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análisis urbano e imagen urbana

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Durante el siglo xx el cambio vertiginoso en los modos de consumo, a raíz de la industrialización y la expansión de los nodos urbanos, generó nuevos patrones culturales entre los habitantes del mundo, quienes ba sa ron

su desarrollo y progreso en las ciudades. La población del mundo cambió de ser rural a ser mayoritariamente urbana en tan sólo unas décadas. En la actualidad más de la mitad de la población del mundo habita en ciudades; tan sólo en México se estima que alrededor del 77% de la población nacional se encuentra en centros urbanos. De este modo las ciudades se convirtieron en el punto de inspiración para la creación de los artistas, desde los albores del siglo xx, con la imagen romántica y bohemia de las vanguardias y posteriormente a través de los postulados de la modernidad, el funcionalismo y la utopía del futuro. En la era contemporánea los artistas como agentes globales no pueden prescindir de la ciudad, o al menos de las tecnologías para estar conectados en red. Los entornos urbanos se han con-vertido en motor, escenario y campo de cultivo para la creación.

La digitalización del mundo y el cambio de paradigmas que convirtió a la información en el valor más elevado de la cultura contemporánea en la transición del siglo xx al xxi, ha generado una verdadera red global en la que todas las ciudades del mundo se encuentran interconectadas y las acciones dentro de cualquiera de éstas generan

impactos a nivel global. El flujo cultural se desplaza en todas direcciones y hace que esta red se mantenga viva y mutante a la vez. Conscientes de esto, en El Asunto Urbano hemos decidido dedicar nuestra primer entrega al tema Territorios, entendiendo que en un mundo global basado en las dinámicas del flujo informático, el culturalismo ha cobrado un nuevo sentido y el concepto más primitivo de la organización social: el territorio, permanece en el imaginario colectivo y en los distintos imaginarios locales. El territorio se presenta como emplazamiento físico, pero también como ejercicio de la memoria (personal e historiográfi co), así como límite de sentido.

Partiendo de una tríada conceptual basada en la letra R como punto de partida, recuperación, reivindicación y resistencia son los tres conceptos desde los cuales el territorio se hace presente en las distintas colaboraciones que aparecen en nuestra primer editorial. Desde la investigación documental de Marcos Betanzos en el Bordo de Xochiaca, hasta los proyectos de reciclamiento urbano propuestos por Rodrigo Velasco en Teotihuacán y Alejandro Haiek en el Parque Cultural Tiuna El Fuerte, o el retrato de “parches urbanos” en el ensayo fotográfi co de Jason Mena.

Junto con el equipo que forma El Asunto Urbano esperamos que esta propuesta contribuya al concierto de voces interesadas en hablar sobre este asunto que a todos nos compete.

Isaac TorresDirector General

http://elasuntourbano.mx

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DANTE ANAYA SAUCEDO (CIUDAD DE MÉXICO, 1990) Estudia la carrera de Filosofía en la UNAM y a veces escribe. Obtuvo el segundo lugar en el Premio Nacional al Estudiante Universitario de la Universidad Veracruzana, en la categoría de ensayo y una mención en el concurso Punto de Partida de la UNAM, en la categoría de traducción, ambos en 2014.

JOAQUÍN DÍEZ-CANEDO NOVELO (CIUDAD DE MÉXICO, 1989) Estudió Arquitectura en la UNAM y acabó de dibujante en un despachito. Así las cosas. Pero a veces se sienta y escribe.

TEOBALDO LAGOS (VALDIVIA, 1979) Es escritor y vive y trabaja en Barcelona y Berlín. Formado en Comunicación Social y Estudios Latinoamericanos, es candidato a Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona e Investigador Asociado al Grupo “Arte, Globalización, Interculturalidad” de la misma institución.

AMANDA DE LA GARZA (MONCLOVA, 1981) Es curadora, historiadora del arte y poeta. Trabaja como Curadora Adjunta en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC, UNAM) desde 2012. Su trabajo curatorial y de investigación ha girado en torno a los temas de: arte contemporáneo, fotografía documental, cine expandido, arte público, arquitectura, urbanismo y danza contemporánea.

CASSANDRA GUTIÉRREZ OOSTHUYSEN (VIRGINIA, 1990) Estudió Arquitectura en la UNAM y el Programa de Estudios en Fotografía en Centro ADM. Es colaboradora de la revista Bitácora, de la Facultad de Arquitectu ra de la UNAM. Su interés transita entre la fotografía, la ciudad y el arte.

ISRAEL MENESES (CIUDAD DE MÉXICO, 1979) Arquitecto por la UNAM y Anti-arquitecto por convicción. Ha recorrido diversas disciplinas artísticas como la literatura, la pintura y la música. Cree que en algún momento los arquitectos dejarán de hacer arquitectura para hacer espacio público; que los urbanistas serán activistas y que los artistas caminarán humildemente las calles. 

EDUARDO ORTIZ-RAMÍREZ (CIUDAD DE MÉXICO, 1987) Diseñador. Pensador metodológico de lenguajes, estructuras y rutas, desarrollador de proyectos y experiencias digitales, cree en el diseño como un sistema para incrementar el valor, mejorar la vida de las personas y transformar el mundo.

SILENE RIVERA (GUADALAJARA, 1987) Interiorista por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Decidió adentrarse en el uni verso de la arquitectura desde los inicios de su carrera. En 2012, después de varias decepciones políticas, comienza a interesarse por la fi losofía y el activismo, resultando en una radicalización de sus posturas, las cuales está en proceso de combinar con su otro gran interés: La Ciudad.

PEDRO SÁNCHEZ (CIUDAD DE MÉXICO, 1977) Politólogo por la UAM Iztapalapa y Maestro en Planeación y Política Metropolitana por la UAM-Azcapotzalco, cronista e hijo pródigo del barrio de Tepito.

COLABORADORES

CONTACTO

[email protected]

/elasuntourbano

@elasuntourbano

DISEÑO EDITORIALLizbeth Alavez

Liliana Ramírez Camacho

DISEÑO GRÁFICOPablo Méndez Zarazúa

SOCIAL MEDIA MANAGERNizarindani Fuentes

DESARROLLO WEBwearetherobots.info

CONSEJO EDITORIAL Jonathan ÁlvarezMarcos Betanzos

Amanda de la GarzaPedro Hernández

Fran IlichGina Jaramillo

Teobaldo LagosRoberto Shimizu

DIRECTORIsaac Torres

EDITORES

Mariana Barrón RubioEduardo Ortiz-Ramírez

Rodrigo Velasco

CO-EDITORAdalberto Charvel

EL ASUNTO URBANOREVISTA INTERNACIONAL GRATUITA DE

URBANISMO ARTE Y ARQUÍTECTURAVol. 1, Núm 0, enero-marzo 2015

Una publicación trimestral editada por: LIKE EDITORIAL, S.C. Teléfono (55) 47564274.

Editor responsable: Isaac Emmanuel Torres Ortiz.

Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título yCertifi cado de Licitud de Título y Contenido:

en trámite.

Impresa enDiseño Creativo en Publicidad y Tipografía S.A. de C.V.

Las opiniones expresadas por los autores no reflejan la postura del editor de la publicación.

Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publica-

ción sin previa autorización de Like Editorial S.C.

http://elasuntourbano.mx

territorios# 00

enero 2015

12. Paradoja del futuro | Joaquín Diez Canedo13. La Ciudad: Una palabra dada | Dante Saucedo

15.Territorio inseguro en Sudáfrica: naturaleza vs. urbano | Cassandra Gutiérrez Oosthuysen17. Bienal de Moabit | Teobaldo Lagos

19. Arquitectura | Parque Cultural Tiuna El Fuerte | LabProFab / Alejandro Haiek 26. Urbano | Parque Lineal: Rescate del Río San Juan Teotihuacán | Rodrigo Velasco

34. Arte | Light out of the territory | Jason Mena

41. Moscas | Pedro Sánchez42. Sin título | Amanda de la Garza

48. 57 minutos | Eduardo Ortiz-Ramírez

04. Bordo de Xochiaca | Fotografía y texto por Marcos Betanzos

INDEX

44. Bestiario Urbano | Israel Meneses46. Vs. espacio público | Silene Rivera

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Bordo de Xochiaca

Fotografías y texto por Marcos Betanzos | @MBetanzos

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El Distrito Federal tiene una producción diaria de 13,000 toneladas de basura y 20,000 considerando la Zona Metropolitana del Valle de México. 1 kilogramo por habitante en promedio.

Estudios realizados por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) revelan que el 80% de nuestros desperdicios se albergan en rellenos sanitarios al aire libre donde no existe control sobre el manejo de desechos.

En México, sólo se recicla y se produce composta del 10% de los residuos mientras que en países como Alemania y Austria se emplea el 60% de lo generado.

Holanda sólo confi na el 3%, el 65% lo recicla, y el 32% restante se utiliza para la generación de energía.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) afi rma que en el año 2004 se producían 57,000 toneladas diarias a nivel nacional. Hoy a más de siete años, la cifra casi se ha duplicado superando las 100,000 toneladas.

El Bordo de Xochiaca, ubicado en el oriente de la ciudad fue destinado como tiradero en 1945 con una extensión de 7 kilómetros bajo la orden presidencial de Manuel Ávila Camacho.

Nezahualcoyotl se establece ofi cialmente como municipio hasta el 18 de abril de 1963 y es la demarcación política que alberga al Bordo de Xochiaca.

En este lugar se encuentran trabajando seis organizaciones civiles dentro de una red enfocada al manejo de residuos: pepenadores, recolectores, carreteros y comerciantes.

Más de 500 familias laboran en este territorio a diario.

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MARCOS BETANZOSBecario del Sistema Nacional de Jóvenes Creadores FONCA 2012-2013 en la disciplina de Diseño Arquitectónico. Miembro del Consejo Editorial de la Revista Domus México, América Central y el Caribe.

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A lguna vez oí a Daniel Libeskind de cir que los arquitectos siempre de-bemos ser optimistas y pensar en el futuro.

A mí, esta visión de ingenua esperanza en el porvenir —es decir,

concebir al tiempo como una línea recta y progresiva, y que siempre apunta a mejorar — me parece reduccionista y tal vez hasta e quivocada. Me parece, incluso, peligrosa. Esto porque, por un lado, el optimismo tiene que ver con una acción moral de la arquitectura —es decir, cómo la arquitectura se plantea la premisa de intervenir el entorno a partir de reducirlo y transformarlo a una forma bella, y por lo tanto pura o idealizada—; y la segunda, el futuro, nos habla sobre la manera en que, a partir de la arquitectura, planteamos nuestro lugar en el tiempo presente con respecto al porvenir.

Para responder a Libeskind, debo empezar por establecer algo que en cierta medida me contradice, o por lo menos anula hasta cierto punto mi diatriba: es verdad que la misma palabra proyectar signifi ca echar algo hacia adelante, y que por

lo tanto cualquier proyecto es un intento de futuro: una idea proyectada es necesariamente una realidad posible. Y es cierto también que en el fondo (y en el mejor de los casos) de eso se trata el ofi cio arquitectónico: pensamos realidades inexistentes a partir de lo que creemos que será mejor e intentamos llevarlas a cabo.

También es cierto que la arqui-tectura-como-construcción-física es resulta do de ideas, o prejuicios sobre la realidad —posturas morales, políticas o estéticas—, y por ende no cabrá duda que es un medio a través del cual representamos nuestras concepciones y cosmo-

gonías. (Tal vez por eso es que resulte inevitable asignarle un valor negativo a priori, resultando siempre en una idea optimista de lo que será.) Entonces, se puede afi rmar que la(s) arquitectura(s), y en consecuencia, la(s) ciudad(es), son la materialización de las ideas de futuros posibles y buenos de las sociedades que nos preceden.1

Así, parece resultar que la acción de la arquitectura es necesariamente optimista y debe incluir una visión positiva del futuro. ¿Pero entonces por qué no hemos logrado la utopía?

Y pregunto, ¿podemos realmente concebir un futuro hoy en día?, ¿somos nosotros arquitectos quie nes deben asumir esa tarea? Y también, ¿debemos seguir pen sando en el rol de la arquitectura como un agente de cambio? Es decir, ¿tenemos los argumentos sufi cientes como para alzarnos co mo faro moral ante el caos ético del presente? Y, fi nalmente, ¿a qué realidad respondemos: a la real —aquella de conflictos, con-tradicciones, desigualdad y violen-cia, — o a la ideal —esa donde todo el tiempo es primavera?

1 Es decir, que a partir de éstas ha sido posible dar forma a aquello que nos ha signifi cado como seres históricos y, por lo tanto, que la arquitectura es un medio de representación.

« QUE SERÁ, SERÁ (WHATEVER WILL BE, WILL BE) »JAY LIVINGSTON Y RAY EVANS

PARADOJA DEL FUTUROTexto por Joaquín Diez Canedo

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Borges comenzó a usar las manos décadas antes de perder la vista. En los años veinte, solía pasear por los nuevos barrios

de Buenos Aires con el fotógrafo Horacio Coppola; juntos, planeaban editar un libro que fuera un recorrido por su ciudad. Recuerda el fotógrafo: “era interesante su gusto por la piel, por así decir, de Buenos Aires. Por ejemplo, paseando por un lugar por donde había un paredón, Borges puso las manos así, y lo tocó, así, como si fuera algo vivo”.1

Antes de sumergir sus textos en bibliotecas infi nitas, Borges hablaba sólo de su ciudad: “yo soy el único espectador de esta calle / si dejara de verla se moriría”, escribió en un poema de su primer libro, Fervor de Buenos Aires. Poner por escrito su ciudad fue su primera obsesión literaria, y es posible que acaricia ra las pare-des por que sabía que su tarea era imposible. ¿Fue capaz, alguna vez, de escribir lo que Bue nos Aires le decía en las yemas de sus dedos? Esa pregunta y esa obsesión son también nuestras: ¿qué lenguaje, qué trazos o qué números bastan para describir nuestra ciudad? Aún más: ¿qué tipo de palabra es una ciudad?

