cristología trabajo integrador

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INSTITUTO SUPERIOR DE ENSEÑANZA TEOLÓGICA “BUEN PASTOR” CRISTOLOGÍA Síntesis Cristológica Desde la perspectiva de la Mediación, la Soteriología y el Reino. Profesor: P. Mauricio Montoya Estudiante: Federico Salmerón sdb. 1. Introducción. No podemos diseccionar el acontecimiento Cristo, ya que se trata del “Misterio de un Dios-Humanado” 1 . Sin embargo, en este sencillo ensayo proponemos abordar un acercamiento comprensivo al amor de nuestras vidas, desde una mirada creyente. Las síntesis se construyen en experiencias vitales, sin ello, ni gracia, ni dogmática… adquieren unidad. Si eso no está, la síntesis estará ideologizada. La explicitación del kerigma es una profundización del dato implícito. En toda la reflexión cristológica posterior hay profundización de los datos kerigmáticos. La reflexión acerca de la identidad de Jesús debe tener una clara impostación- ordenamiento en el tema de “pro-nobis”. La ordenación es a propósito de la mediación salvadora de Jesús con respecto de los hombres. Si no, se convierten en contenidos abstractos que no afectan a la Iglesia. 1 Concepto presentado en clase por el docente de la cátedra Cristología, ISET, 2014. 1

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Síntesis cristológica

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INSTITUTO SUPERIOR DE ENSEANZA TEOLGICA BUEN PASTORCRISTOLOGASntesis CristolgicaDesde la perspectiva de la Mediacin, la Soteriologa y el Reino.Profesor: P. Mauricio MontoyaEstudiante: Federico Salmern sdb.

1. Introduccin.No podemos diseccionar el acontecimiento Cristo, ya que se trata del Misterio de un Dios-Humanado[footnoteRef:1]. Sin embargo, en este sencillo ensayo proponemos abordar un acercamiento comprensivo al amor de nuestras vidas, desde una mirada creyente. [1: Concepto presentado en clase por el docente de la ctedra Cristologa, ISET, 2014.]

Las sntesis se construyen en experiencias vitales, sin ello, ni gracia, ni dogmtica adquieren unidad. Si eso no est, la sntesis estar ideologizada. La explicitacin del kerigma es una profundizacin del dato implcito. En toda la reflexin cristolgica posterior hay profundizacin de los datos kerigmticos. La reflexin acerca de la identidad de Jess debe tener una clara impostacin-ordenamiento en el tema de pro-nobis. La ordenacin es a propsito de la mediacin salvadora de Jess con respecto de los hombres. Si no, se convierten en contenidos abstractos que no afectan a la Iglesia.

2. El Reino como irrupcin de Dios en la historia de los hombres.

-En el Antiguo TestamentoEl Reino de Dios fue prometido por Yahv a los patriarcas, anhelado en plenitud por los reyes, anunciado en esperanza a los profetas, y ansiado incesantemente por el pueblo de Israel que aguardaba y caminaba esperando al mesas que los lleve a la liberacin-salvacin. El pueblo judo del antiguo testamento supo reconocer la necesidad de un salvador, necesidad de un plus que provenga de Dios, para poder alcanzar la justicia, la paz, la liberacin como pueblo escogido. Israel hizo la experiencia lmite de todo ser humano: no se puede slo, necesitamos de Dios. A su vez reconoci, tras mltiples infidelidades, que Dios puede y quiere reinar en la vida de su pueblo. La promesa del mesas justo, llenaba de sentido la espera y alentaba a las generaciones venideras a mantener la confiada esperanza en un verdadero rey que tenga el poder de invertir las situaciones humanas denigrantes[footnoteRef:2]. [2: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 90.]

En las escrituras reconocemos que el Dios de la Alianza elige a su pueblo para que sea Reino de su pertenencia: Ustedes han visto cmo trat a Egipto, y cmo los conduje sobre alas de guila y los traje hasta m. Ahora, si escuchan mi voz y observan mi alianza, sern mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece. Ustedes sern para m un reino de sacerdotes y una nacin que me est consagrada. Estas son las palabras que transmitirs a los israelitas[footnoteRef:3]. [3: Ex 19,4-6.]

El reino propuesto por boca de Yahv y anunciado por Moiss es la irrupcin de la accin de Dios que vivifica con su presencia la historia humana. Es clave la relacin de mutua pertenencia y fidelidad que se instaura en el pacto mutuo. Alianza que el salmista figura con la imagen del pastor, en la que Yahv es nuestro Dios, y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebao[footnoteRef:4]. [4: Sal 99,3.]

