trabajo realidad terminado.docx

41
Introducción. A través de los años en El Salvador se han desarrollado acontecimientos relevantes en la historia nacional, tanto como aquellos de signo trágico como los que resultan esperanzadores para el futuro del país. Uno de los hechos más relevantes es que a medida que la economía de una nación va cambiando, también cambia su estructura social y su sistema político; no es posible conocer por adelantado la forma en que determinados cambios económicos afectaran la vida social y política de un país, pero si es posible analizar como los cambios económicos que se han dado en el pasado modificaron la evolución de países y continentes enteros. Últimamente se escuchan algunas voces que ponderan la “política” que dé (1931-1934) y de (1935-1944) implantó el entonces Presidente General Maximiliano Hernández Martínez, otros desconocen quien fue y la mayoría no tiene certeza de lo que hizo. Definitivamente su trabajo en su período presidencial puede dividirse en 2 aspectos o contextos históricos: su manejo honesto de la economía la falta de democracia y derramamiento de sangre por el otro; esto último, como un medio de detener la delincuencia y los levantamientos asesinando a justos y pecadores, además la forma de neutralizar a sus opositores y a sus enemigos. El período de la Dictadura del General Maximiliano Hernández Martínez, que duró casi 13 años (4 Diciembre 1931-9 Mayo 1944) es 1

Upload: sam-ipez

Post on 14-Dec-2015

235 views

Category:

Documents


4 download

TRANSCRIPT

Introducción.

A través de los años en El Salvador se han desarrollado acontecimientos relevantes en

la historia nacional, tanto como aquellos de signo trágico como los que resultan

esperanzadores para el futuro del país. Uno de los hechos más relevantes es que a

medida que la economía de una nación va cambiando, también cambia su estructura

social y su sistema político; no es posible conocer por adelantado la forma en que

determinados cambios económicos afectaran la vida social y política de un país, pero si

es posible analizar como los cambios económicos que se han dado en el pasado

modificaron la evolución de países y continentes enteros.

Últimamente se escuchan algunas voces que ponderan la “política” que dé (1931-1934)

y de (1935-1944) implantó el entonces Presidente General Maximiliano Hernández

Martínez, otros desconocen quien fue y la mayoría no tiene certeza de lo que hizo.

Definitivamente su trabajo en su período presidencial puede dividirse en 2 aspectos o

contextos históricos: su manejo honesto de la economía la falta de democracia y

derramamiento de sangre por el otro; esto último, como un medio de detener la

delincuencia y los levantamientos asesinando a justos y pecadores, además la forma

de neutralizar a sus opositores y a sus enemigos.

El período de la Dictadura del General Maximiliano Hernández Martínez, que duró casi

13 años (4 Diciembre 1931-9 Mayo 1944) es conocido como Martinato debido a su

apellido. Puso orden en la Administración Pública, mejoró la economía a través de la

cancelación de la deuda externa entre 1936 y 1938, saneó la tesorería nacional cuando

en 5 años atrás había sido declarado El Salvador en mora internacional, eliminó la

corrupción, redujo los intereses de los deudores, creó el Banco Central de Reserva para

acuñar la moneda nacional, quitándole a los Bancos privados ese privilegio, combatió la

usura, fomentó la vivienda, rebajó los alquileres, aunque restringió la educación,

prohibió a los civiles el porte de todo tipo de armas, hasta hondillas, redujo

significativamente la delincuencia y combatió el hurto con la amputación de manos;

respaldó la producción del café, el algodón y azúcar, realizó obras de infraestructura.

Sin embargo, él era un dictador despiadado y racista declarado, aunque de

descendencia mestiza. (Perseguía indios, negros, árabes y chinos, prohibiendo incluso

1

su entrada cuando procedían del extranjero). Controlaba prácticamente la vida de los

ciudadanos, entorpecía los medios masivos de comunicación, censurándolos y hasta

cerrándolos. Expulsaba, apresaba y exiliaba a opositores.

Despreciaba la calidad del ser humano y asesinó durante su dictadura

aproximadamente de 30,000 personas, (en los días posteriores al levantamiento de

1932 y durante éste, se calculan 25,000 muertos, la tragedia del Mozote y lugares

aledaños, con 975 muertos, un asesinato colectivo, triste y espeluznante, palidece ante

el etnocidio de 1932), sin lugar a dudas el momento más violento de la historia

latinoamericana, dada la brevedad del tiempo en que se cometió. Fue una espantosa

carnicería de hermanos salvadoreños, la mayoría de extracción pipil en 1932.

Su principal crítica es así el uso excesivo de la fuerza y la violencia contra los

sospechosos (no solo culpables, sino también inocentes) aunado a la falta de respeto a

la integridad y a la vida de los ciudadanos, y la eliminación de la democracia asé

también de los derechos humanos. Todos los intentos de derrocarlo por la fuerza:

militares y hasta populares, fracasaron. Por fin, cuando todo el pueblo estaba cansado

de su dictadura, en la primera semana de mayo de 1944, se realizó la “Huelga general

de brazos caídos”. El pueblo, en especial los capitalinos permanecieron en sus casas y

no asistieron a sus trabajos, paralizando el país. El 9 de Mayo 1944, a unos pocos

meses de iniciado el cuarto período presidencial, renunció al Gobierno y se exilió.

En el presente trabajo exponemos con una visión amplia y actualizada del pasado

salvadoreño, de su población, su economía, su sistema político y su cultura, de una de

las décadas más importantes en la historia social y política de nuestro país.(1929-

1944). El deseo de este contenido es poder unir el conjunto de ideas de lo que en

realidad fue el pasado histórico de El Salvador.

2

Objetivo General:

Conocer los hechos históricos de El Salvador, acaecidos en el periodo de dictadura del

general Maximiliano Hernández Martínez (1931-1934) y (1935-1944).

Objetivos específicos:

1. Identificar los aspectos positivos y negativos que se postularon durante el martinismo

en El Salvador.

2. Destacar los hechos relevantes que tuvieron lugar en el periodo del General

Hernández Martínez en El Salvador.

3

1932- EL INDIGENISMO Y EL GENERAL MAXIMILIANO HERNÁNDEZ MARTÍNEZ.

