las joyas de la corona por el arq. carlos sánchez saravia

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N°3 paginas 75 a 82 Carlos Sánchez Saravia.(9-6-1946) Arquitecto, Universidad Nacional de Buenos Aires, estudios, de publicidad en la Escuela Superior de Publicidad y de marketing en la Universidad de Belgrano. Producción de contenidos sobre temas de arquitectura, diseño, arte, patrimonio, turismo, para diversos medios como los diarios La Nación, Clarín y El Cronista, revistas del sector y programas de TV. Actualmente escribe para las revistas LMD Arquitectura y Habitat. Las joyas de la corona. por el arq. Carlos Sánchez Saravia Desde tiempos inmemoriales las joyas han ido unidas a los monarcas y gente de mucho poder (a veces conseguidas por medio de tesoros arrancados a países en guerras de conquistas y otras veces realizadas por encargo). Símbolo de poder de reyes y gobernantes, son principalmente sus mujeres las que las ostentan en ceremonias y reuniones especiales. A fines del siglo XIX Cartier gana fama gracias a sus creaciones, deseadas por la aristocracia europea y la élite americana. El Museo Marítimo de Dinamarca en Helsingor y el Navy Pier de Chicago sobre el lago Michigan. BIG Bjarke Ingels Group e-ArquiNoticias N° 3 enero 2013 año 2 N° 3

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Desde tiempos inmemoriales las joyas han ido unidas a los monarcas y gente de mucho poder (a veces conseguidas por medio de tesoros arrancados a países en guerras de conquistas y otras veces realizadas por encargo). Símbolo de poder de reyes y gobernantes, son principalmente sus mujeres las que las ostentan en ceremonias y reuniones especiales. A fines del siglo XIX Cartier gana fama gracias a sus creaciones, deseadas por la aristocracia europea y la élite americana.

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Page 1: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

N°3

paginas 75 a 82

Carlos Sánchez Saravia.(9-6-1946)

Arquitecto, Universidad Nacional de Buenos Aires, estudios, de publicidad en la Escuela Superior de Publicidad y de marketing en la Universidad de Belgrano.Producción de contenidos sobre temas de arquitectura, diseño, arte, patrimonio, turismo, para diversos medios como los diarios La Nación, Clarín y El Cronista, revistas del sector y programas de TV.Actualmente escribe para las revistas LMD Arquitectura y Habitat.

Las joyas de la corona.por el arq. Carlos Sánchez Saravia

Desde tiempos inmemoriales las joyas han ido unidas a los monarcas y gente de mucho poder (a veces conseguidas por medio de tesoros arrancados a países en guerras de conquistas y otras veces realizadas por encargo).Símbolo de poder de reyes y gobernantes, son principalmente sus mujeres las que las ostentan en ceremonias y reuniones especiales.A fines del siglo XIX Cartier gana fama gracias a sus creaciones, deseadas por la aristocracia europea y la élite americana.

El Museo Marítimo de Dinamarca en Helsingor y el Navy Pier de Chicago sobre el lago Michigan.

BIG Bjarke Ingels Group

e-ArquiNoticias N° 3enero 2013año 2 N° 3

Page 2: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

Desde tiempos inmemoriales las joyas han ido unidas a los monarcas y gente de mucho poder (a veces conseguidas por medio de tesoros arrancados a paises en guerras de conquistas y otras veces realizadas por encargo).Símbolo de poder de reyes y gobernantes, son principalmente sus mujeres las que las ostentan en ceremonias y reuniones especiales.A fines del siglo XIX Cartier gana fama gracias a sus creaciones, deseadas por la aristocracia europea y la élite americana. Entre sus clientes se encontraban la Princesa Matilde, prima del Emperador Napoleón III, la Reina Alejandra de Inglaterra, la Princesa rusa Olga Paley y Elisabeth, reina de Bélgica. Fue precisamente otro miembro de la realeza, el Rey Jorge VI, quien encargó a Cartier numerosas tiaras para los invitados de su coronación en 1937. Años antes, su abuelo Eduardo VII había acuñado en honor de Cartier la conocida frase: “Rey de los joyeros, joyero de los reyes” le honró con el primer título de proveedor de la Casa Real de Inglaterra. Muy pronto, este título fue seguido del reconocimiento de las Cortes de España, Portugal, Rusia, Bélgica, Grecia, Italia y el Principado de Mónaco, entre otras.