“Todo México es ciudad”, creía Francisco Cervantes de Salazar hace quinientos años, “porque no tiene arrabales”. En su diálogo México en

1554, tres personajes caminan por la nueva capital y admiran sus calles rectas, su cuadrícula perfecta, la regularidad plana de su plaza mayor. México era “bella y famosa” porque parecía definible; para narrarla, Cervantes se limitó a trazar líneas como un geómetra.

Pero las ciudades “andan, emigran y hasta salen a mudar de aires”, como intuyó Gutiérrez Nájera a fi -nales del siglo XIX, cuando México comenzaba a ensancharse. Cami-nando intentó describir su porvenir y, con él, su origen disperso: el desplazamiento, el desborde, su propia movilidad. Escribir sobre la ciudad signifi caba entonces per-seguir sus límites en escapatoria y re-trazarlos cada vez, para intentar adivinar su futuro.

En los años veinte, cuando el país comenzaba a pacifi carse, la ciudad se levantó en armas: “ciudad insurrecta de anuncios luminosos” escribió Manuel Maples Arce en uno de los manifi estos del estridentismo. La ciudad estaba “toda tensa de cables y de esfuerzos / sonora toda” y caminar por ella resultaba casi innecesario. Detenidos en un sólo punto, Maples Arce y sus contemporáneos quisieron poner por escrito la estridencia de una ciudad que comenzaba a estallar y a fragmentarse: “la ciudad se desgranó por telégrafo”, dijo Germán List Arzubide.

¿Cambió la ciudad o cambió sólo su escritura? Mejor dicho, ¿ha sido posible alguna vez separarlas por completo? En un mapa, en un plano, o en un proyecto, la ciudad no es más que una promesa: una palabra dada. Alguna vez quisimos que esa palabra fuera la belleza y la rectitud; después, el movimiento o el estallido. Incapaces siempre de defi nirla, no nos ha quedado más que prometérnosla unos a otros como espacio común o como derecho, como tierra prometida.

El menos urbano de nuestros clásicos, El llano en llamas de Juan Rulfo, nos habla también de esa experiencia. En la narración que abre el libro, cuatro personajes caminan por un llano agrietado, caliente, desgranado. “Uno ha creído a veces”, dice el narrador, “que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al fi nal de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo”.

En ese cuento —y en la ciudad— “las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera y se le resecan a uno en la lengua”. Pero ellos —y no-sotros— seguimos hablando y caminando, creyendo en la palabra que nos hemos dado. El título de ese texto —y el de la ciudad— es una promesa y también un regalo: “Nos han dado la tierra”. Es el espacio que habitamos: una palabra dada.

1 Citado en Adrián Gorelik, La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936, Argentina, Universidad Nacional de Quilmes, 2010, p. 376.

LA CIUDAD: UNA PALABRA DADATexto por Dante Saucedo

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Cassandra Gutiérrez Oosthuysen / Johannesburgo, 2014

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TERRITORIO INSEGURO EN SUDÁFRICA: NATURALEZA VS. URBANO

Texto por Cassandra Gutiérrez Oosthuysen

Al pensar en África proba-blemente se pien se en sus paisajes ú nicos antes de sus ciudades, pero, si se planea ha-

cer un viaje al punto sur del continente ambas experiencias son imperdibles. Por un lado, fauna y flora gigante, extraño, prehistórico. Por el otro, ciudades modernas occidentales con enorme diversidad racial y lingüística y orgullosamente africanas. Mantenidas, limpias, con un toque de grafi ti y mucha pobreza. La identidad de todo el país no reside en su gente, sino en su naturaleza - lo cual no es extraño, quizás debido a los problemas raciales que han existido, quizás porque las tribus originales fueron exterminadas.

Sudáfrica es hogar del parque nacional Kruger (nombre que quizás hayan escuchado en Animal Planet o Discovery Channel); un espacio un poco más pequeño que el estado de Hidalgo donde residen animales africanos en su entorno natural. La actividad básica es el safari fotográfi co: manejar todo el día en búsqueda de animales. Cansar los ojos observando y analizando la sabana en espera de movimiento, alguna mancha extraña que remita a algún mamífero, ave o reptil. Después de un día tan cansado es posible ir a ciudades cercanas, pero la experiencia se defi ne al dormir ahí.

Una cosa es dormir en una cabaña de un bosque cualquiera, y otra es

dormir en rondawel a la mitad del highveld. Sin internet, sin televisión. Al caer la noche la única opción es dormir. Si es que se quisiera salir se tiene que ir acompañado de un guardia armado porque existe una gran probabilidad de ser atacado por un leopardo nocturno. No existe situación que se compare; para un citadino es surreal. Una cosa es tener miedo de maleantes y otra cosa muy distinta es tener miedo de predadores. Bajo el sol africano, insoportable aún en invierno, bajo las impresionantes estrellas del hemisferio sur – la vía láctea a plena vista - no podría existir lugar tan contrario a lo urbano y debido al contraste, tan entrañable e impresionante.

Visitar Johannesburgo, Jo’burg o Jozi, consta de una dinámica similar.

Tengo que aclarar que no puedo hablar objetivamente en este ar-tículo. Mi madre sudafricana fue una de mis acompañantes en este viaje (o más bien, yo fui una de las suyas). Ella, una blanca bóer como el resto de la familia y sus amigos fueron los guías del viaje, los cuales tuvieron autoridad absoluta sobre los lugares de visita. La única forma recomendable de entrar al centro de Johannesburgo fue a través de un turibús. En ninguna parada del centro de esta ciudad fue sugerido el descenso. En la parada más importante se ofrecía un guardia de seguridad.

Grandes edifi cios modernos y decó erguidos en un auge gracias a la industria minera, la consolidación de la industria; la ciudad que lo acompaña. Imagen de la mo-dernidad del apartheid. Todavía es latente el momento antes de su disolución – momento de crimen extremo resultando en el abandono del dis trito fi nanciero. Todavía no se reha bita. Vidrios rotos. Edificios completamente abandonados. Inmi -grantes nigerianos, congoleses, u gan deses, locales pobres.

En el suburbio donde dormimos, de casas amplias, jardines delanteros, traseros, y albercas, no era raro escuchar de robos a mano armada, de vecinos disparados. Había una reja que daba a la calle. Una reja a la entrada de la casa. Una reja al jardín trasero. Una reja antes de entrar a los cuartos. Una pistola en el cuarto. Una pistola sobre el refrigerador. Un arma de electrochoque en la guantera del coche. Compañías de seguridad privada.

