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El Coloquio de los Perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y Las Camachas. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, iremos tratando temas de interés para nuestra sociedad. Esta sección, junto con el editorial, los resúmenes de nuestros coloquios, el cómic, los artículos de opinión, el comentario especializado y el cuestionario montillano son las que irán rellenando de contenido, número tras número, y esperemos que por muchos, este Ladrío nuestro y vuestro.

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Sumario3. Editorial

4. NarrativaBuscando un sentimiento desconocidopor Antonia Aguilar López

5. OpiniónCobardes y manipuladores por Rafael López.

6. RecomendaciónUnas palabras de Noruegapor Angel Hurtado

7. NarrativaAquella Nochepor Victor Barranco

8. OpiniónEntre tod@s, podemospor Laura Cruz Jimenez

9. Entrevista a:Margarita MerinoPor Sonia Zurera López

10. Cipión Contra los indignados

11. Berganza A favor de los indignados

12. DivulgaciónLos inicios de la química en Españapor Carlos Alberto Prieto Velasco

13. OpiniónOración a San Jerónimo, Patrón de los Tra-

ductorespor Juan Antonio Pietro Velasco

14. OpiniónLa amenaza de los directores mutantespor Manuel Bellido Mora

El Coloquio de los perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y la Camachas. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, ire-mos tratando temas de interés para nuestra sociedad. Esta sección, junto al editorial, las noticias de nuestras actividades, el cómic, la fotografía, la poesía, los artículos de opinión (ladridos perrunos de nuestros colaboradores), las recomendaciones y el comentario especializado de un invitado son los que irán rellenando de contenido, número tras número, y esperemos que por muchos, este Ladrío nuestro y vuestro.

Portada:José Manuel

Márquez (Mane)

16. Recomendación

Un paseo por Turín

por Aurora Márquez Jiménez

17. Narrativa

Carta de honestidad

por Alba Delgado Núñez

18. Humorpor Miguel Angel de la Fuente

19. PoesiaEl número de tu cuerpo por Ángel Márquez

20. Humor por María Fonseca de la Bella

Contraportada: Viaje ROUTE 66: 2ª PARTE USA por la Ruta 66 (agosto 2010)

por Óscar Marcos Jurado

Con la colaboracion de:

Valeriano Rosales

Rafael López

Antonia Aguilar

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El LadríoOTOÑO 2011Nº 20 Año VDepósito Legal: CO-1592-2006ISSN: 1887-1437Tirada: 500 ejemplaresEjemplar gratuitoEdita: Asociación cultural El coloquio de los perros

Aptdo. Correos 122. 14550 Montilla (Córdoba))

El Ladrío es una publicación plural y abierta que no hace necesariamente suyos los artí-culos y comentarios particulares que en ella puedan aparecer.Los autores de la sección «Cipión y Berganza» escriben defendiendo dos posturas distintas sobre un mismo tema de interés a petición de los editores de esta publicación. Los opinio-nes reflejadas en estos artículos no tienen por qué coincidir con las de sus autores.

www.elcoloquiodelosperros.es

36Pronto hará diez años del nacimiento de esta Asociación Cultural El coloquio de los perros. En aquellos lejanos tiempos en que aún no existían las redes sociales, en que la gente que disponía de un teléfono móvil lo usaba sólo para realizar o recibir llamadas y sms, en que nos considerábamos unos pioneros de la comunicación por la red porque todos los socios teníamos y usábamos el correo electrónico, ya en aquel entonces uno de los objetivos, quizás el principal, que propició el nacimiento de este colectivo fue el crear un foro de opinión, un espacio físico y virtual en el que intercambiar ideas y visiones sobre diversos aspectos de nuestra sociedad, historia, o cultura. Las dos primeras herramientas que utilizamos para llevar a cabo ese propósito fueron la edición de esta revista y la organización de coloquios donde debatir sobre temas concretos.

Con el paso del tiempo, hemos aprovechado la evolución de la aldea global hacia el mundo 2.0 para dar a conocer nuestras iniciativas a través de nuestra página web, de nuestro blog, del correo electrónico o de nuestras cuentas en Facebook, Twitter, Tuenti y Google +. A pesar de ello, seguimos manteniendo El ladrío y los coloquios como medios fundamentales de difusión y contraste de ideas, como puntos de encuentro en los que debatir sin necesariamente llegar a un acuerdo pero,

eso sí, manteniendo siempre el respeto a las opiniones diferentes, valorando el enriquecimiento que nos dan individualmente y como sociedad.

El ejemplo más claro en nuestra revista de ese espíritu lo muestra la sección que protagonizan nuestros alter egos, Cipión y Berganza. En cada número opinan a favor y en contra de un mismo tema; a veces, más serio, otras, más de broma. En esta ocasión, hemos querido centrar sus disertaciones en los indignados y el movimiento 15M, un fenómeno que ha nacido en los últimos meses en nuestro país, que se está extendiendo más allá de nuestras fronteras, que está provocando ríos de tinta y que demuestra también que nuestra sociedad está viva y se plantea la necesidad o no de una serie de cambios, con voces a favor y en contra, con admiradores y detractores, con intercambio de ideas y opiniones, en defi nitiva.

Desde El coloquio de los perros no hemos querido ser ajenos al intenso debate que este movimiento está generando y por ello, además de traerlo a esta revista, también hemos previsto realizar un coloquio sobre este tema el próximo viernes 28 de octubre en las Escuelas del Pescao. De sus preparativos, desarrollo y conclusiones daremos cumplida información a través de la web 2.0

EDITORIAL

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Buscando un sentimiento desconocidoEstoy sola porque lo he

buscado, pero en realidad no lo estoy. Aquí en el parque hay niños, jugando, bajo la atenta mirada de sus cuidadores, padres... ¡No escucho! Oigo gorrion-cillos, vuelan palomas y siento a lo lejos el suave y relajante caer del agua de una fuente cercana pero sigo sola.

Mis pensamientos se recrean en la tristeza, sin gran esfuerzo por mi parte por cambiarlos. No me siento comprendida, porque ni yo misma me compren-do, y mi orgullo no me deja escuchar a todo aquél que me aprecia y me quiere ayudar. De ahí este nudo que me cierra la garganta y no me deja hablar. Sé que dentro de poco he de irme para mi grupo de terapia, mis compañeros me espe-ran con ganas de escuchar y ayudarme. ¿Qué puedo hacer para cambiar esta situación?

Busco motivos para esta tristeza y no los encuentro.

De ahí mí soledad, entre el sol y sombra de un viejo banco, en este parque lleno de gente y yo aislada de todo. Temo a esta melan-colía que me envuelve en este mes de mayo, tan dado a fi estas y alegría e intento cambiar esta apatía, pero miro el reloj y he de mar-charme con las mismas pocas ganas que llegué a él. Me esperan mis compañe-ros para compartir y decir-nos cómo nos encontramos. Me preocupa no saberlo explicar, cómo de nuevo empiezo a desorientarme por el camino en el cual ya iba con alguna fi rmeza, que la pena me envuelve nuevamente, la angustia me oprime el pecho, cuesta trabajo expresarme y los demás esperando escuchar para ayudarme.

