coloquio modelo

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El Coloquio de los perros : veridicción y modelo narrativo por F é l i x CARRASCO (Universidad de Montréal) Varios estudios críticos han subrayado el carácter nuclear que desempeña en el CotoqiUo el episodio de la Cañizares, en el que se aborda el misterio del origen de Cipión y Berganza y se evoca la "transformación" en perros de los hijos de la Montiela. El episodio propiamente dicho no emerge a la superficie hasta bien avanzado el relato, pero un juego insistente de anticipa- ciones hace de él un elemento omnipresente y lo constituye en eje alrededor del cual se organiza el ensamblaje narrativo del Co¿oqu¿o. Toda la cadena de sucesos contados por Berganza queda fuertemente afectada ; el propio nacimiento y origen del narra- dor-personaje son puestos bajo el signo de interrogación : "Paníce- I71ê.que la primera vez que vi el sol fue en Sevilla, y en su Matadero. . . por donde -¿ntag-óia/ia [&¿ no ¿ueia poi ¿o que deipuíi te dJjiê) que mis pa- dres debieron de ser alanos..." (1). (1) Ver Novelas ejemplares, ed. F. Rodríguez Marín, Madrid, Espasa-Calpe, Clá- sicos Castellanos, 1975, tomo II, 7 a edición, pp. 214-215. Todas las citas van referidas a esta edición. Félix CARRASCO, El "Coloquio de los perros" : veridiccion y modelo narrativo. En Criticó'n (Toulouse), 35, 1986, pp. 119-133.

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Coloquio Modelo

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  • El Coloquio de los perros :veridiccin y modelo narrativo

    por F l ix CARRASCO(Universidad de Montral)

    Varios estudios crticos han subrayado el carcter nuclearque desempea en el CotoqiUo el episodio de la Caizares, en elque se aborda el misterio del origen de Cipin y Berganza y seevoca la "transformacin" en perros de los hijos de la Montiela.El episodio propiamente dicho no emerge a la superficie hastabien avanzado el relato, pero un juego insistente de anticipa-ciones hace de l un elemento omnipresente y lo constituye eneje alrededor del cual se organiza el ensamblaje narrativo delCooquo. Toda la cadena de sucesos contados por Berganza quedafuertemente afectada ; el propio nacimiento y origen del narra-dor-personaje son puestos bajo el signo de interrogacin : "Pance-I71.que la primera vez que vi el sol fue en Sevilla, y en su Matadero. . .por donde -ntag-ia/ia [& no ueia poi o que deipui te dJji) que mis pa-d r e s d e b i e r o n de s e r a l a n o s . . . " ( 1 ) .

    (1) Ver Novelas ejemplares, ed. F. Rodrguez Marn, Madrid, Espasa-Calpe, Cl-sicos Castellanos, 1975, tomo I I , 7 a edicin, pp. 214-215. Todas l a s c i t a svan refer idas a esta edicin.

    Flix CARRASCO, El "Coloquio de los perros" : veridiccion y modelo narrativo. En Critic'n(Toulouse), 35, 1986, pp. 119-133.

  • 120 Flix. CARRASCO Criticn, 35,

    Muchas veces se ha cues t i onado e l nexo e n t r e e l CotoqujjO yti CMamiznto engaoio. Desde e l momento que Casalduero afirm s i nambages que "forman una nove l a , no d o s " , l a mayor p a r t e de l o sc r t i c o s ha v i s t o en l a unidad t emt ica e l elemento conector (2).Pero s i e l tema l a s une , la forma n a r r a t i v a c i e r t amen te l a s s e -pa ra . Frank P i e r c e c o n s i d e r a que e l Coloqu-Lo h a b r a ganado a r t s t i -camente de haber apa rec ido s o l o , s i n El cxtAcaniintO, i n s e r t o en e lmarco d e l encuen t ro de Campuzano y P e r a l t a (Vase a r t . c i t . , p .103) . P. Waley acepta que l a unidad t em t i ca e x p l i c a l a conexinestructural de las dos his tor ias , pero reconoce que no da cuentasatisfactoria ni de la forma dialogal del Coloquo, "sin preceden-te en Cervantes", ni de la utilizacin de perros como interlocu-tores, lo que, para la c r t ica , contribuye al oscurecimiento deesa unidad e introduce en las novelas "una complicacin innece-saria e irrelevante" (vase a r t . c i t . , p. 202). 0. Belc alegaque esta forma pone de manifiesto la desproporcin entre el tiem-po real en que se gener la materia pica y el tiempo para con-tarla ; se provoca as una tensin a r t i f i c i a l , que "forma partede la elaboracin ar t s t ica de la obra" (vase ob. c i t . , p. 65).La ntima relacin entre las dos novelas es muy bien percibidapor R. El Saffar, tanto desde la perspectiva temtica como estruc-tural (vase ob. c i t . , pp. 84-86). No fal ta , sin embargo, algunavoz discrepante empeada en defender la independencia mutua entrelas dos novelas y la ausencia de vnculos internos (3).

