un cuento del sci marcos para mamá corral

25
Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral Subcomandante Marcos Enlace Zapatista PARA MAMÁ CORRAL. (cuentos para suplir las inyecciones) Enero del 2009. A quien corresponda: De madrugada, como de por sí, llegó la noticia. Más fría se hizo la noche fría y, al amanecer, nos descubrimos como con un hueco, como si algo nos faltara, como si hubiéramos perdido algo muy propio. La geografía donde nos ha tocado luchar a nosotros, nosotras, las zapatistas, es muy extendida. En los mapas lleva el nombre de “México” y caminar sus rincones es una tarea todavía más dilatada. En el calendario de la Sexta llegamos a uno de sus rincones más extraños, porque a pesar de lo que el mapa y el kilometraje recorrido indicaban, la historia, esa compleja red de calendarios y geografías de abajo, señalaba uno de nuestros adoloridos corazones: Ciudad Juárez, Chihuahua. Ciudad Juárez. La de las jóvenes obreras asesinadas impunemente. Asesinadas por ser mujeres, por ser jóvenes, por ser trabajadoras… por ser. La de la digna rabia de los habitantes de Lomas de Poleo, resistiendo ataques, trampas, calumnias, silencios. La de Mamá Corral. No, no voy a contar su historia. Eso les corresponde a quienes todo este tiempo estuvieron, y están a su lado, luchando por la presentación de l@s desaparecid@s. Fuimos a hablar con ella. Fue una reunión privada con ella y otros familiares de desaparecid@s. Así lo pidió ella, así lo pedimos nosotros. Fue en la sala de su casa. Ahí nos amontonamos unas 15 o 20 personas. Doña Concepción García de Corral era la de más edad… y la más fuerte. Como si los calendarios buscando a su hijo, José de Jesús, no la hubieran agotado. Como si el no claudicar le permitiera ver más lejos.

Upload: lina-gonzalez

Post on 01-Jan-2016

19 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Subcomandante MarcosEnlace Zapatista

 PARA MAMÁ CORRAL. (cuentos para suplir las inyecciones)

Enero del 2009.

A quien corresponda:

De madrugada, como de por sí, llegó la noticia. Más fría se hizo la noche fría y, al amanecer, nos descubrimos como con un hueco, como si algo nos faltara, como si hubiéramos perdido algo muy propio.

La geografía donde nos ha tocado luchar a nosotros, nosotras, las zapatistas, es muy extendida. En los mapas lleva el nombre de “México” y caminar sus rincones es una tarea todavía más dilatada.

En el calendario de la Sexta llegamos a uno de sus rincones más extraños, porque a pesar de lo que el mapa y el kilometraje recorrido indicaban, la historia, esa compleja red de calendarios y geografías de abajo, señalaba uno de nuestros adoloridos corazones: Ciudad Juárez, Chihuahua.

Ciudad Juárez. La de las jóvenes obreras asesinadas impunemente. Asesinadas por ser mujeres, por ser jóvenes, por ser trabajadoras… por ser. La de la digna rabia de los habitantes de Lomas de Poleo, resistiendo ataques, trampas, calumnias, silencios.

La de Mamá Corral.

No, no voy a contar su historia. Eso les corresponde a quienes todo este tiempo estuvieron, y están a su lado, luchando por la presentación de l@s desaparecid@s.

Fuimos a hablar con ella. Fue una reunión privada con ella y otros familiares de desaparecid@s. Así lo pidió ella, así lo pedimos nosotros. Fue en la sala de su casa. Ahí nos amontonamos unas 15 o 20 personas.

Doña Concepción García de Corral era la de más edad… y la más fuerte.

Como si los calendarios buscando a su hijo, José de Jesús, no la hubieran agotado. Como si el no claudicar le permitiera ver más lejos.

Hablaron los compas familiares. Palabras más, palabras menos, dijeron: “Queremos saber la verdad”.

Doña Concepción fue más lejos: “Si Dios me ha dado tantos años de vida es porque José de Jesús está vivo y lo voy a encontrar”.

No, no recuerdo si ésas fueron sus palabras exactas, pero creo que sí el sentimiento.

Page 2: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Después hablé yo.

No dije mucho…

O lo dije todo…

No muy me acuerdo, pero creo que les dije lo que yo quisiera que le dijeran a mis familiares si hubiera lugar, tiempo y modo: no nos fuimos porque no los quisiéramos, sino porque los queremos, aunque de otra forma, con otro modo.

No me hagan mucho caso, pero creo que fue entonces cuando abracé a Doña Concepción García de Corral y le dije al oído: “Mamá Corral”.

Luego me fui.

Siempre me voy.

Otra vez llegaron las geografías y los calendarios a llevarnos y traernos. Pero en ellas y por ellos sabíamos de ella.

Creo que hasta una vez le dedicamos un texto. Por ahí debe de andar, creo.

Tal vez se lo leyeron. Tal vez sonrió. Tal vez entendió que le decíamos a ella: “aquí estamos y no olvidamos”.

Y ahora resulta que yo estaba escribiendo unos cuentos porque alguien estaba enfermo y algo había que darle de remedio, así fuera a la distancia.

Y, además, porque tengo un montón de cartas de protesta. Algunas de supuestas sociedades médicas reconviniéndome por mis declaraciones en contra de las inyecciones, y otras son de mamaces iracundas porque se quedaron con la jeringa preparada y la víctima en turno se rehusó a la tortura, aduciendo un supuesto punto de un supuesto programa nacional de lucha que supuestamente prohibía la producción, el tráfico y el consumo de inyecciones. Total, que en resumidas cuentas me hacen responsable de las más terribles epidemias y endemias.

Mentira, no han llegado cartas de protesta. Pero los oídos me zumban, lo que, según decía mi madre, quiere decir que están mal hablando de uno.

Entonces yo, presionado por la Lupita y la Toñita, me puse a trabajar en mi laboratorio para producir una medicina alternativa a las inyecciones. Y entonces salió el primero de estos “Cuentos para suplir las inyecciones”.

Mientras esperaba la decisión de las Comandantas sobre si hacían o no un encuentro deportivo y cultural para el 8 de marzo, llegó, de madrugada, la noticia de la muerte de Mamá Corral.

Venía en una carta, firmada por el Comité de Madres de Desaparecidos Políticos de Chihuahua, que terminaba así: “Subcomandante Marcos reciba usted nuestro reconocimiento y nuestras condolencias. Mamá Corral se fue, pero aún está con más fuerza a su lado y al nuestro. Reciba un fuerte abrazo y nuestra bendición”.

Page 3: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Dolió. Mucho.

Ya más luego releí esas líneas y pensé que sí, que está a nuestro lado y de nuestro lado. Así que, con el permiso respectivo, hice algunos cambios y modificaciones al primero de los “Cuentos para suplir las Inyecciones” y se lo conté a Mamá Corral, a Helena, y a todas las mamaces con el dolor a flor a piel, tal y como a continuación lo transcribo:

I.- Remedio para el dolor de corazón:

El cuento de la otra hojita.

Habrá una vez una hojita que estaba arriba de un árbol, en la parte más alta. Contenta estaba la hojita porque tenía muchas hojitas cerca y bien que se cantaban cuando el viento las movía. Y muy lejos podía ver la hojita, todo el valle y hasta las montañas vecinas.

