados puedan incursionar en la documen tación, sistematización de experiencias y datos que permitan un mejor entendi­miento del problema.

La experiencia de la migración para las mujeres, de alguna forma incide en un cambio de roles hacia el interior de los hogares tradicionales. En la migración femenina vemos una mujer joven, inteligente, con mayor independencia y comprobada valentía, que se arriesga a perder la vida en aras de conseguir sus objetivos.

Las preocupaciones que muestran las mujeres y las vicisitudes por las que pasan durante la decisión de emigrar, el trayecto hacia las zonas de cruce y final­mente cruzar la frontera, no son las mismas que la de los varones, como se pudo constatar a lo largo de este trabajo. Hay elementos que las diferencian y que, por lo tanto, son dignos de estudiarse.

Este acercamiento a las vicisitudes que pasan las mujeres al momento del cruce pone de manifiesto la necesidad de profundizar en algunos aspectos que sólo las técnicas de análisis cualitativo nos puede dar mayor información, tal es el caso de los temores manifestados por las mujeres. Difícilmente en una encuesta se puede captar información relacionada con las emociones.

Sin embargo, los resultados obtenidos en este tra­bajo nos sirven de punto de partida para otros estudios más amplios.

8 Decimos poco apoyo, porque en realidad hay pocas organiza ciones que brindan asistencia a las mujeres migrantes en Baja California, lo cual manifiesta la necesidad de la creación de albergues específicamente para mujeres.

En los acuerdos y convenios entre los gobiernos

de México y Estados Unidos se dice que las

mujeres y niños no deberán ser deportadas a

altas horas de la noche, y sin embargo, no se

cumplen a cabalidad

Figura 4. Mujeres migrantes deportadas por Baja California, con experiencia migratoria.Fuente: Ibídem.

Sinexperiencia

72%

Conexperiencia

28%

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octubre-diciembre de 2002

El sistema político presidencial

Cuauhtémoc López Guzmán*

* Licenciado en administración pública y ciencia política; diplomado en políticas públicas y gobierno local. Profesor de tiempo completo en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la uabc en Mexicali. Fotografías de Graciela de la Paz.

Desde una perspectiva institucional, el sistema presidencial puede operar

sin renunciar a la configuración plural del poder legislativo, y puede operar bajo una

configuración mayori taria de un partido. El problema no reside en el origen político de

los legisladores y el presidente, sino en el marco normativo que rige sus relaciones y la viciada

subordinación que muestran las instituciones a los hombres y

éstos a su partido.

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El sistema presidencial comparado: crisis institucional y de funcionalidad democrática El sistema presidencial diseñado por los constitucio-nalistas estadounidenses no tuvo como fuente legitima­dora una teoría específica, sino una colección de principios y preceptos que se agregaron para garantizar el fin del absolutismo y la aristocracia.

En la actualidad, el sistema presidencial se basa consti-tucionalmente en los principios filosóficos de:

a) El pensamiento iusnaturalista o la doctrina de los derechos naturales y universales.

b) El pensamiento constitucionalista o doctrina de la limitación del poder y la división de poderes.

c) El pensamiento democrático o las doctrinas de la representación.

d) El pensamiento contractualista o de la formación del poder y la autoridad.

Esta agregación de principios y preceptos revoluciona­rios sí tienen, en cambio, un origen político y social plas-mados en los ideales de la revolución francesa, inglesa y estadounidense. La nutrida camada de intelectua les franceses (Condorcet, Montesquieu, Rousseau) escri-bieron sus ideas justo cuando se necesitaba crear nuevas instituciones políticas y garantizar los derechos naturales del hombre en el “nuevo” mundo.

Los padres fundadores de los Estados Unidos (Ma-dison, Hamilton, Jefferson) no aceptaban el vínculo de representación directa y democracia popular; es decir, consideraban que el sistema debía frenar los impulsos apasionados y facciosos del pueblo.

Así encontramos una de las premisas del sistema presidencial estadounidense (elecciones indirectas) que salvó a Estados Unidos de presidentes populistas y limitó la polarización ideológica entre partidos.

Era opinión de todos los constituyentes, federalistas y an-tifederalistas, que las mayorías estaban incapacitadas para autogobernarse; y que todas sus deliberaciones, inevitable­mente, tendían a la adopción de decisiones facciosas.1

Con esta confección contramayoritaria del sistema presidencial de Estados Unidos, quiero reflexionar sobre la teoría y práctica del presidencialismo en nuestro país. En primer lugar, el sistema presidencial está relacionado con la representación popular (por la vía del sufragio universal) pero sin ningún mecanismo de rendición de cuentas fácil de ejercitar. Para el caso de México, el presidente de la república siempre invoca el carácter representativo de su cargo, además de su inclinación redentora y paternalista ante la sociedad. Esta relación populista de representación del pueblo, ha llevado a una paradójica situación; por una parte, el depositario del mandato (el presidente) se dice fiel intérprete de las demandas sociales, representando los intereses de quienes lo eligieron, pero resulta absurdo des-de la teoría de la representación, que quienes lo eligieron no lo puedan remover del cargo ante abusos, corrupción e ineficiencia.

