suplemento hp: la eucaristía - 29 mayo 2011

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Suplemento de la Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón // 1 La Eucaristía El objetivo del Plan Diocesano de Pastoral de este curso es cui- dar la eucaristía, la pastoral sacra- mental y la dimensión espiritual de nuestras comunidades. Por ello dedicamos un suplemento especial de Hoja Parroquial a este sacra- mento que es fuente y culmen de la vida cristiana. En este folleto se encuentran texto del magisterio, del Catecis- mo de la Iglesia Católica, un vo- cabulario básico de la Misa, y la resolución de algunas confusiones frecuentes. La Eucaristía Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía es el origen de toda forma de santidad, y todos no- sotros estamos llamados a la plenitud de vida en el Espíritu Santo. ¡Cuántos santos han hecho auténti- ca la propia vida gracia a su piedad eucarística! (…) La santidad ha tenido siempre su centro en el sa- cramento de la Eucaristía. Por eso es necesario que en la Iglesia se crea realmente, se celebre con devoción y se viva inten- samente este santo Mis- terio. El don de sí mismo que Jesús hace en el Sa- cramento memorial de su pasión, nos asegura que el culmen de nuestra vida está en la participación en la vida trinitaria, que en Él se nos ofrece de manera definitiva y eficaz. La ce- lebración y adoración de la Eucaristía nos permi- ten acercarnos al amor de Dios y adherirnos perso- nalmente a él hasta unir- nos con el Señor amado. El ofrecimiento de nuestra vida, la comunión con toda la comunidad de los creyentes y la solidari- dad con cada hombre, son aspectos imprescindibles del culto espiritual, san- to y agradable a Dios (cf. Rom 12,1), en el que toda nuestra realidad humana concreta se transforma para su gloria. Invito, pues, a todos los Pastores a poner la máxima atención en la promoción de una espi- ritualidad cristiana au- ténticamente eucarística. Que los presbíteros, los diáconos y todos los que desempeñan un minis- terio eucarístico, reciban siempre de estos mismos servicios, realizados con esmero y preparación constante, fuerza y estí- mulo par ael propio cami- no personal y comunita- rio de santificación. Exhorto a todos los laicos, en particular a las familias, a encontrar con- tinuamente en el Sacra- mento del amor de Cristo la fuerza para transformar la propia vida en un signo auténtico de la presencia del Señor resucitado. Pido a todos los con- sagrados y consagradas que manifiesten con su propia vida eucarística el esplendor y la belleza de pertenecer totalmente al Señor. Cf. Sacramentum cari- tatis. Conclusión. 2007 El Sacramento de la Caridad Benedicto XVI Objetivo del Plan Diocesano de Pastoral 2010-2011 1º. La Eucaristía o la Misa no es una “homilía”. Se denomina únicamente “homilía” a la parte de la Misa en la que el obispo o sacerdote que la presi- de, después de la lectura del Evangelio explica la Palabra de Dios. Sustituir “homilía” por “Eucaristía” o “Santa Misa” es tomar la parte por el todo. 2º. Las Misas no se “dan”. Se celebran. Es incorrecto por tanto decir que un sa- cerdote “da la misa”. Tam- poco las bodas y otros acontecimientos “se dan”, sino que “se celebran”. 3º. La Sagrada Comunión se distribuye. Lo correcto es decir: Se distribuyó la Sagrada Comunión y “re- cibió” la Comunión. 4º. La Misa no la preside ni las autoridades civiles ni las Reinas de las Fiestas. La preside un sacerdote. En todo caso las autori- dades y otras representa- ciones “asisten” y “partici- pan” de la Misa. 5º. Igualmente las procesio- nes no son presididas por las autoridades, ni por las representaciones festi- vas. Todos ellos “asisten” y “participan” en lugares destacados. Tampoco las preside una imagen. Como en la Misa, las pre- side siempre un sacerdote o el obispo y se celebran como manifestaciones de fe, en las que desfilan imágenes u otros ele- mentos. En la procesión del Corpus, dentro de la custodia, procesiona el Cuerpo de Cristo bajo la especie eucarística del pan consagrado. 6º. Es absolutamente inco- rrecto calificar a la Santí- sima Virgen o a los Santos como “la deidad”. Esta palabra, como bien se su- pone, se refiere únicamen- te a Dios. No es tampoco correcto aplicar a todas las santas del calendario cristiano el calificativo de “vírgenes” (p.e “la Virgen de la Magdalena”) Confusiones frecuentes en los medios de comunicación

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El Sacramento de la Caridad. Confusiones frecuentes. Enciclopedia de la Misa. La Eucaristía celebrada, comulgada y adorada.

