liahona 200605

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    Discursos dela conferenciageneral

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    Liahona

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    City Creek, por Al Rounds.

    En esta vista del Templo de Salt Lake, aproximadamente en 1893, se destaca una de las cuatro fbricas deal noreste del templo. En esta fbrica se procesaba la seda que enviaban los santos de St. George, Utah. El pr

    foment el cultivo de gusanos de seda como industria casera, a fin de abastecer la tela para confe

    PROHIBID

    ASUREPRODUCCIN.

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    2 Informe de la Conferencia GeneralAnual nmero 176

    SESIN DEL SBADO POR LA MAANA

    4 Para actuar por nosotros mismos: Eldon y las bendiciones del albedro

    lder Robert D. Hales8 Corazones tiernos y manos

    dispuestas a ayudarObispo H. David Burton

    11 Un derramamiento de bendicionesJulie B. Beck

    14 Como un niolder Henry B. Eyring

    18 Leales a la fePresidente Thomas S. Monson

    SESIN DEL SBADO POR LA TARDE

    22 El sostenimiento de los oficialesde la Iglesia

    Presidente Thomas S. Monson23 Informe del Departamento

    de Auditoras de la Iglesia, 2005Robert W. Cantwell

    24 Informe estadstico de 2005F. Michael Watson

    25 No recordar ms sus pecadosPresidente Boyd K. Packer28 Para que siempre podamos

    tener Su Espritu con nosotroslder David A. Bednar

    32 Su misin cambiar todolder David F. Evans

    34 El don del albedrolder Wolfgang H. Paul

    36 Nutrir el matrimoniolder Russell M. Nelson

    39 Al tomar la Santa Cenalder L. Tom Perry

    SESIN DEL SACERDOCIO

    42 Ver el fin desde el principiolder Dieter F. Uchtdorf

    46 Nuestra nueva generacinlder Ronald A. Rasband

    48 El arrepentimiento, unabendicin del ser miembrode la Iglesia

    lder Richard G. Hinckley50 Real sacerdocio

    Presidente James E. Faust

    54 Nuestra sagrada responsabilidaddel sacerdocio

    Presidente Thomas S. Monson58 La necesidad de ms bondad

    Presidente Gordon B. Hinckley

    SESIN DEL DOMINGO POR LA MAANA

    61 La restauracin de todas las cosasPresidente James E. Faust

    69 Las cosas destrozadas puedenrepararse

    lder Jeffrey R. Holland72 El gran plan de felicidad

    lder Earl C. Tingey74 Crecer en el Seor

    Anne C. Pingree77 Para todos los hombres,

    de todas parteslder Dallin H. Oaks

    81 Buscad el reino de DiosPresidente Gordon B. Hinckley

    SESIN DEL DOMINGO POR LA TARDE

    84 Cmo crear un hogar en el quese comparta el Evangelio

    lder M. Russell Ballard

    87 Ahora es el momento de serviren una misin!lder Richard G. Scott

    90 Sin en medio de Babilonialder David R. Stone

    93 Instrumentos de la paz del Seorlder Robert S. Wood

    96 La oracin, la fe y la familia: Lospeldaos para una felicidad eterna

    lder H. Bruce Stucki99 La vida abundante

    lder Joseph B. Wirthlin102 Hasta que volvamos a vernos

    Presidente Gordon B. Hinckley

    REUNIN GENERAL DE LAS MUJERESJVENES

    103 Yo soy la luz que debis sosteneren alto

    Susan W. Tanner

    106 Ustedes son de noble linajeJulie B. Beck

    109 En su rostro se reflejaElaine S. Dalton

    111 Su luz: Una norma para todaslas naciones

    Presidente James E. Faust

    64 Autoridades Generales de La Iglesiade Jesucristo de los Santos de losltimos Das

    115 Enseanzas para nuestra poca116 Se dirigen a nosotros: Hagamos de

    la conferencia parte de nuestra vida118 Guas de Fuentes de consulta para

    el Sacerdocio Aarnico y lasMujeres Jvenes

    121 Presidencias Generales de lasOrganizaciones Auxiliares

    122 Noticias de la Iglesia

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    SBADO POR LA MAANA,1 DE ABRIL DE 2006, SESIN GENERALPresidi: Presidente Gordon B. Hinckley.Dirigi: Presidente James E. Faust. Primeraoracin: lder Claudio R. M. Costa. ltimaoracin: lder Neil L. Andersen. Msica porel Coro del Tabernculo; Craig Jessop yMack Wilberg, directores; John Longhurst yRichard Elliott, organistas: Ya rompe elalba,Himnos, N 1; Caros nios, Dios osama,Himnos, N 96; Pensaste orar?,Himnos, N 140, arreglo de Wilberg, pub.Jackman; Ya regocijemos,Himnos, N 3;Por la belleza terrenalHimnos, N 43, arre-glo de Wilberg, indito; Consider the Liliesof the Field, Hoffman, arreglo de Lyon,pub. Jackman; Bandera de SinHimnos,N 4, arreglo de Wilberg, indito.

    SBADO POR LA TARDE,1 DE ABRIL DE 2006, SESIN GENERALPresidi: Presidente Gordon B. Hinckley.Dirigi: Presidente Thomas S. Monson.

    Primera oracin: lder Cecil O. SamuelsonJr. ltima oracin: lder Glenn L. Pace.Msica por el coro combinado de laUniversidad Brigham Young; Rosalind Hall,directora; Bonnie Goodliffe, organista: ISaw a Mighty Angel Fly,Hymns, N 15,arreglo de Lewis, indito; En el mundohe hecho bien?Himnos, N 141, arreglode Zabriskie, pub. Plum; Hijos del Seor,venid, Himnos, N 26; Venid a m,Himnos, N 61, arreglo de Manookin,pub. Sonos.

    SBADO POR LA TARDE, 1 DE ABRILDE 2006, SESIN DEL SACERDOCIO

    Presidi: Presidente Gordon B. Hinckley.Dirigi: Presidente Thomas S. Monson.Primera oracin: lder Ronald T. Halverson.ltima oracin: lder Robert J. Whetten.Msica por el coro del sacerdocio de los ins-titutos de Orem y de Salt Lake; DouglasBrenchley, Ryan Eggett y Rick Decker, direc-tores; Richard Elliott, organista: Awake, YeSaints of God, Awake!,Hymns, N 17, arre-glo de Staheli, pub. Plum; Jehov mi Pastores,Himnos, N 56, arreglo de Loose, indi-to; Te damos, Seor, nuestras gracias,Himnos, N 10; Oh Rey de reyes, ven,Himnos, N 27.

    DOMINGO POR LA MAANA,2 DE ABRIL DE 2006, SESIN GENERALPresidi: Presidente Gordon B. Hinckley.Dirigi: Presidente Thomas S. Monson.Primera oracin: lder H. Bryan Richards.ltima oracin: lder Marlin K. Jensen.Msica por el Coro del Tabernculo; CraigJessop y Mack Wilberg, directores; ClayChristiansen, organista: A Cristo Rey Jess,Himnos, N 30; Mand a Su Hijo,Canciones para los nios, 2035, arreglode Bradford, pub. Nature Sings; Asombrome da,Himnos, N 118; Oh Dios deIsrael,Himnos, N 5; O Lord Most Holy,Franck, arreglo de Robertson y Schreiner,indito; Vive mi SeorHimnos, N 74,arreglo de Wilberg, indito.

    DOMINGO POR LA TARDE,2 DE ABRIL DE 2006, SESIN GENERALPresidi: Presidente Gordon B. Hinckley.Dirigi: Presidente James E. Faust. Primeraoracin: lder Lance B. Wickman. ltimaoracin: lder Dennis B. Neuenschwander.Msica por el Coro del Tabernculo; CraigJessop y Mack Wilberg, directores; LindaMargetts y Bonnie Goodliffe, organistas:Sing Praise to Him,Hymns, N 70, arreglo

    de Wilberg, indito; Oh Jess, mi granamor!,Himnos, N 53, arreglo de Wilberg,indito; Qu firmes nuestros cimientosHimnos, N 40; Conmigo qudate, Seor,Himnos, N 98, arreglo de Gates, pub.Jackman.

    SBADO POR LA TARDE, 25 DE MARZODE 2006, REUNIN GENERAL DE LASMUJERES JVENESPresidi: Presidente Gordon B. Hinckley.Dirigi: Susan W. Tanner. Primera oracin:Annette C. Burgess. ltima oracin: JessicaBarth. Msica por el coro de las MujeresJvenes de las estacas de Ogden, Utah;Merrilee Webb, directora; Bonnie Goodliffe,organista: Jess es mi luz,Himnos, N 42;Que brille la luz, popurr, arreglo de Huff,indito (Brilla, Canciones para los nios,144; Hazme andar en la luz, Cancionespara los nios, 70; La luz de Dios,Himnos, N 200); Yo s que vive mi Seor,Himnos, N 73, arreglo de Huff, indito(solo: Hillary Dodd); Bandera de Sin,Himnos, N 4, arreglo de Webb, indito.

    LAS GRABACIONES DE LA CONFERENCIAA DISPOSICIN DEL PBLICOEn los centros de distribucin se puedenconseguir las grabaciones de las sesiones dela conferencia por lo general menos de dosmeses despus de la conferencia.

    DISCURSOS DE LA CONFERENCIA ENINTERNETPara tener acceso a los discursos de la confe-rencia en varios idiomas, por medio deInternet, conctese con www.lds.org. Hagaclic en Gospel Library y despus enGeneral Conference. Luego escoja elidioma que desee.

    MENSAJES DE ORIENTACIN FAMILIAR YDE LAS MAESTRAS VISITANTESPara los mensajes de orientacin familiar yde las maestras visitantes, srvase seleccionaruno de los discursos que mejor satisfaga lasnecesidades de las personas a las que visite.

    EN LA CUBIERTAFrente: Fotografa por Welden C. Andersen.

    Atrs: Fotografa por Craig Dimond.

    FOTOGRAFAS DE LA CONFERENCIALas escenas de la conferencia general efec-tuada en Salt Lake City las tomaron CraigDimond, Welden C. Andersen, John Luke,Matthew Reier, Christina Smith, Les Nilsson,Scott Davis, Amber Clawson, Rod Boam, JoelRemke y Candelaria Atalaya; en Corea porLee Hyun Kyu y Lee Min Hee; en Mxico porCristian Barragn; en las Filipinas por AthleyBarba Glori; en Uruguay por Abel Gmez; yen Misuri, E. U. A. por Brent Jones.