1. Tipo de Conflicto.

Como se ha visto, políticamente el “martinato” fue una dictadura. También lo fue en su

actitud estricta hacia la sociedad, en el sentido de que se reprimieron todas aquellas

organizaciones que no estuvieran directamente controladas por el gobierno. Pero en el

campo económico se aprecia una actitud mucho más flexible para abordar los serios

problemas ocasionados por la gran crisis económica mundial. En los primeros años de

la década de 1930, sobre todo, se realizaron importantes reformas que modificaron la

manera en que el Estado intervenía en las actividades económicas del país. Se trató

más que nada de medidas de emergencia, obligadas por las circunstancias, pero en

ellas ya estaba implícito el modelo de un Estado activo e intervencionista. (Historia de

El Salvador, Tomo II. 1994).

El espacio temporal del denominado “martinato”, comprendido entre 1932 y 1944, ha

sido juzgado por la historia como una dictadura, un estilo de gobernar que en esos

tiempos se convirtió en denominador común con Guatemala (Ubico), Honduras (Carias)

y Nicaragua (Somoza), cuyas características generales fueron la actitud estricta en lo

social y la flexibilidad en lo económico, lo primero permitió un nuevo posicionamiento de

la institución armada, modernizada con mejor armamento y ocupando, muchos de sus

miembros, cargos en la administración pública. En cuanto a lo segundo, fue prolífica la

normativa jurídica para impulsar políticas que permitieran paliar la grave crisis que

enfrentaba nuestra sociedad, e importante la decisión de cambiar el rol del Estado en lo

que puede considerarse la génesis del intervencionismo estatal a futuro. (Realidad

Nacional. Ed 2. 2013).

El malestar social en El Salvador había crecido durante toda la década de 1920 a causa

de los abusos por parte de la clase política y la amplia desigualdad entre los

terratenientes y el campesinado, producto de las políticas aplicadas sobre latifundios.

Dicho malestar se vio agudizado por la tremenda baja de los precios del café y el

creciente desempleo; debe tenerse en cuenta que durante las dos últimas décadas del

4

siglo XIX y las primeras tres décadas del siglo XX, la economía salvadoreña se sostuvo

gracias al cultivo del café, de tal forma que dicha época se conoce como la "república

cafetalera". En tal sentido, la caída de los precios del café significó el despido masivo

de campesinos y el cierre de varias haciendas, lo cual llevaría a una crisis económica

muy profunda.

Fruto de café, principal producto agrícola de El Salvador entre 1880 y 1920.

El sector cafetalero nacional había surgido por la acumulación de riquezas por parte de

un pequeño grupo de hacendados y comerciantes, los cuales, aprovechando el negocio

cafetalero, habían acaparado una gran cantidad de terrenos, dando empleo a

campesinos, buena parte de ellos indígenas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que

el empleo brindado por los hacendados fue deformándose hasta convertirse en

explotación, ya que la paga era muy poca y el trato hacia los campesinos era despótico.

Para finales de 1930, la paga en las haciendas consistía en dos tortillas y dos

cucharadas de frijoles salcochados al inicio y al final de la jornada. Como agravante, las

fichas (monedas locales) con que se pagaba en las haciendas, solo podían ser

cambiadas por productos en la tienda que pertenecía al mismo dueño que el cafetal,

por lo cual existían monopolios locales que encarecían el alimento. Se calcula que la

alimentación en la época para un jornalero no sobrepasaba el costo de $0.01 al día, por

lo cual los beneficios de los hacendados eran bastante considerables. De hecho, para

1924, la producción total de café variaba entre 32 y 53 millones de kilogramos. El precio

por cada quintal (46 kilogramos), oscilaba entre 42.55 colones; el cálculo de costos de

producción para un quintal era de 13 colones, de los cuales dos iban a las manos del

5

trabajador, uno a las arcas del Estado, uno a los vendedores de insumos y nueve a los

grandes hacendados.

El valor que el hacendado daba al trabajador era bajísimo, según lo declarado el 5 de

febrero de 1932 por el encargado de la delegación estadounidense en San Salvador,

W. J. McCafferty, en una carta dirigida hacia su gobierno explicando la situación

salvadoreña, donde expresaba que un animal de labranza tenía más valor que un

trabajador porque la demanda era alta y su valor comercial dejaba mejores dividendos.

McCafferty informó, desde su punto de vista, todo lo ocurrido al gobierno

estadounidense.

En 1929 se produjo una gran crisis económica a escala mundial (la gran depresión),

que comenzó en los Estados Unidos y que ocasiono graves problemas en todos los

países capitalistas. La crisis provoca la caída de la demanda y del precio del café. Y

como la economía de El Salvador dependía de la exportación del café, los cafetaleros y

el gobierno ganaban menos dinero. Pero quien sufrió la crisis fue el pueblo.

Por otro lado, la situación económica mundial causada por la crisis de 1929 fomentaba

la falta de oportunidades en países como El Salvador, al grado de marcar los años de

menor progreso en el país en la primera mitad del siglo XX. Pese a que la crisis

afectaba a la población entera del país (y de casi toda Latinoamérica), en el occidente

de El Salvador la crisis era más aguda puesto que las políticas de los presidentes Pío

Romero Bosque y Arturo Araujo habían llevado al casi total despojo de las tierras a los

campesinos locales, generando gran malestar, lo cual se unía a las acciones militares

que de manera tácita amedrentaban a los campesinos para que se abstuviesen de

protestar. Dicha zona estaba altamente poblada por indígenas de origen pipil. Los

indígenas, sistemáticamente separados del escaso progreso económico, intentaron

obtener ayuda de las autoridades reconocidas por su centenaria tradición jerárquica.

Pese a que las leyes no concedían ninguna prebenda o reconocimiento oficial a los

caciques, los indígenas respetaban y obedecían a su autoridad. Por otro lado, la clase

política había buscado el acercamiento a los caciques para obtener el apoyo de sus

gobernados en elecciones y consultas populares, por lo que tenían alguna posibilidad

de ser escuchados por las autoridades gubernamentales.

6

La crisis se agudizaba por el conflicto permanente entre las poblaciones indígenas y los

habitantes de la zona que no pertenecían a su etnia. Evidentemente, las poblaciones de

"no indígenas" estaban mejor relacionadas con las urbes gubernamentales, por lo cual,

cuando ocurrían revueltas o combates, el ejército arrestaba a los líderes indígenas y se

les condenaba a muerte.

El levantamiento campesino de 1932 en El Salvador fue una mezcla entre protesta e

insurrección que acabó en etnocidio. Tras la llegada de los españoles a territorio

salvadoreño, la situación económica y social de los nativos se caracterizó por la

constante decadencia de las condiciones de vida, la cual se incrementó en los años

próximos a la independencia. Tras la independencia de El Salvador, los gobiernos

fueron propiciando la creación de un sistema desigual, el cual dejaba alejadas del

progreso a las poblaciones nativas de los territorios del Señorío de Cuscatlán. El

Salvador, sumido en una profunda crisis económica por la caída de los precios del café

y la crisis de 1929, se enfrentó a una oleada de protestas y rebeliones contra el sistema

desigual de tenencia de tierras, que se agudizaron con las reformas presidenciales que

despojaban a los campesinos de sus tierras ejidales para darlas a los grandes

terratenientes.

