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Orhan Pamuk para principiantes

De Turquía con amor

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A las 12 horas del próximo 29 de noviem-bre orhan Pamuk abrirá, con una conferencia magistral, el Salón Literario de la XXIII Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. en 2006 se convirtió en el primer escritor turco en ganar el Premio nobel de Literatura porque, dictaminó el jurado, “en la búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal, estambul, Pamuk ha descubierto nuevos símbolos para el choque y la interrelación de culturas”.

Aunque el nobel no siempre se entrega a los mejores escritores, ya que muchas veces pesan más factores geopolíticos que literarios, Pamuk tiene el indiscutible mérito de “encender una ventana en la noche para que nos asomemos a ella”.

Hay muchas razones para leer a orhan Pamuk. el narrador Juan Villoro, el historiador Carlos Mar-tínez Assad y el poeta y promotor de lectura Juan domingo Argüelles comparten con los lectores de emeequis algunas de ellas.

entre los tres, recomiendan ampliamente la lectura de Estambul: Ciudad y recuerdos, El libro negro, Me llamo rojo y Nieve. Así, en ese orden.

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Por Patricia Vega [email protected]

Estambul, situada en el punto de unión entre Europa y Asia, antiguamente fue conocida como Constantinopla, capital de los sucesivos imperios romano, bizantino, latino y otomano. Ha sido un mirador estratégico que permite una suerte de tránsito entre las culturas occidental y oriental.

Constantinopla, explica Carlos Martínez Assad –como lo hace con sus alumnos–, fue un punto de encuentro funda-mental para la historia del mundo: el centro de la cristiandad con Constantino y Justiniano, el lugar de las Cruzadas, en la Edad Media. Más atrás aún, en esa región se encontraba la ciudad de Troya, mencionada en los textos de La Iliada y La Odisea.

Agrega Martínez Assad:–Desde muy pronto, en sus novelas Pamuk mostró un

interés en lo que podríamos considerar como un Oriente occidentalizado, en los mecanismos que permiten la con-vivencia entre cristianos y musulmanes y, en esa medida, se vuelve un autor de gran actualidad. Desde esta perspectiva, al ser un territorio donde se cruzan las huellas de Oriente y Occidente, Estambul tiene amplias posibilidades cultura-les, en el que la convivencia y el multiculturalismo ofrecen posibilidades para un futuro más pacífico en una región de por sí un tanto convulsionada.

Ahora es la voz de Juan Villoro:–Como alguna vez lo dijo el escritor español Juan Goy-

tisolo, Estambul es una ciudad palimpsesto, integrada por los remanentes de diversas culturas. Es una ciudad que está pidiendo a gritos una historia múltiple porque tiene muchas capas; por eso, de manera muy natural, a Pamuk le surgió este tipo de novelas donde se implican muchas historias. Me parece muy interesante la mezcla que ha podido hacer de la gran tradición de literatura oriental tipo Las mil y una noches y la narrativa moderna que ha podido desarrollar en su obra. En su literatura hay un punto de encuentro muy claro entre Oriente y Occidente, típico de la ciudad de la que él escribe de manera obsesiva, que es una ciudad bisagra entre dos culturas fundamentales.

Él pertenece a una literatura –continúa Villoro– integrada por los contadores de historias múltiples: los que escriben novelas que son como el cruce de muchos ríos. Y sin duda, a esta familia pertenecen Gabriel García Márquez, Günter Grass, Salman Rushdie y Pamuk. Es muy curioso porque pertenecen a literaturas distintas, pero todos ellos vienen de estos afluentes que son las grandes historias de Sherezada, que es un libro hecho de un sinfín de historias. A todos les gusta escribir de familias y genealogías, de historias muy dilatadas en el tiempo que pueden durar varias décadas. Hay una gran familiaridad en estos cuatro autores que son dignos herederos de Las mil y una noches.