    Resumen de la Conferencia General Anualnmero 176

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    LOS DISCURSANTES DE LACONFERENCIA POR ORDENALFABTICOBallard, M. Russell, 84Beck, Julie B., 11, 106

    Bednar, David A., 28Burton, H. David, 8Dalton, Elaine S., 109Evans, David F., 32Eyring, Henry B., 14Faust, James E., 50, 61, 111Hales, Robert D., 4Hinckley, Gordon B., 58,

    81, 102Hinckley, Richard G., 48Holland, Jeffrey R., 69Monson, Thomas S., 18,

    22, 54Nelson, Russell M., 36Oaks, Dallin H., 77

    Packer, Boyd K., 25Paul, Wolfgang H., 34Perry, L. Tom, 39Pingree, Anne C., 74Rasband, Ronald A., 46Scott, Richard G., 87Stone, David R., 90Stucki, H. Bruce, 96Tanner, Susan W., 103Tingey, Earl C., 72Uchtdorf, Dieter F., 42Wirthlin, Joseph B., 99Wood, Robert S., 93

    NDICE DE TEMASAlbedro, 4, 34, 81Amistad, 84Amor, 99, 103Apostasa, 61

    Arrepentimiento, 25, 48, 69Ayuda humanitaria, 8Bautismo, 28Bendiciones patriarcales, 106Bendiciones, 11Bondad, 58, 99Caridad, 8Comunicacin, 36Convenio de Abraham, 106Convenios, 28, 39, 61Conversin, 77Deuda, 18Dignidad, 42Dones espirituales, 11Ejemplo, 46, 54, 84, 106,

    109Espritu Santo, 4, 14, 28Espiritualidad, 74Expiacin, 25, 48, 72Familia, 36, 46, 96, 103Fe, 14, 74, 96, 102Felicidad, 32Gozo, 99Gratitud, 81Jesucristo, 48, 69, 77, 102Jvenes, 46Libro de Mormn, 77Luz de Cristo, 111

    Luz, 103, 106, 109Matrimonio, 36Moral, 18Naturaleza divina, 111Nios, 14

    Normas, 42, 90Obediencia, 34Obra misional, 32, 84, 87Oracin, 96Palabra de Sabidura, 18Paz, 69, 93Perdn, 25Perspectiva, 42Plan de salvacin, 34, 72Pornografa, 18Potencial, 99Preparacin, 87, 111Racismo, 58Rectitud, 109Responsabilidad, 50

    Restauracin, 54, 61Resurreccin, 72Sacerdocio Aarnico, 39, 50Sacerdocio, 11, 54Santa Cena, 39Seguridad, 14Servicio, 8, 32, 74, 103Sin, 90Tentacin, 4, 18Testimonio, 50, 81, 87, 102Tolerancia, 58, 93Trabajo, 58Unidad, 93

    LIAHONA, mayo de 2006Vol. 30, Nmero 5 26985-002Publicacin oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santosde los ltimos Das, en el idioma espaol.La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley,Thomas S. Monson, James E. FaustEl Qurum de los Doce Apstoles: Boyd K. Packer,L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks,M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring,Dieter F. Uchtdorf, David A. BednarEditor: Jay E. JensenAsesores: Monte J. Brough, Gary J. Coleman,Yoshihiko Kikuchi

    Director administrativo: David L. FrischknechtDirector editorial:Victor D. CaveEditores principales: Larry Hiller, Richard M. RomneyDirector de artes grficas:Allan R. Loyborg

    Editor administrativo:Victor D. CaveEditora administrativa auxiliar: Jenifer L. GreenwoodEditores adjuntos: Ryan Carr, Adam C. OlsonEditora auxiliar: Susan Barrett

    Personal de redaccin: Shanna Butler, Linda Stahle Cooper,LaRene Porter Gaunt, R. Val Johnson, Carrie Kasten, MelvinLeavitt, Sally J. Odekirk, Judith M. Paller, Vivian Paulsen,Jennifer Rose, Christy Rusch, Don L. Searle, Rebecca M. Taylor,Roger Terry, Janet Thomas, Paul VanDenBerghe, Julie Wardell,Kimberly WebbSecretaria principal: Monica L. Dickinson

    Gerente de mercadotecnia: Larry Hiller

    Director administrativo de arte: M. M. KawasakiDirector de arte: Scott Van KampenGerente de produccin: Jane Ann PetersPersonal de diseo y de produccin: Cali R. Arroyo, ColletteNebeker Aune, Brittany Jones Beahm, Howard G. Brown, JulieBurdett, Thomas S. Child, Reginald J. Christensen, KathleenHoward, Denise Kirby, Tadd R. Peterson, Randall J. Pixton

    Director de impresin: Craig K. SedgwickDirector de distribucin: Kris T Christensen

    Coordinacin de Liahona: Enrique Resek, Diana R. TuckerPara saber el costo de la revista y cmo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canad, pngase en contactocon el Centro de Distribucin local o con el lder del barrioo de la rama.Los manuscritos y las preguntas deben enviarse a Liahona,Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City,UT 84150-3220, USA; o por correo electrnico a:[email protected] (un trmino del Libro de Mormn que significabrjula o director) se publica en albans, alemn,armenio, blgaro, camboyano, cebuano, coreano, croata,checo, chino, dans, esloveno, espaol, estonio, fidji,finlands, francs, griego, haitiano, hindi, holands,hngaro, indonesio, ingls, islands, italiano, japons,kiribati, latvio, lituano, malgache, marshalls, mongol,noruego, polaco, portugus, rumano, ruso, samoano,sinals, sueco, tagalo, tailands, tahitiano, tamil, telugu,tongano, ucraniano, urdu, y vietnamita. (La frecuencia delas publicaciones vara de acuerdo con el idioma.)

    2006 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechosreservados. Impreso en los Estados Unidos de Amrica.El material de texto y visual de la revista Liahona se puedecopiar para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre queno sea con fines de lucro. El material visual no se puedecopiar si aparecen restricciones en la lnea de crdito delmismo. Las preguntas que tengan que ver con este asunto sedeben dirigir a Intellectual Property Office, 50 East NorthTemple Street, Salt Lake City, UT 84150, USA; correoelectrnico: [email protected] aparece en Internet en varios idiomas en el sitiowww.lds.org. Si lo desea, pulse Gospel Library, luegoPDF. Ahora haga clic en la cubierta que est debajo deLiahona International y despus pulse Select a language.Para los lectores de Mxico: Certificado de Licitud dettulo nmero 6988 y Licitud de contenido nmero 5199,expedidos por la Comisin Calificadora de Publicacionesy revistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993.Liahona es nombre registrado en la Direccin deDerechos de Autor con el nmero 252093. Publicacinregistrada en la Direccin General de Correos nmero100. Registro del S.P.M. 0340294 caractersticas

    218141210.For readers in the United States and Canada:May 2006 Vol. 30 No. 5. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription priceis $10.00 per year; Canada, $14.00 plus applicable taxes.Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, and atadditional mailing offices. Sixty days notice required forchange of address. Include address label from a recentissue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions to Salt Lake DistributionCenter at the address below. Subscription help line:1-800-537-5971. Credit card orders (Visa, MasterCard,American Express) may be taken by phone. (Canada PosteInformation: Publication Agreement #40017431)POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368.

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    Me siento agradecido por eltestimonio de nuestro profe-ta, el presidente Gordon B.

    Hinckley. En nombre de todos losmiembros del mundo, expreso migratitud por el hecho de que decidie-ra seguir la inspiracin del Seor ynos pidiera que leyramos el Libro de

    Mormn, pues hemos sido abundan-temente bendecidos por su inspirado

    consejo.Nuestro padre Lehi, el primer pro-feta que se menciona en el Libro deMormn, tambin decidi seguir alSeor. A l se le mand [partir] parael desierto con su familia1. A pesarde las duras condiciones del viaje yde las murmuraciones de sus hijosLamn y Lemuel, Lehi condujo a sufamilia a una tierra de promisin;pero sta no fue un lugar de paz.Cuando Lamn y Lemuel emplearon

    su albedro para desobedecer alSeor, el corazn de Lehi [estuvo]agobiado de pesar [por ellos]2.Antes de morir, Lehi reuni a sus hi-jos, los bendijo y les dio consejos3.Alent a sus hijos rebeldes a arrepen-tirse y a ser fieles: Despertad, hijosmos Sacudos de las cadenas conlas cuales estis sujetos4. A su hijoJacob, un joven recto, le ense unaltima e importante leccin.

    Si pudisemos legar anuestros hi-jos y nietos una leccin de suma im-portancia, cul sera? De todos losgloriosos principios del Evangelio, Lehi

    eligi ensear a su hijo sobre el plande salvacin y el don del albedro.Ense que los hombres son

    suficientemente instruidos para dis-cernir el bien del mal5. Esta sagradaenseanza comenz en los cielos.All, en el Gran Concilio, nuestroPadre Celestial permiti que prosi-guiera el don del albedro a fin deprobarnos aqu en la vida terrenalpara ver si [haramos] todas las

    Para actuar por

    nosotros mismos:El don y lasbendiciones del

    albedro L D E R R O B E R T D . H A L E SDel Qurum de los Doce ApstolesEl albedro empleado de manera correcta permite que laluz disipe las tinieblas y que vivamos con dicha y felicidad.

    SESIN DEL SBADO POR LA MAANA1 d e a b r i l d e 2 0 0 6

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    cosas que el Seor [nuestro] Dios[nos] mandare6.

    Pero Satans se opuso a Dios y aSu plan, diciendo: Redimir a todo

    el gnero humano dame, pues, tuhonra7. Pues, por motivo de queSatans se rebel contra m, y preten-di destruir el albedro del hombreque yo, Dios el Seor, le haba dadohice que fuese echado abajo8. Y mu-chos lo siguieron ese da9. De hecho,la tercera parte de las huestes delcielo10 se vali de su albedro pararechazar el plan de Dios.

    Ustedes y yo nos encontrbamos

    entre los que emplearon el albedropara aceptar el plan de nuestro PadreCelestial para venir a la tierra, teneruna vida terrenal y progresar.

    Clamamos de gozo por tener laoportunidad de venir a la tierra pararecibir un cuerpo, [pues sabamos]que, mediante nuestra fidelidad, po-dramos llegar a ser como nuestropadre, Dios11.

    Ahora estamos en la tierra, dondeabundan las oportunidades de utilizarel albedro, pues aqu hay una oposi-cin en todas las cosas12. Esta oposi-cin es esencial para el objeto de

    nuestra vida. Lehi explic: Para reali-zar sus eternos designios en cuanto alobjeto del hombre el Seor Dios leconcedi al hombre que obrara por s

    mismo. De modo que el hombre nopoda actuar por s a menos que loatrajera lo uno o lo otro13.

    Adn y Eva fueron los primeros hi-jos de Dios que experimentaron esastentaciones. En su anhelo por procu-rar la miseria del gnero humano,Satans, el padre de todas las menti-ras14, tent a Adn y a Eva, y puestoque decidieron participar del frutoprohibido, fueron echados del jardn

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    de Edn, para cultivar la tierra15.Debido a esa decisin, tambin tu-vieron hijos, s, la familia de toda latierra16y este estado terrenal lleg aser un estado de probacin17 paraellos y su posteridad. Pues he aqu,todas las cosas han sido hechas segnla sabidura de aquel que todo losabe, Lehi explic a Jacob. Adn

    cay para que los hombres existiesen;y existen los hombres para que ten-gan gozo18.

    A veces olvidamos que nuestroPadre Celestial desea que cada uno denosotros disfrute de ese gozo. Slo elceder a la tentacin y al pecado pue-de impedrnoslo, y que cedamos esprecisamente lo que Satans deseaque hagamos.

    En cierta ocasin tuve la oportuni-dad de acompaar al presidente

    Spencer W. Kimball a un pas lejano.All nos ofrecieron un recorrido pordiversas zonas, entre ellas unas cata-cumbas, que son una especie de sepul-turas subterrneas para los que fueronperseguidos por fanticos cristianos.Al subir por los oscuros y angostos pel-daos de aquel lugar, el presidenteKimball me ense una leccin inolvi-dable. Me tir de la chaqueta y dijo:Siempre me ha preocupado lo que el

    adversario hace en el nombre deCristo. Y entonces agreg: Robert, eladversario jams puede tener gozo, amenos que t y yo pequemos.

    Al reflexionar en ese comentario y alestudiar las Escrituras, empec a en-tender lo que el presidente Kimball talvez quiso decir. Record la palabra delSeor dirigida a todos los habitantes

    de la tierra, registradas en el Libro deMormn: Ay, ay, ay de este pueblo!Ay de los habitantes de toda la tierra, amenos que se arrepientan; porque eldiablo se re y sus ngeles se regocijan,a causa de la muerte de los bellos hijose hijas de mi pueblo!19. Nuestrospecados hacen rer al diablo; nuestropesar le produce un falso gozo.

    Aunque el diablo se ra, su poder eslimitado. Tal vez algunos recuerden unantiguo refrn: El diablo me oblig a

    hacerlo. Hoy deseo decirles, con pala-bras absolutamente ciertas, que el ad-versario no puede obligarnos a hacernada. l aguarda a nuestra puerta,como dicen las Escrituras, y nos persi-gue da a da20. Cada vez que salimos,con cada decisin que tomamos, deci-dimos avanzar, ya sea en direccin ha-cia l o hacia nuestro Salvador. Peroel adversario se debe alejar si le deci-mos que se aleje. l no puede influir

    en nosotros a menos que se lo permi-tamos, y l lo sabe! La nica vez quepuede influir en nuestro cuerpo y ennuestra mente en nuestro propio es-pritu es cuando se lopermitimos.Dicho en otras palabras: No tenemospor qu sucumbir a sus tentaciones!

