wolton, dominique - internet y después

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  • 5/25/2018 Wolton, Dominique - Internet y despus

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    INTERNET Y DESPUSUN TEOR RTIE LOS NUEVOS ME IOSE OMUNI IN

    por

    ominiqu o ton

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    Ttulodel original francs: nternet et pr s Flammarion Paria 1999Traduccin y preimpresin: TsEdi Teleservicios Editoriales S LUrge1l216, Pral 1 - 08036 BarcelonaTel. 934 30 65 12 - Fax 934 30 90 22Ilustracin de la cubierta: Andr Craeyveldt

    AGRADECIMIENTOS

    ndice

    9cultura LibrePrimera edicin marzo de 2000 Barcelona

    Quedan reservados los derechos paratodas las edicionesen lengua castellana

    Editorial GedisaPaseo Bonanova, 9 1a08022 Barcelona(Espaa)Te . 932 53 0904correo electrnico: gedisa@gedisa comhttp://www.gedisa.comISBN: 84-7432-798-9Depsito legal: B-IL60112000Impreso por: LimpergrafMogoda, 29-31 - 08210 arberadelVallesImpreso en spaaPrinted in Spain

    Queda prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio deimpresin en forma idntica extractada o modificada de esta versino tellana de la obra.

    INTRODUCCCINUna nueva era de la comunicacin 11

    1. La comunicacin en el centro de la modernidad 352. Medios de comunicacin generalistas y gran pblico ...... 693. Las nuevas tecnologas, el individuo y la sociedad .......... 934. Escapar a la guerra de los medios de comunicacin ... .. .. 1315. El desierto europeo de la comunicacin 171

    CONCLUSIN 203GLOSARIO 225

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    gr decimientos

    Agradezco calurosamente la contribucin de todos aquellosque me ha n ayudado con este libro A Madeleine Fix por tra-bajar en el manuscrito con la colaboracin de Solange Leca-thelinais A MicheleBallinger e Igor Babou por la documenta-cin y la bibliografa A Sophie Berlin ric Dacheux PhilippeLemoine e Yves Winkin por la lectura crtica del manuscritoa todos los amigos con los que he intercambiado impresionessobre este tema durante aos

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    ntrodu inUna nueva er a de comunicacin

    Hace veinte aos que trato de comprender el lugar que ocu-pa la comunicacin en nuestra sociedad. Aunque la comuni-cacin es un problema de la humanidad muy antiguo la irrup-cin de nuevas tcnicas desde hace un siglo ha modificado suposicin de un modo considerable. La comunicacin ha resul-tado ser cada vez ms eficaz: hemos pasado del telfono a laradio de la televisin a la informtica y ms recientemente alos sistemas multimedia De repente la dimensin tcnica dela comunicacin ha sustituido la dimensin humana y socialhasta el punto de que muchos ven en la sociedad del maanaun a sociedad de la comunicacin en l a que se solucionar lamayora de los males de la humanidad

    imultne mente a este potente movimiento de tecnifica-cin se ha desarrollado otro aspecto de la comunicacin rela-cionado con la libertad de informacin y con las luchas porla democracia y por una sociedad abierta que han hecho delideal de la comunicacin uno de los grandes valores de nuestrasociedad. En pocos siglos la comunicacin realidad antropol-gica fundamental en el centro de toda experiencia individualy social ha evolucionado en dos claras direcciones: la s tcni-cas y los valores de la sociedad democrtica.sta es la razn de que me haya centrado en estos estudiosdurante tanto tiempo; se trata de una la s cuestiones ms in-teresantes y ms complicadas de la sociedad contemporneaDesde el punto de vista de los valores la s races de la co-municacin se hallan en la tradicin religiosa y cultural de

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    Occidente desde mucho antes de que la propia comunicacinse convirtiera en uno de los elementos normativos ms potentes de las luchas por la libertad y la democ rac ia . Al mismotiempo, su instrumentalizacin a travs de tcnicas cada vezms sofisticadas ha cambiado radicalmente su posicin y la haintroducido en la era de los intereses y los beneficios.Todo el atractivo de la comunicacin, en tanto que objeto deinvestigacin terica, reside en la combinacin de estas doscomponentes: valores y resultados tcnicos, ideal e inters ,hasta el punto de que, hoy en da, con la mundializacin de lacomunicacin y el poder absoluto de Internet ya no sabemoscul es la lgica que la mantiene: los valores o los intereses losideales o el comercio. Desde mi punto de vista ste es el motivode que la comunicacin sea, adems de una apuesta terica ycientfica fundamental un a apuesta poltica y cultural puestoque mezcla de manera inextricable las dimensiones antropolgicas, los ideales y las tcnicas, los intereses y los valores.

    erspectiv teric

    En enser la communication trat de entender medianteun cuadro terico de conjunto, el lugar que ocupa la comunicacin en nuestra sociedad. Partiendo de la u li fundamen-ta l de la comunicacin, que duda siempre entre un sentidonormativo del orden del ideal y un sentido funcional del orden de la necesidad , intent demostrar cmo la comunicacinelemento fundamental de nuestro patrimonio occidental, ha :ba sido uno de los requisitos principales de la aparicin de lasociedad moderna La comunicacin est en el centro de la modernidad es decir: resulta inseparable de este len to movimiento de emancipacin del individuo y del nacimiento de lademocracia. Actualmente la comunicacin es fundamentalpor tres razones: porque presupone la existencia de seres libres para los cuales la libertad de informacin y de comunicacin constituye el eje de todas las relaciones sociales y polticas; porque debe gestionar permanentemente en el seno denuestra sociedad individualista de masas los dos movimien-12

    tos contradictorios surgidos de las dos herencias pnlticas los siglos XVIII y XIX la libertad individual y la igualdad de todos , y, finalmente porque es la condicin necesaria para quehaya democracia de masas

    Partiendo de esta posicin terica y del lugar que ocupanestas t res hiptesis en la sociedad contempornea he estudiado tambin su papel en los medios de comunicacin demas as en y las novedades tcnicas, en la informacin y laprensa en el espacio pblico y la comunicacin pol t ica y, f inalmente en la construccin poltica de Europa Sin preten-der ser exhaustivo este libro trata de probar que , a partir dehiptesis precisas, comprendemos mejor algunas posturasde la poca moderna sobre todo las que intentan distinguir,ante la explosin de la comunicacin, aquello que destaca de lalgica de los intereses o de la lgica de los valores . Esta distin-cin fundamental debe ser preservada en el momento en quela instrumentalizacin de la comunicacin, bajo el efecto delas tcnicas productivas y de la apertura de mercados importantes conduce a los actores polticos e industriales hacia elsueo de poder confundir normas e intereses identificandosimplemente la sociedad del maana con las tecnologas dominantes y,con la misma tranquilidad de conciencia,aquello queestas tecnologas aportan a la comunicacin.

    Segn mi opinin, en un a sociedad en que la informacin yla comunicacin estn omnipresentes esta postura no ataeal acercamiento entre individuos o entre colectivos, sino, por elcontrario, a la gestin de sus diferencias; no se refiere a la ponderacin de sus similitudes sino y e st o resulta mucho mscomplejo a la de sus disparidades No hay nada ms peligrosoque ver en la presencia de tecnologas cada vez ms productivas la condicin del acercamiento entre los hombres . Se tra-ta justamente de lo con trar io : cuanto ms prximos estnunos de otros, ms visibles son las diferencias y, por lo tantoms necesario resulta garantizar las distancias para soportarlas disimilitudes y alcanzar la coexistencia. Analizar los fenmenos de comunicacin en sus dimensiones tcnica, cultural ysocial y compararlas con un a visin de conjunto de la sociedadconstituye el ncleo de mi trabajo ya que no hay teora posiblede la comunicacin sin un a representacin de la sociedad: todateoria de la sociedad implica un modelo de comunicacin en

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    los mbitos individual y colectivo. Es aqu donde teora de lacomunicacin y teora de la sociedad se unen en la medida enque evolucionamos hacia un modelo de sociedad abierta en lacual la s relaciones y la comunicacin desempean un papelesencial.

    En resumen habr quedado claro que las opiniones relati-vas a una teora de la comunicacin son importantes Comosiempre un a perspectiva terica ayuda a separar la s cuestiones fundamentales de los falsos problemas sobre todo cuandolos acontecimientos se desarrollan con rapidez como sucedeen la actualidad con las nuevas tecnologas, donde todo parececada vez ms evidente. Las diferencias de tiempo juegan unpapel primordial ya que el tiempo tcnico no es jams el tiem-po econmico y social. Histricamente hablando no existe unt iempo que vaya de la tecnologa a la sociedad, sino que es m sbien lo contrario. La historia econmica, social y cultural da.normalmente sentido a la historia tcnica y no al r evs, y es tosucede a travs de diacronas diferentes. Recordarlo es esen-cial en un momento en que los responsables polticos, ensalza-dos por los medios de comunicacin, no cesan de repetir quelas nuevas tecnologas de comunicacin estn avanzando en lasociedad con la desfasada creencia de que sta deber adaptarse? adecuadamente.

    l objetivode este libro

    El objetivo de este l ibro es aplicar esta teora a los nuevosavances de la comunicacin: el futuro de Internets y la guerrde los medios de comunicacin Efectivamente los medios decomunicacin de masas y,sobre todo, la televisin, nunca hanestado tan desvalorizados con relacin a los medios de comunicacin individualizados e interactivos como hoy en da. Lasinnovaciones tcnicas nos harn pasar simplemente de la sociedad industrial a la sociedad de la info rmacin o de lacomunicacin, o de las redes segn el vocablo que se emplee ;o sea a una soc iedad donde lo esenc ia l de las estructurasdescanse sobre una lgica de la informacin y de la comunica-14

    cin. Existe realmente una ruptura en la economa de la comunicacin cuando se pasa de la radio y la tel ev is in a Inter-net? Puede considerarse que la revolucin tecnolgca conlleva una revolucin del contenido de la informacin y de lacomunicac in de la misma envergadura que, por ejemplo,la que se observ con el paso de los incunables a la imprenta?Y, finalmente es Internet superior a la telev isin? Estacuestin, cuyas consecuencias sociales, culturales y, v i n t ~ -mente industriales son importantes merece un examen mi -nucioso. Pero p r ello se precisa un teora de la omuni -cin que no se reduz al nlisis de los resultados tcnicos dehecho, sin esta teora, hara tiempo que el libro ya habra desaparecido como tcnica de comunicacin o, como mnimo, ha-bra perdido su importancia a causa de la aparicin de otrastcnicas. En otras palabras trato de comprender por qu laideologa tcnica irrumpido con tanta eficacia en la comunicacin. Por qu esta ingenua idea, segn la cual la omnipre-sencia del ordenador y de la televisin cambiar radicalmentelas relaciones humanas y sociales, se ha impuesto de un modota n fuerte y tan atractivo? Por qu asistimos a esta tecnificacin de la comunicaciny de la sociedad?

