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1 GRUPOS PARTICIPANTES AMERINDIA ASOCIACIÓN FAMILIA ESPIRITUAL DE CARLOS DE FOUCAULD CEDIDOSC COMUNIDADES DE VIDA CRISTIANA. CVX URUGUAY COMUNIDAD ITINERANTE DE SAN ANTONIO COMUNIDAD LA BARCA COMUNIDADES ADSIS EL ALFARERO FORO TEOLÓGICO JUAN LUIS SEGUNDO GRUPO CANARIO INSTITUCIÓN TERESIANA LAICOS COLEGIO JUAN ZORRILLA DE SAN MÁRTÍN (MARISTAS) LAICOS DOMINICOS MOVIMIENTO DE PROFESIONALES CATÓLICOS (MPC) MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO OBSUR PARROQUIA UNIVERSITARIA RENOVACIÓN CRISTIANA URUGUAY REVISTA MISIÓN REVISTA UMBRALES TALLER NAZARET VIDA ASCENDENTE URUGUAY

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1

GRUPOS PARTICIPANTES

AMERINDIA ASOCIACIÓN FAMILIA ESPIRITUAL DE CARLOS DE FOUCAULD

CEDIDOSC COMUNIDADES DE VIDA CRISTIANA. CVX URUGUAY

COMUNIDAD ITINERANTE DE SAN ANTONIO COMUNIDAD LA BARCA COMUNIDADES ADSIS

EL ALFARERO FORO TEOLÓGICO JUAN LUIS SEGUNDO

GRUPO CANARIO INSTITUCIÓN TERESIANA

LAICOS COLEGIO JUAN ZORRILLA DE SAN MÁRTÍN (MARISTAS) LAICOS DOMINICOS

MOVIMIENTO DE PROFESIONALES CATÓLICOS (MPC) MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO

OBSUR PARROQUIA UNIVERSITARIA

RENOVACIÓN CRISTIANA URUGUAY REVISTA MISIÓN

REVISTA UMBRALES TALLER NAZARET

VIDA ASCENDENTE URUGUAY

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MEMORIA

INDICE Pág.

I. Introducción 3 Oración Inicial de apertura y ofrecimiento del Coloquio 5

II. Presencia de la Iglesia y de los laicos en la sociedad uruguaya hoy.

A. Síntesis de la elaboración realizada por los grupos convocantes 6

B. Aportes de los Comentaristas Mario Cayota 21 Elbio Medina 27 Néstor Da Costa 33 III. Cómo vivimos y testimoniamos nuestra fe en esta realidad?

A. Panel

Isabel Achard (Institución Teresiana) 35 Raquel Pérez (Asociación Familia Espiritual de Carlos de Foucauld) 38 Álvaro Banda y Sofía Bergeret (Comunidades de Vida Cristiana.CVX) 40

B. Síntesis Relatorías Reflexión en Subgrupos 44

IV. Cómo profundizar nuestra vida eclesial comunitaria y nuestra presencia

en la sociedad? Propuestas

A. Panel

Mauricio Passeggi ( Grupo Canario) y José Luis ….. (Adsis) 53 Fernando Leguizamón (Amerindia) 56 Cecilia Zaffaroni (Parroquia Universitaria/ MPC) 57

B. Síntesis Relatorías Reflexión Subgrupos 61

V. Frases elaboradas por los Grupos trabajo para ofrecer y compartir el trabajo realizado durante la Celebración Eucarística. 66

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I. INTRODUCCIÓN.

El presente documento pretende constituir una Memoria de lo ocurrido en el Coloquio de Laicos 2013, sintetizar los documentos y aportes recogidos en esa instancia y facilitar a los grupos y movimientos participantes dar continuidad a la reflexión allí iniciada. El Coloquio fue fruto de un proceso de acuerdos y trabajo conjunto iniciado en setiembre de 2012. Un núcleo de 10 grupos o movimientos laicales acordaron sumar esfuerzos para organizar en forma conjunta un seminario o coloquio en torno a la temática: ROL DE LOS LAICOS EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO A LOS 50 AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II La iniciativa surgió como respuesta a la constatación del aislamiento y fragmentación experimentada por grupos de laicos que, aún teniendo propósitos, énfasis y carismas diversos, comparten búsquedas, preocupaciones y visiones comunes. Los unió el deseo de conocerse mejor de intercambiar, de apoyarse mutuamente y profundizar así su sentido de comunidad y pertenencia eclesial. En la primera reunión se acordó generar un ámbito de encuentro en una fecha cercana a Pentecostés, que finalmente se fijó para el 25 de mayo. Entre setiembre y mayo se reunió una Coordinadora con delegados de todos los colectivos presentes. Se llevaron a cabo seis instancias de trabajo generales y varias de tres subgrupos de

trabajo (Temario. Celebración y Logística1) en las que se fueron trazando los objetivos de la

convocatoria, elaborando el programa, definiendo los aspectos organizativos y modalidad del encuentro. Nuevos grupos se acercaron con el deseo de integrarse, y así se llegó a un total de veintidós. El Colegio Juan Zorrilla de San Martín de los Hermanos Maristas brindó con generosidad sus instalaciones y su apoyo para que el encuentro pudiera desarrollarse con comodidad y calidez. La temática se estructuró en torno a tres grandes ejes.

1. Presencia de la Iglesia y de los laicos en la sociedad uruguaya hoy 2. ¿Cómo vivimos y testimoniamos nuestra fe en esta realidad? 3. ¿Cómo profundizar nuestra vida eclesial y comunitaria y nuestra presencia en la

sociedad? Propuestas.

Sobre el primer tema se realizó una reflexión previa al Coloquio y diez organizaciones hicieron llegar por escrito sus aportes en base a los cuales se elaboró una síntesis que fue presentada en el Coloquio y comentada por tres panelistas invitados. El 25 de mayo el Coloquio congregó unas 230 personas, laicos integrantes en su amplia mayoría de las organizaciones convocantes y sacerdotes que habitualmente los acompañan.

1 El Equipo de Temario elaboró una primera propuesta de Programa, la síntesis de los aportes de los Grupos sobre el tema 1, y de las Relatorías de los Subgrupos que funcionaron durante el Coloquio. El Equipo de Celebración previó la dinámica del encuentro, las lecturas, los cantos, las ofrendas y oraciones y guió su desarrollo. El Equipo de Logística el lugar, su acondicionamiento, las inscripciones previas, el registro de los participantes, el almuerzo, la obtención y gestión de los recursos necesarios para el adecuado funcionamiento de la actividad.

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Durante la mañana acompañó a los asistentes el Presidente del Departamento de Laicos de la CEU, Monseñor Daniel Sturla. Todo el Coloquio se desarrolló como una celebración en la que se fueron integrando momentos de reflexión y oración hasta culminar con la celebración eucarística. Desde el comienzo, se vivió un clima de alegría y de encuentro. Cada grupo llevó un Signo y una palabra que aportó a la Mesa común (y al final regaló a otro grupo), elaboró y compartió una oración o realizó una lectura, aportó sugerencias para la selección de los cantos. Se trabajó en base a tres paneles que encararon las tres temáticas propuestas y dos instancias de trabajo de 17 subgrupos integrados con miembros de las diversas organizaciones presentes. En los ítems siguientes de este documento se incluye:

a. La oración inicial de apertura y ofrecimiento de Coloquio.

b. La síntesis de la elaboración de los grupos convocantes sobre el tema : Presencia de la Iglesia y de los laicos en la sociedad uruguaya hoy.

c. Los aportes de los tres panelistas invitados a comentar ese documento.

d. Las presentaciones de los representantes de la Institución Teresiana, la Asociación Familia Espiritual de Carlos de Foucauld y las Comunidades de Vida Cristiana (CVX), sobre el segundo tema : Cómo vivimos y testimoniamos nuestra fé en esta realidad?, que buscaron impulsar el trabajo en subgrupos sobre el tema.

e. Las exposiciones de integrantes del Grupo Canario y Adisis, de Amerindia y de Parroquia Universitaria/ MPC sobre: Cómo profundizar nuestra vida eclesial comunitaria y nuestra presencia en la sociedad? Propuestas. En el tercer Panel. Como en el caso anterior, el propósito de estas presentaciones fue estimular el análisis posterior en subgrupos.

f. Las frases elaboradas por los Grupos de trabajo que fueron colocadas en la cartelera mediante la cual se ofreció y se compartió el trabajo realizado durante la celebración eucarística.

g. La síntesis de las Memorias de los 17 subgrupos sobre el tema 2 y sobre el tema 3.

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ORACIÓN DE APERTURA Y OFRECIMIENTO DEL COLOQUIO

Lector 1: Nos disponemos a vivir este coloquio de laicos en un momento especial: a la luz de los 50 años del Concilio Vaticano II y en tiempo de Pentecostés. Confiamos en que el espíritu de Jesús resucitado despierte en nuestros grupos y comunidades, el deseo de comunión y de transformación de nuestra historia en este ir siendo juntos Iglesia seguidora suya. Todos: Te damos gracias Jesús porque tu espíritu sigue provocando en nosotros esta necesidad de encuentro, de renovación y testimonio de tu vida y tu proyecto en medio de la realidad que vivimos. Lector 2 Hemos recorrido un camino participativo preparando juntos este encuentro, con alegría y responsabilidad. Cada una de los grupos y comunidades ha puesto su tiempo, su dedicación y esfuerzo a modo de esos peces que Jesús resucitado nos sigue pidiendo compartir y que son parte de nuestras diferentes realidades de procedencia. Este recorrido previo que hemos realizado juntos, con una misma sintonía, es el que queremos también poner sobre su mesa, la mesa de la eucaristía. Todos: Queremos vivirnos y sentirnos corresponsables preparando tu mesa Jesús, la mesa de tu eucaristía, compartiendo lo que somos y vivimos, como un gran desafío a nuestra tibieza y a nuestras infidelidades. Lector 1: Queremos vivir esta jornada como una gran celebración eucarística. Nos disponemos a compartir esta experiencia con la conciencia responsable que todos con-celebramos. Estamos dispuestos a traer a lo largo de la jornada nuestras vidas, búsquedas, preocupaciones y visiones, y escuchar la palabra de Jesús en diálogo con nuestra historia. Confiamos que su espíritu actúa en nosotros animándonos desde esta diversidad a asumir nuevos retos para ser testimonios vivos de su presencia entre nosotros, para construir una sociedad más justa y solidaria. Todos Te pedimos Jesús que nos ayudes a disponernos con apertura a la escucha de tu palabra y de la tuya en los otros, para que podamos asumir con valentía el compromiso de ser tus testigos en medio de nuestra realidad actual. Al viento de tu espíritu nos exponemos y confiamos. Lector 2: Y empapados de tu espíritu, nos sentimos agradecidos por todo lo bueno que hay a nuestro derredor, por poderte reconocer junto a nosotros en este caminar. Ayúdanos a tener una vocación de servicio, de saber consolar, de saber volver a empezar, de poder ver con una mirada llena de esperanza. Todos: Amén

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II. PRESENCIA DE LA IGLESIA Y DE LOS LAICOS EN LA SOCIEDAD URUGUAYA HOY

A. SINTESIS DE LA ELABORACIÓN REALIZADA POR LOS GRUPOS

PARTICIPANTES.

INTRODUCCIÓN El documento que se presenta a continuación es una síntesis elaborada a partir de los aportes realizados por 10 de los “Espacios” (Grupos, Organizaciones, Movimientos) coorganizadores del Coloquio, sobre un tema propuesto como motivador de una reflexión preparatoria de esta instancia. En general es fruto de alguna instancia de intercambio entre sus miembros (reuniones, jornadas, etc.) La propuesta de trabajo que se les planteó está recogida en las preguntas que encabezan las distintas partes que estructuran el índice de contenidos. El resto de los ítems surgen al ordenar los temas y reflexiones incluidas en los aportes recibidos.

INDICE DEL CONTENIDO

PRIMERA PREGUNTA: ¿Cómo visualizamos esa presencia? ¿Cómo se manifiesta? ¿Qué

mensaje (s) estamos comunicando? ¿En forma explícita? ¿En forma implícita?

1. LA PRESENCIA DE LA IGLESIA COMO CONJUNTO EN LA SOCIEDAD

1.1 Los ámbitos en los que la Iglesia está presente 1.2 El mensaje de la Iglesia hacia la sociedad

2. LA PRESENCIA DEL LAICO EN LA SOCIEDAD Y EN LA IGLESIA

2.1 Los lugares en los que el laico está presente - la presencia en las obras - la presencia en el funcionamiento interno de la Iglesia - la presencia en la realidad cotidiana de cada uno

2.2 Las tensiones que se expresan sobre el lugar del laico - la tensión visibilidad-invisibilidad - la tensión implícito-explícito

SEGUNDA PREGUNTA: ¿Cómo percibimos el aporte que el laicado uruguayo ha realizado en las últimas décadas a la iglesia y a la sociedad?

3. ¿CÓMO ENCARAR LA RESPUESTA A ESTA PREGUNTA?

3.1 La dificultad para dar una respuesta unívoca 32. El aporte desde una diversidad que enriquece

4. UNA MIRADA DESDE LA IGLESIA UNIVERSAL Y SUS ECOS EN LA SOCIEDAD

URUGUAYA.

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4.1 Heterogeneidad del término “laico” 4.2 Diversas respuestas de los laicos en las últimas décadas

5. UNA MIRADA DESDE EL TESTIMONIO DE LAICOS CON FUERTE COMPROMISO SOCIAL

5.1 Ciudadanía y eclesialidad 5.2 El riesgo de reducción a lo intra-eclesial 6. UNA MIRADA DESDE LAS HISTORIAS DE VIDA PERSONAL Y

COMUNITARIA 6.1 Como integrantes de movimientos 6.2 Desde las comunidades de base

6.3 Algunos aportes que enfatizan dificultades actuales para revitalizar una presencia laical

7. ¿QUÉ VISIÓN DEL LAICO Y DE LA IGLESIA NOS ANIMA HOY?

7.1 La visión Conciliar del papel de los laicos

7.2 Iglesia viva, abierta, acogedora

7.3 Iglesia cercana

7.4 Comprometida con la justicia, la dignidad de la persona y la opción preferencial por los pobres austera, sencilla, solidaria, misericordiosa

7.5 Vivir la misión laical en la vida cotidiana, encontrar el lenguaje para dar hoy razón de nuestra fe y de nuestra esperanza

TERCERA PREGUNTA: ¿Qué desafíos plantea a los laicos uruguayos la situación actual de la

iglesia y del país?

8. DESAFIOS

8.1 En cuanto a la misión en la sociedad

8.2 En cuanto a la identidad de los laicos

8.3 En cuanto a la participación de los Laicos en la Iglesia

8.4 En cuanto a la formación de los Laicos

8.5 En cuanto al vínculo entre los laicos 8.6 En cuanto al diálogo interreligioso

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PRIMERA PREGUNTA: ¿Cómo visualizamos esa presencia? ¿Cómo se manifiesta? ¿Qué

mensaje (s) estamos comunicando?¿En forma explícita? ¿En forma implícita?

1. LA PRESENCIA DE LA IGLESIA COMO CONJUNTO, EN LA SOCIEDAD Sobre esta primera parte de la pregunta, se pueden relevar dos aspectos: los ámbitos en los que la Iglesia está presente y el mensaje de la Iglesia a la sociedad. 1.1 Los ámbitos en los que la Iglesia está presente Una de las organizaciones empieza hablando de la Iglesia como conjunto y se refiere a los ámbitos en los que la Iglesia como conjunto está presente. Esos ámbitos serían:

- los medios más desfavorecidos a través de obras de carácter social dedicadas a la inclusión de niños y jóvenes de entornos vulnerables y a la población en general con necesidades básicas insatisfechas;

- la educación a través de escuelas, liceos, escuelas técnicas e instituciones de nivel universitario, dirigidas por congregaciones religiosas o por laicos.

- la vida y las actividades de las parroquias, a través de la liturgia, de la catequesis, de la creación y acompañamiento de grupos que se orientan a la maduración en la fe. Se incluye también la vida de las pequeñas comunidades, de las comunidades eclesiales de base, de los grupos bíblicos, etc

1.2 El mensaje de la Iglesia hacia la sociedad La mayoría de las organizaciones mencionan el mensaje de la Iglesia. “En general podemos comentar que la presencia de la iglesia desde la voz “laica” se expresa como una presencia “anónima” en su aparente “invisibilidad”. La presencia de la Iglesia en nuestra sociedad se visualiza mediáticamente a través de la jerarquía eclesial y queda referenciada a temas sociales de los que la prensa se hace eco. En general estas declaraciones suelen ser opiniones socialmente controvertidas. La voz pública de la Iglesia queda referida así, (o reducida) a las opiniones de quienes detentan cargos jerárquicos eclesiales.” “En relación al mensaje explícito por parte de la jerarquía, se trata de otra dimensión de presencia eclesial, que tiene que ver con los aspectos doctrinales. La Iglesia se pronuncia sobre distintos aspectos de la vida en sociedad, de acuerdo a los principios del Magisterio. Los medios destacan los pronunciamientos que condenan una determinada decisión de los poderes públicos, dejando la sensación de que la Iglesia es más una voz negativa que positiva. Se trata de un mensaje explícito, “oficial”, que muchas veces genera malestar en la sociedad, dificulta el diálogo con la sociedad civil y opaca las otras presencias antes mencionadas y su mensaje evangélico implícito de acompañamiento y cercanía a las diversas realidades.” “El mensaje de los obispos, filtrado en algunos casos por los medios de comunicación, se han focalizado en los últimos tiempos en temas de moral sexual y en el aborto, dejando de lado angustias y esperanzas muy sentidas por nuestro pueblo. Esto genera un distanciamiento de la gente, en especial de las generaciones más jóvenes, que ven en la Iglesia una institución conservadora, autoritaria y distante. Muchos laicos no nos identificamos con posiciones asumidas públicamente por nuestros obispos, o al menos con los temas que jerarquizan en la comunicación.”

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“Al mismo tiempo observamos que hacia la sociedad por muchos años la voz de la Iglesia que siempre ha aparecido es la de la jerarquía. Son muy pocas las voces “autorizadas de la CEU” que salen en los medios de comunicación. En algunas circunstancias, sentimos que la visibilidad que tenemos como Iglesia, no es la que querríamos tener.” 2. LA PRESENCIA DEL LAICO EN LA SOCIEDAD Y EN LA IGLESIA

Sobre la segunda parte de la pregunta se expresaron las 10 organizaciones que enviaron aportes. Tratar de organizar y sistematizar todo ese rico conjunto de reflexiones, vivencias, convicciones es una tarea no imposible, pero muy difícil.

2.1 Los lugares En primer lugar mencionaremos los “lugares” que aparecen como habitados o deshabitados por el laico en nuestra realidad. Según lo que se desprende de los aportes, son tres:

- la presencia en las “obras” - la presencia en el funcionamiento interno de la Iglesia - la presencia en la realidad cotidiana de cada uno

La presencia en las obras es mencionada por varias organizaciones: “Los laicos llevamos adelante distintas obras, buscando hacer un mundo más justo y más parecido al Reino de Dios que todos queremos construir. Las ollas populares, los talleres infantiles, otras obras sociales, son solo algunos de los ejemplos de servicios que llevamos a cabo en este sentido. Creemos que en ese tipo de acciones es donde somos más explícitos en comunicar la buena nueva que Jesús trajo para nosotros. Pero como dijo el Papa Francisco debemos tener cuidado de no volvernos una “ONG piadosa”. “En esta dimensión, el mensaje comunicado es de cercanía, de proximidad, se trata de una Iglesia samaritana, atenta al caído en el camino y dispuesta a hacerse cargo del mismo” “La presencia de Laicos y Religiosos en actividades de servicio o promoción de Parroquias, Movimientos, Colegios, etc. transmite un compromiso con la sociedad muy valioso, pero que no se visibiliza más que por la población involucrada directamente” “En los colegios y liceos católicos, en la formación técnica y de nivel universitario, se da una presencia pública, reconocida y esto cada vez más por la responsabilidad y calidad ofrecida” Algunos grupos perciben que “la presencia de los laicos ha aumentado en las organizaciones educativas católicas, en particular en aquellas en que los religiosos se han ido retirando” y se preguntan si en algunos casos “la misión evangelizadora de los colegios no resulta fagocitada por la empresa” “La demanda no está orientada preponderantemente a la formación cristiana sino a la calidad académica, el buen ambiente y la generación de vínculos sociales, en esa medida el mensaje cristiano queda acotado en su radicalidad y profundidad” “Pese al esfuerzo de muchos religiosos y laicos comprometidos en la evangelización a través de la educación, el mensaje resulta muchas veces ambiguo”

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En el funcionamiento interior de la Iglesia, los aportes tienden a señalar la ausencia de los laicos: “De una fuerte actividad laical en épocas anteriores, se pasó al silencio, a la falta de relación más orgánica con la Iglesia institución, a replegarse en el compromiso vivido en forma personal, o en todo caso en grupos pequeños más o menos aislados, o a una relación más o menos intensa con la comunidad parroquial dependiendo del párroco, de su estilo, y de los espacios que en cada caso se generan o no para la actividad laical.” “La presencia de los laicos como tales se visualiza poco, como grupo. En las parroquias están los grupos de jóvenes, de adultos, de personas muy mayores, vinculados a distintas tareas: coro, liturgia, pastoral de enfermos, ministerio de la eucaristía; pero, aunque todos son laicos no son "visualizados" como tal.” “La voz colectiva laical se escucha poco. Desconocemos si hay espacios de congregación laical, pero da la impresión que son reducidos. Asimismo tampoco hay interés por parte de los mass media de difundir esta perspectiva…La tendencia jerárquica eclesial es a no promover la perspectiva, ni la crítica, ni la participación laica o de otras figuras religiosas. No hay órganos de corresponsabilidad que puedan decir una palabra pública, como por ejemplo los consejos diocesanos laicales.” “Algunas veces, los laicos se hacen presentes solamente en lo cultual de una manera pasiva, contentándose con un rol que suele ser denominado como propio de los “fieles”. No es lo que propone el Concilio, (SC 14). Incluso con demasiada frecuencia la participación de los laicos se realiza desde una posición subordinada al estamento clerical.” La presencia en lo cotidiano es lo más mencionado: Destacamos en primer lugar el deber ser: “Lo central es la ubicación de lo propio del ser laico en lo secular. Es en la autonomía de la realidad del mundo, de lo temporal, que el laico realiza el seguimiento de Jesús. La presencia de los laicos se da fundamentalmente en la vida familiar, pero también en la actividad laboral, en la profesión, el matrimonio, la política, y en los distintos ámbitos en donde se encuentra... El rol laical da por sentada la autonomía de los asuntos temporales en relación a la Iglesia y también la tentación de ésta de querer sumirlos en perspectivas de las jerarquías eclesiásticas.” “El testimonio surge de una vivencia profunda del SER cristiano. Tenemos que quitarnos el complejo de culpa y el temor existencial de SER. Ser capaces de cambiar, de acoger a otros, de descubrir la verdad y la belleza, de animarnos a hacer cosas que no estamos haciendo. El laico existe independientemente de su mayor o menor vínculo con las autoridades eclesiales… Se trae a colación el pensamiento de Patricio Rodé, planteado en su trabajo “Promoción del Laicado” donde sostiene que la crisis actual se relaciona con la desvinculación entre la Iglesia y la sociedad moderna, y que es el fortalecimiento del laicado, como una parte de su cuerpo comprometida con las categorías de su tiempo, el que podrá aportar un regreso a las Fuentes y la elaboración de una nueva síntesis. Un cuerpo formado por el todo en el que se integran las diversas vocaciones.” Pero también los aportes se detienen en el ser: “En nuestra sociedad, los laicos han asumido con fuerza su rol y función, comprometiéndose con otros en distintas tareas, luchas y en la construcción colectiva de una sociedad más justa y

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equitativa. El compromiso que los laicos han asumido es vivir las realidades cotidianas en las condiciones de la vida de todos los días. En ese encuentro con el otro, el mensaje es que “el otro me importa”. Me importa su vida, su historia, lo que le pasa…” “Son muchos los que viven su fe en la vida cotidiana dando un testimonio personal, en su familia, su trabajo, en la actividad profesional, en su barrio, trabajando para mejorar el acceso a derechos y las condiciones de vida de sectores específicos, en el ámbito social o político, pero generalmente no explicitando el fundamento de su forma de ser y de vivir.” Sin embargo, existe una suerte de divorcio… “Hay como una cierta división entre los laicos, los que colaboran con la vida interna de la Iglesia, el culto, los servicios parroquiales y los que se vuelcan al compromiso temporal.” “Los laicos católicos realizan aportes significativos desde sus distintas profesiones, oficios, funciones y tareas en los ámbitos laborales. Pero frecuentemente esos aportes no llevan la señal del mensaje evangélico. Existe una suerte de divorcio entre la profesión de fe cristiana y la misión de evangelizar en la práctica profesional, propia de los seguidores de Jesús. Los laicos tendemos a no considerarnos misioneros y predicadores de la buena nueva en todos los ámbitos en los que nos movemos. Muchas veces dejamos ese aspecto esencial de nuestra fe a los clérigos.” Algunos realizan autocrítica respecto al alcance de nuestro testimonio “Nuestra presencia como laicos comprometidos con el mensaje cristiano, no siempre se encuentra acompañado del espíritu de resurrección de anuncio esperanzador en el cual es posible un mundo distinto. Nuestra predicación se limita a nuestros círculos más cercanos, en nuestra casa, con los amigos, en el barrio, y un poco más osado en nuestros trabajos” “Los grupos de laicos más conservadores son los que más exposición explícita tienen en la

sociedad. En general los laicos hemos perdido el profetismo que supimos tener en otros

tiempos en nuestra sociedad. Existen hechos aislados, no por eso menos valiosos. Han

cambiado las formas de hacerse visibles los laicos. Hoy todo tiene un tinte más suave.”