En estos momentos solo pienso en estar callada, buscando aislarme y la soledad que tenía allá en el parque, pero me propon-go buscar en mi interior, profundizar y darme a mí

misma una expli-cación. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué este parón en mi proceso tera-péutico sí ya creía haber avanzado? Una leve caridad me lleva a intuir, con ayuda, que aún guardo rencor y odio a ciertas personas que me hicieron daño en

el pasado y marcaron mi vida para siempre. Ten-go que empezar rápido a trabajar con estos senti-mientos, hablar de ellos y dejarme ayudar, trabajar-los lo máximo, desechando lo antes posible para poder liberarme y empezar de nuevo, avanzar y estar or-gullosa de poder conocer la palabra “Perdón”.

Me ha llevado un tiempo, al fi nal lo he conseguido, he aclarado conmigo misma, liberarme y encontrado tranquilidad interior, sin querer olvidar, porque eso me hace más fuerte y confi ar más en mí. Ahora ya tengo claro que si estoy o me siento sola es por que-rer estarlo, ya que siempre hay personas esperando para escuchar, aconsejar, ayudar, ofrecerme un poco de su tiempo...

Tengo deseos de volver al-gún día a ese parque, mos-trarle mi cambio, escuchar nuevamente a esos niños jugando, echar de comer a las palomas y sentarme de nuevo en ese banco desde donde oía el relajante caer del agua de una fuente cercana, pero ahora sin prisa, sin mirar el reloj, sólo y sencillamente disfru-tar el momento. Dejar que puedan apreciar mi cambio y que la tristeza de aquel día ha cambiado por ganas y deseos de compartir mis sueños e ilusiones con ellos. Hasta pronto..

Narrativa por Antonia Aguilar López

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De cobardes y manipuladorespor Rafael López

El anonimato en Internet es una herramienta lícita cuando el fi n es preservar la intimidad ante las posibles represalias que se pueden tomar sobre una persona, sólo por el hecho de pensar de forma diferente o de tener información veraz que puede ser de especial interés para los ciudadanos. El ejemplo más claro es Wikileaks.

Esta es la teoría, pero la realidad es otra totalmente diferente. En la mayoría de las ocasiones, aquellos que fi rman como ‘anónimo’ usan en ocasiones un medio de comunicación para insultar y manipular, para esconderse tras un ‘derecho’ y usarlo a veces contra el autor del ar-tículo; y otras veces para in-sultar, difamar o menospre-ciar a la persona o personas referidas en dicho artículo. Lo más grave es que esa/s persona/s afectadas tienen que demostrar que aquello de lo que se les acusa por parte del ‘anónimo’ es falso, y no al contrario. Ya puede argumentar el agredi-do o la agredida lo que desee y empeñarse en tener mil razones, que por cada una coherente que esgrima siempre habrá mil comentarios que bajo el anonimato como disfraz y sin más argumentos que la mentira acabarán por empañar y dañar su imagen.

Algunas de estas personas que actúan así suelen ser tan cobardes e inseguras que es-conden sus complejos detrás de un falso perfi l. Muchos de estos ‘anónimos’ son, a sabiendas o no, marionetas usadas como títeres en reite-radas ocasiones para con-seguir un fi n, el económico. Su perversidad es infi nita. Saben que el uso del insulto fácil atrae visitas a cualquier web y esas visitas se convier-ten rápidamente en dinero y, en ocasiones, en poder.

Es intentar trasladar un programa televisivo como ‘Sálvame’ a Internet para que quien tenga la mano detrás de Roquefeler obtenga la su-fi ciente infl uencia para hacer todo el daño posible, siempre con un objetivo personal. Para ellos, el fi n justifi ca los medios.

Lo más paradójico es que los gestores de estas páginas argumentan que permiten la fi rma de ‘anónimos’ para

preservar la libertad de ex-presión, pero consienten sólo que algunos de esos comen-tarios vean la luz; es decir, utilizan la libertad de expre-sión hasta donde a ellos les interesa. Y es que cuando no tienes cara, no tienes nom-bre ni autoridad moral para criticar a otra persona.

A veces ya cansa leer tantas mentiras, y habría que preguntarse si merece la pena seguir prestándole atención a este tipo de webs. Creo que no. No conozco a nadie que haga caso del eco que retumba en una montaña por eso, pienso que si somos muchos los que damos el paso atrás podemos cambiar esta ciberbasura.

Hace tiempo ley un artícu-lo de uno de los grandes de Cádiz, El Yuyu. En su blog escribía una entrada titulada ‘EL ENTORNO DE LA BA-SURA’, en la que incluía una refl exión sobre los anónimos que podría servir de epílogo

a este artículo:

¡Ey tú!, ¡sí, sí, tú! ¡Tú que llevas cuernos por bandera, tú co-barde rastrero...que si hombre, te hablo a ti bazofi a cibernética!

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Unas palabras de NoruegaRecomendación por Ángel Hurtado

Hace pocos días regresé de una tierra apasionante, volví a los orígenes del planeta, al momento en que la naturaleza destronaba a cualquier dios y los hombres éramos insignifi -cantes y minúsculos transeún-tes. Una misteriosa tierra llena de lágrimas heladas, de colas de caballo y de saltos de agua. Un lugar para desmejorar el resto, para cerciorarse de que seguimos manejados al antojo de La Madre Naturaleza.

El ambiente es salvaje, el aire oxigena y tu mirada queda limpia. No puedes ir rápido, el sosiego prima ante todo y la paz ahoga a la maldad sin miramientos. Estamos en una sociedad con pasados vikingos. Con astutos, fi eros y hechiceros. Con mitos paganos de trolls y elfos, con unos reyes sangrientos y despiadados, con aventureros enamorados y esclavos desafortunados.

Un viaje de semana fue sufi ciente para comprobar que todo lo descrito en párrafos anteriores aún se siente y se palpa. Recorrer sus carreteras eternas es lo mas interesante, ver cómo cambia el paisaje kilómetros a kilómetro, cómo caen manantiales de agua de los riscos de las montañas. El agua se compenetra a la per-fección con la tierra, está por todos lados, los ríos mantienen un caudal explosivo, con una fuerza extrema.

Siendo un país con unos recursos naturales muy rentables viven muy pocos privilegiados, los que viven tienen mucho dinero, nadie se muere de hambre y hasta los

jubilados tienen un servicio especial de trabajo durante la temporada alta (de mayo a sep-tiembre). Es un país con pleno empleo, en el que si eres de allí puedes solicitar al Estado un terreno donde a ti más te guste y plantar una casa; eso sí, el terreno siempre pertenecerá al Estado.