Roque Dalton citó –Al subir al poder el gobierno de Arturo Araujo, en marzo de 1932,

trató de dar largas a las soluciones prometidas en su campaña electoral… Ante los ojos

del pueblo, lisa y llanamente, Araujo, en quien se habían depositado tantas esperanzas,

había engañado a sus electores, había dispuesto no cumplir las promesas contenidas

en su programa presidencial.

Las masas respaldaban ampliamente las consignas de mejores salarios, respeto a los

derechos obreros, libertad de organización, la reforma agraria, etc., y clamaban por el

ofrecido reparto de tierras, por la anulación del desempleo etc. (El Salvador,

monografías. 1992)

Se empezaba a hablar de las medidas que abrían que tomarse para solucionar el

problema de las revueltas que estaban por formarse, ya el gobierno se daba cuenta que

no era fácil seguir con sus planes, a menos que se desaparecieran de forma radical las

organizaciones.

7

En primer lugar se sustituyó el gobierno constitucional de Arturo Araujo, mediante un

golpe de Estado por una dictadura militar, que con cambio en las personas dura hasta

el presente. Una junta militar se hizo cargo del poder al ser depuesto Araujo, y al no

poder controlar la situación hizo subir a la presidencia al General Maximiliano

Hernández Martínez, que había sido ministro de la guerra en el gabinete de Araujo y

que reunía todas las condiciones ideológicas, morales, etc., para convertirse en el

“hombre fuerte” que necesitaban los terratenientes y el imperialismo en la defensa de

sus intereses “salvadoreños”

La rebeldía campesina se acentuó al occidente del país. Algunos peones hambrientos

asaltaron unas tiendas en busca de comida… Estos hechos, aislados, fueron

aprovechados para iniciar la masacre fríamente calculada. Las tropas del ejército y de

la Guardia Nacional se regaron por los campos, arrasando cuanto hallaban a su paso.

El fin de la oligarquía y el imperialismo fue cumplido con creces. Las organización

populares fueron decapitadas, el pueblo fue vencido temporalmente por el terror y el

General Martínez –y la dictadura militar- pudo comenzar a gobernar sobre la auténtica

“paz de cementerio”. Lo peor der todo, posiblemente, para los efectos de la reconquista

de la iniciativa revolucionaria por parte del pueblo, fue el terrible trauma, por así decirlo,

que quedo presente en la conciencia popular por muchos años. (Roque Dalton. El

Salvador, monografías. 1992)

Se ha discutido mucho sobre el origen del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1931

y la participación que en el mismo tuvo el General Hernández Martínez. Esta discusión

se inició en el momento mismo en que se produjo el golpe, porqué si él había sido un

dirigente del mismo no podía ser reconocido internacionalmente, de acuerdo con el

tratado de 1923.

-Tratado de Paz y Amistad firmado por los países centroamericanos en 1923, no

bastaba para ser reconocido que un gobierno, producto de un golpe, se reorganizara

constitucionalmente, sino que ninguno de los nuevos gobernantes podía haber

participado en forma alguna en el golpe ni ocupado cargos o mandatos militares en el

gobierno depuesto-

8

Aunque siempre han quedado algunas dudas al respecto, hoy en día es posible afirmar

que la llegada del General Hernández Martínez, y su consolidación en el gobierno, fue

el producto, más que de una dirección secreta de su parte, del uso inteligente de las

oportunidades que se le presentaron. (Historia de El Salvador, Tomo II. 1994).

La gestión de Hernández Martínez se caracterizó por la severidad de sus leyes y de sus

juicios. La pena por robar era la amputación de una mano, por ejemplo. Martínez

fortaleció los cuerpos de seguridad y se mostró especialmente agresivo en materia de

rebeliones, decretando la muerte para cualquiera que se levantase contra el régimen.

Gozaba de una popularidad muy alta, tanto que hasta la fecha, algunas personas

añoran sus medidas en materia de seguridad; muy poco se escribe de tal sentimiento

popular, pero es fácilmente verificable al conversar con ancianos que vivieron su

gestión. Sus más fieles defensores fueron sus empleados directos, tal es el caso del

empresario Luis Escalante Arce, quien se desempeñó como ayudante en una de las

secretarías de Estado durante la gestión de Hernández Martínez.

La impresión que causo el levantamiento ante las elites del país ayudo a consolidar la

posición de la dictadura, durante los 13 años de gobierno se crearon importantes

instituciones estatales para enfrentar la crisis económica y social de 1930; algunas

tuvieron impacto muy limitado y fueron abolidas cuando cayó el dictador; otras

instituciones se mantienen hasta los días actuales, con cambios y ajustes.

Quizás el más importante cambio fue la sustitución de un militar por un civil en la

presidencia de la república, pues es a partir de Hernández Martínez que las fuerzas

armadas asumieron directamente la conducción del Estado hasta comienzos de la

década de 1980. Sin embargo a medida que se disminuyó el temor de una insurrección

popular, la dictadura de Martínez se volvió más anacrónica. Pocos se lamentan cuando

cayó del poder, pero la huella que dejo su gobierno de 13 años habría que marcar el

devenir histórico de El Salvador por muchos años.

9

2. Causas y Circunstancias.

Levantamiento campesino de 1932 (El Salvador)

En rojo, la zona afectada por el levantamiento.

Manifiesto de Maximiliano Hernández Martínez del 23 de enero de 1932, publicado en el Diario Oficial de El Salvador.

En enero de 1932, Alfonso Luna, Mario Zapata y Agustín Farabundo Martí (líderes de

grupos estudiantiles y políticos de izquierda) fueron fusilados por haberles sido

encontrados panfletos de apoyo al Partido Comunista Salvadoreño. La situación política

se volvía tirante para el presidente Hernández y, días después, estalló el levantamiento

campesino.