    Se nos ha dado el albedro, se nos

    han dado las bendiciones del sacer-docio y se nos han dado la Luz deCristo y el Espritu Santopor unarazn: esa razn es nuestro progre-so y felicidad en este mundo y lavida eterna en el mundo venidero.Hoy pregunto: hemos recibido eseEspritu? Seguimos por el senderoestrecho y angosto que conduce aDios y a la vida eterna? Estamos asi-dos a la barra de hierro, o vamos porotro camino? Testifico que la decisin

    que tomemos cada da con respectoa lo que queremossentir,pensaryhaceres la forma por la que segui-mos por ese camino hasta alcanzarnuestro destino eterno.

    Ahora bien, ninguno est todo eltiempo en el sendero estrecho; todoscometemos errores. Por esa razn,Lehi, que entenda la misin delSalvador como defensor y conquista-dor de nuestro albedro, le ense aJacob y a nosotros que el Mesas

    vendr en la plenitud de los tiempos,a fin de redimir a los hijos de los hom-bres de la cada. Y porque son redimi-dos de la cada, han llegado a quedarlibres para siempre, discerniendo elbien del mal, para actuar por s mis-mos, y no para que se acte sobreellos21. sa es la clave: actuar por smismos, y no para que se acte sobreellos.

    En estos ltimos das, como suce-di en la antigedad, debemos evitar

    que se acte sobre nosotros al actuarpor nosotros mismos y evitar el mal.El Espritu Santo nos inspirar. A Josse le dijo que huyera de la esposa dePotifar. Abraham obedeci el manda-miento de huir de la tierra de Ur. ALehi se le mand huir de Jerusalnantes de que fuera destruida. Y a finde proteger la vida del Salvador, aMara y a Jos se les indujo a huir aEgipto.

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    Las indicaciones que recibimospara huir del mal reflejan el conoci-miento que nuestro Padre Celestialtiene de nuestros puntos fuertes y denuestras debilidades, as como lo cons-ciente que l es de las circunstanciasimprevistas de nuestra vida. Cuando sereciben dichas indicaciones, stas no

    suelen detenernos de inmediato, puesel Espritu de Dios no habla con voz detrueno. La voz ser suave como un su-surro que llega a nuestra mente o enforma de sentimientos al corazn. Sidamos odo a estas indicaciones, sere-mos protegidos de las destructivasconsecuencias del pecado.

    Pero si las ignoramos, la luz delEspritu se extinguir, nuestro albedrose ver limitado o llegaremos a perder-lo, y perderemos la confianza y la capa-

    cidad para actuar. Estaremos andandoen tinieblas [espirituales] al medio-da22. Y qu fcil es entonces desviar-se por sendas desconocidas y andarperdidos! Con cunta rapidez nos ci-en las cadenas del pecado de las quehabl Lehi a sus hijos rebeldes23. Porejemplo, si tomamos decisiones quenos hagan contraer grandes deudas,perderemos nuestro albedro para sa-tisfacer nuestros deseos y necesidadeso no podremos ahorrar para cuando

    lleguen esos inevitables tiempos difci-les. Si decidimos quebrantar la ley, talvez vayamos a la crcel, donde el albe-dro es tan limitado que no se puedeescoger a dnde ir, a quin ver o quhacer. La prisin espiritual es algo muysemejante; por tanto, y para conservarnuestro albedro, debemos caminardiariamente en la luz de nuestro Seory Salvador y seguir el sendero de laobediencia, el cual es el nico queconduce a nuestro Padre Celestial.

    Si el haber decidido hacer algomalo nos ha hecho caer por el sende-ro, debemos recordar el albedro quese nos dio, el cual podemos elegirejercer de nuevo. Me refiero concreta-mente a los que han sido vencidospor las negras tinieblas de la adiccin.Si han cado en las garras de compor-tamientos destructivos que provocanadiccin, tal vez sientan que espiri-tualmente estn en un agujero negro.

    Tal y como sucede con los verdaderosagujeros negros espaciales, podr pa-recerles totalmente imposible que laluz penetre all donde ustedes estn.Cmo salir de ah? Testifico que lanica manera de hacerlo es medianteel mismo albedro que ejercitaron contanto valor en la vida preterrenal, el

    albedro que el adversario no puedearrebatarles sin que ustedes se loentreguen.

    Cmo se recupera el albedro?Cmo pueden volver a ejercitarlo demanera correcta? Decidan obrar confe y obediencia. Permtanme sugerir-les algunas decisiones bsicas quepueden comenzar a tomar ya, hoymismo.

    Decidan aceptar con todasinceridad que ustedes son hijos

    de Dios, que l les ama y que tienepoder para ayudarles.

    Decidan ponerlo todo literal-mente todo en el altar ante l; cre-yendo que son Sus hijos, decidan quesus vidas le pertenecen a l y queharn uso del albedro para hacerSu voluntad. Es posible que lo haganmuchas veces a lo largo de la vida,pero no se rindan jams.

    Decidan estar en situaciones don-de puedan tener experiencias con el

    Espritu de Dios por medio de la ora-cin, del estudio de las Escrituras, enlas reuniones de la Iglesia, en el ho-gar y mediante sanas interaccionescon los dems. Cuando sientan la in-fluencia del Espritu estarn empe-zando a ser purificados y fortalecidos.La luz se empieza a encender, y cuan-do la luz brilla, las tinieblas del malno pueden permanecer.

    Decidan obedecer y observar susconvenios, comenzando por el conve-

    nio del bautismo, y renuvenlos cadasemana al participar dignamente de laSanta Cena.

    Decidan prepararse para asistirdignamente al templo, concertar y re-novar convenios sagrados y recibir to-das las ordenanzas de salvacin y lasbendiciones del Evangelio.

    Por ltimo, y lo ms importante,decidan creer en la Expiacin deJesucristo; acepten el perdn del

    Salvador y entonces perdnense austedes mismos. Por motivo del sa-crificio que l hizo por ustedes, ltiene el poder de no recordar mssus pecados24. Ustedes deben hacerlo mismo.

    Despus de que se encuentren enel sendero y sean de nuevo libres

    para escoger, decidan rechazar lossentimientos de vergenza por los pe-cados de los que se hayan arrepenti-do, niguense a sentirse desanimadospor el pasado y regocjense con espe-ranza por el futuro. Recuerden que esSatans el que desea que seamos mi-serables como l25. Hagan que susdeseos tengan ms peso que los del; sean felices y confen en su vida yen las oportunidades y las bendicio-nes que les aguardan aqu y en la

    eternidad.Por ltimo, recuerden que nuestro

    albedro no es slo para nosotros.Tenemos la responsabilidad de usarlopara el beneficio de los dems, paraelevarlos y fortalecerlos en sus prue-bas y tribulaciones. Algunos herma-nos y hermanas han perdido el plenouso de su albedro al tomar decisio-nes incorrectas. As que, sin exponer-nos a las tentaciones, podemos ydebemos invitar a los dems a recibir

    la luz del Evangelio de Jesucristo. Pormedio de la amistad y del amor, pode-mos guiarlos por el sendero de laobediencia y alentarlos a valerse delalbedro para tomar decisiones co-rrectas una vez ms.

    As como el padre Lehi testific asu familia de las bendiciones del albe-dro, tambin yo deseo testificarles austedes, mis amados hermanos y her-manas de todo el mundo y a mi fami-lia. El albedro se manifest en el

    concilio de los cielos cuando optamospor seguir el plan de nuestro PadreCelestial y venir a la tierra a pasar esteperiodo de probacin. El albedro nospermite ser probados para ver si per-severaremos hasta el fin y regresar anuestro Padre Celestial con honor. Elalbedro es el catalizador que nos lle-va a expresar nuestros deseos msrecnditos y espirituales en nuestrocomportamiento externo y cristiano.

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    El albedro nos permite tomar deci-siones fieles y obedientes que nos for-talezcan para poder elevar y fortalecera los dems. El albedro empleado demanera correcta permite que la luz di-sipe las tinieblas y que vivamos condicha y felicidad en el presente, quecontemplemos el futuro, incluso las

    eternidades, con fe, y que no haga-mos hincapi en las cosas del pasado.El uso que hagamos del albedro de-termina quines somos y lo que llega-remos a ser.

    A todos los que deseen disfrutar delas ms excelsas bendiciones del albe-dro, les testifico que ste se fortalecepor medio de la fe y de la obediencia.El albedro nos impulsa a actuar: abuscar para encontrar, a pedir para re-cibir la gua del Espritu, a llamar a la

    puerta que conduce a la luz espiritualy, al final, a la salvacin. Doy testimo-nio especial de que nuestro SalvadorJesucristo es la fuente de esa luz, s, laLuz y la Vida del mundo. Al utilizar elalbedro para seguirle, Su luz creceren nuestro interior con mayor intensi-dad hasta el da perfecto26 en queseamos recibidos en la presencia denuestro Padre Celestial por toda laeternidad. Ruego que hagamos usodel albedro para ese sagrado y glorio-

    so fin, en el nombre de Jesucristo.Amn.NOTES

    1. 1 Nefi 2:2.2. Vase 2 Nefi 1:17.3. Vase 2 Nefi 1:14.4. 2 Nefi 1:23.5. 2 Nefi 2:5.6. Vase Abraham 3:2425.7. Moiss 4:1.8. Moiss 4:3.9. Abraham 3:28.

    10. D. y C. 29:36.11. Joseph Fielding Smith,Man, His Origin

    and Destiny, 1965, pg. 277.12. 2 Nefi 2:11.13. 2 Nefi 2:1516.14. 2 Nefi 2:18.15. 2 Nefi 2:19.16. 2 Nefi 2:20.17. 2 Nefi 2:21.18. 2 Nefi 2:2425.19. 3 Nefi 9:2.20. Vanse Gnesis 4:7; Moiss 5:23.21. 2 Nefi 2:26.22. D. y C. 95:6.23. Vase 2 Nefi 9:45.24. D. y C. 58:42.25. 2 Nefi 2:27.26. Vase D. y C. 50:24.

    8

    A

    noche, mi esposa y yo disfruta-mos una cena de comida chi-

    na. El mensaje que contenami galleta de la fortuna deca: La ten-sin por la que est pasando prontodesaparecer. Es la pura verdad.

    Cierto da, un grupo de hombresestaba conversando con el profetaJos Smith cuando lleg la noticia deque se haba incendiado la casa de unhermano pobre que viva a cierta dis-tancia del pueblo. Todos expresaronsu pesar por lo sucedido. El Profeta

    prest atencin por un instante, lue-go se meti la mano en el bolsillo,sac cinco dlares y dijo: Mi penapor lo que le sucedi a este hermanollega hasta cinco dlares. A cuntoasciende la pena que sienten uste-des?1. La rapidez de la respuesta del

    profeta es significativa. El ao pasado,millones de ustedes respondieroncon sus medios, sus corazones tier-nos y sus manos dispuestas para ali-viar el pesar que padecan otraspersonas. Gracias por su extraordina-ria generosidad.

    La caridad hacia los dems siempreha sido una caracterstica fundamen-tal de los miembros de La Iglesia deJesucristo de los Santos de los lti-mos Das. El profeta Alma dijo:

    Deseis entrar en el redil de Diosy ser llamados su pueblo, y estis dis-puestos a llevar las cargas los unos delos otros para que sean ligeras; s, yestis dispuestos a llorar con los quelloran; s, y a consolar a los que nece-sitan de consuelo2.

    El Salvador nos pide socorre[r]a los dbiles, levanta[r] las manoscadas y fortalece[r] las rodillasdebilitadas3.