Un país donde el sueldo medio es de 3500 euros al mes, aunque también es verdad que una cerveza en cualquier bar te cuesta 8 euros. O sea, que poca gente verás bebiendo en un bar o pub. Las ciudades

son prescindibles si no tienes mucho tiempo, pero no puedes dejar de visitar el fi ordo de los sueños por mar o por tierra, el Preikestolen (el púlpito), conducir por la carretera de la montaña Sofnefjell, visitar el antiguo pueblo minero de Roros y, con suerte, entrar en la vieja mina, probar la carne de reno, averiguar el porqué tienen césped los tejados y, sobre todo, nunca dejes de disfrutar con la omnipresente Madre Naturaleza. ¡Aleluya!

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La noche se abre paso con un estrépito de silencio. Bajo el tenue resplandor de la Luna se oyen carcajadas que sue-nan apagadas por la lejanía de quienes se divierten. Acá llegan sus voces ebrias traídas por una leve brisa que ondea la ropa colgada en las facha-das de los edifi cios, una brisa suave y generosa, una brisa de verano. Al mismo tiempo se huele el alcohol de la noche, se observan sus efectos en aquellos jóvenes bailarines, improvisado su número en la parte izquierda de una vía de único sentido.

En otro punto, un cha-val corre con algo en la mano. Parece asustado, huye. Huye perseguido por una mujer que grita y que da por perdido su bolso. El bolso oscuro parece camufl arse en las tinieblas cuando el joven ladronzuelo se pierde en la noche. La noche provoca llanto y desazón en la deses-perada mujer, que no puede hacer sino consolar la pérdida observando las estrellas. Una parece guiñarle el ojo.

Las carcajadas de los mu-chachos se confunden con un ruido aún más lejano, un rui-do que parece acercarse. Un resplandor de luz y de sonido se abre paso entre la multitud, y se dirige hacia un anciano tendido en el gris del suelo. Un gris manchado de rojo y perversión. Pero las carcaja-das no se agotan, la noche es larga y los malestares efíme-

ros. El resplandor de luz y de sonido regresa por el mismo sitio por donde vino.

Aquí, a la derecha, parece moverse alguien con evidente destreza. Está claro que es un personaje de la noche, y bajo la decadencia de una estrella fugaz deambula su vida entre golpe y golpe, entre sombras. Ese noctívago solitario no tiene más ambiciones que observar a esos jóvenes que se divierten. El día que él falte, algo faltará en la noche.

Después del guiño, la mujer da explicaciones a dos agen-tes de policía, mientras sus compañeros sostienen entre sollozos a un joven asustado. La mujer está enfadada, pero le mira con una sensación mezcla de dolor y compasión. La noche debilita los corazo-nes, es cierto, y aquella era una noche tolerante.

Una pareja supera el último eslabón que falta para culmi-nar su punto de encuentro. Los dos se besan en un rincón del mundo perdido, en una

esquina de la noche, mien-tras la Luna, cómplice de su historia, sonríe al Mundo ajeno. La misma Luna que muestra su resplandor en el agua, ayudando a caminar a ese joven que deambula bajo el cielo estrellado, camino del mar, al encuentro del amor perdido en los besos crueles de su heroína favorita. Pero él está dispuesto a todo por esos besos, la soledad es terrible y ella lo evade en las profundi-dades de un abismo infernal.

Algún bar ya está a punto de cerrar. Mientras los em-pleados empujan a un grupo de amigos por la salida trasera del garito, una oleada de humo me sorprende mirando por la ventana. Huele a Farias y me recuerda que la noche acaba. El despertador del vecino no tiene engaño y suena al dormir la noche. Los muchachos se van a casa, el bar termina de cerrar y el joven

ladronzuelo huye de nuevo. En algún colchón, una nueva pareja descubre el amor, y ahí en el parque, un mendigo sin más patria que la noche descansa entre cartones. En el mar amanece un joven que yace boca abajo, aunque a nadie le importará. La noche se apaga sin gritos, sin luces, sin llantos, sin soledades. Las estrellas sonríen y se guiñan. La Luna duerme tranquila. Inerte, desaparece. Fue la noche. Hoy fue aquella noche. Aquella noche es siempre.

Aquella nochepor Víctor Barranco

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Aprovechando el día que se acerca, veo oportuno dedicar este artículo para difundir una importante fecha de la que pocos han oído hablar, de modo que pueda ser más conocida por todos y podamos poner un grani-to más en la gran lucha contra la desigualdad y pobreza mundial.

Aunque es muy desconocido por todos, desde 1992, Naciones Unidas instauró el 17 de octubre como el “Día internacional para la erradicación de la pobre-za”, tras una manifestación parisina en 1987, bajo el lema “Juntos contra la pobreza”, a favor de la libertad y dere-chos humanos y en contra del hambre y la violencia. Este acontecimiento tomó tal fuer-za que llegó a convertirse en un Movimiento Internacional.

Lo que se buscaba princi-palmente eran más hechos que palabras. Somos todos conscientes de que juntos po-demos realizar progresos reales y sufi cientes para acabar con la pobreza, pero hace falta que nos unamos y demos el paso. Digamos que, “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

El principal problema con el que nos encontramos es un cír-culo vicioso en el que la sumisa población de los países pobres está sometida al desarrollado mundo comercial y capitalista, que ve en ellos una oportunidad económica de disminución de costes tanto en materias primas como en mano de obra, lo cual obliga en la mayoría de las oca-siones a que la población pobre tenga que renunciar a muchos de sus derechos, trabajar y vivir en condiciones desoladoras.

Por ello, es fundamental re-conocer el derecho a la partici-pación, darles voz y palabra, de modo que puedan expresarse y sentirse participes de la socie-dad, ya que al vivir en pobre-za, muchas personas quedan excluidas de la toma de decisio-nes sobre las cuestiones que les afectan, siendo otros, las que las toman en su nombre.

El grado de importancia y los niveles que alcanza hoy en día la pobreza son mucho más

elevados de lo que la sociedad piensa, y el no ser conscientes de ello puede ser uno de los prin-cipales motivos por los que no nos hemos encargado de tomar fuertes y efi caces medidas para erradicarla. Además, nos lleva en ciertas ocasiones a “igualar” en importancia muchas situa-ciones sociales muy distintas.

Sin ir más lejos, actualmente, la mayoría de países desarrolla-dos están siendo bombardeados por el término “crisis”. Hasta el momento, han vivido con cierto “desahogo económico” y, en consecuencia, con una tranquilidad que en ocasio-nes les ha llevado a vivir por encima de sus posibilidades. Sin embargo, ahora que la situación económica se ha debilitado, la sociedad ha experimentado una

importante preocupación por esta “crisis”, pero… ¿Nos hemos parado a pensar que en muchí-simas partes del mundo hay familias que han vivido toda su vida en una continua crisis? ¿Somos conscientes de lo que es una verdadera crisis? :

La realidad africana es dra-mática. Más de 300 millones de personas viven con menos de un dólar al día, 30 millones de niños menores de 5 años sufren desnu-trición y el 43% de la población no tiene acceso al agua potable.