    pinin conocimiento

    Esta cuestin es, por supuesto independiente del placerque podamos obtener, o no, al utilizar las nuevas tecnologas.Esta distincin resulta fundamental para recordar cuntaspasiones pueden suscitar estos asuntos pues cada uno denosotros aporta sus opiniones y sus experiencias cuando setrata de buscar una reflexin general. Quiz se a s ta laposicin terica principal de la comunicacin para la s dcadas siguientes: aflojar l s uerd s de los t res d is cursos queactualmente oprimen la comunicacin: la de los empresariosla de los periodistas y la de los personajes polticos. Ningunode ellos es falso, pero ninguno desea situar fundamentalmentela comunicacin dentro de una lgica que podramos denomina r del conocimiento

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    As pues, la cuestin es: hay un lugar para la lgica del co-nocimiento? Podr algn da, por fin, el discurso de la s cien-cias sociales hacerse escuchar en materia de comunicacin?Cundo podr ser comparado con los discursos ta n fcilmen-te legitimas de los empresarios los polticos y los periodistas?Ciertamente el discurso de la s ciencias sociales no pretendela verdad Al menos podemos admitir que, para salvaguardarun a cierta concepcin de la comunicacin, hacefalta pensarlaPor todo ello, la lgica del conocimiento no est de ms aliadode la de los intereses econmicos, de la accin poltica y de lainformacin. Del mismo modo que esta lgica es hoy en dal a m s fiable, fascinacin porlas tecnologas, su economa yperspectivas los modos y los conformismos refuerzan el pen-samiento nico. Este ta n cercano a los intereses y ta n alejadode los valores, identifica la revolucin de la comunicacincon el progreso y la modernidadEn todo caso, no le pidamos a un investigador que piensecomo un empresario un poltico o un periodista. Au n cuandono buscara la verdad ms que ellos, al menos su perspectivaser diferente. En un sector en el que todo va rpidamente yde un modo ta n estandarizado preservar un sitio para una re-flexin terica y un poco ms de distancia crtica es fundamen-t a . La funcin de la investigacin consiste, por definicin, enir ms a ll de lo que es evidente y visible, para pensar de otramanera y elaborar conocimientos.Cada uno de nosotros admite la presencia de esta funcinde libertad intelectual y de innovac in en diferentes secto-res de la investigacin, en ciencias de la vida, en ciencias de lanaturaleza y en ciencias de la materia ... pero, curiosamentetodos desconfiamos de su existencia en la s ciencias sociales.Si n duda alguna desearamos que la s ciencias sociales reafir-maran en fin los discursos existentes los de los polt icos, losexpertos, los empresarios o los periodistas Ahora bien, el inte-rs de la s c ienc ia s soc ia le s y de la investigacin es precisa-mente introducir otros problemas otras lgicas: pensar deforma diferente. No existen conocimientos sin pensamiento cr-tico o, d icho de otro modo, es necesario djar c1erta distanciapara cuestionar los discursos y la s tcnicas. Para hallar nue-vos conocimientos es preciso observar el mundo de otra mane-ra y no quedarse satisfecho ante las evidencias. La cuestin16

    r especto a la investigacin es: existe realmente un ru turdesde el punto de vista de un a teora de la comunicacin ntrlos medios de comunicacin de masas y la s nuevas tecnolo-gas? Se trata de un cambio sustancial en la economa de lacomunicacin, t an to en los modelos de relacin individual ycolectiva como en el lugar que la sociedad asigna a la comu-nicacin? sta es la cuestin principal y no la de saber si es-tamos a favor o e n c on tr a de las nuevas tecnologas. Todosestamos f vor de las nuevas tecnologas, sobre todo en la co-municacin, puesto que las tecnologas decuplican la producti-vidad humana Estas nuevas tecnologias, surgidas tras el na-cimiento de la radio y de la televisin, son evidentemente mssofisticadas que estos dos medios. Ahora bien, la ef icac ia y elsentido de un sistema de comunicacin no se reducen a suresultado tcnico. Es preciso reformular la pregunta si quere-mos reflexionar seriamente y salir de la lgica de opinin y dela ideologa tcnica.

    efinir l comunic cin

    Entender el lugar y el papel de la comunicacin en un a so-ciedad significa analizar la s relaciones entre los tres aspectosfundamentales de la comunicacin: el sistema tcnico, el mo-delo cultural dominante y el proyecto que sobreentiende la or-ganizacin econmica, tcnica y jurdica del conjunto de la stcnicas de comunicacin. Si bien es evidente que, desde el si-glo XVI, con la invencin de la imprenta las tecnologas queha n dado lugar a la comunicacin mediatizada a distancia ha njugado un papel esencial (a travs de la aparicin del tel-grafo, el telfono, el cine, la radio, la televisin y la inform-tica) , no es menos cierto que todo el mundo sabe que resultaimposible reducir la comprensin de la comunicacin en cadapoca a la produccin ms o menos voluminosa de la s tecnolo-gas del momento. Ha y incluso, durante la mayor parte deltiempo, un onfli to entre estas tres lgicas (tcnica, cultural ysocial). El inters de la s investigaciones es demostrar que, sibien la s tecnologas son evidentemente lo ms espectacular, lo

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    esencia l no es eso ni tampoco los atractivos resultados sino lacomprensin de las relaciones m s o menos contradictoriasentre sistema tcnico modelo cultural y proyecto de organiza-cin de la comunicacin. Siempre son estos tres elementos losque permiten comprender el papel de la comunicacin en un apoca. Desde el punto de vist de un teora de la comunica-cin es decir de la relacin entre tcnica modelo cultural yproyecto social la cuestin es: existe un cambio real entre losmedios de comunicacinde masas e Internet? Est relaciona-da la innovacin de las nuevas tecnologas con un cambio cul-tural en los modelos de comunicacin individuales y colecti-vos? Existe a nt e e st a nueva generacin tecnolgca otroproyecto de organizacin de la comunicacin as como otra vi-sin de su papel en un a sociedad abierta? Es s ta la cuestinimportante y no la de los resultados tcnicos.

    Muchas teoras se basan en una visin materialista y tcni-ca de la comunicacin y llegan incluso a establecer un a rela-cin directa ent re la historia de la comunicac in y la de susgrandes etapas tecnolgcas. Esta visin materialista es sim-ple. Sin embargo la historia de las tecnologas que es un a dis-ciplina esencial aunque infravalorada demuestra lo contra-rio. La historia de las tecnologas qu e han transformado lamateria y la naturaleza y ms au n la de la comunicacin de-muestra que siempre existe un a autonoma entre estas treslgicas. Los momentos en la historia en que existe un a ciertacorrespondencia entre las tres dmensones son escasos. Lasdiferencias no son slo cronolgicas; a menudo se deben a con-flictos de valores. Actualmente un sorprendente nmero deautores considera por ejemplo que Internet es una verdaderarevolucin qu e va a dar lugar a una nueva sociedad simple-mente porque suponen que la tecnologa cambiar direc-tamente la sociedad y a los individuos. De hecho ellos seadhieren a la teora del determinismo tecnolgico segn lacual un a revolucin de las tecnologas provocara un a revolu-cin en la estructura global de las sociedades. Pasamos as deun a concepcin materialista de la comunicacin a un a verda-dera ideologa la ideologa tcnica de la comunicacin. Sinembargo la historia demuestra los lmites de las teoras de-terministas. Las tcnicas de comunicacin no escapan al deberepistemolgico que consiste en no confundir tcnica cultura y18

    sociedad. Constatar que la s tecnologas evolucionan m s rpi-damente que los modelos culturales y la organizacin social dela comunicacin no es suficiente para definir un sentido en elprogreso..de la comunicacin el cual ira desde la evolucin

    t e c ~ o l g i hacia el cambio de las prcticas culturales y des-pues hacia los proyectos de sociedad.La propuesta de una teora de la comunicac iny de los es-

    tudios que llevo a cabo en este descomunal territorio de la co-municacin b ar ri do d es de h ace siglos por los constantesoleajes de tecnologas cada vez m s productivas consisteprecisamente en no reducir la comunicacin hasta una explo-tacin tecnolgca ni tampoco en suponer que la innovacintecnolgica siempre m s rpida qu e la innovacin cultural osocial modificar al final la situacin general de la sociedad.Todo el sentido de mi trabajo como investigador incluida a laafiliacin a una tradicin evidentemente minoritaria aunquedinmica en el plano intelectual y terico e es tratar de ex-pli r por qu lo esencial en un sistem de comunicacin no esla tcnica Volvemos a encontrar junto a las tcnicas de comu-nicacin la ideologa tcnica que ha circulado libremente des-de hace un siglo por otros sectores industriales pero que esaqu particularmente insistente. Por mi parte hace variosaos que trato de valorar las caractersticas culturales y so-ciales de la comunicacin. En este sentido recuerdo a menudoqu e no h y teora de la omuni in sin un teora impl ito explcita de la sociedad y que es imposble pensar en usistema tcnico de comunicacin sin relacionarlo con las ca-ractersticas culturales y sociales. En este sentido po ernosafirmar tambin qu e el objetivo de las nuevas tcnicas de co-municacin es socializarlas y no tecnificar al hombre o la so-ciedad: en un a palabra separar la comunicacin del problemade la productividad.