    Como es sabido, el personaje-autor justific la forma co-loquial de modo explcito : "Pselo en forma de coloquio por

    (2) Joaqun Casalduero, Sentido y forma de las Novelas ejemplares, BuenosAires, 1943 , 2a d., Madrid, Gredos, 1962, p. 237. Con anterioridad, estaunidad haba sido vislumbrada por R. Schevill y A. Bonilla : "esas dos nove-las (que ms bien constituyen un solo conjunto) f iguran. . ." (Ed. Novelas ejem--piares, Madrid, 1925, tomo I I I , p . 397). Una muestra significativa de lasreacciones de la cr t ica ante este problema puede verse en los siguientes t ra-bajos : Frank Pierce, "Cervantes'Animal Fable", en Atlante, I I I , 1955, pp. 103-105 ; Pamela Waley, The unity of the "Casamiento engaoso" and the"Coloquiode los perros", en BHS, XXXIV, 1957, p. 202 ; Oldric Belc, Anlisis estruc-tural de textos hispnicos, Madrid, Prensa espaola, 1969, pag. 68 ; PeterN. Dunn, Las "Novelas ejemplares", en J. B. Avalle-Arce y E. C. Riley, Sumacervantina, London, Tamesis Books, 1973, p. 11M- ; Ruth El Saffar, Cervantes"El casamiento engaoso" and "El coloquio de los perros", London Grant &Cutler-Tmesis Books, 1976, p. 38.(3) Julio Rodrguez-Luis, Novedad y ejemplo de las novelas de Cervantes, Ma-drid, J. Porra-Turanzas, 1980, nota en la pa'gina 211.

  • SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 121

    a h o r r a r de dijo Cipn, KUpondi.6 Besiganza, que s u e l e a l a r g a r l a e s c r i -t u r a " ( p . 2 0 7 ) . Na tu ra lmen te , e s t a a l e g a c i n d e l p e r s o n a j e ^ a u t o r :Campuzano no podemos p a s a r l a buenamente a l a cuen ta d e l a u t o r im-plcito. Sabemos que el sector ilustrado de sus lectores reconoce-ra el carcter casi tpico de esta alegacin sin mayor dificul-tad. En realidad otros autores del XVI haban parafraseado con an-terioridad el conocido pasaje ciceroniano en que el autor latino,en las palabras liminares, da esta misma razn para justificar laforma dialogal retenida para su LaeM o Ve. atuLcXia (4). Resultasospechoso que Cervantes, al final de su carrera de escritor, sin-tiera de momento la perentoria necesidad de hacer economas delas formulas de delegacin de palabra. Debe haber sin duda razonesms hondas para la retencin de la forma coloquial.

    En el juego cervantino de reflejos y contrarreflejos guese realiza al i r descendiendo el relato de un plano a otro, elnarrador-autor va a i r plasmando deliberadamente toda la gama derecepcin. En la correa trasmisora del relato, el primer narra-dor habilitado en el interior de la ficcin es el Alfrez Campu-zano, un personaje presentado al lector en visin casi esperpe'n-

    (4) Dice Cicern en el prefacio :Eius disputationis sententias memoriae mandauit, quas hoc libro expo-sai, meo arbitratu : quasi enim ipsos induxi loquentes ne "Inquam" et"Inquit" saepius interponerentur : atque ut, tanqun a praesentibus,coram haberi sermo uidevetur.