Las joyas de la corona.por el arq. Carlos Sánchez Saravia

Elisabeth, Reina de los Belgas© Collection Cyrille Boulay, Cartier

Elizabeth Taylor fue igualmente una fiel clienta de Cartier. Su pasión por las joyas fue legendaria, y se vio satisfecha por los hombres de su vida. En 1957 Mike Todd le regaló un rubí de Cartier y un collar de diamantes

En 1956, Grace Kelly se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco, y para la ocasión el príncipe encargó a Cartier la sortija de compromiso. El ajuar de la novia incluía asimismo un gran collar con un brazalete de diamantes y tres broches de clip de diamantes y rubíes

El broche ''''Flamenco'''' (1940), de la duquesa de Windsor, Wallis Simpson, que le regalo su marido, el nunca coronado Eduardo VIII

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Page 3: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

Desde tiempos inmemoriales las joyas han ido unidas a los monarcas y gente de mucho poder (a veces conseguidas por medio de tesoros arrancados a paises en guerras de conquistas y otras veces realizadas por encargo).Símbolo de poder de reyes y gobernantes, son principalmente sus mujeres las que las ostentan en ceremonias y reuniones especiales.A fines del siglo XIX Cartier gana fama gracias a sus creaciones, deseadas por la aristocracia europea y la élite americana. Entre sus clientes se encontraban la Princesa Matilde, prima del Emperador Napoleón III, la Reina Alejandra de Inglaterra, la Princesa rusa Olga Paley y Elisabeth, reina de Bélgica. Fue precisamente otro miembro de la realeza, el Rey Jorge VI, quien encargó a Cartier numerosas tiaras para los invitados de su coronación en 1937. Años antes, su abuelo Eduardo VII había acuñado en honor de Cartier la conocida frase: “Rey de los joyeros, joyero de los reyes” le honró con el primer título de proveedor de la Casa Real de Inglaterra. Muy pronto, este título fue seguido del reconocimiento de las Cortes de España, Portugal, Rusia, Bélgica, Grecia, Italia y el Principado de Mónaco, entre otras.

Las joyas de la corona.por el arq. Carlos Sánchez Saravia

Elisabeth, Reina de los Belgas© Collection Cyrille Boulay, Cartier

Elizabeth Taylor fue igualmente una fiel clienta de Cartier. Su pasión por las joyas fue legendaria, y se vio satisfecha por los hombres de su vida. En 1957 Mike Todd le regaló un rubí de Cartier y un collar de diamantes

En 1956, Grace Kelly se casó con el príncipe Rainiero de Mónaco, y para la ocasión el príncipe encargó a Cartier la sortija de compromiso. El ajuar de la novia incluía asimismo un gran collar con un brazalete de diamantes y tres broches de clip de diamantes y rubíes

El broche ''''Flamenco'''' (1940), de la duquesa de Windsor, Wallis Simpson, que le regalo su marido, el nunca coronado Eduardo VIII

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Page 4: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