Hay definiciones claras del rol del laico

“El Concilio recuerda el papel del laico en el mundo, su labor allí: "ordenando según Dios los asuntos temporales" (LG 31 -39) Esto lleva a que el laico tiene un lugar y un papel irrenunciable en el mundo, el Concilio anima a que los laicos y las laicas vivan su compromiso de fe en sus respectivas actividades y ámbitos: familia, trabajo, arte, deporte, ciencia, etc.

“Esta especificidad, en el seguimiento de Jesucristo, nos ubica en la tarea de trabajar en la construcción del Reino “ya presente”, pero “todavía no” plenamente realizado. Esta actitud cancela la tentación de la “fuga mundi”, la tentación a escapar de la complejidad de lo secular para refugiarse en las paredes del templo, de refugiarse en lo intra-eclesial.

2.2 Las tensiones que se expresan sobre el lugar de los laicos

En todos los aportes de las organizaciones que hemos situado en estos tres lugares, existen dos tensiones básicas:

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- una tensión entre visibilidad e invisibilidad del laico - una tensión entre lo explícito y lo implícito del testimonio del laico cristiano

En ambos casos, se ejemplificará con fragmentos extraídos de los aportes de las organizaciones. La tensión visibilidad-invisibilidad Casi todos los aportes de las organizaciones mencionan el tema de la invisibilidad del laico católico. “Es una realidad que a los laicos nos falta "presentarnos" como cristianos ante la sociedad. A veces por vergüenza o por sentirnos fuera de lugar o por ser prudentes, nos cuesta decirle a otros que somos cristianos, que tenemos Fe en Cristo. El no ser explícitos con nuestra condición de católicos nos resta visibilidad.” “Para la sociedad uruguaya en su conjunto solo se visibiliza a la Iglesia Católica cuando se hacen declaraciones a los medios masivos. Entendemos que el compromiso de los cristianos en general se visualiza muy poco. Se trasmite una ritualidad estancada y lo que la gente percibe es la imagen de una Iglesia envejecida con escasa participación y muy poco visible a nivel social. También se observa muy poca integración de jóvenes.” “Predomina la percepción de que la presencia de los laicos está hoy desdibujada, descoordinada, muchas veces aislada. No hay una presencia pública laical. En general se asocia la voz de la Iglesia con la de la jerarquía excepcionalmente se oye la voz de algún laico y cuando esto ocurre no se visualiza como una expresión laical” La tensión de lo implícito y lo explícito Varios aportes de las organizaciones se refieren a la tarea evangelizadora del laico como una dimensión implícita de su acción cotidiana en los ámbitos en los que desarrolla su acción profesional o laboral. “El mensaje es más bien implícito, es una presencia militante, constante, preocupada, interesada, vocacional. Es desde lo testimonial, desde la coherencia, los compromisos y los criterios humanizantes que se defienden y exponen.” “El aporte de los laicos es por lo tanto más implícito que explícito, ya que ante temas como: pobreza, exclusión, consumo, aborto, matrimonio igualitario, no hay una discusión profunda, que no implique pronunciamientos.” Hay definiciones sobre esta tensión: Hay que destacar finalmente que se señalan directivas del Concilio que contemplan los dos polos de la tensión. De alguna manera esto significa que los dos polos se deben mantener en tensión. El polo de lo explícito: “No obstante el Concilio ha dado lugar a la creación de espacios de participación laical activa. A partir del Concilio en nuestro país se promovieron estructuras de participación, organizadas en la Pastoral de Conjunto como los Consejos Pastorales Parroquiales, Zonales y hasta Diocesanos. Cabe decir que esto se ha asumido en distintos grados, en algunos casos la

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participación es real en otros meramente formal –o de colaboración e implementación de decisiones ya tomadas. También el Concilio dio lugar a la promoción de “ministerios laicales”, que se han asumido en distinto grado en las diferentes diócesis y parroquias.” El polo de lo implícito: “El Concilio recuerda el papel del laico en el mundo, su labor allí: "ordenando según Dios los asuntos temporales" (LG 31 -39) Esto lleva a que el laico tiene un lugar y un papel irrenunciable en el mundo, el Concilio anima a que los laicos y las laicas vivan su compromiso de fe en sus respectivas actividades y ámbitos: familia, trabajo, arte, deporte, ciencia, etc. Si el laico es portador y promotor de humanidad, basta para evangelizar con que en su medio "sepan" que es cristiano o católico. Lamentablemente, esta conciencia está poco clara en muchos laicos.” SEGUNDA PREGUNTA: ¿CÓMO PERCIBIMOS EL APORTE QUE EL LAICADO URUGUAYO HA REALIZADO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS A LA IGLESIA Y A LA SOCIEDAD? Las respuestas a esta pregunta reflejan las diversas experiencias y la historia propia de cada una de las organizaciones y grupos que participaron en la reflexión. 3. ¿CÓMO ENCARAR LA RESPUESTA A ESTA PREGUNTA? 3.1 ¿Cómo dar una respuesta unívoca? Una de las organizaciones plantea explícitamente la dificultad de dar una respuesta unívoca. “Parece difícil interpretar la visión de la sociedad uruguaya en general. El rostro de la Iglesia no es el mismo ya se trate de la visión de aquellos que tienen diferentes situaciones sociales y culturales, diferentes tradiciones y hasta posiciones políticas; de los que han tomado contacto con diferentes formas de religiosidad, de las diferentes franjas etáreas y sobre todo de la cercanía a la fe y a la comunidad cristiana de cada uno” “Nos llama la atención la dificultad que tuvimos para responder a esta pregunta. Nos surge con preocupación el desconocimiento que existe entre nosotros mismos, los laicos, sobre lo que hacemos y por tanto sobre el aporte que como laicado hemos realizado y estamos realizando” 3.3 El aporte desde una diversidad que enriquece “Reflexionando – continua este grupo – encontramos como un aporte significativo a la Iglesia en las últimas décadas, la organización de distintos movimientos. Es decir, los laicos hemos presentado y desarrollado distintas formas de organizarnos y de seguir a Dios, distintos carismas. Creemos que este es uno de los principales aportes que hemos hecho y que en definitiva enriquece a la Iglesia” 4. UNA MIRADA DESDE LA IGLESIA UNIVERSAL Y SUS ECOS EN LA SOCIEDAD URUGUAYA. 4.1 Heterogeneidad del término “laico” “No es fácil responder a esta pregunta porque el término “laicos” encierra una gran heterogeneidad. Si hablamos de las últimas décadas, debemos referirnos desde los años 60 y

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70 en adelante, como un período en el que, a la luz del Concilio Vaticano II, los laicos ingresamos en zonas reservadas a los clérigos. Los movimientos de laicos que se acuñaron en esos años tuvieron una clara vocación reformista en el seno de la Iglesia. Hubo una mayor conciencia de pertenecer a lo que el Concilio llamó el “Pueblo de Dios”, por encima de diferencias y de estructuras normativas.” “Es cierto que junto a esta orientación que intentó seguir y proclamar las grandes directrices del Concilio, nacieron movimientos marcados por el temor a la apertura y por la búsqueda de seguridades absolutas. Vale decir asistimos al surgimiento de movimientos que siguieron el espíritu del Concilio y otros que -negándolo- optaron por el fundamentalismo.” 4.2 Diversas respuestas de los laicos en las últimas décadas “Los laicos uruguayos no hemos sido una excepción en ese panorama mundial. Nuestro aporte a la Iglesia y a la sociedad ha estado signado por esa realidad ambivalente, en la que muchos animados por el espíritu conciliar leyeron desde el mismo los documentos y se abrieron a nuevas posibilidades (en Montevideo esto se visualizó en la Pastoral de Conjunto y toda su propuesta). En tanto otros prefirieron las fronteras de los nuevos movimientos que los protegían contra los riesgos de la vida. Los primeros fueron perdiendo fuerza a medida que pasaba el tiempo o arreciaba el invierno eclesial; los segundos no compitieron con la simplicidad de otras propuestas que apelaban de manera muy eficaz –generalmente afectiva- a creer en una divinidad ajena a la tierra y sus compromisos, pero consoladora. Entre estas dos alternativas no pocos hombres y mujeres de nuestro tiempo dejaron de mirar la Iglesia como su referente y se orientaron hacia otras tiendas o hacia el agnosticismo. Hay que agregar un tercer grupo -tal vez el más numeroso- que sigue reconociéndose como creyente o incluso como “católico” pero que ha asumido una actitud totalmente pasiva e indiferente a los procesos vividos por la Iglesia en las últimas décadas.” 5. UNA MIRADA DESDE EL TESTIMONIO DE LAICOS CON FUERTE COMPROMISO SOCIAL “Ha habido aportes de laicos católicos a la Iglesia y a la sociedad y se podría enumerar algunos, muy significativos y emblemáticos como el de Patricio Rodé. Nos cuesta más dar nombres de varones y mujeres que en el presente son referentes claves, reconocidos por su pertenencia a la Iglesia, pero nada clericales, y sí muy insertos en sus respectivos espacios.” ¿Hemos logrado construir una suerte de identidad que nos permita ocupar un lugar de referencia clave en la Iglesia y en el mundo?” Al respecto hay diversas visiones y juicios. 5.1 Ciudadanía y eclesialidad Una de las organizaciones enfatiza esta perspectiva que se refleja en párrafos como los que se incluyen a continuación: “Somos testigos del testimonio de muchos laicos (ej. Patricio Rodé) que viven su ser laical en todo momento asumiendo lo propio de las realidades en que le tocó desempeñarse con ejemplar testimonio, construyendo a la vez ciudadanía y eclesialidad.” “Los laicos han aportado mucha reflexión y pensamiento tanto en la sociedad como en la iglesia. En la sociedad muchos están en lugares de incidencia en distintos ámbitos: la ciencia, la

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construcción de pensamiento, la política, la educación, en la cultura… Ellos son parte de una tradición que emana del Concilio, que pasó por la impronta ofrecida por las distintas Conferencias Latinoamericana y de una forma de entender el compromiso y su acción en el mundo.” “Por otra parte, en la Iglesia el aporte es constante. Muchas de las tareas las llevan laicos, con un trabajo voluntario y comprometido muy fuerte. Esto no es menor, se trata de un aporte muy valioso y necesario, porque genera espacios de reflexión, de discusión, de elaboración colectiva, comunitaria.” 5.1 El riesgo de reducción a lo intra-eclesial “El compromiso de muchos laicos corre el riesgo de verse reducido a tareas intra-eclesiales, catequesis, ministerios laicales, etc., lo que ha evidenciado una cierta incapacidad de orientar y apoyar a los laicos en lo que son sus tareas específicas. Obviamente que esto no es responsabilidad sólo de los ministerios ordenados, aunque muchas veces lo incentiven, sino también de los propios laicos que no hemos logrado, como decíamos anteriormente recoger nuestra propia praxis y transmitirla.” “La encarnación de Jesús puso de relieve que es precisamente ahí en la realidad, donde el trigo y la cizaña crecen juntos, ese es el lugar en que se realiza el seguimiento de Jesús. Reconocemos que en las últimas décadas los laicos uruguayos han aportado mucho en los ámbitos señalados (cultural, social, económico, político, ciencias, educación) entre otros.” 6. UNA MIRADA DESDE LA HISTORIAS DE VIDA PERSONAL Y COMUNITARIA Otras miradas recibidas, están fuertemente marcadas por historias vividas y compartidas por los integrantes de los grupos. 6.1 Como integrantes de movimientos “Uno de los grupos relata sus vivencias de una fuerte presencia de la Acción Católica Especializada en los años 60 ( JAC, JOC, JEC, JIC, JUC), de Pax Romana y de la Pastoral de Conjunto iniciada en el año 1968, 1969. También de la incidencia de la formación de comunidades de base, bajo el impulso del Concilio Vaticano II, y luego de las Conferencias de Obispos Latinoamericanos de Medellín y Puebla.” “La presencia laical en esta etapa crecía en cantidad y calidad, alimentada por el aporte de teólogos europeos y latinoamericanos, por ámbitos de formación y reflexión teológica abiertos a los laicos, y por el apoyo de sacerdotes que los acompañaban. El compromiso de los cristianos se manifestó fundamentalmente en organizaciones barriales, sindicales, estudiantiles, políticas y en algunos medios de difusión”. “Luego, en el período del golpe de estado y la dictadura, se mantiene la actividad en algunas parroquias y movimientos, pero la falta de garantías y de libertad, generó una reducción de la visibilidad, y un incremento de la autocensura por las consecuencias que podía acarrear una actividad más abierta.” “A pesar de ello hubo instancias y expresiones relevantes de defensa de derechos y libertades democráticas en las que participaron muchos cristianos. No fueron pocos los que sufrieron la cárcel, el exilio o la muerte. Tal vez aún no hemos elaborado lo suficiente estas historias de dolor, al menos no en forma comunitaria desde la mirada de la fe que compartimos.”

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“Con el retorno democrático se vive una cierta revitalización, pero posteriormente se percibe que se ha ido generando un repliegue. En el último período dejaron de realizarse incluso las reuniones convocadas por el Departamento de Laicos.” “De una fuerte actividad laical se pasó al silencio, a la falta de relación más orgánica con la Iglesia institución, a replegarse en el compromiso vivido en forma personal, o en todo caso en grupos pequeños más o menos aislados, o a una relación más o menos intensa con la comunidad parroquial dependiendo del párroco, de su estilo, y de los espacios que en cada caso se generan o no para la actividad laical.” 6.2 Desde las comunidades de base Otros énfasis plantean quienes vivieron experiencias fundamentalmente como integrantes de comunidades de base. “La mayor parte de nuestro grupo vivimos una rica experiencia en los grupos parroquiales en Paysandú, Aiguá, Pando o Montevideo, en nuestra infancia y juventud. Allí veíamos adultos nutriéndose para su compromiso en la sociedad”. “Creemos que se ha hecho mucho más de lo que nuestra mirada limitada puede percibir. Por ejemplo, sobretodo nos parece importante el intento de renovación de la vida de fe en comunidades y el acento por el compromiso y el servicio: la participación parroquial en comunidades de base, las iniciativas de la sociedad civil organizada (el surgimiento de ONGs en defensa de los derechos y dignidad), el impulso de la economía solidaria, las cooperativas de vivienda, así como otras experiencias organizadas. Estas referencias, sobre todo las vinculadas a las comunidades de base, hacen referencia a una modalidad organizativa pasada que hoy no sabemos si está funcionando en su replicabilidad y la inclusión de nuevas generaciones.” “En su momento tuvimos una iglesia consolidada en la fe, luego pasamos a un proceso Fe-Vida como testigos en el mundo, pero ahora nos quedamos sin la dimensión comunitaria. Se destacan algunas experiencias parroquiales que sí están intentando vivir este aspecto: fe-vida-formación-comunidad.” “Se destacan aquellos espacios donde las comunidades de base han ayudado a sus integrantes a descubrir cuál es el verdadero mensaje, cual es la responsabilidad y el compromiso que cada uno debe asumir para ser un verdadero discípulo – misionero de Jesús, con una lectura renovada de la Palabra desde la fe.” 6.3 Algunos aportes que enfatizan dificultades actuales para revitalizar una presencia laical “En otras décadas: pre-dictadura, dictadura, salida democrática, los laicos tenían una presencia más marcada desde por ej.: una pastoral social que, no era sólo asistencialista, sino, estudiosa de las realidades que enfrentábamos y, muy vinculada a la Teología de la Liberación.” “Hoy nos enfrentamos a una sociedad fruto de años de dictadura (representada por padres educados durante ese tiempo e hijos de los mismos) que fueron educados en el "no pensar", "no cuestionar". Aparte hay una cantidad numerosa de excluidos (fruto de la crisis de 2002) que si bien han sido tratados de incluir desde lo económico, no han sido incluidos en lo social: educación de ciudadanía, pautas de convivencia, etc.”

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“Los laicos enfrentamos hoy una sociedad consumista, individualista, inmediatista y desesperanzadora, (en todos los estamentos sociales); con una propuesta: austera, solidaria, que apuesta a los valores tomándose tiempo y pretendiendo ser esperanzadora. Una propuesta que, en términos de mercado tiene muy poco marketing.” “Si bien la presencia laical ha sido significativa en los años duros previos a la democracia, nos hemos “adormecido”, insensibilizado y con nula capacidad de organización, en donde los esfuerzos han sido personales y no colectivos y por ende invisibles ante la opinión pública en donde deberíamos tener mayor presencia, voz y voto. Hemos tenido instancias de consulta, donde determinados temas no pudieron ser dialogados por lo tanto nuestra voz de laicos no pudo ser tenida en cuenta. El desafío es encontrar los canales, los medios en donde nos sintamos representados.” 7. ¿QUÉ VISIÓN DEL LAICO Y DE LA IGLESIA NOS ANIMA HOY? Si bien esta pregunta no fue planteada explícitamente varios grupos incluyen reflexiones al respecto que intentamos recoger y sintetizar a continuación. 7.1 La visión Conciliar del papel de los laicos “Hasta el Concilio los laicos eran definidos por la negativa (los que no son sacerdotes o religiosos consagrados). A partir del Concilio el lenguaje cambia, son parte del Pueblo de Dios, como bautizados.” “Se abre una nueva etapa en la que los laicos tienen otro acercamiento directo a la Lectura del Evangelio, a la Palabra de Dios, a las celebraciones en lengua materna. Son definidos en Puebla como “hombres y mujeres de la Iglesia en el corazón del mundo y como hombres y mujeres del mundo en el corazón de la Iglesia”. Los documentos eclesiales desarrollan las funciones específicas del laico en la familia, con los jóvenes, en el medio social.” “Sin embargo, ha habido retrocesos, obstáculos, marchas y contramarchas, han surgido sectores que retoman visiones anteriores.” “Nuestra mirada a veces no registra cabalmente movimientos laicales que existen y que expresan públicamente sus visiones, que son fuertes en algunos ámbitos y disponen de medios para hacer oír su voz. Es importante no quedarnos en visiones reduccionistas y tomar en cuenta la complejidad de la Iglesia y de la sociedad uruguaya.” 7.2 Iglesia viva, abierta, acogedora “Contribuir a una Iglesia “Pueblo de Dios” viva en medio de la sociedad, formando y fortaleciendo instituciones, movimientos, comunidades de base, grupos de reflexión y servicio, que nos alienten y nos comprometan a vivir en plenitud nuestra vocación cristiana.” “Contribuir a que la Iglesia sea más abierta a incluir diversidad de visiones, de carismas, de sensibilidades y de experiencias, centrando nuestra identidad cristiana en el proyecto de Jesús.”

