christian jacq - el valle de los teyes

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  • 8/9/2019 Christian Jacq - El Valle de Los Teyes

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    EL VALLE DE LOSR EYES CHRISTIANJACQ

    http://www.librodot.com

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    L ISTA DE TUMBAS DELV ALLE DE LOS R EYES 1. Ramss VII2. Ramss IV3. Proyecto abandonado por Ramss

    III (?)4. Ramss XI5. Meriatum6. Ramss IX7. Ramss II8. Merenptah9. Ramss V y Ramss VI10. Amenms11. Ramss III12. ?13. Bay

    14. Tausert y Setnajt15. Seti II16. Ramss I17. Seti I18. Ramss X19. Montu-her-kopeshef20. Hatshepsut21. ?22. Amenhotep III23. Ay24. Pozo funerario25. Pozo funerario26. Pozo funerario27. Corredor con cuatro sepulturas28. Corredor con una sepultura29. Pozo funerario30. Pozo funerario, varias cmaras31. Pozo funerario

    32. Corredor33. Corredor34. Tutmosis III

    35. Amenhotep II36. Maiherpri

    37. Corredor y cmara38. Tutmosis I39. Pozo funerario40. Pozo funerario41. Pozo funerario42. Sennefer; Tutmosis II (??)43. Tutmosis IV44. Pozo funerario45. Userhat

    46. Yuya y Tuya47. Siptah48. Amenemopet49. Corredor y tumba50. Pozo funerario51. Pozo funerario52. Pozo funerario53. Pozo funerario54. Escondrijo de Tutankamn55. Teje (?), Smenker (?), Amenhotep

    IV (?)56. Tumba de oro57. Horemheb58. Pozo funerario59. ?60. In (?), Satre61. Pozo funerario62. Tutankamn

    Para mayores detalles, y las fechas de descubrimiento, vase Anexo 4.

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    1 - E L P ARAJE YSU M ISTERIO

    Antes de poder abordar el Valle de los Reyes, es preciso dirigirse a Luxor, en el AltoEgipto, a seiscientos cincuenta kilmetros al sur de El Cairo. En la orilla este del Nilo se yerguela inmensa ciudad templo de Karnak, de la que el templo de Luxor forma parte.1 Pequea

    ciudad, perezosa y apacible, antao, Luxor se ha convertido en una fbrica turstica a dondeafluyen decenas de embarcaciones de crucero. Desde esta orilla este, la mirada descubre elacantilado y la montaa lbica que se yerguen, hoscos, enigmticos y casi hostiles, en la orillaoccidental. Tras esa barrera montaosa, perdida a veces en la bruma matinal, tras el circo rocosode Deir el-Bahari, se oculta el Valle de los Reyes, centro de una regin aislada y rida presidida porel-Kurn,el cuerno. Dominando esta depresin, la cima, parecida a una pirmide, vela por las sepulturas reales; all vive la diosa del silencio que someta a ruda prueba a los artesanosencargados de construir y decorar las tumbas.

    El Valle es el inicio de un ued excavado por las lluvias que desgastaron el calcreo yformaron una depresin donde reina a menudo un intenso calor. Para llegar hasta all, hay queseguir la carretera que sale del embarcadero, atravesar la zona de cultivos y, luego, sin

    transicin alguna, serpentear por el desierto y sumirse en un paisaje de rocas y colinas. Estecamino es el que siguieron, hace ms de tres mil aos, las procesiones funerarias que conducana los reyes de Egipto hasta su ltima morada. Al norte del templo de Seti I, en Gurna, lamontaa se convierte en una barrera protectora; impone respeto al peregrino y anuncia lagrandeza del paraje, tan alejado del mundo de los hombres y de sus preocupaciones cotidianas.

    Moldeado en la prehistoria por el lecho de los torrentes y las lluvias tormentosas, elValle se divide en dos ramas; la del oeste, la ms vasta, slo comprende cuatro tumbas, dos deellas sepulturas reales. La del este, considerada como el Valle de los Reyes propiamente dicho,recibi el nombre rabe deBiban el-Muluk,las puertas de los reyes.

    La entrada del paraje, antes de la ampliacin debida a la construccin de la carreteramoderna, era un estrecho paso; daba acceso a un anfiteatro delimitado por abruptos acantilados.Un cuerpo de polica especializada, alojado en una fortaleza, velaba por esa puerta de piedra.Aqu se despliega una vida secreta, inmutable, que slo el silencio permite advertir.Algunos gavilanes, murcilagos, un zorro de las arenas y algunos perros son los nicoshuspedes de ese paisaje mineral, insensible a las fluctuaciones del tiempo. La puesta en escenade la naturaleza es de perfecta eficacia; los muros de piedra parecen muy altos, la impresin deaislamiento es absoluta aunque los cultivos y el mundo exterior estn relativamente cerca. Elsonido circula de un modo sorprendente, de modo que los pasos del paseante resuenan deacantilado a acantilado.

    El flujo de los turistas y la intrusin de la modernidad no eliminan el carcter sacro del paraje; el Valle fue creado con un espritu y en un universo radicalmente distintos del nuestro,regulados por un rey-dios, Faran, y una economa basada en la prosperidad del templo y lasolidaridad. Ni deseos de rentabilidad ni bsqueda del beneficio material; lo esencial eradescubrir un punto de condensacin de la energa donde se unieran armoniosamente el cielo y latierra. El Valle es uno de los lugares del planeta donde ese matrimonio es perceptible del modoms evidente; como escribe Romer, se trata de un emplazamiento cuidadosamente elegido ycontrolado por grandes dramas csmicos, el principal de los cuales es la muerte y laresurreccin de Faran.

    El Valle no es fnebre; muy al contrario, recibe la luz, unas veces de modo aparente ensus rocas y sus acantilados, otras de modo secreto en la paz de sus tumbas. No es humano, en lamedida en que se sita ms all de la existencia terrestre. Paisaje antropfago, escribe conrazn Flaubert, porque devora lo humano para que aparezca lo divino. Acaso el Valle no es el bello Occidente, el ms all presente en la tierra y hecho visible?

    En el sello del Valle, grabado en las puertas de las sepulturas, figuraba el chacal Anubissobre nueve enemigos atados. Simbolizaban las fuerzas del mal y los poderes destructores que1 Vase Christian Jack,Karnak et Louxor.

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    deban ser controlados y sometidos; Anubis, detentador de los secretos de la momificacin, estambin el buen gua por los caminos del otro mundo.

    Por qu ese atractivo por el Valle, por qu esa fascinacin, si no porque ocultarespuestas para los problemas ms esenciales y nos hace participar, ms o menosconscientemente, en su misterio? Durante cinco siglos, estuvo inscrito en la piedra y reveladoen los muros de las tumbas: para Egipto, la existencia terrestre de Faran era slo un paso entrela luz de la que provena y el paraso en el que era admitido como ser de voz justa.

    Llegar a esa vida de eternidad, ms all del tiempo y del espacio, exige una ciencia delms all que debe practicarse aqu abajo. Las tumbas del Valle estn consagradas a latransmisin de esta ciencia. No es el rey fulano el que resucita, sino Faran y, a travs de l, su pueblo. En este lugar, del que ningn visitante sale indiferente, se celebra el juego de la vida yde la muerte. El Valle es un lugar de vida porque las moradas de los faraones, en vez dereducirse a sepulturas, son libros de enseanzas, gracias a los jeroglficos y a la imagen.

    Corno escribi Forbin, director de los museos de la Restauracin, al visitar el vallesagrado,todo a mi alrededor deca que el hombre slo es algo por su alma; rey por el pensamiento, frgil tomo por su envoltura, slo la esperanza de otra vida puede hacerlevencedor en esta continua lucha entre las miserias de su existencia y el sentimiento de su origen

    celestial... En estos lugares de tinieblas, me crea bajo el poder de Aladino, bajo un hechizomgico; me pareca estar guiado por la luz de la lmpara maravillosa, y a punto de ser iniciadoa algn gran misterio.

    Este mundo cerrado, tan estril en apariencia, tena un nombre extraordinario:sekhet aat,la gran pradera! Este simple detalle muestra la distancia que existe entre la visin egipcia dela muerte y la nuestra. Las piedras del Valle y sus tumbas son la traduccin sensible de un paraso celeste; para la mirada atenta, es la pradera maravillosa donde Faran, tras habersuperado las ltimas pruebas, pasa una eternidad serena.

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    2 - SOBREVIVIR ELV ALLE?

    Antao, y en cualquier estacin, el aire era seco; aunque existiera la humedad, los rayosdel sol la disipaban enseguida. Este sol de Egipto, en el que se encarna de manera visible el poder de Ra, era un poderoso factor de conservacin de los monumentos. Cuando las tumbas

    estaban cerradas, reinaba en ellas una temperatura casi constante, fuera cual fuese el calorexterior, con las diferencias debidas a la exposicin de la puerta de la sepultura. Gracias alclima que reinaba en el Valle, los procesos de degradacin quedaban detenidos; por ello losdescubridores se maravillaron ante la calidad de las pinturas y los relieves, cuando elvandalismo no los haba destruido. Incluso las tumbas violadas en la Antigedad, como la deRamss III, y abiertas pues al aire libre, conservaron su frescor durante siglos. Sin embargo,recientes comprobaciones demuestran que el Valle de los Reyes est en peligro y que, sinrpidas intervenciones, desaparecer. De dnde procede el peligro?

    Violentas lluvias han amenazado, en todo tiempo, algunas tumbas; raras, pero muyabundantes, producan corrimientos de tierra y hacan caer torrentes de barro y piedras queinvadan las sepulturas. En la Antigedad se adoptaron medidas de proteccin, especialmente la

    construccin de muretes.En nuestros das, si el cielo de la antigua Tebas, antao de un azul liso y perfecto, secubre cada vez ms de nubes, se debe a un inexorable cambio de clima. La creacin del inmensolago Nasser, que destruy Nubia y sus tradiciones, fue un error de consecuencias dramticasque slo ahora se comienzan a evaluar. Maana, llover cada vez ms y el ndice de humedadcrecer; el gres de los templos se ver atacado, corrodo, pinturas y jeroglficos desaparecern.La ecologa se convierte, poco a poco, en una preocupacin mundial, aunque el partido verdeegipcio slo agrupe algunos centenares de miembros, en un pas donde la contaminacin haceestragos. Para algunos, la construccin de la presa alta de Assuan, que est terminndose,condena a muerte a Egipto. La salvaguarda de los monumentos debiera, sin embargo, ser prioritaria, pues el turismo es uno de los componentes ms importantes de la economa egipcia,sin mencionar la necesidad de preservar semejantes tesoros espirituales y artsticos. Lasmoradas de eternidad de los faraones, con el man que atraen, contribuyen a alimentar a losvivos.

    Otro peligro: los sobresaltos de la montaa tebana. Si los temblores de tierra son raros,se sospecha que uno de ellos da los templos de Karnak a comienzos de la era cristiana. Puedeadvertirse que el calcreo del Valle se agriet en algunos lugares y que el soporte de las pinturasest resquebrajado.

    Pillajes y degradaciones voluntarias daaron para siempre varias tumbas. El pillajellamado cientfico tiene una sola ventaja, la conservacin de bajorrelieves expuestos en unmuseo.

