moretti canon

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Análisis Filosófico ISSN: 0326-1301 [email protected] Sociedad Argentina de Análisis Filosófico Argentina MORETTI, ALBERTO TODO CANON, EL CANON Análisis Filosófico, vol. XXX, núm. 1, mayo, 2010, pp. 35-59 Sociedad Argentina de Análisis Filosófico Buenos Aires, Argentina Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=340030301003 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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moretti sobre rabossi y el canon

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  • Anlisis Filosfico

    ISSN: 0326-1301

    [email protected]

    Sociedad Argentina de Anlisis Filosfico

    Argentina

    MORETTI, ALBERTO

    TODO CANON, EL CANON

    Anlisis Filosfico, vol. XXX, nm. 1, mayo, 2010, pp. 35-59

    Sociedad Argentina de Anlisis Filosfico

    Buenos Aires, Argentina

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=340030301003

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  • TODO CANON, EL CANON

    ALBERTO MORETTIUniversidad de Buenos Aires - CONICET

    Resumen

    En la consideracin de numerosos asuntos y respecto de muy variadas exposiciones,el uso de expresiones como filosfica sugiere que debemos remitirnos a procederes,preguntas o exigencias especiales. Rabossi propone un modo de caracterizar el sentidocon que usamos esas expresiones y, sobre esa base, concluye que la filosofa tal comose la practica desde hace doscientos aos pretende ser una disciplina profesional perono puede serlo debido a la ndole de la preceptiva que la constituye (el Canon). En esteartculo se examinan sus argumentos y se sostiene que, aunque no parecen suficientespara la conclusin a la que apuntan, hay razones para modificarlos de cierto modo queconducen a ese resultado.

    PALABRAS CLAVE: Canon filosfico; Naturaleza de la filosofa; Dilogo racional.

    Abstract

    Whenever expressions like X is philosophical appear in different questions andassorted statements, the reference to special kinds of actions, questions or demandsare suggested by these uses. Rabossi propounds a way for characterizing the sense ofour using such expressions and, based on it, he states that philosophy, as it isaccomplished from the last two centuries up to now, pretends to be a professionaldiscipline but she cannot to be as such because the nature of its precepts (the Canon).Rabossis arguments are examined and it is maintained that although they do not seemto be sufficient for the pursued conclusion, there are reasons to modify them such a wayto come to that conclusion.

    KEY WORDS: Philosophical canon; Nature of philosophy; Rational dialogue.

    I.

    Creada a comienzos del siglo diecinueve, la universidad modernaha llegado a ser, desde mediados del siglo veinte y para la mayora de lascomunidades y naciones que nos influyen, la instancia principal paraconceder valor, prestigio y legitimidad a numerosas actividades humanasy para proveer subsistencia a numerosas personas. La impresin comny, en consecuencia, la creencia habitual, otorga a esas actividadescarcter de profesiones, esto es, de ocupaciones previsibles promovidaspor la comunidad bajo la presuposicin de que se necesitan para lograralgn fin valioso y que, para eso, requieren un entrenamiento especial

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  • controlado por instituciones pblicas (es decir, idealmente, institucionescontroladas por todos), que determina el modo normal de su ejercicio. Enlos tiempos que corren esa promocin consiste en la creacin de ofertasde salario a cambio de su realizacin.

    Hacia 1810, mientras creaban la universidad moderna, losalemanes iniciaron con el nombre filosofa una actividad del tipoaludido (o al menos produjeron un hecho cultural decisivo para suconsolidacin y desarrollo) y propusieron, ms o menos implcitamente,un sentido para ese rtulo, actuando como si ese sentido determinara esaactividad. Generaron, sin embargo, un uso de filsofo que puedemantenerse al margen de las variaciones del sentido que se quiso dar aese nombre en esa poca y en pocas posteriores. Esta caracterizacinmnima, casi extensional, dada por el uso comunitario, es la de personaoficialmente considerada como filsofo o, por lo menos, como capacitadapara aplicar cabalmente esa palabra.1 En ltima instancia, persona queha obtenido cierto ttulo profesional universitario o es reconocida comocolega por quienes obtuvieron ese ttulo.

    Las profesiones se caracterizan por un conjunto ms o menos difusode reglas que establecen sus objetivos, mtodos, supuestos y criterios deevaluacin de su ejercicio y de los eventuales productos de ese ejercicio,dando por resultado una prctica normalizada. La filosofa profesionaluniversitaria tuvo uno al nacer y con eso, y con tiempo, reform laconnotacin comn de filosofa y sobre todo de es (un) filsofo. Sepresent, adems, como bsqueda de conocimiento. Cuando una profesintiene entre sus objetivos principales la formacin de creencias especialesllamadas conocimientos, esas reglas estn encargadas de suministrarcriterios que permitan resolver en general la cuestin de cundo unacreencia alcanza ese rango privilegiado.

    A partir de consideraciones como las que anteceden EduardoRabossi presenta una contribucin a las controversias acerca de la ndoledel filosofar y de la condicin de la filosofa (Rabossi 2008, p. 11) paraayudar a que las discusiones corrientes acerca de la filosofa y elfilosofar cambien de tono y de contenido (p.17) Cul es esa contribucin?:comprender cmo de hecho concebimos, practicamos y valoramos lafilosofa (p.18) sin partir de una caracterizacin normativa del filosofary la filosofa, con miras a alentar el intento de inaugurar una manera

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    1 Forma parte de la arrogancia habitual propalar la sugerencia de que el asunto delos Licenciados y Doctores (y Post-doctores) en Filosofa es tan sublime que ni siquieraellos, que estudiaron tanto y aprobaron tanto, pueden llamarse filsofos por ese solomprobo esfuerzo del que tan pocos han sido capaces.

  • distinta de pensar la filosofa (p. 213). Especficamente sostiene: (1) loque concebimos, practicamos y valoramos como filosofa es una disciplinajoven: slo cuenta unos doscientos aos de edad (p. 13); (2) los dos milquinientos aos que se le atribuyen forman parte de la invencinmoderna de lo que ahora concebimos, practicamos y valoramos comofilosofa; (3) la filosofa, qua disciplina, es anmala, anormal (p. 13). Laclave de su trabajo radica, en primer lugar, en el desentraamiento delas condiciones impuestas a la filosofa entendida como disciplinaprofesional universitaria, lo que Rabossi llama el Canon y, en segundolugar, en la tesis de que la naturaleza del Canon implica la imposibilidadde que nuestra filosofa llegue a ser una disciplina normal, esto es: elCanon fracasa como canon, nuestra filosofa no es una disciplinaprofesional en el mismo sentido en que las ciencias lo son.2 Segnparece, entonces, sera prudente imaginar o restaurar un sentido parafilosofar diferente del que nuestras instituciones, en particular lasuniversidades, implcitamente le adjudican.

    El tema, an acotado a los parmetros que Rabossi utiliza, esenorme. La riqueza de sugerencias, variaciones y discrepancias convocadapor la tersa prosa de su libro tampoco es manejable en estas pginas. Aquslo se discutir, hasta cierto punto, el argumento central arribabosquejado, tratando de conservar el tono que l eligi para el debate.

    II.

    Cuenta Rabossi. Tal como Kant lo propusiera, la filosofa surgi enla universidad diseada por von Humboldt como una disciplina autnoma,secular, dedicada al ejercicio de la razn y a la bsqueda de la verdad. Ycon el mpetu del idealismo alemn apareci institucionalmente paraocupar el papel de ciencia fundamentadora del conocimiento cientfico.Una disciplina merecedora de ocupar un lugar dominante en launiversidad: la Facultad de filosofa. Esta institucionalizacin dio nuevaforma a la prctica filosfica, gener al filsofo profesional, incluyendo laimposicin de un lenguaje tcnico, la creacin de las primeras revistasespecializadas, la fundacin de asociaciones filosficas, la convocatoria areuniones de filsofos y la decantacin de una preceptiva especfica: elCanon. A mediados del siglo diecinueve el idealismo, a cuyo abrigo nacila facultad de filosofa, perdi vigencia y dej a su disciplina universitaria

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    2 Excluyo de la comparacin otras disciplinas o profesiones que no estn orientadasprioritariamente a la formacin de creencias lingsticamente expresables.