En México, las necesidades económicas en el hogar y la búsqueda de auto sustento en países pobres obligan a muchos menores a prostituirse. Niños que son explotados por parte de un proxeneta y que puede traer-le como consecuencia la droga-dicción, la depresión e incluso el suicidio.

Nada menos que 750 millones de personas viven en el Tercer Mundo en condiciones de pobre-za, y de ellas 550 millones están en la miseria más extrema y 119 de cada mil niños mueren antes de los cinco años de edad.

El gran desafío de toda cam-paña que persiga como objetivo hacer de la pobreza historia no puede estar únicamente en ma-nos de unos pocos sino en la de toda la sociedad, que tiene una importante deuda humana con los más desfavorecidos. Por eso, aprovechando esta oportunidad, me gustaría hacer un llama-miento solidario para que todos se sumen a la lucha.

17 de octubre “Día internacio-nal para la erradicación de la pobreza”

Por Laura Cruz J iménez

Entre tod@s, podemos

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Simpática extremeña, interio-rista, licenciada en Bellas Artes, escenógrafa ilustradora, sin duda su trayectoria profesional dice mucho de ella y hoy nos ha querido dedicar unos minutos de su preciado tiempo a los seguidores de El ladrío.

SONIA: Querida Marga, nos consta que eres la mano invi-sible que ha transformado y convertido en un lugar amable, fantástico y acogedor el céntrico bar Omundo de Alicia. ¿Cuál fue la idea que te pidieron sus dueños para el local?

MARGARITA: Realmente no me dieron unas directrices a seguir. El punto de partida fue la ilustración infantil, a ambas nos interesaba, y desde el primer momento imaginé el rostro gigante de una niña por el que atravesar... y que sería el hilo conductor de todo lo que vino después, el acercamiento al fantástico mundo de Carroll. Contaban con muy poquito presupuesto y los murales me parecían una buena excusa para disimular carencias y crear otra realidad.

S: Nos consta que ahora tienes entre manos la decoración de La tortuga, un restaurante-panade-ría de la capital cordobesa. De hecho, cuando los lectores de El ladrío vean estas líneas ya se ha-brá celebrado la inauguración del local. ¿Nos puedes hacer un adelanto de por dónde van las líneas principales de tu obra?

M: Me ha gustado este proyec-to porque, como bien dices, se trata de un horno de pan, res-taurante y bar de copas, y tenía que responder a cualquiera de estas opciones. El mismo lugar en que una señora mayor del

barrio entra a comprar su pan en la mañana, tú comes o tomas una copa en la noche. También era importante transmitir la fi losofía de la tortuga, sus pro-ductos son artesanales y ecoló-gicos. He intentado transmitirlo mediante murales inspirados en la naturaleza: pájaros, orquí-deas, cielos. Utilizo madera para el mobiliario, para dar calidez, evitando plásticos. El blanco ha invadido todo, dando luminosi-dad, calma, amplitud, pureza.

S: Cualquiera que lee tu CV se sorprende de tu formación poliédrica: escenografía, pintu-ra, dibujo… Entre otras cosas, también has dedicado tiempo de tu carrera profesional a la docencia. Sin embargo, supongo que tendrás una afi nidad mayor o te reportarán más satisfacción algunas disciplinas que otras, ¿no? ¿Es el diseño de interiores tu leitmotiv?

M: No especialmente, pero es cierto que me encanta transfor-mar lo que no me gusta... crear espacios con alma y que otros puedan sentirlo. Por otra parte, mis trabajos de interiorismo siempre tienen un matiz más artístico y teatral, no me iden-tifi co con la “decoración por catálogo”.

S: Hemos oído algo sobre el proyecto del antiguo Colegio Julio Romero de Torres. ¿Nos podrías concretar un poco en qué consiste y cómo ha sido el entendimiento con los arquitec-

tos que han trabajado contigo en la adecuación de este espacio?

M: Es un proyecto de adecua-ción de los patios del antiguo Colegio Público Julio Romero de Torres de gerencia y urba-nismo, en el que me contrata la constructora Pavimcosa. Se trata de una intervención artística basada en esculturas y celosía gigantesca en hierro que recorren los patios de una ma-nera muy orgánica, fundiéndose con la vejetación. Posee una plasticidad y un lenguaje muy potente y sutil a la vez. Ha sido muy interesante colaborar con arquitectos, que tienen una vi-sión más técnica y de conjunto. Considero que es un equilibrio muy enriquecedor unir la parte más constructiva y funcional con la artística.

S: Margarita, nos consta que naciste en Zafra. ¿Cómo se sien-te una extremeña en una ciudad como Córdoba? ¿Crees en el po-tencial de esta ciudad milenaria o perteneces a la masa crítica que opina que aquí la cultura deja mucho que desear?

M: En ese sentido, a veces me resulta asfi xiante, pero es tan sencillo como viajar a otros lu-gares y oxigenart. Lo importan-te es que sigue emocionándome pasear por sus calles, y ése es el día a día.... aunque lo demás sea mejorable.

S: Desde El ladrío te agradece-mos tus palabras y te deseamos mucha suerte en los proyectos que tengas entre manos y, sobre-todo, que la inauguración del restaurante La tortuga sea todo un éxito.

M: Gracias a vosotros.

Margarita MerinoEntrevistapor Sonia Zurera López

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Querido amigo Berganza, siento que estés tan afectado con el tema de los indignados 15M. ¿Para qué ponerte así? No te va a servir para nada, a fi n de cuentas, como siempre, harán lo que les dé la gana. Además, ¿cuándo te vas a dar cuenta de que no hay tantos “indignados” como parece? Que se han subido al tren sencillamente para montarse una “juerga”. ¡Como no se está bien a cargo de los PAPÁS! ¿O no?

Pero me pregunto, ¿es necesario hacer-lo de esta manera? No se dan cuenta del perjuicio que están haciendo al que poca o ninguna culpa tiene de todo lo que está pa-sando (comer-ciantes, restau-rantes), personas que viven de ello y que con la que está cayendo les cuesta la misma vida salir adelan-te. Digo yo que habrá otros sitios donde no se perjudique, como siempre, al que menos culpa tiene. Y del paseante, ¿qué me dices?, ajeno a todo y que se encuentre de cara con esa estampa tan desagradable e incómoda sin comerlo ni beberlo.

Las cosas no se deben de hacer de esta forma, hay que hacerlas con civismo, que para eso estamos en un país al que le ha costado mucho esfuerzo y

trabajo ser respetado y queri-do por todo viajero que nos vi-sita y se lleve buena impresión nuestra. No se dan cuenta que el daño no se lo están haciendo a políticos ni banqueros, sino al ciudadano de a pie, que no tiene culpa de nada.

Pero lo que más me preocu-pa es que muchos de los suma-dos a las protestas que empe-z a r o n el 15M no

e s t á n ayudando a tener buena imagen de los que de verdad empezaron con las ideas claras, concisas y la necesidad de defender su pos-tura, por todo el sacrifi cio de unos años que se dedicaron a prepararse y soñar con buenas perspectivas de trabajo. Tú sa-bes tan bien como yo cuántos de esos diplomados o licen-ciados han tenido que coge su pasaporte e irse a otros países

para poder trabajar en lo que siempre habían soñado o lo más parecido a ello, pero esto no justifi ca las formas cómo se están llevando las moviliza-ciones, que a veces parecen y dan la impresión de reyertas callejeras.

