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Introducción De entre las operaciones de conversión de intereses extranjeros en españoles que se dieron tras la Guerra Civil española (Rio Tinto Co., ITT–CTNE, Sevillana de Electricidad, etc.) destaca el caso de la empresa eléctrica Barcelona Traction Light and Power, Co. Ltd. (BT), no sólo por el valor de la compañía, sino por el hecho de efectuarse de modo manifiestamente hostil 1 . «Barcelona Traction” fue constituida bajo legislación canadiense en 1911. Se trataba de una compañía holding, que operaba mediante una colección de subsidiarias que explotaban servicios públicos de transporte y energía princi- palmente en Cataluña. La filial más importante era “Ebro Irrigation & Power Co.” (o Riegos y Fuerza del Ebro, RFE), también de derecho canadiense, pero registrada en España para desarrollar sus negocios. “Barcelona Traction” (BT) se ha presentado como un ejemplo de capital aguado (stock watering), con una aportación de fondos propios desproporcionadamente baja o de valoración fic- ticia, reuniendo el grueso de capital invertible mediante obligaciones. Mientras que las acciones y obligaciones de las compañías explotadoras eran propiedad y estaban en poder de BT, sus activos tangibles estaban, obviamente, en España. El control de BT, con circunstancias cambiantes a lo largo de los años, Rafael Alcalde 83 1. Para un estudio en profundidad del caso puede consultarse Alcalde (2004). Agradezco al profesor Carles Sudrià sus excelentes consejos. Fecha de recepción: Marzo de 2006. Versión definitiva: Febrero de 2007. Revista de Historia Industrial N.º 36. Año XVII. 2008. 1. El caso de la Barcelona Traction. Una revisión RAFAEL ALCALDE Centre d’Estudis Antoni de Capmany de la UB

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  • Introduccin

    De entre las operaciones de conversin de intereses extranjeros en espaolesque se dieron tras la Guerra Civil espaola (Rio Tinto Co., ITTCTNE, Sevillanade Electricidad, etc.) destaca el caso de la empresa elctrica Barcelona TractionLight and Power, Co. Ltd. (BT), no slo por el valor de la compaa, sino por elhecho de efectuarse de modo manifiestamente hostil1.

    Barcelona Traction fue constituida bajo legislacin canadiense en 1911.Se trataba de una compaa holding, que operaba mediante una coleccin desubsidiarias que explotaban servicios pblicos de transporte y energa princi-palmente en Catalua. La filial ms importante era Ebro Irrigation & PowerCo. (o Riegos y Fuerza del Ebro, RFE), tambin de derecho canadiense, peroregistrada en Espaa para desarrollar sus negocios. Barcelona Traction (BT)se ha presentado como un ejemplo de capital aguado (stock watering), con unaaportacin de fondos propios desproporcionadamente baja o de valoracin fic-ticia, reuniendo el grueso de capital invertible mediante obligaciones. Mientrasque las acciones y obligaciones de las compaas explotadoras eran propiedady estaban en poder de BT, sus activos tangibles estaban, obviamente, enEspaa. El control de BT, con circunstancias cambiantes a lo largo de los aos,

    Rafael Alcalde

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    1. Para un estudio en profundidad del caso puede consultarse Alcalde (2004). Agradezco alprofesor Carles Sudri sus excelentes consejos.

    Fecha de recepcin: Marzo de 2006.Versin definitiva: Febrero de 2007.

    Revista de Historia IndustrialN. 36. Ao XVII. 2008. 1.

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    RAFAEL ALCALDECentre dEstudis Antoni de Capmany de la UB

  • estaba en posesin de SOFINA2. La participacin directa o indirecta de SOFINAen el capital de BT, desde la reorganizacin financiera de los aos 20, rondabael 75%. Los intereses canadienses fueron siempre irrelevantes; no obstante,otra organizacin canadiense, el National Trust, actu de trustee (fideicomisa-rio o depositario) de la mayora de emisiones de bonos de BT.

    Las principales series de obligaciones de la Compaa, llamadas FirstMortgage y Prior Lien, ambas emitidas en libras esterlinas, sufrieron sucesivosconvenios de reestructuracin por las dificultades de BT para atender sus derechos,y hacia los das de la declaracin de quiebra (1948) acumulaban una suma de cr-ditos de unos 10 millones de libras entre principal e intereses atrasados. LasGuerras Mundiales, la Guerra Civil espaola y las restricciones de cambio impues-tas por las autoridades espaolas fueron las razones generales invocadas por elgrupo BT para justificar las demoras y las medidas de recorte de los derechos delos obligacionistas, que tuvieron como punto culminante el plan de compromiso de1945, una operacin de gran envergadura que pretenda transformar la deuda endivisa por deuda en pesetas, de una sola vez y con una quita del 50%. Las autori-dades espaolas no consintieron la operacin, justificando la decisin en la nega-tiva de BT a aclarar diversos extremos del convenio y de su propia estructuraempresarial, que en diferentes periodos haba llamado la atencin por sus oscurasactividades financieras y comerciales, destacando entre todas el escamoteo de losbeneficios para atender deuda exterior prefabricada que no coincida con la de losobligacionistas. El ministro espaol de Industria y Comercio, Juan AntonioSuanzes, hizo pblico el rechazo del plan desde la tribuna de las Cortes. El con-flicto se agrav con el vaciado patrimonial de la Compaa Hispano Americana deElectricidad (CHADE), sometida al mismo grupo de control que BT3.

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    2. La Socit Financire de Transports et dEnterprises lectriques, nacida en 1989 y refun-dada en 1929, ligada a la AEG alemana y a la General Electric norteamericana, creci bajo la admi-nistracin de Dannie Heineman hasta convertirse en los aos 30 en el centro de un conglomeradocon intereses en ms de un centenar de empresas de todo el mundo. Actuaba tambin como finan-ciera de sus participadas, facilitando capital fijo o circulante. Era, adems, una consultora tcnicae intermediaria en el trato de sus participadas con proveedores. SOFINA, compaa de derechobelga, tambin era multinacional en cuanto a la composicin de su capital. Por ejemplo, en 1928sus acciones se encontraban en Blgica (18,35%), Estados Unidos (18%), Alemania (15%), ReinoUnido (14,75%), Francia (12%), Holanda (8%), Espaa (6,5%) y otras participaciones menores enSuiza, Italia, Hungra o Luxemburgo. SOFINA era accionista de referencia de la CHADE y deBarcelona Traction a travs de otra intermediaria, SIDRO.

    3. La CHADE se constituy en 1920 para salvaguardar los intereses alemanes en empresaselctricas latinoamericanas, que peligraban con la poltica de reparaciones tras la I Guerra Mundial.SOFINA y el grupo Crdit Suisse, en las personas de Heineman y Bindschedler, respectivamente,fueron los responsables del diseo de la operacin, con la inestimable colaboracin de personajescomo Rathenau (AEG), Loucheur (ministro francs de Regiones Devastadas) o Young (GeneralElectric). De la adaptacin a la normativa espaola, las relaciones con los bancos implicados, etc-tera, se encarg Francesc Camb. Francesc Camb hizo fortuna con la empresa y lleg a ser su pre-sidente. La CHADE se convirti en una de las principales empresas espaolas, reparti prebendasentre prohombres que ocupaban las sillas decorativas de su Consejo de Administracin y result seren una excelente fuente de tributos y divisas para la economa espaola durante ms de dos dcadas.

  • Los intentos de hallar una solucin simultnea para BT y CHADE encontra-ron la oposicin del Gobierno espaol, guiado por el financiero mallorqun JuanMarch Ordinas. March aprovech la ocasin para acelerar la compra masiva deobligaciones de BT en unas condiciones de descuento comparables a las del con-venio, acercndose progresivamente a la condicin de primer acreedor de BT,una posicin que alentaba las aspiraciones de control de la Compaa que yahaba intentado aos atrs sin xito. Numerosos incidentes de negociacin entreaccionistas representados en ltimo trmino por Dannie Heineman, primerdirectivo de SOFINA y obligacionistas en su mayora filiales del grupoMarch naufragaron. A principios de febrero de 1948, algunos poseedores deobligaciones de BT instaron la quiebra de la empresa en el juzgado de 1 instan-cia de Reus, y en cuestin de horas fue decretada la ocupacin de las subsidiariasespaolas de BT, consolidando el control efectivo de los activos fsicos de BT enmanos del grupo March. BT no se person en la quiebra hasta que sta se con-virti en procesalmente firme. La cadena de recursos, cuestiones de competencia,impugnaciones y otros procedimientos judiciales, interpuestos por representantesde las dos partes, consiguieron complicar extraordinariamente la situacin legal,pero la administracin y gestin de las empresas mantena una normalidad nota-ble. El nombramiento de un juez especial no produjo ningn cambio significati-vo en la orientacin del proceso.