  • sola frente a la consumacin del proceso de ruptura entre las cienciasempricas y la filosofa. Para colmo, en medio del xito social de loscientficos profesionales, requeridos por las nuevas industrias, quereforzaba su insubordinacin ante la dbil legalidad filosfica. Relegadade facto a ser una disciplina profesional ms, ella, en cuyas razones estuvola legitimidad de las otras, deba ahora, para sobrevivir, justificarse antela comunidad cientfica. Era el momento del Canon. En el estatuto delfilosofar legtimo resida la responsabilidad de la autonoma profesional,el sostn de la Facultad de Filosofa.

    Pero la primera misin de un canon profesional es garantizar unaprctica normal,3 un desarrollo de la disciplina donde pueda encontrarsesuficiente consenso sobre objetivos, problemas propios, mtodosaceptables, modos de evaluar proyectos y productos y criterios pararesolver desacuerdos. Hacer de una disciplina una profesin. Bsicamente,sostiene Rabossi: los cnones cientficos cumplen su misin legitimadoratratando de maximizar el acuerdo comunitario (p. 90). Sin embargo,recuerda: Como bien sabemos [] La vida de la filosofa es tumultuosay atpica. Lo mejor que puede decirse de la filosofa, como disciplina, esque es anmala, anormal (p. 64). E identifica la anomala disciplinal dela filosofa con la falta de consenso ms o menos amplio y permanente,la existencia de problemas crnicos y la persistencia de querellasinsuperables (p. 82). Cuando hay algo parecido a una prctica filosficanormal que abarca regiones amplias, eso responde a factoresextrafilosficos como los que derivan de la distribucin desigual de poderpoltico-econmico, pero en los ltimos siglos nunca se ha visto unahegemona plena. Hasta ahora han aparecido simultneamente prcticasincompatibles y la experiencia tambin sugiere que ninguna puedemantenerse largo tiempo (cap. 4). Y, fundamentalmente, Rabossi afirmaque la causa de la anomala no est en lo extrao de sus motivos,problemas y metas, ni en que se ocupa de cuestiones que provisoriamentequedan fuera de la posibilidad de recibir una respuesta definida, ni endiferencias insalvables de talante filosfico o de cosmovisiones generalesbasadas en formas de vida incompatibles, ni deriva de la dificultad endiscernir los lmites del pensar o del conocer, ni consiste tampoco en quean no se ha encontrado el mtodo correcto, ni, es de suponer, resulta dealguna combinacin de estos factores. Nada de eso, en su opinin la causase asienta en que El Canon profesional est concebido de una manera

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    3 Esto puede verse como la venganza de las ciencias: lograda su independencia defacto por va de su xito social terminaron imponindose como modelos de prcticaprofesional genuina.

  • tal que prohja la existencia de querellas insolubles (p. 82) Minimiza elacuerdo comunitario en vez de propiciarlo y maximiza la balcanizacinal incitar la produccin de versiones alternativas, sin proveer criterios quepermitan dirimir las oposiciones (p. 90).4 Y bien cmo acta el Canony dnde est?

    El Canon fija los lmites dentro de los que es lcito moverse alcaracterizar o definir lo que es y lo que no es filosofa [ ] las teoras ylos sistemas filosficos [ ] son sus versiones, es decir, las encarnadurasque genera la prctica terica efectiva, las matrices tericas que compitenpara lograr establecer, digamos, una normalidad disciplinal de tipokuhniano y constituirse en la versin cannica legtima (p. 200). ElCanon, pues, oficia de marco general para una hipottica definicinfilosfica de filosofa, y los sistemas y estilos profesionales efectivamentedesarrollados en las instituciones deberan ser (en tanto productos dehecho enmarcados en el Canon) implcitas propuestas alternativas dedefinicin. Que deberan serlo es obvio cuando se piensa que el Canoncompendia los rasgos constitutivos de su [de la filosofa] prcticaefectiva (p. 212),5 las condiciones bsicas a las que deben ajustarse lafilosofa y el filosofar (p. 76), que

    [el Canon] est implcito en la prctica misma de la filosofainstitucionalizada. Sus contenidos se infieren de las pautas curricularesvigentes, de las maneras como enseamos filosofa y de los contenidosque les atribuimos, de lo que hacemos o decimos que hacemos cuandollevamos a cabo nuestro mtier, de lo que tantos libros introductoriosnos dicen que es la filosofa. Ms aun, si se presta atencin a lo quereconocemos que es la filosofa cuando nos encontramos en situacionesen las que sera improcedente o de mal gusto poner el acento en lasdiferencias (escenarios tpicos: la fijacin de la poltica editorial de

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    4 La balcanizacin del pas filosfico ha recibido un detallado tratamiento diferente,que ejemplifica el tipo de abordaje que Rabossi no desea seguir, consistente en lapostulacin de un sentido para la sucesin de doctrinas y la determinacin de estesentido por medio de una indagacin trascendental de la posibilidad de esa diversidaddoctrinal, bsqueda en la que el replanteo de la idea de verdad tiene un papel centralpara legitimar las pretensiones de verdad de todas ellas. Cf. Carpio (1977).

    5 Enfocar la filosofa como prctica social efectiva, obviamente entrelazada con otrasprcticas sociales, puede dar lugar a reflexiones, inesperadas para muchos, en favordel carcter esencialmente nacional o poltico de la filosofa. En cualquier caso,conviene atender la observacin que Horkheimer hiciera hace setenta aos: Las cosasno son tan simples. Una doctrina filosfica tiene muchos lados, y cada lado puede tenerlos ms diversos efectos histricos. Slo en perodos histricos excepcionales, como laIlustracin francesa, la filosofa misma se vuelve poltica.

  • ciertas revistas especializadas, las discusiones departamentales einterdepartamentales, los congresos nacionales o internacionales defilosofa) es fcil advertir que las propuestas coinciden en algo que separece al Canon (p. 200)

    La idea de Rabossi parece ser: cuando ante tanta divergencia deestilos y teoras generados por una misma aparente profesin buscamosun denominador ms o menos comn, un aire de familia, encontramos elCanon. Pero el Canon no puede realmente integrar esos estilos, sistemasy teoras en una misma familia. No es una contingencia corregible, landole del Canon le hace imposible cumplir esa misin. No puede resolverel conflicto entre las propuestas de sentido emanadas por tan diversosestilos y sistemas. El Canon fracasa, lo que queremos llamar filosofa noes una profesin. Se nos revelan varias actividades fundamentalmentedistintas. No en el sentido en que la ingeniera civil es distinta tarea quela del ingeniero electrnico, pues ambas tienen cannico derecho a inter-reconocerse como ingeniera. Pero si la deconstruccin define la filosofaentonces ni la ontologa formal, ni la crtica trascendental, ni el anlisisteraputico, ni la dialctica historicista, ni la escucha del ser o delpueblo, ni el cristianismo, ni la fenomenologa, ni varias otras cosas sonfilosofa (y viceversa). Tal vez tengamos varias profesiones amparndosemutuamente, frente a los reclamos del mundo exterior acadmico y social,tras una misma palabra que aun mantiene cierto oscuro prestigio en lacomunidad. Unidas por el espanto. Tal vez ni profesiones, sino rumiasinerciales sin futuro decente sostenidas por personas que ya no puedencambiar de empleo sin perder hacienda y autoestima.