Claro que había sus inconvenientes porque, por ejemplo, como había muchas hojitas juntas pues rápido se hacían los chismes. “Ya viste que la tal por cual anda muy pegada con ésa otra”, a veces decían. Y se hacía mucha bulla porque luego se sabía el chisme y entonces contestaban: “y mira quién habla, si tú te pasas todo el tiempo al lado de ésa de más allá”. O sea que mucho peleaban entre sí las hojitas, como de por sí.

Y también ocurría que, cuando llovía, las hojitas de arriba eran las primeras en mojarse y no podían decir aquello de “qué bonito es ver llover y no mojarse”.

Pero había sus compensaciones, porque, cuando el sol salía, las de arriba eran las primeras hojitas en secarse.

Bueno, pues así estaba la hojita de este cuento, en el vaivén de lluvias y soles, cuando vino un viento fuerte y la arrancó de la rama donde estaba viviendo. Y la hojita empezó a volar, dando giros, subiendo y bajando por las corrientes de aire.

“¡Qué chido!”, dijo la hojita que era medio skatera.

“¡Síííííííííí!”, gritó cuando pudo hacer un doble rizo muy cerca del techo de una champa. Luego una ráfaga de aire la acercó a una nube que tenía una pinta de muchos colores que decía: “Libertad y Presentación de l@s desaparecid@s polític@s”.

Y en otra se leía: “Lo bueno de rayar nubes es que acá no llega la tira”.

Y así andaba de un lado a otro la hojita.

Pero pasó que el viento se fue con su canción para otra parte y la ley de gravedad se aplicó con todo rigor, así que la hojita, casi como no queriendo, fue a llegar hasta el suelo.

“¡Órales!”, se dijo la hojita, “¿y ahora qué voy a hacer?”.

La hojita quería regresar otra vez a la parte más alta del árbol. Aunque eran muy chismosas, ahí estaban sus amigas. Y aunque era la primera en mojarse con la lluvia,

Page 4: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

también era la primera en calentarse con el sol y podía ver muy lejos. Y aunque el viento la volviera a tumbar, ella podía ensayar nueva piruetas que ya se le estaban ocurriendo, y hasta pensaba rayar alguna nube con letras de muchos colores y tamaños muy divertidos y demandar libertad y justicia.

La hojita probó en caminar, pero como siempre había estado en el árbol agarrada de una rama, pues nomás no se le daba lo de la caminadera.

Entonces una hormiguita pasó por donde estaba. La hojita la reconoció, porque era una hormiguita que una vez había estado en lo alto del árbol y hasta le había dado una mordida a la hojita.

“¡Hola!”, saludó la hojita a la hormiguita.

“¿Y tú quién eres? Acaso te conozco”, respondió la hormiguita que, para variar, andaba de malas.

La hojita se presentó: “Me llamo Hojita y vivo en la parte más alta del árbol, pero me caí y ahora quiero regresar a mi casa pero no sé cómo hacerle, ¿podrías ayudarme?”.

La hormiguita la quedo mirando, luego quedó mirando al árbol, luego volvió a quedar mirando a la hojita. Tardó mirando la hormiguita.

Ya luego dijo: “No pos ora que sí ya se chingó la Roma ésa, porque te tendría que cargar y luego tendría que subir tooooodo el árbol sin que me coman los pájaros o el oso hormiguero. Y ya luego, si es que llegamos hasta la parte más alta, pues la problema va a ser cómo te pegamos a la rama que te toca”.

La hojita quedó mirando a la hormiguita y luego quedó mirando al árbol. Tardó mirando la hojita, o sea que ya estaba agarrando el modo de la hormiguita.

Ya luego dijo: “no hay problema, porque podemos ir a comprar pegamento a la papelería o me puedo agarrar bien fuerte de la rama que me toca”.

La hormiguita escuchó a la hojita y la quedó mirando y… bueno, y ya no vamos a decir que tardó mirándola porque si no el cuento se hace muy largo.

Entonces la hormiguita dijo: “Tá güeno, te voy a llevar, pero antes tengo que ir a ver a mi comagre para pedirle maíz porque a mí ya se me acabó. ¿Vas conmigo o aquí me esperas a que regreso?”

La hojita pensó que, cuando la hormiguita encontrara a su comagre, iban a tardar mirándose y el cuento se iba a terminar sin que ella resolviera su problema, así que respondió: “¡Voy contigo! Y sirve que de pasada compramos el pegamento en la papelería”

Entonces, la hormiguita cargó a la hojita en el lomo y empezó a caminar rumbo a casa de su comagre.

Por el camino, la hojita iba mirando muchas cosas que no conocía… o que conocía, pero vistas desde lo alto del árbol donde vivía.

Page 5: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Y pasó a un lado de la piedrecita inconforme, la que quería ser nube, y la vio muy grande. Mientras miraba a la piedrecita inconforme hacer ejercicios para bajar de peso, la hojita pensó: “Tras que desde arriba se ven muy otras las cosas”.

“O no se ven”, dijo la hormiguita, que además de ser enojona podía escuchar lo que pensaban los demás seres.

“Sí, o no se ven”, quedó pensando la hojita.

Siguieron caminando.

Bueno, caminaba la hormiguita, porque la hojita nomás iba mirando el mismo mundo que había visto desde arriba pero que, visto desde abajo, era otro mundo.

Y mucho mundo miró la hojita.

Por ejemplo, miró al Mal y al Malo vestidos de gobiernos, de empresarios, de aviones bombardeando niños y niñas, de policías golpeando y asesinando joven@s y desapareciendo luchador@s sociales, de hombres violentando mujeres, de perseguidores de los otros amores, de racistas, de locutores de radio y televisión, de periodistas, de analistas políticos, de comisarios del pensamiento.

Pero también miró a un escarabajo con yelmo, fumando pipa y escribiendo en una ultra-mini-micro-computadora.

Y miró a la Lupita y a la Toñita jugando con unas jirafas que les regalaron en el Festival de la Digna Rabia. Y miró al Sup cuando les decía a las niñas que no eran jirafas, que eran unas vacas y que les habían estirado el pescuezo porque las querían hacer caldo, pero las vacas no se dejaron y se resistieron y que eran una vacas rebeldes y que se les había quedado el pescuezo estirado por su resistencia, pero no eran jirafas. Y miró que la Toñita y la Lupita lo regañaban al Sup y le enseñaban un libro de animales para que viera que sí eran jirafas y que no eran vacas con el pescuezo estirado. Y miró que el Sup les respondía que no era cierto, que ese libro lo habían hecho los mismos que querían hacer caldo a las vacas. Que para que no se publicara que tenían un su delito, dijo el Sup. Y miró que las niñas traían unas inyecciones porque decían que el Sup estaba enfermo y por eso decía tarugadas, y que lo iban a curar al Sup. Y miró que el Sup corría y corría. Y ya no miró si es que lo alcanzaron.

Y miró el lado oscuro de la luna, cuando Sombra, el guerrero, la llevaba cargando en un mecapal.

Y miró a Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, llevar unas flores a la tumba de La Magdalena.

Y miró al Viejo Antonio forjándose un cigarrillo en hoja de doblador.

Y miró a hombres y mujeres indígenas, que nunca habían ido a la escuela, explicarle el mundo a una investigadora con un doctorado en ciencias sociales.

