cuadernillo curso de ingreso historia 2011 (fahce - unlp)

289
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEPARTAMENTO DE HISTORIA Programa de Actividades Introductorias a la Carrera de Historia 2011

Upload: german-bernasconi

Post on 27-Jun-2015

1.543 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

Cuadernillo de lecturas a utilizarse en el curso de INgreso de la Carrera de Historia en el año 2011

TRANSCRIPT

Page 1: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

DEPARTAMENTO DE HISTORIA

Programa de Actividades Introductorias a la Carrera de Historia 2011

Page 2: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Autoridades de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Decano Prof. Aníbal Viguera

Vicedecana Dra. Gloria Chicote

Secretaria de Asuntos Académicos Prof. Ana Julia Ramírez

Secretario de Posgrado Dr. Fabio Espósito

Secretaria de Investigación Dra. Susana Ortale

Secretaria de Extensión Universitaria Prof. Laura Agratti

Consejo Directivo

Claustro de profesores:

Héctor Luis Adriani - Ana Candreva - Miriam Chiani María Leticia Moccero - Alberto Pérez - Juan Ignacio Piovani - Osvaldo Ron

Claustro de Jefes de Trabajos Prácticos, auxiliares docentes y graduados:

Viviana Seoane - Maximiliano Garbarino - María Victoria D`Amico

Claustro de Estudiantes:

Jimena Lezcano - Paula Lucero - María Melina Pérez - Camilo Chirino Sebastián Schulz

Claustro no docente: Candelaria Urtasún

Page 3: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Departamento de Historia

Directora del Departamento de Historia: Dra. Andrea Zingarelli

Secretario del Departamento de Historia: Prof. Juan Luis Carnagui

Coordinador del Curso Introductorio: Prof. Hernán Sorgentini

Comisión de seguimiento del ingreso: Dr. Emir Reitano - Prof. Lucía Abbattista - Est. Martina Luna Güelfo

Autores del cuadernillo: Lucía Abbattista Malena Botto Belén Castro Hernán Sorgentini

Equipo docente del curso:

Jefa de Trabajos Prácticos: Prof. Malena Botto

Ayudantes Diplomados:

Prof. Yamila Balbuena; Prof. Juan Luis Besoky; Prof. Guillermo Clarke; Prof. Maximiliano Fabi

Prof. Anabela Gorza; Prof. Laura Monacci

Colaboradores Alumnos:

Astrid Baumann; Germán Bernasconi; Agustín Franchella; Javier Guiamet; Iván Knopoff Pablo Moro; Verónica Pellegrini; Milagros Rocha; Sabrina Rosas; José Sovarzo

Evangelina Vaccani; Mauricio Villafañe

Page 4: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 5: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Índice de artículos del cuadernillo:

1) Soriano, Osvaldo. Cuentos de los años felices. Buenos Aires, Sudamericana, 1993. Relato “Aquel peronismo de juguete”.

2) Hobsbawm, Eric. La era del imperio, 1875-1914. Buenos Aires, Crítica, 2007 (1987). Introducción.

3) Goldman, Noemí y Terán, Oscar. “Entrevista a Roger Chartier”. Revista Ciencia Hoy, Vol. 6, Nº 31.

4) Garguín, Enrique; Ramírez, Ana Julia y Sorgentini, Hernán. “´La historia no perdió dirección: tiene cincuenta direcciones´.

Entrevista a Daniel James”. Cuadernos del CISH 2004, N° 15-16.

5) Stern, Steve. La Historia secreta del género. México, Fondo de Cultura Económica, 1999. Cap. 1 "Invitación a los lectores".

pp. 17-26.

6) Reichardt, Rolf. La Revolución Francesa y la cultura democrática. La sangre de la libertad. Madrid, Siglo XXI, 2002 (1998).

Apartado “La revolución publicística: ojo y voz del pueblo”

7) Levin, Florencia. “De matones, represores y miembros de la pesada en el humor gráfico del diario Clarín – Argentina 1973-

1983”. Revista Académica de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social. Diálogos de la

Comunicación N° 78. Enero-Julio 2009.

8) Sharpe, Jim. "La historia desde abajo". En Burke, Peter. Formas de hacer Historia. Madrid, Alianza, 1993, pp. 38-58.

9) Burke, Peter. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona, Crítica, 2005 (2001).

“Estereotipos de los otros”, pp. 155-175.

10) Andújar, Andrea. “Historia, género y memoria: las mujeres en los cortes de ruta en la Argentina” En A.A.V.V: Historia

Oral y militancia política en México y en Argentina. Universidad de Buenos Aires y Editorial El Colectivo, Buenos Aires, 2008.

pp. 92-116.-

11) Barrancos, Dora. “La puñalada de Amelia (o cómo se extinguió la discriminación de las mujeres casadas del servicio

telefónico en Argentina)”. Trabajos y Comunicaciones. Segunda época, 2008, pp. 111-128.

Page 6: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

12) Portelli, Alessandro. “Las fronteras de la memoria. La masacre de las Fosas Ardeatinas. Historia, mito, rituales y

símbolos”. Cuadernos del CIHS, N° 11/12, La Plata, 202, pp. 163-176.

13) Trouillot. “Una historia impensable. La revolución haitiana como un no-acontecimiento”, traducción de Emmanuel

Correa del original en inglés: Silencing the Past. Power and the Production of History, Boston: Beacon Press, 1995, cap. 3 “An

Unthinkable History. The haitin Revolution as a Non-event”, pp. 70-107.

14) Peker, Luciana.”El círculo mágico”. Las 12. Página 12, 27 de octubre de 2006.

15) Vales, Laura. “Con los útiles a la fábrica”. El País. Página 12. 28 de octubre de 2008.

16) Saccomanno, Guillermo. “Son boleta”. Radar. Página 12, 18 de marzo de 2008.

17) Arturo Taracena Arriola. “La experiencia de un historiador en la Comisión de Esclarecimiento Histórico de Guatemala” en

Anne Pérotin-Dumon (dir.). Historizar el pasado vivo en América Latina. 2007. Sección: Historia Reciente y responsabilidad

social. Disponible solo en internet : http://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

Anexos :

-Reitano, Emir. “La microhistoria y las fuentes judiciales”

-Presta, Ana María. Cómo hacer una reseña… (ficha de cátedra de Historia Americana I).

-Amaral, Samuel. Recomendaciones para escribir la monografía (también reseñas, estados de la cuestión, proyectos de

investigación y tesis). 15ta Edición, 16 de agosto de 2006. (ficha de cátedra de Historia Argentina I)

-Moradiellos, Enrique. El oficio del historiador. Siglo XXI, Madrid, 1994. Capítulo “Cómo se enseña y se estudia la Historia en

la Universidad” y “Técnicas del trabajo universitario”.

Page 7: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Programa de actividades introductorias a la carrera de Historia 2011.

Plan de lecturas:

POR SEMANA LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES

Las preguntas y los problemas

históricos.

Charla

inaugural

Soriano

Hobsbawm

Entrevistas a

Chartier y James

Los temas y las fuentes históricas.

Stern

Actividad complementaria

Reichardt

Levin

Los y las protagonistas de la historia

Sharpe Actividad

complementaria

Burke

Dora Barrancos y/o Andrea Andújar

Los debates sobre el presente a partir de la historia.

Portelli

Taller sobre estructura

universitaria y L.E.S.

Trouillot

Actividad complementaria

Preparación del trabajo

final

Debates sobre nuestra tarea y el compromiso social

feriado

feriado

Taller sobre educación

Taller sobre las

tareas y el

compromiso social

de los historiadores

Balance del curso y picnic

Page 8: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 9: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Semana 1. Las preguntas y los problemas históricos.

En la primera semana los invitamos a reflexionar sobre uno de los aspectos fundamentales del estudio de la historia: las

preguntas e inquietudes de las que partimos cuando nos interesamos por el pasado y decidimos explorarlo. Estas preguntas

pueden nacer tanto de inquietudes personales o existenciales como de preocupaciones más colectivas. Surgen del mundo

cultural y político en que estamos inmersos y tienen que ver, muchas veces, con lo que nos compele en el presente y nos

empuja a mirar el pasado. Quienes estudiamos o enseñamos historia partimos de estas preocupaciones, las pensamos y

repensamos y, finalmente, intentamos transformarlas en problemas históricos: es decir, en preguntas más elaboradas que

nos sirvan de guía para buscar en el inmenso y caótico territorio del pasado algunas claves y respuestas sobre el mundo en

que vivimos.

La mejor forma de acercarse al pasado es tratando de ser conscientes de al menos algunos de estos interrogantes que nos

guían. Las lecturas propuestas nos acercarán a los recorridos biográficos de algunos historiadores, con la intención de que

empecemos a sumergirnos en sus contextos de producción y en las influencias sociales, políticas y académicas que han

tenido. También intentarán sugerir que no somos solamente los historiadores quienes nos aventuramos en el pasado:

escritores, artistas, ciudadanos comunes, militantes políticos también lo hacen. Sin embargo, los historiadores acuerdan

ciertas reglas que hacen a la forma en que interrogan al pasado y extraen respuestas de él y que llevaron a constituir a la

historia en una disciplina profesional específica y al conocimiento histórico en una forma bien delimitada de conocimiento

sobre el pasado que se produce en los institutos de investigación, se enseña en las escuelas, se aprende en las universidades.

Proponemos entonces un primer ejercicio de reflexión sobre nuestras experiencias individuales, los contextos históricos y

sociales en que éstas toman forma y los modos en que ambos repercuten en nuestras miradas sobre la historia en general.

Les proponemos interpelar sus propios pasados: qué los ha marcado, a quienes reconocen como sus maestros, qué lecturas

los han conmovido, por qué han decidido estudiar historia, cuáles son los aspectos de la historia que más los atraen y por

qué. Ésta es una manera de empezar a hacer explícitos sus propios interrogantes, para reforzarlos con nuevas inquietudes y

Page 10: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

razones o para modificarlos o encontrar otros nuevos y mejores, ya que estos interrogantes motivarán sus recorridos por la

carrera y su futuro como investigadores o profesores de historia.

Martes

- Soriano, Osvaldo. Cuentos de los años felices. Buenos Aires, Sudamericana, 1993. Relato “Aquel peronismo de juguete”.

Miércoles

- Hobsbawm, Eric. La era del imperio, 1875-1914. Buenos Aires, Crítica, 2007 (1987). Introducción.

Jueves

- Goldman, Noemí y Terán, Oscar. “Entrevista a Roger Chartier”. Revista Ciencia Hoy, Vol. 6, Nº 31.

- Garguín, Enrique; Ramírez, Ana Julia y Sorgentini, Hernán. “´La historia no perdió dirección: tiene cincuenta direcciones´.

Entrevista a Daniel James”. Cuadernos del CISH 2004, N° 15-16.

Page 11: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Soriano, Osvaldo. “Aquel peronismo de juguete”. En Cuentos de los años felices. Buenos Aires, Sudamericana,

1993.

Para comenzar con estas reflexiones, les pedimos que lean el relato de Osvaldo Soriano, “Aquel peronismo de juguete”. Si no

saben quién fue Soriano, busquen alguna información sobre el autor, o coméntenlo en clase junto a sus profesores y

compañeros.

Una vez hecha la lectura, habrán podido observar que éste es un texto que combina, a su modo, cuestiones vinculadas a la

historia personal con otras de la historia en un sentido más general, colectivo. Veamos de qué modo lo hace:

1. ¿Podríamos decir que se trata de un texto escrito por un historiador? ¿Por qué? Justifiquen sus respuestas.

2. Si fuese un historiador quien lo leyera, desde la perspectiva de la historiografía, ¿cuáles son las referencias explícitas

en el relato, o las que pueden inferirse a partir de lo allí expresado, que al historiador podrían interesarle? Marquen

o anoten algunas y fundamenten por qué las eligieron.

3. Más allá de sus respuestas a las consignas anteriores, habrán notado y comentado que Soriano construye una voz,

un narrador, que elige presentar ciertos hechos de la historia política “filtrados” a partir de los recuerdos de la

infancia: en ningún momento se plantea un relato más allá de lo que puede reconstruir la propia memoria, es decir,

del elemento autobiográfico. Y esto es así aunque esa historia incluya anécdotas, reflexiones y juicios en los que lo

subjetivo se entrelaza con aspectos significativos de la historia colectiva. Les pedimos que transcriban un breve

pasaje del relato que dé cuenta de esa característica, y que expliquen en unas líneas por qué lo han elegido, cuáles

son las expresiones que les permiten justificar la elección realizada.

4. A partir de lo que han escrito, piensen una o dos preguntas que podría plantearse ustedes como historiadores sobre

la época en que se sitúa el relato y traten de explicar por qué estas preguntas les parecen importantes.

Page 12: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 13: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 14: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 15: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 16: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Hobsbawm, Eric. “Introducción”. La era del imperio (1875-1914). Buenos Aires, Crítica, 2007.

Les presentamos ahora un segundo texto en el que lo individual y lo colectivo aparecen imbricados: se trata de la

“Introducción” al libro La era del imperio, de Eric Hobsbawm.

1. Tal como lo hicieron en el caso anterior, consignen si este texto puede ser un texto historiográfico, y justifiquen

brevemente su respuesta (una pregunta útil en este sentido puede ser “¿de qué trata este texto?”, o bien “¿qué se propone

Hobsbawm lograr con él?”).

2. Para abundar en la justificación, noten que, al comienzo, el autor usa la tercera persona para referirse a su historia

personal (que en este caso es la de sus antepasados inmediatos antes que la propia). ¿Qué significa? ¿Es esto un relato como

lo es el de Soriano? ¿De qué manera se entrelazan lo colectivo y lo individual y, por decirlo en forma esquemática, cuál de

esos planos adquiere mayor significación en la perspectiva y la escritura de Hobsbawm? Señalen algún pasaje que dé cuenta

de su respuesta.

3. En la página 10 el autor sugiere que el encuentro que posibilita la conformación de su familia se debe, antes que a

cualquier otro factor (como podría serlo, supongamos, el extraordinario atractivo que la madre de Hobsbawm tenía a los

ojos de su padre, o al revés) a una razón que excedía la subjetividad de sus progenitores, y que el lector “debería ser capaz

de descubrir la causa”. ¿Qué sentido tiene este pasaje y qué tipo de lector está suponiendo?

4. Avanzar en el análisis del texto de Hobsbawm nos puede permitir comprender algo más sobre el texto de Soriano, ya que

nos ayuda a fundamentar un hecho que cualquier lector podría reconocer intuitivamente: el hecho de que el relato de

Soriano no pertenece ni puede pertenecer a la historiografía. Refieran de qué manera el autor caracteriza la infancia, sobre

todo, en relación con la distinción conceptual entre “historia” y “memoria” que plantea (para precisar el alcance de cada uno

de estos conceptos, pueden releer el primer epígrafe). Vean si en el texto de Soriano pueden rastrear alguna distinción

conceptual de esta índole, y comenten el resultado de la búsqueda.

5. En vinculación con la consigna anterior, expliquen por qué el autor dice que la relación que puede establecer en 1987 –

momento de publicación del texto- con ese período del pasado que denomina “la era del imperio” es diferente a la que

pudiera establecer con una época más remota, pero que lo es no sólo en un sentido personal sino también “de forma más

impersonal” (o, podríamos decir, colectiva). Para responder a esta consigna, además de considerar el texto en su totalidad,

Page 17: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

pueden detenerse en el segundo de los epígrafes utilizados. También en la siguiente afirmación: “En efecto, es todavía parte

de nosotros, pero ya queda fuera de nuestro alcance personal. Es como esos abigarrados mapas antiguos llenos de perfiles

poco fiables y espacios en blanco, enmarcados por monstruos y símbolos” (p. 13).

¿Qué consecuencias tiene esto para la tarea del historiador? ¿Qué restricciones le impone y qué sostiene Hobsbawm que se

precisa para sortear tales restricciones? En relación con esto, ¿por qué –a pesar de estas dificultades- el período en cuestión

merece ser estudiado? Dicho de otro modo: ¿cómo justifica Hobsbawn el recorte temporal (1875-1914) que aparece en el

título de su obra delimitando “la era del imperio”?

6. El texto que han leído es la Introducción a un libro que trata sobre la historia del imperio. A partir de la distintas

estrategias que tomó el autor para presentar el libro –las relaciones entre la historia personal y la historia colectiva, las

particularidades del período temporal que va tratar, etc.- han ido apareciendo algunas de las cuestiones y temas

fundamentales que se tratarán en los capítulos siguientes. Podrían identificar los pasajes del texto en el que el autor va

señalando cuales son estas cuestiones fundamentales. Traten de pensar cuales podrían ser los títulos de algunos de los

capítulos del libro –es decir, algunas pistas más concretas de qué pueden encontrar ustedes en él-.

Lo trabajado hasta aquí nos permite pensar que, si bien Soriano y Hobsbawm son autores reconocidos, legitimados

respectivamente en el ámbito de la literatura y de la historiografía, las experiencias y recuerdos en las que se conjugan lo

individual y lo colectivo –que están en el origen de ambos textos, y adquieren en cada uno distinta forma y significación- no

son ajenas a ninguno de nosotros. Les proponemos entonces que sean ustedes ahora los que se conviertan en autores (en

principio, serán más “narradores” que “historiadores”). Deberán seleccionar un hecho o proceso histórico que haya sucedido

durante sus infancias, y narrarlo. Pueden darle a la narración el estilo que ustedes prefieran, aunque tal vez, en principio. sea

más sencillo tomar una estrategia similar a la de Soriano. El texto deberá cumplir con estos tres requisitos: el hecho o

proceso tendrá que ser socialmente significativo; tendrá que haberlos afectado de algún modo en su subjetividad y eso se

evidenciará en la escritura; tendrá que ser expresado en un relato o ensayo cuya extensión será breve (no más de dos

carillas).

A partir del ensayo que han escrito, traten de pensar una o dos preguntas que podría plantearse un historiador sobre la

época en que se sitúa el relato o, tal vez, sobre una época anterior que sirva para explicar alguna de las cuestiones que

aparecen en él. Pueden revisar las entrevistas a los historiadores en las que ellos hablan de cómo algunas experiencias de

sus historias personales los motivaron a “explorar” algunos aspectos del pasado.

Page 18: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 19: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 20: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 21: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 22: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 23: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 24: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 25: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Goldman, Noemí y Terán, Oscar. “Entrevista a Roger Chartier”. Revista Ciencia Hoy, Vol. 6, Nº 31.

Garguín, Enrique; Ramírez, Ana Julia y Sorgentini, Hernán. “´La historia no perdió dirección: tiene cincuenta

direcciones´. Entrevista a Daniel James”. Cuadernos del CISH 2004, N° 15-16.

Les proponemos la lectura de estas entrevistas a partir de las discusiones sobre lo autobiográfico, las influencias y

las preguntas históricas trabajadas en los días previos.

Page 26: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Asociación Ciencia Hoy

ENTREVISTA

ENTREVISTA A ROGER CHARTIER

NOEMÍ GOLDMAN y OSCAR TERÁN Instituto Ravignani, FFYL (UBA)

Roger Chartier es un prestigioso historiador francés, director de estudios en l'École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, director del centro Alexandre Koyré y autor de numerosos libros, entre ellos (en versión española): El mundo como representación, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna y El orden de los libros. Visitó Buenos Aires en septiembre de l 994, invitado por el Instituto Ravignani y el departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, en el marco del convenio de cooperación científica entre la Universidad de Buenos Aires y l'École.

Para empezar nos interesa conocer brevemente su tra yectoria intelectual: ¿qué pasos, qué influencias, qué ideol ogías, qué adscripciones político-intelectuales han contribuid oa su formación?

Nací en Lyon en 1945. Mi formación intelectual fue en el ámbito de la llamada escuela de los Annales, de los años sesenta. El primer trabajo que realicé estaba dedicado a la Academia de Lyon en el siglo XVIII: a la

Page 27: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

masonería, a las sociedades literarias y a las bibliotecas. Fue publicado en 1969 bajo la dirección de Daniel Roche. Un segundo historiador importante para mi formación fue Denis Richet, conocido por un pequeño pero maravilloso libro sobre las instituciones del Antiguo Régimen. Constituyó este el momento en que surgieron nuevas formas de entender la historia cultural, las que, apoyadas en cifras y en series, intentaban comprender las discrepancias socioculturales a partir de indicadores medibles estadísticamente (por ejemplo, las tasas de alfabetización)

Entre 1969 y 1976 fui asistente, el primer grado del mundo académico, en la Sorbona. Fue un período muy agradable, que recuerdo con felicidad. En 1984 obtuve la designación de director de estudios en el centro de investigaciones históricas de I’École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. Una de las cosas más importantes de estos años fue la posibilidad de encuentro y discusión con colegas extranjeros, que promovió la crítica de la historia cultural tal como se la practicaba en ese momento (puedo citar, como ejemplo, la relación de amistad y de intercambio que, desde 1974 y hasta hoy, me une con el historiador Robert Darnton).

A partir de estos encuentros se fue produciendo una evolución, compartida con historiadores de diversas generaciones, desde una historia que buscaba una lectura más científica del pasado, mediante series estadísticas basadas en la cuantificación de los fenómenos culturales, a una historia que ha reintroducido otro tipo de cuestiones; por ejemplo, las relacionadas con la circulación del escrito impreso y las prácticas de lectura. Esta nueva perspectiva necesita de otro tipo de fuentes, no cuantitativas, que vuelven a colocar la singularidad de los individuos o de las comunidades en los modelos globales.

Mi campo de investigación fue, al principio, la historia de las formas de sociabilidad y de la educación, pero focalicé luego mi atención en la relación entre los textos y los lectores, en una forma de historia del libro. Paralelamente a este trabajo con objetos, con campos precisos de investigación, he sostenido un diálogo con otras disciplinas, como la filosofía y la historia literaria. Y con autores importantes para los historiadores, aunque no sean historiadores en la definición clásica, académica, de la palabra, como Michel Foucault o Michel de Certeau.

En los últimos años se ha hablado de tiempos de inc ertidumbre y de momento crítico para la historia. ¿Cuáles son los d esafíos que se le presentan hoy al historiador?

Creo que el principal se vincula con que se ha puesto en evidencia que su discurso, de cualquier forma que se presente, pertenece a la clase de los relatos. Los relatos de historia y los de ficción emplean las mismas matrices, las mismas fórmulas y las mismas figuras. Aun cuando el histórico se sirva de series estadísticas, sigue dependiendo de categorías que comparte con el de ficción: por ejemplo, en la manera de hacer actuar a los personajes - ya sean individuos de carne y hueso o entidades abstractas -, en la manera de construir la temporalidad histórica o en la concepción de las relaciones de causalidad.

Esta conciencia aguda de la dimensión narrativa de toda escritura histórica, cualquiera que sea, pone ante un serio desafío a todos los que rechazan la posición relativista, que sólo ve en la historia un libre juego de figuras retóricas, una modalidad, entre otras, de la fabricación de ficciones. El desafío es de una gravedad particular en un tiempo - el nuestro - en el que las fuertes aspiraciones y tendencias a realizar historias comunitarias, de identidades, corren el riesgo de anular toda distinción entre un saber controlado, universalmente aceptado, y las reconstrucciones míticas de pasados imaginarios.

Recordando que la historia está guiada por una intención y un principio de verdad, y que el pasado, que constituye su objeto, puede ser objetivamente conocido gracias a la correcta aplicación de técnicas y de criterios del método critico, ¿es posible enfrentar lo anterior? No lo creo, desde el momento en que el saber histórico ya no puede ser concebido como una simple adecuación entre un objeto (el pasado) y un discurso (el del historiador). Es necesario realizar hoy una refundación más radical del status del conocimiento de la historia, efectuada de tal manera que, sin abandonar en absoluto las exigencias y las disciplinas del ejercicio crítico, plantee claramente las condiciones en las cuales un discurso histórico - que constituye siempre un conocimiento a partir de huellas e indicios - puede tener como válida, explicativa y coherente la reconstrucción del pasado que propone.

Page 28: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Allí hay, a mi entender una tarea difícil pero urgente, si queremos resistir al doble peligro - mortal para la disciplina - de, por una parte, la disolución del saber histórico en una forma de ficción y por la otra, su confusión con el mito y la memoria al servicio de necesidades y aspiraciones de comunidades nacionales, étnicas, religiosas u otras.

En sus investigaciones sobre las prácticas de produ cción, circulación y lectura de libros en las sociedades d el Antiguo Régimen, ¿cómo estableció el vínculo entre la histo ria del libro y la historia de la lectura?

La historia del libro constituye, hoy, uno de los dominios mayores de la historia cultural, que supo definir sus propios objetos: las coyunturas de la producción impresa, la sociedad de los gens du Iivre, las estrategias editoriales, la desigual posesión del libro en una sociedad determinada, etc. Supo, asimismo, inventar sus fuentes y utilizar en su provecho los archivos administrativos, notariales o judiciales, y apoyar sus métodos de investigación sobre los modos clásicos de la historia social y económica. Las resultados fueron considerables. De ello da testimonio no sólo la multiplicación de estudios monográficos sino, también, la realización de grandes empresas colectivas, como L'Histoire de l'édition francaise o, actualmente, las historias del libro, de la edición y de las librerías, que se realizan en Inglaterra, los Estados Unidos, los Países Bajos y Alemania (se esperan proyectos similares en Italia, España, México y la Argentina).

Sin embargo, en Francia la historia del libro seguía dependiendo de la más antigua historia literaria, que trata el texto como una abstracción, coma algo existente fuera de las objetos escritos, como el mismo libro. La lectura, a su vez, fue considerada como un proceso universal, sin variaciones históricas pertinentes. Pero los textos no se han depositado en los libros como en simples receptáculos.

Todas esas investigaciones y empresas no lograban responder a una cuestión esencial: ¿qué hacían los lectores con los libros que compraban, leían y manipulaban? Cada lector cada comunidad de lectura tiene sus propios modos de leer sus usos del libro, sus maneras de interpretar y de apropiarse de los textos. ¿Cómo reconstruirlos? A partir de este interrogante, la historia del libro se fue convirtiendo, también, en la historia

de la o, más bien, de las lecturas. La historia del libro, mudada en historia de la lectura, se esforzó por restituir las formas contrastadas con que lectores diferentes aprehendían, manejaban y se apropiaban de los textos contenidos en el libro.

Hoy es posible agrupar en una trama común, al conjunto de los estudios particulares que vinculan la historia del libro con la lectura, como la localización en una sociedad dada de la oposición entre lectura oral - por necesidad o por convención – y lectura en silencio: o la caracterización de una revolución de la lectura en el siglo XVIII, o la identificación , en el siglo XIX, de nuevos públicos de lectores: las mujeres, los niños, los obreros. Concebida de esta manera, la historia de la lectura puede volver a considerar grandes problemas clásicos. Por ejemplo, la aparición de un nuevo espacio público en el siglo XVIII. Siguiendo a Kant, puede definirse como un espacio de debate y de crítica en el que las personas privadas hacen uso público de su razón, con total libertad y cualquiera sea su condición. Esta esfera pública política, aparecida primero en Inglaterra y luego en Francia y el resto del continente, se desarrolló en el marco de nuevas formas de sociabilidad (salones, clubes, logias, sociedades literarias) pero sólo fue hecha posible por la circulación del escrito impreso.

Page 29: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 30: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 31: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 32: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 33: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 34: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 35: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 36: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 37: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 38: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 39: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 40: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Semana 2. Los temas y las fuentes históricas.

Las preguntas generan la preocupación por algunos problemas históricos específicos. Para intentar abordar esos problemas,

los historiadores delimitan un tema a explorar y emprenden un trabajo de búsqueda de fuentes históricas que les

proporcionarán información sobre ese tema. La opción por trabajar con unas fuentes y no otras tiene que ver muchas veces

con la manera en que definimos un tema, con las opciones político-metodológicas que tomamos, pero también con el azar y

con decisiones que otros han tomado en el pasado -es decir, con qué rastros y vestigios del pasado que queremos

reconstruir se han conservado-. Por otra parte, una cuestión igualmente fundamental es cómo leemos esas fuentes, como

las aprovechamos de la mejor manera posible para que nos informen sobre lo que queremos saber. Esto requiere que

despleguemos nuestra imaginación, pero también que podamos distanciarnos de algunos de nuestros preconceptos o

prejuicios, de modo que el pasado pueda decirnos todo lo que nos puede decir. Todo esto ha sido profundamente

reflexionado por la comunidad de historiadores al menos desde la mitad del siglo XX.

En esta semana los convocamos a identificar algunas de las posibilidades de las que se han valido algunos historiadores en

sus trabajos. A partir de lecturas provenientes de distintas áreas de estudio, analizaremos qué quieren hacer estos

historiadores cuando se aventuran en el pasado y cómo lo hacen. Apuntaremos a analizar las fuentes que ellos utilizan en la

investigación de problemáticas específicas y reflexionaremos sobre la potencialidad de cada una de ellas para iluminar

variados aspectos de la vida histórica. También será una primera oportunidad para valorar un trabajo histórico: reconocer

sus méritos, sus limitaciones, pensar que nos convence y que nos genera dudas sobre sus conclusiones.

Page 41: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Lunes

- Stern, Steve. La Historia secreta del género. México, Fondo de Cultura Económica, 1999. Cap. 1 "Invitación a los lectores".

pp. 17-26.

Miércoles

Reichardt, Rolf. La Revolución Francesa y la cultura democrática. La sangre de la libertad. Madrid, Siglo XXI, 2002 (1998).

Apartado “La revolución publicística: ojo y voz del pueblo”

Jueves

Levin, Florencia. “De matones, represores y miembros de la pesada en el humor gráfico del diario Clarín – Argentina 1973-

1983”. Revista Académica de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación Social. Diálogos de la

Comunicación N° 78. Enero-Julio 2009.

Page 42: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Stern, Steve. Historia secreta del género. Mujeres, hombres y poder en México en las postrimerías del período

colonial. México, Fondo de Cultura Económica, 1999. Cap. 1 “Invitación a los lectores. Historia de una familia”.

El texto del historiador Steve Stern nos introduce en un mundo que percibimos como muy distinto del nuestro, en virtud de

la distancia histórica y cultural con los hechos que llaman su atención como investigador. Escuetamente, podríamos decir

que se trata de un “mundo” en cuya dinámica cultural coexisten, por un lado, la racionalidad de la justicia colonial y, por el

otro, la racionalidad propia de la organización de las comunidades indígenas en la región de Morelos, en México, a

comienzos del Siglo XIX. Es a partir de esa perspectiva que Stern puede recortar una problemática y un objeto de estudio en

los que un hecho que no tiene en sí mismo nada de “extraordinario”, se vuelve sin embargo relevante para el historiador por

las tensiones y conflictos sociales más amplios que puede contribuir a desplegar para su investigación.

Para poder investigarlos, fue necesario para Stern contar con fuentes que dieran cuenta de la existencia del hecho,

primero, y luego y hasta cierto punto, de sus características (es decir, de la manera como ocurrió, de sus consecuencias, de

su significado desde el punto de vista social y cultural).

• Las fuentes

1) Luego de leer detenidamente el texto, precisen en primer lugar cuál es el hecho que ocupa la atención de este primer

capítulo del libro de Stern. Inmediatamente, señalen cuáles son las fuentes de que el autor se vale para poder referirse a

este hecho. El primer paso necesario es distinguir entre fuente histórica y bibliografía consultada por el historiador (o sea

que los estudios citados en las notas al pie, como los de Foucault, Rosaldo, Hartmann y varios más, no constituyen fuentes

históricas). Para considerar las fuentes, guíense por estas preguntas:

Page 43: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

1.a) ¿Se trata de fuentes escritas, textuales? De ser así, ¿qué clase de textos son, de dónde provienen? Las respuestas a estas

preguntas, ¿aparecen explicitadas en el capítulo de Stern? ¿Hay alguna consideración sobre el proceso de búsqueda, la

metodología empleada para obtenerlas?

1.b) Luego, ¿cuál es la presencia “material” de las fuentes en el texto? Con esto queremos decir, ¿aparecen textos citados

íntegramente o parcialmente? ¿aparecen, por el contrario, referidos pero no citados?

Con las consignas anteriores queremos seguir advirtiendo sobre el hecho de que para el historiador las fuentes son

importantes. Pero no sólo para el historiador que las utiliza en una investigación, sino para quien lee esa investigación con

perspectiva historiográfica. Esto es que, como lectores-historiadores, necesitamos para este texto o para cualquier otro

poder conjeturar, identificar y referir las fuentes utilizadas, como condición indispensable para interpretar, valorar,

corroborar o discutir el alcance o significación de una investigación histórica. Además, el hecho de plantearnos y poder

establecer de qué manera y en qué grado están presentes, no sólo ayuda a determinar la índole de la fuente sino el uso que

se ha hecho de ella, con qué perspectiva se la ha abordado (lo que, por supuesto, también es muy importante para el

análisis).

• El uso de las fuentes

2) ¿Cuál es la problemática que el autor quiere recortar? ¿Por qué creen que le puede parecer relevante como problema y

en qué sentido sus fuentes aportan al estudio de ese problema? En las consignas siguientes seguiremos profundizando esta

cuestión.

3) El autor explicita que en la historia de María Teresa y José Marcelino, más allá de la tragedia familiar, hay sentidos que

conectan el ámbito de lo privado y el de lo público. ¿Por qué afirma esto, en qué sentidos se entrelazan esos dos planos?

Page 44: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

4) Entre otras cuestiones posibles de establecer, sin duda que la noción de comunidad está presente en esa conjunción, al

menos en la perspectiva del autor. ¿Cómo caracterizarían brevemente a esa comunidad a partir de la lectura del texto?

¿Qué problemáticas creen que el autor encuentra a partir de allí, qué tensiones atraviesan la vida de esa comunidad y,

finalmente, por qué pueden ser relevantes a pesar de la distancia temporal y cultural que nos separa de ese grupo social que

habitó la región de Morelos hace dos siglos?

5) Ahora, detengámonos en la forma que tiene Stern de presentarnos su estudio, las conclusiones finales o parciales de su

investigación. No olvidemos que se trata de un primer capítulo, una introducción, de un libro completo que no hemos leído.

Teniendo en cuenta eso, es sin embargo posible pensar algunas cosas:

5.a) ¿Por qué creen que el capítulo se titula “Invitación a los lectores”? Luego busquen y señalen en el texto cuáles son los

pasajes que se relacionan con dicho título y le prestan coherencia (es decir, señalen dónde, cómo y por qué Stern está

“invitando” al lector)

5.b) ¿A qué creen que el autor nos está “invitando”? Por lo que dice otro de los paratextos (que aparece sobre el margen

superior) nos invita a realizar cierto “viaje”. Como desde ya esto no es literal, procuren despejar la metáfora y explicar en

qué consistiría este “viaje”, relacionándolo con la problemática abordada.

5.c) Esa forma de introducirnos en su estudio, está relacionada con el estilo de escritura empleado por Stern en todo el

capítulo. Por ello, está íntimamente ligada con el uso que decide hacer de sus fuentes. Discutan en grupos y anoten cómo

caracterizan a esa escritura y el trabajo sobre las fuentes que ella evidencia (si hay un uso más literal o más distanciado, por

ejemplo, y a qué puede deberse una cosa u otra). Comparen lo que han anotado en los diferentes grupos.

Page 45: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

6) El historiador Emir Reitano, docente de esta Facultad, ha investigado sobre el uso de las fuentes judiciales en los estudios

historiográficos en un artículo titulado “La microhistoria y las fuentes judiciales”. Si desean leer este trabajo, lo encontrarán

en el Anexo del Cuadernillo. Al comienzo del tercer apartado de este artículo, Reitano expresa:

“Las fuentes judiciales evocan el conflicto. Por ello resultan sumamente elocuentes para descubrir un mundo de

valores […] Al ventilar sus discrepancias ante la justicia los litigantes o sus letrados desnudan de manera

indirecta el marco normativo que ha sido quebrado, el orden anhelado, las pautas del equilibrio y del consenso

perdido.”

Reflexionen sobre el sentido de este pasaje, para luego retomar el texto de Stern. Elaboren de manera individual un escrito

de 20 a 30 líneas, en el que argumenten si el capítulo de Stern puede servir como ejemplo y justificación de lo expresado en

el párrafo citado, o no (para poder argumentar esta cuestión, obviamente deberán volver a considerar lo trabajado en las

consignas anteriores en relación con lo público y lo privado, la índole y uso de las fuentes, la problemática en torno a una

determinada comunidad y más allá de la misma). Puede ser útil para justificar su posición que citen uno o dos pasajes del

texto de Stern que resulten significativos y sirvan para sostenerla.

Page 46: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 47: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 48: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 49: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 50: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 51: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 52: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 53: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Reichardt, Rolf. La Revolución Francesa y la cultura democrática. La sangre de la libertad. Madrid, Siglo XXI,

2001. Apartado “La revolución publicística: ojo y voz del pueblo”

Este capitulo del libro de Reichardt sobre la revolución francesa aborda un aspecto particular del período revolucionario que,

a la vez, permite iluminar muchos aspectos de la revolución.

1.a) Luego de haber leído el texto, traten de precisar cuál es el tema. Presten atención a cómo ese tema se va presentando

en las distintas secciones del capítulo.

1.b) Ahora analizaremos a qué tipo de fuentes recurre el autor para relevar información sobre su tema y cómo las utiliza

para desarrollar sus argumentos.

Por ejemplo, en la página 199, el autor señala que “los panfletos revolucionarios tratan de acercarse al pueblo utilizando los

medios estilísticos de genre poissard, es decir el lenguaje de los mercados parisienses y las crudas escenas de los teatros de

feria, con sus tipos populares (…)”. De esta afirmación podemos extraer que el autor utiliza en su investigación un tipo de

fuente específica, los “panfletos revolucionarios”, pero, a la vez, que el estilo y las formas del lenguaje de estos panfletos le

dan pistas que van más allá de lo que estrictamente “dicen” los panfletos. De algún modo, más allá de lo que “dicen”

literalmente los panfletos –por ejemplo, los posicionamientos que toman frente a un determinado hecho político-, la forma

en que están escritos y son leídos, su formato y usos del lenguaje nos “dicen” –tal vez más indirectamente- otras cosas. Si

seguimos leyendo las consideraciones que hace Reichardt sobre estos panfletos, encontraremos que tal vez nos den

información de cómo y dónde fueron surgiendo algunas ideas que aparecen en ellos, de quiénes los leían, cómo los tomaban

y qué sentidos les daban, de qué impacto tuvieron. Para los historiadores, esta inscripción de las fuentes en varios contextos

–los usos del lenguaje con el que son producidas, los distintos caminos por los que transmitieron un mensaje en aquel

momento, los alcances y limitaciones en el impacto de determinados textos que circulan- son a veces tanto o más

importantes que el “qué dice” la fuente.

Traten de realizar, por un lado, una lista de las fuentes que el autor utiliza para desarrollar este tema. Por otra parte, tomen

nota de aquellos elementos “adyacentes” a las fuentes que son importantes para entender su significación y expliquen por

qué lo son.

Page 54: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

1.c) Como conclusión de este punto, traten de precisar los distintos sentidos en que las fuentes que utiliza el autor con

significativas. Esto requiere considerar de qué manera usa el autor las fuentes, cómo las combina, qué explicaciones da para

demostrar su capacidad de iluminar aspectos del pasado, cuál es su pertinencia en relación con el tema que el autor está

tratando y el argumento que sostiene.

2) En general, asociamos la idea de revolución con la idea de cambio. Durante la revolución francesa se produjeron cambios

importantísimos que tuvieron consecuencias en Francia y más allá. Muchos de esto cambios –como la abolición del

feudalismo, la supresión de la tortura o la primera Declaración de Derechos del Hombre- tal vez sean familiares para ustedes

por lo que han estudiado en la escuela o por referencias bastante presentes en el discurso público.

El texto de Reichardt, sin embargo, no se concentra en estos cambios. A partir de delimitar un tema específico, logra

observar otros cambios también muy significativos, como “revoluciones dentro de la revolución”.

Por ejemplo, en la página 198, Reichardt señala: “La libertad de prensa revolucionaria para una opinión pública política más

amplia y democrática significa el hundimiento del viejo sistema de privilegios en la producción editorial y bibliográfica y, en

consecuencia, la quiebra de las empresas tradicionales. En su lugar aparece una multiplicidad de pequeños productores,

constituida por maestros impresores con ideas políticas y por oficiales de imprenta parisienses independizados”. Si seguimos

leyendo sus consideraciones sobre el cambio que introdujo la libertad de prensa, observamos que Reichardt lo relaciona con

la aparición de nuevos formatos de libros y nuevos usos del lenguaje, y que todo esto lleva al autor a sostener que se

produjo “una “toma de la palabra plebeya” de índole totalmente nueva”.

Repasen nuevamente el texto y armen una lista de cuáles son los cambios que encuentra Reichardt y cómo establece su

significación. En este punto, pueden ayudarlos algunas de las periodizaciones que hace el autor.

Luego, discutan: ¿qué nos dicen estos cambios sobre la revolución? ¿Qué aspectos en los que tal vez no se habían puesto a

pensar en los acercamientos que tuvieron previamente a la Revolución Francesa descubrieron a partir de la lectura de este

texto? ¿En qué sentidos les parece que la historia que cuenta Reichardt puede tener resonancias en el presente?

Page 55: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

tró de los archienemigos de Chérest, que dirige el gobiernoel distrito ..' 'Así pues, el principio electoral introducido por la Revolu-ción ayuda a un funcionario ambicioso, que, en 1789, ve obs--.iaculizado su ascenso social por los notables de nacimiento,i:a1canzar durante algún tiempo influencia decisiva a través.de los nuevos cargos electivos. El hecho de que Chérest tengano obstante que aceptar una serie de interrupciones en sucarrera depende en parte de sus rivales, pero también de queél no siempre se atiene a las nuevas reglas democráticas deljuego y recurre a la violencia. Pero aprende rápidamente a'utilizar para sus fines las instituciones revolucionarias, desdela elección, pasando por la petición, hasta la acción judicial

~io..administrativ.a. Esto no significa que haya interiorizado de in-~i,~;mediato los nuevos principios del Estado de Derecho y de laHl. democracia. Más bien, se sirve de ellos como medios de poder:~,' y: exhorta constantemente a sus oponentes para que los res-:~~?peten (recurre a los tribunales casi siempre que pierde una.;;¿: elección), mientras que, a su vez, se los salta de acuerdo con:~!'SUS necesidades. Sin embargo, en la medida en que va aban-.~~;,donado cada vez más el empleo de la fuerza bruta y siguiendo

. <";, el camino del Derecho y en que intenta conseguir su ascenso:-::.'-a través de las elecciones, contribuye, en última instancia, al-" ejercicio de las prácticas democráticas en la provincia.

La Revolución Francesa supuso una ruptura de la cultura socialy política. En esa medida es su historia, en gran parte, una his-~oriade los medios de comunicación social. f!:i~ron los sistemas_sígnicos de los medios los que -expresado en términos de so-ciología del conocimiento-- articularon, inculcaron e institucio-J!.alizaronel nuevo «sentido» social. Dado que, además, cum-plieron la función de hacer público el nu-evo «saber» con el

Page 56: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

~!!f.~

~,,~~~t;;.\;;j

~jPíC~

tWlCfJV;g~JP~g~

~

~

efecto social ~ás. amplio posible, la historia de la RevOlu6Francesa es, aSimismo, parte de una historia de la comunicad!I0Y, los medios de aquel período -en primer lugar, los mediImpresos- representan una fuente esencial que permite l qr

Yreconstruir el proceso histórico. En sus últimas consecuen .'J1;e: por tanto: la ~eyoluci1n_un acontece.r ,mediático que "toncamente solo eXistegracias a los medios transmitidos. ')j;:'

El hecho de que constituyen una fuerza impulsora de,Revol~ción lo muestra ya una primera mirada a su cOyun"a medIO plazo. Preparada por la «politopornografía» de final 'de la Ilustración, se hincha rápidamente la ola de hojasv'landeras políticas desde febrero de 1787, con la reunión'la primera asamblea de notables, reforzada por la competició .entre opiniones en torno a los Estados Generales. A esto viena. unirse, e.ntre 1789 y 1791, una explosión publicística bajo::e'signo dommante de un entusiasmo nacional por la libertad qu'hace saltar todos los patrones de medida hasta entonces~";'gentes. De modo paralelo al proceso de radicalización reylucionario, una creciente riada de publicaciones precede,dli..rante el verano de 1792, al asalto a las Tullerías del 10 dagost.o, sob~e.todo de memoriales republicanos que, desde todQ,~,¡I,"el pals, se dlflgen a la Asamblea Nacional. Finalmente -desde',I~ p~imavera hasta el otoño de 1793-, el predominio del m~Vlmlento de los sans-culottes trae consigo el despliegue de una'publicística revolucionaria radical, de carácter popular, a bas~de textos, imágenes y canciones. El Gobierno Revolucionariode 1793-1794 recorta esta «proliferación lujuriante», censur~las publicaciones de ambos extremos del espectro político'y'ejerce presión en favor de la ortodoxia jacobina: la publicística'revolucionaria libre tiende a convertirse en propaganda ceni't~aliza?a. El movimiento de retroceso que el proq:~Q .revolu'iclOnano sufre a raíz del 9 de Termindor, bajo el Directorio;'Qu~de reconocerse también en el hecho de que la publicística~~1*i,(I.a pesar .~e que duran,te. cierto tiempo impera de nuevo u~a-:t~,;mayor libertad de oplmón, no vuelve a recuperar la espon'!~~:c:taneidad ni la intensidad que tuviera anteriormente. Por úl" ·:!iS

•.. , t ~~~~~~:':

4.y~

~o Napoleón pone fin a la Revolución, y no es la menosdíllp~rtante de sus de~isiones para ello someter la publ~~ís~ica:~,un control desconocido hasta entonces. Reduce los penodlcos

,,' lo un mínimo, vigila las tabernas, los cafés y los teatros con[.¡ ~ sistema de espionaje. Tampoco es casualidad que Joseph

~uché, el «terrorista profesional», sea al principio uno de suslIlás importantes ministros..' Típicos de la Revolución eran los medios impresos cer~a~?sal pueblo, que constituyeron un imp?rt~nte factor de la ~pmlOn

'blica política de nuevo cuño y ejercieron una esencial fun-P~n de control democrático en vista de las limitaciones im-;uestas al principio electoral. y. ¡¡, )os propios revol~c.io~ariosvieron en la «opinión pública» articulada en la pubhclstIca uncierto poder que, frente al legislativo y al ejecutivo, represen-t~ba de manera inmediata los intereses de la base: la funciónprincipal de la prensa consiste ~n «dotar a la voz del pueblod~'toda su fuerza para que éste pueda ejercer plenamente suderecho de censura (son droit de censure), c!el que hasta ahora'ii'ci ha podido disfrutar. Tan sólo esta fuerza constituye la opi-~ión general, todopoderosa y siempre acertada; tan sólo ellapuede ser ejercitada por el propio pueblo en su beneficio» tOJ.

Panfletos y periódicos: «un curso de moral y políticatodo en uno»

La Revolución produjo en el curso de un decenio, probable-mente, mayor número de escritos impresos que todo el sigloque la precedió. Solamente el catálogo de la Bibliotheque Na-tional de París comprende 33.985 escritos de distintos autores,además de otros 18.159 anónimos y 1.705 periódicos y alma-naques. Esta abundancia de fuentes, a la que hay que añadirlos voluminosos fondos de provincias, es tan imponente quehasta hoy no existe una visión panorámica medianamente com-pleta, ni respecto a su distribución cronológica y espacial, nisobre la parte que en ella corresponde a las distintas agru-

Page 57: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

paciones políticas. Ello, no obstante, es posible gracias a unaserie de observaciones y constataciones de carácter general.

La libertad de prensa revolucionaria para una opinión pú-blica política más amplia y democrática significa el hundimien-

. to del viejo sistema de privilegios en la producción editorialy bibliográfica y, en consecuencia, la quiebra de las empresas'tradicionales. En su lugar aparece una multiplicidad de peque-ños productores; constituida por maestros impresores con ideaspolíticas y por oficiales de imprenta parisienses independiza-dos. En vez de libros gruesos y caros para elites culturales,imprimen casi exclusivamente pequeños escritos baratos paraun público más amplio .. Los autores de estos panfletos, cons-tituidos la mayoría de las veces por un simple pliego de ocho

. páginas,. son gente sencilla: artesanos, activistas locales de clu-bes políticos y de las administraciones, indicadores de una «to-ma de la palabra plebeya» de índole totalmente nueva. En iamedida "en' que: tanto en sú forma de presentación co;;¡-o""ensu lenguaje, estos textos se esfuerzan por mantenerse cercanosal pueblo -lo que suele ocurrir-, se sirven sobre todo dedos medios:

Por una parte, echan mano de formas de adoctrinamientoreligioso y de la liturgia católica que son conocidas de antiguo,a las que transforman con el fin de que sirvan para fines po-líticos. Ya los títulos que adoptan son del estilo de Litaniesdu Tiers Etat, Le gloria in excelsis du peuple, Le Confiteor del'Aristocratie, Le Pater des sans-culottes o Evangile de la Liberté.Un cierto Collignon Dumont, lecteur public des sans-culottesreconocido por el Club de los Jacobinos de París, hace imprimiren el año II un Te Deum républicain en forma de cartel queno sólo pega por las calles, sino que recita también en las plazaspúblicas. Estrechamente vinculados a las formas dialécticas delcatolicismo se mantienen también una larga serie de catecismospolíticos: desde breviarios civiles sobre la nueva ConstitucióncleT19f;hasta los catones para los hijos de los sans-culottes.Así, delegados de doce clubes jacobinos del departamento de

.", ...:Puy-de-Dóme se reúnen en Clermont-Ferrand en mayo dei&tJ791 para elaborar un catecismo sobre los principios consti-~;.!.{t"1ucionalesrevolucionarios, dado a la imprenta y distribuirlo..~~>;entre los campesinos en una especie de misión que recorre>fel país 104. El activista de la Revolución Poitevin, del suburbio-}1 parisino de Saint-Antoine, dedica a su sección de Montreuil,

. -;•..·:el8 de diciembre de 1793, un Catéchisme républicain que pre-¡f,

:''; .'senta los siete sacramentos revolucionarios. Entre otras cosas,'~ éonvierte el bautismo en el 14 de julio, y el matrimonio, en/ contrato social. Y el diputado de la Convención Charles Des-. grouas, terrateniente y presidente comunal electo de la peque-

<..ña villa de Mortagne, en el sur de Normandía, dirige a sus:;,; conciudadanos, en 1794, una «Catequesis» en forma de pan-'," peto en la que, en tono casi de lucha de clases, pide proceder

contra la «alta burguesía» y la «burguesía aristocrática», contralos «modérés» y las <Jionnétes gens», para completar la Revo-lución social de la «égalité» y la <<fratemité»105.

j¡ ~~egundo lugar, los panfletos revolucionarios tratan deacercarse al pueblo utilizando los medios estilísticos del genre

• poissard, es decir, el lenguaje de los mercados parisienses ylas crudas 'escenas de los teatros de feria, con sus tipos po-pulares, ante todo el rudo Pere Duchesne, fumista de oficioy, arrogante fumador de pipa. Tan sólo desde comienzos de1789 hasta mediados de agosto de 1792 hay constancia de unmínimo de trescientas impresiones monográficas de sesenta pe-riódicos de este género, entre los que no se cuentan únicamentepanfletos prorrevolucionarios, sino también contrarrevolucio-narios. Al igual que las «liturgias» políticas, se sirven conscien-temente de formas consagradas con elfin de difundir con ma-yor facilidad entre la gente las nuevas opiniones y los nuevos:valores. Y esta difusión tiene lugar también, no en menor me-dida, en el medio propio de la cultura de la comunicación ple-.beya: las tabernas y bodegas, tal como observa en París, con.tanta perspicacia como sorpresa, un crítico de la Revolución:-<~ atardecer recorren los vendedores callejeros las tabernas(cabarets) donde se reúne el pueblo, y comienzaü a pregonar

Page 58: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

sus publicaciones. ~ie?tras que la mayoría de los parroqui'parecen mostrarse IndIferentes, unos cuantos curiosos les "pran algo. Uno de ellos lee en voz alta una o dos frasesii'pa~fleto, y los que le. escuchan no tardan en acercarse. Sel)InVItaa un vaso de VInO,que paga el que está leyendo, o.'"conocidos. De esta sencilla manera se inflaman los ánimos~.grupo: se desarrolla una discusión general, y se insuflan'facilidad los principios jacobinos a las restantes personas»

''1De entre la masa de los folletos revolucionarios, así co '

de entre la riada de leyes y decretos que casi anega las aministraciones locales, son de destacar dos clases de textospecialmente eficaces: potü'ri~tparte, los'discursos q'ue, por ID

~io de .la letra impresa, .lIegan a un público much~ mayor q~l de la Asamblea NaCIOnal y los clubes; por otra parte, 1carteles que dan a conocer públicamente las decisiones y 1er~~l~~aci<:!n~s.más_importantes de los poderes públicos'! 'cales y departamentales. Así, en Toulouse se da' a 'co'nocer ".comienzos" d~ 1793"el procedimiento para la forja de picas;en Lyon, la 1Jberaclon de los voluntarios en octubre de 1791o en Dieppe, el cambio revolucionario de los nombres de caUcl .,~:

¡·il.-y plazas en junio de 1794, así como el anuncio de las fiestas~ti/en cualquier parte. Cuando el pedagogo alemán Joachim Hein~i1i"rich Campe llega a París en agosto de 1789 reconoce en s¿~~~':guida la gran importancia didáctica masiva ~ue, para la acuJ;.!~~~;,.turación política de la gente sencilla, han adquirido los carteles::;;.:.pegados en las paredes, la sociabilidad espontánea de las calles~~i .~.la comunicación verbal y visual: «Lo primero que nos llarn~::rt'..la:atené"ion, aparte de las muchedumbres que vagan de un lado ;*:para otro, son los múltiples grupos de personas apiñadas [.:;};.,a los que vemos sobre todo delante de las casas cuyos murosaparecen llenos de carteles pegados. [...] Ante cada casa' encuyas paredes se hayan pegado esas hojas de papel, que sOlÍ.t",grandes pliegos impresos con escritura de gran tamaño, puedeverse a un público sumamente abigarrado y heterogéneo, for-mado por mozos de carga y elegantes caballeros, pescaderas

'. eñoras galantes, soldados y sacerdotes, reunidos en un cú-, ;s lo siempre pacífico y donde casi reina la mutua confianza;'::os con la cabez~ levantada; todos con la mirada ávida be-

5 biéndose el contemdo de los car~e~es, le~e~~o unas vec~s en:) z baja y otras en alta voz, emItIendo JUICIOSy debatiendo

; respecto» 107. El publicista y observador de París Louis-Sé-bastien,Mercier confirma retrospectiva~ente: «En las tormen-taS"de la Revolución, los carteles SustItu~en a las campan~sde rebato: provocan asambleas tumultuanas de grupos partI-distas; inflaman las opiniones y ponen un hierro candente enla mano de todos sus redactores. Los anuncios en las paredescomunicaban antes a la opinión pública, a lo sumo, la ventade fincas campestres [oO.]: hoy en día son un curso de moral,políticay literatura, todo ?n u~o» 108.. .. . ,

Sin duda, el medio mas efIcaz e InCISIVOde la RevoluclOnpara la difusión de los textos es la prensa,. e~ la que, so?retodo entre 1789 y 1792, se produce un creCImIento explOSIVO.Esto puede decirse no sólo de la mera cantidad de periódicos,que se sigue subvalorando y que sólo en París sube de golpedesde un solo periódico a más de trescientos, sino también enrelación con su carácter. Los periódicos tienen mayor grado deactualidad que en el Antiguo Régimen; ya no aparecen con pe-riodicidad mensual, sino, por regla general, semanal o diaria.At mismo'tiempo, tienen un carácter más político: el periodismode opinión pasa de ser la excepción a ser la regla. Las tiradasaumentan, de los tres mil a cinco mil ejemplares que tirabael Mercure de France a finales del siglo XVIII,a los quince milcomo mínimo de Révolutions de París. Con la mirada del com-petidor, Marat estima que el Pere Duchesne, de Hébert, del queel Gobierno adquiere veinte mil ejemplares adicionales para dis-tribuirlos entre las tropas revolucionarias con el fin de reforzarsu moral, llega a tirar más de doscientos mil éjemplares. El au-mento de las tiradas hace que bajen de precio y se facilite elacceso a estos medios, eue.~._l?~"p'e~.iódicosno se distribuy?nya únicamente mediante suscripción, sino que, cada vez mas,

~?ueden comprarse en' la calle. Ya en agosto de 1789 observa

Page 59: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Campe, el peregrino de la libertad procedente de Braunschweig,cómo «las hojas volanderas y los prospectos del día [...] SOD

voceados por cientos de vendedores que recorren las calles dela ciudad,' y que no se limitan a dar a conocer con sus gritosúnicamente las cabeceras, sino también lo principal del con-tenido» 109. Con esta finalidad, Marat y Hébert, por ejemplo,resumen el contenido de los números de sus periódicos en laprimera plana, 'en líneas titulares impresas a. tamaño mayor yque resultan fáciles de vocear. De hecho, en 1791, el ]ourruúdu soir, de Etienne Feuillant, lo distribuyen y lo cantan, como

I entonces se decía, 180 vendedores callejeros lJD.