El levantamiento campesino de 1932 fue una insurrección que acabó en la muerte de

aproximadamente 30.000 indígenas. Las causas fueron diversas, entre ellas el fuerte

descontento de los campesinos ante las políticas del gobierno del General Hernández

Martínez. En poco tiempo, bajo las órdenes presidenciales, el ejército salvadoreño

sofocó la revuelta y se instauró un estado de sitio. El líder indígena Feliciano Ama fue

linchado y ahorcado por fuerzas militares, fomentando la participación de los paisanos

de Ama en el levantamiento. Tras la matanza, los cadáveres enterrados a poca

profundidad sirvieron como foco de contaminación, lo cual propagó focos de

enfermedades entre los residuos de los insurrectos. Además, los cerdos y otros

animales desenterraron los cuerpos y se alimentaron de los mismos, lo cual trajo una

10

reacción gubernamental inmediata, puesto que repercutía en la economía al contaminar

a los animales de corral.

Tras la matanza, Hernández Martínez se ocupó de llevar a todo el país diversas obras

teatrales, tales como “Pero también los indios tienen corazón y Pájaros sin nido”, cuyo

contenido pretendía matizar los hechos para aplacar los rumores y los reclamos de

algunos sectores. Mandó destruir todos los periódicos, artículos o panfletos que le

fueran contrarios con respecto al tema; el objetivo fundamental fue el de convencer a la

opinión pública de que los indígenas fueron confundidos por los comunistas y de que la

insurrección había sido financiada por la Unión Soviética, lo cual obligó a la matanza.

En cuanto a medios de comunicación, el presidente limitó las emisiones radiales,

prensa escrita e incluso el cine, intentando dar un giro a la historia mediante el manejo

de la opinión pública.

Políticas de gobierno.

Sus políticas de gobierno tuvieron diversos efectos sobre la vida cultural, política y

económica del país. Sin establecer un gobierno centralizado, participaba casi en todas

las decisiones que tenían que tomarse, dirigiendo casi personalmente cada una de las

actividades de su gobierno. Alejó a los militares (con excepción de sí mismo, por

supuesto) de la administración civil, y fue por ello su gabinete minoritariamente

castrense. Los sueldos para los funcionarios de gobierno y para los militares fueron

sumamente bajos, en comparación con épocas anteriores, lo cual ahuyentó

significativamente a los militares interesados en participar del gobierno. Sin embargo,

siempre prefirió estar cercano a la protección militar, por lo cual trasladó el despacho

presidencial y su residencia familiar a la entonces Escuela Normal de Varones, junto al

Cuartel El Zapote.

11

Billetes de cinco colones emitidos por el Banco Central de Reserva, institución creada

por el General Hernández Martínez.

El 23 de febrero de 1932 el Estado salvadoreño fue declarado en mora, especificando a

los acreedores de la deuda externa que no pagaría los empréstitos si no se le

ablandaban los intereses y se le alargaba el plazo. La deuda neta, es decir sin

intereses, quedó cancelada en su totalidad en 1938, aunque los intereses se acabaron

pagando hasta 1960. Una vez pagada la deuda propuso, mediante una placa

conmemorativa colocada en la Asamblea Legislativa, la política de no adquisición de

empréstitos internacionales en el futuro. Pese a dicha iniciativa, igualmente adquirió

préstamos para la construcción de la Carretera Panamericana. Por otro lado, el 12 de

marzo de 1932 decretó la Ley Moratoria, mediante la cual redujo los intereses de los

deudores que estaban a punto de caer en bancarrota. Además, con el objetivo de

estabilizar el valor del colón, creó el Banco Central de Reserva de El Salvador en 1934,

indemnizando a los bancos privados para que dejasen de emitir dinero.

En cuanto a políticas referentes directamente a la población, siempre predominaron sus

costumbres teosóficas. Por ejemplo, cuando se desató una peste de viruela, ésta fue

tratada por el presidente forrando con papel azul las lámparas de las plazas, esperando

que los médicos invisibles salvasen a los que estaban destinados a vivir. Entre otras

cosas, estableció que todo aquel que pidiese educación debía ser considerado

comunista, negando especialmente el acceso a la educación a los obreros y

asalariados porque, en sus palabras, pronto dejaría de haber personas dispuestas a

trabajar en tareas de limpieza.

12

Estableció en julio de 1932 el Fondo de Mejoramiento Social, y en octubre, la Junta

Nacional de Mejoramiento Social, cuya actividad principal era la de adquirir viviendas y

facilitar créditos blandos a los campesinos para comprarlas; sin embargo, dicha

actividad no trajo los resultados esperados por la población, ya que los beneficiados

fueron muchos menos que lo que se había proyectado. Pese a que se le calificó como

una reforma agraria, ésta no lo fue, puesto que las tierras no fueron expropiadas, sino

compradas a precio de mercado y vendidas a uno inferior, utilizando fondos nacionales

que jamás serían reintegrados y que pasarían a manos de los terratenientes de la

época. También se construyeron viviendas para ser vendidas en las mismas

condiciones, aunque esto se dio en menor escala.

Modificó la ley de la policía, prohibiendo a civiles el porte de armas de fuego, cuchillos,

machetes u hondillas, elevando a calidad de delito la evasión de dicha ordenanza. Por

otro lado, estableció que serían perseguidos y castigados como vagos los que no

tuviesen oficios lícitos o modo de vivir honesto. La pena por hurto era la amputación de

una mano y, ante la reincidencia, la condena era el paredón de fusilamiento. Estableció

fuertes alianzas con la Iglesia Católica, obteniendo el beneficio de los dos monseñores

de la época, Monseñor Belloso y Monseñor Chávez y González, quienes siempre

estaban presentes en las ejecuciones políticas y quienes, tras el levantamiento de

1932, ofrecieron misas en agradecimiento por la victoria militar.

En materia militar, fortaleció la profesionalización de oficiales mediante becas de

estudio militar, especialmente a Italia. Financió la construcción de un tanque de guerra,

armado con seis ametralladoras pesadas.

En 1939 convocó a la Asamblea Constituyente para que elaborase una nueva

constitución, cuya principal novedad era la inclusión del voto femenino bajo algunas

condiciones de origen social y nivel de instrucción.

En 1943, Hernández Martínez trató de aumentar las tasas tributarias a las

exportaciones para obtener mayores ingresos para el Estado, y eso rompió la relación

que mantenía con los grupos oligarcas.

13

Principales logros.

Durante su mandato obtuvo aciertos tales como la organización de la banca, mediante

la creación del Banco Central de Reserva y el Banco Hipotecario entre 1934 y 1939, la

eliminación momentánea de la deuda externa, la creación de instituciones de crédito

para el campesinado (Federación de Cajas de Crédito Rural), la ejecución de proyectos

de construcción de vivienda accesible para obreros, el saneamiento de la tesorería

nacional, el respaldo a los productores de café, de azúcar y de algodón mediante

medidas económicas favorables para dichos rubros; la construcción de 300 kilómetros

de la Carretera Panamericana y la reducción de las deudas de pequeños y medianos

propietarios de tierras que estaban en proceso de embargo. Además, su logro más

recordado fue la reducción significativa de la delincuencia, mediante el cumplimiento

implacable de la ley.