    Las intervenciones diplomticas en favor de BT, encabezadas por Canadpor la nacionalidad de la Compaa, Blgica afectada por la repercusinsobre los intereses de SOFINA y el Reino Unido apoyando a Canad, perotambin preocupado por defender los derechos de unas emisiones de obligacio-nes en su moneda y con tenedores britnicos, decidieron al Gobierno espaol,en 1950, a proponer la creacin de una Comisin internacional de expertos paraevaluar la posicin deudora o acreedora de BT respecto de la economa espao-la. Fruto de estos estudios fue una Declaracin conjunta de los Gobiernos espa-ol, britnico y canadiense que bendeca la actitud de la Administracin espao-la en el asunto. Un xito de tal alcance deriv en la precipitacin de la quiebra,con la venta judicial de los bienes de BT, subasta que se efectu en enero de 1952y que se adjudic FECSA, asumiendo activos y pasivos de BT es decir, los desus subsidiarias explotadoras.

    La cascada de acontecimientos se produca simultneamente a nuevos inten-tos de negociacin entre accionistas y obligacionistas, intermitentes pero persis-tentes, que llegaron hasta 1961. De la misma forma segua infatigable la activi-dad diplomtica; en declive la de Canad, con oscilaciones la britnica y en claroascenso la belga. Con el empuje de la poderosa SOFINA, ms la oportuna parti-cipacin de un funcionario con la influencia suficiente y con vnculos de lealtadcon ese grupo privado, el Gobierno belga llev el caso ante el TribunalInternacional de La Haya (TI) en dos etapas (1958 y 1962), demandando alGobierno espaol con una reclamacin basada en una reiterada denegacin de

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  • justicia. La sentencia de 1970 desestim la capacidad de Blgica para proteger yrepresentar los intereses de una sociedad canadiense ante el TribunalInternacional. El veredicto no entr en el fondo de la cuestin.

    A pesar de la sentencia de 1970, el caso BT contina encerrando numerosasincgnitas. Las sombras del conflicto se reconocan desde que el TribunalInternacional dio por zanjado el asunto4, y la literatura ms reciente o bien lomantiene5, o bien no es concluyente6. El presente artculo se nutre principalmen-te de informacin conservada en el Archivo Suanzes (SEPI, Madrid), losNational Archives of Canada (Ottawa), los Archives du Ministre des Affairestrangres (Bruselas), la Public Record Office (Kew, Londres) y el ArchivoGeneral de la Administracin (Alcal de Henares)7; pretende, mediante el plan-teo de una serie de preguntas cruciales, dar nueva luz sobre uno de los asuntosms complejos y trascendentes de la historia empresarial espaola durante elfranquismo.

    Preguntas y respuestas

    El plan de 1945

    El llamado plan de reorganizacin de deuda de 1945 era el ms ambicioso delos ejecutados por Barcelona Traction. La casi totalidad de sus inversiones enEspaa se realizaron en base a la emisin de obligaciones, y apenas tres aos des-pus de su constitucin ya tuvo dificultades para cumplir con sus compromisos,privando a los obligacionistas de parte de sus derechos. Entre 1915 y 1924 secontaron cuatro convenios de reestructuracin, en los que se aplicaron reduccio-nes del tipo de inters, quitas, cambios en la divisa de pago, prolongaciones delos plazos de amortizacin y pagos en efectivo sustituidos por pagos en nuevosttulos. Desde diciembre de 1936, BT dej de atender su deuda en libras adu-ciendo las dificultades que oponan las autoridades espaolas a la salida de di-visas. El proyecto de 1945, que se presentaba como solucin definitiva al pro-blema, tena, como caracterstica principal, la amortizacin de las principalesemisiones en libras esterlinas (la Prior Lien y la First Mortgage) por obligacio-

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    4. White, G. (1972).5. Carreras, A. (2003), pp. 47-66.6. Cabrera, M. (2004), pp. 175-204.7. En las notas, respectivamente: AS, CAN, BEL, PRO y AGA.Juan Ventosa ostent, entre otros, los cargos de ministro de Hacienda en el gabinete Aznar, apo-

    derado de BT y consejero de la CHADE. Pablo Garnica presida Banesto. Jos Manuel Figuerasfue Gobernador del Banco de Espaa durante el final de la Dictadura de Primo de Rivera. Comoya se deduce de la cita, Andrs Moreno fue director del Banco Hispano Americano, mientras queLlad representaba al Banco Urquijo. Sobre las relaciones de Ventosa con la CHADE de Cambpuede consultarse Alcalde (2004), cap. II.

  • nes en pesetas. Pero de un total de 7.145.392 libras esterlinas slo se contempla-ban desembolsos por valor de 3.685.747 libras esterlinas. Un sacrificio del 48%.De todos modos BT logr para su plan la autorizacin provisional del ministroDemetrio Carceller, antecesor de Suanzes en el ministerio de Industria yComercio.

    El primer punto que se debe aclarar es por qu Suanzes rechaz el plan dereestructuracin de la deuda de BT. Poco despus de su llegada al ministerioSuanzes ya manejaba datos suficientes para decidir irrevocablemente hundir elplan. Es el caso de un manuscrito del ministro donde analiza la primera versindel arreglo de 1945. Se trata de algunos nmeros del puo de Suanzes para tratarde aclararse en las caractersticas principales del proyecto. Incluye anotacionestales como: No comprendo? junto a algunas cifras de la operacin: 2.640.000de libras c 45 118.800.000 ptas. Apunta a los que desean justificarse(Andrs Moreno H. Americano, Llad Urquijo); y, a continuacin, unarelacin de personajes con sus comisiones: Ventosa (300.000 ), Carceller(300.000 ), Garnica (200.000 ), Figueras Doti (50.000 ); los Bancos 8mx5(40.000.000 ptas) (de ellos 7 a Ventosa tragan!)8.

    No es difcil sospechar de dnde sac Suanzes la informacin de March,e importa relativamente poco su exactitud: lo decisivo es que el ministro s ladio por buena. Ventosa, Carceller y Garnica personificaban la oligarqua detoda la vida, la que impeda el sano progreso de Espaa segn el ideal falan-gista del ministro cuando no la faceta corrupta del rgimen, o los represen-tantes del gran capitalismo bancario y renegado. No es de extraar que la men-talidad de Suanzes estuviese ms que determinada a parar los pies a los que, enfin, consideraba malos espaoles. Suanzes se permiti la irona, en su respues-ta al presidente de BT (14.12.46), de recordarle que estaba a punto de cumplir-se un ao de la advertencia que haba hecho a Ventosa: la condicin de revisara fondo, y por parte de la Administracin, las cuentas de todo el grupo deempresas de BT y sus actividades, inspeccin que, obviamente, no poda sersustituida por la docena de hojas de datos que haba enviado la propia BT paracerrar el expediente.

    La forma pblica de rechazo del plan fue un discurso desde la tribuna de lasCortes (12.12.46), aprovechando la respuesta a un procurador. Sin entrar en losdetalles del plan de 1945, Suanzes se refiri al negocio como desarrollado en elextranjero por una sociedad extranjera, especificando el elevado perjuicio parasus propios obligacionistas en el mercado britnico. Subray la contradiccin deaducir, por parte de la Compaa, dificultades en la transferencia de divisas parajustificar el plan, al tiempo que era la propia economa espaola la que deba

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    8. AS C54. En el momento de la consulta el Archivo Suanzes de la SEPI estaba en proceso decatalogacin, de modo que las referencias slo apuntan a la caja que contiene el documento encuestin.

  • suministrar la moneda extranjera precisa para cerrar la operacin. Una opera-cin que Suanzes caracteriz por el elevado excedente mencion 137 millonesde ptas. que en proporcin no conocida en detalle, pero regulada por el esfuer-zo o aportacin de los participantes, haba de ser distribuida entre ellos en con-cepto de retribucin o beneficio. El ministro tambin revel el rechazo delGobierno a la propuesta de participacin del IEME9 en los beneficios del plan.Olvidando la autorizacin de principio del anterior ministro, Suanzes asegurque el Gobierno rechaz el plan tan pronto lo conoci en su totalidad, y afirmque exista el convencimiento de que otros Gobiernos en referencia tcita alReino Unido tampoco hubiesen aprobado el proyecto. La justificacin de lasnegativas a las tres versiones del plan que se llegaron a presentar, adems de laequivalencia substancial entre ellas, resida, a criterio del ministro, en la deci-sin de no dar un paso sin conocer en profundidad el desarrollo econmico yfinanciero de las empresas del grupo, que ste se neg a facilitar. Un dato a rete-ner es que la tercera versin del plan contemplaba a la CHADE como la sumi-nistradora de las divisas previstas, sin necesidad de esfuerzo alguno por partedel IEME. Un ao despus las autoridades espaolas seguan soportando lasquejas de la compaa en la prensa internacional, como la declaracin publica-da (01.12.47) por BT cargando las culpas del impago a las dificultades econ-micas espaolas. El anuncio del Consejo de Administracin de BT lamentabaque, a pesar de todos los esfuerzos dedicados, no haba logrado de Espaa lastransferencias de fondos necesarios para el pago de los intereses corrientes delas obligaciones en libras esterlinas.