Hoy, la experiencia de lo urbano en las ciudades de países en desarrollo va acompañada del miedo, en mayor o menor medida. Estar rodeado de fauna silvestre, extrañamente genera más seguridad que es-tar en Jozi, aún así desde una camioneta sin ventanas y a unos cuantos metros de un depredador considerablemente más grande que un humano. El territorio del miedo y de lo inseguro ni siquiera termina estando en la recámara de tu casa.

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Teobaldo Lagos / Cárcel de Moabit

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BIENAL DE MOABITTexto por Teobaldo Lagos

El desarrollo y la multiplicación exponencial de la presencia de Bienales de arte contemporáneo hace emerger una serie de preguntas que se desperdigan como una red infi nita en la que un vacío titila: la legitimidad y el potencial crítico de

éstas en relación con sus contextos de origen y destino. El propósito casi sacro y estandarizado de dar cuenta tanto el estado del arte en sí como el de responder a preguntas específicas del estado actual de las sociedades y campos culturales en los que se desenvuelven. Ante este desarrollo, una utopía emerge en un distrito tan periférico como céntrico: La Bienal de Moabit. En oposición al discurso de nación, el habla permanente de un distrito. Al de la revisión del estado del arte, la canalización continua entre arte y vida, entendiendo a esta primera dimensión como una más del quehacer humano.

Ante la proliferación de bienales, ¿por qué es necesaria una utopía?

Con la forma de un axioma mítico, La Bienal de Moabit es una constatación de que hay espacios que no existen en el mapa concreto; de que tampoco hay un mínimo número de artistas que han de participar y de que ni mucho menos existe un tamaño mínimo para ejecutar una revisión del estado y la situación del estado del arte. El arte es una dimensión del hacer humano, una praxis cultural que adquiere una condición particular bajo condiciones de producción y lectura singulares de haceres que están en continuo diálogo con la vida – entendida como una porción de tiempo-espacio y más allá del tiempo cronológico. Dialogan así práctica, vida cotidiana y necesidades de construcción de futuros diversos en un espacio cuyo tiempo vivido es interrogante continua, pausa en el silencio del margen.

Por medio de la colaboración de un grupo reducido de artistas, la bienal consistiría en la intervención viva en el mapa, paisaje e imagen de un territorio pensado. Los márgenes de éste coinciden con los de diferentes funciones: la habitabilidad de grupos de inmigrantes y sujetos con trasfondo migratorio, la aplicación del castigo en forma de control de la libertad y el movimiento de

sujetos. Moabit es espacio de tránsito y contención entre la periferia urbana y un centro aún en formación, a 25 años del gran quiebre inaugural. El cosmopolitismo que se defi ende en las narrativas de auge de la nueva ciudad global europea es en este espacio de colisión entre centro y periferia una dialéctica tensional: el habitante es migrante y no ciudadano, el habitante es local y tan global como lo permiten las tecnologías de información.

Moabit no es cualquier barrio, sino Europa implosionando

El mapa de la ciudad, conflictivo por una nueva naturaleza en formación se ve determinado por especulación inmobiliaria, una de las industrias en una nueva economía de servicios marcada por el ocaso del trabajo como forma de articulación social. El tiempo entonces deviene entonces extensión más allá del tic-tac cronológico y se vuelve una topología.

Moabit o la Tierra de Moab, adonde llegaron los hugonotes a mediados del siglo XIX , a unas cuadras de Mitte, donde está la cárcel de alta seguridad y alguna vez estuvieron presos los primeros miembros de la Rote Armee Fraktion. Rodeado de agua y junto al legendario y verde Tiergarten o Jardín de las Bestias, Moabit es uno de los sectores berlineses con más población con trasfondo migratorio: cerca de 25% son considerados como extranjeros, mientras que otro 44% son personas de origen inmigrante, de segunda o tercera generación.

Un evento único de discusión en el que se irrumpiría con la monología de la multiversión y el mito globalista de la comunicación total. El evento y la instancia única, incomunicada en la diversidad propia del entorno barrial. La Bienal de Moabit es la bienal más pequeña y más momentánea de un mapa global en continua expansión: un espacio en el que la imagen se descodifi ca en lo momentáneo y en poner de nuevo al sujeto en el centro. Es la oportunidad de hacer estallar por unos días, horas, minutos, segundos el margen de lo posible. En un distrito y en un momento, en el centro de Europa, en el margen de lo posible.

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Parque Cultural Tiuna El Fuerte | Caracas

Territorio intersticial. Antiguo estacionamiento entre 2 vías expresas en el Valle de Caracas de casi 8 mil m2 se ha convertido progresivamente en un parque con infraestructura cultural y deportiva desde hace unos 10 años.

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Parque Cultural Tiuna El Fuerte | Caracas

LabProFab + La maquinaria pública + Eleana Cadal Texto por Mariana Barrón e Isaac Torres

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Los arquitectos no sólo se forman en el aula o en los despachos, también  el entorno social y político influyen en su visión y en la forma en que se desarrollan con los otros, con el ciudadano. Como parte de la condición humana

según la socióloga Hannah Arendt, hay fenómenos sucedidos en la ciudad que involucran al cuerpo social, al espacio, la cultura y el simbolismo de ciertos espacios. Este cuerpo social es determinado como entidad física y biológica que obtiene experiencias, actúa en su alrededor y es defi nido por las estructuras histórico-sociales que lo inscriben con su existencia.

El cuerpo social es una estructura ideológica que ejerce sus derechos confi gurando su espacio urbano y simbolizando la ciudad donde ejecuta territorialidad y conocimiento. Cada cuerpo social al practicar su territorialidad se convierte en una cadena de acción masiva que se expresa en la gran mancha urbana.

Todos estos son hábitos que generan estructuras socio-culturales que influyen directamente en cómo se profesa la ciudadanía. Esta ciudadanía es donde se pueden identificar actores que desde la arquitectura y el arte hacen del espacio urbano un catalizador de reacciones.

Desde Venezuela ha realizado varios proyectos bajo las premisas del reúso, reciclamiento, y reconceptualización de los objetos para extender su caducidad o hacerlas evolucionar a segundas, terceras o cuartas vidas. LabProFab tiene distintas formas de aproximación a estos temas multiplicando su poder de acción y transformación. En el año 2005 se consolida y escoge como tema principal la ciudad como territorio de pruebas donde experimenta con el ofi cio del arquitecto. Este laboratorio es creado con una estructura que se dirige en tres direcciones: la profesional, la experimental y la académica donde

MC Orlando Poleo

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en la práctica hacen una crítica ante las metodologías clásicas de investigación y diseño donde intercambia procesos creativos con el arte, las ciencias aplicadas y técnicas locales. 