Y miró a las tropas zapatistas haciendo la champa para Radio Insurgente.

Page 6: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Y miró al Moy platicando con las Comisiones Agrarias Autónomas sobre un problema de tierras.

Y miró a una pareja tocándose con toda la piel desnuda, y miró que no importaba si la pareja era de mujer y hombre, o de hombre y hombre, o de mujer y mujer, o de otr@ y otr@.

Y miró a alguien rayar en una pared “Un muro sin grafiti es como un barquillo sin helado”, y miró que el muro se convertía en bandera.

Y miró que nadie se preparaba para enfrentar a Polifemo.

Y miró a los calendarios y geografías caminar a encontrarse.

Todo eso y muchas cosas más miró la hojita, pero son para otros cuentos.

Por fin llegaron donde la comagre de la hormiguita y, como era de esperar, la comagre no estaba porque no llegaron rápido y le tocaba trabajar en otro cuento, así que se fueron a la papelería para comprar el pegamento.

A la hojita, con todo lo que había mirado, ya se le había olvidado que iba a comprar pegamento. Así que le dijo al dependiente de la papelería: “Quiero un cuaderno y unos lápices de colores muy divertidos”.

El dependiente respondió: “Acaso son divertidos los lápices de colores. Los lápices de colores son lápices de colores”

De ahí se siguió una larga discusión sobre la capacidad o no de sentimientos de las cosas inanimadas, discusión que nos vamos a saltar porque si no el cuento se va para otro lado.

Bueno, resulta que al final la hojita consiguió sus lápices de colores, su cuaderno y su pegamento (porque la hormiguita le recordó a qué habían ido a la papelería).

Ya luego, la hormiguita y la hojita llegaron al pie del árbol.

Ya iban a empezar a subir cuando, ¡zas!, se sintió como un terremoto. Todo empezó a crujir y como a romperse.

Como si se desarmara un rompecabezas y las piezas se desordenaran.

La radio, la televisión y los periódicos de arriba no dijeron nada porque también se habían desarmado, así que lo que se supo fue porque lo publicaron los medios alternativos de comunicación.

Porque resulta que los zapatistas, las zapatistas, habían ganado la guerra contra el olvido y todo el mundo se estaba volteando de cabeza y quedando todo al revés.

Y el sol ya no salía por el oriente, sino por el poniente.

Y lo que estaba arriba quedaba abajo, y lo que estaba abajo quedaba arriba.

Page 7: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Y entonces resulta que, para ir a la rama donde vivía la hojita, ahora tenían que bajar, en lugar de subir, a la copa del árbol.

“Mta magre” dijeron a coro la hojita y la hormiguita, y se pusieron a discutir entre ellas.

Y es que la hojita le echó la culpa a la hormiguita porque tardó mucho mirando y en ese tiempo los zapatistas, las zapatistas, ganaron y voltearon el mundo al revés.

“Para que el mundo ya esté cabal”, así dijeron las zapatistas, los zapatistas, y, como ya es costumbre, nadie les entendió.

Tan-tan.

Vale. Salud y paciente rabia, Mamá Corral, paciente rabia.

SupMarcos. México, Enero del 2009.

 

http://enlacezapatista.ezln.org.mx/comision-sexta/1381

 La solidaridad como hermandad o como usura

Subcomandante MarcosRebelión

Palabras de la Comisión Sexta del EZLN en el Foro Nacional de Solidaridad con las comunidades zapatistas. Jojutla, Morelos. Octubre del 2007.

“… sin embargo, el pesimismo iba ganándola poco a poco; el hambre y la sed, el cansancio, la sensación de impotencia frente a las fuerzas enemigas que cada vez nos cercaban más y, sobre todo, la terrible enfermedad de los pies conocida por los campesinos con el nombre de mazamorra –que convertía en un martirio intolerable cada paso dado por nuestros soldados- habían hecho de éste un ejército de sombras. Era difícil adelantar, muy difícil. Día a día, empeoraban las condiciones físicas de nuestra tropa y las comidas, un día sí, otro no, otro tal vez, en nada contribuían a mejorar ese nivel de miseria que estábamos soportando. Pasamos los días más duros cercados (…), en pantanos pestilentes, sin una gota de agua potable, atacados continuamente por la aviación, sin un solo caballo que pudiera llevar por ciénagas inhóspitas a los más débiles, con los zapatos totalmente destrozados por el agua fangosa de mar, con plantas que lastimaban los pies descalzos, nuestra situación era realmente desastrosa al salir trabajosamente del cerco (…). No teníamos tiempo de recuperarnos ni siquiera un poco cuando un nuevo aguacero, inclemencias del clima, además de los ataques del enemigo o las noticias de su presencia volvían a imponernos la marcha. La tropa estaba cada vez más cansada y descorazonada. Sin embargo, cuando la situación era más tensa, cuando ya solamente al imperio del insulto, de ruegos, de exabruptos de todo tipo, podía hacer caminar a la gente exhausta, una sólo visión en lontananza animó sus rostros e infundió nuevo espíritu a

Page 8: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

la guerrilla.”“Pasajes de la Guerra Revolucionaria. La Ofensiva Final: La batalla de Santa Clara.” Ernesto el Che Guevara.

Así describía Ernesto el Che Guevara, un octubre de hace casi 50 años. Unas semanas después de este desastre que escuchamos, el Che comandaba una de las batallas más impresionantes de la historia militar mundial, la Batalla de Santa Clara.

Días más tarde caía la dictadura de Fulgencio Batista, convirtiendo al pueblo de Cuba, después de ser el último en independizarse, en el primero en ser libre en América.

Y digo esto cuando se va y se viene diciendo que si la soberanía nacional (ahora supuestamente defendida por los “patriotas” senadores), que si el combate al narcotráfico, olvidando que la llamada “Iniciativa Mérida” o “Plan México” tiene como uno de sus objetivos el cerrar la pinza militar y diplomática sobre esa solitaria estrella de dignidad en el Caribe.

De pronto, después de los mismos casi 50 años, el gobierno norteamericano descubre que la opción elegida por el pueblo cubano no depende de un hombre excepcional, sino de una vocación histórica, que es compartida por los pueblos latinoamericanos: la de la libertad y la justicia. El problema entonces para el gobierno de los Estados Unidos no tiene el nombre de Fidel Castro Ruz, sino, para decirlo llanamente, se llama Revolución Cubana.

Hace 40 años el Poder extranjero descubrió que la rebeldía de un continente no moría con la bala que mató a Ernesto el Che Guevara, y que este sentimiento a veces encarna en individuos y siempre en pueblos.

Tal vez a algunos, a algunas, les suene extraño que inicie nuestra participación en este foro de solidaridad con las comunidades zapatistas nombrando al Che y a Cuba, pero es que todo esto viene al caso o cosa porque, según nuestro pensamiento zapatista, no se puede hablar de la solidaridad como hermandad sin pensar en Cuba, en su lucha y en su historia.

Y nombrando a Cuba no nombramos a la víctima en turno, sino a lo que ahí se juega a nivel regional, continental y mundial.

Y nombrar al Che no es realizar ofrendas en el complejo y reiterado culto a la muerte. Es, en cambio, honrar la vida y a la rebeldía que le da sentido y rumbo.