    Total: Suanzes rechaz el plan de reestructuracin de la deuda de BT condatos suministrados por el grupo March, pero completamente convencido dela justicia de su decisin, hasta el punto de convertirla en irreversible por lapublicidad con que la anunci. La guerra por el control de BT ya estaba decla-rada, pero ahora se aada oficialmente a uno de los dos bandos el Gobiernoespaol.

    La CHADE, ariete contra BT

    La intervencin de la CHADE en el plan de reestructuracin de BT no fue lanica, ni la principal. La CHADE, en el caso BT, se convirti en arma arrojadi-za. En 1947 March amenaz a Heineman, difanamente, con atacar a la CHADEinstrumentalizando al Gobierno espaol si no se avena a razones con BT.Como simultneamente March haba advertido a las autoridades espaolas queSOFINA pretenda cambiar la nacionalidad de la CHADE, aquella amenaza se

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    9. El Instituto Espaol de Moneda Extranjera era en ese momento el organismo regulador deltrfico de divisas.

  • converta en una de esas predicciones que, por su mera enunciacin, desencade-nan su cumplimiento. En efecto: SOFINA, ante el riesgo de verse sobrepasadapor un decreto espaol de proteccin de la CHADE, inici los pasos para suvaciado. Esos pasos los pudo presentar March al Gobierno como prueba de lacerteza de su anticipacin, generando la normativa ad hoc de 1947. Por su parte,SOFINA qued convencida de la oportunidad de su iniciativa al observar la hos-tilidad del Gobierno, y complet la dilucin de la nacionalidad espaola de laempresa controladora de los activos de la CHADE. Una excelente muestra, enresumen, de la habilidad de maniobra de March.

    El 20.06.47 el Consejo de Ministros examin las posibilidades de actuarcontra la CHADE a la vista de sus intenciones, y el 01.07.47 uno de los enla-ces de March con Suanzes10 revel que Ventosa y Garnica estaban al tanto delas deliberaciones de ese Consejo de Ministros. Aconsejaban a Heineman elcambio inmediato de domicilio de la CHADE aprovechando el desplazamien-to de los ministros y el veraneo de Franco, mediante una convocatoria urgentede la Junta General extraordinaria fuera de Espaa, a fin de no dar tiempo a quese dictara alguna medida del Gobierno que lo impidiera. Pero s que dio tiem-po: el 17.07.47 se publicaba el decretoley dedicado a la CHADE, forzando lareunin en Espaa de los rganos rectores de la sociedad, o someterse a la pr-dida retroactiva de los privilegios tributarios, enfrentndose a la disolucin.SOFINA tampoco perdi el tiempo: el 02.08.47 se publicaba un decreto delDucado de Luxemburgo que permita la resurreccin de una sociedad instru-mental utilizada en los aos de guerra, la SODEC y, en definitiva, el vaciadopatrimonial de la CHADE. Tambin la primera semana de agosto laAdministracin espaola tena a punto la constitucin de la Comisin deInvestigacin sobre la CHADE.

    Cuando lleg el momento de negociar con el Gobierno espaol, Heineman nolo pudo hacer peor. Slo sus hbitos tambin su prepotencia, su indignacinpor sentirse atrapado en una telaraa, su convencimiento de llevar la razn y sucerteza del fabuloso negocio que haba representado la CHADE para la economaespaola y las finanzas pblicas durante aos, pueden explicar sus absurdaspropuesta y postura. Heineman exigi (corra agosto de 1948, seis meses despusde la quiebra de BT) ms legislacin especial, rectificaciones y retractacionesgubernamentales, as como la liquidacin de los impuestos reclamados mediantela entrega de un paquete de acciones de una nueva BT nacionalizada. Todo supe-ditado, naturalmente, a llegar a un acuerdo sobre la estructura financiera de esanueva BT y sobre el valor atribuible a sus ttulos. Por si eso era poco, echaba encara a Suanzes como si lo acusase de compadreo la codicia de March; exigael sobreseimiento de la causa contra BT, la eliminacin de las dificultades inter-

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    10. Ricardo Botas.

  • puestas al grupo y la supresin de la amenaza de multa. Y que se le comunicasela decisin en Blgica. Si la intencin de Heineman era provocar a Suanzes, nolo podra haber hecho mejor. Por lo dems, Juan March opinaba que resultabacontraproducente vincular los casos CHADE y BT, porque contribua a reforzarla posicin de SOFINA. Para cimentar su postura y convencer al Gobierno,March lanz la conocida oferta de pagar a los accionistas espaoles de laCHADE los dividendos correspondientes durante un plazo de cinco aos: unesfuerzo de unos 100 millones de ptas.11.

    March y la judicatura

    Las principales decisiones de los tribunales espaoles fueron siempre favora-bles a March. Lleg March a comprar la judicatura? S. Siempre se sospech eincluso muchos lo daban por hecho, pero sin pruebas. Cuando March se queradefender de la acusacin apelaba a la multitud de instancias judiciales que hab-an intervenido en el caso, lo que haca materialmente imposible su corrupcinconjunta. Ahora bien, la actuacin y las conexiones familiares del juez de Reus,los movimientos en las asignaciones de juez especial, la intervencin silencia-da de la inspeccin y la inaudita sentencia del juzgado de Delitos Monetariosson demasiadas casualidades. Si a ello se une la concatenacin de las decisionesde los Tribunales que intervinieron y se suma la rigidez de los procedimientoslegales donde una resolucin condiciona otra, ms la estrategia legal de BTprimero pasividad, despus un torrente de recursos, razonados o no, es fcilconcluir que sobornando a unos pocos pero interviniendo muchos, se pueda apa-rentar independencia. Por ello son significativos los datos siguientes.

    Durante la Guerra Civil espaola RFE respondi con fuertes sumas a las dis-cretas peticiones de la Administracin britnica para traslados, ayudas e inteligen-cia. Ni que decir tiene que para la Hacienda espaola de finales de los aos 40 setrataba, cuando menos, de un delito fiscal. El Tesoro britnico valoraba en ms deldoble la cantidad que habitualmente se haba considerado (unos 40 millones deptas.) como importe de la evasin gestionada por RFE durante esos aos. As loreconoca Weston, funcionario del Tesoro, al Foreign Office. Estimaba la cantidaden 100 millones. Tenan el apoyo de March para que no saliera a la luz el Gobiernobritnico, pero con la intervencin del juzgado de Delitos Monetarios su influenciadecreca March asegur a los ingleses que slo tena ascendiente sobre el juezlocal12. La Administracin britnica corra el riesgo de que la Compaa destapa-se las transacciones para distraer la atencin. En tal caso los britnicos deberanprepararse para el mal trago de tener que negociar el caso con las autoridades espa-

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    11. AS C57.12. 14.04.48. PRO FO 371/73362.

  • olas. March, siempre con ases escondidos, advirti que su buena voluntad tendralimitaciones con el nombramiento del juez especial; as lograba congraciarse conel Gobierno britnico, al mismo tiempo que utiliz el fraude cometido por BT parala demanda criminal que, a su vez, us para presionar al grupo BT. La prevarica-cin del juez de Reus, pues, la admiti hasta el propio March.

    La influencia de March en la judicatura la comprob tambin Suanzes. El28.11.52 se dict la sentencia del juzgado de Delitos Monetarios13, despus de rete-nerla durante tres aos. El juez Villaras reconoci en mayo de 1949 que tena prc-ticamente a punto el veredicto14. Conden en rebelda a los consejeros extranjerosde RFE, repartiendo una multa de 66.635.998 ptas. en importes de entre 4 y 10millones para cada uno, declarando responsable subsidiaria a RFE y a su heredera,FECSA, a pesar de que la amenaza que pesaba sobre la empresa ascenda a unos400 millones. La sentencia se demor hasta que March fue el propietario, rebajn-dose hasta esos 66 millones. Suanzes lo consider como un autntico regalo paraMarch. Los consejeros espaoles fueron absueltos. El 03.10.53 el juez comunic alministro de Hacienda que, despus de cubiertas las formalidades pertinentes, loscondenados aparecan legalmente insolventes, y dio a RFE un plazo de quince daspara ingresar en el Tesoro Pblico el importe de la sancin en calidad de responsa-ble subsidiaria. Se vislumbra que procede por indicacin15, anot Suanzes tiem-po atrs refirindose al juez de Delitos Monetarios.