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7.3 Iglesia cercana “Hay una aspiración de cercanía. El anonimato y la masificación no atraen. Es cierto que pueden impresionar las manifestaciones multitudinarias, pero el contacto personal promovido en una comunidad, es una aspiración profunda a pesar de la timidez y de las diferencias sociales.” “Si leemos con atención el capítulo 4 de la constitución Lumen Gentium, vamos a encontrar repetidas las palabras: saber, sabiduría, inteligencia, conciencia, dignidad, responsabilidad, libertad, confianza. A nosotros laicos se nos está pidiendo todo eso y necesitamos también “recibir con abundancia de los bienes de la Iglesia y sobre todo los auxilios de los sacramentos y la Palabra de Dios” (L.G.No37). 7.4 Comprometida con la justicia, la dignidad de la persona y la opción preferencial por los pobres austera, sencilla, solidaria, misericordiosa “Desde nuestro carisma, nuestro propósito es llegar a ser cristianos comprometidos, dando testimonio en la Iglesia y en la sociedad de los valores humanos y evangélicos esenciales para la dignidad de la persona, el bienestar de la familia y la integridad de la creación. Sentimos la necesidad urgente de trabajar por la justicia, con una opción preferencial por los pobres y un estilo de vida sencillo que expresa nuestra libertad y nuestra solidaridad con ellos. Como respuesta a la llamada que Cristo nos hace, tratamos de realizar esta unidad de vida desde dentro del mundo en que vivimos.” “Un estilo de vida austero y sencillo, solidario con los más pobres y con los marginados, integrando contemplación y acción, en todo amando y sirviendo en la Iglesia, y en clave de discernimiento de la voluntad de Dios. Nuestra vida quiere ser esencialmente apostólica.” “Ser testimonio. Aceptar la invitación del Papa Francisco al cambio y la renovación. Actuemos manifestando en nuestros estilos de vida el mensaje evangélico en una apuesta a construir un mundo donde la solidaridad compartida sea el centro de nuestra apuesta, pero también cuidándonos unos a otros con mucho cariño, misericordia y compasión.” “Según la Evangeli Nuntiandi, promoción y evangelización van de la mano. Promover humanidad, promover dignidad, promover liberación a través de la educación (y tantas otras formas) es ya evangelizar. Ya lo decía Jesús antes: “Busquen primero el Reino y su justicia, lo demás vendrá por añadidura” (Mt. 6, 33) 7.5 Vivir la misión laical en la vida cotidiana, encontrar el lenguaje para dar hoy razón de nuestra fe y de nuestra esperanza “Tenemos cierta incapacidad de aprender de la experiencia y testimonio de los cristianos que están viviendo su misión en las condiciones ordinarias de la vida. Aprender de estas experiencias es sustancial. No se trata sólo de enviar en misión a los laicos, sino también de acompañar y de aprender de la práctica concreta y los discernimientos de los cristianos laicos en sus tareas.” “Volver a tener reuniones de laicos que sigan reflexionando sobre su propia tarea y su misión. Desarrollar la misión en la vida cotidiana, en tanto misión, no es vivir el compromiso solo en el mundo, es vivirlo en el mundo y en la Iglesia ya que ésta existe para aquél y en la medida en que nos desempeñamos en la vida diaria estamos construyendo eclesialidad. No es un espacio

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estanco, separado y aislado del resto, es el lugar de construcción del Reino y también de la Iglesia. Citando a Patricio Rodé2” “La construcción de ciudadanía en el sentido más amplio y la construcción de eclesialidad, en los laicos, es un solo y único movimiento. Si no, no habría santidad en la vida laical, y no habría secularidad en la santidad.” “No se trata solamente de una conquista de espacios. Se trata de incorporar lo que no debía haber sido separado en otros tiempos históricos, la vida de la fe. La misión de la Iglesia es vivida por los cristianos laicos en sus espacios específicos, fuera de los muros de los templos y allí se cumple la misión de toda la iglesia.” “Esta visión se relaciona con una concepción de la Iglesia al servicio de la humanidad, tal como se plantea e los textos conciliares. Desde esa perspectiva la Iglesia no está para dominar sino para servir y especialmente a los más pobres. La comunidad cristiana está al servicio de la comunidad humana y dentro de la Iglesia la jerarquía al servicio de todo el Pueblo de Dios. Otro rasgo de la vida cristiana central para esta perspectiva es la reconciliación en el cristiano de lo humano y lo cristiano, por eso en la vida del laico ambos aspectos pueden ser integrados, se sirve a la Iglesia a través del servicio a los demás.” “Se plantea que evangelizar no es simplemente humanizar, que otras religiones hoy en el mundo también evangelizan. Pero el cristianismo más que una religión es la Fe en un Dios Persona. Cómo transmitir hoy la Fe en Jesucristo y su mensaje?” “Dar razón de nuestra fe hoy, no puede hacerse de la misma manera ni con las mismas palabras que lo hacíamos en los años 60. En aquella época se trataba de un compromiso fuertemente existencial, que se reflexionaba en pequeños grupos que asumían compromisos como comunidad. Hoy hay que encontrar con libertad nuevos caminos.” TERCERA PREGUNTA: ¿Qué desafíos plantea a los laicos la situación actual de la Iglesia y del país? 8. DESAFIOS

8.1 En cuanto a la misión en la sociedad:

a) Mayor compromiso y denuncia pública ante las realidades actuales. b) Postura profética y de denuncia ante la disgregación social, participando y siendo

corresponsables en la construcción de una sociedad más justa. c) Presentar el mensaje evangélico como respuesta a los problemas de la civilización

actual. Expresarlo en un lenguaje comprensible a las nuevas generaciones d) Profundizar en el compromiso con la sociedad e) Poner nuestros conocimientos religiosos al servicio de la sociedad. f) Ser testimonio. Explicitar lo que nos mueve y ser generadores de cambio. Acordar

prioridades entre todos y ponernos en misión. g) Ser Iglesia Pueblo de Dios, viva en medio de la sociedad. h) Traducir para el mundo el mensaje del Evangelio. i) Ser más autocríticos y menos tolerantes con las formas de convivencia que están en la

base de la crisis del mundo actual. Reafirmar la opción preferencial por los pobres. Promover el cuidado del medio ambiente.

2 Rodé, Patricio, “En el día a día los laicos construimos ciudadanía y eclesialidad a la vez”. Entrevista

publicada en la revista del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Uruguaya

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8.2 En cuanto a la identidad de los Laicos:

a) Que el mundo conozca a los laicos como parte integrante de la Iglesia. b) Profundizar en forma integrada el compromiso social y la espiritualidad cristiana c) Hacer más visible nuestra identidad cristiana d) Construir una Iglesia más abierta y con su identidad centrada en Jesús. e) Como Cristo, tener una presencia humilde, acogedora y de cercanía con el otro.

8.3 En cuanto a la participación de los Laicos en la Iglesia.

a) Encontrar canales para sentirnos representados y tener mayor participación en la Iglesia.

b) Desarrollar espacios más orgánicos para generar y canalizar propuestas, recuperando la corresponsabilidad Laico-Religiosa.

c) Construir coordinaciones más eficaces, tomar la iniciativa y animarnos unos a otros. d) Dar nuestra voz, tener espacios para expresarnos. e) Ir pasando de la imagen piramidal Jerarquía/Laicado, a la imagen circular con Cristo en

el centro y todos al servicio del bien común. f) Tener un proyecto eclesial coherente, con participación y respaldo del laicado. g) Promover espacios de participación en las estructuras eclesiales. h) Generar espacios de participación y decisión para los laicos en la Iglesia.

… y en particular en cuanto al lugar de la mujer:

a) Buscar la igualdad de la mujer en la Iglesia. b) Superar la discriminación de la mujer desde la jerarquía. c) Destacar la importancia de la presencia y de la participación de la mujer en la Iglesia.

8.4 En cuanto a la formación de los Laicos:

a) La formación, en particular en espacios de debate con otros. b) Crecer en espiritualidad, integrar fe y vida. c) Discernir los signos de los tiempos. d) Incorporar el aporte de la ciencia a nuestro análisis, pensar y dialogar con libertad. e) Promover y desarrolla espacios de formación de los laicos f) Profundizar nuestra visión sobre los rostros de la exclusión en el mundo de hoy.

8.5 En cuanto al vínculo entre los Laicos:

a) Habilitarnos espacios para recoger y aprender de nuestra propia praxis. b) Crecer en espacios de comunión y discernimiento comunitario. c) Lograr un encuentro personal en la comunidad cristiana. d) Falta una red de intercambio que respalde los testimonios. e) Respetar la diversidad que nos enriquece y crecer en el apoyo mutuo f) Favorecer la comunicación intergeneracional

8.6 En cuanto al diálogo interreligioso:

Apuntar al desarrollo del ecumenismo mediante el acercamiento e intercambio con otras comunidades de fe.

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B. APORTES DE LOS COMENTARISTAS

1. UN ESBOZO DE REFLEXIÓN. MARIO CAYOTA ofs

Comienzo por decir que las respuestas que han dado a las preguntas que oportunamente se establecieran para el Coloquio, constituyen un formidable y fermental trabajo. El elogio es sincero, pero también interesado. La calidad de las respuestas justifica el perfil de mis comentarios. Como se comprenderá los diez minutos que razonablemente se me adjudicaran, si pretendiera hacer un desarrollo temático y en profundidad, ello no sería una utopía, sino una quimera. Por lo tanto, me limitaré a efectuar una serie de subrayados a la lectura de los textos, y como aún así me pasaré de los diez minutos asignados, he escrito no sólo los subrayados que me escucharán sino otros que no leeré, entregando todos a los responsables del Encuentro, para que ustedes, si están dispuestos, en un acto de valentía, puedan leerme después en su totalidad. La presencia de los laicos El primer comentario está relacionado con la presencia de los laicos en nuestra sociedad. Las opiniones en este sentido, son francamente positivas en cuanto al obrar de los laicos y de la Iglesia, -ya que los laicos somos iglesia-, en la sociedad civil. Sin embargo se advierte una preocupación en cuanto a la presencia pública de la Iglesia; ella, en general, queda reducida a la voz de los obispos. También la acción de los laicos, salvo en las obras de carácter institucional, tiene menor visibilidad. Cabe entonces preguntarse, si bastaría con esta presencia casi anónima. Es cierto, que debemos ser fermento, pero Jesús nos dice que también debemos de ser luz. El Papa Francisco nos ha recordado recientemente la condición de evangelizadores que por el bautismo tenemos, y por supuesto, no sólo a través de los ministerios “ad intra”, sino en el “mundo”. No sólo el Concilio enfatiza en esta tarea propia del laico. También en la “Christifideles Laici”, que tiene riquísimos capítulos señalando los ámbitos seculares donde debe desplegarse la tarea y compromiso del laico bautizado. Basta entonces acaso, con una presencia cristiana implícita? O se hace necesario un anuncio explícito? Yo creo que desde nuestra secularidad es necesario un anuncio explícito. Pero entonces surge otra interrogante. ¿Con qué espíritu? ¿Con espíritu de cruzados o de mártires?, recordando –lo que todos sabemos-, que mártires quiere decir testimonio. Los paganos se convirtieron por la acción de la Gracia, al anuncio de la Palabra y el Testimonio: “Vean como se aman!” Decían los paganos de los cristianos. En cambio yo, más allá del heroísmo de algunos cruzados, no sé cuántos musulmanes se convirtieron con las Cruzadas. Creo que el espíritu de Cruzada es una tentación al haber desaparecido la Cristiandad, algunos movimientos lo tienen. Pero recuerdo lo que decía un laico francés eminente, Emmanuel Mounier: “la Cristiandad murió, pero a cuántos cristianos le cuesta extenderle la partida de defunción?” Lo que decía Becquer en su poema sobre las golondrinas, creo que hay que tenerlo presente: “Ésas, no volverán”. Vivimos en una sociedad pluralista y nos tenemos que acostumbrar a ello, pero no pasivamente, sino dando testimonio de Jesús y los valores que predicó, y ello particularmente, a través de nuestra vida y compromiso laical. En el Uruguay vivimos una cultura dominada por el secularismo, fenómeno que debemos distinguir de la secularización que puede ser un fenómeno socio-político de los tiempos modernos. Quizás más fecundo que embestir contra el laicismo que nos invade sea suscitar

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alternativas renovadoras de diferente signo, pero eso nos exigiría hasta rearmar la “historia oficial” hoy predominante. En el campo de la cultura ello es evidente. No creemos que deba haber una “cultura católica”, pero sí que, excluyendo todo espíritu arrogante y sectario, debe de darse con verdadera y humilde vocación de servicio, un testimonio cristiano explícito. No basta con ser católicos intelectuales sino intelectuales católicos, con pensamiento propio. En Historia, particularmente, resulta imperioso una “mirada diversa” a la de las corrientes no cristianas. No pocas visiones, aún cuando no lo expliciten, son tributarias de estas filosofías e inciden en la interpretación de los hechos. Igualmente en nuestras instituciones católicas de enseñanza, -muchas de las cuales se sostienen con sacrificio no común-, es necesario el apoyo de todos para que puedan cumplir cabalmente con su misión evangelizadora. El riesgo de no cumplir con esta tarea esencial a su naturaleza, incluso en aquellas de nivel terciario, ha sido motivo de preocupación que se advierte en varias respuestas de las dadas a las preguntas planteadas en el Coloquio. Encontrándose hoy gran cantidad de colegios gestionados por los laicos, es sin duda una responsabilidad que atañe a los laicos la formación religiosa que en ellos se ofrezca. También cabría preguntarse y analizar, -aún cuando sabemos que esto es polémico-, si en el plano económico y social, sin descuidar su presencia en las organizaciones no confesionales y evitando de caer en un “ghetto” aislacionista, no podría ser conveniente la acción de los laicos en la organización, por ejemplo, de cooperativas de trabajo, instituciones financieras sin fines de lucro, etc. Cabe citar como antecedente lo ocurrido en el pasado, cuando por ejemplo en el Uruguay existieron las Cajas Populares que, al servicio de los trabajadores y pequeños ahorristas, no tenían como fin el lucro y la especulación. Lamentablemente al resultar exitosas y florecientes, transformadas en entidades bancarias, con el paso del tiempo, perdieron sus objetivos originarios. Anuncio integral del Evangelio Pero si hablamos de anuncio, su proclamación debe de ser integral, y esta preocupación aparece en las respuestas elaboradas. Yo tengo 77 años. A mi edad no espero premios ni halagos, sino prepararme a bien morir. Quiero ser muy concreto y sincero. Tomemos por ejemplo el tema del aborto. En este punto, me siento con particular libertad y tranquilidad para abordarlo. He escrito, cuando el Proyecto de legalización, largos y no pocos artículos a favor de la vida y contra el Proyecto; también he tenido actitudes personales que no es del caso especificar pero que hablan a las claras de mi posición. No desconozco tampoco y no dejo de valorar los esfuerzos que se hagan en este sentido. Pero estoy convencido que la defensa de la vida debe de hacerse de un modo integral. La vida humana, es tan digna de respeto en el feto no nacido como en el niño que vive en condiciones de pobreza o indigencia (Constitución Gaudium et Spes, capítulo I) numeral 25, 26 y 27; y capítulo II) numeral 37). Hay muchas maneras de matar, y si no, que se lea el estupendo y esclarecedor trabajo de Juan Pablo Terra sobre la “Infantilización de la Pobreza”, y las consecuencias que ello trae en el niño marginado. Otro tanto, puede decirse, en cuanto al abuso sexual de los menores y a la penosa situación de muchos viejos. Se argumentará que los cristianos trabajan contra estos flagelos. Pero, debo decirles que me duele que en nuestro discurso estos temas que atañen a la dignidad de la vida, no se traten con la misma energía que se despliega en relación por ejemplo, al aborto o ciertos puntos atinentes a la ética sexual. Ni hablar del compromiso que deberíamos asumir en cuanto a la promoción y profundización de las políticas sociales. No podemos tener una mirada hemipléjica. Los laicos debemos de manifestarnos, como lo hacían los profetas que eran laicos, y no todos justos, pero igualmente lo hacían. ¿Para qué? Para que

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de este modo las cosas cambiaran. Necesitamos convertirnos, la célebre “metanoia” no es cosa de ayer sino de siempre. Y como se me van los diez minutos, aprovecharé los pocos que me quedan, para adelantarles en titulares lo que trataré en lo restante que he escrito. Los subrayados que ustedes me han inspirado son los siguientes:

La voz del laico en la Iglesia

Creación de ámbitos de participación

La presencia y lugar de la mujer en la Iglesia

Presencia y acción del laico en el mundo

Oración y frugalidad

A continuación se desarrollarán estos silenciosos subrayados.

La voz del laico en la Iglesia Un “subrayado” sobre este tema, exige que el punto sea examinado aún cuando someramente, desde una perspectiva histórica. La voz y participación de los laicos en la historia del Pueblo de Dios ha tenido a lo largo de los siglos múltiples variaciones. Sin duda, que como nos lo dice el Concilio Vaticano II, entre el llamado “ministerio jerárquico” y el de los fieles, existe “una diferencia esencial, no sólo gradual”. Desde los inicios de la Iglesia hubo diversidad de ministerios, pero puede constatarse que desde el punto “sacramental”, -podría decirse, “ontológico”-, existía una clara diferencia entre los ministerios mencionados. No obstante “sociológicamente” no había separación; debe de pensarse que hasta el siglo V el “sacerdote” no se vestía de modo diferente al laico. Y que cuando algunos paulatinamente empezaron a hacerlo, se les criticó, incluso el austero San Jerónimo lo hizo. La participación en las decisiones de la Iglesia era notoria; innumerables documentos lo evidencian, incluso durante varios siglos, los fieles elegían a sus obispos; con el clero de la diócesis, al de Roma. Recién avanzada la Edad Media comenzó a cercenarse este derecho de elección por el pueblo. Debemos pensar además que el Colegio de Cardenales es en la historia de la Iglesia algo relativamente reciente, fue el Papa Nicolás II, en abril del año 1059, quien establecerá la reglamentación por la cual las elecciones pontificias correrán a cargo del Colegio de Cardenales creado. Es cierto que el repliegue forzado de los laicos no se debió a una intención perversa del clero. Basta pensar en las familias de los Túsculos y los Crescencios y tantos otros que pretendían poner la Iglesia a su servicio, para comprobarlo. El enfrentamiento con los señores feudales y sus célebres investiduras, constituyen un heroico capítulo de la lucha de la Iglesia a favor de su libertad. Ni hablar de cuando debió resistir la agresión de los emperadores “católicos”, tales como los Otones, los Enriques, los Federicos y tantos otros. Se podría afirmar, recurriendo al refrán popular, que “pagamos justos por pecadores”. Para defenderse legítimamente de los poderosos laicos que querían manipular la Iglesia, se redujo sensiblemente la participación del laico, del pueblo fiel, en la Iglesia. Para defenderse del ataque de los poderosos, se elaboró todo una teología y se tomó clara distancia del laico, hasta en la liturgia. Se encuentra atestiguado por los más acreditados liturgistas que hasta el siglo VIII los fieles comulgaban de pie y en la mano. Posteriormente, parecía que los únicos dignos de hacerlo eran los miembros del clero; que era una falta de respeto, y hasta de poca fe en la Eucaristía que se comulgara de otra manera. Y pensar que lo mártires de los primeros siglos comulgaban en la mano!

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De todos modos, no obstante estas limitaciones, hubo movimientos laicales de fuerte incidencia en la vida de la Iglesia. Entre otros: la Pataria, en la época del Papa Gregorio VII. En el siglo XII y XIII, los movimientos pauperísticos medievales, entre los que sobresale nada menos que el franciscanismo; en el Renacimiento, las Compañías del Divino Amor, integradas por ilustres humanistas; y luego, para referirnos solo al siglo XIX, los católicos sociales agrupados en el Unión de Friburgo, la cual, con sus trabajos y conclusiones hará posible la célebre encíclica Rerum Novarum de León XIII. Incontables son las personalidades laicas que se han destacado por su protagonismo tanto a nivel de Iglesia como secular. Por ponerse un sólo ejemplo, el Cardenal Gaspar Contarini, uno de los principales propulsores de las reformas que querían instrumentarse en ocasión del Concilio de Trento, era laico. Sin duda que si se hablara de los laicos uruguayos, podría confeccionarse un significativo elenco... De todos modos, será el Concilio Vaticano II, y como se señala en los “comentarios” formulados para este Coloquio, que se dará una definición que de modo cabal precisará la naturaleza del laico como miembro del pueblo de Dios y se reconocerá explícitamente su labor específica tanto en la Iglesia como en el mundo. Es en este sentido, particularmente relevante el capítulo II que trata del Pueblo de Dios en la Constitución sobre la Iglesia, de modo especial los numerales X a XII. Textos conciliares que los laicos debemos estudiar. Creación de ámbitos de participación Las claras definiciones conciliares demandan ámbitos de participación donde los laicos en comunión con sus pastores y sin invadir o desconocer lo que es propio del ministerio de éstos, deben ocupar su lugar, no sólo escuchando lo que sus pastores le dicen, sino también haciendo oír sus opiniones. En este aspecto, el capítulo IV de la ya nombrada Constitución Conciliar, también riquísimo por sus elementos doctrinarios, en su numeral 37 declara que los seglares “tienen el derecho y en algún caso la obligación de manifestar su parecer sobre aquellas cosas que dicen relación al bien de la Iglesia”. Este derecho y obligación debe ejercerse en armonía con las potestades propias de la jerarquía (Capítulo III de la Constitución sobre la Iglesia). Cabe aclarar que la palabra “jerarquía” fue inventada en el siglo V por el llamado Seudo Dionisio, pero el ministerio de los obispos y demás pastores existió desde la fundación de la Iglesia, aún cuando a partir sobre todo del momento de haberse comenzado a usar el vocablo “jerarquía” éste ha podido traer cierta confusión. Sobre este tema es importante tener presente una de las catequesis de los miércoles de Benedicto XVI, -cuando nos encontrábamos en Roma y de la que guardamos el recorte que publicara el Osservatore Romano-, afirmando el Papa que “la jerarquía debe entenderse siempre como servicio”. En este sentido, también es una orientación clara y segura, las palabras del mismo Papa Benedicto cuando con motivo de la reunión celebratoria de la Acción Católica Italiana, en su alocución les ha recordado a sus miembros que “en su apostolado no son colaboradores sino corresponsables con sus pastores”. Acorde a lo precedentemente expresado, y “aterrizando” la doctrina en nuestra realidad, -teniendo presente el parecer y las aspiraciones que se expresan en las respuestas a las preguntas oportunamente formuladas, a lo que se suma nuestra convencimiento personal-, estimamos que se hace imprescindible recrear y vigorizar los ámbitos de encuentro y participación de los laicos a nivel institucional. Puede argüirse que estos espacios ya existen. Dando por sentado que así sea, pensamos que los mismos no responden de modo cabal al grado de participación laical que se requiere. De ahí que sea necesario que los órganos de participación permitan el encuentro frecuente de los laicos y que a su vez, estos ámbitos estén

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interrelacionados, conformando un todo orgánico que asegure la comunión de los laicos entre sí y también con el clero y los obispos. El fenómeno de la desintegración social y el predominio de pautas de comportamiento individualistas, tan presentes en la sociedad moderna, afectan también a la Iglesia y se impone contrarrestarlos fortaleciendo las estructuras comunitarias. Para conseguirlo, las reuniones no pueden ser esporádicas sino habituales. Conformar un entretejido que diseñado a modo de círculos concéntricos permita, al irse ampliando, desde el órgano de reunión parroquial al diocesano, constituir un cuerpo de fluida “circulación sanguínea”. Obviamente, que los círculos de mayor amplitud en los que participaría un mayor número de laicos, tendría que tener una periodicidad distinta a la de los otros, aún cuando también debería ser regular. En este entretejido que conformarían los encuentros estarían incorporados asimismo, los movimientos e instituciones no encuadradas en ámbitos parroquiales. La habitual periodicidad de estos encuentros, que deberían darse en un marco institucional, -para lo cual si así se considerara podrían aprovecharse estructuras ya presentes impulsadas con espíritu de renovación-, no descarta por supuesto, la organización de otros eventos de carácter más excepcional. En la historia de la Iglesia uruguaya, existieron importantes congresos de indudable gravitación en la vida eclesial. A su vez, desde comienzos del “900”, los laicos organizaron en unión con la “Jerarquía” las llamadas “Semanas Sociales”, significativos acontecimientos en la vida de la Iglesia, los cuales trascendían sus marcos y tenían gran repercusión social. La interrelación de los laicos sería necesaria asimismo para permitir instancias de formación. Las mismas podrían conformarse a nivel zonal y cubrirían una amplia temática, cuidando que sin pérdida del necesario rigor académico, tuvieran una dimensión existencial que ayudara a un compromiso vital de fe. Imprescindible que los diversos encuentros tuvieran importantes espacios de oración. En cuanto a las instancias de formación a que se alude, podría argumentarse que ya existen las mismas, a través de las instituciones que dictan cursos con este perfil. Pero se trata de ensamblar participación con formación, y particularmente acercar ésta última, desde un punto de vista conceptual y geográfico, a los fieles laicos que por distintas razones no pueden o no se sienten motivados a asistir a cursos de nivel académico. La presencia y lugar de la mujer en la Iglesia Un punto importantísimo en la reflexión sobre el lugar que el laico debe ocupar en la Iglesia, ha de tenerlo la mujer. Si bien entre los “doctores de la Iglesia” ocupan un lugar destacado algunas sobresalientes mujeres, pensamos que resulta ineludible revalorizarse el sitio que las mujeres deben de ocupar como integrantes del pueblo de Dios. Junto con las definiciones doctrinales que respaldan esta afirmación, la labor que llevan a cabo en la Iglesia y en la sociedad, así lo amerita. Nos atrevemos a decir que ésta, es una “asignatura pendiente” que debe de rendirse en favor de las mujeres. Desde la más pura ortodoxia, queda mucho por hacer. Presencia y acción del laico en el “mundo” Acorde a las respuestas dadas a las preguntas efectuadas, pensamos que en las reflexiones a continuar trabajando e iniciativas a concretar, especial atención debe asumirse en relación a la ubicación y tarea de los laicos en el mundo.