El Reino de Dios es distinto a todos los reinos de la tierra. Yahv est por encima de todos los reyes y reinos[footnoteRef:5], porque Dios es el rey del mundo[footnoteRef:6]. La ley de la antigua alianza es anticipo de la llegada de Jesucristo, tambin es antelacin de su reinado[footnoteRef:7]. [5: Un ejemplo es cuando Samuel recrimina a Sal por haber sido infiel ofreciendo holocaustos a dolos. Pero ahora tu reino no subsistir. El Seor se ha buscado un hombre segn su corazn y lo ha constituido jefe de su pueblo, porque t no has observado lo que el Seor te mand.] [6: Sal 46,8.] [7: La realeza, el dominio y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo sern entregados al pueblo de los Santos del Altsimo. Su reino es un reino eterno, y todos los imperios lo servirn y le obedecern (Dn 7,27).]

-En el Nuevo TestamentoEl pregn del precursor[footnoteRef:8] comienza as: Convirtanse, porque el Reino de los Cielos est cerca[footnoteRef:9]. Pero esta frase est puesta en boca de Jess por el evangelista Marcos[footnoteRef:10]. Los evangelios sinpticos nos sintetizan la vida y misin de Jess en el anuncio e instauracin del Reino[footnoteRef:11] de Dios, su Padre. Cuando Jess habla del Reino de Dios, habla del tiempo del cumplimiento de los pactos de Abraham y David. Jess tiene al Reino de Dios como punto de referencia de todas sus acciones y palabras. Esta afirmacin se reconoce especialmente en las parbolas sobre el Reino[footnoteRef:12]. Analizando las parbolas reconocemos como caracterstica del Reino que se construye, pero que tambin es ya realidad y plenitud presente. [8: Juan el Bautista.] [9: Mt 3,2.] [10: Mc 1,15.] [11: Cf. Mc 1,14-15; Mt 4,17; Lc 4,43.] [12: En Mt 13 estn las parbolas del sembrador, de la cizaa, del grano de mostaza, de la levadura, del tesoro escondido, de las perlas finas y de la red para explicar la naturaleza y caractersticas del Reino de Dios a la muchedumbre de personas que lo seguan y escuchaban. En Lc 4,43 reconocemos que el propsito para la venida de Jess es el de predicar el evangelio acerca del Reino.]

La centralidad temtica de las enseanzas de los apstoles en la basileia expresan que stos estaban nutridos de la conviccin sobre la cercana y llegada del Reino de Dios.

- Irrupcin de Dios en la historia humana: Encarnacin.La encarnacin de Jesucristo es el don ms grande de la gratuidad de Dios. El acontecimiento central de la historia de salvacin es Jesucristo. Desde la teologa paulina podemos vislumbrar dos momentos: el primero, conocido por revelacin, es la preexistencia de Jesucristo, del Verbo de Dios en la Gloria del Padre. El segundo momento es el misterio de la Encarnacin del Hijo, que culmina con la muerte, Resurreccin, y retorno a la Gloria del Padre.En el texto de Flp 2,6-11, reconocemos en Jesucristo la condicin de preexistencia, su abajamiento en la encarnacin y pasin, y su glorificacin y retorno al lado del Padre. El exaltado no es sino el preexistente. Por la afirmacin del Kyrios se afirma la preexistencia: en los relatos de su vida terrena, Jess manifiesta su seoro. La encarnacin se verifica en plenitud el dramatismo del crucificado, que con el abajamiento de su knosis, asume los lmites de la existencia del ser humano al tomar la condicin de siervo, y abraza as la situacin extrema de la vivencia humana. Podemos reconocer que Jesucristo es el Reino de Dios, ya que el verdadero Reino se trata del seoro de Dios en el hombre que lo deja actuar. Todo viene de Dios, y cuando est ordenado hacia Dios en el amor, ahora o en otro mundo, en el presente o en el futuro, en la accin o en la predicacin de Jess, se trata del Reino de Dios[footnoteRef:13]. Lo contrario al Reino de Dios es la ausencia de amor. [13: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 107.]

- Hecho histrico de Jess de NazaretLa espera por la venida del Seor, del Mesas, estuvo fundada sobre situaciones histricas, polticas, culturales, y religiosas que disponan al pueblo a desear un mesas concreto que establezca una liberacin aqu y ahora, en tiempo presente. Lo asombroso de la fe de Israel es que, con slo signos de la presencia de Dios, reconoci desde la fe al Dios presente de la historia. Signos que anticipan el Reino pero nunca actualizndolo en plenitud, ya que siempre requieren del acto de fe.Con la llegada de Jesucristo a la historia humana tampoco fue distinto: aunque los signos y el testimonio del Reino fueron ms patentes, la evidencia total nunca se dio. Es una exigencia del Reino creer, confiar, dar el salto. Por esto Jess se comunica en parbolas, nos moviliza a la fe, y siempre nos invita a reconocer lo evidente en lo oculto, en lo paradjico y hasta contradictorio[footnoteRef:14] de la existencia. [14: Mt 5,3-11.]