Algo de historia

“Todo parece imposible la víspera”, dijo alguno de los nuestros, para agregar luego “y resulta que el mañana está ahí nomás, cerca, pero no porque nos espere, sino porque lo construimos en su momento, en otro calendario”.

Y entre los imposibles de ayer, hay futuros hoy. Los hombres, mujeres, niños y ancianos que abrazaron la causa sintetizada en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y decidieron hacer Otra cosa, abajo y a la izquierda, se enfrentan a los imposibles de hoy.

Pero no es la primera vez.

Page 9: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

La historia reciente de nuestro movimiento, el zapatista del EZLN, ha tenido varios vuelcos en lo que se refiere a nuestra forma de ver el mundo, particularmente, de ver el quehacer político.

Pensando que estaríamos no sólo solos, sino con todo en contra, nos preparamos para esa madrugada de enero de 1994.

Hace 14 años, con la luna de octubre hecha techo sobre nuestro andar, en las montañas del sureste mexicano se afinaban los últimos detalles del alzamiento. He dicho “afinando los últimos detalles” sólo por repetir un lugar común, en realidad andábamos de un lado a otro, con un relajo que daba mucho que pensar sobre las posibilidades de éxito político y militar del alzamiento en armas de miles de indígenas y la toma de 7 cabeceras municipales del suroriental estado mexicano de Chiapas.

Concretar los últimos preparativos del levantamiento había semejado el esfuerzo de tallar con martillo y cincel una de esas pequeñas joyas de cristalería que asombran por sus colores y brillos. Y así era entonces, y lo es también ahora.

Nuestra causa, las más hermosa, noble y antigua en la historia de la humanidad, la de la libertad de los pueblos, tiene tantos brillos y colores que aún ahora, al borde de los 24 años de empeñarnos en ella, no acabamos de encontrar en su totalidad.

Lo sabemos ahora y lo sabíamos entonces.

Pero no acostumbramos a acomodar los hechos de nuestra historia propia para dar lecciones que nunca tomamos o para dar una idea de limpia coherencia, así que debo deciros que, visto desde la alta y luminosa noche del octubre de 1993, el plan del alzamiento semejaba un gran desorden de piezas de rompecabezas que no tenían nada qué ver entre sí.

Podría alardear ahora, a la distancia del calendario y asomado a la neo militarización del país entero, diciendo que el caos de entonces era parte del plan, y que todo aparentaba desorden propositivamente, con el objetivo de desconcertar a los servicios de inteligencia gubernamentales de México y Estados Unidos, pero no lo haré.

Si a la repetida bolsa de preguntas que ustedes llaman “luna”, le preguntáramos que vio en esas noches en las montañas del sureste mexicano, seguramente diría: “Parecía una sombra múltiple, sin destino, rota”.

Claro que yo hubiera preferido que la luna se refiriera a nosotros como un “espejo fragmentado”, pero alguien que hace tantas preguntas no puede mentir, así que eso éramos: una sombra rota. Tal vez lo somos de nuevo, tal vez lo volveremos a ser.

En otras ocasiones he dado fragmentos de esta forma tan peculiar que tenemos las zapatistas, los zapatistas, de asomarnos al futuro, al mañana. Hay una especie de ironía sobre la muerte y, al mismo tiempo, una gran esperanza por la vida.

¿Por qué?

No han sido pocas las solitarias madrugadas en que he tratado de responder a esa pregunta que la luna nos reitera con su vaivén luminoso. Ha sido el Viejo Antonio, aquel indígena de raíz maya que fue puerta y ventana para nosotros, quien aventuró una respuesta:

Page 10: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

“Es cuestión del habla y su tiempo. El presente se habla en individual, el pasado y el futuro en colectivo. La muerte, entonces, es una cuestión que sólo tiene poder en lo individual, y la vida sólo es posible en colectivo. Por eso decimos “muero” y por eso decimos “vivimos”, y “viviremos”.

Y como si tal, ahora recuerdo el diagnóstico típico de las enfermeras zapatistas, y que era así comunicado a los pacientes. No era un “no es grave, te vas a curar”, sino un “de por sí vas a morir, pero no luego, todavía vas a tardar”. Eso sí, el paciente se recuperaba rápidamente. Aunque no sé si por el estímulo de un diagnóstico tan motivador… o porque, al preparar la inyección, la insurgenta de sanidad tenía la gentileza de informarle al paciente que la última vez que había inyectado, se le había roto la aguja dentro de la nalga del compañero. “Pobre compa”, decía mientras sobaba con un algodón empapado de alcohol el lugar donde iba a inyectar, “creo que todavía tiene el pedazo dentro y por eso camina chueco”.

Con todo esto quiero decir que hace 14 años sí pensábamos en la muerte, pero era un asunto particular, como lo son el cepillo de dientes y la ropa interior… bueno, si es que se puede llamar ropa interior a esos pedacitos de tela que las féminas usan ahora y que, además, se las ingenian para que se vean con los pantalones caídos a la cadera.

Mmh… ya me está dando hambre, así que mejor me apuro y completo lo que quiero decirles…

Les decía que si la muerte posible y probable era, y es, una cuestión individual y personal, la vida era y es, para nosotros, un asunto del colectivo que éramos, que somos, que seremos.

En otras palabras, para el zapatismo del EZLN, el fracaso y la muerte se conjugan con la primera persona del singular, (el “Yo, Mi, Me, Conmigo” que diera título a uno de los discos de Joaquín Sabina); y, en cambio, el éxito y la vida llevan siempre de la mano el “nosotros” que nos da identidad, pasado y mañana (lo que se conoce como “Utopía”, que, por cierto, es el nombre de uno de los discos de Joan Manuel Serrat).

En resumen, aquella víspera de la guerra contra el olvido, no es que no cargáramos, además de fuego, con dudas. Las teníamos, y muchas. Pero no se referían a nuestro destino individual o de colectivo. Estas cuestiones se habían resuelto tiempo antes, cuando cada uno de nosotros, cada una de nosotras, habíamos llegado al punto en que, eso sí como algo personal e individual, habíamos llegado a la gran bifurcación que suele presentar el andar del mundo: ¿arriba o abajo?, ¿a la derecha o a la izquierda?, ¿el protagonismo individual o el anónimo colectivo?, ¿la luz o la sombra?

No, las dudas tenían qué ver con lo que encontraríamos acá afuera.

Acháquenlo a nuestro pesimismo dialéctico o a nuestra desconfianza ancestral, pero el caso es que pensábamos que seríamos recibidos con el silencio, la sordera, la condena, la lapidación. Claro, además de con balas y bombas. “No son bombas, son rockets”, dijo el autodenominado historiador y entonces fan de Carlos Salinas de Gortari, como después lo sería de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, López Obrador (antes del fraude, claro) y ahora lo es de Felipe Calderón. Creo que se llama Héctor Aguilar Camín, quien, por cierto, ahora firma un libro sobre Acteal, porque el patiño Tello Díaz no estaba a la mano. Más dinero para ampliar los anexos, a cambio de lavar el crimen de Estado que lleva el sello de una guerra de exterminio que lleva ya 515 años,

Page 11: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Llama la atención de que la memoria que se hace de Acteal edite el lugar de Gustavo Iruegas, encargado de las relaciones exteriores del llamado gobierno legítimo de López Obrador. Y que, en el momento en que se denuncia la participación de ex guerrilleros en la estrategia de contrainsurgencia que se echó a andar entonces, y que culminó con la Matanza de Acteal, se olvide que uno de los jefes de la delegación gubernamental de Zedillo era el señor Iruegas, hoy súbitamente converso a la causa de la izquierda.