Principales críticas.

El gobierno de Hernández ha sido ampliamente criticado por diversos sectores,

enfocándose principalmente en sus prácticas teosóficas y las repercusiones de las

mismas en sus acciones como gobernante. En primer lugar, la creencia del General de

que el ser superior (el Estado, para el caso) debe tener el poder absoluto sobre los

individuos lo llevó a convertir al Estado como un controlador individual, dotándolo de

poder extra-constitucional sobre la vida nacional, entregándole el control a las fuerzas

armadas. Tuvo un estricto control de los medios masivos de comunicación,

alineándolos a favor de su régimen o simplemente cerrándolos ante la resistencia

ocasional. Además, se le critica el exilio de los más importantes pensadores y artistas

de la época que no comulgaban con su gobierno. La dureza de sus medidas y

principalmente su desprecio hacia la calidad del ser humano lo orillaron a cometer actos

que marcarían un precedente de violencia, antesala de lo que se vendría décadas

después durante la dictadura militar. El manejo mediático se extendió hacia el campo

político, creando condiciones para que aún en el extranjero se le considerase un

presidente democrático; por ejemplo, colocó el puesto de elecciones del Partido

Comunista justo frente al Hotel Nuevo Mundo, el cual albergaba a gran cantidad de

extranjeros, especialmente estadounidenses. La intención era clara: crear una imagen

14

de democracia para ser reconocido por el resto de los Estados como un presidente

legítimo. En el campo de las ideas, se apoyó públicamente en las teorías de Alberto

Masferrer, aunque en la práctica se oponía a las mismas.

Sin embargo, la principal crítica que se le hace a su gobierno es el uso excesivo de la

fuerza. Se valió de métodos represivos poco ortodoxos y caracterizados por la violencia

y el irrespeto a la integridad del individuo.

15

3. Consecuencias

1932: La Matanza en El Salvador

En diciembre de 1931, un golpe militar remplazó al gobierno laboral del Presidente

Araujo por el dictador General Maximiliano Hernández Martínez. Un mes después, por

la noche de enero 22 de 1932, miles de campesinos indígenas en la miseria

participaron en una rebelión dirigida por Agustín Martí y apoyada por el partido

comunista de El Salvador.

Muertos, durante la insurrección campesina. Sonsonate, El Salvador 1932.

La Gran Depresión, que siguió de la caída de la bolsa de valores de Wall Street en

noviembre de 1929, fue catastrófica para El Salvador. El mercado del café se derrumbó

y con él, la economía del pequeño país. Los pobres sin tierras entraron en una

desesperación y las tensiones aumentaron entre campesinos y la minoría elitista de

terratenientes.

En 1932 una rebelión de campesinos dirigida por Agustín Farabundo Martí fue

suprimida por la represión del ejército Salvadoreño. El ejército asesinó a cualquier

persona que pareciera indígena, o a cualquier sospechoso de estar asociado con la

rebelión fusilaban. En algunos casos, aldeas enteras desaparecieron casi exterminando

la cultura indígena Pipil de El Salvador, en una matanza que se estima que cobró entre

10,000 y 30,000 vidas. La dictadura insistió que solamente 2000 fueron asesinados.

16

La escala de la represión del gobierno al fallar la rebelión no tenía precedente alguno

en la historia del país. El ejército, la policía, la Guardia Nacional y las fuerzas privadas

de los propietarios de hacienda emprendieron a una orgía de masacre durante una

semana entera. Los líderes de la insurrección que incluían a Agustín Farabundo Martí

fueron capturados y ejecutados por la escuadrilla.

Para la población indígena de El Salvador, los efectos de la masacre sobrepasaron los

límites de los muertos. Llegó a ser cada vez más peligroso ser identificado como

indígena—el traje tradicional, su lenguaje y costumbres desaparecieron casi por

completo.

Los acontecimientos trajeron consigo el exterminio de la mayoría de población hablante

del náhuatl, lo cual ha influido en la pérdida casi total de dicha lengua en El Salvador.

Las poblaciones indígenas abandonaron muchas de sus tradiciones y costumbres por

temor a ser capturados. Muchos de los indígenas que no participaron en el

levantamiento manifestaban no comprender el motivo de la persecución gubernamental.

La población india prácticamente dejo de ser la misma como resultado de la matanza

sobre todo porque de ahí en adelante existió el temor de mostrarse como “indio”. El

idioma, la vestimenta y las costumbres de los indios pasaron a ser formas peligrosas de

identificarse y fueron reemplazadas por otras menos evidentes. (Historia de El

Salvador, Tomo II. 1994).

Con el pasar de los años, las poblaciones indígenas fueron desapareciendo hasta

encontrarse en el siglo XXI en una condición de casi extinción. En la década siguiente a

las consecuencias del levantamiento, la presencia militar en la zona fue persistente con

el objetivo de mantener bajo control a los campesinos para que no se repitiesen los

eventos. Pasada la dictadura de Hernández Martínez, el método para frenar el

descontento campesino cambió, pasando de la represión a las reformas sociales que

les beneficiasen al menos momentáneamente.

Tras los acontecimientos, Alfredo Schlesinger, simpatizante del gobierno de Hernández

Martínez, escribió un libro titulado “La verdad sobre el comunismo”, en el cual contaba

la historia según la versión oficial. Más tarde, el mismo Schlesinger escribió otro libro,

17

titulado “Revolución comunista”, y que fue publicado en 1946, donde reafirmaba lo que

decía en el primero. Algunas partes de los libros han sido fuertemente criticadas por

encubrir los hechos, aunque también hay críticas por exagerar los acontecimientos. En

general, las acusaciones apuntan a que las cifras de fallecidos son mucho menores de

las reales y que se describen actos vandálicos de parte de los alzados que en realidad

no sucedieron.

Fue en 1960 cuando los gobiernos militares desclasificaron documentos que sirvieron

para conocer muchos detalles de los arrestos, juicios y levantamientos. En un acto de

contrición el expresidente Mauricio Funes pidió perdón a las comunidades indígenas

salvadoreñas, por los brutales hechos de persecución y exterminio a los que fueron

sometidos por gobiernos de antaño. La declaración del Mandatario salvadoreño se

produjo durante la inauguración del Primer Congreso de los pueblos indígenas, en las

instalaciones del Centro Salesiano de la población de Ayagualo, en el departamento de

La Libertad, el 12 de octubre de 2010, día de la raza. “Bajo este contexto y bajo este

espíritu, este gobierno que presido, quiere ser el primer gobierno que en nombre del

Estado salvadoreño, en nombre del pueblo salvadoreño, en nombre de las familias

salvadoreñas, haga un acto de contrición y pida perdón a las comunidades indígenas

por la persecución y por el exterminio de que fueron víctimas durante tantos y tantos

años”, expresó el presidente.