    Champollion y Rosellini, a regaadientes, recortaron cada uno de ellos un relieve de latumba de Seti I, obras que pueden admirarse en el Louvre y en Florencia y que desearamos verde nuevo en su lugar de origen. Establecer el inventario de las figuras y las escenas arrancadasal Valle y dispersas por los museos del mundo forma parte de las tareas ingratas de laegiptologa. Lamentablemente, gran cantidad de esculturas y objetos fueron destruidos; milesde piezas que formaban parte del mobiliario fnebre de los ms grandes reyes se han perdido para siempre. Y cuntas colecciones privadas, reservadas a miradas egostas y, por lo tanto, profanadoras, albergan obras procedentes del Valle? Queda lo mejor y lo peor, el turismo. Lomejor porque proporciona a Egipto divisas, favorece una mezcla de lenguas, de costumbres, deculturas, rechazando el espectro del integrismo islmico; lo peor porque las tumbas del Valle noestn destinadas a miles de visitantes apresurados, poco conscientes de la irremediablecontaminacin que provocan. Y qu decir de algunas hordas brbaras que se secan el sudor enlos relieves y rompen pedazos de hielo destinados a refrescarles y contenidos en bolsitas de plstico golpendolos contra los muros de las tumbas? Desde 1850, los visitantes fuerondemasiado numerosos. La agencia Cook, a partir de 1840, llev a cabo una poltica de viajes

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    que hizo atractivo Egipto; pas esplndido, clima agradable en invierno, aire sano yrevitalizador en la regin de Luxor, propicia a la curacin de las afecciones respiratorias,hoteles de lujo, embarcaciones de crucero bien acondicionadas... qu aristcrata de ciertafortuna habra renunciado a semejantes atractivos? El viaje a Egipto se convirti en unaobligacin mundana. En 1880, Luxor era ya una estacin turstica muy frecuentada.

    Las tumbas reales se convirtieron en un punto de paso obligado; los visitantes msestpidos inscribieron su nombre en los muros con holln, mientras el mismo holln de lasantorchas manejadas sin precaucin ennegreca los techos. La instalacin de la electricidadsuprimi aquella fuente de degradacin pero, al facilitar el acceso a las tumbas, multiplic elnmero de turistas.

    Hoy, la situacin se considera catastrfica. Pinturas visibles an el siglo pasado handesaparecido; algunos textos jeroglficos desaparecen. Se han llevado a cabo misiones desalvamento fotogrfico, especialmente gracias al Instituto Ramss, que, con muy escasosmedios, memoriza por medio de la imagen lo que todava es visible. Varios especialistas predicen que, si no se lleva a cabo una accin de envergadura, las maravillas del Valle de losReyes habrn desaparecido dentro de diez aos.

    Soluciones propuestas? Hacer que los turistas paguen ms caro. Pero, ya en el lugar,

    quin va a renunciar al gasto? Medio ms radical: cerrar provisional o definitivamente algunastumbas, como la de Tutankamn, una de las ms daadas. Pero seria tambin necesariocuidarlas. Se piensa tambin en construir reproducciones fotogrficas, pero edificarlas en el propio Valle quebrara su magia. Los debates enfrentan a las autoridades afectadas sin que seadopte una lnea de conducta precisa. La pregunta est planteada: Cmo salvar el Valle de losReyes y permitir que siga siendo accesible?

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    3 - N ACIMIENTO , GLORIA Y DECADENCIA DELV ALLE DE LOS R EYES

    N ACIMIENTO DEL I MPERIO N UEVO La historia del Valle se confunde con la del Imperio Nuevo que cubre tres dinastas, la

    XVIII, la XIX y la XX (hacia 1552-1069 a. de C.). Este Imperio Nuevo, durante el que Egiptoapareci como el centro de la civilizacin y la sabidura, naci en dramticas circunstancias.Hacia 2050 a. de C., Tebas se convirti en una ciudad importante; se erige ya, en la

    orilla este, el primer Karnak, mientras los muertos son enterrados en la orilla oeste. Lossoberanos de la XI dinasta hacen excavar sus sepulturas en la montaa de Occidente, aunque lacapital se halla en el Medio Egipto donde se edifican todava pequeas pirmides. A finales dela XII dinasta se produjo la invasin de los hicsos, pueblos asiticos que ocupan el norte del pas; en Tebas, a finales de la XVII dinasta, tras largos aos de ocupacin, ruge la revuelta. Conel impulso de grandes damas de firme carcter, se forma un ejrcito de liberacin, decidido aexpulsar al invasor y a reunificar las Dos Tierras.

    El prncipe Ahmosis vence a los hicsos y se convierte en fundador de la XVIII dinasta.

    Probablemente fue enterrado en Tebas, pero no en el Valle de los Reyes, que no se inaugur bajo su reinado; el emplazamiento de su tumba sigue siendo un enigma.El personaje merecera ser mejor conocido, pues su accin fue decisiva; su reinado fue

    largo, un cuarto de siglo aproximadamente (1552-1526), y dio a su pas una filosofa polticadestinada a evitar otras invasiones. Descansaba en la voluntad de mantener una zona deseguridad entre Egipto y los pases de Asia y enviar cierto nmero de cuerpos expedicionarios,en perodos regulares, para desalentar sediciones y conspiraciones. No se trataba de colonizarsino de prevenir cualquier tentativa de agresin en un mundo inestable donde no faltabanaventureros y jefes de guerra.

    Al Egipto del Imperio Nuevo le gusta la paz y se procura los medios para preservarla; practica una muy activa poltica de disuasin, que se traduce tambin en la recepcin deriquezas y tributos. No es acaso el dios de Karnak, Amn, El oculto, quien ha dado lavictoria a Faran? Nada ser demasiado hermoso para su santuario. El Imperio Nuevo celebrala gloria de Amn; Ahmosis, El que naci de la luna, ha dado el primer paso.

    E L INNOVADOR , A MENHOTEP IDurante veinte aos, Amenhotep I (1526-1506), tal vez ms segn otras cronologas,

    reina sobre el Doble Pas unido de nuevo. Es el primer rey del Imperio Nuevo que incluye aAmn en su nombre, que significa El principio oculto (Amn) est en su plenitud(hotep).Elemplazamiento de su tumba, como veremos, plantea problemas; cierto es, sin embargo, que esefaran de apacible reinado fue el primero que separ la tumba real, excavada en el desierto, deltemplo donde se celebraba el culto del podero real, transfigurado y deificado.

    Por qu semejante innovacin, sino para insistir, de un modo espectacular, en elsimbolismo de la dualidad que marca la historia de la civilizacin egipcia? Templo y tumba,distintos en la forma y en el emplazamiento, no lo son en el espritu. Indisociables, forman losdos elementos complementarios de una unidad energtica por la que circulan la potencia vital,ms all de la muerte. La tumba es el lugar secreto donde perdura el alma de Faran; el temploes el lugar visible donde algunos especialistas practican los ritos.

    Amenhotep I fue considerado el protector del paraje del Valle y de la necrpolis deOccidente; los constructores le invocaron de buen grado, como un genio bueno capaz deinspirarles y guiar su mano.

    E L FUNDADOR , T UTMOSIS I, Y SU MAESTRO DE OBRAS , I NENI Aunque el reinado de Tutmosis I slo dur unos quince aos (1506-1493), es

    particularmente importante porque fue, al parecer, el primer faran que hizo excavar su tumbaen el Valle de los Reyes. El que naci de Thot, el dios de la sabidura, del conocimiento y de

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    las ciencias sagradas, dispona de las competencias necesarias para inaugurar tan extraordinario paraje.

    Su principal colaborador fue el maestro de obras Ineni, que trabaj en secreto y ensilencio;slo yo-proclama en un texto tan clebre como enigmtico-vigil la construccin dela tumba. Nadie vio, nadie oy. Procur con atencin construir lo ms perfecto que exista, yvel por el buen desarrollo de los trabajos; hice cubrir las paredes de revoque. La obra fue talque los antepasados nunca vieron otra igual.El gua del maestro de obras fue la sabidura quealberg en su corazn; hizo que la sepultura del rey fuera inviolable para satisfacer su deseo.

    Aunque la morada de eternidad de Tutmosis I fue, sin embargo, descubierta, veremosque plantea serios problemas de identificacin. La tumba de Ineni, por su parte, es bienconocida; fue excavada en el valle de los nobles y lleva el nmero 81. Fue despejada a finalesdel siglo XIX. Ineni, arquitecto poderoso y respetado, director de la doble casa del oro y de la plata, director del doble granero de Amn, constructor de la primera tumba del Valle de losReyes, de la parte central del templo de Amn en Karnak, maestro de obras con Amenhotep I,Tutmosis I, Tutmosis II, Tutmosis III y Hatshepsut, dignatario anciano, cargado de honores ysabio entre los sabios, eligi como ltima morada una sepultura inconclusa del Imperio Medio.En vez de un esplndido monumento, opt por la humildad y la tradicin, siguiendo con sus

    pasos las huellas de sus antepasados. Sabemos tambin que dispuso la tumba de su hijo Nefer,El perfecto, en Dra Abu el-Naga.

    E L ENIGMA DET UTMOSIS IISucesor de Tutmosis I, Tutmosis II es un rey muy enigmtico. Los especialistas en

    cronologa no se ponen de acuerdo sobre la duracin de su reinado, tres aos, ocho aos o doceaos! De l, de su poltica, no sabemos casi nada. Su tumba, que durante mucho tiempo se creyque era la sepultura nm. 42 del Valle, tal vez se halle en otra parte. Ese misterioso faranquebr tal vez la tradicin inaugurada por Tutmosis I eligiendo otro paraje, tal vez Deirel-Bahari? En este campo, nos haremos ms preguntas que respuestas daremos.

    T UTMOSIS III Y LA GLORIA DELV ALLE Con Tutmosis III, que rein ms de cincuenta aos, la eleccin del Valle se impuso deun modo definitivo. A partir de entonces, a excepcin de uno o, tal vez, dos reyes, todos losmonarcas egipcios, hasta el final del Imperio Nuevo, eligieron el paraje como ltima morada.

    Desde esa poca, se lo considera sagrado y especialmente precioso; soldados y policasvelan por l. Ningn profano puede franquear su entrada, muy estrecha, practicada entre dosrocas. Todas las tumbas deben excavarse y decorarse en secreto. Los accesos son luego tapiados, bloqueados y disimulados. Un mapa, que forma parte de los secretos de Estado, se halla en losarchivos del palacio y de la Casa de Vida.

    C UNTAS TUMBAS?Sesenta y dos tumbas se excavaron en el Valle, cincuenta y ocho en el Valle de los

    Reyes propiamente dicho y cuatro en la rama occidental; existen inicios de tumbasabandonadas, tumbas sin inscripciones que tal vez estuvieran destinadas a reyes y otros tipos desepulturas para personas no reales, a las que se les concedi, pues, un inmenso privilegio.

    Casi todas las tumbas fueron ms o menos desvalijadas, a excepcin de tres, la de los padres de la reina Teje, la gran esposa real de Amenhotep III, padre del clebre Akenatn; la deMaiherpri, un soldado; la de Tutankamn, descubierta en 1922 por Howard Carter. Sus tesorosfueron transportados al museo de El Cairo, donde se exponen en salas contiguas; puedenadvertirse numerosos parecidos entre los magnficos objetos de los padres de Teje y los deTutankamn.