Tras la confesin kerygmtica de la Iglesia primitiva se encuentra el hecho Jess. Acciones, palabras, gestos, autoridad de Jess que, aunque no directamente, contienen implcita una pretensin totalmente novedosa: se manifest como el Mesas, como el Hijo de Dios, como el ntimo de Dios en continua comunin con l. El Seoro de Jess no tuvo precedentes, ya que se manifestaba en el servicio: coma con publicanos y pecadores[footnoteRef:15]. [15: Kasper presenta que las comidas de Jess con publicanos y pecadores no son simplemente expresin de su desacostumbrada humanidad, munificencia social y compasin con los despreciados, sino que su importancia va ms hondo: expresan el envo y mensaje de Jess (Mc 2, 17), comidas escatolgicas, festejos anticipados del banquete salvador del fin de los tiempos (Mt 8, II par). En WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 125 y 149.]

- El anuncio del Reino vela y revela.La idea de Dios como Padre alcanza su apogeo en la revelacin de Jesucristo, que lo llamaba Abb[footnoteRef:16]. Pero en el A.T. se lo nombra como hijo al rey o al pueblo y a Dios con sentimientos de padre. Mientras que con el trmino hijo est presente la idea de eleccin, en el N.T. es patente la idea biolgica de procreacin, y a Dios como Padre de Jess y Padres adoptivos de los hombres. [16: Mc 14,36; Gal 4,6; Rm 8,15.]

El Reino de Dios se gesta lentamente, en crecimiento gradual, con marchas y contramarchas, realismo y dificultades[footnoteRef:17]. Tiene una dimensin histrica porque crece y se desarrolla en el tiempo, pero por otra parte es a-histrica porque est en tensin de la plenitud escatolgica. Tensin del ya pero todava no[footnoteRef:18]. El ya del Reino que crece, se manifiesta, y se desarrolla oculto y lentamente en el mundo. El todava no de la plenitud escatolgica en la parousa final, donde Dios sea todo en todos[footnoteRef:19]. [17: Cf Lc 13,18ss. Junto con el trigo, crece la cizaa.] [18: Cf. Hch 2,1-11.] [19: 1Cor 15,28.]

- Certeza de lo ya pero todava no: escatologa.Aunque el Reino de Dios nunca se llega a desvelar totalmente en este mundo, Jess nos anunci que esta esperanza escatolgica se desarrolla en este tiempo, y se cumple aqu, aunque esperando su manifestacin definitiva. Esto es lo ms revolucionario del mensaje de Cristo: con nuestro amor manifestamos el Reino de Dios yendo ms all que cualquier tica, exteriorizamos como signo para el mundo la accin soteriolgica de Dios. Expresin oculta del Reino que incluye tambin el fracaso, el lmite, el dolor y la muerte, siguiendo la lgica del Crucificado. Esta conciencia va de la mano con la literatura apocalptica ya que se centra en el porvenir, pero sin abandonar el presente, sino transformndolo en primicia del Reino[footnoteRef:20]. Por esto, junto con Pablo reconocemos que por Jesucristo hemos obtenido mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios[footnoteRef:21]. [20: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 92.] [21: RM 5,2.]

3. El Resucitado, el Hijo de Dios y hermano de los hombres.

- La muerte de JessEl advenimiento del Reino y la propia muerte redentora constituyen una unidad. El contenido evanglico ms documentado y detallado de la historia de Jess es su pasin y muerte. Era la muerte ms brutal y denigrante del momento, solamente reservada para los guerrilleros independentistas y esclavos[footnoteRef:22]. A Jess lo mataron como un rebelde poltico por adjudicrsele la cuestin mesinica (blasfemo), y por sus palabras ante la destruccin del templo[footnoteRef:23] (falso profeta). Si nos preguntamos sobre el significado atribuy Jess a su muerte, nos tenemos que remitir a la cuestin sobre la conciencia de su muerte como redentora. Jess tuvo una conciencia gradual de su condicin. En los evangelios reconocemos en Jesucristo una soteriologa implcita y un paso gradual de la conciencia de su ministerio como salvacin, a la aceptacin de la muerte como vctima. Jess fue probablemente auto-comprendiendo su muerte como expiatoria y salvadora, sin tener una mera muerte en forma pasiva. Fundamento de esta afirmacin es la ltima cena con sus discpulos[footnoteRef:24], que tiene un fuerte carcter simbolgico-escatolgico. La soteriologa explcita es reflexin posterior, como en Heb 10,5, y lo que se da en la muerte de Jess es una soteriologa implcita. El misterio del designio divino se sacramentaliza a travs de la palabra y obra de Jess. As, su muerte no es ms que la irrupcin mxima de la salvacin divina por medio de la expiacin de nuestros pecados en la libre auto-entrega del Redentor. Por su muerte nos llega la liberacin verdadera tras la cancelacin de la deuda humana que ante Dios asumida por Cristo[footnoteRef:25]. [22: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 139.] [23: Cf. Jn 2,19.] [24: Mt 26,26-30.] [25: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 149.]