    Corazonestiernos y manos

    dispuestasa ayudarO B I S P O H . D A V I D B U R T O NObispo Presidente

    A cada uno de los que con un corazn tierno y con las

    manos dispuestas a ayudar han aliviado la carga detantas personas, acepten mi ms sincera gratitud.

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    L IAHO NA MA YO DE 2006 9

    He presenciado directamente ladedicacin de los Santos de los lti-mos Das y de otras personas que noson de nuestra fe, que tienen corazo-nes tiernos y manos dispuestas a ayu-dar, que sobrelleva[n] los unos lascargas de los otros4. Me ha conmovi-do profundamente el haber presen-

    ciado tan enorme destruccin y visitara vctimas que no abrigan ningunaesperanza.

    En aos recientes, la MadreNaturaleza ha manifestado su vengan-za y supremaca de maneras podero-sas y fuera de lo comn. A finales dediciembre de 2004 se produjo un te-rrible terremoto en la costa deIndonesia que provoc un mortferomaremoto que acab con la vida demiles de personas y destroz la vida

    de los que quedaron atrs. Bajo ladireccin de los lderes locales delsacerdocio y de los matrimonios mi-sioneros, se moviliz ayuda de inme-diato, brindando asistencia urgente ahospitales, organizaciones y comuni-dades en Indonesia, Sri Lanka, Indiay Tailandia.

    En poco tiempo, varios miembrosde la Iglesia viajaron a una de las zo-nas ms afectadas: la regin de Aceh,en el norte de Sumatra. La hermana

    Bertha Suranto, presidenta de lasMujeres Jvenes de un distrito deYakarta, Indonesia, y otros colabora-dores, condujeron camiones cargadoscon los productos que tanto se nece-sitaban y que salvaran vidas y brinda-ran alivio a las personas que tantohaban perdido.

    Cada vez que llegbamos a una al-dea, dijo Bertha, la gente nos rodea-ba y nos ofreca comida para que ladistribuyramos, aun cuando ellos

    apenas tenan un poco de arroz y al-gunos pescados que acababan de pes-car en el ocano. Los lderes de lacomunidad anunciaban desde lasmezquitas que haba llegado otra do-nacin de la iglesia de Jess.

    Despus de satisfacer las necesida-des ms inmediatas, la orientacin setorn a los proyectos a largo plazo. Enla actualidad se estn implementandoplanes para la edificacin de ms de

    un millar de casas permanentes y larestauracin de hospitales y escuelas.Se ayud a los habitantes del lugar asustituir sus barcos y aparejos de pes-ca, y se distribuyeron telares y mqui-nas de coser para ayudar a las familiasa recuperar su autosuficiencia.

    El terremoto ms devastador de

    los ltimos cien aos asol la regindel norte de Pakistn e India, cobrn-dose miles de vidas y dejando a mu-chas personas sin hogar. Dado loextremo de la poca invernal de estaregin, se gener gran preocupacinno slo por los heridos sino por losque ya no tenan vivienda.

    Cuatro das despus del terremoto,la Agencia Islmica de Socorro pro-porcion un avin Boeing 747 el queno tard en llenarse de mantas, tien-

    das, material de higiene, artculosmdicos, sacos de dormir, abrigos ylonas procedentes del almacn delobispo. Adems, se enviaron enormescontenedores por tierra, mar y airecon tiendas de campaa adecuadaspara el invierno y provisiones paraunas 75.000 personas.

    Cuando las inundaciones asolaronCentroamrica, se dispusieron loscentros de reunin como refugiotemporal para los evacuados. En

    aquellas zonas a las que no podan lle-gar los vehculos, los miembros de laIglesia se echaron las provisiones asus espaldas y cruzaron ros desbor-dados y terrenos peligrosos para lle-var ayuda a los afligidos.

    Tras un perodo de disturbiosciviles en Sudn, ms de un millnde personas abandonaron sus hoga-res y aldeas en busca de seguridad.Muchos refugiados caminaron cien-tos de kilmetros por terrenos in-

    hspitos para llegar a los campos derefugiados, en un intento por reen-contrarse con sus familiares y recu-perar la salud.

    Se don Atmit, un compuestovitamnico de probada eficacia parasalvar la vida de nios y ancianosdesnutridos. Adems, se enviarongrandes cantidades de materialmdico y de higiene, as como deartculos para recin nacidos.

    La Iglesia se ha sumado a otras im-portantes organizaciones caritativas

    para colaborar en la vacunacin demillones de nios africanos en unacampaa para erradicar el sarampin.Dos mil miembros fieles de la Iglesiade frica donaron muchas horas detrabajo voluntario a actividades parahacerle publicidad a la campaa devacunacin, congregar a los nios ycolaborar en la administracin de lasvacunas.

    La temporada de huracanes de2005 en el sudeste de Estados Unidos

    y el Caribe occidental fue la ms cos-tosa y devastadora de la que se tieneconstancia. Las tormentas asolaronhogares y negocios desde Hondurashasta Florida. Miles de voluntarios alas rdenes del sacerdocio estabanprestos cada vez que azotaba un hura-cn, contribuyendo con lo necesariopara el sostn de la vida. El materialde higiene y limpieza, alimentos, agua,cocinas porttiles, ropa de cama y

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    otros artculos permitieron la limpiezade las casas y establecer viviendastemporarias.

    El hermano Michael K. Tagle con-dujo un convoy de camiones de supropia compaa cargados de equipohasta Misisip. Muchos empleados,que no son de nuestra fe, se ofrecie-ron para ir con l cada fin de semanay prestar ayuda en las zonas afectadaspor las tormentas. Emplearon radiostransmisores porttiles para comuni-

    carse por el camino. El lder del grupode sumos sacerdotes de Mike, queviajaba con ellos conduciendo su pro-pia camioneta, dijo que los nudillos sele haban quedado blancos de la velo-cidad a la que conducan los vehcu-los. Con la intencin de aminorar lavelocidad del convoy, tom su radio ydijo: Seores, se dan cuenta de quevamos a 130 kilmetros por hora?.Uno de los conductores respondi:Tiene que saber que es lo mximo de

    velocidad que dan estos camiones tangrandes. No podemos ir ms rpido.Se han recibido centenares de car-

    tas de gratitud. Una mujer, una enfer-mera de Misisipi, escribi: Me quedsin palabras. Haba Dios contestadomis oraciones tan pronto? Las lgrimascomenzaron a baarme el rostro encuanto vi a hombres con casco, botasy motosierras de todos los tamaospor entre los escombros. Fue, sin duda

    alguna, uno de los sacrificios ms ex-traordinarios que jams haya visto.

    Permtanme expresar gratitud porlos giles dedos que han producidomiles de bellas mantas, y gracias tam-bin a los dedos no tan giles denuestras hermanas de ms edad queconfeccionaron los tan necesitadosedredones o acolchados. Una bisa-buela de 92 aos confeccion varioscientos de mantas. En su caso, tantola persona que las ha creado, como la

    que las ha recibido, han sido igual-mente bendecidas. Mientras su hijoadmiraba la labor que realizaba, ella lepregunt: Crees que alguien llegara utilizar alguna de estas mantas?. Lacarta de una joven madre de Luisianaresponde a esa pregunta:

    Vivo en Luisiana y llevo a mishijos a un centro de salud cercano.Mientras me hallaba all, me dieronropa de nio, paales, toallitas infanti-les y dos preciosas mantas de beb.

    Una de ellas tiene un fondo amarillocon huellas de pies y palmas de lasmanos en el frente y la otra manta esde color crema y tiene cebras. Sonpreciosas. A mi hijo de cuatro aos leencanta la de las cebras, y obviamenteel beb de siete meses no puede de-cir mucho. Slo quera darles las gra-cias a ustedes y a los miembros de suIglesia por su generosidad. Que Diosles bendiga a ustedes y a sus familias.

    En respuesta a los recientes desli-zamientos de tierra en Filipinas, lossantos del lugar prepararon equiposde higiene y cajas de alimentos, quedistribuyeron junto con mantas entrelos necesitados.

    El trabajo y la autosuficiencia,que son principios de bienestar, se

    observan y se imparten a medida quese brinda la ayuda. En 2005, muchaspoblaciones recibieron agua limpiagracias a los nuevos pozos que se ex-cavaron. Se ense a sus habitantes acavarlos, a instalar las bombas y a re-pararlas en caso de necesidad.

    La capacitacin y el material facili-tados por voluntarios locales y losmaravillosos y siempre dedicadosmatrimonios misioneros permiten alas familias complementar sus dietas

    con alimentos nutritivos cultivadospor ellos mismos.

    Se han donado muchas sillas deruedas que permiten a la gente disca-pacitada ser autosuficiente. Se ha ca-pacitado a miles de personal mdicopara salvar la vida de los recin naci-dos. Profesionales de la medicina hanrealizado operaciones de cataratasque han devuelto la vista a muchaspersonas. Por su parte, LDS FamilyServices ha brindado un tierno aseso-

    ramiento en todo el mundo.Se han tendido puentes de enten-dimiento y respeto en muchos pasesal colaborar con otras agencias bienestablecidas y de confianza.

    El Dr. Simbi Mubako, ex embaja-dor africano en los Estados Unidos,ha dicho: La labor de La Iglesia deJesucristo de los Santos de losltimos Das es an ms impresionan-te porque no se limita a los miembrosde su Iglesia, sino que se extiende a

    todos los seres humanos de diferen-tes culturas y religiones, pues ven encada persona la imagen deJesucristo.

    Nuestro amado presidente GordonB. Hinckley ha sido clave en el desa-rrollo de esta gran labor humanitaria.Debemos tender una mano a todo elgnero humano; ha dicho, son hijose hijas de Dios, nuestro Padre Eternoy l nos har responsables de lo que

    En Uruguay, dos misioneros ayudan a una hermana que llega para presenciar

    la transmisin de una de las sesiones de la conferencia.

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    hagamos en cuanto a ellos Ruegoque bendigamos a la humanidad in-fluyendo en todos, elevando a los per-seguidos y oprimidos, alimentando yvistiendo al hambriento y al necesita-do, extendiendo amor y hermandadhacia aquellos que nos rodean quequizs no sean de esta Iglesia5.

    La labor humanitaria actual es unamaravillosa manifestacin de la cari-dad que arde en el alma de aquellosque tienen corazones tiernos y manosdispuestas a ayudar. Este servicio de-sinteresado ciertamente pone de ma-nifiesto el amor puro de Cristo.

    El Salvador promete grandes ben-diciones a los que dan de s mismos:Dad, y se os dar porque con lamisma medida con que meds, osvolvern a medir6.

    Las cosas que he mencionadohoy no son ni la centsima parte delo que est sucediendo en poblacio-nes y pases de todo el mundo. Adondequiera que voy, recibo mani-festaciones de profunda gratitud. Ennombre de la Primera Presidencia,el Qurum de los Doce y el ComitEjecutivo de Bienestar de la Iglesia,cuya asignacin es guiar esta obra,les expreso mi ms profundo aprecioy admiracin.

    Me resulta imposible hallar las pa-labras que expresen adecuadamentelos fervientes sentimientos de mi co-razn. Da la sensacin de que la sen-cilla palabragracias pareciera untanto trillada. A cada uno de los quecon un corazn tierno y con las ma-nos dispuestas a ayudar han aliviadola carga de tantas personas, aceptenmi ms sincera gratitud. Invoco lasms ricas bendiciones del Seor sobreustedes y sus familias al seguir recor-

    dando a los que tienen corazones afli-gidos y manos cadas, en el nombrede Jesucristo. Amn.

    NOTAS1. Andrew Workman, en Recollections of the

    Prophet Joseph Smith, Juvenile Instructor,15 de octubre de 1892, pg. 641.

    2. Mosah 18:89.3. D. y C. 81:5.4. Glatas 6:2.5. Vase El vivir durante el cumplimiento de

    los tiempos,Liahona, enero de 2002, pg. 6.6. Lucas 6:38.