    E L TIEMPO DE LOS R AMSS De Ramss I a Ramss XI, de 1295 a 1069, doscientos veintisis aos, dos dinastas (la

    XIX y la XX), y una sucesin de magnficas tumbas en el Valle; pero tambin, tras el reinado de

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    Ramss III (11 Sol 54), una lenta erosin del poder faranico y una degradacin econmica.Ramss III haba logrado rechazar dos tentativas de invasin y mantener la prosperidad de lasDos Tierras; sus sucesores vern cmo se desmorona la gloria del Imperio Nuevo.

    Durante la XIX dinasta, la del gran Ramss II, es probable que graves inundacionesdevastaran una parte del Valle y causaran serios daos a las tumbas ms expuestas. Ciertonmero de observadores, antiguos o modernos, evocaron las lluvias torrenciales que lodestrozan todo a su paso y amenazan los monumentos colocados al pie de una ladera.

    Mientras la entrada de las tumbas de la XVIII dinasta est cuidadosamente disimuladay enterrada, los Ramss adoptaron una posicin muy distinta. El acceso a la tumba se convierteen un majestuoso portal, absolutamente visible. Ciertamente, el Valle estaba muy vigilado; peroel debilitamiento del poder central y los tumultos interiores debieron de convertir aquellassepulturas en fciles presas para los ladrones.

    E LV ALLE DE LAS R EINAS El ser que est enterrado en el Valle de los Reyes es un faran, trmino procedente de

    dos palabras egipcias, per a,cuyo significado es El gran templo. Simblicamente, no eshombre ni mujer sino un ser csmico encargado de hacer vivir la Regla divina en la Tierra y

    poner orden en vez de desorden. Por lo tanto, un hombre o una mujer pueden convertirse enfaran; el Valle de los Reyes alberga dos tumbas de mujeres que fueron elevadas al cargosupremo, Hatshepsut y Tausert.

    Las grandes esposas reales de la XIX y de la XX dinastas fueron enterradas en un valleespecfico que se abre al sureste del Valle de los Reyes, frente al pueblo de Deir el-Medineh. Enesta necrpolis, la ms septentrional de la montaa tebana, se excavaron por lo menos ochentatumbas que albergan tambin a hijas de rey e hijos de Ramss III. Al parecer, al principio, eseValle de las Reinas estaba reservado a los prncipes, a las princesas y a sus educadores. La primera gran esposa real que fue admitida en l se llamaba Sat-Ra, La hija de la luz divina,madre de Seti I y esposa de Ramss I.

    Como han subrayado varios egiptlogos, el Valle de las Reinas es la nica necrpolistebana abierta en direccin al Nilo y los cultivos, al mundo de los vivos pues; la decoracin delas tumbas utiliza pocos episodios del viaje del sol por el ms all, pero recurre al repertorio deescenas delLibro de los muertosy seala la ltima etapa de la resurreccin del ser real.

    Al fondo del Valle de las Reinas, en efecto, se dispuso una estrecha garganta quesimboliza la matriz de la diosa Hator, soberana de Occidente, dama de las estrellas y duea delnuevo nacimiento. Durante las lluvias, en la gruta se formaba una cascada; as se evocaba lallegada del agua celeste que transforma la muerte en eternidad. As se simbolizaba, de modomonumental, el tero de la vaca csmica donde resucitaban los seres que el tribunal de Osirisreconoca como justos.

    El Valle de las Reinas se llamata sekhet neferu,el lugar de los lotos, smbolo derenacimiento solar; tambin puede traducirse por el lugar del cumplimiento es decir de laresurreccin. Si el alma franqueaba el lugar de las pruebas, el Valle de los Reyes, sala a laluz en el Valle de las Reinas. Se advierte que los distintos sectores de la necrpolis tebana nofueron elegidos al azar y se dispusieron de modo que celebraran, en la Tierra, los ritos del msall.

    E L TIEMPO DE LOS PILLAJES A partir del reinado de Ramss IX (1125-1107), Egipto entra en un perodo de crisis.

    Una invasin libia provoca trastornos sociales y econmicos; los obreros tienen hambre y sedeclaran en huelga. La regin tebana es presa de convulsiones que el poder central no consiguedominar. En el ao 9 del reinado de Ramss IX se comete un crimen abominable: el pillaje de

    algunas tumbas. El esplendor de los sepulcros reales haba aguzado ya la codicia de pandillas deladrones, ms o menos organizadas, pero sus tentativas, perpetradas contra las tumbas de Seti IIy Ramss II, haban abortado gracias a las consignas de seguridad que se aplicaban todava en elValle.

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    Los desvalijadores del ao 9 no se atrevieron a atacar el Valle de los Reyes; con la probable complicidad de altos funcionarios, penetraron en las tumbas de la XVII dinasta y enalgunos sepulcros del Valle de las Reinas. En el momento del reparto se produjo un altercado yuno de los bandidos habl demasiado; toda la banda fue detenida. Comenz un largo proceso.Khaemuaset, visir y gobernador de Tebas, quiso establecer toda la verdad y procedi al examende numerosas tumbas. Con gran satisfaccin por su parte, advirti que la ltima morada deAmenhotep I estaba intacta y que el Valle de los Reyes no haba sufrido dao alguno. Eltribunal se reuni en el templo de Maat, la Regla universal, construido en el paraje de Karnak,en el interior del recinto de Montu. Los diecisiete acusados reconocieron sus crmenes; habanexcavado un tnel para penetrar en la sepultura del rey Sobekemsaf III, la de la reina Nubkhas yen algunas tumbas privadas. Tras haber violado los sarcfagos y despojado a las momias de sus joyas, las haban quemado.

    Los profanadores pertenecan al personal de los templos de la orilla oeste; ninguno deellos haba sido iniciado en la cofrada de Deir el-Medineh, encargada de excavar y decorar lastumbas del Valle de los Reyes. Obligados a guardar secretos, los artesanos haban respetado suscompromisos.

    La ejecucin de los culpables no bast para restablecer el orden. Ramss X, la duracin

    de cuyo reinado es incierta, parece ejercer cierto control sobre Nubia y, en consecuencia,mantener todava las riendas del Estado. Su tumba, que lleva el nm. 18, no ha sido exploradams all del primer corredor y es una de las obras futuras del Valle.

    Cuando el ltimo de los ramsidas, Ramss XI, sube al trono en 1098 a. de C., seenfrenta con disturbios cada vez ms serios. Hambre, inseguridad, huelgas, expediciones libias,abusos de poder de potentados locales. Esta descripcin es, sin duda, demasiado apocalptica, pero cierto es que la autoridad central vacila.

    Al cabo de una larga evolucin, los sumos sacerdotes de Amn se han convertido en prncipes del sur de Egipto; Tebas les pertenece. El pas est de nuevo partido en dos.

    Hacia el ao 18 del reinado de Ramss XI, unos desvalijadores violan las tumbas delValle de los Reyes. Ya no tienen en cuenta la advertencia formulada por Ursu, dignatario de

    Amenhotep III:El que profane mi cadver en la necrpolis y rompa mi estatua en mi tumbaser un hombre odiado por Ra; no podr recibir agua en el altar de Osiris y no podr transmitirsus bienes a sus hijos.

    Esta vez, la cosa es muy grave. Una banda bien organizada, aprovechando la falta devigilancia, se ha apoderado de numerosas riquezas. El oro, la carne de los dioses, excita sucodicia. Altos funcionarios, extranjeros e, incluso, artesanos de Deir el-Medineh participan enla conspiracin y compran testaferros que, en la tumba de Ramss VI, actan con rara violenciadestrozando la momia y deteriorando el sarcfago.

    Detener a los culpables y castigarlos no bastar. Se adopta una decisin dramtica: es preciso abandonar el Valle de los Reyes. El Estado no es ya capaz de velar por la seguridad del paraje. De ese modo, en el ao 19 del reinado de Ramss XI, se asiste a un acontecimientoextraordinario: se proclama una nueva era, llamada renovacin de los nacimientos. Por unaaccin mgica, se suprime el pasado y se vuelve a poner en orden la creacin. El sumosacerdote Herihor est en el inicio de la mutacin; el poder se distribuye entre l mismo, quereina en el sur, Ramss XI y Smendes, que controla el norte del pas y reside en Pi-Ramss, lacapital creada por Ramss II. Egipto cambia, Pi-Ramss pronto ser abandonada en beneficiode Tanis, donde sern enterrados los faraones de la XXI dinasta. A la muerte de Ramss XI, en1069, Smendes subir al trono mientras los sacerdotes de Amn seguirn afirmando susupremaca en la regin tebana.

    L A LTIMA TUMBA DELV ALLE: R AMSS XI ( NM . 4)Triste destino el del ltimo de los Ramss que, en veintinueve aos de reinado

    (1098-1069), ve como Egipto se disloca ante sus ojos. Tebas y el sur se le escapan, luegoPi-Ramss y el norte; la capital sagrada y la capital econmica pasan a otras manos. Aunque el pas no se sume en la guerra civil, sus divisiones lo debilitan. Ramss XI no fue capaz de

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    mantener la unidad de las Dos Tierras, su tumba fue la ltima excavada en el Valle, pero es probable que su momia nunca fuera depositada all.

    El gran pozo inconcluso del sepulcro contena restos diversos, especialmentefragmentos de un equipo funerario que databa de la XXII dinasta; hay rastros de un comienzode incendio. Un estudio reciente prueba que esta tumba sirvi de taller donde se fabricaronobjetos destinados a las procesiones y donde se trataron algunas momias reales amenazadas.Los cristianos la utilizaron como establo y cocina. Tal vez el sumo sacerdote de Amn,Pinedjem I, iniciara una restauracin con la intencin de convertirla en su propia tumba; pero lahiptesis parece frgil en la medida en que la era de la renovacin de los nacimientos se haba proclamado ya, poniendo fin al papel del Valle como necrpolis real.

    E L SALVAMENTO DE LAS MOMIAS REALES Pinedjem I, que fue sumo sacerdote de Amn (1070-1055) y luego rey de Egipto

    (1054-1032), merece nuestro agradecimiento; a l le debemos la ltima inscripcin jeroglficadel Valle y gracias sobre todo a este hombre piadoso se salvaron muchas momias reales.Pinedjem I comprendi que sus esfuerzos para proteger el paraje y sus reales ocupantes seranintiles; los desvalijadores no retrocederan ante nada para apoderarse del oro, las joyas y los

    amuletos. Tom pues una decisin desgarradora pero ineluctable: cambiar de lugar las momiasreales.A decir verdad, esta medida de proteccin se haba llevado a cabo por etapas; varias

    tumbas, especialmente el sepulcro de Seti I, haban albergado temporalmente los ilustrescuerpos. Antes de Pinedjem, Smenedes, aunque fuera rey del norte, hizo restaurar la tumba deAmenhotep I y preservar la tumba de Tutmosis II. Ciertamente fue en la tumba desocupada deRamss XI donde quitaron a las momias cierto nmero de objetos preciosos y se recuper el oro,que se haba convertido en un material precioso al final de la explotacin de las minas de Nubia.En realidad, muchos de los pillajes de las tumbas reales son el resultado de ese gran cambiode la XXI dinasta durante el que se sacaron momias y equipo funerario de su lugar original.