1 Roberto Gargarella, Crisis de la representación política, Ed. Fontama-ra, México, 1997, pp. 47.

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octubre-diciembre de 2002

Esta relación de representación popular e irresponsa­bili dad política ha llevado a intensas crisis de credibilidad, desencanto y legitimidad a varios regímenes latinoameri­canos y particularmente a México.

En segundo lugar, el diseño institucional del sistema presidencial (de frenos y contrapesos) no ha funcionado en México porque las instituciones republicanas no han logrado funcionar al margen de las oligarquías partidis-tas y sus intereses electorales. Independientemente del sistema de partidos que funcione y el tipo de gobierno que de él surja (dividido, unificado, no unificado) las institu-ciones deben contener y resolver los intereses, conflictos y pasiones propios de la pluralidad partidista.

Desafortunadamente, tal y como Linz lo indicó al invo-car una legitimidad democrática, el poder legislativo y el poder ejecutivo siempre (bajo mayorías divididas) tendrán el pleno derecho a recurrir a las masas para inducirlas, seducirlas y manipularlas en pro de sus convicciones e intereses, los cuales siempre tienen una certificación soberana (el voto).

La derivación del sistema presidencial en México (presidencialismo) tiene múltiples orígenes. Basado en los principales ensayos sobre el sistema político mexicano, han sido elaboradas una serie de comparaciones que se presentan en el cuadro 1.2

Sin embargo, el sistema presidencial en México se rige por la división de funciones, más que por el equilibrio y los contrapesos del modelo gringo, pero sin atender a la concepción técnica de órganos que se le imprimen a las funciones legislativas, judiciales y ejecutivas; se debe de modificar la subordinación histórica que mantuvo el poder legislativo en nuestro país.

2 Se tomaron como referencia: La formación del poder político en Mé-xico de Arnaldo Córdova. Reforma al sistema político de Luis Rubio. El presidencialismo mexicano de Jorge Carpizo y La formación del sistema político mexicano de Víctor López Villafañe.

Cuadro 1. Causas del presidencialismo en México.

causas del presidencialismo Arnaldo córdova Luis Rubio Jorge carpizo Víctor López Villafañe

Factores políticos

El presidencialismo surge como una lucha política contra el caudillismo.

El presidente nombra a la clase política en los puestos relevantes.Jefe del partido oficial.

Nombra al sucesor.El legislativo está en manos del mismo partido del presidente.Subordinación del ejército.

La lucha contra la presidencia despótica se convirtió paradójicamente en el fortalecimiento legal en la Constitución del 17.

Factores económicos

Determina la política económica fiscal, gasto y deuda.

Amplias facultades para regular, intervenir y definir la política económica.

Facultades en materia económica muy amplias.

Factores sociales

El presidente cuenta con gran capacidad para instru-mentar reformas sociales.El presidente se convierte en el árbitro supremo en la lucha de clases.

Árbitro de las pugnas sociales.

Armonizador de intereses de clase.

Factores culturales

Se fomenta en las masas el culto al poder presidencial.

Control de los medios de opinión.

Herencia hispana eindígena autoritaria.

Factores históricos

El presidente recibe una gran fuerza como producto de la experiencia históri-ca de rompimientos y revueltas.

Desde la independencia el ejecutivo se consolida en respuesta a una realidad política desquiciada e inorgánica.

Factores jurídicos

Poderes extraordinarios permanentes.

Concentración de inici-ativas de ley en política interior y exterior.

El poder judicial está liga-do al partido del presidente.

La Constitución avala los amplios poderes del presidente para legitimarlo.

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Esta condición política no requiere ser demostrada, sino explicada, ya que aunque nuestro diseño constitu­cional no es semejante al gringo, sí es indispen sable que los parlamentos modifiquen su condición de agencias al de asambleas soberanas, en donde las facultades constitu­cionales otorgadas de antaño, se ejerzan y se creen nuevos vínculos representativos y mecanismos consensuales que den funcionalidad al pluralismo de la cámara.

3 Juan Linz, “Los peligros del presidencialismo”; Donald Horowitz, “Comparando sistemas democráticos”; Seymour Lipset, “La centrali dad de la cultura política” y; Arend Lijphart, “Opciones constitucionales para las nuevas democracias”, en El resurgimiento global de la demo-cracia, Larry Diamond y Marc F. Plattner (comps.), unam.

cuadro 2. las Premisas de Juan linz y las réPlicas de horowitz, liPset y liJPhart.3

Juan LinzTesis: En naciones con profundas divisiones políticas y numerosos partidos políticos, el cargo presidencial introduce un elemento indeseable de competencia donde el ganador se lo lleva todo, en sociedades que en vez de esto necesitan mecanismos de conciliación

Horowitz Lipset y Lijphart

Premisas Réplicas

Los regímenes parlamentarios aseguran estabilidad democrática. La inestabilidad asociada al presidencialismo latinoamericano, tiene su contraparte en Asia y África poscolonial, donde el parlamentaris-mo ha fracasado.