En 1847 Louis-François Cartier (1819-1904) era empleado en el taller de joyería de Adolphe Picard, en el número 29 de la Rue Montorgueil de París. Cuando el maestro Picard se trasladó a otro local, dejó al joven al cargo del negocio. Seis años después, Louis-François Cartier se estableció por su cuenta cerca del Palais Royal. El refinamiento de las joyas de Cartier, de inspiración antigua y clásica, no tardó en llamar la atención de una clientela elegante. La princesa Matilde, prima del emperador Napoleón III, llegó a ser cliente habitual de Cartier: los libros de cuentas de la compañía registran la adquisición por su parte de más de doscientas piezas. En 1859 la emperatriz Eugenia de Montijo encargó un servicio de plata para el té. Ese mismo año, Cartier se trasladó al número 9 del Boulevard des Italiens, el nuevo barrio de moda. Alfred (1841-1925), hijo de Louis-François, se hizo cargo del negocio en 1874. Paralelamente, el descubrimiento a finales de los años 1860 de yacimientos de diamantes en Sudáfrica tuvo un impacto enorme en el mundo de la joyería al proporcionar una repentina abundancia de piedras de gran calidad. Las joyas de ese periodo estaban montadas en guarnición de plata y oro, características de la época, y estaban inspiradas en el estilo Louis XV, también conocido como estilo Guirnalda, que alcanzó su punto culminante en 1890 y seguiría de moda hasta la Primera Guerra Mundial. Entretanto, para resolver el problema de oxidación de la plata, Cartier empezó a usar el platino, cuyas maleabilidad, blancura y resistencia le permitieron realizar monturas etéreas que parecían encajes y guirnaldas de diamantes.

Retrato de familia de Alfred Cartier con sus tres hijos, Pierre, Louis y Jacques, (1922).

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En 1847 Louis-François Cartier (1819-1904) era empleado en el taller de joyería de Adolphe Picard, en el número 29 de la Rue Montorgueil de París. Cuando el maestro Picard se trasladó a otro local, dejó al joven al cargo del negocio. Seis años después, Louis-François Cartier se estableció por su cuenta cerca del Palais Royal. El refinamiento de las joyas de Cartier, de inspiración antigua y clásica, no tardó en llamar la atención de una clientela elegante. La princesa Matilde, prima del emperador Napoleón III, llegó a ser cliente habitual de Cartier: los libros de cuentas de la compañía registran la adquisición por su parte de más de doscientas piezas. En 1859 la emperatriz Eugenia de Montijo encargó un servicio de plata para el té. Ese mismo año, Cartier se trasladó al número 9 del Boulevard des Italiens, el nuevo barrio de moda. Alfred (1841-1925), hijo de Louis-François, se hizo cargo del negocio en 1874. Paralelamente, el descubrimiento a finales de los años 1860 de yacimientos de diamantes en Sudáfrica tuvo un impacto enorme en el mundo de la joyería al proporcionar una repentina abundancia de piedras de gran calidad. Las joyas de ese periodo estaban montadas en guarnición de plata y oro, características de la época, y estaban inspiradas en el estilo Louis XV, también conocido como estilo Guirnalda, que alcanzó su punto culminante en 1890 y seguiría de moda hasta la Primera Guerra Mundial. Entretanto, para resolver el problema de oxidación de la plata, Cartier empezó a usar el platino, cuyas maleabilidad, blancura y resistencia le permitieron realizar monturas etéreas que parecían encajes y guirnaldas de diamantes.

Retrato de familia de Alfred Cartier con sus tres hijos, Pierre, Louis y Jacques, (1922).

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Page 6: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

El Museo Thyssen�Bornemisza está presentando, del 24 de octubre de

2012 al 17 de febrero de 2013, la exposición “El Arte de Cartier”, develando más de 420 piezas de la Colección Cartier, desde sus orígenes hasta nuestros días.Esta exposición, una de las más importantes organizadas hasta la fecha por el número de piezas expuestas, refleja el espíritu y la evolución artística de Cartier desde su fundación en París en1847. El dinamismo de los hermanos Cartier y su interés por el arte de las culturas lejanas o antiguas sentaron las bases de la identidad artística de la Maison, del estilo Guirnalda al Art Déco de los años 30, de la inspiración china al estilo Tutti Frutti, son más de 165 años de creatividad que esta

retrospectiva realza en un amplio recorrido por las múltiples manifestaciones, técnicas y estilos de diseño de sus creaciones.