    El escondrijo se eligi con cuidado y la eleccin se revel excelente puesto que sernecesario esperar a 1881, como veremos para que el secreto sea descubierto. Pinedjem hizo quele enterraran en el ms venerable de los sarcfagos, el de Tutmosis I, el fundador del Valle; elsumo sacerdote que lleg a Faran renda as homenaje a su antepasado.

    En 900 a. de C, la mayora de las tumbas del Valle haban sido vaciadas; las DivinasAdoradoras de Anin, que formaban una dinasta femenina reinante en Tebas, eligieron algunasde ellas como sepultura. Las grandes tumbas ramsidas, con su visible portal eran de fcilacceso; no ocurra lo mismo con los sepulcros anteriores de entradas enterradas y ocultas.

    En aquel primer milenio antes de Cristo, el Valle de los Reyes sigui siendo un parajesagrado, cada vez ms enigmtico y misterioso All remaban las sombras de gloriosos faraones;con el declive del poder egipcio y el progresivo abandono de Karnak, el Valle se hundi en lastinieblas.

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    4 - QU ES UNA TUMBA REAL?

    El trmino tumba, que solemos utilizar, es engaoso. La tumba de un faran no es unmausoleo a su gloria o un monumento de propaganda, que proclama sus grandes hechos, sushazaas militares y civiles; textos y figuraciones son de orden esotrico y simblico, sin

    ninguna anotacin histrica. Nunca se aborda la vida privada de los monarcas, lo quedesconcert y desconcierta todava a muchos egiptlogos. Adems, una tumba no es una cuevade Al Bab donde un potentado oriental acumulaba sus riquezas y su oro para sustraerlos al populacho; se trata, para utilizar un trmino alqumico adecuado a la naturaleza del lugar, de unatanor,un receptculo donde se acumulan poderes y fuerzas que apuntan a la resurreccin delser real. Esa tumba, recordmoslo, es el naos del templo, su parte secreta donde se celebran perpetuamente rituales por las imgenes y las escenas cargadas de vida y de magia creadora. Loque se lleva a cabo en el misterio de la tumba est ms all del entendimiento humano, pero noes menos real. Los textos inscritos son frmulas activas, las divinidades transmiten la energaoriginal que est tambin contenida en los amuletos. La tumba real puede ser considerada unlaboratorio ultrasecreto destinado a producir eternidad; durante esta delicada operacin, cierto

    material es til: armas, carros, vajillas, ropas, cofres, muebles, vasos,uchebtis (los queresponden, estatuillas que llevan a cabo, en el otro mundo, los trabajos en lugar del resucitado),capillas desmontables, etc. Ungentos, leos sagrados, alimentos slidos y lquidos completanese equipamiento gracias al que el alma del rey pasar las puertas del ms all y avanzar porsus hermosos caminos. Pese a las precauciones adoptadas, la mayora de estos tesoros fueron pillados, saqueados o destruidos, a veces con un salvajismo que revela el fanatismo de los profanadores; el fabuloso contenido de la pequea tumba de Tutankamn permite imaginar lamagnitud de prdidas irremediables.

    E L PODER DE LOS JEROGLFICOS La tumba real funciona por s misma, sin ninguna intervencin exterior, pues las

    modalidades de su existencia fueron incluidas en los jeroglficos, las palabras de Dios; porello, ninguna sepultura faranica del Valle est desprovista de textos. Las representaciones delos dioses y las escenas ms sorprendentes, la decoracin de los sarcfagos, los proveedoresde vida, son jeroglficos que siguen siendo eficaces. Pintores y dibujantes adoptaron variadassoluciones: grabados que renen ricas ilustraciones (Ramss III, Ramss VI), relieves pintados(Horemheb, Ramss I, Seti I), papiro extendido y dibujado en un muro (Tutmosis III,Amenhotep II). En todos los casos, el objetivo buscado es el mismo, confiar a los jeroglficos lamisin de velar por la integridad espiritual de Faran.

    El universo del Valle de los Reyes nos desconcierta: divinidades con cuerpos de hombrey cabezas de animales, cuerpos sin cabeza, serpientes, escenas enigmticas... Al menor pasonos sentimos, a la vez, admirados, fascinados y perdidos. La razn y el anlisis fracasan,impotentes, al pie del misterio. Nadie puede pretender haberlo descifrado totalmente; perosabemos, gracias a las investigaciones llevadas a cabo desde Champollion, que este universo noes una fantasmagora nacida de un cerebro delirante. De ese modo se nos revela el otro mundo,esa otra cara de la vida por la que viajan la luz y el ser resucitado de Faran; nada es ah cosa decreencia, sino slo de conocimiento. En Egipto, todo es andadura, travesa y metamorfosis; elviaje del alma no se lleva a cabo sin peligros y pruebas. Las tumbas del Valle no los ocultan;muy al contrario, insisten en los peligros que debe afrontar el sol antes de renacer. Faran seidentifica con l y comparte su pasin. El Valle perfora las tinieblas y crea sin cesar un nuevosol.

    M UERTE DE UN FARAN El principal papel de un rey de Egipto es hacer vivir a Maat, la Regla universal,

    ponindola en el lugar del desorden, de la rebelin y del estruendo, consustanciales a la especiehumana, nacida de las lgrimas de Dios. El individuo llamado a esa funcin se inscribe en el

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    linaje eterno de los faraones y pierde sus rasgos particulares para revestir las ropas simblicasdel rey-Dios; por ello, las representaciones del Valle no nos ofrecen ningn retratoindividualizado sino un rostro real siempre semejante en el que se encarnan serenidad yrealizacin.

    Faran es el elemento esencial que mantiene a Egipto en armona; cuando muere, elmundo regresa al caos. La solidaridad del Estado con el cosmos desaparece. El pas lleva luto por la felicidad perdida y teme el desencadenamiento de las fuerzas del mal.

    Varias medidas permiten evitar la catstrofe. En primer lugar, la momificacin del reydifunto; luego, su colocacin en la tumba; finalmente, la puesta en marcha, por su sucesor, del proceso de resurreccin.

    El halcn ha llegado al cielo, el hijo de la luz divina ha emprendido el vuelo y se sientaahora en el trono de Ra,as se describe el ascenso al cielo del alma real que se reincorpora a laluz original. El cuerpo de Faran debe ser momificado para convertirse en un Osiris, serreconstruido que ser el soporte del renacimiento. La momificacin no es una voluntad de preservar un cadver, sino la afirmacin de la existencia de un cuerpo de luz, incorruptible parasiempre. Faran atraviesa, como Osiris, la prueba de la muerte; de ese modo, la momia estcubierta de joyas y amuletos que forman una armadura mgica. Se extraen las vsceras y se

    colocan en cuatro vasos, los canopes, protegidos por los cuatro hijos del dios Horus, hijo ysucesor de Osiris. Para que el rey resucite, cada parte de su cuerpo es sacralizada; ninguno desus miembros es privado de divinidad. La momia es soporte material de fuerzas inmateriales, elcorazn que gua al ser; elka, dinamismo creador; elba, el alma-pjaro; el nombre, identidadreal del ser; la sombra, depsito de poder.

    La momia permanece tendida en el sarcfago, pero tambin se la representa de pie,animada por la palabra divina. La momificacin es el arte de captar las energas sutiles, defijarlas en el cuerpo osrico. Cuando ha concluido, el cuerpo de inmortalidad de Faran escolocado en un atad y atraviesa el Nilo; en la orilla oeste se organiza una procesin que pasa por el templo de los millones de aos donde se celebrar el culto, luego toma el camino queconduce al Valle. Slo algunos ntimos, pertenecientes al inmediato entorno de Faran, son

    autorizados a vivir el ritual de colocacin en la tumba, considerada como la regin de luz.Antes de cerrar y sellar la puerta de la morada de eternidad, el sucesor del rey difunto,que acta como Horus, hijo de Osiris, practica en la momia la apertura de la boca y los ojos. Latumba de Seti I, especialmente, ofrece las escenas de este ritual. Gracias a l, textos e imgenesse ven animadas y toman vida al mismo tiempo que el cuerpo osrico. La aventura de laresurreccin puede iniciarse, en la noche transfigurada de la tumba y bajo un cielo de piedraestrellada.

    P LANO Y ELEMENTOS DE UNA TUMBA REAL Arte de eternidad, arte para la eternidad, el arte egipcio no cre dos monumentos

    semejantes. Enamorado de la estabilidad y del poder, ignora la repeticin y la fantasa. Esimposible, as, teorizar y emitir clasificaciones, estriles con mucha frecuencia.

    Si se considera el conjunto de tumbas reales, se advierte que sus dimensiones son muyvariables; mientras la sepultura de Tutmosis I es muy modesta, la de Seti I tiene ms de cienmetros de largo. Existe, sin duda, un principio de crecimiento; a medida que las tumbas vanconstruyndose, altura, anchura y volumen aumentan, sin relacin alguna con la duracin delreinado. Los corredores, sino se alargan, se hacen ms anchos y altos; las dimensiones de lacmara funeraria son cada vez ms imponentes y el sarcfago adopta un aspecto cada vez mscolosal.

    Ninguna tumba es idntica a otra, aunque se adviertan puntos comunes: una puerta deacceso (unas veces disimulada, otras evidente), un corredor que se hunde ms o menos profundamente en la tierra, un paso intermedio y una sala del sarcfago. Sea cual sea el plano,sean cuales sean sus variantes, se trata siempre de un camino que consiste en penetrar en la roca,en el interior de la montaa de Occidente, descender hacia el reino de debajo de la tierrafranqueando puertas, impregnarse de los textos y las escenas rituales y, finalmente, descubrir la

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    cmara de resurreccin. Recorrido inicitico por antonomasia, una tumba del Valle de losReyes funciona del mismo modo que una pirmide del Imperio Antiguo; la forma hacambiado pero la realidad simblica no ha variado.

    Durante la XVIII dinasta, la entrada de las tumbas se excava verticalmente, al pie de unescarpado; da acceso a un corredor que se presenta como un plano inclinado que puede incluir peldaos. Este primer eje se ve quebrado por un recodo en ngulo recto, precedido de un pozode unos seis metros de profundidad. Tumbas como las de Tutmosis IV y Amenhotep II presentan incluso dos desviaciones. Al extremo del recorrido, la sala del sarcfago. Se haadvertido que los pilares presentes en ciertas salas tenan una seccin de dos codos por dos, yque la norma para la altura y la anchura de los corredores era de cinco codos por cinco (un codo= 0,52 m). Con el comienzo de la XIX dinasta, las proporciones cambian; las tumbas seagrandan y se amplan. Los arquitectos adoptan un plano rectilneo y un nico eje.

    Lo ms importante es conocer los nombres que los propios egipcios daban a las partes

    principales de una tumba real.2

    Si establecemos el plano tpico de una tumba real, trazamos primero el primer paso deldios, que corresponde a la escalera de acceso; ese dios es a la vez la potencia creadora, el solen la que se encarna y el faran que se le identifica. El camino del sol es el completo descensoal interior de la tierra. Luego viene el corredor, segundo paso del dios, seguido de un tercer paso, flanqueado eventualmente por capillas donde residen los dioses de Oriente y Occidente.Estos pasos se denominan tambin lugares donde el dios es halado, es decir donde elsarcfago es arrastrado sobre una narria hacia la cmara funeraria. El cuarto paso del dios,enmarcado eventualmente por las dos estancias de los guardianes de las puertas, seala elacceso a la parte secreta de la tumba. Se abre la sala del secreto, o sala de la Regla, que slo permite avanzar al ser que el tribunal del otro mundo reconoce como justo. Finalmente, la

    morada del oro donde reposa el sarcfago y donde se realiza la transmutacin del cuerpomortal en cuerpo de luz, brillante como el oro; pueden aadirse salas anejas, la sala del carro

    2 Vase Romer,Valley of the Kings, pp. 279 y ss.

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    (recordemos los carros desmontados de la tumba de Tutankamn), la sala de rechazar a losrebeldes, el lugar de plenitud de los dioses, la morada del alimento, el ltimo tesoro,el lugar de los que responden (losuchebtis).