Bueno, no nos desviemos, después de todo allá arriba, Aguilar Camín sí encontrará los ecos que necesita para cobrar donde siempre ha cobrado.

Volvamos a aquellos días. Porque resulta que nos equivocamos. Y nos equivocamos por partida doble.

Porque encontramos, sí, a los Anexos y las respectivas Vueltas a la derecha, pero también encontramos entonces a quienes, pensamos entonces, trataban de entender, de entendernos.

Ya antes me he referido a que, en esa época, tuvimos la fortuna de contar con el interés de trabajadorxs de los medios de comunicación, además de artistas, intelectuales y científicos progresistas. El oído que prestaron entonces es algo que fue fundamental y que recordamos, aunque cada vez con más nostalgia.

La presencia de estas personas fue importante. Sin embargo, no me referiré ahora a su notable ausencia, a su reprochable silencio, o a los respectivos deslindes a moda y conveniencia.

En cambio, quisiera mencionar a quienes se acercan a las luchas, movimientos y pueblos ofreciendo apoyo, cuando en realidad están dando un préstamo con altísimos intereses. Es decir, a aquellas personas que convierten la solidaridad con una causa, en botín y usan esos apoyos para construirse su escalera propia al Poder.

Porque resulta que si nos equivocamos al suponer que estaríamos solos, también nos equivocamos al pensar que lo que fue interés primero, y después simpatía, apoyo y solidaridad, era algo sincero y honesto.

En aquellos primeros días, desconocedores del ir y venir de afuera, se nos acercaron personas en quienes confiamos. No sabíamos entonces que, con su mano, iban también sus fobias y sus filias. Y que no pensaban sino en cómo hacer uso del lugar que la sangre de nuestros muertos había conquistado.

Es común que, cuando se habla con generalidades, los aludidos le saquen al bulto y digan que nos referimos a otros, a otras. Así que habrá que nombrar también a las personas que fueron de la CONAC-LN y luego del FAC-MLN. Que, cuando se puso de moda acusarnos de “reformistas armados” y “pequeño burgueses” la emprendieron en contra nuestra con singular entusiasmo. Los “radicales” de entonces son ahora mansitos corderos en los corrales del Poder. El señor Benito Mirón Lince es un botón de la muestra. El hoy funcionario del gobierno del DF, ha saltado de puesto en puesto, olvidando que hace unos años era un furibundo crítico de la izquierda institucional y del reformismo. Claro que la radicalidad le duró hasta que el presupuesto lo alcanzó.

Solidaridad

Page 12: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Después fuimos descubriendo que la supuesta solidaridad con el zapatismo, no había sido, para ellas y ellos, nada más que una inversión.

Los hoy funcionarios reparten limosnas para lavarse la cara, guardan o exhiben sus fotos con zapatistas según vayan los vientos, se felicitan mutuamente por su prudente madurez, y engordan la cartera con billetes y tarjetas de crédito, y su corazón con coartadas que maquillen sus traiciones y claudicaciones.

Esto pasó y pasa no sólo en México, también en Europa. Colectivos de solidaridad que entonces tendieron puentes, hoy nos atacan, guardan un silencio cómplice o se distancian con un oportunismo que tiene como marcapasos el rating en los medios de comunicación.

Y pretenden que, en pago a los “favores recibidos” (así lo dicen), el EZLN debe apoyar sus posiciones sobre la justa lucha del pueblo Vasco, sus políticas de apoyo vergonzante al intervencionismo norteamericano y europeo, sus suspiros por las monarquías que manchan el viejo continente, su quehacer que de tan bien portado y neutro, apesta. Como no lo hacemos, entonces se retiran o se mudan a lo que esté de moda, eso sí, previo deslinde público… o privado.

En estos y otros suelos, los usureros de la solidaridad nos reclaman una autocrítica, nos exigen pedir perdón por no obedecerlos, por no seguirlos, por no someternos.

Nos equivocamos entonces. Ahora sabemos que la solidaridad que no se dan sin condiciones, sin esperar nada a cambio, no es más que otra forma de usura, la del que pretende sacar ganancia del dolor y la lucha ajenos.

Todo esto también viene al caso porque éste es un foro de solidaridad con las comunidades indígenas zapatistas.

Y yo sólo vine para avisarles que, aquellas personas, grupos, colectivos, organizaciones que piensen practicar la usura con sus apoyos y solidaridad para con nuestros pueblos, sepan que no tendrán retribución alguna. Les decimos que se vean en el espejo que arriba simula ser de izquierda, que asistan a sus cafés, a sus convivios, a sus mesas de redacción, a sus consejos nacionales, a sus oficinas gubernamentales. Escucharán, con sorprendente unanimidad, que el zapatismo ya pasó de moda, cometió muchos errores, no es realista, es sectario, es radical, es naco,… es consecuente.

Que no me malinterprete, no es que seamos malos deudores o que no queramos pagar.

Se trata simplemente de una confusión.

Porque en esto largo batallar, los pueblos indios todos, no sólo los zapatistas, somos los acreedores.

Así es desde que el mundo empezó su andar. Así fue hace 200 años. Así fue hace un siglo.

Así será cuando el calendario de abajo vuelva a alcanzarnos y a presentarle al arriba la interminable cuenta de debes que abajo y a la izquierda se acumulan.

Page 13: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Porque, hay que decirlo, tal vez lo que el Che mencionó como visto en lontananza no era sino el lugar donde la libertad es punto de llegada y de un nuevo paso: el de ser mejores

Vale (aunque sea un vale para la gasolina). Salud y que, en las sumas y restas, gane el mañana.

Muchas gracias.

México, Octubre del 2007.

Elias Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, le cuenta a la Magdalena la historia de las estrellas que caen

Cuento para niñas de uno a 100 años

Subcomandante MarcosLa Jornada

- Y es que resulta que de por sí no se cayen, parece que se cayen pero no se cayen -, le dijo Elías Contreras a la Magdalena cuando, sentados en una de las lomas que rodean La Realidad zapatista, vieron, en la madrugada de acá, una rápida línea de luz hiriendo la manchada pizarra de la madrugada.

Fue aquella vez en que La Magdalena acompañó a Elías, cuando su búsqueda del Mal y el Malo los trajo hasta las montañas del sureste mexicano.

La historia me la contó después a mí Elías, y no la vine a recordar hasta que, en la tierra del Comca´ac, el Seri, en el noroeste del México de abajo, una lluvia de estrellas me refrescó la memoria.

Era madrugada allá. Como parte de la gira inicial de la Comisión Sexta del EZLN en La Otra Campaña, habíamos llegado hasta las amenazadas tierras de la Nación Comca´ac, o del pueblo indio Seri, que así también es conocido.Hablando con uno de los jefes, caminamos las orillas de la playa, frente a la majestuosa figura de la Isla del Tiburón, el corazón de ese pueblo digno.

El pueblo Seri es un pueblo guerrero. Durante siglos ha sido acosado, hostigado y perseguido por distintas tribus depredadoras.