Una eficaz variante de este nuevo ámbito público de la pren-s-?son los periódic;:osm.urales. Los Affiches de la Commune dePOIis, que, desde mediados de Junio de 1793 hasta finales de'marzo de 1794, se pegan a diario por toda la ciudad y se dis-tribuyen en las secciones de las sociedades populares, no sonmás que el ejemplo más famoso. Una labor de opinión públicarevolucionaria radical comparable la realizan el Ami des cí-toyens, de Jean-Lambert Tallien; la Sentinelle, de lean-BaptisteLouvet de Couvray; el Sans-culotte Observateur, del Club delos Cordeleros, y un periódico de provincias como la Sentinelled'Autun, pero también un órgano contrarrevolucionario comoel Chant du Coq. Las palabras citadas de Mercier, según lascuales los afiches son una especie de instrucción cívica con-tinuada, pueden aplicarse en medida destacada a estos perió-dicos mural es.

~ esto hay que añadir que la nueva prensa, más actual, po-litizada y democratizada --como los panfletos-, también «mi-

. ti ra a la boca del pueblo» en cuanto a su lenguaje y a su estilo\, \ .' de presen~ación. El famoso Pere Duchesne, de Hébert, aceptar '¡,1, c,on astucIa la cultura del pueblo, utilizando como máscaras

,1, ' fIguras populares, se dirige sin rodeos a los sans-culottes en, \\' su crudo lenguaje y presenta su programa social revolucionario

\ \. con el estilo del gendre poissard en diálogos, imágenes y escenasteatrales llenas de intención. Aún más claramente se apreciael papel de vigilante extraparlamentario que tiene la prensa

~~de la Revolución cercana al pueblo en el semanario de Marat,"¡\tiüe cambia con frecuencia de cabecera, pero que llega a ser.:~i:uriconcepto para sus coetáneos como el Ami du Peuple. ConI.,\:'sri estilo enfático imprime carácter al modelo del diálogo, tan;.:~:.pronto amable, tan pronto preocupado, tan pronto e~ forma'~Ldeáspera advertencia, que el periodista paternal mantiene tu-"',·teando con confianza al «pueblo». El periodista Marat, que0:';( redacta totalmente en solitario su periódico desde 1789 hasta. '~Ú93 se nresenta a sí mismo con especial eficacia como figura:J Política ~rientadora, como «ojo del pueblo» siempre vigilan~:.: tel1l, que reconoce con perspicacia infalible todos los intentos'::::'de'complot y los persigue con dureza carente de contempla-..: canes. A raíz de las matanzas en las prisiones de septiembre

: . de 1792, resume su programa de manera lacónica: «Descubrir.. las conspiraciones, desenmascarar a los traidores, defender los

derechos del pueblo, informar de los trabajos de la Convención,proseguir el camino, recordar los principios a los miembrosque se alejen de ellos, dedicar mi inteligencia a la nueva cons-titución que Francia debe tener. Tal es el objeto de este pe-

. riódico» 112. Si estas publicaciones, que muchos clubes revolu-cionarios de provincias reciben con regularidad, se dirigen prin-Cipalmente al «pueblo;) urbano, sobre todo a los sans-culottes,hay otras que se dirigen a la población rural. La más eficaze ilustradora es la Feuille villageoise. La funda en septiembrede 1792 el ex jesuita Joseph-Antoine-loachim Cérutti, llega atener una tirada de quince mil ejemplares y se publica sema-nalmente hasta agosto de 1795. Dada la escasa capacidad delectura de los agricultores y trabájadores del campo, cuentaConla función de mediación cultural de los instruidos locales:el párroco, el maestro de escuela y el terrateniente, que debenleer a sus «hijos» el periódico de la aldea ..De hecho, el Clubde la Revolución del pueblecito de Aigues- Vives, junto aNimes(departamento de Gard), se abona a un ejemplar más del «pe-riódico de la aldea» para que un miembro del club lo lea enVozalta los domingos en la plaza del mercado y se lo dé luegoa los maestros.

:",',' ..'.: \ .. ,} .";.

Page 60: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

~vtt

·\¡iJ!'-J¡ij~;¡1J.41,~~iW~:~;~;@

-:.~--;'~

..--~~..J

;j¡

~~ :,:., :~.

¡;!J

• ~.4t ._.J!_Hay que valorar de manera especialmente alta el efect

for~~dor d~ l~ ~rensa t~mbién por el hecho de que la ~maClOnpenodlstIca, debIdo a un «pacto de lector» im ..entre la r~dacc!ón y ~Ipúblico, se hace con vistas a la repetid'y la persIstencIa, y tIene que ver en especial medida con' "nueva sociabilidad democrática, con la práctica de la lec -colectiva y de la lectura en público. Esto no ocurre únicame "en el caso de ~os clubes revoluci~narios que ya hemos p'sentado en el ejemplo de los «AmIgos de la Constitución»'"Tulle, sino también con muchos círculos de lectores vecin~de carácter informal. Lo mismo que en la capital provincial~i,de Caen el estanquero Jean-Michel Barbot lee todos los díaS'f~en vo~ alta, ~elante de su tienda de tabacos, artículos del:~~Coumer des Departements, de Antoine-Joseph Gorsas, también-~<jen París los vecinos de la casa núm. 255 de la Calle F~'{;sés-L'Auxerrois (sección de Gardes-Fran~aises) se reúnen eil'~1793 todas las tardes en la portería para escuchar de labi~'i;,del portero la lectura de los periódicos más recientes 113. Quc,~flos periódicos no son únicamente acogidos en el medio de:la'Ysociabilidad revolucionaria, sino que pueden, asimismo, prGi'):'ceder de ésta, lo muestran el elitista Joumal de la Société de :~.1789, de 1790, y el famoso Jouma/ de la Montagne, órgano del/:Club de los Jacobinos de París (1793-1794), así como, en eS.~\ ,pecial, la Bouche de Fer, del Cerc/e Social, asociación ciudadana "libre que fundan, el 13 de octubre de 1790, en presencia de ~

.más de cuatro mil personas interesadas, el abbé Claude Fauo;chet, predicador de los asaltantes de la Bastilla, y el escritolj-Nicolas Bonneville. Sirve de lugar de reunión el Cirque na~,tional, hipódromo techado en medio del jardín del Palais-R<Nya!. Con sus gigantescas dimensiones -112 metros de longitudy 32 de anchura-, sus tribunas, y la tribuna de oradores congran resonancia levantada por los propios miembros, constituye~' ..una especie de catedral política en la que, entre otros, se pre~':··senta como orador el antiguo predicador de la corte Faucheten calidad de ~<tribundu peuple» y explica en diecisiete con."ferencias, ante el pueblo congregado -más de ocho mil asis"

.- t s se cuentan en su segunda aparición-, los tres primeros~ne .. del Contrat social de Rousseau. TIenen acceso a las reu-r~~ ,'. s que se celebran dos veces a la semana, todos los mlem-, Dlone, ., , ti d P' ,, '--:' de los Jacobins y de las socletes frateme es e ans, aSI': bros I'b l', o los suscriptores de la Bouche de Fer (nueve I ros a tn-

comtre). Asisten hombres y mujeres, sólo que deben sentarse

mes . . l' lt ibunas separadas y no se permite a as mUjeres tomar a

en r l' , lalabra. En comparación con otros clubes revo uClOnan~s, e. P , cter especial del Cerc/e Social consiste en que las reUnIonescara . ,

. en como punto central conferencias sobre cuestIones teo-uen . d d dricas Y de principio de la política y la sacIe a , que pue en. cribirse como oradores desde activistas plebeyos de las sec-d~nes hasta un 'filósofo como Condorcet (en la lista de ora-dores hasta julio de 1791 figuran más de 130 «grandes nom-bres») Y que los discursos se publican en la Bouche de Fer.El nombre de este periódico, que aparece tres veces por se-mana, se debe al buzón de la redacción. Sin embargo, en elemblema de su cabecera (ilustración 1) se interpreta, con a~dade una frase de Virgilio, como símbolo de la «voz de hIerrodel pueblo» y del programa de política lingüística del Cerc!eSocial: «Recuerda, galo, que gobiernas los pueblos por medIO \de la elocuencia» 114. Con la «Boca de Hierro» habla, así p,ues,la parte políticamente ilustrada del pueblo al resto de este,con el fin.de ilustrarle también.

La publicación de ilustraciones: «escritura hablada»de la Revolución

La revolución en la prensa va acompañada de una revoluciónno menos fundamental en la publicación de imágenes, quemuestra 'Ias mismas tendencias de actualizacióh, politización

j-democratÍzaciól1: Una nue'va generación de pequeños gra-badores y editores de imágenes, que en su mayor parte h~nemigrado de las provincias a la capital, aprovecha la desapa-rición de los privilegios y de la censura para plasmar en la

Page 61: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

LA BOUCHE DE FER.lIustr. 7. La Boca del Pueblo. Xilograría anónima que reaparecesiempre en la cabecera del periódico "La Bouche de Fer», 7 790.Dibujo de 4 x 9 cm.

nueva técnica del aguafuerte, más rápida (que ha dejado a unlado el tradicional grabado de cobre), los acontecimientos re-volucionarios del día, comentarios e impulsarIos mediante laagitación. Sin grandes pretensiones artísticas, lanzados al mer-cado a toda prisa y a bajo precio, panfletos políticos ilustrados,a veces coloreados, en tiradas de hasta dos mil ejemplares, des-plazan a los grabados «cultos» del Antiguo Régimen, de géneroy de paisajes, que se editan en tiradas de sólo 500-1.000 ejem-plares. La venta callejera, que anteriormente sólo estaba ex-tendida para las hojas de oración religiosa y los pliegos de imá-genes populares, se convierte en la principal forma de distri-bución, con preferencia a la venta en establecimientos. Los bu-levares de París, los paseos junto al Sena y el Palacio Realse asemejan, en los primeros años de la Revolución, a unaexposición permanente de caricaturas en la que los paseantespueden familiarizarse con las imágenes sin tener que comprar-las de inmediato. Cuando, en agosto de 1789, Campe se dirigepor el Quai de Conti hacia el puente más concurrido del Sena,

'~tl Pont-Neuf, recaba en que «en todos los grandes edificios,~~rriente arriba y abajo, hasta donde alcanza la vista, sobre~~todo en la enorme y suntuosa Casa de la Moneda, [hay] col-I gados grabados de cobre que, en su mayor parte, hacen re-~~Jerencia a la Revoluc~6n,actual» 115. . .:~~~tCon ayuda de las lmagenes que se dmgen a las gentes ~e~-·t;;..Cillasque apenas saben, o no saben en absoluto, leer y escnblr,'jfy:despiertan su entusiasmo por los nuevos valores político-so-:~ clales, se consigue un medio didáctico para las masas, que los':i~revolucionarios utilizan con plena conciencia para movilizar elT mayor número de seguidores posible. Así, al Almanach du pere'~f.Gérard, de Collot d'Herbois, que ha ganado un concurso de~~.losjacobinos para el mejor almanaque popular revolucionario,i:.Se le añaden ilustraciones a propuesta del miembro del club

. :~.Joseph-Marie Léquinio del 27 de noviembre de 1791. Pues,.' en expresión de Léquinio, hay que derrotar a los frailes con.. ·sus propias armas, es decir: «contrarrestar el fanatismo con

J imágenes favorables a la Revolución» 116. Los aguafuertes dealgunas ediciones del breviario del ciudadano de Collot d'Her-

',~bois, de gran éxito, muestran también cómo --de acuerdo conlos diálogos didácticos del almanaque- el diputado Gérard,

."que vuelve de la Constituyente a su aldea bretona, instruyea los campesinos en la nueva Constitución. El mismo Léquinio'entrega a la Convención, el 11 de octubre de 1792, una hojadel grabador Fran~ois Bonneville (hermano de Nicolas Bon-neville), reproducida en la imprenta del Cercle Social y quedebe pegarse en la frontera con Alemania para inducir a lossoldados prusianos y austriacos, con promesas económicas,para que se pasen a la República: «Presenta el decreto queofrece una renta de cien libras a los soldados del despotismoque abandonen su bandera para seguir a la bandera de la igual-dad y la libertad francesas. Ciudadanos, los tiranos farisaicos[...] se han servido con gran éxito de estos medios para difundirla esclavitud y la superstición. Si habláis así ante los ojos delos campesinos ignorantes, es uno de los medios más eficacespara llevar la instrucción a las aldeas t; implantarIa en ellas» 117.

Page 62: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

¡,.:;::.::--

~1)~,~

~~

\J•...-;:~~:J

También el Comité de Salud Pública recurre a las imágcomo medio de propaganda política y encarga en especipintor Jacques-Louis David «que utilice todas sus facult'y sus medios para crear numerosos grabados y caricaturas~sean apropiados para avivar en la opinión pública el esp"común y hacerle comprender hasta qué punto son cruel"ridículos los enemigos de la libertad y de la República'Efectivamente, el Comité de Salud Pública recibe~1793-1794, de una docena de grabadores, por lo menos ~ciocho de esas caricaturas de encargo que, sobre todo, rfculizan a los príncipes de las viejas potencias europeas y amilitares. :,6

Lo que, desde el punto de vista cultural y de la polítide medios, significa el destacado papel de las hojas volanderaLJilustradas lo reconoce ya con perspicacia el publicista conSevador Jacques-Marie Boyer-Brun cuando, en la primavera"1792, constata con pesar: «Las caricaturas son desde siempun importante medio para hacer comprender al pueblo coque, si solamente se le hubieran dado escritas, no le hab "impresionado suficientemente. Al presentar las caricaturas~::pueblo, antes de que supiera leer y escribir, diversas cosas di 'nas de serie comunicadas eran ya para él lo que siguen siendhoy: escritura hablada [écriture parlée]. Tal como se ha vist"las caricaturas han servido en todas las revoluciones para pon'en movimiento al pueblo, y no puede negarse que la alevosde este procedimiento responde a sus rápidas y terribles cosecuencias. [...] Pero, si las caricaturas son el termómetro qm'mide la temperatura de la opinión pública, también es cierfque quienes sepan regular las oscilaciones de este termóme .'también pueden dominar la opinión pública» 119. De hecho~]a:~ingeniosa expresión «escritura hablada», que el autor resal _' 'designa adecuadamente la posición intermedia que las ilustW" N

cione~ ocupan entre la cultura .literaria y la oral. Esto re~ul~~:especIalmente claro en una hOJa de Estrasburgo de la pnm3."1;¡;:~.vera de 1791 (ilustración 2): además de la caricatura -en esté}":; ,caso una historia contada en imágenes, dividida en cuatrovir{~~>

.~~~~'

Ilustr.2. «Lapequeña contrarrevolución, tragicomedia en 4 ac-tos, representada en Estrasburgo el 3, 15, 16 Y 17 de enero de1791». Grabado anónimo 1791, 22 x 16, 1 cm.

Page 63: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

ñetas-, la hoja sirve, al mismo tiempo, de presentación dela historia de estilo romancesco en la forma entonces exten-dida. La historia en imágenes de un fracasado levantamientocontrarrevolucionario en Estrasburgo, ocurrido en enero de1791, se expone por escrito. en la leyenda, a la vez que losmúsicos callejeros la cuentan oralmente y la representan, y lohacen de doble manera: por una parte, como comentario ha-blado, en el que el arco del violín sirve de puntero; por otraparte, como chanson con la melodía de Vas t'en voir s'il viennentlean, cuyo texto ofrecen a la venta a los espectadores y oyentesel violinista y el cantante, en forma de coplas impresas.

De entre los miles de hojas volanderas ilustradas impresasreferentes a la Revolución, resultan especialmente importan-tes, desde un punto de vista sociocultural, aquellas que, a travésde reproducciones y ediciones piratas, alcanzan tiradas totalesde diez mil ejemplares y más. Pues, dado que la mayor partede las caricaturas de la Revolución son primordialmente unamercancía, y sólo en segundo lugar un arma ideológica, .lasreimpresiones y las copias indican cuáles de ellas tuvieron ma-yor demanda y mejor acogida. Una forma especialmente con-cluyente de la «copia» son los pliegos ilustrados populares com-puestos por miniaturas simplificadas de las caricaturas de máséxito (ilustración 3), que venían a ser galerías de imágenes re-volucionarias para la bolsa menguada. En ellas pueden versemenos representaciones de personas y acontecimientos (aun-que hay, desde luego, grandes cantidades de acontecimientosy de retratos grabados) que alegorías políticas que visualizan,con tanta fuerza como humor, formas de percepción social yactitudes, temores y esperanzas. A título de ejemplo vamos amencionar cuatro ámbitos funcionales y temáticos:

Tenemos, en primer lugar, la experiencia avasalladora delos coetáneos de que la Revolución supone un cambio de épo-ca. Esta conciencia de cesura la expresan dobles caricaturasordenadas en pares que exponen la misma cosa, una vez bajoel Antiguo Régimen y luego en las nuevas circunstancias, cam-

:tJ:i;;~

~:.?biadas, del Nuevo Régimen. Se visualizan de ese modo la pér-.9ida del poder del clero; la emancipación del súbdito, enca-

:. jonado como un niño, que le convierte en citoyen (p. 212, arriba,. a la izquierda); la abolición de los privilegios fiscales y de la

,,; jerarquía estamental. Es famosa la pareja de imágenes, asimis-;~...mo recogida en la ilustración 3, que representa al campesino,:';.hundido antes bajo el peso de la nobleza y del clero, y que:.-ahora cabalga triunfante sobre las espaldas de sus antiguos opre-.' Sores (p. 213, parte superior), sátira en imágenes que, segúnuna noticia de prensa del 28 de agosto de 1789, goza de granPopularidad: «En casa de todos nuestros ilustradores, tanto losdel Palacio Real como los de las tiendas de venta de grabados,pueden verse grabados de cobre en los que el vulgo experimentael mayor placer y ve reforzado su odio contra la aristocracia.Son imágenes satíricas o caricaturas simbólicas, pero llenas defuerza expresiva. Uno de los grabados muestra cómo un viejocampesino avanza agachado a cuatro patas y lleva a sus espaldasa un noble y a un obispo, lo que al margen de la caricaturase comenta con las palabras: "¿Ha de seguir esto siempre así?".La otra imagen muestra al mismo campesino que va montadosobre un noble y dirige suavemente a un cura como si fueraun caballo. Lleva un bastón al hombro del que va colgada una

.·liebre y exclama: "Es hora de que esto termine"» 120.

En segundo lugar, se desarrolló por medio de las imágenesuna conciencia de lucha de clases que se anticipa a la realidadsocioeconómica de la época. Así, el concepto de «aristocracia»,que en el siglo XVIll era una designación objetiva de la viejanobleza, se convierte en un lema supraestamental politizadoe ideologizado. En su nuevo sentido, la «aristocracia» apareceCOmomonstruo de varias cabezas (ilustración 4) en el que elepiscopado, la nobleza y la magistratura se han unido corpo-ralmente para, todos juntos, devorar vivo al «pueblo» hastadejado en los huesos. Puede decirse que es la representaciónplástica del texto de un panfleto revolucionario: «La Aristo-cracia [...] tiene las garras de una arpía, la lengua de un vam-piro, el alma de un procurador, el corazón de un financiero,las pezuñas de un macho cabrio, la voracidad de un buitre, la

~.-'-:'"",.~

Page 64: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

4-

J' "~:H~:Ii.~~~~~~~~'Í&:e;iol~:,

1Iustr.3. Hoja con variasilustracionescon copias de las caricaturas preferkj¡i"~~33 x 21,9 cm (Para la reproducción se agruparon las copias de nueVd.~;

.'~;'7''/;

de la Revolución Grabado coloreado de autor anónimo, 1789;El original consta de cuatro filas con cuatro copias cada una).

Page 65: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

crueldad de un tigre, la arrogancia de un león, la lascivia deun monje y la estupidez de un juez municipal; durante más deun siglo se ha experimentado cómo chupa la sangre a las per-sonas, cómo ha engullido las esperanzas del campesino, cómoha devorado al pueblo y provocado en Francia las mayores de-vastaciones» 121. Desde esta acusación en imágenes del viejo «ab-solutismo feuda}», pasando por la breve esperanza de armoníasocial durante el verano de 1789, tal como la expresan las di-fundidas alegorías de la forja común de la Constitución (p. 212,centro) y de las «Tres cabezas bajo un sombrero» (p. 213, centro,a la izquierda), hasta la grotesca figura de los aristócratas, querevela una maldad distinta desde cada ángulo de mira, la mezclade curas, nobles, magistrados y ricos se dibuja como tipo idealestigmatizado del enemigo del pueblo y de la Revolución.

En tercer lugar, las imágenes visualizan conceptos políticosabstractos y no sólo los hacen más concretos y comprensiblespara las mentes sencillas, sino que les prestan, además, un ca-rácter de apelación emocional. Por ejemplo: para explicar elartículo 3 de la Declaración de 1793 sobre los Derechos delHombre y del Ciudadano, según la cual «todos los hombresson iguales por naturaleza y ante la Ley», un catecismo re-publicano para sans-culottes no se conforma con hacer alusio-nes escritas a la naturaleza como madre de todos los seres vivos,al derecho natural y al carácter jurídico de la igualdad, sinoque ilustra asimismo su exposición con un emblema que ex-plica, a su vez, con un texto del que va acompañado: «La Igual-dad se representa con la figura de una mujer que tiene enla mano una escuadra. Además, lleva otros atributos que lacaracterizan y que expresan al mismo tiempo la sencillez y laconcordia. Por eso se sienta sobre una piedra. En su tocadolleva aníllos unidos entre sí y, en la mano izquierda, un hazde armas. Está pisando la cabeza de la hidra, de la tiranía.La mujer a su lado representa a la Naturaleza; como signode fecundidad, tiene seis pechos» 122. No se explica que el vín-culo de hermandad entre un guardia nacional, un sans-culottey un ciudadano, establecido con el signo de la escuadra franc-

Ilustr.4. «Unmonstruo de tres cabezas que encama las tres for-mas en las que se presenta la aristocracia y que está devorandolosúltimos restos del cadáver del pueblo.,,». Grabado coloreadode autor anónimo, 1789: 22,7 x 35 cm.

masona, simboliza las consecuencias político-sociales del prin-cipio de la igualdad, porque es evidente que se considera la

':17' ' escena comprensible de inmediato.'~~;.,i.•: En cuarto lugar, los grabados elaboran e interpretan acon-',l tecimientos claves simbólicos de la Revolución. Así, el grabado,~ «Destrucción de la Bastilla y victoria sobre los enemigos de lar libertad, el 14 de julio de 1789» (ilustración 5), interpreta este

.~>,SUcesode tres maneras: en sentido concreto, como demolición;!!p de la odiada prisión estatal con la aprobación del pueblo; en;;~~'~ntido alegórico, como victoria de la libertad del Tercer Estado:~~;~bre la hidra del despotismo, a la que se saca de su guarida/ ~~n la Bastilla; en sentido político, como el arrebatamiento del

~<':POderpor el pueblo a los privilegiados. Las dos figuras que~\;huyen de la escena a la izquierda no resultan tan insignificantes~para el observador de entonces como sugiere el reducido ta-,

~ .. l. .,

:.__.l

Page 66: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

~~'f~~"~~~fJJ~r!{·!~·;;fp~f)~·.~~i;~~·:t:t;;,~:,~,r;;,(:-;;;'~':'~~:'! .~.!~".'.h .' r','l'¡

, . 't;::~*~t:;~rdf.¿";llElr¡,!I.I.Jí'¡'7'If:¡t.';E.'I:rr. ,:. " ' .' ,> ..};!",:'<:

...•,.lIustr, 5. «Destrucción ~e la Bastilla V victoria sobre los enemlgde la libertad, el 14 de lulio de 1789». Grabado coloreado. '1,

maño de sus cuerpos, pues se trata de los mismos representant~{1;}d~ los dos estamentos superiores que, en la alegoría correSpOIi.,"~~/dIente, ret.roceden aterrorizados ante «El Despertar del Terce; ;;;;;;Estado» (Jlustración 6). Sólo la contemplación comparada d~' \~';;t 'este par ,de rep~esentaciones p~~ite conocer hasta qué punto'\}¡'~los coetaneos viven el 14 de Julio como inversión de las ré '2;,'lac~ones polític~-sociales de magnitud y de poder, como neCé{J~:sano derramamlento de sangre en la lucha por la libertad"'J~ 'i:t!(

:.':~"';':'",'~;¡~.

·.!f)~

...,.~

lIustr.6. "El Despertar del Tercer Estado». Grabado coloreado deautor anónimo, 1789, 14,4 x 9, 1 cm.

Publicística basada en las canciones:la Revolución cantada

mulada en términos modernos) variada y plurimediática co-municación que se observaba en las calles de la capital: «Bus-tos, grabados de cobre, pinturas, bibliotecas, juglares, repre-sentaciones de marionetas, prestidigitadores, etc., pueden verseen todos los barrios de la ciudad, y tienen pequeños o grandesenjambres de admiradores y de críticos que se congregan asu alrededor. Se venden incluso melodías presentadas al oídode los compradores. En la esquina de la calle' hay un virtuosoharapiento con su violín, junto a él una mujer o una muchacha,y los dos cantan, sin confundirse a causa del ruido de los carrua-jes, los caballos y los pregoneros, las pequeñas arias más pe-gadizas de las nuevas óperas, con textos republicanos» 123.

Esta descripción, que recuerda a la hoja volandera de Es-

.'q ...Cuando, en abnl de 1796, el pastor de Magdeburgo HeinrichZschokke viajó por Francia, se mostró fascinado por la (for;

Page 67: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

trasburgo de 1791 (ilustración de la p. 209) bosqueja acerta-damente el papel de las chansons en la variedad mediática dela opinión pública plebeya. Es posible que el carácter populary semioral de la cultura de la Revolución no se imprimierade manera tan inmediata en ningún otro medio como en lasmás de tres mil canciones que se conservan y que en su mayoríanacieron entre los años 1789 y 1794124• En contraposición alas del Antiguo Régimen, no se trata de canciones socialestransmitidas de manera oral o manuscritas, sino de cancionessumamente políticas, de inmediata actualidad, impresas y can-tadas en público por activistas de los clubes, además de porcientos de pequeños cancionistas que buscaban de ese modouna modesta manera de ganarse el pan. El poderoso creci-miento de esta nueva cultura lírica y musical hasta el año 1794se basa, sobre todo, en tres factores históricos que son esen-ciales para su comprensión: en primer lugar, la tradición dela canción callejera satírica, la mayoría de las veces de trans-misión oral, y al gusto por cantar del parisiense medio, quese sabe de memoria unas trescientas melodías; en segundo lu-gar, al gusto por la parodia, consistente en poner un nuevotexto a una vieja melodía, que da por supuesto el conocimientodel texto subyacente y da lugar a juegos verbales graciosos opicantes; en tercer lugar, a la popularidad y el renacer del tea-tro de vaudeville y de la ópera cómica, con sus canciones aña-didas sobre temas de actualidad, que se produce en la décadade 1780. En este ambiente surgen la mayor parte de las me-lodías de las canciones revolucionarias.

Tales premisas hacen de la chanson un medio ideal parainteriorizar en la población general los nuevos valores fun-damentales de la Revolución: los nuevos textos y lemas seimprimen con más fuerza y pueden memorizarse con más fa-cilidad -sin leer- si melodías conocidas se cantan colec-tivamente y se repiten alternando el antifonero y el coro. Has-ta qué punto utilizan los revolucionarios las canciones coneficacia lo describe, por ejemplo, el observador alemán deuna asamblea de seiscientos ciudadanos que, todavía en el

otoño de 1798, se reúnen en el Templo de las Décadas de',~iAuxerre para escuchar la alocución «dominical» del vicepre-~<:¡i; sidente local Fontaine, maestro de la ÉcoLe centraLe. Cada. 'v,; 'vez que Fontaine se refiere a «acontecimientos muy nuevos~*J'de la República», interrumpe su discurso intercalando can-:,~,ciones que sirven de comentario. «Las entonaba totalmente.:;;~:solo, sin acompañamiento de un instrumento, con una agra-~:~;;,~dablevoz de tenor, y los dos últimos versos de cada estrofa_, ••..t

..;',los repetía la asamblea en coro. Esta entonación primera y.:;: la repetición del estribillo tienen un gran efecto político, y~";::'producen en los franceses, a los que les gusta mucho cantar,:'.: {...] un efecto incalculable para la conservación y el refuerzo,~;~de su celo republicano. Las canciones de Fontaine respiraban·,.~·r~humanidad. Pero cerró su alocución con el llamamiento a.·~I,.

..:~.. que, a continuación, la asamblea entonara una canción para¡reforzar sus sentimientos patrióticos. ¡y mirad! La asamblea

cantó para despertar la devoción en esta fiesta del nuevo do-mingo, también sin instrumento alguno, de manera espon-

." tánea y desentonando mucho en algunas de las estrofas másfuertes del feroz Himno de la Marsellesa» 125.

Que una reunión festiva provincial, todavía en 1798, rom-piera a cantar espontáneamente precisamente este canto de

'guerra no es casualidad, sino que tiene que ver con una re-novación musical que es común a muchas de las cancionesde la Revolución. La melodía de «la Marsellesa», que en elverano de 1792 recorrió el país con el batallón voluntariode la metrópoli provenzal y que utilizaron más de 250 can-ciones de la época revolucionaria, es sumamente apreciadapor su fuerza especial y por ser una de las primeras que tieneesta estructura musical. La melodía atraviesa en su parte me-dia un oscurecimiento en escala menor, tras el cual, el puntoálgido musical, que se desplaza al final y que coincide conel estribillo, tiene un efecto tanto más liberador, triunfal yarrebatador. El popular compositor de vaudevilLe y autor decanciones Antoine de Piis tenía plena conciencia de las po-sibilidades de cara a la didáctica de las masas que ofrece esta

Page 68: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

valoración musical del estribi.llo, cuand~ hace terminar laip ,mera estrofa de un «VaudevIlle republIcano» con la melo"de «la Marsellesa» con las palabras:<tCon mis estribillos Cte'la libertad» 126. Incluso un tal Parent, párroco de pueblo!Melun, en el departamento de Seine-et-Marne, compren'intuitivamente la fuerza movilizadora de «la Marsellesala utiliza hábilmente para reclutar voluntarios, como infonnen abril de 1793 a los redactores de la Feuille villageoise: « .pino que debe hacerse cantar al pueblo. Opongamos al viejmoho de los cantos fúnebres embusteros y de las letanías déla. ~~perstición [... ] cancione~ intel~~entes, razonables y P~",tnotlcas. He tomado en conslderaclOn que, en su número 3!: 1ii.~épublicaran ustedes «la Marsellesa» con música. Aunque n~ M1Ssoy capaz de leer una nota, he descifrado la música con láf)~;ayuda de la canción y, dos domingos seguidos, la he cantado ,~i#~':encabezando a mis conciudadanos, que se habían reunido a~::j~:'·mados al pie del árbol de la libertad. ( ... ) Tan pronto como;'~~~doy con una buena canción, la llevo a la escuela, donde se f.t~\;lee en voz alta, se copia y se canta» 127. Parent es el mediador'cultural ideal para el «periódico del puebIO»'!!;}l'

Como medio impreso, los himnos revolucionarios y, más'X~;aún, las canciones callejeras, cuyo número es casi inabarcable; 'r:;: ,están muy próximos a los panfletos y las caricaturas. Impresos., :;~fpor regla general, en forma de pequeños folletos o de hojas:~;1¡volanderas, los vocean los vendedores ambulantes y los venden %~ ,los propios cantantes tras ofrecerlos a oyentes interesados. A~~.:éstos vienen a añadirse como mínimo cincuenta colecciones J'l;:;!de canciones, destinadas, entre otras cosas, a los clubes revo~ '~i'~~lucionarios y las fiestas decenales, entre ellas popurríes de com~ t~~;posiciones relacionadas por e.1 tema, que se adecuan para S¿1;~~escenificación teatral. Así OCurre en especial con una verdadera Jj.\}.~guerra de cantores en torno a las Constituciones de 1791, y :J,,?~i

1793, en la que participan incluso críticos de la RevoluciÓn, "'"como el autor de canciones Marchant. Con gran refinamiento,Marchant se sirve, por ejemplo, de las repeticiones musicalesdel estribillo de la melodía Le saint craignant de pécher (El '.,

" fo que temía pec~r), para hacer que pareciera ridículo un~son cto de constitución de Condorcet cortando en trozos la, peoye: palabra clave:

~Jf1:. "Que rien ne vaut mieux, ma foi,

Qu'une ré ré réQu'une pu pu puQu'une réQu'une puQu'une république

. 128Biendémocratlque» .

«A fe mía que nada vale másque una re re reque una pu pu puque una reque una puque una repúblicabien democrática.»

Los partidarios de la Revolución se quedan consternadosal hallar este «Almanaque de Canciones del Arroyo» e~ losbolsos de las mujeres que han sido detenidas en un~ fIe.s,tamonárquica: «Para oprobio de la Rev?~ución, est~ constItuclOnen forma de vaudevilles se vende casI Igual de bien que el al-manaque del Pere Gérard» 129. ..

Las canciones de los libros de cantos revolUCIOnarIOS formanarte a su vez de los nuevos valores fundamentales, tales comop, , , 1 S S

la igualdad y la fraternidad, los culto~ a la Razon ~e er u-premo y, muy especialmente, el de~lcado a los heroes de laRevolución y a los mártires de la Libertad. Cantan, por ~~raarte, de manera militante, los días de lucha de la RevolucIOn,

fa pérdida del poder de la Iglesia católica, la caída de .la ~o-narquía francesa, la guerra pat~iótica y. :as gr?n.des victOrIasde los ejércitos republicanos. ASI, la canCIOn anomma Insurrec-tion du Peuple Fram;ais contre les tyrans, que se canta con lamelodía de «la Marsellesa», hace, en 1793, un lIamamien.t~ atodos los republicanos para que mantengan- su lucha deCISivacontra las potencias de la vieja Europa:

Page 69: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

«Du haut de la sainte montagne,Qu'au loin s'élancent des volcans,Qui d'Italie et d'Allemagne,Brfilent les trónes chancelans;Qu'ils pulvérisent les despotesDe Londres, Madrid et Berlin;Que le monde pour sourverainN'ait qu'un peuple deSans-Cu/ottes. / Debout,républicains, allons tousa-laJois! /Allons exterminer jusqu'audernier / des mis» 130.

«Desde la cumbre de la montañasanta / lancen los volcanessu fuego a lo lejos, / que ardanlos tronos vacilantes / de Italiay de Alemania; / que pulvericena los déspotas / de Londres,Madrid y Berlín; /. que no tengael mundo por soberano / más queun pueblo de S[.'ns-CuLottes.¡En pie, republicanos,marchemos todos / a la vez!Vamos a exterminar hasta alúltimo / de los reyes.»

Pero también el programa socioeconómico de los sans-cuLottes halla expresión en la canción. El cantor popular Ladrécompone, por ejemplo, en el otoño de 1793, una canción desiete estrofas que lleva por título Sobre eL máximo y que des-cribe las requisas de grano y el terror espontáneo de los «e-jércitos revolucionarios» plebeyos:

«On verra sur tous les cheminsLa troupe révolutionnaireQui rangera toOs le mutins,En les obligeant a bien faire.La guillotine la suivra;Les magas ins on fouilleraCelui qui se mutinera,On fera sa feteEn coupant sa tete.11vaut beacoupmieux obéirQue de se faire raccourcir» 131.

«Por todos los caminos se veráa la tropa revolucionariahacer entrar en razón a todos losrebeldes, / obligándoles aportarse bien. / La seguirá laguillotina; / se registrarán todoslos depósitos de víveres,ya aquel que se rebele / se le harásu fiesta / cortándole la cabeza.Más vale obedecerque hacerse decapitar.»

': En la práctica cultural de la Revolución, los distintos mediospresos no se yuxtaponían por separado, sino que actuaban

.~njuntamente para apelar a todos los sentidos del público.a hemos indicado cómo se comentaban por escrito las imá-

genes y las canciones y cómo, inversamente, las imágenes ser-vían para visualizar el contenido de determinados textos. A

1!f¡.Jstohay que añadir que no era raro que libros de canciones',~~revolucionarias contuvieran oraciones republicanas e ilustra-i~ ~iones llenas de sentido simbólico, mientras que los catecismos:~r·Políticos se enriquecían con un apéndice de canciones y con.'. :«imágenes hagiográficas» de los mártires de la Revolución.'~ ',Una serie de productos impresos desarrollaba de manera sis-'. "-temática y consecuente esos vínculos mediáticos. Si, por ejem-~ plo, los Affiches de La Commune ponían a diario en las paredesfll1 nuevas canciones, los semanarios revolucionarios radicales,J,1" desde RévoLutions de Pans, de Louis-Marie Prudhomme, y Ré-~"tt volutions de France et de Brabant, de Camille Desmoulins, ilus-·,~1~-iJ?traban casi todos sus números con un grabado. Y algunos gra-'~~ badores editaban historias de la Revolución por entregas en~~.las que cada imagen iba unida a un texto narrativo de varias:~; páginas: tras las Gravures historiques, de Jean-Fram;ois Janinet?t (1790-1791), fueron sobre todo los TabLeaux historiques de La;:.~RévoLution fran~aise (1791-1796), publicados por un consorcio-1 de grabadores, los que escenificaron de este modo la Revo-

'> lución Francesa retrospectivamente como cadena coherente de,: acontecimientos mediáticos.

, Con especial inmediatez se decantó el carácter plurimediá-,. tico y semioral de la publicística revolucionaria en un deter-." minado género de hojas volanderas ilustradas que hacían re-., ferencia monográficamente a determinados acontecimientos

sensacionales: los canards. Estos «periódicos ocasionales», degran formato, combinan la representación plástica de los acon-tecimientos, dándole la misma importancia que al reportajetextual colocado en la parte inferior de la hoja, o colocando

. a los lados canciones que servían de comentario. No es ca-;~~sualidad que esos canards fueran en el período revolucionario:f .~L,

Page 70: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

más frecuentes y de carácter más político que antes, y no 'e'raro que tuvieran una relación «intertextual» con la rest 1

publicística, tal como muestra una xilografía coloreada del editde provincias lean-Baptiste Letourmi, de finales de julio de 17(ilustración 7). La representación gráfica, hecha deliberadamete en el estilo de los pliegos de estampas populares, esobra original de un xilógrafo desconocido contratado por l.e§ '!' •

tourmi. En cambio, los textos que rodean el grabado proceden~~·:'i.de hojas volanderas aparecidas en París poco antes. Al igual';;:}que la «Narración del memorable sitio de la Bastilla», que apa~.:~,rece debajo del grabado, repite frases fundamentales del pan-~':fleto anónimo Les Lauriers du Faubourg Saint-Antoine, ou Lé .Prir:de la Bastille renversée (Los laureles del suburbio de Saint-An..¡ .:..;toine, o La Toma de la Bastilla, invertida), las «Coplas dedicad~ '.;~.'o

a la Nación», incluidas a los lados, toman nuevos versos del :•.compositor de canciones Déduit, que en las hojas volanderaS ~:_.

. "'-'0'adoptaba con orgullo la denominación de auteur patriote 132. El.:'hecho de que un «collage impreso plurimediático» tan refinado ..::\se imprimiera en Orléans y se distribuyera por toda Franciá .J,'desde cien puntos de distribución atestigua una vez más hastá\'~ ,qué punto la revolución cultural había trascendido de París. .iC[ ,::

.) " .

SISTEMAS DE SIGNOS REVOLUCIONARIOS: LENGUAJE,SÍMBOLOS Y CULTOS

.)-\ . '::',,l. ...: .'tf' - 1""'t:¡

".:!;' .;~~'r'La transformación de los valores o la dimensiónlingüística de la Revolución

En torno al cambio de año de 1791-1792, los vendedores ca'":_t.llejeros de Estrasburgo, París y otros lugares ofrecen varias ver-; .~-:;.siones de una hoja ilustrada que, en todos los casos, consta .../de una cadena, formada por 83 casillas de texto de forma ova--lada, que vade fuera adentro como la concha de un caracol.Se trata de un juego de sociedad revolucionario que sigue lit

lJustr7 .,La Toma de la Bastilla". Xilografía coloreada ,con~eim-presió~ tipogrófica, editada por Jean-Baptiste Letourm¡, Orleans,1789, 26,2 x 35,5 cm. .

Page 71: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Levin, Florencia. “De matones, represores y miembros de la pesada en el humor gráfico del diario Clarín

– Argentina 1973-1983”. Revista Académica de la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación

Social. Diálogos de la Comunicación N° 78. Enero-Julio 2009.

Este texto de Florencia Levin estudia un tema muy claramente delimitado, a partir del cual la autora encuentra claves para

comprender algunos aspectos más generales de la historia argentina entre 1973 y 1983.

1) ¿Qué quiere hacer la autora y cómo lo hace?

Luego de haber leído completamente el texto:

a) Traten de identificar aquellos pasajes en que la autora dice qué quiere reconstruir o demostrar en este texto.

Presten atención a las secciones que los pueden ayudar especialmente para hacer esto, como el resumen inicial que

la autora escribe sintetizando los puntos principales del artículo.

b) Traten de precisar cómo la autora encara la tarea que se propone realizar: ¿Cuál es el corpus principal de fuentes

que utiliza? ¿Por qué estas fuentes son especialmente pertinentes para lo que quiere hacer? ¿Qué ventajas y/o

desventajas tienen, a su juicio y según la autora, frente a otras fuentes posibles? ¿Qué distinto tipo de fuentes

propone contrastar y qué busca obtener de este contraste?

c) ¿Qué elementos del contexto proveen información relevante para encuadrar el tema que se propone estudiar la

autora?

Por un lado, traten de sintetizar la información que provee la autora sobre el contexto histórico que da sentido a los

aportes de su investigación particular.

Por otra parte, traten de identificar qué elementos toma de otros registros para poder analizar mejor sus fuentes.

Para encarar estas dos consignas, pueden observar la bibliografía del artículo. Si bien no la han leído, sus títulos pueden

darles algunas pistas sobre los contextos y las distintas dimensiones que ella tiene en cuenta para analizar las fuentes: ¿les

parecen textos que tratan cuestiones más bien similares o más bien distintas? ¿Podrían agruparlos de manera de ir

delineando a partir de ellos, y con la ayuda de las claves que la propia autora da a lo largo del texto, cuáles son las distintas

dimensiones que ella incorpora al análisis de sus fuentes?

Page 72: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

2) ¿A qué conclusiones arriba la autora?

Las conclusiones a las que los historiadores arriban en sus investigaciones particulares muchas veces van tomando forma

lentamente, son parciales o fragmentarias y responden de una manera bastante indirecta a las preguntas más generales que

un autor se formula cuando elige un tema de estudio.

a) Idenfiquen a lo largo del texto aquellos momentos en que la autora, al descubrir algún rasgo particular o un cambio

en las representaciones del matón-represor en los cartoons o en las ideas sobre la violencia política que despliegan

las editoriales del diario va aportando información clave para su argumento y sus conclusiones.

b) Traten de identificar qué conclusiones extrae la autora en relación con el tema estudiado.

c) ¿Qué proyecciones de estas conclusiones traza la autora en relación con cuestiones más generales del período

estudiado? Traten de explicitar cuáles son estas cuestiones mayores y cómo justifica la autora que ha aportado algo

nuevo en relación con ellas.

3) Balance:

¿Qué les pareció el artículo?

Traten de evaluar los aportes de la autora en relación con las dificultades que plantean las problemáticas más generales -

violencia, terrorismo de Estado y censura- a las que busca dar respuesta y la pertinencia de las estrategias que elige -utilizar

las fuentes del humor gráfico de Clarín y contrastarlas con la línea editorial del diario y con otros estudios sobre el

período/tema- para encontrar algunas respuestas.

¿Qué otras fuentes o temas se les ocurriría explorar para dar respuestas a este tipo de problemáticas? Expliquen por qué

podrían ser pertinentes.

Page 73: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

1

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

De m

ato

ne

s, re

pre

so

res y

mie

mb

ros

de l

a p

esa

da

en

el

hu

mo

r g

ráfi

co

d

el

dia

rio

Cla

rín

– A

rge

nti

na 1

97

3-1

983

F

lore

ncia

Paula

Levín

(U

NG

S-U

BA

) A

rgentina

flore

ncia

levin

@ciu

dad.c

om

.ar,

flo

rencia

.levin

@gm

ail.

com

T

el: (

005411)

4469-7

715

F

lore

nc

ia P

au

la L

ev

ín:

Docen

te e

in

vestig

ad

ora

en l

a U

niv

ers

idad

Nacio

nal

Gen

era

l S

arm

iento

y e

sp

ecia

lista

en e

l áre

a d

e h

isto

ria

recie

nte

. C

urs

ó l

a c

arr

era

de H

isto

ria e

n l

a F

acultad d

e F

ilosofí

a y

Letr

as d

e l

a U

niv

ers

idad d

e B

uen

os A

ires,

dond

e a

ctu

alm

ente

se

encu

en

tra c

onclu

yen

do s

u d

octo

rad

o.

Su in

vestig

ació

n d

octo

ral se c

entr

a e

n l

a r

econstr

ucció

n y

an

ális

is d

e l

as r

epre

senta

cio

nes s

obre

lo p

olítico c

onstr

uid

as p

or

el h

um

or

grá

fico d

el dia

rio C

larí

n e

ntr

e 1

973 y

19

83.

Es a

uto

ra d

e v

ari

os a

rtíc

ulo

s s

obre

la h

isto

ria r

ecie

nte

y

la m

em

ori

a.

Jun

to c

on

Mari

na F

ranco,

es c

o-e

ditora

del lib

ro H

isto

ria r

ecie

nte

. P

ers

pectivas y

desafí

os p

ara

un c

am

po e

n c

onstr

ucció

n

(ed

itori

al

Paid

ós)

y co-d

irecto

ra d

e la

R

ed In

terd

iscip

linari

a d

e E

stu

dio

s sobre

H

isto

ria R

ecie

nte

– R

IEH

R (w

ww

.rie

hr.

com

.ar.

). H

a

escri

to d

ivers

os m

anu

ale

s e

scola

res y

mate

riale

s d

idácticos y

se h

a d

esem

peñ

ad

o c

om

o m

iem

bro

del

equ

ipo d

e C

iencia

s S

ocia

les e

n

el

Min

iste

rio d

e E

ducació

n d

e l

a N

ació

n.

Ha s

ido d

ocente

en

el

Cic

lo B

ásic

o C

om

ún y

la c

arr

era

de H

isto

ria d

e l

a U

niv

ers

idad

d

e

Bu

en

os A

ires.

Resu

men

:

En lo

s tiem

pos de d

escom

posic

ión del

gobie

rno pero

nis

ta y en

lo

s año

s d

e la

últim

a dic

tadura

m

ilita

r,

mie

ntr

as

una

férr

ea

censura

y

una

sile

ncio

sa

auto

censura

re

gula

ban

la

pro

ducció

n

y

cir

cula

ció

n

de

info

rmació

n a

l tiem

po q

ue la r

epre

sió

n s

e e

ncarg

aba

de d

esapare

cer

a los s

osp

echo

so

s,

alg

unos e

spacio

s,

menos o

bvio

s,

perm

itie

ron la e

xpre

sió

n d

e ideas incóm

odas e

im

ágenes a

lusiv

as a

l horr

or.

Part

icula

rmente

, el

hum

or

grá

fico,

género

desvalo

rizado p

or

los d

iscurs

os “

cultos”

y p

or

la m

irada i

nquis

itoria d

e l

a c

ensura

, pudo r

esguard

ar

cie

rtos g

rado

s d

e a

uto

nom

ía.

En e

l hum

or

grá

fico d

el

dia

rio C

larí

n,

es p

osib

le e

ncontr

ar,

ju

nto

con

la

neutr

alizació

n

y

triv

ializ

ació

n,

cie

rtos

inte

rsticio

s

por

donde

se

cola

ran

la

expre

sió

n

de

dese

ncanto

y la d

enuncia

.

En e

ste

tra

bajo

analizo d

e q

ué m

odo los c

his

tes d

el dia

rio s

e a

leja

ron d

el canon e

ditorial y d

e los p

recepto

s

repre

siv

os d

el

régim

en a

part

ir d

e l

a c

onstr

ucció

n d

e u

na f

igura

em

ble

mática d

e l

as a

ccio

nes r

epre

siv

as:

la

del m

ató

n-r

epre

sor.

P

ala

bra

s c

lave:

hum

or

grá

fico,

repre

senta

ció

n, re

pre

sió

n c

landestina.

Fech

a d

e r

ecepció

n d

e p

on

encia

: 4/2

/200

9

Fech

a d

e a

cep

tació

n d

e p

on

encia

: 1

3/3

/20

09

Page 74: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

2

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Intr

od

ucció

n

En m

arz

o d

e 1

973 C

larí

n,

uno d

e l

os p

rincip

ale

s d

iari

os a

rgentinos y

por

ese e

nto

nce

s e

l de m

ayor

cir

cula

ció

n n

acio

nal1

, decid

ió d

eja

r de p

ublic

ar

com

ics d

e a

uto

res e

xtr

anje

ros p

ara

convocar

a v

ari

os d

e los

hum

orista

s locale

s m

ás r

econocid

os d

el m

om

ento

para

inte

gra

r la

págin

a d

e h

um

or.

La

decis

ión t

om

ada p

or

Cla

rín i

mplic

ó n

o s

ola

mente

“nacio

naliz

ar”

a l

os a

uto

res d

e l

a p

ágin

a2 s

ino t

am

bié

n a

l conte

nid

o d

el

hum

or

que,

a p

art

ir d

e e

nto

nces,

com

enzó a

esta

r dir

ecta

mente

vin

cula

do c

on los a

vata

res c

otidia

nos d

el país

.

Este

gesto

de C

larí

n s

e i

nscri

bió

en u

n p

roceso d

e v

alo

rizació

n y

revitaliz

ació

n d

el

género

en l

a

Arg

entina t

ras d

e v

arios a

ño

s d

e e

sta

ncam

iento

en los c

uale

s e

l hum

or

grá

fico s

e h

abía

retr

aíd

o e

n u

n c

lima

genera

lizado d

e c

ensura

(R

ivera

, 1986:

78).

A p

art

ir d

e e

nto

nces la s

ecció

n d

ejó

de s

er

concebid

a c

om

o u

n

espacio

de r

elleno y

dis

tracció

n p

ara

convert

irse e

n u

na s

uert

e d

e s

egun

da p

ort

ada q

ue a

bord

a,

a p

art

ir d

e

su

s p

ropia

s r

egla

s d

e g

én

ero

y c

on

una

fuert

e im

pro

nta

auto

ral, los a

sunto

s m

ás im

port

ante

s d

e la r

ealidad

nacio

nal e inte

rnacio

nal tr

ata

dos e

n la p

ort

ada y

el cuerp

o d

el dia

rio (

Sastu

rain

: 1987:

190 y

1995:

34).

Mie

ntr

as s

e p

roducía

n e

sto

s c

am

bio

s,

el

país

viv

ía u

n m

om

ento

de g

ran c

onflic

tivid

ad p

olítica.

En

efe

cto

, en l

os a

ño

s t

ranscurr

idos e

ntr

e e

l re

torn

o d

el

pero

nis

mo a

l gobie

rno e

n 1

97

3 y

el

golp

e m

ilita

r de

marz

o d

e 1

976 l

a A

rgentina a

travesó u

n s

inuo

so p

roceso d

e d

escom

posic

ión p

olítica y

agita

ció

n s

ocia

l al

que n

o f

ue a

jeno e

l fe

nóm

eno d

e l

a v

iole

ncia

. A

unque r

estr

ingid

a a

las m

odalidades d

e a

cció

n y

a l

os

valo

res e

sgri

mid

os p

or

gru

pos c

ada v

ez m

ás m

inorita

rios,

la v

iole

ncia

fue a

dquirie

ndo c

ada v

ez m

ás l

as

cara

cte

rísticas d

el te

rrorism

o.

Por

otr

a part

e,

la descom

posic

ión del

gobie

rno pero

nis

ta y lo

s enfr

enta

mie

nto

s cada vez m

ás

virule

nto

s e

ntr

e l

as f

accio

nes d

e i

zquie

rda y

de d

ere

cha d

entr

o d

el

pero

nis

mo s

e c

onvirtiero

n e

n c

ald

os d

e

cultiv

o p

ara

la e

merg

encia

de g

rupos t

err

ori

sta

s p

ara

mili

tare

s v

incula

dos a

la e

xtr

em

a d

ere

cha q

ue,

tras e

l

nom

bre

de A

cció

n A

nticom

unis

ta A

rgentina (o

T

riple

A

) hic

iero

n su apari

ció

n en la

escena hacia

fines

de1973 e

jerc

iendo a

part

ir d

e a

llí u

na m

eto

dolo

gía

de p

ers

ecució

n y

exte

rmin

io.

Tra

s la m

uert

e d

e P

eró

n e

n

julio

de 1

974 e

sto

s g

rupo

s i

nic

iaro

n u

na v

erd

adera

cacerí

a d

e b

ruja

s c

ontr

a e

l ala

izquie

rda d

el m

ovim

iento

que s

e s

um

ó a

una f

érr

ea p

olítica r

epre

siv

a lanzada c

ontr

a t

oda m

anifesta

ció

n a

utó

nom

a y

pro

gre

sis

ta.

A p

art

ir d

el golp

e m

ilita

r del 24 d

e m

arz

o d

e 1

976 s

e p

rodujo

una f

usió

n e

ntr

e las f

uerz

as d

e la T

riple

A y el

apara

to re

pre

siv

o cla

ndestino de esta

do coo

pta

do por

los m

ilita

res,

inaugurá

ndose un

sis

tem

a

pla

nific

ado y

org

aniz

ado a

gra

n e

scala

de e

xte

rmin

io m

asiv

o o

rganiz

ado e

n t

orn

o a

los m

ás d

e 3

50 c

entr

os

cla

ndestinos d

e d

ete

nció

n d

ispers

os p

or

dis

tinta

s r

egio

nes d

el

país

. A

dic

hos c

entr

os f

uero

n a

para

r cerc

a

1 D

ura

nte

la d

écad

a d

e 1

970 e

l d

iari

o C

larí

n,

imp

ort

ante

refe

rente

para

las c

lases m

edia

s e

n a

scenso,

exp

eri

mentó

un i

mp

ort

ante

au

mento

de l

a v

enta

neta

y r

ela

tiva s

obre

el to

tal

del consu

mo d

e d

iari

os,

pasan

do d

el

22

% a

l 31

% d

el to

tal

de v

enta

s (

Getin

o,

199

5:

91).

Page 75: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

3

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

de 3

0.0

00 h

om

bre

s y

muje

res q

ue p

asaro

n a

inte

gra

r la

lis

ta d

e l

os d

esapare

cid

os q

uie

ne

s,

en s

u g

ran

mayorí

a,

luego

de

haber

recib

ido fe

roces

sesio

ne

s

de

tort

ura

fu

ero

n

eje

cuta

dos

y

su

s

resto

s

fuero

n

ocultados o

destr

uid

os.

Muchos d

e e

sto

s c

rím

enes f

uero

n c

onsum

ados e

n o

pera

tivos r

ealizados a

ple

na l

uz d

el

día

y e

n

centr

os d

e d

ete

nció

n y

tort

ura

em

pla

zados e

n l

ugare

s s

um

am

ente

tra

nsitados.

Por

otr

a p

art

e,

la a

pari

ció

n

de c

adávere

s e

n los r

íos,

de c

uerp

os a

cri

bill

ados e

n los m

árg

enes d

e los c

am

inos,

el halla

zgo d

e c

iento

s d

e

tum

bas N

N y

las r

edadas y

tir

ote

os f

orm

aro

n p

art

e d

el día

a d

ía d

e la v

ida c

otidia

na d

e m

iles d

e a

rgentinos.

Por

su part

e,

los dia

rios bri

ndaro

n am

plia

in

form

ació

n,

aunque dis

tors

ionada,

que daba cuenta

de lo

s

enfr

enta

mie

nto

s,

muert

es y desapari

cio

nes.