    La obrita de Cicern ha gozado de una popularidad casi ininterrumpida desdeel siglo XVI hasta nuestros das como texto escolar. Cervantes pudo teneracceso, si no a la fuente lat ina, por lo menos a autores espaoles que habanparafraseado el texto latino de forma anloga ; as , Juan de Valds just if icael formato de su Dilogo de doctrina christiana alegando que le es enojosorepetir "dixo el arobispo", "dixo el cura", "dixe yo" . . . "de manera que cadauno hable de por s ; de suerte que sea dilogo ms que tratado" (vase laedicin de D. Picart , Mxico, UNAM, 1964, p. 18). A. Gonzlez de Amezua ase-gura que Cervantes lo tom' de Luis Alfonso de Carvallo, Cisne de Apolo...,Medina del Campo, J. Godnez, 1602, f. 130 r to . y vto . , (en Cervantes, crea-dor de la novela corta espaola, Madrid, CSIC, 1956, vol. I , pp. 93-94). l-timamente se ha aducido otra explicacio'n del pasaje ; se t rata de un trabajoque propone al Calila e Dymna como modelo de la obra cervantina y, para r e -forzar esta hiptesis, se afirma : "Las palabras de Campuzano parecen indicarque Cervantes conoca Calila e Dymna y deseaba hacer alarde de no seguir elmismo es t i lo . Pero como ta l ostentacin era innecesaria.. . podra deducirseque posiblemente Cervantes quera poner de relieve ciertas coincidencias entresu Coloquio y Calila e Dymna (ver Marja Ludwika Jarocka, El'Coloquio de losperros'a una nueva luz, Mxico, UNAM, 1979, pp. 16-17).

  • 122 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986

    tica : sus huesos apenas recubiertos de una piel amarillenta,apoya'ndose torpemente en su espada ; todo ello contra el marcoptreo del hospital de la Resurreccin de Valladolid. El conteni-do del relato sufre ya desde el comienzo de la enunciacin unaembestida brutal a consecuencia de la situacin contextual en quese produce. La catadura deforme del primer narrador y del contex-to se contagia tambin al relato. Recordemos el ambiente sinies-tro en que se llevaban a cabo los tratamientos de sudores que lamedicina de la poca reservaba a los sifilticos (5). En la densaoscuridad del cubculo y en medio de vapores sudorferos tienelugar la grabacin en la cinta de la memoria de Campuzano. La rea-lizacin sonora del relato es lo nico que capta el primer narra-dor : se trata, pues, de un relato exclusivamente odo a pesar deque el Alfrez hace algn vano esfuerzo por implicar tambin asus ojos y darnos el contexto situacional :

    y e que yo o y casi vi con mis ojos a eitoi doi peiAo,...,tetaA una noche, que, luz ta penltima que acab de iudaA, echadot,defii de mi cama en una et>teAa& viejai, y a la mitad de aquellanoche, miando a eicuAai y deivelado... (p. 20Z) .

    En realidad la reconstruccin del contexto es obra no de sus ojossino de su imaginacin, como l- mismo reconoce candidamente :

    o habla*, all junio, y eituve con atento odo escuchando, pon.veA ii poda venA en conocimiento de los que hablaban y de lo queque. hablaban," ya" poco vine a conocer, pon lo que hablaban, los quehablaban, y ekan.loi do peM.06 Cipio'n y Benganza.[p. 203 ; el ubiayado e& nuutAo).

    La operacin en que se embarca el narrador-transmisor va encami-nada a identificar al sujeto de la enunciacin y al enunciado,por la va inferencial del anlisis del discurso. El presupuestosobre que se funda la conclusin es que el enunciado conserva dealgn modo las marcas imborrables del sujeto de la enunciacin.

    Hemos subrayado"antes la palabra "grabacin" para poner de

    (5) A. Gonzlez de Amezua da una documentadsima informacio'n al respecto ensu ed. de El casamiento engaoso y el coloquio de los perros (Madrid, 1912).Puede verse un resumen bastante completo en la ed. de Novelas ejemplares deF. Rodrguez Marn, Madrid, Cls. Cast., 1975, tomo II , p. 200, nota 9.

  • SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 123

    relieve el carcter mecnico de la funcin de este primer narra-dor. Que no se trata de una metfora "avant la lettre" del proce-dimiento tecnolgico actual de trasmisin de mensajes, lo compro-bamos de boca del propio Campuzano :

    ...o, eicuck, not, y, ^natmnte, escrib, sin fal tar pala-bra por su concierto. . . (p. 204] ...como yo eitaba tan atento y te-nca delicado el juco, dzttcada, iotcl y deioeupada la memoAaimeAczd a a& nuchai pa&at> y almendnat, que haba comido)

    f/ todo lotom de coro, y cai-L poi tai mumai palablai que haba odo o e-6-oUb otna da.,[pp. 206-20? ; iubiayado nueitio).

