Johnson, Dennis E. Triumph of the Lamb: A Commentary on Revelation. Phillipsburg, New Jersey: P&R Publishing, 2001.

II. Estructura: Enmarcando la piezas del acertijo

Grupos de siete (pp. 35-41)

El punto de referencia más obvio y popular para estructurar el libro de Apocalipsis es el número siete. Cuatro grupos de siete (letras, sellos, trompetas y copas) proveen la estructura para grandes secciones del texto (2.1–3.20; 6.1-17 y 8.1; 8.6–9.21 y 11.15; 16). Las visiones de los sellos, trompetas y copas se conectan de formas importantes.

En cada ciclo los primeros cuatro eventos vienen juntos como un subgrupo.

Sellos 1–4 (Ap 6.1-8) Trompetas 1–4 (8.6-12) Copas 1–4 (16.2-9)Se introducen cuatro jinetes sobre caballos de varios colores, que ocasionan desastres de diferentes tipos.

Cae juicio sobre las cuatro esferas que afectan la vida humana: sobre la tierra (fuente de la vegetación), el mar (fuente de alimentación y vía de transporte), ríos y fuentes (agua para el consumo) y los cuerpos celestes (fuentes de luz).

Cae destrucción sobre las esferas mencionadas en los ciclos 1–4 de las trompetas en el mismo orden.

Se establece que hay una conexión cercana entre las primeras cuatro trompetas y las primeras cuatro copas.

Los siete sellos y las siete trompetas no solo se agrupan como cuatro más tres sino como seis más uno. La apertura de los primeros seis sellos se separa de la apertura del séptimo por una visión intermedia concerniente a la protección del pueblo de Dios representado por una multitud de 144,000 israelitas y como una multitud innumerable de todos los pueblos (Ap 7). De una forma similar, el toque de las primeras seis trompetas es separado del séptimo por un grupo de visiones que ilustran el llamado profético de Juan (Ap 10) y la protección del pueblo de Dios, que es ilustrado como un templo y como profetas que testifican (Ap 11.1-13).

Los interludios retrasan al lector y al oyente la culminación de los ciclos de los sellos y las trompetas, lo que le da a la persona una probada del retraso divino. Estos interludios dan tiempo para que se dé el arrepentimiento y aplazan simultáneamente la vindicación de los mártires. Estos en Ap 6.10 “clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, oh Señor santo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre de los que moran en la tierra?” (LBLA). Nótese, sin embargo, que nada retrasa el juicio de Dios expresado en el derramamiento de las siete copas. Estas son “las últimas, porque en ellas se ha consumado el furor de Dios” (Ap 15.1 LBLA). La séptima trompeta, que contiene las siete copas, significa el fin de la paciencia divina: “ya no habrá dilación, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando esté para tocar la trompeta,

entonces el misterio de Dios será consumado, como El lo anunció a sus siervos los profetas.” (Ap 10.6-7 LBLA)