Según la ya citada Constitución sobre la Iglesia, en su capítulo II, número 31, se nos dice que “el carácter secular es propio y peculiar de los laicos”. De ahí que en párrafos siguientes se

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afirma que: (...) “A los laicos pertenece por propia vocación buscar el Reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales. Viven en el siglo, es decir, en todas y cada una de las actividades y profesiones del mundo, así como en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social con las que su existencia está como entretejida”. Esta misión es tan esencial y constitutiva de la vocación del laico que en la Constitución Gaudium et Spes, en su numeral 43, se afirma: “Se equivocan los cristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas ellas, según la vocación personal de cada uno”. Agregando líneas abajo: “El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo, falta, sobre todo, a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación”. Sin duda que para ordenar los “asuntos temporales” los laicos han de estar presentes en variados ámbitos: familiar, cultural, laboral, político, etc. Y tanto el Concilio como la Exhortación Apostólica de Juan Pablo II “Christifideles Laici”, dedican importantes capítulos a cada uno de ellos. Pero porque suele ser uno de los más olvidados, nos permitimos recordar el área económico – social, al que la mencionada Constitución Gaudium et Spes, le dedica todo el Capítulo III, con fuerte énfasis y denuncias en lo que tiene relación con la pobreza y la marginación, refiriéndose asimismo al bien común, el desarrollo humano integral, las desigualdades económicas y las obligaciones sociales de la propiedad privada. Pensamos que ante el fenómeno de la desintegración social y marginación que sufre el Uruguay, reflexionar sobre la vocación del laico en el “mundo”, supone hacer frente a estas urgencias. En este sentido, nos permitimos ofrecer un dato aleccionante que nos interpela. Según una investigación realizada por los Equipos del Bien Común en el año 1959, investigación que tengo el privilegio de conservar, en Montevideo había 22 asentamientos, hoy rondan los 500. Si a esto se suma la reciente exhortación del Papa Francisco, “que debemos ir hacia la periferia”, se comprende que la “opción preferencial por los pobres”, de la que también felizmente se habla en los comentarios, no pertenece a un discurso “sesentista”, como algunos sostienen. Es además, “pequeño detalle”, una opción bíblica y de la Iglesia latinoamericana, expresada públicamente en Medellín y que llega hasta Aparecida. Y decimos expresada oficialmente en Medellín, porque con anterioridad, en la historia de la evangelización de Indoafroamérica ya estaba presente, aún cuando no muy difundida por los historiadores que de ésta evangelización se ocupan. Oración y frugalidad Es obvio que ha quedado mucho por comentar, y otros hermanos lo harán, y mejor que nosotros. Pero no podemos concluir estas reflexiones, que son apenas un esbozo, sin referirnos a dos aspectos de la vida del laico que nos parecen esenciales. Uno de ellos es la oración, y no sólo la litúrgica y comunitaria, que es importantísima, sino la personal. El encuentro personal con Cristo- Jesús, humildemente pensamos que para descubrirlo en el hermano marginado es necesario también que lo busquemos en la soledad y el silencio. El inolvidable “Cacho Alonso” nos dio ejemplo de ello. Era un verdadero contemplativo que asumió un compromiso social hasta el heroísmo. Lo segundo, va de la mano con lo primero: es la frugalidad. Si no nos animamos a vivir pobremente, por lo menos seamos frugales. Asumamos los valores del Evangelio, para constituirnos en verdadera alternativa del hedonismo y de la sociedad de consumo, del afán desenfrenado de dinero, de la búsqueda de posiciones. Tratemos de ser coherentes. Por último, un parecer personal: prefiero la “proposición” a la “contestación”. Propongamos y trabajemos... también recemos.

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2. ECOS DE LA LECTURA DEL “DOCUMENTO SINTESIS”. ELBIO MEDINA INTRODUCCION Voy a tratar de hacer eco de este documento, tan rico desde los aportes de cada comunidad y tan bien sintetizado y ordenado por el equipo que lo hizo. Estoy un poco nervioso y a la vez contento de hacer de telonero de estos dos grandes personajes, como son Mario Cayota y Néstor Da Costa. En particular Mario, quien acaba de hablar, me alivió mi tarea porque no tengo nada valioso que agregar a lo dicho por él… Quisiera empezar diciendo que este lema que preside nuestro evento, de Patricio Rodé, y que reza “En el día a día construimos ciudadanía y eclesialidad” tiene una continuación en decir que “así construimos y somos agentes de la presencia de nuestro Dios en la sociedad y en la Iglesia. Me parece que es importante caer en la cuenta de esto, porque el Dios cristiano para mi tiene tres grandes características desde su identidad, desde su esencia. Dos son muy manejadas y trilladas por nosotros, como lo dicen muy bien González Faus, Jon Sobrino, y el artículo que, por ejemplo, ayer Teco nos mandaba vía mail con un texto de Pagola en el que éste insiste en la relación indisoluble para Jesús entre Abba y Reino. De modo que, en primer lugar, la construcción de la historia humanizante forma parte de la identidad divina, ya que el nuestro es un Dios encarnado. Y el segundo aspecto es que tenemos un Dios compasivo, un Dios bondadoso, un Dios Padre, no un Dios que nos genera temor. Pero hay un tercer aspecto a veces no tan presente. Ya que a veces decimos que el Espíritu es el gran olvidado en la Iglesia, pero más olvidado todavía es el aspecto de que el nuestro es un Dios Trinidad. Y el Dios trino es el Dios que nos transmite que nuestra fe se funda en una divinidad que apunta a la comunidad en la diversidad. Por tanto nuestra fe dice sí a la unidad, pero no a la homogeneidad. El texto que nos presentaron hoy decía que a veces los grupos laicales de nuestra Iglesia estamos muy separados, no nos conocemos, estamos dispersos; entonces, quizás, estamos lejos del Dios trino. Este encuentro, esta celebración, es un sacramento real, es un momento y un lugar sagrado de la presencia del Dios trino que se hace presente justamente a través de estar aquí y del esfuerzo de todos los que se hicieron presentes. En resumen, esto que hoy estamos viviendo es un momento sagrado y creo que es importante por tanto que al construir ciudadanía y al construir eclesialidad podamos decir, y también anunciar e interiorizar, que construimos sacralidad. Dios se hace presente, no a través de cosas que no tienen que ver con lo humano y con el presente sino a través de la acción presente, humana, comunitaria y, por tanto, de la acción que es expresión trinitaria. I.- COMENTARIO DEL TEXTO Voy a comentar o recibir el impacto de este rico documento mencionando dos caras, como las de una moneda, de tres aspectos: del contenido, del tono y de las propuestas que surgen del documento que expresa una riquísima síntesis, que es un documento que tiene 16 páginas. a)Respecto al contenido: la cara visible del contenido recoge, transmite y refleja de un modo muy realista y transparente lo que es la realidad de cómo los laicos uruguayos nos vemos a nosotros mismos. Creo que lo expresa muy sinceramente. Yo temía que disfrazáramos un poco la realidad de cómo nos vemos. Es muy sincero y muy transparente sobre cómo nos vemos,

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muestra muy bien el campo de nuestra visión. Y también desde mi punto de vista queda reflejado, por ausencia, lo que queda fuera del campo de nuestra visión, pero que también existe. Como en la Ventana de Johari, ¿se acuerdan? : lo que nosotros vemos y los otros ven, lo que nosotros vemos de nosotros mismos y los otros no ven, lo que otros ven de nosotros y nosotros no vemos y lo que nadie ve. En ese sentido hay aspectos que no están en nuestro campo de visión, se nos escapan a la visión periférica y me gustaría mencionar al menos tangencialmente alguno. Algunas de las expresiones indican: “tenemos testimonios de nuestra vida laical significativos como el de Patricio Rodé, pero nos cuesta encontrar y mencionar otros cristianos laicos dentro de nuestra sociedad que sean testimonio y ejemplo”. Yo creo que esto es así; y creo que nos sucede porque nos falta mirar con más detenimiento, y no por falta de testigos. Entre las 220 personas acá presentes hay 220 personas que son perfectamente testimonios de lo que es ser laicos y cristianos en nuestra sociedad y en nuestro medio. Lo que pasa es que nos hemos acostumbrado al anonimato, a la invisibilidad y creo que tenemos que encaminarnos a romper esa invisibilidad. Sin ir muy lejos, ¿nos cuesta tanto acaso decir que Mario Cayota, a quien tengo a mi lado, es un testimonio?, ¡Aunque a él le de vergüenza que lo diga! ¿Cuántas mujeres gastan la vida como cristianas movidas por la fe? ¿Nos cuesta tanto nombrarlas? Pero sobre todo, volviendo a la Introducción, tenemos que recuperar la noción de que hablar de los laicos no es sólo hablar de personas. Volviendo a la idea del Dios trino, ¿cuántas comunidades son testimonio público del lugar donde se cuece la solidaridad que se envía al mundo, a las familias? ¿Cuántas comunidades debemos sacar del anonimato como espacio de humanización y de envío a favor de nuestra sociedad? No lo hemos hecho antes, pero es posible ¿verdad? Como bien nos decía Mario hace un ratito el mensaje nos fue dado para ser puesto arriba de la mesa; no por nuestro orgullo sino por servicio. Si la humildad nos lleva a renunciar al anuncio al que hemos sido enviados o a criticar a quienes, con mayor o menor acierto lo llevan a cabo, falsa es dicha humildad. Al igual que dentro de la Iglesia, la identidad trinitaria de nuestro Dios nos ayuda a confirmar que con la sociedad en general tenemos como Iglesia y como laicos un vínculo ineludible de unidad, pero no de homogeneidad. b) Segundo aspecto, respecto al tono del documento. Me parece que el tono es muy maduro, muy equilibrado, muy austero, lo cual muestra un proceso que como laicos y como Iglesia venimos haciendo. Aunque por ahí aparece alguna crítica y disonancia con nuestra jerarquía, sí me parece que tenemos un tono de madurez que va superando alguna contra-dependencia adolescente con la jerarquía. En realidad la contra-dependencia no es más que una dependencia más. Creo que el documento tiene un tono maduro, de respeto, de convivencia buena e importante. Esto creo que es muy positivo. La otra cara que me gustaría mencionar del tono es que si bien seguramente la síntesis recoge el tono de los aportes de los grupos, me gustaría también que cuando miramos nuestra condición de laicos tuviéramos un tono más celebrativo, más festivo, más agradecido por toda la vida que transita por nuestra vida de comunidades y de cristianos. ¿Tenemos cara y expresión y anuncio de redimidos? ¿o sigue teniendo razón Nietzche, quien decía que los cristianos de su tiempo no tenían cara de redimidos? Creo que no expresarlo así, nuevamente, es fruto de ese “dogma” que tenemos de la invisibilidad, de que no debemos destacarnos, diferenciarnos. Claro, venimos de la idea de Cristiandad donde la Iglesia se diferenciaba presentándose superior a otros, queriendo dominar el mundo. Pero ahora, ¿no nos fuimos al otro extremo de querer ganar nuestro lugar

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calladitos, sin anunciar, casi sin existir o pidiendo perdón por existir? En esto capaz que tenemos que superar determinada vergüenza que, en general, no tiene relación con el presente de la iglesia uruguaya. Leyendo el documento yo a veces me preguntaba si no tenemos que superar ciertos sentimientos. El texto deja entrever que en ciertos casos como laicos nos avergonzamos de lo que dice y cómo lo dice la jerarquía, nos da repeluz. Sentimos algo así como: “¡otra vez, con todos los esfuerzos que venimos haciendo para día a día para presentar un rostro amable de la Iglesia en nuestros ambientes laborales, sociales, familiares, los obispos nos lo tiran por la borda cuando salen a los medios de comunicación a plantear cosas de modo tan contraproducente y tan generadoras de ruido en la sociedad!”. Y en realidad esa vergüenza nos viene por el poder que tienen entre nosotros los medios de comunicación, que nos hacen creer que la realidad es sólo lo que ahí se muestra y, por tanto, que los obispos sólo se pasan diciendo esas cosas y de esa manera. En cambio, ¿por qué no buscamos un contacto directo y adulto con la jerarquía donde podamos conversar con ellos sobre estos puntos? Los organizadores de este evento, por ejemplo, fueron a conversar con Daniel Sturla, el Obispo encargado del Departamento de Laicos de la CEU, y conversaron - por lo que me contaron - estupendamente y fueron recibidos estupendamente. Y gracias a ello Daniel nos está acompañando aquí, y con todo gusto seguramente. Entonces a veces vivimos e interiorizamos conflictos intraeclesiales a través de lo que nos transmiten los medios y todos sabemos que los medios transmiten las cosas desfiguradas. Lo cual no quiere decir que los Obispos a veces no puedan decir las cosas de otra manera y con otro tono, pero tienen derecho a decir lo que sienten que tienen que decir. Y nosotros a decirles a ellos como nos gustaría que lo dijeran. c) Respecto a la propuesta, que es el último punto, quisiera decir algo en el contexto de dos frases. Una de Pagola, la que nos mandó Teco ayer: él dice: Jesús no separa nunca ese Padre que es misterio de bondad de su proyecto de transformar el mundo. Y viceversa, el proyecto de transformar el mundo no lo podemos separar de nuestro sentir que Dios bueno quiere transformar ese mundo. La construcción de una sociedad mejor nos hermana con todas las personas nacidas en esta Tierra; el anuncio como Iglesia del apasionamiento de nuestro Dios por la fraternidad y la comunidad humana constituye el aporte específico que como laicos y cristianos –perdonen la redundancia- aceptamos y se nos dio para sembrar a favor de todos. Para mí es imprescindible pasar de la presencia anónima a la comunicación de sentido a la sociedad. Y quiero hacer referencia a otra frase, de Einstein: “Si queremos cambiar el resultado de lo que hacemos no sigamos haciendo del mismo modo lo que siempre hicimos”. II.- AUSENCIAS Quiero comentar también que en este rico texto de 16 páginas que es la síntesis del aporte de muchos grupos laicos, he encontrado la ausencia de dos grandes palabras. La palabra “Dios” aparece en 16 páginas tres veces. La primera ¡por equivocación! -estoy casi seguro- porque habla del “seguimiento de Dios” cuando normalmente la expresión es “el seguimiento de Jesús”. Y la segunda vez que se menciona la palabra “Dios” es recién en la página 15, lo cual me preocupa. Los laicos no nos animamos a leer la presencia de Dios en nuestras vidas de modo explícito. Creo que aquí hay algo serio. No nos sentimos autorizados a ser hermeneutas, intérpretes de la presencia de Dios en nuestras comunidades.

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La otra palabra que me alegró mucho que prácticamente no estuviera presente es la palabra “coherencia”. Venimos de una época muy larga, y con razón, donde los laicos impulsados por el Concilio Vaticano II fuimos invitados, lanzados a decir que la fe implica comprometer la vida también, que fe y vida tienen que estar vinculadas. Al punto que la encíclica Evangelii Nuntiandi de Pablo VI, decía que también la evangelización es la vida coherente. Y en esa incipiente ruptura con la era de la Cristiandad era muy importante esto. Pero el peligro de la insistencia al extremo con la palabra “coherencia” es que nos puede hacer olvidar cuál es el mensaje que tenemos para nuestra realidad. Como cristianos tenemos que ser buenos ciudadanos, pero no tenemos que ser el mejor ciudadano, necesariamente (¿lo fue Jesús en su tiempo?). Tenemos que ser los anunciadores de un Dios Padre, bondadoso, como dice Pagola, que al pecado lo perdona, que va más allá de nuestras macanas, que va más allá de las desesperanzas, que va más allá de la mediocridad; siempre y cuando querramos seguir adelante. Y si convertimos en dogma no el perdón sino la coherencia, nos desanimamos y nos desesperanzamos y quien pierde es la sociedad que se queda sin los actores humanizadores que podemos ser como anunciadores de que siempre hay una nueva oportunidad. En cambio, peligrosamente, nos podemos confundir con los fariseos contemporáneos que juzgan, amargan, condenan y siembran desconfianza sobre todo aquel grupo o persona que en algún momento la macaneó. III.- FINALMENTE: Los laicos tenemos un mensaje que transmitir y si nos olvidamos de anunciar ese mensaje, si no nos animamos a mencionar a Dios, ni siquiera entre nosotros mismos, hay algo que tenemos que reflexionar. Por último tenemos también como laicos que sentirnos autorizados, y acá hoy se está gestando un cambio de actitud, en donde no tengamos con la sociedad ni con nuestros jerarquía eclesial una relación de dependencia ni de contradependencia, sino donde podamos construir una actitud nueva a través de la que vayamos construyendo, juntos y honestamente, comunión polifónica, interdependencia. En el último comunicado de la CEU sobre la reunión que tuvo la Conferencia Episcopal nuestros obispos nos contaban lo que hicieron en esa reunión y se referían a “los fieles laicos” y terminaban saludándonos como Obispos en “Cristo Maestro y Pastor”. Creo que es una manera muy cariñosa de hacerlo. El documento es en sus contenidos muy interesante (¡aunque tampoco en ese documento los Obispos hablan mucho de Dios!). Conceptualmente se puede haber renunciado a los vínculos de Cristiandad, a aquella idea de la Iglesia como sociedad esencialmente desigual, donde la jerarquía está por encima de los laicos. Pero todavía sin querer, aunque tengamos un cambio de concepción, los obispos siguen siendo quienes hablan en nombre de Cristo Maestro y Pastor y nosotros quienes recibimos esas palabras desde la condición de fieles. Yo creo que podemos ir construyendo una actitud nueva -porque nuestros Obispos están abiertos y de ellos hemos recibido y seguimos recibiendo mucho- donde se dé la posibilidad de empezar a comunicarnos como hermanos con distintas responsabilidades. En este sentido, creo que la primera palabra del Papa Francisco fue “Hermanos”….. De ese modo sí se va construyendo en hechos lo que conceptualmente ya hace tiempo hemos decidido que debe ser. Creo que este emergente, este momento sagrado, que hace presente el Dios trinitario entre nosotros, con la presencia también de los pastores, es un momento que puede ayudarnos a empezar a construir esa interdependencia entre hermanos, con roles y realidades distintas

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pero que nos da esperanza de que es posible. Gracias a todos los que aportaron para este documento, gracias a los organizadores. Una sola reflexión final. Gracias a quienes consagran su vida a la fe, porque para organizar esto lleva como seis meses y la energía de muchos, porque somos laicos que tenemos muchas otras actividades. Quienes han consagrado su vida tienen mucho más capacidad de organizar cosas de un modo más ágil porque han entregado sus vidas al Evangelio y eso lo tenemos que respetar y agradecer siempre. Después discutiremos actitudes y modos de hacer las cosas, Mi mensaje final, entonces, es de agradecimiento y de que todos tenemos el derecho y la responsabilidad de anunciar y hacer presente a Dios en el mundo. Todos por el bautismo somos Pastores todos somos Profetas, todos somos Maestros. PREGUNTAS RECIBIDAS:

1) LA NO EXISTENCIA EN EL TEXTO DE LA PALABRA “COHERENCIA”, ¿ES POSITIVA? ¿LO ES? PREGUNTA: EL CONJUNTO DE REGLAS Y DISPOSICIONES ECLESIALES NOS PONEN EN CONTRADICCIÓN CON LA REALIDAD ACTUAL Y NUESTRA PERCEPCION Y SENTIMIENTO. ¿PODEMOS O QUEREMOS SER COHERENTES? ¿TENSION CREATIVA O REPLIEGUE DE SOBREVIVENCIA?

Creo que este tema de “la coherencia” de los cristianos tiene muchísimas puntas interesantísimas y daría por si mismo para otro Coloquio de Laicos. Una tensión hacia la coherencia es obviamente deseable en cuanto expresión de que en mi ser y actuar no me da todo lo mismo. Eso es la consideración de la coherencia como un horizonte.

Pero yo percibo que la coherencia se ha usado en las últimas décadas como un prisma desde el que juzgar críticamente “al otro” y lograr condenarlo sin necesidad de un justo proceso de escucha y defensa. Condenando además la totalidad de una vida o persona por un acto que juzgo incoherente o que los medios de comunicación me hacen mostrar como tal o escandaloso. A veces este mecanismo se aplica también a uno mismo. En cualquiera de los dos casos genera sentimientos de culpa, vergûenza, descalificación, desesperanza y, finalmente, desesperación y conflicto y desmotivación.

En ese sentido creo que los cristianos nunca podemos olvidar que a Jesús lo mataron “los perfectos”, “los coherentes” y que, sobre todo, su conflicto se generó por ponerse –por compasión y justicia- del lado de los “incumplidores” y pecadores.

A pesar de ser cristianos nos sigue costando incorporar una noción de justicia que conviva con la incoherencia. Nos falta mucha antropología teológica, y entonces no s sigue escandalizando y no terminamos de entender que TODOS somos constitutivamente pecadores: quien juzga y quien es juzgado.

Claro, también está la otra cara de la moneda que es la condición “graciosa” que también todos tenemos, por pasión de Dios. La gracia también es parte siempre integrante de toda existencia humana.

Es algo muy importante para la felicidad o infelicidad de unos y otros, para la justicia o injusticia de nuestras relaciones, convivir con la idea de que todos tenemos ambas caras de la moneda y la infelicidad nos acecha cuando nos escondemos una de las dos o dejamos de ver una de ellas en los otros.

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Pero esta antropología no queda en un empate. Al igual que las monedas reales que, por decisión social, valen más que el material del que están hechas, los seres humanos –por amor divino- valemos más que el material que nos constituye. Por gracia y solo desde esa fe podemos dinamizar nuestra condición de pecadores y tender a la coherencia del amor (no a la coherencia del “no pecado”).

Bueno, me entreveré un poquito. Lo que tengo claro es que aquí hay algo clave para la salud eclesial y laical.

2) ¿NO SERÁ QUE LOS LAICOS NO SOMOS IGLESIA SINO SOMOS LA IGLESIA?

Siempre y cuando no se utilicen para excluir a otros, no encuentro contradicción entre las dos posibles afirmaciones: “los laicos somos iglesia” y “los laicos somos la iglesia”. Desde el punto de vista práctico la primera afirmación se ha utilizado en los últimos años para reivindicar que en la iglesia no sólo se debe oír la voz de la jerarquía sino también hay que escuchar a los laicos. La segunda frase es cierta siempre y cuando no se utilice en tono y forma de exclusividad, rompiendo así la idea antes manejada de que, como creyentes en el Dios Trinitario, asumimos la riqueza de la diversidad en la unidad y no en la exclusión.

Conceptualmente, como laicos, tenemos que ganar espacio dentro del imaginario de lo que es la iglesia. Eso implica que laicos y sacerdotes revisemos cada uno su compromiso y su disposición a vivir el envío cristiano como una “misión compartida”.

Especialmente en cuanto laicos, considero que el camino pasa también por asumir la responsabilidad en funciones eclesiales como la generatividad y continuidad de la iglesia y el ser voz y anuncio ante la sociedad de evangelios actuales inspirados en los evangelios del Nuevo Testamento. Me temo que, en buena medida, la iglesia uruguaya –y muy particularmente los laicos en ella- está siendo eunuca en la reproducción o transmisión de la fe. O sea, no es que seamos estériles, en cuanto que lo intentamos y no lo logramos, sino que somos eunucos, de modo que ni nos planteamos la responsabilidad que tenemos de dar continuidad a “nuestra especie”: los creyentes en el Dios de la Vida que propone a la iglesia como instrumento consciente de su propuesta apasionada.

¿Cuáles son los motivos de esto? Habría que dialogarlo en profundidad. Yo tengo mis sospechas de algunos de esos motivos pero creo que deben ser validados en el diálogo comunitario.