    La postura de Gran Bretaa en el caso BT

    Una de las paradojas del caso BT es que March lograse el apoyo de laAdministracin britnica. Sin duda tiene que ver con sus recursos econmicos y suversatilidad: las actividades de March siempre siguieron el lema de la diversifica-cin de petrleos a inmuebles, de contrabando a banca, de produccin elctrica acomercio internacional. Los servicios definitivos de March a los britnicos tuvie-ron lugar durante la II Guerra Mundial en forma de suministros, transportes e inter-mediacin. Lo sorprendente es la remuneracin (en 1943 ya era 2 millones oro),la entidad financiera de custodia (nada menos que el Banco de Inglaterra) y el tes-taferro (la cuenta estaba a nombre del Tesoro britnico)16.

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    13. Con la declaracin de quiebra de BT y la ocupacin de Riegos y Fuerzas del Ebro y otrasfiliales, apareci documentacin comprometedora, constitutiva de delito tributario (elusin deimpuestos falseando la cifra de beneficios) y de evasin de divisas (para prestar servicios a laEmbajada britnica, por un lado, y simulando pagos por deudas ficticias con filiales extranjeras,por el otro). En marzo de 1948 ya estaban los documentos en manos de Suanzes, y de ste alJuzgado de Delitos Monetarios.

    14. AS C58.15. Manuscrito de Suanzes de diciembre de 1951. AS C61.16. En 1950 la revalorizacin ya era del 50%. Ese mismo ao el Tesoro consult al Banco de

    Inglaterra si aceptara nuevos depsitos en oro por cuenta de March. PRO T236/6154.

  • En 1942 las relaciones de March con el Gobierno britnico recibieron otroempujn que supuso una carambola de extraordinarias consecuencias en el futu-ro, logrando la gratitud del Tesoro por salvarlo, precisamente, de las veleidadesdel grupo BT. Un memorando (08.10.42) del trustee canadiense de BT informa-ba sobre un proyecto de prstamo al Gobierno britnico. BT dispona de 100millones de ptas. en bancos espaoles. El Gobierno britnico pidi un prstamode 35 millones durante seis meses con carcter absolutamente secreto, aprove-chando que BT dispona de 51 millones en el Anglo South America Bank(ASAB, convertido por absorcin en el Bank of London and South America).Pocas semanas antes se haba constituido un depsito de 10 millones a seismeses, a un 2,5%; se propuso entonces que convirtiese en depsito otros 35,devengando tambin inters. Pero como el banco, en realidad, lo prestara a unrepresentante (nominee) del Gobierno britnico en Espaa, si no obtuviese ladevolucin a tiempo, el banco reclamara al Banco de Inglaterra en representa-cin del avalista, que era el Gobierno britnico. El presidente del Consejo de BT,sir Edward Peacock, consider la propuesta satisfactoria para BT. Hubbard con-firmaba a Gow17 (07.10.42) que debido a la normativa espaola de control decambios, el prstamo no puede aparecer hecho a un tenedor britnico; en loslibros del banco aparecera un testaferro local. Eran los aos de la guerra del vol-framio y del tungsteno, y los aliados, en un principio, optaron como es sabido porcompras masivas de acaparamiento para evitar su venta a Alemania, para las cua-les se necesitaban pesetas. Inopinadamente, el presidente de Riegos, F.F. Lawton,retir los 35 millones por orden de BT y, a pesar de los ruegos de la embajada,slo concedi 24 horas de margen. El banco estaba condenado a la suspensin depagos18. Moare, embajador britnico, seal a March como ltima esperanza. Y,en efecto, abri una cuenta suficiente en el ASAB de forma inmediata; March,pues, evit una crisis bancaria, permiti la continuacin de las operaciones delGobierno britnico y, lo que fue ms importante, abort un altercado diplomti-co de consecuencias imprevisibles.

    Pocos das despus de la declaracin de quiebra, Suanzes ilustraba a Francosobre los fraudes de BT tomando como ejemplo las cantidades traspasadas ilci-

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    17. CAN RG25 Vol. 4014 10198-40 pt. 1. Malcom Hubbard siempre estuvo ligado al grupoBT: en 1911 ya era director de la oficina de SOFINA en Londres, y en 1946 formaba parte de losconsejos de SIDRO y BT. Walter Gow era el vicepresidente de BT.

    18. Slo cabe especular sobre los motivos que decidieron a BT a actuar as en diciembre de1942, pero dos argumentaciones son plausibles. En primer lugar, el cambio que se produjo en elvolumen de salida de fondos de BT fuera de Espaa. El proceso de desinversin, en efecto, se ace-ler en 1942, pasando de 124.593 en 1941 a 217.036 en 1942. Lo habitual era que las decisio-nes trascendentales se tomasen fuera de Espaa, prescindiendo de las circunstancias locales. Ensegundo lugar, podra interpretarse como una llamada de atencin a las autoridades britnicas, queen 1942 ya llevaban aos de relaciones con Juan March, quien desde 1940 haba abierto las hosti-lidades para hacerse con BT. Podra tratarse de una llamativa -y muy arriesgada- forma de llamarla atencin del Tesoro britnico, que tanto papel iba a desempear en el caso hasta 1951. Por enci-ma de los despachos desde los que se autoriz la transaccin estaba el de Dannie Heineman.

  • tamente a la Administracin britnica durante la Guerra Civil. Generalsimo.Informado S.E. en 11-3-48. Cuestin extraccin de 37.000.000 de pesetas enBarcelona contra recibo. Salida del contable. Impuestos impagados desde 1936!por importe de treinta y tantos millones19. Era una pequea oportunidad para elrgimen de disponer de una herramienta de negociacin con los britnicos,reciente como estaba la queja de Franco por la burla de los compromisos adqui-ridos por el Reino Unido respecto a Gibraltar. El grupo March aprovech parainterponer demandas criminales por evasin de divisas contra varios cargos deRFE: un arma ms en sus manos ante posibles negociaciones. Pero March tam-bin aprovech su influencia en el Gobierno en lo concerniente a BT para reco-mendar contencin y evitar el escndalo diplomtico: un mrito ms para hacervaler ante los britnicos. El grupo March, pues, logr su apoyo tcito, en oca-siones; explcito, en otras cuyo cenit fue la firma del Acta de 1951, autnticosalvoconducto a la subasta. Durante los meses que transcurrieron entre el Acta yla subasta se produjeron dos contratiempos en los planes de March: la salida deSuanzes del ministerio y el cambio de color en el gabinete britnico. Las presio-nes diplomticas se reprodujeron y March tuvo que redoblar sus esfuerzos paramantener la constancia de la actitud del Gobierno espaol ante la pataleta ingle-sa, al menos hasta materializarse la venta de la Compaa. As se entienden lascartas que March envi a los ministros de Comercio y de Exteriores pocos dasantes de la subasta20. El cese de Suanzes tambin tuvo sus ventajas: segn propiaconfesin, l jams hubiera tolerado la sentencia del Juzgado de DelitosMonetarios, que caus un perjuicio a la Hacienda espaola de 340 millones, y unahorro semejante en las cuentas de March.

    La gestacin del Acta de 1951

    BT no se hubiera transformado en FECSA sin la subasta, y sta no se hubie-se producido sin la aquiescencia extranjera plasmada en el Acta Tripartita de1951 Cul fue el proceso de gestacin? En noviembre de 1949 J.G. Glassco,receiver (sndico) canadiense de BT y uno de los mediadores ms activos tras ladeclaracin de quiebra, se traslad a Blgica y mantuvo reuniones con los pro-pietarios de BT y con el Gobierno belga. Fue durante uno de esos encuentros21que Glassco concibi la idea de constituir una Comisin de representantes deBlgica, Canad y los EEUU, y eventualmente de Inglaterra y Espaa, que exa-minase la cuestin de las transferencias, y que impidiese cualquier venta de bie-nes hasta no llegar a conclusiones. As lo confirma tambin la documentacin del

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    19. AS C56.20. Respectivamente Manuel de Arbura y Martn Artajo. AS C72.21. BEL 15.628-12 1949.

  • ministerio de Asuntos Exteriores de Canad22. El grupo March intent en primerlugar neutralizar esta iniciativa, que poda resultar peligrosa, ofreciendo al recei-ver abrir negociaciones. Glassco, no carente de perspicacia, apunt al Gobiernoespaol como sujeto con quien negociar y a quien satisfacer. La propuesta de unComit independiente de expertos no se par, pues, por ese simulacro de con-versaciones y se convirti en una amenaza tan real que en el mes de febrero de1950 se estaba preparando un borrador de Nota Verbal canadiense proponiendo,para agravar ms el peligro, que aquel Comit estuviese compuesto no solamen-te por Canad y Gran Bretaa, sino tambin por EEUU y Blgica, sin participa-cin espaola.