    Desde esta perspectiva, vemos que la trivial razn de economizarfrmulas de introducir el dilogo no es la verdadera razn delformato coloquial. La retencin de este modelo narrativo viene, anuestro juicio, imbricada en la naturaleza del relato y en lasexigencias del contrato de veridiccin. La funcin de mero trans-misor asumida por Campuzano en el relato-marco le impona laobligacin de entregar la conversacin de los perros tal cual seprodujo. La mnima libertad de insertar formulas introductoriashabra dado pie para hacer sutiles intrusiones que desbordaranlos lmites estrictos de la funcin trasmisora.-

    Gracias a la mediacin de este narrador-trasmisor lograla instancia enunciadora un desenganche efectivo en cuanto alcontenido y la credibilidad del relato. Adems, sin salir de es-te plano narrativo, se desliza subrepticiamente la envolturaonrica, que viene a reforzar la pfoblematicdad del relato :

    - Yo me ie.cu.Mto dijo et M^tez en eita iWLa en tanto quel/. M. ee U0& sueos o disparates,(p. 20& ; et iub'iayado e.6 nuutio).

    Al finalizar el Cotoqu-Lo, el narrador-autor vuelve puntualmentesobre este cabo suelto :

    Et acabaA et cotoquio et tLcenciado y et deipehXaH. et Attisiezfue todo a un tiempo,(p. 339 ; el tuhKayado ei nu.ei-'io).

    Es deci r , el tiempo de la enunciacin, que en este caso se iden-t i f i c a con el de la l ec tu ra , coincide exactamente con la s i e s t adel narrador Campuzano (6).

    (6) El enmarque onrico del Coloquio ha sido captado y puesto de relieve pormuchos crticos en las ltimas dcadas (vanse p. Waley, art. cit., p. 203 ;

  • 124 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986

    Se trata sin duda de una ingeniosa panoplia defensivadesplegada para amortiguar el escndalo contra la razn que cons-tituye el poner en escena a dos perros para hablar de lo divinoy de lo humano ; mxime, teniendo en cuenta que su autor es unceloso defensor de la "verdad" de la ficcin y un implacable fus-tigador de los que no la respetan. Por esta razn, al organizarsu artificio narrativo sobre un ncleo que es, como dice Batail-lon, una "librrima mentira", se pone.a s mismo ante una difi-cilsima prueba (7). En buena parte la escritura del CotoqL.0 vaa consistir en un ejercicio de "mise en abme", en escribir unanovela sobre cmo se escribe una novela, un tema, como se sabe,recurrente en nuestro autor. "Esta noveta [el Cotoqu-Lol h a dichoPeter D u n n es, seguramente, una meta-noveta" (8). Si exceptuamosel QujotZ, segn este crtico, sta es la obra cervantina "masntimamente comprometida con la experiencia de escibir en s, enparticular al valorar las muy fuertes y ambiguas imgenes de lafantasa" (ibidem). La estrategia de lectura facilitada por elautor para orientar al lector sobre el sistema de "realidad" enque se inscribe la obra, no se agota con el marco onrico y eldesenganche de la instancia enunciadora, anteriormente aludidos.La estrategia orientadora repercute en todos los planos de lanarracin y es coextensiva con toda la trayectoria del relato.Para mayor claridad, puede ser til hacer un esbozo del esquemade la narracin que nos gue en el anlisis : (vase el esquemade la pgina 125).

    En principio observamos que la manipulacio'n de los narra-dores se lleva a cabo aqu en un sentido inverso al que se sigueen el QuljOtZ : mientras que el narrador-autor del Qijotz se apro-pia la garanta autentificadora del historiador originario Cide^Hamete, en el Coloquio se produce un distanciamiento y degradacinprogresiva de la credibilidad a medida que nos remontamos al . .narrador testigo de los hechos.

    Las estipulaciones de referencialidad, que son objeto de un tratamiento especfico y detenido en el relato-marco, van re-

    L. J. Woodward, "El casamiento engaoso" y el "Coloquio de los perros", enBBS, XXXVI, 1959, p. 82 ; Edward 0. Riley, Teora de la novela en Cervantes,.Oxford, 1962 , Madrid, Taurus, 1981, pp. 301-307 ; R. El Saffar, ob. cit.,p. 85-.

    (7) Vase M. Bataillon, Relaciones literarias, en J. B. Avalle-Arce y E. 0.Riley, ob. cit., p. 232.

    (8) Art. cit., p. 118.

  • SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 125

    EL CASAMENTO ENGAOSO Y COLOQUIO VE LOS PERROS

    N 0

    1Autor

    N-1

    El Alf.puzano

    Cam-

    N-2

    Berga(Cip

    nza /ion)

    N-3

    1La Cai-zares

    N-41

    R

    1Encuentro de Campuzano

    y Peralta

    R

    1El casamiento enga-

    oso

    R

    1La vida de Ber-

    ganza/KEncuentro de Ber-ganza y Caizares

    R

    O Z

    II II

    II NarradorRelatoDestinatario

    D-0

    1Lector

    D-l

    El lie. Pe-ralta

    D-2

    1Cipin / (Berganza)(oyente : Campuzano)

    D-3

    1 1La historia de Berganzalas brujas

    R D-41 1

    La Camacha El parto dela Montiela

    La Montielay la Caizares (9)

    (9) El problema de los narradores y la recepcin no ha pasado inadvertidoa la crtica postsemi'tica (vase Vicente Cabrera, Nuevos valores de "Elcasamiento engaoso" y "El coloquio de los perros", en Hispanfila, XV, 1972,

  • 126 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986

    p i t i ndose en cada p lano . Diramos apl icando un f e l i z ha l l azgode Mart nez-Bonat i , e l p r i n c i p i o de l a s reduplicaciones y trans-ferencias que las pulsiones activadas en el primer plano seexpanden, como en ondas concntricas, hasta cubrir todos los es-pacios del relato (10). El N-l empieza por desplegar todas susdotes persuasorias para incitar la curiosidad y para lograr desu interlocutor la aceptacin del inusual Coloquio, es decir, unrelato que se sale completamente de los moldes tradicionales.Pero antes el"autor" debe dar pruebas fehacientes de que conoceel oficio, y aqu entra en juego El cobamiertfo nQaoiO : para haceraceptar lo inusual, lo que no tiene cuo de circulacin en elmundo l i t e ra r io , se entrega juntamente un relato conformado se-gn los cnones de la ortodoxia narrativa. Es cierta la observa-cin de p. Waley (ibidem) de que si separamos las dos novelas,"they are liable to be found the one pointless, the other ferro-lesa" ; pero, a nuestro juicio, ms que, o adems de, una "co-nexin estructural" basada en la unidad temtica, hay que desta-car la subordinacin del Cabimiento al Coloquio : en efecto, la pri-mera es un elemento ma's que se integra en esa vasta secuenciapreliminar encaminada a vencer las resistencias suscitadas porla novedad del Coloquio. La declaracin de aceptacin por partedel interlocutor, el Lie. Peralta, es reveladora a este respec-to :

    pp. 51-52 ; R. El Saffar, ob. cit., pp. 67-68 ; Jos M. Pozuelos Yvancos,Enunciacin y recepcin en el "Casamiento-Coloquio", en Manuel Criado de Val,Cervantes : su obra y su mundo. Actas del I Congreso Internacional sobreCervantes, Madrid, 1981, pp. 426-431 .(10) Despus de aludir el cr t ico a los distintos grados o planos de "locu-ra" en el Quijote, introduce el "principio esencial del juego del Quijote :el de las reduplicaciones y transferencias de planos y funciones. Lo que pa-rece locura en relacin a un plano precedente de sensatez, resulta sensatezpara un grado superior de locura. . . El plano sostenido asume las cualidadesdel que lo sostiene, cada vez que a su turno, se convierte en sostinente deotro. La reduplicacin ma's obvia es la del texto de la historia. Contamos deellos tres : el arbigo de Cide Hamete, su version f ie l por el traductorano'nimo de Toledo, y, finalmente, la parfrasis que nos presenta el narrador-autor. Los privilegios de la narracin original se transfieren a la que t e -nemos ante nosotros.. . Otra reduplicacin, que sugiere un juego de espejoshacia el infinito, es el de las ficciones ledas o contadas por los persona-jes de la ficcio'n cervantina, en especial, la inclusin de la primera partecomo objeto dentro de la segunda..." (.Flix Martnez-Bonati, "El Quijote" :juego y significacin, en Dispositio, I I I , 1976, pp. 322 y s s ) .

