unc editorial gaceta deodoro 20

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  • 8/19/2019 Unc Editorial Gaceta Deodoro 20

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       R  e  v   i  s   t  a    d  e

        l  a   U  n   i  v  e  r  s   i    d  a

        d   N  a  c   i  o  n  a

        l    d  e   C   ó  r    d  o

        b  a

        |   A  r  g  e  n   t   i  n  a

        |   J  u  n   i  o    d  e   2   0   1   2    |

      a   ñ  o   3    |   N   º   2   0    |    $   5 .  -

        |   I   S   S   N  :   1   8   5   3  -   2   3   4   9

    YPF, un repaso histórico

    La sombra azul : agujeros negros de la historia argentina

    UNC, 400 días hacia los 400 años

    Teatro comunitario en Bella VistaLibros de cartón: editorial universitaria, popular y cordobesa

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    El miedo a ser MuchosFranco Rizzi

    YPF, breves reflexiones desde la economía política... | DebateSilvia Morón

    Derechos | Portulano

    Luis Rodeiro

    “La poesía sienta posición en el centrode la matadura: lo humano” | Entrevista a J. BoccaneraGrupo Pan Comido

    Eufemismos | La neurona atentaLiliana Arraya

    400 días hacia los 400 años. Huellas y desafíosde la Universidad más antigua del país | InformeLiliana Córdoba

    IgnoranciaMariano Marchini

    Cantar como Miguel | PoesíaGonzalo Puig

    El libro de la orugaSergio Dain

    Las patas en el presente | Rocco Carbone y Heber Ostroviesky

    Nunca hicimos amistades | Ignacio Barbeito | Debate

    Agujeros negros | CineEmanuel Rodríguez

    #queremos informar | Elogio de la sombra

    César Barraco

    Mordisquito, ¡a mí no me la vas a contar! | PersonajeEnrique Santos Discépolo

    Viejo y glorioso rock and roll   | Música | Tincho Siboldi

    La música del habla... | Pentatramas | Mariano Medina

    Cartonera, universitaria, popular y cordobesa | LibrosSoledad Soler

    Viudas | Baldosa flojaMaría Teresa Andruetto

    Teatro comunitario, teatro de vecinos | TeatroMaría José Schüle

    Otros quince minutos | Literatura del presenteSilvio Mattoni

    No se fía | Sin cartelAlejandro Boren

    Las obras en este número pertenecen aHugo Aveta (Córdoba).

    Universidad Nacional de Córdoba

    Rectora: Dra. Carolina ScottoVicerrectora: Dra. Hebe GoldenherschSecretario General: Mgtr. Jhon BorettoSecretaria de Extensión: Mgtr. María InésPeralta

    Subsecretaria de Cu ltura: Mgtr. Mirta BonninProsecretaria de Comunicación Institucional:Lic. María José Quiroga

    Tapa: Hugo Aveta. Serie Estéticas de desechos. Fotografía, tomadirecta, 2012.

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    Director: Franco Rizzi

    Secretario de redacción: Mariano Barbieri

    Consejo Editorial:Marcelo Arbach, Natalia Arriola, María Cargnelutti,Andrés Cocca, Liliana Córdoba, Agustín Di Toffino,Romina Gauna, Agustín Massanet, Gonzalo Puig,Juan Cruz Taborda Varela, Guillermo Vazquez.

    Corrección: Raúl Allende

    Administración: Matías Lapezzata

    Diseño: Lorena Díaz

    Revista mensual editada por la Editorial de la

    Universidad Nacional de Córdoba

    ISSN: 1853-2349

    Editorial de la UNC. Pabellón Argentina

    Haya de la Torre s/n, Ciudad Universitaria.

    (351) 4629526 | Córdoba | CP X5000GYA

    [email protected]

    [email protected]

    Impreso en Comercio y Justicia Editores

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    E  | Gaceta de crítica y cultura  3

    El 22 de mayo, la Corte Suprema de Justicia de laNación le puso fecha a la medida cautelar presen-tada por el Grupo Clarín sobre el artículo 161 de la Leyde Servicios de Comunicación Audiovisual (LdSCA):el 7 de diciembre de 2012. Si bien el fallo no resuelvela cuestión de fondo (Clarín busca declararlo inconsti-tucional), sienta un precedente contundente y marcados cuestiones fundamentales: primero, que la LdSCA

     votada democrática y mayoritariamente en el año 2009por fin se empezará a aplicar para todos y, segundo, quela Corte Suprema de la Nación no le teme a los poderespúblicos ni corporativos.

    Lo novedoso es el avance en la construcción de unacultura democrática, aun con aquellos que se resisten aser parte de los Muchos y no quieren perder lo que fue-ron durante casi toda la historia: intocables. Tres añosdespués de la sanción de la ley todavía insisten en nocumplirla. Sabemos también que los últimos manotazosserán cada vez más obvios y predecibles.

    Otro caso emblemático de los triunfos de los  Muchos fue la apertura de la causa que investiga, entre otros, altitular de la empresa Ledesma, Carlos Pedro Blaquier,por la desaparición de más de 30 personas en la trágicasemana en el departamento jujeño de Ledesma, cono-cida como “La noche del apagón”. En enero de 2001,Blaquier publicó una carta de lectores en el diario LaNación donde decía, entre muchas otras obscenidadesde clase, que “pretender eliminar las desigualdades es ircontra el orden natural de las cosas y desalentaría a los

    más aptos para realizar la labor creadora del progreso ala que están llamados. Es comprensible –no justificable–que por las características de la naturaleza humana losmenos dotados se consideren injustamente tratados e in-tenten sustituir a los mejor dotados. Esto es lo que contoda razón se ha llamado la envidia igualitaria” . Esa es,para los  pocos, una explicación satisfactoria. ¿Habríaimaginado Carlos Pedro en aquel momento que termi-naría yéndose del país para no declarar arguyendo fal-sos tratamientos cardíacos y con un pedido de capturainternacional? Es probable que hayan sentido un excesode confianza en la inmutabilidad de las cosas.

    Sabemos que la cultura de los  Muchos,  para consoli-darse, requiere de más tiempo y esfuerzos de lo que le

    toma a los  pocos destruirla. Construir siempre fue máscomplicado. Cuando la cultura de los  Muchos avanza,la historia tiene sus gestos: el nombramiento de MartínFresneda, uno de los fundadores de HIJOS, al frente dela Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, es otrareparación histórica. Reparación histórica: construirdesde lo que fue destruido. Fresneda es abogado, mili-tante, hijo de padre y madre desaparecidos, hermano deun niño/a robado que aún no se ha podido recuperar.

    Como Carlos Pedro hace once años escribía haciendogala de su darwinismo de clase, todavía hay muchosmiembros de los  pocos que siguen resistiéndose a quetodo sea de todos y para todos. Por suerte para los

     Muchos, la historia nunca se detiene ■

    El miedoa ser Muchos

    Franco Rizzi

    H .A v  e t   a . S  er i    eE  s  t   é   t  i    c  a s  d  e  d  e  s  e  c h  o s  .

    F  o t   o  gr  af  í    a , t   om a d i   r  e c  t   a .

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    Gaceta de crítica y cultura |  D 4

    Enfatizar los complejos aspectos políti-cos e institucionales de los procesosde acumulación supone, tal como insistióKarl Polanyi en el texto ya clásico La grantransformación , que no hay economía sinsociedad, es decir, que toda economía seencuentra arraigada  o incrustada  en de-

    terminadas relaciones sociales políticas einstitucionales.

    Particularmente útil en este análisis re-sulta aquella categoría que introdujo JoséNun hace más de 20 años para describira aquel conjunto de creencias, de institu-

    ciones y de prácticas que influyen sobreel proceso de acumulación del capital; nosreferimos al concepto de Régimen Socialde Acumulación: “Esta noción da nombreal conjunto complejo de instituciones yde las prácticas que inciden en el procesode acumulación del capital, entendido

    este último como una actividad micro-económica de generación de ganancias yde tomas de decisiones de inversión”. ParaJosé Nun el Régimen Social de Acumu-lación pertenece a la categoría de concep-tos “sensibilizadores”, “pues indican hacia

    dónde mirar aunque no digan exacta-mente qué es lo que se va a ver”.

    En estas breves reflexiones, trataremosde indicar algunos de los aspectos quecreemos relevantes de ese hacia dóndemirar  el texto de la Ley 26.741, reciente-mente sancionada, que declara de utilidadpública y sujeto a expropiación el 51% delas acciones de YPF pertenecientes a Rep-sol y el 51% de Repsol YPF GAS SA.

    En primer lugar,  consideramos que  laaprobación de la ley, significa sin duda unavance económico-político sustancial ha-cia la configuración de un nuevo régimensocial de acumulación con mayor au-

    YPF, breves reflexionesdesde la economía política sobre la ley 26.741

    Silvia Morón

    Breve repaso por el camino recorrido que va del viejo modelo de acumulación por valorización financiera ini-ciado en los años setenta, a esta etapa de frenos al mercado autorregulado y de planeamiento estratégico.

    H .A v  e t   a . S  er i    eE  s   p a c i    o s  s  u s  t  r  aí    b l    e  s  .F  o t   o  gr  af  í    a , t   om a d i   r  e c  t   a .

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    tonomía respecto a la actual situación decrisis de los países centrales, que históri-camente han impuesto fuertes condicio-nantes a los países periféricos como es elcaso de Argentina. Esto se da en el marcode un proceso regional en el que la mayo-ría de los países de América Latina avan-zan en el mismo sentido de una mayorautonomía.

    Recordemos que en la década de lossetenta se inaugura en nuestro país unpatrón de acumulación sustentado en la

     valorización financiera del capital quetuvo como eje ordenador de las relacioneseconómico-sociales al sistema financierointernacional. Esto implicó un programaque incluyó la reforma del Estado, la a-pertura económica, la desregulación delos mercados y la privatización de lasempresas públicas. Una de las conse-cuencias menos destacadas en el estudiode ese período fue la transformaciónde los recursos naturales consideradoshasta ese momento como “estratégicos”en commodities   o “bienes mercantilesexportables”. En el caso del petróleo, seimplementó una política de desregu-

    lación amplia promovida a partir de 1989,que se consolidó con la aprobación de laley 24.145, sancionada en 1992, de Fede-ralización de los hidrocarburos y priva-tización de Yacimientos Petrolíferos Fis-cales (YPF) que fijó, entre otras normas,un “régimen de libre disponibilidad de loshidrocarburos”.

    Esto tuvo como implicancia fundamen-tal que la explotación de estos bienesrespondiera a la lógica del mercado queofrecía remunerativos precios internacio-nales: las empresas buscaron maximizarla extracción de estos recursos natura-les con vistas a colocarlos en el mercadomundial sin considerar, por ejemplo, eldesabastecimiento interno.