    Frente a quien recuerde las reiteradas admisiones de los expertosen filosofa acerca de que no est claro para ellos el carcter de sudisciplina, seguidas de la maniobra encubridora que hace de esto un tpicoproblema filosfico y, en consecuencia, una marca de la atipicidad(admirable) de la profesin, Rabossi seala que se trata de un esloganfalso:

    La falsedad resulta de ignorar el peso de la dimensin institucional yde no prestar atencin al comportamiento efectivo de los propiosfilsofos [] la presencia de la filosofa en el mbito de las disciplinasuniversitarias exige, por necesidad, contar con una caracterizacingeneral que permita identificarla como tal. El Canon la provee (p. 203)

    Los ungidos universitariamente como filsofos no deberan alegarignorancia de que su estatus implica suficiente claridad sobre las

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  • caractersticas de su trabajo. Algo que se revela cuando, ante la miradade la comunidad, todos

    exhibimos nuestra pertenencia a una disciplina autntica con dominiopropio, problemas especficos, propuestas metodolgicas, objetivosvisualizables, valores y una historia eminente. Esto [] nos permitepresentarnos ante el mundo como prcticos serios de una disciplinaseria. Sera catastrfico si no fuera as. Sera mortal para nuestrosintereses si no pudiramos ostentar este consenso acerca de ladisciplina (p. 203)

    Rabossi construye un sentido de filosofa, dependiente de la ideade profesin, que explica el uso de esa palabra dentro de la comunidad.Sostiene, adems, que los miembros de la secta as aludida tambin usanese sentido cuando tratan con los brbaros, porque si no lo hicieranperderan su reconocimiento pblico y, con ello, su salario. Pero entoncesestn obligados a elaborar un sentido de filosofa compatible con aqul,en particular, uno que los siga cobijando a todos. Podran alegar que esuna tarea tan difcil (incluso podran asimilarla al descubrimiento de lanaturaleza humana) que necesitan ms que los dos siglos o los veinticincosiglos transcurridos en el empeo, que tal vez requieran un lapsoindefinido de tiempo para completarla. Pero en este punto Rabossi tienealgo que objetar: ni la eternidad les va a alcanzar. Porque el sentido comnde la palabra exige un canon y el que adoptaron los filsofos reclamadosprofesionales imposibilita aquel logro. Bajo ese Canon no puede haber unsentido filosfico de filosofa que los una profesionalmente. Virtualmentecada uno de los rasgos del Canon, segn el anlisis de Rabossi, loconducen al desastre. En tal situacin, si excluimos una de las opcionesms interesantes el cambio de organizacin de la comunidad aparecenenseguida algunas otras: bregar por el destierro de muchas subsectas(quizs todas menos la de uno) y embarcarse, probablemente, en unacampaa de concientizacin pblica; admitir la prdida de la condicinprofesional y el peligro de la expulsin del paraso (ay!) universitario;modificar el Canon, esto es, encarar el trabajo siempre difcil de trastornarlas maneras acostumbradas; cambiar la idea de profesin y trabajar paraque los dems lo admitan; encontrar un sustituto de esta idea que permitamantener el reconocimiento pblico y sus agradables consecuencias.

    La tesis de Rabossi, en la versin extrema que acabo de presentar,depende, entre otras, de dos cosas: que su identificacin del Canon seacorrecta y que el Canon, en efecto, implique la anormalidad disciplinal.Concediendo muchos de sus puntos, en honor a la brevedad y a mi

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  • ignorancia, tratar de ver si es posible sostener: (1) que las crticas queRabossi formula a cada uno de los preceptos del Canon tal como loreconstruye (en adelante CR) no ofrecen una base suficiente para mostrarsu fracaso, (2) que CR merece algn reparo en tanto se presente comodestilado conceptual de la prctica efectiva que en los ltimos dos siglosse considera filosofa y (3) que cuando CR se repara para que sea el Canongenuino, implica la anomala disciplinal perpetua. Tambin compartir,en buena medida, lo que me parece Rabossi, cautelosamente, propone:buscar una concepcin del quehacer filosfico que d cabida al pluralismodoctrinario y permita superar, al mismo tiempo, el problema del disenso(p. 207), una manera distinta de pensar la filosofa (p. 213) que,presumiblemente, la haga digna de aliento pblico.

    III.

    La enumeracin que sigue es una reformulacin de CR que tienepor objetivo obviar algunos rasgos de la presentacin de Rabossi que meofrecen dudas pero que no me parecen esenciales para sus propsitos. As,CR ser: (1) La filosofa tiene un dominio propio de problemasfundamentales hacia los que confluyen todos los problemas sobre los quese filosofa. (2) La filosofa es, principalmente, bsqueda de respuestas aesos problemas. (3) Las respuestas correctas a los problemas filosficosconstituyen un saber integrado por verdades necesarias y a priori. (4) Pararesponder a los problemas filosficos se requieren conceptos especialmenteconstruidos. Estos conceptos pueden determinar un dominio de entidadeso temas propio de la indagacin filosfica. (5) El dilogo racional es elmtodo filosfico fundamental. (6) De la respuesta a los problemasfilosficos depende la justificacin de todo conocimiento y de toda accin.Por ende, la filosofa no depende de ningn pretendido conocimientoindependiente del saber filosfico. (7) Filosofar es estar obligado, por larazn, a defender las ideas que han pasado la prueba de la crtica racional.Esto exige la identificacin de problemas filosficos en distintos mbitosde la vida humana, lo que, a su vez, suele exigir el desarrollo de reasfilosficas especficas cuyo cultivo exige especializacin. (8) La prctica delas disciplinas no filosficas no requiere, en general, el conocimiento dela historia de la disciplina, pero la filosofa tiene relacin esencial con suhistoria. La filosofa empez hace unos dos mil quinientos aos.

    Es de suponer que la ndole de lo aqu reconstruido (un conjuntode preceptos implcitos en la prctica) y del proceso de reconstruccin (unexamen lcido pero somero y sin la pretensin de lograr un tratado

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  • minuciosamente argumentado, con cientos de notas de pie de pgina einterminables referencias bibliogrficas (p. 12)) no hace de este octlogoun conjunto de condiciones necesarias para ser cannico, aunque ha depretenderse, desde luego, que para serlo se respete hasta cierto punto,variable segn los casos, una cantidad suficiente de mandamientos.

    Rabossi alega que cada uno de estos rasgos adolece de un defectoque hace extensivo al conjunto: permite interpretaciones incompatiblesy no da pautas para resolver el eventual conflicto. Pero me parece que loprimero est en la naturaleza de lo que se presenta como mero marcogeneral para un tipo de actividad: el tipo tiene casos, no est claro culeso cuntos y los postulantes pueden excluirse. Tampoco es menester quecada rasgo incluya pautas para disminuir los casos del tipo a que da lugar,basta con que algn precepto se encargue de la tarea en general.

    Consideremos el presunto domino propio de entidades o temasacerca de las que se filosofa. Rabossi enumera candidatos: conceptos,entidades abstractas, ideas, esencias, significados, convenciones, reglas,procesos histrico-sociales, la realidad, el ser, lo a priori, el espritu, lanaturaleza. Y dice es obvio que se carece de criterios mnimamenteconsensuados para decidir la cuestin. Pero qu cuestin hay quedecidir? Aquellos temas o entidades que no puedan reducirse a otras dela lista pueden formar parte de un conjunto generoso de elementosdespojados de pretensiones de exclusividad.

    Respecto de la propiedad filosfica de ciertos grandes problemaspretendidamente eternos (por ejemplo: acerca del conocimiento, larealidad, los valores, el yo, el libre albedro, el significado) Rabossireprocha que no hay consenso acerca de su contenido o la manera deabordarlos y que, todo indica, no son resolubles. Por ende, concluye, noson problemas en un sentido estndar y, adems, no hay una propuestacreble que permita dar sentido a la nocin de problema filosficocannica (p. 78). Sin embargo, la falta de consenso acerca del contenidode un presunto problema no lo hace vaco, ya que no impide que hayapropuestas acerca de su contenido y de la manera de abordarlo yconsecuentes respuestas ms o menos compartidas. Y an admitiendo porun momento que la resolubilidad sea un componente de la condicin deproblema (no habr tesis inteligibles acerca de la irresolubilidad deciertos problemas?) debe advertirse que esa es una nocin modal de difcilaplicacin sobre la base de un conjunto (muy) finito de hechos. Tratar dedar solucin a un problema demostradamente irresoluble no es sensato,pero no es fcil estar seguros de que un problema sea irresoluble.Conocimiento es ejemplo de palabra habitual en el planteo de presuntosproblemas perennes. Con esa palabra traducimos otras, de otras lenguas

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  • o culturas. Tambin con esa palabra traducimos esa misma palabracuando es usada por otro en otras pocas de nuestra cultura (y,estrictamente, tambin en esta poca y tambin respecto de nosotrosmismos). En nuestra palabra resuenan6 otras (y con eso, otrasexperiencias y conceptos y creencias) que, en general, no sern las queresuenen junto con las que tradujimos por ella. Pero eso no excluye laimportancia, para nuestra autocomprensin tanto como para lacomprensin de esos otros, de comparar ambos grupos de palabras,experiencias, conceptos y afirmaciones. Por lo dems si, por ejemplo, elproblema del conocimiento, como tal, no se plantease nunca ya que encada caso debe reformularse en trminos ms precisos, esto no desechala formulacin ambigua o confusa, que puede continuar marcando lanecesidad de revisar el modo especial en que se le dio contenido y deconsiderar la posibilidad de que haya otros problemas estrechamenterelacionados con el planteado por la reformulacin provisoriamenteelegida.7 Por otra parte, para cualquier estado del conocimiento esposible, y racional, pedir razones a favor de sus principios, mtodos yevidencias (sin prejuzgar que las habr buenas). Probablemente siemprehabr supuestos, la tarea es advertirlos e intentar ponerlos en duda ocambiarlos. No hace falta creer que hay problemas perennes uomnipresentes, basta creer que siempre tendremos problemas ltimos.8

    Otra vez el peso de la objecin de Rabossi recae en la aparente ausenciade un mtodo de decisin, ahora respecto de las varias propuestas dereformulacin de problemas ltimos.