Jess en el Getseman experimenta la angustia de su agona ante una muerte inminente[footnoteRef:26], pero a la vez, se somete a la voluntad divina y se abandona en manos de su Padre. La muerte de Jess se transform en signo y concretizacin del Reino. [26: Cf. Lc 22,42. ]

- Victoria ante el pecado y la muerte: Resurreccin.Jesucristo, con su auto-donacin en la cruz, dio un testimonio de amor y servicio pleno. Es un amor total a Dios ya que su vida terrena y de resucitado es un vivir para Dios[footnoteRef:27], en continua obediencia al Padre[footnoteRef:28]. En esta entrega tambin reconocemos el total amor de Jess por la humanidad, ya que l muri por nosotros[footnoteRef:29]. El amor hasta al enemigo abri a una nueva existencia hecha posible por Jess. Por eso lo esencial de su vida consiste en ser-para-los-otros[footnoteRef:30]. Desde esta lgica, la resurreccin es una intervencin salvadora de Dios para el hombre, es adelanto de la plenitud escatolgica. Es revelacin y realizacin del Reino de Dios. [27: Rm 6,10.] [28: Cf Flp 2,8.] [29: Rm 5,8] [30: , Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 150.]

Con respecto al momento de la resurreccin no hay cronista ocular de este acontecimiento. Aunque los cuatro relatos evanglicos del sepulcro contienen tanto testimonios de fe como sucesos histricos, y entre s tienen grandes diferencias, pero sin lugar a duda hay cierto dato histrico en la narracin[footnoteRef:31]. La testificacin ltima y fundante es: el sepulcro est vaco. Esto no prueba la resurreccin fehacientemente, pero s es un signo de ella para el creyente. Los testimonios concuerdan en que Jess se apareci a varias personas que lo salieron a anunciar como resucitado. [31: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 156.]

La resurreccin es la cima de la historia humana de Jess. Ah se revela perfectamente quin, cmo y que es Dios. Pero llama la atencin de que la fe en la resurreccin, no deja de ser la fe en un crucificado. El crucificado es el que resucita, y no pierde los signos de la muerte por resucitar[footnoteRef:32]. Por tanto, reconocemos con todo su peso el misterio de la cruz en su realidad histrica, y lo interpretamos a la luz de la vida de Jess. [32: Cf. Jn 20,27.]

- Filiacin: Quin dicen que soy yo?Los apstoles ante esta pregunta de Jess respondieron de modo diverso (Juan el Bautista, Elas, algn profeta[footnoteRef:33]). Con esto reconocemos que ya desde el principio la respuesta sobre la identidad y persona de Jess se vio reflejada desde diversos enfoques personales que manifiestan divergencias en su valoracin. [33: Cf. Mc 8,28.]

La experiencia fundante de los discpulos de Jess, sin la cual no habra fe cristiana, es el acontecimiento pascual. Esta vivencia subjetiva que luego se tradujo en Kerygma, fue el detonante de la explcita reflexin teolgica que llevo a un momento segundo de interpretacin acerca de Jess como el Seor-Kyrios, el Cristo de la fe. Este acontecimiento lleva a los discpulos a hacer un salto de una experiencia de seguimiento de un gran maestro (moralismo, tica) a la confesin de un Dios vivo en la historia. La fe de la Iglesia se levanta sobre la fe de Pedro, que reconoce a Jess como el Cristo, el Hijo de Dios vivo[footnoteRef:34]. [34: Mt 16,16.]

- Hermano de los hombres. Comunidad, IglesiaEl anuncio kerygmatico da sentido y responde a la profunda necesidad de salvacin del ser humano. En Jesucristo los cristianos somos verdaderos hijos de Dios[footnoteRef:35] y partcipes de la naturaleza divina[footnoteRef:36]. La conciencia de hijos adoptivos de Dios, de los miembros de Iglesia no es el resultado de una teorizacin, sino que es la comprensin nueva que transmiten los gestos y las palabras de Jess, y que lleva a un cambio existencial, a un paso de esclavitud a libertad El reino es un mensaje de liberacin para las esclavitudes de los ltimos. El que vive cristianamente se abraza a una mayor libertad ante el pecado, la muerte y la ley[footnoteRef:37]. [35: Jn 1,12; 1Jn 3,1.] [36: 2Pe 1,4.] [37: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 194-195.]