Me atengo a lo último que he leído este fi n de semana en el periódico. Fue convocada una protesta para evitar la aprobación de una ley “antide-mocrática” sobre un artículo

de la Constitución. ¿Qué es lo que pasó? Pues

que de tantos como se esperaban sólo par-

ticiparon 100 fi eles al 15M. Claro que la protesta estaba convocada a las 7:30 de la ma-ñana, y a esas horas como que se está mejor en

la cama, ¿verdad? Lógico que hu-

biese más despliegue policial que indigna-

dos, ni más ni menos que catorce furgonetas antidis-

turbios. Y es que somos así, mucho jaleo y pocas nueces, vamos sacando los dientes, pero cuando vemos peligro se nos pierde...

Esto no se arreglará Bergan-za, hazme caso, ¡no te indignes! Total, ¿para qué? Aquí nos han acostumbrado a la sopa boba y tampoco estamos tan mal. Este verano el que más y el que menos ha hecho su viajecito, su crucerito, su playita...

CipiónContra los indignados

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Berganza, amigo, ya te veo venir. Sin embargo, no cabe en mi cabeza cómo tú, amigo mío, siendo sesudo y minucioso como eres no puedas estar de acuerdo en una cosa tan obvia como la que nos ocupa.

Sin necesidad de darnos gol-pes entonando el mea culpa ni de ver los motivos de nuestros males en lo que hizo o dejó de hacer nuestro vecino más próximo o lejano. Sin eso, sin todo eso, debes de convenir conmigo en que tenemos mil razo-nes para estar, como lo estoy yo, INDIG-NADOS. Está bien el título Indignaos que propuso Stéphane Hessel para el pequeño libro que sirvió como detonante o en algunos momen-tos aglutinador del movimiento del 15M. Pero voy más allá. Está bien que nos indignemos, pero algunos que ya lo esta-ban y otros que comenzaron a estarlo quieren más, que sea la sociedad en su conjunto la que clame en contra de las injusti-cias que existen.

Me quiero distanciar de los que ven a este movimiento como el de unos “perrosfl auta”. A los que así nos ven quiero decirles que mi trabajo en la perrera es estable, mi sueldo, fi jo y mis preocupaciones, las de cualquier otro can que va por la calle. No ofende el que quiere sino el que puede y yo no quiero ofender a nadie con mis palabras, más bien quiero animar a que todas y todos seamos críticos, no

criticones, con afán de ver la realidad desde el punto de vista de mejora de lo que nos rodea, de luchar contra los desmanes, despilfarros (grandes y peque-ños), salidas de tono, las intro-misiones, las dejaciones, los aprovechamientos… todas esas situa- ciones

d e b e n , TIE-NEN, que dejarse de una vez a un lado.

¿Eso tiene ideología? Seguro, la de cada cual. Yo pienso de una forma distinta a la tuya, compa-ñero Berganza, pero seguro que nos unen más cosas de las que nos separan. Para empezar, los dos somos españoles y nues-tros sentimientos están más cercanos entre sí que los que me pueden unir a un búlgaro o a un inglés. El conocimiento de nuestra situación es pareci-

do, aunque nuestras visiones puedan parecer diferentes, y por tanto sabemos cuántos excesos se comenten. Bien es cierto que cuando empezamos a pensar y ahondar en ellos surgen las dudas, los desacuerdos, las fric-ciones… ¿Y por qué no volvemos a pensar en los que nos unió? ¿Por qué no valorar la causa de nuestra reunión? Hemos de

pensar en cómo solucionar el trance en el que esta-

mos, hemos de buscar… hemos, hemos empece-

mos por indignarnos, por activar nuestra mirada crítica y lue-go ACTUEMOS.

¿Qué es lo que te indigna? ¿Los sobresueldos? ¿La hambruna? ¿La fal-ta de trabajo? ¿Lo descompensado de

los benefi cios empre-sariales y los salarios

de los y las trabaja-doras? ¿El despilfarro

en representación? ¿La duplicidad de servicios y

administraciones?Que no nos engañen más,

no nos dejemos engañar ni un segundo más, pensemos por nosotras y nosotros mismos y seamos capaces de actuar en conjunto. Si las minucias nos separan, que sean las grandes injusticias las que nos unan.

Berganza, amigo, ya estoy ca-lentito con la conversación. Dejo esta charla contigo pero espero continuar charlando de este tema en el próximo coloquio que sobre este asunto tratará todo aquel que quiera estar la noche del próximo 28 de octubre en las Escuelas del Pescao.

BerganzaA favor de los indignados

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DivulgaciónLos inicios de la química en España

Es un lugar común en la Historia de España considerar que la falta de industrialización durante el siglo XIX ha supuesto una grave lacra para el desarro-llo económico posterior. Se han sugerido muchas razones para que la Revolución Industrial no se consolidara en España. Entre ellas se suele citar que no hubo un verdadero movimiento previo de Ilustración durante el siglo XVIII, sino solamente algunos personajes ilustrados de singular importancia, aunque aislados. Especialmente esto afectaría especialmente al cam-po científi co, donde España no habría destacado en compara-ción a otras naciones europeas. La Química suele ser considera-da la Ciencia de la Ilustración, ya que sufrió un desarrollo tre-mendo en el siglo XVIII cuando se produce una sistematización de la disciplina y se aplicaron métodos científi cos en su estu-dio, que hasta entonces estaba dominado por teorías heredadas de la alquimia medieval.

Uno de los más importantes Químicos ilustrados españoles, transmisor de las ideas de la Nueva Química francesa fue el cirujano lucentino Juan Manuel de Aréjula. Aréjula nació acci-dentalmente en Lucena (1755), donde se encontraba su familia, ya que su padre (militar) estaba de paso con su regimiento. Aréjula completó estudios de Cirugía Naval en el Colegio de Cirugía de Cádiz y fue destinado a la Marina, donde participó como cirujano en el ataque fracasado a Argel (1775). En 1784 fue pensionado para viajar a París para estudiar Química con Antoine de Fourcroy, uno

de los más importantes quími-cos de Francia. Allí trabajó en la traducción de una de las más decisivas obras en la Química moderna, la Nueva nomenclatu-ra química con la participación de Fourcroy y Lavoisier, entre otros (1787). La publicación de una traducción realizada por Pedro Gutiérrez Bueno (del Real Laboratorio de Química de Madrid, 1788) le obliga a abando-nar el proyecto, pero a cambio, publica unas Refl exiones sobre la Nueva nomenclatura quími-ca en las que llega a enmendar algunos errores del original francés, poniendo en cuestión (con acierto) el uso de la palabra “oxígeno” (que genera ácidos, Lavoisier pensaba que todos los ácidos contenían oxígeno, lo cual es falso). De vuelta a Espa-ña ocupa la Cátedra de Química del Colegio de Cirugía de Cádiz y realiza un viaje por toda An-dalucía para luchar contra las epidemias de peste de los años 1802-03, pasando por Espejo, Lucena, La Rambla o Montilla. Aréjula estudió el tratamiento preventivo de la peste mediante el uso de diferentes ácidos, pro-fundizando en sus propiedades y aplicaciones. Por otra parte, Aréjula tuvo una vida ajetreada, participó en la Batalla de Bailén contra la invasión francesa, apostó por el bando liberal durante el reinado de Fernando VII, ocupando cargos políticos durante el trienio liberal y exiliándose en Londres tras la abolición de la Constitución de Cádiz en 1823. Por tanto, se trató de un hombre plenamente en línea con las nuevas ideas de su tiempo tanto científi cas como políticas.