El sistema presidencial conserva el candado del cargo fijo, lo que puede llevar a crisis de gobernabilidad.

El abuso del poder no es monopolio del sistema presidencial, ya que el parlamentarismo lo extendió en Asia y África, ya sea por medio de un golpe militar o la hegemonía de un solo partido.

El presidente y el legislador poseen legitimidad democrática en situaciones hostiles y polarizadas quien tiene derecho a hablar de parte del pueblo.

En un sistema presidencial donde el legislativo y el ejecutivo no forman parte del mismo partido no se produce el resultado de “el ganador se lo lleva todo”.

El desarrollo de partidos políticos modernos, en países social e ide-ológicamente polarizados, exacerba los conflictos entre el legislativo y el ejecutivo.

El supuesto de “el ganador se lo lleva todo” (presidencialismo) está en función de los sistemas electorales y no de las instituciones.

Las constituciones presidenciales integran principios contradic-torios (de ejecutivo fuerte vs personalización del poder).

Los sistemas presidenciales sofocaron la democracia en A.L. y el sistema parlamentario lo eliminó en Asia y África.

El parlamentarismo imprime flexibilidad al proceso político y el presi-dencialismo lo vuelve rígido.

Linz no ataca al presidencialismo sino a las elecciones plurales; no está a favor del parlamentarismo, sino a favor de coaliciones parlamentarias.

El presidencialismo es problemático porque opera según la norma de que “el ganador se lo lleva todo”.

La regla de “el ganador se lo lleva todo” también está presente en sistemas parlamentarios con elecciones plurales en distritos uninom-inales, especialmente en los sistemas bipartidistas.

El juego de suma cero en los regímenes presidencialistas aumenta el interés en las elecciones, provocando tensión y conflictos.

El tipo de sistema electoral determina el sistema de partidos.

El cargo del presidente es por naturaleza bidimensional; por un lado, el presidente es el jefe de Estado y el representante de toda la nación; por otro lado, representa una opción claramente partidista.

El presidencialismo produce efectos mayoritarios en el sistema de partido, pero produce un efecto de consenso en las relaciones ejecutivo-legislativo.

La inestabilidad superficial que acompaña al parlamentarismo (crisis de gabinete) evita crisis que el presidencialismo no puede desa-hogar en situaciones de impopularidad, corrupción y rechazo del presidente.

Los legisladores (en el parlamento) a pesar de criticar, debatir o votar en contra –en algunas ocasiones– cuando existe mayoría del partido del primer ministro no lo pueden afectar ni destituir.

El tiempo fijo y limitado del cargo del presidente influye en un estilo político afanosamente ambicioso.

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Por otra parte, el equilibrio de poderes no se ejerce con el permanente enfrentamiento entre poderes, se ejerce al colaborar ejerciendo las facultades que la constitu-ción les confiere; si los actores políticos por condiciones sociopolí ticas procesan sus divergencias bajo un marco normativo constitucional, es probable que las institu ciones resistan las naturales tendencias polarizadas, disruptivas y centrífugas entre partidos. Por ello, el sistema presidencial funciona si se limita el poder, pero no para paralizarlo sino para especializarlo.

Hoy no se puede hablar de una división tajante y dogmática entre los tres poderes, como lo proponía el pensamiento liberal; se habla de una división de funciones relativa, en virtud de que no existe una separación total y excluyente, ya que si bien cada uno de los órganos estata­les tiene de manera preponderante asignada determinada función, lo cierto es que, de acuerdo con los diversos sistemas jurídicos, se han conferido a tales órganos otras funciones de manera limitada, diferentes de las que esen-cialmente les corresponde.4

Esta situación nos acerca al debate actual sobre la funcionalidad institucional del sistema presidencial en América Latina y, en particular, en México, pero sobre todo ofrece la oportunidad de contrastarlo (el sistema presidencial) con el sistema parlamentario y mixto. Con la intención de profundizar en la revisión teórica del modelo presidencial, retomamos los cuestionamientos, críticas, defensas y propuestas que destacados politólogos han realizado.

En nuestro país estos debates han sido limitados a un pequeño grupo de académicos, intelectuales y políticos, sin embargo, es tiempo de poner a consideración de un público más amplio la posible adopción de componentes institucionales de otros sistemas políticos a fin de fortale-cer al mismo sistema presidencial que opera hoy bajo un gobierno no unificado.

4 Juan Manuel Castellanos Rueda, “La reelección legislativa inmediata”, revista Diálogo y debate, núm. 9­10, julio­diciembre de 1999, pp. 201­202.

Para abordar de manera integral el análisis compa-rado, contrastaremos las premisas, supuestos y réplicas de diver sos autores que han nutrido a la ciencia política con nuevas concepciones sobre gobierno presidencial y democracia representativa.

El presidencialismo en América Latina: el debate académicoDespués de mostrar las premisas de Linz (véase cuadro 2) en sus críticas al sistema presidencial y las subsecuen-tes réplicas que aparecieron en la academia de ciencia política, es necesario identificar a quienes han avan zado en el debate intelectual sobre este tópico bajo referentes contextuales propios de los países de Amé rica Latina.