    E L MISTERIO DEL POZO Algunas tumbas incluyen un elemento extrao, un pozo de unos seis metros de

    profundidad, que aparece por primera vez en la tumba nm. 34. Es el que oculta, el quedetiene, y seala un punto de ruptura en el recorrido. En la de Tutmosis III, sus dimensionesson imponentes: 4,15 x 3,96 m. Est decorado con frisos dekhakeru,haces de vegetales unidosentre s por cuerdas y que simbolizan el fuego protector.

    Para qu serva ese pozo? Sin duda no de trampa para los ladrones. Semejante idea esincompatible con la mentalidad egipcia. Se ha supuesto que permita recoger parte de las aguasde lluvia que caan en la tumba durante los diluvios torrenciales, pero esta hiptesis esinaceptable. Por una parte, la mayora de los pozos se hallan en las sepulturas de la XVIIIdinasta, que no se inundaron, por otra parte las tumbas estaban cerradas con puertas y tabiques.

    La funcin del pozo es de orden simblico; es la ilustracin de la caverna del diosSokaris, cuyo nombre se forma de un verbo de movimiento que significa deslizar, avanzar.

    En esta caverna se oculta el agua primordial, gestadora, abstracta, que da vida y forma a todoslos seres. Sin esta agua, la resurreccin sera imposible. Uno de los momentos fundamentalesdel ritual consista en hacer pasar el sarcfago por encima del pozo, para que se impregnara dela energa de Sokaris. El pozo era tambin una de las formas de la tumba de Osiris, seor de las profundidades y del reino subterrneo; al pasar por encima, la momia real, identificada con elsol, se converta en Osiris. Lo que estaba arriba se asimilaba a lo que estaba abajo, y a la inversa.El pozo sealaba pues un momento de cambio durante el que el alma real obtena la fuerzanecesaria para su regeneracin.

    E L SARCFAGO En el centro de la sala de oro, el sarcfago es el elemento ms precioso de la tumba. El

    trmino que utilizamos es absolutamente inadecuado; de origen griego, la palabra sarcfagosignifica devorador de cadveres, mientras que el trmino egipcio afirma exactamente locontrario: el seor (o el proveedor) de la vida. De ese modo, el sarcfago no es un punto final,un simple cofre para momia, sino un medio de renacimiento en el que actan los poderes decreacin.

    Grabada en el interior de la tapa del sarcfago, la diosa del cielo, Nut, aparece bajo laforma de una mujer, con los brazos y las piernas estirados, cuyo cuerpo se adapta al de Faran,que resucita en la unin con su madre csmica. Nut tiene tambin la funcin de tragarse el sol poniente, al anochecer, y hacerlo renacer por la maana; matriz del universo, transforma lamuerte en vida.

    El sarcfago es tambin la piedra primordial surgida del ocano de los orgenes, duranteel nacimiento del mundo; sobre esta piedra se construy el primer templo. En el interior de esta piedra, Faran renace y se convierte en el sol de maana.

    El descubrimiento del sarcfago intacto de Tutankamn permiti entrever losesplendores que los desvalijadores e iconoclastas destruyeron en las dems tumbas reales; sinembargo, no todas contenan atad de oro. Adems, la mayora de las momias haban sidoextradas de su sarcfago en la XXI dinasta y ocultadas en lugar seguro. Ciertos vndalos,furiosos sin duda al obtener slo muy escaso botn, se encarnizaron con ciertos sarcfagos,rompieron las tapas, rajaron las cubas de piedra. Varios especmenes magnficos, por fortuna,sobrevivieron, como los sarcfagos de Tutmosis III, de Amenhotep II, de Horemheb, o lasenormes cubas de granito de los soberanos ramsidas. El tamao aumenta con el tiempo; el

    sarcfago de Ramss IV es colosal comparado con el de los reyes de la XVIII dinasta. Amenudo, en los ngulos del sarcfago pueden verse diosas; entre ellas, Isis y Neftis, encargadasde recitar las frmulas de resurreccin, de batir las alas para dar el soplo de vida y de preparar eloro, la carne de los dioses, que ser el cuerpo de luz del faran transfigurado.

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    T UMBAS INCONCLUSAS?La tumba de un rey era, con su templo, asunto de Estado por excelencia. Tamao,

    dimensiones, proporciones, ornatos se estudiaban y realizaban con el mayor cuidado. Ciertossistemas numricos, ciertos secretos de construccin y un repertorio simblico se transmitande maestro de obras en maestro de obras. El progresivo agrandamiento de las sepulturas y elcambio de sus estructuras corresponden a un plan que se lleva a cabo con rigor.

    Y en esas condiciones, por qu casi todas las tumbas reales nos parecen inconclusas?En el caso de Ramss I, podemos evocar la brevedad del reinado: menos de dos aos. Pero losconstructores excavaron una pequea tumba, y la calidad de la obra es sobresaliente. En el casode Tutmosis III, que rein en solitario durante ms de treinta aos, esta explicacin es imposible;idntica extraeza en la fabulosa tumba de Seti I donde ciertos relieves no fueron coloreados ydonde, al fondo de la cmara funeraria, se abre un corredor inconcluso que se pierde en laroca, dispositivo conocido tambin en otras partes.

    En realidad, los cuadriculados, los trazos que se dejan a la vista, las figuras noterminadas revelan las tcnicas utilizadas para construir la tumba, pintarla y darle su funcinsimblica. El maestro de obras consider necesario actuar as, pues la tumba es un ser vivo; no puede pues estar terminada. El ltimo corredor que sale ms all de la morada del oro es la

    prosecucin del camino de resurreccin que nunca se detiene. Al igual que el templo, que estsiempre en construccin, la tumba real no est inconclusa; est completa y es coherente, seavasta o modesta, pero no detenida. La obra de renacimiento prosigue en ella al margen deltiempo; en lo invisible, la mano del artesano sigue grabando en los muros los signos y lasfiguras de inmortalidad.

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    5 - L A COFRADA DE LOS CONSTRUCTORES

    E L PUEBLO DE LOS ARTESANOS O EL LUGAR DE LA R EGLAEn Egipto, nada muere por completo; la Tierra est tan transida de eternidad que no

    permite que el olvido o la destruccin triunfen de un modo radical. Se desea una pruebaevidente? Mientras que la memoria de los grandes faraones que eligieron el Valle de los Reyescomo domicilio se ha visto, a veces, bastante maltratada, la de los creadores de sus tumbas se preserv de un modo sorprendente. Esa salvaguarda se debe, en parte, a la necesidad demantener el secreto sobre el acto misterioso que constitua la excavacin de una sepultura real; para responder a esta exigencia se fund el pueblo de Deir el-Medineh, en la ribera occidentalde Tebas, no lejos del Valle, de modo que se reunieran en el mismo lugar todos los gremiosindispensables para la obra.

    Talladores de piedra, albailes, yeseros, escultores, grabadores, dibujantes, pintoresvivieron all, juntos, con sus familias, colocados bajo la directa autoridad del visir deTebas-Oeste. El pueblo posea su regla y su tribunal, que emita sentencias soberanas. Un

    escriba real llevaba un diario que narra las venturas y desventuras de la comunidad; ausencias,enfermedades, ascensos en la jerarqua se anotaban con cuidado. Este documento, y muchosotros testimonios como las modestasostraca,fragmentos de calcreo que servan a menudocomo borradores escolares, permiten trazar la historia de Deir el-Medineh que, durante cincosiglos, estar vinculada a la de las tumbas reales.

    En su apogeo, el pueblo comprenda unas setenta casas construidas en el interior de unrecinto de 130 x 50 m, y unas cincuenta fuera, donde vivieron un nmero de trabajadores quevariaba entre sesenta y ciento veinte, sin incluir a sus esposas e hijos. Comunidad pequea, pues,unida y coherente, en la que slo se admitan especialistas iniciados en los misterios de su arte.

    Esta cofrada, cuya razn de ser era construir moradas de eternidad, fue fiel a su reglacasi hasta sus ltimos das; durante los procesos que desembocaron en la condena de losdesvalijadores, bajo Ramss IX, ningn miembro de la cofrada se vio inculpado. Los primerostraidores aparecieron, slo, durante los ltimos aos de existencia de la comunidad.

    El nombre egipcio de Deir el-Medineh eraset Maat, el lugar de Maat, elemplazamiento donde se practicaba Maat, la regla que regenta todos los universos. Maat es lams alta expresin de la espiritualidad egipcia; viviendo de Maat y hacindola vivir, Faran permite a Egipto permanecer en contacto con lo divino y prosperar. No es pues indiferenteadvertir que el pueblo de los artesanos est colocado bajo la proteccin de esta regla que todosdeban aplicar en su trabajo.

    Situado en el lecho de un antiguo ued, entre la colina donde fue erigido el pueblo deGurnet Muray y el acantilado de Occidente, Deir el-Medineh es un paraje encantador. Reina allun silencio que evoca el gozo de vivir de una comunidad en la que actuaron autnticos genios,cuyas obras admiramos hoy todava.

    Fue Tutmosis I quien, a comienzos del siglo XVI a. de C, fund la cofrada e inaugur el paraje del Valle. Desde sus orgenes, una muralla rode el poblado que formaba una entidad protegida del mundo profano y vigilada por guardias. Slo penetraban los miembros de lacofrada y su familia ms cercana.

    Tras el episodio de Amarna, durante el que Akenatn llam probablemente a losartesanos al emplazamiento de la nueva capital, en el Medio Egipto, regresaron a Deirel-Medineh que Horemheb decidi agrandar. Durante las XIX y XX dinastas, el aumento delvolumen de las tumbas exigi un personal ms numeroso; la decadencia comenz bajo RamssVI donde ya slo trabajaban unos sesenta obreros. A comienzos de la XXI dinasta, la

    comunidad se dispers; la mayora de los adeptos fueron acogidos en el templo de MedinetHabu. El paraje de Deir el-Medineh no qued por completo abandonado; en la XXV dinasta, elrey etope Taharqa hizo construir all una capilla dedicada a Osiris y, en la poca Ptolemaica, sereconstruy el templo de la cofrada colocado bajo la proteccin de Hator y de Maat. Cuando la

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    civilizacin faranica se extingui, algunos anacoretas cristianos ocuparon ciertas tumbas y lasdegradaron antes que la invasin rabe fuera causa de nuevas destrucciones.