En este

m

arc

o,

el

hum

or

grá

fico de

Cla

rín se sum

ó a la

tem

atizació

n,

inte

rpre

tació

n y

difusió

n d

e t

em

as y

aspe

cto

s v

incula

dos c

on la v

iole

ncia

y la r

epre

sió

n a

part

ir

de u

n c

orp

us lla

mativam

ente

pro

fuso y

variado a

lo larg

o d

e t

odo e

l perí

odo s

eñala

do.

En las lín

eas q

ue s

iguen s

e p

rese

nta

n los r

esultados d

el análisis

de u

n a

specto

muy e

specíf

ico p

ero

fundam

enta

l de e

ste

univ

ers

o t

em

ático:

la c

onstr

ucció

n d

e la fig

ura

del m

iem

bro

de la p

esada y

del gru

po d

e

tare

as.

Asim

ism

o,

y d

ada l

a c

onvic

ció

n d

e q

ue l

os s

entidos d

el

hum

or

grá

fico d

eben s

er

analizados e

n e

l

marc

o

del

com

ple

jo

juego

inte

rtextu

al

que

se

ge

nera

a

part

ir

de

su

em

pla

zam

iento

en

un

medio

dete

rmin

ado,

dic

has r

epre

senta

cio

nes s

erá

n c

ontr

asta

das c

on la lín

ea e

ditorial de C

larí

n.

Este

tra

bajo

se s

uste

nta

en

la idea d

e q

ue d

ada la v

incula

ció

n e

ntr

e e

l hum

or

grá

fico y

los a

vata

res

de la p

olítica d

el país

el m

ism

o c

onstitu

ye u

n r

efe

rente

para

abord

ar

alg

unas r

epre

senta

cio

nes e

im

agin

ari

os

que c

ircula

ban p

or

la s

ocie

dad e

n e

se e

nto

nce

s.

Co

mo s

ostiene O

scar

Ste

imberg

, el

cart

oon

3 s

e d

efine

com

o género

en ta

nto

dis

curs

o subord

inado a otr

os dis

curs

os,

con

stitu

ido com

o “r

egis

tro y espacio

de

transfo

rmació

n y tr

ansposic

ión de sig

nos y m

arc

as dis

curs

ivas cir

cunscri

pta

s en to

dos lo

s espacio

s del

inte

rcam

bio

socia

l” p

rovenie

nte

s t

anto

de l

a o

ralid

ad,

la g

estu

alidad,

la e

scri

tura

y c

ualq

uie

r otr

o g

énero

y

soport

e m

ediá

tico (

Ste

imberg

, 2001:

7).

Por

lo t

anto

, analizar

este

conju

nto

de c

art

oons p

uede c

on

stitu

ir u

na

form

a,

media

da p

or

las p

eculiari

dades d

el

lenguaje

del

hum

or

y s

obre

dete

rmin

ada p

or

su i

nclu

sió

n e

n u

n

medio

peri

odís

tico, de a

cceder

al m

undo d

e las r

epre

senta

cio

nes y

los im

agin

arios c

ole

ctivos d

el m

om

ento

.

El

este

reo

tip

o d

el

acti

vis

ta-r

ep

reso

r en

Cri

st

y F

on

tan

arr

osa

Tal com

o s

e a

dela

nta

ra,

el fe

nóm

eno d

e la v

iole

ncia

es u

na t

em

ática r

ecurr

ente

en la o

bra

de t

odos

los

hum

orista

s

de

Cla

rín

y

confo

rma

un

conju

nto

sum

am

ente

ri

co

y

com

ple

jo

de

constr

uccio

nes

e

inte

rpre

tacio

nes que abarc

an de

sde la

escenific

ació

n de secue

str

os y exto

rsio

nes a la

deto

nació

n de

2 D

e e

ste

mod

o,

las o

bra

s d

e C

alo

i, B

róccoli,

Fon

tan

arr

osa y

Crist

se inte

gra

ron a

las d

e d

os h

um

ori

sta

s a

rgen

tin

os q

ue y

a c

ola

bora

ban

en l

a s

ecció

n:

Ian y

Dob

al. E

sta

s m

od

ific

acio

nes s

e s

um

aro

n a

la l

ab

or

ya b

ien a

sen

tad

a q

ue L

an

drú

y H

erm

en

eg

ildo S

áb

at

ven

ían

d

esarr

olland

o e

n e

l cu

erp

o d

el d

iari

o.

3 C

on la p

ala

bra

cart

oon e

sto

y h

acie

nd

o a

lusió

n a

l dib

ujo

de h

um

or

qu

e e

n u

n ú

nic

o c

uadro

o v

iñeta

“tr

ansm

ite u

na id

ea h

um

orí

stica d

e

raíz

política, socio

lóg

ica o

filo

sófica”

(Ste

imb

erg

, 19

77:

97).

Page 76: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

4

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

bom

bas,

la r

epre

sió

n i

legal

e i

nclu

so e

l em

ple

o d

e l

a t

ort

ura

(in

clu

yendo l

a p

icana).

Víc

tim

as y

verd

ugo

s

desfila

n p

or

las p

ágin

as d

el dia

rio junto

con la e

sporá

dic

a a

pari

ció

n d

e f

ragm

ento

s d

e c

uerp

os y

cala

vera

s.4

Dentr

o de

este

conju

nto

, es po

sib

le re

cort

ar

una la

rga y n

utr

ida seri

e ela

bora

da

por

Cri

st5

y

Fonta

narr

osa

6 e

n l

a c

ontr

ata

pa d

e C

larí

n q

ue r

efiere

a u

n p

ers

onaje

que,

dada

su r

eitera

ció

n,

perd

ura

ció

n

en e

l tiem

po y

la g

ran e

sta

bili

dad d

e r

asg

os e

sté

ticos a

pare

ce c

om

o e

l princip

al pro

tagonis

ta d

e las e

scena

s

vin

cula

das c

on e

l delito

y l

a r

epre

sió

n e

n s

us r

espectivos c

art

oons.

Se t

rata

del

activis

ta d

e d

ere

cha e

n u

n

sentido a

mplio

que,

com

o s

e v

erá

, va a

apare

cer

tra

sm

uta

da e

n l

a i

magen d

el

delincuente

pro

fesio

nal

a

sueld

o t

anto

com

o c

on las f

uerz

as d

e s

eguri

dad y

la f

igura

del re

pre

sor

que a

ctú

a e

n la c

landestinid

ad,

todo

lo c

ual

queda e

nglo

bado e

n u

na s

eri

e d

e s

ignific

ante

s e

mpare

nta

dos y

no s

iem

pre

difere

ncia

ble

s:

espía

-

mató

n-d

ete

ctive-m

erc

enario-r

epre

sor-

mie

mbro

de la p

esada.

La c

on

str

ucció

n e

sté

tica d

e u

n e

ste

reo

tip

o

Si

se ob

serv

an la

s im

ágenes de

la

seri

e (I

mágenes 1 a

9),

pue

den apre

cia

rse alg

unos ra

sgo

s

consta

nte

s e

n l

a c

ara

cte

rizació

n d

e l

os p

ers

onaje

s:

som

bre

ros d

e a

la a

ncha d

obla

dos e

n l

a p

art

e t

rasera

,

larg

os i

mperm

eable

s l

levados c

on l

as s

ola

pa

s a

ltas,

manos e

scondid

as e

n l

os b

ols

illo

s,

ante

ojo

s o

scuro

s,

gra

nde

s c

igarr

os y

podero

sa

s a

rmas d

e f

uego.

Es p

osib

le v

er,

inclu

so,

que e

n v

arios d

e l

os d

ibujo

s q

ue

inte

gra

n la s

eri

e los p

ers

onaje

s t

ienen la m

ism

a a

ctitu

d c

orp

ora

l.

Ima

ge

n 1

Im

ag

en

2

Ima

ge

n 3

4 A

lgu

nos d

e e

sto

s a

sp

ecto

s y

a h

an s

ido a

naliz

ad

os y

exp

uesto

s e

n o

tros tra

bajo

s.

Ver,

por

eje

mp

lo, L

evín

, 20

07 y

20

08

. 5 C

ristó

bal R

ein

oso (

o C

rist)

nació

en l

a c

iud

ad d

e S

anta

Fe e

n e

l añ

o 1

94

6.

A los v

ein

te a

ños s

e m

ud

ó a

Córd

ob

a,

ciu

dad e

n l

a q

ue s

e

rad

icó y

en la q

ue s

igu

e v

ivie

nd

o e

n la a

ctu

alid

ad.

Cri

st

cre

ció

com

o d

ibu

jante

y h

um

orista

desd

e las r

evis

tas c

lásic

as d

e B

uen

os A

ires

Ric

o T

ipo y

Pato

ruzú.

Tam

bié

n p

art

icip

ó d

el

fen

óm

en

o H

ort

ensia

, exp

eri

encia

qu

e l

o c

ata

pu

ltó a

l re

con

ocim

ien

to y

qu

e l

e v

alió s

u

cola

bora

ció

n e

n la c

ontr

ata

pa d

el D

iari

o C

larí

n e

n d

ond

e p

ublic

a a

dia

rio s

us c

art

oons d

esd

e 1

973

hasta

nu

estr

os d

ías.

6 R

ob

ert

o F

onta

narr

osa n

ació

en

la c

iud

ad d

e R

osari

o (

Pro

vin

cia

de S

an

ta F

e)

en 1

94

4.

En 1

96

8 c

om

enzó a

pu

blic

ar

sus p

rod

uccio

nes

hu

morí

sticas e

n l

a e

fím

era

re

vis

ta B

oo

m d

e R

osari

o.

Auto

r d

e u

n g

ran n

úm

ero

de n

ovela

s y

lib

ros d

e c

uen

to,

su f

am

a e

n g

ran p

art

e s

e

deb

e a

su t

are

a c

om

o h

um

orista

grá

fico.

En l

os a

ños s

ete

nta

se c

onsagró

en l

as f

am

osas r

evis

tas H

ort

ensia

y S

atiricó

n y

cola

boró

en

div

ers

os m

ed

ios d

e p

rensa.

Desd

e 1

973 y

hasta

su f

allecim

ien

to e

n 2

007 p

ub

licó d

iari

am

en

te u

n c

art

oo

n e

n l

a c

ontr

ata

pa d

el

dia

rio

Cla

rín.

Page 77: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

5

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Cri

st,

21/0

9/7

3:

54

C

rist,

30/8

/73:

46

C

rist,

19/9

/73:

46

Ima

ge

n 4

Im

ag

en

5

Ima

ge

n 6

Cri

st,

26/1

0/7

3:

38

C

rist,

27/1

0/7

3:

26

F

on

tan

arr

os

a,

12/8

/73:

38

Ima

ge

n 7

Im

ag

en

8

Ima

ge

n 9

Fo

nta

narr

os

a,

22/8

/73:

46

F

on

tan

arr

os

a,

1/9

/73:

34

F

on

tan

arr

os

a,

2/9

/73:

38

La

seri

e

constr

uye

una

iconogra

fía

sin

cré

tica

que com

bin

a m

arc

as

exte

mporá

neas

al

pro

ceso

his

tóri

co en el

cual

se

in

sert

an y al

cual

alu

den con alg

una

s re

fere

ncia

s m

ás dir

ecta

s d

ada

s p

or

la

reitera

ció

n de su te

mática,

por

alg

unos diá

logos en

tre lo

s pers

onaje

s y so

bre

to

do por

el

entr

am

ado

dis

curs

ivo e

n e

l que s

e insert

an e

n e

l cuerp

o d

el dia

rio.

Page 78: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

6

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Por

un lado,

esta

s r

epre

senta

cio

nes e

stá

n c

on

str

uid

as e

n d

iálo

go c

on la e

sté

tica d

el cin

e c

lásic

o d

e

espio

naje

y d

el

cin

e p

olicia

l.7 P

or

otr

a p

art

e,

alg

unos d

e l

os r

asgo

s a

ludid

os g

uard

an

pare

nte

sco c

on

la

esté

tica d

el “g

angste

rism

o s

indic

al”

y c

on las b

arr

as b

ravas p

ropia

s d

el vandori

sm

o8,

lo c

ual re

fuerz

a la idea

de q

ue e

xis

te u

na a

lusió

n a

l accio

nar

de b

an

da

s p

ara

policia

les a

socia

das a

la d

ere

cha.9

Exis

ten,

inclu

so,

refe

rencia

s e

xplícitas q

ue d

an c

uenta

de e

sta

s v

incula

cio

nes.

Así,

por

eje

mplo

, un c

art

oon d

e F

onta

narr

osa

muestr

a a

un p

ers

onaje

que “

ahora

se v

iste

com

o H

um

pre

y B

ogart

” y q

ue e

s u

n “

duro

” del

sin

dic

alis

mo

(8/4

/80:

64).

Asim

ism

o,

es p

osib

le o

bserv

ar

en a

lgunas las r

epre

se

nta

cio

nes d

e a

mbos a

uto

res q

ue los m

ato

ne

s

tienen t

am

bié

n c

iert

a f

usió

n c

on l

a f

igura

del

com

padrito

10 q

ue s

e a

pre

cia

, por

eje

mplo

, en e

l dis

eño d

e l

os

som

bre

ros,

en e

l cort

e d

e los b

igote

s y

en e

l pañuelo

al cuello

en r

eem

pla

zo d

e la c

orb

ata

(V

er

Imágenes 1

0

y 1

1)

lo c

ual aport

a u

na r

ele

ctu

ra n

acio

nal a la iconogra

fía d

el cin

e d

e e

spio

naje

.

Ima

ge

n 1

0

Ima

ge

n 1

1

Cri

st,

19/8

/73:

34

Cri

st,

25/3

/74:

38

Fin

alm

ente

, es

de

resaltar

que

este

sin

cre

tism

o

no

sólo

conju

ga

cara

cte

rizacio

nes

y

deta

lles

pert

enecie

nte

s a

mom

ento

s y

esté

ticas d

ivers

as s

ino q

ue,

más im

po

rtante

aún,

tienden a

cre

ar

una

im

agen

em

ble

mática e

n la c

ual se s

ub

sum

en q

uie

nes e

stá

n a

l m

arg

en d

e la ley (

delin

cuente

s, m

ato

nes,

asaltante

s),

quie

nes t

rabaja

n a

su s

erv

icio

(com

isari

os e

in

specto

res)

y q

uie

nes s

e insert

an

com

o e

mple

ados a

l serv

icio

de c

ualq

uie

r fu

erz

a (

guard

aespald

as,

merc

enari

os,

etc

.).

7 E

n e

l caso d

e F

onta

narr

osa,

esta

s im

ág

en

es n

os r

em

iten in

elu

dib

lem

ente

a s

u f

am

oso p

ers

on

aje

Boog

ie e

l A

ceitoso,

tem

era

rio m

ató

n

a s

ueld

o,

nacid

o e

n las p

ágin

as d

e l

a r

evis

ta H

ort

ensia

con e

l cu

al el hum

orista

paro

dia

ba l

a icon

ogra

fía n

ort

eam

erican

a d

e los a

gente

s

de la C

IA y

los e

spía

s a

su

eld

o

8 D

en

om

inació

n q

ue a

lud

e t

anto

al p

erí

od

o d

e lid

era

zg

o s

indic

al

eje

rcid

o p

or

Aug

usto

Vand

or

a p

rincip

ios d

e l

a d

écad

a d

e 1

96

0 c

om

o

al

estilo

in

tim

idato

rio i

mp

uesto

ento

nces y

cara

cte

rizad

o p

or

la activi

dad d

e “

barr

as b

ravas

” y

mato

nes p

ara

repri

mir a p

ote

ncia

les

ad

vers

ari

os d

entr

o d

el sin

dic

alis

mo (

Jam

es,

200

3:

15

1).

9 A

gra

dezco a

Eliz

ab

eth

Jelin

sus c

om

enta

rios a

l re

sp

ecto

. 1

0 D

el lu

nfa

rdo, fa

nfa

rrón,

oste

nto

so,

vale

ntó

n.

Page 79: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

7

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Ahora

bie

n.

Es l

lam

ativo c

óm

o e

sto

s r

asgo

s e

sté

ticos q

ue p

inta

n u

n p

ers

onaje

duro

, fr

ío,

capaz d

e

agarr

ar

un arm

a en cualq

uie

r m

om

ento

y dis

para

r, van a contr

asta

r am

plia

mente

con la

s situacio

nes

pre

fere

nte

mente

ele

gid

as p

ara

cara

cte

rizarlos,

que s

e b

asa

n e

n su g

ran m

ayorí

a e

n l

a d

egra

dació

n d

el

pers

on

aje

, pro

ducie

ndo u

n i

mport

ante

efe

cto

iró

nic

o.

Alg

unos d

e e

sto

s c

art

oons m

uestr

an,

en e

fecto

, lo

s

avata

res o

casio

nado

s p

or

la incom

patibili

dad e

ntr

e la v

ida p

rofe

sio

nal y la v

ida p

rivada d

e m

uchos d

e e

sto

s

pers

on

aje

s a

quie

ne

s v

em

os r

ecurr

ente

mente

tir

ados e

n e

l div

án d

e u

n p

sic

oanalista

o lid

iando c

on n

ovia

s y

espo

sa

s que nin

gune

an su la

bor.

E

n otr

as ocasio

ne

s,

la degra

dació

n del

pers

onaje

tiene que ver

con

situacio

nes q

ue e

xponen s

us f

ale

ncia

s y

lím

ites a

com

o s

us d

ific

ultades p

ara

resolv

er

los e

ncarg

os m

ás

sencillo

s. E

n s

um

a,

a t

ravés d

e e

sta

s s

ituacio

nes q

ue t

ienden a

degra

dar

y r

idic

ulizar

al

pers

onaje

, vem

os

que e

merg

e u

n e

fecto

gra

cio

so d

e l

a c

ontr

adic

ció

n e

ntr

e s

us f

ale

ncia

s,

torp

ezas y

conflic

tos i

nte

riore

s y

los

rasgo

s f

ísic

os q

ue lo p

inta

n c

om

o u

n h

om

bre

de a

gallas,

frío

, valie

nte

y tem

era

rio.

Rem

inis

cen

cia

s d

el g

rup

o d

e t

are

as

En m

uchos d

e l

os c

art

oons p

rota

goniz

ados p

or

esto

s p

ers

on

aje

s a

pa

recen a

lguno

s e

lem

ento

s q

ue

nos d

an l

a p

auta

de q

ue s

e t

rata

de m

iem

bro

s d

e g

rupos,

con j

era

rquía

s,

códig

os,

modalid

ades d

e a

cció

n

específ

icos.

Para

com

enzar,

hay v

arios c

asos e

n los c

uale

s a

pare

ce la fig

ura

de u

n “

jefe

”, y

a s

ea m

encio

nada e

n

los

diá

logos

de

los

pers

on

aje

s,

ya

se

a

dir

ecta

mente

re

pre

senta

da.

Por

otr

a

part

e,

alg

unos

cart

oons

tem

atizan l

a e

xis

tencia

de v

ínculo

s d

e c

am

ara

derí

a y

fra

tern

idad,

los c

uale

s r

em

iten a

l estilo

mafioso y

suele

n a

pare

cer

tria

ngula

dos p

or

los v

ínculo

s p

rim

arios.

Asim

ism

o,

alg

unos d

e e

sto

s c

art

oons m

uestr

an c

ódig

os d

e c

om

port

am

iento

ante

la t

raic

ión,

que

apare

ce

penada

no

sólo

con

la

intim

idació

n

sin

o

tam

bié

n

con

el

aju

ste

de

cuenta

s

e

inclu

so

el

“aju

sticia

mie

nto

” a l

os d

ela

tore

s o

a l

os q

ue a

ba

ndon

an e

l gru

po.

En c

uanto

al

tipo d

e t

are

as q

ue r

ealizan

esto

s p

ers

onaje

s,

enco

ntr

am

os r

efe

rencia

s,

por

un l

ado,

a q

ue l

os m

ism

os s

e i

nvolu

cra

n e

n d

istinto

s t

ipos

de a

ctivid

ades d

elictivas.

Tra

baja

n,

por

eje

mplo

, com

o a

se

sin

os a

sueld

o,

en l

a e

jecució

n d

e s

ecuestr

os a

em

pre

sari

os,

en

activid

ades

de

contr

abando

y

en

asaltos

varios.

A

pesar

de

que

alg

unas

de

esta

s

refe

rencia

s a

vanzan s

obre

el perí

odo d

icta

tori

al, e

s lla

mativo q

ue la m

ayorí

a d

e e

llas, fu

ndam

enta

lmente

las

que t

ienen q

ue v

er

con l

os s

ecue

str

os y

los a

saltos a

bancos,

transcurr

en f

undam

enta

lmente

en 1

974 y

1975 q

ue e

s,

pre

cis

am

ente

, el perí

odo d

e m

ayor

activid

ad d

e la T

riple

A.

Por

otr

a p

art

e,

es l

lam

ativo q

ue e

sto

s p

ers

on

aje

s a

pare

zcan p

rota

goniz

ando d

ivers

as e

scena

s d

e

intim

idació

n y

repre

sió

n.

Así,

por

eje

mplo

, te

nem

os u

n c

art

oon d

e C

rist

que

muestr

a a

un

gru

po d

e h

om

bre

s

fuert

em

ente

arm

ados q

ue a

punta

n a

un d

espre

venid

o s

eñor

de c

orb

ata

, cam

isa a

rayas a

dvir

tiéndole

: “¡

No

te e

sm

ere

s,

Joe!

¡Es o

tro t

ipo d

e p

aseo e

l que d

are

mos!”

, eje

mplo

que p

are

cerí

a a

ludir

tem

pra

nam

ente

a

Page 80: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

8

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

cie

rtos m

éto

dos i

ntim

idato

rios r

eto

mados y

sis

tem

atizados p

or

la m

eto

dolo

gía

del

terr

orism

o e

sta

tal

(Ver

Imagen 1

3 -

21/0

9/7

3:

54)1

1.

Por

otr

o l

ado,

conta

mos t

am

bié

n c

on u

n c

art

oon d

e F

onta

narr

osa q

ue p

are

ce

esta

r alu

die

ndo a

la “

pesada s

indic

al”

y q

ue m

uestr

a a

un h

om

bre

cara

cte

rizado c

on t

odos l

os e

lem

ento

s

que s

e v

ienen m

encio

nando s

e p

resenta

en u

na e

mpre

sa c

on u

na b

om

ba e

n la m

ano a

nuncia

ndo q

ue v

iene

a “

poner

un c

año

12”

(Ver

Imagen 1

3 -

29/9

/73:

34).

Ima

ge

n 1

3

Cri

st,

21/0

9/7

3:

54

Inclu

so,

es p

osib

le e

ncontr

ar

alg

una r

efe

rencia

que n

os m

uestr

a a

esto

s p

ers

on

aje

s p

roto

típic

os

part

icip

ando d

e s

ituacio

nes d

e a

plicació

n d

e t

orm

ento

s f

ísic

os.

Esto

es p

osib

le d

e a

pre

cia

r en u

n c

art

oon

inquie

tante

de C

rist

que m

uestr

a a

dos h

om

bre

s c

onvers

and

o t

rivia

lmente

mie

ntr

as e

scuchan l

os g

rito

s d

e

una v

íctim

a a

la c

ual se le e

stá

aplic

ando p

icana e

léctr

ica (

Ver

Imagen 1

4 -

7/1

0/7

4:

34).

De m

ato

nes y

fu

erz

as d

e s

eg

uri

dad

. E

l tr

ata

mie

nto

de u

n v

íncu

lo o

cu

ltad

o

Resulta m

uy d

ifíc

il dis

crim

inar

cla

ram

ente

dentr

o d

e e

sta

fig

ura

entr

e e

l m

ató

n d

e u

na b

anda,

el

crim

inal

a sueld

o,

el

merc

enari

o,

el

custo

dio

, el

guard

aesp

ald

as,

el

dete

ctive privado,

el

com

isari

o…

. A

veces e

ncontr

am

os u

na d

iscrim

inació

n e

ntr

e e

l m

ató

n o

guard

aesp

ald

as p

or

un l

ado y

el

agente

secre

to o

inspecto

r por

otr

o,

que e

stá

dada por

el

atu

endo:

traje

a r

allas e

n e

l pri

mer

caso e

im

perm

eable

en e

l

segu

ndo.

Sin

em

barg

o,

tam

bié

n s

e o

bserv

an v

arios e

jem

plo

s e

n l

os c

uale

s e

l im

perm

eable

es u

sado

po

r

guard

ae

spald

as o

mato

nes.

Para

ver

fusió

n d

el

guard

aespald

as y

el

inspecto

r en C

rist

ver

la c

om

enta

da

Imagen 1

4 y

ya a

vanzado e

l perí

odo d

icta

torial la

s Im

ágene

s 1

5 a

17).

11 M

uch

os d

ete

nid

os –

desap

are

cid

os f

uero

n o

blig

ad

os a

salir

en a

uto

móviles p

ert

en

ecie

nte

s a

las f

uerz

as r

epre

siv

as a

“m

arc

ar”

a

com

pañ

ero

s d

e m

ilita

ncia

, es d

ecir

, a s

ala

r g

eog

ráficam

ente

lu

gare

s d

e viv

ien

da y/o

reu

nió

n.

Esta

s vu

eltas en auto

vil

fue

ron

con

ocid

as e

n la jerg

a r

ep

resiv

a c

om

o “

paseos”.

1

2 S

inón

imo d

e b

om

ba.

Page 81: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

9

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Ima

ge

n 1

4

Cri

st,

7/1

0/7

4

Ima

ge

n 1

5

Ima

ge

n 1

6

Ima

ge

n 1

7

Cri

st,

16/1

0/7

9:

48

C

rist,

25/5

/81:

32

C

rist,

22/1

1/8

2:

40

A p

esar

de e

sta

s s

up

erp

osic

iones,

es p

osib

le e

sta

ble

cer

alg

unas m

odalid

ades a

part

ir d

e las c

uale

s

esto

s

cart

oons

trata

n

el

vín

culo

entr

e

las

banda

s

delictivas

y

las

fuerz

as

de

se

guri

dad

separa

ndo

taja

nte

mente

am

bos ám

bito.

Tal

es el

caso,

por

eje

mplo

, de un

cart

oon de C

rist

en el

cual

apare

cen

enfr

enta

dos u

n m

ató

n y

un p

olicía

. E

l m

ató

n lle

va u

n b

razo e

nye

sado y

el yeso t

iene la f

orm

a inconfu

ndib

le

del

conto

rno d

e u

n b

razo e

mpuñando u

n a

rma.

Ante

esa e

vid

encia

, y s

intiéndose i

nte

rpela

do p

or

la f

uerz

a

de la ley,

el pers

onaje

en c

ue

stión p

are

ce t

ener

que e

xcusars

e a

nte

el policía

a q

ue p

robable

mente

éste

ha

vis

to dem

asia

da te

levis

ión y que e

so le

hace so

sp

echar

de cualq

uie

r cosa

sie

ndo

que el

yeso e

s el

resultado d

e u

n “

accid

ente

de t

rabajo

” (1

/12/7

3: 30).

Page 82: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

10

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Sin

em

barg

o,

encontr

am

os o

tra g

ran c

antidad d

e e

jem

plo

s e

n l

os c

uale

s y

a n

o e

s f

ácil

dis

tinguir

entr

e e

l m

ató

n y

las f

uerz

as d

e s

eguri

dad y

en l

os c

uale

s,

inclu

so,

am

bas a

pare

cen f

usio

nados.

En e

ste

caso c

onta

mos,

por

eje

mplo

, con u

n c

art

oon d

e C

rist

en e

l cu

al

un h

om

bre

ata

via

do c

on v

ari

os d

e l

os

ele

mento

s c

lásic

os q

ue c

ara

cte

rizan a

l espía

-mató

n c

onsuela

a o

tro,

que a

pare

ce v

estido c

om

o s

herif

y q

ue

ha s

ido d

espla

zado d

e l

a f

uerz

a p

olicia

l, a

rgum

enta

ndo q

ue n

o s

e t

rata

de s

u “

eficacia

” sin

o d

e “

que h

ay

alg

unos envid

iosos que han em

pe

zado a cuestionar

tu estilo

”, lo

que re

vela

la

hom

onim

ia entr

e esto

s

pers

on

aje

s y

el cuerp

o p

olic

ial (C

rist, 2

1/5

/74: 26

).13

Tam

bié

n e

s p

osib

le o

bserv

ar

alg

unos e

jem

plo

s e

n l

os q

ue l

a f

usió

n i

nvolu

cra

a l

os m

ilita

res.

Para

ello,

conta

mos c

on u

n a

som

bro

so c

art

oon d

e F

onta

na

rrosa q

ue r

epre

senta

a u

n s

uperi

or

dir

igié

ndose a

un

sold

ado q

ue h

a a

trapad

o a

un a

tleta

, ord

enándole

que lo s

uelte p

uesto

que “

es m

arc

his

ta,

no m

arx

ista

”. M

ás

allá de la

poco fr

ecuente

re

fere

ncia

al

marx

ism

o,

lo que e

s de

sta

cable

e

s que

el

jefe

que im

part

e la

s

órd

ene

s

no

está

cara

cte

rizado

com

o

mili

tar

sin

o

que

está

vestido

de

civ

il y

muestr

a

varias

de

las

cara

cte

rísticas p

roto

típic

as d

e la f

igura

del m

ató

n-a

ctivis

ta:

sobre

todo larg

o,

cig

arr

illo e

n los labio

s,

espe

so

s

big

ote

s y

lente

s o

scuro

s.

Por

otr

a p

art

e,

es l

lam

ativo e

l despla

zam

iento

meto

ním

ico d

e l

os l

ente

s o

scuro

s

que a

pare

ce

n t

am

bié

n e

n l

a c

ara

cte

rizació

n d

el

sold

ado,

sugir

iéndose a

tra

vés d

e s

ímbolo

s i

conográ

ficos,

una r

ela

ció

n e

ntr

e los m

iem

bro

s d

e c

ivil

y los m

iem

bro

s u

niform

ados d

e las f

uerz

as a

rmadas (

Ver

imagen 1

8

- 17/3

/74:

43).

Ima

ge

n 1

8

Fo

nta

narr

os

a,

17/3

/74:

43

13 E

s m

uy f

recu

ente

en

los c

art

oo

ns la c

om

bin

ació

n d

e e

lem

en

tos a

na

cró

nic

os e

ntr

e s

í p

or

lo q

ue s

e c

onsid

era

qu

e e

l h

ech

o d

e q

ue e

l m

iem

bro

desp

ed

ido d

e las f

uerz

as d

e s

eguri

dad

esté

cara

cte

rizad

o c

om

o s

heri

f n

o in

valid

a la c

onclu

sió

n.

Page 83: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

11

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Fin

alm

ente

, es posib

le esta

ble

cer

cie

rtos ra

sg

os expre

siv

os en el

rostr

o de m

ilita

res y en su

s

atu

endos q

ue s

e a

sem

eja

n a

los d

el

mató

n:

lente

s o

scuro

s,

a v

eces l

arg

os s

obre

tod

os,

cig

arr

illos,

sim

ilar

actitu

d c

orp

ora

l, e

xpre

sió

n d

e m

alig

nid

ad,

sie

ndo q

ue m

uchas v

eces l

os d

eta

lles d

e l

os u

niform

es m

ilita

r o

policia

l apare

cen p

oco d

eta

llados (

Imagen19).

Ima

ge

n 1

9

Fo

nta

narr

os

a,

1/9

/73:

34

Com

o

sea,

todos

esto

s

pers

onaje

s

qu

e

apare

cen

a

veces

genéri

cam

ente

cara

cte

rizados

o

am

big

uam

ente

difere

ncia

dos

van

a

mostr

ar

un

cic

lo

de

auge

y

decade

ncia

a

lo

larg

o

del

perí

odo

consid

era

do.

Su a

ug

e c

orr

esponde

a l

os ú

ltim

os m

eses d

e 1

973

y p

art

icula

rmente

a l

os a

ños 1

974 y

197

5

que son lo

s año

s de pro

tagonis

mo de l

a l

lam

ada T

riple

A

. E

n cam

bio

, a part

ir del

golp

e de esta

do su

pre

sencia

en lo

s cart

oons ir

á m

enguando y por

otr

o la

do apare

cerá

n alg

uno

s ca

so

s en lo

s cuale

s se

tem

atice s

u c

recie

nte

inactivid

ad h

asta

lle

gar,

en p

leno m

om

ento

de t

ransic

ión d

em

ocrá

tica,

a d

os c

art

oons

de C

rist

que l

os m

uestr

an e

xclu

idos d

el

sis

tem

a y

pe

nsan

do e

str

ate

gia

s p

ara

resguard

ars

e d

el

peso

de l

a

ley.

En a

mbos s

e n

ota

un c

am

bio

esté

tico e

n l

a o

bra

del

hum

orista

: lo

s t

razos s

on m

ás r

ealista

s,

los

pers

on

aje

s

muestr

an

mandíb

ula

s

más

pro

min

ente

s

y

nari

ces

engro

sa

da

s

y

los

recu

adro

s

muestr

an

encuadre

s m

ás e

xpre

siv

os,

con la e

lecció

n d

e á

ng

ulo

s c

ontr

apic

ados y

accio

nes c

uya

conclu

sió

n r

eb

asa e

l

espacio

del pic

togra

ma.

El prim

ero

nos p

erm

ite e

ntr

om

ete

rnos e

n las e

str

ate

gia

s d

e d

os d

e e

sto

s t

em

era

rios

pers

on

aje

s e

n e

l conte

xto

de l

as d

iscusio

ne

s p

or

la a

mnis

tía a

los m

ilita

res,

en d

onde u

no d

e e

llos d

ice a

l

otr

o:

“Mi id

ea e

s f

orm

ar

una o

rganiz

ació

n q

ue n

os a

mp

are

. A

lgo a

com

o a

lcohólic

os a

nónim

os p

ero

qu

e s

e

llam

e «

an

ónim

os» s

ola

mente

” (I

magen 2

1 -

Cri

st,

3/9

/83:

44).

Fin

alm

ente

, el últim

o c

art

oon d

e la s

eri

e,

que

es d

e f

inale

s d

e d

icie

mbre

de 1

983,

muestr

a a

un p

ers

onaje

arm

ado,

con n

egro

s b

igote

s y

ata

via

do d

e c

on

saco y

corb

ata

, que e

stá

saliendo c

on c

ara

de p

reocupació

n d

el

recuadro

del

cart

oon m

ientr

as g

uard

a e

l

Page 84: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

12

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

arm

a y

pie

nsa:

“Se e

stá

term

inando e

l tr

aba

jo.

Voy a

tener

que e

mig

rar.

¿A

guanta

rá e

l país

otr

a f

uga d

e

cere

bro

s?”

(Ver

imagen 2

2 -

Crist, 2

9/1

2/8

3:

56).

Ima

ge

n 2

0

Ima

ge

n 2

1

Fo

nta

narr

os

a.

28/7

/75:

30

Cri

st,

3/9

/83:

44

Las r

ep

resen

tacio

nes d

el h

um

or

grá

fico

bis

a b

is c

on

las d

e l

a l

ínea e

dit

ori

al d

el

Cla

rín

A p

art

ir d

e e

ste

recorr

ido (

y d

el tr

abajo

de s

iste

matizació

n y

análisis

de o

tras t

em

áticas y

pers

onaje

s

que p

or

cue

stiones d

e t

iem

po n

o p

uedo

pre

senta

r en e

sta

oca

sió

n),

podem

os c

onclu

ir q

ue e

l panora

ma q

ue

pin

tan C

rist

y F

onta

narr

osa n

os r

em

ite a

l accio

nar

de b

anda

s d

e d

ere

cha q

ue p

odem

os a

socia

r prim

ero

con

la T

riple

A y

luego c

on g

rupo

s d

e t

are

as v

incula

dos c

on e

l apara

to d

e e

sta

do t

err

ori

sta

asocia

do

s t

anto

co

n

activid

ades r

epre

siv

as c

om

o d

elic

tivas.

Lo q

ue l

lam

a l

a a

tenció

n e

s q

ue e

l accio

nar

de l

os gru

pos político m

ilita

res d

e i

zquie

rda q

ueda

tota

lmente

desdib

uja

do.

Esta

apre

cia

ció

n s

e v

uelv

e m

ás r

ele

vante

si com

para

mos e

sta

s c

on

str

uccio

nes c

on

los p

ronuncia

mie

nto

s d

e la lín

ea e

ditori

al del dia

rio e

n r

ela

ció

n c

on los p

rota

gonis

tas d

e la v

iole

ncia

.

Cie

rtam

ente

, el

conju

nto

de

editori

ale

s

que

ab

ord

a

la

cue

stión

de

la

vio

lencia

re

fiere

pre

fere

nte

mente

, desde 1

974 a

la e

xis

tencia

de u

na g

uerr

a i

nte

rna p

rota

goniz

ada p

or

fuerz

as “

extr

em

ista

s”

“antiarg

entinas”,

“a

gente

s

del

caos”,

lig

adas

al

terr

ori

sm

o

inte

rnacio

nal

trib

uta

ndo,

cla

ram

ente

, de

la

Doctr

ina d

e S

eguri

dad N

acio

nal

y l

os a

rgum

ento

s e

sgrim

idos e

n b

reve p

or

los p

ropio

s m

ilita

res g

olp

ista

s

para

justificar

el

arr

ebato

del

poder

(“F

rente

a l

a p

rovocació

n”,

23/1

/74:

10).

Por

su p

art

e,

la e

xis

tencia

de

gru

pos

para

mili

tare

s

asocia

do

s

con

la

repre

sió

n

y

la

delincuencia

va

a

ser

un

tem

a

rela

tivam

ente

poste

rgado sie

ndo re

cié

n al

pro

media

r el

año 1976 cuando,

se afirm

e que a la

acció

n de la

“g

uerr

illa

subvers

iva”

se s

um

a “

la e

xis

tencia

de a

tenta

dos i

gualm

ente

condenable

s d

ebid

os a

la a

cció

n d

e g

rupos d

e

un s

igno d

iam

etr

alm

ente

opuesto

” (“

Los d

ere

chos h

um

anos”,

16/9

/76:

8.

Basta

rdill

as m

ías).

Page 85: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

13

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Recié

n h

acia

1980,

en

el

marc

o d

el

docum

ento

fin

al

ela

bora

do p

or

la C

om

isió

n I

nte

ram

ericana d

e

Dere

chos H

um

anos,

que d

e un m

odo elíptico la

línea editori

al

volv

erá

a alu

dir a lo

s m

ecanis

mos de

repre

sió

n i

legal

arg

um

enta

ndo q

ue “

resulta t

raslú

cid

o q

ue l

a C

om

isió

n h

ubie

ra q

uerido q

ue e

l pro

ble

ma d

e

la s

ubvers

ión f

uera

abord

ad

o p

or

los c

anale

s d

e l

a re

pre

sió

n o

rdin

ari

a…

” (“

Los d

ere

cho

s h

um

anos y

la

OE

A”,

22/4

/80:1

0.

Las b

asta

rdill

as s

on m

ías).

Com

o p

uede a

pre

cia

rse,

es a

part

ir d

e l

a a

lusió

n a

lo q

ue

la

com

isió

n

inte

rnacio

nal

de

DD

HH

hubie

ra

espera

do

que

se

abre

im

plícitam

ente

la

postu

lació

n

de

la

exis

tencia

de m

ecanis

mos d

e r

epre

sió

n e

xtr

a-o

rdin

ario

s.

Y s

erá

recié

n a

l pro

media

r el año 1

981 q

ue la lín

ea

editorial va d

ecla

rar

explícitam

ente

que e

xis

tiero

n m

ecanis

mos d

e r

epre

sió

n “

ilegítim

os”

acom

pañando e

sta

form

ula

ció

n, adem

ás,

por

un a

bie

rto r

epudio

.

En s

um

a,

podem

os c

onclu

ir q

ue m

ientr

as q

ue l

a v

oz o

ficia

l del

dia

rio h

abla

en s

us e

ditori

ale

s d

e l

a

“subvers

ión”

y d

e l

os a

gente

s d

el

“caos”

ligados a

fuerz

as e

xtr

anje

ras,

los h

um

orista

s v

an c

onstr

uyendo l

a

figura

del activis

ta d

e b

andas a

socia

da

s c

on “

la p

esada”

y r

ela

cio

nadas c

on g

rupos d

e e

xtr

em

a d

ere

cha.

A m

od

o d

e c

ierr

e

Las

gin

as

pre

ced

ente

s

se

han

escri

to

a

part

ir

de

la

hip

óte

sis

de

que

el

hum

or

grá

fico

se

constitu

yó e

n u

n m

edio

privile

gia

do p

ara

la s

edim

enta

ció

n d

e a

lguna

s r

epre

se

nta

cio

nes,

ideas y

valo

res

pro

pio

s d

e la é

poca r

ela

tivos a

la r

epre

sió

n c

landestina y

sus p

rota

gonis

tas.

Asim

ism

o,

se a

firm

an e

n la idea

de q

ue a

sim

ism

o,

encontr

ar

alg

unos inte

rsticio

s p

ara

burl

ar

la c

ensura

y e

l contr

ol dic

tato

rial.

En t

al sentido,

se h

a inte

nta

do d

em

ostr

ar

que,

a d

ifere

ncia

de la lín

ea e

ditorial del dia

rio,

que t

endió

a c

onstr

uir

la i

magen d

el

guerr

illero

subvers

ivo a

socia

do c

on l

as f

uerz

as d

e l

a i

zquie

rda,

los h

um

ori

sta

s

tendie

ron a

enfa

tizar

el

pro

tagonis

mo d

e l

as f

uerz

as d

e l

a e

xtr

em

a d

ere

cha a

socia

das c

on l

a r

epre

sió

n

cla

ndestina e

ile

gal. E

n t

al

sentido,

se h

an a

nalizado l

os m

ecanis

mos d

e c

onstr

ucció

n d

el

pers

onaje

del

activis

ta-m

ató

n-g

uard

aespald

as y

su

s a

rtic

ula

cio

nes r

efe

rencia

les y

meto

ním

icas c

on e

l gru

po d

e t

are

as

asocia

do t

anto

con l

as m

odalidades d

e a

cció

n d

e l

a T

riple

A c

om

o c

on l

os g

rupos q

ue p

art

icip

aro

n e

n l

a

repre

sió

n c

landestina d

ura

nte

la d

icta

dura

mili

tar.

Las com

enta

das re

pre

se

nta

cio

nes,

junto

con la

s otr

as seri

es q

ue com

ponen el

conju

nto

de la

tem

ática d

e l

a v

iole

ncia

rela

tivas a

eje

cucio

nes,

aplic

ació

n d

e t

orm

ento

s f

ísic

os y

apari

ció

n d

e c

adávere

s,

nos p

erm

ite c

uestionar

la e

xte

ndid

a r

epre

senta

ció

n d

e l

a s

ocie

dad a

rgentina c

om

o u

n c

ole

ctivo i

gnora

nte

que la

s m

em

orias hegem

ónic

as han con

str

uid

o ta

n eficazm

ente

. S

in em

barg

o,

esta

s re

fere

ncia

s en el

hum

or

grá

fico d

e C

larí

n n

o n

os p

erm

iten a

firm

ar

que e

xis

tió u

n c

onocim

iento

acabado y

ple

no s

obre

los

crí

menes de la

re

pre

sió

n cla

ndestina.

En to

do caso,

no

s dan la

pauta

de q

ue,

efe

ctivam

ente

, había

indic

ios q

ue d

esbord

aba

n e

l secre

to y

lo o

culto y

que im

pacta

ban e

n l

os im

agin

ari

os c

ole

ctivos a

tra

vés d

e

repre

senta

cio

ne

s s

obre

el horr

or.

Page 86: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

REVIS

TA A

CAD

ÉM

ICA D

E L

A F

ED

ERACIÓ

N

LATIN

OAM

ERIC

AN

A D

E F

AC

ULTAD

ES D

E C

OM

UN

ICACIÓ

N S

OCIA

L

ISSN

: 1995 -

6630

14

DIÁ

LO

GO

S D

E L

A C

OM

UN

ICACIÓ

N,

N°78,

EN

ERO

- J

ULIO

2009

Bib

lio

gra

fía

Getin

o,

Octa

vio

(19

95),

Las ind

ustr

ias c

ultura

les a

rge

ntin

as, B

uen

os A

ires,

Colih

ue.

Jam

es,

Dan

iel

(200

3),

“S

ind

icato

s,

buró

cra

tas y

movili

zació

n”

en D

an

iel

Jam

es (

dir.)

, V

iole

ncia

, pro

scripció

n y

auto

rita

rism

o (

19

55

-

19

76),

Bu

en

os A

ires,

Su

dam

erican

a: 1

17

-167

.

Levín

, F

lore

ncia

(2

00

7),

“P

olit

ics s

een t

hro

ug

h t

he p

rism

of

hu

mor

in t

he A

rgentin

ean

dem

ocra

tic t

ransitio

n o

f 19

73

: L

an

drú

an

d I

an”,

en

In

tern

ation

al Jou

rna

l of C

om

ic A

rt 9

(1):

19

8-2

30.

Levín

, F

lore

ncia

(2

00

8),

“R

ep

resenta

cio

nes s

obre

la v

iole

ncia

a t

ravés d

el

hu

mor

grá

fico e

n l

a A

rgen

tin

a d

e l

os a

ños 7

0.

El

caso d

el

dia

rio C

larí

n”,

en B

oh

osla

vsky,

E.

Fra

nco,

M.

Igle

sia

s,

M y

Lvo

vic

h,

D.

(ed

its.)

, P

rob

lem

as d

e h

isto

ria r

ecie

nte

en e

l C

on

o S

ur,

Bu

en

os A

ires,

Un

ivers

idad N

acio

nal d

e G

en

era

l S

arm

iento

– U

niv

ers

idad N

acio

nal d

e S

an M

art

ín (

en p

rensa).

R

ivera

, Jorg

e (

198

6 d

), “

<<

…U

na c

om

padra

da c

ontr

a e

l te

rror>

>”,

en S

exta

Bie

na

l. 1

00 a

ños d

e h

um

or

e h

isto

rieta

arg

entinos

, M

use

o

Mu

nic

ipal d

e B

ella

s A

rtes “

Dr.

Gen

aro

Pére

z”,

Mun

icip

alid

ad d

e C

órd

ob

a:

78

-81

. S

astu

rain

, Ju

an (

19

87),

“E

l h

um

or

dia

rio:

un

a e

str

ate

gia

de r

eta

gu

ard

ia”,

en R

ivera

, J.

y R

om

an

o,

E.

(com

ps.)

, C

laves d

el

peri

od

ism

o

arg

en

tin

o a

ctu

al, B

uen

os A

ires,

Ed

icio

nes T

ars

o, 1

83

-194.

Sastu

rain

, Ju

an (

19

95),

E

l do

mic

ilio

de la a

ve

ntu

ra.

Bu

en

os A

ires, C

olih

ue.

Ste

imb

erg

, O

scar

(20

01),

“S

obre

alg

un

os t

em

as y

pro

ble

mas d

el

an

ális

is d

el

hu

mor

grá

fico”,

en

Sig

no y

Se

ña

, s/p

, B

uen

os A

ires,

Institu

to d

e L

ing

üís

tica d

e la F

acultad

de F

ilosofí

a y

Letr

as, U

niv

ers

idad d

e B

uen

os A

ires.

S

teim

berg

, O

scar

(199

7),

Leyen

do

his

tori

eta

s. E

stilo

s y

sentid

os e

n u

n “

art

e m

en

or”

, B

uen

os A

ires, N

ueva V

isió

n.

Page 87: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Semana 3 – Los y las protagonistas de la historia

En el transcurso de esta semana nos ocuparemos del problema de “a quiénes estudiamos”. El objeto de la historia está

compuesto en realidad de sujetos. Si bien desde los orígenes de la humanidad los hombres y mujeres han hecho la historia,

no siempre los historiadores han prestado atención a ello. Tanto en la mayoría de los libros de historia como en las clases en

las escuelas han estado por mucho tiempo más presentes los grandes líderes políticos que la gente común, los hombres más

que las mujeres… Al calor de las disputas políticas que atraviesan nuestras sociedades, algunos historiadores han

reflexionado en forma creciente sobre esta cuestión en las últimas décadas.

Las lecturas de esta semana nos muestran las historias de algunos personajes que eran usualmente desatendidos en la

historia escrita predominante. Estos trabajos tratan sobre cómo recuperar colectivos y actores sociales “silenciados” y

también sobre los desafíos que esta empresa conlleva para la historia en general. Este rescate no se ha propuesto sólo en

términos de reivindicación, sino también como un modo de corregir las limitaciones y distorsiones de las visiones históricas

predominantes y de analizar de una manera más profunda las relaciones sociales de dominación o definición de los lugares

que cada uno ocupa en la sociedad y la forma en que se han ido constituyendo y modificando a lo largo del tiempo.

Los invitamos a pensar sobre las diversas formas de analizar la historia y a descubrir a algunos de los sujetos –individuales y

colectivos- que han hecho y hacen cada día la historia.

Page 88: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Lunes

-Sharpe, Jim. "La historia desde abajo". En Burke, Peter. Formas de hacer Historia. Madrid, Alianza, 1993, pp. 38-58.

Miércoles

-Burke, Peter. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona, Crítica, 2005 (2001). “Estereotipos

de los otros”, pp. 155-175.

Jueves

- Barrancos, Dora. “La puñalada de Amelia (o cómo se extinguió la discriminación de las mujeres casadas del servicio

telefónico en Argentina)”. Trabajos y Comunicaciones. Segunda época, 2008, pp. 111-128.

-Andújar, Andrea. “Historia, género y memoria: las mujeres en los cortes de ruta en la Argentina” En A.A.V.V: Historia Oral y

militancia política en México y en Argentina. Universidad de Buenos Aires y Editorial El Colectivo, Buenos Aires, 2008. pp.

92-116.

Page 89: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Sharpe, Jim. "La historia desde abajo". En Burke, Peter. Formas de hacer Historia. Madrid, Alianza.

Con el texto de Sharpe comenzamos el recorrido de los temas de esta semana, que tienen que ver con los “protagonistas de

la historia” y, de modo particular, con aquellos que si bien han estado presentes a través de sus acciones en el pasado, no

han tenido mucho lugar en los libros de historia.

Este artículo es un poco distinto a los que hemos leído en clases anteriores. No trata sobre un tema y un período histórico

particular –por ejemplo, “la publicidad política durante la revolución francesa”, sino de cómo fue surgiendo y tomando

forma un campo de estudios, en este caso, la “historia desde abajo”.

¿De qué trata el texto?

1) Luego de haber leído el texto traten de precisar cuáles son los objetivos generales que se propone el autor.

2) A diferencia de otros textos, el artículo de Sharpe no está dividido en secciones que, más allá del título, nos den pistas de

cuáles son los problemas que va a tratar. Sin embargo, se trata de un texto muy bien ordenado en lo que refiere a cómo

presenta el argumento, es decir, como recorre distintos aspectos y cada uno de ellos va llevando al siguiente.

Traten de identificar cuáles son las distintas secciones en texto. Pueden marcarlas y ponerles títulos que aludan a cuáles son

las preguntas que guían cada una de ellas y cuáles sus contenidos principales. Traten de armar un índice que de cuenta lo

más exhaustivamente posible de los contenidos del texto.

3) El texto destaca, entre otras cuestiones, que quienes intentan reconstruir la historia de “los de abajo” tienen que

enfrentar dos “problemas” fundamentales: el problema de las fuentes y el problema de los conceptos. Estos problemas no

son únicos de los estudios de la historia de “los de abajo”, también podrían presentarse si uno quiere contar la historia de las

élites. Sin embargo, en este caso, parecen presentar algunas particularidades. De alguna manera, se “exacerban”, o bien

presentan dimensiones nuevas. Trataremos entonces de analizarlos con mayor profundidad.

a) Sobre el problema de las fuentes:

Traten de identificar por qué Sharpe dice que aquí hay un problema y qué dice sobre la manera en que intentan resolverlo

los historiadores. Intenten ver si para explicar algunas de estas cuestiones pueden retomar aquello que trabajamos la

semana anterior. ¿Tuvieron que enfrentar este tipo de problemas los historiadores que leímos la semana pasada? ¿Cómo lo

hicieron?

Page 90: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

b) Sobre el problema de los conceptos:

Sharpe sostiene que los conceptos de lo “popular”, en términos más concretos podríamos decir “el pueblo”, son

problemáticos.

Tratemos de identificar por qué son problemáticos, qué cuestiones están implicadas en la elección de estos conceptos, que

ventajas y desventajas tiene cada uno.

Piensen en fenómenos culturales que podrían definirse como “populares”. Armen una lista en la que incluyan fenómenos no

sólo en función de lo que ustedes consideran popular, sino también que otros, en el lenguaje corriente, lo hacen.

Armen una segunda lista de los distintos usos que ustedes registran de la palabra “pueblo”. Pueden incorporar distintas

maneras de conceptualizar ¿qué es el pueblo?: ¿son las masas? ¿es la gente corriente? ¿es una parte de quiénes forman una

sociedad o son todos? ¿Quiénes son parte del pueblo y quienes no en cada una de las definiciones? ¿Cuáles son los criterios

que orientan estas definiciones?

Traten ahora de agrupar y clasificar los contenidos de las listas en función de distintos tipos de definiciones de qué es lo

popular y qué es el pueblo. Luego discutan: ¿Qué ventajas y desventajas les encuentran a cada grupo de definiciones? ¿Qué

definiciones implícitas sobre quienes forman parte del grupo de personas aludidas hay en cada una de las definiciones?

¿Qué tipo de definiciones preferirían ustedes?

Volvamos entonces sobre el problema de los conceptos. Discutan: ¿por qué es importante la discusión sobre los conceptos a

la hora de pensar la historia desde abajo? El teórico cultural Raymond Williams señala que muchas veces las discusiones

sobre los conceptos se complican justamente porque no son sólo discusiones sobre conceptos sino sobre “problemas

sociales”. Traten de precisar qué discusiones sobre problemas sociales aparecieron a través de las discusiones sobre “qué es

el abajo y cómo estudiarlo”, “qué es la cultura popular”, “qué es el pueblo”.

Page 91: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 92: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 93: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 94: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 95: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 96: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 97: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 98: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 99: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 100: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 101: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 102: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 103: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Burke, Peter. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona, Crítica, 2005.

“Estereotipos de los otros” es un capítulo que Burke escribe para su libro Visto y no visto. El uso de la imagen como

documento histórico, donde se propone un estudio de las imágenes a lo largo del tiempo, evidenciando su carácter no

ingenuo en tanto son producto de sociedades en tiempos y lugares específicos.

1) El autor plantea como objeto de su estudio al Otro, “con O mayúscula”. ¿A qué se debe ese énfasis? O bien, ¿por qué el

autor cree necesario realizar esa aclaración?

2) Burke propone -como en una secuencia- los términos imagen, estereotipo y mirada. ¿Cuál es la relación que establece

entre ellos? ¿Qué especificidades tiene cada uno de ellos? ¿Cómo se construye una mirada? ¿Qué miradas distingue? ¿A qué

se deben estas diferenciaciones? ¿Qué aspectos de la historia no ayudan a entender por qué estas miradas muchas veces se

transforman en una “esencia estática”?

3) El autor propone como primer caso de reflexión, la conversión del Otro en monstruoso a partir de lo exótico. ¿Qué

ejemplos del pasado histórico recupera? ¿Dónde identifica lo posiblemente monstruoso en el presente? ¿Cuál es el lugar de

la paradoja en esto?

4) Por otro lado, el autor plantea un acercamiento a lo Oriental -Próximo, Medio, y Lejano- a partir de la noción de

Orientalismo propuesta por Edward Said. ¿Qué estilos se distinguen en la aproximación a Oriente?

5) En los primeros momentos del texto Burke afirma que “mientras los escritores pueden ocultar sus actitudes mentales

detrás de una descripción impersonal, los artistas plásticos se ven obligados por el medio que utilizan a asumir una postura

clara, representando a los individuos de otras culturas o bien iguales o bien distintos a ellos”. (p. 156) ¿Cómo se evidencia

esta afirmación en las fuentes que presenta respecto a la mirada sobre Oriente? Les proponemos escoger alguna de las

fuentes pictóricas que presenta al efecto y reflexionar sobre lo que muestran en estos términos.

6) Por último, Burke discute sobre la existencia de Otro en el propio país. ¿Qué otras matrices cruzan en estos casos la

identificación y diferenciación de otro?

Page 104: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

7) Después de la lectura completa: ¿Cuál es el objetivo del autor en este texto? ¿Qué cuestiones lo habrán inquietado y

condicionado en sus preguntas?

Para discutir:

El libro de Burke se llama Visto y no visto. Les proponemos un juego de lo visto y no visto en relación con este capítulo.

A lo largo del capítulo se evidencia, aun cuando no se explicite como tal, una mirada de historiador. En tanto las miradas

hacia el otro construyen ciertos prejuicios y estereotipos, debiéramos tener cuidado en hacerlos conscientes. ¿Cuáles creen

que son los prejuicios y estereotipos que podemos encontrar en la actualidad? Pueden pensar en ejemplo de otros más

lejanos, pero también de lo que Burke llama el otro en el propio país.