La última de esas bandas de maleantes viste las ropas de marca que usan los gobernantes federales, estatales y municipales en Sonora, México, y pretende apoderarse de la Isla del Tiburón y convertirla en un centro vacacional de alto turismo. El Seri resiste y defiende su territorio, su cultura y su historia, frente a la ambición de siempre, aunque ahora disfrazada de modernidad.

Mientras en el cielo de cuando en cuando se colgaban retorcidos alambres de luz, iluminando esporádicamente el contorno sur de la isla, el jefe Seri y yo hablamos de los dolores de nuestros pueblos. Los relámpagos se fueron espaciando cada vez, al igual que nuestra palabra y llegó el momento en que el silencio fue una sombra en la noche y en nosotros.

Page 14: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Y la sombra de los dolores de nuestros pueblos se hubiera quedado ahí, a no ser porque, de pronto, una estrella abandonó su lugar fijo y corrió hacia el abajo de nuestro mundo, buscando besar la tierra. A la primera siguió otra, y otra. Y durante unos segundos pareció que las estrellas todas mudaban de casa y se pasaban a habitar el otro cielo, el de abajo, el nuestro.

El jefe Seri y yo nada dijimos. En silencio contemplamos la señal.

Yo encendí la pipa.

El jefe Seri encendió la palabra y dijo:- “Así dijeron nuestros abuelos: que iba a llegar la hora” -.Cuando la madrugada dejó su lugar a la mañana y, en lugar de una isla arropada en sombras, surgió un corazón gigante en medio del mar, el jefe Seri bailó y las mujeres de la tribu cantaron. No eran para nosotros ni el canto ni el baile. Eran para la tierra, la madre.

“Te cuidaremos”, prometía el mensaje. “Te defenderemos”, decía la promesa.

Fue entonces cuando, escuchando el canto guerrero de las Seris y mirando el baile del jefe indígena, recordé lo que me había contado Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, unos años antes.

Tal vez algún extraviado, o extraviada, según, de quienes me escuchan, no sepa quienes son (o eran, según el caso o cosa) Elías Contreras y la Magdalena. O ignoren qué rayos hacían esos dos aquella madrugada de enero, hace algunos años, sentados en una pequeña colina de la zona tojolabal, en territorio zapatista.

Por ahora sólo les digo que Elías Contreras era un indígena zapatista, veterano de guerra, que tenía la Comisión de Investigación del EZLN para apoyar en algunos de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas. La Comisión de Investigación es, para los zapatistas, el equivalente a lo que los ciudadanos llaman “detective”. Y la Magdalena era un ciudadano homosexual que trabajaba la calle para conseguir dinero para operarse y cambiarse de sexo.

Elías y la Magdalena se conocieron en la Ciudad de México, también hace algunos años. La Magdalena se hizo nuestro compañero, o compañera, según, y fuera hombre, mujer, o ni una ni otra cosa, se convirtió en zapatista. Ella, o él, según, junto con Nadie y Elías Contreras, enfrentaron al Mal y al Malo en un desafío que le costó la vida a la Magdalena.

Pero esto que les narro, aunque ya ocurrió hace muchas lunas, se puede imaginar como que pasa ahora, en tiempo presente, y que somos espectadores privilegiados de cómo el amor, ese impertinente, también se puede esconder, y así mostrarse del lado de acá, en las palabras.

Imaginemos pues…

La madrugada en nuestro acá. Un largo y hondo cielo manchado de lucecitas. Dos figuras como sombras bajo la doble sombra de la noche y el árbol.

(La Magdalena ha recostado su cabeza en el hombro de Elías y, sin decir palabra alguna, ha levantado su mano para señalar la estrella fugaz que rompió la monotonía de un cielo harto de estrellas inmóviles.)

Page 15: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

A pesar de la distancia de calendario que los separa, y del desconcierto que a Elías le causa el saber que la Magdalena es un hombre que no lo es y que es una mujer que tampoco es, el compañero Comisión de Investigación del EZLN, Elías Contreras, se ha auto adjudicado el papel de maestro-tutor-padre-hermano-mayor y admirador vergonzante de la Magdalena.

Además, Elías está en su cancha, y como tal se siente obligado a dar cuenta de todo lo que ocurre en estas tierras, así que empieza a contar una historia que, como todas las que inventa Elías para decirle o explicarle algo a la Magdalena, va construyendo paso a paso sin saber bien a bien en qué terminará. Así que dejemos que él continúe:- Cuentan nuestros más antiguos mayores que hubo antes un tiempo muy primero -.- Muy nuevito estaba ese tiempo, dicen nuestros viejos sabedores. Era como un pichito apenas y acaso sabía caminar bien -.(La Magdalena asiente en silencio y su imaginación evoca a una niña pequeña, tratando de dar sus primeros pasos. 

Elías, a saber por qué causa, razón o motivo, también empieza a imaginar a una niña y sigue hablando)No sabía caminar todavía y andaba a los tumbos, tropezando andaba el tiempo. Como una cría que apenas está aprendiendo que eso que tiene en una de las orillas del cuerpo, las patas pues, sirven, además de para meterse los dedos a la boca, para caminar. Y ahí anda la criatura agarrándose de las nagüas de la mamá o de una silla o de una mesa o de nada, y ¡zaz!, al suelo pues.

(La Magdalena y Elías se imaginan, en estéreo, a una niña cayendo de sentón, mirando a ver si tiene testigos y haciendo un rápido cálculo de si vale la pena chillar o no. Sonríen los dos sin mirarse. Elías continúa su narración)Entonces, como no se caminaba todavía bien ese tiempo más primerito, pues todo iba como muy despacio.

No como ahora, que el tiempo ya está más mayor y anda a las carreras.

Ya ves que nomás un ratito y ya son más de 10 años de que nos alzamos en armas contra del maldito gobierno. Que sea más de una década.

Y “década” es una palabra nueva que aprendí y que quiere decir que son diez años, o sea que para no decir “diez años” se dice “década” y así parece que no son diez años pero sí son, bueno, según el caso o cosa. Porque, por ejemplo, si uno dice que ya tiene una década en la escuela y nomás no pasa de grado, pues duele menos que decir que ya tiene 10 años y nomás no aprende. Y aluego, por ejemplo…(La Magdalena ha volteado a ver a Elías con una evidente cara de “te-estás-dispersando-querido” y Elías ha comprendido que la Magdalena ya sabe qué cosa quiere decir “década”, así que da por terminado ese tema y prosigue)

Bueno, pues como todo iba muy lento, pues todo y todos tenían el modo y el tiempo para hacer muchas cosas.Por ejemplo para platicar.Que sea para hablar y escuchar.Ya ves tú, Magdalena, que los ciudadanos, o ciudadanas, según, acaso tienen modo y tiempo para platicar. Yo creo que por eso cuando encuentran a un zapatista, o a una zapatista, según, empiezan a hablar y pues aluego ya no hay forma de quitarles el micrófono…(La Magdalena mira a Elías con un gesto de reproche. Elías se defiende)

Page 16: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

Bueno, yo acaso estoy diciendo nada. Es el Sup que así anda diciendo, que los ciudadanos agarran el micrófono y ya no lo sueltan, que como que le echan pegamento en las manos, y a mí una vez me pasó, en la ciudad, que iba a lavar mi diente y no va siendo que en lugar de pasta de dientes le eché pegamento al cepillo, y es que están igualitos los tubitos ésos y así anduve un buen rato con los dientes bien trabados y nada que no baja nada, si hasta me enflaquecí un buen y todos me dijeron que es por corajudo, que cuando uno se pone bravo hasta rechinan los dientes y no come, pero yo qué rechinar ni qué nada, si no los podía ni mover, o sea que mi diente estaba inmóvil…

Y entonces, “inmóvil” es una palabra nueva que aprendí que quiere decir que no se mueve, que sea que se está así nomás, como que no pasa nada y entonces…

(Ahora no es la Magdalena quien ha exhortado a Elías a que se centre en el tema, sino él mismo)Bueno pues, entonces pues arresulta que los dioses primeros, los que nacieron el mundo, de por sí salieron muy platicadores.