  • SOBRE EL COLOQUIO VI LOS PERROS 127

    - ...de muy buena gana O-OI eie coloquio, que pofi. ser escritoy notado del buen ingenio de seor Alfrez, ya le juzgo pon. bueno,(pp. 205-206 ; et iub/iayado u nuuti) .El N-2 (Berganza), en el siguiente plano, reinicia de nue-

    vo la operacin de provocar el inters y obtener la adhesin desu interlocutor Cipin al cuento de su misterioso origen. A lolargo del Coloquio va Berganza sembrando veladas o patentes alu-siones al episodio climtico de la Caizares, con el resultadode un prolongado "suspenso" (p. 215, 230, 235 y 281). En el s i -guiente escalo'n vemos al N-3 (la Caizares) echar mano de un r i -tual inicit ico para preparar la revelacio'n del gran secreto :

    Hijo UontieZ, vente &ia& m y iabn.cn m apoiento, y pnocunaque uta noche, noi vemoi a &ola& en l, que yo dejojit abienXa lapuetta ; y sabe que tengo muchas cosas que decirte de tu vida y pa-tio, tu. provecho... Ltegie, en n, et punto de veme con ella en tuapoiento, que efia eicutio, ei&iecho y bajo, y bolamente clan.o con ladbit luz de un candJUL de baftAo que. en 1 ataba -, at-Lzte ta vieja,y &entie iobn.e una

  • 128 Flix C A R R A S C O Criticn, 35, 1986

    su posicin se resume en sus propias palabras : "doy por bien em-pleadas todas mis desgracias, por haber sido parte de habermepuesto en el hospital donde vi lo que ahora dir..." (p. 201). Noobstante, para no enajenarse a su interlocutor, accede a dar delado esta espinosa cuestin aceptando hipotticamente la actituddel licenciado :

    V puesto caso que me haya engaado, y que mi verdad sea sue-o, y el poiitvta. dlipafuUe, no ie hotgaA vueia me/iced, Petiabta, de vet uantai en un aoloquo a CO-O que eitoio iean quien &ueAen, habtaAon ?(p. 205 ; et iubtayado e ruxutAo).

    El D-2 (Cipin) quiebra en este episodio su habitual lneade comportamiento en la forma de escuchar las peripecias de sucongnere : por primera vez presta odos sin rechistar a las ex-tensa tirada de Berganza ; ante las inquietantes revelaciones quese desprenden del relato, renuncia a sus acotaciones puntillosase incluso pierde su constante obsesin por el tiempo que se lesescapa. Un personaje tan dado a interrumpir la intervenciones deBerganza cae inesperadamente en una especie de pasmo ; en reali-dad su reaccin no se produce sino cuando el narrador est ya em-barcado en el episodio de los qitanos. Diriamos que el relato,que ha seguido un sendero difcil de ascenso y descensos, llegaaqu justo al borde del abismo. El gran manipulador que tira delos hilos tiene que intervenir para que no se desborde, y vuelvaal terreno seguro. Cipin es el personaje a quien se le encomien-da esta misin. Saliendo de la estupefaccin en que las revela-ciones de Berganza lo haban postrado, por una vez toma la pala-bra, no para hacer una breve apostilla sino para hacer un deteni-do anlisis de las informaciones de las brujas. Excepcionalmentese intercambian aqu los papeles que de mutuo acuerdo se habanasignado al principio del coloquio : ahora es Berganza quien tie-ne que escuchar. El objetivo del discurso de Cipin es. tomardistancia y definir su posicin de rechazo de lo que acaba deor. Para l "todai eittu, co&ai y loa emejantei ion mbelecoi, mentjia&..."(p. 309). Como argumentacin, y para disuadir a su compaero desu fatua credulidad, examina segn las clsicas vas del mtodoexegtico el enigma en verso en que la Camacha vaticin la re-cuperacin de la figura humana para los hijos de la Montiela.Ni en el sentido alegrico ni en el literal se tienen en pielos versos de la Camacha. Hay en la diatriba de Cipin un datomuy significativo que revela la mano del autor y que vuelve afocalizar el tema de la metanarracin : en efecto, Cipin reco-noce que si se deja avanzar al relato por el camino marcado en las"profecas" de la Camacha, terminara confundindose con "lasconsejas o cuento-i de vej

  • SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 129-

    autor. Ya en la secuencia inicial haba rechazado meridianamentelos modelos fabulsticos y el del cuento popular :

    - ; Cu.eA.po de mi ! replic el Licenciado. Si. ie noi havuelto el -tiendo de Ma/u.aaa-taa, cuando hablaban tai, catabazcu,, oel del I&opo, cuando depantla el galio con la zo%na, y uno& anlma-l u con O&IO !