El autor reflexiona al final sobre los límites que, “como testimonio del aspecto que tenían realmente otras culturas o

subculturas, (…) muchas de las imágenes estudiadas en este capítulo no tienen ningún valor”. Sin embargo, también señala

que “lo que sí documentan perfectamente [estas miradas], (…) es un encuentro cultural, y las respuestas dadas a dicho

encuentro por los miembros de una determinada cultura. A un nivel más profundo, esas imágenes quizá nos hablen más que

otra cosa de Occidente.” (p. 175)

La cita sugiere que, en algunos casos, la imágenes de los otros tal vez nos digan más sobre “nosotros” que sobre “los otros”.

Les proponemos elegir una de las imágenes que utiliza Burke para ejemplificar los estereotipos de los Otros: ¿qué puede

decirnos ella de/los sujeto/s que la construye/n? Retomen esta pregunta en relación con alguno de los prejuicios y

estereotipos sobre los otros que señalaron en la pregunta anterior y discutan qué nos pueden decir sobre quienes las

construyen.

Page 105: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Peter Burke

VISTO Y NO VISTO

El uso de la imagen como documento histórico

Traducción de Teófilo de Lozoya

http://www.scribd.com/Insurgencia

Page 106: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VII

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

Los cristianos tienen razón y los paganos yerran.

LA CANCIÓN DE ROLDÁN

Oriente es Oriente y Occidente es Occidente,y nunca se encontrarán.

RUDYARD KIPLlNG

Hace relativamente poco que los especialistas en historia de la cultu­ra se han interesado por la idea del «Otro», con O mayúscula, o qui­zá mejor con A mayúscula, pues fueron los teóricos franceses los quellevaron la iniciativa en el estudio de l'Autre. Quizá resultara más ilus­trativo hablar de las personas distintas de uno mismo en plural y noconvertirlas en una entidad irrdiferenciada, el Otro, pero dado que elproceso de homogeneización es tan habitual, los especialistas en his­toria de la cultura tienen que estudiarlo. Este nuevo interés suyo correen paralelo a la aparición de la preocupación por la identidad cul­tural y los encuentros culturales, un ejemplo más de las numerosaspreocupaciones actuales, como, por ejemplo, el debate en torno al mul­ticulturalismo, que permite a los estudiosos plantear nuevas cuestio­nes acerca del pasado.

En el caso de los grupos que se enfrentan a otras culturas, se pro­ducen una y otra vez dos reacciones contrapuestas. Una es negar o ig­norar la distancia cultural, asimilar a los otros a nosotros o a nuestrosvecinos, mediante la utilización de la analogía, tanto si el empleo deésta es consciente como si es inconsciente. El otro es visto como el re­flejo del yo. Así, por ejemplo, el guerrero musulmán Saladino eravisto por algunos cruzados como un caballero. El descubridor Vascode Gama, cuando entró por primera vez en un templo indio, inter-

Page 107: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

nSTO y KO VISTO

pretó una escultura de los dioses Brahma, Vishnu y Shiva como unaimagen de la Santísima Trinidad (del mismo modo que los chinos in­terpretarían más o menos un siglo después las imágenes de la VirgenMaría como la representación de la diosa budista Kuan Yin). Al en­trar en contacto por primera vez con la cultura japonesa a mediadosdel siglo XVI. el misionero jesuita S. Francisco Javier calificaba al em­perador (que tenía un status social altísimo, pero muy poco poder)de «papa» oriental. Es la analogía lo que hace inteligible lo exótico,lo que lo domestica.

La segunda respuesta habitual es justamente la contraria de la an­terior. Consiste en la invención consciente o inconsciente de otracultura opuesta a la propia. De ese modo, convertimos en «otros» anuestros congéneres. Así, por ejemplo, la Canción de Roldán describíaal Islam como una inversión diabólica del cristianismo, y presentabauna imagen de los musulmanes como adoradores de una trinidadinfernal, compuesta por Apolo, Mahoma y cierto «Termagante». Elhistoriador griego Heródoto presentaba una imagen de la antiguacultura egipcia justamente como la inversión de la griega, y señalabaque en Egipto se escribía de derecha a izquierda, y no de izquierda aderecha, que los hombres se ponían la carga sobre la cabeza y nosobre los hombros, que las mujeres orinaban sentadas, y no de pie, etc.También describía en cierto modo a los persas y a los escitas como laantítesis de los griegos.

En el último párrafo utilizábamos el término «imagen" en el sen­tido de imagen mental, y la prueba de ello nos la ofrecerían los tex­tos. Para recuperar o reconstruir esas imágenes mentales, resulta in­dispensable a todas luces el testimonio de las imágenes visuales, pesea los problemas de interpretación que puedan plantear. Mientrasque los escritores pueden ocultar sus actitudes mentales detrás de unadescripción impersonal, los artistas plásticos se ven obligados por elmedio que utilizan a asumir una postura clara, representando a losindividuos de otras culturas o bien iguales o bien distintos a ellos.

Tenemos dos claros ejemplos del primer proceso descrito ante­riormente, esto es, el de asimilación del otro, y ambos correspondena sendos grabados holandeses del siglo XVII. En uno, aparece un in­dio del Brasil armado con el arco y las flechas clásicas. De ese modo,los indios eran identificarlos con los bárbaros del mundo antiguo,

ESTI-:REOTIPOS DE LOS OTROS

63. Grabado en el que aparece un embajador tibetano con un «rosario», enJean Nieuhof L 'amoossadc de In Comjmgnil' Orientcde des Prooinces Unies I1tTI Tem­pereur de ía Chine... (Leyden:J. De Meurs, 1663).

más familiares para el artista y su público que los pueblos originariosde las Américas. En el otro grabado, que ilustra un informe de unaembajada de la Compañía Holandesa Oriental de Indias a China,aparece un lama tibetano representado como un cura católico, y lasarta de cuentas que utiliza para rezar tienen todo el aspecto de unrosario (Fig. 65). El texto que lo acompaña va más allá en esa asimi­lación, y la versión inglesa dice que el sombrero del lama «es como elele un cardenal, con alas anchas", mientras que la versión francesa,dirigida a un público católico, compara también las mangas anchasdel hábito del lama con las de un franciscano, y su «rosario» con el delos dominicos y franciscanos. El sombrero representado en el gra­bado, dicho sea de paso, es distinto del tocado puntiagudo tradicio­nal de los lamas, que un viajero italiano de comienzos del siglo XVIII,

en otro intento de asimilar lo desconocido a lo conocido, comparabacon la mitra de un obispo. A diferencia de otras imágenes de culturaslejanas ilustradas aquí (d. por ejemplo Fig. 3), da la impresión deque el grabado se basa en el texto escrito y no en los dibujos hechosdel natural.

Page 108: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y NO VISTO

En otras palabras, cuando se produce un encuentro entre culturasdistintas, lo más probable es que las imágenes que una hace de otrasean estereotipadas. El término «estereotipo» (originalmente la plan­cha a partir de la cual se grababa una estampa), al igual que la pa­labra clisé (término utilizado originariamente en francés para de­signar dicha plancha) constituye un recordatorio muy eficaz de losvínculos existentes entre imagen visual e imagen mental. El estereo­tipo puede no ser completamente falso, pero a menudo exagera de­terminados elementos de la realidad y omite otros. El estereotipo pue­de ser más o menos cruel, más o menos violento, pero, en cualquiercaso, carece necesariamente de matices, pues el mismo modelo seaplica a situaciones culturales que difieren considerablemente unasde otras. Se ha observado, por ejemplo, que las imágenes europeasde los indios americanos eran a menudo compuestas, utilizando ras­gos de indios de otras regiones para crear una imagen global simple.

Resulta dificil analizar esas imágenes sin utilizar el concepto de«mirada», término nuevo tomado del psicoanalista francés JacquesLacan (19°1-1981), para designar lo que antes se habría llamado«punto de vista». Tanto si nos referimos a las intenciones de los artis­tas como a la forma en que distintos grupos de espectadores miran laobra de éstos, resulta conveniente pensar en términos, por ejemplo,de mirada occidental, mirada científica, mirada colonial, mirada tu­

rística o mirada de hombre (vid. in/m pp. 171 ss.). 1 La mirada a me­nudo expresa una actitud mental de la que el espectador puede noser consciente, tanto si sobre el otro se proyectan odios, como temo­res o deseos. La interpretación psicoanalitica de las imágenes -mé­todo que estudiaremos con más detalle en el Capítulo X- tiene enlas imágenes de los extraños, tanto en el propio país como fuera deél, uno de los apoyos más fuertes.

Algunos de esos estereotipos son positivos, como en el caso del«salvaje noble», expresión usada en 1672 por el poeta y dramaturgoinglésJohn Dryden. Se trataba de una imagen clásica, resucitada du­rante el siglo XVI y desarrollada al mismo tiempo que la contraria, esdecir, la del caníbaL Las imágenes, entre ellas las xilografías incluidasen la Historia de un viaje al Brasil (1578), del misionero protestantefrancés Jean de Léry, se encargarían de ilustrar este concepto. El mo­mento culminante de la idea del salvaje noble sería el siglo XVIII. Fue

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

en esta época cuando, por ejemplo, empezó a pensarse que la cul­tura de Tahití era una reliquia de la Edad de Oro. En particular loshabitantes de la Patagonia y de la Polinesia fueron vistos por los via­jeros europeos a través del prisma de la tradición clásica como «ejem­plares modernos de la vida austera y virtuosa que llevaban en laépoca clásica pueblos tales como los espartanos o los escitas»."

Por desgracia, la mayoría de los estereotipos de los otros -elde los judíos según los gentiles, los musulmanes según los cristianos,los negros según los blancos, la gente de pueblo según la gente deciudad, los militares según los civiles, las mujeres según los hom­bres, etc.- han sido y son hostiles y despectivos o, en el mejor de loscasos, condescendientes. Un psicólogo probablemente se fijaría en eltemor que se oculta tras el odio y también en la proyección incons­ciente sobre el otro de los aspectos más indeseables de la propia per­sonalidad.

Tal vez por ese motivo los estereotipos toman a menudo la formade inversión de la imagen de sí mismo que tiene el espectador. Losestereotipos más crueles se basan en la simple presunción de que'<nosotros» somos humanos o civilizados, mientras que «ellos» apenasse diferencian de animales tales como el perro o el cerdo, con losque a menudo se les compara, no sólo en las lenguas europeas, sinotambién en árabe)' en chino. De ese modo los otros se convierten en"el Otro". Se convierten en seres exóticos, distantes de uno mismo.Incluso pueden ser convertidos en monstruos.

LAS RAZAS MONSTRUOSAS

El ejemplo clásico -por ser típico y por ser de raigambre clásica­de este proceso es el de las llamadas «razas monstruosas», que, segúncreían los griegos, habitaban en lugares remotos tales como la India,Etiopía o el Carai." Entre esas razas estaban los «cinocéfalos», ti hom­bres con cabeza de perro; los «blemias», que no tenían cabeza; los-esciópodos», que sólo tenían una pierna; los «antropófagos» o ca­níbales; los «pigmeos»; las "amazonas», esto es, la raza de mujeresguerreras que tenían un solo pecho, etc. La Historia natural del escri­tor romano Plinio el Viejo transmitió estos estereotipos a la Edad Me-

Page 109: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y NO VISTO

dia y de ahí llegaron hasta nosotros. Por ejemplo, la alusión que apa­rece en Otelo a los hombres «cuyas cabezas crecen por debajo de loshombros" se refiere claramente a los blemias.

Las razas monstruosas quizá fueran inventadas para ilustrar lasteorías en torno a la influencia del clima, dándose por supuesto quelas gentes que viven en lugares demasiado fríos o demasiado caluro­sos no pueden ser plenamente humanas." No obstante, tal vez resulteilustrativo considerar esas imágenes no sólo una pura invención, sinoun ejemplo de la percepción distorsionada y estereotipada de las sa-

o cicdades lejanas. Al fin y al cabo, todavía existen los pigmeos y al­gunos pueblos comen carne humana en determinadas ocasiones.Cuando la India y Etiopía comenzaron a ser más familiares para loseuropeos a lo largo de los siglos xv YXVI, Yno pudieron encontrarseen ellas blcmias, amazonas ni esciópodos, los estereotipos fueron si­tuados en el Nuevo Mundo. Por ejemplo, el río Amazonas lleva estenombre porque se creía que en él vivían las amazonas. Los pueblosremotos se consideraban monstruosos tanto moral como físicamen­te, como ocurría con los caníbales que se creía que vivían en Brasil,África central y otras regiones.:~

Para una imagen de canibalismo, que expresa vividamente ese es­tereotipo y sin duda contribuyó a su difusión, podemos recurrir auna famosa xilografía que circulaba por Alemania unos seis años des­pués de que los portugueses desembarcaran por primera vez en Bra­sil en 1500 (Fig. 66). En el centro de la estampa vemos fragmentosde un cuerpo humano mutilado colgando de un árbol, mientras queel salvaje situado en el extremo izquierdo devora el brazo de un hom­bre. Este ejemplo arroja bastante luz sobre el proceso de creación delestereotipo. La afirmación que realiza no es exactamente falsa. Al­gunos indios del Brasil, por ejemplo los varones adultos de la tributupinambá, cuyas costumbres fueron descritas detalladamente Pv"algunos viajeros europeos a finales del siglo XVI, comían carne hu­mana, concretamente la de sus enemigos, en determinadas ocasio­nes rituales. Pero el grabado da la impresión falsa de que la carne hu­mana era el alimento cotidiano de todos )0,'1, indios, y contribuyó adefinir como «caníbales» a los habitantes de todo un continente. Eneste sentido contribuyó a la creación de lo que ha dado en llamarseel "mito del caníbal», esto es, el proceso en virtud del cual una cul-

160

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

66. «La isla y el pueblo que fueron descubiertos por el rev cristiano de Portu­g-alo sus súbditos», xilografía alemana en la que aparecen representados unoscaníbales brasileños, ca. 1505. Bayerische Staatsbibliothek, Múnich.

rufa (no siempre la occidental) deshumaniza a otra afirmando quesus miembros se comen a la gente.

Hoy día al lector le costará trabajo tomarse en serio la idea de lasrazas monstruosas, reconocer que nuestros antepasados creían en suexistencia o al menos en la posibilidad de su existencia en algún lu­gar. Ese escepticismo resulta hasta cierto pun to paradójico. si tene­rnos en cuenta las numerosas imágenes de extraterrestres que circu­lan, y a las que podríamos considerar el desplazamiento último delestereotipo de Plinio. Al margen de eso, seguimos viendo a los gru­pos humanos culturalmente alejados de nosotros de forma estereoti­pada. Un ejemplo evidente de ello sería el del «terrorista», términoque habitualmente evoca una imagen de violencia extrema e irracio­nal. Si esos «terroristas» -irlandeses, palestinos, kurdos, etc.- soncalificados de «guerrilleros», recuperan su rostro humano y de pasoUnos motivos, por no decir unos ideales, inteligibles. A consecuen­cia de la decadencia de la figura del «otro» como comunista tras lacaída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética, se

Page 110: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y NO VISTO

han popularizado especialmente a través del cine, sobre todo du­rante los años noventa, las imágenes de terroristas musulmanes. El«terrorismo" se asocia con otros términos peyorativos igualmentemal definidos, tales como los de «fanatismo», «extremismo» y másrecientemente «fundamentalismo». Esas imágenes hostiles del Islam serelacionan con lo que a menudo se llama mentalidad «orientalista».

ORIENTALI5MO

Durante los últimos veinte años del siglo xx, el término «orientalis­mo", palabra otrora neutra utilizada para designar los estudios de losespecialistas occidentales en las culturas del Oriente Próximo, Medio

o hE b O dy Lejano, se ha convertido en un concepto peyorativo. se ca,~ 10. esignificado se debe en buena medida a un solo hombre, el cnuco h~e­

rario Edward Said, y a su libro Orientalism. aparecido en 1978. Sal~definía el orientalismo a su estilo como «la institución colectiva desti­nada a estudiar el Oriente» que se desarrolló en los países occiden­tales a partir de finales del siglo XVIII. Por otra parte, se refería a éldiciendo que era un «discurso», o (citando al historiador británicoVictor Kiernan) «el espejismo colectivo de Oriente que tiene Euro­pa», o «un estilo occidental de dominar. .. el Oriente» frente al cual

se definía el propio Occidente.'Said trabajó con textos, tras decidir que no iba a estudiar los este­

reotipos culturales de lo que él llamaba «el cuadro de género oriental»,pero sus ideas pueden utilizarse -y así lo han sido-- para analizar.la:'pinturas sobre el Oriente Medio realizadas por ]ean-Auguste-Dom~m­que Ingres (1780-1867), Théodcre Géricault (l791-1824),]ean-Leon

Gérome (1824-19°4), YDelacroix, así como por otros artistas ingleses,alemanes, italianos y españoles." No resultaría dificil reunir un númerosustancioso de pinturas occidentales sobre temas relacionados con elOriente Medio, que están llenas de estereotipos y cuyo interés se centraprincipalmente en el sexo, la crueldad, la ociosidad y el «lujo oriental»:harenes, baños, odaliscas, esclavos, etc. La Odalisca con esclava de Ingres(Fig. 67) es un exponente bastante típico de este género, al dar al es­pectador occidental la sensación de que entra en un harén y c~ntem­

pla de ese modo los secretos más íntimos de una cultura extrana.

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

67- Jean·Auguste-Dominique Ingrcs. Odalisca ron esclava, 1839/4°, óleo sobrelienzo montado sobre un panel. Fogg Art Museum, C...ambridge, MA.

Esas imágenes visuales ilustran los estereotipos literarios de Orienteque tenían los occidentales, tales como las Cartas pn-sas (1721) deMontesquieu, o cuando menos, corren paralelas a ellos. De hecho sa­bemos que algunos artistas recurrieron a la literatura para familia­rizarse con el «color local», como hizo Ingres al recurrir a las cartasescritas en el siglo XVIII por Lady Mary Wortley Montagu desde Es­tamhul. Ingres transcribió algunas cartas, entre ellas el pasaje en elque Lady Mary cuenta su visita a unos baños turcos, como prepara­ción para la ejecución de su cuadro Rain TUTe (d';62-t863)Y

Las forograñas de escenas de la vida del Oriente Medio tomadas enlos siglos XIX y xx por europeos y destinadas a un público europeocontribuirían a perpetuar esos estereotipos. JO Lo mismo ocurrió conlas películas, sobre todo El caíd (192 I ), cuyo protagonista, AhmedBe-n Hassan, era interpretado por el actor ítalo-americano RodolfoValentino, como si para el público WASP (vblanco-anglosajón-pro­testan te»] de América todos los hombres de tez cetrina fueran in­tercambiables. La larga vida de los estereotipos y su proliferaciónindican que esos ejemplos de fantasía colectiva o de «imaginario co­lectivo» respondían a los deseos voyeuristas de los espectadores.

Page 111: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y Ka VISTO

En los párrafos anteriores hemos intentado demostrar que un es­tudio de las imágenes del Oriente Medio realizado por occidentalesen los términos planteados por Said resulta de hecho muy ilustrativo.No obstante, dicho planteamiento arroja tantas luces como sombras.Las actitudes mentales de Occidente hacia «el Oriente» no eran másmonolíticas que el propio Oriente, sino que variaban según el artistay el género. Delacroix y Géricault, por ejemplo, mostraron su entu­siasmo por las culturas del Norte de África. Las distinciones se im­ponen. Para complicar aún más la cuestión, podríamos encontrarindividuos a los que cabría calificar de «orientalistas orientales". Elpropietario del Bain TUTe de logres fue el diplomático otomano KhalilBey, mientras que Hamdi Bey (1842-1910), artista turco que estudióen PaIÍs con Céróme. pintó escenas de su propia cultura al estilo oc­cidental. Daría la impresión de que la modernización del ImperioOtomano exigía verlo a través de unos ojos occidentales o, en todocaso, occidentalizantes.

Otra distinción importante que debemos establecer sería la queexiste entre el estilo «romántico» exotizante y el que ha dado en llamar­se estilo «documental», «de reportaje- o «etnográfico», que pode­mos encontrar en algunos pintores decimonónicos de escenas típicasdel Oriente Medio, y también en otras obras de época anterior, comolas que realizaron John ""hite en Virginia (cf Fig. 3) oJohn wcbbcr(1752-1798) en el Pacífico; este último fue elegido por el capitánCook para que 10 acompañara en su tercer viaje con el fin de «pre­servar y mostrar» imágenes "de las escenas más memorables de nues­tras transacciones». Entre los ejemplos de este estilo etnográfico,equivalente del «estilo testimonio ocular» estudiado anteriormente(cf Introducción) cabría citar las Dos mujeres sentadas de Delacroix(Fig. 1), el dibujo del sultán otomano camino de la mezquita (Fig. 2),

del artista-reportero francés Constantin Ouvs (1802-1892), Y la Es­cena callejera de Dmnasco (Fig. 68) de Alberto Pasini (1820-1899), enla que aparecen hombres a caballo, vendedores callejeros, figurascon velos y turbantes, y una casa impresionante, a través de las celo­sías de cuyas ventanas las mujeres podían contemplar el exterior sinque nadie las viera. 11

Incluso escenas como éstas, a pesar del enorme «efecto realidad»que poseen, deben ser utilizadas con mucho cuidado, lo mismo que

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

68. Alberto Pasini, Escena callejera, Damasco. óleo sobre lienzo. Museum uf Art.Philadclphia.

las fotografías de época posterior, como testimonio de la vida socialen el mundo islámico del siglo XIX. Los pintores recurrían en mu­chas ocasiones a modelos judías, porque las mujeres musulmanaseran inaccesibles. Unas veces lo reconocían, como ocurre en Boda ju­día en Marruecos (otra obra de Delacroix), pero otras no. La identi­ciad de las Dos mujeres sentadas ha sido discutida con frecuencia. Quizásean judías, pero los detalles de sus vestidos indican que se trata real­mente de mujeres musulmanas, confirmando la tradición según lacual un amigo francés del artista, cierto ingeniero que trabajaba enel puerto de Argel, convenció a un miembro de su equipo de quepermitiera a Delacroix pintar a sus mujeres del natural. 12 Otro pro­blema de las imágenes documentales es que centran su atención enlo típico a expensas de lo individual. Lo que se considera típico deuna determinada cultura puede ser fruto de años de observación,pero también puede ser fruto de una lectura precipitada o de unmero prejuicio.

Lo que Said bautizó o rebautizó con el nombre de «orientalismo»constituye un caso específico de un fenómeno mucho más amplio, asaber, la percepción estereotipada de una cultura por otra, o de losindividuos de una cultura por los individuos de otra. Las imágenesdel sur de Europa realizadas por artistas del norte del continente, so­bre todo las de España e Italia, no muy distintas -sobre todo cuando

Page 112: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y NO VISTO

se sitúan en Andalucía o Sicilia- de las de Oriente, podrían llamarseejemplos de «met-idionalisrno». Las imágenes del remoto norte deEuropa, por ejemplo de Laponia o Finlandia, podrían llamarse «bo­realismo». Las imágenes europeas de África se desarrollaron enparalelo a las de Oriente. En América del Sur y del Norte los artistasrepresentaban a los esclavos negros de una manera más o menos es­tereotipada.

Entre las representaciones de afroamericanos que muestran unamayor simpatía hacia este grupo, estaría la serie de obras pintadaspor Easrman johnson (1824-1906), originario del norte de los Esta­dos Unidos ---concretamente de Maine- y partidario de la aboliciónde la esclavitud. Su trabajo más famoso sobre este tema, Vida de los ne­gros en el Sur, fue pintado en 1859, poco antes del estallido de laGuerra Civil Americana. Esta escena de los esclavos descansando des­pués del trabajo -un hombre toca el banjo, las madres juegan consus hijos, un hombre joven corteja a una linda muchacha- fue cali­ficada en su época de equivalente pictórico de La cabaña del Tío Tom(la novela de Harriet Beecher Stowe había aparecido siete años antes,en 1852). Se dijo de ella en tono laudatorio que era una representa­ción auténtica de «los afectos, el humor, la paciencia y la serenidadque redimen de la brutalidad y la ferocidad a los africanos civiliza-

E:STEREOTIPOS DI': LOS OTROS

,o. Polvera con imagen japonesa de unos portugueses, siglo XVI. Museu Na­cional de Arte Amiga, Lisboa.

(23)1

1Il1"',U&1

•~JIal•

69. Xilografía de un monstruo, en WuRonchen, Shan-Haj-jing, Guang Zhu.

166

dos, aunque sojuzgados». Más recientemente las imágenes de losafroarncricanos pintados porJohnson han sido calificadas de «no es­tereotipadas». No obstante la Vida de los negros en el Sur está llena deposturas y elementos típicos -el banjo, por ejemplo-c. asociadoscon los esclavos. Yo preferiría decir que los personajes están estereo­tipados de un modo relativamente amable y afectuoso. '3

Las imágenes de los europeos concebidos como «el otro" realiza­rlas por autores no europeos ofrecen también un testimonio elo­cuente de estereotipo cultural. Al igual que los europeos, los chinostenían visiones de razas monstruosas, como indican algunas xilogra­fías del siglo XVII (Fig. 69), entre ellas la de una figura que se pareceincreíblemente a los blemias clásicos (¿se trata de un caso de difu­sión cultural o de una invención independiente?). Una botellita ja­ponesa del siglo XVI (Fig. 70), lo mismo que varios biombos pintadosrealizados algunos años más tarde, muestra a unos portugueses con

Page 113: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO V 1\0 VISTO

7 l. Plancha nigeriana (Benin) de bronce con dos portugueses del sig-Io xvr.Colección particular. -

unos greguescos hinchados como globos, circunstancia que da a en­tender que las ropas de los europeos c--al igual que sus grandes nari­ces- eran consideradas particularmente exóticas. Las imágenes delos portugueses realizadas por africanos plantean las mismas cuestio­nes (Fig. 71). En este sentido podríamos hablar de un «occidentalis­mo». aunque nunca llegó a ser lo que Said llamaba una «institucióncolectiva» al servicio de un dominio político y económico. q

En Occidente, la xenofobia se ha expresado a menudo a través deimágenes que presentan a los individuos de otras naciones comomonstruos o personajes casi monstruosos. La gracia de La Puerta deCaíais de Hogarth (ca. 1748), por ejemplo, se basa en la tradición delos estereotipos de los franceses que habían creado los ingleses. Losfranceses miserables recuerdan al espectador que en la mente delos británicos la pobreza y la monarquía absoluta estaban estrecha-

168

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

nro FUReES.

72. John Tennicl, «nos fuerzas", viñeta del Punrh, 29 de octubre de lSS r .

mente relacionadas, mientras que el orondo fraile que mira sonríen­

~e hacia la comida, con la mano gordezuela en el pecho, evoca laImagen .negativa del papismo y de lo que los intelectuales protestan­tes del siglo XVIII solían llamar la «clerigalla».

I ~~)r otra partc: en las caricaturas inglesas y americanas del siglo XIX,

os ~lla~deses.~ohan ser representados con rasgos simiescos o, segúnla ciencia-ficción de la época, como una especie de nuevo Frankens-

169

Page 114: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y NO VISTO

tein, un monstruo traído al mundo por los británicos, que ahora losamenazaba. En cierto modo esas imágenes recuerdan la tradición depersonificar la rebelión o el desorden (uno de los irlandeses simies­cos dibujados por el caricaturista John Tenniel en la Figura 72 llevaen el sombrero un letrero que dice -Anarquía-). En cualquier caso,su fuerza xenófoba resulta inequívoca. l

:;

EL OTRO EN EL PROPIO PAís

En el seno de una determinada cultura se produce un proceso de dis­tinción v distanciamiento análogo. Muchas veces los varones se handefinid~a sí mismos en contraposición con la imagen que tenían de lasmujeres (sosteniendo, por ejemplo, que «los hombres no lloran'».Los jóvenes se definen a sí mismos en contraposición con los viejos,la clase media en contraposición con la clase trabajadora, o el norte(ya sea en Gran Bretaña, en Francia o en Italia) en contraposicióncon el sur. Esas distinciones son encarnadas en imágenes, de suerteque quizá convenga hablar, por ejemplo, de la «mirada masculina» ode la «mirada urbana». Algunos artistas se especializaron en producirimágenes del Otro, como David Teniers el Joven, que pintó brujas,campesinos y alquimistas, otro de los blancos favoritos de los pactassatíricos de la época. 10

Esas distinciones se hacen visibles sobre todo en imágenes po­lémicas, desde el punto de yi~ta religioso o político, pero no existeuna línea divisoria clara entre caricatura polémica y distorsión in­consciente, pues el caricaturista apela a prejuicios ya existentes altiempo que los refuerza. Podríamos ilustrar esta tesis con las repre­sentaciones de los judíos que aparecen en los cuadros y estampasproducidos en Alemania y otros países a partir de la Edad Media(como la cultura hebrea es anti-icónica, normalmente no es posiblecomparar esas representaciones con las imágenes de los judíos reali­zadas por ellos mismos o con las imágenes judías de los gentiles). Unestudio reciente de la historiadora americana Ruth Mellinkoff señalaque los judíos fueron convertidos en «el otro» en el arte medieval.Por ejemplo, eran representados vestidos de amarillo, con sombrerosde pico o acabados en punta y haciendo gestos vulgares, como, por

l7°

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

ejemplo, sacando la lengua. A menudo son presentados como serespróximos al demonio, tanto fisica como moralmente. Su carácter in­frahumano era demostrado a los espectadores mediante su asocia­ción con los cerdos en la imagen recurrente de laJudensau.l7

Algunas de esas asociaciones aparecen también en otros contex­tos. En las caricaturas realizadas durante la Revolución Francesa, porejemplo, el rey Luis XVI era representado a veces como un cerdo.También tienen un aspecto porcino los capitalistas gordos y malva­dos de los cuadros de Georg Grosz (1893-1959), por ejemplo, o deDiego Rivera. Podemos ver distorsiones menos crueles y quizá menosconscientes en muchas imágenes de mujeres -fruto de la miradamasculina-, que las representan como seres extraños, repulsivos unasveces y seductores otras. Las imágenes de prostitutas constituyen elejemplo más obvio de estereotipo alienizante. Al pensar en el aspec­to seductor, enseguida le viene a uno a la cabeza el nombre de Ma­net, cuya famosa Olympia evoca a todas luces la imagen de las odalis­cas de Oriente. En el lado opuesto tendríamos a Edgar Degas( 1834- 19 17), cuyas imágenes, que subrayan los rasgos menos atracti­vos de la mujer, han sido calificadas de «brutales y brutalizanres», o aGrosz, que caricaturizaba a las mujeres de ciudad presentándolascomo arpías rapaces."

Un caso todavía más extremo de «alterización» de la mujer porparte del varón es la imagen de la bruja, habitualmente fea, y a me­nudo asociada con animales tales como la cabra o el gato, y con eldiablo. Por ejemplo, una xilografía del artista alemán Hans BaldungOrlen representa a la bruja como una mujer desnuda volando a lo­mos de una cabra. Durante los siglos XVI y XVII, las brujas empezarona ser representadas cada vez Con más frecuencia cocinando o comiéndo­se niños. Esta misma acusación aparece también en textos de la época,pero la introducción de este cambio en la imagen visual de la brujaquizá fuera fruto en parte de lo que podríamos llamar una «contami­nación» de las imágenes de caníbales del Brasil y otros países analiza­das anteriormente. Las imágenes literarias y visuales se desarrollan aveces independiente o semi-independientemente unas de otras. Lametamorfosis final de la bruja, acontecida a lo largo de los siglos XVIII

y XIX, fue su transformación en una arpía tocada con un sombreropuntiagudo y una escoba (Fig. 73), rodeada de pequeños diablos,

Page 115: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y NO VISTO

73. Xilografía de comienzos del siglo XIX con bruja.

figura que ha perdurado hasta la actualidad en la imaginación po­pular. 19

Como en el caso de la acusación de que se comían niños lanzadacontra judíos y brujas, el sombrero puntiagudo que aparece en estegrabado, al igual que la nariz aguileña de la mujer, constituyen unaprueba de la movilidad de los estereotipos. El sombrero quizá noevoque en la actualidad la figura del judío, pero en otro tiempo asíera. Entre los testimonios en favor de esta afirmación está la ley pro­mulgada en Buda en 1421, según la cual ninguna persona que fueradetenida por primera vez acusada de brujería estaba obligada a apa­recer en público con el llamado «sombrero judío». En la España decomienzos de la Edad Moderna, los herejes encarcelados por la In­quisición eran obligados a llevar este tipo de sombrero. La confusiónentre judíos y brujas es muy reveladora, y constituye una prueba de laexistencia de una idea general del Otro y de lo que se ha llamado«un código visual general de expresión de lo infrahumano».": Ladeshumanización es sin duda alguna el punto de asociación de otrosgrupos con animales -monos, cerdos, cabras o gatos- a través delas imágenes o también de los insultos verbales.

172

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

EL CAMPESINO GROTESCO

Para ver un nuevo ejemplo de estudio singularizado de imágenes delotro en el propio país nos ruaremos en las representaciones urbanasde los habitantes de las zonas rurales. A partir del siglo XII, pastores ylabradores aparecerían en las imágenes occidentales representadosde manera grotesca, diferenciándose así con toda claridad de las per­sonas de status superior que las contemplaran. En las páginas delfamoso Salterio Luttrell podemos ver algunos vívidos ejemplos corres­pondientes a la Inglaterra del siglo XIV. La divulgación de esas repre­sentaciones negativas de los campesinos durante los siglos xv YXVI,

en las que aparecen con figuras bajitas y regordetas y haciendo gestos\~ulgares, indica que la distancia cultural entre la ciudad y el campofue aumentando de la mano de la urbanizacton."

Entre las imágenes más memorables de este estilo están los cua­dros de Pie ter Brueghel el Viejo, hombre de ciudad y amigo de hu­manistas, que, según todos los indicios, deberían considerarse unaaportación a la tradición de la sátira urbana." El famoso Banquete de

bodas (.Fig. 74) puede parecer a primera vista un ejemplo de «artede la descripción» (cf. Capítulo V), pero unos cuantos pequeños de­talles sugieren que se trata de una obra de carácter cómico o satí­rico. Fijémonos, por ejemplo, en el niño que aparece en primerplano, que lleva una gorra más grande de lo que le corresponde; enel hombre situado al fondo de la mesa y que hunde su cara en una [a­ITa de vino; y quizá en el hombre que lleva los platos, con una cu­chara prendida del sombrero (probablemente un signo dt' vulgan­dad en el siglo XVI, como lo era hasta hace una generación en GranBretaña el hecho de ponerse el lápiz detrás de la oreja). La tradicióncómica siguió viva hasta el siglo xvu en las imágenes de ferias VI ·1 d ..)~1I es e campesinos en las tabernas, en las que podemos verlos be-

1)ie,ndo. vomitando y peleándose. Sería un error intentar homoge­ucrznr una tradición que daba cabida a las variantes individuales.Como ha dicho un crítico, «los cuadros de Adriaen Brouwer v las(.J!nas posteriores de Adriaen van Ostade presentan imágenes muy di­ferentes de los campesinos: para uno son rudos e incivilizados, parael otro gente próspera y estúpidamente satisfecha de sí misma». 2:1 No

Page 116: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

VISTO Y NO VISTO

• Píeter Breughcl el Viejo, Banquete de bodas, en. 1566, óleo sobre lienzo.,1· ~. -KunsthislOrisches Museum , Viena.

obstante, la tradición plástica negativa era muy fuerte y estaba muy

extendida. . . .Durante los siglos XVIII YxIX, esa tradición fue sustituida paulati..

tr El ampesino -como el «salvaje-e-e- fue ennoble-namente por o a. e . .cido o idealizado (vid. supra). Por otra parte, corno ocur~lera con ~.gunos pintores «orientalistas» (supra), la mirada del ar-tista no senaidealizante ni grotesca, sino etnográfica, interesada ~~ la reproduc­ción fIdedigna de trajes y costumbres (el término utilizado en. esp~~ I para designar este tipo de pintura o literatura es costumbrista).

~: mirada etnográfica puede reconocerse también en muchas foto­grafías de obreros, criminales y dementes de los si.glos. XIX y xx, aun­que generalmente son menos objetivas y menos Cle~uficasde lo quecreían sus autores. Éstos -c-individuos de clase media que fotografia­ban obreros, policías que hacían fotos de delincue~tes, o personascuerdas que retratahan a locos- generalmente se.fuab~n ~o~re todoen lo que consideraban típico, reduciendo a los sujetos [ndividuales a

ESTEREOTIPOS DE LOS OTROS

la categoría de espécimenes de tipos dignos de ser incluidos en un ál­hum, como si fueran mariposas. Lo que hicieron fue lo que SanderGilman llama «imágenes de la diferencia-r" La analogía con los oc­cidentales que producían imágenes «del» beduino o del sikh resultaevidente. El explorador David Livingstone pidió a su hermano Char­les, encargado de hacer las fotos, que se asegurara de retratar a «es­pecímenes característicos de las diferentes tribus».26 Pese a que encierto modo es lo contrario de la visión de las razas monstruosas, lamirada científica, que busca la objetividad, puede ser casi tan deshu­manizante como aquélla.

Las imágenes del otro, llenas de prejuicios y estereotipos, parecensocavar la idea de que el testimonio de las imágenes es digno de sertornado en serio. Pero, como de costumbre, debemos hacer una pau­sa y preguntarnos: ¿testimonio de qué? Como testimonio del aspectoCjue tenían realmente otras culturas o subculturas, muchas de lasimágenes estudiadas en este capítulo no tienen ningún valor. Lo quesí documentan perfectamente, en cambio, es un encuentro cultural,:' las respuestas dadas a dicho encuentro por los miembros de una de­terminada cultura.

A un nivel más profundo, esas imágenes quizá nos hablen másque otra cosa de Occidente. Muchas de las que hemos examinadoaquí representan al otro como la inversión del yo. Si la visión del otroviene determinada por prejuicios y estereotipos, la visión del yo queimplican esas imágenes es todavía más indirecta. Pero nos propor~

ciona un testimonio extraordinario si sabemos leerlo. El comentarioque hacía Ruth Mellinkoff a propósito de la Europa del norte a fina­les de la Edad Media seguramente tiene una aplicación más amplia.-Una forma de penetrar en el corazón de esta sociedad)' de su men­talidad consiste en preguntar cómo y donde fijó las líneas divisoriasque:' determinaban quién estaba dentro y quién estaba fuera de ellas».Lo que las personas consideran en un determinado momento y enUn determinado lugar «infrahumano» nos dice muchas cosas acercadel modo en que ven la condición humana. "'7

175

Page 117: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

- Barrancos, Dora. “La puñalada de Amelia (o cómo se extinguió la discriminación de las mujeres casadas del

servicio telefónico en Argentina)”. Trabajos y Comunicaciones. Segunda época, 2008, pp. 111-128.

-Andújar, Andrea. “Historia, género y memoria: las mujeres en los cortes de ruta en la Argentina” En A.A.V.V:

Historia Oral y militancia política en México y en Argentina. Universidad de Buenos Aires y Editorial El Colectivo,

Buenos Aires, 2008. pp. 92-116.

Durante esta semana hemos estado trabajando algunas cuestiones referidas a la historia de distintos sujetos. Para

la jornada de hoy proponemos trabajar en clase con alguno de los dos textos siguientes, de manera tal que

conozcamos algunas de las iniciativas existentes en torno a la historia de las mujeres. La historia de las mujeres ha

contribuido a la recuperación del protagonismo de las mujeres a lo largo del tiempo, a la vez que ha introducido

importantes debates que permiten problematizar las relaciones sociales de dominación que se construyen en

cada sociedad y momento histórico específicos en torno a los roles asignados a mujeres y hombres.

Sobre el artículo de Andrea Andujar

El artículo de Andrea Andujar conjuga la reflexión sobre los problemas de género en la historia reciente argentina

con el análisis del surgimiento de la experiencia piquetera. Les proponemos debatir sobre algunas cuestiones que

aparecen en este texto:

- los testimonios que Andujar recupera. En este sentido, la autora incorpora un elemento que aún no hemos

trabajado en tanto fuente, que se abordará con mayor profundidad la próxima semana: los testimonios orales.

¿Qué fuentes usa la autora? ¿Qué permiten reconstruir estas fuentes? ¿Qué dificultades plantean a quienes las

utilizan?

- la existencia de territorios asociados con lo femenino y lo masculino, tanto en el ámbito privado como en lo

público. ¿Qué entiende la autora por territorios de lo femenino y lo masculino? ¿Cómo se definen estos territorios

en el ámbito privado y en el público? ¿Qué características presentan en el caso analizado? ¿Qué cambios

introduce la experiencia piquetera en la definición de estos territorios? Podrían pensar otros ejemplos históricos

de territorios de lo femenino y de lo masculino a partir de este caso.

Page 118: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

- la repercusión de estas conceptualizaciones en la manera en que se recuerda el proceso de quiebre del “mundo

ypefeano” y la lucha que se impulsó en las ciudades, y con los cortes de ruta.

La discusión sobre estos ejes puede partir del análisis del siguiente párrafo:

“Sin embargo ¿la desestructuración del “mundo ypfeano” fue vivida de igual manera por mujeres y varones? No, como

tampoco fueron iguales las respuestas que unas y otros articularon frente a ella. En los relatos de las mujeres aparece que

sus maridos se deprimieron, murieron, abandonaron a sus familias, en medio de procesos signados por una enorme

violencia, o se volvieron un estorbo dentro del hogar. Por el contrario, ellas “(…) se tuvieron que volver más fuertes (…)

Debieron salir a ganarse el pan para ellas y para sus hijos, porque quedaron ellas como jefas de hogar, mientras los maridos

estaban en la casa. (…)”. En ese sentido, el final de la “época dorada” ypfeana afectó tanto las condiciones materiales de

existencia como las formas de percibirse en la sociedad, los sentimientos y las ideas sobre el lugar ocupado en las

relaciones cotidianas. Para los ex obreros ypfeanos, la expulsión del aparato productivo alteró rotundamente no solo su

situación económica, sino también su posición de “proveedores” de su familia. Asímismo, la imposibilidad de obtener un

trabajo los obligó a quedarse dentro de sus casas, espacio socialmente devaluado para aquellos que, como decía Alejandro

Lillo, “arriesgan parte de su vida” en su trabajo. Al permanecer en un territorio asociado a lo “femenino”, esto es, a la

crianza de los hijos/as, la limpieza de la casa, la preparación de la comida, y opuesto absolutamente a sus experiencias

como trabajadores, se sintieron “inútiles”, “avergonzados”, fuera de “su” lugar.” (Pp. 108-109)

¿Por qué es importante tener en cuenta las visiones de hombres y mujeres para entender la desestructuración del

mundo “ypfeano”? ¿Qué consecuencias tuvo esta desestructuración en las relaciones entre hombres y mujeres?

¿Qué cambios vislumbran como más significativos? ¿Por qué son importantes?

¿Pueden citar algún otro caso donde este tipo de tensiones entre el género y la memoria se pongan en juego?

Page 119: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Sobre el artículo de Dora Barrancos

El artículo de Dora Barrancos se sumerge en el mundo laboral de principios de siglo XX, abordando la historia de

una telefonista para iluminar distintos aspectos de la discriminación de las mujeres en ese ámbito.

Algunas preguntas iniciales:

¿Qué tipo de información general obtiene la autora para contextualizar su estudio?

¿Por qué suponen que toma una historia individual como referente representativo de una situación general?

¿Qué nos puede decir la historia Amelia sobre la situación de la mujeres obreras en las primeras décadas del siglo

XX?

Procuren reconstruir de forma completa la trayectoria individual que sigue Amelia en la empresa telefónica, a fin

de discutir algunos problemas generales.

Sugerimos una dinámica de debate con los siguientes ejes y fragmentos seleccionados:

- Lo femenino a principios de siglo XX: ¿qué clases de mujer había? ¿qué imaginaría Amelia de sí misma, y qué de

las demás? “Con certeza toda vez que alguna compañera abandonaba el puesto para ir a casarse, Amelia se llenaba de interrogantes

sobre la “clase de mujer” que había en la otra y en ella misma”

A partir de esto: ¿Qué aspectos de las relaciones de género ilumina esta esta historia en un sentido más general?

En otras maneras, que nos dice la historia sobre la sociedad de la época.

- Concepto de anomalía: ¿qué se esperaba de una mujer a principios de siglo XIX ¿Cuáles serían las normas

sociales hegemónicas del período? Y en otro plano: ¿Qué espera un investigador cuando aborda una historia de

este tipo desde una perspectiva de género? ¿Cómo se juega la tensión entre lo previsto teóricamente y lo

encontrado en la investigación?

“Amelia por lo tanto constituye una anomalía ya que respondió por lo que “le” hacían, sin conciencia del colectivo en el

que estaba inmersa, si hemos de tener en cuenta su rechazo a la acción sindical, su devoción corporativa a la empresa. Es

altamente probable que tampoco Amelia observara la menor proximidad a cualquier programa feminista aunque fueran

esos los años en que el Partido Feminista enarboló su propuesta y en los que socialistas y radicales (especialmente los

Page 120: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

primeros) hicieron guiños en materia de voto femenino. No se nos escapa la particular agitación que obtuvo – por derecha

y por izquierda – la condición femenina en ese inicio de década. Pero de la misma manera que Amelia fue renuente a una

identificación clivada por los intereses de clase, tampoco se hallan tras de una identificación con los intereses de género.

Amelia nos ofrece así una segunda anomalía.”

La autora señala que el caso de Amelia es una anomalía. Significa esto que nos da información solo sobre un caso.

En qué sentidos un caso excepcional puede iluminar sobre la sociedad en un período histórico particular. ¿Qué

consideran ustedes que nos dice o nos muestra el caso de Amelia?

- Tensión entre lo individual y lo colectivo: ¿Cuál es, a su juicio, el grado de representatividad de Amelia en la

situación laboral femenina de principios de siglo XX? ¿Cómo se relaciona ella con sus compañeras? ¿Qué tipo de

identificaciones existen?

“A su hora, el gesto de que fue capaz, sobrepasó dramáticamente el límite de la resistencia, pero también a ella misma,

conectándola de manera inescindible, sin que para nada se lo propusiera, con la causa colectiva. Su reivindicación, surgida

del cóncavo de los sentimientos individuales, no pudo evitar el lenguaje de la solidaridad. Así, su puñalada hirió de muerte

a la ominosa exclusión de las trabajadoras casadas del servicio telefónico”.

Otra derivación interesante puede consistir en reflexionar sobre la repercusión del caso en los medios de prensa y

las conceptualizaciones que se realizaron allí, promoviendo novedosos términos de discusión.

Page 121: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 122: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 123: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 124: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 125: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 126: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 127: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 128: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 129: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 130: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 131: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 132: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 133: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 134: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 135: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 136: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 137: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 138: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 139: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 140: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 141: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 142: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 143: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Semana 4 – Los debates sobre el presente a partir de la historia.

En esta semana reflexionaremos sobre las múltiples –y complicadas- formas en que el estudio y las controversias sobre el

pasado nos permiten pensar y decir algo sobre importantes problemas del presente. Recuperaremos muchas cuestiones que

hemos trabajado las dos últimas semanas y nos meteremos un poco más en algunas otras preocupaciones de los

historiadores e historiadoras en la actualidad, como los problemas de la memoria social y el olvido, las relaciones entre los

mitos sobre el pasado y las relaciones de poder que imperan en una sociedad, las formas en que se invisibilizan y naturalizan

las relaciones de desigualdad y dominación. Les proponemos pensar cómo controversias sobre hechos y procesos que

sucedieron en tiempos y lugares muy lejanos pueden hablarnos de muchos de nuestros problemas de todos los días. Para

ello, tomaremos un par de novedosos trabajos historiográficos en los que los historiadores, cuando analizan el pasado,

toman a la vez la palabra en el debate público.

Lunes

-Portelli, Alessandro. “Las fronteras de la memoria. La masacre de las Fosas Ardeatinas. Historia, mito, rituales y símbolos”.

Cuadernos del CIHS, N° 11/12, La Plata, 202, pp. 163-176.

Miércoles

-Trouillot. “Una historia impensable. La revolución haitiana como un no-acontecimiento”, traducción de Emmanuel Correa

del original en inglés: Silencing the Past. Power and the Production of History, Boston: Beacon Press, 1995, cap. 3 “An

Unthinkable History. The haitin Revolution as a Non-event”, pp. 70-107.

Page 144: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

-Portelli, Alessandro. “Las fronteras de la memoria. La masacre de las Fosas Ardeatinas. Historia, mito, rituales y

símbolos”. Cuadernos del CIHS, N° 11/12, La Plata, 202, pp. 163-176.

El artículo de Alessandro Portelli es un buen ejemplo de las nuevas tendencias historiográficas que combinan un análisis de

hechos y procesos que podríamos llamar, con todas las precauciones, “objetivos”, con las representaciones y visiones

“subjetivas” de quienes los vivieron o los recuerdan. En cierto sentido, la apertura a la subjetividad es importante para los

historiadores porque nos da una dimensión más, a veces única, sobre lo que las concepciones tradicionales podían llamar los

“hechos objetivos”.

1) Sobre el contenido del texto

Traten de precisar qué estudia Portelli en este artículo. Para ello observen:

- ¿Qué fuentes utiliza? ¿Cómo las combina?

- ¿Qué papel juegan cada una de las distintas fuentes en la conformación de distintos aspectos de su argumento sobre “qué

sucedió” y sobre “cómo es recordado o interpretado lo que sucedió”?

- ¿A que conclusiones arriba el autor a través de su análisis?

2) Identificación de distintos planos del texto y de significados subyacentes.

a) A partir de lo trabajado en el punto 1 surge que el texto tiene distintos “planos” –como la constatación de los hechos y las

controversias sobre cuál es su significado para quienes los vivieron o recuerdan. Es a través de este ir y venir entre estos

distintos planos que el autor va delineando sus ideas y proponiendo una discusión sobre la importancia de la masacre de las

Fosas Ardeatinas.

Para comprender mejor el significado de algunos de sus argumentos tal vez es útil tomar un ejemplo que nos permita

observar cómo la constatación de determinados “hechos” tiene consecuencias en la interpretación que propone el autor.

Por ejemplo, en los testimonios orales, Portelli encuentra que muchas personas recuerdan haber visto carteles advirtiendo a

la población sobre las represalias que tomarían los alemanes por el atentado de Vía Rasella, así como importantes

discrepancias en torno al tiempo transcurrido entre el atentado y la masacre. Analizando estas versiones, sostiene con

contundencia en base a distinto tipo de pruebas que estas versiones afirman hechos que no ocurrieron.

Page 145: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Discutan en grupo cuál es la importancia de esta constatación de Portelli. ¿Qué intenta hacer el autor? ¿Delimitar qué

relatos se ajustan más a los hechos y cuáles no? Pero, si nos quedamos con eso, ¿tienen algún valor para un historiador

estos testimonios de hechos que no sucedieron? En todo caso, ¿cuál es?

b) Uno podría imaginar que las distintas versiones de los hechos que surgen de los relatos analizados por Portelli tienen que

ver exclusivamente con la individualidad de quienes cuentan sus historias. Sin embargo, si bien esto en gran parte es así, no

es quizás lo más relevante para el tipo de análisis que queremos hacer los historiadores. Uno de los argumentos del texto es

que hay algunas similitudes y elementos constantes en estos relatos. Por lo tanto, podemos inferir que el autor trata de

decirnos que las historias que cuentan estos individuos de alguna manera exceden a esos individuos y tienen que ver con el

contexto social desde el cual surgen.

Traten de identificar algunos de estos elementos constantes que Portelli encuentra en los testimonios orales. A partir de

estos elementos, discutan: ¿De qué nos hablan las distintas memorias sobre los hechos? Pongan en consideración que tal

vez las distintas memorias, incluidos los recuerdos “tergiversados”, no nos hablen tanto de lo que sucedió en 1944, sino de

otras cosas. ¿Qué pistas en el texto nos ayudan a entender y explicar por qué mucha gente recuerda cosas que no

sucedieron y, a la vez, lo hace construyendo un relato bastante particular y no otros?

3) Identificación de implícitos y los significados de la historia.

Este texto parece ser a la vez fácil y difícil. Por un lado, nos describe una historia de una manera clara y con bastante

información. Pero, por otra parte, sugiere explícita e implícitamente, los múltiples significados de esa historia. De algún

modo, es un texto que cuenta y, mientras cuenta, analiza. Portelli nos presenta una historia que, al leerla y releerla, nos

permite encontrar muchos significados subyacentes.

Traten de identificar los significados de algunos de los hechos que Portelli presenta como partes de esta historia:

a) Por ejemplo, en las páginas 165-166, Portelli sostiene que “lo que hace a la masacre de las Ardeatinas tan importante es el

lugar donde se verificó, la capital del país”. Busquen elementos en el texto que, según el autor, corroboran esta afirmación y

expliquen que quiere decir el autor con tal afirmación.

b) En otros pasajes del texto Portelli señala que “la acción de Via Rasella fue una acción militar, muy bien planificada, en la

cual participaron 18 partisanos” (p. 167) y que “éste fue el ataque número 43, en Roma, en contra de los alemanes” (p. 169).

¿Qué papel juegan estas constataciones en el argumento general del autor?

Page 146: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

c) Otro de los elementos que encuentra Portelli en los relatos es “el estereotipo anti-alemán: “Los alemanes son bestias. Los

alemanes son como máquinas””. ¿Por qué discute este mito? ¿Qué consideraciones hace sobre el papel que juega este mito

en relación con los relatos que explican lo que sucedió en las Fosas Ardeatinas?

Tomen alguno de los tres ejemplos considerados y escriban un texto de uno o dos párrafos en el que expliquen qué

significados tienen, según el autor, las constataciones de estos hechos. Pueden agregar al final una interpretación personal

en la que valoren la importancia que tienen estos relatos para sostener una discusión de problemas sociales como la que

propone Portelli a partir de esta historia.

4) Muchos temas dentro de una historia.

A través de las distintas consignas que fueron trabajando anteriormente va surgiendo que este texto trata sobre varios

temas. Escriban un texto de una a dos carillas en que intenten responder la pregunta “¿de qué trata el texto?”. El texto

debería integrar algunos aspectos que son más explícitos en el argumento de Portelli, con otros que surgen a través de sus

lecturas y relecturas de esta historia. El ejercicio que proponemos es tratar de hacer algunas afirmaciones contundentes

sobre qué es importante en este texto y a la vez incorporar elementos que las justifiquen, es decir, que expliquen el por qué

de esas afirmaciones:

Algunos ejemplos a considerar entre las varias posibles lecturas del texto podrían ser:

-El texto trata sobre las diferencias que existen entre los relatos que elaboran los historiadores sobre un hecho y los relatos

que producen quienes vivieron o recuerdan ese hecho.

- El texto aborda las distintas interpretaciones del pasado que surgen en una comunidad y sobre cómo diversos

posicionamientos políticos e historias personales condicionan estas interpretaciones.

- El texto indaga en las contradicciones de la democracia antifascista italiana posterior a la Segunda Guerra Mundial

- El texto busca intervenir en debates políticos del presente de los años noventa a partir de retratar las controversias sobre

un hecho particularmente significativo del pasado.

-El texto trata sobre la Guerra Fría.

5) Para pensar más allá a partir de la historia:

Page 147: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

En el punto anterior trabajamos sobre los múltiples temas, problemas y significados que puede haber dentro de una historia.

Pero estos temas y significados no se agotan en lo que un autor nos quiere decir, sino que pueden continuarse en las

lecturas que nosotros mismos hacemos. De algún modo, podemos decir que el poder de nuestras historias no está sólo en

cómo las formulamos y las contamos, sino también en como otros, a veces desde preguntas y preocupaciones muy distintas

a las nuestras, las leen, las toman y las proyectan.

Esto parece sugerirlo el propio Portelli en el Prólogo a la edición española que presenta el libro que está en gran parte

sintetizado en el artículo que hemos leído. Portelli escribe: “Un libro hecho de relatos sirve para producir otros relatos, para

que la máquina de narrar y de recordar se mueva. Por eso, no he podido cerrar el libro una vez terminado: él ha empezado a

reabrirse en el deseo de hablar, de rememorar, de contar, de discutir, que ha puesto en movimiento a quien lo leía, y a mí

mismo. Si al comienzo había sentido que esta historia me llamaba, ahora sigue llamándome, y todavía con más fuerza”.

Como toda buena historia, la historia que cuenta Portelli nos habla de mucho más que de Italia y del caso concreto

analizado. Muchos lectores encontraron que este texto habla bastante, y tal vez inadvertidamente, de la Argentina. ¿Es

posible esta lectura? ¿Qué nos dice este texto sobre la Argentina? ¿Qué paralelos sugerirían trazar?