    El objetivo de Internet no es entonces saber si todo el mundose beneficiar de l ni sorprenderse de loque permite hacer sinoms bien comprender si existe alguna relacin entre t ~ sis-tema tcnico y un cambio de modelo cultural y social de lacomunicacin. Si esta relacin entre los tres mbitos se produceestaremos ante una verdadera revolucin de la comunicacincomo las que Occidente ha conocido ya al menos en dos ocasio-nes desde el Renacimiento. En efecto del siglo XVI al XVIII la

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    imprenta favoreci el nacimiento del modelo individual y laconstruccin de un espacio pblico para la expresin y la circulacin de las opiniones. Del siglo XIX al xx, primero el telfono ydespus la radio y la televisin ha n estado relacionados con eltriunfo del individualismo y de la democracia de masas Enambos casos, la innovacin tecnolgica ha adquirido su dimensin real slo porque hubo, en un espacio tiempo similar evoluciones radicales del orden cultural y social. La cuestin actual si tomamos Internet como el smbolo de l as nuevastecnologas, es saber si esta innovacin vuelve a encontrar o noun a evolucin sustancial en los modelos culturales de la comunicacin y en los proyectos socia les de la comunicacin. Si elencuentro se realiza entre los tres au n cuando se produzca aritmos diferentes, quiere decir que Internet abre un tercer captulo en la historia de la comunicacin en Occidente. Si, porel contrario, no existe un a relacin sustancial entre la innovacin tcnica y un cambio de modelo cultural y social, esto significa que las nuevas tecnologas, aunque sean ta n seductoras yta n productivas, no son suficientes para erigirse en el smbolode un a revolucin en la economa general de la comunicacin.,Y menos an para convertirse en el smbolo de un a nueva sociedad. La diferencia entre las dos posturas es esencial.

    res o jetivos

    En este libro, persigo tres objetivos:1 Contribuir a un a revaloracin terica de la comunicacin, demostrando que no slo se trata de tecnologas ni, ac

    tualmente de un mercado en p lena expansin sino tambinde un valor esencial de nuestro patrimonio cultural As pues,contino el trabajo que consiste en hacer explcitos los vnculos existentes entre teora de la comunicacin y teora de lasociedad. Partiendo de la distincin fundamental entre comu-nicacin norm tiv y comunicacin funcionalh considero quela comunicacin es un concepto al mismo nivel y de igual importancia en nuestro sistema de valores occidentales que los de li-20

    bertad e igualdad; y que este concepto implica siempre tres -ractersticas: un sistema tecnolgico, un modelo cultural de -laciones individuales y socia les y un proyecto de sociedad. Enun a palabra tomarse la comunicacin en serio es reconocer elinters de las teoras de la comunicacin para la comprensinde las sociedades contemporneas y la necesidad de defenderla diferencia fundamental entre comunicacin norm tiv yfuncional. Es reconocer, tambin que existen palabras maldita s que deben rehabilitarse; es el caso, evidentemente de lapalabra comunicacin aunque tambin como veremos, el dela palabra reglamentacin sin olvidar, por ejemplo, otras dospalabras de igual importancia e injustamente desvalorizadascomo ritu l y estereotipo. Hoy en da, la frase principal podraser: s a la comunicacin como objetivo terico; no a la comunicacin como ideologa.

    El segundo objetivo: defender un reflexin sobre la tele-visin que es el medio de comunicacin esencial para la democr ci no por obstin cin teric sino por su p pel centr len el seno de un a teora de la comunicacin en la democraciade masas y no se debe creer que todo cambia en treinta aos;es evidente que las tecnologas evolucionan, pero esto no es su-ficiente para hacer cambiar las sociedades. En el contexto actual nada hace preveer un cambio de problemtica en el papelde la comunicacin en la sociedad individualista de masas ano ser qu e el desinters terico, del cual es objeto desde siempre, actualmente se haya visto reforzado por la moda de la s nuevas tecnologas. Responder un a vez m s a las objeciones recurrentes contra la televisin ilustra el peso de las resistenciasque existen con respecto a la cuestin de la ntid d e n l a democracia de masas cuestin que los medios de comunicacingeneralistas en el primer puesto de los cuales se encuentranla radio y la televisin abordan directamente A travs de estedesprestigio constante de la telev is in, ayer a ttulo de influencia embrutecedora y uniformizadora que habra ejercidosobre el pblico, y hoy en nombre de los buenos resultados delas nuevas tecnologas individualizantes encontramos no slo la antigua hostilidad, clsica, hacia los medios de comunicacin de masas sino tambin hacia la cultura y la democraciade masas Hechas en nombre de la democracia , estas crticas

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    contra la televisin traducen en realidad la desconfianza ha-cia las li tesf respecto a la problemtica de la cantidad y dela comunicacin al gran pblicoLa paradoja es sin embargo que en los tres grandes tiposde rgimen que se ha n sucedido durante el siglo xx el comu-nismo el fascismo y la democracia es el tercero bajo la formade la democracia de masas el que ha aportado la respuestams justa y ms pacifica a esta cuestin sta dbil legitimi-dad de la democracia de masas que es sin embargo un avictoria de Occidente se refleja en la actitud respecto a los me-dios de comunicacin generalistas Ahora bien la radio y latelevisin abordan directamente esta cuestin de la cantidadcon la cual las democracias no saben exactamente qu hacercuidando a su vez la dimensin individual que hoy en daseduce tanto ent re las nuevas tecnologias La fuerza de losmedios de comunicacin generalistas es precisamente mante-ne r las dos escalas de la comunicacin la escala individual yla colectiva mientras que los nuevos medios se sitan bsi-camente en la escala individual De todos modos los mediosde comunicacin generalistas que privilegian la lgica de laoferta recuerdan la importancia par a una teora de la cul-tura de un a posicin normativa que destaque contrariamen-te a la ideologa actual de la demanda cmo la emanci-pacin cultural pasa por la oferta que es precisamente un amanera de imaginar la relacin entre la escala individual y lacolectiva

    3 Tercer objetivo: tocar el timbre de alarma para Europa.Ya es difcil tocar el timbre de alarma en un desierto como elque hay en mater ia de comunicacin Sin embargo todo estpresente: la t radicin histrica que hace de Europa la cunade la teora de la comunicacin vinculada al modelo demo-crtico; la fuerza y la originalidad de su prensa escrita de suradio y de su televisin; la organizacin contrariamente a losEstados Unidos de la comunicacin bajo un rgimen mixto en-tr e servicio pblico y sector privado y sobre todo desde hacecuarenta aos la voluntad de realizar este proyecto inauditode un a construccin de un espacio econmico y poltico nuevoEn resumen todo est presente no slo para favorecer deba-tes tericos sobre la posicin de la comunicacin en la sociedad22

    moderna sino tambin para reflexionar ante el papel de la snuevas tecnologas en sociedades y culturas antiguas Europatambin podra definir un a posicin original con relacin a ladesreglamentacin a fin de evitar cualquier parecido con losEstados Unidos Nadie duda que maana la comunicacin aescala ser factor de conflictos como lo ha n sido las materiasprimas las colonias y el petrleo desde hace ciento cincuentaaos Es decir aunque se trate de los medios de comu-nicacin tradicionales de las nuevas tecnologas de la regla-mentacin de la organizacin del espacio pblico y de la co-municacin poltica de la comunicacin intercultural y de lasrelaciones entre comunicacin y sistemas filosficos y religio-sos diferentes Europa es un territorio pionero en materia decomunicacin. Esta fusin inaudita le permitira hacer or supropuesa de particin romper el monopolio americano ofrecera otras reas culturales la posibilidad de abordar de forma di-ferente la cuestin de las relaciones entre comunicacin cul-tura poltica y sociedad En lugar de esto Europa se decantapor una fra continuidad Continuidad porque oficialmente laUnin Europea ha tomado por su cuenta el peor de los discur-sos ideolgicos sobre las nuevas tecnologas fijndose comoobjetivo igual que los Estados Unidos el ehcho de convertirseen la primera sociedad de la informacin y de la comunica-cin Continuidad tambin por la desreglamentacin conun a incapacidad de defender la idea segn la cual la informa-cin y la comunicacin no son industrias como las otras Y fi-nalmente continuidad por la ausencia de ambicin para dar aconocer otra concepcin de la comunicacin intercultural dis-tinta a la que existe en Norteamrica Sin embargo el proyec-to de la Unin Europea debe permitir inventar otra forma decooperacin cultural a partir de quince pueblos que hablanonce lenguas tienen pasados culturales mu y antiguos confuertes identidades y persiguen desde Maastricht el objetivode la Europa poltica sobre la base de un sufragio universal

    En otras palabras lo que se juega pacfica y democrtica-mente en Europa no tiene nada que ver con lo que ha pasadoen los Estados Unidos e interesa al mundo entero por un a delas cuestiones ms importantes del futuro: la organizacinde un a comunicacin intercultural a excepcin cultural queEuropa debera poner en primerlugar y que es ta n importante

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    para la comunidad internacional ya forma parte del proyectode la Unin Europea y del concepto de la comunicacin norma-tiva que es un a de las condiciones de aqulla. As pues podemos establecer la siguiente hiptesis: el da en que la s cuestiones de comunicacin sean realmente objeto de debates tericosy culturales contradictorios este hecho constituir la prueba dela apropiacin por parte de los europeos de su destino poltico.

    os o jetivos tericos

    1 est blecer el vnculo entre teora de la comunic cin yteora de la sociedad. Este objetivo concierne directamente ala posicin del receptor. Si los individuos contrariamentea todo lo que se ha previsto desde la llegada de la prensa despus de la radio y ms tarde de la televisin no ha n sido ma-nipulados por todos los mensajes recibidos siguifica que porsu parte ha habido un a actitud crtica en la recepcin. Un daser necesario s c r un consecuencia terica de esta consta-tacin emprica: la capacidad del receptor de no se r manipula-do por los mensajes; adems ser necesario aceptar el vnculoentre esta capacidad crtica de los ciudadanos respecto a la comunicacin y aquella que se les ha reconocido durante muchotiempo respecto a la poltica. Si se ha admitido que en polticalos ciudadanos no son ni pasivos ni estn manpulados por losmensajes de los polticos Por qu rechazar esta misma competencia respecto a la comunicacin? por qu seran libres activos crticos e inteligentes en materia poltica y pasivos: influenciables y manipulables en materia de comunicacin? Un areflexin terica se impone sobre los vnculos que nad ie haquerido ver jams entre poltica y comunicacin.Se trata tambin de defender que la comunicacin sea finalmente reconocida como un a gr n cuestin terica de la de-mocracia. Existe un a desproprcn enorme entre la legitimida d que desde siempre envuelve a la poltica la cultura y laciencia y la dbil legitimidad de la comunicacin. Reducir estadiferencia es crucial en un momento en que la seduccin de la stecnologias y el tamao de los mercados est a punto de hacer