Los cristianos profesamos que Jess Resucitado est vivo en medio de la comunidad. En Lc 24,6 est la pregunta: Por qu buscan entre los muertos al que est vivo? El acontecimiento de vida del Resucitado que se reconoce en la fe ya no est ligado al cuerpo de Jess, sino que es una presencia que tiene que ver con la experiencia de la comunidad cristiana. Jesucristo Resucitado est en la comunidad. No es tampoco una percepcin afectiva, porque ah se subjetiviza el hecho histrico de la resurreccin. Es lo que presenta Mateo al poner en boca de Jess que donde dos o ms estn reunidos en mi nombre, all estoy yo en medio de ellos.La fe no es slo asentimiento, sino que es seguimiento del Jess histrico. Como sabiamente interpreta de la Palabra Jon Sobrino: la ortopraxis precede a la ortodoxia. La fe no es fundamentalmente un asentimiento, sino que es la prctica del amor. En eso consiste el Juicio (Mt 26). La praxis de Jess imitada por el hombre es el lugar de la fe en Cristo, y por otra parte la praxis es concrecin de la fe. En este sentido, la comunidad que ejerce la prctica del amor es la Iglesia, Cuerpo de Cristo. En ella est Cristo presente manifestando su amor a travs de los hombres, y de modo eminente en la Palabra y la Celebracin Eucarstica[footnoteRef:38]. [38: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 189.]

4. Mediador entre Dios y los hombres.La exaltacin del Padre a Jess no es sino expresin escatolgica del juicio que le corresponde a Jesucristo. La exaltacin da lugar a que luego retorne como el mesas escatolgico[footnoteRef:39]. En Jess se unen las dimensiones divina y humana. Jesucristo est con Dios como nuestro intercesor[footnoteRef:40] entre lo humano y divino. La mediacin de Jesucristo consiste en la auto-comunicacin del amor de Dios aceptado en la obediencia[footnoteRef:41]. [39: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 182.] [40: Cf. Heb 7,25.] [41: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 281.]

- Jess realizador de los signos de salvacin del Reino. Como ya hemos explicitado, el Reino de Dios se ha manifestado eminentemente en Jesucristo, de un modo visible pero oculto, en primer lugar, para quien no entra en la lgica de la fe, y tambin, para quien abandona el escepticismo ideolgico desde donde se necesita probar todo segn el propio paradigma[footnoteRef:42]. [42: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 108.]

Al realizar milagros[footnoteRef:43], reconocemos en Jess una accin extraordinaria en el terreno de nuestra realidad humana, donde se vislumbra la accin del Dios vivo que interviene en la historia por medio de causas creadas segundas[footnoteRef:44]. A Jesucristo como mediador entre Dios y los hombres lo reconocemos por sus milagros, ya que significan la irrupcin del Reino en la materialidad del mundo. Son expresin de que no existe un hiato insalvable entre lo divino y lo humano, sino que la realidad, desde Jesucristo, es permeable gracias a Dios. Son signos de fe, que empujan a la fe, pero que no dejan de exigir un salto de confianza y abandono en la obediencia y el seguimiento del Seor. [43: Como ejemplo presentamos Jn 2,1-11.] [44: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 117. ]

- Mediator DeiCristo est en el conjunto de la Economa de Salvacin. Porque en Cristo Dios se revela por excelencia. Al reconocer la resurreccin de Jess como exaltacin, reconocemos que Dios se vincula con la humanidad de un modo inaudito, asumindonos en el cuerpo de Jess. As tenemos acceso definitivamente en la divinidad de Dios[footnoteRef:45]. [45: Jess en la totalidad de su persona se encuentra con Dios y desde Dios se encuentra con nosotros continuamente y de una manera nueva. El cuerpo es, al mismo tiempo el en medio que vincula a hombre y mundo, la presencia del mundo en el hombre y de ste en aqul. En WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 186.]

Dios en Jess se hace presente en medio de los hombres. Lc 17,20-21. Dios en medio del pueblo acontece. Tiene que ver con la apertura del hombre que puede reconocerlo, no tiene que ver con un lugar. Es un acontecimiento presente y realizado en medio de los hombres.Dios abraz la naturaleza humana de una vez para siempre en su Hijo Jess, de tal manera que en Dios existe un hombre. Cuando un hombre se arrodilla delante de Dios, se arrodilla tambin ante Jess, el Cristo que es Hombre-Dios.

- Mediator homoEl tiempo de Jesucristo es la explosin del kairs de Dios en el cronos humano. Es la accin oportuna en el tiempo, en que Dios interviene en la vida humana de manera misteriosa. En este kairs el tiempo se mide por su contenido salvfico, ya que es el tiempo del advenimiento del Reino de Dios[footnoteRef:46]. [46: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 95.]

Desde el mtodo antropolgico podemos reconocer al hombre abierto a la auto-trascendencia divina. Ac est Rahner, que llama al hombre un existencial sobrenatural. El ser humano que es existencia histrica, concreta, pero abierta ntimamente a la trascendencia. As reconocemos la ordenacin al fin ltimo sobrenatural de todo hombre, que nos abre a recibir la revelacin de Dios en Jesucristo. En orden a este marco, podemos reconocer cmo media Jesucristo: se sienta en la mesa de los pecadores[footnoteRef:47] como gesto que hace tangible la misericordia del Padre. Tambin acta ofreciendo la salvacin a los marginados por medio de diversos modos (milagros, curaciones). Se manifiesta tambin en la liberacin y expulsin de demonios[footnoteRef:48] [47: Mc 2,16 Recordemos que el Reino es ilustrado como banquete en Mt 22,1-14. ] [48: Mt 11,28; Lc 10,18.]