Page 148: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 149: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 150: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 151: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 152: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 153: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 154: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 155: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 156: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 157: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

-Trouillot. “Una historia impensable. La revolución haitiana como un no-acontecimiento”, traducción de

Emmanuel Correa del original en inglés: Silencing the Past. Power and the Production of History, Boston: Beacon

Press, 1995, cap. 3 “An Unthinkable History. The haitian Revolution as a Non-event”, pp. 70-107.

Este texto de Trouillot presenta varios argumentos que nos permiten comprender por qué la revolución haitiana, una

revolución que tuvo una gran importancia histórica, fue y continúa siendo silenciada en los relatos de la historia mundial. De

algún modo, estos argumentos son presentados escalonadamente a través de las distintas secciones del capítulo y se van

reforzando entre sí para dar forma a las ideas principales que el autor quiere postular.

1) Organización del texto y argumento principal:

a) Un primer punto a trabajar para poder dar cuenta de la complejidad del argumento de Trouillot tiene que ver con la forma

en que está organizado el texto:

¿De qué tratan las distintas secciones del texto?

Observen los títulos de cada una de ellas y expliquen, a partir del contenido de la sección respectiva, el por qué de ese título.

b) A partir de los elementos que destacaron en el análisis de cada una de las secciones discutan en grupo cuál es, a su juicio,

el argumento general que presenta el autor.

Escriban una lista acotada de tres o cuatro oraciones claras que sinteticen las ideas principales que forman parte de ese

argumento. Esta tarea de síntesis les proporcionará una información clave para poder dar cuenta de qué trata el texto.

2) Cómo construye el autor su interpretación:

Para identificar con mayor profundidad los argumentos principales que presenta un texto es útil tratar de desentrañar cómo

el autor construye ese argumento.

¿Qué elementos incorpora Trouillot para sostener el argumento que reconstruyeron en el punto anterior?

Tomen apuntes a partir de considerar las siguientes cuestiones clave:

Page 158: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

a) qué tipo de fuentes usa y cómo las usa. Traten de definir: ¿Cuáles son las preguntas que guían su uso de las

fuentes? ¿Por qué usa esas fuentes en cada momento particular de su explicación? ¿Qué conclusiones va extrayendo a partir

de ellas?

Para detectar con mayor profundidad un argumento a veces es importante seleccionar parte de la gran cantidad de

información que brinda un texto intentando desentrañar “¿por qué esto es importante?”

Por ejemplo, en repetidas ocasiones el autor sostiene que tanto los pensadores más críticos de la era de la Ilustración como

el ala más radical de la Asamblea Nacional durante la revolución francesa no lograron escapar a la imposibilidad de pensar

una revolución de esclavos en Saint Domingue. ¿Qué puede estar queriendo hacer el autor con estas referencias? ¿Qué

papel juegan estas referencias en la validación del argumento general del texto?

b) Otra posibilidad para encarar este texto es tratar de identificar cómo el argumento principal se construye

criticando otras interpretaciones.

Traten de identificar:

- ¿Cuáles son estas otras interpretaciones? ¿De dónde provienen?

- ¿Por qué estas interpretaciones son problemáticas? ¿Que aspectos explícitos e implícitos de estas interpretaciones quiere

discutir el autor?

- ¿Qué nuevo relato trata de armar el autor a partir de la crítica a estas interpretaciones? ¿Cómo sustenta sus afirmaciones?

3) Reseña del argumento:

A partir de lo que han armado en los puntos 1 y 2 traten de escribir un texto de una a dos carillas que de cuenta de la mejor

manera posible de todos los elementos que han extraído del texto.

Este texto podría tener una introducción en la que anticipan de manera clara y contundente cuáles son los principales

argumentos del autor en el texto que están reseñando.

Luego, debería haber un desarrollo más amplio de estos temas que incorpore distintos elementos que permitan explicar las

ideas y a la vez hacerlas comprensibles. El ideal es que el texto que escriban sea comprensible en líneas generales para

alguien que no ha leído el texto original de Trouillot. Para ello es importante no escatimar explicaciones de las ideas,

información relevante, ejemplos, etcétera.

Finalmente el texto debe concluir de una manera clara. Esta conclusión puede simplemente sintetizar y reforzar la reseña

que hacen del argumento del autor. También podría incluir una reflexión personal, una crítica, el planteo de una pregunta

que surja de lo que han tratado en el texto que fueron escribiendo.

Page 159: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

4) Para pensar más allá a partir del texto.

En repetidos pasajes el autor insiste en las dificultades, a su juicio, la “imposibilidad” de los contemporáneos, así como las

generaciones que los siguieron y los historiadores, para pensar un hecho histórico como la revolución haitiana.

Para ello, el autor explora los modos en que la revolución fue silenciada, triviliazada, despojada de su contenido político. En

esta línea, sostiene que una de las formas de negación de la magnitud, el impacto y las consecuencias de la revolución

estuvo dada por una suerte de “manipulación de los hechos”, que muchas veces eran acomodados a los esquemas de

pensamiento de quienes se resistían, por distintas razones, incluidas las políticas, a tomarlos por ciertos. ¿Podrían pensar

alguna otra situación histórica en la que observar cómo hechos “difíciles de digerir” como la revolución de los esclavos para

los plantadores, llevaron a alguien –un individuo, un grupo social, un analista de la realidad social- a acomodar la realidad a

sus propios esquemas de pensamiento, aun cuando “la realidad” explícitamente contradecía estos esquemas de

pensamiento? Traten de pensar en algún un ejemplo histórico que conozcan o en alguna situación que registren en la

sociedad actual y expliquen cómo ese ejemplo ilustra los mecanismos de supresión y trivialización que pone en discusión

Trouillot.

Page 160: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Una historia impensable

La Revolución Haitiana como un no-acontecimiento

Michel-Rolph Trouillot

La joven se puso de pié en el medio de mi lectura. “Sr. Trouillot, usted nos

hace leer a todos esos eruditos blancos. ¿Qué pueden saber ellos sobre la

esclavitud? ¿Dónde estaban cuando nos arrojábamos de los barcos; cuando

preferíamos la muerte antes que el sufrimiento y matábamos a nuestros hijos para

evitarles una vida de abusos y humillación?

Yo estaba asustado y ella equivocada. No estaba leyendo sólo autores

blancos y nunca había saltado de un barco de esclavos. Yo estaba pasmado y ella

enojada; pero ¿cómo razonar con enojo? Yo estaba en camino a un doctorado, y mi

enseñanza en este curso era apenas una escala, una forma de pagar mis culpas en

esta institución “blanca”I. Ella había tomado mi clase como un respiro en su

I N. del T. En inglés, “lily-white” . Este adjetivo puede referirse al blanco en tanto color de piel, o bien a una condición de perfección moral. En este caso, el autor probablemente utiliza la expresión en un doble sentido, para referirse a una institución “de blancos”, a la vez que dotada de cierto prestigio o renombre.

Page 161: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

camino a la facultad de medicina, la escuela de leyes de Harvard, o alguna otra

corporación “blanca”.

Yo había intitulado el curso “La experiencia negra en las Américas”.

Debería haberlo sabido: atrajo a los pocos estudiantes negros que había -más unos

pocos blancos valientes- y todos esperaban demasiado, mucho más de lo que yo

podía ofrecer. Querían una vida que ningún relato podía proveer, ni siquiera la

mejor ficción. Querían una vida que sólo ellos podían construir, aquí y ahora en los

Estados Unidos –sólo que no lo sabían: estaban demasiado implicados en la

historia en cuestión. Sin embargo, en sus ojos ya podía ver que parte de mi lección

había sido comprendida. Quería que supieran que la esclavitud no había existido

sólo en Georgia y Mississippi; que aprendieran que la conexión con África era más

compleja y tortuosa que lo que nunca hubieran imaginado; que el monopolio de los

Estados Unidos tanto sobre la negritud como sobre el racismo era en sí mismo un

argumento racista. Y ella había roto el hechizo en su camino a la escuela de leyes

de Harvard. Yo era un principiante y ella también, cada uno de nosotros batallando

con la historia que escogimos, cada uno luchando también contra un olvido que nos

fue impuesto.

Diez años después, estaba visitando otra institución con una concurrencia

menos prestigiosa y con sueños más modestos, cuando otra joven negra, de la

misma edad pero mucho más tímida, me tomó otra vez por sorpresa. “Estoy

cansada”, dijo, “de escuchar sobre esta cosa de la esclavitud. ¿No podemos

escuchar la historia de los millonarios negros?” ¿Habían cambiado tan rápido los

tiempos, o sus diferentes opiniones sobre la esclavitud reflejaban las diferencias de

clase?

Volví a recordar a la primera mujer, aferrada con tanta fuerza a aquel barco

de esclavos. Entendí mejor por qué quería saltar, aunque fuera una vez, en su

camino a la escuela de leyes de Harvard, a la Facultad de Medicina, o adonde

fuera. Como custodia del futuro de una raza encarcelada, cuyos jóvenes varones no

viven lo suficiente para tener un pasado, ella necesitaba esta narrativa de

resistencia. Nietzsche estaba equivocado: esto no era un peso extra, sino una

necesidad para el viaje, y ¿quién era yo para decir que no era mejor un pasado que

un puñado de falsos millonarios, o una medalla de St. Henry y las paredes

desmoronadas de un palacio deteriorado?

Me gustaría poder juntar los años y poner a ambas jóvenes en una misma

clase. Habríamos compartido historias que aún no están en los archivos. Habríamos

leído el cuento de Ntozake Shange acerca de una joven de color que soñaba con

Toussaint Louverture y la revolución que el mundo olvidó. Luego habríamos vuelto

a los diarios de los plantadores, a la historia econométrica y su industria de las

estadísticas, y ninguno se habría asustado de los números. Los hechos crudos no

son más aterradores que la oscuridad. Puedes jugar con ellos si estás con amigos;

sólo asustan si los lees a solas.

Todos necesitamos historias que ningún libro de historia puede contar, pero

éstas no están en las aulas –al menos no en las de historia. Están en las lecciones

que aprendemos en casa, en la poesía y los juegos de la niñez, en lo que queda de la

historia cuando cerramos los libros de historia, con sus hechos verificables. De otra

forma, ¿por qué una mujer negra, nacida y criada en el país más rico de fines del

siglo XX, tendría más miedo de hablar de la esclavitud que un plantador blanco en

el Saint-Domingue colonial, sólo días antes de que los esclavos amotinados

golpearan a su puerta?

Esta es una historia para los jóvenes negros de los Estados Unidos que aún

temen a la oscuridad. Aunque ellos no están solos, esta historia puede contarles por

qué sienten que lo están.

Page 162: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Impensar una Quimera

En 1790, apenas unos pocos meses antes del comienzo de la insurrección que

sacudió a Saint-Domingue y provocó el nacimiento revolucionario del Haití

independiente, el colono francés La Barre tranquilizaba a su esposa metropolitana

sobre lo calmo de la vida en los trópicos. Escribió: “No hay ninguna actividad entre

nuestros negros (....) Ni siquiera piensan en ello. Son muy tranquilos y obedientes.

Una revuelta entre ellos es imposible”. Y de nuevo: “No tenemos nada que temer de

parte de los negros; son tranquilos y obedientes. Y otra vez: “Los negros son muy

obedientes y siempre lo van a ser. Dormimos con las puertas y ventanas abiertas de

par en par., Para los negros, la libertad es una quimera”1

El historiador Roger Dorsinville, quien cita estas palabras, observa que, unos

meses después, la más importante insurrección de esclavos registrada en la historia

había reducido a la insignificancia tan abstractos argumentos sobre la obediencia de

los negros. Yo no estoy tan seguro. Cuando la realidad no coincide con creencias

profundamente arraigadas, los seres humanos tienden a formular interpretaciones

que la fuerzan para acomodarla dentro de los límites de estas creencias. Elaboran

fórmulas para reprimir lo impensable y devolverlo al reino del discurso aceptado.

Las opiniones de La Barre no eran únicas de ningún modo. Un administrador

tranquilizaba constantemente a sus patrones en términos semejantes: “Vivo

tranquilamente en medio de ellos sin ningún temor de una revuelta, a menos que

fuere fomentada por los mismos blancos”2. A veces había dudas. Pero las

precauciones prácticas de los plantadores apuntaban a contener acciones

individuales o, en el peor de los casos, un disturbio repentino. Nadie, ni en Saint-

Domingue ni en otro lugar, ideó un plan para responder a una insurrección general.

En efecto, la afirmación de que los africanos esclavizados y sus descendientes

no se podían imaginar la libertad –y menos aún formular estrategias para conseguirla

y asegurarla- no se basaba tanto en evidencias empíricas como en una ontología, una

organización implícita del mundo y de sus habitantes. Aunque no era en absoluto

monolítica, esta cosmovisión era ampliamente compartida por los blancos de Europa

y las Américas, así como por muchos plantadores no blancos. Y si bien dejaba lugar

para variaciones, ninguna de ellas incluía la posibilidad de un levantamiento

revolucionario en las plantaciones de esclavos, mucho menos uno exitoso que

llevara a la creación de un estado independiente.

De este modo, la Revolución Haitiana entró en la historia con la característica

peculiar de ser impensable, incluso mientras ocurría. Los debates y publicaciones

oficiales de aquellos tiempos, incluyendo la larga lista de panfletos sobre Saint-

Domingue publicados en Francia desde 1790 hasta 1804, revelan la incapacidad de

la mayoría de los contemporáneos para comprender la revolución en curso en sus

propios términos3. Podían leer las noticias sólo a través de sus categorías

preconcebidas, y éstas eran incompatibles con la idea de una revolución de esclavos.

El contexto discursivo dentro del cual se discutió la noticia de Saint-

Domingue mientras sucedía, tiene importantes consecuencias para la historiografía

de Saint-Domingue/Haití. Si ciertos hechos no pueden ser aceptados ni siquiera

mientras se producen, ¿cómo pueden ser evaluados con posterioridad? En otras

palabras, ¿pueden las narrativas históricas transferir argumentos que son

impensables en el mundo en que esas narrativas se desarrollan? ¿Cómo escribir una

historia de lo imposible?

La cuestión clave no es ideológica. Los enfoques ideológicos son hoy más

habituales en el propio Haití (en las interpretaciones épicas o abiertamente políticas

de la revolución favorecidas por algunos autores haitianos) que en el manejo más

Page 163: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

riguroso de la evidencia que ofrecen los historiadores profesionales en Europa o

Norteamérica. Al menos desde la década de 1940, la producción académica

internacional sobre la Revolución Haitiana ha sido bastante sólida según los

estándares modernos de validación. La cuestión es más bien epistemológica y, por lo

tanto, metodológica en sentido amplio. Más allá de su calidad, ¿hasta qué punto la

historiografía moderna de la Revolución Haitiana -como parte de un continuo

discurso occidental sobre la esclavitud, la raza, y la colonización- ha roto sus

vínculos de hierro con el medio filosófico en que nació?

Cierta Idea de Hombre

Occidente fue creado en algún momento a principios del siglo XVI, en medio

de una ola mundial de transformaciones materiales y simbólicas. La expulsión

definitiva de los musulmanes de Europa, los llamados viajes de exploración, los

primeros desarrollos del colonialismo mercantil y la maduración del estado

absolutista, sentaron las bases para que los gobernantes y los comerciantes de la

Cristiandad Occidental conquistaran Europa y el resto del mundo. Este itinerario

histórico era político, como lo demuestran los bien conocidos nombres que evoca –

Colón, Magallanes, Carlos V, los Habsburgos- y los momentos cruciales que

marcaron su ritmo -la reconquista de Castilla y Aragón, las Leyes de Burgos, la

transmisión del poder papal de los Borgia a los Medici.

Estos acontecimientos políticos fueron paralelos al surgimiento de un nuevo

orden simbólico. La invención de América (con Waldseemüller, Vespucio y

Balboa), la simultánea invención de Europa, la división del Mediterráneo por una

línea imaginaria desde el sur de Cádiz hasta el norte de Constantinopla, la

occidentalización del Cristianismo y la invención de un pasado greco-romano para la

Europa Occidental, fueron todos parte del proceso en el cual Europa se convirtió en

Occidente4. Lo que llamamos el Renacimiento, mucho más una invención en sí

misma que un volver a nacer, marcó el comienzo de una serie de preguntas

filosóficas, a las cuales los políticos, teólogos, artistas y soldados dieron respuestas

tanto concretas como abstractas. ¿Qué es la belleza? ¿Qué es el orden? ¿Qué es el

Estado? Pero también y sobre todo: ¿Qué es el hombre?

Los filósofos que discutían esta última cuestión no podían escapar al hecho de

que la colonización ocurría mientras ellos hablaban. Los hombres (los europeos)

estaban conquistando, matando, dominando y esclavizando a otros seres que, al

menos algunos, creían igualmente humanos. El debate entre Bartolomé de Las Casas

y Juan Ginés de Sepúlveda sobre la naturaleza y destino de los indios, que tuvo lugar

en Valladolid en 1550-1551, fue sólo un momento de este permanente encuentro

entre lo simbólico y lo práctico. De allí, las grandes ambigüedades del primer Las

Casas, quien creía tanto en la colonización como en la humanidad de los indios, y

encontraba imposible conciliarlas. Pero a pesar de Las Casas y otros, el

Renacimiento no resolvió -no pudo- la cuestión de la naturaleza ontológica de los

pueblos conquistados. Como bien sabemos, el mismo Las Casas ofreció una

solución de compromiso pobre y ambigua, de la que se iba a arrepentir más tarde:

libertad para los salvajes (los indios), esclavitud para los bárbaros (los africanos). La

colonización se impuso.

El siglo XVII fue testigo de la creciente intervención de Inglaterra, Francia y

los Países Bajos en las Américas y en la trata de esclavos. El siglo XVIII siguió el

mismo camino, con un toque de perversidad: Mientras más compraban y

conquistaban a otros hombres y mujeres los comerciantes y mercenarios europeos,

más escribían y hablaban sobre el Hombre los filósofos. Visto desde fuera de

Occidente, con su extraordinario incremento de las reflexiones filosóficas y de la

Page 164: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

atención concreta a la práctica colonial, el siglo de la Ilustración fue también un

siglo de confusión. No hay una única visión de los negros –en realidad, de ningún

grupo no blanco– ni siquiera dentro de la propia población europea. Más bien, los

grupos no europeos fueron forzados a encajar en diversos esquemas filosóficos,

ideológicos y prácticos. Lo más importante para nuestros propósitos es que todos

estos esquemas reconocían grados de humanidad. Ya fuera que estas gradaciones

clasificaran a los fragmentos de la humanidad sobre bases ontológicas, éticas,

políticas, científicas, culturales o, simplemente, pragmáticas, el hecho es que todas

asumían y reafirmaban que, en última instancia, algunos seres humanos lo eran más

que otros.

Porque de hecho, en el horizonte de Occidente, al final del siglo, el Hombre

(con mayúscula) fue principalmente europeo y masculino. En este único punto

coincidían todos los que importaban. Hombres eran también, en un grado menor, las

mujeres de origen europeo, como las “citoyennes” francesas, o blancos ambiguos

como los judíos europeos. Más abajo estaban los pueblos sujetos a fuertes

estructuras estatales: los chinos, los persas, los egipcios, quienes ejercían una inusual

fascinación sobre algunos europeos, por ser al mismo tiempo más “avanzados” y, sin

embargo, potencialmente más malvados que otros Occidentales. Pensándolo bien,

sólo para una tímida minoría, el Hombre podía ser, también, el occidentalizado, el

colonizado complaciente. El beneficio de la duda no se extendía demasiado: los

seres humanos occidentalizados (o, más propiamente, “occidentalizables"), los

nativos de África y las Américas, estaban en el nivel más bajo de esta

nomenclatura.5

Las connotaciones negativas ligadas a los colores de piel que, de modo

creciente, fueron reagrupados como “negros”, se habían difundido por primera vez

en la Cristiandad durante la Baja Edad Media. Fueron reforzadas por las

extravagantes descripciones de los geógrafos y viajeros medievales. Así, la palabra

“nègre” ingresó a los diccionarios y glosarios franceses con matices negativos cada

vez más precisos, desde sus primeras apariciones en la década de 1670, hasta los

diccionarios universales que preanunciaban la Encyclopedia6. Hacia mediados del

siglo XVIII, “negro” significaba, casi universalmente, malo. Lo que había ocurrido

en el ínterin era la expansión de la esclavitud africana en América.

De hecho, la nomenclatura un tanto abstracta heredada del Renacimiento fue

reproducida, reforzada y también desafiada, por la práctica colonial y la literatura

filosófica. Es decir, la práctica colonial del siglo XVIII puso de manifiesto tanto las

certezas como las ambigüedades del orden ontológico que acompañó el ascenso de

Occidente.

La colonización proporcionó el impulso más potente para transformar el

etnocentrismo europeo en racismo científico. A principios del siglo XVIII, la

justificación ideológica de la esclavitud afroamericana descansaba cada vez más en

formulaciones explícitas del orden ontológico heredado del Renacimiento. Pero al

hacerlo, también transformó la visión del mundo del Renacimiento, trayendo sus

supuestas desigualdades a un plano mucho más cercano a las prácticas que las

confirmaban. Los negros eran inferiores y, por lo tanto, esclavos; los esclavos negros

se comportaban mal y, por lo tanto, eran inferiores. En resumidas cuentas, la práctica

de la esclavitud en las Américas reafirmaba la posición de los negros en el nivel más

bajo de la especie humana.

Con el lugar de los negros ya garantizado en la parte inferior de la

nomenclatura occidental, el racismo antinegro pronto se convirtió en el elemento

central de la ideología de los plantadores del Caribe. Hacia mediados del siglo

XVIII, los argumentos que justificaban la esclavitud en las Antillas y Norteamérica

se trasladaron a Europa, donde se combinaron con la carga racista inherente al

Page 165: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

pensamiento racionalista de la época. La literatura en francés es reveladora, aunque

de ninguna manera única. Buffon sostenía fervientemente un punto de vista

monogenista: los negros no eran, en su opinión, una especie diferente. Aún así, eran

lo suficientemente diferentes como para estar destinados a la esclavitud. Voltaire

discrepaba, pero sólo en parte. Los negros pertenecían a una especie diferente,

culturalmente destinada a ser esclavizada. Que el bienestar material de muchos de

estos pensadores estuviera relacionado -a menudo de manera indirecta y otras veces

muy directamente- con la explotación del trabajo esclavo africano, no puede haber

sido irrelevante para sus eruditas opiniones. Para la época de la Revolución

Americana, el racismo científico, cuyo ascenso muchos historiadores atribuyen

erróneamente al siglo XIX, ya era un rasgo del panorama ideológico de la Ilustración

a ambos lados del Atlántico7.

De este modo, la Ilustración exacerbó la ambigüedad fundamental que

dominaba el encuentro entre el discurso ontológico y la práctica colonial. A pesar de

que los filósofos reformularon algunas de las respuestas heredadas del

Renacimiento, la pregunta “¿Qué es el Hombre?” siguió tropezando con las prácticas

de dominación y de acumulación mercantil. La brecha entre la abstracción y la

práctica creció o, mejor dicho, el manejo de las contradicciones entre ambas se

volvió mucho más sofisticado, en parte porque la filosofía proveía tantas respuestas

como la misma práctica colonial. La Ilustración fue una era en la cual los traficantes

de esclavos de Nantes compraban títulos nobiliarios para codearse con los filósofos,

una era en la cual un luchador por la libertad como Thomas Jefferson podía poseer

esclavos sin sucumbir bajo el peso de sus contradicciones intelectuales y morales.

También en nombre de la libertad y la democracia, en julio de 1789, sólo

unos días antes de la toma de la Bastilla, unos pocos plantadores de Saint-Domingue

se reunieron en París para solicitar a la recientemente constituida Asamblea

Nacional que aceptara a veinte representantes del Caribe. Los plantadores habían

calculado este número a partir de la población de las islas, utilizando toscamente las

matemáticas usadas en Francia para calcular la cantidad de representantes

metropolitanos en la Asamblea. Pero sin ninguna ingenuidad, habían contado a los

esclavos negros y a la gens de couleur como parte de la población de las islas,

mientras que, desde luego, no reclamaban ningún derecho de sufragio para estos no-

blancos. El Honoré Gabriel Riquetti, Conde de Mirabeau, tomó la palabra para

denunciar las sesgadas matemáticas de los plantadores. Mirabeau dijo a la

Asamblea:

¿Las colonias van a situar a sus negros y gens de couleur en la

clase de los hombres o en la de las bestias de carga?

Si los colonos quieren que los negros y las gens de couleur

cuenten como hombres, déjenlos emanciparse primero; que todos puedan

ser electores, que todos puedan ser elegidos. Si no, les rogamos que

observen que para calcular el número de diputados respecto de la

población de Francia, no hemos tomado en cuenta ni el número de

nuestros caballos, ni el de nuestras mulas.8

Mirabeau quería que la Asamblea Nacional conciliara los principios

filosóficos explícitos en la Declaración de los Derechos del Hombre con su postura

política sobre las colonias. Pero la declaración hablaba de los “Derechos del Hombre

y del Ciudadano”, un título que denota, como nos recuerda Tzvetan Todorov, el

germen de una contradicción.9 En este caso, el ciudadano triunfó sobre el hombre –

al menos sobre el hombre no-blanco. La Asamblea Nacional concedió sólo seis

diputados a las colonias azucareras del Caribe, unos pocos más de los que les

Page 166: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

correspondían si sólo los blancos hubieran sido contados, pero mucho menos que si

la Asamblea hubiera reconocido plenos derechos políticos a los negros y las gens de

couleur. En las matemáticas de la realpolitik, el medio millón de esclavos de Saint-

Domingue/Haití y los pocos cientos de miles de las otras colonias valían,

aparentemente, tres diputados –que además eran blancos.

La facilidad con que la Asamblea eludió sus propias contradicciones, un eco

de los mecanismos por los cuales los esclavos negros llegaron a representar tres

quintas partes de una persona en los Estados Unidos, permeó las prácticas de la

Ilustración. Jacques Thibau duda de que los contemporáneos encontraran una

dicotomía entre la Francia de los esclavistas y la de los filósofos. “¿No era la Francia

Occidental y marítima una parte integral de la Francia de la Ilustración?10 Louis

Sala-Molins sugiere además que se debe distinguir entre la defensa de la esclavitud y

el racismo de la época: uno podía oponerse a la primera (por razones prácticas) y no

a la otra (por razones filosóficas). Voltaire, notablemente, era racista, pero a menudo

se oponía a la esclavitud en términos prácticos más que morales. Lo mismo hizo

David Hume, no porque creyera en la igualdad de los negros, sino porque, como

Adam Smith, consideraba demasiado costosa la empresa. De hecho, tanto en Francia

como en Inglaterra, la mayoría de las veces los argumentos a favor o en contra de la

esclavitud en el terreno de la política fueron expresados en términos pragmáticos, no

obstante el masivo llamamiento del abolicionismo británico y sus connotaciones

religiosas.

Sin embargo, la Ilustración produjo un cambio de perspectiva. La idea de

progreso, ahora confirmada, sugería que los hombres eran perfectibles. Por lo tanto,

los subhumanos podían ser perfectibles también, al menos en teoría. Más importante

aún, el comercio de esclavos seguía su curso y los aspectos económicos de la

esclavitud serían cada vez más cuestionados a medida que el siglo se acercaba a su

fin. La perfectibilidad se convirtió en un argumento del debate práctico: el otro

occidentalizado lucía cada vez más rentable para Occidente, sobre todo si podía

convertirse en un trabajador libre. Una memoria francesa de 1790 resumía la

cuestión: “Tal vez no es imposible civilizar al negro, traerlo hacia los principios y

hacer de él un hombre: habría más que ganar que comprándolo y vendiéndolo”

Finalmente, no deberíamos subestimar la enérgica postura anticolonialista de un

pequeño y elitista, pero ruidoso, grupo de filósofos y políticos.11

Las reservas expresadas en la metrópolis tuvieron poco impacto al interior del

Caribe o en África. De hecho, la trata de esclavos creció en los años 1789-1791,

mientras los políticos y filósofos franceses debatían con más vehemencia que nunca

sobre los derechos de la humanidad. Además, eran pocos los políticos o filósofos

que atacaban el racismo, el colonialismo y la esclavitud de un solo golpe y con igual

vehemencia. Tanto en Francia como en Inglaterra, el colonialismo, la retórica

proesclavista y el racismo se entremezclaban y reforzaban mutuamente sin nunca

confundirse del todo. Lo mismo sucedía con sus opuestos, lo cual dejaba mucho

espacio para múltiples posiciones.12

A pesar de esta multiplicidad, no había ninguna duda sobre la superioridad

occidental, sino sólo sobre su uso y efecto adecuado. Tal vez la crítica más radical al

colonialismo en la Francia de la Ilustración haya sido L’Histoire des deux Indes,

firmada por el Abbé Raynal y con el filósofo y enciclopedista Denis Diderot como

colaborador en las sombras –y, para algunos, principal responsable- en los pasajes

anti-colonialistas.13 Sin embargo, el libro nunca cuestionó por completo los

principios ontológicos detrás de la empresa colonialista, a saber, que las diferencias

entre las formas de la humanidad no eran sólo de grado sino de clase, no históricas,

sino primordiales. La polifonía del libro limitó aún más su impacto antiesclavista.14

Como señala correctamente Bonnet, L’Histoire es un libro que venera a la vez la

Page 167: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

visión inmóvil del buen salvaje y los beneficios de la industria y la actividad

humana.15

Detrás del radicalismo de Diderot y Raynal había, en última instancia, un

proyecto de gestión colonial, que incluía de hecho la abolición de la esclavitud, pero

sólo en el largo plazo y como parte de un proceso que apuntaba a un mejor control

de las colonias.16 El acceso al status humano no llevaba ipso facto a la

autodeterminación. En síntesis, aquí también, como en Condorcet, como en

Mirabeau, como en Jefferson, a fin de cuentas, hay grados de humanidad.

El vocabulario de la época revela esa gradación. Cuando se hablaba del

producto biológico de las relaciones sexuales entre negros y blancos, se hablaba del

“hombre de color”, como si los dos términos no fueran necesariamente juntos: la

humanidad sin marcas es blanca. El capitán de un barco de esclavos enfatizaba

abiertamente esta oposición implícita entre los “Hombres” blancos y el resto de la

especie humana. Luego de que los defensores franceses de los hombres de color

libres crearan en París la Société des Amis des Noirs, el capitán pro esclavista se

autodenominó orgullosamente “l’Ami des Hommes”. Los Amigos de los Negros no

eran necesariamente Amigos del Hombre.17 La oposición terminológica Hombre

versus Nativo (u Hombre versus Negro) tiñó la literatura europea sobre las Américas

desde 1492 hasta la Revolución Haitiana y más allá. Ni siquiera el dúo radical

Diderot-Raynal escapó a ella. Relatando una de las primeras exploraciones

españolas, escribían: “¿No era este puñado de hombres, rodeado por una

innumerable multitud de nativos,... presa de la alarma y el terror, con o sin

fundamentos?18

No tiene sentido castigar a escritores muertos hace mucho tiempo por usar las

palabras de su época o por no compartir los puntos de vista ideológicos que hoy

damos por sentados. Para evitar que acusaciones de corrección política trivialicen la

cuestión, permítaseme recalcar que no estoy sugiriendo que los hombres y mujeres

del siglo XVIII deberían haber pensado en la fundamental igualdad de la especie

humana, de la misma manera en que algunos de nosotros lo hacemos hoy. Por el

contrario, estoy sosteniendo que ellos no podían haberlo hecho. Pero también estoy

extrayendo una lección de la comprensión de esta imposibilidad histórica. La

Revolución Haitiana desafió los supuestos ontológicos y políticos de los autores más

radicales de la Ilustración. Los acontecimientos que conmocionaron a Saint-

Domingue de 1791 a 1804 constituyeron una secuencia para la cual ni siquiera la

extrema izquierda de Francia o Inglaterra tenía un marco de referencia conceptual.

Eran hechos “impensables” en el marco del pensamiento occidental.

Pierre Bourdieu define lo impensable como aquello para lo cual no poseemos

los instrumentos de conceptualización adecuados. Según el autor: “En lo impensable

de una época, se encuentra todo aquello que no se puede pensar por falta de

inclinaciones éticas o políticas que predispongan a tomarlo en cuenta o en

consideración, pero también aquello que no se puede pensar por falta de

instrumentos de pensamiento tales como problemáticas, conceptos, métodos,

técnicas.”19 Lo impensable es aquello que no se puede concebir dentro de la gama de

alternativas posibles, aquello que tergiversa todas las respuestas porque desafía los

términos bajo los cuales fueron formuladas las preguntas. En ese sentido, la

Revolución Haitiana fue impensable en su tiempo: desafiaba la estructura misma

dentro de la cual partidarios y oponentes habían analizado la raza, el colonialismo y

la esclavitud en las Américas.

Page 168: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Preludio a las Noticias: El Fracaso de las Categorías

Entre los primeros envíos de esclavos de principios del siglo XVI y la

insurrección del norte de Saint-Domingue en 1791, la mayoría de los observadores

occidentales había considerado las manifestaciones de resistencia y desafío de los

esclavos con la ambivalencia característica de su visión general de la colonización y

la esclavitud. Por un lado, la resistencia y el desafío no existían, ya que reconocerlos

era reconocer la humanidad de los esclavizados.20 Por otro lado, dado que la

resistencia ocurría, era castigada muy severamente, dentro o fuera de las

plantaciones. De este modo, junto a un discurso que afirmaba la conformidad de los

esclavos, se montó una plétora de leyes, consejos y medidas, tanto legales como

ilegales, para frenar la resistencia que se negaba en teoría.

Estas dos actitudes a menudo se mezclaban en las publicaciones, los diarios y

la correspondencia de los plantadores. Como su contacto con la realidad no les

permitía negar rotundamente la resistencia, los plantadores y administradores

intentaron dotarse de algunas certezas que les dieran tranquilidad, trivializando sus

manifestaciones. La resistencia no existía como un fenómeno global. Por el

contrario, cada caso de desafío inequívoco, cada posible instancia de resistencia,

eran tratados en forma aislada, y despojados de su contenido político. El esclavo A

huyó porque era particularmente maltratado por su amo. El esclavo B desapareció

porque no era alimentado apropiadamente. La esclava X se suicidó en un arrebato

mortal. La esclava Y envenenó a su ama porque estaba celosa. El fugitivo emerge de

esta literatura –que aún tiene sus discípulos- como un animal motivado por pulsiones

biológicas o, en el mejor de los casos, como un caso patológico. El esclavo rebelde

es un negro inadaptado, un adolescente amotinado (que come tierra hasta morir), una

madre infanticida, un desviado. En la medida en que se les reconoce pecados propios

de la humanidad, se lo hace sólo como evidencia de una patología.

Visto retrospectivamente, este argumento no es muy convincente para alguien

que conoce del infinito espectro de reacciones humanas a las diferentes formas de

dominación. En el mejor de los casos, es una anémica caricatura del individualismo

metodológico. Aunque cada una de las explicaciones fuera cierta, la suma de todas

ellas diría poco de las causas y efectos de la repetición de tales casos.

De hecho, este argumento ni siquiera convencía a los propios plantadores.

Ellos se aferraban a él porque era el único esquema que les permitía no encarar la

cuestión como un fenómeno masivo. Esta última interpretación era inconcebible, ya

que la tendencia a proclamar su propia normalidad es inherente a cualquier sistema

de dominación. Reconocer la resistencia como un fenómeno masivo es reconocer la

posibilidad de que algo está mal en el sistema. Los plantadores del Caribe, al igual

que sus homólogos en Brasil y los Estados Unidos, rechazaban sistemáticamente esa

concesión ideológica, y sus argumentos en defensa de la esclavitud fueron centrales

para el desarrollo del racismo científico.

Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, la sucesión de revueltas en las

plantaciones y, especialmente, la consolidación de grandes colonias de fugitivos en

Jamaica y en las Guayanas, con quienes los gobiernos coloniales tenían que

negociar, socavaban gradualmente la imagen de sumisión y el argumento

complementario de la inadaptación patológica. Por mucho que algunos observadores

quisieran ver en estas huidas masivas un signo de la fuerza que la naturaleza ejercía

sobre el animal-esclavo, la posibilidad de la resistencia de masas penetró en el

discurso occidental.

Esta penetración, sin embargo, fue limitada. Cuando Louis-Sébastien Mercier

anunció la llegada de un vengador del Nuevo Mundo en 1771, lo hizo en una novela

Page 169: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

de predicción, en una utopía.21 El objetivo era advertir a los europeos de las

fatalidades que les esperaban si no cambiaban sus modos. De manera similar,

cuando el dúo Raynal-Diderot hablaba de un Espartaco negro, no estaba prediciendo

claramente a un personaje al estilo de Louverture, como algunos querrían ver en

retrospectiva.22 En las páginas de la Histoire des deux Indes en que aparece ese

pasaje, la amenaza de un Espartaco negro es expresada como una advertencia. No se

refiere a Saint-Domingue, sino a Jamaica y a Guyana, donde “hay establecidas dos

colonias de negros fugitivos... Estos relámpagos anuncian el trueno, y a los negros

sólo les falta un jefe lo suficientemente valeroso como para guiarlos hacia la

venganza y la masacre. ¿Dónde está él, este gran hombre a quien la naturaleza le

debe quizás el honor de la especie humana? ¿Dónde está este nuevo Espartaco? ...”23

En esta versión del famoso fragmento, modificado en sucesivas ediciones de

la Histoire, la postura más radical es la referencia inequívoca a una única especie

humana. Pero al igual que en Las Casas, en Buffon o en la izquierda de la Asamblea

Nacional, las conclusiones prácticas de lo que parece una filosofía revolucionaria

son ambiguas. La evocación de una rebelión de esclavos, tanto en Diderot-Raynal

como en las otras pocas ocasiones en que aparece por escrito, funcionaba

principalmente como un dispositivo retórico. La posibilidad concreta de que una

rebelión tal prosperara hacia una revolución y un estado negro moderno seguía

siendo parte de lo impensable.

En efecto, el llamamiento político –si lo hubo- es confuso. Por empezar, los

interlocutores de Diderot no son las masas esclavizadas, ni siquiera el Espartaco que

podría o no surgir en un futuro incierto. Diderot es aquí la voz del Occidente

ilustrado, advirtiendo al Occidente colonialista.24

Segundo, y más importante, “la esclavitud” era en aquel tiempo una metáfora

fácil, accesible a un gran público que sabía que esa palabra representaba diversos

males, excepto, quizás, la esclavitud misma. La esclavitud, en el lenguaje de los

filósofos, podía significar todo lo negativo del dominio europeo, tanto en Europa

como en otras partes. Por ejemplo, el mismo Diderot aplaudía a los revolucionarios

de los Estados Unidos por haber “quemado sus cadenas”, por haber “rechazado la

esclavitud”. No importaba que algunos de ellos poseyeran esclavos. La Marseillaise

también era un grito contra la “esclavitud”.25 Los mulatos del Caribe, dueños de

esclavos, le decían a la Asamblea Nacional que su status como hombres libres de

segunda clase era equivalente a la esclavitud26. Este uso metafórico permeaba el

discurso de diversas disciplinas nacientes, desde la filosofía a la economía política,

hasta Marx y más allá. Las referencias a la resistencia esclava deben, por lo tanto,

observarse a la luz de estos clichés retóricos. Si hoy podemos leer las sucesivas

"Declaraciones de los Derechos del Hombre" o el Bill of Rights de los Estados

Unidos, como si incluyeran naturalmente a todos los seres humanos, está lejos de ser

cierto que esta lectura revisionista fuera la interpretación preferida por los

"hombres" de 1789 y 1791.27

Tercero, tanto aquí como en los pocos textos que hablan claramente del

derecho a la insurrección, la posibilidad de una rebelión exitosa de los esclavos u

otros pueblos colonizados se encuentra en un futuro muy distante, es todavía un

fantasma de lo que podría pasar si el sistema permaneciera inalterado.28 Esto

implica, por supuesto, que las mejoras dentro del sistema o desde el sistema, podían

evitar la masacre -sin duda, un resultado no deseado por los filósofos.

Cuarto y último, esta fue una era de cambio y contradicciones. Pocos

pensadores sostenían una política acorde a su filosofía. La acción radical sobre la

cuestión de la esclavitud provino a menudo de rincones insospechados,

particularmente de Inglaterra o los Estados Unidos.29 Luego de analizar las

contradicciones de la Histoire, Michèle Duchet concluye que el libro es

Page 170: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

políticamente reformista y filosóficamente revolucionario. Pero incluso la

revolución filosófica no es tan nítida como aparece en principio, y Duchet admite en

otro momento que, para Raynal, civilizar es colonizar.30

Las contradicciones abundaban al interior de la filosofía, de la política y entre

ambas, incluso en la izquierda radical. Se ven claramente en las tácticas del grupo de

presión en favor de los mulatos, la Société des Amis des Noirs. El punto de partida

filosófico de la Société era, desde luego, la plena igualdad de la humanidad: algunos

de sus miembros fundadores participaron en la redacción de la Declaración de los

Derechos del Hombre. Pero también aquí había grados de humanidad. La única

campaña importante de los autoproclamados Amigos de los Negros fue su esfuerzo

para garantizar los derechos civiles y políticos de los propietarios mulatos libres.

Este énfasis no era simplemente una maniobra táctica. Muchos miembros de la

izquierda de la Asamblea fueron mucho más allá de lo necesario para enfatizar que

no valía la pena defender a todos los negros por igual. El 11 de diciembre de 1791,

Grégoire, por ejemplo, denunció el peligro de sugerir derechos políticos para los

esclavos negros. “Dar derechos políticos a hombres que no conocen sus deberes,

sería tal vez como poner una espada en las manos de un loco”31

Las contradicciones no fueron menos evidentes en otros casos. Bajo un

seudónimo que evocaba tanto el judaísmo como la negritud, Condorcet mostraba

todos los males de la esclavitud, pero luego llamaba a una abolición gradual.32 El

abolicionista Diderot saludaba a la Revolución Norteamericana, que había

conservado la esclavitud. Jean Pierre Brissot pedía a su amigo Jefferson, cuya

postura sobre la esclavitud no era cuestionada en Francia, que se uniera a los Amis

des Noirs!33 Aparte de Marat y –en mucho menor medida- Robespierre, pocos de los

revolucionarios franceses más destacados reconocían el derecho de los franceses

blancos de sublevarse contra el colonialismo, el mismo derecho cuya aplicación

admiraban en la Norteamérica británica.

En resumen, a pesar de los debates filosóficos y del ascenso del

abolicionismo, la Revolución Haitiana era impensable en Occidente, no sólo porque

desafiaba a la esclavitud y al racismo, sino también por la forma en que lo hizo.

Cuando la insurrección estalló por primera vez en el norte de Saint-Domingue,

varios escritores radicales en Europa y muy pocos en las Américas habían estado

dispuestos a reconocer, con variadas reservas –tanto prácticas como filosóficas-, la

humanidad de los esclavizados. Casi ninguno infirió de este reconocimiento la

necesidad de abolir inmediatamente la esclavitud. De modo similar, un puñado de

escritores había evocado intermitentemente y, muy a menudo, metafóricamente, la

posibilidad de una resistencia de masas entre los esclavos. Casi ninguno había

admitido realmente que los esclavos podrían –dejemos de lado si deberían-

revelarse34. Louis Sala-Molins afirma que la esclavitud era la prueba de fuego para

la Ilustración. Podemos dar un paso más y decir que la Revolución Haitiana fue la

prueba de fuego para las pretensiones universalistas tanto de la revolución francesa

como de la norteamericana. Y ambas fracasaron. En 1791, no hay ningún debate

público registrado en Francia, en Inglaterra o en los Estados Unidos, sobre el

derecho de los esclavos negros a la autodeterminación, ni sobre el derecho de

alcanzarla por medio de la resistencia armada.

La revolución no sólo fue impensable y, por tanto, inesperada en Occidente,

fue también -en gran medida- no dicha entre los propios esclavos. Con esto quiero

decir que la Revolución no fue precedida, ni siquiera acompañada, por un discurso

intelectual explícito.35 Una razón es que la mayoría de los esclavos eran analfabetos

y la palabra impresa no era un medio de propaganda realista en el contexto de una

colonia de esclavos. Pero otra razón es que las reivindicaciones de la revolución eran

Page 171: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

demasiado radicales para ser formuladas antes de los hechos. Sólo la práctica

triunfante podía afirmarlas a posteriori. En ese sentido, la revolución estaba en los

límites de lo pensable, incluso en Saint-Domingue, incluso entre los esclavos, e

incluso entre sus propios líderes.

Es necesario recordar que los principios centrales de la filosofía política que

se volvieron explícitos en Saint-Domingue/Haití entre 1791 y 1804 no fueron

aceptados por la opinión pública mundial hasta después de la Segunda Guerra

Mundial. Cuando estalló la Revolución Haitiana, sólo el cinco por ciento de una

población mundial estimada en 800 millones, habría sido considerada “libre” según

los estándares modernos. La campaña británica en favor de la abolición de la trata

de esclavos estaba en su infancia; la abolición de la esclavitud estaba todavía más

lejos. Los alegatos acerca de la unicidad fundamental de la especie humana, sobre la

irrelevancia ética de las categorías raciales o la situación geográfica para lo que

respecta a la forma de gobierno y, por cierto, sobre el derecho de todos los pueblos a

la autodeterminación, iban en contra del sentido común en el mundo atlántico y más

allá. En Saint-Domingue, sólo se pudieron manifestar a través de la práctica.

Necesariamente, la Revolución Haitiana tuvo que pensarse a sí misma, política y

filosóficamente, a medida que ocurría. Su proyecto, cada vez más radicalizado a lo

largo de trece años de combates, se reveló en sucesivas conmociones. A lo largo de

cada una de sus imprevistas fases, el discurso quedó siempre a la zaga de la práctica.

La Revolución Haitiana se expresó principalmente a través de sus acciones, y

a través de su práctica política desafió a la filosofía y al colonialismo de Occidente.

Aunque produjo unos pocos textos cuyo significado filosófico es explícito -desde la

declaración de Camp Turel de Louverture al Acta de la Independencia de Haití y la

Constitución de 1805-, su novedad intelectual e ideológica aparecía más claramente

con todos y cada uno de los umbrales políticos que cruzaba: de la insurrección de

masas (1791) al derrumbamiento del aparato colonial (1793), de la libertad general

(1794) a la conquista del aparato estatal (1797-98), del control de ese estado por

Louverture (1801) a la proclamación de la independencia haitiana con Dessalines

(1804). Cada uno de estos pasos –que condujeron a y culminaron con la emergencia

de un moderno "estado negro", todavía impensable en gran medida hasta el siglo

XX- profundizaba el desafío al orden ontológico de Occidente y al orden global del

colonialismo.

Esto también significaba que los revolucionarios haitianos no estaban tan

condicionados por límites ideológicos previamente establecidos por intelectuales

profesionales de la colonia o de otras partes; que podían abrir nuevos caminos –y, de

hecho, lo hicieron reiteradamente. Pero significaba además que el debate filosófico y

político en Occidente, cuando se daba, sólo podía ser reactivo. Lidiaba con lo

imposible sólo después de que lo imposible era ya un hecho; y aún entonces, los

hechos no eran siempre aceptados como tales.

Lidiando con lo impensable: Los fracasos de la narración.

Cuando las noticias del masivo levantamiento de agosto de 1791 golpearon a

Francia por primera vez, la reacción más común entre las partes interesadas fue la

incredulidad: los hechos eran demasiado inverosímiles; las noticias tenían que ser

falsas. Sólo los más ruidosos representantes del partido de los plantadores las

tomaron en serio, en parte porque fueron los primeros en ser informados a través de

sus contactos británicos, y en parte porque eran quienes más tenían que perder si de

hecho la noticia era confirmada. Otros, incluidos los plantadores de color que

estaban en ese momento en Francia y la mayoría del ala izquierda de la Asamblea

Nacional, simplemente no podían conciliar su percepción de los negros con la idea

Page 172: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

de una rebelión negra a gran escala.36 En un apasionado discurso dirigido a la

Asamblea Nacional el 30 de octubre de 1791, el delegado Jean-Pierre Brissot,

miembro fundador de los Amis des Noirs y anticolonialista moderado, resumió las

razones por las cuales las noticias tenían que ser falsas: a) cualquiera que conociera a

los negros tenía que darse cuenta de que era sencillamente imposible que cincuenta

mil de ellos se reunieran tan rápido y actuaran de común acuerdo; b) los esclavos no

podían concebir la rebelión por sí mismos, y los mulatos y blancos no eran tan

insensatos como para incitarlos a la violencia a gran escala; c) aún si los esclavos se

hubieran rebelado en cantidades tan enormes, las tropas francesas, que eran

superiores, los habrían derrotado. Brissot continuó:

¿Qué son 50.000 hombres mal armados, indisciplinados y

habituados a temer cuando se enfrentan con 1.800 franceses

acostumbrados a la ser temidos? ¡Qué! ¿En 1751, Dupleix y unos pocos

cientos de franceses pudieron romper el sitio de Pondichéri y vencer a un

ejército bien equipado de 100.000 indios, y M. de Blanchelande, con

tropas francesas y cañones, debería temer a una tropa muy inferior de

negros apenas armados?37

Con semejantes afirmaciones de un “Amigo”, la revolución no necesitaba

enemigos. Sin embargo, esa era la opinión mayoritaria en la Asamblea, desde la

izquierda hasta la centro-derecha, hasta que la noticia se confirmó fuera de toda

duda. Esta confirmación no modificó los puntos de vista dominantes. Cuando las

noticias detalladas llegaron a Francia, muchos observadores estaban atemorizados no

por la revuelta en sí, sino por el hecho de que los colonos habían apelado a los

ingleses.38 Un serio peligro a largo plazo de parte de los negros era todavía

impensable. Sin embargo, lentamente, la envergadura de la sublevación fue

asimilada. Pero incluso entonces, como sucedió previamente en Jamaica, Cuba y los

Estados Unidos, también en Francia y en Saint-Domingue los plantadores,

administradores, políticos o ideólogos encontraron explicaciones que hicieron

encajar a la rebelión dentro de su visión del mundo, insertando los hechos en el

orden apropiado del discurso. Dado que los negros no podían haber generado una

empresa de tal magnitud, la insurrección se convirtió en una repercusión

desafortunada de los errores de cálculo de los plantadores. No aspiraba a un cambio

revolucionario, dadas sus influencias monárquicas. No era apoyada por la mayoría

de la población esclava. Se debía a agitadores foráneos. Era la consecuencia

inesperada de varias conspiraciones que contaban con la connivencia de no esclavos.

Cada parte eligió a su enemigo preferido como el conspirador más probable detrás

del levantamiento esclavo. Conspiradores monárquicos, británicos, mulatos o

republicanos fueron vistos o escuchados en todas partes por testigos dudosos e

interesados. Los colonialistas conservadores y los republicanos antiesclavistas se

acusaban mutuamente de ser los cerebros detrás de la revuelta. Estas conclusiones

provenían de escritos que, posiblemente, no habrían podido alcanzar ni conmover a

los esclavos de Saint-Domingue, aún si hubieran sabido leer. En un discurso

revelador, el diputado Blangilly instó a sus colegas a considerar la posibilidad de

que la rebelión se debiera, al menos en parte, al natural deseo de libertad de los

esclavos –una posibilidad que la mayoría rechazó entonces y con posterioridad.

Blangilly procedió entonces a proponer la que era, en su opinión, la conclusión más

lógica: una ley para el mejoramiento de las condiciones de esclavitud.39 Aunque

legítimo, el deseo natural de libertad de los esclavos no podía satisfacerse sin

amenazar los intereses franceses.

Page 173: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Al menos por trece años, la opinión pública occidental continuó con este

juego de escondidas respecto de las noticias que llegaban de Saint-Domingue. Con

cada nuevo umbral traspasado, el discurso acomodaba algunos de los datos

irrefutables, cuestionaba otros y proporcionaba explicaciones tranquilizadoras para

conformar un nuevo paquete. Para la primavera de 1792, por ejemplo, ni el más

distante observador podía ya negar el alcance de la rebelión, el extraordinario

número de esclavos y de plantaciones involucrados, la magnitud de las pérdidas

materiales de los colonos. Pero entonces, muchos, incluso en Saint-Domingue,

sostenían que el desastre era transitorio, que todo retornaría al orden. Así, un testigo

presencial comentaba: “Si los blancos y los mulatos libres supieran lo que es bueno

para ellos y permanecieran fuertemente unidos, es muy posible que las cosas

vuelvan a la normalidad, considerando el ascendiente que el blanco ha tenido

siempre sobre los negros”.40 Nótese la duda (el testigo está tentado de creerle a sus

ojos); pero nótese también que la nomenclatura no ha cambiado. La visión del

mundo se impone sobre los hechos: la hegemonía blanca es natural y se da por

supuesta; cualquier alternativa permanece aún en la esfera de lo impensable. Pero

este pasaje fue escrito en Diciembre de 1792. En ese momento, tras el caos político y

las muchas batallas entre diversas facciones armadas, Toussaint Louverture y sus

seguidores más cercanos estaban forjando la vanguardia que empujaría a la

revolución hasta el punto de no retorno. En efecto, seis meses más tarde, el

comisario civil Léger Félicité Sonthonax fue forzado a declarar libres a todos los

esclavos dispuestos a luchar bajo la bandera republicana francesa. Unas pocas

semanas después de la proclama de Sonthonax, en agosto de 1793, Toussaint

Louverture subió la apuesta con su proclama de Camp Turel: libertad inmediata e

incondicional, e igualdad para todos.

Para entonces, las viejas teorías conspirativas deberían haberse vuelto

irrelevantes. Claramente, el partido de Louverture no estaba dispuesto a aceptar

órdenes de colonos, jacobinos franceses o agentes de potencias extranjeras. Lo que

estaba ocurriendo en Saint-Domingue era, según todas las definiciones, la más

importante rebelión de esclavos jamás vista y había desarrollado su propia dinámica.

Sorpresivamente, las teorías conspirativas sobrevivieron lo suficiente como para

justificar los juicios de unos pocos franceses acusados de haber fomentado o

ayudado a la rebelión, desde Blanchelande, el viejo Gobernador monárquico de

1791, hasta el Gobernador republicano Lavaux y Félicité Sonthonax, el jacobino.41

A medida que crecía el poder de Louverture, todos los otros partidos luchaban

para convencerse a sí mismos y a sus pares de que los logros de la dirigencia negra

beneficiarían, en última instancia, a alguien más. La nueva elite negra tenía que ser,

voluntariamente o no, el peón de una "importante" potencia internacional. De otro

modo, la colonia se desmoronaría y un legítimo estado internacional recogería los

pedazos. Las teorías que sólo preveían el caos bajo el liderazgo negro, continuaron

aún después de que Louverture y sus lugartenientes afianzaron totalmente el aparato

militar, político y civil de la colonia. Si algunos gobiernos extranjeros –

notablemente, los Estados Unidos- estaban dispuestos a mantener una colaboración

moderada con el régimen de Louverture, era en parte porque “sabían” que un estado

independiente encabezado por ex esclavos era un imposible. Puede que Toussaint

mismo no haya creído en la posibilidad de la independencia mientras, en la práctica,

estaba gobernando Saint-Domingue como si fuera independiente.

Tanto en Saint-Domingue, como en Norteamérica y Europa, la opinión corría

constantemente detrás de los hechos. Las predicciones, cuando se hacían, se

revelaban inútiles. Una vez que se puso en marcha la expedición francesa de

reconquista en 1802, los expertos se convencieron fácilmente de que Francia ganaría

Page 174: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

la guerra. En Inglaterra, el Cobbet Political Register dudaba de que Toussaint

opusiera siquiera resistencia. Era probable que huyera del país.42 El mismo Leclerc,

comandante de las fuerzas francesas, predijo a principios de febrero que la guerra

acabaría en dos semanas. Se equivocó por dos años. Sin embargo, los plantadores de

Saint-Domingue parecían compartir su optimismo. Leclerc reportó al Ministerio de

Marina que los residentes franceses ya estaban saboreando la victoria. Los

periódicos de Europa, Norteamérica y América Latina traducían y hacían

comentarios sobre estos partes: la restauración estaba cerca.

Hacia mediados de 1802, la debacle del ejército de Louverture parecía

confirmar esa profecía. El rechazo de la tregua por una minoría significativa de los

rebeldes armados -entre quienes estaba Sans Souci- y la reanudación a gran escala

de las operaciones militares, cuando la guerra dentro de la guerra obligó al alto

mando colonial a unirse a la revolución en el otoño de 1802, no modificaron

demasiado las visiones dominantes. A pesar de la alianza entre las fuerzas de

Dessalines, Pétion y Christoph y de las reiteradas victorias del nuevo ejército

revolucionario, pocos fuera de Saint-Domingue podían prever el resultado de esta

rebelión negra. Aún en el otoño de 1803, una victoria completa de los antiguos

esclavos y la creación de un estado independiente era todavía impensable en Europa

y Norteamérica. Sólo mucho después de la declaración de independencia de 1804, el

hecho consumado sería aceptado de mala gana.