Hemos seleccionado a autores que se caracterizan por estudiar el sistema presidencial de Latinoamérica desde una perspectiva integral, es decir, que vinculan el desem-peño institucional del sistema presidencial y su diseño constitucional como consecuencia de factores históricos, electorales, partidista, sociales y económicos (véase cuadro 3).

El estudio comparativo de Giovanni SartoriPara identificar algunos rasgos definitorios de los siste mas políticos Giovanni Sartori, en su obra Ingeniería constitu-cional comparada, destaca la relación entre el diseño constitucional y las instituciones políticas. Él se encarga de señalar los incentivos que hacen posible la goberna-bilidad democrática y las determinantes estructu rales que posi bilitan o inhiben el consenso y el equilibrio de poderes.

Para Sartori todo sistema constitucional tiene como fin garantizar el equilibrio del poder y alentar que en el proceso de acuerdos y definición de políticas, estén repre­sentados los intereses ciudadanos mediante un sistema electoral –partidista incluyente. Tanto el sistema presi-dencial, como el parlamentario y el semipresidencial, son

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cuadro 3. el Presidencialismo en américa latina: enfoques.

Factores Autor

Dierter Nohle Simón Pachano Mario Serrafero Giovanni Santori

De orden constitucional

Históricos

En el presidente es en quien recae todo el poder político para afianzar el proceso de emancipación

Jurídicos

El presidente por mandato constitucional encarna las funciones de jefe de Estado

El principio del equilibrio de poderes ha sido violado por el otorgamiento de sustantivos poderes legislativos a los presidentes

Todo sistema constitucional es un sistema en balances y contrapesos

De orden institucional

Económico-sociales

El presidente amplió sus facultades para intervenir en el proceso de planeación económica y justicia social

Al sistema presidencial en A.L. lo afectan las desigualdades sociales y el estancamiento económico.

Sistema de partidos

El presidente es el agente estructurador de su partido y el cargo ambicionado por todos los partidos

Los partidos son maquinarias electorales con poca estabilidad y solidez

Es difícil garantizar la gobernabilidad en un sistema presidencial con multipartidismo

No existe una clara relación entre partidos disciplinados e indisciplinados con el buen funcionamiento del sistema presidencial

Poder legislativo

El control horizontal es siempre difícil, ya que provoca pugnas entre los dos poderes

Los conflictos entre el legis-lativo y el ejecutivo pueden obedecer a una ineficiente burocracia más que al obstruccionismo partidista

Poder ejecutivo Las amplias facultades legales impiden el balance y equilibrio de poderes

La rigidez del periodo lleva crisis de sistema

El presidente es portador y representante de las soberanas populares

El mal funcionamiento del presidencialismo está ligado al abuso del poder

Sistema electoral El presidencialismo es no reeleccionista

La elección directa del presidente estimula la per-sonalización del poder

Es necesario revisar las modalidades de elección de los presidentes para ajustarlas a la pluralidad social

La reelección del presiden-te es una condición ligada a la perpetración del poder

formas de gobierno democráticas por su naturaleza consti-tucional. Sin embargo, los éxitos y fracasos institucionales de estos sistemas están relacionados, según Sartori, con las condiciones socioeconómicas, culturales y políticas de cada nación.

Sartori presenta una opción de sistema político para México, al cual denomina presidencialismo alternativo o presidencialismo intermitente. Para Sartori, la aplicación del sistema presidencial en América Latina ha ocasionado una serie de enfrentamientos y desen cuentros entre legis-lativo y ejecutivo, producto de su polarización ideológica y social.

En especial, el proceso de democratización en México requiere de un sistema que alterne en fases presidencia-les o parlamentarias que se sucedan en situaciones de divisio nes irreconciliables como mecanismo correctivo de las distorsiones institucionales que introduce el mulparti-dismo por la vía de la representación proporcional.

Para distinguir las características definitorias de los tres sistemas, véase el cuadro 4.

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octubre-diciembre de 2002

cuadro 4. los sistemas Políticos democráticos: definición y síntesis.

Sistema presidencial Sistema parlamentario Sistema semipresidencial

OrigenEl presidencialismo fue establecido por primera vez en Estados Unidos por los federalistas, mediante la constitución estadounidense del 17 de septiembre de 1787.

El origen del parlamentarismo se encuentra en Europa. En 1214, los señores feudales ingleses dan a conocer la Carta magna al regente Juan Sin Tierra, donde le exigían explicara por qué cobraría más impuestos y en qué los utilizaría.

Este sistema tiene como modelo al sistema semipresidencialista de Francia delineado en la constitución francesa de 1958 y su adecuación en 1962.

Definición

Un sistema político es presidencial si, y sólo si, el jefe de Estado (el presidente) es electo popularmente; no puede ser despedido del cargo por una votación del Parlamento o Congreso durante su periodo preestablecido, y encabeza o dirige el gabinete que designa.