18

4. Grupos Antagónicos.

En marzo de 1930 se fundó el Partido Comunista, y debido a las protestas que estas

organizaron "los cuerpos de seguridad" aumentaron la represión, especialmente en el

campo.

1931 Arturo Araujo, creo el Partido Laborista y convenció a Alberto Masferrer que al

llegar al poder haría reformas en beneficio de la población pobre.

El sector dominante del país no apoyó a Araujo puesto que en su campaña electoral

había prometido lo siguiente:

- Repartir tierras del Estado y de Latifundistas.

- Aumentar los salarios

- Rebajar las jornadas de trabajo

En 1931, hubo elecciones presidenciales libres ya que, Pío Romero Bosque no impuso

a ningún candidato. Los comunistas organizan una marcha multitudinaria por las calles

de San Salvador. Primeras elecciones libres: gana el laborista Arturo Araujo. Desplome

de los precios del café en el mercado internacional. Revuelta de campesinos de Izalco,

decepcionados por la política del presidente reformista Arturo Araujo. Los incidentes

culminan con la matanza de más de 30 mil personas.

Para estas elecciones Prudencia Ayala, quiso inscribirse como candidata a la

presidencia pero no se lo permitieron.

El 2 de diciembre de 1931 los militares dieron un golpe de estado e impusieron como

presidente al General Maximiliano Hernández Martínez.

El golpe no solucionó la crisis y las protestas populares se agudizaron. Además en esos

días hubo elecciones municipales en las cuales los comunistas ganaron varias

alcaldías. Sin embargo el gobierno anuló esos resultados por lo que aumentó el

descontento del pueblo.

El 22 de enero de 1932 se inicia la insurrección popular dirigida por el partido comunista

bajo la conducción de Farabundo Martí; ex secretario de Augusto Sandino durante su

19

lucha contra la invasión estadounidense de Nicaragua; los rebeldes toman Nahuizalco,

Juayua, Tacuba e Izalco. La represión Nacional y paramilitares guardias cívicas causan

entre diez mil y treinta mil muertos principalmente indígenas, después de ser

capturados y fusilados Luna, Zapata y Martí, estalló el Levantamiento Campesino.

5. Personajes Involucrados.

Pocos periodos de la historia salvadoreña han ocupado tanta atención de historiadores

nacionales y extranjeros como es el de la dictadura del Gral. Hernández Martínez, del

cual daremos a conocer, sus antecedentes históricos que dieron acontecimientos de

singular importancia que marcaron profundamente al país. Entre uno de los personajes

de mayor importancia durante el pasado y hasta la actualidad, Farabundo Martí fue un

hombre revolucionario, luchador, que ha marcado durante todo el tiempo notable interés

por saber su pasado.

-En 1931, el partido Pro Patria lo incluyó como candidato a la vicepresidencia. Tras

ganar las elecciones, ocupó el cargo de vicepresidente, a la vez que el de Ministro de

Guerra, a los servicios del presidente Arturo Araujo. El 2 de diciembre del año de su

elección participó en un golpe de Estado, siendo erigido como presidente de la

República, tras el designio del Directorio cívico instaurado provisionalmente. Su

presidencia fue ratificada por el poder legislativo en 1932.

En el golpe de Estado fue acompañado por una minoría civil y por un buen número de

militares con rangos bajos y medios, los cuales eran conocidos como "Juventud Militar".

Los militares fueron incitados principalmente por incumplimiento salarial del ejecutivo y

por las condiciones poco favorables para el ejercicio de su labor. Tras un día de

deliberación, Hernández fue nombrado presidente interino por haber abandonado al

presidente saliente antes de comenzar el alzamiento.

En su mandato (conocido coloquialmente como Martinato) destacaron la matanza de

25000 indígenas que contradijeron su gobierno en 1932, sus políticas apegadas a sus

creencias teosóficas, los movimientos diplomáticos durante la Segunda Guerra Mundial,

la disminución significativa de la delincuencia mediante el uso de la fuerza, el

saneamiento de las finanzas públicas, la creación de un banco estatal emisor de

20

moneda, la venta de viviendas a bajo costo para campesinos, la reducción significativa

de la deuda para personas al borde de la quiebra, la construcción de la Carretera

Panamericana y la cancelación de la deuda externa.

En 1935, año en el cual debían celebrarse las elecciones regulares, Hernández

Martínez renunció a la presidencia, dejando el cargo por seis meses en manos del

General Andrés Ignacio Menéndez, fungiendo durante ese tiempo únicamente como

ministro de Guerra. Se inscribió como candidato único a la presidencia, por lo cual

obviamente prolongó su mandato por un periodo más. En 1939 fue ratificado por el

poder legislativo en el cargo. En 1944, fue el poder legislativo quien prolongó, de nuevo,

el mandato de Hernández Martínez.

Fin de su mandato

Dado que Hernández Martínez tenía pretensiones de extender su mandato más allá de

1944, los militares, inconformes por los fusilamientos de oficiales opositores, se alzaron

contra el gobernante, y lo obligaron a capitular en tres días. Fue entonces cuando la

sociedad civil, manifestándose en contra de los fusilamientos masivos de oficiales

alzados, se rebeló mediante una huelga de brazos caídos que desembocó en la

renuncia del dictador.

- Los campesinos e indígenas se levantaron contra el gobierno y atacaron instalaciones

militares en el occidente del país, coincidiendo con una rebelión organizada por el

Partido Comunista Salvadoreño (PCS) tras perder las elecciones que posteriormente

acusaron de fraudulentas.

- En enero de 1932, Alfonso Luna, Mario Zapata y Agustín Farabundo Martí (líderes de

grupos estudiantiles y políticos de izquierda) fueron fusilados por haberles sido

encontrados panfletos de apoyo al Partido Comunista Salvadoreño. La situación política

se volvía tirante para el presidente Hernández y, días después, estalló el levantamiento

campesino.

Líderes Revolucionarios de 1932.

- Feliciano Ama (Cacique Indígena de Izalco).

21

- Francisco Sánchez (Dirigente de la Revolución en Juayua).