    L IAHO NA MA YO DE 2006 11

    En Kirtland, cuando se confirie-ron las restantes llaves del sa-cerdocio, el Seor dijo: ste

    es el principio de la bendicin que sederramar sobre la cabeza de los demi pueblo1. Estoy agradecida por elderramamiento de bendiciones quehemos recibido cada uno de nosotrosmediante el sacerdocio de Dios. Por

    medio del poder del sacerdocio secre este mundo y todo lo que hay enl, incluso a cada uno de nosotros. Elsacerdocio est estrechamente rela-cionado con lo que somos y con loque hemos sido2. Los hijos y las hijasde Dios tenemos responsabilidades yfunciones exclusivas, y, por medio delas bendiciones del sacerdocio, se nosdan a todos participacin, dones ybendiciones equivalentes.

    El otoo pasado, la mayor de misnietas fue bautizada y confirmada

    miembro de la Iglesia. Tras haber reci-bido el Espritu Santo, se bendijo y sele dio un nombre a su hermanita me-nor. Al mes siguiente, se bendijo y sele dio un nombre a otra nueva nieta.Desde entonces, he pensado a menu-do en los privilegios que tienen esasniitas gracias a que el sacerdocio deDios se ha restaurado.

    Confo en que mis nietas y nietoscrezcan conscientes de que no son ninunca han sido tan slo observadores

    del sacerdocio, pues las bendicionesde ste, que estn al alcance tanto delos hombres como de las mujeres3,estn estrechamente entrelazadas yrelacionadas con ellos. Cada uno deellos es bendecido por ordenanzas sa-gradas y podr recibir las bendicionesde dones espirituales en virtud delsacerdocio.

    Todos los miembros fieles de laIglesia del Seor son igualmente ben-decidos por las ordenanzas del sacer-

    docio. La primera ordenanza4

    que serecibe en la vida de un nio tiene lu-gar por lo general cuando, de beb,se le da un nombre y se le bendice.Cuando los nios llegan a la edad deresponsabilidad, son bautizados. Nose efecta un bautismo diferente paranios y nias, sino que la misma orde-nanza bautismal se lleva a cabo poruna nia y por un nio, los que sonbautizados en la misma pila bautismal.

    Un derramamientode bendicionesJ U L I E B . B E C KPrimera Consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jvenes

    Todos los miembros fieles son igualmente bendecidos por elderramamiento de bendiciones que reciben mediante lasordenanzas del sacerdocio.

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    Cuando esos nios son confirmados yreciben el Espritu Santo, se otorga elmismo poder a cada uno de ellos; sehacen merecedores de la ayuda de

    ese santo poder mediante su fidelidady no de ninguna otra manera.Los miembros de la Iglesia somos

    iguales ante el Seor cuando toma-mos la Santa Cena. Por medio denuestra fe en Jesucristo y del poderde Su expiacin, que esa ordenanzahace posible, todos podemos arre-pentirnos y llegar a ser mejores.

    Cada uno de nosotros tiene elmismo derecho a recibir una bendi-cin del sacerdocio al hallarse enfer-

    mo o precisar apoyo extra del Seor.La mujer joven que desee recibir labendicin patriarcal tiene el mismoderecho de conocer su linaje y su po-tencial que el hombre joven de sumisma edad. Las bendiciones quereciba cada uno de ellos por conduc-to de Abraham son poderosas eimportantes.

    Enseamos a todos los hombres ylas mujeres jvenes a prepararse para

    ir al templo a fin de recibir las bendi-ciones de [los] padres, las cuales [les]permitirn recibir las ms elevadasbendiciones del sacerdocio5. Una de

    mis sobrinas, tras haber recibido la in-vestidura del templo hace unos me-ses, exclam con alegra: Lo logr!.Toda mi vida me han enseado acercade prepararme para el templo, y lologr!

    Todo hombre y toda mujer que es-tn dispuestos a servir al Seor y sehagan merecedores de recibir la reco-mendacin para el templo hacen losmismos convenios de obediencia y sa-crificio. Cada uno es investido con

    poder de lo alto6

    .Todo lder y toda hermana quereciben un llamamiento misional sonapartados para efectuar la obra delSeor y a cada uno se le da autori-dad para predicar el Evangelio deCristo.

    El hombre y la mujer que hacen elconvenio del matrimonio en el tem-plo comparten por igual las bendi-ciones de ese convenio si son fieles7.

    El Seor ha dicho que su convenioseguir en vigor despus de estavida y juntos, se les promete podery exaltacin8.

    El presidente Ezra Taft Bensondijo: Cuando nuestros hijos obede-cen al Seor y van al templo a recibirsus bendiciones y entran en el conve-nio del matrimonio, entran en el mis-moorden del sacerdocio que Diosinstituy en el principio con el padreAdn9.

    Vi el poder de las bendiciones delsacerdocio al visitar una familia cuyojoven padre estaba agonizando. Le ro-deaban su esposa y sus hermosas hi-

    jas. En cada pared de la habitacinhaba al menos una fotografa de la fa-milia o del templo. La madre dio fe delas bendiciones que tenan cuandodijo: Estamos protegidos por los con-venios que hemos hecho. Nuestra fa-milia perdurar para siempre. ElSeor vela por nosotros y no estamossolos. Todos los miembros fieles sonigualmente bendecidos por el derra-mamiento de bendiciones que

    En el Centro de Conferencias, la Primera Presidencia (abajo, a la derecha), tres miembros del Qurum de los Doce Apstoles

    (abajo, a la izquierda), el Obispado Presidente (centro, a la derecha), y miembros de los Setenta se ponen de pie para

    entonar un himno durante una de las sesiones.

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    L IAHO NA MA YO DE 2006 13

    reciben mediante las ordenanzas delsacerdocio.

    En virtud de que el sacerdocio seha restaurado, tambin compartimospor igual las bendiciones de los donesespirituales, los cuales nos da el Seorpara nuestro propio beneficio,10 ascomo para ayudarnos unos a otros11.

    Moroni dice que hay diversas ma-neras de administrar estos dones,pero es el mismo Dios que obra todaslas cosas en todo; y se dan a los hom-bres por las manifestaciones delEspritu de Dios para beneficiarlos.

    Porque he aqu, a uno le es dadopor el Espritu de Dios ensear la pa-labra de sabidura;

    y a otro, ensear la palabra de co-nocimiento por el mismo Espritu;

    y a otro, una fe sumamente gran-

    de; y a otro, los dones de sanar por elmismo Espritu12.

    Al intentar aprender espaol y re-cordar el portugus (que aprend denia), he suplicado la ayuda del Seory la he sentido al comunicarme enesas lenguas. He odo a otros lderesde la Iglesia y a misioneros dar poten-te testimonio en idiomas que apenashaban estudiado. Conozco a perso-nas que han recibido el don espiritualde creer y que, al or el Evangelio, han

    reconocido muy dentro de s que esverdadero. Conozco a otras personasque poseen el don de la sabidura, osea, la facultad de emplear el conoci-miento de una manera correcta.Algunos tienen la facultad de obrarmilagros, otros tienen el don de sanary an otros tienen un admirablediscernimiento13.

    Cuando yo era pequea, sola con-traer enfermedades graves. Mi padresiempre estaba dispuesto a utilizar el

    poder del sacerdocio que posea condignidad para bendecirme. Pero yotambin comprenda que los donesespeciales que tena mi madre contri-buan a sanarme, pues ella posea untalento extraordinario para atender amis necesidades y ayudarme a mejo-rar. Su gran fe en que el Seor lallevara a acertar con el tratamientomdico adecuado era un consuelopara m. Cun bendecida fui de tener

    padres que se valieron con amor desus dones espirituales!

    El presidente Wilford Woodruffdijo que es privilegio de todo hom-bre y de toda mujer de este reino te-ner el espritu de profeca, el cual esel Espritu de Dios; y a los fieles, sterevela lo que es necesario para su

    consuelo y su alivio, as como paraguiarlos en sus deberes diarios14.

    Las bendiciones del sacerdociohacen posible que toda persona quesea apartada para servir en cualquieroficio en la Iglesia del Seor recibala autoridad, la responsabilidad y lasbendiciones relacionadas con eseoficio15.

    Los dones espirituales son nume-rosos y diversos, y los recibimos cuan-do los buscamos y los utilizamos en la

    debida forma. Llegamos a tenerlosgracias a que el poder del EsprituSanto est estrechamente entrelazadocon nosotros16.

    Por conducto de las bendicionesdel sacerdocio, el Seor nos hace sa-ber que l no hace acepcin de per-sonas17. Al viajar, suelo tener laoportunidad de visitar a los miem-bros en sus hogares, y algunos destos son viviendas muy sencillas.Al principio, me preguntaba: Por

    qu tengo la bendicin de tener unacasa con electricidad e instalacinde agua cuando esta familia ni si-quiera tiene agua cerca de la suya?La ama el Seor menos de lo queme ama a m?.

    Pero un da, me sent en un tem-plo junto a una hermana que vive enuna humilde morada. Pas dos horasa su lado. A menudo miraba sus her-mosos ojos y vea en ellos el amor delSeor. Una vez terminada nuestra

    obra en el templo, de pronto, lo com-prend todo: en todas las bendicioneseternas, en todos nuestros ms im-portantes privilegios y oportunidades,ramos iguales. Yo haba sido bauti-zada para arrepentimiento18y ellatambin. Yo tena dones espiritualesy tambin ella los tena. Yo tena laoportunidad de arrepentirme y ellatambin la tena. Yo haba recibido elEspritu Santo y ella tambin. Yo haba

    recibido las ordenanzas del templo yella tambin. Si las dos nos hubise-mos ido de este mundo en aquel mo-mento, habramos llegado siendoiguales ante el Seor en lo que res-pecta a nuestras bendiciones y anuestro potencial.

    Las bendiciones del sacerdocio

    nos hacen a todos iguales. Esas ben-diciones son las mismas para loshombres y para las mujeres, para losnios y para las nias; son las mismaspara los casados y para los solteros,los ricos y los pobres, los intelectua-les y los iletrados, los famosos y losdesconocidos.

    Estoy agradecida por que mediantela infinita justicia y el amor de Dios, atodos los hombres y a todas las muje-res se nos han dado participacin, do-

    nes y bendiciones equivalentes, ypotencial por medio de las ordenan-zas del sacerdocio y de los dones es-pirituales. Gracias al sacerdocio, queest estrechamente entrelazado connosotros, todo poder y todo convenioindispensables para efectuar la obrade nuestra vida y volver a nuestro ho-gar celestial se han derramado sobrenuestra cabeza. En el nombre deJesucristo. Amn.NOTAS

    1. D. y C. 110:10.2. Vase D. y C. 88:3645; Abraham 3:128.3. Dallin H. Oaks, La autoridad del sacerdo-

    cio en la familia y en la Iglesia,Liahona,noviembre de 2005, pg. 26.

    4. Vase Las ordenanzas y bendiciones delsacerdocio, Gua para la familia (31180002), pg. 18.

    5. Ezra Taft Benson, Lo que espero que ense-is a vuestros hijos acerca del templo,

    Liahona, abril/mayo de 1986, pg. 6.6. Vase D. y C. 95:8.7. Vase D. y C. 131:12.8. Vase D. y C. 132: 1920.9. Ezra Taft Benson, Lo que espero que ense-

    is a vuestros hijos acerca del templo,Liahona, abril/mayo de 1986, pg. 6.

    10. Vase D. y C. 46:26.11. Vase D. y C. 46:12.12. Moroni 10:811.13. Vase D. y C. 46:1026.14. Wilford Woodruff,Journal of Discourses,

    tomo IX, 8 de abril de 1862, pg. 324.15. Boyd K. Packer, Lo que todo lder debe sa-

    ber; y toda hermana tambin: Un compen-dio de los principios de la administracindel sacerdocio,Liahona, noviembre de1994, pg. 20.