Y como estaban en su platicadera, pues no se apuraban a hacer las cosas que el mundo necesitaba para que estuviera cabal, que sea, completo.

Y entonces la tierra, nuestra madre primera, como tardaban los dioses en su quehacer, pues también se puso a darle a la platicadera.

Y bueno, pues tampoco había muchos con quien hablar, así que la tierra se puso a platicar con las cosas que también se caminan pero en el cielo.

O sea con las nubes, el sol, la luna, las estrellas, y tal vez algunos pájaros, no muy se sabe porque no sabemos si ya habían hecho los pájaros los dioses primeros.

Entonces pues ahí estaban como comagreando la tierra y los que caminan el cielo. Y dale con la queja y queja.Y decía la tierra:“No, pos estos dioses serán muy primeros pero también son muy marmotas Apenas unas cuantas matitas me han puesto y unos cuantos ríos y lagos, y el mar ahí nomás lo aventaron y se rompió en siete partes y entonces pues ahora sí que, como luego dicen, me rompieron la madre, porque yo también quedé toda pedaceada. Y luego pues va a ser un despelote con la geografía y los intercontinentales”.

Y decían las nubes:“Sí pues, marmotas y malhechos que son. Míreme, a mí me hicieron muy gordita y a mi otra comagre la dejaron toda escurrida. Ahora van a andar diciendo que yo me zampo su comida. Y luego este color de ropa sucia que me pusieron. Y aquella tan blanca, que se cree muy pura, si bien que sabemos que nomás anda por ahí de tingolilingo.”

“Y luego –se hablaba la nube enflaquecida-, pues primero nos hicieron duras, que para que no nos aventara el viento pá donde fuera y no sé qué. Y entonces pues nomás nos estábamos cayendo, por pesadas pues. Y luego los pájaros se daban cada guamazo cuando topaban con nosotras, que olvídese comagre, una destrucción y una matazón que hasta parecía que el capitalismo neoliberal se había adelantado en el calendario. Y entonces pues de vuelta nos hicieron ligeritas, aunque algunas ya eran de por sí, como la comagre aquella que se las da de muy muy, y a ésa sí lo pesada no se le ha quitado”.

Y así estaban la tierra y quienes se caminan el cielo, en el puro comagreo y el chisme y

Page 17: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

la malhablada.

Y dicen nuestros más mayores, que la tierra, nuestra primera madre, no malhablaba, sino que nomás escuchaba, porque tampoco podía irse para otro lado, o sea que ahí estaba y ni modos de decir: “bueno comagres, pues ya me tengo que ir porque se me están quemando los frijoles”, si ni frijoles había, porque los dioses ésos, los más primeros, pos nomás no tenían apuro de nada, mucho menos de andar haciendo los frijoles.

Entonces pues la tierra se tenía que aguantar de oír tarugada y media, aunque también escuchaba cosas buenas e inteligentes, porque de todo había en la otra camp… perdón, en la intergalác… perdón, en el mundo pues, aunque todavía el mundo no era mundo, sino que era más bien una perspectiva desordenada, o sea que era un desmagre todo al mismo tiempo y en todos lados. Y eso de “perspectiva desordenada” te lo explico luego, Magdalena, orita no me interrumpas porque se me va la tonelada del cuento…

(La Magdalena pone ahora cara de “acaso estoy diciendo nada”. Elías se da por satisfecho y continúa…)

Bueno pues, entonces arresulta que la tierra también se platicó con los mames, que así le llamaban nuestros antiguos a los dioses hacedores de lluvia, que sea los dioses del trueno.

Y arresulta que, entre chismes y chisme, la tierra había echado trato con quienes caminaban el cielo.

El trato era que, cuando los que caminaban nubes se cansaban, la tierra dejaba que en ella encontraran reposo, se descansaran pues, o que de plano se tumbaran nomás a ver las cosas ahora sí que desde el otro lado, o sea desde abajo.

A cambio de eso, la tierra, la madre más primera de todas, sólo pidió que los que caminaban el cielo le ayudaran cuando ella lo necesitara.Y no se llegó el día, porque los dioses todavía no habían hecho el día.Y no se llegó la noche, porque tampoco la habían hecho.Así que pues lo que se llegó fue la madrugada en que los dioses por fin entraron en razón de hacer ya, pues, a los hombres y mujeres.

Esa historia de cómo hicieron los dioses primeros a los hombres y mujeres, es otra historia y creo que ya la conté antes y si no, pues ahí en otra vuelta la cuento.

Y entonces los dioses hicieron a los hombres y mujeres de la tierra, o sea que le dieron encargo a la tierra que sea su mamá, o sea que los echa al mundo y los cría.

Entonces arresulta que los dioses éstos los hicieron a los hombres y mujeres pero ahí nomás los aventaron, sin ver si tienen una su comida para que no está triste el día.

Sin nada los hicieron, ni un pozolito les dieron a los hombres y mujeres primeros estos dioses.Y la tierra, como buena madre que es, pos no se iba a quedar así nomás viendo que ahí andan los hombres y mujeres de un lado a otro sin nada para meter a la panza.

Y entonces la madre tierra anda toda preocupada, bueno, no anda, porque de por sí la tierra no anda, sino que se está quieta en su lugar, aunque de repente como que le da fiebre o a saber qué, pero se tiembla y se retuerce y es un desgarriate. Pero bueno, en

Page 18: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

ese tiempo, como todo iba muy despacito, pues hasta cuando temblaba pos nomás ni se sentía nada.

Bueno, pues entonces la tierra, nuestra madre, ahí anda con su preocupadera de que no han comido los hombres y mujeres. Y ni modos de darles chiche, porque nomás no tiene pechos la tierra. Aunque claro que así no hacía gasto en portapechos. Ora que hay unos portapechitos que ya de balde, nomás como pintados.

Pero bueno, arresulta que la tierra, la mamá más primera, está nomás piensa y piensa que qué va a hacer.

Y entonces la tierra nuestra madre piensa que hay que hacer una investigación. Y entonces le encarga el trabajo a un caracol. Que sea que el primer Comisión de Investigación fue el caracol. Y entonces la madre tierra le dice al caracol:“Oí caracol, por ahí andan diciendo que hay una comida muy buena que se llama “maíz” pero no se sabe dónde mero está, entonces andáte a buscar y ya luego vienes y me dices dónde está, pero vete rápido porque mis niños y niñas nomás están esperando su comida”.