De mala gana, por cierto. El reconocimiento internacional de la

independencia haitiana fue todavía más difícil de conseguir que la victoria militar

sobre las fuerzas de Napoleón. Llevó más tiempo y más recursos, más de medio

siglo de luchas diplomáticas. Francia impuso una pesada indemnización al estado

haitiano a cambio de reconocer formalmente su propia derrota. Los Estados Unidos

y el Vaticano, notablemente, reconocieron la independencia de Haití recién en la

segunda mitad del siglo XIX.

El rechazo diplomático fue sólo un síntoma de una negación subyacente. Los

propios hechos de la revolución eran incompatibles con principios fundamentales de

las ideologías dominantes en Occidente, y siguieron siéndolo al menos hasta el

primer cuarto del siglo XX. Entre la independencia haitiana y la Primera Guerra

Mundial, a pesar de las sucesivas aboliciones de la esclavitud, las escalas con que la

mayoría de los europeos y americanos clasificaban a la humanidad, sufrieron pocos

cambios. De hecho, algunas opiniones empeoraron.43 El siglo XIX fue, en muchos

sentidos, un siglo de retroceso respecto de algunos de los debates de la Ilustración.

El racismo científico, un tópico en crecimiento aunque muy discutido del

pensamiento ilustrado, consiguió una audiencia mucho más amplia, legitimando aún

más la nomenclatura ontológica heredada del Renacimiento. El reparto de Asia y,

sobre todo, de África, reforzó tanto la práctica como la ideología colonial. Así, en la

mayoría de los países, salvo Haití, más de un siglo después de que ocurriera, la

revolución era todavía, en gran parte, una historia impensable.

Supresión y trivialización: Los Silencios en la Historia Mundial

Hasta el momento he desarrollado dos puntos centrales. Primero, antes de que

ocurriera, la cadena de eventos que constituye la Revolución Haitiana era

impensable. Segundo, a medida que ésta se desarrollaba, muchos participantes y

observadores acomodaban sistemáticamente los acontecimientos para que encajaran

en su universo de posibilidades. Es decir, se los hacía entrar en narrativas que

tuvieran sentido para la mayoría de los observadores y lectores occidentales. Ahora

demostraré cómo la revolución, pensada imposible por sus contemporáneos, ha sido

Page 175: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

silenciada también por los historiadores. Lo asombroso de esta historia es hasta qué

punto los historiadores han tratado los acontecimientos en Saint-Domingue de forma

muy similar a las reacciones de sus contemporáneos occidentales. Es decir, las

narrativas que construyeron los historiadores en torno a estos hechos son

notablemente similares a las producidas por los individuos que pensaban que tal

revolución era imposible.

El tratamiento de la Revolución Haitiana en la historia escrita fuera de Haití

revela dos familias de tropos que son idénticos, en términos formales (retóricos), a

figuras del discurso de fines del siglo XVIII. El primer tipo de tropos son fórmulas

que tienden a borrar directamente el hecho de una revolución. Yo les llamo, para

abreviar, fórmulas de supresión. La segunda clase tiende a vaciar de su contenido

revolucionario a ciertos eventos, de forma tal que toda la cadena de hechos, roída

desde todos lados, se trivializa. Es lo que llamo fórmulas de banalización. La

primera forma caracteriza principalmente a los generalistas y los divulgadores –

autores de libros de texto, por ejemplo. La segunda es la fórmula preferida de los

especialistas. El primer tipo nos recuerda el silencio general sobre la resistencia en la

Europa y la Norteamérica del siglo XVIII. El segundo nos recuerda las explicaciones

de los especialistas de la época, los capataces y administradores de Saint-Domingue

o los políticos de París. Ambas son fórmulas de silencio.

La literatura sobre la esclavitud en las Américas y sobre el Holocausto sugiere

que puede haber similitudes estructurales en los silenciamientos generales o, como

mínimo, que la supresión y la banalización no son exclusivas de la Revolución

Haitiana. En el plano general, algunas narrativas anulan lo que sucedió a través de la

supresión directa de los hechos o de su relevancia. “Eso” no sucedió realmente; no

era tan malo, o tan importante. Los desafíos frontales al hecho del Holocausto o a la

relevancia de la esclavitud afroamericana pertenecen a este tipo: Los alemanes no

construyeron realmente cámaras de gas; la esclavitud no sólo le sucedió a los negros.

En un plano aparentemente diferente, otras narrativas endulzan el horror o banalizan

la singularidad de una situación concentrándose en los detalles: cada tren a

Auschwitz puede ser explicado en sus propios términos; algunos esclavos de los

Estados Unidos estaban mejor alimentados que los trabajadores británicos; algunos

judíos sobrevivieron. El efecto conjunto de estas dos clases de fórmulas resulta en

un poderoso silenciamiento: todo lo que no ha sido anulado en el plano de la

generalidad, sucumbe en la irrelevancia acumulada de un montón de detalles.

Definitivamente, es este el caso de la Revolución Haitiana.44

El silencio general que la historiografía occidental produjo alrededor de la

Revolución Haitiana fue originalmente resultado de la incapacidad para expresar lo

impensable. Pero irónicamente, fue reforzado por la importancia de la revolución

para sus contemporáneos y la generación inmediatamente posterior. Desde 1791-

1804 hasta mediados del siglo XIX, muchos europeos y norteamericanos vieron esa

revolución como una prueba de fuego para la raza negra o, al menos, para las

capacidades de todos los afroamericanos. También lo fue para los haitianos, como lo

demuestran claramente los pronunciamientos de Vastey sobre Sans Souci.45 Los

fuertes y palacios de Christophe, la eficiencia militar de los ex esclavos, el impacto

de la fiebre amarilla sobre las tropas francesas y el peso relativo de factores externos

en la dinámica revolucionaria tuvieron gran peso en estos debates. Pero si la

revolución fue significativa para los haitianos –y especialmente para las elites

emergentes que se autoproclamaban sus herederas- para la mayoría de los

extranjeros fue fundamentalmente un hecho fortuito dentro de una cuestión mayor.

Así, apologistas y detractores por igual, abolicionistas y racistas declarados,

intelectuales liberales, economistas y propietarios de esclavos, utilizaron los

acontecimientos de Saint-Domingue para sentar sus posiciones, sin considerar la

Page 176: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

historia de Haití como tal. Haití les importaba a todos, pero sólo como un pretexto

para hablar de algo más.46

Al cabo del tiempo, el propio destino de Haití reforzó el silenciamiento de la

revolución. Condenado al ostracismo durante la mayor parte del siglo XIX, el país se

deterioró tanto económica como políticamente –en parte como resultado de este

ostracismo.47 A medida que Haití declinaba, la realidad de la revolución parecía cada

vez más distante, un hecho inverosímil que tuvo lugar en un pasado difícil y para el

cual nadie tenía una explicación racional. La revolución que era impensable se

convirtió en un no-acontecimiento.

Finalmente, el silenciamiento de la Revolución Haitiana también se

corresponde con la relegación a un segundo plano de la historia de los tres temas a

los cuales estaba ligada: el racismo, la esclavitud y el colonialismo. A pesar de su

importancia en la formación de lo que hoy llamamos Occidente, a pesar de los

súbitos arrebatos de interés, como en los Estados Unidos a mediados de los ’70,

ninguno de estos temas ha sido nunca una preocupación central de la tradición

historiográfica de los países occidentales. De hecho, cada uno de estos temas

experimentó reiterados períodos de silencio, de diferente duración e intensidad, en

España, Francia, Gran Bretaña, Portugal, los Países Bajos y los Estados Unidos.

Cuanto menos parecen importar el colonialismo y el racismo en la historia mundial,

menos importante es la Revolución Haitiana.

Por lo tanto, no sorprende que mientras las historiografías occidentales siguen

profundamente guiadas por intereses nacionales –si bien no siempre nacionalistas-,

el silenciamiento de Saint-Domingue/Haití se perpetúa en textos históricos

considerados como modelos del género. El silencio es reproducido también en

manuales y obras populares que son la principal fuente de acceso a la historia

mundial para las masas letradas de Europa, las Américas y amplias porciones del

Tercer Mundo. Este corpus ha enseñado a generaciones de lectores que el período

que va de 1776 a 1843 puede llamarse correctamente “La Era de las Revoluciones”.

Al mismo tiempo, este corpus ha permanecido mudo respecto de la revolución

política más radical de esa era.

En los Estados Unidos, por ejemplo, con las notables excepciones de Henry

Adams y W.E.B. Du Bois, hasta la década de 1970 pocos autores reconocidos

concedieron alguna importancia a la Revolución Haitiana en sus en sus escritos

históricos. Muy pocos libros de texto la mencionaron siquiera. Cuando lo hicieron,

la transformaron en una "revuelta", una "rebelión". El silencio actual de la mayoría

de los manuales de América Latina es aún más trágico. Asimismo, los historiadores

de Polonia han prestado poca atención a los cinco mil polacos involucrados en las

campañas de Saint-Domingue. El silencio persiste también en Inglaterra, a pesar del

hecho de que los británicos perdieron arriba de sesenta mil hombres en ocho años,

en una campaña contra Francia en el Caribe, en la cual Saint-Domingue era el

premio más codiciado. La Revolución Haitiana aparece oblicuamente como parte de

la historia de la medicina. El vencedor es la enfermedad, no los haitianos. El

Penguin Dictionary of Modern History, una enciclopedia de bolsillo de circulación

masiva que abarca el período de 1789 a 1945, no tiene ni a Saint-Domingue ni a

Haití entre sus entradas. Asimismo, el historiador Eric Hobsbawm, uno de los

mejores analistas de esta era, logró escribir un libro titulado The Age of Revolutions,

1789-1843, en el cual la Revolución Haitiana apenas aparece. El hecho de que

Hobsbawm y los editores del Dictionary se ubicarían probablemente en posiciones

muy distintas dentro del espectro político inglés es un indicio de que los silencios

históricos no sólo reproducen las posiciones políticas manifiestas de los

historiadores. Lo que observamos aquí es el poder del archivo en su máxima

Page 177: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

expresión, el poder de definir lo que es y lo que no es un objeto serio de

investigación y, por tanto, de mención.48

El rol secundario de la ideología consciente y el poder de la corporación de

historiadores para decidir qué es relevante se vuelven evidentes cuando

consideramos el caso de Francia. Francia era el país occidental más directamente

involucrado en la Revolución Haitiana. Francia peleó duro para conservar Saint-

Domingue y pagó un precio muy alto por ello. Napoleón perdió diecinueve

generales franceses en Saint-Domingue, incluido su cuñado. Francia perdió más

hombres en Saint-Domingue que en Waterloo –al igual que Inglaterra.49 Y aunque

Francia se recuperó económicamente de la pérdida de Saint-Domingue, había

entregado de hecho el control de su colonia más valiosa a un ejército negro, y esa

pérdida puso fin al sueño de un Imperio Francés en la América continental. La

Revolución Haitiana provocó la venta de la Luisiana. Sería esperable que tales

“hechos”, ninguno de los cuales es controvertido, generaran una larga cadena de

menciones, aunque fueran negativas. Sin embargo, un examen de la historiografía

francesa revela múltiples capas de silencios.

El silenciamiento comienza con la propia Francia revolucionaria y está ligado

a un silenciamiento más general del colonialismo francés. Aunque hacia la década

de 1780 Francia estaba menos involucrada que Gran Bretaña en la trata de esclavos,

tanto la esclavitud como el colonialismo fueron cruciales para la economía francesa

en la segunda mitad del siglo XVIII.50 Los historiadores debaten sólo el alcance –

más que el hecho- de la dependencia de Francia respecto de sus territorios esclavos

del Caribe. Todos coinciden en que Saint-Domingue era, al momento de su

revolución, la colonia más valiosa del mundo occidental y la posesión más

importante de Francia.51 Muchos contemporáneos habrían estado de acuerdo. Cada

vez que la cuestión colonial era evocada, por ejemplo en las asambleas, se confundía

casi siempre con la esclavitud afroamericana y ambas eran presentadas –más a

menudo, pero no únicamente, por los colonos- como un asunto de vital importancia

para el futuro de Francia.52

Aún dejando lugar, como deberíamos, a la hipérbole retórica, el hecho de que

tal retórica pudiese desplegarse es en sí mismo revelador. Pero entonces

descubrimos una paradoja. Cada vez que las asambleas revolucionarias, los

polemistas, periodistas y políticos que ayudaban a decidir el destino de Francia entre

el estallido de la Revolución Francesa y la independencia de Haití evocaban el

racismo, la esclavitud y el colonialismo, presentaban explícitamente estos temas

como algunas de las cuestiones más importantes que enfrentaba Francia, ya sea en el

terreno moral o económico. Sin embargo, la cantidad de veces que debatieron esos

mismos temas fue sorprendentemente limitada. Considerando tanto el peso de las

colonias en la vida económica francesa, como la vehemencia de la retórica

empleada, el debate público fue de corto alcance. El número de individuos

involucrados, el hecho de que muchos provenían de las elites, la cantidad limitada de

tiempo que la mayoría de los participantes dedicaba a estos asuntos, no reflejan el

lugar central del colonialismo en la existencia objetiva de Francia. Por cierto, no

reflejan ni el alegato de los colonos, ni el de los Amis des Noirs, de que estaba en

juego el futuro económico del país o el presente moral de la nación. Las

investigaciones recientes, incluyendo dos importantes libros de Yves Benot sobre el

colonialismo y la Revolución Francesa, todavía no han desafiado la vieja afirmación

de Daniel Resnick de que la esclavitud era, incluso para los libertarios franceses, “un

asunto menor”53

Con todo, la Francia revolucionaria dejó una estela de registros sobre estas

temáticas. El manejo de las colonias y las comunicaciones tanto públicas como

privadas entre Francia y las Américas también dejaron su huella en el papel. En

Page 178: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

resumen, la inaccesibilidad de las fuentes es sólo relativa. No puede explicar la

enorme indiferencia que la historiografía francesa muestra hacia la cuestión colonial

y, por extensión, hacia la Revolución Haitiana. De hecho, los historiadores franceses

siguen desatendiendo la cuestión colonial, la esclavitud, la resistencia y el racismo

más de lo que lo hicieron las asambleas revolucionarias. La mayoría de los

historiadores ignoraron o simplemente omitieron cualquier registro que hubiera.

Unos pocos se tomaron el tiempo para pasajes cortos y a menudo despectivos sobre

los revolucionarios haitianos antes de pasar, por así decirlo, a temas más

importantes.

La lista de los autores culpables de este silenciamiento incluye nombres

ligados a varias eras, escuelas históricas y posiciones ideológicas, desde Mme. de

Staël, Alexis de Tocqueville, Adolphe Thiers, Alphonse de Lamartine, Jules

Michelet, Albert Mathiez y André Guérin, hasta Albert Soboul. Salvo pequeñas –y

discutibles- excepciones en los trabajos de Ernest Lavisse y, más especialmente, de

Jean Jaurès, el silenciamiento continúa.54 La brillante recopilación de Larousse, The

Great Events of World History, que vino a reproducir -y, se supone, a crear- "la

memoria de la humanidad", produce un silencio más refinado que el diccionario

Penguin de bolsillo. No sólo omite la Revolución Haitiana; también atribuye muy

poco espacio a la esclavitud o al colonialismo.55 Ni siquiera las celebraciones por el

centenario de la emancipación de los esclavos franceses, en 1948, estimularon una

literatura sustancial sobre el tema. Más sorprendentemente, ni la traducción al

francés de Black Jacobins de C.L.R. James, ni la publicación de Toussaint

Louverture, de Aimé Césaire, que colocan al colonialismo y la Revolución Haitiana

como una cuestión central de la Revolución Francesa, activaron la investigación en

Francia.56

Las celebraciones públicas y la avalancha de publicaciones que acompañaron

al Bicentenario de la Revolución Francesa en 1989-1991 reactivaron el silencio. Las

enormes compilaciones de quinientas a mil páginas sobre la Francia revolucionaria

publicadas en la década del 80 y dirigidas por los más prominentes historiadores del

país, muestran un abandono casi total de la cuestión colonial, así como de la

revolución la impuso ante los franceses. Sala-Molins describe y censura la casi total

supresión de Haití, la esclavitud y la colonización por parte de los funcionarios

franceses y el público en general durante las ceremonias que rodearon al

Bicentenario.57

En el marco de este silenciamiento general, la creciente especialización

académica de la historia conduce a una segunda tendencia. Saint-Domingue/Haití

emerge en la intersección de diversos intereses: la historia colonial, la historia

caribeña o afroamericana, la historia de la esclavitud, la historia de los campesinos

del Nuevo Mundo. En cada uno de estos subcampos, se ha vuelto imposible silenciar

el hecho de que tuvo lugar una revolución. En efecto, la revolución misma, o incluso

la sucesión de hechos dentro de ella, se han vuelto temas legítimos para una

investigación seria en cualquiera de estos subcampos.

Es más que interesante, entonces, que muchas de las figuras retóricas

utilizadas para interpretar la masa de evidencia acumulada por los historiadores

modernos nos recuerde a los tropos acuñados por los plantadores, políticos y

administradores, tanto antes como durante la lucha revolucionaria. Los ejemplos

abundan, y solo citaré unos pocos. Muchos análisis del cimarronaje (que algunos

todavía llamarían “deserción”) se acercan mucho a las explicaciones bio-fisiológicas

preferidas por los administradores de las plantaciones.58 Ya he esbozado el modelo:

El esclavo A escapó porque tenía hambre, el esclavo B porque era maltratado....

Asimismo, las teorías conspirativas aún proporcionan a muchos historiadores un

Page 179: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Deus ex machina para los eventos de 1791 y posteriores, tal como en la retórica de

los asambleístas de la época. El levantamiento debe haber sido "impulsado",

"provocado", o "aconsejado" por algún ser superior a los propios esclavos: los

monárquicos, los mulatos u otros agentes externos.59

La búsqueda de las influencias externas de la Revolución Haitiana nos brinda

un ejemplo fascinante del poder del archivo en funcionamiento, no porque tales

influencias sean imposibles, sino por el modo en que los mismos historiadores tratan

las pruebas que muestran la dinámica interna de la revolución. De este modo,

muchos historiadores están más dispuestos a aceptar la idea de que los esclavos

podrían haber sido influenciados por los blancos o los mulatos libres (con quienes

sabemos que tenían un contacto limitado), que la idea de que podrían haber

convencido a otros esclavos de su derecho a rebelarse. La existencia de amplias

redes de comunicación entre los esclavos, de las cuales tenemos sólo unos pocos

indicios, no ha sido un tema “serio” para la investigación histórica.60

De modo similar, historiadores por demás deseosos de encontrar pruebas de la

participación “externa” en el levantamiento de 1791 omiten la evidencia inequívoca

de que los esclavos rebeldes tenían su propio programa. En una de sus primeras

negociaciones con representantes del gobierno francés, los líderes de la revolución

no reclamaron una “libertad” expresada de manera abstracta. Más bien, sus

demandas más radicales incluían tres días a la semana para trabajar en sus propios

huertos y la eliminación del látigo. Estas no eran las demandas jacobinas adaptadas

al trópico, ni una reivindicación monárquica doblemente acriollada. Eran demandas

de los esclavos con el fuerte componente campesino que caracterizaría al Haití

independiente. Pero esta evidencia de un impulso interno, aunque conocida por

muchos historiadores, no es discutida –ni siquiera para ser rechazada o interpretada

de otra manera. Es simplemente ignorada, y esta ignorancia produce un silencio de

trivialización.

En esa misma línea, el historiador Robert Stein otorga la mayor parte del

mérito por la liberación de los esclavos en 1793 a Sonthonax. El comisario era un

ferviente jacobino, un revolucionario por derecho propio, de hecho, tal vez el único

blanco en haber evocado concretamente y con simpatía la posibilidad de una

insurrección armada de los esclavos del Caribe, antes del hecho y en un foro

público.61 No tenemos forma de estimar el curso probable de la Revolución sin su

invaluable contribución a la causa de la libertad. Pero el punto no es empírico. El

punto es que la retórica de Stein se hace eco de la misma retórica empleada por

primera vez en el juicio contra Sonthonax. En esa retórica está implícito el supuesto

de que la conexión francesa es suficiente y necesaria para la Revolución Haitiana.

Esa suposición trivializa la autonomía de los esclavos para pensar su derecho a la

libertad y a lograrla por la fuerza de las armas. Otros autores tienden a mantenerse

prudentemente alejados de la palabra “revolución”, usando con más frecuencia

palabras como “insurgentes”, “rebeldes”, “bandas” e “insurrección”. Detrás de esta

maraña terminológica, estos baches empíricos y estas preferencias interpretativas, se

encuentra la persistente imposibilidad, que se remonta al siglo XVIII, de considerar

a los ex esclavos como los actores principales en la cadena de acontecimientos

referidos.62

Sin embargo, por lo menos desde la primer publicación del clásico de C.L.R.

James The Black Jacobins (no obstante, nótese el título), ha quedado demostrado

entre los historiadores que la Revolución Haitiana es efectivamente una “revolución”

por derecho propio, según cualquier definición del término, y no un apéndice del Día

de la Bastilla. Pero sólo con la reedición de bolsillo del libro de James en 1962 y el

movimiento por los derechos civiles en los Estados Unidos, emergió un

Page 180: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

contradiscurso internacional que se nutrió de la historiografía producida en Haití

desde el siglo XIX. Ese contradiscurso se revitalizó en la década del ‘80 con las

contribuciones de historiadores cuya especialidad no era ni Haití ni el Caribe. Por

entonces, Eugene Genovese y –más tarde- Robin Blackburn, haciéndose eco de

Henry Adams y W.E.B. Du Bois, insistieron en el rol central de la Revolución

Haitiana en el colapso total del sistema esclavista.63 El impacto de este

contradiscurso, sin embargo, sigue siendo limitado, especialmente porque los

investigadores haitianos están cada vez más alejados de estos debates

internacionales.

De esta forma, la historiografía de la Revolución Haitiana se encuentra hoy

lesionada por dos tendencias desafortunadas. Por un lado, la mayor parte de la

literatura producida en Haití sigue siendo respetuosa –demasiado respetuosa, diría

yo- de los líderes revolucionarios que guiaron a las masas de ex esclavos hacia la

libertad y la independencia. Desde comienzos del siglo XIX, las elites de Haití

optaron por responder a la denigración racista con un discurso épico que alababa su

revolución. La épica de 1791/1804 alimenta entre ellos una imagen positiva de la

negritud, muy útil en un mundo dominado por los blancos. Pero la épica es

igualmente útil en el frente interno. Es una de las pocas coartadas históricas de esas

élites, una referencia indispensable para sus pretensiones de poder.

Más allá de algunos logros individuales de principios del siglo XX, el valor

práctico de esta tradición épica ha declinado constantemente luego de su

espectacular lanzamiento por parte de gigantes del siglo XIX, tales como Thomas

Madiou y Beaubrun Ardouin. El acceso desigual a los archivos –producto y símbolo

de la dominación neocolonial- y el rol secundario de la precisión empírica en este

discurso épico, continúan perjudicando a los investigadores haitianos. Se destacan

por poner los hechos en perspectiva, pero sus hechos son débiles, a veces erróneos,

especialmente desde que el régimen de Duvalier politizó explícitamente el discurso

histórico.64

Por otra parte, la historia producida fuera de Haití es cada vez más sofisticada

y rica empíricamente. Sin embargo, su vocabulario, y a menudo toda su estructura

discursiva, recuerda de forma alarmante a los del siglo XVIII. Ponencias y

monografías adoptan el tono de los registros de las plantaciones. Los análisis de la

revolución recuerdan a las cartas de un La Barre, los panfletos de los políticos

franceses, los mensajes de Leclerc a Bonaparte o, como mucho, el discurso de

Blangilly. Estoy dispuesto a admitir que los móviles políticos conscientes no son los

mismos. De hecho, nuevamente, eso es parte de mi argumento. El silenciamiento

efectivo no requiere de una conspiración, ni siquiera de un consenso político. Sus

raíces son estructurales. Más allá de una postulada -y generalmente sincera-

generosidad política, mejor definida en el lenguaje de los Estados Unidos dentro de

un continuum liberal, las estructuras narrativas de la historiografía occidental no han

roto con el orden ontológico del Renacimiento. Este ejercicio del poder es mucho

más importante que la supuesta adhesión conservadora o progresista de los

historiadores involucrados.

La solución debería ser, para las dos tradiciones historiográficas –la de Haití y

la de los especialistas “extranjeros”- fusionarse o generar una nueva perspectiva que

abarque lo mejor de cada una. Hay indicios de un movimiento en esta dirección y

algunos trabajos recientes sugieren que podría resultar posible, en algún momento

del futuro, escribir la historia de la revolución que, durante mucho tiempo, fue

impensable.65

Pero lo que he dicho sobre la recepción por parte de la corporación de The

Black Jacobins, de la historia colonial en Francia y de la esclavitud en la historia de

los Estados Unidos sugiere también que ni un gran libro por sí solo, ni siquiera un

Page 181: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

crecimiento sustancial de los estudios sobre la resistencia esclava, descubrirá por

completo el silencio que rodea a la Revolución Haitiana. Porque el silenciamiento de

esa revolución tiene menos que ver con Haití o la esclavitud que con Occidente.

Una vez más, lo que está en juego es la interacción entre la historicidad 1 y la

historicidad 2, entre lo que sucedió y lo que se dice que sucedió. Lo que sucedió en

Haití entre 1791 y 1804 contradecía gran parte de lo que sucedió en otras partes del

mundo, antes y después. El hecho en sí no es sorprendente: el proceso histórico

siempre es enrevesado, incluso, con frecuencia, contradictorio. Pero lo que ocurrió

en Haití también contradecía mucho de lo que Occidente se ha dicho y ha dicho a

otros acerca de sí mismo. El mundo de Occidente se regodea en lo que François

Furet llama la segunda ilusión de verdad: lo que ocurrió es lo que debía ocurrir.

¿Cuántos de nosotros podemos pensar en alguna población no europea sin el telón

de fondo de una dominación global que ahora aparece como predestinada? ¿Y dentro

de ese orden narrativo, pueden Haití, o la esclavitud, o el racismo, ser más que notas

a pie de página?

El silenciamiento de la Revolución Haitiana es sólo un capítulo dentro de una

narrativa de la dominación global. Es parte de la historia de Occidente y es probable

que persista, aún de forma atenuada, en tanto la historia de Occidente no se vuelva a

contar desde una perspectiva mundial. Por desgracia, no estamos siquiera cerca de

tan fundamental reescritura de la historia, a pesar de algunos pocos logros

espectaculares.66 El próximo capítulo se introduce más directamente, aunque desde

un ángulo muy particular, en esta narrativa de dominación global que se inicia en

España –¿o en Portugal?- a finales del siglo XV.

Traducción: Emanuel Correa

Notas:

1 Citado por Roger Dorsinville en Toussaint Louverture ou La vocation de la Liberté. París, Julliard, 1965. 2 Citado por Jacques Cauna en Au temps des isles à sucre. París, Karthala, 1987, p. 204. 3 La mayoría de estos panfletos, inclusive los aquí citados, se hallan en la serie Lk 12 de la Biblioteca Nacional, en París. Otros fueron reproducidos por el Gobierno de Francia (v.g., para la Asamblea Nacional, Pièces imprimées par ordre de l’Assemblée Nationale, Colonies. París, Imprimerie Nationale, 1791-92). 4 Michel-Rolph Trouillot, “Anthropology and the Savage Slot: The Poetics and Politics of Otherness”, en Richard G. Fox (Ed.), Recapturing Anthropology: Working in the Present, Santa Fe, School of American Research Press, 1991, pp. 17-44. 5 Michael Adas, Machines as the Measure of Men: Science, Technology and Ideologies of Western Domination, cap. 2. Ihtaca, Cornell University Press, 1989. El engaño de Psalmanazar acerca del canibalismo en Taiwán cautivó la atención de Europa entre 1704 y 1764, justamente porque jugaba con estos preconceptos. Véase Tzvetan Todorov, Les Morales de l’histoire. París, Bernard Grasset, 1991, pp. 134-141. Para un ejemplo más temprano de la admiración y el desprecio por Oriente, véanse los Viajes, de John Chardin, en los cuales los persas son “hipócritas, tramposos y los aduladores más abyectos e impúdicos del mundo” y, dos pasajes más adelante, “el pueblo más civilizado de Oriente”. John Chardin, Travels in Persia 1673-1677. New York, Dover, 1988, pp. 187-189 (publicado originalmente en Ámsterdam, en 1711). 6 Notre Librairie nº 90 (Octubre-Diciembre 1987), Images du noir dans la littérature occidentale; vol. I: Du Moyen-Age à la conquête coloniale. Simone Delesalle y Lucette Valensi, “Le mot `nègre´ dans les dictionnaires français d'ancien régime: histoire et lexicographie", Langues françaises, nº 15. 7 Gordon Lewis, Main Currents in Caribbean Thoughts, The Historical Evolution of Caribbean Society in its IdeologicalAspects, 1492—1900, cap. 3. Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 1983; William B. Cohen, The French Encounter with Africans: White Response to Blacks, 1530—1880.

Page 182: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Bloomington, Indiana University Press, 1980; Winthrop D. Jordán, White over Black: American Attitudes toward the Negro, 1550—1812. Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1968; SergeDaget, "Le mot esclave, négre et noir et les jugements de valeur sur la traite négrière dans la littérature abolitioniste francaise de 1770 à 1845", en Revue françase d’histoire d’outre-mer 60, nº 4 (1973), pp. 511-48; Pierre Boulle, "In Defense of Slavery: Eighteenth-Century Opposition to Abolition and the Origins of Racist Ideology in France", en Frederick Krantz (Ed.), History from Below: Studies in Popular Protest and Popular Ideology.London, Basil Blackwell, 1988, pp.219-246. Louis Sala-Molins, Miseres des Lumières. Sous la raison, l'outrage. París, Robert Laffont, 1992; Michèle Duchet, "Au temps des phiiosophes", Notre Librairie nº 90 (Octubre-Diciembre 1987), Images du noir..., pp. 25-33. 8 Archives Parlementaires, serie 1, vol. 8 (sesión del 3 de julio de 1789), p. 186. 9 Tzvetan Todorov, The Deflection ofthe Enlightenment. Stanford, Stanford Humanities Center, 1989), p. 4. 10 Jacques Thibau, Le Temps de Saint-Domingue. L'esclavage et la révolution française. Paris, Jean-Claude Lattès, 1989, p. 92. 11 Michèle Duchet, Anthropologie et histoire au siècle des Lumières. Paris, Maspero, 1971, p. 157 (subrayado por al autor). Sobre el anticolonialismo en Francia, véase Yves Benot, La Révolution française et la fin des colonies. Paris, La Découverte, 1987 y La Démence coloniale sous Napoleón. Paris, La Découverte, 1992. 12 David Geggus, "Racial Equality, Slavery, and Colonial Secession during the Constituent Assembly”, en American HistoricalReview 94, nº. 5 (Diciembre 1989), pp. 1290-1308; Daget, "Le mot esclave..."; Sala-Molins, Misères... 13 Raynald, Guillaume-Francois, Histoire des deux Indes, 7 vols. The Hague, Grossc, 1774; Michéle Duchet, Diderot et l'Histoire des deux Indes ou l'écriture jragmentaire. Paris, Nizet, 1978); Yves Benot, Diderot, de l'athéisme a l'anti-colonialisme. Paris, Maspero, 1970 y La Révolution française... 14 Duchet, Diderot et l'Histoire...; Michel Delon “L'Appel au lecteur dans l'Histoire des deux Indes", en Hans-Jürgen Lüsebrink y Manfred Tietz (Eds.), Lectures de Raynal. L'Histoire des deux Indes en Europe et en Amérique au XVIIIe siècle. Oxford, Voltaire Foundation, 1991, pp. 53-66; Yves Benot,

"Traces de l’Histoire des deux Indes chez les anti-esclavagistes sous la Révolution", en Lectures de Raynal..., pp. 141-154. 15 Jean-Claude Bonnet, Diderot. Textes et débats. Paris, Livre de Poche, 1984, p. 416. Sobre la concepción de civilización europea implícita en la Histoire, véase Gabrijela Vidan, "Une reception fragmentée: le cas de Raynal en terres slaves du Sud", en Lectures de Raynal..., pp. 361-372. 16 Louis Sala-Molins, Le Code noir ou le calvaire de Canaan, Paris, PUF, Pratiques Théoriques, 1987, pp. 254-261. Según la acertada definición de Benot, la autonomía era "indefectiblemente blanca", cada vez que aparecía en la Histoire. Benot, "Traces de l'Histoire...', p.147. 17 Serge Daget, "Le mot esclave, négre et noir...", p. 519. 18 Yves Benot, Diderot…, p. 316 (subrayado por al autor). 19 Pierre Bourdieu, Le Sens pratique. Paris, Minuit, 1980, p. 14. Lo impensable se aplica al mundo de la vida cotidiana y al de las ciencias sociales. Véase Le Sens pratique, pp. 90, 184, 224, 272. 20 No existe ningún término en el vocabulario de aquella época, ya sea en inglés o en francés, que dé cuenta de las prácticas -o contenga una noción general- de resistencia. Aquí uso el término resistencia en la forma más bien laxa en que aparece hoy en la literatura. En otro trabajo abordo el concepto de resistencia y la necesaria distinción entre resistencia y rebeldía. Michel-Rolph Trouillot, "In the Shadow of the West: Power, Resistance and Creolization in the Caribbean", Conferencia de apertura del Congreso, "Born out of Resistance," Afro-Caribische Culturen, Center for Caribbean and Latin American Studies, Risjksuniversiteit Utrecht, Netherlands, 26 de Mazo de 1992. 21 "La naturaleza ha creado por fin a este hombre imponente, a este hombre inmortal, quien debe liberar al mundo de la más atroz, la más larga, la más insultante de las tiranías. Él ha roto las cadenas de sus compatriotas. Tantos oprimidos bajo la más odiosa esclavitud, parecían esperar tan sólo su señal para hacerlo un héroe. Este heroico vengador ha demostrado que tarde o temprano la crueldad será castigada, y que la Providencia guarda a estas almas fuertes, a las cuales libera sobre la tierra para restablecer el equilibrio que la injusticia de la voraz ambición supo cómo destruir." (Mercier, L'An 2440, xxii, en Bonnet, Diderot..., p. 331).

Page 183: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

22 Si Louverture había leído a Raynal en 1791 y estaba convencido de su futuro papel en la historia, es algo que no está comprobado y no viene al caso. 23 En Benot, Diderot..., p. 214; Duchet, Anthropologie et histoire..., p. 175. (subrayado por al autor) 24 La interpelación es uno de los tropos preferidos de la Ilustración, y es utilizado abundantemente en la Histoire por diversas razones políticas y retóricas. Michel Delon, "L'Appel au lecteur…" 25 "Ces fers des longtemps prepares ... pour nous ... / C'est nous qu'on ose méditer/ De rendre a l'antique esclavage [Esas cadenas preparadas desde hace tiempo… para nosotros…/Es a nosotros a quienes se osa pensar/ Devolvernos a la antigua esclavitud]”, etc. (La Marseillaise). 26 Archives Parlementaires, vol. 9 (sesión del 22 de Octubre de 1789), pp. 476-478. 27 Lucien Jaume, Les Déclarations des droits de l’homme. Textes préfacés et annotés. Paris, Flammarion, 1989. 28 V.g., Diderot, en Benot, Diderot..., p. 187. 29 Seymour Drescher, Econocide, British Slavery in the Era of Abolition. Pittsburgh, Pittsburgh University Press, 1977. 30 Duchet, Anthropologie et histoire..., p. 177; Michèle Duchet, Le Partage des savoirs. Paris, La Découverte, 1985). 31 Archives Parlementaires 25, p. 740. Para ser justos, el mismo Grégoire fue acusado más de una vez de incitar a la rebelión de los negros, pero la evidencia concreta de ello fue muy débil. Véase, por ejemplo, Archives Parlementaires, vol. 10 (sesión del 28 de noviembre de 1789), p. 383; Carl Ludwig Lokke, France and the Colonial Question: A Study of French Contemporary Opinión. New York, Columbia University Press, 1932, pp. 125-135; Sala-Molins, Misères des Lumières..., passim. 32 M. Schwartz (Marie Jean-Antoine Nicolas Caritat, Marquis de Condorcet), Réflexions sur l'esclavage des Nègres. Neufchatel et Paris, 1781. 33 Lokke, France and the Colonial Question..., p. 115.

34 En realidad, dos notables excepciones que estoy dispuesto a aceptar son las de Jean-Pierre Marat y Félicité Sonthonax. 35 Sin lugar a dudas, hubo pasajes orales y escritos cuyo significado filosófico se hizo cada vez más explícito a medida que avanzaba la Revolución, desde los discursos en las reuniones que precedieron a la insurrección, hasta la Constitución haitiana de 1805. Pero éstos son ante todo textos políticos, que señalan objetivos inmediatos o victorias recientes. Hasta los primeros escritos de Boisrond-Tonnere posteriores a la independencia, no hubo intelectuales dedicados de lleno a plasmar en el discurso las acciones que iban más allá de las batallas políticas, como en la revolución francesa y la norteamericana, en las posteriores luchas anticoloniales de Latinoamérica, Asia o África o en las revoluciones que reivindicaron una ascendencia marxista. 36 Evidentemente, muchas gens de couleur, especialmente los mulatos que eran dueños de plantaciones, habían internalizado los prejuicios raciales de los blancos. Es más, algunos tenían motivaciones muy objetivas para abogar por el mantenimiento de la esclavitud. Los debates en Europa, y especialmente la Revolución Francesa, les proporcionaron una plataforma para defender sus intereses y expresar sus prejuicios. Véase Julien Raimond, Observations sur l'origine et les progrès du préjugé des colons blancs contre les hommes de couleur; sur les inconvéniens de le perpétuer; la nécessité de le détruire. Paris, Belin, 1791; Michel-Rolph Trouillot, "Motion in the System: Coffee, Color and Slavery in Eighteenth-Century Saint-Domingue", Review 5, nº 3 (A Journal of the Fernand Braudel Center for the Study of Economies, Historical Systems and Civilizations), pp. 331-388; Michel-Rolph Trouillot, "The Inconvenience of Freedom: Free People of Color and the Political Aftermath of Slavery in Dominica and Saint-Domingue/Haiti", en F. McGlynn y S. Drescher (Ed.), The Meaning of Freedom: Economics, Politics and Culture after Slavery. Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1992, pp. 147-182; Geggus, "Racial Equality...", pp. 1290-1308. Acerca del rechazo de los prejuicios raciales por parte del líder mulato André Rigaud, véase Ernst Trouillot, Prospections d'Histoire. Choses de Saint-Domingue et d'Haïti. Port-au-Prince, Imprimerie de l'Etat, 1961, pp. 25-36. 37 Archives Parlementaires, vol. 34 (sesión del 30 de octubre de 1791), p. 521; Véanse también pp. 437-38, 455-58, 470, 522-531.

Page 184: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

38 Robin Blackburn, The Overthrow of Colonial Slavery. Londres y New York, Verso, 1988, p. 133. 39 Baillio, L'Anti-Brissot, par un petit blanc de Saint-Domingue. Paris, Chez Girardin, Club Littéraire et Politique, 1791; Baillio, Un Mot de vérité sur les malheurs de Saint-Domingue. Paris, 1791; Milscent, Sur les troubles de Saint-Domingue. París, Imp. du Patrióte français, 1791; Anónimo, Adresse au roi et pièces relatives à la députation des citoyens de Nantes, a l'occasion de la révolte des Noirs à Saint-Domingue. Arrété de la Municipalité de Nantes. Le Cap, sin fecha (1792?); Anónimo, Pétition des citoyens commerçants, colons, agriculteurs, manufacturiers et autres de la ville de Nantes; Lettre des commissaires de la Société d'agriculture, des arts et du commerce de la dite ville aux commissaires, de l'assemblée coloniale de la partie française de Saint-Domingue, et réponse des commissaires de Saint-Domingue. Paris, Imp. de L. Potier de Lille, sin fecha (1792?).

Véanse también los informes de los comités legislativos, dirigidos por Charles Tarbé y Garran-Coulon, respectivamente, Pieces imprimées par ordre de l'Assemblée Nationale. Colonies. Paris, Imprimerie Nationale, 1792; y J. Ph. Garran, Rapport sur les troubles de Saint-Domingue, fait au nom de la Commission des Colonies, des Comités de Salut Public, de Législation et de Marine, réunis. Paris, Imprimerie Nationale, 1787-89). Otras referencias a estos debates se encuentran en los Archives Parlementaires, en particular, vol. 35, (sesiones del 1, 3, 9 y 10 de diciembre de 1791), pp. 475-492, 535-546, 672-675, 701-710. El discurso de Blangilly fue pronunciado el 10 de diciembre de 1791. Archives Parlementaires, vol. 35, pp. 713-716. 40 Citado por Cauna, Au temps des isles a sucre…, p. 223 (subrayado por al autor). 41 Blanchelande, Précis de Blanchelande sur son accusation. Paris, Imprimerie de N.-H. Nyon, 1793; Anónimo, Extrait d'une lettre sur les malheurs de SAINT-DOMINGUE en general, et pricipalement sur l'incendie de la ville du CAP FRANÇAIS. Paris, Au jardin égalité pavillon, 1794?; Anónimo, Conspirations, trahisons et calomnies dévoilées et dénoncées par plus de dix milles français réfugiés au Continent de l'Amérique. Paris?, 1793; [Mme. Lavaux], Réponse aux calomnies coloniales de Saint-Domingue. L’épouse du républicain Lavaux, gouverneur general (par intérim) des îles françaises sous le vent, à ses concitoyens. Paris: Imp. de Pain, sin fecha; J. Raimond y ot., Preuves complettes [sic] et matérielles du projet des colons pour mener les colonies à l'indépendance,

tirées de leurs propres écrits. Paris, De l'imprimerie de l'Union, sin fecha (1792?). 42 Cobbet'sPoliticalRegister, vol. 1. (1802), p. 286. 43 Benot, La Démence.... 44 Históricamente, desde luego, la negación de la Revolución Haitiana, de la importancia de la esclavitud y del Holocausto, respectivamente, tienen muy diversas motivaciones ideológicas, aceptación social e impacto político. 45 Véase el capítulo 2. También David Nicholls, From Dessalines to Duvalier: Race, Colour and National Independence in Haiti. Londres, Macmillian Caribbean, 1988; y Michel-Rolph Trouillot, Haití: State against Nation. The Origins and Legacy of Duvalierism. New York y Londres, Monthly Review Press, 1990. 46 La revolución haitiana despertó el interés de los abolicionistas en los Estados Unidos y especialmente en Inglaterra, donde hubo algunas expresiones de apoyo. Pero incluso los abolicionistas británicos tuvieron una actitud ambigua hacia el pueblo haitiano y hacia su independencia alcanzada por la fuerza. Blackburn, The Overthrow of Colonial Slavery..., pp. 252-52; Greggus, "Racial Equality...". 47 Trouillot, Haiti: State against Nation.... 48 Uno de los pocos estudios acerca de las legiones polacas en Saint-Domingue, lamentablemente viciado de algunos errores, es el de Jan Pachonski y Reuel Wilson, Poland's Caribbean Tragedy. A Study of Polish Legions in the Haitian War of independence, 1802-1803. Boulder, East European Monographs, 1986.

Hobsbawm menciona a la Revolución Haitiana una vez en las notas y dos en el texto: la primera para decir, al pasar, que Toussaint Louverture fue el primer líder revolucionario de la independencia de las Américas -como si eso no fuera importante; la segunda (entre paréntesis), para señalar que la Revolución Francesa "inspiró" los levantamientos coloniales. Véase Eric J. Hobsbawm, The Age of Revolutions, 1789-1848. New York, New American Library, 1962. pp. 93, 115. Si aceptamos que Hobsbawm está en la extrema izquierda de la historiografía académica occidental y es además un historiador conciente, tanto de la invención de la tradición, como de la necesidad de escribir una historia desde abajo, el paralelo con Diderot-Raynal es asombroso. 49 Blackburn, The Overthrow of Colonial Slavery..., pp. 251, 263.

Page 185: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

50 Philip D. Curtin, The Atlantic Slave Trade: A Census. Madison, University of Wisconsin, 1969, pp. 210-220, 34. 51 Jean Tarrade, "Le Commerce colonial de la France à la fin de l'ancien régime: l’evolution du système de l'exclusif de 1763 à 1789", 2 vol. (Thèse pour le doctorat d’état). París, Université de Paris, Faculté des Lettres et des Sciences Humaines, [1969] 1972; Robert Stein, The French Sugar Business. Baton Rouge, Lousiana State University Press, 1988. 52 Una circular de las fuerzas esclavistas argumenta de manera contundente en este sentido: "La Société des Amis des Noirs desea discutir en la Asamblea Nacional el abandono de nuestras colonias, la abolición de la trata de esclavos y la libertad de nuestros negros. Si tan sólo uno de estos puntos se decreta, no existiría más el comercio o la manufactura en Francia", en Daniel P. Resnick, "The Société des Amis des Noirs and the Abolition of Slavery", French Historical Studies, vol. 7, 1972, pp. 558-569, 564. Véase también Archives Parlementaires, vol. 10 (sesión del 26 de noviembre de 1789), pp. 263-65; vol. 35 (sesión del 6 de diciembre de 1791), pp. 607-608. 53 Resnick, "The Société des Amis des Noirs...,", p. 561. Actualmente existen cada vez más trabajos acerca de los debates públicos sobre la esclavitud, la raza y el colonialismo en la Francia revolucionaria, con muy pocos títulos en Inglés. Véase Robin Blackburn, "Anti-Slavery and the French Revolution", History Today 41, noviembre de 1991, pp. 19-25; Boulle, "In Defense of Slavery..."; Serge Daget, "A Model of the French Abolitionist Movement", en Christine Bolt y Seymour Drescher (Eds.), Anti-Slavery, Religión and Reform. Folkstone, England, W. Dawson and Hamden, Connecticut, Archon Books, 1980; Seymour Drescher, "Two Variants of Anti-Slavery: Religious Organization and Social Mobilization in Britain and France, 1780-1870," in Anti-Slavery, Religión and Reform, pp. 43-63; Seymour Drescher, "British Way, French Way: Opinion Building and Revolution in the Second French Emancipation". American Historical Review 96, no. 3, 1991, pp. 709-734; Geggus, "Racial Equality...", pp. 1290-1308; Jean Tarrade, "Les Colonies et les Principes de 1789: Les Assemblées Révolutionnaires face au problème de l'esclavage", Revue française d'histoire d'outre-mer 76, 1979, pp. 9-34.

Hay también muchos pasajes relevantes en Cohen, The French Encounter with Africans..., y en Blackburn, The Overthrow of Colonial Slavery...,

especialmente caps. 5 y 6. El libro más completo sobre esta temática es Benot, La Révolution française. 54 Un número creciente de historiadores también está poniendo al descubierto este silenciamiento. Geggus, "Racial Equality...", pp. 1290-1291; Benot, La Révolution française, pp. 205-216; Tarrade, "Les colonies et les principes de 1789…", pp. 9-34. 55 Jacques Marseille y Nadeije Laneyrie-Dagen (Eds.), Les Grands évènements de l'histoire du monde, La Mémoire de l’humanité. París, Larousse, 1992. 56 Los historiadores franceses no pueden alegar que estos dos libros se les han pasado por alto: Césaire fue en su momento uno de los más prominentes escritores negros de lengua francesa. Y James fue publicado por la prestigiosa editorial parisina Gallimard. Aimé Césaire, Toussaint Louverture. La Révolution française et le problème colonial. París, Présence africaine, 1962. P. I. R. [sic] James, Les jacobins noirs. París, Gallimard, 1949. 57 Estos trabajos colectivos incluyen, notablemente, a Francois Furet y Mona Ouzouf, Dictionnaire critique de la Révolution française. París, Flammarion, 1988; Jean Tulard, Jean-Francois Fayard y Alfred Fierro, Histoire et dictionnaire de la Révolution (1789-1799). París, Robert Laffont, 1987; Michel Vovelle (Ed.), L'Etat de la France pendant la Révolution. París, La Découverte, 1988. En un medio tan adverso, esta última compilación tiene el mérito de dedicar algunas páginas a los asuntos coloniales, escritas por el historiador estadounidense Robert Forster y el infatigable Yves Benot. Sobre las celebraciones, véase Sala-Molins, Les Misères des Lumières. 58 V.g., Yvan Debbash, "Le Marronage: Essai sur la désertion de l'esclave antillais", L'Année sociologique, 1961, pp. 1-112; 1962, pp. 117-195. 59 Un ejemplo entre otros: David Geggus y Jean Fouchard están de acuerdo en sugerir que una conspiración realista pudo haber provocado la revuelta de 1791. Pero Fouchard toma nota de esta posibilidad en un libro que aún hoy sigue siendo uno de los monumentos épicos de la historia de Haití. Geggus, a su vez, concluye que si se demuestra la participación realista, "la autonomía de la insurrección de esclavos se hallará considerablemente disminuida". Robin Blackburn, notando esta disparidad entre los dos autores, encuentra algo "curiosa" la conclusión de Geggus. Blackburn, The Overthrow of Colo-nial Slavery..., p. 210). Véase Jean Fouchard, The Haitian Maroons: Liberty or Death. New York, Blyden Press, 1981 (ed. original, 1972).

Page 186: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

60 Véase Julius S. Scott III, "The Common Wind: Currents of Afro-American Communications in the Era of the Haitian Revolución" (Tesis doctoral). Duke University, 1986. 61 Véase Robert Stein, Léger Félicité Sonthonax: The Lost Sentinel of the Republic. Rutherford, Fairleigh Dickinson, 1985; Benot, La Révolution.... 62 Stein, Léger Félicité Sonthonax...; Cauna, Au temps des isles...; David Geggus, Slavery, War and Revolution: The British Occupation of St. Domingue, 1793-1798. Oxford, New York, Oxford University Press, 1982. La "revolución" en el título de Geggus es la revolución Francesa, haciendo un uso extensivo del término para incluir los logros de Haití. 63 Eugene Genovese, From Rebellion to Revolution. New York, Vintage, 1981 [1979]; Blackburn, The Overthrow of Colonial Slavery.... 64 Thomas Madiou, Histoire d'Haïti, 7 vols. Port-au-Prince, Henri Deschamps, 1987-89 [1847-1904]; A. Beaubrun Ardouin, Études sur l'histoire d'Haïti. Port-au-Prince, François Dalencourt, 1958. Véase Catts Pressoir, Ernst Trouillot y Hénock Trouillot, Historiographie d'Haïti. México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1953; Michel-Rolph Trouillot, Ti difé boulé sou istoua Ayiti. New York, Koléskion Lakansièl, 1977); Michel-Rolph Trouiílot, Haiti: State against Nation. 65 Véase Carolyn Fick, The Making of Haiti: The Saint-Domingue Revolution from Below. Knoxville, University of Tennessee Press, 1990; Claude B. Auguste y Marcel B. Auguste, L'Expédition Leclerc, 1801-1803. Port-au-Prince, Imprimerie Henri Deschamps, 1985. Fick permanece demasiado vinculada a la retórica épica de la tradición haitiana. Su tratamiento de la resistencia es demasiado ideológico y sesga la interpretación de la evidencia en el sentido del heroísmo. Sin embargo, su libro aporta al acervo empírico sobre Saint-Domingue más que la mayoría de las obras recientes de la tradición épica. La investigación en curso de David Geggus sigue siendo impecable empíricamente. Uno desearía que se siga alejando del discurso de la banalización y que algún día explicite, abiertamente y en detalle, algunos de sus supuestos encubiertos. El trabajo de los hermanos Auguste sobre la expedición francesa está más cerca de encontrar un tono que trate a su material con respeto ideológico, pero sin caer en la celebración o la extrapolación de la evidencia. Está bien fundamentado en la investigación de archivo, pero no hace concesiones al discurso de la banalización.

66 Fernand Braudel, Civilization and Capitalism, 3 vol. New York, Harper & Row, 1981-1992; Eric R. Wolf, Europe and the People without History. Berkeley, University of California Press, 1982; Marc Ferro, Histoire des colonisations. Des conquêtes aux indépendances, XIIIe-XXe siècles. París, Seuil, 1994.

Page 187: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Semana 5 – Debates sobre nuestra tarea y el compromiso social.

En esta última semana debatiremos sobre nuestras tareas, las múltiples actividades a las que se dedican los profesores y

licenciados en historia y cómo ellas nos llevan a plantearnos cuestiones como cuál es nuestra responsabilidad, qué

compromiso nos requiere nuestro trabajo en relación con los problemas de las sociedad, por qué algunos problemas como

la desigualdad y la injusticia convocan y desvelan –o sería deseable que lo hicieran- a muchos de quienes encaran carreras

como la nuestra.

La docencia, por ejemplo, es de las actividades profesionales más convocantes, tanto en ámbitos formales (educación

secundaria, terciaria, universitaria, adultos, cárceles) como en espacios informales (programas de terminalidad de

secundarios en barrios, educación en bachilleratos populares, cursos de formación para sindicatos, por ejemplo). A ella le

dedicaremos uno de los días de esta semana.

Los otros ejemplos que veremos y discutiremos esta semana se ocupan de otras formas de aporte de los historiadores en el

ámbito público: la participación como peritos en juicios por crímenes de lesa humanidad en Chile, y la intervención en

equipos de recuperación de la memoria en comunidades de víctimas de la represión estatal y paraestatal en Guatemala. El

análisis de estos dos casos permitirá, como en el caso de los textos trabajados la semana anterior, pensar la historia

argentina reciente desde los aportes de otras experiencias y ayudar a aportarle una perspectiva más amplia.

Page 188: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Miércoles:

- Saccomanno, Guillermo. “Son boleta”. Radar. Página 12, 18 de marzo de 2008.

- Peker, Luciana.”El círculo mágico”. Las 12. Página 12, 27 de octubre de 2006.

- Vales, Laura. “Con los útiles a la fábrica”. El País. Página 12. 28 de octubre de 2008.

Jueves

-Arturo Taracena Arriola. “La experiencia de un historiador en la Comisión de Esclarecimiento Histórico de Guatemala” en

Anne Pérotin-Dumon (dir.). Historizar el pasado vivo en América Latina. 2007. Sección: Historia Reciente y responsabilidad

social. Disponible solo en internet : http://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

.

Page 189: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Viernes, 27 de octubre de 2006

EDUCACION

El círculo mágico

Por Luciana Peker

–Siempre me interesó estudiar, pero me casé joven, tuve mis hijos, trabajé, los crié –enumera Liliana Airala la cuenta de su deber ser. Que era más deber que ser. Pero la cuenta en pasado.

–Ahora es mi tiempo –asienta, sentada, entre las aulas improvisadas del bachillerato popular Simón Rodríguez, del barrio Las Tunas, en el Tigre. Ahí donde el Tigre no es río, ni mercado, ni frutos, ni turismo, ni barcos, ni delta. Ahí donde el Tigre es un costado. Ahora, el tiempo de Liliana no es el del deber, ni el de deberse nada. Su tiempo es el de hacer los deberes. Sus propios deberes. Ahí, donde la bajada de la ruta homenajea a Ford, a Henry Ford (que tiene calle propia) que lleva a Camelo, López Camelo, que llega a Juana Azurduy, ahí, donde la provincia tiene nombres que no se nombran y la calle tiene luces que se ciegan ante la noche. Ahí un grupo de estudiantes empezó, en 1996, a hacer trabajo social con los más chicos y terminó, en el 2004, decidiendo empezar un bachillerato, popular, pero bachillerato para grandes. Para empezar a nombrar los nombres, a sacar las cuentas, a entender la ciencia, a cuestionar los nombres, la ciencia, las cuentas. Para empezar a pensar que la vida, la propia, las otras, puede ser la misma o puede ser distinta.

–Ahora los chicos crecieron y siento que es mi tiempo –cuenta Liliana, de 47 años, 6 hijos, 7 nietos, 1 marido y 2 perros, por orden de enumeración. Liliana también cuenta que cuando ella y el resto de sus compañeros empezaron el bachillerato tenían que andar corriendo las carpetas para esquivar las gotas que caían del techo y no había posibilidades de esquivar el frío. Ahora consiguieron un lugar mejor, ahí, en la esquina de las cinco esquinas, en el Tigre. En el Tigre del Costado. En

Page 190: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Las Tunas. Ahí, de ahí, de donde va a salir este año una de las dos primeras camadas de egresados de bachilleratos populares de la Argentina. Una, la de Las Tunas. La otra, del bachillerato para adultos jóvenes que funciona en Maderera Córdoba. Las dos experiencias sintetizan otras experiencias que, este año, se juntaron para hacer un reclamo en común.