    Si la formacin del Comit era imparable, lo mejor era avanzarse a la pro-puesta para poder elegir los participantes y las condiciones. Y qu mejor queconvencer a Suanzes de que la idea ha sido suya? As, cuatro meses despus dela ocurrencia de Glassco, cambia de paternidad y se la arroga el ministro deIndustria y Comercio espaol23. Como el borrador de la Nota canadiense estabapendiente de consulta al Reino Unido desde haca das, urga la Nota espaola.De hecho el grupo March tuvo que emplearse a fondo para lograr frenar la impa-ciencia del Foreign Office, que ya no poda dar ms largas a Canad, aunque hayque reconocer que los britnicos preferan el formato diseado por Juan March(Canad, Gran Bretaa, Espaa), ms manejable. Rogando paciencia a unos losbritnicos y urgencia a los otros los espaoles, por un margen de horas laNota Verbal espaola pis a la canadiense, hecho ste sencillamente decisivopara el desarrollo posterior de los acontecimientos.

    El inters britnico en aceptar la invitacin espaola era obtener una prove-chosa exportacin invisible con el futuro pago de las obligaciones en libras. A lavista de la escasez de divisas del Gobierno espaol, la mejor opcin de lograr elpago es el Sr. March, que ha asegurado que si triunfa en la presente lucha, garan-tiza el servicio regular de las obligaciones de sus propios y abundantes recursos.De manera que nuestro inters a largo plazo es no oponernos al Sr. March24.

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    22. CAN RG25 Vol. 8322 10198-40 pt. 3.2.23. (...) Maana te enviar la nota prometida y desde luego te anuncio que despus de cam-

    biar impresiones con D. Juan [March] estamos convencidos, no slo de que es un gran acierto tuidea de invitar a los Gobiernos extranjeros (Estados Unidos, Inglaterra y Canad) a que designentcnicos que comprueben en Espaa la realidad de que el Gobierno Espaol es acreedor de laCompaa y no deudor de ella, sino que creemos es muy urgente tal propuesta para evitar lamaniobra que hoy nos denuncian desde Londres, de que estn presionando a la Tesorera en el sen-tido de que d su conformidad a una propuesta de investigacin contable por tcnicos extranjeros,que el Gobierno no podra aceptar por su procedencia, y que en el fondo sabemos no tiene otrafinalidad que la de provocar una confusin. Si t te adelantas quedar anulada esta maniobra(01.03.50. Manuscrito de Botas a Suanzes, con la indicacin Confidencial y particular. AS C59.Un diplomtico britnico afn a March reconoci que ste llevaba tres meses intentando que elGobierno espaol presentase una Nota en la lnea de la que finalmente se firm -aunque no confe-s que March le rob la idea a Glassco-. CAN RG25 Vol.6234 8150-40 pt. 1.2.)

    24. 13.03.50. PRO FO371/89551.

  • Tambin el Alto Comisionado canadiense traslad a su ministerio la impresin deque el Tesoro ha estado intentando que el FO no se adhiera a la Nota canadien-se (...). El Tesoro, como usted sabe, ha recibido una fuerte presin de March, quean est en Londres (...). A las 15.30 horas, cuando Cot25 estaba en la oficina deLaurence [FO], Weston (del Tesoro) ha llamado para decir que el representantede March, un tal Hillgarth, ha pedido que la entrega de la Nota canadiense sedemore unas pocas horas para permitir la presentacin previa de la Nota espao-la. Laurence dijo a Weston que nada se poda hacer para alterar la presentacinde la Nota canadiense. Pero s que se pudo hacer.

    La decisin de adoptar la propuesta espaola fue tomada en una reunin presi-dida por G. P. Young en el Foreign Office el 31.03.50, donde estaba presente unrepresentante de la Casa de Canad que declar que el Gobierno canadiense tam-bin estaba a favor de su aceptacin. No obstante, en aquellos momentos no fueronconsultados los consejeros legales del ministerio, ni tampoco se busc el con-sentimiento expreso de la Compaa. Eggers, funcionario del Tesoro y bien rela-cionado con March, declar que se asuma por parte del Gobierno britnico quedesde el momento que el Gobierno canadiense representaba los intereses de lacompaa, su aceptacin de la propuesta espaola implicaba la de la empresa.Una explicacin verdaderamente ridcula. Canad introdujo la cuestin de la par-ticipacin belga; el punto de vista britnico fue que no sera aceptado por losespaoles, y que era mejor tctica adoptar la propuesta sin condiciones. Elmemorando (1951) del Foreign Office del que proceden estas informaciones26constata el papel de March en la gestacin de la Nota Verbal espaola y la anti-cipacin a la canadiense gracias a la colaboracin del Tesoro. Este departamentomostr ms fidelidad al grupo March que al Foreign Office: no solamente seprescindi de los casi obligatorios informes jurdicos, sino que la asuncin deEggers de que el acuerdo del Canad representaba el asentimiento de BT, nopoda engaar a nadie, excepto quiz al propio Foreign Office. Queda tambinclaro que fueron los britnicos los que promovieron la exclusin de Blgica de laComisin de expertos, y que Canad pronto estuvo dispuesto a aceptar el argu-mento frgil de que era la nica forma de que Espaa admitiese la formacindel Comit.

    La actitud de Canad en el caso BT

    La sentencia de 1970 del Tribunal Internacional se fund, en ltima instan-cia, en que el demandante, el Gobierno belga, no estaba legitimado para protegera una empresa canadiense. Por qu Canad abandon la tutela de BT? Desde

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    25. Cot era el Alto Comisionado de la Casa de Canad en Londres.26. PRO FO371/102038.

  • poco despus de la declaracin de quiebra se simultanearon Notas Verbales dequeja y escarceos de negociacin entre el grupo BT y el grupo March. Para elAlto Comisionado canadiense en Londres sta era una situacin indeseable, yconsideraba que el Gobierno canadiense quedaba en una posicin violenta: antesde recibir la respuesta espaola a una Nota canadiense, fomentar un intento denegociacin. El Alto Comisionado le confes a Donald Duncan27 que crea queBT no haba sido lo suficientemente sincera con el Gobierno canadiense cuandole pidi apoyo diplomtico. Le advirti tambin que no tena inconveniente en lasnegociaciones, pero que una vez comenzasen difcilmente podran esperar msayuda diplomtica por parte de Canad. El Alto Comisionado conclua su infor-me afirmando que no puedo evitar la sensacin de que Barcelona Traction nosha llevado al huerto [we have been led up the garden path by BarcelonaTraction]28. A pesar de esa temprana intuicin, Canad se bati el cobre diplo-mtico en el caso BT an durante cuatro aos ms, con ms coherencia que GranBretaa y con ms ecuanimidad que Blgica.

    La actitud del Canad despus de la subasta es la que permite entender eldesarrollo posterior del caso. Brevemente: el 22 de octubre de 1952 Canadabandon el asunto BT. Quien acoga la nacionalidad de BT, quien poda ejercerpor derecho su proteccin, renunciaba a seguir derrochando esfuerzos despro-porcionados a unos intereses irrelevantes. Contando que an eran menores paralos EEUU, y que en el Reino Unido el caso BT haba quedado reducido a unasunto poltico de importancia menor los intereses econmicos, con las obliga-ciones ya saldadas en la subasta, haban desaparecido, Blgica se encontr cadavez ms sola. Martn Artajo ya anticipaba la decisin tomada en octubre desde elmes de febrero, y as se puede entender mejor la inaccin del Gobierno espaol,dedicado a escuchar y callar desde la subasta hasta la demanda belga.

    Ligne, embajador belga en Espaa, explicaba un encuentro que tuvo con elministro de Asuntos Exteriores espaol. ste le revel que nuestro cnsul en elCanad habl de la Barcelona con el ministro canadiense de Asuntos Exterioresy, al serle preguntado si los intereses de su pas no hubiesen sido mejor defendi-dos por un embajador canadiense que por el embajador de Inglaterra, con gransorpresa suya le respondi: los intereses canadienses en este asunto son tanpequeos que nos interesan poco. Interrogado sobre las razones por las cualesellos haban reaccionado, l ha hecho valer que sus servicios deban ser aprove-chados por el sector privado del asunto. Y Ligne segua: El ministro espaol deAsuntos Exteriores me dijo entonces: los intereses belgas estn abandonados aellos mismos. Blgica es, en resumen, la vctima!29. Sin embargo, el 21.04.52Canad presentaba una nueva Nota Verbal de proteccin de BT. Significaba eso

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    27. Otro de los administradores de BT.28. CAN RG25 Vol. 4014 10198-40 pt.129. 12.02.52. BEL 15.628 1952.

  • que Martn Artajo iba equivocado? En absoluto. La de abril fue la ltima Notacanadiense dirigida a Espaa en relacin al caso BT.