    La política de desregulación petroleraargentina se constituyó en una de las ex-presiones más acabadas de una estructurasocial de acumulación neoliberal que sesustentó en la idea de la autorregulaciónde los mercados y que tuvo como conse-cuencia la destrucción de la industria na-cional, un excesivo endeudamiento exter-no, la extranjerización de la economía yun marcado ensanchamiento de la brechaentre ricos y pobres, además de un granaumento del desempleo, del subempleo yde la pobreza.

    Límites al mercado

    La nueva ley 26.741 sancionada reciente-

    mente, fija una nueva política de hidro-carburos, con límites al uso del petróleoy el gas. Ya no será de libre disponibilidadde quien lo extraiga ni podrán fijarse pre-cios arbitrarios al combustible en cadaregión. Petróleo y gas dejan de ser un biencomercializable a granel en el mundo, un“commodity ”, para pasar a ser un “bienestratégico”, sujeto al interés público na-cional (Art. 1º). Esto constituye un hechofundamental para la configuración de unnuevo régimen social de acumulación yaque posibilita, por así decirlo, l a “desmer-cantilización” de la producción de hidro-carburos: el petróleo, el gas, dejan de ser

    sólo una mercancía y pasan a ser bienesde importancia estratégica, no solo porsu escasez y carácter de no renovable,sino fundamentalmente porque sonindispensables para la industrializacióny el desarrollo de un mercado interno.Como se establece en los fundamentosdel proyecto de ley enviado al Con-greso, la finalidad es garantizar el desa-rrollo económico con equidad social, la

    creación de empleo, el incremento de lacompetitividad de los diversos secto-res económicos y el crecimiento equi-tativo y sustentable de las provincias yregiones.

    Es importante destacar que, al abarcara toda la actividad vinculada con loshidrocarburos, el alcance de esta leyafectará a todas las empresas produc-toras, refinadoras, transportistas y co-mercializadoras, pudiendo establecersobre todas ellas normas de actuaciónajustadas al interés público antes que alas reglas del mercado. Es decir, la leyimpone límites a la aplicación de lasleyes del mercado en toda la actividad

    petrolera, cualquiera sea la empresaque la ejecute. Es así, que el Estado Na-cional, lo público y la política adquie-ren un protagonismo central que nospermite vislumbrar que se trata de unaredefinición de instituciones y prácticasque conllevan cambios estructuralesy por lo tanto la configuración de unnuevo régimen social de acumulación.Este proceso se inaugura a partir delaño 2003 y se asienta en otras medi-das de política económica centrales: lanegociación de la deuda externa, el de-sendeudamiento con el Fondo Mone-tario Internacional, la reestatizacióndel sistema jubilatorio y la reforma a laCarta Orgánica del Banco Central.

    La transformación de las propias basesmateriales y conceptuales sobre las quese asentaba el modelo de acumulaciónpor valorización financiera, tambiénquedó formulada en la voluntad políti-ca mayoritaria expresada en las dos cá-maras del Congreso, institucionalizada

     jurídicamente a través de la promul-gación de la Ley.

    El consenso mayoritario que se expresóen apoyo de la Ley, no solo en ese espa-cio público político por excelencia quees el Congreso Nacional, sino tambiénen el pronunciamiento de vastos secto-res políticos y sociales a favor de nues-tra soberanía hidrocarburífera, permite

    destacar transformaciones importantesen las creencias, instituciones y prácti-cas en torno a los procesos de acumu-lación. Esta ley, o más bien, los procesossociales y económicos que anteceden aesta nueva ley, sintetizan las renovadasformas de intervención estatal así comolas diversas y múltiples expresionespolíticas y sociales que configuran lasnuevas expresiones de “autodefensa dela sociedad” contra los efectos disrupti-

     vos de la lógica del mercado autorregu-lado, que en un pasado no muy lejanoprodujo un país en donde no quedabalugar para su pueblo ■

    En mayo, el Senado –por unanimidad– consagró la ley sobre la muertedigna, que viene a reforzar el derecho de una persona a decidir sobrela manera de morir. Cambia el paradigma de preservar la vida a toda costa,por el de asegurar una calidad de vida digna.El mismo día quedó consagrada la ley de Identidad de Género, que ponea nuestro país en la avanzada en el respeto a los derechos humanos. Seacabó la patologización de las identidades trans, su criminalizacíón yestigmatización.Un día antes se designó a la comisión que tendrá su cargo elaborar elproyecto de reforma del Código Penal.En marzo, la Presidenta presentó el anteproyecto de Reforma del CódigoCivil y Comercial, que es sin duda –como ella lo dijo– un salto cualitativo,cuyo objetivo “es asegurar la libertad y la dignidad de las personas paraelegir en el marco de las leyes su forma de vida”.Estas nuevas leyes y los ambiciosos proyectos hacen a la vida cotidiana de

    una sociedad y significan cambios culturales y reparaciones a la dignidad delas personas. Todas estas iniciativas tienen que ver, desde lo más profundo,con la igualdad.Esta realidad viene a confirmar uno de los datos más interesantes de lanovedad del kirchnerismo como movimiento social. Si algo identifica suproyecto de transformación –desde la asunción de Néstor Kirchner hasta lacoherente continuidad de Cristina Fernández– es, precisamente, la centrali-dad que le ha sido otorgada a la Política, a los Derechos y al Estado, comosostiene Eduardo Rinesi, en su inteligente búsqueda de una caracterizaciónde este fenómeno excepcional.Mucho se ha dicho sobre la recuperación de la política, que según el propioRinesi, había sido desplazada “por el poder de las corporaciones, el discursode los economistas y la estética de los medios de comunicación”. Tambiénresulta claro, a través del análisis de las políticas kirchneristas, que la alter-nativa nacional y popular ha recuperado el papel central del Estado, comogarante de las libertades y del desarrollo con equilibrio social.Pero junto a esa recuperación de la Política y del Estado, está la convicciónde la necesidad de concebir a los ciudadanos como sujetos de derechos,

    reparando lo que había sido atropellado o negado sistemáticamente.Es una continuidad de una concepción, que parte de la política de derechoshumanos, en su faz reparatoria de la política criminal de la dictadura, queel gobierno impulsó como una condición indispensable de la construccióndemocrática. Pero no se agota en esta perspectiva. Sólo recordemos la in-corporación de cientos de miles de personas a los beneficios jubilatorios; larecuperación de los derechos laborales que habíamos perdido; la AsignaciónUniversal, que reconoce derechos fundamentales como el de alimentar yeducar a los h ijos; el establecimiento del matrimonio igualitario, la muertedigna, la identidad de género, la reforma de los Códigos Civil y Comercialy del Código Penal, fundamentan esa centralidad de los derechos en la ca-racterización del kirchnerismo, en el marco de este proyecto igualitario enlibertad y democracia. Ayer peleamos por la libertad, ahora vamos por laigualdad, ha dicho la Presidenta.Los hechos denotan un contenido ideológico innovador, que en definitivaes lo que atrae, crea esperanzas y que entra en contradicción con la miradade los que pretenden presentar al kirchnerismo como una mera “historiahecha de ambiciones, prebendas y manipulación de voluntades”.La novedad es la articulación –según Rinesi– de ideas, valores, categoríaso sistemas de interpretación que se nutren de distintas tradiciones. Enprimer lugar, de los grandes movimientos nacionales y populares, muyespecialmente del peronismo. De esa impronta particular de ampliaciónde ciudadanía, de incorporación de los postergados. Pero incorpora, a su

     vez, concepciones que vienen de la gran tradición republicana, que tantollenan los discursos de los que se rasgan las vestiduras ante la fuerza so-cial del populismo, pero que jamás las practicaron. Es falsa la pretensión deque el kirchnerismo sería ajeno e incluso hostil a esa tradición. Los hechosdestruyen el mito. “Yo quiero hablar de un Estado constitucional social, democrático y dederecho”, dijo la Presidenta. Estamos ante una revolución cívica, ante uncambio profundo de reconocimiento y ampliación de los derechos de lasminorías. No hay improvisación  ■

    Derechos

    Luis Rodeiro

    Portulano

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    Gaceta de crítica y cultura |  E 6

    creación. Y también un espíritu utopistaque ha sido motor de la historia del hom-bre. En ese enlace entre creación y vida,está la relación entre poesía y memoria.La poesía siembra memoria, rescata con-tenidos, sienta posición en el centro de lamatadura: lo humano.

    De máquinas y letras

    –¿Podés hacernos un breve relato desdelos días de trabajo en la fábrica, la nece-sidad de organizarse y dar la lucha enesas bases?

    Vengo de una familia de laburantes, deinmigrantes que arrastraban carencias yllegaron a poner el lomo para salir ade-lante, lo que fue una constante de nues-

    Jorge Boccanera acaba de cumplir 60años mientras tiene dos novelas iné-ditas en las que no puede trabajar todolo que quisiera, ocupando el tiempo enlas tareas del periodismo. Escribe poe-sía, ensayos, novelas y ha ganado pre-mios importantes como el de “Casa de lasAméricas” de Cuba en 1976 y “Casa de lasAméricas” de España en 2008. Además,canciones suyas fueron grabadas porMercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Alejan-

    dro del Prado y Raúl Carnotta.Cuando la ronda nos encuentra dispues-tos a comenzar la entrevista, habitan yaen “La Perla” esas palabras que eligió paracerrar su charla sobre Poesía Latinoameri-cana: “...la poeta cordobesa Glauce Baldo-

     vin habla de la libertad de gozar la liber-tad ; es decir, el esfuerzo por la libertad de

     vivir a fondo esa libertad”.

    –¿Es posible empujar un país mejor ha-ciendo poesía: escribiendo, editando, es-cuchando poesía?

    El poeta guatemalteco Luis Cardoza yAragón dijo: “Con mi imaginación pongo

    a trabajar otra imaginación”. De ahí lafuerza de la inventiva, la reflexión y losdiálogos que pone a circular el hecho crea-tivo. El paisaje mudo que nos propone elliberalismo, su discurso único va en direc-ción contraria al Rimbaud de la Comunade París y al Whitman de la consigna: “sime pierdes en un sitio, búscame en otro/En algún lugar te espero”. Los centros depoder proponen un individuo seriado,aislado, fragmentado, aturdido, alienado,

    despolitizado, lo que el escritor DardoScavino llama “la subjetividad enajenada”.Contra eso, el arte propone belleza, ver-dad y un modo de interpelar la realidad.Y por qué no, también solidaridad, ese“tomala vos, dámela a mí” de los potreros.

    –¿Qué relación existe entre la poesía y lamemoria colectiva, popular? 