    El criterio pedido no puede ser un algoritmo que encuentre o queelija slo una propuesta. Las prcticas cientficas modernas son losmbitos que han modelado la nocin de profesin utilizada en el sentidocomn contemporneo de filosofa. Lo hicieron debido a la accinconjunta de su xito social, la contigidad histrica de su formacin comombitos acadmicos con el surgimiento de la filosofa universitaria, y lacreciente sospecha social acerca del valor de la filosofa. Pero en esosterrenos cientficos no hay algoritmos tales, hay, a veces, un difuso

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    6 El modo tpico de exponer esa resonancia es el tejido de una trama de oraciones.7 Produciendo un efecto parecido al que pueden lograr ciertas obras literarias,

    puestas escnicas o pelculas: moderar el xito de las abstracciones. Y, segn el tamaodel fracaso, sustituirlas por otras artes (despus de todo, hablar no es lo nico quepodemos hacer).

    8 Sobre la idea de problema filosfico, desde una perspectiva gadameriana, vaseGutirrez (1996). Ese nmero de esa revista est dedicado al tema e incluye artculosde A. Barrio, S. Cabanchik, F. Naishtat, O. Nudler, O. Porchat Pereira, P.R. MarguttiPinto, C. Scotto y P. Junqueira Smith.

  • consenso, que nadie se preocupa por aclarar, sobre cul es, en cada estadio,la formulacin ms til o sugerente o fructfera para seguir adelante enel examen de un problema y/o para efectuar predicciones exitosas.9 SegnCR el mtodo filosfico es el dilogo racional, el cotejo y evaluacin,preferentemente con otros, de razones o relatos. Los muchos mtodosaludidos por Rabossi: dialctico, fenomenolgico, hipottico-deductivo,analtico, hermenutico, deconstructivo, arqueolgico, entre otros, seranversiones especficas de aquel tipo general, ninguna de las cuales quedadescartada ni especialmente sealada por el mtodo general, pero queconducen a verdades incompatibles entre s. Y si algn precepto de CRda pautas para elegir entre opciones filosficas del tipo que sean, es el queestablece este mtodo general. Por tanto, aqu s estamos ante unprecepto que parece obligado a no tener el defecto de permitir versionesincompatibles sin mostrar cmo elegir entre ellas. En este caso laincompatibilidad entre mtodos se infiere de la incompatibilidad de losresultados de su uso. Pero si las diversas formulaciones de los problemasdan lugar a problemas o preguntas diferentes y, como parece, el modo dereformulacin est estrechamente ligado a los conceptos y mtodos deexamen que se privilegien, no resulta claro cmo puede establecerse quelas diversas verdades alegadas sean incompatibles entre s. Esto debilitafuertemente la presuncin de que se necesita especificar de modo unvocouna versin detallada del hipotticamente necesario mtodo filosfico.

    Es cierto que el dilogo racional no es propiedad privada de los quefilosofan, pero la especificidad de la filosofa no requiere la especificidadde mtodo general, aunque promueva la aparicin de mtodosespecficamente filosficos pero de aplicacin restringida. La especificidadpuede depender de una combinacin de rasgos (temas, problemas,mtodos, actitudes). Tambin es cierto que las condiciones para que serescomo nosotros podamos producir un dilogo racional lo hacen menosfrecuente de lo deseable por CR. Y la dificultad se agrava cuando sepretende dialogar acerca de la pertinencia o importancia relativa detemas, problemas, mtodos o actitudes radicalmente diferentes. Porejemplo, acerca de en qu consiste un dilogo racional y filosfico. En esteltimo caso Rabossi dir, seguramente, que el dilogo racional esimposible. Si la situacin fuera tal que los protagonistas no compartiesenun conjunto importante de presuposiciones y sin embargo esperasen lograr

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    9 La prediccin exitosa, marca central de la ciencia, da sensacin de seguridad ycontrol. Pero tanto el xito como la seguridad y el control dependen de los objetivos,peligros y circunstancias que puedan advertirse. En general remiten al corto plazo yal prejuicio.

  • personalmente algn acuerdo, el caso parecera terminal. Nocompartiran, es cierto, vocabulario terico suficiente pero, no obstante,tratndose de una pregunta ltima, podran recurrir al lenguaje quetengan en comn (o acaso no podrn hablar entre s en modo alguno?)y deponer la expectativa de ser ellos, personalmente, quienes claramenteresuelvan, mitiguen o disuelvan la diferencia: el dilogo racional, dichoesto en vena cannica, lo realiza la razn consigo misma, los dialogantesson sus instrumentos ocasionales. Y, hasta aqu, nada impide que la razncambie a medida que discurre; no estamos obligados a una razn inmvil,completamente autnoma y transparente para s misma.10 Esforzarse pormellar la legitimidad filosfica de lo que otros hacen puede responder aintereses variados, pero tambin puede servir a la clarificacin de losdialogantes, presentes o futuros (no todo lo que los hablantes hacen conlo que dicen es algo que quisieron hacer). Y, fundamentalmente, losdialogantes no necesitan presuponer que hay un modo objetivo de decidirla cuestin en los trminos en que se est planteando (aunquefrecuentemente sta sea la presuposicin que la debilidad individualreclame). Siempre parece posible construir conjuntamente nuevoslenguajes tericos y dialogar con ellos. Conversiones, se dir, a nuevosmodos de ver las cosas (las cosas ltimas); acontecimientos similares aotros de tipo poltico, religioso o artstico. Tal vez, pero no debe olvidarseque habrn sido conversiones deudoras de esfuerzos dialgicos racionales,reflexivos. Ser dialogante racional es admitir que no todo da igual en todacircunstancia,11 pero admitir tambin que puede ser difcil, all mismo,saber si algo es peor o si acaso sera mejor cambiar de tema. Ser filsofo,por otra parte, no se agota en ser dialogante racional.

    Las consideraciones precedentes intentan mostrar que las crticasque Rabossi dirige a los preceptos cannicos no garantizan suficientementela conclusin de que CR es intrnsecamente incapaz de propiciar perodosde normalidad disciplinal. En consecuencia, tampoco avalan adecuadamentela conclusin de que la filosofa tal como la conocemos, la filosofauniversitaria, no constituye una genuina disciplina profesional, al menos

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    10 Algunas personas, influidas por pensadores contestatarios de culturas donde lasrigideces hicieron estragos, tienden a sentir alivio cuando creen que, lo que sea, puedecambiar. A partir del alivio ingenuo tambin tienden a olvidar su responsabilidad yalientan cualquier cambio (por ejemplo: cualquier nuevo producto del complejo escolar-editorial).

    11 Esto implica que la razn acta segn principios. El problema est en saber, oresolver, cules concurren en cada caso y si pueden ser sustituidos por otros. La razn,como G. Marx, parece tener principios para todos los gustos. La reflexin tendr quetomar esta apariencia en cuenta.