Crisis 2001 - Egresados 2006

Hernán Comesaña y Felisa Cura, los dos docentes de historia al frente de la primera camada de egresados de las tunas. De 28 estudiantes, solo tres son varones.

Los bachilleratos populares surgieron de trabajos de organizaciones sociales y de derechos humanos en barrios vulnerables del conurbano y la Capital y de las ganas de aprender de las y los trabajadores de las empresas recuperadas. Su metodología se basa en el modelo de pedagogía popular del Movimiento Sin Tierra, de Brasil, las escuelas Populares Farnebo, de Suecia, y la Universidad Bolivariana de Venezuela.

Actualmente, ya hay seis escuelas, setecientos alumnos y ciento cuarenta docentes que piden ser reconocidos. Por eso, los docentes y alumnos de Las Tunas, Maderera Córdoba, junto al Bachillerato Popular Villa 21 y el Impa (de Capital), el 19 de diciembre (de San Martín) y Los Troncos (de Tigre) realizaron una clase pública frente al Ministerio de Educación de la Nación, el 28 de septiembre pasado, para reclamar, entre otras cosas, el reconocimiento de esta modalidad de educación popular, subsidios, salarios para docentes y becas para los estudiantes.

Estos nuevos modelos de secundarios, con mayoría de mujeres en los barrios populares, en donde la maternidad y la discriminación de género barren del aula los sueños de tantas mujeres de seguir aprendiendo, se convirtieron en una pequeña revolución pedagógica que quiere dejar de ser invisible y empezar a ser nombrada como educación pública, gratuita y popular.

“Estamos luchando por una educación pública con una ideología de la participación y de la acción transformadora de la realidad”, explica, después de una clase que no quiere ser cátedra, Felisa Cura, docente de historia y estudiante de antropología en la UBA. “Nosotros creemos en la apropiación del conocimiento y no en la repetición. Por eso, también damos todos los contenidos que se dan en

las escuelas regulares, pero desde la perspectiva de las propias historias de vida de los alumnos”, rescata Lucía Silva, que enseña historia en el segundo año de Las Tunas, es politóloga y –podría decirse– cursa un doctorado en el 60 que la lleva y la trae de Capital al Tigre –al costado del Tigre–, donde el 60 es una escala, una de las escalas de este viaje de intentar enseñar y aprender de otra manera, bajar a la universidad del mandato de los papers y aprender a dictar clases entre llantos y risas. Y ringtones.

Pañales & ringtones

Patricia Rivera se presenta con su presente: 45 años, 3 hijos, 2 nietos y 1 en camino. “No tengo la experiencia de haber ido a un bachillerato tradicional”, empieza a decir Patricia cuando se oye un ringtone. Los ringtones se escuchan en todos lados. También en las escuelas. También en ésta. Acá no hay prohibiciones tajantes. O adolescentes descarriados por los SMS. Igual, los ringtones dan risas. Siempre. Acá el profesor (que siempre son dos profesores para que existan dos puntos de vista simultáneos) no pregunta cuál es el chiste así nos reímos todos. Todos se ríen, nos reímos. Y en la clase de hoy, que se hizo entrevista, Patricia cuenta, sigue contando:

–Acá hemos tenido mucha ayuda en problemas personales, de ellos a nosotros y entre compañeros. Si algo no entendés, ellos te lo van a explicar diez veces. Si no venís al colegio, te van a ir a buscar.

No es lo único llamativo el hecho de que estén estén permitidos los ringtones. También el mate que circula en las clases ronda donde todo quiere ser (cuando puede ser) un círculo.

–Nos sentimos apoyados, contenidos. Acá no sólo venimos a estudiar, también venimos a enseñar, como dicen los profes, porque ellos también aprenden cosas de nosotros –dice, casi altanea, Patricia, como una lección que quiere dar, que ella también puede dar, que aprendió que tiene para dar: enseñar.

De hecho, el objetivo es multiplicar educadores. Por eso, algunos alfabetizan y otros van a hacer de red para que el bachillerato popular siga y crezca.

Page 191: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

–El año que viene vamos a ser una ayuda para los profes, para ir a buscar a los chicos que no pueden venir, llenar papeles, formularios, para no alejarnos del todo de bachilleratos y para dar una mano –se vuelve a enorgullecer Patricia.

Sin levantar la mano, sin pedir permiso, Giselle Ramírez, 25 años menor que Patricia, su compañera de banco, también toma la palabra, que ya es suya. La primera palabra que dice ella, que dicen todas las alumnas de esta clase, es mamá. La mayoría de los alumnos son mujeres y la mayoría de las mujeres son mamás, a las que les resulta difícil estudiar porque tienen hijos y porque tienen hijos quieren, todavía más, estudiar.

El hijo de Giselle se llama Luca. Lo tuvo a los 19.

–Hice segundo año en otro colegio y quedé libre –explica.

Libre puede ser una palabra tramposa. Las faltas también. Giselle fue mamá adolescente y quedó libre. El colegio la dejó libre. Libre, en ese boletín de mamá adolescente sin licencia por maternidad escolar, quiere decir sola. Acá, en esta escuelita de trasnoche, donde el quejido de los bebés se incorpora como el crujido de las tizas, donde los balbuceos se hamacan entre los bancos, donde el silencio no es sagrado, aquí, al costado de la educación formal, libre quiere decir otra cosa.

–Vine acá y me pareció mucho mejor porque podía estar con mi hijo de día y venir de noche y seguir estudiando. Los profesores están todo el tiempo pendientes de lo que me hace falta. Es mejor que en otro colegio, que si no entregás un trabajo no les importa los problemas que tenés en tu casa –compara Giselle.

–¿Cuando quedaste embarazada sentiste que te iba a limitar la posibilidad de estudiar?

–No. Tener a mi hijo fue una de las razones por las que decidí seguir estudiando, para poder, el día de mañana, brindarle algo a mi hijo –dice Giselle y dicen todas.

Laura González tiene 20 años y da el presente de a tres. Priscila tiene dos años y duerme en un cochecito mientras la historia se vuelve clase, charla, debate. Brian tiene ocho meses y está en brazos, otros brazos, al lado de los brazos de Laura, en los brazos de la clase.

–Yo había hecho primero y segundo años de polimodal. En tercero tuve un accidente: trabajaba en McDonald’s, te daban zapatillas sin dientes y te caías de nada. Me caí y estuve internada un tiempo y casi dos meses sin caminar, pero en el colegio no me cubrían las faltas. Perdí el año. Al siguiente, cuando me quise reincorporar me quedé embarazada y ahí se me cayó el mundo abajo. Yo quería terminar el secundario y mi mamá me decía “vas a tener un hijo soltera y no vas a poder terminar la escuela”. Cuando vi el cartel en el barrio que decía que se abría el bachillerato me inscribí y empecé a venir con mi bebé de siete días –retoma su historia Laura. No es fácil contar la historia de su historia. Contar las cuentas de la vida con el peso, el alivio, el llanto, el ruido, el upa de ir y venir, de estar y dejar de estar con uno, dos hijos, encima, a cargo. Habla, Laura, entrecortada, temblorosa, habla con la vida recortada por los cuerpos que viven como ella, que van y que vienen, como ella que no quiere dejar de ir. A la escuela. Al futuro.

–Después de tener a mi hija me agarró una depresión posparto, pero vine porque ellos me vinieron a buscar –agradece.

Ella no lo buscó. Pero en segundo año otra vez quedó embarazada. Otra vez, sin embargo, había posibilidades de buscar. “Mucha gente me preguntaba cómo seguía con dos hijos. Y yo dije: ‘Sí, sigo’.

–Ahora estoy terminando –cuenta, cierra, se enorgullece, tiembla, llora, habla, Laura.

A veces los verbos se combinan. Las mujeres siempre, casi siempre, casi siempre que hay puentes para poder, pueden. Hacen falta esos puentes.

–Mis hijos están reacostumbrados a venir acá. La nena se desacostumbró un poco porque cuando lo tuve a Brian no la podía traer, pero después tampoco la podía dejar en mi casa, así que volvió a venir. Mis compañeros me reapoyan. Y los profes también. Acá no sos alumno, acá sos de igual a igual. Cuando estás triste te abrazan, te dan mucho cariño, mucha contención. Eso en una escuela común no existe. El profesor es el que sabe todo. Y vos sos el burro que tenés que aprender todo. Vos no sabés nada. Yo estoy terminando y no lo puedo creer –comprueba Laura, que dice terminando:

Page 192: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

–La nena nos aguanta desde el embarazo –dice ese murmullo de aula, esa ola de chistes, ese ringtone que se hizo eco en la ciudad, el conurbano, Las Tunas, en ese celular que también filmó, en clase, los pasos, los primeros pasos de Priscila.

María José Taboada tiene tres nenas y un trabajo en un laboratorio. Eso a veces le puso trabas y también la impulsó a terminar, estar terminando. “Después de llegar a casa tras nueve horas de trabajo hubo momentos en que mi hija más chica lloraba para que yo no viniera al bachillerato y yo quería venir porque me daba cuenta que ellas iban creciendo y que mi único futuro era estudiar por ellas. Y por mí”, subraya María José.

–Es importante que salga la oficialización para que esto que nos hace bien le pueda pasar a otra gente. Es una experiencia fantástica –se suma Carolina Gómez, de 28 años y una nena, Narell, de 7.

–Yo dejé el secundario en segundo año y ahora que estoy haciendo tercero me cuesta porque todo el tiempo tenés trabajos para entregar. Pero siento que tengo otra base. Antes pensaba que cuando mi hija fuera a quinto grado no la iba a poder ayudar a hacer las cuentas. Pero ahora lo hago, además de por ella y por mi familia, por mí. Por saber.

Mujeres, mamá, mayoría

“Nosotras no sólo enseñamos con perspectiva de género la era industrial o los talleres de sexualidad, la perspectiva de género está en la clase –ejemplifica Paula Costas, socióloga y docente de Ciencias Sociales del bachillerato popular de Las Tunas–. Hay historias de vida de violaciones, de abortos, de maridos que no las dejan venir a clase o de mujeres que, por el contrario, se hacen respetar por sus maridos a partir de empezar a estudiar.”

En el tercer año de Las Tunas hay 28 alumnos, pero sólo tres son varones. Alejandro Bringas habla y cuando habla, todos –que el día de la entrevista son sólo todas– murmuran. Alejandro tiene fama de hablar mucho y apenas dice a, A de Alejandro, sus compañeros –sus compañeras, las 25 de sus compañeras en esos coros que generan marea– le hacen un coro de “ehhhhhhh”.

–Volver a estudiar es una de las cosas más lindas que me pasaron. Me retribuye más de lo que me puede dar cualquier sueldo. Cuando termine me voy a dedicar a estudiar pero pienso seguir colaborando con este proyecto. Mis compañeras son señoras que tienen hijos y si llueve, vienen con paraguas y, si tienen que venir, vienen con los chicos y los pañales. Es una cosa linda, por más que te desaprueben –nombra Alejandro. Y nombrar la palabra desaprobar, en cualquier clase, en ésta también, por más que sea una clase de señoras compañeras, genera murmullo y risas. Desaprobar es la palabra temida. Y a los temores se los exorciza con risas, risas colectivas.

“A los 15 años sufrí un intento de violación y, desde ahí, me vine abajo y siempre pensé que la cabeza no me iba a dar. Ahora mis hijos me dicen ‘yo te paso el trapo’, ‘yo te lavo los platos’ porque me ven contenta cuando vuelvo con un 7 o un 8.” Maria Teresa Quinteros, 40 años, alumna.

–Yo vengo bien, vengo aprobando las materias –aclara Alejandro, que habla con seriedad de su proyecto de escuela. Y habla para darles la razón a las chicas que advirtieron que a Alejandro le gusta hablar. En las aulas se conoce la gente. Alejandro se enorgullece de venir bien, pero también sabe de dónde venía.

–Yo venía de la secundaria de la época militar, que te bajaban la línea, no les importaba quién eras, ni si ibas o no ibas, dabas el presente y chau, hasta mañana. En cambio, acá, no te digo que es individual la clase, pero sí es personalizada. Saben quién sos, qué problema tenés, cuándo estás triste, cuándo estás contento. Esto es una cosa muy importante. Aunque tal vez no conté nada del colegio... –se ataja, para seguir contando.

–Ya contaste bastante –lo golean. Y le dan el pase. Las señoras compañeras quieren seguir hablando.

–Tengo dos hijos adolescentes –arranca Silvia Espinosa, que sabe lo que es tener adolescentes (Emmanuel, de 19 años, y Tamara, de 17) pero no sabe qué es tener adolescencia, aunque a sus 35, otras y otros todavía, al mismo tiempo, viven una adolescencia extendida. Lejos, casi siempre, de los costados donde la vida apura.

–Cuando yo era adolescente tenía que criar a mis hermanos por ser la mayor de la casa mientras mi mamá trabajaba. Después, me casé joven y tuve que criar a mis

Page 193: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

hijos –enumera Silvia en una cuenta que no es matemática. No todo es dos más dos es cuatro. No todas las fichas juegan al juego donde se avanza de a casilleros, no todos van para adelante. Aunque hay, siempre hay, hay si se deja que haya, posibilidad de barajar y dar de nuevo.

–Pero todo se dio antes de lo que yo pensaba. Ahora los tres juntos estamos estudiando. Emmanuel y Tamara en la escuela del Estado y yo acá. Pasa una cosa muy linda, a veces ellos me piden mis fotocopias –se ríe, se jacta quien no nació para jactarse y goza de ese desvío del destino– o yo los ayudo a hacer sus trabajos y ésa es una cosa muy linda.

Linda –adjetiva Silvia. Linda. Dice. Y la sonrisa se le pone así.

Silvia además es el ejemplo del objetivo multiplicador de la educación popular. Educar para educar para educar. A pesar de la ostentación de los altos niveles de alfabetización y escolarización de la Argentina, donde hay un 2,5 por ciento de analfabetismo, lo que representa la segunda tasa más baja de toda Latinoamérica, según datos de la Unesco, publicados esta semana. Pero ese 2,5 por ciento no es nada, no es nadie. Argentina tiene blancos sobre negros, tiene un embrollo de promedios en donde la excelencia se mezcla con la exclusión y en el aprobado argentino hay demasiados 10 y demasiados 0. Por eso, fuera de los márgenes de los promedios, Silvia enseña a decir con palabras las palabras.

–Estoy en un programa de alfabetización con una maestra que se llama María. Tenemos dos adolescentes, Rubén, de 20, y Matías, de 16, que no sabían ni leer ni escribir. Hacer cosas por los demás es lindo. No hay que dejar a la sociedad marginada. No porque no tuvieron oportunidad que tampoco la tengan –apunta Silvia. La maestra, la alumna. La que no pudo estudiar y ahora enseña.

–Mis propios hijos me han contado que si el profesor está de mal humor los manda a marzo o que si ellos llegan cinco minutos tarde los hace repetir. Eso acá no se da. Y yo también trabajo en una escuela del Estado y me doy cuenta que los chicos son un número. Si un grado tiene que tener 30 alumnos tiene 30 para que el grado no cierre. Acá lo que importa es que aprendas. Si no entendés algo, te lo vuelven a decir.

Volver. Para María Teresa Quinteros, de 40 años, volver a la escuela fue volver a creer en ella.

–A los 15 años sufrí un intento de violación y, desde ahí, me vine abajo y siempre pensé que la cabeza no me iba a dar. Ahora mis hijos me dicen “yo te paso el trapo”, “yo te lavo los platos” porque me ven contenta cuando vuelvo con un 7 o un 8.

–¿Para qué estudiás?

–Para averiguar más cosas –enseña María Teresa.

Hay más, había más, habrá más. La historia tiene eso: da futuro.

La pelea de los bachilleratos

“A los siete bachilleratos populares, surgidos de experiencias sociales o fábricas recuperadas, nos nuclea una perspectiva de la educación popular que intenta formar sujetos políticos que apunten a la transformación de la realidad”, describe Ezequiel Alfieri, profesor de historia, miembro de la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares y Coordinador del Bachillerato de Jóvenes Adultos Maderera Córdoba.

Alfieri explica por qué ahora los bachilleratos que quieren formar estudiantes movilizados se movilizan para seguir y crecer. “Nosotros pedimos el reconocimiento definitivo de los bachilleratos populares con una normativa específica. Está creciendo la exclusión de los jóvenes y adultos de las escuelas. Por eso, el Estado tiene que reconocer que las organizaciones sociales están cubriendo este espacio y dar una solución. También pedimos –continúa– un reconocimiento económico (para que nuestros docentes tengan un salario como cualquier docente) y que haya subsidios a nuestros proyectos, como ahora hay subsidios para colegios religiosos que cobran cuota y, encima, el Estado los subvenciona. Y nosotros que proponemos una educación pública, popular y gratuita ni siquiera tenemos diálogo para ver la forma de sostener estos seis colegios. Nuestra objetivo es que se puedan seguir abriendo más de este tipo de colegios para que los estudiantes puedan pensar y actuar en la realidad en la que viven –remarca el profesor de historia–. Hasta ahora nos damos cuenta de que hay una apropiación del espacio diferente y que el nivel de deserción es mucho menor al de escuelas públicas o privadas que tienen recursos. Por eso, creemos que estamos en el buen camino.”

Page 194: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Martes, 28 de octubre de 2008

EL PAIS › YA FUNCIONAN VEINTITRES BACHILLERATOS POPULARES EN EMPRESAS RECUPERADAS

Con los útiles a la fábrica

Nacieron hace diez años, creados por los docentes que acompañaron el proceso de fábricas recuperadas. Otorgan títulos oficiales, pero sus profesores no cobran sueldo. Quieren que el Estado reconozca su labor.

Por Laura Vales

Los bachilleratos populares nacieron en 1998, por iniciativa de un grupo de docentes e investigadores universitarios que acompañaron el proceso de las fábricas recuperadas. Diez años más tarde, ya hay veintitrés en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Tienen el reconocimiento del Ministerio de Educación y otorgan títulos oficiales, pero sus profesores no cobran sueldos. En estos días están haciendo una campaña para que el Estado reconozca su trabajo.

Roberto Elisalde y Marina Ampudia integran el grupo fundador de los bachilleratos. Ampudia es antropóloga; Elisalde, historiador. “En la Argentina hay una larga historia de experiencias autogestionarias en educación. Los anarquistas y socialistas abrieron sus escuelas a fines y principios de siglo XX. Juan B Justo, José Ingenieros, fueron profesores. Más tarde tuvimos las universidades obreras creadas por el sindicalismo preperonista de la década del 30 y después la universidad obrera que impulsó el peronismo. En los ’80, finalizada la última dictadura, se desarrollaron las experiencias de educación popular freyrianas. Cuando estas experiencias autogestionarias encontraron políticas públicas con las

Page 195: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

cuales articular, lo hicieron, como con el peronismo. Pero hoy esto es algo que todavía no se termina de concretar”, señala Elisalde.

Los bachilleratos populares retoman esa tradición, sumándole elementos de esta época. El 90 por ciento de sus docentes son graduados o estudiantes universitarios; son, a la vez, investigadores, profesores de escuelas de adultos y militantes sociales. Los bachilleratos se definen como una organización social en sí misma, que articula con otras organizaciones sociales: empresas reabiertas por sus trabajadores, movimientos territoriales y sindicales.

Ampudia venía de trabajar en educación para adultos, en escuelas nocturnas, cuando se armó el equipo que fundaría las primeras escuelas, en la metalúrgica recuperada Impa y en organizaciones territoriales de Tigre. “Veíamos que cada vez había más jóvenes que dejaban el polimodal, en un proceso de expulsión. Los chicos llegaban a la escuela nocturna, pero esa llegada era la antesala para que dejaran definitivamente el colegio”, reseña.

–¿Por qué dejan de estudiar?

–Encontramos dos tipos de razones. Problemas de la educación en sí misma, pibes que decían “repetí”, “no entiendo” o “me aburro” cuando les preguntábamos por qué habían dejado. La segunda tiene que ver con la precarización del empleo como un fenómeno que atraviesa toda la vida de los jóvenes, un problema que continúa y que sigue expulsándolos del sistema educativo. Hoy cambió el sujeto de la educación para adultos, ya que el 70 por ciento son en realidad jóvenes.

El avance de los bachilleratos puede contarse en tres etapas. Del ’98 al 2003 el grupo inicial formó el equipo de educación popular y crearon los primeros bachilleratos. A partir del 2003 comenzaron a ser convocados por empresas recuperadas que querían abrir bachilleratos en sus edificios, para que sus integrantes terminaran el secundario y como una forma de vincularse con los vecinos del barrio. Se sumaron después otros actores, como movimientos sociales (hay bachilleratos en galpones del Movimiento Teresa Rodríguez y el Frente Darío Santillán) y sindicales (como Anta y el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos, de la CTA). A partir del 2007 lograron el reconocimiento oficial, tanto del Ministerio de Educación porteño como de la provincia de Buenos Aires, como escuelas con capacidad de otorgar títulos.

En la actualidad tienen un promedio de 100 estudiantes por bachillerato y más de 200 profesores entre los 23 bachilleratos. “Trabajamos con más de un docente por clase. Armamos equipos porque la clase siempre es muy heterogénea”, señala Ampudia.

–¿Qué diferencias hay con un bachillerato para adultos tradicional?

Elisalde: –En término de la educación, no proponemos la escuela como lugar de contención, sino de formación, con todos los objetivos del campo académico. La diferencia más fuerte, creo, es cómo los alumnos se apropian del lugar de estudio. Otra es que no tenemos situaciones de violencia entre los jóvenes.

Alumnos y docentes tienen una gimnasia de movilizaciones. Por lo general, participan de las tomas y han realizado también sus propios planes de lucha para lograr el reconocimiento oficial. Con el macrismo gobernando la ciudad, también sufrieron sus consecuencias. Apenas comenzaron con los reclamos para lograr que el Estado pague sus sueldos, en una marcha al Ministerio de Educación les abrieron una causa contravencional por dar una clase pública sobre Callao, cortando la calle. La fiscalía acusó a diez personas; curiosamente, ninguno de ellos estuvo cortando la calle, sino que los procesados son los diez que entraron al ministerio para realizar el pedido.

Page 196: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Domingo, 18 de julio de 2010

LA EXPERIENCIA DE UN ESCRITOR EN UN AULA DEL CONURBANO

Son boleta

Por Guillermo Saccomanno

No creo que muchos escritores se le animen a una clase de escuela media del conurbano. Pero que los hay, los hay. Es que no es sencillo encarar las aulas de la marginalidad, esos pibes que vienen de pobreza, violencia, droga, alcohol. A algunos les cuesta expresarse con algo más que un ininteligible fraseo primal. Estos son los pibes a quienes los docentes deben transmitirle el amor a la lectura. Pero, ¿cómo transmitir ese amor cuando no se lo siente? Más de una vez en los colegios planteo que los docentes no leen. “Los adolescentes, querrá decir”, me quiso enmendar una maestra. “No, le dije. Entendió bien: dije los docentes.” La mujer, como varias de sus colegas, me miró con odio. “A ver, cuéntenme qué leyeron anoche”, les pregunto. Silencio.

Por supuesto, hay causas, razones, determinaciones sociales que hacen que las maestras y maestros puedan preferir a la noche Tinelli, baile de caño, pizza y birra; y, excepcionalmente, los progres, el discurso facilongo de 6, 7, 8. No los culpo. Estoy convencido de que los docentes deben ganar más que un diputado, pero también de que ellos eligieron la trinchera en la que se encuentran. Y es una trinchera donde bajar la guardia es riesgoso. Las víctimas están ahí, en sus pupitres, frente al pizarrón, expectantes. Y por la expresión tienen todo el aspecto de estar en otra, en otra realidad que no es la del aula. Una más cruda.

El año pasado, junto con un grupo numeroso de escritores, participé en la movida del plan de lectura del Ministerio de Educación, iniciativa formidable: se imprimía un relato de cada escritor y luego se lo distribuía, en formato fascículo, en las aulas de los colegios. Más tarde, una vez que los alumnos habían leído el relato en

Page 197: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

la clase de literatura, el escritor iba al aula y conversaba el texto y sus aspectos con sus lectores. La actividad, en los colegios de clase media, se cumplía. Pero en más de una oportunidad, en colegios más golpeados –que son los más–, el resultado no era el esperado. La frustración no dependió del ministerio, ni de los autores. Fue responsabilidad de los mismos docentes.

Me acuerdo de un colegio del conurbano. Al llegar al cole, nadie sabía dónde estaba el paquete con los fascículos. Nadie los había visto. Hasta que una funcionaria del colegio pareció reaccionar de un ataque de amnesia y recordó dónde estaban guardados. Los fascículos del Plan de Lectura habían sido archivados en un depósito. Ni se los habían pasado a la profesora de Lengua. Tampoco la profesora de Literatura se había interesado por la cuestión. Además, ese día la profesora de Literatura no había llegado aún. Por lo tanto, la actividad la iba a coordinar otra profesora, la de Inglés. No era un día tranquilo en el colegio. Habían faltado celadores. Y profesores. Las pibas y los pibes, casi el colegio entero, hacían quilombo en el patio. Tarde, pero al fin, apareció la profesora de Lengua. Y fuimos al aula. Como habían faltado profesores, la directora tuvo la idea de juntar dos divisiones. Preferible meterlos en esta actividad, aunque no tuviera nada que ver, a que estuvieran alborotando en el patio. Me pregunté cómo manejar la situación. Sesenta alumnos me superaban. Además no se trataba sólo de que no hubieran cumplido con la actividad: leer un cuento. La profesora tampoco tenía demasiada idea de qué se trataba el plan. Se me ocurrió que si no habían leído antes el relato, bien podríamos leerlo entre todos en clase. Pero esas pibas y pibes apenas sabían deletrear una palabra. Con paciencia, les propuse que cada uno leyera una frase y le pasara luego el fascículo a un compañero, una compañera. De ese modo, pensé, el relato se hilvanaba, se construía una lectura colectiva. Y terminaríamos de leer el cuento. Quien leía una frase, con dificultad, balbuceando, pasaba el fascículo con alivio. Se tardaba en completar el sentido del relato, pero era algo.

Desde el fondo, unos pibes bardeaban. Dados vuelta, bardeaban. El bardo iba en aumento. Pronto fue imposible la lectura. Le pedí a la profesora que dejara retirar del aula a los chabones (sí, les dije chabones) si no les interesaba la actividad. La profesora titubeó. Por fin, desconcertada, asintió. Los pibes se pararon. Ahí volví a hablarles: “Sé que tienen motivos para embolarse. Como sé que alguno de ustedes chuparon o se falopearon antes de venir al colegio. Sé también que algunos de ustedes hoy vieron al viejo fajar a la vieja. Y también que tal vez los que cobraron fueron ustedes. Sé que no la tienen fácil. Sin laburo, sin un mango. Encima, el colegio. De verdad, es mucho pedirles a ustedes, dados vuelta, que se queden

tranquis en el aula. No me careteen. Pueden salir”. Los pibes empezaron a caminar hacia la puerta del aula. “Pero antes –les dije–, sepan que si cruzan esa puerta son boleta.”

Los pibes se frenaron. Atónitos, me miraban. Ahora no volaba una mosca. “Porque si estoy acá es por ustedes. Si no saben leer, ustedes no saben sus derechos. Y si no saben sus derechos, cuando la Bonaerense los agarre con un fasito, los pueden fusilar. Vayan nomás. Los ratis los esperan.”

Callados, de pronto tímidos, de pronto chicos, volvieron a sus asientos.

Continué la clase como pude. Cero heroísmo. Taquicardia sentí. Me había sacado, me reproché. Traté de disimular que me temblaba el pulso. Mi sonrisa ante el aula era de plástico. No me gustaba esta situación. Pero la remé. ¿Acaso tenía otra alternativa? Sé que esta historia no me deja bien parado. Y que se me acusará de autoritario, patotero y políticamente incorrecto. Pero fue lo que pude hacer. Y no me avergüenza contarlo.

Hace tiempo que la realidad educativa se fue al carajo. Y que no son pocos los esfuerzos ministeriales como tampoco los docentes que, en esta realidad, se debaten peleando por mejorar el nivel de la educación. Pero no alcanza. Como tampoco alcanza que los escritores pongan el cuerpo en las aulas, lo que, a esta altura, me parece, es más que un deber una misión. Los debates en el Malba o en las librerías de Palermo pueden esperar. Los pibes y pibas de los colegios estatales, no. Y, que conste, estas reflexiones no deben inquietar sólo a los docentes. También a los escritores. Porque mañana terminarán escribiendo para clientes y no para lectores. Si es que ya no lo están –perdón, estamos– haciendo.

Page 198: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

La experiencia de un historiadoren la Comisión de EsclarecimientoHistórico de Guatemala

Arturo Taracena Arriola

Historia reciente y responsabilidad social

Arturo Taracena Arriola. “La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala”, en Anne Pérotin-Dumon (dir.).Historizar el pasado vivo en América Latina.http://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.phpCopyright ©2007 Anne Pérotin-Dumon

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA

Arturo Taracena Arriola

Historiador. Trabaja como investigadoren el Centro de Investigaciones Regionalesde Mesoamérica (CIRMA), en Guatemala.Ha enseñado en universidades de México,Francia y Costa Rica. Ha publicado extensamentesobre la sociedad guatemalteca en los siglos XIX

y XX. Entre sus libros se destacan El estadode los Altos. Indígenas y régimen conservador(1993), Invención criolla, sueño ladino, pesadillaindígena. Los Altos de Guatemala: de regióna estado (1997), y Etnicidad, estado y naciónen Guatemala, 1808-1944 (con G. Gellert,E. Gordillo, T. Sagastume y K. Walter, 2003).Taracena dirigió el equipo de investigacioneshistóricas de la Comisión de EsclarecimientoHistórico de Guatemala (1998).

Page 199: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

3Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

1. Raquel Sieder. “Políticas de guerra y paz y memoria en América Central”. En AlexandraBarahona, Paloma Aguilar y Carmen González (editoras), Las políticas hacia el pasado.Juicios, depuraciones, perdón y olvido en las nuevas democracias. Madrid: Istmo, 2002. pp. 247-284.

2. Para poder deslindar esta responsabilidad, me ha sido útil leer los dossiers “Mémoiresdu XX siècle”. Le Débat, 122. Noviembre-diciembre de 2002, pp. 4-186; “Les génocides et leurmémoire”. Le Débat, 124. Marzo-abril de 2003, pp. 154-188 y “Horizons de la mémoire”.Diogène, 201. Enero-marzo de 2003, pp. 3-145.

INTRODUCCIÓN

El proceso de transición democrática en Guatemala fue el resultado de lar-gas negociaciones de paz bajo los auspicios de las Naciones Unidas. Aunquela constitución de una comisión de la verdad fue el objetivo de uno de losacuerdos firmados entre el gobierno y la Unidad Revolucionaria NacionalGuatemalteca (URNG) entre 1994 y 1996, tres años fueron necesarios desdeentonces para que, en julio de 1997, se creara la Comisión de EsclarecimientoHistórico de Guatemala (CEH) que estuvo en funciones hasta febrero de 1999.Cabe ubicar esta iniciativa entre los intentos oficiales por enfrentar el cono-cimiento del pasado en el istmo en los últimos cincuenta años y la aplicaciónde medidas de justicia y reparación, con el fin declarado de contribuir a lareconciliación nacional y a la transición democrática, de los cuales el exce-lente y pionero artículo de Raquel Sieder, “Políticas de guerra, paz y memoriaen América Central”1 contiene un análisis comparativo.

El presente trabajo esboza un testimonio razonado de mi experienciacomo historiador durante casi tres años en el equipo de investigaciones his-tóricas de la CEH. La percepción que entonces tuve –y que ahora sistematizo–no necesariamente será compartida por sus otros integrantes, por lo queasumo la responsabilidad de su contenido. Tampoco quiero ocultar las difi-cultades de haber ejercido profesionalmente mi oficio a sabiendas de que mipasado militante era y es un condicionante en la interpretación de los hechos.Tal vez, el matiz lo da el hecho de que no participaba en una investigaciónacadémica que yo había escogido hacer, sino que lo hacía por deber ciuda-dano en un contexto político muy especial.2

Historia reciente y responsabilidad social

Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA

Conceptos

Historiografía

Matanza de comunidades indígenas

Memoria en la disciplina histórica

Militancia política y militarización guerrillera

Responsabilidad cívica del historiador

Responsabilidad profesional del historiador

Responsabilidad social del historiador

Teoría del sándwich

Testimonio y denuncia

Transición democrática y memoria

Hechos de violencia

21

13

19

11

03

21

06

08, 11

18

05

14

Responsabilidadcívica delhistoriador

Page 200: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

EL RETO

El análisis histórico del conflicto armado interno que debía realizar la CEHse planteó, en primer lugar, como un llamado a la recuperación de la memo-ria y, en segundo lugar, como investigación sobre el pasado con una finalidadpráctica: coadyuvar al éxito de una solución política duradera y permitirla construcción de la democracia en un país que solamente la ha vivido demanera formal tal y como lo atestigua su historia de violencia e impunidad.Fue así que un equipo de cientistas sociales, apoyado por los diferentes equi-pos de campo, trabajó de mayo de 1997 hasta febrero de 1999 para producirel informe “Causas y orígenes del conflicto armado interno”, publicado en elprimer tomo del informe de la comisión: Guatemala. Memoria del silencio.5

Visto retrospectivamente, el trabajo emprendido por la CEH representabaun esfuerzo de grandes proporciones en un país donde el olvido cuidado-samente calculado se apoya en una enseñanza sintética del “presente histó-rico”, sin líneas profundas de análisis y en una historiografía que se nutrefundamentalmente de los libros escritos por extranjeros,6 claro indicadorde la falta de compromiso de los guatemaltecos con el quehacer histórico.

A la falta de conciencia histórica de los guatemaltecos se suma la ausenciade archivos públicos –pues muchos han sido destruidos o están escondidos–7

y la incertidumbre que sentimos los guatemaltecos a la hora de abordar con

5Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

Historia reciente y responsabilidad social

5. Memoria del silencio. Tomo 1. Guatemala: CEH, 1999, pp. 77-288. En internet:http://shr.aaas.org/guatemala/ceh/mds/spanish/

6. De ninguna manera quiero dar una connotación peyorativa a esta afirmación sino sóloseñalar una ausencia en la producción bibliográfica dentro de Guatemala y por parte dehistoriadores guatemaltecos.

7. En el año 2005 fue descubierto parte del archivo de la Policía Nacional que comprendedocumentos que van de 1907 a 1996. Pasó a manos de la Procuraduría de Derechos Humanos(PDH) mientras se crean condiciones de conservación y de clasificación. Ya el poder ejecutivoha exigido que se le entregue este archivo, alegando la necesidad de evitar tensiones en caso quese abran juicios y se condene a responsables de violaciones a los derechos humanos. Incluso haacusado a la PDH de no ser competente en el manejo de archivos de la policía. Por su parte, la PDHteme que la entrega de este acervo al poder ejecutivo sólo facilite expurgos por razones políticas.

Asimismo, otro matiz es la seriedad del documento final producido, in-dependientemente de la acción de sus detractores, en especial de miembrosdel Ejército de Guatemala, quienes ven en él un documento que condena a“quienes impidieron la derrota del estado guatemalteco”, a quienes “valien-temente se enfrentaron al comunismo” en 1954 y, posteriormente, actua-ron en “defensa de la nación guatemalteca”.3 Los antecedentes del conflictodeben remontarse a la aparición de las ideas comunistas en Guatemaladurante el año 1922, cuando se celebró por primera vez el Día del Trabajo,para extenderse a partir de la revolución de octubre de 1944. Esta luchacontra el comunismo destructor del estado justificó el proceder “patrióti-co” desde el poder estatal de militares, paramilitares y civiles a lo largo delconflicto armado interno.4

La CEH ofrecía un paso concreto para enfrentar el legado de la violaciónde los derechos humanos y, consiguientemente, para avanzar en la transi-ción democrática. Como su propio nombre lo indica, se impuso rendir unaexplicación histórica de las causas y consecuencias de un conflicto armadointerno que había durado treinta y cuatro años, pero cuyos orígenes abríanun espacio de tiempo de medio siglo, con el propósito de poder hacer reco-mendaciones concretas que tuvieran como asidero la experiencia histórica.En ese contexto me pareció que yo podía y debía asumir el desafío de par-ticipar como profesional y como ciudadano.

4Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA

3. Confróntense, por ejemplo, las declaraciones del general Efraín Ríos Montt: “No lo apoyo[el Informe de la CEH] porque esto es una parte, vista de un lado y no vista de los dos.Se me ocurre que es una narración. No pongo en duda su veracidad, pero tampoco compartosu realidad”. Siglo XXI. 26 de abril de 2000, p. 6.

4. Véase la reciente obra del coronel Mario A. Mérida G. Venganza o juicio histórico. ¿Juzgueusted? Una lectura retrospectiva del Informe de la CEH. Guatemala: Litografías Modernas, 2004.

Transicióndemocráticay memoria

Page 201: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

por ello se convirtiese en verdad absoluta. Sabíamos que sería rechazado porel Ejército y la burguesía que se declaraban convencidos de haber salvadoa Guatemala, a pesar de un costo social de decenas de miles de muertos,desaparecidos, heridos y refugiados. Para ellos, lo sucedido ha sido la mejorforma de salvar la “democracia” que vino de la mano de la intervenciónnorteamericana de 1954.

Durante su visita a Guatemala en 1999, Bill Clinton aceptó que los EstadosUnidos estaba en deuda con Guatemala por esta intervención. Asimismo, lasconclusiones del Congreso “Nuevas perspectivas de los Estados Unidos,Guatemala y Latinoamérica en el golpe de 1954”, celebrado en 2003 en Wa-shington, fueron que el argumento de la amenaza comunista guatemaltecapara los Estados Unidos no tenía fundamento alguno pero que sus conse-cuencias para Guatemala eran evidentes: la intervención norteamericana enel derrocamiento del gobierno de Jacobo Árbenz confirió una suerte de lega-lidad al militarismo conservador que ha venido decidiendo los destinos delpaís desde hace medio siglo. Sin embargo, este congreso de historiadoresevitó abordar con profundidad el continuum de la política norteamericanaen materia de apoyo a ese mismo régimen contrainsurgente.9

LAS PREGUNTAS CLAVES

En lo referente a la particularidad guatemalteca, desde el inicio nos asalta-ron preguntas como las siguientes: ¿Cómo equilibrar el peso de la memoriacolectiva con el de los actores individuales? ¿Cómo enfrentar la tesis queexplicaba casi cuatro décadas de guerra civil tan sólo por los ánimos bélicosde dos únicos actores (Ejército y guerrilla) o, en el mejor de los casos, porla maldad de la CIA?

7Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

Historia reciente y responsabilidad social

9. Véase “CIA abre archivos”. Prensa Libre. Guatemala: 16 de mayo del 2003; “CIA fuedeterminante en la caída de Árbenz”. Siglo XXI. Guatemala: 16 de mayo del 2003; MartínRodríguez P., “Medio siglo de militarismo”. Prensa Libre. Guatemala: 19 de mayo del 2003.

seriedad el balance de casi cuatro décadas de guerra. Aún enfrentamos lalimitación de no poder escribir nuestra historia con lucidez debido a la cen-sura propia y a la que nos impone un estado que no acepta ser juzgado porsu comportamiento en el largo plazo.

Los miembros del equipo de investigación histórica que entramos a tra-bajar en la CEH veníamos de diversas instituciones y generaciones, y no tení-amos la mejor preparación teórica y metodológica sobre el tema que hoytratamos y que Paul Ricœur ha puesto de moda con su obra La memoria,la historia, el olvido.8

Individual o colectivamente, empezamos nuestra labor sin haber reflexio-nado de manera sistemática sobre las etapas de la operación historiográficaexplicativa de la memoria reciente. En un principio, la mayoría de los parti-cipantes del equipo sentimos la falta de conocimiento de esa historia bélica,ya fuese por razones de edad o de marginalidad política casual o voluntaria.Además, no había consenso alguno entre las visiones históricas guatemal-tecas y extranjeras. Pero nos habíamos comprometido a dar una explicacióna la sociedad guatemalteca y a la comunidad internacional sobre los orígenesy la duración de un conflicto armado de treinta y cuatro años y su olvido.Por ello, nos vimos compelidos a producir un análisis serio de los contenidos,de los usos sociales y políticos, de los mecanismos de transmisión de la me-moria, de las falsificaciones y trasvestismos de las historias escritas, así comode los silencios de la sociedad guatemalteca a lo largo de medio siglo. Debimossuperar la tendencia al anacronismo que nos imponía un período ideoló-gico mundial caracterizado por el publicitado “fin de la Historia” y los variosparadigmas con los que nos habíamos formado como profesionales y polí-ticos. Las discusiones fueron arduas y provechosas.

En pocas palabras, estábamos ante el compromiso de producir un textohistórico para el público. Nuestro texto sería sin duda perfectible. Pero de-bíamos aportar una explicación más “científica” –más profesional, sin que

6Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA

8. Paul Ricœur. La memoria, la historia, el olvido. Madrid: Editorial Trotta, 2003.

Responsabilidadsocial del

historiador

Page 202: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

LA CONFORMACIÓN DEL EQUIPODE INVESTIGACIÓN HISTÓRICA DE LA CEH

Es necesario señalar que el doctor Christian Tomuschat –director de la CEH–se enfrentó desde el inicio al problema de la falta de sistematización interna-cional sobre este tipo de actividades. Él y los dos comisionados guatemal-tecos (los licenciados Alfredo Balsells Tojo y Otilia Lux de Cotí) tuvieron queempezar de cero en el diseño de la Comisión de Esclarecimiento Histórico.Si bien pronto se contó con los reportes de las comisiones de la verdad deArgentina, Chile y El Salvador, se desconocía cómo habían trabajado. Erannecesarias creatividad e intuición.

La lectura de ese material permitió corroborar el limitado interés que lascomisiones de la verdad anteriores habían otorgado a la interpretaciónhistórica, por lo que los comisionados –en especial el doctor Tomuschat–consideraron importante que el informe final guatemalteco tuviese unaamplia explicación histórica de los orígenes, del desarrollo y de las con-secuencias del conflicto armado interno, tal y como lo exigía el acuerdo decreación de la CEH. En ese contexto se planteó la constitución del equipode investigación histórica.

De inmediato, la comisión se abocó a obtener el concurso de varios cen-tros de investigación social existentes en el país, incluyendo los de la uni-versidad nacional y los de las privadas, no sin enfrentar algunos rechazos.Los investigadores provenimos principalmente de las universidades de SanCarlos (estatal), Rafael Landívar (privada confesional, jesuita) y Del Valle(privada), así como de los centros de investigación Asociación de Inves-tigación y Estudios Sociales (ASIES), Asociación para el Avance de las Cien-cias Sociales en Guatemala (AVANCSO) y Facultad Latinoamericana deCiencias Sociales (FLACSO).

El equipo de investigación histórica quedó conformado por guatemal-tecos, la mayoría de los cuales eran cientistas sociales, mientras que losequipos de apoyo y de investigación de campo se formaron en gran medidacon extranjeros de diversas disciplinas, pero sobre todo provenientes de

En ese momento particular guatemalteco cobraba cada vez más peso lateoría del sándwich, de acuerdo con la cual treinta y cuatro años de guerra civilse explican por la sola acción del Ejército y del movimiento revolucionarioguatemaltecos; una tesis que no es sustentada política o históricamente en losvecinos países de El Salvador y Nicaragua, pero que en Guatemala le ha aco-modado a muchos. Así, actores como la oligarquía, los partidos políticosinstitucionales, las iglesias, los intelectuales, las universidades, las gremiales,los sindicatos, los campesinos, los indígenas, etcétera, estuvieron atrapadosen medio de la brutalidad bélica: son sectores de la sociedad que, cuandoactuaron, lo hicieron manipulados o abusados por el Ejército, por el movi-miento revolucionario o por ambos. Éstos, a su vez, estaban manipulados porsus aliados internacionales: los Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba.

¿Quiénes eran verdaderamente los actores sociales enfrentados en el con-flicto armado interno de Guatemala? ¿Se trató solamente de organizacionese instituciones en pugna, tal y como esta tesis lo ha venido sosteniendo?

Pronto nos dimos cuenta de que era imprescindible escudriñar un aba-nico importante de fuentes y de testimonios que nos permitiesen superar lossilencios, los miedos y las explicaciones binarias. Era necesaria una valora-ción sistemática de todos los caminos del pasado, aunque francamente notuviésemos la experiencia ni los medios para lograrlo de la forma adecuada.

El primer problema resultó ser encontrar las fuentes y valorar su veraci-dad sin ser prejuiciosos con ellas. El segundo, impedir que un pasado tan dolo-roso nos condujese a querer “pasar la página” –como se dice coloquialmente–,sobre todo en casos espinosos como el de las masacres y el genocidio. Eltercer problema fue enfrentar el peso de la memoria institucionalizada yconstruida por un poder triunfante desde 1954, con el agravante del éxitopolítico de su ideología a nivel regional y, también, dejar a un lado la visiónredentora de la izquierda revolucionaria. El cuarto, sobreponernos a la tiran-tez que sentíamos como historiadores entre nuestro oficio y nuestra res-ponsabilidad ciudadana frente a la marca del pasado militante.

8 9Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA Historia reciente y responsabilidad social

Teoría delsándwich

Page 203: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Establecer cuándo comenzó la guerra fue otra discusión que nos llevómucho tiempo. La tradición castrense decía que con el intento de rebeliónmilitar en el departamento de Zacapa el 13 de noviembre de 1960. Los do-cumentos demostraron que más bien se trataba del momento en que losoficiales radicalizados fundaron el movimiento MR13, dando a conocerpúblicamente su programa político y optando por la lucha guerrillera comomedio para derrocar el gobierno del general Ydígoras Fuentes en febrero de1962. Una plataforma política que pronto sería enmarcada en la lucha porla instauración del socialismo, bajo la influencia de la revolución cubana.

La importancia de las etapas conllevó un primer punto de discusión delequipo de investigación histórica con miembros de los equipos de campo dela CEH. Estos últimos tendían a menospreciar la primera etapa del conflictoarmado interno de 1962 a 1978 por su volumen menor de bajas y su carácteresencialmente intraladino (no indígena), frente a las proporciones que ad-quirió la guerra en Guatemala a partir de 1979 –especialmente en las zonasrurales– con motivo de la aplicación intensiva de la Doctrina de SeguridadNacional ante el “enemigo interno” y su caudal de desaparecidos, masacres,aldeas modelo, patrullas civiles. Había una tensión marcada entre la visióndel equipo de investigación histórica, centrada en proporcionar una vi-sión global del pasado histórico inmediato, y la de miembros de los equi-pos de campo, abocada en denunciar la magnitud de la violación de losderechos humanos, en particular en las comunidades indígenas, las cualesno deberían ser necesariamente opuestas.

De esa polémica se desprendió otra referida al peso otorgado a la explica-ción bipolar del conflicto armado interno por medio de la teoría del sánd-wich, en la que la sociedad civil guatemalteca había sido presa del enfrenta-miento entre el Ejército y la guerrilla. Tal tesis había sido esbozada en ciertamanera en el informe Guatemala. Nunca más del Proyecto InterdiocesanoRecuperación de la Memoria Histórica (REMIH) aparecido en 1998.10

las ONGs que actuaban en el país o de la antigua misión de observacióninternacional de las Naciones Unidas en El Salvador, la ONUSAL. Algunosde los primeros integrantes contribuimos a diseñar su estructura y metas amediados de 1997.

La CEH empezó a funcionar como institución en medio de las dificul-tades laborales entre los integrantes (quienes tenían distintos cargos a la horade sumarse al proyecto), de la vigilancia efectiva de los servicios de seguri-dad del estado, del enfrentamiento entre “actores” y “neutrales” y entre fun-cionarios internacionales (de las Naciones Unidas) y contratados nacionales.

LA DINÁMICA DE LA DISCUSIÓN INTERNA

Un tema de discusión inicial en el seno del equipo de investigación históricafue el de la periodización. Era necesario acotar el lapso de los antecedentes(1948 o 1954) y del inicio del conflicto armado (1960 o 1962), con el propó-sito de poder determinar el peso de la Guerra Fría en el caso guatemaltecoy el de los factores internos: ideologías dominantes (la presencia de un anti-comunismo oficial desde 1932 y de discursos y prácticas racistas propias deldesarrollo histórico del proyecto nacional guatemalteco), causas estructu-rales (el desarrollo del capitalismo agrario desde el siglo XIX), cierre de espa-cios políticos (contrarrevolución de 1954). Pequeños detalles, pero decisivosen la seriedad del planteamiento interpretativo.

¿En qué punto empezar el análisis de los orígenes inmediatos? ¿La revo-lución de octubre de 1944 que había puesto fin a la dictadura del generalJorge Ubico en la coyuntura del triunfo de los Aliados en la Segunda Gue-rra Mundial? ¿El asesinato del coronel Francisco Javier Arana en 1949,principal dirigente de la derecha guatemalteca? ¿La contrarrevoluciónfinanciada por los Estados Unidos, de junio de 1954? Decidimos hacerlo enoctubre de 1944, fecha que marcó la caída del régimen liberal tradicionalinstaurado en la segunda mitad del siglo XIX, como en la casi totalidad depaíses latinoamericanos.

10 11Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA Historia reciente y responsabilidad social

10. Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica. Guatemala.Nunca más. El entorno histórico. Tomo 3. Guatemala: ODHAG, 1998.

Militanciapolítica ymilitarizaciónguerrillera

Teoría delsándwich

Page 204: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Asimismo, surgió la polémica en torno de la denominación de lo ocu-rrido: se nos decía que no fue una guerra civil o un conflicto armado, sinomás bien un “desorden de la sociedad”; simplemente, violencia continua,circunscripta en el espacio y a sectores de la sociedad. Y que por lo tanto,la mayoría de los crímenes no habían sido actos de guerra ni crímenespolíticos, sino delitos comunes, ajenos a las necesidades y urgencias delconflicto militar.12

Detrás de esta polémica aparecía el tema acerca de cómo interpretar laviolencia política: ¿Existían causas estructurales socioeconómicas que expli-caran su surgimiento? ¿Tenía o no la guerrilla el derecho a cuestionar a unestado surgido de una contrarrevolución e intervención extranjera en 1954–visto por un sector de la sociedad como una democracia–? ¿Era o no irres-ponsable enfrentar a un estado que, en definitiva, actuó en defensa de símismo? ¿Cual había sido el grado de responsabilidad del gobierno de losEstados Unidos –y por lo tanto de la CIA– en el mantenimiento de las estruc-turas represivas en Guatemala? ¿Había tenido Cuba un papel preponderanteo subordinado en el desarrollo y en la consolidación del movimiento revo-lucionario guatemalteco?

También aparecieron preguntas acerca de la cuestión de los indígenas:¿Cuál había sido, por ejemplo, la dimensión de la matanza por parte delEjército guatemalteco de núcleos indígenas? Y acerca de las causas de esamasacre: ¿fue el apoyo de los indígenas –real o presunto–, a la guerrilla ola visión ideológica racista de los militares lo que originó la matanza? En elsegundo caso, ¿correspondería hablar de genocidio?. Estaba asimismo lacuestión del grado de adhesión de una mayoría indígena rural al plan con-trainsurgente, lograda a través de varias modalidades: patrullas de autode-fensa civil, aldeas modelo, coordinadoras interinstitucionales, entre otras.Se pretendió justificar esa masacre presentándola como medida aplicada

13Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

Historia reciente y responsabilidad social

12. Véase el prólogo de Edelberto Torres Rivas “La metáfora de una sociedad que se castigaa sí misma. Acerca del conflicto armado y sus consecuencias”. Guatemala: causas y orígenesdel enfrentamiento armado interno. Guatemala: F&G Editores, 2000, pp. 13-32.

Surgió la necesidad de ofrecer una reconsideración crítica de esa teoríapara dar una explicación global del conflicto armado interno, ya que nosparecía que la guerra que había involucrado a casi todos los sectores de lasociedad guatemalteca no podía ser explicada por la sola responsabilidad dedos actores. Claro, ello nos ponía frente al riesgo de que avanzara la ideade una “responsabilidad colectiva”, que diluyese los niveles de responsabilidadindividuales e institucionales existentes, que ameritaban ser explicitados.

De ahí que también tuviésemos que enfrentar la explicación del compor-tamiento de los sectores subordinados en el conflicto armado como productode la “manipulación”, tesis tan corriente en el discurso político guatemalteco.Por ejemplo, frente a la visión más crítica de la CEH, los empresarios argumen-taban que se habían visto envueltos en “una guerra que no habían deseadoy en la que no habían participado”, eso a pesar de los indicios de su papel enel financiamiento y las directivas políticas en el derrocamiento de Árbenz yde la posterior lucha contrainsurgente. Especialmente el Ejército sosteníaque había habido una manipulación externa de los guatemaltecos por losactores de la Guerra Fría (los Estados Unidos, la Unión Soviética y Cuba).

Por otra parte, se hablaba de una manipulación interna de los indígenaspor la guerrilla y el Ejército. Esta última tesis era sostenida por un amplioabanico de gente: los partidos políticos institucionalizados que subsistían(Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, Movimiento de LiberaciónNacional, Partido de Avanzada Nacional, Unión del Centro Nacional), lajerarquía de la Iglesia católica, la dirigencia del movimiento maya, y algunosintegrantes de la izquierda que no habían sido partidarios de la “vía de lalucha armada”. Sin embargo, ésta es, sobre todo, la adoptada por variosintelectuales extranjeros.11

12Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA

11. El problema de la represión y la subordinación del indígena se reflejó en las diversasopiniones que luego definieron el denominado “debate Stoll-Menchú”, en que el antropólogonorteamericano David Stoll cuestionó el testimonio dado por Rigoberta Menchú, PremioNobel de la Paz en 1981, sobre su trayectoria de defensora de las comunidades indígenas,lo que abrió un espacio de discusión sobre el tema de la manipulación de los indígenas enel conflicto armado interno. Véase Arturo Arias (editor). The Rigoberta Menchú Controversy.Minneapolis: University of Minnesota Press, 2001.

Matanza decomunidadesindígenas

Page 205: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

la responsabilidad de estos hechos corresponde al Ejército en un 93%, a laguerrilla en un 3%. El 4% es atribuible a diferentes actores. El informe dela CEH incluye un análisis detallado de casos paradigmáticos a partir de ochomil testimonios.

EL GRAVE PROBLEMA DE LAS FUENTES

La CEH encontró grandes dificultades a la hora de recabar fuentes escritas(prensa, boletines, partes de guerra, planes de campaña, reglamentos, pro-gramas políticos, etcétera). Por un lado, los documentos de la guerrilla eranescasos debido a su destrucción masiva y a las reticencias de sus dirigen-tes para aportar los registros de datos existentes; por el otro, siempre estuvoprohibido el acceso a la mayoría de las fuentes castrenses y gubernamen-tales. Los partidos políticos, amparados en la “teoría del sándwich”, nopresentaron una sola fuente. Esta postura fue adoptada incluso por el MLN,producto histórico de la intervención de 1954 y principal fuerza políticade la contrainsurgencia. A su vez, había que afrontar el análisis crítico de lasfuentes secundarias. Si bien éstas tenían el sesgo de los análisis académi-cos del período de la guerra y eran favorables a uno u otro bando, resultóesencial acopiarlas y compararlas.

También sobresalió la calidad contundente pero también relativa de lainformación aportada por los documentos desclasificados por el Depar-tamento de Estado norteamericano. Cuando a finales de 1997 la CEH losrecibió directamente del National Security Archive,15 los miembros delequipo histórico pensamos que pronto avanzaríamos e n el análisis de losantecedentes y de las etapas del conflicto armado interno guatemalteco.

15Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

Historia reciente y responsabilidad social

15. National Security Archive, dirigido por Kate Dole y Carlos Osorio.Cf. www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB4/index.html

en el marco de operaciones de contrainsurgencia a escala local y limitada enun tiempo determinado. El argumento fue dado en particular en el casode la represión a los ixiles en el departamento de El Quiché.13 Al respecto, unalto funcionario castrense ha afirmado que los “excesos” ocurridos duranteel enfrentamiento armado interno, “en ningún momento estuvieron conte-nidos en una política institucional”, si no que fueron cometidos por “algunosmiembros de las Fuerzas Armadas, policiales, patrulleros de autodefensacivil, comisionados militares e incluso civiles, quienes actuaron según sucriterio particular”.14

Finalmente, tampoco podía dejar de plantearse en la discusión entreinvestigadores del equipo histórico, por más que se negaba desde las filas dela Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), las masacresde la guerrilla en respuesta a la medida contrainsurgente de creación delas Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), los asesinatos de empresarios,periodistas, ex compañeros acusados de traidores, en nombre de una “causajusta”. Si bien la guerrilla argumentaba haber actuado a partir de una injus-ticia generalizada mantenida por el estado guatemalteco, no podía negarque su proceder había producido en el tiempo hechos injustos concretos, quedebían ser documentados.