    La memoria colectiva forma parte delimaginario colectivo sobre el que re-suenan nuestras acciones, nuestro ha-cer. En ese imaginario se sobreimprimeademás esa amalgama de percepciones,intuiciones e inventivas que llamamos

    »El que nace en un puertolleva el viaje puesto; el tema

    remite a enigma, aventura,imaginación«

    “La poesía sienta posiciónen el centro de la matadura: lo humano”

    Pan Comido, grupo de poetas de Córdoba

    Hace algunas semanas Jorge Boccanera estuvo en Córdoba participando en Habitar el grito, ciclo de charlas y rondas de poesía organizado en elEspacio para la Memoria y Promoción de los DD. HH. “La Perla”. En ese marco de compromiso con el futuro que vamos construyendo, conversa-mos con un poeta argentino que fue trabajador de fábricas, delegado sindical y desde muy joven sufrió el exilio.

    tra historia. Esos inmigrantes trajeronideas y reclamos que fortalecieron lasorganizaciones obreras y resonaron confuerza en la conciencia de mi generación.Era otra época. Hay una historia allí, la delmovimiento obrero argentino rico en ex-periencias de lucha y dirigentes lúcidos ysolidarios, un poco escamoteada. Cuandome exilié a los 24 años, ya había trabajadoen talleres metalúrgicos chicos y en unafábrica de botellas de plástico; también

    había hecho changas como ayudante decamionero y en un taller de fundición dealuminio. Trabajé además cinco años enla Junta Nacional de Granos, ahí ya memetí más en lo sindical, era subdelegadode una sección. Todo eso me influyó.

    –Entonces, ¿cómo se fue dando el pasede la lucha en las fábricas a la construc-ción de la militancia desde las FAL, unaorganización más de cuadros y con clarocompromiso con la lucha armada?

    La militancia estaba en el aire de la época.Mi paso por las Fuerzas Argentinas deLiberación fue fugaz. Alrededor de 1971,

    H .A v  e t   a . S  er i    eE  s  t   é   t  i    c  a s  d  e  d  e  s  e  c h  o s  .

    F  o t   o  gr  af  í    a , t   om a d i   r  e c  t   a .

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    Era 1976 y los medios de comunicación hablaban de  pronunciamientomilitar  y en La Perla, edificación militar ubicada en un bucólico pre-dio del Tercer Cuerpo (a un costado de la autopista que une la Capital conVilla Carlos Paz) se había inaugurado un lugar de reunión de detenidos.Allí, los recién llegados eran interrogados en la parrilla, mediante el uso de

    estrategias varias que incluían el uso de la margarita y luego eran acompa-ñados a una antigua cuadra donde permanecían acostados, en una colcho-neta y en silencio, durante días, meses o un poco más.Los militares crearon un lenguaje para nombrar lo innombrable: campode exterminio; sala de tortura, picana, supresión de la identidad, asesinato.Ni tan siquiera pudieron pronunciar el apellido de sus enemigos y lo re-emplazaron por códigos numéricos. En La Perla, nadie se llamaba por sunombre; ni siquiera ellos, que usaban apodos.Pero no conformes con la eliminación física de sus oponentes, los mili-tares decidieron enviar al territorio del destierro las siglas de los partidospolíticos; prohibieron nombrar las organizaciones revolucionarias a lasque se aludía como organizaciones terroristas y cebados en su omnipoten-cia pretendieron matar las palabras y los pensamientos.Así fue que un 29 de abril de 1976, Luciano Benjamín Menéndez, jefe delIII Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba, ordenó una quema colec-tiva de libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García Márquez,Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry, Galeano.

    Los argumentos fueron presentados por el mismo Menéndez de manerasimple: “ A fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas[...], para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos”.Alguien le habrá contado al general lo que dicen muchos lingüistas ysemiólogos, acerca de que el lenguaje crea realidad y solo existe lo que se

     puede nombrar, y él lo creyó a pie juntillas.Este abril, 36 años después de la grotesca acción incendiaria de Menéndez,el colectivo de jóvenes Pan Comido lanzó un desafío para desagraviar laspalabras: citó a los poetas en La Perla, hoy centro de la memoria. Y así ellugar se pobló de escritores, consagrados, noveles y de quienes, sin ser niuna cosa ni la otra, no se quisieron perder el privilegio de estar presentesen la audaz empresa de habitar con la lírica el lugar del horror.Glauce Baldovin, la mayúscula poeta cordobesa, quien batalló con las pa-labras mientras tuvo aliento y luchó por la aparición con vida de su hijoSergio, secuestrado a la salida del cuartel en el que hacía el servicio militarobligatorio, fue la musa inspiradora. Ella que pidió y exigió habitar el grito hubiera estado feliz de ver que finalmente alguien/algunos/unos cuantos/

    muchos siguieron su ejemplo y decidieran vindicar el lenguaje en el lugarpreciso en que se desaparecieron los nombres propios, los sustantivos y la vida.Ella supo escribir un bello poema dedicado al padre de sus hijos, dondele decía: “El volcán se apagó/ volvieron los ríos a su cauce/ la lava fue ab-sorbida por la tierra por las piedras./ cicatrizaron las heridas y la piel/ hacrecido nuevamente/ envejecida pero vigorosa./ Tú no te engañas, sabio búho que miras/ con fijeza adentro de la noche./Nada ha dejado de bullir/ la memoria brilla/ afilada como una espada”.Y la memoria sigue brillando y los eufemismos no han podido con ellapor más que haya habido que esperar más de 30 años para que los excesos fueran crímenes y finalmente un diario titulara “La Perla se llenó de poe-sía” y fuera cierto ■

    conocí al médico Lucho Aguirre, “Tato” ya Sergio Schneider, que lideraban uno delos grupos de la organización. Para 1970la FAL, que había surgido una década an-tes, tenía ya un militante desaparecido,Alejandro Baldú, a quien algunos inves-tigadores consideran el primer detenidodesaparecido de la represión contra la lu-cha armada. En agosto de 1972 –yo estabaen la colimba– cayó la cúpula por unadelación, quedamos en desbandada. Delas FAL me había interesado la propuestade estrategia a largo plazo, formación decuadros, acciones de acumulación y des-gaste, el trabajo de los frentes de masas yel trabajo sindical.Pero en la coyuntura prevaleció la opciónarmada y la verticalidad en la toma dedecisiones. Así que buscando una opciónfrentista me acerqué al FAS –siempre res-peté mucho la figura de Tosco– y luego

     volví al trabajo gremial. Paralelamentecon un grupo de trabajadores formamosel grupo literario “El Ladrillo”; hacíamosactos culturales, editamos revistas y li-bros. Uno de los primeros fue El canto delas fábricas, de Oscar García, obrero deuna fábrica de cartón corrugado.

    –¿Fue casi en simultáneo el camino detrabajar en una fábrica y empezar a cons-truir el oficio de poeta y periodista? 

    Escribo desde los 10 años, y era un lectorfebril de todo lo que caía en mis manos,no sólo de libros, sino de revistas de his-torietas. También me acercaba a la genteque contaba historias. Mi madre recuer-da esos tiempos de infancia cuando enel puerto de Ingeniero White, en BahíaBlanca, yo permanecía horas con los

     viejos que remendaban redes de pescar.Yo era chico, quizá no entendía mucho,pero igual escuchaba. En cada rostro delpuerto –marineros, pescadores, estiba-dores, forasteros– había una historia;cada rostro me contaba un cuento. Un

    pibe, en un puerto, tiene el bocho llenode preguntas. Esa podría ser una hipótesisdel oficio que me dio sustento hasta hoy,el periodismo. Ese mundo de marineros,

     vitroleras, músicos, gente en la calle y enlos bares; y sobre todo el sonido de las dis-tintas lenguas que escuchaba. El que naceen un puerto lleva el viaje puesto; el temaremite a enigma, aventura, imaginación.Esa atmósfera seguramente tuvo y tieneinfluencia en la poesía que escribo.

    –Hay un trabajo muy interesante tuyoque se condensa en el libro Tierra queanda, compilación de historias de escri-tores que sufrieron el exilio.

    El exilio es uno de los temas pendientesen Argentina. Hay escasos libros quetraten el tema y algunos se quedan enla estadística, las cifras, y no indagan eldesacomodo humano, la “dislocadura”–uso una palabra de Tununa Mercado–que conlleva el destierro. En el libroque citás traté de armar un mosaicosobre el destierro con las voces de losescritores que lo vivieron.Exiliarse a los 24 años no es lo mismoque tener que irse cerca de los 50, comomuchos de los escritores que están en Tierra que anda. De modo que, si bienel hecho trae una carga desgraciada,fue también un aprendizaje, me nutrióen una etapa de formación.

    Libertad absoluta

    –En una entrevista dijiste que des-creías de lo que se nombra como “es-cuelas de poesía” y reivindicaste la no-ción de “libertad de trabajo”. 

    Me refería a esas líneas ortodoxas queen las primeras décadas del siglo XXllegaban de los “ismos” europeos. Porsuerte nuestros poetas fundaciona-

    les –Girondo, Vallejo, Neruda, Tuñón,Cardoza y Aragón– debatieron el temay nos legaron, más que determinadalínea, una libertad de creación. A esome refería. Que cada cual eche manoa las herramientas que mejor vengana su hacer. En la más absoluta libertadporque, como dijo alguien, la poesíano está para servir, no le hace los man-dados a nadie. Esto vale también paracontrarrestar planteos esquemáticosrespecto al dilema claridad–hermetis-mo. La poesía rompe el continuo lógi-co y toma caminos distantes del meroproselitismo; al trabajar con imágenes,correspondencias subterráneas y zonasa veces oscuras, es resbalosa a los en-casillamientos fáciles. Lo que no niega

    para nada la mirada crítica del artista.–Has vivido y escrito atravesando va-rias décadas: ¿cuál es tu mirada acercade la poesía argentina actual? 

    Nuestra poesía se caracterizó siemprepor la diversidad de voces, ese rasgoque le dio un lugar sustancial en elmapa latinoamericano. Lo interesantede la producción actual es la cantidadde poetas y ese abanico de expresionesdisímiles que van desde búsquedas afondo hasta aquellos que no se compro-meten ni con su propia imaginación. Eltiempo hará la decantación ■

    Eufemismos

    Liliana Arraya

    Boccanera en La Perla (Foto: Jeannette Ujueta).

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    que aun están excluidos de su comunidad.Estos rasgos que definen a la Universidadcomo un espacio político, social y cul-tural sustancial y significativo se han idoconstituyendo a lo largo del tiempo y ensimultaneidad en diferentes acciones quefueron construyendo su identidad comoinstitución pública.