  • teleolgicamente.12 Sin embargo, la reconstruccin rabossiana del marcogeneral de la filosofa universitaria omite lo que, me parece, es su preceptofundamental. Se trata de la recomendacin de una actitud tantas vecesaludida que puede parecer ocioso destacarla. El precepto cero: todoprincipio, mtodo, regla, tesis, concepto, accin o disposicin es cuestionablepor la razn.13 Incluso este precepto, claro. Conviene observar que ladisposicin a cuestionar algo14 no presupone que han de hallarse buenosmotivos en su contra; un resultado del cuestionamiento, provisorio comotodos, puede ser su conservacin fortalecida. Por otra parte, no es superfluoobservar que, para ser filsofo, las consecuencias de la cuestionabilidad detoda accin o disposicin pueden ser serias: enunciar tesis o relatosfilosficos puede evitarse, pero estar, actuar, en el mundo (y mundo se dicede muchas maneras) no puede evitarse. Quizs el mejor lugar para ver esteprincipio operando implcitamente, est en la insistencia de la filosofauniversitaria por adjudicarse un pasado de dos mil quinientos aos.Quin redacta la Historia15 de la filosofa? Dice Rabossi:

    Desde Digenes Laercio en ms, en las circunstancias y los contextosms variados, movidos por ideas e intereses muy diferentes, distintaspersonas se interesaron en relatar e interpretar los antecedentes delo que en esos contextos dieron en llamar filosofa. Esto es lo real, loconcreto. Pretender lo contrario implica sostener que esas personascompartieron, de una manera misteriosa, un mismo criterio paradecidir a priori qu es y qu no es filosofa (p.168)

    Y completa:

    Ante un panorama tal se hace difcil entrever la existencia diacrnicade una disciplina que d cuenta de un mismo objeto terico, persigafinalidades parecidas y se valga de mtodos equiparables. No esexagerado decir, pues, que la Historia de la filosofa qua clase naturaldisciplinal, no existe. (p. 168)

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    12 Las crticas que el texto de Rabossi dirige a los preceptos 2, 3, 6 y 7 de CR seenmarcan en las aqu comentadas.

    13 Para incorporarlo a CR probablemente baste con completar la primera oracindel precepto 7 de esta forma: Filosofar es estar obligado, por la razn, a defender lasideas que han pasado la prueba de la crtica racional y a indagar los fundamentosracionales de cualquier creencia, regla o accin.

    14 No es posible cuestionarlo todo a la vez. Es por turnos.15 Uso, como Rabossi, historia para referir a la sucesin temporal de

    acontecimientos humanos, e Historia para referir a los relatos de esa sucesin.

  • Que la Historia-de-la-filosofa qua clase natural disciplinal nohaya comenzado en el siglo tres no implica que la-filosofa-qua clase-natural disciplinal no exista, y tampoco que no sea cierto que existadesde hace mucho. Lo importante en este contexto es qu Historia dela filosofa escribe la filosofa universitaria y en qu sentido estafilosofa es tema de esa Historia. Si lo que fuera la filosofa paraDigenes Laercio o para Stanley o para Aristteles difiere de la filosofauniversitaria (algo bastante probable por cierto), importa menos aqu.Hay, creo que Rabossi lo admite, una clase natural disciplinal, ms aun,una profesin, la Historia moderna de la filosofa, conectada con lafilosofa universitaria, aunque canonizada despus, hacia fines del siglodiecinueve. Pero claro, esta disciplina no coincide con la filosofa, ni esparte propia de ella. No es ms fuente de preocupacin filosfica que lacontemplacin de la distribucin del ingreso nacional, la msica, lacorrupcin de la carne o la fsica cuntica. Sin embargo, el Canon alientauna forma filosfica de pensarla y sugiere que tal cosa es indispensablea la reflexin filosfica, incrementando notablemente su complejidad.Y puede ocurrir, inversamente, que la consideracin filosfica de la(moderna o antigua) Historia de la filosofa contribuya a mejorar laHistoria moderna de la filosofa o que, ms aun, le sea indispensable,convirtindola tambin en una disciplina enormemente ms ardua. Lafilosofa, como cree Charles Taylor, involucra la explicitacin de lo quese halla tcito [] dar cuenta de los orgenes de nuestros pensamientos,de nuestras creencias, de nuestras suposiciones y de nuestras accionespresentes (citado por Rabossi, p. 182). Si la reflexin filosfica nopudiera lograrse sin rastrear largamente el origen o el trasfondohistrico de los temas que afronte o las cuestiones que plantee, si nadafilosficamente fructfero, ninguna comprensin, o cambio de rumboreflexivo, se pudiese esperar sin esta indagacin gentica, si ningunaclaridad se obtuviese con el mero uso implcito de las articulacionesconceptuales previas que an sigan operando en los planteos presentes,entonces, como cree Taylor, la filosofa sera ineludiblemente histrica.Pero tal vez Rabossi est en lo cierto cuando afirma que no existenrazones concluyentes que lleven a excluir la posibilidad de cortessincrnicos saussurianos, por as llamarlos, para explicar y comprobarlos fenmenos de que se trate (p. 183). Aunque advertir que se haproducido un corte de este tipo requiere anlisis histricos (lo que harareaparecer la indispensabilidad de la Historia) no es necesario advertirlopara estar embarcado en una reflexin filosfica saussuriamenteseparada de la historia de la reflexin filosfica; esto es, se puede estarfilosofando genuinamente, sin dependencia esencial de algunas

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  • fundamentales articulaciones conceptuales del pasado y sin saber deesta independencia. As como tambin parece que aun en los casoscuando tal dependencia exista, ignorarla no invalida ipso facto loalcanzado en la reflexin.

    Supongamos que nos proponemos poner genuinamente entreparntesis una creencia o formacin ideolgica a fin de estar encondiciones de discutirla ms o menos libremente. Imaginemos que seatan central a nuestro actual modo de comprender que est nsita enalguna prctica corriente y general de nuestra comunidad (eseinvolucramiento la oculta o establece su carcter de obviedad). En tal casopuede ocurrrsenos que para llevar adelante la discusin slo cabeexplicitar y evaluar esa prctica presente. Entonces tendremos queconsiderar la necesidad o conveniencia de dos cosas: la primera es laparticipacin diestra en esa prctica (algo que en muchos casos puedeser difcil, pensemos, por ejemplo, el caso de la prctica tecno-cientfica),la segunda es el esclarecimiento de sus orgenes (algo que casi siempreser difcil). La segunda, que es la actividad reclamada por quienesdefienden el carcter esencialmente histrico de la crtica filosfica, nosenfrenta con dos obstculos. Por un lado, puesto que todas las prcticasimportantes estn interrelacionadas, en particular las prcticasconectadas con los grandes interrogantes ltimos deberemos buscarlos orgenes de todas para encontrar los orgenes de cualquiera de ellas?Recordemos que buscar orgenes pretende ser algo ms hondo quebuscar inspiracin en el pasado. Por otro lado, si el trabajo derestitucin de orgenes dirigido a quitar carcter hegemnico a ciertosconceptos y doctrinas (considrese, en particular, los vinculados con laidea de conocimiento) puede hacerse sin dependencia esencial de esosconceptos y doctrinas, entonces algo puede hacerse sin esa dependenciaantes de haber restituido sus orgenes. Y si no puede hacerse sin ellosla estrategia no parece coherente. Tenemos pues, sin resolver, la cuestinde cundo nuestra participacin en la prctica, esto es, nuestra pre-comprensin vivencial de ella, es suficiente para autorizarnos a buscarcon cierta confianza sus orgenes; tambin sin resolver, la pregunta porcundo detener la bsqueda de orgenes (en ambos sentidos, lateral ylongitudinal) y nos queda todava la aparente paradoja que pareceimplicar la no necesidad (que desde luego no excluye la conveniencia) delretorno a los orgenes. El asunto, desde luego, es muy intrincado y mereceun examen pormenorizado en el que ambas partes consideren ejemplospertinentes. En particular, creo que el que he llamado precepto ceropermite articular un nexo entre cualquier reflexin filosfica actual (paracualquier actualidad) y las reflexiones del pasado. Un nexo que, si no

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  • alcanza para sostener la indispensabilidad de la comprensin histrica,al menos refrenda la tesis kantiana de la existencia de un modo filosficode pensar la historia de la filosofa. Como veremos, el mrito que laexplicitacin del Canon pueda tener para pensar la idea de la filosofa,depende de que se piense filosficamente esa explicitacin y no se laadopte como mero resultado historiogrfico.16 Es apropiado recordarahora este clebre texto:17