Provenientes de coleccionistas privados, de joyeros o de subastas, las más de 1.450 piezas que forman la Colección Cartier han sido seleccionadas, una a una, de acuerdo con unos criterios de estilo e inspiración, origen, materiales y maestría en su realización. Un tesoro de piezas tan rico y variado que es testigo de cada fase de la evolución del diseño y las técnicas que Cartier ha utilizado a lo largo de su historia y, hoy en día, representa un patrimonio artístico y cultural excepcional.

Reloj Egipcio con sonería. Nick Welsh,Cartier Collection © Cartier

Broche EscarabajoPropiedad Cartier Londres, 1924

El diseño y creación de relojes ha estado presente en la casa Cartier desde sus inicios; relojes de bolsillo primero y muy pronto también de pulsera, que aparecen ya en los libros de contabilidad en 1888 aunque su uso generalizado no llegaría hasta la década de 1910.Paralelamente surge también un nuevo tipo de reloj de sobremesa, inspirado con frecuencia en motivos orientales, reproduciendo formas arquitectónicas egipcias o japonesas.

La fascinación de Louis Cartier por la civilización egipcia y su herencia cultural se manifiesta a partir de 1910, cuando incorpora un toque específicamente egipcio en sus joyas. Sin embargo, en 1922, cuando Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón, volvió a colocar a Egipto en el centro de su atención creativa. Las piezas de inspiración egipcia de Cartier pueden dividirse en dos grupos distintos: las joyas y objetos decorados con adornos egipcios como los que figuraban en las obras de consulta, y aquellos que incorporaban una antigüedad egipcia auténtica, como fragmentos de cerámica azul

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El Museo Thyssen�Bornemisza está presentando, del 24 de octubre de

2012 al 17 de febrero de 2013, la exposición “El Arte de Cartier”, develando más de 420 piezas de la Colección Cartier, desde sus orígenes hasta nuestros días.Esta exposición, una de las más importantes organizadas hasta la fecha por el número de piezas expuestas, refleja el espíritu y la evolución artística de Cartier desde su fundación en París en1847. El dinamismo de los hermanos Cartier y su interés por el arte de las culturas lejanas o antiguas sentaron las bases de la identidad artística de la Maison, del estilo Guirnalda al Art Déco de los años 30, de la inspiración china al estilo Tutti Frutti, son más de 165 años de creatividad que esta

retrospectiva realza en un amplio recorrido por las múltiples manifestaciones, técnicas y estilos de diseño de sus creaciones.

Provenientes de coleccionistas privados, de joyeros o de subastas, las más de 1.450 piezas que forman la Colección Cartier han sido seleccionadas, una a una, de acuerdo con unos criterios de estilo e inspiración, origen, materiales y maestría en su realización. Un tesoro de piezas tan rico y variado que es testigo de cada fase de la evolución del diseño y las técnicas que Cartier ha utilizado a lo largo de su historia y, hoy en día, representa un patrimonio artístico y cultural excepcional.

Reloj Egipcio con sonería. Nick Welsh,Cartier Collection © Cartier

Broche EscarabajoPropiedad Cartier Londres, 1924

El diseño y creación de relojes ha estado presente en la casa Cartier desde sus inicios; relojes de bolsillo primero y muy pronto también de pulsera, que aparecen ya en los libros de contabilidad en 1888 aunque su uso generalizado no llegaría hasta la década de 1910.Paralelamente surge también un nuevo tipo de reloj de sobremesa, inspirado con frecuencia en motivos orientales, reproduciendo formas arquitectónicas egipcias o japonesas.

