Ser escritor

Jorge A. Garrido

Ser escritor © 2012Registrado en Safe CreativeNº de registro: 1211212712998Corrección, maquetación, diseño y montaje por Jorge A. GarridoCualquier reproducción, total o parcial, de esta obra, así como su divulgación por cualquier medio o la creación de obras derivadas, necesita de la expresa autorización por escrito del autor.Todos los derechos de esta obra quedan reservados a Jorge A. Garrido

1.3 Temas que ya existen

Algo que quizá te haya venido a la cabeza es que ya está todo inventado. No te voy a quitar la razón, aunque también es cierto que siempre hay lugar para la originalidad. Temas los hay muy diversos y, aunque crear historias que no tengan parecido con ninguna otra se antoja harto complicado, siempre puedes optar por mejorar lo presente (que se lo digan al que le puso un palo a un trapo y le llamó fregona al conjunto). ¿Quién dice que no puedas crear una obra sobre fantasmas, conspiraciones gubernamentales o de piratas? El secreto no está en encontrar un buen tema que nadie haya tocado aún (que sería algo muy bueno, no hay que negarlo), sino en saber cómo contarlo y lograr que sea suficientemente atractivo para que los lectores se fijen en tu obra.

Cuidado, no confundas mis palabras y quieras modificar una historia ya existente, porque podría caerte una denuncia por obra derivada al carecer del correspondiente permiso para hacerlo. Claro, que eso no sería aplicable a sucesos basados, por ejemplo, en hechos históricos reales y siempre que

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seas capaz de meter un mínimo aparente de elementos diferenciadores que logren hacer de tu historia algo original, alejada de otras que ya se hayan escrito sobre lo mismo.

Un aspecto a valorar sería que tu libro les recordara a otro, lo que de la misma forma podría jugar, a partes iguales, a tu favor o en tu contra. Quizá, los lectores se acerquen a la obra llamada su atención por la otra historia a la cual dicen que se parece. Por el contrario, también pueden rechazar leer la tuya porque ya leyeron aquella otra.

En conclusión, si estás interesado en escribir sobre algo y crees que puede salir algo realmente muy bueno, no mires a ver si hay más del mismo tipo en el mercado, sólo escribe imprimiendo tu propio estilo.

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1.4 Escribir para minorías

Puede ocurrirte que te apetezca escribir sobre ciertos temas que no son del gusto de la mayoría o que te estés acercando a un género que no arrastre demasiadas ventas de libros. En ese caso, estarías escribiendo para un grupo minoritario de lectores, no pudiendo esperar que tu libro vaya a caer en las manos de cualquier lector, sino uno muy concreto.

Como en el apartado anterior ocurría, juegas con dos posibilidades al cincuenta por ciento, una en la que los lectores que se pueden acercar a tu libro te van a exigir que sea una obra maestra o que, por escasez de títulos en dicho género, logres un efecto llamamiento sobre esta minoría y tu libro vuele de las estanterías. Lo bueno de este grupo de lectores es que si una obra les gusta, harán que su nombre circule con rapidez entre sus amigos y camaradas.

Para algunos autores, puede que lo mejor sea buscar temas que les parezcan más atractivos a la mayoría, pero has de considerar que, por ello, también estarías entrando en un mercado posiblemente más competitivo, con cientos de libros que se quedan en mitad del camino no ya por malos, sino por carecer del renombre de muchos de los

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autores con los que tu libro deberá luchar. Ya no ves tan malo escribir para una minoría, ¿verdad?

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1.5 ¿A máquina o a mano?

Otro aspecto muy personal. Hay quien dice que los buenos autores aún escriben sobre papel para, más tarde, transcribir dichos textos al ordenador (quizá la máquina de escribir pasó a un plano en completo desuso, pero, ¿quién puede asegurarlo?).

Algo completamente cierto es que se necesita de bastante tiempo para pasar lo escrito de puño y letra al ordenador, lo que hará que muchos decidan escribir directamente sobre el teclado. Por contra, debo dar un voto de apoyo al papel como medio de creación aún válido, ya que tiene su magia y encanto el poder tachar sobre palabras o frases enteras para colocar la corregida encima, o ir anotando en los huecos de los márgenes o entre los distintos párrafos nuevos datos a añadir, así como reseñas o cosas a tener en cuenta en la transcripción. Así, incluso el escribir a mano puede llegar a convertirse en la inspiración que algunos buscaban en otro sitio, tan cerca como creían tenerlo...

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