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Page 1: Suplemento HP: La Eucaristía - 29 mayo 2011

Suplemento de la Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón // 1

La Eucaristía

El objetivo del Plan Diocesano de Pastoral de este curso es cui-dar la eucaristía, la pastoral sacra-mental y la dimensión espiritual de nuestras comunidades. Por ello

dedicamos un suplemento especial de Hoja Parroquial a este sacra-mento que es fuente y culmen de la vida cristiana.

En este folleto se encuentran

texto del magisterio, del Catecis-mo de la Iglesia Católica, un vo-cabulario básico de la Misa, y la resolución de algunas confusiones frecuentes.

La Eucaristía

Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía es el origen de toda forma de santidad, y todos no-sotros estamos llamados a la plenitud de vida en el Espíritu Santo. ¡Cuántos santos han hecho auténti-ca la propia vida gracia a su piedad eucarística! (…) La santidad ha tenido siempre su centro en el sa-cramento de la Eucaristía.

Por eso es necesario que en la Iglesia se crea realmente, se celebre con devoción y se viva inten-samente este santo Mis-terio. El don de sí mismo que Jesús hace en el Sa-cramento memorial de su pasión, nos asegura que el culmen de nuestra vida está en la participación en la vida trinitaria, que en Él se nos ofrece de manera definitiva y eficaz. La ce-lebración y adoración de

la Eucaristía nos permi-ten acercarnos al amor de Dios y adherirnos perso-nalmente a él hasta unir-nos con el Señor amado.

El ofrecimiento de nuestra vida, la comunión con toda la comunidad de los creyentes y la solidari-dad con cada hombre, son aspectos imprescindibles del culto espiritual, san-

to y agradable a Dios (cf. Rom 12,1), en el que toda nuestra realidad humana concreta se transforma para su gloria.

Invito, pues, a todos los Pastores a poner la máxima atención en la promoción de una espi-ritualidad cristiana au-ténticamente eucarística. Que los presbíteros, los

diáconos y todos los que desempeñan un minis-terio eucarístico, reciban siempre de estos mismos servicios, realizados con esmero y preparación constante, fuerza y estí-mulo par ael propio cami-no personal y comunita-rio de santificación.

Exhorto a todos los laicos, en particular a las familias, a encontrar con-tinuamente en el Sacra-mento del amor de Cristo la fuerza para transformar la propia vida en un signo auténtico de la presencia del Señor resucitado.

Pido a todos los con-sagrados y consagradas que manifiesten con su propia vida eucarística el esplendor y la belleza de pertenecer totalmente al Señor.

Cf. Sacramentum cari-tatis. Conclusión. 2007

El Sacramento de la CaridadBenedicto XVI

Objetivo del Plan Diocesano de Pastoral 2010-2011

1º. La Eucaristía o la Misa no es una “homilía”. Se denomina únicamente “homilía” a la parte de la Misa en la que el obispo o sacerdote que la presi-de, después de la lectura del Evangelio explica la Palabra de Dios. Sustituir “homilía” por “Eucaristía” o “Santa Misa” es tomar la parte por el todo.

2º. Las Misas no se “dan”. Se celebran. Es incorrecto por tanto decir que un sa-cerdote “da la misa”. Tam-

poco las bodas y otros acontecimientos “se dan”, sino que “se celebran”.

3º. La Sagrada Comunión se distribuye. Lo correcto es decir: Se distribuyó la Sagrada Comunión y “re-cibió” la Comunión.

4º. La Misa no la preside ni las autoridades civiles ni las Reinas de las Fiestas. La preside un sacerdote. En todo caso las autori-dades y otras representa-ciones “asisten” y “partici-pan” de la Misa.

5º. Igualmente las procesio-nes no son presididas por las autoridades, ni por las representaciones festi-vas. Todos ellos “asisten” y “participan” en lugares destacados. Tampoco las preside una imagen. Como en la Misa, las pre-side siempre un sacerdote o el obispo y se celebran como manifestaciones de fe, en las que desfilan imágenes u otros ele-mentos. En la procesión del Corpus, dentro de la

custodia, procesiona el Cuerpo de Cristo bajo la especie eucarística del pan consagrado.