El sistema parlamentario se centra en una asamblea donde el poder ejecutivo y legislativo se comparten y la com-posición de ésta se basa en un sistema representativo.

El sistema semipresidencialista funciona basado en el poder compartido (diarquía): el presidente debe compartir el poder con un primer ministro; a su vez, el primer ministro debe conseguir un apoyo parlamentario continuo.

Características

Existe separación, equilibrio, autonomía e independencia relativa entre los po-deres legislativo, ejecutivo y judicial.

Los sistemas parlamentarios no permiten una separación del poder, su característica primordial es que el poder ejecutivo y legislativo se comparten.

El jefe de Estado (el presidente) es elegido por el voto popular para un periodo predeterminado en el cargo.

La relación es de coordinación, por lo que su funcionamiento es tipificado como rígido.

Los miembros del gabinete (poder ejecutivo) son también miembros del parlamento.

El jefe de Estado comparte el poder ejecutivo con un primer ministro, con lo que se establece una estructura de autoridad dual.

El presidente es investido de las fun-ciones de jefe del ejecutivo, del gobier-no o administración pública, del estado, jefe de las fuerzas armadas y dirige las relaciones internacionales del país.

El gabinete está integrado por los jefes del partido mayoritario o por los jefes de los partidos que por coalición forman la mayoría parlamentaria.

El presidente es independiente del Parla-mento, pero no se le permite gobernar solo o directa-mente y en consecuencia, su voluntad debe ser canalizada y procesada por medio de su gobierno.

Nombra de manera discrecional a los secretarios de Estado.

En el gabinete existe una persona que tiene supremacía y a quien se le suele denominar primer ministro.

El primer ministro y su gabinete son indepen-dientes del presidente porque dependen del Parlamento; están sujetos al voto de confianza o al voto de censura, y en ambos casos requieren del apoyo de una mayoría parlamentaria.

Los secretarios de Estado no son responsables políticamente ante el Congreso.

El gabinete subsistirá, siempre y cuando cuente con el apoyo de la mayoría parlamentaria.

La estructura de autoridad dual del semi-pres-idencialismo permite diferentes balances de poder, así como predominios de poder variables dentro del ejecutivo, bajo la rigurosa condición de que el potencial de autonomía de cada unidad componente del ejecutivo subsista.

El presidente y los integrantes del poder legislativo son elegidos popularmente a través del sufragio universal, por lo tanto, el presidente como el Congreso están investidos de la representatividad que emana de los ciudadanos.

La administración pública está en-comendada al gabinete, pero éste se encuentra sometido a la constante supervisión del Parlamento.

Frente a mayorías divididas el sistema mixto responde a un posible estancamiento oscilando entre fases parlamentarias o presidenciales: es decir, el sistema francés es presidencial cuando la mayoría presidencial y parlamentaria es la misma, y parlamentario cuando son distintas.

El presidente no puede disolver al legislativo, ni el Congreso destituir al presidente (salvo casos excepcionales contemplados en las constituciones).

Los ministros permanecen en funciones mientras exista una mayoría en el Parla-mento que los apoye.

El sistema funciona basado en una estructura flexible de autoridad dual, (bicéfalo). Con una mayoría unificada, el presidente prevalece sobre el primer ministro; a la inversa, con una mayoría dividida el que prevalece es el primer ministro.

El presidente puede remover o destituir a los miembros del gabinete, ya que éstos son responsables de su gestión sólo ante él.

Una función básica del parlamentaris-mo es equilibrar las relaciones entre la mayoría y la oposición.

El presidencialismo se caracteriza por ser un sistema de balances y contrapesos.

El primer ministro es elegido por el par-lamento, así, como el gabinete.

El peso y las facultades del presiden-te crecieron conforme los estados se vieron obligados a intervenir y regular la economía.

El poder ejecutivo, en la mayoría de los casos, tiene una organización dual, está dividido entre el jefe de Estado y el jefe de gobierno.

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ConclusiónAnte las nuevas condiciones de pluralidad legislativa en los congresos locales y en nivel federal en México, se tienen que diseñar nuevas reglas de funcionamiento interno para las asambleas y modificar el marco normati­vo­institucional de coordinación entre poderes.

Sin lugar a dudas, estas nuevas reglas de funcio­namiento y coordinación, tendrán que partir de reformas constitucionales para darle coherencia y permanencia a los procesos de democratización institucional a fin de hacer viable la pluralidad y el multipartidismo.

Para los estudiosos de los sistemas políticos –aquí ci-tados– sólo el sistema parlamentario y el semipresi dencial tienen por condiciones estructurales e institucio nales la capacidad de resolver crisis y antagonismos derivados del multipartidismo, las mayorías divididas y la polarización ideológica.

En México se ha reavivado el debate académico en torno a la funcionalidad institucional del sistema presi­den cial porque existen procesos no acabados que suponen un riesgo regresivo autoritario si no se consolida: a) una transición democrática que rebase lo electoral y se centre en nuevos vínculos representativos; b) una relación de equilibrio institucional entre poderes que se centre en un marco normativo para evitar la parálisis en situaciones de gobierno dividido o no unificado y; c) una mayor profe-sionalización y destreza técnica de los congresos centrada en la creación de unidades especializadas en técnica legis-lativa, investi gación parlamentaria y los lobbies.