3) EN RELACION A LA PARTE DE “CÓMO NOS VEMOS” DEL TEXTO-SÌNTESIS PRESENTADO, ¿NO ES INGENUO ACEPTAR COMO CIERTA LA VISIBILIDAD QUE LOS MEDIOS MANEJAN (CON SUS CRITERIOS) DE LA EDUCACION CATÓLICA: SOMOS MÁS DE 160 COLEGIOS Y SE FIJAN SOLO EN 10?

Los medios de comunicación no se interesan por la educación en general y menos por la educación católica en particular. Sólo aparece la educación como contexto de escándalos, conflictos, accidentes, etc. Por tanto, pobre favor nos hacemos si permitimos que nuestra idea de lo que es la educación católica se forme a partir de eso. De ser así, seremos siempre denostadores del trabajo que hacen tantos y tantos cristianos en ese ámbito de iglesia.

Me parece que hoy la educación –formal y no formal- es un ámbito real de compromiso de muchos laicos y laicas de nuestra iglesia. Creo que no valoramos suficientemente tanto esfuerzo volcado allí. Sí creo que, de todos modos, siempre debemos revisar desde los centros educativos católicos si no se va perdiendo ¿aceleradamente? la tensión hacia un anuncio

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explícito y con contenidos de la fe, bajo motivos tales como “los jóvenes quieren otra cosa”, “pasan de la fe”, “sólo les entrás por lo emotivo”, “todo evangeliza”, etc.

Si no se forman jóvenes católicos que no solo tengan fe sino a los que también se les plantee el reto de ser anunciadores de dicha fe, en breve ya no tendremos ni laicos ni sacerdotes en la iglesia y, por tanto, seremos un recuerdo del pasado. El Espíritu de Dios seguirá actuando en toda vida humana pero esa Humanidad no tendrá el aporte vital que le fue confiado en la iglesia. Los laicos y sacerdotes, los padres y madres, la familia, la educación católica…, tenemos la última palabra respecto a cómo será el futuro en este aspecto.

3. MEMORIA CREYENTE. NÉSTOR DA COSTA

(La memoria está compuesta por los tres tiempos de nuestra existencia, se remite a un pasado en el que se identifica pero no se queda allí, es un pasado con una proyección y correlato en el presente, que a la vez inspira y demarca futuro) Encontré en las reflexiones una fuerte memoria viva de una experiencia de fe, que se encontró e identificó densamente en el Concilio Vaticano II Una memoria que reúne a varias generaciones de distintas edades, que reúne a generaciones que vivieron el Concilio y a otras para las cuáles el Concilio es un episodio histórico de algunas décadas de antes de su nacimiento, y sin embargo caminan y se encuentran en ella, aunque a veces puedan sentirse aislados y sea necesario tender puentes.

No es una memoria que remite solo a este breve momento de la historia, breve aunque cargado de densidad y significación. No se remite solo al CV II sino que se remite a la experiencia fundante de Jesús, su vida, su fe, su forma de hacer la voluntad del Padre. Una memoria de servicio, no de poder, una memoria de fraternidad, de compromiso con la justicia, de opción por los insignificantes, de buen samaritano y que se encuentra también presente en la más clara tradición del antiguo testamento. Una memoria que sabe que Dios no puede quedar encerrado en un conjunto de verdades que deban ser aprendidas de una vez y para siempre, como nos recordaba Mons. Parteli en la Carta Pastoral del Centenario, sino en la búsqueda de ese Dios vivo, presente y actuante hoy entre nosotros, en la historia de la humanidad, de nuestro pueblo y en la historia personal y cotidiana de cada uno de nosotros. La lectura de la realidad del mundo y de la Iglesia hecha por el CV II nos recordó que la Iglesia no es solo un espacio clerical, ni se restringe solamente a las estructuras eclesiásticas, sino que es básicamente el Pueblo de Dios que peregrina en la historia. Nos recordó que el seguimiento de Jesús supone una Iglesia al servicio de las personas concretas, de las sociedades, no para relacionarse con ellas desde el poder político, económico o del reconocimiento o prestigio social sino desde la humildad y la intemperie que implican el seguimiento. Hemos aprendido que ese seguimiento no implica tener todas las respuestas sino discernir dónde se manifiesta su presencia hoy y a qué nos llama y buscar también con otros. La parábola del trigo y la cizaña que aparece citada en los textos de los aportes nos recuerda la necesidad de alejarnos de la tentación del purismo o del exclusivismo. Nos indica que la

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ambigüedad habita toda realidad humana y que en toda ella, en sus claroscuros, Dios nos habla, lo que implica siempre una exigencia de discernimiento y también una actitud humilde. No existen respuestas únicas sino respuestas variadas y plurales. En esta memoria a la que hacía referencia, encontramos un espacio vital común y variadas formas de respuesta mediadas por las edades, las diversas experiencias y los distintos momentos históricos. Una memoria amplia pero con rasgos bastante perceptibles. El CV II fue ayer, aunque para algunos de los presentes haya sido varias décadas antes de su nacimiento y para algunos como quien habla terminó cuando tenía 4 años. El invierno posterior a los primeros años de posconcilio parece decirnos, como señalaba también Mons. Parteli, que es anuncio de la primavera que, aunque no tenga fecha pre-establecida, llegará. En este breve y a la vez largo tiempo desde el Concilio hemos apreciado la ausencia de estructuras eclesiales de acompañamiento de la vivencia de la fe de los laicos y las hemos extrañado. De alguna forma se puede apreciar un divorcio entre las estructuras de acompañamiento a los laicos en el cumplimiento de su misión en las iglesias locales. Faltan aún muchas estructuras de acompañamiento, será necesario forjarlas. Muchas otras existen. El fin de semana pasado se celebró el 40 aniversario de las CEBs en nuestro país. Asimismo las organizaciones convocantes a este Coloquio, y no solo ellas, han ido haciendo camino, haciendo historia cotidiana y forjando también esas estructuras. Sin duda hay que reclamar la existencia de esas estructuras pero, sobre todo, hay que construirlas. En fin, los aportes que he leído han sido muy ricos y variados y reitero reflejan una memoria viva, caminante, comprometida y con ansias de compromiso renovado en el seguimiento de Jesús, esto es con la justicia, con los pobres, los insignificantes sociales ya que allí, en los márgenes de la historia Dios sigue llamándonos hoy. Con humildad, sin prensa, calladamente, desde el servicio, con aciertos y errores. Entre las reflexiones recogidas en la síntesis aparecía una referencia a un texto de Patricio Rodé a quien no quiero dejar de mencionar precisamente hoy, por lo que fue, por lo que es, para nuestra Iglesia y lo que significó en lo personal. Refiriéndose al ser laical y a la contemplación en los laicos afirmaba: y con esto termino. En términos laicales, yo diría que la práctica vital que conduce a la contemplación consiste en no aferrarse a la propia vida, al propio yo sino volcarse a vivir según las actitudes, los criterios que Jesús vive y enseña. Es decir: no disputar los primeros lugares. Trabajar para conocer más y mejor la creación, para desplegarla y contribuir a la dignidad humana y no para acumular riquezas. Vivir nuestra ciudadanía como servicio testimonial eficaz pero no absoluto. Usar la influencia y la autoridad -si la tenemos- para el servicio y no para la dominación. Mirar al otro como a un hermano, no como un instrumento. Preferir a los pobres, a los excluidos, a los dominados. Aproximarnos a los que están caídos al borde de la ruta… y tantas otras imágenes que todos tenemos en la cabeza y en el corazón. Esto implica una conversión continua. Es un camino de búsqueda de Jesús no tanto con palabras o diciendo “Señor, Señor”, sino buscando hacer la voluntad del Padre.

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III. COMO VIVIMOS Y TESTIMONIAMOS NUESTRA FE EN ESTA REALIDAD?

A. PANEL

1. PRESENTACIÓN DE LA INSTITUCIÓN TERESIANA. ISABEL ACHARD. Junto a otras compañeras estuvimos pensando qué sería lo más significativo para compartir en este Coloquio que desde el anuncio nos estimuló a estar presentes. No se trata de realizar una presentación de nuestro carisma particular, cada uno tiene el suyo, y todos merecerían estar aquí exponiéndolo. Elegimos entonces, compartir algunos aspectos en la búsqueda de respuestas para vivir y testimoniar nuestra fe en comunidad en este tiempo que nos toca, que es nuestro tiempo. Las respuestas que podemos dar son desde lo que somos, como cristianos miembros de la Institución Teresiana, y también desde la forma como nos organizamos, y cuáles son los desafíos que vamos sintiendo, porque creemos que pueden ser compartidos por muchos de ustedes. En el panel anterior pudimos compartir, -y me pareció muy acertada- la rica exposición que se hizo sobre el contexto que caracteriza el mundo que hoy estamos viviendo. Creo que hay muchos momentos cotidianos en los que uno siente que es una especie en extinción. Hay otros momentos en los que nos sentimos comunidad, y recobramos el valor, confirmando nuestras opciones, nuestra fe, nuestra convicción profunda. Hay que ser pacientes y sabios. A veces nos sentimos pocos, pero lo que importa no es la cantidad. En símbolos que compartimos: ¿cuánta sal y cuánta levadura es necesaria para transformar la masa? Queda claro que no es un tema de cantidad, pero a veces el número nos afecta, sentirnos pocos nos desanima... Cuando tenemos nuestros momentos de debilidad, necesitamos buscar respuestas juntos. Precisamente de eso se trata este encuentro, de revitalizarnos y hacer una buena lectura comunitaria de los signos de los tiempos. Algunos rasgos distintivos de nuestra institución hoy: la Institución Teresiana acaba de celebrar su centenario. Comparados con algunos de ustedes somos muy jóvenes, comparados con otros ya somos medio “viejos”. Cada uno de los movimientos ha ido buscando sus propias respuestas en distintos lugares y nos va invitando a que encontrar nuestro lugar personal en aquella organización a la que nos sintamos más adheridos para participar en forma orgánica, para construir nuestra comunidad. En el caso de la Institución Teresiana (I.T), la invitación es a vivir una espiritualidad de encarnación, se trata de estar en la vida cotidiana tratando de hacer carne lo que uno siente que son las búsquedas y las respuestas personales y colectivas para construir el Reino en cada uno de los lugares que habitamos, en cada “aquí y ahora”, desde la fe. La I. T. surge con Pedro Poveda en tiempos difíciles, la España de la Guerra Civil. Vemos que cada generación siente como difíciles los tiempos que le toca vivir, por diferentes características, pero, fundamentalmente, porque es SU historia. Como los primeros cristianos, -que es algo que nos inspira mucho-, el desafío es vivir la fraternidad desde nuestros desafíos cotidianos: en el trabajo, la familia, el barrio. Somos laicos: somos hombres y mujeres, y tenemos una asociación con diferentes modalidades de compromiso, donde todos sentimos la misma vocación. Nuestro llamado es a unir fuerzas en una tarea socio educativa, lo que supone descubrir que todas las personas somos educadoras, más allá de que algunas lo seamos, además, profesionalmente, entendemos que en el mismo

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momento en que educamos nos estamos desarrollando todos. Poveda dice que este es el mejor “negocio” de la vida: crecer y educar/nos humanizándonos, y en eso está nuestro mayor empeño. Fe, cultura y justicia es el desafío más grande. Poner en diálogo la fe con las diferentes culturas. Es una institución que está presente en 30 países con realidades muy diferentes y en cada una tiene que encontrar y construir en una voz plural, la respuesta adecuada, tratando de construir un mundo más justo y fraterno en cada una de esas sociedades. Elevar la condición humana y social mediante la educación y la cultura e inspirar a todos para comprometerse como co-creadores de Dios. “Toda de Dios y eminentemente humana” como dice Poveda refiriéndose a Santa Teresa, confirmando esa tensión diaria que también nosotros vivimos. Cuando nos damos cuenta que no somos muchos, y cuando uno se plantea una acción que es, ¡ni más ni menos!, que colaborar en la construcción del Reino, se siente muy poquita cosa... Descubrimos allí la importancia que tiene la comunidad. Todos los planteos que nos hacemos para cada trienio o para un sexenio se hacen desde una triple dimensión: 1- el compromiso personal, en primera persona, con estas características y prioridades que nos estamos dando, que varían en cada momento histórico; 2- ubicado en el grupo al que cada uno de nosotros integra como comunidad más inmediata y también la asociación en la que está; y 3- desde el punto de vista más amplio también formando parte de la Iglesia, a nivel local y universal, dentro de una sociedad más amplia y plural a la que pertenecemos todos. Para facilitar el compromiso, por un lado hablamos de estructuras de apoyo que nos ayudan a concretar lo que vimos que es nuestra misión de todos los días. Una misión que -no hace falta que les explique-, como laicos que somos todos, se vive con la tensión de distribuir los tiempos entre la familia, la tarea propia, la que uno tiene ganas de hacer, la que uno está obligado a hacer, la que uno siente que tiene que hacer porque es lo que se espera, en función de los intereses personales y también de los intereses colectivos. A esa tensión de la que se hablaba hoy, entre lo visible y lo no visible, el ad intra y el ad extra, la misión hacia afuera y el sostén hacia adentro, yo le agrego la tensión entre lo que uno desea y lo que uno puede, entre lo que uno concreta y lo que uno aspira, para lo cual siempre el trabajo con otros es un aliciente, porque multiplicamos fuerzas, porque generamos sinergias, porque tejemos redes (como se expresó en el símbolo de la institución para esta Jornada). Dentro de estas estructuras de apoyo entonces, están: las de contenido, las de fondo, y las de organización. Las estructuras de apoyo son las que nos permiten mantenernos firmes, coherentes. No le tengo miedo a la palabra coherencia, aunque es muy difícil de concretar, pero me parece que es bueno explicitarlo y decirlo, porque justamente uno es testigo con lo que vive, si no el discurso se va vaciando… La Iglesia invita, pero también podemos todos nosotros atestiguar con la vida cristiana cuál es esa invitación que hacemos, qué alcance concreto tiene. Les cuento brevemente cómo nos organizamos nosotros. Podemos ser miembros de la IT o integrar el movimiento. Una posibilidad es tener una presencia en una obra corporativa, por ejemplo trabajar en un colegio que es de I. T., allí la misión es más explícita. Otra opción es tener una presencia individual en el lugar de misión, quiere decir por ejemplo si soy docente y trabajo en un liceo que no es de la I.T. Yo no me quito mi espiritualidad, va conmigo, está encarnada, la llevo dentro, pero en esos lugares en que puedo sentirme más en solitario, no dejo de tener la presencia institucional, y el respaldo de mi comunidad, que, de alguna forma me está enviando para una tarea que nos excede, y que no es solamente grupal: es de Dios. Somos siempre instrumentos. También está la posibilidad de participar del Movimiento que

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genera la Institución. Es el apoyo del conjunto de personas que acompañan esta forma de manifestar el carisma de Poveda y nuestra misión viviendo un compromiso no formalizado. Nos organizamos en grupos que aspiran a ser comunidades, y tenemos reuniones periódicas. Estas reuniones de oración, reflexión, formación y celebración, suponen preparación, que va rotando entre los distintos integrantes. Tenemos una participación eclesial importante, quienes nos conocen saben que somos pocos, pero tratamos de estar en todos los espacios en que la Iglesia nos necesita y eso supone multiplicarnos de la forma que mejor podamos. También en ese sentido apelamos a lo colectivo, según afinidades y posibilidades. Son una cantidad de elementos, estoy marcando sólo algunos. Nosotros tenemos nuestras reuniones por asociación y tenemos también asambleas a nivel de país y asambleas a nivel mundial. Allí se fijaron las grandes líneas del sexenio participativamente, y se definieron estos tres niveles de misión:

Cada una de estas líneas se va concretando en objetivos y para cada objetivo van algunos subrayados en cada país (para facilitar la contextualización local). La única forma en que nosotros podemos ir completando lo que aspiramos es pasando de la formulación, de la inspiración que tenemos, a las concreciones. Para eso fijamos y definimos indicadores también. La espiritualidad no está reñida con la operatividad. Hay mucho por hacer! A veces en la Iglesia, como laicos, en esta hora con tantos ataques que recibimos desde fuera y nuestra mirada también crítica desde dentro, nos gana el pesimismo… Por eso tenemos que responder al pesimismo globalizado con la fuerza de convicción que nos dan las obras concretas, los signos, las evidencias que hacen visible el Reino en personas, gestos y obras hoy. Responder con un optimismo localizado, que es realista. No puedo transformar el mundo entero. Sólo puedo transformar hasta donde llego, en eso está el compromiso de cada uno de nosotros, el compromiso eclesial de Institución y el compromiso de cada uno de los miembros

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que la sostiene Poveda nos exhorta a mantener la fe, y nos dice “Ante todo con paz, sin precipitaciones, conscientes de que la obra es de Dios y no nuestra”. Esto me resuena en primera persona, a veces me gana la ansiedad y me gustaría que las cosas fueran más rápido, pero están en manos de Dios y en él confío. Para cerrar simplemente elegimos tres frases que a nosotros nos resultan muy inspiradoras: “Con la mente y el corazón en el momento presente”. Tengo muchas cosas, familia, trabajo, pero ahora estoy acá al 100% acá y después en otra actividad también al 100%. En la que me toca en cada momento: estar al 100%. No puedo estar en todo, ni puedo estar a un 10%, pensando en otra cosa. Intento estar presente con el corazón y con la mente en lo que me toca estar. “Empecemos haciendo…” Porque no es cuestión solo de esperar, solo de sentir o de estar convencido o de tener muchísima fe, es aquello de “A Dios rogando y con el mazo dando”, un compromiso activo, porque hay tareas para hacer. “Aquí cada uno tiene su sitio, su lugar y su responsabilidad” Vale para nuestra institución y vale para cada uno de los grupos que están presentes acá, cada uno está haciendo todo lo que puede, se trata de encontrarnos, reconocernos y compartir todo lo bueno que hacemos.

2. ASOCIACIÓN FAMILIA ESPIRTUAL DE CARLOS DE FOUCAULD. RAQUEL PÉREZ

Participamos en este coloquio dos fraternidades de la Familia Espiritual de Carlos de Foucauld con presencia en los cinco continentes, laicas con compromiso de celibato de la Fraternidad Carlos de Foucauld y también laicos de la Fraternidad Secular C de F. Pretendemos seguir a Jesús inspirados por las intuiciones de Carlos de F., nacido en 1858, en una época muy difícil, más difícil tal vez que la nuestra para la Iglesia que estaba entonces inmersa en una dura confrontación con la modernidad y sus cambios. Originario de una familia privilegiada socialmente, quedó huérfano desde niño, tuvo una juventud desorientada y descreída, fue militar y explorador. Conoció la solidaridad de sus camaradas, y también la hospitalidad y la fe de judíos y musulmanes. El ejemplo de esa fe lo fue acercando a la conversión, a la que llegó como respuesta a su oración insistente dirigida a Dios: “Si existes, haz que crea”. Nosotros, integrantes de las fraternidades, también llegamos a la fe por distintos caminos y somos conscientes de lo que nos decía Ismael Ribas: “La fe es un don de Dios .Hay que dar gracias por el don de la fe”. Vivimos en una sociedad secularizada donde los no creyentes son compañeros de camino que no muestran hostilidad generalmente, sino indiferencia, hacia la fe. El misterio de Nazaret fue el centro de la espiritualidad del H.C. Buscó un contacto familiar y estrecho con Jesús, Dios hecho hombre, a través del Evangelio, la Eucaristía, la pobreza expresada fundamentalmente en el trabajo de sus manos y se esforzó por llegar a ser un “verdadero hermano Universal”. Quiso “Gritar el Evangelio con su Vida” y dar testimonio de la bondad de Dios. El hermano Carlos no encaró su misión con ansiedad. Era consciente de que estaba preparando un terreno que tal vez no daría fruto en muchos años. “Yo no estoy aquí para

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convertir a los tuaregs, sino para comprenderlos, escribió a un amigo, Usted es protestante, Teissère es incrédulo, los tuaregs son musulmanes, yo estoy persuadido que Dios nos acogerá a todos si nos lo merecemos”. Tuvo una idea clara de la función que podían asumir los laicos en favor de los pueblos con los que estaba en contacto. Se refirió varias veces a los aportes positivos que debían tener los laicos y recordó a aquel matrimonio integrado por Aquila y Priscila, que colaboró en la predicación de San Pablo, en los albores de la fe. Le escribió a Luis Massignon, el orientalista con quien estuvo en contacto, aconsejándole que asumiera las responsabilidades para las que estaba preparado como laico: “Dios no permitirá que todos los que lo aman de todo corazón entren en la vida religiosa.” En el correr de su vida planificó cuidadosamente la organización de comunidades religiosas que aspiraba a fundar, pero terminó promoviendo la creación de una especie de cofradía que vino a resultar algo así como la prehistoria de nuestra fraternidad Secular. Nuestros grupos también quieren Gritar el Evangelio con la vida e intentan consolidarse como comunidades de las que se pueda decir “miren cómo se aman”. Caminar en la fe supone un “programa de vida”, según la expresión de Pablo VI en la Evangeli Nuntiandi. Este programa se debe bajar (apelamos a la nueva carga del significado que esta verbo presta a la informática) en comunidad, generando espacios de fraternidad, sin ninguna repugnancia al mundo, mundo que ama el Padre. Dice uno de nosotros: “Tengo muchos hermanos de Fraternidad, y en la vida eclesial, que siento a mi lado permanentemente y me ayudan a vivir mi vocación, estar presente en la vida de todos y servir en lo que pueda , por más simple que sea...Depende de nosotros buscar lo que se puede hacer alimentándonos con la fe compartida en grupos.” Otra hermana dice: “Apoyados en la vida de la fraternidad, la Revisión de vida y la adoración, podemos volcarnos a compartir en la Parroquia comunidades de Base y grupos de servicio. También la fraternidad nos impulsa a integrar organizaciones barriales, como las que apoyan a víctimas de abuso o escuchan a persona con adiciones”. Nos comunicamos en mayor o menor grado entre los distintos grupos, en Montevideo, en el interior o en el exterior, con reuniones a veces, o por escrito, o por teléfono. Hay uno de nuestros hermanos, en especial, que no deja pasar aniversario, celebración o dificultad de los integrantes de la fraternidad, sin acercarse aunque sea con una llamada Quisiéramos acercarnos a todo ser humano con delicadeza y respeto recordando, la imagen con que se refería a ese acercamiento, la hermanita Magdalena (fundadora de una de las fraternidades religiosas) : “Cuando se acerquen al otro, háganlo como si estuvieran descalzos, pisando tierra sagrada “. La oración, especialmente la adoración eucarística es elemento fundamental en nuestras fraternidades, así dicen algunos de nosotros: “La vocación contemplativa me lleva a hacer experiencia de Dios, mirar las cosas, la vida y los acontecimientos como Él los ve. El silencio….es fundamental para mi equilibrio”; “trato de tener a Dios presente en todo momento y estar atenta a las Escrituras.” Todos hemos tratado de vivir nuestra fe en la vida cotidiana, en el trabajo, en la familia. Una de nosotros, que trabaja en una escuela de discapacitados nos contaba que había visto como una manifestación de Dios, el encuentro con un chico con síndrome de Down de la escuela, que se señaló a sí mismo y la señalaba a ella, diciendo con dificultad: ”Hermanos”

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Algunos de nosotros hemos sentido la necesidad de profundizar nuestra fe en distintos grupos o en un estudio más formal. Hay quien además de otras tareas de promoción de comunidades, tiene responsabilidad en el boletín internacional de su grupo y en una revista. Quien ha recibido un don, ha de desarrollarlo y ponerlo a disposición de los demás. Muchos de nosotros ya hemos vivido, con altibajos, más de 50 años de fraternidad. Dice una compañera que se inició en la fraternidad en los años 60: Trato de vivir mi testimonio evangélico en las distintas oportunidades que se me presentan en el día a día, con las varias personas que trato. La vida me ha cambiado con los años. Mientras trabajé, volqué todo mi amor en mi lugar de trabajo. Sobrellevé distintas enfermedades y el Señor me fortaleció siempre. Formé una familia con 5 hijos y un marido que siempre me entendió. Ahora, sin él, me es más difícil vivir mi vocación de servicio. Mi grupo de fraternidad ha sido siempre mi referente. Tengo 75 años El grupo marcó nuestras vidas. Hoy tenemos dificultades para reunirnos. Algunos ya no están, y eso lo sentimos, pero tratamos siempre de que el hermano Carlos nos siga convocando. Es importante el encuentro con los otros grupos. Evidentemente el Señor está atrás de todo esto y lo poquito o lo mucho de cada uno, nos nutre y enriquece Pasamos dificultades, momentos de desánimo, de cansancio, de desorientación frente a situaciones que no entendemos. “A veces las exigencias familiares a causa de la enfermedad, me desgastan, pero trato de vivir cada día y después del descanso de la noche, otro día me abre a la vida, a la lucha diaria”. Las fraternidades se enfrentan al problema de la vejez, la enfermedad y el alejamiento forzoso de algunos hermanos. Hay dificultades para reunirse, sobre cuando hay miembros de más edad. Hemos despedido hermanos muy queridos y hemos aceptado la debilidad y la necesidad de aceptar la ayuda. Somos conscientes de que no alcanza con saber dar, tenemos que aprender a recibir, identificándonos humildemente con aquellos que alguna vez ayudamos. No queremos desmayar en la esperanza, somos conscientes de que, cada uno de nosotros, con su vocación personal como laico, tiene que colaborar en la construcción del Reino, caminando junto a otros hombres de buena voluntad que también son inspirados por Espíritu Santo.