    El distanciamiento del Canad se pondr en claro seis meses ms tarde.Despus de su Nota de abril, donde incluso se ofreca en tareas de arbitraje en lasnegociaciones, no hubo respuesta espaola. Despus del fracaso de la va diplo-mtica, el Subsecretario del ministerio de Asuntos Exteriores de Canad informa las partes canadienses interesadas, en octubre de 1952, que cesara su actividaddiplomtica hasta que no se produjera un cambio significativo en los aconteci-mientos que justificase una nueva intervencin. Su punto de vista era que la nicasolucin pasaba por un acuerdo privado entre las partes. La decisin se funda-mentaba en: a) El informe de los expertos britnico y canadiense, y el Acta tri-partita, concluyeron que el Gobierno espaol estaba justificado cuando rehustransferir divisas para el servicio de la deuda de la Compaa, porque sta nohaba proporcionado la informacin necesaria. Reteniendo esta informacin laCompaa contribuy al impago de su propia deuda. b) La Compaa no parecahaber hecho un intento real de agotar las vas disponibles en Espaa para corre-gir la situacin, ni haba hecho un esfuerzo decidido para negociar un acuerdoprivado. En lugar de eso haba confiado en la intervencin diplomtica ejercidapor los Gobiernos de Canad y del Reino Unido como el mtodo ms fcil derecuperar sus intereses en Espaa. La conclusin de la reunin fue, a juicio delSubsecretario, que la mejor solucin era un acuerdo privado entre Juan March ySOFINA. Los trminos de un acuerdo tal no es asunto de la incumbencia delgobierno canadiense.

    Las razones de Canad son claras y verosmiles. Se podra haber aadidouna tercera: el pabelln canadiense era de pura conveniencia, nacido de las espe-ciales condiciones legales en la constitucin de sociedades all por el ao 1911,y los intereses reales canadienses no justificaron ni el pago de los gastos delauditor enviado a Espaa para formar parte de la Comisin internacional. Lastres razones anteriores no obstan para que March buscara, a fin de defender labondad de su punto de vista y asegurar su posicin, a los abogados idneos: loshermanos St. Laurent que, casualmente, eran hijos del primer ministro cana-diense.

    Negociaciones durante veinte aos

    La espaolizacin de BT tambin se distingui de otros procesos de natura-lizacin contemporneos por su hostilidad. Es que acaso no hubo negociacionesentre las partes? S, y muchas. Veintisiete episodios de negociacin: ocho antesde la declaracin de quiebra, doce entre sta y la subasta, y el resto entre la adju-dicacin y el final del proceso: algunos serios, otros pura farsa. Negociacionesdirectas entre March y el jefe de SOFINA primero Heineman, despus otros, o

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  • a travs de intermediarios. A dos bandas o a tres aadindose el Gobierno espa-ol. Secretas o secretas con acta. Inspiradas por un dictamen legal o tuteladaspor un ministro. De todo. Por qu fracasaron las negociaciones? Las razonesprincipales, en dosis variables, se podran resumir en la miopa del grupo BT y lapremeditacin del grupo March.

    En el primero de los intentos, de 1940, el grupo BT se mostr muy reticen-te a negociar; bien es verdad que, considerando el precio ofrecido y las circuns-tancias, no tena motivos ni prisa para deshacerse de la Compaa. March seencarg de darle motivos: orquest, como se ha visto, el hundimiento del plande reestructuracin de 1945. La nueva posicin de fuerza propici la creacin deun llamado Consejo Local de RFE donde pudiesen tener voz y voto represen-tantes del grupo March, llegando a cogestionar la empresa hasta el momento defirmar un acuerdo definitivo. Los malentendidos y la poca disposicin a cederde las dos partes lo malograron apenas nacido. El que se podra denominar comocompromiso de enero (1947) probablemente fuera de una indefinicin suficien-te como para que las dos partes se sintiesen traicionadas y asistidas de raznpara denunciarlo. En cualquier caso March aprovech para mostrarse engaadoy para endurecer las condiciones en futuras negociaciones. Visto en perspectiva,puede comprobarse que tiene el aspecto de una estrategia a largo plazo aplicadaen cada episodio de bsqueda de acuerdo con el grupo contrario; en cada unopresentndose con ms fuerza y ofreciendo cada vez menos a cambio. La manio-bra culminar con xito: hacerse con BT sin la ms mnima compensacin a losaccionistas.

    Incluso en noviembre de 1947, mientras con una mano March preparaba laquiebra, con la otra conclua con Heineman un Acuerdo de Administracin,fechado en Basilea el 27.11.47. El acuerdo prevea la coadministracin de laCompaa entre los accionistas y los obligacionistas, situacin que se extingui-ra una vez satisfechas las obligaciones pendientes con sus atrasos. El previstoComit de reorganizacin, mixto, no tendra facultades de disposicin de patri-monio, ni de modificacin de la estructura de capital, ni de emisin de obliga-ciones, ni de fusionar o disolver sociedades sino por unanimidad de sus miem-bros. BT se reservaba el derecho a poner fin al acuerdo preliminar si el plan dereorganizacin no se cerraba antes de una cierta fecha lmite. Pronto los diri-gentes de BT pretendieron subordinar el acuerdo a una solucin conjunta paraBT y la CHADE, involucrando al Gobierno espaol, lo cual era una va segurade abortar el proceso. Adems, sus relaciones con aqul no estaban presididaspor la sutileza, precisamente; en esas fechas el representante de BT aseguraba aSuanzes que nadie podra entender que fuese posible comprar obligaciones enInglaterra con la finalidad de quejarse por la falta de pago de intereses (en refe-rencia a March), cuando esta falta de pago era nicamente causada por el con-trol de cambios de moneda del Gobierno espaol, que hasta entonces no habaautorizado las transferencias necesarias para pagar los intereses de la deuda en

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  • libras esterlinas de la sociedad. La solucin consistira, siempre segn BT, enconceder la autorizacin para esas transferencias. Tal argumentacin no podaser ms que voluntad de provocacin, conociendo la sensibilidad del ministro.Las propuestas del grupo BT mostraban la prepotencia de la multinacional tra-tando con un pas ttere.

    El intermediario de BT ya mencionado, Donald Duncan, se presentaba comoun mediador moderado para contener los impulsos de colegas ms drsticospero sobre los que presuma de tener influencia. Inclua entre sus argumenta-ciones sarcasmos sobre el discernimiento de Suanzes, aires de superioridad ensus relaciones con la administracin norteamericana, advertencias sobre el retrai-miento del capital inversor extranjero en Espaa, eufemismos sobre la maniobrade March de cruzar la CHADE en el camino de BT y amenazas de pleitos inter-nacionales. BT lleg a hacer propuestas tan absurdas como la de excluir al pro-pio March: SOFINA Heineman, deca Duncan cedera directamente al Gobiernoespaol una fraccin de ttulos de BT como pago de la liquidacin fiscal de laCHADE. Un dilogo de sordos, considerando que se estaba refiriendo a quiensiete aos antes, cuando ni se haba presentado el plan de 1945, apenas estabadispuesto a pagar por los ttulos acciones de BT, que ya entonces considerababagatelas. El propio March reproch a Duncan lo que constituye uno de los prin-cipales errores de negociacin de BT: haberlo considerado slo como un temera-rio, un arribista, sin recursos suficientes para su ambicin. Es verdad: fue un errordel grupo BT, un error decisivo, infravalorar los recursos del grupo March; sipoderosa era su influencia en el ministro clave, sus ingentes recursos financierosms su audacia an lo eran ms. Fue un gran error minusvalorar a quien se podapermitir, por ejemplo, mantener depsitos en oro directamente en el Banco deInglaterra por valor de millones de libras. Infravalorar a quien poda mantener lafrialdad de avalar al Gobierno espaol sin temblarle la mano a la hora de hacernegocio con la prenda30. La inquina manifiesta y recproca entre Heineman yMarch tiene no poco que ver con el fracaso de los varios intentos de negociacin,pero Heineman tena razn al afirmar que no era la causa: no desapareci el fra-caso cuando Heineman se retir, y est comprobada la dudosa sinceridad delgrupo March a la hora de negociar o, si se quiere, su inflexibilidad en las pro-puestas. Por otro lado, la soberbia de los dos personajes, convencidos los dos deposeer la fuerza suficiente para ganar sin transigir, no era el mejor punto de par-tida para cerrar un acuerdo.

    Es significativo que alguien tan poco sospechoso de comulgar con los intere-ses del grupo March como el auditor canadiense Norman, miembro de laComisin de expertos de 1951, comprendiese que la urgencia de negociar estabaen el tejado de SOFINA. Norman no tena ninguna duda de que los ejecutivos deBT haban evitado pagar impuestos en todas las ocasiones posibles, y que hab-

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    30. Se puede reseguir este episodio en AGA AE6927-8.

  • an sacado del pas considerables sumas de dinero de una forma irregular31. lcrea, adems, que si se queran proteger los intereses de los acreedores, de losobligacionistas y de los accionistas, haba que instar decididamente al receivercanadiense, directa o indirectamente, para que preparase un encuentro entre obli-gacionistas y accionistas (instrumentalizado a travs de March y Heineman) paraarreglar sus diferencias. Norman sugiri al receiver canadiense que si SOFINAquiere sacar alguna cosa de este confuso asunto, debe ver a March inmediata-mente. Hasta el Foreign Office no ya el Tesoro se sorprenda de la actitud delgrupo BT cuando, a punto de celebrase la subasta, no se sonrojaba al asegurar queestaba dispuesta a pagar a March, sin quita, sus obligaciones32.