- Mario Zapata y Alfonso Luna (Estudiantes Universitarios).

- Miguel Mármol (Sobreviviente a un fusilamiento y militante comunista).

6. Practicas Conmemorativas de los acontecimientos.

Para paliar la crisis económica, los indígenas se habían organizado en asociaciones de

cooperación, mediante las cuales se brindaba empleo a los indígenas que no lo

poseían, a cambio de que estos colaborasen con las festividades católicas. Los

encargados de dirigir dichas asociaciones eran los caciques, quienes representaban a

los desempleados ante las autoridades y supervisaban el trabajo realizado. Feliciano

Ama, por ejemplo, era uno de los caciques más activos y estimados por la población

indígena; había hecho gestiones de ayuda económica con el presidente Romero a

cambio de la colaboración en su candidatura.

En el pueblo de Izalco, cada 22 de enero se recuerdan los acontecimientos de 1932,

siendo uno de los protagonistas el hermano de Feliciano Ama, Hijilio Marciano Ama,

nacido en 1912. Desde la firma de los acuerdos de paz, se realizan actos públicos en

los que participan ancianos que presenciaron los hechos. La cobertura de los medios

de comunicación es moderada, pero goza de la colaboración de las autoridades

municipales para rendir algún homenaje a todos los fallecidos en aquellos eventos. En

dichas conmemoracionees se escuchan testimonios de aquellos que vivieron los

hechos, quienes relatan cómo murió una gran cantidad de gente que se consideraba

inocente. El propósito es que nunca se olvide lo que sucedió para que no se repita.

Durante la conmemoración de 2007, se formó una comisión que investigará a base de

documentos, testimonios y relatos a nivel nacional como internacional, lo hechos

acontecidos en enero de 1932. La comisión está formada por David Masin, Concepción

Saucedo, Juliana Ama, Salvador Menéndez Leal, Alonso García, Benjamín Cuéllar y

Robin Delugan. Cabe aclarar, que los resultados de dicha investigación no tendrán

ninguna implicación legal y no serán supervisados ni ratificados por ningún organismo

oficial.

22

Por otro lado, el partido de derecha Alianza Republicana Nacionalista (ARENA),

fundado por Roberto d'Aubuisson, inicia sus campañas electorales en Izalco, sitio

emblema de los acontecimientos de 1932. El himno del partido reza "El Salvador será la

tumba donde los rojos terminarán". El inicio de la campaña electoral en el sitio mismo

del levantamiento desata diversas críticas de la oposición política; sin embargo, no

existe ley alguna que lo prohíba, por lo cual las reclamaciones no pasan de ser una

mera condena moral.

Para algunos, el levantamiento campesino constituye el primer alzamiento marxista-

leninista latinoamericano, el cual sería seguido por los partidos socialistas de toda la

región. Se le califica de "hito" y se le pone como ejemplo en diversas actividades

académicas de organizaciones de izquierda.

23

Anexos.

Maximiliano Hernández Martínez 

(San Matías, El Salvador, 21 de octubre de 1882 – Hacienda

Jamastrán, Danlí, Honduras, 15 de mayo de 1966) fue

un militar, dictador y Presidente de El Salvador (1931-

1944), cargo al que accedió tras un golpe de Estado.

Tras realizar sus estudios militares en Guatemala, ascendió en

rangos militares hasta ser general de brigada. En 1931, el

partido Pro Patria lo postuló a la vicepresidencia, la cual ganó.

Nueve meses después, participó en el golpe de Estado contra

el presidente Arturo Araujo tras el que se autonombró

presidente, siendo ratificado al año siguiente por la Asamblea

Legislativa. Prolongó su mandato durante trece años por medio

de elecciones en las cuales era el único candidato, y también a

través de decretos legislativos.

En su mandato (conocido coloquialmente como martinato)

destacaron la matanza de 25 000 indígenas que contradijeron

su gobierno en 1932, sus políticas apegadas a sus creencias teosóficas, los movimientos

diplomáticos durante la Segunda Guerra Mundial, la disminución significativa de la delincuencia

mediante el uso de la fuerza, el saneamiento de las finanzas públicas, la creación de un banco

estatal emisor de moneda, la venta de viviendas a bajo costo para campesinos, la reducción

significativa de la deuda para personas al borde de la quiebra, la construcción de la Carretera

Panamericana y la cancelación de la deuda externa.

En 1944, un grupo de militares se alzaron contra el presidente, los cuales fueron sofocados

mediante la fuerza en un par de días. Un mes después se suscitó una huelga general de la

sociedad civil, la cual obligó al general a deponer el cargo de la primera

magistratura. Hernández Martínez fue asesinado 22 años después en Honduras, a manos de su

motorista.

24

Arturo Araujo

 (* Santa Tecla, 1878 – † San Salvador, 1 de

diciembre de 1967) fue presidente constitucional de la

República de El Salvador entre el 1 de marzo y el 2 de

diciembre de 1931.

Era hijo del doctor Eugenio Araujo (Ministro de Hacienda

de la Administración General del General Tomás

Regalado) y doña Enriqueta Fajardo de Araujo. Si Realizó

estudios en Gran Bretaña donde conoció la ideología

socialdemócrata del Partido Laborista Británico. En 1917,

después del terremoto, ayudó en la reconstrucción de la

ciudad de Armenia.

Para la campaña presidencial de 1930, fundó el Partido

Laborista de El Salvador y logró el apoyo del maestro y

escritor Alberto Masferrer. Tomó posesión de su cargo

como Presidente Constitucional el 1 de marzo de 1931,

para un período de 4 años, en medio de la crisis

económica internacional que siguió al gran depresión mundial de 1929.

Sus políticas acerca de la posesión de tierras fueron uno de los motivos para el levantamiento

campesino de 1932. A nueve meses de iniciada su presidencia, un grupo de militares del país

apoyados por la oligarquía cafetalera unieron fuerzas y derrocaron al gobierno de Araujo, el 2

de diciembre de 1931, y crearon el Directorio cívico que le entregó el poder al Gral. Maximiliano

Hernández Martínez quien en ese entonces fungía como vicepresidente y Ministro de Guerra de

la República.

Arturo Araujo murió en el Hospital Militar, el 1 de diciembre de 1967.

25

Farabundo Martí

Nació en Teotepeque, departamento de La Libertad, el 5 de

mayo de 1893. Su padre, Pedro Martí, fue alcalde en

Teotepeque, y su madre fue Socorro Rodríguez de Martí. Fue

el sexto de catorce hermanos; cinco de ellos murieron en la

infancia.1

Se graduó en el Colegio Salesiano Santa Cecilia de San_ta

Tecla. Realizó estudios de Derecho en la Facultad de

Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de El

Salvador.