    La institución ha asumido este trabajo

    de memoria colectiva con responsabi-lidad y creatividad, imaginando a la con-memoración como un acontecimientoparticipativo y transformador que puede

    consolidar y ampliar la pertenenciainstitucional, los lazos de solidaridady el compromiso social y político conla sociedad a la que pertenece. Se haestablecido para ello un programa deactividades académicas, culturales, de-portivas y artísticas que se extenderándurante los 400 días previos a la fechade la fundación, comenzando en mayode 2012. Esas actividades y publicacio-

    nes están siendo planificadas con laparticipación activa de los diferentesactores de la comunidad universitaria yde la comunidad en general y buscaránrepasar y reconstruir los acontecimien-tos, los símbolos, los personajes, lasluces y las sombras de esta larga his-toria. Serán 400 días para celebrar los400 años de la UNC y para construirtambién, y en conjunto, los desafíos, lasdeudas y los retos que la comunidad dela que somos parte y las generacionesfuturas nos proponen. 400 días paracelebrar, encontrarnos y festejar contoda la comunidad. 400 años para a-frontar los desafíos de continuar cons-truyendo un espacio de pensamientocrítico, plural y emancipador. 400 años

    para pensar y debatir la UniversidadNacional de Córdoba hoy, la universi-dad pública, la universidad de todos ■

    Ignorancia

    “Olé, olé, olé, olá, ahí viene Chaca por el ca llejón, matando judíospara hacer jabón”. A raíz de estos cantos antisemitas, la Aso-ciación del Fútbol Argentino decidió sancionar a Chacarita con la pér-

    dida de un punto y una posterior sanción económica.“Esta decisión es un precedente muy importante de que el racismo yel antisemitismo tienen su precio y es un ejemplo que voy a utilizar enEuropa”, aseguró Simon Samuels, director de Relaciones Internacio-nales del centro Simón Wiesenthal. El austríaco, que le da el nombrea la organización, ayudó a llevar a la justicia a más de 1100 criminalesnazis. Sobrevivió a varios centros de concentración y perdió a más de89 familiares en el horror del holocausto.La historia se repite como tragedia en los estadios de nuestro fútbol.Podríamos multiplicar los casos de racismo y xenofobia que contami-nan al grueso del habitante medio de las tribunas.En el año 2010, el gobierno boliviano elevó una protesta ante su par ar-gentino, por los reiterados actos discriminatorios y específicamente enel partido disputado en Avellaneda entre Independiente y Boca. Allí,los hinchas locales portaron banderas del hermano país, pretendiendoagraviar a sus rivales. Es una moneda corriente utilizar el mote de “bo-lita” o “paragua” para descalificar o estigmatizar a ciertos hinchas.

    El árbitro de aquel partido fue Sergio Pezzota, que no debió comenzara disputar el segundo tiempo.La práctica encubre una profunda ignorancia de las raíces latinoame-ricanas que nos conforman como patria grande.Bolivia ha consagrado una constitución pluriétnica que es un ejem-plo a la aceptación de cada una de las comunidades indígenas. Vastossectores de la clase media autóctona reivindican los orígenes europeosque conforman a los habitantes de nuestra sociedad.Un análisis realizado por Daniel Corach, profesor de la cátedra deGenética y Biología Molecular de la UBA, indica lo contrario. La iden-tidad genética de los argentinos está conformada por una mixturaclaramente mestiza. De la población actual, el 44% desciende sobretodo de ancestros europeos, pero el resto –la mayoría– tiene un linajeparcial o totalmente indígena. Duro debe ser constatar para estos sec-tores medios habitualmente conservadores que no bajamos solamentede los barcos, sino también de las tolderías.El problema se agrava al constatar el silencio cómplice de los medios

    de comunicación. Se estimula el desconocimiento y la impunidadfrente a la violencia simbólica típica de estos actos.Nadie está exento de este flagelo. En el mes de abril del año 2005, Ta-lleres recibía a Gimnasia de Jujuy. El partido se disputó un jueves por lanoche. Parecía un encuentro más hasta que unas banderas empezarona flamear en la tribuna local. Llevaban los colores del anfitrión y en elcentro impresas cruces esvásticas. El partido continuó su curso nor-mal. Las autoridades competentes de la AFA condenaron los hechos,amonestaron a Talleres y lo sancionaron económicamente.El Inadi inició una causa judicial y la policía cordobesa buscó respon-sables. Días después se supo que dos menores de edad eran los por-tadores de las banderas. Según el padre de uno de ellos dijo que lallevaban “porque daba suerte” ■

     Mariano Marchini 

    PRINCIPALES ACTIVIDADES HACIA LOS 400 AÑOS DE LA UNC

    ■ Culturales

    Concurso y muestra “Graduarte multiespacio de expresión”

    Exposición de la Muestra “De la recuperación democrática a la generación del Bicente-

    nario. Historia reciente del movimiento estudiantil”

    Concurso de Murales “La historia del movimiento estudiantil en la UNC”

    Concurso nacional de composición para guitarra solista y orquesta

    Concurso de Ensayos: “El manifiesto como legado y como llamado para una nueva uni-

    versidad: perspectivas estudiantiles”

    Concurso de cortometrajes audiovisuales “Historia del movimiento estudiantil en la UNC”

    Concurso Fotográfico “Ir a nuestras uni versidades a vivir, no a pasar por ellas”.

    ■ Científicas

    Feria de Ciencias de la UNC

    Concurso Tecnoemprendedores 400 años

    Becas de Doctorado para Docentes de Universidades

    Subsidios de I+D 400 años de la UNC

    ■ Publicaciones

    Libro conmemorativo “400 años de la UNC” Tomos 1 y 2

    Libro “Historia de las facultades y de los colegios preuniversitarios de la UNC”

    Libro “400 años formando p rofesionales. La UNC en Cifras”

    Libro “400 años de investigación en la UNC”

    Libro Diseño de la imagen actual de la UNC

    Libro: “Monserrat: 325 años”

    ■ Académicas

    Inauguración de la Restauración y Puesta en Valor del Pabellón Argentina. Proyección

    audiovisual (2D y 3D) sobre el Edificio e Inauguración Plaza Institucional en Ciudad Uni-

    versitaria

    Designación de Egresados Distinguidos de la UNC

    Museo Viajero: Un recorrido por la diversidad

    Campaña “400 donantes por los 400 años de la UNC”

    Primer Congreso Nacional del Deporte Universitario

    Espacio de promoción y actividades lúdicas para la donación de plasma

    Estudiantes voluntarios por los 400 años

    Se ha desarrollado una página

    web para acceder a la infor-

    mación de estas y otras activi-

    dades, acceso a documentos

    sobre la historia de la UNC.

    Además, allí se pueden com-

    partir anécdotas, fotos y relatos

    sobre la vida universitaria de to-

    das las épocas. Los invitamos a

    visitar www.400.unc.edu.ar

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    Trascender es el fin de los hombrespara no caer en el ocaso del olvido. La

    búsqueda de la trascendencia movilizó alos grandes creadores alrededor del mun-do. La trascendencia produjo náuseas aSartre y desveló a Luis Alberto Spinetta, aVan Gogh, a Cortázar, a Chaplin, e imagi-no que hoy alimenta las noches de insom-nio de Woody Allen. Pero trascender noes solo ser reconocido en un momento,en un lugar. Trascender es generar unamella en el acervo cultural popular. Ha-cerse un hueco. Y una vez que se está allí,en ese lugar donde solo llegan unos po-cos, el sentido máximo de trascendenciase produce cuando otros creadores se venmovilizados por esa obra. El efecto conta-gio lleva a otros a crear, a transformar o a

    llevar a otros formatos y soportes la obrade ese autor original. Resignificar, y volvera poner de moda una obra, una figura, estrascender. Eso logró en estos últimos 70años el español Miguel Hernández.

    Miguel Hernández murió a los 31 años enla enfermería de la prisión de Alicante alas 5.32 de la mañana del 28 de marzo de1942, víctima de tuberculosis. El cáncerde la época. Miguel estaba en prisión porhaber luchado contra Franco en la GuerraCivil española. Tenía 26 años cuando seenlistó en el ejército republicano. Amigoentrañable del chileno Pablo Neruda y delsevillano Vicente Aleixandre, Hernándezdejó una obra vastísima, alimentada sobretodo después de su muerte. La figura del

    poeta alicantino rompió las barreras deEspaña, llegando a ser una de las piezasfundamentales de la poesía y literatura encastellano. También rompió las barrerastemporales y su obra y su figura ha inspi-rado a muchísimos músicos a lo largo deestos años.A 30 años de su muerte, allá por 1972,un joven Joan Manuel Serrat edita su no-

     veno disco “Miguel Hernández”. Un disco

    histórico e imprescindible. En aquellaocasión visitó a la viuda de Hernández,Josefina Manresa, para enseñarle una gra-bación y ver si le daba la venia, y se encon-tró con que la señora no tenía tocadiscos;Joan Manuel le compró uno para reme-diar el problema y doña Josefina no sólole dio permiso, sino que le otorgó su ben-dición. En este long play   Serrat musica-lizaría versiones de poemas como  Menostu vientre, Nanas de la cebolla o Elegía, in-discutibles obras cumbre de la lírica espa-ñola. Muestras ilustres de la pluma pun-zante de Hernández. Nanas en su vientre,por ejemplo, fue escrita en la cárcel alrecibir una carta de su esposa donde re-lataba que sólo tenían pan y cebolla paracomer. Para la libertad  es quizás la can-

    Cantarcomo Miguel

    Gonzalo Puig

    Setenta años después de su muerte las letras del español Miguel Hernández siguen vivas, no solo en sus poe-mas sino también en la canción popular hispanoamericana. Combatió al franquismo, vivió tan solo treinta yun años y su legado es inmenso. Joan Manuel Serrat y Víctor Jara, entre otros, lo homenajearon con su obra.

    »Cantautores, raperos yrockeros mantienen viva la

    obra de Miguel, y al resignifi-carla atraviesa la muerte con

    herrumbrosas lanzas«

    H .A v  e t   a . S  er i    eE  s  t   é   t  i    c  a s  d  e  d  e  s  e  c h  o s  .F  o t   o  gr  af  í    a , t   om a d i   r  e c  t   a .

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    ción emblema de este disco. Un poema/canción libertario, incendiario, peligrosopara los tiempos de la España franquis-ta. Peligroso para cualquier cerrazón dederecha. “Para la libertad sangro, lucho

     y pervivo” . Así vivió su vida Hernández,así lo reflejó Serrat. El encuentro de dosgrandes de la cultura, el catalán volvióa homenajear a Hernández con el disco“Hijo de la luz y de la sombra”.