    16. Vase Moroni 10:717.17. D. y C. 38:16.18. Alma 9:27.

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    Los profetas de Dios previeron

    los tiempos en los que vivimos.El apstol Pablo le escribi aTimoteo: Tambin debes saber esto:que en los postreros das vendrntiempos peligrosos1. Todo el que ten-ga ojos para ver las seales de lostiempos y odos para or las palabrasde los profetas sabe que el peligro esenorme. El peligro proviene de lasfuerzas del mal, las cuales se van in-crementando, por lo que se va a vol-ver ms difcil, y no ms fcil, guardar

    los convenios que debemos hacerpara vivir de acuerdo con el Evangeliode Jesucristo.

    Para los que nos inquietamos antesemejante futuro tanto para nosotroscomo para los que amamos ennuestras familias, en nuestros quru-mes y en nuestras clases hay espe-ranza en la promesa que nos hahecho el Seor de contar con un lu-gar seguro en medio de las tormentas

    que sobrevendrn. He aqu una des-cripcin de ese lugar, la cual han ledoustedes en las Escrituras y la que hanexpuesto reiteradamente los profetasvivientes. Un padre carioso se lo dijoa sus hijos de la siguiente manera al

    intentar fortalecerlos ante las tempes-tades de la tentacin:

    Y ahora bien, recordad, hijosmos, recordad que es sobre la rocade nuestro Redentor, el cual es Cristo,el Hijo de Dios, donde debis estable-cer vuestro fundamento, para quecuando el diablo lance sus impetuo-sos vientos, s, sus dardos en el torbe-llino, s, cuando todo su granizo yfuriosa tormenta os azoten, esto notenga poder para arrastraros al abis-

    mo de miseria y angustia sin fin, acausa de la roca sobre la cual estisedificados, que es un fundamento se-guro, un fundamento sobre el cual, silos hombres edifican, no caern2.

    Nunca ha sido ms importante queahora comprender la forma de edifi-car sobre ese fundamento seguro.Para m, no hay mejor lugar dondebuscar esa comprensin que en el l-timo sermn del rey Benjamn, que sehace constar en el Libro de Mormn.

    La mayora de nosotros hemos vueltoa leerlo hace poco y hemos reflexio-nado en l ms de una vez. El reyBenjamn nos vio a nosotros y a nues-tros descendientes, y supo por el po-der proftico lo que afrontamos. lconoca por propia experiencia los te-rrores de la guerra, puesto que defen-di a los de su pueblo en combate,confiando en el poder de Dios, y viocon nitidez los espantosos poderes de

    Lucifer para tentarnos y vencernos.Fue un hombre admirable y santo,

    que saba invitar a la gente a edificarsobre esa roca de seguridad al igualque todos los profetas del Seor.

    Comenz en su discurso donde to-dos debemos comenzar para ayudar ala gente a escapar del desastre espiri-

    tual. Las personas tienen que creerque el peligro es real a fin de desearbuscar un lugar seguro y tienen quetemer las consecuencias del no teneren cuenta el peligro. l explic clara-mente los riesgos que corremos pormotivo de que somos libres de esco-ger entre el bien y el mal, y porque nopodemos evitar las consecuencias delescoger el bien o el mal. Habl en for-ma directa y sin rodeos porque sabala desdicha que sobrevendra a los

    que no oyeran ni obedecieran susadvertencias.

    Veamos cmo describi las conse-cuencias que se desprenderan si se-guamos o la inspiracin del Espritudel Cristo o los mensajes malignosque provienen de Satans, cuyo obje-tivo es tentarnos y hacernos caer en latrampa del pecado.

    Porque he aqu, se ha decretadoun ay! para aquel que quiera obede-cer ese espritu [maligno]; pues si

    opta por obedecerlo, y permanece ymuere en sus pecados, bebe conde-nacin para su propia alma; porquerecibe como salario un castigo eterno,por haber violado la ley de Dios con-tra su propio conocimiento.

    De manera que si ese hombre nose arrepiente, y permanece y muereenemigo de Dios, las demandas de ladivina justicia despiertan en su almainmortal un vivo sentimiento de supropia culpa que lo hace retroceder

    de la presencia del Seor, y le llena elpecho de culpa, dolor y angustia, quees como un fuego inextinguible, cuyallama asciende para siempre jams.

    El rey Benjamn continu diciendo:Oh todos vosotros, ancianos, y tam-bin vosotros, jvenes, y vosotros, ni-os, que podis entender mispalabras porque os he hablado cla-ramente para que podis entender,os ruego que despertis el recuerdo

    Como un nio L D E R H E N R Y B . E Y R I N GDel Qurum de los Doce Apstoles

    Nuestro estado natural tiene que cambiar para volvernoscomo un nio y adquirir la fortaleza que debemos tenerpara estar seguros en los momentos de peligro moral.

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    de la terrible situacin de aquellosque han cado en transgresin!3.

    Para m, el poder de esa amonesta-cin lo constituye la imagen que ad-quiere relieve en mi mente de laocasin en que cada uno de nosotroscomparezca ante el Salvador despusde esta vida para ser juzgado. Cuando

    el rey Benjamn me habla a m de re-troceder de la presencia del Seor,me atemoriza el corazn; me veo am mismo de pie aquel da del juicioante el Salvador glorificado y resucita-do. Deseo de todo corazn no retro-ceder, sino elevar mi mirada hacia ly verle sonrer y decirme: Bien, buensiervo y fiel entra4.

    El rey Benjamn pone en claro quepodemos ganarnos la esperanza de oresas palabras si hallamos la forma en

    esta vida de cambiar nuestro estadonatural mediante la expiacin deJesucristo. sa es la nica forma de edi-ficar sobre el fundamento seguro y depermanecer firmes en la rectitud du-rante las tempestades de la tentacin.

    El rey Benjamn describe ese cam-bio con una hermosa comparacin,de la que se han valido los profetasdesde hace miles de aos, y el Seormismo, la cual es sta: que podemosy debemos volvernos como un

    nio como un nio pequeito.Para algunas personas, eso no serfcil de comprender ni de aceptar. Ala mayora de nosotros nos gusta serfornidos, por lo que podramos consi-derar que ser como un nio equival-dra a ser dbiles. Muchos padres handeseado que sus hijos a veces fuesenmenos infantiles. Aun el apstol Pabloemple esas palabras al instarnos a te-ner amor, el amor puro de Cristo.Cuando yo era nio, hablaba como

    nio, pensaba como nio, juzgabacomo nio; mas cuando ya fui hom-bre, dej lo que era de nio5.

    Pero el rey Benjamn, que com-prenda tan bien como cualquier mor-tal lo que significa ser hombre defortaleza y de valenta, pone en claroque ser como un nio no es ser infan-til, sino que es ser como el Salvador,que pidi a Su Padre en oracin forta-leza para poder hacer Su voluntad, y

    entonces la hizo. Nuestro estado na-tural tiene que cambiar para volver-nos como un nio y adquirir la

    fortaleza que debemos tener para es-tar seguros en los momentos de peli-gro moral.

    He aqu la conmovedora descrip-cin del rey Benjamn de lo que es elcambio de volverse como un nio yde cmo ste puede efectuarse ennosotros:

    Porque el hombre natural es ene-migo de Dios, y lo ha sido desde la ca-da de Adn, y lo ser para siemprejams, a menos que se someta al influ-

    jo del Santo Espritu, y se despoje delhombre natural, y se haga santo por laexpiacin de Cristo el Seor, y sevuelva como un nio: sumiso, manso,humilde, paciente, lleno de amor ydispuesto a someterse a cuanto elSeor juzgue conveniente imponersobre l, tal como un nio se sometea su padre6.

    Estamos seguros sobre la roca quees el Salvador si nos hemos sometido

    con fe a l, si hemos respondido a laorientacin del Santo Espritu paraguardar los mandamientos el tiempo

    suficiente y con la fidelidad suficientepara que el poder de la Expiacinhaya efectuado un cambio en nuestrocorazn. Una vez que, mediante esaexperiencia, nos hayamos vueltocomo un nio en nuestra capacidadde amar y de obedecer, nos encontra-mos en el fundamento seguro.

    Del rey Benjamn aprendemos loque podemos hacer para llegar a eselugar seguro. Pero hay que recordarque las cosas que hacemos son los

    medios y no el fin de lo que desea-mos lograr. Lo que hacemos permiteque la expiacin de Jesucristo noscambie a lo que debemos ser. Nuestrafe en Jesucristo nos lleva al arrepenti-miento y a guardar Sus mandamien-tos. Obedecemos y resistimos latentacin cuando seguimos la inspira-cin del Espritu Santo. Con el pasodel tiempo, nuestro estado naturalcambiar y nos volveremos como un

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    nio pequeito, obedientes a Dios yms llenos de amor. Ese cambio, sihacemos todo lo que debemos porconservarlo, nos har merecedores derecibir los dones que vienen por me-dio del Espritu Santo. Entonces, nosencontraremos a salvo sobre la nicaroca segura.

    Al igual que ustedes, yo he percibi-do lo que quiso decir el rey Benjamncuando indic que podamos volver-

    nos como un nio pequeo anteDios. He orado, como lo han hechoustedes, para saber qu hacer cuandolas decisiones que habra de tomartendran consecuencias eternas. A tra-vs de muchos aos, he visto repetir-se vez tras vez la forma en la que herecibido la respuesta a esa oracin ascomo la nitidez de esa respuesta.

    En una ocasin, por ejemplo, ordurante toda la noche para saber loque deba escoger hacer a la maana

    siguiente. Comprenda que ningunaotra cosa que escogiese hacer surti-ra un efecto ms potente en otraspersonas y en m mismo. Saba quseleccin pareca ser la ms cmodapara m. Saba tambin el resultadoque deseaba, pero no me era posiblever el futuro; no vea qu seleccinllevara a qu resultado, por lo queel riesgo de equivocarme me parecademasiado grande.

    Or, pero durante horas no recibninguna respuesta. Precisamente an-tes del amanecer, me invadi una sen-sacin: ms que en cualquiera otraocasin desde que haba sido nio,me sent como un nio y mi corazny mi mente comenzaron a calmarse ysent paz en esa serenidad interior.

    Un tanto sorprendido, me encon-tr orando en voz alta: PadreCelestial, no importa lo que yo quie-

    ro; slo quiero que se haga Tu volun-tad. Eso es todo lo que deseo. Porfavor, dime lo que he de hacer.

    En aquel momento, me sent tantranquilo en mi interior como nuncame haba sentido. Y recib el mensajey supe con certeza de Quin prove-na. Supe con claridad lo que habade hacer. No recib ninguna promesadel resultado, sino tan slo la certezade que yo era un nio al que se le ha-ba indicado qu camino conduca a

    lo que fuese que el Seor deseabapara m.Aprend de aquella experiencia y

    de innumerables otras por el mismoestilo que la descripcin del EsprituSanto como una voz apacible y deli-cada es real; es potica, pero no espoesa. Slo cuando se me ha apaci-guado y se me ha calmado el coraznen sumisin como un nio pequei-to, me ha sido posible percibir

    claramente la voz del Espritu con lamente y con el corazn.

    El rey Benjamn nos ense elmodo como podemos dar lugar aesos momentos ms a menudo, locual debemos hacer debido a los peli-gros que afrontamos. Nos dijo quehay cosas que podemos y debemos

    hacer para invitar la bendicin de quese verifique en nosotros el cambio aldel corazn de un nio.

    Todo ello tiene que ver con el reali-zar lo que es preciso para edificar unamayor fe en Jesucristo y de ese modohacernos merecedores de recibir laayuda del Espritu Santo. El reyBenjamn explic la razn de eso:

    Y adems, te digo que no se darotro nombre, ni otra senda ni medio,por el cual la salvacin llegue a los hi-

    jos de los hombres, sino en el nom-bre de Cristo, el Seor Omnipotente,y por medio de ese nombre7.