Por lo tanto, reconocemos en Jess al signo e instrumento de perdn y salvacin por parte de Dios. Tambin reconocemos su mediacin al hablar con una autoridad arrasante, ya que habla con la conviccin de que lo que dice se hace[footnoteRef:49], y con la fuerza de su llamado a los que l elige[footnoteRef:50]. [49: Lc 23,43: Hoy estars conmigo en el paraso.] [50: Jn 15,16: Ustedes no me escogieron a m, soy yo quien los escog a ustedes.]

El llamado que hace Jess a sus discpulos es para compartir con l, vivir con l, quedarse con l[footnoteRef:51]. El vnculo no est en trminos de un proyecto, sino en trminos de la unidad con Jess. El amor es el nico proyecto que todo lo une en s. La comunidad se convierte en sacramento porque est vinculada a un amor ms grande. El xito no se juega en dinmicas exteriores o disposiciones de tal o cual manera, sino en la unidad en Jess. Es clave la absolutez del vnculo con el Seor, que da como fruto una comunidad fraterna que tiene en el centro a Jess[footnoteRef:52]. [51: La dinmica del seguimiento exige radicalidad, no acepta medias tintas. Cf Lc 5,1-11.] [52: Cf. Mc 10,42ss.]

- Respuesta humanaDespus de la resurreccin de Jesucristo, Kasper deduce cuatro aspectos antropolgicos principales: 1) El ser humano es existencia receptora, ser que se debe a otro. 2) La libertad humana es libertad liberada y libertada. 3) La libertad humana se colma en la obediencia. 4) La fe es concrecin de la salvacin del hombre[footnoteRef:53]. [53: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 263-264.]

Al reconocer el abajamiento y la pro-existencia de Jess (su existencia para los dems) reconocemos tambin que el mensaje soteriolgico llega hasta el ser humano con una carga totalmente novedosa: es gratuito[footnoteRef:54]. Ya no hace falta intercambio, no necesitamos comprar la salvacin porque Cristo carg con nuestras culpas y pecados[footnoteRef:55]. Es imprescindible la apertura del corazn, y esto se da a travs de la conversin manifiesta en un cambio de actitudes. Con esto dejamos que Dios sea Dios y entramos en la lgica del Reino. Pero la necesidad de conversin no deja lugar a esperas[footnoteRef:56], ni hay tiempo que perder, ya que la salvacin es prometida a los misericordiosos[footnoteRef:57]. [54: Mt 10,8: Lo que han recibido gratuitamente, denlo gratuitamente.] [55: Cf. Is 53,5.] [56: Lc 12, 58 ss.] [57: Mt 5, 7.]

Este amor libre y gratuito que eleva al ser humano en dignidad, y que vence al mal que hay en el mundo[footnoteRef:58] es un amor inmerecido, que nos lleva a responder con amor ante el mal y el odio. Con esto, se vence el mal a fuerza de bien, rompindose as el crculo perverso de la violencia que engendra cada vez ms violencia[footnoteRef:59]. Es clave insertarnos en ese movimiento de recepcin y donacin, que se halla de modo incomprensible en medio nuestro, y que fue testimoniado por Cristo y su Iglesia a lo largo de todos estos siglos. Vivimos en la certeza de que es posible comunicarnos con Dios Padre y vivir en su gracia por el Espritu Santo, siendo testigos de su amor gracias a la salvacin en Jesucristo, rostro del Padre. [58: Mt 5, 39 s; Lc 6, 29.] [59: Cf. WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 108.]

- Auto-conciencia y libertad de JessEn la conciencia psicolgica de Jess, l sabe que es Hijo. En su humanidad se manifiesta su divinidad y su filiacin. La naturaleza humana es persona en el Logos encarnado de Jesucristo. La libertad humana se expresa en la libertad divina y viceversa, porque el modo de expresarse de la libertad divina est encarnado. El yo divino del logos es el nico centro de accin[footnoteRef:60]. La persona de Jesucristo no es el resultado de la unin perijortica de ambas naturalezas, sino que es la Persona del Logos en la cual se en-hipostasa en la Persona del Logos, la Persona Humana. Hay una humanizacin de la segunda Persona de la Trinidad. [60: WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 300.]

Schoonenberg habla de una cristologa de la presencia de Dios; al mismo tiempo es para l una cristologa de la trascendencia humana de Cristo y de la perfeccin humana definitiva se puede hablar de una enhipostasa de Jess en el Logos... y, viceversa, se puede hablar de una enhipostasa del Logos en el hombre Jess[footnoteRef:61]. [61: WALTER KASPER, Jess el Cristo, Ediciones Sgueme, Salamanca, 1986, p. 301.]