    Slo se aprende a filosofar, es decir, a ejercitar el talento de la razn,siguiendo sus principios generales, sobre ciertos ensayos existentes,siempre salvando el derecho de la razn a examinar esos principios ensus propias fuentes y a refrendarlos o rechazarlos. (Kant 1781 B, p. 866)

    Cualquier resultado de estas consideraciones sobre la esencialidadde su historia para la filosofa, es compatible con sostener, junto conRabossi, que el trabajo en Historia moderna de la filosofa no es per sefilosofar. Filosofar implica (aunque no se agote en) examinarracionalmente opiniones y argumentos, discutirlos. Cmo discutir,digamos, con Platn? Los modernos historiadores de la filosofa aseguranque para comprender los textos es necesario situarlos en sus contextos,mediante tcnicas filolgicas e histricas. Tambin sealan que estaoperacin inevitablemente pone en juego presuposiciones generales yespecficas propias de la poca del historiador. Esto, sugieren con razn,pone en duda cualquier creencia ingenua en la pureza de los hechoshistricos. Pero las impurezas presupuestas no los transforman enfilsofos, precisamente por ser suposiciones puestas al margen de ladiscusin. Hasta aqu pues, no se ha discutido con (no contra) Platn. Parahacerlo puede pretenderse la ilusa aventura de intentar hablar,experimentar y pensar como un contemporneo del griego. Pocos hoydiran que pretenden eso. Lo que resulta ms comn es asumir lainescapable ajenidad cultural y plantearse las propias contemporneasy personales preguntas, tesis y argumentos (incluso las presuposiciones

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    16 Cuando abrimos la puerta a la consideracin filosfica del pasado surgensorpresas. Por ejemplo, all donde Rabossi filosficamente (naturalsticamente)puede ver la constitucin de la idea cannica de filosofa, otro puede ver lo ocurrido enel mbito de la universidad alemana de comienzos del XIX como un esfuerzo de auto-preservacin de la metafsica de la subjetividad amenazada por la realidad socio-histrica posterior a la revolucin burguesa, esto es, por el surgimiento del proletariado.Y, claro, no es todo.

    17 Un detallado estudio sobre la posicin de Kant acerca de este asunto se presentaen Garca Belsunce (1987).

  • interpretativas usadas en la etapa anterior) que parezcan vincularse conlo que se ha entendido de lo dicho por Platn. Considerando as unconjunto de ideas que busquen iluminarse mutuamente mediante unacrtica racional donde los dialogantes se comprometan con el intento derefrendarlas o rechazarlas. El ejercicio puede tener un efecto en laHistoria al sugerir un regreso a la interpretacin histrica, al intento decontextualizar en su poca al antiguo, esta vez con cambios en lospresupuestos con que se la vaya a efectuar. Hasta cierto punto, cualquierhistoriador de la filosofa toma en cuenta los enfoques, problemas yrespuestas filosficas que le son contemporneas cuando trata deestablecer lo que un autor lejano deca a sus contemporneos. Pero entanto lo haga porque ese ambiente filosfico suyo es presupuesto por suindagacin como consecuencia de ser parte de la cultura de su poca, actacomo historiador. En cambio, en la medida en que su tarea se centre enla discusin parcial de su propio contexto filosfico, esto es, si su intentode comprensin del autor ilustre es parte de su intento principal poradquirir una opinin fundada sobre algn asunto que lo ocupapersonalmente y es calificado como filosfico por sus propioscontemporneos, acta como filsofo. Es de rigor, en estos casos, agregarque no se pretende establecer una distincin tajante sino gradual. Esopermite evitar opinar sobre si quien produjo cierto texto particular es unhistoriador o un filsofo. Pero no exime del juicio sobre si el textoproducido debe evaluarse total o principalmente como una contribucina la Historia o a la filosofa.18

    La Historia de la filosofa es resultado del ejercicio de la profesinde historiador, con todas las deudas que se hayan contrado con cienciasauxiliares y con alguna filosofa. Pero, la profesin de historiador, debidoa su indisputabilidad social, habilita empleos ms seguros que lospermitidos por la filosofa y entonces se expone, como ha sealado PaulRicoeur, a propiciar escondrijos para quienes quieren o necesitan pasarpor filsofos pero no pueden tolerar la angustia que genera laresponsabilidad de haber afirmado algo.19 Que la filosofa universitariase atribuya una prosapia milenaria ayuda a que estas personas sesientan respetables, sobre todo cuando la filosofa universitaria empieza

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    18 Para otro examen de este tema vase Santa Cruz (2003). La compilacin de laque ese trabajo forma parte rene otras contribuciones valiosas para la discusin deltema general del presente artculo

    19 Tambin otras ocupaciones ofrecen escondites similares (por ejemplo los juegosformales, la asociacin libre, la improvisacin brillante, el resentimiento ensaystico,la representacin letrada de profesores actualmente influyentes en mbitos envidiadosdel primer mundo). La simulacin de la filosofa es proteica.

  • a ser vista con desinters y pesada desconfianza por la comunidad. Perono es el nico motivo. Cualquier reconstruccin del Canon deberaexplicitar una fuente ms raigal para reclamar tanta herencia, pues nodebe olvidarse que el Canon se form en un tiempo que, a diferencia delnuestro, era culturalmente muy propicio para decirse filsofo profesional.Junto con el deseo de encontrar verdades inconmovibles, heredado de otrasactividades del pensar, en Jonia ocurri la primera manifestacin delprecepto cero.20 Enseguida se recomend: examinen racionalmente susvidas, es decir, sus creencias, propsitos, acciones, inquietudes,comunidades, mundos, polticas. La filosofa universitaria acudiimplcitamente a esta idea cuando crey que algo permite pensar unidasa tantas personas diferentes desgranadas durante tanto tiempo enmbitos tan diversos: manifiestan esfuerzos intelectuales, reflexivos, queresponden al consejo y ayudan a examinar la vida. Discutir la historicidadesencial de la filosofa tambin hace sentir la tpica dificultad derivadadel precepto: supone alguna determinada concepcin del tiempo, elpensar, la intersubjetividad, la historia, y toda suposicin debe serfilosficamente cuestionable.

    El precepto cero, creo, tiene el efecto benfico de desmantelar losrasgos del Canon, segn la versin CR, que estn ms ligados aposiciones especficas derivadas del idealismo alemn que lo hizonacer.21 En particular, desdibuja la impresin, que el idealismo transmitia las generaciones posteriores, de que una profesin universitariallamada filosofa era el telos racional hacia donde se diriga aquellaintencin reflexiva comenzada por los griegos. Incluso la vieja idea debuscar verdades necesarias tambalea en ese suelo. Porque no se vea lanecesidad o porque no se espere verdad alguna. Exactamente porefectos como sos es que su incorporacin al Canon impide que ladisciplina filosfica propicie alguna normalidad profesional. La mximasocrtica propone sostener siempre la disposicin a cuestionar todo,ejerciendo el dilogo racional y aceptando vivir conforme a lo queresulte de la reflexin.22 Qu vaya resultando no est fijado. Teoras,silencio, ebanistera, neo-pensar, accin poltica, poesa, matemtica,

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    20 Vase, por ejemplo, Cordero (2008).21 Es posible que CR est sesgada por los rasgos peculiares de la filosofa

    universitaria sudamericana del siglo veinte donde, como ocurre en las comarcasdependientes, los efectos de los cambios metropolitanos tardan en llegar (situacin quea veces favorece la independencia, pero a veces no).

    22 Dubitare aude!, para mantener con vida la exhortacin ilustrada que abri pasoa la filosofa universitaria.

  • crimen, (hasta son posibles la historiografa y la docencia).23 La filosofauniversitaria se detiene antes, pero el filosofar contina en sedepersonal.24 Pero aun as, la filosofa universitaria ya no puede construirun sentido para filosofa que ponga a la filosofa en el seguro caminode las profesiones.