3. PRESENTACIÓN DE CVX. ÁLVARO BANDA Y SOFÍA BERGERET (Álvaro) Nuestro testimonio lo vamos a enmarcar en nuestra realidad concreta por eso vamos a presentarnos, somos Sofía y Álvaro. Sofía es médico de familia, yo soy ingeniero, somos un matrimonio desde hace un poco más de diez años, tenemos tres hijos Alejandro, Juan Pablo y Milagros de 7, 5 y 2 años. Hace unos 17 años que estamos en la Comunidad de Vida Cristiana. Es una comunidad que existe a nivel mundial, aquí en Uruguay está conformada por unas 300 personas, que nos reunimos en pequeños grupos. Dependiendo de cada comunidad, varía desde seis miembros, a doce, trece o catorce miembros, según el grupo y cómo se va desarrollando su historia. Dividimos nuestro pequeño testimonio en las tres preguntas que nos propusieron, hablando desde lo personal pero también en representación de la comunidad:

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¿cómo vivimos nuestra fe en esta realidad?

¿cómo testimoniamos nuestra fe?

¿qué dificultades tenemos? y ¿cómo superarlas? ¿Cómo vivimos nuestra fe en esta realidad? Nosotros como miembros de esta comunidad buscamos dar sentido apostólico a las ocupaciones de la vida diaria, a través de la oración frecuente, la participación en los sacramentos, la vida comunitaria y la participación en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, que son un instrumento esencial de nuestra espiritualidad. Buscamos hallar la voluntad de Dios para cada uno con una opción preferencial por los pobres, que en la mayoría de los casos es una opción personal, pero también hay miembros de la comunidad nacional que realizan actividades apostólicas en forma grupal. En especial, hace unos 10 años funciona un Taller Infantil en el barrio Villa Española que es llevado adelante por la CVX como institución, con miembros especialmente dedicados a esa actividad. Buscamos ser contemplativos en la acción, inspirados en San Ignacio. Esto hace referencia a la importancia de la oración frecuente para lograr que Cristo sea el centro de nuestras vidas y que vivamos nuestras tareas cotidianas según los valores humanos y evangélicos esenciales para la dignidad de la persona, el bienestar de la familia y la sociedad en general. Intentamos tener un estilo de vida sencillo que nos permita una mayor disponibilidad al llamado que Cristo nos hace para la misión. (Sofía) ¿Cómo testimoniamos nuestra fe? Buscamos ser signos de esperanza y defensores de la justicia, trabajando con amor en los ámbitos en los cuales participamos: -En el trabajo de cada uno buscando el mayor bien. Muchos de los miembros somos profesionales insertos en diferentes ocupaciones, tratando de generar esperanza, defender la justicia y trabajar con amor -Desde lo familiar: Muchos de nosotros tenemos hijos chicos pero también hay gente que tiene hijos más grandes y es lindo ver las distintas formas como cada uno ha ido buscando que su familia sea un lugar en que esté vivo el amor de Dios desde lo pequeño. Llevando las tensiones como mencionaba Isabel que generan los tiempos dedicados al trabajo, a nuestros niños, tratando de dejar de lado otras preocupaciones y en ese tiempo estar realmente con ellos, y todas las demás tensiones que no dan diez minutos para contar… - En la sociedad: Hay algunas personas que por su ocupación tienen una voz en el ámbito político o en instituciones desde las cuales se plantean transformar la sociedad de una forma más amplia, haciéndolo con esta mismo idea de trasmitir esperanza, de extender la justicia, de trabajar con amor. - También con las amistades, en los ámbitos en que nos movemos fuera de la Iglesia a través del testimonio de los valores cristianos - En las comunidades que son nuestro centro de apoyo para nuestra vida de oración, para revisar la vida, donde nos vamos nutriendo y viendo los aspectos de la vida de cada uno desde

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los ojos de la fe. Nos ayudamos en el acompañamiento mutuo, el discernimiento en las tareas de cada uno en lo personal y en lo comunitario. Todas las comunidades son distintas pero todas estamos en ese mismo plan de tratar de que nuestra vida sea iluminada por la fe. También tenemos instancias de comunidad nacional, en las asambleas y en otras actividades. El año pasado empezamos a trabajar más en los temas de la familia, al ver que muchos de nosotros estábamos con las tensiones de la vida familiar y organizamos actividades sobre estas temáticas. También hay actividades de formación, de oración más generales. ¿Qué dificultades tenemos? y ¿cómo superarlas? Con respecto a las dificultades que encontramos, pensamos particularmente en dos. No sabíamos que era lo que iba a surgir de los planteos de todos los grupos convocados, pero tienen mucho que ver con lo que estuvimos hablando. 1. Una gran dificultad que notamos algunos miembros es la de ser explícitos sobre nuestra fe,

esto de la visibilidad.

Trabajamos en lo personal en distintos ámbitos, a veces tal vez se nota que somos cristianos, pero nos resulta difícil decir que el motivo de nuestra esperanza es Dios, que Él le da sentido a lo que hacemos. Pensábamos con Álvaro cuáles son las razones, y nos surgía que tal vez el rechazo que algunas veces genera hablar sobre la fe; o la idea de que la fe es un don, entonces no hay que decirlo mucho porque si el otro no lo tiene como que no depende sólo de él; o por humildad… Nos ayuda a superar esta dificultad el mencionar que participamos en una comunidad. A veces en los trabajos o con otros amigos contamos que integramos un grupo de oración, de encuentro, y eso nos abre una oportunidad para hablar del tema. Con otras personas del entorno o de la familia, al hablar de la educación de los niños, cuando mencionamos que los bautizamos, que van a un colegio católico, también nos permite hablar el tema. Como comunidad nos ha ayudado hacernos cargo de una de las Misas dominicales de la parroquia del Sagrado Corazón, el Seminario, eso nos da un poco de visibilidad. Antes hacíamos las Misas de la comunidad de forma cerrada y hace ya como diez años decidimos abrirlas a la Parroquia con este fin. Esas Misas nos permiten encontrarnos nosotros como comunidad nacional y además integrar a otra gente, invitar a participar en la CVX, en actividades formativas, en los ejercicios espirituales. Lo intentamos también en el trabajo de cada uno. Me tocó hablar a mí, y desde la medicina es algo que me resulta difícil, pero he ido incursionando tímidamente en hablar de las creencias a los pacientes, en preguntar por ejemplo a pacientes con enfermedades terminales sobre la creencia en la vida después de la muerte, si tienen fe, si participan en alguna comunidad. En personas que enfrentan situaciones muy difíciles, - yo trabajo sobre todo en Salud Pública - uno ve esa realidad de gente que viviendo situaciones terribles sigue haciendo las cosas con amor, a veces es posible hablar de lo que da sentido a sus vidas. Me resulta muy difícil, lo he ido haciendo de a poco, pero uno se da cuenta que la persona que tiene fe, tiene muchas más chances de estar bien, tiene como esa protección.

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2. La otra dificultad que queríamos compartir, un poco más brevemente por falta de tiempo, es a nivel de la Comunidad Nacional, y está vinculada al ingreso a CVX. Hace unos años notamos que precisamos una mayor apertura a integrar personas que no salen del Colegio Seminario, que es de donde originalmente provienen la mayoría de nuestros miembros. En esto de dar testimonio, estamos intentando favorecer que otras personas ingresen a la CVX de otras formas, invitando a grupos parroquiales, a los que participaron en Ejercicios, etc.

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B. SINTESIS RELATORIAS SUBGRUPOS. ¿CÓMO VIVIMOS Y TESTIMONIAMOS NUESTRA FE EN ESTA REALIDAD? Introducción La primera instancia de intercambio grupal se centró principalmente en el conocimiento mutuo y permitió visualizar la diversidad de experiencias, miradas y preocupaciones y esperanzas de los participantes. Como introducción a los ítems en que se agrupan los aportes planteados por los diversos grupos, comenzamos recogiendo los párrafos iniciales incluidos por las Relatoras de dos de ellos. “En el grupo se manifiesta sorpresa y alegría porque los testimonios planteados en la mañana (en los paneles) fueron variados y pintan la realidad montevideana – uruguaya del laicado. Es un fiel reflejo, variado y rico. Nos sentimos representados” “La riqueza de las reflexiones compartidas en el subgrupo es fruto no sólo del compromiso de vida y experiencia de fe comunitaria y fraterna en donde Dios es el centro y alimento para transmitir en el mundo su mensaje, sino que también fueron expresiones y sentimientos animados por el Espíritu Santo, que sentimos presente en el Coloquio” Testimonios de diversas experiencias a nivel personal y comunitario Se compartieron en los grupos muy diversas experiencias de vida, historias personales y comunitarias, ámbitos de inserción, modalidades de compromiso en la sociedad y a la interna de la Iglesia, caminos recorridos, búsquedas, frustraciones, alegrías, temores y esperanzas. Algunos pertenecen a pequeñas comunidades, otros están insertos en movimientos con carismas específicos, numerosos o pequeños, con larga tradición o recientes, con presencia internacional o no. “Pertenezco a un grupo que comenzó como una comunidad de base, originado a partir de reuniones de padres….” “Soy fanática de las comunidades eclesiales de base, son lo máximo que viví en mi vida como cristiana” Otros viven una fuerte experiencia de inserción en un ámbito barrial y allí buscan expresar su vida y su fe. En algunos casos (ADSIS) comparten la experiencia laicos y sacerdotes. “Mi compromiso se inició en el Movimiento Familiar Cristiano. Poco a poco nos fuimos abriendo a diversas realidades y situaciones” Integrantes de un grupo que congrega divorciados en nueva unión expresan: “Nosotros también somos Iglesia, nos reunimos, vivimos y compartimos nuestra fe” Como comunidades de vida se definen las que forman parte de CVX, “la formación y la reflexión son parte pero lo principal es acompañar la vida misma de cada integrante, la vida pasa por la comunidad y la comunidad por la vida. Se comparte una vocación y una misión que se plasma en diversos caminos individuales y también comunitarios. La realización de ejercicios espirituales alimenta la espiritualidad ignaciana.”

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En varios ámbitos funcionan grupos de reflexión que buscan profundizar la fe a partir del Ver, Juzgar, Actuar, y apoyarse mutuamente en su inserción en el ámbito por el que cada uno ha optado. Algunos de los asistentes pertenecen a una comunidad de inspiración Capuchina, “ se formó hace muchos años, en el período de dictadura últimamente se reagrupó.” Otros se alimentan de la espiritualidad Franciscana. “La proyección hacia los más pobres se da desde la tarea de cada uno. Comparten la vida, son más que hermanos”. Mencionan dificultades para transmitir su experiencia a los hijos, a los nietos. En las Fraternidades Dominicas, “el proceso de integración implica 1 año de acompañamiento, al cabo del mismo las primeras promesas, luego votos por 3 años más y por último los votos definitivos. Existen laicos pero también frailes, monjas de clausura y hermanos…. Las reuniones se basan en la oración (orar con el diario y con la Biblia) y luego en buscar la verdad a través del estudio (no sólo teológico sino también sociológico, etc.).También se da un compartir la vida. Hoy las fraternidades están envejecidas, existe dificultad para atraer a los jóvenes.” “Los grupos que vivimos muy de cerca el Vaticano II salimos con un entusiasmo tremendo. Se impulsó la pastoral de conjunto, los grupos de revisión de vida, el compromiso con la transformación social, la búsqueda por integrar la fe y la vida.” En el período de dictadura muchas de estas experiencias se vieron cortadas, ha resultado difícil recuperar vínculos intergeneracionales. “Me apoyo en la profundización de mi fe en diferentes grupos en los que participo en Parroquia Universitaria; en Amerindia, en el MAGIS IV donde estudiamos teología en grupo, desde hace casi 4 años. Toda la vida seguimos buscando: ¿dónde podemos ser útiles en la construcción de una sociedad mejor? Diferentes opciones conformaron nuestro camino lleno de luces y sombras, de certezas e incertidumbres, de coherencias e incoherencias” Laicos de la familia salesiana se identifican como seguidores de Jesús, algunos dedicados a la oración y la contemplación, otros asumiendo compromisos con la realidad concreta y dando testimonio de su fe. Otros grupos son principalmente centros de estudio, formación y difusión, que realizan conferencias, cursos, talleres o elaboran de revistas y boletines para alimentar la reflexión y la comunicación. Algunos en áreas específicas o en temas generales, de actualidad. (Cedidosc, Umbrales, Misión, Revista Obsur) En algunos grupos destacaron la diferencia entre estar solos como grupo o comunidades y pertenecer a movimientos más amplios, la dificultad que se siente al estar aislados y no encontrar espacios para una inserción más plena en la comunidad eclesial. No siempre en las Parroquias se encuentran estos espacios. “Sentimiento de vivir en soledad nuestra fe” “La fe la vivo en la realidad, con mis hermanos y si no es así, mi vida no tiene sentido. Siento la carencia de tener un grupo más amplio que el grupo de reflexión que integro. Vine porque necesito participar en esta instancia de alimentación y debate. Es necesario generar encuentros con otros, redes, para “alimentarnos”, para buscar cómo vivir la fe en los diferentes lugares para que podamos construir un mundo mejor.” Relación laicos/ presbíteros

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Se reconoce la importancia del apoyo recibido por los sacerdotes que acompañan y han acompañado a estos grupos. Se problematiza a la vez la cuestión del rol específico de los laicos. “Tenemos que descubrir cuál es nuestro rol que no es del todo claro, nos cuesta tomar conciencia de cuál es nuestra función, es uno de los objetivos de este Coloquio” “En la Iglesia primitiva, se hablaba de los cristianos, no sólo como “los del camino”, sino también como “santos” y la separación entre clérigos y laicos se fue haciendo cada vez más tajante”, reflexionó un participante en uno de los grupos. “En el concilio se menciona muy poco a los laicos” se plantea en otro grupo. “ Uno de los temas sobre los que se reflexionó la relación laicos –clero. Se necesita el adentro y el afuera, pero la Iglesia está al servició de la misión que es afuera. Pero parece que muchas veces los laicos están al servicio de la Iglesia para que funcionen sus estructuras” “Dificultad de los laicos para asumir roles protagónicos en la Iglesia” La relación intergeneracional Un tema presente en los grupos y en varios momentos de la reflexión del Coloquio, fue el de la presencia y relación entre diversas generaciones. “Se plantea como tensión la presencia-ausencia de jóvenes en el encuentro y en las realidades eclesiales en general”. “Sentí que la mayoría de los presentes somos “mayores” (40, 50 y más años )” Se discute sobre quiénes son los jóvenes. “En este encuentro hay bastante gente joven ¿a qué llamamos jóvenes?” “Se cuestiona como autocrítica el grado de apertura que tenemos y el uso de expresiones verbales y celebrativas que incluyen o excluyen la presencia juvenil”. “El vacío de presencia que luego se adjudica a los jóvenes, es expresión de la dificultad de asumir “lo diferente”.” “Aspectos celebrativos y de códigos como expresiones de una Iglesia “vieja” Los que vamos quedando de esa “vieja iglesia” intelectualizamos demasiado, nos quedamos atrás en aspectos celebrativos, la gente joven se engancha con expresiones más celebrativas, las iglesias permanecen cerradas, es muy difícil abrirnos” “Se reconoce en los jóvenes católicos o no, una mayor libertad para expresarse, más apertura a la diversidad y respeto de los derechos humanos” “Se visualiza una nueva generación. No sirve poner vino nuevo en vasijas viejas…con recetas viejas que nos han llevado a donde estamos.” “¿COMO? ser propositivos porque tenemos un mensaje de salvación en todos los planos” Vivencia de la fe y testimonio “La Iglesia está pasando por un momento con una interna difícil y no se aborda en forma clara la diferencia entre FE y RELIGION.” “La religión, construcción del hombre, no es lo mismo que la FE. La historia de la Iglesia es un peso que tenemos sobre los hombros, especialmente por todo aquello que se hizo en nombre de la evangelización como excusa.”

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“La vivencia de la fe es algo muy simple para esta generación, no hablamos de Dios porque vivimos de otra forma” “La fe es esperanza y amor frente a un proceso de globalización, y para una sola humanidad. Las respuestas hoy son locales, se podría hablar de “UN PESIMISMO GLOBALIZADO Y UN OPTIMISMO LOCALIZADO”. “Existen señales y ellas denotan una historia que va hacia el Reino y el Amor” “En este encuentro debieron estar presentes laicos de otras Iglesias, lamentamos su ausencia”. “Venimos de una era de cristiandad y aún nos cuesta superar el eclesiocentrismo: pensamos que debe ser dar a otros lo que no tienen. Sin embargo, el Reino está en la humanidad, la misión no es hacer cristianos sino hacer que la gente descubra su dimensión y misión humana y que busque su propio camino de humanización, y tal vez de fe. Ver y anunciar lo que otros hacen, lo fermental, más allá de la presencia eclesial.” “También debemos superar el triunfalismo y la idea de una Iglesia “oficialista” que tuvimos aquí luego del Concilio. Esa historia tiene mucho peso en las generaciones nuestras, esperamos que nos cambien el obispo, el papa… Esa visión nos hace o nos hizo pasivos: se congeló la reflexión de los laicos en la Iglesia, fruto del invierno eclesial y también de nuestra cultura e idiosincrasia (esperar de arriba, del Estado).” “Seguimos siendo la Iglesia de arriba hacia abajo” “Me convertí a la fe en el 54, yo le pedía a Dios que bendijera mis planes…( hoy tengo claro que ) convertirme es descubrir su plan para conmigo.” “Debo transformar el lugar donde estoy. Es la potencia de la misión evangelizadora, el testimonio y la espiritualidad. Sintamos la riqueza en la diversidad.” “Valoramos, rescatamos nuestra vivencia comunitaria en los grupos de referencia.” “Vivencia de un Dios “Bueno” y presente, no castigador” Dificultades para el anuncio explícito de la fe En varios grupos se plantearon dificultades que encontramos para anunciar de modo explícito nuestra fe. “Nuestro país valora la laicidad… esto puede ser una dificultad” “Nos preguntamos: ¿Cuál es el motivo de fondo por el cual no explicitamos nuestro testimonio? ¿Temor? … ?” “No es “natural” decir implícito/explicito se debe practicar la síntesis “fe – vida”. “Realmente, llama la atención la “falta de Dios” en el discurso” “Los uruguayos son muy intelectualizados y les cuesta decir que son cristianos, cuesta el anuncio explícito.” Algunos concluyen a partir de su experiencia que: “En los pueblos del interior parece que es más fácil hacer el anuncio en comunión con lo que es el pueblo de Dios” “En las acciones se traduce lo que somos y que tenemos que contagiar a los demás. Compartir lo que nos conmueve. Para ser personas necesitamos del otro.” “Los laicos somos iglesia. Es una experiencia de enriquecimiento muy grande. Hay que encontrar la manera de ver a Jesús en el otro.”

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“A veces nos avergonzamos de expresar lo que sentimos o creemos. Es importante compartir con el otro”. “Las dificultades que señalamos pueden estar en el imaginario colectivo como ser apreciaciones de la jerarquía que finalmente nos limitan.” Visiblidad/ Invisibilidad La mayor parte de las relatorías incluye consideraciones en relación a este aspecto. “La principal preocupación manifestada en distintas intervenciones fue el tema: Visibilidad-invisibilidad, vivencia explícita o implícita de la fe. La mayoría pareció inclinarse –varios de manera muy afirmativa- por la opinión de hacer explícita nuestra condición de cristianos/as, siendo atentos en la “escucha” y en el compartir explícitamente el amor de Dios con los otros”. “Se señaló también que generalmente se atribuye a los católicos una posición similar a la expresada “oficialmente” por las autoridades. Sin embargo existen experiencias vividas respecto a la “sorpresa” que se causa cuando las opiniones vertidas por los laicos/as no coinciden con las atribuidas mayoritariamente a los católicos. Situación ésta que –se entiende- ha sido influida por el hecho de vivir en una sociedad secularizada, en la cual mucha gente -aun declarándose cristiana- no comparte argumentaciones o prácticas aconsejadas por las autoridades eclesiales. Si bien en la primera mitad del siglo pasado existieron organismos rotulados como católicos en distintos ámbitos (salud, prensa, partido político, etc.), eso fue variando hacia una orientación de trabajo conjunto entre cristianos y no cristianos, afianzando la secularización existente. De ahí se va profundizando que lo que importa esencialmente es el testimonio de vida que se da en lo cotidiano”. Asimismo, algunos integrantes señalaron que “sienten impedimentos en explicitar la fe”, o que “se encuentran en búsqueda de canales de expresión de su vida cristiana”. “Se planteó un intercambio sobre la importancia del testimonio, la necesidad de la visibilidad e invisibilidad de los cristianos en los diferentes lugares donde actuamos. Se esbozaron puntos de vista diferentes, sobre la forma de presencia entre los que más lo necesitan” “Por un lado, aquellos que consideran necesario una presencia más explícita con voz y dando razón de su fe, por el otro, se señala el cambio de coordenadas, dar el testimonio en otro sentido. No es decir, es más que eso, es el reconocimiento. Aprender a ser más flexibles sobre lo que esperamos de lo que somos. No apropiarnos del Mensaje, los cristianos somos instrumentos. No podemos decir “no doy la talla” porque sabemos que el Amor en el principio y por siempre es quien nos construye. Consideran que al ser muy celosos del espacio, es una limitante y que cada católico constituye un aporte no el todo.” “Se señala también que el peso de la religión ha hecho que los sacerdotes asuman roles de los laicos, reivindicando la necesidad de una iglesia más participativa, ya que todos somos iglesia.” “También se abordó el tema de la coherencia en casa, en la vida familiar o en la vida pública. Dificultades por el peso de reglas y dogmas que no tienen para la mayoría vigencia.” “En cuanto si hacer explícita o no mi fe, había quienes consideraban que es necesario hacerla explícita, que es una manera de identificarnos y una tarea propia del ser cristiano. Pero

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también se lo veía como un riesgo, que se ve a veces en los movimientos o grupos, el de “hacer una iglesia propia”. Entre quienes integrábamos éste grupo, había quienes hacían explícita su fe en el ámbito laboral y/o vecinos, otros coincidían que aunque no se explicitara (a veces por vergüenza en un país tan laico), termina dándose un reconocimiento por parte del otro, se da cuenta que yo soy cristiano, por mis actitudes, el compromiso con mi trabajo y con los demás, etc. Se reconoció la importancia de apostar a abrir mi fe en la comunidad y la convivencia en la fraternidad. En la importancia de descubrir a Dios en nuestras vidas, en el compromiso, el amor y la responsabilidad con mi familia, mi trabajo, los otros, y la sociedad en general.” Desde donde se explicita? “La experiencia comunitaria aparece como fundamental para expresar mi Fe. Se critica un discurso hacia afuera de la Institución eclesial cargado de mensajes de moral y no de mensaje de Fe. Ej: pronunciamiento sobre el aborto, y no sobre otros problemas más significativos que vive la sociedad uruguaya hoy.” “Se habló de la necesidad de no esperar que la Jerarquía tome posición en lo que es la función propia del Laico de construcción del mundo. Se subrayó que la mentalidad del país con más de un siglo de separación de la Iglesia y el Estado, podrá llevarnos a una excesiva reserva en el momento de hablar de Dios, pero nos ayuda a plantearnos la construcción del mundo con los no cristianos”. “Nos preocupamos por no etiquetarnos y está bien, pero debe darnos tranquilidad que estamos construyendo el Reino, nos angustiamos por lo explícito pero lo importante es construir reino” “El catolicismo aparece referido institucionalmente a aspectos moralista y moralizantes propios de una mentalidad conservadora, y decir soy católico remite a eso, a mí me da vergüenza decir que lo soy”. “Mostrar nuestra pertenencia institucional es importante para visualizarnos y vivirnos como iglesia, y no dejar que esa pertenencia quede ligada a la jerarquía eclesial exclusivamente”. Un rasgo de identidad? “Lo de la invisibilidad de los laicos toca un punto identitario uruguayo. Somos así, no nos gusta mostrarnos. Tenemos que proclamar lo que creemos y vivimos, no sólo vivirlo y testimoniarlo también hay que decirlo. Antes la gente tenía elementos para identificar qué gesto podía provenir de un cristiano; pero ahora esas herramientas no están.” “Estamos muy lejos de la iglesia de los pobres, hay iniciativas puntuales en algunos lados, pero nada más”. Un extranjero da una visión diferente, señalando sorpresa por la fe de los uruguayos, ya que no es visto así desde fuera de Uruguay. “Hay grandes testimonios, quizás en pequeños gestos” “Este encuentro es sumamente positivo porque todos estamos muy aislados. Sería bueno que surgieran propuestas desde aquí de como sentirnos más cuerpo, y que eso haga más viable explicitar y expresar nuestra fe.”