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    definitivamente que la comunicacin se decante hacia l l -do de los intereses a expensas de los valores aunque s nprincipales ya que efectivamente la comunicacin ataeen primer lugar al hombre. Valorizar la comunicacin desde elpunto de vista terico es tambin permitir que cambie la ma-nera de concebir la idea de reglamentacin. sta no debe serevidentemente considerada como un obstculo para la libertad de la comunicacin sino m s b ien al contrario: comoun a proteccin de esta libertad Una vez reconocida la comunicacin como un a de las grandes cuestiones de la sociedad lalegitimidad de la intervencin pblica se impone como encualquier otra funcin colectiva de la sociedad. Actualmentela ruptura ms importante se debe producir pues en el mbitoterico: h cer entr r por fin la comunic cin en el t er reno del s gr ndes cuestiones polticas sociales y culturales. Un a vezconsumada esta ruptura la idea de reglamentacin se impondr ante todos y ya no habr m s inquietudes respecto a la tirana creciente de las nuevas tecnologas. Pero esta rupturaa n debe llevarse a cabo...E n un a palabra: para la comunicacin la s teoras todavason ms importantes que las nuevas tecnologias. No sirve denada comunicarse de un extremo al otro del mundo si un a visin del hombre y de la sociedad no orienta las proezas tcnicas. Es por eso sobre todo por lo que el comportamiento delreceptor debe reexaminarse as como los vnculos entre teoriapoltica y teoria de la comunicacin para integrar finalmentela comunicacin en las grandes teoras polticas. Por otra par-te hasta este momento la aplastante mayora de la s teoraspolticas incluidas la s m s democrticas ha iguorado porcompleto la s problemticas de la comunicacin. A veces haechado un a ojeada condescendiente a la informacin para encontrar algn atributo de la democracia pero nunca sin ir msall sobre todo porque estos temas de informacin y todavam s de comunicacin no ha n obtenido legitimidad cultural Ysi hoy e n d a queremos hablar de informacin es sobre todopara no tener que ocuparnos de la comunicacin que desde elpunto de vista de un a jerarqua estpida aunque real a nest m s desvalorizada que la informacin. Sin embargo am-bas estn evidentemente vinculadas aunque sea sobre todola cuestin de la comunicacin la nica totalmente relaciona-

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    da con la democracia de masas. Por otra parte esto no puedese r un a casualidad si tenemos en cuenta que las dos realidades benefician ta n poco el prestigio cultural; y tambin porquelos desgastes de la comunicacin no son peores que los de lademocracia, puesto que, en general son los mismos ... En cual-quier caso, la comunicacin, desde el punto de vista de un ateora de la sociedad, cubre un mbito mucho ms extenso queel de la informacin, que permanece vinculado al mensaje. Lacomunicacin, al contrario se ocupa de entrada de las tres lgicas del emisor, del mensaje y del receptor, as como de las di-ferencias que existen entre ellos. Tanto la fuerza como la com-plejidad terica inauditas de la comunicacin residen en lacomprensin de estas relaciones.

    2 Reevaluarla problemtica de las m s s y de la cantidad.La cantidad y ms an las masas inquietan desde siempre alas sociedades occidentales, incluso aunque sean stas las pri-meras en conseguir la construccin de un a democracia de masas. A pesar de este innegable xito, vuela perpetuamente al-rededor de esta cuestin la ancestral preocupacin por lasmultitudes de ta l forma que las utopas de liberacin de masa s han ensangrentado el siglo xx y que la victoria de la demo-cracia a gran escala no ha permitido ningn reequilibrio. Re-condiderar la cantidad es indispensable actualmente debidoal triunfo en sus dos dimensiones: funcional gracias a la mundializacin que, con la aper tura de todos los mercados, cons-truye un a economa a escala global, y normativa con el idealde la organizacin pacfica de la comunidad internacional.La cantidad las masas y la multitud continan siendo, comola comunicacin, temas de gran importancia sobre los cualeslos trabajos tericos son insuficientes. Por otra parte consta-tamos la misma resistencia a considerar la cantidad y las masas que encontramos al observar la comunicacin; y encontra-mos tambin los mismos estereotipos. .

    En este sentido, Europa si quisiera todava podra movili-zar una formidable experiencia histrica puesto que fue pio-ner aen l a cuestin de la cantidad democrtica as como en l ade la comunicacin de masas. En cualquier caso, ya no hay teo-ra poltica sin teora de la comunicacin y sin integracin deuna problemtica sobre la enorme cantidad y sobre las masas.26

    Estas dos cuestiones, la inteligencia del receptor y la pro-blemtica de la cantidad esenciales para el futuro de unareflexin sobre la sociedad contempornea ilustran la importancia de m s dimensiones no tecnolgicas de la comu-nicacin. Efectivamente la inteligencia del receptor y la pro-blemtica de la cantidad llevan a la s dimensiones culturales ysociales de la comunicaciny no slo a su dimensin tecnolgi-ca. Si la comunicacin estaba considerada como un objeto deconocimiento cientfico como los otros, y si, desde hace un cier-to tiempo, diferentes teoras de la comunicacin se debatanpblicamente la ideologa tcnica no tendra la influencia quetiene desde hace un a veintena de aos. Slo ha escogido estaposicin porque exista ese vaco terico. Los resultados tcni-cos no sustituyen la reflexin, sino que la reclaman y si no esas , es la ideologa la que se instala. Una vez ms la historiademuestra que el conocimiento -e n este caso, de la comunica-cin- sigue s iendo el mejor aliado de un a comprensin delmundo. Producir conocimientos es tambin una manera de re-lativizar las promesas y de evitar la s decepciones que no deja-rn de manifestarse el da de maana cuando los individuosse den cuenta de que ni la felicidad individual y social ni la so-ciedad de la informacin se encuentran en los teclados o en lasterminales.

    Imaginarse las nuevas tecnologas slo es posible actualmente si abandonamos el terreno de las opiniones para reubicarlas dentro de un a teora general de la comunicacin y de losmedios de comunicacin Captulos 1 y 2 . Esto permite com-prender sus lmites y sus intereses Captulo 3 , su articulacin con los medios de comunicacin de masas Captulo 4 ysus objetivos europeos Captulo 5 .Este libro concluye una triloga empezada en 1990 con loge du gr nd publico Une thorie critique de la tluieion. Alltrataba de mostrar la importancia cultural social y poltica dela televisin en la democracia de masas. Con Penser la com-

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    muni tion 1997), propuse un cuadro terico de conjunto referente a la p os ic in de la comunicacin en nuestras sociedades occidentales. El objetivo era mostrar el lugar central de lacomunicacin en el patrimonio cultural y poltico de Occidentey en cualquier otra teora de la sociedad abierta.

    Este libro, consagrado a un a comparacin de las ventajas ylos inconvenientes de los medios de comunicacin tradicionales y los n ue vo s, tiene como objetivo relativizar el tema de larevolucin de la comunicacin; darles seguridad a t od os losque se creen, erroneamente, pasados de moda por estar desfasados con las nuevas tecnologas; y sobre todo, recordar que laesencia de la comunicacin no se encuentra de ningn modoen las tecnologas. Sus resultados no son sempre la condcinpar a una mejor comunicacin humana o social. Tecnificar lacomunicacin o humanizarla es un a de las mayores prioridades del siglo XXI.

    Notas

    1. Para m s detalles respecto a las hiptesis que conciernen al estatuto dela comunicacin en nuestra sociedad, vase, adems d e l os Captulos 1y 2 d e esta obra, la pr imera y la te rcera parte de Penser la o m m u n i ~to Champs-Flammarion, 1998.2 El tema del desfase > es constante en la prensa. La necesaria adaptac i n de la sociedad es, por ejemplo, el argumento central de l programade accin gubernamental Preparar la entrada de Francia e n l a so ci edad de informacin , presentado por Lionel Jospin durante el c olo quio de Hourtin, en agosto d e 1 9 97 . Adems, este argumento del desfase lo utilizan tanto los gobiernos de izquierdas c omo de derechas desdehace veinte aos, con la lgica tcnica como nica referencia: la sociedad debe adaptarse a l a,s tecnologas.3 Precisemos de entrada los trminos del debate.Internet: red constituida por las diferentes redes interconectadas en elm u nd o . Es la precursora de las autopistas de l a i nforma c in. La Asoci acin Francesa de Telemtica propone hablar de la Internet El debate secentra en saber si se trata de un nombre comn o de un nombre propio.Esto atae al u so d el artculo y la mayscula.

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    Intranet: red privada de una organizacin que func i ona c on M mismoprotocolos que Internet.Hipertexto: t e xt o e n soporte informtico compuesto por palabras, algunasde las cuales pueden estar vinculadas c on ot ros textos odocumentos; la estructura de estos textos e s no-l i ne a l. Los v ncul os estn i ndic a dos sobre l apantalla mediante colores, subrayados, notas o imgenes que permiten pasa r de un t e xto a otro.Web: subconjunto de Internet que vincula pginas mediante estructurasde hipertextos.

    4 Las relaciones parlamentarias y las de l as autoridades polticas, que siempre insisten s o br e el carcter irremediable y fundamental de l ~ revolucin de la informacin de la comunicacin, participan en esta ideologa dela comunicacin, a la cual sus autores, sin duda, no se adhieren sistemticamente. Pe ro l a ausencia de un marco de interpretacin, l a c onfusi n e nt re las lgicas industriales, que obli gan a actuar rpidamente y las problemticas d e s oc ie da d, q ue s on ms lentas y ms complejas, la voluntad deser modernos porque los polticos siempre temen dejar escapar una evolucin importante) y, finalmente, la ausencia de una cultura terica sobre esta s cuestiones, explican que estas relaciones alimenten la mayor parte deltiempo la ideologa tcnicaexistente, en la medida en q ue lo s m ed io s d e co municacin las comentan, y legitiman as su propia fascinacin por lasnuevas tecnologas. Encontraremos de nuevo la lista de estas relaciones,ms extensa desde hace unos veinte aos, en la bibliografadel Captulo 3.Dic ho e sto, l a i deol og a tcnica no sl o est alimentada por la prensa, losestudios oficiales y, naturalmente, industriales; tambin se nutre, desdehace una veintena d e a o s, d e un gran nmero de obras, realizadas sobree l mi smo mode lo intelectual,que insisten en el carcter vital de esta revolucin tecnolgica, en el nacimiento de una nueva s oc ie da d y en e l d e sf a sede Europa. Algunas de estas obras se mencionan al f in al de este captulo.5 Por e j emplo, c on l os siguientes autores, estrictamente en el secto r de lacomunicacin: F. BaIle, R. Barthes, W. Benjamin, J ~ Blumler, R. Cayrol, Dumont, J. El lul ,R. Escarpit, G. Friedmann, J. Habermas, J.-N. Jeanneney, E. Ka tz , P.Lazarsfeld, J.-F. Lyotard,H. Marcuse, A. Mattelart, B. Miege, . Morin, E. N ev eu , J . Perriault, P. Schaeffer, E. V er on e Y Winkin.