    La mejor documentada, la ms seria y la ltima negociacin fue la que se dioen 1961. Sintetizando, el grupo March ofreca hasta 5,5 dlares por cada accin deBT. SOFINA no quera bajar de los 20 dlares/accin; supondra unas valoracionesrespectivas de 10 y 36 millones de dlares, lejos de lo aducido por el Gobiernobelga como valor de los activos de BT: 90 millones de dlares. Se deduce que porentonces SOFINA ya no tena ninguna intencin de recuperar la empresa, actitudque se fue definiendo desde la consolidacin de la subasta, y que era un hechodesde las reclamaciones de la demanda de 1958, convirtindose en evidente enestas conversaciones. SOFINA slo aspiraba a una indemnizacin. Parece fuera deduda que quien tena la sartn por el mango era el grupo March. No haba muchosestmulos para subir su oferta, dependiendo su fuerza posesoria exclusivamente deun proceso internacional que en aquellos momentos estaba en suspenso, y que casode reemprenderse tena sensiblemente a su favor, despus de la formidable arma-dura jurdica con que se provey y de la debilidad estructural de la demanda belgaBT no era belga, sino canadiense. SOFINA cometi el error definitivo al preten-der que, partiendo de unas posturas opuestas iniciales de 5 y de 20, el punto deacuerdo deba ser la media aritmtica, como en un regateo domstico.

    El recurso al Tribunal de La Haya

    Por qu se lleg al Tribunal Internacional? Esencialmente gracias a OlivierGrard, alto funcionario del ministerio belga de Asuntos Exteriores. En 1958 fuecondenado por un tribunal belga, junto con Wilmers, flamante administradordelegado de SOFINA, por aceptar sobornos de SOFINA. Jean llamado OlivierGrard fue administrador director general de Comercio Exterior del ministerio deAsuntos Exteriores belga, asignado desde 1936 y funcionario desde 1948.Grard, que entr en el Consejo de administracin de filiales de SOFINA(Rosario, Buenos Aires), reconoci pagos de la matriz por valor de 1,4 millones

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    31. 11.11.50. CAN RG25 Vol.8323 10198-40 pt. 6.1.32. PRO FO 371/102037.

  • de francos belgas entre 1949 y 1956 el periodo clave de implicacin delGobierno belga en el caso BT, hasta la decisin de llevar el caso ante el TI, reci-bidos clandestinamente por cuestin fiscal, adujo, junto con opciones sobrettulos de BT que nunca ejerci, asegur. En contradiccin con numerosadocumentacin oficial sobre el caso, Grard declar durante el proceso que desdeel principio hizo saber a los dirigentes de SOFINA que, en su opinin, una inter-vencin gubernamental belga no tendra xito en cuanto a la solucin del proble-ma, recomendando una negociacin SOFINAMarch, y afirm haber participadoen la preparacin de un acuerdo. Un ingeniero vinculado a SOFINA, tambinencausado, Rong, declar que Heineman consultaba a menudo a Grard, y que asse favoreci una relacin fluida con el ministro. La sentencia conden a Grard a6 meses de prisin y a una multa de 500 francos belgas, y a Wilmers a 5 mesesde prisin y la misma multa. SOFINA apel, argumentando que sus hombresnecesitaban alguna ayuda ante el juego sucio y poderoso de March, y que porculpa de la sentencia la prensa espaola concluira que se interpuso la demandaante el TI por corrupcin de un funcionario belga. El tribunal de apelacin con-firm la pena a Grard, pero absolvi a Rong y a Wilmers.

    Fue durante el mes de septiembre de 1951 cuando tom cuerpo en la diplo-macia belga la idea de internacionalizar judicialmente el caso, y Van Zeeland,entonces ministro de Asuntos Exteriores belga, lo propuso a Pearson, su hom-logo canadiense. Desgraciadamente, por aquellas fechas el Gobierno canadienseestaba hasta la coronilla del asunto. En las reuniones de noviembre de 1951 entrerepresentantes del Gobierno belga, y Heineman, Wilmers y Cyfer, por parte delgrupo BT, se examin la alternativa entre una solucin amistosa y una solucinjurdica. Grard crea que, no perteneciendo Espaa a la ONU, no era fcil lle-varla al Tribunal de La Haya33. El cambio de opinin subsiguiente refuerza la ideadel soborno que facilit la decisin del Gobierno belga. En resumen, se tom ladecisin de caminar paralelamente por la va de las conversaciones amistosas conel Gobierno espaol y de promover una peticin de mediacin. Pero, por encimade la postura negociadora del embajador belga en Espaa, un mes antes de lasubasta se impuso definitivamente la idea de la denuncia internacional, y elministro belga prohibi a Ligne proponer a los espaoles un arreglo pacfico,inclinndose por la demanda inmediata de arbitraje: es el triunfo de la lneadefendida por SOFINA y por Grard. Sin embargo, pasaron siete aos hasta quese ejecutase la decisin. En 1958, cuando se introdujo la demanda, Espaa ya eramiembro de la ONU. La reanudacin de las relaciones diplomticas entre Espaay Blgica no aport ningn ventaja en relacin al caso.

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    33. BEL 15.627 1951.

  • El precio de la espaolizacin de BT

    El caso BT comport la naturalizacin del capital de la empresa, pero no fueuna nacionalizacin. Cunto le cost al Gobierno la espaolizacin?Tcnicamente, nada. Tal y como prometi March en uno de sus primeros com-promisos escritos, no pidi al Gobierno ni una peseta, ni una libra, ni un dlar.Algunas gestiones administrativas, cierta demora en el nombramiento de juezespecial, una intervencin en las Cortes, muchas respuestas diplomticas, unacomisin investigadora, una pequea dosis de legislacin ad hoc, muchos ner-vios, mucha paciencia, y poca cosa ms. Respecto al proceso ante el Tribunal deLa Haya circulaban rumores que cifraban en 36 millones ptas. anuales el coste...para FECSA. Tal vez Suanzes adujese que el coste para el erario pblico fue, almenos, de 360 millones, resultado de una sentencia asesorada, la del juzgado deDelitos Monetarios. Pero el mismo ministro, aos ms tarde, reconocera la com-pensacin social que supusieron las sucesivas aportaciones patrimoniales a lafilantrpica Fundacin March.

    De otro orden seran los costes derivados de ser una espaolizacin privada,en vez de una nacionalizacin. Suanzes, como presidente del INI, lo debi lamen-tar profundamente, sobre todo cuando la actividad empresarial de FECSA nosiempre armonizaba con la del sector pblico. Pero Suanzes fue tambin el pri-mero que entendi que no haba alternativa: la dependencia de BT de losTribunales primero espaoles, luego internacional desde 1948 a 1970 hacaimpensable cualquier entrada del sector pblico, a riesgo de romper definitiva-mente la ya muy frgil imagen de independencia de la Administracin espaolarespecto a los vaivenes del caso BT: no quedaba ms opcin que la de mirar qutal gestionaba el asunto el grupo March. Despus de la adjudicacin de los bie-nes de BT a FECSA, el Estado espaol no ejerci la opcin que confidencial-mente haba ofrecido Juan March para la nacionalizacin de la Compaa, unavez alcanzada su espaolizacin. Ni el erario pblico estaba en condiciones deafrontar una inversin de aquella envergadura, ni no menos importante era pre-sentable al extranjero ejecutar la compra. Se poda inferir demasiado claramenteel plan forjado siete aos antes, habiendo rechazado diversas propuestas denacionalizacin procedentes del grupo extranjero, y hubiese quedado en entredi-cho su aseveracin constante de que el conflicto tena como protagonistas a dosgrupos privados. El Estado espaol se hubiese convertido en un blanco de recla-maciones ms asequible al grupo BT, al ser ms visible la maniobra global. Demanera que el grupo March, siguiendo el plan previsto, comunicado al Gobiernocon todo detalle el ao anterior, se dispuso a recuperar su inversin con la salidade FECSA a Bolsa expediente que, por cierto, no fue un mero trmite, sino unnuevo escenario de batalla por el control de BT.