Para el REMIH, el 80% de las cincuenta y cinco mil víctimas y más deveiticinco mil asesinatos eran atribuibles al Ejército, y sólo el 9% a la gue-rrilla; los autores del 11% restante no estaban identificados. Para la CEH,las personas asesinadas y desaparecidas son alrededor de doscientas mil, y

14Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA

13. El Triángulo Ixil es una región del departamento de El Quiché; su población, indígenasixiles, fue blanco deliberado a fines de la década de 1970 y a inicios de la de 1980 de lascampañas de terror del Ejército. Las comunidades mayas fueron identificadas con lainsurgencia por un estado imbuido de prejuicios racistas. Se las atacó con el fin de destruirlos valores culturales que les garantizaban cohesión y quitarles la posibilidad de apoyarcualquier acción colectiva de un proyecto insurgente o de unirse a ella. Casi el 80% de losataques del Ejército se concentró en las regiones de densa población indígena de El Quiché,Huehuetenango y las Alta y Baja Verapaz: el 83,3% de las víctimas era de origen maya.

14. Mario A. Mérida G. Venganza o juicio histórico. ¿Juzgue usted? Una lectura retrospectivadel Informe de la CEH. Guatemala: Litografías Modernas, 2004, pp. 5-6.

Hechos deviolencia

Page 206: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Empero, luego del primer entusiasmo, los investigadores nacionales yextranjeros de la CEH pensamos cuánto más hubieran podido revelar aquellasfrases tachadas y notas eliminadas a lo largo de los cientos de hojas (aunqueen ese momento representaban apenas el 1% de los expedientes secretos quela CIA posee relativos a lo acaecido en Guatemala desde la invasión de juniode 1954 hasta finales del conflicto armado en 1996). Claro, quedaba la posi-bilidad de que tales espacios fueran llenados por los documentos oficialesguatemaltecos y los testimonios de los actores nacionales –militares y civilesaliados de los Estados Unidos– que han detentado el poder desde 1954. Sinembargo, pronto se hizo evidente que ninguno de ellos estaba dispuesto apresentar documentos o a dar testimonios fiables que ayudaran a esclarecerel pasado. Por su parte, los funcionarios de los Estados Unidos se defendie-ron alegando que se trataba de los asuntos internos de países soberanos.

Asimismo, aunque muchos de los señalamientos hechos por la izquierdaguatemalteca resultaron corroborados por los documentos desclasificados,ésta no pudo aportar datos apoyados en fuentes nacionales que esclare-cieran todas las frases tachadas. En honor a la verdad, en muchos casos laizquierda no tuvo voluntad política de hacerlo. Sin embargo, no se pre-sentó como víctima de la manipulación de soviéticos y cubanos, y asumiósu responsabilidad en el proceso que se desarrolló a lo largo del conflictoarmado interno.

LOS PROBLEMAS DEL APOYODE LA INVESTIGACIÓN DE CAMPO

Desde el seno del equipo de investigación histórica surgió una crítica a laforma en que se constituyeron las antenas de la CEH en las consideradasregiones indígenas y regiones ladinas debido a la desigualdad de su distribu-ción geográfica. La costa sur y el oriente de Guatemala, donde se desarrollóla primera experiencia guerrillera, tan sólo contaron con una sede cada una,mientras que en el occidente y norte funcionaban once. El argumento giró

17Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

Historia reciente y responsabilidad social

Kate Dole, la directora de esta ONG, apuntaba que la operación PBSUCCESS–nombre con el que se conoce la operación realizada por la CIA en Guate-mala–, ingresó en la memoria colectiva de la agencia de inteligencia comoun triunfo sin mancha, versión que luego fue adoptada por una parte de lahistoriografía norteamericana. A partir de la operación PBSUCCESS ysu supuesto éxito, las operaciones clandestinas que emprendió la agencianorteamericana en los años sucesivos se describieron incluso como “lim-pias, seguras y eficientes”. De esa forma, en la historia oficial de los EstadosUnidos no se asumía como propia la responsabilidad en los hechos acae-cidos en estos países.16

Tales razones nos hacían considerar que la divulgación de estos docu-mentos era un comienzo vital para reconstruir el oscuro pasado inmediatode Guatemala, al cual todos nos referíamos con verdades a medias y secretosa voces, pero sin poder modificar la versión oficial.

De hecho, ante los ojos de los investigadores de la CEH fueron apare-ciendo documentos que, a pesar de los largos y repetidos tachones continta negra que ocultaban muchas de las frases, dejaban ver informaciónsobre hechos y estadísticas concretas en torno del comportamiento delestado y la sociedad guatemaltecos a raíz de la caída del régimen revolucio-nario. Se aclaraba el proceder de los aliados guatemaltecos de los EstadosUnidos, especialmente de la clase terrateniente y del Ejército, resueltos arecuperar el poder que en parte habían perdido a partir de la revoluciónde octubre de 1944. Si bien los documentos norteamericanos centran suanálisis en el papel que jugaron los actores nacionales, revelan tambiénque éstos no habrían podido triunfar en el conflicto ni poner en marchael terror de estado sin el dinero, el equipo, el adiestramiento y el apoyomoral proporcionado por los asesores norteamericanos, como lo señala elhistoriador Greg Grandin.17

16Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA

16. Kate Dole. “La CIA y Guatemala, 1954”. El Periódico. Guatemala: 15 de junio de 1997.17. Greg Grandin (compilación y comentarios). Denegado en su totalidad. Guatemala:AVANCSO, 2001.

Page 207: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Esta posición fue defendida especialmente por entrevistadores extranje-ros y había aparecido también en el seno del REMIH, aunque en ese casoestaba amparada por guatemaltecos. En su defensa, se argumentaban razo-nes de “objetividad” del informe final o una actitud “políticamente correcta”de denuncia de las atrocidades de la subversión en Guatemala como entoda Centroamérica.

Asimismo, sin que llegase a ser oficial, el trabajo del equipo de investi-gación histórica de la CEH se vio envuelto en una polémica con el entornopolítico de la URNG (fuerzas revolucionarias que firmaron con el gobiernoguatemalteco los acuerdos de paz de 1994-1996) en torno de sus conclu-siones. Este equipo demostró que, a pesar de contar con un mandato limi-tado en materia de rescate de la memoria y del deslinde de responsabili-dades, con voluntad de investigar el pasado reciente se podían producirresultados concretos que cumpliesen con las expectativas políticas de lasociedad guatemalteca y de la comunidad internacional. Es decir, se podíacombatir la tentación de sustituir el olvido con la ambigüedad.

Otra polémica se desató a mezzo voce con el gobierno y los militares,quienes reprochaban al equipo histórico su “visión parcializada de la guerra”porque no respaldó la tesis del salvamento de un estado de derecho frente ala amenaza comunista. En este sentido, el gesto más contundente fue que elpresidente de Guatemala, Álvaro Arzú se negó a recibir el informe Memoriadel silencio de manos del doctor Tomouschat, director de la CEH.

LA CONTUNDENCIA DE LA INTERPRETACIÓNHISTÓRICA Y DE LAS RECOMENDACIONES

El régimen instaurado desde 1954 sigue indemne bajo la hegemonía de susdos defensores principales: la oligarquía y el Ejército, hoy enfrentados porel debate en torno del silencio de la primera sobre su responsabilidad en elconflicto armado interno. De ahí que se piense que las leyes y el pacto de si-lencio resolverán por sí solos los problemas estructurales que aquejan al país.

nuevamente en torno de la poca importancia de la represión en la primeraetapa del conflicto armado interno (1962-1978), con el cálculo de veinticincomil víctimas frente a las ciento setenta y cinco mil de la etapa posterior. Nue-vamente, el equipo de historiadores enfrentó dificultades para que el restode los integrantes aceptaran la necesidad de una visión histórica global, yaque los investigadores de campo actuaban guiados por consideracioneshumanitarias y por la preocupación de denunciar. Desde nuestro punto devista, lo último debía estar acompañado por la explicación del proceso y eldebate de las funciones distintas de la memoria social y la historia si se que-ría avanzar en el conocimiento de la historia reciente de Guatemala.

Dado que se tomó como base un criterio cuantitativo –la cantidad de víc-timas por período–, no se prestó la suficiente atención al aspecto histórico delconflicto armado, a lo ocurrido en la primera etapa, a pesar de no haber sidotan significativa la cantidad de víctimas. Se produjo así un desequilibrio entrela investigación de la violencia realizada por una parte en el ámbito urbano ypor la otra en el mundo rural (por ejemplo, habrá que explicar por qué el testi-monio no indígena urbano fue más selectivo y eminentemente individual).

La atención preferencial que se prestó al ámbito rural tiene su explicaciónen la dimensión aterradora que alcanzó la política de “tierra arrasada” prac-ticada a partir de los años ochenta. Y no se puede negar la importancia decontar con un masivo testimonio indígena, individual y colectivo, de denun-cia de la violencia tanto por parte de los agentes del estado como de losmiembros de las organizaciones guerrilleras. Pero la focalización sobre elsegundo período tuvo como resultado ocultar otros aspectos cruciales quese dieron en áreas urbanas y rurales no indígenas desde la década de 1960,como la figura del desaparecido, el empleo de los escuadrones de la muertey las aldeas modelo: aspectos que hicieron de Guatemala un tempranolaboratorio continental en materia de prácticas represivas.

También apareció en el seno de la CEH la polémica acerca de si era con-veniente aplicar una política de búsqueda de “equilibrio” entre las cifras deviolaciones cometidas por el Ejército y aquéllas cometidas por la guerrilla.

18 19Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA Historia reciente y responsabilidad social

Testimonioy denuncia

Memoria en la disciplinahistórica

Page 208: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

CONCLUSIÓN

Con el tiempo todas las verdades se saben y los archivos se abren, así quepor más que ahora se pretenda impulsar la desmemoria de los guatemalte-cos, la Historia –así, con mayúscula– acabará por triunfar. Asimismo, valgarecordar que la historia como disciplina científica tiene la virtud de relativi-zar el peso de las grandes verdades pronunciadas en nombre de la razónde estado aunque muchas veces persistan en los manuales. La acuciosidad delos investigadores y las preguntas de las nuevas generaciones terminan porhacer sucumbir las versiones oficiales, de cualquier parte que vengan. Noquiere decir que las versiones parciales de la “verdad” que han sido elabo-radas sobre el conflicto armado interno no sean necesarias en sí. Cumplenuna función en su momento, pero tienen que ser trascendidas por estudiosmás completos y profesionales. A mi juicio, el esfuerzo historiográfico de laCEH, con todo y sus limitaciones, tiene el mérito de haber sobrepasado esasvisiones sectoriales u oficiales. Asimismo, tiene el mérito de hacer propuestasconcretas al estado y la sociedad guatemaltecos para enfrentar la impuni-dad, el olvido, la injusticia, en homenaje a las víctimas del conflicto armadointerno guatemalteco.

En resumen, estas reflexiones constituyen un juicio particular sobre elcaso de la comisión guatemalteca de la verdad, pero sobre todo intentanser un aporte a la sistematización en el nivel mundial de las comisionesde la verdad.

A diferencia de lo ocurrido en El Salvador y Nicaragua, el régimen de par-tidos no se modificó como con los Acuerdos de Paz de 1996. El hecho deque el general Ríos Montt haya sido el presidente del Congreso y haya sidocandidato presidencial en las últimas elecciones expresa una marcada con-tinuidad con la política de la década de 1980 y el triunfo bélico de los mili-tares. Si los Acuerdos de Paz no se cumplen, se debe a tales hechos y no,en absoluto, a la desmemoria de las víctimas como se suele decir. La res-ponsabilidad histórica de la guerrilla guatemalteca ha quedado tambiénevidenciada con los magros resultados electorales que cosechó.

En definitiva, la memoria oficial en Guatemala continúa propugnandola desmemoria, estimulando los silencios y fomentando las explicacionesbipolares con el objetivo de no asumir las recomendaciones políticas de laCEH y de mantener el estado de impunidad. En pocas palabras, se intentaevadir las responsabilidades derivadas de los acuerdos firmados ante lasNaciones Unidas hacia las víctimas y la sociedad guatemalteca en general.Hoy por hoy, no hay posibilidad de auditoría social y, sin ella, es imposibleinstaurar la democracia en Guatemala, la “reconciliación” a la que llamanlos sucesivos gobernantes finalmente es un eufemismo para “olvido”.

A ocho años de su firma, los Acuerdos de Paz son letra muerta y el infor-me Memoria del silencio parece hacer –paradójicamente– honor a su título,pues a pesar de ser un buen texto analítico de las cuatro décadas de conflictoarmado interno, pocos lo conocen en Guatemala y casi nadie lo cita. Esto sedebe en gran medida a que el estado guatemalteco lo oculta, a que la URNGno se interesa en él (la CEH, una vez desmontada, perdió toda influenciainstitucional). Así, el alcance de los logros de la CEH sobre la verdad esrelativo, aunque algunas organizaciones sociales –sobre todo aquellas quefueron víctimas de la violencia–, asumen y defienden su legado.

20 21Copyright ©2007 Anne Pérotin-Dumonhttp://etica.uahurtado.cl/historizarelpasadovivo/es_contenido.php

Arturo Taracena Arriola. La experiencia de un historiador en la Comisiónde Esclarecimiento Histórico de Guatemala

HISTORIZAR EL PASADO VIVO EN AMÉRICA LATINA Historia reciente y responsabilidad social

Historiografía

Responsabilidadprofesionaldel historiador

Page 209: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Textos complementarios

(Anexo)

Page 210: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Visita al Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires

Unas líneas para entender por qué vamos a conocer este repositorio documental

La microhistoria y las fuentes judiciales

Emir Reitano Podemos encontrar varias definiciones para lo que entendemos por microhistoria. Se puede decir que ella es la historia social con

escala local, o puede ser el estudio de un individuo que no es célebre como el caso de Menocchio en El queso y los gusanos de Carlo

Ginzburg.(1)

La microhistoria tiene la posibilidad de contar una historia extraída de archivos la cual puede contener excentricidades y a partir de ella

buscar su inclusión en la gran historia general.

Ginzburg plantea en la introducción de su obra algo lógico y es que los historiadores no pueden entablar un diálogo con los campesinos

del siglo XVI, por lo tanto, deben valerse de fuentes escritas por individuos relacionados con la cultura dominante. De este modo, la vida de

los campesinos del siglo XVI nos llega a través de filtros intermedios deformantes lo que complica el intento de investigación dentro de esta

vertiente. (2)

No haremos en este caso una cronología de trabajos sobre microhistoria, pero es necesario aclarar que a partir del trabajo de Mijail

Bajtin sobre La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, los historiadores abrieron los ojos

a nuevas perspectivas para la historia.(3) En el libro de Bajtin los campesinos y artesanos que él trata de describir hablan por boca de Rabelais.

Allí la indagación es directa, sin intermediarios, lo que deja perspectivas más alentadoras para la comprensión del pasado que se intenta

reflejar.(4)

Page 211: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

A partir de ese momento surgieron montones de trabajos acerca del tema. Le Roy Ladurie causó sorpresa al lanzar su trabajo sobre el

Carnaval de Romans, donde trató los acontecimientos ocurridos en la ciudad de Romans durante 1579 y 1580 (5). Luego, con la aparición del

Libro de Ginzburg se consolidó la microhistoria dentro del campo del estudio de lo social.

En su trabajo, Ginzburg, a través de un expediente del Santo Oficio, reconstruyó la vida de Menocchio, un molinero del siglo XVI que

muere en la hoguera por las extrañas concepciones que tenía acerca del universo. La microhistoria de Menocchio se inserta dentro de la

historia general porque dos acontecimientos históricos hacen posible su existencia: la invención de la imprenta, que le permite a Menocchio la

posibilidad de confrontar los libros con la tradición oral en la que se había criado, y la Reforma religiosa, que le otorga audacia para

comunicar sus pensamientos al cura de su pueblo, a sus paisanos y a los inquisidores (6). Dos grandes acontecimientos históricos que

permitieron y condicionaron la existencia de Menocchio.

La “Historia de los sectores bajos”

Las fuentes judiciales aportan sobre todo datos importantes para la historia de los sectores más desprotegidos, largamente relegados de

la historia en general.

Peter Burke, en su trabajo Historia popular o historia total, dice que en la tradición clásica de Grecia y Roma (resurgida durante el

Renacimiento) a la historia se la consideraba un género "noble", como la épica y la tragedia, por lo tanto se interesaba en los hechos de los

grandes hombres. Hablar de personas corrientes no estaba a la altura de lo que se denominaba la "dignidad de la historia". Un ejemplo de ello

lo constituye una breve referencia a Cornelio Tácito. El emperador romano Vitelio se vio abandonado en sus últimos momentos por todos los

que lo rodeaban excepto por su cocinero. Cuando Tácito relató este episodio en su historia, no fue capaz de escribir la palabra cocinero. En

vez de ello aludió vagamente a uno de los más humildes servidores del emperador. (7)

Page 212: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Para los historiadores de comienzos del siglo XIX el héroe fue colectivo, era el pueblo en general el mencionado héroe (más allá de los

matices subjetivos que pueda acarrear la carga que lleva ese término sobre sus hombros). El término "pueblo" visto bajo la luz idealista de esa

época podía, con su amplitud de sentido, cubrir cualquier tipo de grietas entre aliados y enemigos del mismo, (sean aliados la burguesía y los

trabajadores contra enemigos comunes como la aristocracia, los extranjeros o quien fuera) (8)

En el siglo XX Fernand Braudel planteó la historia total que, aunque resulte una imposibilidad, expresa un ideal para que la historia se

ocupe de las actividades de todo tipo de gente. Por lo tanto la historia total borra las distinciones entre nosotros y ellos y dentro de ella,

insertada la historia de los sectores bajos y populares muestra las bases de las estructuras sociales que sirven a los acontecimientos políticos y

sobre todo, devuelve la dignidad a las personas corrientes.(9)

Resulta evidente aclarar que gran parte de la historia de los sectores bajos de la colonia se encuentra en los expedientes judiciales y,

aunque los registros y archivos parroquiales complementen la misma, las fuentes, y sobre todo las fuentes judiciales continúan llevando esa

carga de contenido que debe interesar al historiador.

El uso de las fuentes judiciales para la microhistoria: alcances y limitaciones

Las fuentes judiciales evocan el conflicto. Por ello resultan sumamente elocuentes para describir un mundo de valores que han de

sustentar la trama social del mundo colonial. Al ventilar sus discrepancias ante la justicia los litigantes o sus letrados desnudan de manera

indirecta el marco normativo que ha sido quebrado, el orden anhelado, las pautas del equilibrio y del consenso perdido. La patología sirve

para conocer la normalidad. (10)

Las fuentes judiciales nos permiten visualizar a los sectores bajos, esa mayoría sin riqueza, ni poder, ni propiedades. Como la justicia

está hecha para el control de esos sectores (sobre todo el fuero criminal) los que desfilan por los estrados judiciales, los que están en las

Page 213: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

cárceles del virreinato, son los integrantes de la plebe de ese mundo colonial. Por lo tanto la fuente judicial es en gran medida la voz de esos

individuos y nos permite reconstruir la vida de los mismos a partir de sus testimonios. (11)

Carlos Mayo, Silvia Mallo y Osvaldo Barreneche señalaron en su artículo que el trabajo con fuentes presenta algunas limitaciones

teórico-metodológicas. En primer lugar las mismas, al referirse al conflicto social, olvidan los aspectos consensuales de una sociedad colonial

generalmente estable. En segundo lugar, las fuentes judiciales al tratar las conductas desviadas evocan un universo que tal vez no sea el más

representativo. También otra limitación es la veracidad del relato existente en la fuente. (12)

Las limitaciones no son determinantes si las fuentes son comparadas y relacionadas con otros documentos, lo que nos permitirá,

triangulando la información con otras fuentes del mismo período estudiado, elaborar una idea más acabada acerca de los sectores a los que nos

estamos refiriendo.

Pero más allá de la veracidad del relato de un declarante ante la justicia lo que nos interesa es que el mismo sea creíble, porque sería

una coartada "históricamente válida". Si el declarante está diciendo la verdad mejor aún, pero si miente su testimonio tiene que ser creíble

para los jueces y fiscales que intervengan en el caso. (13)

Es así que a través de un proceso judicial podemos llegar a ver la forma de administrar justicia en el mundo colonial tardío y a percibir

la concepción de la misma en los sectores medios y bajos de la sociedad que intentamos recrear. Por un supuesto delito y por obra de la

justicia colonial que registró y conservó algunas curiosidades de la vida del imputado podemos saber algo de una de las tantas personas pobres

e ignorantes de nuestro pasado que, como señaló Richard Boyer al referirse a un arriero de Nueva España en el siglo XVII, nunca ejerció

poder, acumuló ni gastó fortuna, ni escribió testimonio de índole alguna. (14)

Es obvio también que un caso judicial no nos sirve para tipificar la sociedad colonial porteña de fines del siglo XVIII, pero sí para

adentrarnos un poco más en ella ampliando, con él, su espectro hacia otros campos olvidados de la historia. De esta forma podremos intentar

abrir nuevos caminos en la historia para comprenderla un poco más. Tampoco pretendemos crear una tipología ni mucho menos agotar el tema

Page 214: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

a través del estudio de una causa judicial, lo ideal es realizar una comparación con otros casos y otras fuentes. Como ya señalaba Robert

Darnton en su célebre trabajo sobre La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa , apartarse del camino

trillado quizá no sea una metodología, pero así se tiene la posibilidad de disfrutar de visiones poco usuales, que pueden ser muy reveladoras

para lo que se quiera comprender del pasado . (15)

Podemos aprender mucho acerca de la historia a través de un análisis detenido de las experiencias extraordinarias de la gente común,

aunque no sea sencillo rescatarlas más allá de las notas y apéndices del discurso histórico. De esta forma para llegar a la "Historia Total",

debemos hurgar por debajo de la historia política, institucional, económica y social para llegar al meollo de la otra historia que encontramos

debajo de ella.

CITAS 1- GINZBURG, Carlo. El queso y los gusanos, Barcelona, Muchnik Editores, 1981. 2- Ibidem, p. 15. 3- BAJTIN, Mijail. La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de François Rabelais, Madrid, Alianza Estudio, 1987. 4- Ibidem. 5- LE ROY LADURIE, Carnival. Londres, 1980, En: BURKE, Peter (ed). Formas de Hacer Historia, Madrid, Alianza Universidad, 1993, pp. 288-289. 6 GINZBURG, Carlo. Op. Cit, p. 27. 7- BURKE, Peter. Historia popular o historia total, En: SAMUEL, Raphael. Historia popular y teoría socialista, Barcelona, Ed. Crítica, 1984, p.71. 8- Ibidem, p. 74. 9- BRAUDEL, F. Capitalism and Material Culture, London, 1973, En: BURKE, Peter. Historia popular o historia total, Op Cit, p. 77. 10- MAYO, C. MALLO, S. BARRENECHE, O. Las fuentes Judiciales. Notas para su manejo metodológico, En: Estudios e Investigaciones, La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UNLP, Nro 1, p. 47. 11- Ibidem, p. 48. 12-Ibidem, p. 48. 13-Ibidem, p. 50. 14- BOYER, Richard . Juan Vazquez: Arriero desafortunado. En:SWEET,D. NASH,G. Lucha por la supervivencia en la América colonial, México, FCE, 1987, p. 178. 15- DARNTON, Robert. La gran matanza de gatos y otros episodios de la cultura francesa , México, FCE, 1994, pp. 12-13.

Page 215: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Cómo escribir una reseña...

Ana María Presta

Todo libro demanda esfuerzos diferentes a quien lo reseña. No hay una “receta” única para abordar un texto, de manera tal que lo que

aquí se expresa son sólo sugerencias. Utilice sólo aquellas que juzgue pertinentes, pero siéntase responsable de la tarea que asume: leer

críticamente un libro.

1. De la lectura del libro

Cuando lea, su perspectiva crítica debe permanecer en estado de alerta: sin embargo, ello no implica que enfrente los contenidos de

manera agresiva. Criticar no implica destrozar, aunque a veces ocurra. Los resultados serán mejores si se propone leer con espíritu crítico y

comprensivo a la vez.

Lea la totalidad del libro detenida y cuidadosamente. Relea lo que no entendió. No deje de lado prefacios, prólogos, notas y otras partes

que puedan aparecer no esenciales al texto. Lo que extraiga de allí podrá ayudar a que entienda mejor el libro. Si fuera posible, es mejor leer el

texto dos veces, la primera vez para tener una opinión, la segunda para examinar sus impresiones y obtener evidencias en detalle.

Mientras lee, tome notas. La siguiente lista le dará una idea de lo que debe buscar. Hacer anotaciones le ayudará a concentrarse, mantener

el ritmo de lectura y le ofrecerá la oportunidad de marcar párrafos para citar.

Page 216: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

2. De las preguntas a hacerse mientras lee

¿Cuál es el tema tratado por el autor y en qué área del conocimiento lo coloca?

¿En qué marco conceptual ubica el autor el tema? ¿Cuál es su tesis central? ¿Cuáles son sus hipótesis? ¿Sus inclinaciones, favoritismos? ¿Qué

metodología utiliza?

¿Cuáles son las fuentes primarias del autor? ¿Cuán amplia es su investigación?

¿Para quién fue escrito el libro? ¿Investigadores? ¿Público no académico? ¿Constituye un producto apropiado para su audiencia?

¿Cómo se estructura el libro? ¿Juzga su desarrollo ordenado y lógico? ¿Le parece claro?

¿Cómo juzga la prosa del autor? ¿Excepcionalmente buena? ¿Tiene estilo cautivante?

¿El libro tiene ilustraciones? ¿Índice? ¿Bibliografía? ¿Qué otros adicionales explicativos? ¿Los juzga efectivos y útiles?

¿Cuán apropiado le parece el título? ¿Promete básicamente lo que muestra?

¿Detectó errores, descuidos, conjeturas falaces?

¿Por qué escribe? ¿Logró el autor lo que se propuso?

¿Cuál es su opinión personal del libro? ¿Le satisfizo leerlo? ¿Es ameno? ¿Convincente? ¿Por qué? ¿Si no lo fuera, por qué?

3. De cómo escribir la reseña

Escribir una reseña es parecido a producir cualquier otro ensayo corto. No hay fórmula universal, pero seguir ciertos lineamientos básicos

simplifican la tarea.

Revise sus apuntes y el punteo de temas que efectuó durante la lectura.

Page 217: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Ordene ambos en una secuencia lógica. El tiempo invertido en esa organización no sólo produce una estructura consistente y clara, sino

que le permitirá concentrarse en la construcción de párrafos durante la estructura del primer borrador. Una forma posible de comenzar el ensayo

es como sigue:

1. Una breve descripción del tema, los propósitos y el espectro del libro.

2. Detalle de su tesis, prejuicios o argumentos parciales.

3. Enumeración de los logros del autor en torno a sus argumentos/hipótesis.

4. Evaluación de las contribuciones al conocimiento y sus puntos débiles

5. Una síntesis de los puntos faltantes

6. Valoración del libro y su espacio en la literatura específica (historiografía).

Escriba el borrador sin detenerse a afinar las frases tratando de incluir en el papel todo lo que tiene para decir.

Tómese un descanso y lea el borrador críticamente, notando los párrafos ambiguos, incompletos, reiterativos, etc.

Corrija y construya el segundo borrador, detectando los errores gramaticales y la puntuación, asegurándose de que ha escrito todo lo que

quería decir.

Tipee el ensayo final. Lea nuevamente y asegúrese de haber corregido todos los errores.

Page 218: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

SAMUEL AMARAL

Recomendaciones para escribir la monografía

(También reseñas, estados de la cuestión, proyectos de investigación y tesis)

15ª ed., 16 de agosto de 2006.

Introducción

Estas recomendaciones son sólo recomendaciones, pero sirven para escribir con mayor claridad, elegancia y eficacia. En cuanto al

lenguaje, se ajustan a las efectuadas por autores que se han ocupado del uso instrumental del lenguaje con estos fines. En cuanto a la estructura, a

las de los principales textos que tratan acerca del trabajo intelectual. En cuanto a las referencias, a las convenciones usadas por las principales

revistas y editoriales académicas de la especialidad.

I. Lenguaje

1. La oración

- Evitar las oraciones demasiado largas.

- La oración debe tener sentido por sí sola. Evitar la deriva del sentido.

- Comprobar que cada oración tenga sujeto, verbo y predicado.

- El número del sujeto determina el número del verbo.

- Comprobar la coordinación de los tiempos verbales.

- No separar una oración en dos partes con punto.

Page 219: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

- No usar coma para separar oraciones, sino punto.

- Evitar la interrupción de la oración con aclaraciones entre comas, guiones o paréntesis.

- No separar sujeto y verbo con coma.

2. Composición y estilo

- Hacer del párrafo la unidad de composición. Los párrafos no deben tener una extensión menor de cinco líneas. También se debe evitar los

párrafos demasiado largos.

- El comienzo de cada párrafo debe servir par mantener la línea argumental.

- Usar la voz activa.

- Poner las declaraciones en forma positiva. Evitar la forma: “No solamente... sino...”

- Usar un lenguaje concreto.

- Evitar el abuso de la metáfora.

- Evitar las palabras innecesarias.

- Expresar ideas coordinadas en forma similar.

- Mantener juntas las palabras relacionadas entre sí. El adjetivo debe de estar junto al sustantivo al que califica y el adverbio junto al verbo o

adjetivo que modifica.

- Evitar una sucesión de oraciones sueltas.

- Evitar los calificativos.

- Evitar explicar demasiado. Hay que pensar qué conoce el lector al que el trabajo está destinado, para evitar aclararle lo que es obvio.

Page 220: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

- Asegurarse de que el lector sepa quién está hablando (de quién es la voz). Las comillas se usan para darle la voz en un texto a otra persona

distinta de su autor.

- Evitar las palabras de moda y las expresiones coloquiales.

- Evitar los atajos a expensas de la claridad. Recordar que el lector sabe menos del tema que quien escribe.

- Usar los tiempos pasados del modo indicativo, no el presente, ni el futuro, ni tiempos del modo subjuntivo (salvo que lo requiera la

coordinación de los tiempos verbales) para todo cuanto concierne al pasado.

- Usar el presente para referirse a lo que dicen los libros o los autores en sus libros, que por estar frente a nosotros, aun dicen lo que dicen.

- No usar la primera persona del singular ni del plural, ya que facilitan la argumentación.

- Evitar las enumeraciones con guiones o equivalentes (como las de esta lista).

- Revisar todo para eliminar las repeticiones y cuidar la ortografía. Buscar en el diccionario todas las palabras de cuya ortografía o significado no

se esté seguro.

II. Estructura

1. Equilibrio

- Todo trabajo (monografía, artículo, capítulo de libro, libro) debe tener un título que describa el contenido de la manera más expresiva y más

corta posible.

- Todo trabajo debe tener una introducción, un desarrollo (aunque no necesariamente con este título) en dos o más partes, y una conclusión.

- En la introducción se dice lo que se va a decir.

- En el desarrollo se dice lo que se tiene que decir.

- En la conclusión se dice lo que se dijo.

Page 221: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

- En la introducción se define el marco conceptual, lo más amplio posible, dentro del que se quiere que el trabajo sea leído. Allí el autor

determina con quién está dialogando. - En la introducción se debe plantear una pregunta (con o sin signos de interrogación), que se desarrollará

en el cuerpo del trabajo y se contestará en la conclusión. Hay que tener una pregunta antes de comenzar a escribir, pero al terminar trabajo es

necesario ajustar la pregunta al contenido real del mismo y a la contestación que da la conclusión.

- Todo trabajo tiene una extensión predeterminada, fijada por los requisitos para presentar una monografía en un curso, una ponencia en un

congreso, un artículo a una publicación periódica o un libro a una editorial. Hay que tener presente al comenzar el trabajo cuántas páginas habrá

que escribir y cuánto de todo lo que queremos decir dentro del formato predeterminado.

- Se debe cuidar el equilibrio del trabajo y de sus diferentes partes: cada parte tiene que tener una longitud similar a la de sus equivalentes.

- La introducción y la conclusión deben tener una longitud similar, pero juntas no deben tener menos del 10% ni más del 20% de la extensión

total del trabajo.

2. Características particulares de cada tipo de trabajo

a) Reseña

El objeto de la reseña es dar cuenta del tema, fuentes, métodos y tesis de un libro, como asimismo la originalidad de su contribución a lo

ya conocido sobre el tema.

b) Estado de la cuestión

El objeto del estado de la cuestión es dar cuenta, de manera organizada y sistemática, de lo que se ha escrito sobre un tema. En este caso

el tema, no los libros, está en primer lugar. Libros, artículos y otras contribuciones se mencionan sólo en relación con el tema y subtema tratados.

Pueden señalarse aspectos que el material comentado no trata.

Page 222: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

c) Proyecto de investigación

A partir del estado de los conocimientos sobre un tema, debe mostrarse que existen interrogantes que vale la pena contestar, que se cuenta

con las fuentes y métodos para hacerlo, y que se puede lleva a cabo. Deben mencionarse los resultados esperados, tanto desde un punto de vista

material (un libro, algunos capítulos, un artículo), como intelectual (qué respuesta se espera para la pregunta central de la investigación).

d) Monografía

- Comenzar a escribir por donde uno tiene más material o más ganas.

- Concentrarse en la línea argumental: poner todo lo que se necesita para desarrollarla y dejar afuera todo lo que no sea necesario para ella.

- Completar el borrador antes de comenzar el pulido y engarce de las partes.

- Para la estructura, ver el punto anterior (véase supra, sección II.1 Equilibrio)

e) Artículo de revista

Vale todo lo dicho para una monografía, pero además es conveniente mirar la revista a la que se enviará el trabajo. Cada revista tiene requisitos

explícitos para la presentación de trabajos, que se pueden obtener de la redacción de la revista o, a menudo, en algún ejemplar de la misma, pero

también requisitos implícitos. Por eso, antes de enviar un artículo a una revista, conviene observar qué tipo de artículos publica esa revista y cuál

es la estructura y la temática de esos artículos.

e) Tesis de licenciatura, de maestría o de doctorado

Las tesis están compuestas de varias secciones o capítulos, según la extensión requerida de las mismas. Nunca debe perderse de vista el

hecho de que las partes, es decir las secciones o capítulos, forman parte de un todo, que es la tesis.

Page 223: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Las tesis, por ese motivo, deben tener una introducción y una conclusión, que sean de la misma extensión aproximada que una sección o

un capítulo. La introducción debe plantear una pregunta y la conclusión debe responderla. Las secciones o los capítulos que estén entre ellas

deben servir para sostener cuanto se afirme en la conclusión.

Cada sección o capítulo debe tener una introducción que lo ligue con el tema central de la tesis y explique al lector la función que cumple

en el desarrollo del mismo. También debe de tener una conclusión que señale el aporte principal del capítulo al desarrollo del tema central. La

conclusión de cada capítulo debe de servir para construir la conclusión de la tesis.

Las tesis de doctorado deben ser la base de un libro y las tesis de licenciatura y maestría pueden pensarse como partes de una tesis de

doctorado, aun cuando ésta no esté en los planes inmediatos del autor.

III. Formato

1. Tipeo

- Utilizar un solo lado de la hoja (preferentemente tamaño carta o A4), con márgenes mínimos de 2,5 cm. a izquierda y derecha y de 3 cm. arriba

y abajo.

- Dejar sangría de cinco espacios al comienzo de cada párrafo.

- En la impresión final debe utilizarse doble interlineado. Aquí se ha tipeado con interlineado sencillo para bajar el costo de fotocopiado o

impresión de estas

“Recomendaciones”.

- Usar solamente la redonda (que es ésta), no la bastardilla (también llamada cursiva o itálica), ni la negrita, la MAYÚSCULA, o la VERSALITA.

- Usar la bastardilla para títulos de libros (pero no la Biblia ni los libros que la componen) y nombres de diarios y revistas, ya sea que se

mencionen en el texto, en las notas o en la bibliografía. También van en bastardilla los títulos de películas, obras de teatro, composiciones

Page 224: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

musicales, obras de arte, programas de computación, programas de radio y televisión; los nombres de barcos, de servicios de trenes, ómnibus o

vuelos especiales (pero no el nombre de la empresa de transporte) y de satélites y naves espaciales; y las palabras extranjeras (a menos que sean

de uso común y se hayan castellanizado).

- Los títulos de artículos y folletos van en redonda, entre comillas.

- Ocasionalmente, pero sólo ocasionalmente, puede utilizarse la bastardilla para enfatizar una palabra

- Usar las comillas (“ ”) solamente para transcripciones textuales o para palabras que se toman de otro contexto, a las que se supone transcripción

aunque no se indique la fuente (por ejemplo, dichos populares, refranes, lugares comunes).

- Los años deben darse completos: 1945, no 45, ni ’45; 1895-1896, no 1895-96, ni 1895/96 (excepto en el caso de las cosechas de verano en el

hemisferio sur, para las que sí se suele usar esta última forma, o mejor 1895/1896, para indicar que se trata de una cosecha que comienza a fin de

un año y termina en los primeros meses del siguiente y no de las cosechas de dos años distintos).

- Las fechas deben expresarse completas: 27 de noviembre de 2003, no 27-11-03 o cualquier otra forma de abreviatura.

- Las páginas debe numerarse.

- Revisar todo el texto constantemente, especialmente antes de entregarlo, para eliminar las faltas de tipeo.

- Revisar muy especialmente los nombres de personas y títulos de libros.

2. Transcripciones

- Evitar las transcripciones textuales.

- Dejar sólo las transcripciones que no puedan parafrasearse sin perder algo de su sentido.

- Las transcripciones van entre comillas (“ ”). La transcripción dentro de una transcripción va entre comillas simples (‘ ’). Los comentarios

propios dentro de una transcripción van entre corchetes ([ ]).

Page 225: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

- Si el texto transcripto ocupa cinco o más renglones debe ir en caja menor (es decir, con márgenes mayores), letra de cuerpo menor (optativo) y

sin comillas.

- Asegurarse de que todas las citas textuales o paráfrasis que se hagan de textos o ideas de otros autores estén acreditadas en nota, cuya llamada

estará al final del párrafo donde se encuentren la cita textual o la paráfrasis. Esta acreditación debe hacerse tanto por razones de honestidad

intelectual (véase infra, sección V) cuanto para que los lectores tengan acceso a nuestras fuentes y puedan seguir el hilo de nuestros

razonamientos. No acreditar a su autor una idea o una cita es plagio. El plagio está penado por la ley y por las regulaciones y costumbres

académicas.

3. Notas

- Las notas deben ir al pie de página o al final del trabajo, pero no dentro del texto. En algunas disciplinas (economía, antropología) se suele usar

este tipo de notas, pero no en historia. La llamada (el número que va en el texto y se repite en la nota) que indica la existencia de una nota distrae

menos al lector.

- Las llamadas de las notas deben ir preferentemente al final de la frase para no obligar al lector a interrumpir la lectura en la mitad de ella.

- Evitar las notas demasiado largas.

- Usar las notas sólo para dar las referencias de las fuentes manuscritas o bibliográficas y para hacer aclaraciones imprescindibles, siempre de la

manera más breve que sea posible.

- Si la nota es demasiado larga (más de dos o tres renglones) hay que tratar de incluir su contenido en el texto. Si no se pudiese incluir, hay que

considerar la posibilidad de su eliminación.

- No incluir cuadros en las notas, ni cortar el texto de la nota en párrafos.

Page 226: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

4. Referencias

- Se entran de modo diferente según vayan en notas o en la bibliografía y según la cantidad de autores, número de edición y otras variables que se

detallan a continuación.

IV. Referencias

1. Información que debe incluir la referencia

La referencia completa de una obra incluye el nombre y apellido del autor y el título del artículo o libro. Si es un libro, también el lugar de

publicación, la editorial y el año de publicación. Si es un artículo en una revista, el nombre de la revista, año de publicación, volumen, número y

páginas (primera y última del artículo).

En el caso de un libro, los datos deben tomarse de la portada (no de la tapa). Si el lugar, la editorial o el año no están mencionados en la

portada, pueden buscarse en otras partes del libro(primero en el colofón; luego, en el reverso de portada). En el caso de un artículo, los datos

deben tomarse de la información que encabeza el artículo (no del índice de la revista).

La cantidad de volúmenes de un libro va, si es necesario indicarla, después del año.

La serie o colección sólo se indica si es importante para que el lector conozca las características de la obra, en cuyo caso va entre

paréntesis, después del año o de la cantidad de volúmenes.

1.1 Nombres

Los nombres deben darse completos, sin iniciales, a menos que el autor firmase con ellas. Por ejemplo:

Page 227: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

- Juan Perón, si la portada así lo dice, y no Juan Domingo Perón, como se llamaba. Para mejor identificación puede agregarse entre corchetes el

nombre que el autor omitió, pero que uno conoce: Juan [Domingo] Perón.

- María Fernanda Arias, y no M. F. Arias.

- T. E. Lawrence, ya que firmaba así, y no Thomas Edward Lawrence, como se llamaba.

- Enrique M. Barba, como firmaba, y no Enrique Mariano Barba o Enrique Barba.

En nota se entra nombre y apellido:

- Juan Perón

- María Fernanda Arias

- Mario Hernández Sánchez Barba

En la bibliografía se entra apellido y nombre:

- Perón, Juan

- Arias, María Fernanda

- Hernández Sánchez Barba, Mario

Para la alfabetización de nombre extranjeros deben seguirse las reglas de los idiomas respectivos. Los nombres en inglés y portugués, por

ejemplo, se alfabetizan por el último apellido:

- Abreu, Claudio de Paiva

- Kennedy, John Fitzgerald

Page 228: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

En otros idiomas los apellidos compuestos se indican con guión y entonces se deben alfabetizar por el primero de los unidos por guiones:

- Kröller-Müller, Helene Emma Laura Jullane.

- Burne-Jones, Edward Coley, Sir

En la bibliografía y en las notas no se deben usar guiones antecediendo a los apellidos. Aquí se lo ha hecho para distinguirlos mejor.

1.2 Títulos

Los títulos de libros y nombres de revistas van en bastardilla (también llamada cursiva o itálica), o si, no se tiene bastardilla, subrayados.

Los títulos de artículos, capítulos de libros y folletos van entre comillas. Los títulos de libros y artículos en inglés suelen darse en las

publicaciones en ese idioma usando mayúsculas para todas las palabras. La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, sin embargo, no usa

más que las mayúsculas necesarias (comienzo del título, nombres propios) en las entradas de los libros en inglés que están en su catálogo, como

es la práctica en castellano.

1.3 Otra información

Entre el título y el resto de la referencia debe ubicarse la información concerniente a:

1) número de edición (pero no si es la primera); 2) nombre del traductor; 3) nombre del autor

del prólogo; y 4) nombre del autor de las notas.

1.4 Lugar de publicación

Page 229: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

El lugar de publicación no debe abreviarse: Buenos Aires, no Bs. As.; Córdoba, no Cba. Cuando puede dar lugar a confusión debe

agregarse otra información útil para la identificación del lugar: Por ejemplo: Stanford, California; Santiago (Chile). Si no hay mención de lugar

de publicación, debe mencionarse s.l. (sin lugar).

1.5 Editorial

Al mencionar la editorial, las palabras editorial, ediciones, libros, publicaciones o similares, pueden omitirse, siempre que su omisión no

dé lugar a confusiones. Es mejor entrar Ediciones B, que solamente B; o Editorial de la Campana, que de la Campana. Los nombres de las

editoriales no deben abreviarse. Sólo se entran siglas, si el nombre de la editorial lo es. Por ejemplo: Eudeba, pero no FCE por Fondo de Cultura

Económica.

Si no hay mención de editorial, debe mencionarse s.e. (sin editorial).

1.6 Año

Debe consignarse el año de publicación que figura en la portada. Si no figura allí, suele estar en el reverso de portada (con la indicación

del copyright, o derechos de autor) o en el colofón (al final del libro). El año debe darse completo y en números arábigos: 1999, no 99; 1975 y no

MCMLXXV, aun cuando en la portada se dé en números romanos. Si no hay mención de año, debe indicarse s.f. (sin fecha).

2. Dudas acerca de cómo catalogar un libro

Hay obras cuya catalogación es difícil. Abajo, en el punto 3, se dan ejemplos de los casos más frecuentes. Ante cualquier duda que no se

pueda resolver mediante esos ejemplos, consultar alguno de los catálogos en línea de libre acceso de las bibliotecas norteamericanas, que poseen

Page 230: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

grandes colecciones de libros en castellano. Estas bibliotecas tuvieron el problema antes que uno y de algún modo lo resolvieron. Las direcciones

pueden cambiar, pero las últimas veces que entré eran las siguientes:

- Library of Congress: catalog.loc.gov

- Harvard University: lib.harvard.edu

- University of Illinois at Urbana-Champaign: pac.ilcso.uiuc.edu

- Yale University: www.library.yale.edu

3. Ejemplos de entradas de libros y artículos en la bibliografía

Los ejemplos que se dan aquí siguen las normas de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (Library of Congress), que tiene la

misma autoridad sobre esta materia que la del diccionario de la Real Academia sobre el uso de nuestra lengua, tanto en la puntuación entre los

términos (autor, título, lugar de edición, editorial y año) como respecto de la capitalización de las palabras (es decir, el uso de las mayúsculas).

1. Libros de un autor

Anzorena, Oscar. JP: Historia de la Juventud Peronista, 1955-1988. Buenos Aires: Cordón, 1989.

Notar que después del nombre del autor y antes del título va punto o dos puntos; después del título y antes del lugar, va punto; que entre el

lugar y la editorial, dos puntos o coma; y entre la editorial y el año, coma; entre el año y la cantidad de volúmenes, coma.

2. Libros de dos autores

Anguita, Eduardo, y Martín Caparrós. La voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina, 1966-1973. Buenos Aires:

Norma, 1997.

Page 231: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

3. Libros de tres o más autores

Dussel, Inés; Silvia Finocchio y Silvia Gojman. Haciendo memoria en el país de nunca más. Buenos Aires: Eudeba, 1997.

4. Libros en varios volúmenes

Pontoriero, Gustavo. Sacerdotes para el Tercer Mundo: 'el fermento en la masa" (1967- 1976). 2 v. Buenos Aires: CEAL, 1991.

5. Libros que tienen más de una edición

a) se cita la edición que se utilizó:

Mattini, Luis. Hombres y mujeres del PRT-ERP. 2a ed. La Plata: Editorial de la Campana,

1995.

b) si no se la utilizó, pero se quiere indicar otra edición

Mattini, Luis. Hombres y mujeres del PRT-ERP. 2a ed. La Plata: Editorial de la Campana,

1995 [1a. ed. 1990].

6. Libros traducidos

Gillespie, Richard. Soldados de Perón: Los Montoneros. Trad. Antoni Pigrau. Rev. Marta y Enrique Torn. 4ª imp. Buenos Aires: Grijalbo, 1997.

7. Libros en otro idioma

Tamarin, David. The Argentine labour movement, 1930-1945. Albuquerque: University of New Mexico Press, 1985.

Page 232: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

En muchas revistas y en muchos libros de lengua inglesa se capitalizan todas las palabras del título de los artículo y libros. La Library of

Congress, sin embargo, no sigue esa práctica y sólo capitaliza las palabras que en esa lengua (o en otras) lo requieren. Tal es el caso del adjetivo

“Argentine” en el título de este libro.

8. Libros compilados

Amaral, Samuel, y Mariano Ben Plotkin, comp. Perón del exilio al poder. San Martín: Cántaro, 1993.

9. Capítulos en libros compilados

Arias, María Fernanda, y Raúl García Heras, “Carisma disperso y rebelión: los partidos neoperonistas”, en Amaral y Plotkin (1993), 95-125.

10. Libros anónimos

El regreso de Perón. Buenos Aires: Síntesis, 1958.

Para ubicar esta entrada en la bibliografía no se considera el artículo “El”.

11. Libros institucionales

Argentina. Congreso de la Nación. Diario de sesiones de la Cámara de Diputados. Buenos Aires: Imprenta del Congreso, 1985, vol. 51.

12. Artículos

Gillespie, Richard. “A critique of the urban guerrilla: Argentina, Uruguay, Brazil”, Conflict Quarterly, 1980, vol. 1, Nº 2, pp. 39-53.

Page 233: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

13. Entrevista inédita

Daleo, Graciela. Entrevista del autor, Buenos Aires, 29 de mayo de 1998a.

14. Material inédito

Daleo, Graciela. “Mis memorias” (ms.). Buenos Aires, 1998b.

Sólo se debe utilizar material inédito cuando resulta imprescindible, ya que es material al que no puede tener acceso el lector. En caso de

que deba citarse por razones de honestidad intelectual se debe indicar entre paréntesis (ms), es decir, manuscrito. No se debe usar la palabra

“mimeo” para manuscritos o para trabajos de circulación restringida sino cuando están impresos a mimeógrafo (algo que hace mucho que no

ocurre, pero que era habitual hasta los años sesenta para las ponencias de congresos, panfletos y otro material temporario).

15. Material tomado de Internet

Documento N° 1, “La página no oficial del MLN Tupamaros”, en www.tupas.com, 10 de noviembre de 1999.

9

16. Ponencias en congresos

a) si la ponencia está publicada en un volumen impreso sobre papel

Zorraquín Becú, Ricardo. “La intervención del cabildo de Buenos Aires en la vida política nacional (1810-1821)”, en VI Congreso Internacional

de Historia de América, Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia, 1982, tomo V, pp. 345-383.

En esta entrada debe notarse lo siguiente: 1) el volumen no tiene autor, por lo tanto se entra solamente el título; 2) la Academia Nacional

de la Historia es la editorial, no la autora; y 3) se menciona el año de publicación del tomo (1982), no el de realización del congreso (1980).

Page 234: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

b) si la ponencia no está en un volumen, sino en actas de congreso publicadas en forma de volumen sobre papel

Amaral, Samuel. “La financiación del gasto público en la hacienda colonial: un análisis de las cuentas de la Caja Real de Buenos Aires, 1789-

1791”, Anales de la Asociación Argentina de Economía Política, 1982, vol. 17, t. 1, pp. 15-34.

En este caso, como en el siguiente, es mejor abstenerse de utilizarlo, ya que esas publicaciones no son definitivas y posiblemente los

autores las modifiquen antes de publicarlas en revistas académicas o libros, si es que lo hacen. Es decir, todo aquello que no está publicado en

revista o libro simplemente no existe. Ocasionalmente, muy ocasionalmente, puede resultar necesario mencionar una ponencia porque de ella se

sacó alguna idea o información y no fue publicada en revista o libro. Sólo en ese caso hay que citarla y en tal caso se lo debe hacer como está

aquí. La regla general, no obstante, es que estos materiales no deben ser citados, ya sea que lo pida expresamente el autor o no.

c) si la ponencia no está en un volumen, sino en hojas sueltas

Amaral, Samuel. “El Banco Nacional y las finanzas de Buenos Aires: el crédito oficial, la regulación de la emisión y la restricción del crédito

comercial”, III Jornadas de Historia Económica Argentina, Neuquén, Universidad del Comahue, 1981.

Para esta caso vale lo mismo que se ha dicho para el anterior.

4. Ejemplos de entradas de libros y artículos en las notas (a pie de página o al final del

trabajo)

1. Libros, capítulos de libros o artículos

a) cuando hay un sólo título por autor y año

Anzorena (1989), 35.

Gillespie (1980), 41-43.

Page 235: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Manna (1993), 129, 131-133, 145.

El número entre paréntesis es el del año de edición del libro o de la revista. El número que no está entre paréntesis corresponde a la página

o páginas a las que se hace referencia en el texto. Entre el autor y el año (entre paréntesis) no va coma, pero sí entre el año y la página. Las

páginas puede indicarse sólo con el número o atendiendo al número con la abreviatura p. , si es una página, o pp., si son varias. Los números de

las páginas deben darse completos: 153-154, no 153-54 ó 153-4.

b) Cuando hay más de un título por año de un autor

Arias y García Heras (1993b), 99.

Debe agregarse a, b, c, etc. a cada uno de los distintos artículos o libros, a continuación del año, y esas letras deben coincidir con la

asignada a ese título en la bibliografía, también a continuación del año.

c) Cuando los autores son dos

Arias y García Heras (1993), 99, 101-103.

d) Cuando los autores son más de dos

Dussel (1997), 35.

2. Diarios y revistas no académicas

La Nación, 29 de mayo de 1967, p. 15.

Primera Plana, 21 de diciembre de 1965, Nº 115, p. 35.

Page 236: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

3. Entrevista inédita (si la referencia completa está en la bibliografía).

Daleo (1998a).

4. Material inédito (si la referencia completa está en la bibliografía)

Daleo (1998b).

5. Cuando se cita el mismo libro, artículo, manuscrito o entrevista de la nota anterior

a) cuando es la misma página o páginas: ibidem (o ibid.)

b) cuando es otra página o páginas: idem, p. 55 (o id., p. 55).

6. Cuando es una cita de una cita

Se da la referencia de la cita original, según corresponda, y se dice de dónde ha sido tomada, dándose esta segunda referencia, según

corresponda. Por ejemplo: Perón (1974), p. 55, en Amaral (1993), p. 45.

Si el libro donde está la cita original se cita por única vez en el trabajo, puede darse la referencia completa en la misma nota. Por ejemplo:

Juan Domingo Perón, La fuerza es el derecho de las bestias. Buenos Aires: Reconstrucción, 1974, p. 55, en Amaral (1993), p. 45.

V. Honestidad intelectual

Todo trabajo escrito debe ser fruto del esfuerzo propio. Cuanto tomemos de otros (ideas, transcripciones) debe serles acreditado en el

texto usando comillas y dando la referencia en las notas (o sólo lo segundo, si se tratase de una paráfrasis).

Page 237: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

El plagio (la transcripción literal de un texto escrito por otra persona sin acreditar su origen) está penado por la ley. Esta admite

transcripciones de hasta mil palabras (siempre acreditando el origen). No condena, sin embargo, tomar la estructura de un trabajo como

inspiración para la del propio. Aún así, si esa estructura de inspiración ajena fuese distinta de lo común en nuestra disciplina, es mejor darle

crédito a quien corresponda en una nota al pie.

La honestidad intelectual tiene la gratificación personal por el esfuerzo realizado y la de nuestros lectores por permitirles expandir el

horizonte de sus propias búsquedas.

Bibliografía

La bibliografía sobre todos estos temas es muy abundante y debe consultarse para resolver problemas no tratados en estas páginas. Las

recomendaciones que anteceden han sido tomadas de los siguientes libros:

Becker, Howard S. Tricks of the trade. How to think about your research while you’re doing it. Chicago: University of Chicago Press, 1998.

Becker, Howard S. Writing for social scientists. How to start and finish your thesis, book, or articles. Chicago: University of Chicago Press,

1986.

Bon, Stella Maria. Metodología de estudio. Buenos Aires: Albatros, 1981.

Chicago manual of style... for authors, editors, and copywriters. 13ª ed. Chicago: University of Chicago Press, 1982 (hay ediciones posteriores).

Eco, Umberto. Cómo se hace una tesis. Barcelona, Gedisa, 1982.

Levy, Mark. Escritura y creatividad. Barcelona: Paidós, 2001.

Serafini, María Teresa. Cómo se escribe. Barcelona: Paidós, 1996.

Page 238: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)

Strunk, William, y E. B. White. The elements of style. 3a. ed. New York: Macmillan, 1979.

Turabian, Kate L. A manual for writers of term papers, theses, and dissertations. 5a. ed.

Chicago: University of Chicago Press, 1987.

Zubizarreta, Armando F. La aventura del trabajo intelectual. Cómo estudiar e investigar.

México: Addison Wesley Longman, 1998.

Dudas

Las dudas pueden despejarse consultando esa bibliografía, al referencista de una biblioteca, a las bibliotecas cuyos catálogos están

disponibles a través de internet (véase supra, sección IV.2) o al autor de estas “Recomendaciones” por e-mail ([email protected]).

Page 239: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 240: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 241: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 242: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 243: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 244: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 245: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 246: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 247: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 248: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 249: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 250: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 251: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 252: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 253: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 254: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 255: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 256: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 257: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 258: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 259: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 260: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 261: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 262: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 263: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 264: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 265: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 266: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 267: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 268: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 269: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 270: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 271: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 272: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 273: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 274: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 275: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 276: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 277: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 278: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 279: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 280: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 281: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 282: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 283: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 284: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 285: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 286: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 287: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 288: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)
Page 289: Cuadernillo Curso de Ingreso Historia 2011 (FAHCE - UNLP)