    6 Para ms detalles sobre l a de fi nic i n de la c omunic a ci n funci onal y de l acomunicacin normativa, as c om o s o br e l as diferentes funciones tericasrespecto a l a c omunic a ci n, vase e l g l o sa ri o y lo s c ap t u lo s 1 a 3 d e Penserla communication op. cit.7 Siempre ha sido muy difcil definir lo que son las l it e s. Conj unt ode pe rsonas, las mejores, lasms notables de un grupo, de una comunidad, dice

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    Le Robert. Esto es todava ms dificil en un rgimen democrtico dondeexiste un a gran diversidad de lites un a apreciacin contradictoria delo que se conoce como los mejores. Adems, ya no hay un a unidad cultural en este grupo social, ni desde un punto de vista comn, ya que un ade las caracter st icas de la sociedad moderna es la existencia deun a pluralidad de l ites que refleja la heterogeneidad social. Sin embargo, en algunos mbitos existen actitudes disposiciones comunes.ste es el casode todo lo relacionado con los medios de comunicacin con la comunicacin en s, puesto que, desde hace unos cincuenta aos,la s lites, al sentirse errneamente amenazadas, tienen un a reaccindefensiva. Aunque se trate de lites polticas, administrativas o acadmicas, vinculadas a la funcin pblica , a la s grandes empresas, al ejrcito o a la I gl es ia , siempre encontramos el mismo discurso. Dominandos argumentos: por una parte, todo loque concierne a los medios de comunicacin de masas es simplista y de mala calidad; por otra parte,esta cultura de masas amenaza la verdadera cultura.

    Referencias bibliogrficas

    Ideologa tcnicaEs multiforme, a veces ms visible en los discursos y en los medios de

    comunicacin que en los libros. En todo caso, es omnipresente en el espaciopblico desde hace un a veintena de aos, siempre con esta triple dimensin: el cambio tcnico es sinnimo de progreso, sobre todo en el mbitode la comunicacin; es urgente la adaptacin, ya que nosotros llevamos retraso; toda crtica es sinnimo de temor al cambio y defensa de arcaismos.He aqu algunos t tulos recientes que l levan a este reencantamiento delmundo que daran lugar a las nuevas tecnologas de comunicacin.Castells, M., La Socit en rseaux t raducido del ingls por Phil ippe Dela

    mare , Pars, Fayard, 1998.De Kerckhove, D., Connected Intelligence. TheArrival ofthe Web Society To

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    Pars, Le Seuil, 1995.

    Filosofa y tcnicaUn cierto nmero de obras, insuficientemente ledas hasta hoy, abor

    dan, en el plano filosfico y antropolgico, la relacin con las tecnologas. Acontinuacin, se pueden encontrar algunos de estos ttulos y, adems, en labibliografia del Captulo 4, las obras de historia de la s tecnologas de comunicacin indispensables para un a reflexin sobre la posicin de la comunicacin en la sociedad.Beaune, .J.-c., La Philosophie du mlieu technique. Ces machines que nous

    sommes, Champa Vallan, 1998.- P hi lo so ph ie des miiieue techniques: la mcuere l instrument, l automate,Champ Vallan, 1998Canguilhem, G., tudes d histoire et de philosophie des sciences Pars, Vrin,

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    1958.

    Gente masas y cantidadEstas palabras dan miedo desde hace dos siglos, mientras por otra par

    te, son el horizonte del proceso democrtico que t iene como objetivo hacerseor por todos los individuos. Falta que la cuestin de la cantidad ta n compleja como es ha sido fuente de numerosos conflictos histricos.Actualmente, con la mundializacin hay un cierto desfase gigantesco entre la s dos dimensiones normativa y funcional de la cantidad. A continuacin puedenencontrarse las referencias de algunas obras que ha n abordado directamente esta cuestin que contina siendo uno de los grandes problemas tericosdel siglo XXAdorno, T. W., La tlvision et les patterns de la culture de masse -

    seaux 44-45 1990 .Blondiaux L La Fabrique de l opinion: une liietoire ecciale des sondagesPars Le Seuil 1998.

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    a comunicacin

    en el centro de la modernidad

    n debate tericofundamental

    Pocos sectores ta n vitales para la sociedad contemporneaestn ta n de actualidad como la comunicacin tecnolgicapuesto que de principio a fin la historia del telfono del cinede la radio de la televisin de la informtica tiene slo un siglode vida. Pero las rupturas introducidas por estas tcnicas ha nsido ta n violentas y se ha n l levado a cabo ta n rpidamenteque parece que estn ah desde siempre aunque la aparicinentre el gran pblico del transistor data de 1955 al del televi-sor de 1960 y la del ordenador de los aos setenta Es ciertoque ya exis tan la prensa y las bibliotecas pero su introduc-cin en la sociedad era mucho m s antigua y sobre todo no lle-gaban a todo el mundo

    La ventaja especfica de las tecnologas de la comunicacindel siglo xx que incluyen la transmisin del sonido y de laimagen consiste en haber alcanzado a todos los pblicos to-dos los medios sociales y culturales De entrada los medios decomunicacin del siglo xx ha n sido inscritos en la lgica de lac ntid d El smbolo de la sociedad actual es precisamente eltrptico: sociedad de consumo democracia de masas y mediosde comunicacin de masas; es decir un trptico que pone en elcentro de la sociedad contempornea un a cuestin ta n esen-cial. Cabe sealar que sobre la cantidad y sobre las masas seha reflexionado mu y poco.

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    Los medios de comunicacin de masas son, en el orden de lacultura y de la comunicacin, equivalentes a la cuestin dela cantidad aparecida con la democracia de masas y el sufra-gio universal o bien, d icho de otro modo, el gran pblico de losmedios de comunicacin de masas es el equivalente en cultu-ra al sufragio universal en politica. Antes de se r elementosempricos, estos son conceptos normativos centrales

    As pues la revolucin de la comunicacin es, a la vez, unfenmeno reciente una r up tu ra radical pero tambin un arealidad adaptada a esta sociedad de masas del siglo xx. Es, encierta manera su smbolo. Nada volver a ser como antes deque llegaran de los medios de comunicacin de masas Sin em-bargo, al mismo tiempo t enemos la impresin de que la revolucin de la comunicacin no se detiene Apenas nos hemosacostumbrado a esta escala de los medios de comunicacin degran pblico cuando llega una nueva revolucin con los multi-media que individualizan y permiten acceder a un nmero in-calculable de cadenas de televisin y de servicios informticos.En realidad hace un siglo que la comunicacin est en plenocambio; tras haber estado tranquila durante algunos siglos,ha planteado una especie de pacto con la s tecnologas, identificndose incluso con la tcnica y obligndonos a todos a adap-tarnos a este ritmo trepidante

    La paradoja de la comunicacin es la siguiente: si la histo-ri a de la comunicacin es evidentemente muy larga ta n largacomo la del hombre l a d e la s tecnologas de l mismo nombre espo r el contrario extraordinariamente reciente Y los hombrestodavia no se han habituado a unos sistemas de comunicacinque cambian considerablemente su percepcin del mundo sumodo de vida y de trabajo y ya deben prepararse para la etapasiguiente en l a q ue todo ir an ms rpido Y entonces porqu hay ta n pocas discusiones y controversias sobre las tecnologas de comunicacin?

    Simplemente porque la idea central es que se trata del pro-greso El ideal por no decir la ideologia, del progreso se ocupade la reflexin, evitando que no se plantee esta simple cuestin: Para qu sirven todas estas tecnologas de comunica-cin? Qu relacin hay ent re la s necesidades de comunica-cin de los hombres y de las sociedades y esta explosin detecnologas? Hasta qu punto sienten los hombres la necesi-36

    dad de comunicar? De comunicar qu y a quin Qu relacin se establece entre comunicacin tecnolgica y cornunicacin humana? Qu inters se encuentraen tener cien cana-les en casa o en poder consultar directamente la biblioteca deAlexandra o la del Congreso de los Estados Unidos? Cul esel coste y el pr eci o de esta revolucin? Qu desigualdades yqu relaciones de fuerza se desprenden de todo ello? Qu prob le ma s r es ue lv en l as tecnologas de comunicacin y quproblemas plantean?Ante estas sensatas preguntas el dogmaactual puesto que se trata de un dogma, identifica la felicidadindividual y colectiva con la capacidad de estar conectado ymulticonectado Con la consecuencia siguiente: toda crtica,todo escepticismo, expresa y descubre un rechazo al progreso yal porvenir ya que actualmente la idea de progreso se identifi-ca estrictamente con las nuevas tecnologas de comunicacin.Toda reflexin cri tica p ue de s er sospechosa, toda criticafuera de lugar. En este contexto, desprovisto de debates y decontroversias, la menor manifestacin de escepticismo se identifica con temor al cambio y al progreso. Esto explica la considerable diferencia que surgi hace medio siglo entre la extraordinaria rapidez de los cambios relacionados con lacomunicacin y el nfimo nmero de reflexiones y de anlisissobre todo apologticos.

    l v l s de l s mod s l s revoluciones

    La ausencia de reflexin sobre el sentido de estas mutacionesexplica el incesante movimiento de yoyde las modas y las revoluciones, al que asistimos desde hace una treintena de aos. Ante las tecnologas de comunicacin, los hombres, como el conejo blanco de Alicia en el pas de las maravillas siempre van conretraso siempre con prisas, siempre obligados a ir ms rpido.Respecto a cualquier otra cuestin esencial sobre la sociedad la educacin la salud la ciudad la defensa ... podramossuponer que los problemas fundamentales cambian cada diezaos, al ritmo de la s tecnologas, simplemente porque cadaun o a dmit e q ue estas realidades sociales y culturales igual

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    que la s teoras correspondientes, no evolucionan ta n rpidamente como los cambios econmicos y tcnicos. Pero este no esel caso de la comunicacin.Resistirse a una lgica indispensable del conocimiento explica la perduracin de la idea de unbaile ininterrumpido de cambios radicales. acomunicacinse red uce a las tecnologas y las tecnologas se convierten ensentido hasta el punto de que acabamos de llamar a la socie-dad de l maana sociedad de informacin o de comunicacinen nombre de la tecnologa dominante. Extraa manera decomprender el sentido, a imagen de l a manera de compresinde datos en informtica. nicamente la ausencia de culturaterica facilita esta idea de un cambio radical de la sociedad alritmo de las nuevas tecnologas.