    Lo que nos hace falta es tener fe enl y amarle. Tenemos que llegar a sa-ber que l vive y quin es l. Una vezque sepamos eso, le amaremos. El reyBenjamn sugiri cmo llegar a cono-cer al Seor con las siguientes pala-bras, las que han odo ustedesmuchas veces:

    Porque cmo conoce un hombre

    al amo a quien no ha servido, que esun extrao para l, y se halla lejos delos pensamientos y de las intencionesde su corazn?8

    Llegamos a amar a quienes presta-mos servicio. Si escogemos comen-zar a servir al Maestro aun cuandosea con un poquito de fe, comenza-remos a conocerle. Llegaremos a co-nocer Sus propsitos para con laspersonas a las que servimos por l.Aunque stas no acepten nuestro

    ofrecimiento de prestarles servicio,percibiremos el agradecimiento delSeor si perseveramos.

    Al paso que perseveremos, senti-remos la necesidad de contar con lainfluencia del Espritu Santo debidoa que nos resultar muy difcil reali-zar la tarea nosotros solos. Nuestrahumilde oracin a nuestro PadreCelestial ser contestada. La finali-dad principal del Espritu Santo es

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    testificar que Jess es el Cristo.Cuando supliquemos ayuda al estaren Su servicio, el Espritu Santo ven-dr a confirmar nuestra fe en l, ynuestra fe en el Salvador aumentar.Y, al continuar sirvindole, llegare-mos a amarle. Ser llamados a prestarservicio es un llamamiento para lle-

    gar a amar al Maestro a quien servi-mos; es un llamamiento para que seefecte un cambio en nuestro esta-do natural.

    El conservar la bendicin de esecambio efectuado en nuestro coraznrequerir determinacin, esfuerzo yfe. El rey Benjamn ense algo de loque eso requerir. Dijo que, para rete-ner la remisin de nuestros pecadosde da en da, debemos alimentar alhambriento, vestir al desnudo, visitar

    al enfermo y ayudar a las personastanto espiritual como temporal-mente9. Advirti que debemos cuidar-nos incluso de que entren en nuestrocorazn sentimientos de con-tencin10. Indic claramente que elpotente cambio que tiene lugar ennosotros por medio de la Expiacinpodr disminuir si no nos ponemosen guardia para librarnos de pecar. ElSeor advirti: por lo tanto, cudesela iglesia y ore siempre, no sea que

    caiga en tentacin; s, y cudense aunlos que son santificados11.Por causa del pecado, el don pue-

    de perderse. El rey Benjamn enseque somos responsables de procurarcon el mayor ahnco resistir la tenta-cin. Advirti a los de su pueblo delpeligro de tentaciones especficas, ytras haber hecho esas advertencias,expuso la obligacin que tenemospara con stas. Cuando roguemos nosucumbir a la tentacin y ser librados

    del mal, recordemos que somos res-ponsables de nosotros mismos. Heaqu las palabras que l habl, las cua-les no son suyas, sino de Dios:

    Y por ltimo, no puedo decirostodas las cosas mediante las cualespodis cometer pecado; porque hayvarios modos y medios, tantos que nopuedo enumerarlos.

    Pero esto puedo deciros, que sino os cuidis a vosotros mismos, y

    vuestros pensamientos, y vuestras pa-labras y vuestras obras, y si no obser-vis los mandamientos de Dios niperseveris en la fe de lo que habisodo concerniente a la venida denuestro Seor, aun hasta el fin devuestras vidas, debis perecer. Y aho-ra bien, oh hombre!, recuerda, y no

    perezcas12.Con la ayuda del Espritu Santo,podremos cuidarnos a nosotros mis-mos. Podremos orar para reconocer yrechazar los primeros pensamientosdel pecado. Podremos orar para reco-nocer la advertencia de no pronunciarpalabras que ofendan ni tienten a nin-guna otra persona. Y podremos, cuan-do debamos hacerlo, orar pidiendohumildad y fe para arrepentirnos.

    Sin duda habr personas que oigan

    mi voz a quienes asaltar el siguientepensamiento: Es que las tentacionesson demasiado grandes para m. Heresistido todo el tiempo que he podi-do. Para m, los mandamientos sonmuy difciles. La norma es demasiadoelevada.

    Pero no es as. El Salvador es nues-tro Abogado para con el Padre. l co-noce nuestras flaquezas y sabe cmosocorrer a los que son tentados13.

    Les doy mi testimonio de que elSalvador vive y de que l es el funda-mento seguro. S que si actuamossobre la base de nuestra fe en l, se-remos purificados y cambiados paravolvernos puros y firmes como unnio pequeito. Les doy mi testimo-nio de que el Espritu Santo nos con-

    duce a la verdad y nos aleja delpecado.Jos Smith vio a nuestro Padre

    Celestial y a Su Hijo Amado. El Librode Mormn es la palabra de Dios ytestigo de que Jesucristo es nuestroSalvador. sta es la Iglesia verdadera.S que podemos escoger el regocijoprometido de la vida eterna, por peli-grosos que sean los tiempos.

    En el nombre de Jesucristo.Amn.

    NOTAS1. 2 Timoteo 3:1.2. Helamn 5:12.3. Mosah 2:33, 38, 40.4. Vase Mateo 25:21.5. 1 Corintios 13:11.6. Mosah 3:19.7. Mosah 3:17.8. Mosah 5:13.9. Vase Mosah 4:26.

    10. Vase Mosah 2:32.11. D. y C. 20:3334.12. Mosah 4:2930.13. Vase D. y C. 62:1.

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    H

    ace muchos aos, en una asig-nacin en las bellas islas de

    Tonga, tuve el privilegio de vi-sitar la escuela de la Iglesia, la escuelasecundaria Liahona, donde a los jve-nes les ensean maestros que tienenun vnculo comn de fe, que impar-ten capacitacin para la mente y pre-paracin para la vida. En esa ocasin,al entrar en un aula, me di cuenta deque los alumnos escuchaban absortosa su instructor tongano. Tanto l ensu escritorio como ellos en los pupi-tres tenan los libros cerrados. El

    maestro tena en la mano un raro an-zuelo hecho con una piedra redonday con grandes caracolas. Aprend queeso era un maka-feke, una trampapara pulpos. En Tonga, el pulpo es unexquisito manjar.

    El maestro explic que los pesca-dores de Tonga se deslizan sobre losarrecifes remando su canoa de balan-cines con una mano y oscilando elmaka-feke con la otra. El pulpo sale

    de su guarida rocosa y se lanza sobreel cebo, confundindolo con un de-seado manjar. Tan tenaz es el apretnde los tentculos del pulpo y tan fir-me su instinto de no soltar la preciadapresa, que los pescadores lo levantany lo ponen directamente en la canoa.

    Fue fcil para el maestro pasar deah a explicar a los anonadados jve-nes que el maligno, o sea, Satans, hacreado maka-fekes, por as decirlo,para atrapar a las personas despreve-nidas y apoderarse de su destino.

    Hoy estamos rodeados de losmaka-fekes que el maligno oscila antenosotros y con los que intenta atraer-nos y luego atraparnos. Una vez quela persona los agarra, es sumamentedifcil soltarlos, y a veces hasta casi im-

    posible. Para protegernos, debemosreconocerlos por lo que son y des-pus ser firmes en nuestra determina-cin de evitarlos.

    Constantemente ante nosotrosest el maka-feke de la inmoralidad.Casi en todo lo que vemos, hay quie-nes quieren hacernos creer que loque antes se consideraba inmoralahora es aceptable. Pienso en el pasa-je de las Escrituras: Ay de los que alo malo llaman bueno, y a lo bueno

    malo; que ponen tinieblas por luz, yluz por tinieblas.1 Tal es el maka-fekede la inmoralidad. En el Libro deMormn se nos recuerda que la casti-dad y la virtud son preciadas sobre to-das las cosas.

    Cuando la tentacin llega, recuer-den el sabio consejo del apstolPablo, quien declar: No os ha sobre-venido ninguna tentacin que no seahumana; pero fiel es Dios, que no os

    dejar ser tentados ms de lo que po-dis resistir, sino que dar tambinjuntamente con la tentacin la salida,para que podis soportar 2.

    El siguiente maka-feke que el ma-ligno oscila ante nosotros es la porno-grafa. Quiere convencernos de quela pornografa no daa a nadie. Qu

    bien se aplica a esto el poema clsicode Alexander Pope, Ensayo sobre elhombre:

    El vicio es un monstruo de horribleparecer,

    Pues no hay ms que verlo paradetestarlo;

    Sin embargo, de tanto contemplarlopuede suceder,

    Que tras tolerarlo y compadecerlo,lleguemos a abrazarlo3.

    Algunos publicistas e impresoresprostituyen sus imprentas al imprimirmillones de artculos de pornografatodos los das. No escatiman gastos afin de crear un producto que por se-guro se mirar una y otra vez. Hoy enda, uno de los medios ms asequiblespara ver pornografa es Internet, don-de una persona puede encender unacomputadora e inmediatamente tenera su alcance innumerables sitios por-

    nogrficos. El presidente Gordon B.Hinckley ha dicho: Me temo queesto est ocurriendo en el hogar dealgunos de ustedes. Es malsano. Es lu-jurioso e inmundo. Es tentador y creahbito. Llevar a un joven o a una jo-ven directo a la destruccin, no lesquepa la menor duda. Es abyecta sor-didez que enriquece a los que lo ex-plotan y empobrecen a sus vctimas4.

    Contaminado tambin est el pro-ductor de pelculas, el programador

    de televisin o el artista que promo-ciona la pornografa. Se han abando-nado las normas de recato y decorode tiempos pasados. Hay una bsque-da en pos del realismo, con el resulta-do de que hoy en da estamosrodeados de esta suciedad.

    Eviten cualquier cosa que se ase-meje a la pornografa, ya que les in-sensibilizar el espritu y les minarla conciencia. Se nos ha dicho en

    Leales a la feP R E S I D E N T E T H O M A S S . M O N S O NPrimer Consejero de la Primera Presidencia

    Tomemos la determinacin ahora mismo de seguir elsendero estrecho que conduce al Padre de todos nosotros.

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    Doctrina y Convenios: Y lo que noedifica no es de Dios, y es tinieblas5.As es la pornografa.

    El siguiente maka-feke del quehago mencin es el de las drogas, in-

    cluso el alcohol. Una vez aferrado a l,ese maka-feke es muy difcil de aban-donar. Las drogas y el alcohol nublanla mente, eliminan las inhibiciones,destrozan a las familias, destruyen lossueos y acortan la vida. Se encuen-tran en todas partes y, a propsito, secolocan en el sendero de la vulnera-ble juventud.

    A cada uno de nosotros se nos haconfiado un cuerpo que nos da unamoroso Padre Celestial, quien nos ha

    mandado cuidarlo. Podemos maltra-tar o daar intencionalmente nuestrocuerpo sin tener que rendir cuentas?No, no podemos! El apstol Pablodeclar: No sabis que sois templode Dios, y que el Espritu de Diosmora en vosotros?

    el templo de Dios, el cual soisvosotros, santo es6. Mantengamosnuestro cuerpo, nuestro templo,sano, limpio y libre de sustancias

    dainas que destruyan nuestro bie-nestar fsico, mental y espiritual.

    El ltimo maka-feke del que deseohablar hoy es uno que puede destruirnuestra propia estimacin, arruinar re-

    laciones y dejarnos en circunstanciasdesesperantes. Es el maka-feke del ex-ceso de deudas. Es una tendencia hu-mana el desear cosas que nos denprominencia y prestigio. Vivimos enuna poca en la que es fcil obtenerprstamos. Podemos comprar cual-quier cosa que deseemos simplementecon utilizar una tarjeta de crdito u ob-tener un prstamo. Son muy popula-res los prstamos basados en el capitalacumulado de nuestra propiedad, en

    los que se puede pedir prestada unacantidad de dinero que sea equivalen-te al valor del capital que se tenga endicha propiedad. Tal vez no nos demoscuenta de que ese tipo de prstamoequivale a una segunda hipoteca.Algn da enfrentaremos las conse-cuencias si hemos vivido constante-mente fuera de nuestras posibilidades.