    En 1971 Víctor Jara graba El niño yunteroen el disco “El derecho de vivir en paz”de 1971. El poema elegido por Jara es unpedido de levantamiento a los obreroscampesinos. Un canto a la revolución yla lucha por la libertad. En su último pá-rrafo concluye: “Que salga del corazón / delos hombres jornaleros / que antes de serhombres son / y han sido niños yunteros” .En el año 2001 se editó un disco póstumodel chileno, en el cual se incluye Vientodel pueblo, de Miguel Hernández. No escasual que en los últimos meses de su vidareleyera obras de Hernández, un poetaantifascista. A Jara le gustaba su poesía,porque compartía sus ideas y sentimien-tos. En el alma del cantante chileno se

    grabó la poesía de Hernández “Viento del pueblo me lleva...” . Una canción que ex-presa la firmeza del espíritu del cantante/poeta, su emocionada lealtad a los com-pañeros y a la causa del pueblo.

    No solo los cantautores reconocidos porsu compromiso político han homena-

     jeado a Miguel Hernández. En 2010 y alcumplirse el centenario del nacimientodel poeta, el rapero español Nach lanzóel tema Hoy converso con Miguel . Nach esun MC, cuyas letras tienen un alto con-tenido social, con fuertes referencias a lahistoria y la cultura española y universal.La canción fue elegida por la UniversidadMiguel Hernández de Elche para con-memorar el centenario del nacimiento del

    poeta oriolano. Dice Nach en su estribillo:“Él se llama barro, aunque Miguel se llame / sentado sobre los muertos el alma se re-lame / es su sino sangriento afilado haciael papel / yo navego entre sus versos, hoyconverso con Miguel.Vientos del pueblo le llevan hasta el últimorincón / es vecino de la muerte y le sobrael corazón.Voz de campesino, su sangre es un caminocruel / yo navego entre sus versos, hoy con-verso con Miguel” 

    A esta iniciativa de Nach se le suma elintento del Ministerio de Educación espa-ñol de acercar a los jóvenes a la lectura a

    En el siglo XVII fueron muy apreciadas en Europa las láminas con ilus-traciones de plantas y animales (especialmente insectos) pintadas conmaestría por artistas de la época. Hubo pintores que se dedicaron casi conexclusividad a pintar esos motivos, por ejemplo la pintora alemana Maria S.Merian. En 1679 Merian publicó la primera parte de su libro Raupenbuch (ellibro de la oruga). Este libro contiene textos y grabados donde se describendiversos tipos de orugas. En cada grabado se muestra una planta con flores,a su alrededor están representadas las distintas fases de la metamorfosis deuna oruga en mariposa.Según las propias palabras de la artista, el propósito de sus dibujos era glori-ficar y exaltar la belleza de la obra de Dios que se reflejaba hasta en las más

    pequeñas criaturas. Estas ideas religiosas fueron muy populares en la época.Pero si bien los dibujos intentan ser fieles a la naturaleza, los arreglos sonartificiales, esa disposición simétrica de los insectos alrededor de unas florespoco tiene que ver con el hábitat de las orugas. Merian, como cualquier pin-tor, disponía de sus modelos de la manera en que le parecía más apropiada,sin importarle si así se encontraban en la naturaleza.Es interesante comparar uno de esos dibujos con alguna fotografía de unaoruga como las que podemos encontrar en cualquier enciclopedia. Una fotoluce, por supuesto, más parecida al original que cualquier dibujo; pero nonecesariamente es superior por eso. En el dibujo el insecto aparece aislado deuna manera particular, el artista resalta los detalles que todos queremos ver:los colores vivos, las delgadas extremidades, las antenas, las simetrías de losdiseños en las alas de las mariposas.Merian no fue la primera en observar la metamorfosis de la oruga ni tam-poco la primera en dibujarla, pero fue la primera en darle el encanto y ladelicadeza a esos dibujos que la tenían como tema central. Su libro no estabasólo destinado a los expertos en biología sino a un público general, ella se lodedica a los “exploradores de la naturaleza, pintores artistas y amantes de los

     jardines”.Cuando el libro fue publicado, sus lectores se habrán sentido atraídos porlos insectos allí descriptos. También habrán creído que al leer ese libro eranparte de lo nuevo de la ciencia, del progreso y el futuro. Otros, quizás losmismos, habrán compartido las creencias religiosas de Merian. Esas moti-

     vaciones han desaparecido. Si queremos conocer algo acerca de la metamor-fosis de la oruga es mejor consultar algún libro moderno. Las motivacionesreligiosas de la obra suenan extrañas, me arriesgo a decir que incluso paralas personas religiosas del presente. Sin embargo el encanto de estos y otrosdibujos similares persiste, como se puede observar en las librerías de usadosde Europa en donde las hojas con dibujos de plantas e insectos de las enci-clopedias viejas se venden sueltas. Muchas veces son enmarcadas y usadascomo decoración. Ese interés es un recordatorio (simple y elemental) de lasmúltiples interpretaciones y del extraño destino que puede tener un libro.Ahora esos dibujos tienen el encanto de lo antiguo; al mirarlos, creemospercibir algo de la vida en esa época. Eran los tiempos de los grandes co-leccionistas europeos de objetos de arte, especialmente pinturas, animales,plantas o minerales exóticos, muchos de ellos llevados de las colonias enAmérica, África o Asia. Una época a la que hemos aprendido a mirar con

    desconfianza, cada una de esas colecciones puede tener detrás una histo-ria cruel de muertes, esclavos y robos. Pero también esas grandes coleccio-nes nos recuerdan a otras más pequeñas. Un niño clava con alfileres en uncuadrado de telgopor algunas mariposas, escarabajos y langostas. Los ordenacon entusiasmo y paciencia, sin sospechar que la colección no tardará endispersarse en los albores de la juventud.Hay obras en las que parece que su creador, desde un primer momento, sepropuso hacer algo importante, ya sea por el tema elegido o por las propor-ciones del trabajo. Hay otros casos en los que parece que la obra fue hechasin pretensiones y a la vez con un enorme cuidado en su composición. Losdibujos de Merian pertenecen a esta segunda clase. No parecen estar pensa-dos para ser un hito en la historia de la pintura; mucho menos en la historiade la ciencia. Parecen ser, en cambio, humildes y refinados herederos de laspinturas rupestres.

    El libro de la oruga

    Sergio Dain

    través del rap. El año pasado se realizóel festival “ MH in the House”, dondetrece participantes (individuales y gru-pales), tomaron poemas de “El rayoque no cesa” de Hernández y rapearonen vivo.

    De este lado del río, los uruguayos dela Vela Puerca dedicaron su segundodisco “De Bichos y Flores" (2001) a la

    figura del poeta español y han introdu-cido algunos pasajes de su poesía en al-gunos de sus temas. Por ejemplo al finalde Sanar , tema incluido en el disco ElImpulso de 2007, puede escucharse elrecitado “Tristes Guerras”. Y en su úl-timo disco “Piel y Hueso” incluyen enla canción Y así vivir , un fragmento delpoema “26” del libro “El rayo que nocesa”: “Vienen de los esfuerzos sobrehu-manos / Y van a la canción, y van a beso

     / Y van dejando por el aire impreso / Unolor de herramientas y de manos”.

    En Argentina, la bajista, compositora ycantante María Eva Albistur homena-

     jeó a Miguel Hernández en su primerdisco ̈ Insomne¨ del año 2001. Por esosaños María Eva vivía en Madrid dondeforma-ba parte de la banda de JoaquínSabina durante la gira mundial “19 díasy 500 noches”. Sabina le prestó su estu-dio para grabar el disco en el cual inte-gró el poema Barco Negro basado en elpoema 22, compilado en “Cancioneroy romancero de ausencias”. El BarcoNegro de Hernández reza: “Cada vezmás presente / Como si un rayo raudo tetrajera a mi pecho / Como un lento, rayolento. / Cada vez más ausente / Comosi un tren lejano recorriera mi cuerpo /Como si un negro barco, negro.” 

    Las poesías de Hernández se han amal-gamado perfectamente a lo largo del

    tiempo a los ritmos musicales que su-pieron recibirlas. Y el paso del tiempoha alimentado a las nuevas generacio-nes con los cantos testimoniales de estepoeta. Si no hubiera sido por aquellosque se toman el t rabajo de volver sobresu obra, quizás se hubiera perdido. Dehecho, mucho tuvo que ver su amigoVicente Aleixandre, para poder editarmuchos de sus escritos luego de su jo-

     ven muerte. Después de eso, el trabajode Joan Manuel Serrat y Víctor Jara,para llevar sus poemas a otro nivel. Através de sus canciones, su obra fue re-cibida por otros públicos y auditorios.

    Las letras rojas, los cantos al pueblo yla esperanza libertaria de Hernández

    siguen vivas. Se perpetúan más allá delos tiempos y los continentes, cuyasfronteras se aúnan contra el flagelo delas botas que todo lo han matado. For-man parte de la memoria de los pueb-los. Cantautores, raperos y rockerosmantienen viva la obra de Miguel, y alresignificarla atraviesa la muerte conherrumbrosas lanzas, como la obra desu admirado Federico García Lorca.

    Hernández fue un poeta de armas to-mar, pero con el corazón sensible a lostiempos que le tocó vivir. Sus poemashoy son canciones en la voz de otrosque pre-gonan por lo que él luchó ■

    Abajo: el poeta Miguel Hernández

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    Gaceta de crítica y cultura |  D 12

    El presente: entendido como actualidadpolítica, nuestro presente, y quizá to-dos los presentes recientes que pueblan elpasado, reciente también, desde que existela prensa por lo menos, parece el ámbito“natural”, el espacio de operaciones, del re-lato mediático. Sea. Filosofía y política exis-tencial. Merleau-Ponty, Sartre y los debatesargentinos  de Leonardo Eiff, le disputa unlugar al presente dominado por el relatomediático. Y pretende disputárselo  filosó-

     ficamente. A partir de un pensamiento fi-losófico anclado en casos concretos: unofrancés y otro argentino. Filosofía y políticaexistencial , entonces, en términos genera-les nos muestra cómo la filosofía puede –ydebe– situarse, como puede hundirse en elpresente. Cómo la filosofía puede –y debe–,

    lo diremos apelando a una imaginería en-ternecedora, meter las patas en la fuente delpresente.

    ¿Cómo hablar filosóficamente del presen-te? Este tejido general le permite al autor

     vincular a Sartre y Merleau-Ponty por elderecho. Por el revés: esa misma preguntaincluye en el mismo tejido a unos cuantosargentinos, la generación de Contorno, conel foco puesto en el impacto del peronismoen la vida intelectual argentina. Y el librositúa esta pregunta sobre un espacio detres dimensiones: la filosofía, desde ya, lahistoria y la política (el gran acelerador delo intelectual). Y pone en foco textos entra-mados por la urgencia política de interve-nir en el momento histórico: la coyuntura.