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  • Conclusiones

    Qu conductas fueron decisivas para el desenlace? En relacin al proceder delgrupo BT destacan los errores de gestin, de negociacin y de defensa. En cuantoa los errores de gestin, el primero y tal vez el ms importante fue saltarse la lega-lidad durante muchos aos con demasiado descaro y dejando demasiadas pruebas.El manejo de las divisas, el reiterado delito fiscal, la generalizacin de autocontra-tos, el fraude directo o de ley... No representa ningn consuelo, ni es un atenuantedel error, convenir que la conducta de BT no era extraordinaria respecto a otros gru-pos internacionales comparables. Tambin puede considerarse un error entre otrascosas el fraude sistemtico a los obligacionistas minoristas que tambin se dabaantes de la entrada de March y, asimismo, en otras empresas del grupo. Comoprueba se pueden recordar las cuatro reestructuraciones de deuda del perodo191524, o la temprana (1913) denuncia en Francia contra responsables de laempresa por impago premeditado; la confusin, cuando interes, entre accionistasy obligacionistas; el cambio tramposo de obligaciones por acciones de 1924; elcomportamiento de otras empresas hermanas, como la CHADE, o el mismo plande reestructuracin de 1945: BT jams lleg a explicar por qu propona una quitadel 50% si aseguraba, a la vez, que dispona de recursos ms que suficientes parael saldo completo de sus deudas. An un tercer error de gestin: el abuso del inter-nacionalismo. BT, que poda presumir de tener un pie en un buen puado de pa-ses, vio decir adis a Canad, a Gran Bretaa, a los EEUU. BT se encontr sola conBlgica. Sola con el Tribunal Internacional. La empresa cosmopolita, el grupo delas cien banderas, la multinacional por antonomasia, se vio obligada en La Haya ademostrar desesperadamente, e infructuosamente, su belgicidad.

    Durante el proceso, Blgica acus al Gobierno espaol de pretender ponerlaen un falso dilema: o bien reconocer total y absolutamente la personalidad jur-dica de las sociedades, y admitir en consecuencia que el Estado nacional de unasociedad es el nico cualificado para asegurar su proteccin; o bien negar la per-sonalidad jurdica de las sociedades y no detenerse hasta encontrar las personasfsicas, los famosos ahorradores individuales. Blgica ensay algunos lamentosingenuos por la utilizacin de una tctica as, calificando de probatio diablicala demanda espaola, imposible de cumplir, de presentar no los nombres deSIDRO y SOFINA, sino la lista de las personas fsicas belgas que presuntamen-te han sido ilcitamente lesionadas y a quien, slo a ellas, se debera una repara-cin si la lesin existiese. El grupo BT no poda demostrar que sus propietariosfuesen belgas. Quin era el principal accionista de BT? SIDRO, que en elmomento de su fundacin tena al menos el 60% del capital no belga. Y el pro-pietario de SIDRO? SOFINA, que en el momento de su fundacin slo tena un18% de capital belga y que, a juzgar por la Junta General de 1946, celebrada enBlgica el 6 de diciembre, slo era belga el 14% del capital representado esdecir, el 1,5% del total.

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  • El grupo BT cometi claros errores de negociacin: se puede aducir el des-acierto en sus propuestas al Gobierno espaol, la gestin de los paquetes de obli-gaciones (March se convirti en el propietario del 85% de la deuda de BT a lavista de todo el mundo, teniendo incluso que esperar, en ocasiones, a que el ven-dedor le concediese prioridad a SIDRO). El grupo BT desaprovech cerca detreinta incidentes de negociacin, no supo mantener una valoracin coherente dela empresa, menospreci las fuerzas del adversario, fracas ante la oferta de tan-teo posterior a la subasta de 1952 y no supo compensar la inferioridad que, en lasnegociaciones, naca de la autonoma del grupo March. Esto se vio con claridaden las discusiones y el regateo de 1961.

    Tambin fueron graves los errores de defensa del grupo BT. Ante la declara-cin de quiebra, la primera reaccin fue de dulce hilaridad34; la segunda, la pasi-vidad, en virtud de lo que podra llamarse principio de Ventosa (ms vale perjui-cio mayor y subsanable ms tarde que perjuicio menor tolerado) que tantos xitostuvo en su aplicacin en la CHADE. Entretanto, hacindose los sordos, ciegos ymudos, la situacin procesal de quiebra se convirti en firme. Algo parecido a lasubasta: era irreversible para cuando los abogados espaoles de SIDRO acabaroncreyendo en su validez. Las estrategias principales del grupo fueron la confianzaen la presin internacional y la complicacin procesal para intentar sostener suindefensin, y ambas se revelaron ineficaces. No apel, en cambio, al TribunalSupremo, nica forma de detener el proceso. Un ltimo error de defensa, aunquecomprensible: el recurso al Tribunal Internacional, que slo poda ser til comoamenaza, o como forma de forzar negociaciones.

    La conducta del grupo March tambin fue, obviamente, decisiva. Un reper-torio de osadas, mtodos de legalidad incierta y despliegue de recursos. Algunasmuestras, tan slo enunciadas: la connivencia con los Gobiernos espaol y brit-nico, la conversin de la CHADE en herramienta de chantaje, el ascendientesobre la judicatura, las argucias judiciales (qu decir de la divisin del procesoen dos piezas, o de la figura de la posesin mediata y civilsima?35), el hundi-miento del plan de 1945, la manipulacin directa e indirecta a travs del Tesorobritnico de la Comisin internacional de expertos, el aprovechamiento preme-ditado del Acta de 1951, las amenazas veladas al ministro Artajo o los autocon-venios previos y posteriores a la subasta firmados entre FECSA y las empresasen las que March haba acumulado sus compras de bonos.

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    34. Expresin de uno de los consejeros de BT ante la decisin del juez de Reus.35. Ambas estratagemas deliciosas, pero difciles de explicar en una nota. El grupo March

    logr separar la administracin de las filiales de BT (ocupadas con la quiebra) del desarrollo de laquiebra misma, paralizada a voluntad y convertida en inexpugnable. La sutilidad de la posesinmediata y civilsima se podra vulgarizar as: se declara la quiebra de BT, y en consecuencia se tomaposesin de sus bienes; pero stos son ttulos fsicamente existentes en Canad. Como una comi-sin rogatoria no se ajusta al plan, se toma posesin espiritual de esos ttulos y se sustituyen porotros impresos en Espaa.

  • Quin fue el ganador neto del caso BT? El grupo March, naturalmente. Ganel mejor informado, el ms autnomo, el que planific con ms cuidado y el quemejor anticip los movimientos del oponente. Perdi, y mucho, el grupo BT, quefue quien cometi ms y peores errores. Los de gestin la convirtieron en dema-siado visible; los de negociacin en progresivamente ms dbil; los de defensa endemasiado vulnerable. La partida, no obstante, fue de juego sucio contra juegosucio, pero a gran escala: por eso a algunos se les aparece como admirable, reves-tida del glamour de la alta poltica, la refinada diplomacia, el gran capital y lasolemnidad de los tribunales. El grupo March se convirti en el triunfador neto deun caso muy complejo, largo y caro. Se arrog el papel de campen de la espao-lizacin de un conglomerado de negocios controlados por extranjeros, pero de unadimensin tal que durante aos hizo sombra no solamente a los de dependenciasimilar, sino a cualquier otra empresa espaola. Fue una partida de treinta aos, conjugadas de todo tipo, repertorio prolijo de muchas debilidades y alguna grandezahumanas. La Corte internacional concluy tmidamente que las irregularidades enla actuacin del grupo BT no justificaban la conducta del grupo March; ciertamen-te, a pesar de que, en definitiva, la sentencia le dio la razn. Quiz la heterodoxiahecha hbito en la conduccin de BT no poda pararse en buena lid, ni espaoli-zarse pacficamente, sino, tal y como sucedi, con ms osada y ms impunidad.

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    The case of Barcelona Traction. A revision

    ABSTRACT

    This paper seeks to contribute answers to diverse queries that have maintained the case of theSpanish control of Barcelona Traction unconcluded in spite of the years and its importance. Theanswers are useful to discover the relationships among the main sides of the topic, some of themonly suspected and other simply unknown ones. The rejection to the 1945 plan, the origins of the1951 Statement, the irregularities of the BT group and of the March group, the Canadian aban-donment in its diplomatic task, the British support to March, the series of frustrated negotiations...,all of them are useful to know who the winner of the BT case was and what behaviors were decisi-ve for that outcome.

    KEY WORDS: Barcelona Traction, CHADE, Juan March, SOFINA.

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    RESUMEN

    Este artculo pretende aportar respuestas a diversos interrogantes que han mantenido el casode la espaolizacin de Barcelona Traction (BT) como inconcluso a pesar de los aos transcurri-dos y de su importancia. Las respuestas pueden ser tiles para descubrir las relaciones entre laspartes principales, algunas de ellas slo sospechadas y otras sencillamente desconocidas. Elrechazo al plan de 1945, la gestacin del Acta de 1951, las irregularidades del grupo BT y delgrupo March, el abandono del Canad en sus tareas de tutela diplomtica, el apoyo britnico aMarch, la serie de negociaciones frustradas..., sirven para decidir quin fue el ganador neto delcaso BT y qu conductas fueron decisivas para ese desenlace.

    PALABRAS CLAVE: Barcealona Traction, CHADE, Juan March, SOFINA.