    - Uno detloi &

  • 130 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986

    En el episodio final asistimos a una inversin especulardel escenario y la accin que precede al comienzo de la novela :Estamos de nuevo en el interior del hospital ; no es de nochepero es la hora de la siesta, y las ventanas estn cerradas. "Encuatro camas apareadas" yacen cuatro enfermos, vctimas, comoCampuzano, "de esa plaga intolerable" que "puebla los veranostodos los hospitales". Debajo de una de ellas est agazapadoBerganza, esta vez en calidad de oyente, para trasmitirnos lasensoaciones desquiciadas de unos seres humanos que, ellos s,estn fabricados de la sustancia del tejido social.

    Las mismas actitudes divergentes que, en una "dimensincognoscitiva", han ido perfilndose con respecto al enigma de laidentidad de los perros, se nos ofrece, en visin concentrada,por parte del pblico que presencia el desenlace espectaculardel episodio de.la Caizares. Esta vez las actitudes se proyec-tan no slo en una "dimensin cognoscitiva" sino tambin en la"dimensin pragmtica" (11). Al despertar la vieja y verse des-nuda fuera de su aposento, mordida y expuesta a los ojos de lamuchedumbre, hunde sus uas en el cuello del perro sabio dispues-ta a estrangularlo ; ste logra escabullirse, la ase de las "fal-das de su vientre" y la zamarrea ; ^"ella daba voces que la libra-sen de Oi cUzntei de aquel mtJtigno ZipAtu" . Las p a l a b r a s de l a v i e -ja resumen la historia de una transformacin : "los dientes" per-tenecen a la apariencia formal de perro ; "maligno espritu" per-tenecen a la esencia de demonio. El pblico, como en el teatro,trata de establecer la relacin entre la accin que ve y las pa-

    (11) Tomamos estos conceptos de A. J. Greimas, que los utiliza profusamenteen su Maupassant. La smiotique du texte. Exercices pratiques, Paris, Seuil,1976, especialmente en pp. 196-199. Es nuestro deber aclarar que los usamosen sentido lato y no en el sentido estricto greimasiano. As, pues, la largalucubracin sobre la naturaleza de los perros, lejos de ser un pretexto pu-ramente instrumental para lanzar sin riesgos un discurso sobre la maldad yel engao humano, se constituye en elemento recurrente y en eje sobre el quese monta el Coloquio. En realidad, como hemos sealado anteriormente, el de-bate se abre ya en el relato marco (d. c i t . , pp. 202-206) y se reanuda entodas las etapas de la transmisin. Como enigma que es, ha sido tratado has-ta aqu por los sucesivos contendientes como objeto de bsqueda intelectual,es decir, en su "dimensin cognoscitiva". En este punto del relato, la con-tienda salta a la plaza pblica y se convierte en una confrontacin que des-borda los lmites estrictamente racionales del debate, sustituyndose laspalabras por acciones, es decir, pasando a una "dimensin pragmtica".

  • SOBRE EL COLOQUIO VE LOS PERROS 131

    labras que pronuncia el personaje. La interpretacin no es un-nime : "Con estas razones de la mala vieja creyeron los ms queyo deba ser algn demonio", y reaccionan en consecuencia, oechando mano de remedios sobrenaturales, o tomando las debidasdistancias : "unos acudieron a echarme agua bendita ; otros noosaban llegar a quitarme". El remedio no se revela eficaz ; latenaza de los dientes del perro sigue haciendo presa en el cuer-po de la vieja. Reclaman un remedio ritual de envergadura : laexorcizacin. Pero otros interpretan la accin de otra manera :"mi amo [el atambor]... se desesperaba, oyendo decir que yo erademonio. Otros, que no saban de exorcismos, acudieron a tres ocuatro garrotes, con los cuales comenzaron a santiguarme los lo-mos". Este remedio resulta efectivo : "escocime la burla, soltla vieja, y en tres saltos me puse en la calle, y en pocos mssal de la villa". Un tropel de muchachos que lo persiguen porlas calles se muestra igualmente dividido : " ; Aprtense ; querabia el perro sabio !" gritaban unos. Otros decan : "Norabia, sino que es demonio en figura de perro !". La fulminantedesaparicin viene a darle la razn a estos ltimos : "Dime tan-ta priesa a huir y a quitarme delante de sus ojos, que creyeronque me haba desaparecido como demonio".