    En Francia tenemos las figuras de Sartre yMerleau-Ponty contorneadas por el exis-tencialismo, esa corriente intelectual queplanteaba la necesidad de construir unafilosofía del presente a la luz de lo aconte-cido en Europa por el impacto de las gue-rras mundiales, las guerras ideológicas,las coloniales, el impacto de la Revolucióncubana en Europa y en nuestra América.Figuras que vectorizaron sus textos en unadoble dirección: una reflexión filosóficasobre la política y en la sincronía sobrela historia. En cuanto a la Argentina, Eiff pone la bala en lo que se identificó comouna generación de parricidas, la de la re-

     vista Contorno, título que de algún modo

    es una traducción al castellano porteñode Les temps modernes. Porque Contorno,también, como Les temps modernes trenzóla filosofía con las vicisitudes de la actua-lidad y porque sus integrantes leyeron conatención los postulados de la filosofía e-xistencial francesa encarnada por Sartrey Merleau, y la idea de la responsabilidadpolítica de la filosofía y la literatura, la res-ponsabilidad intelectual.

    La reconstrucción del recorrido filosófico–político y la disputa entre los pensadoresfranceses constituye el núcleo de la pri-mera etapa del libro. Sin embargo, más alláde la exposición sumamente didáctica (ellibro de Eiff nació al calor de un seminario

    dictado en la UNGS), la figura de Merleau–Ponty ocupa aquí un lugar fundamental,radicalmente diferente al que destacan suslecturas más contemporáneas. A contrape-lo de la lectura lefortiana, por ejemplo, enla que los textos políticos de Merleau–Pon-ty son analizados como textos de época, adiferencia de sus ensayos filosóficos queson los que marcarían su itinerario, Eiff en-cuentra en aquellos textos las claves de unateoría política singular. Una teoría políticaque pretende anudar la elaboración teóricay el llamado de la coyuntura. Es en esostextos, supuestamente de época, dondepodemos advertir que lo político paraMerleau es justamente la reunión de la fi-losofía y el acontecimiento. No se trata porlo tanto de comentar hechos políticos a luzdel análisis merleau-pontyano, sino de ilu-

    minar el encuentro entre la radicalidad fi-losófica y la experiencia de lo público. En elmarco de la exposición del debate entre losdos pensadores y la lectura erudita de losescritos de ambos en el contexto políticode la época, el cruce que propone Eiff per-mite entrever la novedad radical del pensa-miento político merleau-pontyano: buscaruna definición de lo político que permitaal mismo tiempo comprender la violenciay desear la libertad. La lectura propuestade las intervenciones de Merleau ancla sunoción de lo político en la pluralidad hu-mana, allí donde el carácter contingente dela acción política le quita toda legitimidadtrascendente al Poder. Por ello, Merleau–

    Ponty formaría parte de esa corriente delpensamiento político inaugurada por Ma-quiavelo que pretende reponer la primacíade lo político y revitalizar la vida pública.Un pensamiento donde lo político comocontingencia y conflicto habita la experien-cia histórica.

    La segunda etapa del texto aborda la gene-ración de Contorno  –que implicó unacrítica al espiritualismo como forma máselevada del humanismo burgués y la reivin-dicación de lo material; esto en el contextode la Argentina del peronismo clásico, cuyapolítica también se anclaba en lo material,en las necesidades de la clase obrera. Lapolítica peronista era concreta, inflexiónque seducía, ambiguamente, quizá, al tríoexistencialista integrado por Sebreli, Ma-sotta y Correas, que también buscaban loconcreto. La generación de Contorno llevóa cabo una lectura que cruzaba existencia-lismo, marxismo y pretendía hacer lascuentas mano a mano con el peronismo.

    El Sebreli de “Celeste y blanco”, el de Sur  –ese que es castigado en Dar la cara bajoel apellido de Sabul– es puesto en focopor Eiff y su libro demuestra la lectura pordemás parcial que hizo de Humanismo yterror  a la hora de leer la historia argentina.Porque no tomó en cuenta un elemento nu-clear del pensamiento merleau-pontyano:el marxismo, la filosofía de la historia. De

    esto desciende que la idea de una historiaargentina antinómica, y que en el momentode la escritura del artículo se concreta enla oposición personismo–antiperonismo,permanece en una generalidad.

    Masotta: Eiff lee Sexo y traición  y la ope-ración Arlt, pero lo más destacable es quenos presenta a un Masotta menos cono-cido, el del Movimiento Obrero Comunis-ta. Luego, el texto masottiano que más serescata es quizá “Sur   o el antiperonismocolonialista”, en donde se discute la irrup-ción de las masas en la historia argentina.Ahí la senda de Merleau-Ponty y Sartre está

    tan presente que para Masotta la historiaes necesaria y contingente; y entonces hayque pensar históricamente  el peronismo. Esdecir: no mirarlo como hecho maldito.

    Otro ejemplo de filosofar sobre el presenteel autor lo encuentra encarnado en  Moralburguesa y revolución de Rozitchner, que setrenza con la invasión de playa Girón porparte de los exiliados cubanos financiadospor EE. UU. Lo filosófico aquí se expresaen el intento de comprender el fundamentoético de la acción política. Y si de Leónse trata, Filosofía y política existencial  nosdepara una sorpresiva ausencia: la de lostextos de los hermanos Viñas. Sorpresivaporque los Viñas de alguna manera consti-

    tuyen la contracara del trío existencialistaen general y de Correas en particular: mien-tras Correas pensaba en una literatura de-sarraigada, sin tra(d)iciones para convocar,David, sobre todo, pensaba una literaturaanclada en las perspectivas de construcciónde una literatura nacional.

    Correas: un sartreano que recupera al Sar-tre que propone una concepción filosófico-existencial de lo literario y no solamenteuna politización de la literatura y que alargentino le permite postular una litera-tura en tanto empresa de disolución delmundo burgués. Allí Eiff pone en foco lasheterografías de Correas. Y en cuanto aesos textos que nexan literatura y filosofía,que se confunden con la experiencia exis-

    tencial (heterografías), el autor proponeuna categoría destacable: la de “peronismoexistencialista”. Porque Correas elegiría res-catar como objetos de culto a los seres des-preciados por la moral burguesa: al chongo,un cabecita negra. Tal como, pongamos, los“descamisados” fueron recuperados enfáti-camente por Evita.

    En definitiva: Filosofía y política existencial  es un texto útil para seguir pensando su contenido y que en la sincronía nos apurapara convocar nuestros propios espectros,poner los anteojos en la coyuntura del sigloXXI argentino. Y latinoamericano ■

    Las patas

    en el presenteRocco Carbone y Heber Ostroviesky 

    El tema de las "generaciones", y la relación entre intelectuales y política que esa idea sostiene, se ha reactualizado fuertemente –sin ningúnazar en la Argentina de la última década. Pocas de ellas (desde la del '37 a esta parte) han dejado su impronta de manera tan efectiva sobre esevínculo como la del llamado Grupo Contorno, y sus lecturas del existencialismo francés. La vigencia de ese legado, es discutida aquí por parte deotra generación (Barbeito, Carbone/Ostroviesky) que lee un libro de uno de sus contemporáneos (Leonardo Eiff), F ilosofía y política existencial.Merleau-Ponty, Sartre y los debates argentinos, con signos y valoraciones distintas. ¿Y qué, si no la polémica, es lo que determina la política, lasideas y sus despliegues en el tiempo?

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    En los últimos años la historia culturalde la Argentina ha experimentadoavances notables. Una masa ingente deestudios e investigaciones emprendidosen diversos puntos geográficos del país ha

     venido a dar por concluido el ciclo en elcual los derroteros del mundillo intelec-tual de Buenos Aires valían como defini-ciones de la cultura nacional. La atencióndispensada a numerosos y diversos circui-tos de intercambio cultural ha permitidorecuperar trayectorias intelectuales, publi-caciones, registros institucionales, eventosartísticos, en suma, auténticas “culturasinteriores” que yacían eclipsadas por elbrillo incandescente con que la Reina delPlata bendecía a quienes oficiaban de hijos

    dilectos suyos.

    Por más que se hagan esperar síntesis pa-norámicas, la creciente especialización yprofesionalización de los estudios históri-cos permite augurar nuevos descubrimien-tos. Se sabe, la genealogía es gris, paciente,meticulosa... El filósofo, cediendo a un im-pulso profético, ansía precipitarse en nue-

     vas e inesperadas totalizaciones; el gene-alogista, por el contrario, se concentra endetalles aparentemente insignificantes, enfiguras cubiertas por el polvo de los archi-

     vos, en deslizamientos casi imperceptibles.La vena sentenciosa del filósofo contrasta

     vivamente con la modestia verbal del ge-nealogista. Mientras aquél se apresura aconcluir, desbaratando la resistencia dela complejidad con la ajustada sintaxis deun fraseo armonioso, el genealogista, dis-ciplinado y prudente, endurecido por eldescenso a las catacumbas documentalesque testimonian la estrechez de nuestramemoria, despliega un empirismo la-cerante que, detalle tras detalle, anula losefectos opiáceos del canto incesante de lassirenas filosóficas.

    El libro de Leonardo Eiff, Filosofía y políti-ca existencial. Merleau-Ponty , Sartre y losdebates argentinos parecería querer avan-zar en la dirección de una genealogía, ya

    que el autor propone “pensar una filosofíadel presente”. Pero como tal propósito nose puede concretar sin desandar el caminopor el cual hemos llegado a ser y pensarcomo somos y pensamos, hay que decirque el resultado es otro: una crónica dealgunos debates intelectuales que ocu-rrieron en París y Buenos Aires, entre lafinalización de la Segunda Guerra Mun-dial y los primeros años de la Revolucióncubana.

    Cuestiones de método

    El libro de Eiff no tiene conclusión; enparte, esta carencia atenta contra la unidaddel conjunto. Después de ciento ochenta

    páginas de fatigosa lectura, se hace extra-ñar un balance general. Más aún cuandorecordamos que al comenzar se lanzaronpreguntas graves sobre la relación entre lafilosofía y la actualidad política y adver-timos que se consagra el último capítuloa bosquejar el perfil intelectual de CarlosCorreas.

    Los primeros tres capítulos –“Filosofía,guerra y política”, “El problema comunista:la revolución y los campos” y “La crisis delmarxismo”– reproducen con celo las alter-nativas del debate entre Sartre y Merleau–Ponty, haciendo terciar las posiciones deAlbert Camus, Claude Lefort y Simone deBeauvoir, entre otros escritores. Eiff con-

     jetura que en el origen de las diferenciaspolíticas que enfrentaron a ambos filóso-fos, existió un desacuerdo teórico relativoal modo de concebir las relaciones entrela conciencia y el mundo. Mientras Sartreurdía laboriosamente una antropologíamaterialista que colocaba al hombre enel centro de la historia, conquistando lalibertad por medio de la praxis, Merleau–Ponty rehusaba las declaraciones senten-ciosas y, anticipándose a Lévi-Strauss yFoucault, reformulaba los términos de laproblematización filosófica moderna alrelativizar el valor epistemológico de laescisión sujeto–objeto.