    C ASAS Y TUMBAS Los artesanos eran enterrados donde vivan; generacin tras generacin, la comunidad

    conoca los mismos goces y las mismas penas. Pequeas casas pintadas de blanco daban a

    callejas cubiertas; una calle principal atravesaba el pueblo, y sus vestigios son visibles todava.Provistas de unos fundamentos de piedra, las moradas de ladrillo crudo tenan una entrada, una primera estancia con un altar dedicado a las divinidades domsticas y a los antepasados, y unamesa de ofrendas, una segunda habitacin ms alta y ms grande que serva de sala derecepcin, una o varias alcobas, un cuarto de bao, una cocina, un stano y una terraza donde,en verano, se dorma de buena gana.

    Las reuniones de la cofrada se celebraban en oratorios al norte del paraje o en el templo;los artesanos se instalaban en bancos de piedra, a lo largo de los muros. All se transmitan lossecretos del oficio, all eran iniciados aquellos a quienes la comunidad consideraba aptos paraactuar en el Valle.

    Vivir eternamente en el lugar donde se ha vivido y trabajado, ste fue el destino de los

    hombres y mujeres de Deir el-Medineh. Las tumbas eran sealadas por la presencia de una pequea pirmide que recordaba los grandes monumentos del Imperio Antiguo. Con la ayudade este smbolo, la comunidad se vinculaba a los orgenes de la civilizacin egipcia y a lasenseanzas de los sabios de Helipolis, la ciudad sagrada de las primeras dinastas.

    El plano de las tumbas era sencillo: un patio, una capilla donde se reunan los vivos y lasalmas de los difuntos, un pozo que llevaba a un sepulcro y una o varias salas subterrneas,decoradas a veces de un modo admirable; la tumba del maestro de obras Senned-jem, en perfecto estado de conservacin, permite a los visitantes apreciar el genio de los pintores ydibujantes. Los temas se han extrado delLibro de los muertos:guardianes de puertas,resurreccin en forma de un fnix, campos paradisacos donde siembra y siega la parejavencedora de la muerte, etc.

    Durante la XIX dinasta, las sepulturas se hicieron familiares y se comunicaban, a veces,unas con otras, formando un imperio invisible semejante a las moradas de los vivos; losvnculos establecidos en esta tierra seguan existiendo en el ms all,

    U N BARCO Y SU TRIPULACIN Una imaginera estpida, presente todava en los libros escolares e incluso en las obras

    llamadas cultas, presenta a los artesanos como una masa de harapientos penando bajo un solde justicia y recibiendo, como nico salario, los latigazos de sdicos capataces; la mayora de pelculas sobre Egipto, inspiradas en una mentalidad biblista, decididamente antifaranica, han popularizado por desgracia tales estupideces.

    Los hombres encargados de excavar las tumbas reales eran considerados como uncuerpo de lite; preservando los secretos de su oficio, no eran en absoluto unos esclavos. Laorganizacin de su trabajo se haca de acuerdo con la de los navegantes que surcaban el Nilo;los servidores del lugar de la Regla formaban una tripulacin dividida en dos equipos, el de babor corresponda al barrio este del pueblo y el de estribor, al barrio oeste. Trabajabanalternativamente, en perodos de unos quince das, descansando uno mientras el otro trabajabaen la obra. El piloto de aquel navo era Faran en persona, uno de cuyos nombres es precisamente el gobernalle; dos vigilantes de la construccin en el gran lugar enmarcabana los artesanos.

    Los astilleros tenan, para los egipcios, gran importancia porque eran el lugar donde losadeptos eran iniciados ritualmente a su funcin. La prueba suprema consista en reunir las

    diseminadas partes de una barca y reconstruirla, a imagen del cuerpo de Osiris despedazado yresucitado.

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    N ACIMIENTO DE UNA TUMBA En cuanto un faran suba al trono, reuna su consejo y, tras haber consultado a sus

    nicos amigos, elega el emplazamiento de su morada de eternidad. Se consultaba pues el plano del Valle, que formaba parte de los secretos de Estado mejor guardados, y se encargaba ala comunidad de Deir el-Medineh que preparara la sepultura.

    Por qu determinado faran elega determinado emplazamiento? Somos incapaces de

    responder. Podemos suponer que el azar y la fantasa no desempeaban papel alguno en ladecisin; sin duda existe una geometra sagrada del Valle cuyas claves no podemos todavadiscernir. Comprobamos sencillamente que la orientacin de las tumbas era simblica y nogeogrfica; los puntos cardinales segn los que se organizan el espacio y el tiempo son los delotro mundo.

    Los artesanos salan del pueblo por el oeste, trepaban a su derecha y, luego, tomaban unsendero de montaa hacia el norte. A un lado, la cima; al otro, las tumbas de los nobles, lostemplos de los millones de aos y los cultivos. La procesin se detena en un collado dondese haba construido un santuario en honor de la diosa del silencio y algunas cabaas de piedra;tras haber celebrado los ritos, ya slo le quedaba bajar hacia el Valle de los Reyes.

    Los talladores de piedra, los primeros en actuar, quebraban el calcreo con ayuda de

    instrumentos de piedra y lo trabajaban con cinceles de cobre o bronce, que conferan gran finuraal modelado. Se estableca una larga cadena para evacuar, en cestos, los restos de la piedra.Todos los tiles pertenecan a la cofrada, y no a uno de sus miembros; apoderarse de uno eraconsiderado un delito grave. Un escriba, adems, anotaba cada da el nmero de cestos. Desdela edad de las pirmides, la improvisacin y el abandono no tenan su lugar en una obra.

    Los pulidores de roca desempeaban un papel determinante; ellos deban preparar delmejor modo la superficie sobre la que se desarrollaran textos y escenas. El alisado de las paredes exiga una mano muy hbil y se advierten diferencias entre las tumbas; tras haberlasrecubierto de arcilla, se les daba una capa de yeso destinada a eliminar mohos y humedad.Cuando la roca era de mala calidad, haba que revocarla.

    En cuanto una pared se consideraba correcta, los dibujantes esbozaban las lneasmaestras en funcin de un sistema de proporciones armnicas; aquella plantilla, que se dej ala vista en varias tumbas, permita organizar el conjunto de la decoracin. Aqu y all, elmaestro correga un trazo imperfecto y haca modificaciones. El escultor deba grabar loscontornos con el cincel, sin cometer errores, el pintor deba colorear las incisiones. La mayorade las veces, el primer dibujo se hace en rojo, la correccin en negro. Instrumento principal declculo: el cordel.

    Varios gremios trabajaban al mismo tiempo en la misma tumba, lo que implicaba unarigurosa organizacin del trabajo y una perfecta distribucin de las tareas; es pasmoso el geniode esos creadores, la sorprendente precisin de su mano, la perfeccin de los jeroglficos y los personajes. Tumba real, ciertamente, pero tambin arte real que convierte al Valle en unaincomparable obra maestra. Todos los visitantes quedan fascinados por la profusin y bellezade los colores, que, lamentablemente, se degradan de un modo alarmante; los ocres amarillo yrojo se obtenan a partir de sulfuro natural de arsnico y xido de hierro, los pigmentos negro y blanco del carbono y de la tiza obtenida del calcreo, los pigmentos azul y rosa del lapislzuli ode la azulita del Sina, y de una mezcla de ocre rojo y de tiza. Tales pigmentos eran deexcepcional calidad; slo la contaminacin consigui atenuar su brillo, cuando el tiempo nohaba podido hacer mella.

    P ROBLEMAS DE ILUMINACIN Muchos visitantes se cercioran de que en ninguna tumba, ni siquiera en las ms

    profundas, se ve holln en el techo y se preguntan: Cmo se iluminaban los artesanos, cuando

    deban trazar los jeroglficos, de pequeo tamao a veces, con la ms extremada precisin?Lmparas y mechas se consideraban objetos muy preciosos de los que se estableca unaestricta contabilidad. Se fabricaban mechas con fragmentos de tela retorcidos que se mojabanen salmuera y se untaban, una vez secos, con grasa y aceite de ssamo; esta tcnica, a la que tal

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    vez debieran aadirse otros ingredientes no identificados, permita obtener un buen sistema deiluminacin porque las antorchas no humeaban.

    Muchos secretos del oficio como ste se olvidaron y perdieron; procedan de un ntimoconocimiento del material, de la prctica cotidiana y de la progresiva mejora sobre el terreno.En la tumba nm. 55, se representa un curioso personaje sentado, con una lmpara de mechasencendida en las rodillas. El nombre de este dios es Heh, la eternidad, y est encargado dedifundir la luz.

    DURACIN DE UNA OBRA Cunto tiempo necesitaban los artesanos de Deir el-Medineh para excavar y decorar

    una tumba real? En el caso particular de Ramss I, la respuesta es fcil puesto que el reinado deese faran fue muy corto, menos de dos aos. La cofrada, en este plazo impuesto por el destino,fue capaz sin embargo de crear una bellsima tumba, aunque sus dimensiones fueran modestas.

    Si confiamos en la tradicin segn la que la momificacin real duraba setenta das, podramos suponer que dibujantes y pintores slo gozaban de un cortsimo lapso de tiempo paraconcluir la decoracin de la tumba; en realidad, la obra deba de estar comenzada desde muchotiempo atrs. Segn Jaroslav Ferny es probable que la excavacin propiamente dicha no durara

    ms de dos aos; por lo que a la decoracin se refiere, poda estar acabada en el ao cuarto de unreinado. De acuerdo con una hiptesis plausible, seis aos de trabajo bastaban para terminar unatumba muy grande, como la de Seti I. Es decir que la expresin tumba inconclusa no tienesentido y, en la mayora de los casos, la ausencia de pinturas o de grabados se debe a la voluntadde Faran y su maestro de obras.

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    6 - D EL ABANDONO DELV ALLE A LA INVASIN RABE

    T URISTAS ANTIGUOS La XXI dinasta vive el abandono del Valle como necrpolis real. En ese siglo XI a. de

    C., el destino de Egipto depende ms del norte que del sur; mientras las civilizacionesmediterrneas sufren serios trastornos, la parte meridional de las Dos Tierras se empea, cadavez ms, en preservar las antiguas tradiciones. Cul fue el destino reservado al Valle de losReyes entre la XXI dinasta y la conquista de Alejandro Magno? A decir verdad, ladocumentacin se muestra muy silenciosa. Es probable que la clebre necrpolis ya noestuviera custodiada como en tiempos de su esplendor; pero es imposible precisar la fechaexacta en la que las autoridades decidieron dejar abiertas las grandes tumbas ramsidas,vaciadas ya de su contenido por los desvalijadores o por el propio Estado, para poner a buenrecaudo el mobiliario fnebre en escondrijos, algunos de los cuales no han sido todavaencontrados.

    En una poca difcil de determinar, el Valle se convirti en un lugar turstico; los

    griegos dieron a las tumbas el nombre de siringas porque, a su entender, se parecan a laslargas flautas de los pastores. De fcil acceso, anchas y altas de techo, las hermosas sepulturasde finales de la XIX dinasta y de la XX dinasta, fueron, probablemente, accesibles ya en laAntigedad. Se las recorra fcilmente y se las descubra gracias a sus grandes portalesdecorados; en la poca Baja, haban servido adems como sepultura para momias de particulares.

    Hacia 60 a. de C, el viajero griego Diodoro de Sicilia visita el Valle.Son admirables-escribe hablando de las tumbas-, y no dejan a la posteridad posibilidad alguna de crear nadams hermoso.En conversaciones con los sacerdotes conocedores de la historia del Valle,Diodoro supo que ms de cuarenta sepulturas reales haban sido excavadas en aquelextraordinario lugar; la mayora parecan haber sido destruidas y slo quedaban once.