    Los medios de comunicacin que comentan estas evolucio-nes tienen una responsabilidad en esta carrera hacia la revo-lucin de la comunicacin, ya que no tienen distancia crtica yretoman, a su vez, este discurso, propio de los industriales. Laprensa, aunque fcilmente escptica, no est obligada a opi-nar; en cualquier otro mbito de la sociedad no aceptara, eneste punto, transformarse en simple transmisor de los intereses y de los discursos de los fabricantes de informacin y de co-municacin; y esto es precisamente lo que est haciendo desdehace unos diez aos: publicar un nmero incalculable de suplementos escritos o audiovisuales sobre las nuevas tecnolo-gas, citarconstantemente a los Estados Unidos como el mode-lo a seguir y denunciar el retraso de la s mentalidades deFrancia. Estos nmeros constituyen, en realidad, ni ms nimenos que un publireportaje. Nadie, en los ltimos diez aos,ha osado plantear el problema de esta continuidad inaudita,po r miedo a se r acusado de hostilidad hacia esta revolucin.Dicho de otro modo, el dumping ideolgico es t al , que inclusolos periodistas han formado parte de esta amenaza: plantearpreguntas ser y crtico es se r hostil al progreso.Mi hiptesis es senci lla: todo cambio tcnico o estructuracin de un nuevomerc do no es u ruptur en u economgeneralizada de la comunicacin, puesto que una economa dela comunicacin a escala individual o social es diferente a unatecnologa. Si un a tecnologa de comunicacin juega un papelesencial, es porque simboliza, o cataliza, una ruptura radicalque existe simultneamente en la cultura de esa sociedad, No38

    ha sido l a imprenta l a que, por s misma, ha cambiado E u r ~pa, s ino es el vnculo ent re l a imprenta y el profundo movi-miento de reconocimiento ejercido po r la Iglesia cathca. Es laReforma la que ha dado el sentido a la ~ v o l u c i n de la Im-prenta, y no l a imprenta l a que ha p e r m l t ~ d o la Reforma. Deigual modo, la radio, y despus la televisin, ha n tenido esteimpacto slo porque estaban. vinculadas al profundo movi-miento a favo r de la democracia de masas. . . ,Dicho de otra maneravcon un a tecnologa de comunicacion,lo esencial radica menos en los resultados del material que enel vnculo existente entre esta tecnologa, un modelo culturalde relaciones entre individuos y el proyecto al que se d ~ d aesta tecnologa. La tecnologa no es suficiente pa;a cambiar lacomunicacin dentro de la sociedad, y esto es d e b ~ d o a que muchas revoluciones de tecnologas de comumcacion no ha n tenido el impacto esperado,2 simplemente porque no f o r m a b ~ nparte de un movimiento ms gene al referente a la evolucinde l modelo cultural de comumcacion.Es, pues, precisamente el rechazo a J ensar verdaderamente en l a comunicacin lo que explica la influencia excesiva deldiscurso tecnolgico y econmico. Es as como reforzamos laideologa tecnolgica actual, la cual considera que una re,volu-cin en las tecnologas es la condicin de una revolucin enlas relaciones humanas y sociales. Si hubiera habido un pocoms de inters hacia los trabajos sobre la televisin, los me-dios de comunicacin, las nuevas tecnologas y su papel e,nsociedad 3 no existira esta continuidad tecnolgicay oconorm-ca desde hace veinte aos. Estas dos ideologas que, actualmente, coronan la problemtica de la comunicacin, son el snt oma ms evidente del rechazo a aceptar que todo esto se aotra cosa que tecnologas y mercados. .

    En resumen, si la s tecnologas son el elemento evidente dela comunicacin, la esencia es, entonces, el modelo culturalque transportan y el proyecto relacionado con eIrol y la orga-nizacin del sistema de comunicacin de un a sociedad; pero elsalto adelante en la s tcnicas presenta la ventaja considerablede evitar una reflexin del conjunto y de ofrecer una compren-sin, aparentemente, inmediata. . , ,.Resultado? Asistimos a un a sucesin de modas,.unas masef meras que otras .Veamos la s de estos lt imos qumce anos:

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    en p,rimer lugar, fue la seduccin por el sector privado La teleV Sl n privada deba cambiarlo todo y dejar obsoleta definitivamen,te la idea de televisin pblica. Nos sorprenderamos siretomaramos algunas declaraciones hechas quince aos atrsy que apostaban slo por la libertad de la televisin privada.Actualmente se ha n descubierto las obligaciones drsticas delas leyes del mercado, ya que, por supuesto el mercado no har:suelto como por arte de magia todas las dificultades ante-nares de la televisin pblica. Esto suceda tras la llegada delos medios temticos Todo aquello que los medios de comunicacin generalistas no haban conseguido transmitir lo haranla radio y las televisiones temticas. Debemos recordar todo loque tena que cambiar la televisin por cable durante los aoss:tenta y ochenta . Las relaciones humanas y socia les deberian s e ~ redibujadas con la emergencia de un a verdadera democracia local como prioridad. Algunos lugares como Grenoble y el Quebec, eran paso obligado de todos los hroes de estarevolucin. Las. utopas de una sociedad de la informacin yde la comumcacion que se multiplican cada vez m s de hechoy,a ha n existido Slo hace falta volver a leer los libros, los ar-tculos o las obras. Esta segmentacin de la oferta copiada dela demanda ya fue considerada como un importante progre~ Ent,onces. apareci la pasin por la desreglamentacinPor q u ~ contmuar reglamentando s existe ta l profusin detecnologas? El consumidor no es capaz de escoger por s mismo? La no-regulacin no es la mejor confianza que se puededa r al ciudadano? Actualmente estamos ante la fascinacinpor las nuevas tecnologas. Slo es preciso pensar en la Redcargada de todas las virtudes y que constituye la smetraexacta con todo lo que no gusta en los medios de comunicacinde masas. Con ellos, slo se trata de dominacin culturaly de pasiv,idad; con la Red, se trata de libertad individual yde creacin. Ahora bien, ha sido pasivo un a sola vez esteciudadano que en cincuenta aos no ha parado de mirar filtrar y jerarquizar un nmero creciente de mensajes? Y la listade estos estereotipos sucesivos podra continuar.. Estas modas van todas en el mismo sentido: la sumisin alo que surge la ciega creencia en la tecnologa y en el mercadola certeza de que todo va a cambiar en la comunicacin huma:

    na e n l a familiar, en el trabajo en el ocio o en la poltica, gra4

    cas a la multiplicacin de las tecnologas de comunicaclcln. resultado es simple: la tcnica define el contenido de la comu-nicacin En realidad ninguno de los anteriores objetivos dela televisin de masas se ha n superado como tampoco lo hicieron en su momento la radio y la prensa escrita aunque alltambin los cambios tcnicos les ha n permitido mejorar. Essimplemente que cada nueva generacin tecnolgica resuelvealgunos de los problemas anteriores desplaza a ot ro s y crea amenudo, otros nuevos.La moda de los medios primero temti-cos y despus interactivos no constituye un a superacin dela problemtica de los medios de comunicacin de masas sinoque m s bien constituye una adaptacin a la evolucin c t ~ la un a individualizacin de los gustos y de los comportamien-tos. Pero este proceso deja intactos los otros problemas muchoms complicados, de nuestras sociedades, como son la cuestinde la relacin social, de la comunidad nacional o de la convivencia cultural en el seno de la comunidad internacional.

    Para entender la seduccin queprovoca esta huida adelan-te hacia las nuevas tecnologas y esta dificultad para relativi-zar las promesas de un a mejor comunicacin, es preciso pre-guntarse por la posicin de la comunicacin en la culturaoccidental

    n ntigu desconfi nz h ci l comunic cin

    La ausencia de distancia frente a la televisin y a las nue-vas tecnologas es el sntoma de un problema m s general: eldel malestar y la dificultad que genera pensar en la comunicacin en la cultura occidental. Esto es porque existe un dficitreal de reflexin y de inters terico y ms en general de reflexin epistomolgica y cultural sobre la posicin de la o ~ -nicacin en la cultura occidental, y tambin porque la teleVIsin ayer, y las nuevas tecnolngas, hoy, son el objeto de estacontinuidad tecnolgica y econmica. Que se pongan por la snubes las nuevas tecnologas de comunicacin o que se desprestigie la televisin como, antes que a ella, le ocurr i a la ra-dio y a la prensa sigue el mismo mecanismo, el mismo snto-

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    ma la falta de curiosidad terica p or l a comunicacin. La televisin y la s nuevas tecnologas de comunicacin Son la revelac in de la resistencia de la cultura occidental a pensar en lacomunicacin con relacin a un a teora del hombre y la sociedad. La comunicacin estudiada en el plano individual essiempre acusada de transformarse en arma de manipulacinen el plano colectivo. Instintivamente desconfiamos de la comunicacin a gran escala. La radio y la televisin saben algode t od o e st o y a q ue ha n tenido qu e afrontar la desconfianzaancestral que envuelve esta comunicacin. sta es l a i n te r esante paradoja de la posicin de la comunicacin en nuestracultura: ella es un o de los valores centrales pero todos descon-fi mos de ella En lugar de re conoc e r qu e toda comunicacinest evidentemente vinculada a un a relacin de fuerza aunqu e no se a posible reducirla sta se ve la mayor parte de ltiempo e m pu ja d a h ac ia u n proc eso de influencia i ncl uso demanipulacin. Pensamos en un emisor movido p or las m snegras intenciones y en un destinatario siempre dispuesto acreer en lo qu e se le cuenta sin autonoma ni distancia critica.Negamos ta nto la distancia crtica del receptor como la dimensin normativa de l emisor es decir la posibilidad de un a cierta intercomprensin.Esta antigua desconfianza hacia la comunic cin es t n p -rado jal como que la comunic cin sea un valor de em ncip -cin en el centro de la cultur occidental Desde el s ig lo XVIes el complemento y la condicin de todas la s emancipacionesdel i nd iv id uo . La reivindicacin de la libertad de comunicares evidentemente el fruto de l a l a rg a b a ta l la e m pe z ad a e n elRenacimiento p o r l a l i be r ta d de conciencia de pensamiento yde expresin; despus a partir de los s ig lo s XVII y XVIII po r lalibertad de los libros y de l a p re n sa . En el siglo XIX la encontramos de nuevo po r la libertad de asociacin de manifesta

    c i n y de participacin poltica. Durante el siglo xx est directamente vinculada a la llegada de la democracia de masas conel sufragio universal y la informacin para todos. Es decir lostres siglos precedentes qu e ha n visto l a l uc ha p or l a l ib er ta dindividual y d e sp u s p o r la igualdad son inseparables de laproblemtica de la comunicacin. No existe ninguna sociedadabierta ni democrtica si n libertad de informacin y de c om unicacin y las luchas po r la democracia y la libertad de prensa42