A veces conviene empezar la lectura de un escritor a partir de sus libros más recientes y luego irse a los anteriores. Tal es el caso del escritor que nos ocupa. Villoro, Martínez Assad y Juan Domingo Argüelles sugieren empezar por Estambul: Ciudad y recuerdos. Una excelente introducción al universo de Orhan Pamuk.

Habla Argüelles:–Son unas memorias espléndidas y a la vez un retrato

muy vivo de esta ciudad que no conozco pero que me resultó apasionante a través de la prosa tan ágil y tan descriptiva de

Pamuk. Además, la edición viene con foto-grafías. Es un libro inolvidable. Y lo que más me interesó fue el relato de la infancia lite-raria del propio Orhan, como cuando dice: “Inmediatamente después de que aprendie-ra a leer y escribir, se añadió al universo de fantasías de mi mente la constelación de las letras”. En lo personal, tengo mucho interés por los procesos de lectura y escritura, sobre los que constantemente estoy escribiendo, y Pamuk describe muy bien los suyos y re-flexiona muy lúcidamente al respecto.

Juan Villoro:–Me parece una manera extraordinaria

de contar la historia del lugar donde vives a partir de la historia de tu familia. Enton-ces, este libro es la historia de sus padres, la historia de sus tíos, la historia del edificio donde él vivía, de sus frustraciones, sus vo-caciones y, al mismo tiempo, es la historia de su ciudad.

Martínez Assad: –Es una suerte de crónica novelada en

donde la ciudad se vuelve protagonista y eso me parece sensacional; es un gozo que Pa-muk te haga vivir como lector los sitios, los lugares, la toponimia de una ciudad –algo que extraño mucho para México–, es algo que Pamuk logra establecer con una gran se-guridad y que se vuelve muy apreciable. Esto sucede también en su novela más reciente, El museo de la inocencia: independiente-mente de la historia, uno puede agradecer el recorrer con Orhan los sitios de la ciudad; conocer los nombres de los restaurantes, los cines, los hoteles, las estación portuaria y la de trenes… en fin, creo que todo eso hace muy gozosa también la lectura de sus otras obras.

Ferit Orhan Pamuk nació el 7 de junio de 1952 en Estambul, Turquía, en el seno de una familia acomodada. Tuvo a la pintura como primera inquietud artística e inició estudios de arquitectura y periodismo a los 24 años, cuando decidió dedicarse de lleno a la literatura, influenciado por los grandes novelistas europeos y, al mismo tiempo, con el referente cultural islámico-occidental. Jamás ejerció como periodista.

Dice Juan Villoro:–Pamuk quiso ser pintor. Sin embar-

go, durante muchos milenios en la cultura árabe el único espacio para la representa-ción fueron los pequeños dibujos en textos sagrados; no se permitía la representación pictórica como tal. Y a Pamuk le parecía di-fícil ser pintor en una sociedad que carecía de tradición pictórica. Entonces se dedicó a la literatura como otra manera de buscar

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imágenes, como una forma distinta de desa- rrollar cuadros. Y resulta muy interesante el modo en el que une sus dos pasiones en el libro Me llamo Rojo. Su literatura es total-mente cromática.

Orhan Pamuk puso en el centro de sus pre-ocupaciones públicas el genocidio perpe-trado contra el pueblo armenio durante la Primera Guerra Mundial. Por ello casi acaba en prisión debido a que el gobierno turco lo acusó de haber cometido el crimen de “in-sultar a la identidad turca”, aunque se salvó de ir encarcelado gracias a un tecnicismo legal.

Cuenta Martínez Assad:–En la novela Nieve hay una especie de

arreglo de cuentas entre Occidente y Orien-te, sobre todo a través de la cuestión de la religión musulmana. En ella se menciona el genocidio del pueblo armenio –ocurrido en la actual Turquía entre 1915 y 1916–, tema es-pecialmente sensible porque ha coincidido con la discusión sobre el ingreso de Turquía a la Unión Europea.