Para que los legisladores sean más eficientes y producti­vos es necesario que cuenten con insumos informativos y

formativos, así estas unidades serían útiles en la asesoría, consulta y cabildeo político. De esta manera la producción legislativa se nutre de la técnica y el cabildeo, dos compo-nentes necesarios para elaborar leyes congruentes con la realidad y aceptadas por la comunidad.

Frente a una configuración parlamentaria de gobierno no unificado, actualmente en México tenemos la oportu­nidad de sugerir cambios constitucionales e institucio­nales que eviten una futura crisis política. Quienes nos abocamos a estos estudios lo hemos hecho antes y, sin lugar a dudas, esa es nuestra tarea; no dudamos pues de que el uso de arreglos constitucionales alternativos pue-den ser viables aunque la aceptación y confección de éstos es sumamente compleja.

BibliografíaCARPIZO, Jorge, El presidencialismo mexicano, Siglo xxi, México,

1983.CÓRDOVA, Arnaldo, La formación del poder político en México, Era,

México, 1984.DIAMOND, Larry y Marc F. Plattner (comps.), El resurgimiento global

de la democracia, unam, México, 1996.GARGARELLA, Roberto, Crisis de la representación política, Fonta-

mara, México, 1997.LÓPEZ Villafañe, Víctor, La formación del sistema político mexicano,

Siglo xxi, México, 1986.NOHLEN, Dieter y Mario Fernández (eds.), Presidencialismo versus

parlamentarismo, Nueva Sociedad, Caracas, 1991.PACHANO, Simón, “Presidencialismo y parlamentarismo”, Revista

mexicana de sociología, vol. 60, núm 3, julio­septiembre, 1998.REVISTA Diálogo y debate, “El poder legislativo en México”, núm.

9­10, julio­diciembre de 1999. RUBIO, Luis, Reforma al sistema político mexicano, Diana, México,

1994.SARTORI, Giovanni, Ingeniería constitucional comparada, Fondo de

Cultura Económica, México, 1994.SERRAFERO, Mario, “Presidencialismo y parlamentarismo en América

Latina: un debate abierto”, Revista mexicana de sociología, vol. 60, núm 2, abril­junio, 1998.

cuadro 4. los sistemas Políticos democráticos: definición y síntesis.

Sistema presidencial Sistema parlamentario Sistema semipresidencial

OrigenEl presidencialismo fue establecido por primera vez en Estados Unidos por los federalistas, mediante la constitución estadounidense del 17 de septiembre de 1787.

El origen del parlamentarismo se encuentra en Europa. En 1214, los señores feudales ingleses dan a conocer la Carta magna al regente Juan Sin Tierra, donde le exigían explicara por qué cobraría más impuestos y en qué los utilizaría.

Este sistema tiene como modelo al sistema semipresidencialista de Francia delineado en la constitución francesa de 1958 y su adecuación en 1962.

Definición

Un sistema político es presidencial si, y sólo si, el jefe de Estado (el presidente) es electo popularmente; no puede ser despedido del cargo por una votación del Parlamento o Congreso durante su periodo preestablecido, y encabeza o dirige el gabinete que designa.

El sistema parlamentario se centra en una asamblea donde el poder ejecutivo y legislativo se comparten y la com-posición de ésta se basa en un sistema representativo.

El sistema semipresidencialista funciona basado en el poder compartido (diarquía): el presidente debe compartir el poder con un primer ministro; a su vez, el primer ministro debe conseguir un apoyo parlamentario continuo.

Características

Existe separación, equilibrio, autonomía e independencia relativa entre los po-deres legislativo, ejecutivo y judicial.

Los sistemas parlamentarios no permiten una separación del poder, su característica primordial es que el poder ejecutivo y legislativo se comparten.

El jefe de Estado (el presidente) es elegido por el voto popular para un periodo predeterminado en el cargo.

La relación es de coordinación, por lo que su funcionamiento es tipificado como rígido.

Los miembros del gabinete (poder ejecutivo) son también miembros del parlamento.

El jefe de Estado comparte el poder ejecutivo con un primer ministro, con lo que se establece una estructura de autoridad dual.

El presidente es investido de las fun-ciones de jefe del ejecutivo, del gobier-no o administración pública, del estado, jefe de las fuerzas armadas y dirige las relaciones internacionales del país.

El gabinete está integrado por los jefes del partido mayoritario o por los jefes de los partidos que por coalición forman la mayoría parlamentaria.

El presidente es independiente del Parla-mento, pero no se le permite gobernar solo o directa-mente y en consecuencia, su voluntad debe ser canalizada y procesada por medio de su gobierno.

Nombra de manera discrecional a los secretarios de Estado.

En el gabinete existe una persona que tiene supremacía y a quien se le suele denominar primer ministro.