    Con el Canon as visto podemos mejorar el apoyo a la tesis deRabossi segn la cual la filosofa universitaria no es una profesin (en elsentido hoy usual de profesin). Pero no confirmamos su posicin de quela filosofa segn la filosofa universitaria, es decir, segn la filosofa talcomo la concebimos, practicamos y valoramos tenga que ser filosofaprofesional (aunque no pueda). Recordemos la diferencia que el propioRabossi hace (cf. p. 20) entre el sentido de filosofa que llamaextensional: el tipo de prctica terica que transcurre en losdepartamentos universitarios llamados de filosofa, y otro sentido, quecorre por cuenta de esos practicantes. Rabossi ve desplegado este segundosentido en las distintas versiones de CR y entonces no puede verloincompatible con CR. Pero como CR no es ms que la explicitacin de laprctica de la filosofa universitaria, el segundo sentido no podra ser msque una especificacin del primero. Por tanto, piensa,

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    23 Estar dispuesto a cuestionar racionalmente todo es disponerse a perder la calma.La serenidad puede ser meritoria y provenir de la filosofa, la casualidad o la estupidez,pero en ningn caso es filosofa. Filosofar es una manera de desear y eso nuncatranquiliza. El entusiasmo, en cambio, incluso la exaltacin, son modos de resistir lafruicin de cuestionar, maneras de avanzar algn trecho, son compatibles con filosofar.Tambin la tristeza. La aparente calma de algunos filsofos slo es momentnea yracional indecisin.

    24 Al hacer ciencia se atiende un problema procurando hacerlo como lo haracualquiera. Al filosofar se atiende tambin a las resonancias personales. Con cadapregunta se plantea la cuestin de quin la hace. Si cuando H pregunta P acepta quela circunstancia de que pregunte P le plantea preguntas (quin pregunta?,preguntar? qu es eso?) tan propias de su disciplina, de su preguntar, como lo esP, y acepta la perspectiva de verse conducido hacia vastas perplejidades por elmomento ltimas, entonces acta como filsofa. No est obligada a ocuparse conlas nuevas preguntas antes, o despus, de decirse algo, presumiblemente inteligible,en voz alta, sobre P. Salvo que vea ese ocuparse con precisamente esas preguntas,como parte urgente del examen de su propia vida (para otros eso puede sentirse comoun excesivo autointers). La razn filosofante, tal como la entiendo, no consiste enabstraer las circunstancias concretas (psico-socio-histricas) de enunciacin de unatesis. Consiste en abstraer algo, porque no todo puede ser cuestionado a la vez, perono hay lmite para lo que no se quiera abstraer, aunque lo haya para lo que se puedaatender.

  • la institucionalizacin y la prctica profesional de la filosofa no sonadornos circunstanciales, sino factores constitutivos de la manera comola concebimos, practicamos y valoramos; es decir, no son cosas que leocurrieron fortuitamente a la filosofa en un determinado momento desu despliegue histrico, sino elementos necesarios del complejo cuadroinstitucional-doctrinal-comunitario-cultural que compone lo que damosen llamar filosofa (p. 195)

    Que la institucionalizacin universitaria con pretensiones degenerar una profesin autnoma es constitutiva de la filosofauniversitaria es obvio por el modo en que se han elaborado estosconceptos, pero Rabossi quiere aqu oponerse a la tesis de que

    existe una prctica terica transhistrica, la filosofa, que se manifiestaaqu o all, de distintas maneras, en diferentes momentos o perodos.Dado este supuesto, es natural inferir que el formato que adquiere encada corporizacin es contingente respecto de su modo especfico deser (p. 195)

    Intenta mostrar que la filosofa universitaria no permite pensar quehaya otra actividad diferente que pueda llamarse filosofa. Que as comono existe la Historia de la filosofa como una disciplina nica ypermanente, como una clase natural disciplinal, la filosofa, tampocoexiste como una clase natural disciplinal (p. 197)

    Para explicar el carcter general de un predicado o de unconcepto, por ejemplo el concepto de filosofa, no es preciso creer que losrasgos que se utilicen para aplicarlo sean abstractos o ahistricos, nicreer que establecen condiciones necesarias y suficientes para suaplicacin. Djese en suspenso el carcter de esos rasgos y sustityasela idea de condiciones necesarias y suficientes por la de parecidos defamilia. Basta con eso para encontrar similitudes entre ciertas prcticasalojadas en el Liceo, en las universidades medievales, en salones delsiglo dieciocho y en circunstancias parecidas. Semejanzas suficientespara justificar el empleo de filosofa, con el mismo significado, paratodas ellas. El precepto cero es buena gua. Ayuda tambin despojarsede la idea, vinculada al Canon, si no perteneciente a l, de que lasprcticas anteriores llamadas filosofa fueron ensayos fallidos de lonico que vale la pena llamar as: lo que hoy hacemos bajo ese nombre.El cuestionamiento racional de lo que fuere ha tomado muchas formas,y obliga a criticar la pretensin de cualquiera de ellas de ser la nicaadecuada. Basta con advertir que todo cuestionamiento supone alguna

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  • lgica y algunos conceptos, que lgicas hay muchas, lo mismo que gruposy sistemas de conceptos, y que sin argumento, esto es, sin lgica,conceptos y esfuerzo por contemplar alternativas, no cabe elegir,provisoriamente, una forma de pensar, preguntar o cuestionar.25

    En tanto el Canon se infiere de las presuposiciones y prcticasefectivas dentro de la institucin universitaria, y su cumplimiento porlo que acaba de decirse- no equivale al cumplimiento pleno de todos suspreceptos (basta una ponderada disyuncin para generar el debido airede familia), la exhumacin del Canon debe tomar en cuenta el notoriopapel institucional del naturalismo del siglo diecinueve y del pragmatismo,el neonaturalismo, el heideggerismo y wittgensteinismo del veinte. Alhacerlo no puede sostenerse que la autonoma disciplinal, entendida noslo como independencia operativa (p. 205) sino tambin como nocontaminacin disciplinal y acceso a conocimiento sui generis (p. 205) seauna condicin necesaria para el cumplimiento del Canon. Versionescannicas como las aludidas no slo ponen en cuestin la pureza delsaber filosfico, o del filosofar en general, sino tambin la metafundacionista o, incluso cognitivista que otras versiones pretenden.26

    IV.

    El argumento de Rabossi era: (1) El comportamiento estndar dela comunidad filosfica y los presupuestos de sus prcticas y de lossistemas filosficos de los ltimos dos siglos determinan una preceptiva:CR; (2) CR reclama la fijacin de una normalidad disciplinal quecaracterice la filosofa como profesin autnoma y CR establece el marcodonde los sistemas y enfoques alternativos compiten para fijar esanormalidad disciplinal; (3) pero CR no permite resolver la disputa entrelas alternativas que promueve, por tanto, (4) CR impide la normalidadprofesional, esto es, un estadio de la prctica disciplinal en el que no haydisputas acerca de la manera de llevar a cabo la prctica especfica [y hay]consenso acerca de cmo plantear las discrepancias e identificar los tiposde prueba pertinentes (p. 204)

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    25 No se trata de que hacer ese esfuerzo racional arrojar un resultado claro (es fcilimaginar que no lo har), sino que sin hacer ese esfuerzo la eleccin no es racional.Incluso puede ocurrir que, hecho el esfuerzo reflexivo, la eleccin que siga lleve a pensarque el esfuerzo resulta ahora casi ininteligible, como pasaba con las escaleras deWittgenstein. La filosofa parece un arte precedido de ciencia.

    26 Cf. nota 13.

  • En los prrafos precedentes se puso en duda el fundamento queRabossi presenta para su tercera premisa. Luego se justific el reemplazode CR por un Canon centrado en la mxima socrtica y, en lo que hace asu versin decimonnica, ms o menos similar a CR. De este modo seencontraron motivos suficientes para sostener aquella tercera premisa ylo esencial de la conclusin del argumento.