    Atractiva y reveladora resulta la recons-trucción del parentesco intelectual deSartre con Aron, por un lado, y de Mer-leau-Ponty con Weber y Lukács, por otro.Si bien el empeño de Eiff en comentardetalladamente cada texto que mencionapone a prueba la paciencia del lector, al-gunas indicaciones biográficas, detalleshistóricos y vituallas retóricas de antiguascontiendas discursivas –doctrina Zdanov,teoría del reflejo, filosofía dialéctica, casoBujarin, filosofía de la historia, marxismo-leninismo– estimulan zonas adormecidasde la memoria, invitando a saltar desdela actual simultaneidad espacio-temporalde la virtualización global hacia el tiem-po mesiánico de un mundo que parecía

    marchar hacia el s ocialismo.

    Con su análisis Eiff quisiera recuperarclaves conceptuales que posibiliten “pen-sar en pos de una idea colectiva de li-bertad”. Aparentemente incómodo consu pertenencia al conjunto de los “seresde clase media de un país periférico”, Eiff asocia la política con la invención, la con-tingencia histórica, la episódica violenciade una trompada en el Congreso y el rela-tivismo ideológico. De ahí su simpatía porun Merleau-Ponty que –contrastando conel siempre exaltadísimo Sartre– “se alejadel horizonte de la revolución socialistay propone construir una izquierda a-co-munista, no revolucionaria en el sentidoclásico, posliberal y posmarxista, que re-

     vitalice el parlamento”... Pero, justamente,por eso, contra eso, contra el aplazamientode la justicia en un debate camaleónico,¿no sigue siendo preferible, al menos parael hombre honesto, equivocarse con Sartreque tener razón con Merleau-Ponty? “Loque me gusta de mi locura –escribió Sar-tre al final de Las palabras– es que me haprotegido, desde el primer día, contra lasseducciones de la elite”.

    Desacoples existenciales

    Los últimos dos capítulos de Filosofía y política existencial –“Peronismo, moral

    burguesa y revolución cubana” y “Notassobre Carlos Correas”– bien podrían for-mar parte de otro libro. Ambos tratan deaspectos relativos a la recepción de Sartrey Merleau-Ponty por parte de algunos es-critores vinculados a la revista Contorno.Aunque Eiff recurre frecuentemente aexpresiones que designan una totalidadnacional –como “debates políticos argen-tinos”, “mundo intelectual argentino” o,sencillamente, “Argentina”–, en realidadsólo se ocupa de volver a transitar pasajesbien conocidos del batiburrillo intelec-tual que tuvo lugar en las inmediacionesde la Facultad de Filosofía y Letras de laUBA, entre mediados de los cincuenta ycomienzo de los sesenta.

    Uno de los rasgos un tanto desconcer-tantes de estos últimos capítulos reside enel cuestionamiento metodológico de Eiff a los enfoques construidos a partir de lateoría de la recepción. A juicio del autor,estos enfoques son demasiado mecánicos,reiterativos y proclives a menospreciar lacuota de originalidad de las produccioneslocales. Las razones, escasamente esbo-zadas, son atendibles; sin embargo, a lahora de definir una estrategia novedosa deaproximación a los textos, Eiff se inclinapor radicar la fuente del sentido de unaobra en la conciencia psicológica del “au-tor”, suscribiendo así un modelo de críticapropio del siglo XIX. Hay que salir de lahistoria de las ideas, nos dice, prescindirdel instrumental de la sociología de la cul-tura, olvidarse un poco del “campo intelec-tual” y de la “época”, para hacerle lugar a lasingularidad parlante del autor. Empujadopor este afán innovador, y al igual que lohiciera en los tres primeros capítulos, Eiff recurre a una técnica que hizo furor en laEdad Media: la glosa. De esta manera, Eiffrecorre textos de Juan José Sebreli, León

    Rozitchner y Carlos Correas.

    Pero las últimas páginas del libro nos de-paran pasajes de persistente intensidad.Eiff retrata la veta  genetiana del existen-cialismo de Correas que, amalgamandofilosofía y literatura en una misma expe-riencia, se orientó hacia el ejercicio unanegatividad sin concesiones gregarias.Emparejando la literatura de Correas conla de Néstor Sánchez y Osvaldo Lambor-ghini (ahí podría buscarse el origen del

     punk argentino), Eiff afirma que “los mal-ditos son seres solitarios, no hay comuni-dad en el mal”. La incandescencia de lasfiguras y escrituras abordadas en estas pá-ginas nos permite apreciar el libro desdeotro lugar. Eiff nos ha transportado másallá de la política, del estrellato mediático,de la rutina de las instituciones y de laproductividad incesante de los investiga-dores. Estamos en el conurbano cultural.Sin ánimo para encarar pensamientoscolectivistas, como se había propuestoal inicio del libro, unas existencias y es-crituras singulares nos dicen ahora queno somos el producto de fuerzas anóni-mas ni una construcción social. Despuésde todo, la fe existencialista en que nues-tra decisión importa, tal vez pueda avivarnuevos fuegos ■

    Nunca

    hicimos amistadesIgnacio Barbeito

    Filosofía y política existencialMerleau-Ponty, Sartre y los debatesargentinosLeonardo Eiff Editorial Universidad Nacional deGral. Sarmiento. Bs. As. , 2011

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    momento entre luminoso y posible-mente destructivo: hay una enumera-ción de instancias de la historia que elpueblo ha “aplaudido”, desde el Golpedel 76 hasta la reivindicación de las víc-timas del terrorismo de Estado, pasan-do por las leyes de Obediencia Debiday Punto Final y el indulto menemista.

    “Que muchas de esas cosas las diga el

    ‘malo’ de la película, en un contextoirreal, me pareció la mejor manera dearticular una provocación”, explica eldirector.

    “Provocación para intentar removerun poco el recubrimiento de mármolcon que parece estar cubriéndose granparte del relato que se quiere volverhistoria oficial, esa que tiene el sellode ‘verdad irrefutable’. Si en los juiciosde Alfonsín ningún guerrillero pudodecir que había sido guerrillero, y hoypara darle una pensión a un policía queperdió su trabajo porque fue secuestra-do acusado de ser guerrillero hay quedecir que ese hombre es un héroe por‘haberse negado a torturar’, algo anda

    mal en cuanto a lo que queremos quequede anotado en los libros de historia”.

    Hay una interlocutora del relato deRodríguez, una joven interpretada porElisa Gagliano, que se limita a escuchary hacer algunas preguntas pero que sereserva para el final un gesto definitivo,un símbolo del dolor que funcionacomo plataforma de pensamiento enesta película. Inmediatamente despuéshay un plano sobre un afiche que re-clama la aparición de Jorge Julio López,otro agujero negro del discurso oficialsobre los Derechos Humanos, y otro delos momentos polémicos de la película.Schmucler concluye: “Una de las pre-guntas repetidas en las entrevistas que

    me hicieron antes del estreno fue sicreía que la sociedad está preparadapara discutir estas cosas. Me parece deuna soberbia increíble la pregunta. So-berbia o francamente imbecilidad”.

    Durante las primeras proyecciones enel Espacio Incaa de Ciudad de las Artesel realizador se quedó a dialogar conel público. Allí fue, entre otras cosas,acusado de “chicanear” al GobiernoNacional con la toma de López, cues-tionado por poner a un personaje des-pojado de preocupaciones políticascomo centro de una narración emi-nentemente política y se le recriminóuna supuesta rehabilitación de la teo-ría de los dos demonios. Fue como si

    el filme empezara a recorrer el mismoderrotero desubicado de su protagonis-ta, como si esa pregunta que no tienerespuesta y que pocos se quieren hacer

     volviera a ocupar, por un instante, ellugar en que es requerida y rechazadaa un mismo tiempo. Consolidada ensu propósito de signo contradictorio yprovocador, La sombra azul  de SergioSchmucler proyecta algo que quizá noquerramos ver pero que es indispen-sable tener en cuenta para una consi-deración todavía más justa de la histo-ria. Una consideración de los agujerosnegros, de lo que esconden y de lo quepodrían hacer estallar ■

    Cuando un domingo cualquiera de un mayo tan poco francés (apesar del triunfo de Hollande) Jorge Robes Pierre Lanata enca-

    bezó la revolución francesa del periodismo argentino, con su men-tado y replicado #queremos preguntar, rodeado de los mas granadosy osados colegas, que como cortesanos a sueldo algunos y eunucos delpoder otros, emulaban la rebelión del país galo aunque sin guillotinarcabezas. Cuando reivindicaban el legítimo derecho a preguntar casicomo única herramienta para ejercer esta profesión, acaso no sabíanque acá en Córdoba, en esta misteriosa ciudad sin puerto, ostentamosel orgullo de tener el primer canal público de noticias de la RepúblicaArgentina y la primera señal de noticias 24 horas del interior del país.Pero también podemos exhibir con cierta vergüenza (ajena) que desdesu lanzamiento CBA24n nunca fue incluido en la grilla de la empresaCablevisión, perteneciente al grupo Clarín, a pesar de que la ley deServicios Audiovisuales lo contempla expresamente y que la JusticiaFederal le ordenara a la operadora de cable que así lo haga. Se cumplióel 1 de junio el primer año de censura ininterrumpida, de impedir

    deliberada y veladamente el acceso a la información de miles de cor-dobeses que no pueden ver el único canal de noticias de Córdoba ytambién se cumplió un año del más oscuro silencio corporativo quela historia mediática de esta provincia pueda recordar. Seguramente,Lanata y sus valientes revolucionarios no sabían que en La Docta unaempresa decide por sobre el derecho de más de un millón y medio dehabitantes solo en la capital y el gran Córdoba. Estando a 700 kilóme-tros de la General Paz tal vez el chasqui no les llegó a tiempo. Pero sa-bido es que las distancias no detienen revoluciones. Nuestra consignaes mucha más modesta, nosotros #queremos informar y que se respeteel derecho de acceso a la información de la ciudadanía entera. Los va-lores de la revolución francesa eran Libertad, Igualdad y Fraternidad,pues se están vulnerando los tres. No hay Libertad para acceder a la in-formación, tampoco hay Igualdad cuando una señal es discriminada,no es igualitario que pongan TN que muestra los embotellamientos dela 9 de Julio porteña y las postales del obelisco, y que no permitan ver

    cba24n. La Fraternidad entre periodistas que miran distraídamentehacia otro lado, lisa y llanamente no existe.Desde el homo videns de Sartori hasta la inexorable certeza de Bour-dieu sobre la importancia de ser los periodistas quienes ostentamos elmonopolio de hecho de los medios de producción y difusión a granescala de la información; desde la evolución de las distintas formas decensura modernas -algunas mas explícitas que otras-, pasando por laprohibición de Google en la internet china o la prohibición impuestaa CBA24n por parte de Cablevisión, el #queremos preguntar es unapirueta fácil de copiar pero difícil de explicar. En todo caso, nuestrotruco de ilusionismo será mucho menos ambicioso: sólo #queremosinformar ■

    un asunto privado al margen del debatepúblico, una anécdota personal al margende la dignidad de lo colectivo. Un caso sincausa, un evento marginal despojado derelatos que lo expliquen, lo glorifiquen olo justifiquen.