El caso de Juan Manuel de Aréjula no constituye un caso aislado, sino que desde España hubo importantes aportaciones a la Química durante su perío-do de mayor desarrollo, con nombres como Pedro Gutiérrez Bueno, Andrés Manuel del Río o los hermanos Elhuyar e insti-tuciones como el laboratorio de Química de la Academia de Ar-tillería en el Alcázar de Segovia (1762), la Cátedra de Química de Vergara (1777), los laboratorios del Ministerio de Hacienda y Estado o la Real Farmacia de Madrid. Estos científi cos reci-bieron las ideas desde Francia fundamentalmente y transmiten en sus cátedras y laboratorios, aportando ideas y transforman-do dicho conocimientos. En el caso particular de España, todas estas instituciones se dedicaron al estudio de la Química como disciplina aplicada a diferentes ofi cios: minería, metalurgia, tintes y usos militares. A pesar de la temprana recepción de las nuevas ideas en España, tras este despunte inicial estos nue-vos conocimientos no se traduje-ron en la creación de una indus-tria moderna durante el siglo XIX. Pero las causas últimas de esta fallida industrialización no parecen deberse a una Ilustra-ción débil, sino a factores más propios del siglo XIX como los pronunciamientos continuos, la falta de estabilidad política, la pérdida de las colonias america-nas o la supervivencia de estruc-turas del Antiguo Régimen.

Por Carlos Alberto Prieto

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Oración a San Jerónimo, Patrón de los Traductores

por Juan Antonio Prieto Velasco

Oh Patrón de los traducto-res, Jerónimo de Estridón, que tanto trabajaste por que las Sagradas Escrituras llegaran a todos los fi eles, haz que la vo-luntad del Altísimo se impon-ga y la Organización de Nacio-nes Unidas recapacite en su absurdo afán por conmemorar anualmente insólitas efeméri-des como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio (10/09), el del Correo (09/10) o el de los Vuelos Espaciales Tripulados (12/04).

Tú, Rey de los exégetas, qué menos te mereces que conme-morar cada 30 de septiembre, el día que partiste a la Casa del Padre, como Día del Traduc-tor, y así recordar a cuantos ejercen su denostada labor traductora sufriendo el intrusis-mo, la precariedad y el acoso de la Agen-cia Tributaria.

Cuán necesario es, tú lo sabes San Jerónimo, el trabajo de los traductores en una sociedad donde el Presidente de la Generalidad catala-na Arturo Mas (no es que sea yo parti-dario de traducir los nombres, pero así nos entendemos to-dos), un poco suscep-tible por el polémico concierto lingüístico de Cataluña, puso en la diana de sus ma-ledicentes dardos el acento romanceado

cuasi-ininteligible, según él, de andaluces y gallegos.

Tú, Doctor de la Iglesia Uni-versal, que trataste de resolver con tu traducción el castigo de Babel impide el plan de inmer-sión lingüística catalán y con-vierte en mártires lingüísticos a cuántos se ven obligados a estudiar en una sola lengua o han sido multados por no rotu-lar sus negocios en catalán.

Ya de paso, Padre de la Igle-sia, confunde con el don de len-guas a Juan Puigcercòs, quien nos acusó a los andaluces de no pagar impuestos, para que comprenda que, como diría el gran Manu Sánchez (La sema-na más larga, Canal Sur 2), en Andalucía se pagan impues-

tos, pues de no ser así, estaría llena de catalanes.

San Jerónimo, no permitas que ocurran hechos como el del etarra Sarrionaindía, quien por muy buen literato y traductor que sea, no mere-ce el Premio Euskadi 2011 de Ensayo, pues ha manifestado mayor sensibilidad y respe-to por las letras que por las vidas que ayudaba a poner en peligro durante su militancia etarra.

Patrón de los traductores, ayúdanos por tu intercesión a evitar la paradoja de que una persona instruida, culta y leída, reconocida en el ámbito poético y ensayístico euskal-dun decidiera en su momento unirse a una banda terrorista que poco tiene que ver con la cultura del pueblo vasco. (Claro que también es cierto que la ETA de los años 60 contaba entre sus fi las con intelectuales de diversos ámbitos culturales, sin que por ello sean menos terro-ristas que los sanguinarios descerebrados de la ETA de los últimos años).

Te doy las gracias, glorioso San Jerónimo, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y pode-roso y, con agradecimiento, hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.

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“Es muy grato regresar a los lugares en los que uno se encuentra bien y se siente par-te del paisaje, y eso me ocurre aquí. Me gusta mucho San Sebastián. Es un festival de cine que siempre ha sido muy generoso conmigo, cosa que agradezco, y si como ocurre ahora se me invita a venir, lo aprovecho al máximo” San Sebastián, viernes 23 de septiembre.

“Este era un festival real-mente serio, era de los cinco de Europa y, de pronto, se ha vuelto subnormal. Es exacta-mente lo contrario que Can-nes. Es lamentable y tiene un jurado chapuza. La dirección del festival en este momento ha conseguido convertirlo en un festival en vías de desarro-llo. Es un lugar que me gusta-ba muchísimo y no volveré”. Biarritz, 1 de octubre.

Aunque pueda parecerlo no son manifestaciones realiza-das por personas diferentes. Ambos párrafos salieron de la misma boca (la del director mexicano Arturo Ripstein), pero como se ve claramente hay notables diferencias de tono entre una y otra. La len-gua que las soltó pasó en poco tiempo del requiebro palacie-go y cariñoso a sus anfi triones al exabrupto desbordado por la bilis. Hay quien lo llama mal perder.

Las primeras palabras forman parte de unas decla-raciones que hizo a Canal Sur TV unos minutos antes del estreno de su película. Enton-ces Ripstein albergaba toda clase de esperanzas de que Las razones del corazón, su largometraje a concurso (estu-penda, por cierto), consiguiese

el beneplácito del jurado del certamen donostiarra.