    Ante un panorama como este Rabossi sugiri transgredir CR(p.207) (aunque se eximi de recomendarlo (p. 212)), radicalizando unapropuesta de Nozick a fin de considerar que

    La filosofa no es una disciplina, el filsofo no es un descubridor deverdades, las teoras filosficas no transmiten conocimiento, la misinde la filosofa no consiste en fundamentar o justificar. El quid de lafilosofa es alcanzar algo mucho ms importante y original que todoeso: desplegar las lecturas posibles del mundo actual para comprendercmo las cosas se relacionan entre s. (p. 207)

    Rabossi dice muy poco ms a fin de aclarar la presumiblediferencia que necesita entre comprender cmo las cosas serelacionan entre s y tener afirmaciones alternativas, con pretensionesde verdad, o de aceptabilidad general, acerca de cmo las cosas serelacionan entre s, o entre lecturas posibles del mundo yelucidaciones o propuestas alternativas de sistemas de conceptos.Sobre todo cuando tan deseada comprensin se piensa compatible ycomplementable con una visin naturalizante de la filosofa. Laconviccin, adquirida reflexivamente, de que cierto presunto problemaslo es un pseudo-problema o es un sinsentido o puede ser evitadocambiando la manera de hablar, rene las condiciones usuales para serconsiderada conocimiento, o afirmacin con pretensiones de verdad o deaceptabilidad universal. Y si la reflexin consisti en un examen de laorganizacin de los conceptos involucrados y/o una propuesta dereorganizacin o de cambio, entonces hasta parece calificar comopretendido conocimiento necesario o a priori. Decir que en casos as slose ha hecho una propuesta de cambio conceptual o de cambio de formasde hablar o vivir, no ayuda mucho. Si slo es una propuesta entre otrasy no hay motivo para elegirla, por qu hacerlo? cuando se puede seguircon lo que ya sabemos hacer y nada garantiza que con el cambio notendremos iguales o peores sorpresas. Si el motivo es la esperanza desentirnos mejor (al menos despojados de un problema), la cuestin esmejor respecto de qu fines? Y todo fin merece esclarecerse y sercuestionado, de modo que la aceptacin simpliciter de los fines implcitos

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  • no resulta cmoda. En sintona con la breve referencia de Rabossi nome ocupar ahora de estos importantes asuntos. Slo quiero suscribirla sugerencia que l formula, con dos cambios, tal vez menores.

    El primero consiste en negar carcter profesional a la filosofa peroalentando su carcter disciplinal, por variado que pueda ser (con la cargade educacin, exigencia, entrenamiento, coercin, y hasta de azotes, quesuele vestir junto con otros atuendos menos sombros), a fin de distinguirlade otras actividades que tambin involucran el habla pero son ms frvolaso ms dogmticas o menos ecumnicas.27 El segundo consiste en darcabida, y quizs privilegio, a la actitud de no buscar ni esperar verdadeso teoras o fundamentos, pero sin negar por eso que, aun para comprendersin conocer, est permitido afirmar algo y juzgar tesis o considerarestructuras inferenciales. En particular, plantear preguntas o problemasltimos e intentar construir y evaluar respuestas o superaciones. Nopodemos saber si hay problemas perennes, pero al Canon no le hace faltadecretar que bajo las mismas palabras, o palabras parecidas, encontramos(o debemos encontrar) en la larga historia humana la misma pregunta oel mismo problema, para imaginar que es razonable el esfuerzo por versi en palabras de otros, lejanas o cercanas, podemos encontrar conceptoso inspiracin para aclararnos las preguntas que estemos hacindonos. Tanrazonable, probablemente, como creer que esas personas, suscomunidades, sus culturas, estn suficientemente ligadas a nosotros comopara que no las olvidemos cuando nos dispongamos a entendernosnosotros mismos. Tal cosa no supone la posibilidad de ver el mundoahistricamente, salindose de la propia piel; a lo sumo, a veces, suponela posibilidad de vincular estrechamente una pregunta presente conalguna anterior.

    No es clara la relacin entre el Canon y la Facultad de filosofa.Cuando Rabossi estudia las transgresiones a CR parece creer queconsisten en el rechazo de algunos preceptos cannicos junto con lapromocin del cambio o supresin de las facultades de filosofa, al menostal como fueron diseadas en el siglo diecinueve. El Canon deflacionadoy socrtico presentado en estas pginas incorpora muchos de lostransgresores a CR y, al menos por esa razn, propicia cambios en lasfacultades de filosofa. Otro tema es si la comunidad, tantas vecesconducida por productores veloces de bienestares breves, va a encontrarconveniente proveer instituciones pblicas para meditar, de modo tan

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    27 No es que algunas de esas actividades impidan ser sabios, simplemente no cons-tituyen filosofa.

  • moroso, vacilante y poco productivo,28 no slo sobre asuntos perentoriossino tambin acerca de asombros impopulares, ideas incorrectas, dilemasinoportunos, cambios imprudentes, obviedades inofensivas, dudasdisolventes, ocurrencias vertiginosas; en fin, si va a querer dar lugar alo que est fuera de lugar. No es seguro, en otras ocasiones no lo hizo. Elpeligro es mutuo. No est de ms recordar que lo que resulta apremianteo importante es relativo a circunstancias que pueden modificarse de mododrstico e inesperado. Incluso un objetivo tan comunitario como discutible,el de la mera sobrevivencia, se beneficia cuando se cuenta con mltiplesperspectivas sobre lo que ocurre o puede ocurrir. An para financistas,revolucionarios, asalariados, profesionales, polticos, funcionarios,acadmicos y otros urgidos por el xito, no sera del todo intil permitirtales desvaros a un conjunto estadsticamente controlado de personasraras. Pero esto no es necesariamente una buena noticia para el ejerciciode la filosofa. Cuando Nietzsche crey que el pueblo tiene necesidad deanormalidades se refera a otra cosa.

    Si las disputas filosficas en torno a la naturaleza de la filosofa sonindecidibles, y si no quiere verse esta circunstancia como determinandoparte de la naturaleza de la filosofa, sino que se prefiere verla comoprueba de la vaciedad de la pregunta por la naturaleza de la filosofa,entonces slo nos queda el sentido comn de filosofa, esto es: lo que sepueda inferir, tras indagaciones socio-histricas, como conjunto de rasgosque caracterizan las prcticas que en cada caso se llamen filosofa. Yninguna de esas prcticas podr nunca proponer nada mejor. Peroentonces, por qu valdra la pena intentar una manera distinta depensar la filosofa, como propone Rabossi al cerrar sus reflexiones?Deberamos hacer lo que queramos y tal vez alguien crea, post mortemnostram seguramente, que estbamos inaugurando un filosofar diferente.No hay un punto de vista externo a la filosofa para develar la naturalezade la filosofa. El sentido provisto por el Canon es externo, salvo decisinfilosfica.29 Y no hay slo un tipo de prctica autodenominada filosfica.Al fin, pues, cada prctica decide la cuestin para s misma, resuelve, defacto al menos, la cuestin normativa. Por otra parte, un modo de

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    28 La productividad y el xito son objetivos muy buscados. No es casual el nfasisde la filosofa universitaria en la produccin filosfica y, menos an, la facilidad con quela mide.

    29 Decisin que puede ser cannica siendo naturalista, por ejemplo: no hay ms com-prensin de la naturaleza de la filosofa que la provista por una correcta investigacinpsico-socio-histrica de ciertas prcticas. O cannica sin ser naturalista, por ejemplo:es parte del concepto de ser humano la capacidad de preguntar y responder dialogan-do acerca de todas las cosas.

  • imaginar la filosofa que transgreda CR no deja de ser un modo cannico,ya que el canon se infiere de la prctica que surja, cualquiera sea. Serun canon que d lugar a una profesin? Slo si rechaza el precepto cero.Pero por qu hara falta constituirse en profesin? Por qu una vidainflexiblemente profesional sera preferible a una vida permanentementeexaminada? Si se hace un esfuerzo por contestar estas preguntas secumple el precepto cero a fin de rechazarlo. Pero si no lo rechaza ser unafilosofa tan Cannica como cualquiera de las actuales. El aire de familiala alcanzar. La investigacin que descubre un canon es socio-histrica,pertenece a la Historia de la filosofa. Para que tenga importanciafilosfica se necesita una filosofa que la haga suya, una evaluacinracional que eventualmente la acepte y sostenga el canon descubierto. Serequiere pasar de la descripcin a la norma, preguntarse, por ejemplo:seremos, precisamente nosotros, cannigos de este canon? o, msbrutalmente, qu queremos hacer? Si nos interesa ms la filosofa ymenos la profesin estaremos de acuerdo: todo canon es el Canon.

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    TODO CANON, EL CANON 59

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