    Con nuestras reflexiones hemos intentado explicar el porqu delmodelo narrativo del Cotoqu-Lo y la evidente anomala de juntar enuna obra dos relatos formalmente tan dispares. Fundar la cone-xin estructural de las dos novelas en la unidad temtica (elengao, la maldad humana) constituye un hallazgo, pero dejairresuelta la cuestin. Hemos visto cmo el modelo retenido parael Coi.oqiU.0 obedece a exigencias de la veridiccin, y se basa enla necesidad de conseguir el desenganche de la instancia enuncia-dora. Puesto que la materia prima de que se parte, est consti-tuida por una historia increble de por s, es necesario invertirfuertemente sobre la forma de la expresin para poner a flote elrelato y para mantenerlo en el derrotero marcado. La disparidadformal del Ca&tmLzntO se justifica funcionalmente al quedar inscri-to en la secuencia inicial del Coo

  • 132 Flix CARRASCO Criticn, 35, 1986

    in tegrados ambos en una unidad s u p e r i o r cuya coherencia se fundaen l a subord inac in de l primero a l segundo.

    A nues t ro j u i c i o , t r a spone e l a u t o r , en e l universo de l aficcin las relaciones dialcticas autor-lector vigentes en suentorno socio-cultural. Hemos asistido en los diferentes planosal desarrollo de diversas convenciones de referencialidad orien-tadas, no slo a una lectura privilegiada, que la hay, sino afacilitar tantas lecturas cuantos tipos de lectores puedan embar-carse en su descodificacin (12).

    CARRASCO, F l i x . El "Coloquio de los perros"(Toulouse), 35, 1986. p. 119-132.

    Veridiccio'n y modelo narrativo. En Criticdn,

    esuaen. En este trabajo se vuelve sobre el archidebatido nexo entre el Coloquio y El casamientoengaoso. Se propone como clave del problema la anomala formal del Coloquio. El modelo retenidopara este responde a exigencias de la veridiccin y se basa en la necesidad de conseguir el de-senganche de la instancia enunciadora : el carcter increble de la historia obliga a tomar todaclase de precauciones para poner el relato a flote y mantenerlo en su derrotero. Entre estasprecauciones hay que colocar El Casamiento ; en efecto, la entrega de este relato, por la media-cin del autor vicario Campuzano, se constituye en el objeto de cambio para hacer aceptar la au-dacia narrativa del Coloquio. Ambos relatos constituyen una unidad superior cuya coherencia sefunda en la subordinacin del primero al segundo.

    Ksua.

    Dans cet article on revient sur la question souvent souleve du lien entre El casamientoengaoso et le Coloquio. Le prsent travail propose de considrer l'anomalie formelle du Coloquiocomme cl du problene. Le modle narratif retenu rpond aux exigences de la vridiction et i l se .base sur la ncessit d'atteindre le dbrayage de l'instance nonciatrice : le caractre incroya-ble de l 'h istoire oblige prendre toute sorte de prcautions pour maintenir le rcit f lo t etlui permettre de suivre son cours. Parmi ces prcautions, i l faut placer le Casamiento ; eneffet, la livraison de ce rcit , par la mdiation du personnage-auteur Campuzano, se constitueen objet d'change pour faire accepter l'audace narrative du Coloquio. Les deux s'intgrent dansune unit suprieure dont la cohrence se fonde sur la subordination du premier au second.

    (12) Me refiero a la prctica bien enraizada en el Siglo de Oro y antesde pensar en un lector ideal capaz de desentraar el mensaje de un texto am-biguo y en toda la gama de lectores eventuales menos competentes.

  • SOBRE EL COLOQUIO VB LOS PERROS 133

    Sumary.

    Ihis article deals once more with the polemized nexus between the Coloquio and El casa-miento engaoso. It is proposed that the key to the problem lies in the Coloquio's formal anoma-ly. Its narrative model responds to the exigencies of the veridiction and is based on the needto achieve the disentanglement of authorial accountability. Ihe incredible nature of the storyrequires that ail kinds of prcautions be taken to put afloat the narrative and to hold it incourse. El casamiento must be placed amongst thse prcautions ; thus, the delivering of thisconventional novella, through Campuzano's vicarial mdiation, becomes the exchange object tomake acceptable the narrative audacity of the Coloquio. Both are integrated in a superior unitywhose cohrence is founded on the subordination of the former to the latter.

    CampoTexto: CRITICN. Nm. 35 (1986). Flix CARRASCO. El Coloquio de los perros: veridiccin y ...