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Pedagogía del anuncio “Es necesaria una pedagogía para anunciar explícitamente, hay un proceso para anunciar. A veces se habla sin conocer. Debemos respetar lo que el otro piensa y cree. Debemos mostrarnos tal cuál somos”. “Es necesario experimentar a Dios para poder trasmitirlo. Debemos ser compasivos y misericordiosos como Él lo es, debemos sentir con el otro, dolernos el dolor del hermano, especialmente de los más excluidos de nuestra sociedad.” “Hay que dar esperanza y animar con palabras de aliento a los otros…” “Para mí es muy importante tener presente que somos como Jesús sacerdotes, profetas y reyes. Creer en la Resurrección tiene consecuencias, debemos ser expertos en humanidad y expertos en divinidad, somos agentes de la gracia, siempre vale la pena ir a más. A mí me resulta mucho decirle al otro por ej. te quiero contar que vos sos testimonio de Dios para mí porque…….o sea trasmitirle lo que es su testimonio para mí”. “Siempre tratar de hacer lo mejor en mi tarea profesional y a veces me pregunto porque no anuncio. Yo acompañó a profesionales en una comunidad de base. Siempre es un conflicto preguntarse cómo debe ser nuestro testimonio. Debemos construir identidad. Es importante tener presente que la gracia actúa en nosotros y en los otros” “Se percibió la necesidad de repensar el rol de los laicos para el futuro, en esa reformulación será importante actualizar el Carisma, en la realidad que estamos viviendo, acompañando a la gente. Se considera la Doctrina Social de la Iglesia como herramienta fundamental para desarrollar nuestro rol de laicos.”

“Será preciso saber escuchar, tratar de estar al lado del prójimo con la imprescindible buena voluntad pero conscientes de que no alcanza con ella, hará falta una permanente actitud de servicio que revalorice nuestro compromiso. Nuestro testimonio demostrará que nuestra Fe es algo vivo.” “Podemos recurrir al Espíritu Santo, saber que Él nos guía y nos muestra el camino, qué decir, qué hacer y buscar la oración.” “Los cristianos nos hemos acostumbrado a callar nuestro mensaje, debemos salir de nuestro silencio y asumir el anuncio y el testimonio. Tenemos que discernir cuál es el mensaje que queremos transmitir. Discernir como proyectarnos hacia el futuro en esta vida tan vertiginosa. Salir de la trampa del secularismo que dejo de lado una parte importante de nuestro mensaje, nada menos que la salvación y la vida eterna. Que se sepa que tenemos algo que decir y hacerlo en el momento adecuado.” “Ubicar nuestro mensaje en el mundo interpretando los signos de los tiempos como decía San Ignacio”. Ámbitos en que se vive y se testimonia la fe. El compromiso con los más pobres. “Vida comunitaria: entendida como el espacio de encuentro con el otro, en donde el laico afianza su fe de vida compartida, como alimento de vida que anima la misión evangélica y como lugar de discernimiento a la hora de anunciar la buena nueva”

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“Participación activa y comprometida con la realidad social”, visibilizando su accionar como miembro activo de la iglesia. La visibilidad de la presencia del laico en la sociedad, nos debe animar a salir del anonimato y construir voces que representen nuestras opiniones como colectivo que tiene una singularidad e identidad propia.” “Debemos seguir reafirmando el compromiso con los más pobres y vulnerables.” “Cuando nos referimos a “los pobres”… debemos profundizar… ¿quiénes son pobres hoy? … no debemos ver solo la pobreza material… para que alguien se sienta “incluido” se debe trabajar en forma integral tomando en cuenta una multiplicidad de dimensiones. Es importante que quienes están viviendo situaciones de vulnerabilidad se sientan queridos Hay problemáticas donde no hay “una” solución… se deben desarrollar procesos complejos de cambio personal, familiar y en el entorno barrial”. “La pobreza y la exclusión –se dijo- “son un problema relacional”… las personas que viven esas situaciones difíciles tienen baja autoestima… debemos cambiar la mirada sobre estas situaciones …” “Nuestro testimonio debe ser ante pobres y ricos … ambas partes de la relación deben “ser liberadas”. “Los pobres constituyen un grupo social heterogéneo. Se deben construir estrategias diferentes para lograr una buena respuesta como cristianos “para cada uno de los tipos de pobreza”. “Veo la necesidad de conocer y comprender los problemas, lo comprendo con los elementos que me fue aportando la vida, con lo que tengo. La iglesia nunca estuvo afín a lo científico. La intervención en la pobreza más dura no da resultado…se va con parches, comprender esos problemas es básico. La interpretación ideológica es insuficiente. Como cristiana anhelo una antropología diferente.” “En cuanto a formas de vivir la fe, muchos hablaron de la realización de tareas intraparroquiales : catequesis (en algunos casos, extendida a los padres), preparación bautismal y matrimonial. De manera más profunda: catecumenado y ejercicios espirituales para matrimonios, así como Pastoral familiar, poniendo el acento en la importancia del rol de la familia. Varios integrantes se encuentran vinculados laboralmente a colegios católicos. (En este tema se señaló la “reducida visión existente respecto a la educación católica, de la que se menciona siempre a 4 o 5 grandes colegios, lo que no es representativo de los 160 existentes en el país”).” “Integrantes de una comunidad de base están integrados en diferentes actividades de la Parroquia. Desean ser testimonio de “miren cómo se quieren”, rescatar que se quieren y la certeza de que es Dios quien los une, que es Padre de todos sin exclusión. Las dificultades que encuentran son las de nexo e integración con la Parroquia y con la Diócesis”. Expectativa y esperanza En uno de los grupos un miembro expresa que “este es un momento esperanzador” (refiriéndose al Coloquio) y que le gustó la “madurez del aporte de los panelistas”.

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Otro agrega (cuando se menciona la alta proporción de personas mayores)… “y también somos “mayores” como movimiento laical hemos crecido… nos auto convocamos … sabemos organizarnos …” “El coloquio está posibilitando “un dialogo entre iguales, cada uno con su responsabilidad”. Parece anunciar una “nueva etapa para el laicado uruguayo”. En otra relatoría se indica: “18 grupos organizados, como movimiento laical “no es poca cosa… !!!” Se observa “mucha gente en búsqueda… esto es importante”. Se valoró la expresión “optimismo localizado” (Teresianas) Se reafirma “lo valioso del pequeño testimonio”. “Sentimos la alegría de este encuentro y este espacio para soñar y proyectarnos, seguir siendo Iglesia, con cambios y posibilidades” La relatora de otro grupo recoge: “Este encuentro está cargado de contenido, de futuro, de esperanza… Somos Iglesia Pueblo de Dios, todos bautizados, los laicos somos sacerdotes, profetas y reyes por el Bautismo. Como laicos debemos redescubrir nuestra identidad, lo estamos haciendo! Hubo resistencia, más allá del adormecimiento, los laicos seguimos vivos y seguimos actuando en nuestros medios. Las brasas están vivas, rojas, bajo el invierno, basta un soplo del Espíritu (como este) para que el fuego se encienda. La alegría de estar aquí, como Iglesia”

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IV. CÓMO PROFUNDIZAR NUESTRA VIDA ECLESIAL COMUNITARIA Y NUESTRA PRESENCIA EN LA SOCIEDAD? PROPUESTAS

A. PANEL

1. PRESENTACIÓN GRUPO CANARIO – ADSIS. MAURICIO PASSEGGI Y JOSÉ LUIS.

Nuestra propuesta es crear un espacio horizontal y permanente para el encuentro y la articulación de los laicos de la Iglesia Uruguaya. Para qué crear este espacio? Para dar respuesta juntos a los desafíos que la realidad de la Iglesia y la sociedad nos están planteando

Para integrar la diversidad que nos enriquece

Para construir coordinaciones más eficaces

Para favorecer la comunicación intergeneracional

Para tener un espacio donde compartir y aprender desde nuestra propia praxis

Para tener una red de intercambio que respalde los testimonios

Para promover la formación, en particular en espacios de debate con otros.

Para incorporar el aporte de la ciencia a nuestro análisis, pensar y dialogar con libertad

Para dar nuestra voz, tener espacio para expresarnos

Para hacer transmisible nuestra identidad cristiana

Para construir una Iglesia más abierta y con su identidad centrada en Jesús

Para ir pasando de la imagen piramidal, jerarquía/ laicado a la imagen circular con Cristo en el centro y todos al servicio del bien común

Para asumir juntos una postura profética y de denuncia ante la disgregación social, participando y siendo corresponsables en la construcción de una sociedad más justa.

Para presentar el mensaje evangélico como respuesta a los problemas de la civilización actual. Expresarlo en un lenguaje comprensible, sencillo a las nuevas generaciones

Para ser testimonio, explicitar lo que nos mueve, para ser generadores de cambio La propuesta concreta era crear el espacio de encuentro y articulación “Cristianos en Red”, después algunos más jóvenes nos plantearon por qué no “Cristianos en Red dando ”. Cristianos Enredando entonces es este espacio que estamos proponiendo crear, sería un espacio de las propias organizaciones laicales que estamos acá y otras que quieran adherirse, identificadas con una carta de identidad, identidad que de algún modo ya existe, que es lo que tenemos en común, lo que nos mueve y hacia dónde queremos ir. ¿Con qué objetivos crear este espacio? Con el objetivo de formarnos, de expresarnos, de establecer vínculos de solidaridad y dar espacios de integración a muchos cristianos que hoy están dispersos por distintas circunstancias de sus vidas personales o las vidas de las propias comunidades. ¿Espacio de formación? ¿En qué sentido? A través de la difusión de lo que ya tenemos. En los distintos espacios tenemos cursos, cursillos, seminarios, que a veces nos llegan y otras veces no nos llegan y está bueno tener la posibilidad a través de esta red de saber cuáles son estos espacios de encuentro donde poder formarnos.

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A través de las revistas que de hecho ya funcionan y están produciendo material valiosísimo desde hace mucho tiempo como la Revista Misión, la Revista Umbrales y la Revista digital Carta OBSUR, que además han participado en la organización de este Coloquio. A través de la difusión de Boletines como el NOTICEU, información que la Conferencia Episcopal nos brinda, que habitualmente llega por una lista de correos a determinada gente, pero que podemos también incluir en este espacio para hacer que llegue a más gente. También el Boletín de CEDIDOSC, Centro de Difusión de la Doctrina Social Cristiana, que tiene una difusión importante, pero creemos que debe llegar a más. Hay mucha producción que de pronto no conocemos y que nos podría estar nutriendo. También a través del aporte de especialistas: Entre nosotros contamos con personas que por nuestra actividad profesional estamos cerca de realidades muy concretas a veces difíciles de abordar o de entender por el cristiano común. Esos aportes de especialistas nos permitirían desde una visión cristiana, desde una óptica local, uruguaya, entender y poder participar en forma más eficaz de los procesos de cambio que queremos impulsar como cristianos. También a través de la difusión de documentos de la doctrina social de la Iglesia que a veces no nos llegan y a través de este espacio podríamos hacerlos circular. Este espacio puede ser además un espacio de expresión. Se nos ocurrían algunas herramientas como por ejemplo la creación de un Foro vía Internet, que podría tener una duración mensual, en el cual podemos ir intercambiando reflexiones y opiniones sobre temas de actualidad. ¿Cuántos temas de actualidad pasan por nuestros ojos sin que podamos reflexionar sobre ellos en forma colectiva, sin que podamos tener una voz, dar a conocer nuestro punto de vista como cristianos? Son temas que hacen a la vida, a las angustias y a las esperanzas de nuestro pueblo De acuerdo al tema, este Foro debería estar coordinado por un especialista que pueda lanzar el tema, que pueda aportar documentación de base para que sea una discusión informada, seria, responsable. Este especialista también tendría un rol de animador de ese diálogo a través de ese mes dedicado a el tema específico y la responsabilidad de sintetizar los conceptos que vayan surgiendo a partir del Foro, de manera que - si el colectivo de las organizaciones lo entiende conveniente – se pueda presentar una carta abierta, una carta pública donde los laicos comuniquemos que hemos llegado a determinados consensos y queremos expresar nuestro punto de vista, nuestra visión sobre ese tema en particular. También un espacio de solidaridad, un espacio a través del cual podamos hacer circular invitaciones a colaborar en trabajos voluntarios , recolección de fondos para obras sociales, o para obras de nuestra propia Iglesia que a veces tiene necesidades importantes y de pronto no somos suficientemente solidarios También solidarizarnos en la denuncia y en manifestaciones de apoyo al reconocimiento de los derechos de los más vulnerables. Esta red puede servir entonces para tender estos lazos de solidaridad, a través de iniciativas que pueden surgir en un espacio u otro, no importa de dónde surjan, lo importante es que esa energía circule y nos ponga en movimiento a todos. Naturalmente este debería ser un espacio de integración de los distintos movimientos donde podamos incluir a otros cristianos mostrando espacios abiertos. Deberíamos preguntarnos ¿cuántos espacios en nuestra Iglesia están abiertos para lo que están solos, para los que no están integrados, qué medios tenemos para dar a conocer esos espacios? Tenemos comunidades de base que están transitando en solitario? La CVX planteaba hoy la posibilidad

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de que pudiera abrirse a cristianos que no provengan necesariamente de los colegios jesuitas, Renovación Cristiana, en fin, otros grupos y movimientos que puedan abrir una puerta para que a través de esta Red puedan integrarse otros. Hay un lugar para vos, es un mensaje que como cristianos deberíamos dar a nuestros hermanos. Finalmente, deberíamos también tener un espacio donde podamos vincularnos con otros movimientos, pudiendo visitar fácilmente por ejemplo a CVX en forma virtual a través de la página web, obviamente es importante poder hacerlo también en forma personal, en el cara a cara, encontrarnos distintas comunidades, compartir experiencias. Hay algunas organizaciones que ya tienen medios de comunicación muy interesantes a los que podríamos acceder rápidamente, para acercarnos a ellos. También podemos tener un lugar de Novedades, por ejemplo si vamos a lanzar un Foro sobre Consumo responsable presentamos allí esta información, también los llamados que podamos hacer para participar en actividades de solidaridad. Un lugar de novedades donde pueda difundirse la información que nos viene desde la CEU. Por ejemplo, tenemos un Plan Pastoral que está en preparación para el 2014 – 2019 y hay una intención del episcopado de que los laicos participemos, que podamos hacer nuestros aportes. También este espacio, esta red podría ser una vía para canalizar aportes de los laicos. Está también la posibilidad de presentar cartas abiertas, tenemos un tema de total actualidad como es el de la despenalización del aborto, deberíamos reflexionar en torno a esto, que es un tema tan complejo, que no tiene respuesta sencilla y lineal. Si se realiza un Foro y se llega a algunos consensos ¿por qué no hacerlos públicos, elevar la voz y hacer oír a los laicos uruguayos? Esto que presentamos es un espacio de seres humanos que se integran, que se articulan, que podría tener como herramienta un sitio de Internet. Es una herramienta, no es el fin. Se trata de facilitar la comunicación a través de las nuevas tecnologías, tener una ventana abierta también a la gente joven que utiliza habitualmente estos medios para conocer y para acercarse. ¿Cómo se organiza esto? ¿Cómo se implementa? Primero tendría que haber una Coordinadora que podría ser algo similar a la que estuvo funcionando para organizar este Coloquio, que no tiene que por qué reunirse todos los meses, tal vez cada tres meses en régimen normal, algo más frecuente si hubiera algún evento puntual como por ejemplo el Coloquio 2015. ¿Sabían que va a haber un Coloquio 2015? Yo creo que sí, que lo va a haber porque la energía está para que lo haya….. También una Secretaría web, podrían ser tres personas que harían el mantenimiento de la página con una dedicación mínima, desde su casa, es un trabajo que se puede hacer desde el escritorio, y con una reunión mensual. Necesitamos especialistas que se ofrezcan como voluntarios para coordinar Foros y fundamentalmente necesitamos la participación de todos nosotros aportando información, aportando al debate, buscando el encuentro de unos con otros, etc. Los recursos materiales necesarios para esto son ínfimos realmente, el diseño de una página web de buena calidad no cuesta mucho más de $20.000, si no es que alguien voluntariamente quiere hacerlo y tiene la capacidad. Pagar el dominio, que es el nombre del sitio de Internet, por ejemplo cristianosenred.org.uy, son $1.000 por año. El servidor para alojar esta página sale también unos pocos miles. Entonces, no es un tema material lo que nos puede estar limitando, creo que los recursos humanos los tenemos también para hacerlo, la energía la tenemos y pensamos que sería un espacio que nos ayudaría a crecer mucho como Iglesia.

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En esta frase el Papa Francisco decía, que a una Iglesia que sale a la calle le puede pasar lo que a cualquier persona, tener un accidente, y en la alternativa les quiero decir que francamente prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma….

2. PRESENTACIÓN DE AMERINDIA. FERNANDO LEGUIZAMÓN.

Para preparar este panel, tuvimos una reunión hace unos 15 días en el cual compartíamos distintos materiales tratando de mirar la realidad de nuestra sociedad (ej. Fernando Filgueira que nos habla de tres Uruguay.

En la introducción al libro del P. Cacho que hace el P. Bonavía, entre otros) y en el marco de esta reflexión surge una anécdota de una de las integrantes de Amerindia que nos sirvió de puntapié inicial. La anécdota es la siguiente: Su hermano economista titulado en Chicago, un día la vio preparando un trabajo similar, fue entonces cuando le preguntó con agudeza “¿y ustedes qué saben de eso, con qué autoridad hablan?". Más allá de la risa momentánea, la pregunta nos interpelaba, nos inquietaba, pero en seguida nos respondíamos a nosotros mismos, nuestra mirada es a partir de la fe.

Por supuesto que para poder comprenderla tenemos que formarnos e informarnos, y para ello las ciencias nos pueden ayudar, pero nuestro mirar creyente, como seguidores de Jesús nos da esa singularidad que queremos compartir con otros. Tenemos algo para decir.

Y esto es lo que nos anima, como laicos no sólo a dar nuestra voz, sino también profundizar nuestra presencia en la sociedad, participar de ella con sentido crítico y enfrentando a la cultura de exclusión.

El lugar propio del ser laico/a es en el mundo (cfr. LG 31), cuyo primer espacio está en el ámbito de la vida familiar, por tanto debemos desarrollar la misión en nuestras vidas cotidiana y en ella construir eclesialidad. Lo mismo podemos decir para la actividad laboral, profesional, la política, y en los otros ámbitos donde se encuentre el laico (ej. ONGs, en la educación…).

La participación laical da por sentada la autonomía de los asuntos temporales, que han de ser atendidos; para ello son necesarios espacios para expresarnos con dignidad como miembros de la Iglesia pueblo de Dios, comunidad de comunidades.

Desde el paradigma de la reciprocidad, queremos reafirmar nuestra opción de actuar en la realidad desde el “reverso de la historia”, especialmente queremos asumir nuestro compromiso allí donde se encuentran “los insignificantes sociales”3.

Insignificantes sociales, que para nosotros son muy significativos, porque Dios mismo nos llama desde ellos y por eso tenemos que hacerlos visibles.

Ver, descubrir los signos del Reino allí presentes pero todavía no plenamente realizado.

Reconocer que estamos en medio de un proceso de largo aliento en que los cambios avanzan, día a día, calladamente, en silencio… Es desde lo testimonial, desde la coherencia, los compromisos y los criterios humanizantes que se defienden y exponen.

3 - “Reverso de la historia”, “insignificantes de la historia”… ambos conceptos pertenecen a Gustavo

Gutierrez

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La encarnación de Jesús puso de relieve que es precisamente ahí en la realidad donde lo debemos buscar y encontrar. Ante las interrogantes planteadas en este panel, hemos pensado en algunos puntos, a saber:

Queremos tener el valor de ser constructores de comunidades que puedan salir del centralismo eclesial… ese centralismo que le quita espacio al Espíritu. Crear comunidades, allí donde estemos, pues tenemos la certeza de las palabras de Jesús cuando nos dice que “donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, ahí estoy yo en medio de ellos” Mt. 18, 20 No se trata de que nos quedemos haciendo miles de tareas dentro de la iglesia, por tanto se nos invita a crecer en espacios de comunión y discernimiento comunitario, y a la vez animarnos a hablar, no callar, dar nuestra voz.