El primer ministro y su gabinete son indepen-dientes del presidente porque dependen del Parlamento; están sujetos al voto de confianza o al voto de censura, y en ambos casos requieren del apoyo de una mayoría parlamentaria.

Los secretarios de Estado no son responsables políticamente ante el Congreso.

El gabinete subsistirá, siempre y cuando cuente con el apoyo de la mayoría parlamentaria.

La estructura de autoridad dual del semi-pres-idencialismo permite diferentes balances de poder, así como predominios de poder variables dentro del ejecutivo, bajo la rigurosa condición de que el potencial de autonomía de cada unidad componente del ejecutivo subsista.

El presidente y los integrantes del poder legislativo son elegidos popularmente a través del sufragio universal, por lo tanto, el presidente como el Congreso están investidos de la representatividad que emana de los ciudadanos.

La administración pública está en-comendada al gabinete, pero éste se encuentra sometido a la constante supervisión del Parlamento.

Frente a mayorías divididas el sistema mixto responde a un posible estancamiento oscilando entre fases parlamentarias o presidenciales: es decir, el sistema francés es presidencial cuando la mayoría presidencial y parlamentaria es la misma, y parlamentario cuando son distintas.

El presidente no puede disolver al legislativo, ni el Congreso destituir al presidente (salvo casos excepcionales contemplados en las constituciones).

Los ministros permanecen en funciones mientras exista una mayoría en el Parla-mento que los apoye.

El sistema funciona basado en una estructura flexible de autoridad dual, (bicéfalo). Con una mayoría unificada, el presidente prevalece sobre el primer ministro; a la inversa, con una mayoría dividida el que prevalece es el primer ministro.

El presidente puede remover o destituir a los miembros del gabinete, ya que éstos son responsables de su gestión sólo ante él.

Una función básica del parlamentaris-mo es equilibrar las relaciones entre la mayoría y la oposición.

El presidencialismo se caracteriza por ser un sistema de balances y contrapesos.

El primer ministro es elegido por el par-lamento, así, como el gabinete.

El peso y las facultades del presiden-te crecieron conforme los estados se vieron obligados a intervenir y regular la economía.

El poder ejecutivo, en la mayoría de los casos, tiene una organización dual, está dividido entre el jefe de Estado y el jefe de gobierno.

El proceso de democratización en México

requiere de un sistema que alterne en fases

presidenciales parlamentarias que se

sucedan en situaciones de divisiones

irreconciliables como mecanismo correctivo de

las distorciones institucionales

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Historia del poder judicial en baja california

Rosario Maríñez*

* Instituto de Investigaciones Históricas, uabc-Tijuana. Fotografías de Graciela de la Paz.

En la reciente Feria del Libro de Tijuana se anunció la presentación de la obra Historia del poder judicial en Baja California, del maestro Jorge Valenzuela Santiago, bajo el sello de la uabc. Quienes teníamos un interés especial en conocer los propósitos y contenido de este libro no tuvimos esa oportunidad pues simplemente no ocurrió el evento, quizá debido a proble mas en su organización. Sin embargo, reza el refrán: “el interés tiene pies”. Así que me he dado a la tarea de leerlo y compartir con los lectores mis hallazgos.

Su autor es un maestro univer­sitario, desde hace ya muchos años, en la ciudad de Mexicali. Quienes hemos tenido atracción por las cien-cias sociales, obligadamente nos lo hemos encontrado en nuestro cami-no, o, mejor dicho, como es mi caso, en el arranque de nuestro camino. Como ser generoso que es, su cono-cimiento sobre la realidad política y social de Baja California, sus esfuer-zos por la comprensión, siempre los compartió entre sus amigos y ami-gas. En alguna medida, sus propias preocu paciones fueron nuestras. Al cabo de los años, Valen zuela no sólo se ha mantenido como un estudioso

crónico, necio, persistente; sino tam-bién como un obser vador agudo de la política y los políticos, siempre a la distancia, quizá como quien conoce el fuego y no lo toca, a sabiendas de las consecuencias de hacerlo. Su trabajo de investigación hoy ha dado un fruto: El libro Historia del poder judicial en Baja California. Se trata de una monografía que reconstru-ye el proceso de evolu ción de una instancia gubernamental. Como él mismo apunta, es un ensayo pionero y perfectible, que abre otras líneas de investigación respecto de un tema de primer orden que se encuentra en el centro de las preocu paciones de los bajacalifornianos: La justicia.

Ubico la importancia de este trabajo por los siguientes aspectos: viene a enriquecer la historiografía

de Baja California; por la seriedad en su elaboración: hace uso de instru-mentos metodológicos de la historia, como es la consulta de una diversi-dad de archivos, fuentes primarias y testimonios orales, y aporta los elementos iniciales para comprender cómo se han construido las estructu-ras del poder público de la entidad.