    Mis hermanos y hermanas, evitenla filosofa de que los lujos de ayer

    son las necesidades del presente. Noson necesidades a menos que as lodeterminemos. Muchos adquierendeudas a largo plazo para luego darsecuenta de que ocurren cambios: las

    personas enferman o quedan discapa-citadas, las empresas fracasan o redu-cen su tamao, se pierde el trabajo,ocurren desastres naturales. Hay mu-chas razones por las que no se puedecumplir con los pagos de grandesprstamos. Nuestras deudas llegan aser como una espada de Damoclesque cuelga sobre nuestra cabeza yamenaza con destruirnos.

    Los insto a que vivan dentro desus recursos econmicos. No se pue-

    de gastar ms de lo que se gana y sersolvente. Les prometo que entoncessern ms felices que si estuviesenpreocupndose constantementede cmo cumplir con el siguientepago de una deuda no esencial. EnDoctrina y Convenios leemos: Pagala deuda que has contrado Lbratede la servidumbre 7.

    Hay, por supuesto, otros innumera-bles maka-fekes que el maligno oscila

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    ante nosotros para desviarnos delcamino de la rectitud. No obstante,nuestro Padre Celestial nos ha dado la

    vida y la facultad de pensar, de razonary de amar. Tenemos el poder para re-sistir cualquier tentacin y la habilidadde determinar el camino que tomare-mos, la direccin en la que viajaremos.Nuestra meta es el reino celestial deDios. Nuestro objetivo es navegar uncurso recto y firme en esa direccin.

    A todos los que caminamos por elsendero de la vida, nuestro PadreCelestial nos advierte: Cuidado con losdesvos, los peligros ocultos, las tram-

    pas. Esos maka-fekes, colocados demanera astuta y disfrazados ingeniosa-mente, nos hacen seas para que nosaferremos a ellos y perdamos la mirade lo que ms deseamos. No se dejenengaar. Hagan una pausa para orar.Escuchen esa voz apacible y delicadaque nos repite, desde las profundida-des de nuestra alma, la dulce invita-cin del Maestro: Ven, sgueme8.Si hacemos eso, nos apartaremos de

    la destruccin y de la muerte y encon-traremos la felicidad y la vida eterna.

    Sin embargo, hay quienes no escu-

    chan, que no obedecen, que dan odoa las tentaciones del maligno, que seaferran a esos maka-fekes hasta elpunto de no poder soltarlos, hastaque todo se ha perdido. Pienso enaquella persona poderosa, el CardenalWolsey. La prolfera pluma de WilliamShakespeare describi las majestuosasalturas, el pinculo de poder al queascendi el Cardenal Wolsey. Esa mis-ma pluma cont cmo sus valoresfueron corrodos por la vana ambi-

    cin, por el oportunismo, por el cla-mor de la prominencia y el prestigio.Entonces, ocurri el descenso trgico,el doloroso lamento del que lo tuvotodo y, despus, todo lo perdi.

    El Cardenal Wolsey se dirige aCromwell, su fiel criado, y le dice:

    Oh Cromwell, Cromwell!De haber servido a mi Dios con slo

    la mitad de celo

    que he puesto en servir a mi rey, nome hubiera entregado ste, a mivejez,

    desnudo, al furor de mis enemigos9.

    El mandato inspirado que hubieraguiado al Cardenal Wolsey a un lugarseguro se arruin por la bsqueda delpoder y de la prominencia, la bsque-da de la riqueza y la posicin. Comotantos que le precedieron y muchosms que lo sucedern, el CardenalWolsey cay.

    En tiempos de antao, un rey per-verso puso a prueba a un siervo de

    Dios. Con la ayuda de la inspiracindel cielo, Daniel le interpret al reyBelsasar la escritura que figuraba en lapared. En referencia a las recompen-sas que le ofreci, hasta un mantoreal y un collar de oro, Daniel dijo:Tus dones sean para ti, y da tus re-compensas a otros10.

    Daro, un rey posterior, tambinhonr a Daniel, elevndolo a la msalta posicin de prominencia, a lo que

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    L IAHO NA MA YO DE 2006 21

    le sigui la envidia de la gente, los ce-los de los prncipes y la intriga dehombres ambiciosos.

    Por artimaas y adulacin, el reyDaro firm una proclamacin en laque constaba que cualquier personaque presentara una peticin a un dioso a un hombre que no fuera al rey, se

    le arrojara al foso de los leones. Seprohibi la oracin. En esas cosas,Daniel no segua la direccin de unrey terrenal sino del Rey de los cielosy la tierra, su Dios. Habindosele sor-prendido diciendo sus oraciones dia-rias, Daniel fue llevado ante el rey.Con renuencia, se pronunci el casti-go: Daniel sera arrojado al foso delos leones.

    Me encanta el siguiente relato dela Biblia:

    El rey, pues, se levant muy demaana, y fue apresuradamente alfoso de los leones.

    Y acercndose al foso llam a vo-ces con voz triste Daniel el Diostuyo, a quien t continuamente sir-ves, te ha podido librar de los leones?

    Entonces Daniel respondi alrey

    Mi Dios envi su ngel, el cual ce-rr la boca de los leones, para que nome hiciesen dao

    Entonces se alegr el rey en granmanera fue Daniel sacado del foso,y ninguna lesin se hall en l, por-que haba confiado en su Dios11.

    En un momento de gran necesi-dad, la determinacin de Daniel deser firme y fiel le aport proteccindivina y un santuario seguro.

    El reloj de la historia, como los gr-nulos de un reloj de arena, marca elpaso del tiempo. Un nuevo elencoocupa el escenario de la vida. Los pro-

    blemas de nuestra poca se tornanamenazantes ante nosotros. Rodeadospor los desafos de la vida moderna,miramos hacia el cielo en busca de eseindefectible sentido de direccin parapoder trazar y seguir el rumbo acerta-do. Nuestro Padre Celestial no recha-zar nuestra splica.

    Al pensar en personas rectas, meviene a la mente el nombre de Gustavy de Margarete Wacker. Permtanme

    describirlos. Los conoc por primeravez cuando se me llam a presidir laMisin Canadiense en 1959. Ellos ha-ban emigrado de su tierra natal deAlemania a Kingston, Ontario, Canad.

    El hermano Wacker se ganaba lavida como peluquero. Sus recursoseran limitados, pero l y la hermanaWacker siempre pagaban ms del diezpor ciento de diezmo. Como presi-

    dente de rama, el hermano Wackerempez un fondo misional, y durantevarios meses, l era el nico donante.Cuando haba misioneros en la ciu-dad, los Wacker les daban de comer ylos cuidaban, y los misioneros nuncasalieron de la casa de los Wacker sinalgn donativo tangible para la obra yel bienestar de los misioneros.

    El hogar de Gustav y Margarete eraun cielo. No se les bendijo con hijos,pero fueron como padres para mu-

    chos de los que visitaban la Iglesia.Hombres y mujeres cultos y refinadosbuscaban a esos humildes siervos deDios que no tenan ningn tipo deestudio formal, y se considerabanafortunados si podan pasar siquierauna hora en su presencia. La aparien-cia de los Wacker era la de personascomunes y corrientes; su ingls eravacilante y hasta difcil de entender,y su casa era sencilla. No tenan

    automvil ni televisin, ni hacan nin-guna de las cosas a las que el mundopor lo general presta atencin. Sinembargo, los fieles marcaron un sen-dero hasta su puerta, a fin de partici-par del Espritu que all reinaba.

    En marzo de 1982 se llam a loshermanos Wacker a servir en una mi-

    sin de tiempo completo como obre-ros del Templo de Washington, D.C.El 29 de junio de 1983, mientras ser-van en esa asignacin, el hermanoWacker, con su amada esposa a sulado, pas tranquilamente de estatierra a su recompensa eterna.Apropiadas son las palabras: A losque honran a Dios, Dios los honra12.

    Mis hermanos y hermanas, tome-mos la determinacin ahora mismode seguir el sendero estrecho que

    conduce al Padre de todos nosotros,para que recibamos el galardn de lavida eterna, la vida en la presencia denuestro Padre Celestial. Si hubieraalgo que tuviesen que cambiar o co-rregir a fin de lograrlo, los exhorto aque lo hagan ahora.

    Que vivamos conforme a las pala-bras de un himno conocido:

    Firmes creced en la fe queguardamos,

    por la verdad y justicia luchamos.A Dios honrad, por l luchad,y por Su causa siempre velad13.

    Ruego que todos lo hagamos, esmi humilde oracin, en el nombre deJesucristo. Amn.

    NOTAS1. 2 Nefi 15:20; vase tambin Isaas 5:20.2. 1 Corintios 10:13.3. Epstola 2, lneas 217220, en John

    Bartlett,Familiar Quotations, dcimacuarta edicin, 1968, pg. 409.

    4. Y se multiplicar la paz de tus hijos,Liahona, enero de 2000, pg. 62.

    5. D. y C. 50:23.6. 1 Corintios 3:16, 17.7. D. y C. 19:35.8. Lucas 18:22.9. William Shakespeare, Obras completas, La

    vida del rey Enrique VIII, Acto 3, escena 2,Aguilar, S. A. de Ediciones, Madrid, 1967,pg. 839.

    10. Daniel 5:17.11. Daniel 6:1923.12. Vase 1 Samuel 2:30.13. Firmes creced en la fe,Himnos, N 166.

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    Mis hermanos y hermanas, elpresidente Hinckley me hapedido que ahora presente a

    las Autoridades Generales, a losSetenta de rea y a las presidenciasgenerales de las organizaciones auxi-liares de la Iglesia para su voto desostenimiento.

    Se propone que sostengamos aGordon Bitner Hinckley comoProfeta, Vidente y Revelador, yPresidente de La Iglesia de Jesucristode los Santos de los ltimos Das; aThomas Spencer Monson comoPrimer Consejero de la PrimeraPresidencia; y a James Esdras Faustcomo Segundo Consejero de laPrimera Presidencia.

    Los que estn de acuerdo, srvanse

    manifestarlo levantando la mano

    derecha.Los que estn en contra, si los hay,

    srvanse manifestarlo.Se propone que sostengamos a

    Thomas Spencer Monson comoPresidente del Qurum de los DoceApstoles; a Boyd Kenneth Packer

    como Presidente en Funciones delQurum de los Doce Apstoles; y alos siguientes como miembros de esequrum: Boyd K. Packer, L. Tom Perry,Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks,M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin,Richard G. Scott, Robert D. Hales,Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring,

    Dieter F. Uchtdorf y David A. Bednar.Los que estn de acuerdo, srvanse

    manifestarlo.Contrarios, si los hubiera.Se propone que sostengamos a los

    consejeros de la Primera Presidencia ya los Doce Apstoles como profetas,videntes y reveladores.

    Los que estn a favor, srvansemanifestarlo.

    Opuestos, si los hubiese, por lamisma seal.

    Se propone que relevemos a los si-guientes Setenta de rea a partir del1 de mayo de 2006:

    Salvador Aguirre, Jose C. Aleson,Daniel P. Alvarez, David S. Baxter,Shayne M. Bowen, Yatyr M. Cesar,Robert M. Cowan, Keith R. Edwards,

    El sostenimiento

    de los oficialesde la IglesiaP R E S I D E N T E T H O M A S S . M O N S O NPrimer Consejero de la Primera Presidencia

    SESIN DEL SBADO POR LA TARDE1 d e a b r i l d e 2 0 0 6

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    Stanley G. Ellis, Franz R. Gaag, Daniel L.Jonson, Joel H. McKinnon, Marcus B.Nash, Armando A. Sierra, Jeffrey C.Swinton, Remus G. Villarete.

    Los que deseen unirse a nosotrospara expresar agradecimiento, srvan-se manifestarlo. Gracias.

    Se propone que sostengamos como

    nuevos miembros del Primer Qurumde los Setenta a los lderes Keith K.Hilbig, David S. Baxter, Shayne M.Bowen, Daniel L. Johnson, Marcus B.Nash y Anthony D. Perkins, y comonuevos miembros del SegundoQurum de los Setenta, a los lderesCraig A. Cardon, Don R. Clarke,Keith R. Edwards, Stanley G. Ellis yLarry W. Gibbons.