6º. Es absolutamente inco-rrecto calificar a la Santí-sima Virgen o a los Santos como “la deidad”. Esta palabra, como bien se su-pone, se refiere únicamen-te a Dios. No es tampoco correcto aplicar a todas las santas del calendario cristiano el calificativo de “vírgenes” (p.e “la Virgen de la Magdalena”)

Confusiones frecuentes en los medios de comunicación

Page 2: Suplemento HP: La Eucaristía - 29 mayo 2011

2 // Suplemento de la Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón

La Eucaristía

La enciclopedia de la Misa

Altar: lugar en forma de mesa rectangular donde se celebra el san-to sacrificio de la Misa y se prepara la sagrada Comunión. El altar principal de una iglesia debe ser tallado de piedra, se consagra con el crisma y se ubica en el centro del presbiterio.

Alba: vestidura larga de lino blanco que usan para la celebración litúr-gica desde los acólitos hasta el presidente.

Estola: es una banda larga de tela que cuelga del cuello de los presbí-teros y obispos cuando celebran. Los diáconos se la colocan terciada. Al igual que la casulla es del color del tiempo litúrgico o de la fiesta que se celebra.

Cíngulo: es un cordón grueso que ciñe el alba por la cintura.

Ambón: es el lugar reser-vado en la liturgia para la proclamación de la Palabra de Dios y la predicación.

Campanillas: el toque de campanillas se uti-liza para llamar la atención en el momento de la elevación del pan y el vino consagrado en la Misa.

Misal: es el libro litúrgico oficial para la celebra-ción de la misa, junto al leccionario, es el libro más importante de la liturgia.

Copón: es una copa grande con tapa, de ma-terial sólido y precioso, que guarda las hostias consagradas y sirve para dar la comunión eucarís-tica a los fieles.

Custodia: objeto de metal precioso y artístico, en forma circular como un sol con rayos, que se utiliza para exponer la hostia consagrada en el centro para la adoración de los fieles o para llevarlo en procesión.

Acetre: Recipiente litúrgico en forma de caldereta, donde se deposita el agua bendita. El hisopo es el complemento formado por una bola hueca y aguje-reada, al extremo de un mango, con el que se aperja agua bendita. Con el agua bendita se asperja a los fieles, so-bre todo en tiempo Pascual y también a los objetos, imágenes o cualquier otra realidad que deba ser bendecida.

Sagrario: tabérnaculo donde se reserva el Santísi-mo Sacramento para la adoración de los fieles y para la comunión de los enfermos. La presencia real de Cristo en el sagrario se señala con el uso del cono-peo. Junto al sagrario arde siempre una lamparilla.

Atril: Soporte en forma de plano inclinado, de madera o metálico, para sostener los libros li-turgicos sobre el altar, facilitando su uso a quien preside la acción liturgica.

Cáliz: vaso en forma de copa de material sólido y precioso, en el que se de-posita el vino mezclado con un poco de agua para con-sagrarlo en la celebración Eucarística.

Patena: plato pe-queño y redondo de metal precioso donde se deposita la hostia del presi-dente para la Eu-caristía.

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Suplemento de la Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón // 3

La Eucaristía

Capa pluvial: vestidura litúrgica que utilizan los ministros ordenados para las procesiones y celebraciones litúrgicas que no sean la Misa.

Corporal: es un lienzo cuadrado de lino sobre el que se colocan la hostia, la patena, el copón y el cáliz.

Purificador: lienzo de lino para la purificación de los vasos sagrados: el cáliz, la patena y el copón.

Incensario: es como un brasero metálico suspendido por unas cadenas y una tapa en cuyo interior se quema el incienso para la celebración litúrgica. Se inciensa la hostia, la cruz, el altar, las ofrendas, las reliquias, el evangeliario, las imágenes de los santos, los ministros ordenados, los fieles, el cirio pascual y el cuerpo del difunto.

Lavabo: Lavamanos o la-vatorio. Recipiente metálico sobre el que se echa agua de una jarra, para lavar las ma-nos o los dedos tras el Ofer-torio y antes del inicio de la Plegaria Eucarística. También puede ser usado en otras ac-ciones liturgicas.

Vinajeras: son dos recipien-tes de vidrio o metal que con-tienen el vino y el agua nece-sarios para la Eucaristía.

Leccionario: es el libro que contiene de forma ordenada, según los tiempos y los ciclos litúrgi-cos, las lecturas bíblicas que se proclaman en la Misa.

Hostia: es el pan ácimo blanco, redondo y del-gado que se consagra en la Eucaristía y contiene la presencial real y sustancial de Cristo.

Cruz: colocada en el centro del altar para la celebración de la Misa recuerda el sacri-ficio de Cristo en la cruz que se actualiza en la celebra-ción de cada Eucaristía.

Casulla: es la vestidura propia del presbítero y del obispo para la celebración de la Eucaristía. La casulla es del color litúrgico del tiempo o fiesta correspondiente.