Uno de los trabajos más destacados realizados por LabProFab es el  parque cultural Tiuna El Fuerte ubicado en El Valle, conocida como una de las comunidades de expresión artística más importantes de Caracas. Tiuna es este espacio catalizador que produce intercambios recreativos junto con el arte, los ofi cios y la cooperación colectiva. Diariamente alberga niños y adolescentes para cumplir funciones de formación cultural y artística, teniendo como plataforma una arquitectura sostenible basada en la aplicación de tecnologías alternativas para la construcción y el control y manejo de la energía. El parque usa como estrategia el reciclaje, el reacondicionamiento y la

reprogramación de contenedores industrializados en desuso transformándolos en elementos modulares flexibles con posibilidad de crecimiento progresivo. Son organizados y confi gurados en patrones múltiples que permiten gestionar diversas actividades formativas; hay una radio comunitaria, foros y talleres.

Tiuna El Fuerte logra en 9,977 m2 un parque socio-productivo desplegando un complejo de auditorios al aire libre conformado por cinco naves entre las que se desarrollarán espacios para talleres, aulas de clases, comedores o áreas deportivas. El parque cultural Tiuna El Fuerte se perfi la como un modelo micro urbano con programas mixtos para el desarrollo socio-integral de la sociedad que lo rodea así como para dejar en claro que tanto la arquitectura como la ciudad no son nada sin sus actores principales, los usuarios.

Diagrama de contexto donde se identifi can las fabelas, los bloques de vivienda de los años 70 y el parque cultural Tiuna.

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El Parque Cultural Tiuna El Fuerte está organizado por varios grupos de naves hechos con containers puestos de tal manera en que su función se cohesione

con los 33 consejos comunales como células geopolíticas.

Espacio de ofi cinas para el manejo de todos los organismos creados en Tiuna como; la radio comunal, los talleres, los conciertos, etc.

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ALEJANDRO HAIEK COLL

Dirige The Public Machinery y LabProFab. Su trabajo explora la recuperación de espacios inactivos en terrenos postindustriales para el desarrollo de proyectos comunitarios que involucran arquitectura, urba nismo e ingeniería social. Ha si do docente y conferencista en numerosas universidades alrededor del mundo. Vive y trabaja entre Caracas y Nueva York.

Huertos urbanos

Patio trasero a un costado del auditorio en donde la segunda vida de los obje-tos es esencial para el desarrollo de actividades.

Parque LinealRescate del RíoSan Juan Teotihuacán Texto por Rodrigo Velasco | @erreve

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E l río de San Juan Teotihuacán, es uno de los muchos afluentes que formaban el sistema de alimenta ción del antiguo Lago de Texcoco y que actualmente forma parte de la infraestructura hidrológica de la Zona

Metropolitana del Valle de México.

Desde la antigüedad, la existencia del río San Juan fue uno de los principales motivos para el asentamiento de las culturas prehispánicas en la zona, el cual, fue desviado por sus primeros pobladores para darle servicio a la gran ciudad, llegando a tener más de 200,000 habitantes. Para los teotihuacanos es un “Río Sagrado”, el que daba la vida, y como en otras culturas, el que limpiaba el cuerpo y el alma, sin él, la cultura teotihuacana jamás se hubiera desarrollado.

En época de la Conquista, los españoles decidieron talar la zona debido a que tenían miedo de que los naturales se escondieran entre los arboles para atacar, así, terminaron con gran parte de la flora y fauna dejando pocas especies de abetos, oyameles, cedros y pinos. Tiempo después rompieron con el ecosistema secando el lago de Texcoco. De

esta época es que aparece el pueblo de San Juan Teotihuacán.

En 1905 Leopoldo Batres exploró y restauró la Pirámide del Sol y los templos de los sacerdotes entre otros. Para 1964, fi nalizaron las obras de reconstrucción que hoy se muestran al público.

Desde hace mas de 20 años, el río ha sido abandonado. Las construcciones aledañas que antes dependían de éste, ahora le dan la espalda y lo utilizan como vertedero de aguas negras. El agua que bajaba por las montañas es ordeñada desde kilómetros antes de que llegue a Teotihuacán.

Al día de hoy es un río seco y abandonado.

¿Cómo poder reactivar social, económicamente a un pequeño municipio que tiene la suerte de estar junto a una de las mayores atracciones nacionales?¿Cómo hacer que una zona logre regresar a un punto de equilibrio ecológico dañado desde hace muchos años?

La respuesta es el Río.

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Desarrollar espacios públicos en las orillas para hacer de éste un corredor peatonal

(parque lineal), generando un recorrido que logre conectar al municipio de San Juan Teotihuacán que se encuentra dividido en dos partes por la zona Arqueológica, conduciendo a los usuarios por el río para después integrarlos por medio de calles peatonales hacia el centro del pueblo.

Vincular a la comunidad mediante la identifi cación de los habitantes de

San Juan Teotihuacán con el río que han negado durante las últimas décadas. Al regenerar el río se renueva el sentimiento de pertenencia al lugar. Además, la generación de un parque lineal hará que el espacio público ayude a construir relaciones e intercambios entre sus benefi ciarios.

Regenerar económicamente el municipio buscando un flujo de visitantes na-

cionales y extranjeros, dejan do una derrama económica considerable en la zona del centro del municipio

El proyecto que se propone, busca la regeneración del río San Juan desde la parte alta de el Cerro del Maninal donde empieza su caudal hasta la parte donde desemboca en la zona del aeropuerto y el Lago de Texcoco, planteado bajo las siguientes premisas:

carente hasta el día de hoy dado que los turistas solamente visitan la zona Arqueológica.

Revitalizar ambientalmente a un potencial pulmón para la zona. El agua

produce vegetación y ésta a su vez genera oxígeno. Limpiando ésta y los afluentes se facilita el regreso de la fauna local y el fomento de la biodiversidad mediante cap-tación de agua y partículas en el ambiente. Así pues el agua y la vegetación regularán el clima local.

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Con distintos espacios a lo largo del río, diferentes usos de suelo, y distintas actividades y programas se irán complementando cada una de las vocaciones que se retomen a lo largo del caudal olvidado del río. De este modo, el proyecto propone en su primera etapa un cambio de usos de suelo, haciendo que en su mayoría se generen usos habitacionales, usos mixtos, comerciales, así como espacios cultura les y recreativos, parques, jardines y espacios públicos en general que sirvan como vínculos al espacio urbano además de dotar de circulaciones alternas para caballos, ciclo vías y andadores peatonales.

Se pretende codifi car el espacio en una relación directa con los usos de suelo y con las actividades que se desarrollan. De esta manera se juega en una primera etapa con cinco secciones que

representan distintas combinaciones de usos de suelo. Haciendo que se repintan, se busca que los usuarios desarrollen la memoria e identifi cación de estos lugares. Así pues, con el hecho de ver las composiciones de plazas, taludes, escaleras o mobiliario urbano, se podrá detectar en qué tipo de espacio se encuentran: espacio público y áreas verdes, habitacional, hoteles, comercio.