Y entonces el caracol se fue hecho la raya y de bolón-pin-pon recorrió todo el mundo, que tampoco era muy grande todavía, para qué es más que la pura verdad. Y ya luego regresó el caracol hecho la mocha y le dijo a la madre tierra:“Oí mamá Tierra, ya lo encontré ya el alimento ése que dices, pero está guardado en una piegra muy dura”.

Y entonces la Tierra, nuestra madre, llamó a todos los animales, que tampoco eran muchos, para que es más que la pura verdad, y les dijo:“Oigan, agarren todos sus tiliches y se me van como de rayo a donde les va a decir aquí el señor caracol y me rompen esa piegra y me traen lo que tiene dentro para darles de comer a mis hijas e hijos”.

Y ahí va toda la animalada, y dale y dale a la piegra y nada que se cuartea ni siquiera un tantito. Y ahí regresan todos desmayados y le dicen a la tierra que nomás no se puede, que está más dura que cabeza de político.

Y entonces, el caso, o cosa, según, es que había uno de los mames, que sea de los dioses del trueno, que se llamaba YALUC, que era el más grande y el más antiguo, que sea el más sabedor.

Y el YALUC y la tierra, nuestra madrecita más primera, se llevaban muy bien, mucho platicaban de cosas importantes y que enseñaban y aprendían.

Y entonces la tierra, nuestra madre, lo llama al YALUC y le cuenta de la problema que tiene. Y entonces el YALUC salió buena gente y le avienta unos truenos a la roca ésa, que sea a la piegra, y ahí nomás el piegrón se arrugó como saladito y se abrió y el YALUC lo agarró el maíz y se lo entregó a los hombres y mujeres.

Y entonces los hombres y mujeres no saben qué hacer con el grano de maíz y lo dejan ahí botado nomás.

Y entonces nuestra madre la tierra, lo tapa al grano de maíz para que no pase frío y ahí nomás empieza a salir una plantita y se empieza a crecer y da unas sus buenas mazorcas y luego el YALUC lo avienta un trueno y ahí nomás fríe el grano de maíz y se hacen las palomitas de maíz, aunque un poco quemadas quedaron, eso sí, porque le echó mucha juerza al rayo que aventó. Y entonces los primeros hombres y mujeres lo

Page 19: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

más primero que comieron fueron palomitas de maíz y fueron con el tiendero a comprar una salsa Valentina, se llama, creo, y vieron película y se atascaron de palomitas y les dio chorrillo… y tan-tan(La Magdalena voltea a ver a Elías entre intrigada y enojada. Elías sonríe y dice…)¡Éjele! No es así, pero nomás lo dije para ver si no te dormiste ya…

Bueno no, la historia es que sí salió la planta de maíz pero no era maíz palomero, sino maíz maíz, pero del bueno, o sea que no era transgénico. Y entonces la tierra, nuestra madre, le habló a los hombres y mujeres y ya les explicó cómo van a hacer el pozol y las tortillas y los tamales y el marquesote y ya no les dolió la panza, y tan, tan.(La Magdalena voltea a ver extrañada a Elías y le pregunta)¿Y todo eso qué tiene que ver con las estrellas que caen?¡Ah, sí cierto, ya se me había olvidado! -, responde Elías.

Bueno, pues arresulta que aquellos primeros hombres y mujeres, los originarios, que sea los pueblos indios, quedaron muy agradecidos con la madre tierra y dijeron que siempre la van a cuidar siempre. Y entonces los hombres y mujeres primeros pensaron que qué tal que se les olvida o se enamorran y se distrayen y no dan cuenta si la tierra tiene alguna problema y entonces hicieron una su asamblea con la tierra, nuestra madre, y con el YALUC y con quienes caminan el cielo, y todos sacaron un acuerdo.

Y el acuerdo es que unos hombres y mujeres van a quedar como guardianes de la tierra, que sea de la montaña, de los ríos, de los mares, de los valles, de los vientos. Y esos guardianes van a quedar quietos, como dormidos, y si la madre tierra tiene algún peligro o una problema, entonces quienes caminan el cielo les van a avisar a los hombres y mujeres originarios, a los guardianes, para que se pongan truchas y hagan algo.

Y el trato fue que el aviso se iba a dar cuando el YALUC y los dioses del trueno, revientan el hilo que sostiene a las estrellas que están colgadas del techo del mundo, y ya las estrellas van a bajar para avisarles a los hombres y mujeres que la tierra tiene peligro.

Y entonces las estrellas que cayen no se cayen, sino que están avisando a los guardianes que ya llegó la hora…La Magdalena, con una concreción que sería deseable en cualquier plenaria de la Otra o de la Intergaláctica, dice:Tengo dos preguntas:Primera: ¿Por qué dices que el caracol fue rápido a buscar el maíz si el caracol camina muy despacito?Elías sonríe y responde:Acaso camina despacio el caracol. Arresulta que en ese tiempo el tiempo iba muy despacito, entonces el caracol iba rápido en ese tiempo. Y lo que pasó es que, cuando el tiempo se cambió de tiempo, no le avisaron a tiempo al caracol. Entonces el caracol no camina despacio, lo que pasa es que tiene otro tiempo.

La Magdalena aplaude y ríe. Después añade temblorosa:Bueno, la segunda pregunta es: dices que las estrellas que caen, bueno, que no caen, avisan a los guardianes de la tierra que ya llegó la hora, ¿la hora de qué?

Elías Contreras pone la voz grave y, señalando un largo y fugaz arañazo de luz en el cielo, dice:De despertar.Tan-tan.¡Libertad y justicia para Atenco!

Page 20: Un cuento del SCI Marcos para Mamá Corral

¡Libertad y justicia para Oaxaca!Desde las montañas del Sureste Mexicano.Subcomandante Insurgente Marcos.México, Enero del 2007.

P.D.- Ya no estamos, pero Elías Contreras y la Magdalena siguen sentados frente al horizonte de oriente. Es la Magdalena la que rompe el silencio:- Oye papá Elías, imagínate que sí puedo hacerme la operación y hacerme mujer. A lo mejor hasta puedo tener hijos. Si tengo una niña, le voy a poner puras minifaldas -.- Ni magres -, dice Elías de pronto, - mi hija nada de esas faldas rabonas que ya de balde. Puras nagüas hasta el tobillo. O pantalones, como las insurgentas -.La Magdalena lo mira entre sorprendida y halagada, y pregunta:- ¿Tu hija? -Y entonces el nombrado por el Sup como Comisión de Investigación del EZLN, el que resolvió los casos más complicados en territorios zapatistas, el que no se amedrentó al recorrer él solo la Ciudad de México, el que se enfrentó sin titubear contra el Mal y el Malo siempre que lo topó, Elías Contreras, veterano de guerra del EZLN, se sonrojó de tal forma que la sombras de la madrugada no lo ocultaron. Con trabajos alcanzó a decir:- Ya vámonos, ya está refrescando y el frío te puede hacer daño -.Al bajar la loma, de forma natural, la Magdalena toma de la mano a Elías Contreras. Llegan al pueblo ya con el sol asomándose en una orilla. La Magdalena se arropa más en su rebozo, Elías Contreras suda como nunca en su vida…Vale de nuez.El Sup sonriendo mientras una estrella corre al abrazo de la tierra.