Pamuk optó –sigue Martínez Assad– por la postura políticamente correcta, al criticar de manera directa el genocidio armenio y, además, haberse atrevido a hablar de un millón de muertos, lo cual no ha sido cla-ramente comprobado . Sin embargo, a pesar de que esas vivencias están ahí, es una si-tuación que nos es difícil entender porque se trata de acciones que se establecieron a final del imperio otomano.

Juan Villoro:–Cuando le preguntaron a Hitler sobre

cómo era posible exterminar a los judíos, él contestó: “En la historia los genocidios se olvidan. Hoy día, nadie se acuerda de los armenios”. Hitler se refería a la matanza de armenios perpetrada por turcos, hecho que, hasta la fecha, ha sido silenciado por los gobiernos autoritarios de Turquía. En su novela Nieve, Pamuk se atreve a hablar del genocidio armenio, de la opresión política, a través de la historia de un poeta que ha teni-do que vivir en el exilio y que regresa a Tur-quía mucho tiempo después y se encuentra con su primer amor. Es una novela de amor, pero también es un retrato del autoritarismo y la violencia política en Turquía.

¿Qué es lo que distingue a Orhan Pamuk de otros escritores?

¿Por qué es un autor singular?Responde Juan Domingo Argüelles:–A mi juicio, su honradez intelectual y

su desinterés de ser una marca comercial. Es

un escritor auténtico, al menos en los dos libros que conozco de él –Me llamo Rojo y Estambul: Ciudad y memorias–, y creo, por lo que sé, que no tiene interés en consentir a los editores y en ser autocomplaciente. Como lo leo en español, no sé qué tan grande y fino sea su estilo, pero me atengo a lo que decía Augusto Monterroso: una gran obra no puede ser echada a perder ni por el peor traductor. Y los dos libros de Pamuk que he leído me parecen soberbios.

–¿Cuál es su atractivo? –Es ameno, es intenso, jamás aburre, y utiliza la in-

teligencia sin pedantería. En Me llamo Rojo hay también suspenso, pero no pretende hacer un best seller ramplón ni una literatura culta a la moda.

¿De qué TraTan?Estambul: Ciudad y recuerdos

Orhan Pamuk oscila constantemente del plano históri-co al autobiográfico para develarnos las sinuosidades de una ciudad a caballo entre Europa y Asia, ilustrándola con semblanzas y fotografías de artistas, escritores, callejuelas, monumentos y hermosos edificios en ruinas. Una ciudad viva donde palpita una realidad cambiante y un misterio en cada esquina.

El libro negro

La desaparición, sin previo aviso, de una mujer le sirve a Pamuk para adoptar la fórmula de la investigación detecti-vesca y lanzarnos, a través de los lugares más recónditos de Estambul, a una búsqueda desesperada que es en verdad más filosófica y existencial que física en torno a las dificultades a las que debe enfrentarse Oriente si quiere mantener sus se-ñas de identidad frente a la occidentalización triunfante.

Me llamo Rojo

En esta novela viajamos hasta el siglo XVI, el sultán desea inmortalizar su figura en un lienzo, pero la ley islámica lo prohíbe. La tentación vence y cuatro artistas trabajarán en secreto, elaborando un libro lleno de imágenes nunca antes pintadas. Hasta que uno de ellos desaparece. “Creo que a los jóvenes les gustará en la medida en que hay la tensión generada por un asesino serial en la antigüedad y, al mismo tiempo, el recorrido por los grandes palacios del imperio otomano y cómo se vivía en una cultura tan rica en sus pro-pias expresiones”, opina Carlos Martínez Assad.

Nieve

Es un thriller político que se desarrolla en pleno invierno: un poeta y periodista viaja a la remota ciudad de Kars, en la frontera de Turquía, después de largos años de exilio político en Europa occidental. La ciudad que encuentra es un lugar conflictivo: hay una ola de suicidios de chicas a las que se les ha prohibido llevar las cabezas cubiertas a la escuela, los islamistas van a ganar las elecciones locales, y el jefe de los servicios de inteligencia es de una eficiencia brutal. ¶

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