    . ero despus de la radio y de la televisin han. i n B ~ r i -~ ' ~ e m ; e su accin en esta perspectiva de emancipacindel hombre. r doi de la comunic cin es la siguiente: se ~ r a t ade ~ ~ ~ : ~ ~ s v a l ~ r e s esenciales de la c ultura poltica o ~ ~ ~ ~ n -tal al m is mo n iv el qu e los conceptos de [ b e r ~ a d , . gdual I fr ternid d pero la comunicacin nunca h a a quirt o a e d d La s tecnologas y los medios de comunicacin de ma

    s : t a ~ b i n ha n sido reducidos a un proceso de tra7sferencla. encia de manipulacin. En lugar de ve r en as mcom-: : : : ~ ~ I e s di?erencias e ntr e la lgica de l emisor ~ I m e n s a J ~ ydel receptor la prueba de la libertad de l h ~ m b ~ e ~ t ~ ~ e ~ e ~

    i d e n t i f i c ~ r el efectolde unta a ~ : ~ a ~ ~ ~ ~ ~ ' ~ : c ~ ~ : ~ n i c a c i n dem as t em id o natura me n e . I .dando la s inevitables diferencias entre la s tres. 0 ~ a s a s y ~ ~ ~ credo ue los medios de masas po r su s c a ~ ~ H o sgicas ~ e . n;lizaban todava m s la comunicacion ytecnolgicos racio . . n m s eficaz entre el emisor ele s t a b l ~ c i a n ~ ; : c ~ ~ ~ ~ : ~ ~ ~ ~ ; i s m o movimiento hemos credomensaje y e tuaba los mecanismosqu e esta transmisin mas e f i ~ a z d : ~ : n S o c i e d a d liberal indivi-de i n ~ u I : n ~ ~ : ~ ~ ; ~ ~ ; U ~ i ~ : ; i : ~ e masas h ~ m o s . insistido e ~d : ~ ~ g a r violentamente e l e fe ct o de estandarizacin y de mam-e lc in de los medios de comunicacin de masas. .pu;odemos verlo claramente con el e je mp lo de la c o m u ~ c a. . litic sta se h a identificado con el m rketing polticocwnto b l i ~ i d a d y con la manipulacin inclus? ~ e n t r a s qu eClan xa sPtUencia de la comunicacin poltica esta dlrdectamentea e I dios e comuminculada a la democracia de masas y a os me . . Ic ac in de masas. Efectivamente cmo se puede m g t n ~ ed ci a de masas sm comumcaci nfuncionamiento de la emocra . n debate poltico a . I ? . Cmo orgamzar upubhca a gran esca a. 6 s Itado c onse gui do a un alto precionivel de todo un pais re u . bli o-tras dos s ig lo s de l u c h a ~ , P O l ~ ; ~ : ~ ~ ~ ~ : ~ o : ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ n ~ : ~ ~ c a

    ~ ~ ~ : ~ ~ ; c ~ ; : ~ ~ : ~ ~ ~ : ~ ~ ~ ~ c r a c i a c o n el s U f r a g i ~ u ; i v ; s ~ ~ ~los medios de c o m u n ~ ~ a ; t ~ ~ ~ : ~ ~ t ; : : e ~ u c ~ e ~ ~ o ~ l ~ : ;ublicita-sospecha constante qd d ad atribuyen a la a pl ic ac i n esores cuan con va m no s o as la vi t r a del s uf ra gi o u ni ve rs al . s to se su s procedimientos a V o I

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    desafos i n e v i t a b ~ e s no deberan hacer olvidar elc ial de la comulllcacln I T . papel esencracia d e m as as Ah b ~ o I te a como condlclOn de la demoI . or a ien a pesar de este pa I . Ia comunicacin poltica se beneficia ipe .esencialdbil, a n m s dbil qu e I die egrtimida.] mu ysimplemente p o rq u e s o br eael l : : : : ed l? s de c ~ m u n i c a c i neste estereotipo de la man I ~ quizs ma s qu e antes. lllpU acin.

    ~ s esta Insuf ic ientevalor izac inde los conceptosde ca .cacion y esta desconfianza recurrente con re l . , murude comunicacin generalistas lo . acion a los mediosla seduccindique explica la sItuacin actuale as nuevas tecnologa . t .virtudes rechazadas por I di d s, es as p o se en t od as l as. , os me lOS e comullIcacin dquizas porque el carcter individual y ldi e ~ a s a s ;nueva etapa ICO parece abrir un a, ~ n c us a mIentras qu e este uso individ Iun a enorme Infraestructura s t . ua SUponeu su a ri o q u e slo ve la terminal a es Impercept Ib le p ar a el

    m u y f ue rt e para p e rm i ti r e s ta i ~ ~ ~ q u e ~ ~ a necesanamenteslo en el uso individual ve I onexion Pero pensamosE ma s so amente el tecladon este punto podemos resumir I .est nti gu desconjii nz h . l os c u tro momentos de ct a comunl acln1) La escala individual A I .ble de cualquier e x p e r i e n ~ i a q ~ ~ a comulllcacin es insepara

    relacin con el mundo y ca I m ~ ~ a es l a b as e de nuestratal aunque cree mu . n e projimn. Es simplemente vi-guaje p r o f u n d a ~ d e ~ e ~ : f ~ ~ : : e ~ t e antes i n c l ~ s o qu e lenprcticamente nunca los f . a comull lcaclOn no triunfat racasos estn a l a a lt dra s esperanzas y se convij-j ur a e nues-r ie n ci a c a pa z d ~ deiar en le n tcada un o de ellos en un a expe-

    naso ros un a profunda d . ,y esto, en t o da s l a s etapas de lav ecepClOn;decepciona cada vez VI d I a, empIeza se encuentra yglo como c o m p l e m e ~ t ~ : ~ z a a y estudiada desde hace un sid I movinuento de liberaco . di .ua en la cultura occidental _ ue t I n In IVIs eg n l as culturas- t s o qu e los modelos varan . ampoco a tenido tanto tcontina s ie n dn i g ua l de dif L . XI o, ya qu e. I ICI. a paradoja es pu I .gutento: si no ha y experiencia ind .d i es a si -si sta est todava m s p r es e nt e ~ ~ b ~ a SIn c o ~ u l l l ~ a c i n y

    movimiento d e l a liberacin d el di ddo a su stuacon en elt IVI uo la comun . ,es a realmente valorizada l aclOn nodificultades. ya qu e todos comprobamos su s44

    2 La comunicacin a gran escala. La desconfianza aqucomo ya hemos visto, ancestral alimentada parcialmente si nduda alguna por las dificultades de la comunicacin interpersonal, y siempre est identificada con un a tentativa de manipulacin, o, en todo caso, de influencia. No creemos en la sinceridad de la comunicacin a gran escala. Igual qu e la prensa delite es el objetivo de todas la s atenciones a finales del siglo xvme y d u ra n te l a p r im e ra m i t ad de l siglo XIX, del mismomodo la aparicin de la prensa popular despus de 1850 provoc inquietud. Desconfiamos de su influencia y de todo lo qu edice. La comunicacin a gran escala, qu e es, si n embargo elcomplemento natural de la lucha po r la democracia, da miedo.

    3 Los medios de comunicacin de masas condensan estedoble temor de la manipulacin y de la cantidad incluso si seha n librado numerosas luchas a favor de aqullos. l menos laradio no d a t a nt o miedo como fascinacin, y esto ser todavapeor con la televisin. Soamos con un a comunicacin a granescala m s productiva qu e la comunicacin humana y,al mismo tiempo desconfiamos de ella, puesto que precisamente esa gran escala. Finalmente descubrimos qu e n os i n fl u en c iapersonalmente menos de lo qu e se dice, pero continuamos conla seguridad por el contrario d e q ue influencia al vecino...

    4) La alteracin de la problemtica con l a s n u ev a s tecnologas. De nuevo, todo parece posible. El resultado de la s he rramientas h a ce o l vi d ar l a s d if i cu lt ad e s de la comunicacininterpersonal y la individualizacin acenta este sentimiento:es al fi n el individuo solo, libre, quien empieza la comunicacin. Durante menos de diez a o s n os hemos movido e nt re l adesconfianza y la confianza: l a s n u ev a s tecnologas, po r su ligereza y resultados va n a conseguir lo qu e los hombres no ha npodido conseguir jams. Olvidamos l a h e rr a mie n ta p a r a soarcon un a comunicacin humana y social directa. Adems nodecimos qu e la interactividad de la Red es superior a la interactividad humana?

    L a c o ns t an t e desconfianza hacia los medios de comunicacin de masas es ta n desproporcionada como la confianza absoluta hacia l a s n u ev a s tecnologas, puesto qu e la s dos tradu-

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    cen el problema jams resuelto de la comunicacin interperso-na l y el de la desconfianza hacia cualquier comunicacin agran escala.

    Efectivamente el objetivo siempre es el mismo. La comunicacin, siempre ambigua en el plano de la experiencianecesita se r mediatizada por conocimientos. Construir teoras y comprender los vnculos que existen entre teora de lacomunicacin y teora de la sociedad, entre tecnologas y necesidades humanas permite tomar distancias frente a dema-siadas promesas. Es decir, hacer la seleccin entre la comunicacin normativa y la comunicacin funcional, e ntr e la spromesas y la realidad entre lo irreal de la comunicacin ysus dificultades concretas.

    La distincin entre los dos tipos de comunicacin, la ideal yla de SImple necesidad es fundamental y de ningn modo cubre la oposicin entre comunicacin directa y comunicacinmediatizada por la tecnologa. Puede haber tanta comunicacin normativa en un proceso de comunicacin mediatizadapo r las tecnologas, como comunicacin funcional en los inter-cambios directos. La oposicin no se establece entre la buenacomunic cin hum n y l m l comunic cin tecnolgicesto seria falso y demasiado sencillo. Se establece en el modelode comunicacin que prevalece en el intercambio . Pero laausencia de inters por los numerosos trabajos tericos sobrela posicin de la comunicacin en nuestra cultura occidentalha llevado hasta esta desconfianza desproporcionada sobretodo por parte de las lites, hacia los medios de comunicacinde masas antes de asistir, desde hace una decena de aos aun proceso ta n desproporcionado de adhesin a las nuevas tec-nologas. Slo la acumulacin de conocimientos permite pensa r en el problema esencial: el de la articulacin de la comuni-cacin como valor en la cuestin de la cantidad en lassociedades abiertas Efectivamente no se trata slo de saberdiscriminar en la comunicacin entre lo que se manifiestacomo normativo y lo que se manifiesta como funcional se tra-ta tambin de pensar en esta dicotoma en relacin a estas dosescalas: las relaciones individuales y las colectivas.