    Setenta aos ms tarde, un viajero romano apasionado por la geografa, Estrabn, quedigualmente maravillado por los esplendores del Valle; tambin l recogi la tradicin oralsegn la cual haban existido unas cuarenta tumbas.

    Griegos y romanos apreciaron mucho la excursin al Valle; al igual que algunosvndalos modernos, dejaron huellas de su paso en forma de inscripciones; se inventariaron msde dos mil. La ms antigua, descubierta en la tumba de Ramss VII, data de 278 a. de C.Fenicios, chipriotas y arameos no se quedaron atrs. Las primeras inscripciones son respetuosasy alaban la belleza del paraje; luego se hacen narcisistas y deplorables, como la inscripcin deun romano que se burla de las tumbas y utiliza una venerable pared para informarnos de sunombramiento como gobernador.

    En el siglo I a. de C. el Valle de los Reyes es, por primera vez, vctima de un turismo demasas.

    C RISTIANOS EN TUMBAS PAGANAS El cristianismo se implant progresivamente en Egipto adoptando dos formas: una

    comunitaria con monasterios que mezclaban trabajo y meditacin y la otra individual con grancantidad de eremitas y anacoretas, algunos de los cuales fueron temibles fanticos, empeadosen destruir los templos, incendiar las capillas y hacer desaparecer las imgenes de las diosas porque el diablo se encarnaba en un cuerpo de mujer.

    El Valle fue colonizado; las tumbas se convirtieron en celdas, y la de Ramss VI fueutilizada incluso como iglesia. Los nuevos ocupantes apreciaron la grandeza del paraje y el

    silencio que all reinaba; sin estar lejos del Nilo y de los cultivos se hallaban, efectivamente, enotro mundo, transido de ms all. Escribieron su nombre en las paredes, transformaron lasmoradas de los faraones en cocinas, establos y dormitorios donde se encontraron utensiliosdomsticos, restos de alimento y de plantas alucingenas que, sin duda, favorecan el xtasis

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    mstico. Se produjo un milagro: no destrozaron de arriba abajo aquellas sepulturas paganas,llenas sin embargo de divinidades y figuras extraas. La magia del Valle lo preservaba deldesastre.

    El cristianismo slo triunf definitivamente en Egipto en el siglo VI d. de C.; Filae, elltimo templo pagano todava en actividad, haba sido cerrado de un modo brutal ysangriento3 y ya nada se opona a la supremaca de la nueva religin. Provincia del Imperio bizantino, Egipto practicaba un cristianismo teido de hereja que se apartaba a menudo deldogma; se anunciaban serios conflictos, habra podido desarrollarse una cultura original,vinculada con las civilizaciones mediterrneas.

    Pero Egipto fue gobernado de un modo deplorable por un decadente Bizancio que seentreg a los rabes sin ni siquiera pensar en defenderse. En 537, el conde Orin visita el Vallede los Reyes; es el ltimo viaje de un notable bizantino antes de la conquista rabe.

    L A TUMBA DE R AMSSVII ( NM . 1)Aunque el reinado de Ramss VII no sea especialmente desconocido, su tumba tiene el

    honor de llevar el nmero 1, segn el inventario establecido en el siglo XIX. Vaciada de sucontenido, fue ya visitada en la antigedad.

    Ramss VII, hijo de Ramss VI, gobern tal vez ocho aos (1136-1128); sin embargo,existen muy pocos lugares donde figure el nombre de este soberano. Su reinado fue muchoms corto o no ejerci ya un real dominio sobre el pas? Por lo comn, la poca se describe entrminos siniestros: inflacin galopante, negra miseria, pas empobrecido, hambruna, podercentral inexistente, robos, acaparamiento de productos alimenticios, etc. Este cuadroapocalptico debe matizarse mucho pues no disponemos de testimonios tan precisos y hay queestudiar mucho los documentos para describir la situacin de un modo tan sombro.Ciertamente, Egipto no tiene ya el esplendor de los gloriosos das del Imperio Nuevo, pero esseguro que no conoce semejante debacle. Sin duda sufre una crisis econmica, cuya magnitudno puede precisarse.

    La tumba est bastante degradada y no figura en el circuito de visitas. Su monumentalentrada se abre al pie de una especie de colina; en el corredor, el rey hace ofrendas al dios solar,Ra-Horakhty, y la barca del sol, con el que Faran se identifica, desciende hacia las profundidades. El oro es el color dominante; reina una impresin de claridad y serena alegra enese mundo donde la regeneracin tiene primaca. En la cmara del sarcfago, cuyo techo estdecorado con figuras astrolgicas y astronmicas, vela una magnfica figura de la diosa de lamagia, la terrorfica leona Sekhmet que se convierte en la dulce gata Bastet para quien conocelas frmulas rituales capaces de apaciguarla.

    L A TUMBA DE R AMSS II ( NM . 7)Sesenta y siete aos de reinado del ms ilustre de los faraones, Ramss II (1279-1212),

    llamado a menudo el Grande: de norte a sur, su nombre figura en una increble cantidad demonumentos, como si hubiera construido todo Egipto. Aunque fue, efectivamente, unexcepcional constructor, Ramss II hizo, sobre todo, restaurar numerosos edificios; susmaestros de obras, en incesante actividad, edificaban, consolidaban, reparaban.

    Ramss II es vctima de una mala reputacin: la de un jefe de guerra cuya mayor hazaafue la victoria sobre los hititas, en Kadech. En realidad, ni siquiera es seguro que aquella batallase produjera y se ha establecido que ninguna de las dos naciones obtuvo un triunfo militar.Frente a frente, ambos ejrcitos tomaron conciencia de que un enfrentamiento no servira paranada; Ramss y el soberano hitita prefirieron, pues, concluir un tratado de no beligerancia queasegur la paz en Oriente Prximo durante varios aos. Ramss II la aprovech para embellecersu pas y celebrar el poder divino; la conclusin de la inmensa sala hipstila de Karnak basta

    para demostrar el genio de sus arquitectos.El rey estableci su capital en Pi-Ramss, en el delta, en el emplazamiento del actual

    3 Hemos evocado este dramtico perodo enPour l'amour de Philae.58

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    Tell el-Daba; Tebas no era ya el centro vital del pas y el rey residi frecuentemente en el norte para mantenerse informado de las evoluciones polticas y militares en Asia. Abandonada en beneficio de Tanis durante la XXII dinasta, Pi-Ramss era una ciudad esplndida, surcada porcanales y clebre por sus parques y sus floridos jardines.

    Uno de los ms importantes designios de Ramss II consisti en preservar el equilibriodel pas; al norte, construy Pi-Ramss, trabaj en Helipolis, la ciudad santa en tiempos de las pirmides; en el Medio Egipto, se ocup de Hermpolis, la ciudad sagrada del dios Thot; en elsur, en Tebas, ampli Luxor y Karnak, hizo construir un inmenso templo de los millones deaos en la orilla oeste; cubri Nubia de santuarios, el ms clebre de los cuales es Abu-Simbel,que comprende dos templos, uno dedicado al faran resucitado y el otro a la gran esposa real Nefertari.

    Ramss, el Hijo de Ra, vel para que se respetara un prudente equilibrio de cultos:Seth en el norte, Ra en Helipolis, Ptah en Menfis, Amn en Tebas. Quiso evitar que los msvastos dominios de Amn incitaran a los sacerdotes tebanos a confundir poder espiritual y poder temporal hasta el punto de olvidar la autoridad suprema de Faran, el nico sacerdote,mediador entre el cielo y la tierra.

    Fue Ramss II -y no Horemheb- quien arras Aketatn, la capital de Akenatn y de

    Nefertiti, consagrada a uno de los aspectos de la luz divina, Atn; el hijo de Ra, que puso derelieve esa misma luz en su ms amplia funcin, ocult pues el episodio atoniano, etapa detransicin.

    El templo de los millones de aos de Ramss II, el Ramesseum, donde se veneraba el principio inmortal encarnado en el ser de Faran, sigue siendo uno de los lugares msconmovedores de Tebas-Oeste. El edificio ha sufrido mucho; slo se yergue todava, potente ymajestuosa, la sala de columnas que preceda al naos. En el suelo, un gigantesco colosoderribado; entre el pilono y el templo, una acacia a cuya sombra es agradable sentarse durante elfuerte calor.

    El mayor de los faraones no hizo que le construyeran la ms vasta y suntuosa de lastumbas? Inventariada con el nmero 7 fue por desgracia desvalijada ya en la antigedad tarda;

    mobiliario y tesoros fueron robados o transferidos. Sin duda fue tambin llenada de escombrosy su acceso se hizo difcil. Durante una campaa de excavaciones, en 1913-1914, Harry Burtonconsigui, al parecer, penetrar en aquella masa pedregosa para introducirse bastante en lasepultura. Es sorprendente que la ltima morada de Ramss II no haya sido nunca excavada por completo! Ciertos arquelogos estiman que vaciarla exigira un trabajo excesivo. No podemos estar de acuerdo con esta opinin y deseamos, sin excesivas esperanzas, que se haga justicia a la tumba del gran monarca.

    Segn K. A. Kitchen,4 se descenda por un corredor correspondiente a los cuatro pasosdel dios; vena luego una sala donde Faran se encontraba con las divinidades y donde secelebraban algunos ritos sobre la momia, luego la sala donde estaban depositados los carrosreales. El alma de Ramss los utilizaba para combatir a los enemigos en el ms all. El recorrido prosegua por un nuevo corredor cuyos muros mostraban los ritos de la apertura de la boca;conclua en la sala de la Regla donde Faran era reconocido como justo por el tribunal delotro mundo. Esta sala de la Regla marcaba un cambio de eje, en ngulo recto; una estrecha puerta daba acceso a la morada del oro, de ocho columnas, que daba a varias estancias pequeas, entre ellas un tesoro, un lugar de plenitud de las divinidades y la sala de los queresponden, encargados de los trabajos de construccin en la eternidad. En el centro de lamorada del oro se hallaba el imponente sarcfago del rey, su matriz de resurreccin. Ni publicacin ni estudio de conjunto alguno permiten describir una decoracin esculpida y pintada cuyo esplendor puede imaginarse. Sabemos que Ramss hizo inscribir en las paredes pasajes de todas las grandes colecciones llamadas funerarias; su tumba apareca como unasuma teolgica en la que estaba presente el conjunto de las frmulas de resurreccin.

    La momia de Ramss II tuvo un destino ms afortunado que su sepultura. En el ao 25de Ramss XI, el sumo sacerdote Herihor hizo que la sacaran del sarcfago, amenazado por los4 Le Pharaon triomphant,1985, pp. 287-288.

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    desvalijadores, y la coloc en la tumba de Seti I. Cuando sta, a su vez, estuvo amenazada,Ramss II emprendi un nuevo viaje, bajo la proteccin del sumo sacerdote Pinedjem. Esta vez,la medida fue eficaz; el escondrijo de Deir el-Bahari, donde el faran descans en compaa deotros muchos soberanos, permaneci intacto hasta el siglo XIX.