En este sentido, el autor se pre-gunta: “¿a partir de cuándo se puede hablar de justicia en Baja Califor-nia? y ¿cómo surgió en estas tierras inhóspitas la voluntad de administrar justicia?”. Por ello, también nos hace reflexio nar acerca del concepto de justicia. Pues éste además de ser un valor, es una realidad política y social, en torno a la cual, los grupos sociales se organizan; y quienes ejercen el poder público, lo utilizan en muchas ocasiones para su propio beneficio. Al poder público le está mandado impartir y administrar la “justicia”. Pero la sociedad identifica a la justicia, según le sea dada. Sólo

Reseña

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pregun temos, por ejemplo, a los niños de la calle, a los inmi grantes baleados por soldados de su propio país, a los y las trabajadoras de la maquila, y a un largo etcétera.

¿Qué tanto conocemos acerca de esta instancia de gobierno para entender el marasmo y selectividad en la que hoy se encuentra? ¿Por qué la justicia es para unos cuántos? Quizá en la lectura de este libro no encontra remos las respuestas, pero sí la información que nos permite com-prender que eso de la justicia no es un don, no es un valor en sí mismo, es la intención y la acción conciente e interesada de un grupo sobre otros grupos, para mantener su legitimidad y la gobernabilidad de una sociedad como la nuestra.

Entre otras reflexiones, este libro nos obliga a examinar el pasado de la región, en el cual vemos una cons-tante inmigración de personas veni-das de “todos los Méxicos”, en busca de una vida distinta a la que tenían en sus luga res de origen, en donde prevalecía la injusticia de relaciones sociales y económicas como el caci-quismo, con su carga de sumisión y de violencia. En el proceso de arrai-go a esta nueva tierra, la población pudo concebir la idea de transformar esos lastres para construir una forma de relación social más libre. La pregunta obligada es, entonces, la estructura político­administrativa que se ha dado al poder público en Baja California ¿realmente se han confor-mado en instrumentos para la justicia social?, ¿qué es lo que se ha logrado en materia de justicia? y ¿qué es lo que nos hace falta por hacer?

El libro de Jorge Valenzuela nos invita a que nos acer quemos a las entrañas jurídicas y administrativas del poder judicial en Baja California. Esto está en el interés de una socie-dad que requiere develar su memo-ria para explicar su propia vida, su identidad. Los esfuerzos, las contra-dicciones, las luchas, los atinos y los desatinos de esta población requieren de la revisión constante de su pasado, para conocer si nuestros gobernan-tes hoy realmente responden a los anhelos de una sociedad que reclama todos los días: ¡Justicia!

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octubre-diciembre de 2002

1. Todo artículo debe ser inédito.2. La extensión debe ser entre seis y quince cuartillas a máquina, escritas a doble espacio. Si se

tiene una colaboración más extensa podría publicarse en dos partes.3. Para la edición de Semillero de ideas le pedimos nos envíe su colaboración grabada en un disquete

en programa Microsoft Word (versión 6.0 en adelante) y acompañada de dos copias impresas.4. El lenguaje de los artículos debe ser claro y sencillo, pero igualmente se aceptan artículos con

lenguaje especializado o con temáticas académicas o de investigación, siempre y cuando se explique su utilidad para el lector.

5. Puede incluirse una pequeña lista bibliográfica: tres citas deben ser suficientes y nunca exceder de cinco; un número mayor se puede aplicar cuando el artículo verse sobre resultados obtenidos de una revisión bibliográfica o de una investigación.

6. La bibliografía deberá citarse de la siguiente manera:

GARCÍA, Diego Javier, Esteban Cantú y la revolución constitucionalista en el Distrito Norte de la Baja California, mecanografiado inédito, pp. 6, 10, 11, 15.BENÍTEZ, Fernando, El libro de los desastres, Era, México, 1998, p.35.MORENO Mena, José, “Los niños jornaleros agrícolas: un futuro incierto”, en Semillero de ideas, núm. 3, uabc, México, junio-agosto 1993.

7. En relación con los títulos es preferible seleccionar uno corto y que sea atractivo para los lectores. Considere que un buen título y el uso de subtítulos constituyen una forma infalible de captar la atención del lector. El comité técnico-editorial de Semillero de ideas se toma la libertad de cambiar el título del artículo y hacer adecuaciones en su formato cuando lo considere necesario.

8. Los autores deberán precisar, en unas cuantas líneas, sus datos personales, incluyendo dirección y teléfono donde puedan localizárseles.

9. Los artículos que se proponen para su publicación deben enviarse al editor responsable de Semi-llero de ideas, o a la coordinación general de Revista Universitaria, cuyos datos aparecen en el directorio de esta edición. Si tiene alguna duda o sugerencia, por favor háganosla saber por fax, correo, personalmente, o a nuestras direcciones electrónicas.

La revista Semillero de ideas, dedicada a las ciencias sociales, educativas, jurídicas y políticas, así como a la psicología y comunicación, es una publicación trimestral de la Universidad Autónoma de Baja Cal-ifornia, destinada a establecer un puente de comunicación entre la comunidad académica y científica de la universidad y el público en general, con trabajos pertinentes a estas áreas del saber. Los artículos propuestos serán evaluados por especialistas, a través del Comité Editorial de la revista, y deberán tener las siguientes características:

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