Nada parecía hacerle pensar lo contrario, pues su cine suele gozar de aprecio, y lo cierto es que su nuevo fi lm no desmerece su laureada trayec-toria. Tiene en su haber un par de Conchas de Oro y algún Premio Especial del Jurado. En fi n que, con independencia de lo que se piense de él, es un hecho objetivo que ha disfru-tado de los mimos del festival. Pero he aquí está visto que no se puede malacostumbrar a nadie, por muy divino que se considere. Tabletom lo dice en su canción La Parte Chunga, “era de dios que se endio-sara”. Pero sigamos con el análisis del comportamiento humano.

El siguiente extracto está tomado de la entrevista que Ripstein, ya soliviantado de suyo, concedió al periódico Gara, un par de días después de que el palmarés le diera la espalda. La exclusión, tan inesperada por él, lo sacó de quicio. Resultado: cargó con violencia verbal desmedida contra todos y cada uno de los miembros del jurado, presi-dido por la actriz norteame-ricana Frances McDormand (“nunca ha salido de Pensil-vania”... “los gringos nunca entienden nada, nunca han visto una película con subtítu-los, no saben leerlos”).

Las reacciones furibundas no son una excepción en el mundo del espectáculo. Y no sólo son frecuentes, sino que con ellas asistimos a una es-

Por Manuel Bellido Mora

La amenaza de los directores mutantes

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pecie de mutación de algunos de nuestros artistas favoritos. Si quiere comprobarlo, métase a crítico agrio y poco compla-ciente. Las puyas contra la película de marras causarán un efecto inmediato en el autor atacado. Le cambiará algo más que el gesto. A su lado Dr. Jekyll y Mr. Hyde parece cosa de parvulario.

En este sentido, los festivales de cine son un escenario muy apropiado para presenciar alguna de estas inusitadas transformaciones. Yo lo pude comprobar personalmente hace años, también en San Sebastián, miren ustedes por dónde.

El amargo trance, pelín agre-sivo y desagradable, tuvo dos protagonistas: Diego Galán, te-mido cronista de El País, y Fer-nando Trueba, un director, por lo que se pudo ver, con poca pa-ciencia para soportar comen-tarios adversos. El primero reprendió al cineasta a cuenta del documental Mientras el cuerpo aguante, concebido a mayor gloria del cantante y poeta Chicho Sánchez Ferlosio, pero que al crítico debió de pa-recerle más que improcedente, insoportable.

La respuesta del agravia-do no fue inmediata, que va. Tardó lo suyo en cocerse, un día o dos, no recuerdo bien. Vaya, que como sostienen los cánones de la perfecta vengan-za, se sirvió fría, qué digo fría, helada.

Trueba esperó a tener a tiro, perdón al alcance, al causante de su irritación.

Preparó una cuba de agua hasta arriba y se la echó por lo alto delante de un montón de testigos. Si su objetivo era hu-millarlo, lo consiguió. No hace falta añadir que se retiraron el

saludo. Ambos. Faltaría más.Quizás fueran ardores juve-

niles, tal vez pleitos pendientes entre los dos, pero lo cierto es que, en su desigual fi lmogra-fía, Trueba se ha expuesto de nuevo a reproches de la prensa y que se sepa no ha vuelto a retar a duelo a nadie, por muy osado y destructivo que fuera el comentario contra su obra.

Debe ser que la madurez atempera la fogosidad. Puede que aparentemente rebaje la tensión entre cineastas y periodistas, pero lo más seguro es que los golpes se encajen de otra forma. Es decir, que las revanchas frente a valora-ciones negativas se sirvan de otra forma, posiblemente con efectos menos escandalosos, pero sin duda más punzantes, por sibilinos y sarcásticos.

En estos menesteres, Vicen-te Aranda es un consumado maestro. Sabido es que man-tiene irreconciliables diferen-cias con algunos críticos, pero nunca las ha resuelto a puñe-tazos. El director catalán ha optado por intentar burlarse de ellos, de sus antagonistas, en sus propias narices. A dos de sus bestias negras recono-

cidas, Carlos Boyero y Ángel Fernández Santos, les mandó un mensajito en su película Celos, aquella protagonizada por Aitana Sánchez Gijón. Del primero de ellos se cachon-dea poniéndole su apellido a una tienda de melones. Con el otro, el choteo es idéntico, o al menos de parecidas caracterís-ticas. Le puso su nombre a una birriosa zapatería que también aparecía en el mencionado largometraje. Desconozco si los aludidos se dieron por entera-dos. Probablemente le resba-laría el escozor del veterano autor de Amantes.

En el fondo, todos estos en-frentamientos no dejan de ser una versión más o menos in-telectual de la pelea de gallos. Pero no acierto a saber por qué se sienten tan heridos los cineastas. A estas alturas de la película, deberían saber que el ofi cio de crítico es el de los fracasados. En este país, casi nadie, por no reducirlo a cero, hace caso de sus solemnes o despiadados juicios de valor.

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Un paseo por turínRecomendación por Aurora Márquez J iménez

Un día, haciendo vida en Italia, decido coger un tren (o unos cuantos) y, mira por dónde, acabo en Turín, una ciudad de Italia que no es de las más conocidas pero que para mí tiene bastante en-canto. Durante el trayecto, de unas cinco horas, veo personas muy diversas: que van por negocios, otras a visitar la ciudad y gente con el mismo fi n que yo. Al fi nal, lo bueno de todo es que conseguimos hacer una piña.

Cuando llegamos a la ciudad nos encontramos una estación de tren inmensa, vamos andan-do por las calles y seguimos localizando a amigos de carne y hueso (ya que antes lo eran en las redes sociales). Llega-mos al hotel y tras un tranvía y dos autobuses nos topamos con el centro, un centro que es tan grande que no llego a ver

todos los extremos, pero que es tan despejado que nunca tengo la sensación de perderme.

Recorremos la Plaza Castello y allí vemos el Palacio de la Madama y el Palacio Real. Por allí cerca está la plaza de la República y la rodeamos casi al completo. También vamos a la plaza Veneto, una plaza bas-tante importante para los jó-venes porque hay muchísimos bares y, por supuesto, muchísi-mos Erasmus, observando que la mayoría, a nuestro parecer, son españoles. Un poco más alejado del centro encontra-mos el Duomo, importante por poseer la réplica de la Sábana Santa.

Seguimos caminando por muchísimas calles donde lo que más se ve son ciudadanos con bicicletas. Sí, puedo decir que Torino en su mayor parte

es una maravilla, ya que puedes respirar aire puro, sin ape-nas contaminación, gracias a los numero-sos parques que hay y a los carriles bicis por los que se puede caminar. Observa-mos que se fomenta muchísimo el trans-porte público, ya que además de los carriles bicis encontramos muchísimos tranvías y autobuses. Una curiosidad para mí es que los billetes de autobuses y tranvías, para ser una ciudad bastante cara (y éste es su mayor defecto), se pagan más baratos

que en ciudades como Sevilla o Granada.

Un elemento importante son los bares con aperitivo; me re-cuerda muchísimo a Granada, ya que te ponen un pequeño aperitivo: pizza, pequeños bo-cadillos, algún que otro dulce, depende de la hora que sea. Y con una poca de suerte tienes algo más de aperitivo por decir que eres español.