La cruz es consecuencia de la libertad del Hijo que asume la totalidad de la misin del Padre. El Hijo encuentra su complacencia en la voluntad del Padre, de aqul que lo enva. La misin de Jess se expresa en el anuncio del Reino, esa es la voluntad del Padre, y en eso Jess encuentra su plenitud, su realizacin, porque es querer de Dios. La pasin de Jess es la voluntad de Dios que lo envi: esa es la razn de la existencia del Logos. Hay una unin total en las tres personas divinas, pero no fusin, Cristo no se pierde en el Padre. Si hubiese absoluta compenetracin, no habra existencia personal, sino sera un modalismo. Es revelacin de las tres Personas Divinas.

- Re-creacin, unidad y plenitudEl marco de la sntesis de comprensin de la fe est en un Dios que sale al encuentro del hombre. Cristo es la personificacin de la alianza entre Dios y el hombre. Cristo es el abrazo de Dios al hombre. Por Jesucristo somos justificados. La justificacin es tener la paz, la esperanza que todo lo aguanta, esperanza basada en el amor de Dios derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo[footnoteRef:62]. Esto slo se da en la tradicin bblica de un Dios que ama, interpretada Cristolgicamente. El Amor de Dios que est ahora desparramado se muestra a travs de la donacin del Hijo. [62: Cf. Rm 5,5.]

Pablo distingue entre tiempo presente (marcado por el sufrimiento) y tiempo futuro (marcado por la gloria que se va a revelar)[footnoteRef:63]. [63: Rm 8,19 habla de la apakaradokia= el fuerte anhelo, la esperanza que se espera. Espera ansiosa de la creacin.]

Como un organismo que llega a su fin, esta creacin muere, y da pie a una nueva creacin[footnoteRef:64], en la cual la obra de Dios no se concibe como una cosa espiritualizada, sino que la creacin es la que ser renovada. Tenemos algo semejante, con la esperanza de la creacin. El objeto de este anhelo tan fuerte es la revelacin de la gloria de los hijos de Dios. Lo novedoso es que de 2 Cor 5,17 podemos reconocer que si alguien est en Cristo, es una nueva creacin. Lo antiguo ya pas, y desde aqu, en este mundo ya surge lo nuevo. Esta concepcin es una evolucin de un esquema apocalptico referido a la creacin, pero modificado y utilizado en vistas antropolgicas. La creacin no puede faltar en la expresin de la plenitud. Se trata de la revelacin y gloria definitiva que an no lleg a su plenitud. Mientras no haya llegado a su fin, est el anhelo en el hombre que se traduce en esperanza. [64: Cf. Ap 21,2; Gal 6,15.]

La esperanza es la que marca la distancia entre el presente y la plenitud futura. Nosotros en esperanza somos salvos, pero esta certeza que se tiene en la fe. En la esperanza se expresa la penuria de la fe, porque la fe tiene una dimensin fundamental. Fides quae es la certeza, la confianza, el objeto por cual se cree, creo entonces me entrego a Dios. Fides qua es la fe que vive de la negatividad de su objeto, es la fe que postula una presencia de aquello que no se ve, que est ausente. Por esto la fe sustenta una esperanza. La esperanza es la tensin hacia su objeto[footnoteRef:65]. [65: Extrado de los apuntes de clase de Cristologa.]

Se corre el peligro de cosificar el dato salvfico, como si fueran datos definitivos-concretos en los cuales estamos. Somos hijos de Dios por lo tanto podemos clamar Abba esto es cierto, pero es en esperanza. Vivimos en la oscura certeza de que estamos salvados en la esperanza, y nada nos puede separar del amor de Cristo presente aqu y ahora, y que ser pleno al final de los tiempos.La reflexin patrstica reconoci una cristologa ascendente (le costar afirmar la divinidad de Jess, y la hereja extrema es el adopcionismo) y una cristologa descendente (le costar afirmar la humanidad, y la hereja extrema es el docetismo). En esta concepcin el Logos eterno de Dios, el Verbo, se hizo hombre para que furamos divinizados. Admirabile Comercium[footnoteRef:66] (entre ambas naturalezas): intercambio admirable para nuestra salvacin. Salvacin que se traduce en compartir por pura gracia el don de la filiacin divina: lo que el hombre no puede ni por mrito, ni por proyecto. Ubicndonos desde la cristologa ascendente, podemos subrayar la humanidad en proceso evolutivo hacia la consumacin[footnoteRef:67]. Cristo dinamiza la evolucin hacia la consumacin del Cristo Total. [66: Adv Haer III, 9,1.] [67: Profundizar en esta concepcin Theilard de Chardin.]