Los antiguos Teotihuacanos eran una sociedad sabia que reconocía al agua tanto como generadora de vida así como purifi cadora social y ambiental. Es lamentable que tantos años después, cuando deberíamos de se más sabios, incongruentemente somos más tontos y olvidamos la importancia del río y de lo que la naturaleza nos brinda. Somos infi eles a nuestra propia naturaleza y al territorio.

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RODRIGO VELASCO

Nació en la ciudad de México. Estudió Arquitectura y Urbanismo en la Universidad Iberoamericana entre 1998 y 2004, tiene un Master en Gestión y Transformación de la Ciudad por la Universidad Politécnica de Cataluña durante 2010 a 2011, recibiendo Mención de Honor por su trabajo fi nal sobre el Río San Juan Teotihuacán. Es fundador del estudio de arquitectura Roof Offi ce en 2010. Es profesor titular en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Anáhuac Norte. Fue benefi ciario de la beca “Jóvenes Creadores” del FONCA en 2011.

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Lights out for the territory

Jason Mena | jasonmena.comTexto por Mariana Barrón Rubio

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Lights out for the territory

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E n la época de las 13 colonias inglesas en la parte de Estados Unidos la expresión ‘Light out the territories’ era cotidianamente usada para referirse a la acción de dirigirse con prisa a la frontera del oeste del país. En

1884 el escritor estadounidense Mark Twain también se refirió a esta frase en la novela ‘Adventures of  Huckleberry Finn’ donde se expresaba que  light out the territory significaba el huir de las situaciones estables, seguras o del ‘mundo civilizado’ en busca de libertad, aventura y nuevas oportunidades de vida. En el Fedón de Platón podemos rescatar una similitud en estos discursos, aquel que muere siendo libre no debe de temer –al territorio desconocido– puesto que podrán tener una nueva vida librada del cuerpo en una morada aún más bella e imposible de describir.

Quizás, todo esto anteriormente dicho pueda tener similitudes a las que Jason Mena nos dice en su ensayo fotográfi co con el mismo nombre donde retrata edifi cios que han sido pintados con consignas políticas de parte de los movimientos sociales que sea han dado en los últimos años en México, Estados Unidos y España. Esta serie es un archivo abierto al tiempo, ya que desde el año 2006 Mena ha permanecido en la constante búsqueda de intervenciones con grafi ti a edifi cios donde se recalca la intención de enmudecimiento de las consignas que a su vez, forman parte de ‘lo borrado’, ‘lo callado’ dentro del entorno urbano. Este parche urbano se hace notar en la ciudad de México con un ímpetu férreo debido a la catalización de problemáticas socio-políticas que se han generado por las decisiones de estado de los últimos años. La manifestación social tiene inherente el sentido de libertad crítica donde se

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‘EL ESPACIO PÚBLICO NO SÓLO ES UN VACÍO QUE ESTÁ PREDISPUESTO A LLENARSE, ES ALGO QUE SE CREA EN DONDE UNA CANTIDAD GRANDE DE ENERGÍA Y MASA

ES LIBERADA DANDO COMO RESULTADO UN UNIVERSO, UN EVENTO’ JASON MENA

activa ese territorio que va en contra de lo establecido por el máximo poder, de lo ‘dudosamente civilizado’ para la lucha en contra de la injusticia. A su vez, el edifi cio se valora como un objeto que previo a la intervención es el levantamiento de las acciones del poder y el intercambio entre corporaciones de minorías que al ser rayado en estas circunstancias deja claro que el amuleto es tan débil como su dueño. Jason Mena propone que el grafi ti siempre ha sido un acto político cuyo propósito es hacer reclamo de la apropiación del espacio público o espacio de representación denunciando inequidades sociales y políticas. Esta invasión en el paisaje urbano está plagada de actos subversivos donde algunos a partir del intento de enmudecimiento logran recalcar aún más la memoria colectiva de un momento determinado

en donde sucedió la acción, la manifestación en su auge. Esta estética del parche urbano es la que al fi nal compromete la etapa social en que se encuentra México junto con sus actores sociales y al propio Mena en donde estos elementos hacen sinergia para la creación de un elemento estético a partir de lo urbano, lo político y lo poético. Estos lugares donde suceden estas acciones llamado espacio público, es donde Mena recalca que es un espacio equivocadamente asumido como aquel contenido con parques, plazas, espacios de tránsito o cual quier espacio donde no haya algún intercam-bio económico. El tema es mucho más complejo que eso, involucra sentimientos, luchas y enfrentamientos que generan una de las muchas condiciones de un universo de los muchos que componen la ciudad.

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JASON MENAOriginario de Puerto Rico. Cursó estudios de arte en la Milton Avery Graduate School y la maestría en fotografía en el Bard College, ambas en Nueva York. Su trabajo se desarrolla a través de la instalación y la fotografía, teniendo como eje la geopolítica, los espacios urbanos y los medios de comunicación y ha sido exhibido en prestigiosos museos en Estados Unidos, España, Puerto Rico, Rusia, República Dominicana y México, entre otros.

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MOSCASTexto por Pedro Sánchez

La niña observa a las moscas que recorren su estómago. Su hermano da un manotazo y los insectos vuelan formando pesados círculos. Hace algunas semanas su aldea fue visitada por hombres vestidos de verde y negro. En un lenguaje desconocido le dijeron al jefe de la tribu que “deseaban las piedras de la montaña”. El jefe trató de explicarles que la montaña “es un ser sagrado que no debe ser molestado”. No hubo más palabras. Los hombres se retiraron con los ojos llenos de odio. Una noche los hombres regresaron. El fuego devoró las chozas, a sus habitantes e iluminó la noche sin luna. Los que intentaban pelear, o escapar, recibían balazos. El niño colocó a su hermana en una cesta y corrió a la selva. Escuchó varias detonaciones y un fuerte dolor en su mano derecha. Corrió hasta que perdió el sentido. Cuando abrió los ojos observó la luz amarillenta que ilumina el albergue. En el interior de la cesta su hermana era consumida por una fi ebre. Una venda ocupaba el lugar de su mano derecha. La vida de su hermana —y la de otros refugiados—se agota a cada segundo: dentro de las paredes plastifi cadas del albergue no hay agua, comida o medicamentos que los ayuden a enfrentar la enfermedad que los hombres trajeron. Las moscas siguen volando. Llegan a un cuerpo y las espantan. Buscan otro cuerpo y de nuevo las ahuyentan… Las chozas de la aldea han sido remplazadas por cuartos de concreto; los árboles por maquinaria pesada, materiales de construcción y algunos vehículos; el lugar del fuego sagrado por una sucursal de la Shekingtown Ltd. La montaña ha sido profanada y cada día decenas de hombres, mujeres y niños golpean su interior con martillos, palas y picos. El sol determina su jornada laboral. Por la noche ingresan a los cuartos y duermen sobre la tierra. Varios hombres armados vigilan su descanso. Las moscas se posan en el rostro de la niña. Su hermano acomoda la venda de su brazo. Toma un cuchillo y sin espantar a los insectos abandona el albergue.