    Ramss II, sin embargo, no haba llegado al trmino de sus desplazamientos. Delescondrijo de Deir el-Bahari, sali hacia el museo de El Cairo donde el monarca estuvo algntiempo expuesto a las miradas de los turistas. Tras haberse cerrado al pblico la sala de lasmomias reales, se advirti que ciertas criptgamas amenazaban la integridad del venerablecuerpo. Se tom la decisin de enviarlo, para tratarle, a Pars, a donde Ramss lleg enseptiembre de 1976. Tras siete meses de examen y tratamiento, la momia, ya curada, regres aEgipto. Deseemos, y tambin aqu sin grandes esperanzas, que las momias reales recuperenalgn da su morada de eternidad, pues una sala de museo nunca ser sino un mal menor.

    Los mdicos que cuidaron al ilustre paciente, muerto a edad muy avanzada, advirtieronque sufra espondilartrosis y arteriosclerosis; en el trax estaba el corazn, la nariz haba sidoremodelada y se haban introducido granos de pimienta en el abdomen, la garganta y la nariz.Muchos otros detalles, como la coloracin rojiza de los cabellos, se deben a un atento estudio;lo cierto es que el rostro de Ramss II conserva su grandeza y su poder tres milenios despus de

    su muerte. La autoridad natural del soberano sigue inscrita en sus rasgos; estamosefectivamente ante uno de los ms notables faraones de la epopeya egipcia, imbuido de sufuncin y consciente de sus inmensos deberes. El siglo de Ramss II fue, en muchos aspectos,un tiempo feliz; su momia es serena y grandiosa.

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    7 - D E LA CONQUISTA RABE AL PRIMER EXCAVADOR

    639: Y LA NOCHE CAY SOBRE ELV ALLE El Egipto faranico era duro de pelar. Filae slo haba cerrado sus puertas en el siglo VI

    d. de C. y, en el cristianismo triunfante, perduraban muchos elementos de la antigua religin,ms o menos disimulados. El mito de la venida de Cristo-Rey era slo una adaptacin del mitode creacin de la civilizacin egipcia, el del rey-dios; la Virgen reinterpretaba la inmensa figurade Isis dando a luz un hijo salvador y redentor; las primeras comunidades monacales seinspiraron en la regla de los templos y conservaron el vnculo que Egipto consideraba msfundamental: el de la mano con el espritu.

    Egipto se orientaba pues hacia un cristianismo a la oriental y una cultura copta donde semezclaban aportaciones faranicas, griegas, romanas y bizantinas; rehacer la Historia seraimaginar, sin gran esfuerzo, un pas cristiano, muy abierto a las influencias mediterrneas y polo de equilibrio entre Occidente y el mundo rabe. Pero se trata slo de una utopa, y es preciso llegar al ao 639 (o 642) que modific radicalmente el destino de Egipto.

    El pas no resisti mucho a los conquistadores, deseosos de apoderarse de una tierra ricay mal defendida; Bizancio, en plena descomposicin, fue incapaz de percibir la importanciacultural y estratgica del antiguo pas de los faraones. Los cristianos, cierto nmero de loscuales haba deseado la desaparicin de una administracin bizantina opresiva e injusta, sedesilusionaron muy pronto; en nombre del Corn, fueron combatidos y despojados de sus bienes. El ejrcito invasor llev a cabo algunas matanzas y la mayora de los monasteriosdesaparecieron. El pequeo grupo de eremitas del Valle de los Reyes fue exterminado odispersado.

    Espesas tinieblas cayeron sobre el Egipto de los faraones. Al revs que los precedentesinvasores -persas, griegos, romanos, bizantinos-, los rabes no sentan inters ni respeto por losfabulosos monumentos que descubran. Los valores musulmanes, es cierto, eran radicalmentedistintos a los valores del antiguo Egipto. As, para los sabios que vivan en los templos, eranecesario formular lo divino en una obra; Amn, el dios oculto, debe incorporarse a una estatuaque no es l, aunque revela su misterio sin desnaturalizarlo. La religin musulmana, en cambio, prohbe cualquier representacin de lo divino. La civilizacin egipcia, que osaba mirar cara acara a la muerte, fue una sociedad feliz que no despreciaba el goce de vivir y los placeressencillos; se beba, de buena gana, cerveza y vino. Los conquistadores rabes arrancaron casitodas las vias. Egipto no conoci ningn dogma, ningn libro santo que afirmara una verdadrevelada y definitiva; el Islam impuso el Corn. Podramos establecer un largo catlogo; loesencial es comprender que la cultura islmica no se halla en la prolongacin ni en lacontinuidad de la cultura faranica; el lugar de espiritualidad no es ya el templo sino lamezquita. Cementerios de un nuevo tipo reciben a los muertos, se celebra otro culto, seinstauran nuevas costumbres.

    Los valores espirituales fueron modificados, los hbitos corporales tambin; el antiguoEgipto, tan justamente celebrado por el esplendor de sus vestiduras y atavos, no vea en ladesnudez ultraje alguno a las buenas costumbres. Campesinos y pescadores trabajabandesnudos durante los perodos clidos, hombres y mujeres se baaban desnudos, Faran y suesposa no se vestan para comer con sus hijos, como muestran escenas de la poca de Akenatn.El Islam cubri los cuerpos y los ocult, sobre todo los de las mujeres; largos vestidos negros,muy poco aconsejables, sin embargo, en un pas clido, se heredan, curiosamente, de una modacristiana que haba consistido en vestirse as para llevar luto por Cristo.

    Cien aos despus de la invasin rabe, la noche del olvido ha cubierto ya el Egipto de

    los faraones. Tebas y el Valle de los Reyes desaparecen de los mapas y de la memoria de loshombres, como si nunca hubieran existido. Los eruditos rabes, tras haber preguntado si pirmides, templos y tumbas ocultaban fabulosos tesoros se desinteresaron de ellos porcompleto y ni siquiera los evocaron en sus escritos, como si el pasado faranico no estuviera

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    ante sus ojos. Cuando Champollion llegue a Luxor, no ver gran cosa del admirable edificio,ocupado por familias que, desde haca siglos, haban acumulado gran cantidad de desechos.Cierto nmero de monumentos fueron salvados por la arena; total o parcialmente invadidos,escaparon as de la destruccin. La mayora de los templos, que no tenan ningn valor sagrado para los nuevos ocupantes, sirvieron as de canteras.

    DOS CAPUCHINOS Y UN JESUITA Desde la conquista rabe hasta el siglo XVI, ningn viajero occidental, que sepamos, se

    aventura ms all de El Cairo; Egipto se ha convertido en un pas hostil, cerrado y peligroso. Nadie sabe lo que ocurre en el sur; slo la capital atrae a unos pocos aventureros.

    El Valle de los Reyes yace en el abandono y el silencio; sin duda fue considerado unlugar inquietante, posedo por genios malficos y temibles. Ningn texto rabe lo menciona.

    En 1589, primer rayo de luz: un veneciano, cuyo nombre no se ha conservado, caminahasta Nubia. Pasa por la antigua Tebas aunque no la identifica y no permanece en la orilla oeste.El viajero no carece de audacia y consigue sobrevivir en un entorno tan inslito comoinquietante, dejando aparecer ciertos sentimientos admirativos ante los antiguos monumentos.

    1668 seala el renacimiento, timidsimo, del Valle. Por primera vez desde hace unos

    diez siglos, dos exploradores, los padres capuchinos Protais y Franois, evocan la existencia deBiban el-Muluk, Las puertas de los reyes; pero corresponde al jesuita Claude Sicard el mritode haber identificado formalmente las ruinas de Tebas y las del Valle de los Reyes, durante suviaje al Alto Egipto, entre 1707 y 1712. Tras un milenio de total oscuridad, el paraje recuperauna identidad.

    Claude Sicard, y que nos perdone, era un rudo mocetn que, convencido de su fe y de suvalor, no tema nada. Su erudicin y un agudo sentido de la observacin le permitierondescubrir con exactitud los vestigios de la gran capital del Imperio Nuevo y la prestigiosanecrpolis real; esta pequea hazaa exiga mucha perspicacia.

    Los sepulcros de Tebas-escribe refirindose al Valle-estn excavados en la roca y sonde sorprendente profundidad. Se entra en ellos por una abertura ms alta y ancha que las ms grandes puertas cocheras. Un largo subterrneo de diez o doce pies de ancho lleva a unascmaras, en una de las cuales hay una tumba de granito elevada cuatro pies; por encima hay unaespecie de imperial que la cubre y da un verdadero aire de grandeza a todos los demsornamentos que la acompaan. Salas, cmaras, todo est pintado de arriba abajo. La variedad decolores, que son casi tan vivos como el primer da, hace un efecto admirable.El padre Sicardvisit diez tumbas, cinco correctamente conservadas y cinco medio derruidas; al no poderdescifrar los jeroglficos, no pudo indicar los nombres de sus ocupantes. Leyendo con atencinsu relato, se adivina que se sinti particularmente impresionado por el colosal sarcfago deRamss IV; admir tambin la extraordinaria frescura de los colores que le produjo la sensacinde que el pintor acababa de concluir su obra. Feliz jesuita que contempl lo que nuestros ojosya nunca vern!

    No sin ansiedad, Claude Sicard se hundi en las profundidades de la tierra,iluminndose con una antorcha; la magnitud de las tumbas ramsidas le sorprendi y manifestun real respeto ante el genio de los constructores. Pero el jesuita no comprendi el objetivo y elsignificado de las moradas de eternidad; crey que los bajorrelieves eran anecdticos ynarraban la vida, las victorias y los triunfos temporales de los reyes de Egipto.

    POCOCKE EL CLRIGO El Valle de los Reyes, lugar fundamental de la espiritualidad faranica, les debe mucho

    pues a los religiosos de los siglos XVII y XVIII; tras los dos capuchinos y el jesuita, le toca a unclrigo britnico, Richard Pococke, entrar en escena. En 1739, ese futuro obispo visita el Valle;

    aunque Tebas, y especialmente la orilla oeste, siguen siendo lugares peligrosos donde actan pandillas de bandoleros, Pococke no se preocupa de ello y emprende un primer trabajo dearquelogo. Ciertamente, como sus predecesores, rinde culto al gnero literario del relato deviaje, que publicar en 1743 con el ttulo deDescription of the East; pero intrigado por el Valle,

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    establece el primer plano conocido e indica el emplazamiento de las tumbas que ha explorado,nueve accesibles de un total de dieciocho descubiertas. El estilo del dibujo es muy pococientfico y parece ms un cuadro fantstico que la realidad; el documento plantea ademsdelicados problemas. La entrada de las tumbas est situada de un modo extrao y el nmeroindicado parece alto; Pococke advierte la presencia de guardas armados con bastones, cuyo papel consista ciertamente en obtener el famosobakshishy no en proteger los monumentos. Naca la explotacin del turista; si viajeros procedentes de tan lejos se interesaban por aquellosviejos sepulcros, no podan convertirse en proveedores de fondos?

    Pococke, como Sicard, se extasa ante la frescura de los colores cuyo estado deconservacin le deja pasmado; pero nuestro futuro obispo no supera el estadio de la emocinesttica y no se pregunta el significado de lo que est viendo; haber sido el primer cartgrafomoderno del Valle basta para su fama. Advirtamos que dibuj bien la entrada del paraje,lamentablemente ampliada ms tarde por razones tursticas; se limitaba todava a un estrecho paso excavado en la roca.

    El tiempo de los religiosos conc