    “Tuve que hacer un gran esfuerzo porno involucrar a mi novela –dice Schmu-cler acerca de la relación entre la pelícu-

    la y Detrás del vidrio–. De hecho, hiceuna versión del guión en la que el exiliodel personaje ocurría en México, y allíle pasaban las cosas que me pasaron amí durante mi propio exilio en ese país,pero lo descarté. De lo que estoy seguroes que si no hubiera escrito Detrás del vi-drio probablemente tampoco me hubierainteresado ahora reflexionar sobre la vidade Urquiza”.

    En el fondo de La Sombra Azul  uno po-dría ver una idea de que la memoria notiene por qué unir a los hombres, y si lohace es porque el ejercicio de esa memo-ria guarda alguna perversión, alguna ter-giversación que priva a la memoria de sucapacidad de separar a las personas.

    Dice Schmucler que “la película pretendetransmitir la bronca que me provocanalgunas cosas, como el prejuicio que nosimpide profundizar (a los pocos que nosinteresa el tema) en el debate sobre la lu-cha armada por el ridículo miedo de no

    ‘hacerle el juego a la derecha’, o la ago-biante sensación de que siempre hay unamaquinaria más allá de nosotros que nosexige que nos callemos o exageremos odisimulemos nuestras certezas para amol-darnos a un discurso ‘necesario’”.

    Aparte del diálogo entre Rodríguez y laabogada (Eva Bianco), otro de los mo-mentos clave en los que la película sedistancia del libro de Saravia es en la fic-cionalización de un encuentro entre tor-turado y torturador (Luis Machín). Unterrible monólogo del comisario y jefede los servicios de inteligencia durante lademocracia provoca algo similar al efectode un rayo en medio de una tormenta, un

    »Siempre hay una maquina-ria más allá de nosotros quenos exige que nos callemos oexageremos o disimulemos

    nuestras certezas para

    amoldarnos a un discurso‘necesario’«

    #queremosinformar

    César Barraco

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    Hay palabras que nos gustan y nosentregamos a ellas, inexplicable-mente. A mí, por ejemplo, ¿sabés quépalabra me gusta? Enfiteusis. Yo no séqué quiere decir enfiteusis –probable-mente no lo sabré nunca–, pero la pa-labra me envuelve y me convence. A voste gusta otra palabra. La palabra oposi-tor. Sos opositor porque te enamora eltítulo de opositor, porque te gusta que tellamen ¡opositor! Es la palabra. Para mí,enfiteusis. Para vos, opositor. Es una ex-

    traña especie de coquetería mental quete impulsa a cultivar un vocablo predi-lecto y que te impulsa a pensar contra elpensamiento de los demás.

    Yo te entendería si, para justificar ese tér-mino al que te entregás, me persuadiesescon argumentos preciosos y razonables.Entonces le encontraría un significadoa eso que vos llamás ¡oposición! Porque vos sos opositor, ¿pero opositor a qué?¿Opositor por qué? La inmensa mayoría vive feliz y despreocupada y vos te que- jás. La inmensa mayoría disfruta de unapreciosa alegría ¡y vos estás triste!Nadie te quita ese melancólico derechode estar triste.

    Vos sos dueño de administrar tu júbilo otu pesimismo.¡Pero no es justo que estés disgustadopor la alegría de los demás, que te opon-gas al optimismo de los otros! Tu acti-tud de opositor víctima de una palabraseductora es una especie de complejodel resentido. Porque existe en tu re-sentimiento una cuota enorme de ren-cor que te ves obligado a gastar con losdemás o contra los demás.

    Entonces te subís por una palabra, y esapalabra es un palo enjabonado del quecaés sin haber alcanzado la punta. Yo nodigo que un gobierno lo haga todo bien.No es humano. Pero que no haga nadabien tampoco es humano. Vos barajás unmazo de argumentos y sacás una cartapara jugarla; por ejemplo: la carestía dela vida.

    Llamás carestía de la vida al hecho deque valga quinientos pesos un traje queantes valía doscientos. ¿Pero te era fácilreunir esos doscientos? Vos decís quela vida está imposible porque el pecetoya no te cuesta un peso cincuenta; im-

    posible, porque los diarios y los boletosdel subte antes eran de diez y ahora sonde veinte. ¡Mirá qué lástima! ¿Y cómo lellamás al hecho de que el empleado decomercio que hacía equilibrios con 50,80 o 100 pesos por mes gane 5, 8 o 10 veces más? ¿Cómo le llamás al milagrodel actor de teatro que ha saltado desdeuna retribución de 3 pesos por función–¡tres!– al regocijo actual de un sueldomínimo de 850 pesos? ¿Cómo se llama elhecho de que un albañil, un periodista,

    una empaquetadora de tienda, un con-ductor de taxi, una dactilógrafa o un ofi-cial frentista, que antes luchaban con lasmatemáticas para distribuir un sueldosin ángulos, ahora lleguen a fin de mesno estirando angustiosamente el elásticodel último peso sino con un remanentede comodidad? ¿Cómo decís? ¿Qué todoes otra cosa? Sí, bueno, será otra cosa,¡pero ponéle nombre al menos!

    ¿Vos bautizás tus razones y no querésponerle nombre a las mías? ¿Bautizása todos tus hijos y querés que los míossean naturales? ¡No, a mí no me la con-tás! Caéte del palo jabonado, abandonála palabra que te cautiva y dejá que yo

    Mordisquito,¡a mí no me la vas a contar!

    Enrique Santos Discépolo

    En 1951 Enrique Santos Discépolo participaba en el programa Pienso y digo lo que pienso quese emitía por Radio Nacional. Su columna, que iba por cadena nacional, trataba de sus diálo-gos con Mordisquito. El autor de Cambalache, Malevaje y Uno, entre muchos otros tangos, así

    pensaba y escribía a comienzos de la década del 50. Hay cosas que no han cambiado tanto.

    bautice mis razones con otra palabra quetambién me enamora: justicia. O si no,ponéle equilibrio social, evolución, con-quista. ¡Mirá, ponéle hache, pero no loniegues!Te duele no tener razón y jugás en con-tra de los hechos. Se puede hacer golpateando una pelota, pero vos pateás unadoquín y te vas a romper el pie. Enton-ces, ¿por qué no pensás antes de patear?Te propongo una cosa: Vamos a dejar deamar las palabras y empecemos a amarlos hechos. ¿Sí? ¿Vamos? Ya está. Porque,mirá, a vos y a mí nos pasa lo mismo:nos gusta una palabra, y así como yonunca sabré qué quiere decir enfiteusis, vos nunca sabrás exactamente qué quie-re decir oposición.

    No, porque vos no lo sabés. Si lo supiesesme lo habrías hecho entender. Porque yono soy un burro, y, te juro, te he escucha-do con toda mi buena fe y no te entien-do. Y si yo no te entiendo, ¿cómo me vasa hacer creer vos que te entendés a vosmismo? ¡Y no, viejito! He oído tantas deéstas en cincuenta años que ¡a mí no mela vas a contar! ■

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    La escucha es un ritual que requiere aptitud especial, pactar con unomismo para liberarse del tiempo, o al menos, para no atarse demasia-do a los relojes. Se requiere tanto tiempo para el rico desarrollo de unaconversación, como para la audición de música o textos. Parece algo tontoapuntarlo, pero como dicen por ahí, el sentido común parece ser en estaépoca el menos común de los sentidos. Como si hubiéramos perdido la con-ciencia sustancial del diálogo. Porque también estamos dialogando cuandoescuchamos música, poesía, narraciones. El escucha activo sabe que es así:un fluir que va y vuelve, aunque uno permanezca quieto, pues como es-cribió Fernando Rubio refiriéndose a Liliana Herrero “Quizá todo tiempo se

    transforme en un susurro, en una voz escuchada transformándose en verboindescifrable y no por ello imposible de apresar ”. Eso que viaja por el aire, elsonido concreto, puede provocar al reunirse con nosotros, sensaciones in-sondables o triviales, que posándose en la taza de café, o metiéndose en unbolsillo, construyen y modifican nuestra filosofía, nuestros modus vivend icotidianos.En la Argentina de los 50 fue popular el recitado como espectáculo, tantopúblico como privado, en radios, teatros o reuniones familiares. ¿Quién notuvo una abuela alumna de academias de declamación? Si bien se trataba deexpresiones de deliberado artificio, el hecho nos informa de una aptitud deescucha, donde la voz y el habla estaban más cerca de comprenderse comomúsica, o al menos, como materia musical.En los 60, con una industria discográfica creciente, contabilizamos decenasde discos de poemas y narraciones dichas por actores, locutores o por suspropios autores. Porque Argentina recogió las voces de los más importantesescritores hispanoamericanos y españoles, conservamos, entre otras, las to-nadas de Cortázar, Neruda, Alberti, Marechal, y el indudablemente musicalNicolás Guillén, que escribió refiriéndose a su raíz africana: “Nuestro canto

    es como un músculo bajo la piel del alma ”. Estamos hablando de días en quelas radios albergaban poetas con público a sala llena, no para que hablarande sus amoríos u opinaran sobre l a realidad política, sino simplemente paraescucharlos decir sus poemas y saber cómo fueron creados. El mencionadoGuillén, a comienzos de esa década sostuvo atentas audiciones de más dedos horas. Impensable hoy. Porque no solo se redujo la aptitud de escucha:también la capacidad de memoria parece haber sido otra, al menos hastala dictadura del 76. Lo prueba encontrar entre las listas de prohibiciones,canciones que aún no habían sido grabadas.Córdoba tuvo, frente a esa actitud de escucha, una fuerte impronta deespectáculos “poético-musicales”. Alguien opinó que se trataba de una“tradición” local (“Una verdadera tradición no es el testimonio de un pasadosuperado, es una fuerza viviente que anima e informa el presente”, afirmabaIgor Stravinski). Pico popular de ello fue el espectáculo Córdoba Va  quesin embargo, al llegar al disco un par de años después (1984), privilegió lascanciones a los textos, perdiendo parte de la amalgama perfecta que con-seguían en vivo. Desde entonces hasta estos días, apenas han salido unospocos trabajos de