Martí y sus compañeros Luna y Zapata estuvieron

encarcelados en la Vieja Penitenciaria de San Salvador luego

de haber sido encontrados por elementos de la Policía

Nacional y Osmín Aguirre y Salinas como Director del

levantamiento insurreccional. Fueron juzgados y condenados

por un tribunal militar; solamente Marti aceptó su

responsabilidad de máximo líder del levantamiento, como

representante del Socorro Rojo Internacional. Asimismo,

defendió a los estudiantes Luna y Zapata, diciendo que ellos no

habían sido profundamente involucrados en los hechos. En

efecto, antes de Martí, se le permitió la palabra a Luna y a Zapata y ellos dijeron ante el tribunal

no ser directamente responsables de los hechos, sino que habían buscado a un mentor en

Farabundo Martí, al ser ellos buscados por publicar el boletín "Estrella Roja".

En la tarde del 31 de enero de 1932 los prisioneros fueron llevados a una capilla para un

servicio, y luego llegaron dos sacerdotes, el Padre Prieto y el Padre Rutilio Montalvo. Martí

entonces dijo que no tenía pecados por los cuales confesarse. Una versión afirma que, en el

momento de confesarse, Martí le dijo a un sacerdote que "he perdido la fe en los principios

omnipotentes, los cuales de acuerdo a ustedes son todos justicia y todos amor", y preguntó al

sacerdote si era justo lo que había hecho el ejército y los burgueses a los fallecidos de

"nuestros rangos". Los otros dos acusados sí se confesaron y, cuando a Luna le fue permitido

decir algo, admitió que no había comprendido los actos que serían necesarios para hacer

justicia por los pobres, ya que se le acusaba de los actos inhumanos hechos por la revuelta

comunista.

Los tres fueron fusilados el 1 de febrero de 1932. También perecieron otros dirigentes del

levantamiento, como Feliciano Ama (líder indígena de Izalco) y Francisco Sánchez (que dirigió

el levantamiento de Juayúa

26

Feliciano Ama

José Feliciano Ama (Izalco, El Salvador 1881-1932) fue un cacique indígena de la etnia pipil de El Salvador, uno de los líderes de la Insurrección Campesina de 1932.

Ama era un campesino jornalero. Contrajo matrimonio con Josefa Shupan, miembro de una influyente familia dentro de la comunidad indígena de Izalco. En 1917, se convirtió en mayordomo de la Cofradía católica del Corpus Christi, grupo que además de cumplir con fines religiosos, servía como ente de representación de la población indígena en sus reclamos ante el gobierno.

El 22 de enero de 1932, en medio de la crisis nacional producida por la caída de los precios del café, Ama dirigió el levantamiento popular en Izalco. Los alzados tomaron el control del pueblo y atacaron a los terratenientes y al alcalde municipal. Seis días después, el 28 de enero, las tropas del gobierno retomaron el control de la localidad. La represión gubernamental contra los sublevados resultó en la muerte de cientos de pobladores de Izalco. Feliciano Ama fue detenido y ahorcado, aunque algunas versiones señalan que habría sido linchado hasta morir, siendo después colgado.1 Según izalqueños, a Feliciano lo colgaron de un árbol en el parque central Saldaña, del Barrio La Asunción en el municipio de Izalco, departamento de Sonsonate.

Los historiadores todavía debaten la influencia de los miembros del Partido Comunista Salvadoreño en la insurrección. Algunos estudios recientes, privilegian el papel de las cofradías indígenas, como la encabezada por Ama, en la organización del levantamiento y piensan que el papel de los comunistas fue marginal.

27

Emiliano Zapata

 (Anenecuilco, Morelos, 8 de agosto de 1879-Chinameca, Morelos, 10 de abril de 1919) fue uno de los líderes militares y campesinos más importantes de la Revolución mexicana y un símbolo de la resistencia campesina en México. Como parte del movimiento revolucionario, estuvo al mando del Ejército Libertador del Sur. También fue conocido como el «Caudillo del Sur». Ideólogo e impulsor de las luchas sociales y las demandas agraristas, así como de justicia social, libertad, igualdad, democracia social, propiedad comunal de las tierras y el respeto a las comunidades indígenas, campesinas y obreras de México, víctimas de la oligarquía y el latifundismo de los hacendados del Porfiriato.

La guerra por parte del gobierno tomó perfiles despiadados en el norte. El gonzalista Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio al fusilar a aproximadamente 50 soldados federales, con consentimiento de Carranza y Pablo González, y ofrecerle a Zapata armamento y municiones para continuar la lucha. Así, acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos, el 10 de abril de 1919. Zapata acampó con sus fuerzas a las afueras de la hacienda, y se acercó a la misma acompañado únicamente porolta de 100 hombres. Al cruzar el dintel, una ordenanza apostado a la entrada, tocó con su clarín la llamada a honores. Ésta fue la señal para que los tiradores, escondidos en las azoteas, abrieran fuego contra Zapata, que alcanzó a sacar su pistola, pero un balazo se la tumbó. No pocos condenaron el procedimiento. Además, esto dio lugar a que, una vez muerto, Zapata se convirtiera en el apóstol de la revolución y símbolo de los campesinos desposeídos. El movimiento continuó, aunque ya con menos intensidad, y los zapatistas acordaron nombrar a Gildardo Magaña Cerda jefe del Ejército Libertador del Sur. Él sería el último, pues casi un año después, los antiguos compañeros de Zapata se integrarían al gobierno aguaprietista, aunque algunos de ellos serían asesinados por el mismo gobierno.

Entre la gente común del estado de Morelos, que se negaba a dar crédito a la muerte de Zapata, circulaba la creencia de que no era su caudillo el que había sido asesinado por Guajardo. Se decía que le hacía falta un lunar, que si Zapata era más alto o más moreno. Se decía que no era posible que, si Zapata había escapado a tantas emboscadas y siempre había tenido tan buen olfato para los engaños, hubiera caído de esta manera. Se decía que Zapata había mandado en su lugar a uno de sus compadres, con quien compartía un gran parecido. Desgraciadamente la identificación del cadáver de Zapata por parte de antiguos compañeros de armas y gente cercana fue contundente: el cadáver correspondía al caudillo del sur.

Las leyendas llevaron a Zapata hasta el Lejano Oriente, donde un compadre árabe le habría ofrecido protección; según esa leyenda, Zapata se había embarcado en Acapulco para huir a Arabia.

28