5. Concilios Cristolgicos en la reflexin eclesial:En cuanto al recorrido dogmtico de los Concilios Cristolgicos, pasaremos brevemente por cada uno de ellos para reconocer las problemticas generales de cada uno de ellos.El Concilio de Nicea (325), es una respuesta clara al arrianismo, en torno a la formulacin del dogma trinitario y la problemtica de la unidad. Arrio no llega a formular bien la encarnacin del Hijo de Dios, por eso negaba su divinidad y eternidad al considerarlo como un semi-dios, un demiurgo que se manifestaba en Jesucristo, porque es divino por participacin al ser creado en el tiempo, y para servir como instrumento en la creacin del universo. El Concilio declar que Jesucristo es nacido de la misma substancia que el Padre, es consubstacial (homoousion) con el Padre[footnoteRef:68]. La Trinidad es una sustancia (ousa) y tres personas (hipstasis). [68: Dz 126.]

El Concilio de Constantinopla (381), se realiz en respuesta a los macedonianos o pneumatmacos, que negaban la divinidad del Espritu Santo[footnoteRef:69]. Fue claro en reconocer que tanto el Espritu como el Hijo es objeto de la fe de los cristianos, sin que el primero pertenezca a una categora inferior a la del Padre y del Hijo. Se aclar que Seor, se refiere a Dios, al Resucitado[footnoteRef:70]. Adems de bogar por la unidad de la Trinidad al defender la consubstancialidad del Espritu Santo que procede del Padre e interviene en la historia de la salvacin[footnoteRef:71] comunicando la vida divina[footnoteRef:72], este concilio sirvi para asumir definitivamente el patrimonio doctrinal de Nicea. [69: Dz 213-222.] [70: Cf. 2 Cor 3,17.] [71: Esta afirmacin la reconocemos cuando dice habl por los profetas.] [72: El Espritu Santo es reconocido como el dador de vida.]

En Concilio de feso (431), la cuestin trinitaria pasa a la Cristolgica. Aqu se responde a la hereja de Nestorio que negaba que Mara es Madre de Dios, la que pare a Dios. Ante esto, Cirilo afirma la unin hiposttica de las dos naturalezas en Cristo: la humana y la divina. Al afirmar que Jess es hijo de Mara no slo se afirma la naturaleza humana de Cristo, sino que l, uno y el mismo, es Dios. Se afirma la unidad hombre-Dios. El Concilio reconoce que Cristo es un solo sujeto que resulta de una verdadera unin entre el Verbo de Dios y la naturaleza humana; por tanto, todo lo que realiza la naturaleza humana debe atribuirse al nico sujeto, que es el Verbo de Dios encarnado, y de ah que Mara pueda llamarse con propiedad theotokos[footnoteRef:73]. [73: Dz 111-124]

El Concilio de Calcedonia (451) responde a la hereja del monofisismo, de Eutiques, quien afirma que en Cristo slo hay una naturaleza humana que es subsumida por la divina. El smbolo refiere a los smbolos ya vigentes, rechaza negar el theotokos (nestorianismo), y rechaza la mezcla de las naturalezas en Cristo (monofisismo)[footnoteRef:74]. En lo dogmtico el concilio permiti afianzar la cristologa (una persona y dos naturalezas). [74: Dz 148.]

La afirmacin y estructuracin del dogma cristolgico contiene un riesgo: el motivo soteriolgico puede tender a caer en la sombra y se puede tener una consideracin impersonal del Dios-Hombre. El peligro es que la dimensin histrica del acontecimiento Cristo, quede nublada por una consideracin abstracta. El acontecimiento histrico salvfico no puede ser reducido a un concepto abstracto.

6. Conclusin.Ante tan grande misterio no podemos ms que agradecer que el Hijo de Dios, absolutamente abierto al Padre, recepcionando su amor, y volcndolo al Padre intra-trinitariamente, sea el que se nos entrega. Reconocemos que el cristianismo sobrepasando inmensamente la doctrina que lo intenta explicar, es un acontecimiento, es manifestacin de Dios en el devenir histrico. El vnculo y la identidad divina consisten en la relacin personal-filial del Hijo hacia el Padre. El Hijo es el que habit entre nosotros[footnoteRef:75], y que humanamente se expres con respecto de Dios como el Abb. [75: Jn 1,14.]

Si somos amados por Dios, lo somos en el Amado, por quien tenemos la redencin, gracias a su sangre, el perdn de los pecados, segn la riqueza de su gracia[footnoteRef:76]. Somos hechos hijos adoptivos de Dios en el Hijo. Por eso entramos en la intimidad de la filiacin. [76: Ef 1,6-7]

El dinamismo de la fe en Cristo resucitado nos ayuda a apreciar complementariamente en la confesin de fe el dinamismo ya presente en la Escritura, que es ascendente y descendente, siempre complementario, nunca una sola mirada. De esta fe nos gloriamos y nos animamos a proclamarla, junto con San Pablo, diciendo:

Pero ahora, en Cristo Jess, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Cristo es nuestra paz; l ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. As cre con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, y los reconcili con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona[footnoteRef:77]. [77: Ef 2,13-16.]

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