La fascinación de Louis Cartier por la civilización egipcia y su herencia cultural se manifiesta a partir de 1910, cuando incorpora un toque específicamente egipcio en sus joyas. Sin embargo, en 1922, cuando Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamón, volvió a colocar a Egipto en el centro de su atención creativa. Las piezas de inspiración egipcia de Cartier pueden dividirse en dos grupos distintos: las joyas y objetos decorados con adornos egipcios como los que figuraban en las obras de consulta, y aquellos que incorporaban una antigüedad egipcia auténtica, como fragmentos de cerámica azul

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Page 8: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

En 1911, Jacques Cartier viajó por primera vez a la India, donde fue testigo del gran respeto que las joyas y relojes parisienses suscitaban en los marajás. Esos soberanos invertían grandes sumas en piezas de Cartier y le confiaban sus propias piedras para que las montara en piezas contemporáneas, generalmente en platino. Este contacto con la India también inspiró a Cartier en el diseño de magníficos aderezos de estilo hindú. Las piedras labradas mediante técnicas lapidarias tradicionales de la India abrieron nuevas vías a la creatividad de Cartier. Rubíes, zafiros y esmeraldas eran cinceladas formando hojas o cuentas gallonadas y engastadas en joyas con motivos de frutas y frondas conocidas como las piezasTutti Frutti

Entre los años cincuenta y setenta, los encargos más atrevidos fueron los de la actriz mexicana María Félix. Fascinada por los reptiles, recurrió a Cartier para crear su excepcional collar Serpiente con los pendientes a juego, así como su collar Cocodrilo

Muchas piezas excepcionales fueron encargadas a Cartier con ocasión de importantes eventos del mundo del arte, la literatura, la política, el deporte y la ciencia. Un ejemplo que se conserva en la Colección Cartier es la espada de académico de Jean Cocteau

En 1933, Louis nombró a Jeanne Toussaint (1887-1978) directora del departamento de Alta Joyería de Cartier. Desde entonces hasta los años sesenta,Toussaint —apodada “la pantera”— gozó de un enorme éxito en este cargo gracias a su notable inteligencia y creatividad. El estilo Toussaint fue tal que dio lugar a un nuevo gusto conocido como goût Toussaint.

Muchas de las joyas de la duquesa de Windsor fueron diseñadas en colaboración con ella, como su broche Pantera, con el felino encaramado a un cabujón de zafiro de Cachemira de 152,35 quilates.

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Page 9: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

En 1911, Jacques Cartier viajó por primera vez a la India, donde fue testigo del gran respeto que las joyas y relojes parisienses suscitaban en los marajás. Esos soberanos invertían grandes sumas en piezas de Cartier y le confiaban sus propias piedras para que las montara en piezas contemporáneas, generalmente en platino. Este contacto con la India también inspiró a Cartier en el diseño de magníficos aderezos de estilo hindú. Las piedras labradas mediante técnicas lapidarias tradicionales de la India abrieron nuevas vías a la creatividad de Cartier. Rubíes, zafiros y esmeraldas eran cinceladas formando hojas o cuentas gallonadas y engastadas en joyas con motivos de frutas y frondas conocidas como las piezasTutti Frutti

Entre los años cincuenta y setenta, los encargos más atrevidos fueron los de la actriz mexicana María Félix. Fascinada por los reptiles, recurrió a Cartier para crear su excepcional collar Serpiente con los pendientes a juego, así como su collar Cocodrilo

Muchas piezas excepcionales fueron encargadas a Cartier con ocasión de importantes eventos del mundo del arte, la literatura, la política, el deporte y la ciencia. Un ejemplo que se conserva en la Colección Cartier es la espada de académico de Jean Cocteau

En 1933, Louis nombró a Jeanne Toussaint (1887-1978) directora del departamento de Alta Joyería de Cartier. Desde entonces hasta los años sesenta,Toussaint —apodada “la pantera”— gozó de un enorme éxito en este cargo gracias a su notable inteligencia y creatividad. El estilo Toussaint fue tal que dio lugar a un nuevo gusto conocido como goût Toussaint.

Muchas de las joyas de la duquesa de Windsor fueron diseñadas en colaboración con ella, como su broche Pantera, con el felino encaramado a un cabujón de zafiro de Cachemira de 152,35 quilates.

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Page 10: Las joyas de la corona por el arq. Carlos Sánchez Saravia

año 2 - numero 3 - enero de 2013

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