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4 // Suplemento de la Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón

La Eucaristía

Todos se reúnen. Los cris-tianos acuden a un mismo lugar para la asamblea eu-carística. A su cabeza está Cristo mismo que es el actor principal de la Eu-caristía. (…) Él mismo es quien preside invisible-mente toda celebración eucarística. Como repre-sentante suyo, el obispo o el presbítero (actuando in persona Christi capitis) preside la asamblea, toma la palabra después de las lecturas, recibe las ofren-das y dice la plegaria euca-rística. Todos tienen parte activa en la celebración, cada uno a su manera: los lectores, los que presentan las ofrendas, los que dan la comunión, y el pueblo entero cuyo “Amén” mani-fiesta su participación.

La liturgia de la Pa-labra comprende “los escritos de los profetas”, es decir, el Antiguo Tes-tamento, y “las memorias de los Apóstoles”, es decir sus cartas y los Evangelios; después la homilía que ex-horta a acoger esta palabra como lo que es verdadera-mente, Palabra de Dios (cf 1 Ts 2,13), y a ponerla en práctica; vienen luego las intercesiones por todos los hombres.

La presentación de

las ofrendas (el oferto-rio): entonces se lleva al altar, a veces en procesión, el pan y el vino que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el sacrificio eucarístico en el que se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre. (…)

Colecta: Desde el principio, junto con el pan y el vino para la Eu-caristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen nece-sidad. Esta costumbre de la colecta (cf 1 Co 16,1), siempre actual, se inspira

en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos (cf 2 Co 8,9).

La Anáfora: Con la plegaria eucarística, ora-ción de acción de gracias y de c o n s a g r a c i ó n llegamos al cora-zón y a la cum-bre de la celebra-ción.

En el prefa-cio, la Iglesia da gracias al Padre, por Cristo, en el Espíritu San-to, por todas sus obras. Toda

la asamblea se une enton-ces a la alabanza incesante que la Iglesia celestial, los ángeles y todos los santos, cantan al Dios tres veces santo.

En la epíclesis, la Igle-sia pide al Padre que envíe su Espíritu Santo sobre el pan y el vino, para que se conviertan por su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y que quie-nes toman parte en la Eu-caristía sean un solo cuer-po y un solo espíritu.

En el relato de la ins-titución, la fuerza de las palabras y de la acción

de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sa-cramentalmente presentes bajo las especies de pan y de vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofre-cido en la cruz de una vez para siempre.

En la anámnesis que sigue, la Iglesia hace me-moria de la pasión, de la resurrección y del retorno glorioso de Cristo Jesús; presenta al Padre la ofren-da de su Hijo que nos re-concilia con Él.

En las intercesiones, la Iglesia expresa que la Eu-caristía se celebra en co-munión con toda la Iglesia del cielo y de la tierra, de los vivos y de los difuntos, y en comunión con los pastores de la Iglesia, el Papa, el obispo de la dió-cesis, su presbiterio y sus diáconos y todos los obis-pos del mundo entero con sus Iglesias.

En la comunión, pre-cedida por la oración del Señor y de la fracción del pan, los fieles reciben “el pan del cielo” y “el cáliz de la salvación”, el Cuerpo y la Sangre de Cristo que se entregó “para la vida del mundo” (Jn 6,51).

Art 1348-1355 del Ca-tecismo de la Iglesia Católi-ca.

1415 El que quiere re-cibir a Cristo en la Comu-nión eucarística debe ha-llarse en estado de gracia. Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmen-te no debe acercarse a la Eucaristía sin haber recibi-do previamente la absolu-

ción en el sacramento de la Penitencia.

1416 La Sagrada Co-munión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecien-ta la unión del comulgan-te con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados gra-

ves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgan-te y Cristo son reforzados, la recepción de este sacra-mento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo mís-tico de Cristo.

1417 La Iglesia reco-mienda vivamente a los

fieles que reciban la sa-grada comunión cuando participan en la celebra-ción de la Eucaristía; y les impone la obligación de hacerlo al menos una vez al año.

Cf. Catecismo de la Igle-sia Católica

1418 Puesto que Cris-to mismo está presente en el Sacramento del Altar es

preciso honrarlo con culto de adoración. “La visita al Santísimo Sacramento es

una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo,

nuestro Señor”.Cf. Catecismo de la Igle-

sia Católica

La Eucaristía comulgada

La Eucaristía celebrada

La Eucaristía adorada

Material elaborado por las Delegaciones Diocesanas de Sagrada Liturgia y de Medios de Comunicación Social