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Durante el siglo xx el cambio vertiginoso en los modos de consumo, a raíz de la industrialización y la expansión de los nodos urbanos, generó nuevos patrones culturales entre los habitantes del mundo, quienes ba sa ron

su desarrollo y progreso en las ciudades. La población del mundo cambió de ser rural a ser mayoritariamente urbana en tan sólo unas décadas. En la actualidad más de la mitad de la población del mundo habita en ciudades; tan sólo en México se estima que alrededor del 77% de la población nacional se encuentra en centros urbanos. De este modo las ciudades se convirtieron en el punto de inspiración para la creación de los artistas, desde los albores del siglo xx, con la imagen romántica y bohemia de las vanguardias y posteriormente a través de los postulados de la modernidad, el funcionalismo y la utopía del futuro. En la era contemporánea los artistas como agentes globales no pueden prescindir de la ciudad, o al menos de las tecnologías para estar conectados en red. Los entornos urbanos se han con-vertido en motor, escenario y campo de cultivo para la creación.

La digitalización del mundo y el cambio de paradigmas que convirtió a la información en el valor más elevado de la cultura contemporánea en la transición del siglo xx al xxi, ha generado una verdadera red global en la que todas las ciudades del mundo se encuentran interconectadas y las acciones dentro de cualquiera de éstas generan

impactos a nivel global. El flujo cultural se desplaza en todas direcciones y hace que esta red se mantenga viva y mutante a la vez. Conscientes de esto, en El Asunto Urbano hemos decidido dedicar nuestra primer entrega al tema Territorios, entendiendo que en un mundo global basado en las dinámicas del flujo informático, el culturalismo ha cobrado un nuevo sentido y el concepto más primitivo de la organización social: el territorio, permanece en el imaginario colectivo y en los distintos imaginarios locales. El territorio se presenta como emplazamiento físico, pero también como ejercicio de la memoria (personal e historiográfi co), así como límite de sentido.

Partiendo de una tríada conceptual basada en la letra R como punto de partida, recuperación, reivindicación y resistencia son los tres conceptos desde los cuales el territorio se hace presente en las distintas colaboraciones que aparecen en nuestra primer editorial. Desde la investigación documental de Marcos Betanzos en el Bordo de Xochiaca, hasta los proyectos de reciclamiento urbano propuestos por Rodrigo Velasco en Teotihuacán y Alejandro Haiek en el Parque Cultural Tiuna El Fuerte, o el retrato de “parches urbanos” en el ensayo fotográfi co de Jason Mena.

Junto con el equipo que forma El Asunto Urbano esperamos que esta propuesta contribuya al concierto de voces interesadas en hablar sobre este asunto que a todos nos compete.

Isaac TorresDirector General

http://elasuntourbano.mx

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1. Todas las palabras del mundo comienzan con a de apátrida y con r de ruido

2. El ruido es un poema maquinal 3. El ruido es un nudo blanco, el sudor salado del cuerpo4. Una puerta de tierra entre el mar y los objetos del mundo5. El futuro es un orifi cio negro por donde se escapan los jueyes6. Los bambús pegando uno contra el otro son un poema viejo, un nudo de

agua vacía7. El miedo es una llamarada de fuego, un niño-tragafuegos con olor a tíner

y la mucosa calcinada8. La tierra negra de los mangles es una bocanada de fuego9. Los murciélagos hablan el lenguaje del ruido, mientras el cazador los

acecha10. La línea recta es un horizonte abstracto y geométrico, un alma en pena 11. Nada de ti existe en este trayecto12. Todo ocurría a una velocidad de 16 mm, incluso el trote de la yegua13. Una película silente anunciaba lo que vendría14. Los objetos son animales en una pecera de un restaurante chino en

Boquerón, barrio de Cabo Rojo, cubiertos por una delgada capa de lama15. Una lata de Medalla es una oda tropical a la mitad de camino16. Un ermitaño con una máscara era una isla desierta, simultáneamente en

el mar y en la tierra17. Las leyes sobre las costas se escribieron en la parte trasera de una

plantación de mangó18. Una yola en medio de la marea alta es la rabia y el deseo19. El lecho marino era tan negro como las fauces del miedo y del asombro

SIN TÍTULOTexto por Amanda de la Garza M.

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20. En 200 kilómetros de costa no encontré coleópteros sólo a los jueyes en su vida obscura y letárgica

21. Âtash-difay-fuego-llama-flama-âtash-difay-difay- difay, fuego, llamarada, incandescencia, âtash–difay-âtash-difay-fuego

22. El fonasterio se convirtió en un mantra, en un olvido, en una fogata, un campamento de hamacas, un paso detrás del otro, un jadeo

23. Hay una repetición infi nita, un grano de arena, una gota de agua, la milicia construyendo una conspiración histórica, gemelos cósmicos fundando un lugar en el presente, un Vegigante restituyendo la topografía fantasmal

24. Una topografía sin rumbo, un territorio temerario, un chirrido bestial, una sombra cruzando el espesor de los mangles, un sueño en los márgenes del infi erno

25. Malanga guisada a fuego lento26. Hay un código, un murciélago-fantasma en el encefalograma27. La era de acuario afectó el ruido del coquí y la manera en que sonaban

los souvenirs de ranas y sapos en la tienda del aeropuerto28. Ponce es Ponce, y todo lo demás es parking29. El cayo era la isla en la isla 30. Laurel es el nombre de un árbol que creció en la India; a la sombra del

laurel se construyó el imperio persa; es el nombre de un cayo, de una isla en una isla, de Ismael naufragando, de Ismael perdido en ese desierto

31. La gente del mangle existió32. Anahita es el nombre de una diosa olvidada, de un agua turbia y primera33. Puerto Rico e Islandia son una sola isla, rodeada por el hielo y el trópico34. Olvidé el nombre del fruto prehistórico, de la carcaza, de los frutos

intermedios, pero recuerdo tu mano en el fruto35. Las termitas colonizaron el arrecife en la costa oeste del mar Caribe36. Un tsunami originado en el Golfo de México arrasó con la industria

petroquímica de Puerto Rico en el 2024, nadie recuerda el suceso37. El mar era el nombre ausente, el cálculo mortal, tres semanas bastaron

para racionar los alimentos; una isla en una isla38. Los apátridas atraviesan los fuegos fatuos

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BESTIARIO URBANOFotografías y texto por Israel Meneses

CARGA PESADA

Siempre fue trabajador, el pobrecito. Todos los días cargaba su diablito y se iba a lo de la venta. Por las tardes regresaba todo adolorido, pero nunca se quejaba. Una vez llegó con ese animal, y mire que sí le agarró cariño. Lo cuidó tan bien, que creció mucho. Bastante tiempo se les vio caminar juntos y para sorpresa de todos, nunca dejó que el animal le ayudara con la carga. Una vez que lo vi todo hinchado de las piernas, no pude aguantarme y que le digo: “¡Sufres porque quieres! ¿Hasta cuándo vas a poner a ese animal holgazán a ayudarte?”. Su respuesta me dejó sin habla, sin alterarse ningún momento, contestó: “No sabes lo que dices, cada quién lleva su propia carga”.