    Por ejemplo, cuando afirmamos que la generalizacin de lasredes de ordenadores y de satlites permitir una mejor comprensin dentro de la comunidad internacional estamos con-46

    fundiendo, voluntariamente o no, comunicacin normativa ycomunicacin funcional. As reducimos la capacidad de comprensin entre pueblos, culturas y regmenes polticos que, porotro lado, todo separa al volumen y al ritmo de intercambiosentre las colectividades permitido por las redes . Como si lacomprensin entre las culturas los sistemas simblicos y polticos, las religiones y las tradiciones filosficas dependiera dela velocidad de circulacin de las informaciones . .. Como si in-tercambiar mensajes ms rpido significara entenderse mejorEn parte esto es verdad para la economa, y aun pero, en todocaso, lo es mucho menos para los fenmenos sociales y polticos.Esto puede incluso provocar, como yahe dicho en otras muchasocasiones, el efecto contrario: la aceleracin de la-circulacin demensajes, imgenes e informaciones deja m s visibles que an-te s las diferencias entre culturas y sistemas de valores ; y puede crear tanto un efecto repulsivo como el contrario.

    posicin de l im gen

    Esta desconfianza hacia la comunicacin de masas es todava ms evidente cuando se trata de abordar la cuestin dela posicin de la imagen. Imagen, imagen cuando t noscaptas ... 4 parece gritar efectivamente este fin de siglo, habi-tado e invadido por la imagen. Del trabajo a la educacin, delocio a la salud de la juventud a l a e ta pa adulta la imagenacompaa todas las etapas de la vida, y los nuevos medios decomunicacin en este terreno son ms que nunca activosSin embargo debemos constatar a la fue rza que la imagensuscita reacciones contrastadas pasin de los fabricantes dela imagen desconfianza de la s lites que parecen bastantepoco infundadas; como si, desde hace medio siglo, no se hubie-ra n realizado mltiples trabajos en semiologa, psicologa, psicolingstica, sociologa o antropologa cultural los cuales insisten precisamente en el carcter heterogneo de la imagen ye n l a dificultad de extraer un significado cerrado.No es aislando o rectificando la imagen el modo en que mejor podremos asentar en s u lugar, un a lgica de conocimiento;

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    sta requiere lo contrario y, como siempre un a re la ci n. Sicu.alquier fenmeno cultural o t c ni co no se entiende por smismo fuera de t odo c ont e xt o, por qu la imagen ser a la nica en no manifestar esta regla? Recordemos, pues a ttulometodolgico, cuatro fenmenos que permi ten const ru ir ladistancia indispensable entre el objeto, la imagen y el anlisis.

    1 Ante todo, valorizar la importancia del co nt ex to de lahistoria: La imagen no existe nunca por ella misma s i ~ o quese inscribe en un contexto, con un antes y un despus. Estainscripcin da lugar inevitablemente a una relativizacin.

    2 Reconocer la dimensin crtica del receptor. No hay imagen sin contexto, es cierto, pero tampoco hay imagen sin recept or, e s dec ir, sin un sujeto individual o colectivo que dispongapo r sus valores opiniones recuerdos y experiencias de fi lt rosentre la imageny l para interpretarla y mantenerla a distancia. El receptor es a menudo c r ti co, y e s esta capacidad crticalo que explica po r qu desde siempre los individuos, consumidores de imgenes se ha n acercado siempre a ellas con d es

    c o ~ f i a n z a como si presintieran que podran pe rder su posicien, olvidar la realidad como si temieran ser atrapados en lasredes de la s imgenes. Entre el mensaje y el receptor existesiempre la historia del individuo y su s decisiones.

    3 No pensarjams en la imagen como nica. En este sentido, manifestarse en contra de la ideologa tcnica que consiste e ,l valorizar los ~ m i o s siempre crecientes de la imagen yrealizarlosmdependIentemente de su objetivo para un tipo deusuario universal un ser asexuado de mediana edad ni habita ,lte de ciudades ni rural; e s dec ir, p ar a u n usuar io que noexiste. La Imagen est adquiriendo cada vez ms este poder,cuando ante ella slo se encuentra este usuario sin identidad.

    4 Recordar que no hay imagen sin imaginacin. Esto tambin s igni fi ca que la imaginacin que trabaja en la construccin de imgenes tiene todas las oportunidades de se r diferente a la que trabaja en la recepcin. Esta e onom de lim gin in introduce un a libertad un a relativizacin de lasdos partes y anula incluso l a i de a de una influencia unvoca.48

    Entre la intencin de los autores y la de los receptores otienen lugar los diferentes sistemas de interpretacin, de cdigoy de sel ec ci n, si no tambin todas las imaginaciones. De hec ho, e s este aumento de la imaginacin lo que explica la desconfianza de la que se rodea la imagen desde hace tiempo.

    En una palabra la paradoja de la imagen es la siguiente: anosotros nos gusta y la consumimos porque estamos solos anteella; somos libres de amarla o de rechazarla y esta libertadparece que surja de nuestra propia decisin. En realidad esun a de ci sin de la imagen c om o de cualquier situacin de comunicacin: el receptor no est solo. Toda su historia y su s valores intervienen en e sta percepcin y anlisis de la imag en ; lo protegen a v ec es s in que lo sepa. Es el conjunto denuestros recuerdos valores e ideas lo que nos permite conserva r cierta distancia interpretativa frente al mensaje y,de estemodo, ser libres.. Ahora falta que los nuevos medios tecnolgicos introduzcanun importante matiz: el virtual . Es esencial evidentementeque se mantenga en la recepcin un a diferencia radical entrela imagen de la realidad y la de un a realidad virtual desde elmomento en que se producen imgenes de sntesis sobre todoen tres dimensiones. Para evitar la s confusiones de c on secuencias antropolgicas probablemente graves es p re ci so inventar permanentemente reg la s que permitan a todos losniveles de la produccin -difusin y r ec ep ci n de imgenesdistinguir entre todas las imgenes aquellas que evocan larealidad y aqullas que son un a simulacin.e Sin duda algunaaqu reside el peligro ms grave de las mutaciones actualespuesto que ms a ll del debate filosfico esencial sobre lo quees la realidad y la experiencia un a mezcla de gneros as correel riesgo de tener consecuencias culturales y, sobre todo, polticas graves

    Ahora bien curiosamente esta distincin esencial un a espe ci e de carta sagrada mnima que puede jugar el papel deun reglamento internacional que se impone a todos los actores de la imagen no se ha llevado adelante. Es como si, en lagran tradicin de su relacin con la imagen los hombres encontraran una ven ta ja en dej ar que se crucen imaginacin yrealidad ficcin y realidad simulacin y materialidad. Evi-

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    dentemente una c ar ta as sera extremadamente compleja:quin podra decidir lo que es un a buena imagen? a partirde qu criterios? debera aplicarse a todas las imgenes in-cluso a aqullas producidas en el campo artstico y cientfico?Si un acuerdo pareciera difcil el debate tendra el mrito deser impulsado se plantearan las preguntas y se p od r a almenos intentar aplicar los principios generales del derechoal problema de las nuevas imgenes.Vemos la paradoja de un a situacin as. Es curiosamenteen el terreno ms movedizo de las nuevas tecnologas la dis-tincin entre lo real y lo virtual en el que el silencio terico esel m s ensordecedor mientras que por todo lo que concierne alos nuevos medios de comunicacin parece que nadie inten-ta acusar sus resultados ni su utilizacin. Desconfiamos de laimagen y nos hemos equivocado salvo en u n punto el virtualno identificado como tal mientras que paralelamente no des-confiamos de los nuevos medios de comunicacin que precisa-mente constituyen uno de los lugares privilegiados de estavirtualidad.

    Discursos ruidosos y silencio terico

    Un a de las mayores dificultades proviene del hecho de quela comunicacin es actualmente el tema de un gran nmerode discursos; si todos tienen un a legitimidad siguen estandoen su conjunto divididos; y no porque slo traten un a partedel problema sino porque tienen la tendencia a convertirseellos mismos en teor s en todo c so mostr rse comoautosuficientes.En orden cronolgico podemos citar el discurso de los pol-ticos seguido del de los juristas. Fueran de izquierdas o de de-rechas tanto unos como otros defendan al principio un aorientacin de los valores pero con el paso de los aos el dis-curso de orientacin dirigido a acercar la radio y la televisinal servicio pblico se ha transformado e nun discurso de acom-paamiento. La idea de una gran filosofa de los medios de co-municacin de masas apareci despus de los aos setenta5

    desfasada y la continuidad econmica y tecnolgic final-mente se la llev. Despus lleg el discurso de los tcnicos y delos ingenieros que acompa la explosin tecnolgica seguidodel discurso de los primeros empresarios a partir de los aosochenta con la creacin del sectorprivado y la entrada masivade la economa e n l a comunicacin. El discurso de los publici-tarios tampoco constribuy a la legitimidad de la televisin yaque m s bien defenda el estereotipo segn el cual aquel quecontrolaba las imgenes reinaba sobre la sociedad incluso eracapaz de hacer ganar a los polticos. Las estrellas de la peque- p nt ll ha n adquirido progresivamente la costumbre deexpresarse tambin ellas sobre el sistema. Si ellas han con-tribuido a la legitimidad popular de la televisin tambin ha nfavorecido con sus comentarios sobre la combinacin sectorpblico sector privado la idea de una televisin espectculoantes que la de un a televisin parte de la sociedad. En reali-dad la televisin al convertirse en un a industria hecho queer a inevitable ha ido abandonando el discurso de orientaciny de valores que haba sido el suyo durante los aos cincuen-ta y sesenta. Por otra parte se ha confundido el f inal de la te-levisin nica y la deseada llegada de la competencia con el fi-na l de un discurso de orientacin sobre la televisin. Es comosi la multiplicacin de los canales la mundializacin de las in-dustrias de la comunicacin y la severa competencia sectorpblico sector privado deberan traducirse en el abandono decualquier proyecto de conjunto sobre la televisin.No es la aparicin del sexto discurso el de los especialistasde la udienci y de los estudios lo que ha podido compensaresta desviacin. Es ms bien lo contrario puesto que se haproducido una confusin entre audiencia y calidad. El serviciopblico desfavorecido en esta carrera ha mostrado la tenden-cia a retomar esta lgica propia del mercado sin recordar cla-ramente que esta obligacin del mercado no prohiba el man-tenimiento de objetivos de servicio pblico como se hace enotros sectores enfrentados por la competencia.Los periodist s mucho m s numerosos desde hace un a de-cena de aos en seguir al sector de la comunicacin no ha nconseguido modificar este discurso de la audiencia en primerlugar porque ellos mismos se ha n servido mucho de l; en se-gundo lugar porque la prensa escrita siempre ha tenido un a

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  • 5/25/2018 Wolton, Dominique - Internet y despus

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    relacin ambigua por no decir algo ms con la televisin y,entercer lugar, porque, sin ninguna moderacin, se ha n zambullido en las delicias y los milagros que se esperaban de las nuevas tecnologas. La lgica de las cifras se ha impuesto en detrimento de cualquier discurso de valor.Tampoco han sido, ni mucho menos, los di