Lo que más me ha sorprendi-do, con diferencia, es el museo del cine. De verdad, a quien le guste el cine y su historia, una visita obligatoria es ese sitio. Es una evolución desde las primeras imágenes hechas con tiras de papel, en las que el cambio apenas se percibe, hasta cosas de películas tan importantes como las másca-ras de un personaje de la tri-logía “El seños de los anillos”, pasando por poder observar uno de los bastones originales de Charles Chaplin o una se-cuencia de video de la primera película hecha con una cámara de video.

Bueno, espero que con esto os entre el gusanillo de visitar una ciudad que para mí ha sido un punto importante en el comienzo de mi larga estancia en Italia.

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por Alba Delgado Núñezhttp://escarbando.blogspot.com

Verás, cariño, yo… quisie-ra ser honesta.

En estos momentos es cuando las palabras se me quedan cortas. Y bien, porque por muy claro que pretenda expresarme, al-guno de los dos sentirá esa parte de odio irremediable. Quizás en estos momentos lo más complicado es pre-guntarse: “¿Qué hay de bue-no?” Responder “nada” no es sufi ciente. Y tomar como respuesta una frase que nos haga sentir desiguales, tampoco.

Quiero que sepas lo agra-decida que estoy de poder compartir contigo tantos de los mejores momentos de mi vida. Lo venero, y te venero a ti. Me encanta porque, de todas las perso-nas que hay en el mundo, he dado contigo. Me has en-señado la calma: a prescin-dir de la prisa y del reloj.

Y el encanto que tienen las noches cuando mi pecho se acostumbra a tu cabeza mientras hablamos bajito.

Pero verás, cariño, yo… quisiera ser honesta.

Quisiera que el mundo nos cogiera a ti y a mí y nos embadurnara de ternura en cada momento que fuese necesario, que nos cogiera siempre con sorpresas ele-gantes, que nos aparte de lo mundano, que nos rescate el silencio, que aplauda nuestras manos y nuestros besos. Boca a boca.

Pero verás, cariño, yo… quisiera ser honesta.

Ahora somos igual que una cacerola de aceite hir-viendo. Y sé bien que nos veremos, que cuando entres en el coche nos quedaremos mirando con una mitad de odio y otra de impotencia y nos negaremos el saludo.

Porque ambos sabemos que esos dos besos podrían ser los más suicidas del univer-so.

Pedir una prórroga es como el que ruega a dios co-bijo en mitad del desierto.

Pero verás, cariño, yo… quisiera ser honesta.

Siempre hemos sido yo y mis caprichos. Por inten-tarlo, lo hice mil veces. Es cada vez más evidente que no puedo vivir sin ellos. Aunque no te lo creas, todas estas palabras son como un corsé bien apre-tado. Me dejan sin aire. Te quiero, es más, te amo. Pero, como ya he dicho, ahora no son más que pala-bras. Ahora, nuestra his-toria queda reducida a un montón de días, de hechos y fotografías. Ha mermado lo que, sin quererlo, veíamos venir. Y todo, también, se ha quedado en un código –básicamente binario – en la parte trasera y delantera de cualquier automóvil.

Quizás ni siquiera estoy tomando la mejor decisión. Recuerdo cada vez que me llamabas loca. No te faltaba razón. Nos tengo delante en una fotografía. Risueños, ambos, casi convencidos. Inexpertos de nosotros mismos… Lo sé… será solo un desliz.

Pero verás, cariño, yo… quisiera ser honesta.

Carta de honestidad

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Humor

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El número de tu cuer poEn el álgebra de chilabas y alfaquíesdonde mis susurros, son operaciones de números silábicos, escojo la exactitud de uno por uno,igual al único corazón que poseo para acogerte,y desecho la equívoca suma de uno más uno,igual a mi corazón partido en dos.Y quiebro todos los avatares y temoresque me alejan de ti,ahondando la raíz de nuestros cuerpospara que los negros vientos no puedan destruirel fundamento de nuestro abrazo.Y multiplico tablas, como apoyo de mi naufragio.Solamente la muerte nos puede dividir en resto del infortunio.Y es así que, si todos los círculos cuadriculan tu cuerpo,si todas las circunferencias están llenas de tiy los números adornan el principio de tu lejanía,¿cómo puedo yo, matemático de palabras décimas,sumar todos mis deseos para restar distancias a nuestros cuerpos?

por Ángel Márquez

por María Fonseca de la Bella Humor

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CONTRAPORTADA El coloquio de los perros

En esta segunda entrega de mi viaje a los EEUU, co-mentaré mis peripecias por gran parte del Medio Oeste de este gran país hasta lle-gar a California.

Después de Chicago, nos dirigimos en coche alquila-do por carreteras interes-tatales que siguen la senda de la antigua Route 66 en dirección a Saint Louis, pudiendo disfrutar de pai-sajes con llanuras especta-culares y grandes granjas, mientras nos adelantaban a veces una larga banda de moteros en Harley-Da-vidson y, otras, grandes camiones Peterbilt con chi-menea. Al llegar a Saint Lo-uis, pudimos cruzar a pie el gran río Mississipi y visitar el Gateway Arch, un altísi-mo arco parabólico de ace-ro que, de pura casualidad, supimos que era visitable también en su interior a modo de ascensor con vista en la cúspide: nos pusimos a hacer cola y cuando nos dimos cuenta estábamos subiendo en una minúscu-la cabina con dos personas más para ver el skyline de la ciudad.

Seguimos camino de Oklahoma, tierra de indios y huracanes y, llegando a Amarillo en el norte de Texas, nos encontramos en

una hamburguesería a dos simpáticas parejas de espa-ñoles que estaban haciendo casi el mismo camino que nosotros pero en motos Harley alquiladas. Ya en Nuevo México, coincidi-mos en un motel con unos ancianos indios navajos ve-teranos de la Segunda Gue-rra Mundial, que inventa-ron un sistema secreto de comunicaciones hablando en su difícil idioma.

Pero uno de los grandes momentos de nuestro viaje fue visitar el Gran Cañón del Colorado. Allí quedé tan prendado de su gran-dioso paisaje marciano que estuve un buen rato medio atontado haciendo fotos sin parar, antes de iniciar una ruta senderista muy chula a pocos metros del borde

del gran precipicio donde se hunde literalmente el río Colorado.

Terminaré esta entrega hablando brevemente de Las Vegas, donde predo-mina la vida nocturna y el desierto se olvida gracias los aires acondicionados y piscinas de los grandes ho-teles, llenos de salas de jue-go. Cada uno está decorado con algún motivo o parte del mundo: la Roma Impe-rial, Venecia, París, Nueva York, el antiguo Egipto, el Caribe e incluso un castillo de Camelot, pero, como se dice, en EEUU “lo que ocu-rre en Las Vegas, se queda en Las Vegas”…

Por Óscar Marcos Jurado

Viaje ROUTE 66: 2ª PARTE USA por la Ruta 66 (agosto 2010)