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Esta sección presenta algunos de los proyectos realizados por alumnos del seminario El Asunto Urbano, impartido en Centro ADM por los editores de nuestra revista. Los proyectos forman parte de un proceso creativo llevado a cabo por los asistentes al seminario y que fue exhibido en el CCU Tlatelolco en septiembre de 2014. La próxima edición del seminario será en marzo de 2015 como parte del

programa de Mextropoli Festival Internacional de Arquitectura y Ciudad.

LARGA ESPERA

Si se camina por la calle Vesta, en el antiguo barrio de la Colonia Guerrero, es común encontrarse con un fatigado hipopótamo recostado sobre la acera de la casa con el número ocho. Los vecinos nativos de este lugar, cuentan que el animal ha estado esperando inmóvil durante casi medio siglo. Su presencia ha creado tal misticismo, que sobre una de las paredes del Templo de Nuestra Señora de los Ángeles, se pueden encontrar fotografías de este animal, en cuyo reverso están escritas las peticiones más inverosímiles como: “Querido hipopótamo: permite que mañana no sea hoy.” Cuando en mis entrevistas pregunté que qué sucedería si el animal se fuera de ese lugar, no faltó quién se mofara de mi pregunta y aseverara que “de él depende el equilibrio y la vejez de las cosas”.

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VS. ESPACIO PÚBLICOTexto por Silene Rivera

L a calle ha sufrido transformaciones a lo largo del tiempo. Basta recordar la forma en que era vivida hace poco: los puntos de reunión en las esquinas de los barrios, las pláticas en la banqueta o las fiestas donde

los/as habitantes cerraban la calle para festejar en comunidad. Poco a poco el espacio público dejó de ser un punto de encuentro para convertirse en un punto de venta. Las remodelaciones peatonales siempre llevan a plazas de comercio y van acompañadas de un sinfín de tiendas nuevas, si son transnacionales aportan “mayor calidad” al espacio. La calle se privatiza y quien antes la habitaba ve reemplazadas sus costumbres y formas de vida. Los Estados dejan de utilizar la bandera del bien común y comienzan a ejercer control político desplazando a la gente en pos de un supuesto bienestar económico. La calle muere como ese espacio de libre afluencia donde de manera espontánea se crean relaciones e interacciones, deja de ser el lugar donde se articula la experiencia colectiva.

Arquitectos y urbanistas de la mano de los Estados y las corporaciones diseñan estos nuevos espacios públicos donde se genera exclusión y las jerarquías son mantenidas y reforzadas. Una muestra clara en la Ciudad de México es la Alameda Central, al ser remodelada distintos negocios transnacionales se establecen a su alrededor. Las rentas suben de precio y la gente que antes habitaba la zona se convierte en indeseable al no darle la apariencia adecuada a la plaza renovada. La policía empieza a intervenir imponiendo reglas que bajo el escudo del civismo terminan por desplazar a

los usuarios habituales. Nace un espacio apto para el capital y el gobierno, pero no para las personas. A través de este ejemplo se evidencia de manera muy puntual cómo el Espacio Público —desde ahora escrito con mayúsculas para nombrar al territorio administrado por el Estado— es completamente excluyente y dista mucho de ser libre.

El Espacio Público sólo puede ser utilizado por el ciu-dadano, ese ente abstracto que intenta homogeneizar-nos en un concepto que además de pretender borrar las diferencias entre las personas termina ex-cluyén dolas. Lo que no se alinee con la idea de ciudadano se vuelve un riesgo, un enemigo para el Espacio Público, para el Estado. Si no cumples con sus categorías estéticas, si eres migrante, si no te adaptas al sistema, si eres lo “diferente” eres sujeto a expulsión.

El ciudadanismo ha servido para moderar los rastros de los movimientos sociales, siendo la doctrina de referencia para las corrientes que buscan una reforma ética del capitalismo que pretenden aliviar sus efectos exaltando valores democráticos abstractos (libertad, paz, igualdad, justicia, tolerancia), dando por hecho que la exclusión y el abuso no son factores estructurales del sistema de dominación, sino accidentes que podrían corregirse de manera moral.

No existe el Espacio Público como espacio libre y tampoco existe el ciudadano. Llamémonos individuos, comunidad, pero nunca ciudadanos.

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Recuperemos la calle del secuestro en la que es mante-nida, liberémosla de ser un espacio que sólo es útil si se consume en él, regresémosla al colectivo, a lo comunitario. No al abstracto del ciudadano, sino a quienes la viven con sus diferencias y conflictos, con sus necesidades y sus soluciones reales. Regresémosla no con las aspiraciones estéticas del arquitecto que busca borrarnos para no contaminar su visión, sino con el enfoque del juego y el humor, de la experimentación y de la posibilidad. Juguemos a salirnos de lo cotidiano, convirtamos el metro en una carrera de obstáculos, los baches en corazones, los puentes en lienzos, las bardas en poemas. Para eso es

este manual, para inspirar maneras lúdicas de inventar un nuevo espacio en donde nosotros/as podamos construir las reglas, cambiarlas o eliminarlas según lo deseemos. Un manual para inspirar la creación espontánea, efímera o permanente de espacios para el hedonismo, el juego y el descanso; espacios que nos revelen que se puede vivir de otras maneras, que liberen la imaginación y construyan comunidad, no que busquen alienarnos. Un manual para inspirar la subversión del Espacio Público.

Donde empieza la jerarquía, se acaba la diversión. Donde se acaba la diversión, empieza la jerarquía.

Silene Rivera, El espacio público NO existe | Intervención a muro con posters y graffi ti | CCUT Tlatelolco

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18 de diciembre 2014.9.00 hrs.

Reforma - Perisur.Templado. Cielo azul. Viento ligero.

Escucha el playlist en:http://elasuntourbano.mx/playlist

0. Tal Coat. Brian Eno. Ambient 4/On Land.

1. Destinations. Gesaffelstein. Aleph.

2. Negativland. Neu!. Neu!.

3. Halved Quarter. Yaporigami. Hertzian.

4. Atmospheric Disturbances. DJ Shadow. Total Breakdown: Hidden Transmissions From The MPC Era, 1992-1996.

5. New Town. Life Without Buildings. Any Other City.

6. VTA. Omar Rodriguez-Lopez & John Frusciante. Omar Rodriguez-Lopez & John Frusciante.

7. In The Air I. Tim Hecker. Ravedeath, 1972.

8. Expressway To Yr. Skull (Madonna, Sean And Me). Sonic Youth. Evol.

9. Insurgentes. Steven Wilson. Insurgentes.

57 MINUTOS.Playlist por Eduardo Ortiz-Ramírez

Ilustración: Isaac Torres