Buscar caminos nuevos con sensibilidad para involucrarnos en respuestas humanas,… La respuesta humana es una respuesta de relación con el/la otro/a... y a veces con los “muy otros”… Es una respuesta de reciprocidad porque el otro nos importa. Nos importa su vida, su historia, lo que le pasa… esto implica conocer al otro, escucharlo con una actitud de aceptación,… integración… y sin dudas tiene algo que aportarnos, lo mismo ocurre cuando nos comprometemos con otros colectivos en distintas tareas, luchas, y en el intento de construir en forma conjunta una sociedad más justa y equitativa…

Habilitar espacios pensantes para recoger y aprender de nuestras propias acciones. Estos espacios están llamados a ser vividos en comunión para discernir comunitariamente, y a la vez animarnos a hablar, no callar, dar nuestra voz. Estos espacios de reflexión incluyen la mirada a nuestra iglesia particular, sobre todo para tratar de superar cierta incapacidad de acompañar a los laicos/as en su misión. Requieren de un espíritu abierto a la pluralidad. Suponen estar atentos al riesgo de que los laicos no reduzcamos nuestras acciones a tareas intraeclesiales, catequesis, ministerios laicales, etc.

Siguiendo el punto anterior, promover reuniones de laicos que sigan reflexionando, formándonos, orando para crecer en espiritualidad.

Para finalizar queremos invocar al Espíritu, dejémoslo que se mueva libremente en medio de nosotros para que juntos podamos construir a la vez ciudadanía y eclesialidad 4

3. PRESENTACIÓN PARROQUIA UNIVERSITARIA/MPC. CECILIA ZAFFARONI Voy a hablar desde el Espacio Parroquia Universitaria, que incluye a quienes nos hemos reencontrado después de muchos años en esa Casa, más el Movimiento de Profesionales Católicos y OBSUR. No me animaría a decir que los voy a representar, pero si que lo que voy a decir de algún modo expresa reflexiones que han surgido en las instancias de diálogo que generamos como preparación para este Encuentro y en los análisis compartidos en los encuentros anuales que estos grupos hemos venido realizando en los últimos años. Al encarar una especie de revisión, de mirada retrospectiva de estas instancias, se constata que uno de

4 Rodé, Patricio, “En el día a día los laicos construimos ciudadanía y eclesialidad a la vez” Entrevista

publicada en la revista del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Uruguaya

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los temas que ha estado presente reiteradamente y que hemos tomado como eje, es el relativo a la lectura y la interpretación de los Signos de los Tiempos en la actualidad. Hacer presente y compartir nuestra visión de los Signos de los Tiempos En esta búsqueda de los materiales de las últimas jornadas encontré una hojita que me voy a permitir traer a colación porque fue escrita por César Aguiar y es también una manera de hacerlo presente hoy entre nosotros, más allá de que sé que lo está. En ese texto, afirmaba que ante la pregunta sobre cuál es la tarea de los laicos hoy, respondía sin dudar - con ese estilo contundente que habitualmente usaba- : “Hay una función intransferible que es hacer presente y compartir nuestra visión sobre los signos de los tiempos”. Si bien es una tarea de todo el Pueblo de Dios, los laicos tenemos en ella una función que es intransferible, agregaba. Decía también que asumir esta visión tiene consecuencias, porque para poder compartir nuestra visión sobre los signos de los tiempos se necesita que exista una suerte de “opinión pública” en la Iglesia, porque no todos vamos a pensar lo mismo, ni vamos a interpretar de la misma forma la realidad. Y necesitamos tener tolerancia ante estas distintas visiones y ser capaces de trabajar conjuntamente con esa diversidad. Sostenía y aquí lo cito textual: “Tenemos que enfrentar el tema como laicos del siglo XXI, en forma exigente, rigurosa y a la vez tolerante. Y no asumir esta responsabilidad es seguir dejando, como hace cientos de años, esa responsabilidad en manos de otros y necesariamente entonces esa lectura de los signos de los tiempos va a continuar teniendo un sesgo clerical.” Creo que esto es exactamente así, y tiene mucho que ver con lo que hemos venido conversando hasta ahora. Entonces el desafío es cómo tomamos a nuestro cargo esa tarea que nos es propia como parte del Pueblo de Dios. ¿Qué nos implica esto? Aquí voy a hacer muy rápidamente, porque no tenemos tiempo, una revisión a modo de titulares de varios documentos que hemos venido trabajando en esas instancias en el “espacio Parroquia Universitaria” para ilustrar la cantidad de temáticas que están involucradas en la perspectiva de trabajar sobre los “signos de los tiempos”. También para ofrecerles compartir estos documentos en red, por ejemplo en el espacio que nos acaba de presentar Mauricio o a través de alguna otra forma de intercambio. Para poder trabajar en esta línea primero necesitamos profundizar en el concepto, ¿qué son los signos de los tiempos? y en nuestra capacidad de discernimiento. No se trata simplemente de observar la realidad y decir lo que nos parece que Dios nos está diciendo y lo que espera de nosotros, según a cada uno le parezca. Hay una tarea conceptual, de discernimiento de integración de miradas, de fuentes, que implica diversas propuestas y lecturas. Aportes y miradas A vía de ejemplo mencionaré las propuestas de algunos de los documentos que trabajamos. Uno de ellos escrito por Albert Nolan en el 2008, identificaba como Signos de los Tiempos :

El hambre de espiritualidad

La crisis del individualismo

La globalización desde abajo. (Solemos hablar de la globalización económica pero no en la misma medida sobre la globalización de la paz, de la justicia, de la solidaridad)

La ciencia después de Einstein

Lo menciono porque muchos de estos temas los fuimos tomando para profundizar diversos aspectos, por ejemplo a través del Ciclo de encuentros sobre Ciencia y Fe y también otras cuestiones relacionadas con el individualismo, la espiritualidad…

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Hay otro trabajo muy interesante de Javier Vitoria, de Cristianismo y Justicia, que habla de cuatro signos actuales:

Las desigualdades del mundo

La emancipación de las mujeres

El pluralismo cultural

La cultura democrática Vaya, temas!! Trabajar sobre estos temas considerando lo que está pasando en relación a ellos en la sociedad, también nos remite a mirar a la Iglesia desde estos signos de los tiempos También estuvimos trabajando a partir de la introducción al libro de Gustavo Gutiérrez que fue reescrita en 1990 y que se llama “Mirar lejos”. Él nos habla en esa introducción de la conciencia de estar en una nueva etapa de la vida de nuestros pueblos, sobre cómo esto está planteado muy claramente en la Conferencia de Medellín, y cómo surgen en esta etapa nuevos y prometedores temas. Entre ellos:

• La irrupción de los pobres. No sólo hablando en términos económicos, en términos de carencias materiales, sino considerando las múltiples dimensiones de la pobreza y la exclusión, incluyendo la racial, la de género u otras.

• La necesidad de mejorar nuestros instrumentos de conocimiento y comprensión de la realidad apoyándonos en los aportes de las disciplinas humanas.

• Profundizar en el significado teológico de la pobreza • Realizar nuestra reflexión a partir de la práctica transformadora. Buscando la

conjunción de fe, oración y compromiso • En diálogo con la cultura. Atendiendo a los acentos particulares , respetando el

pluralismo cultural • Finalmente desarrolla de una manera muy inspiradora la idea: “Liberar es dar vida”.

Sobre el final de esa introducción toma una frase de Juan XXIII que me pareció muy oportuna para traer a este encuentro. “Ha llegado el momento de reconocer los signos de los tiempos, de coger la oportunidad y de mirar lejos” (Juan XXIII. Mayo de 1963) … Es como si nos estuviera diciendo en estos momentos : Háganlo…. También hay un trabajo de Charles Delhez s j (2008), titulado “Las siete urgencias de la Iglesia” que de algún modo complementa otros aportes, porque está planteado más bien desde un punto de vista interno y propone:

• Situarse como minoría sin complejos. (Para los uruguayos este es un tema importante).

• Revitalizar las comunidades • La importancia del ecumenismo y de trabajar por la reconciliación de las Iglesias

cristianas. • El diálogo interreligioso. • Estar presente en los quiebres ( las fracturas) de la sociedad • Transmitir la fe a los jóvenes

Es interesante porque toca varios de los temas que hemos estado conversando hoy. Aquí aparecen sintetizados por teólogos, por pensadores, que los están analizando desde otro lugar, pero con los que encontramos muchas coincidencias.

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La exclusión social en el Uruguay de hoy como signo que nos interpela Ahora bien, si nos planteamos como uruguayos de hoy, cuál es el tema que más nos desafía, que interpela, - y aquí estoy en sintonía con lo que acaba de plantear Fernando desde la reflexión de Amerindia – diría que el tema que más nos interpela y sobre el que deberíamos preguntarnos por qué como cristianos no estamos dando una palabra más clara, más firme, más fuerte, es el tema de la exclusión en el Uruguay. Para poder tener una palabra más significativa necesitamos trabajar más la comprensión del fenómeno. Realizar un discernimiento sobre qué es lo que nos está pasando en un proceso que nos involucra a todos. Porque el fenómeno de la exclusión no afecta sólo a aquellos que son excluidos, está afectando a la calidad de vida del conjunto de la sociedad uruguaya y la va a afectar cada vez más. Nos preguntamos ¿Que está faltando hoy en el Uruguay?, hay propuestas, hay ideas, hay acciones, hay políticas sociales, pero quizá lo que está faltando es profundizar una visión antropológica que ponga en el centro la dignidad de la persona humana. Por más que hagamos transferencias de recursos y por más que trabajemos en el acceso a servicios, ¿cómo logramos realmente la transformación de una persona que siente que ha perdido su dignidad, que siente que no está en sus manos manejar su propio destino?. ¿Cómo podemos cambiar esta situación? Resulta imprescindible partir de un cambio de mirada, poder ver a esa persona como un hermano, como un ser humano que tiene la misma dignidad que tenemos todos. Un cambio de mirada que nos interpela, que implica un compromiso y que implica respuestas. Esa mirada distinta nos tiene que llevar a un cambio de relación y a un cambio de prácticas. ¿Por qué desde la Iglesia no estamos haciendo un aporte más significativo y más explícito?. Porque implícitamente no tengo duda que hay una cantidad enorme de experiencias que hoy se están realizando que están dando testimonio de esta preocupación y de este compromiso. Pero de alguna manera la palabra de la Iglesia podría estar ayudando a la sociedad uruguaya a encontrar caminos, a tender puentes para superar las situaciones de exclusión. Como cristianos y como laicos no podemos eludir esta responsabilidad. Propuestas y expectativas Finalmente, como también somos una comunidad situada y hay otra serie de ideas que fueron surgiendo en los grupos de trabajo que no quiero dejar de lado, las sintetizo a continuación. Se ha planteado la importancia de:

• Rescatar la historia (hemos hablado hoy más temprano de esto), proyectar el futuro reconociendo y valorizando nuestro proceso como comunidad de Iglesia en Uruguay. Proyectar entonces el futuro recuperando nuestra historia.

• Propiciar el encuentro intergeneracional • Profundizar nuestra formación teológica • Generar/ mantener ámbitos y medios de expresión • Impulsar el encuentro ecuménico e interreligioso • Generar y potenciar redes a nivel nacional, regional e internacional con grupos de

cristianos con que compartimos las mismas búsquedas Recién hemos escuchado propuestas interesantes para visualizar alternativas sobre cómo hacer posible esto último.

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B. SINTESIS RELATORIA SUBGRUPOS

CÓMO PROFUNDIZAR NUESTRA VIDA ECLESIAL COMUNITARIA Y NUESTRA PRESENCIA EN LA

SOCIEDAD? PROPUESTAS.

1. SIGNO DE LOS TIEMPOS

“Empujar el carro de la historia en la dirección que ha puesto Jesús de Nazareth, el Espíritu y Dios Padre, todo en esa dirección que humaniza a la gente” Ellacuría “Nuestro rol es ir construyendo en la realidad concreta el Reino. Nuestro aporte (el de los laicos) es irremplazable en la lectura de los tiempos”. Debemos “vivir los valores del Evangelio, hagamos “carne” el mensaje de Jesús”, “tener como referencia a la Iglesia servidora. Cómo la construimos?”. Nuestro desafío: “Construir la Iglesia desde el testimonio de “otra” Iglesia, con nuestro testimonio de vida” “Tenemos que construir en el hoy el Reino, en nuestras realidades concretas “. En un grupo se menciona que “falta capacidad de propuesta ante determinadas situaciones en nuestro país” Se resalta la “Importancia de realizar un cambio de mentalidad para construir otro mundo, otra Iglesia”, el grupo plantea “abrirnos a la reciprocidad entre laicos y pastores. Esta tarea de construcción la debemos plantear como prioridad” Otro grupo valora el coloquio como “un signo de esa misión de ser cristianos en acción”, se plantea que “nuestro trabajo es interpretar los signos de los tiempos, esa tarea es intransferible. Encontramos “la preocupación de “asumir el anuncio y el testimonio”, de “discernir cómo proyectarnos hacia el futuro” Se ve la “necesidad de discernir con lucidez los signos de los tiempos, de realizar análisis de la realidad en la que vivimos e identificar cuáles son las problemáticas de hoy (descubrirlas, analizarlas)”, de “recuperar la Palabra en la vida”, “de formarse para descifrar los signos de los tiempos” en la vida cotidiana. Varios grupos plantean como “necesaria la “revisión a fondo a la luz del Espíritu, de la fe, con humildad y con amor; partir “del reconocimiento de nuestra realidad” y “realizar autocrítica desde nuestro lugar y concretar la construcción del Reino.” Hay personas que destacan el “ rol importante la comunidad, la oración” para realizar la reflexión” y se ve necesario “ descubrir al Espíritu que aletea en la historia”, “ ubicar nuestro mensaje en el mundo”, “ no temer la realidad plural en la que vivimos”, “ reafirmar el compromiso con la opción de los pobres” Metodología sugerida para el discernimiento de los signos de los tiempos Un grupo sugiere “generar ambientes para la reflexión crítica asumir la metodología y hacer una buena lectura de los “signos de los tiempos”, utilizar la metodología del “VER – JUZGAR – ACTUAR y EVALUAR”. “Para el “juzgar” se plantea la necesidad de una sólida formación” en la “búsqueda de coherencia entre fe y vida”. Un grupo sugiere trabajar “a través de indicadores dónde se planteen aspectos básicos de la Iglesia, juntar opiniones por pequeños grupos” luego “un equipo técnico devuelve la muestra”. Sugieren trabajar “sobre un área y se buscan propuestas y plazos”, tomar ideas “del mundo empresarial”

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Otro grupo plantea que “el método debe incluir además del VER, la experiencia de Dios. Y desarrollar a partir de ella una mirada humana, flexible, dialogante, cristiana. Necesitamos tener presentes la Biblia y el diario (para discernir los signos)”

2. EXCLUSION-SOLIDARIDAD-COMPROMISO

En los grupos se plantean las siguientes interrogantes: “cuál es la inclusión social que proponemos? ¿Qué modelo?” “¿Qué expresan nuestras obras, nuestros proyectos?” “¿Qué hacemos en conjunto por los excluidos?” ¿“Cómo acompañar en los barrios carenciados a las personas que viven una realidad muy complicada?” “¿Qué palabra tenemos frente a los jóvenes que están siendo “exterminados” por la droga?” “¿Cómo relacionarnos con los destinatarios de nuestra misión?” “¿Cómo comunicar la experiencia de Iglesia horizontal y servidora a otros laicos y otras generaciones?” Varios grupos sugieren “investigar, profundizar, conocer y dar a conocer quiénes son las víctimas de nuestra sociedad uruguaya hoy” (”… gente que duerme en la calle, estaría bueno saber quiénes vienen trabajando en ello, poder colaborar)”, “explorar un camino que permita visibilizar, dar a conocer cuáles son todos y todas los excluídos, los insignificantes en nuestra sociedad”, “para poder dar respuesta a la problemática de nuestro tiempo”. Se quiere profundizar en “el desafío de la inclusión en un Uruguay que ese va desintegrando. Un desafío en clave antropológica y de cara al humanización; por el planteo abierto, de trabajar en pie de igualdad construyendo juntos el camino a seguir”, “seguir caminando como lo hicimos hacia el Coloquio: en comunión, discerniendo juntos”, “habilitar nuevos espacios”. Existe la preocupación por “vivir la dimensión de servicio de la Iglesia”, por “incidir en las realidades de los excluidos de nuestra sociedad”, “crear vínculos con los más pobres”, “integrarlos“, “analizar y debatir qué imagen de persona hay detrás, qué concepto de persona, dignidad y pobreza tenemos.” Se plantea que “existe falta de comunicación, estamos sordos.” Es necesario “escuchar a los más directamente implicados en la realidad de la exclusión, estar abiertos a ellos”. “Hay voces que están magnificadas (nos preocupa mucho los jóvenes) y otras que no son escuchadas (homosexuales, pobres, otras formas de religiosidad popular): Por qué no están presentes en el Coloquio? Nos creemos ser “su voz” “. En los grupos se propone: - “Encarar como cristianos el tema discriminación en Uruguay (género, raza-etnia, discapacidad, edad, diversidad sexual, etc)”, - “Retomar el concepto de construir ciudadanía desde la sociedad civil, desde el excluído. “ - “Tener una “participación activa y comprometida con la realidad social”, - “Construir voces que representen nuestras opiniones como colectivo que tiene una singularidad e identidad propia”. - “Generar agenda interna y pública sobre temas importantes y centrales en el proyecto de Jesús (el planteo de Cecilia en torno a la dignidad de las personas y el mecanismo de exclusión, las políticas sociales y eclesiales que se vienen llevando) - “Puntualizar” entre los presentes para interactuar, buscar la profundización de la especificidad de cada uno “. - “Promover “pasantías” en lugares opuestos a los que se vivido para voluntarios de los colegios u otros interesados (ej: proyecto “América Solidaria”). Globalizar la solidaridad (ej: jóvenes que estuvieron como “clasificadores” tres meses en Chile)” Se ve la “importancia de los vínculos grupales a fin de potenciar las acciones”

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3. FORMACIÓN

En casi todos los grupos surge el tema de la formación: “formación permanente” “para evangelizar”, “aprender a saber transmitir lo que Jesús nos enseñó”, “reflexionar sobre documentos o materiales interesantes”. Se sugiere realizar “intercambios en foros que nos ayuden a entender y profundizar la realidad”. Se ve la importancia de “crear una biblioteca virtual”

4. IGLESIA

Un grupo manifiesta que nuestro desafío es “construir entre todos esta Iglesia de Jesús de Nazareth. Esta Iglesia debe vivir con los pies en la realidad concreta”, “vivir nuestro testimonio personal y público como Iglesia” Hay quienes insisten “en la necesidad de apertura, de abrir las puertas e ir al encuentro del Otro”, de “tener por base la tolerancia y el pluralismo”, lograr “ser comunidades abiertas”. Se ve la necesidad de ejercer la “corrección fraterna” Sugerencias planteadas en los grupos:

- “Fortalecer la presencia y el testimonio de los laicos en toda la vida de la Iglesia,

promoviendo su formación para nuevas oportunidades de decisión en la vida de la

Iglesia, hacia adentro y hacia afuera de la misma”´;

- “ Repensar el rol de los laicos (Doctrina Social de la Iglesia: herramienta fundamental

para desarrollar nuestro rol como laicos)”,

- Ser “voz conjunta de los laicos denunciando y opinando sobre determinadas

situaciones “

- “Tener una opinión pública como Iglesia, como laicos”

- “ Crear espacios de participación de laicos”, “ especialmente a los jóvenes”

- “Mantener presencias actuales

- “Realizar acciones concretas con quienes no creen”

Con respecto a la mujer se ve necesario “impulsar, fortalecer la presencia y la participación de las mujeres en la vida institucional de la Iglesia” Se plantea además:

- Revisar “el ministerio sacerdotal”, “plantearse y repensar el lugar donde se ubica como

laico con respecto a los sacerdotes y el lugar dónde los colocamos nosotros mismos",

“Apoyar y acoger” a los sacerdotes

- Promover “un rol del laico más fuerte”

- “Preocupación: no hay pastoral de conjunto. Hay acontecimientos y un vacío de

contenidos.”, “debemos estar incluidos en los proyectos pastorales”

- “ Necesario que la visión de los signos de los tiempos de los laicos enriquezca el

próximo plan de la CEU”

- La preocupación por ser “invisibles frente a los medios de comunicación”

Se resalta que en los barrios carenciados “la comunidad juega un rol muy importante: es el lugar dónde la gente puede compartir la vida y la esperanza”

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5. ECUMENISMO

Varios grupos plantean la necesidad de: - “Entablar diálogo interreligioso y ecuménico”

- Realizar un “encuentro de comunidades buscando lo ecuménico como algo

fundamental”

- “Buscar tener un denominador común”

- Crear vínculos: entre cristianos y no cristianos con las nuevas generaciones y

principalmente con los pobres”

-

6. POST-COLOQUIO

Encontramos numerosas sugerencias para realizar, concretar a posteriori de la experiencia compartida en el coloquio:

- La construcción “de espacios abiertos de encuentros, de reflexión de oración, de

formación y de intercambio entre los laicos”

- “Continuar con estos encuentros y generar espacios de participación sobre todo en lo

local”, organizar anualmente el “espacio de coloquio laical”. “Ponernos una meta a

realizar hasta el próximo Coloquio”. Para el próximo encuentro se propone “colocar el

enfoque antropológico en la dignidad de la persona”, tratar temas como:

“consumismo”, plantear “autocrítica”. Otros proponen “definir un norte: FORO”.

- “Continuar profundizando los temas tratados”. Se ve necesario " que todos los temas

bajen a los grupos y que cada grupo pueda pronunciarse y devolverlo a quienes los

comunicaron. Buscar la intercomunicación”, se recalca la “importancia de que todas

las propuestas lleguen a las comunidades y analizarlas”, se plantea “presentar las

propuestas sin miedo ¿qué es lo peor que puede pasar?”

- Encontrar “espacios de difusión de nuestros encuentros”. Solicitar un “espacio en

radio y revistas”. “Revitalizar espacios ya existentes o crear nuevos de coordinación”

- “ Unificar contactos, recursos, juntar fuerzas y apostolado de fe”

- “reivindicar a hombres y mujeres, laicos y laicas que han hecho aportes muy

importantes. Publiquemos algo acerca de ellos. Recuperemos la memoria”

- “Fortalecer el rol del laico en la Iglesia (articulación)”.

- “Ser constructores de comunidades”

- “Importancia de lo intergeneracional: necesidad de integrar en próximos encuentros

de laicos a los más jóvenes”

- En cuanto a la liturgia se planteó en un grupo la inquietud por pasar a “una liturgia

diferente”, “estos encuentros de laicos con espiritualidades diferentes, pueden

generar una cara diferente en nuestra Iglesia diocesana, sin esperar que venga desde

“arriba”.

- Con respecto a la oración, se planteó “revalorizarla”, “tenemos que ponernos en presencia del Señor que nos convoca. Contemplar es templarse con Jesús con el Evangelio”.

- “Salir con canales de diálogo libres”

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7. RED

La red fue muy valorada por la gran mayoría de los grupos, recogemos lo expresado al respecto:

- “Apoyar “En red ando” para motivar a las comunidades presentes a conocerse,

“repensar” sus compromisos”

- “Se valoró como muy positiva la propuesta presentada en el tercer panel: cristianos

en red/ando como oportunidad para visibilizar nuestra misión y construir identidad” ”

- “Es necesario generar (…) redes, para “alimentarnos”, para buscar cómo vivir la fe en

los diferentes lugares para que podamos construir un mundo mejor”, para “

“alimentarnos”,

- La red es valorada como “herramienta para el diálogo” , posibilita “mantener los

vínculos (…) entre nosotros para facilitar la comunicación”, “estar intercomunicados,

compartir lo que se refiere al quehacer concreto” .

- Un grupo enfatiza en el hecho de “que la red no sea solo virtual sino también real”

- El “acercamiento desde Internet podría ayudar a tender redes y conocernos más” , “ puede dar la complementariedad de los carismas”, posibilitaría “compartir lo que se hace. Contar la Buena Nueva”, “como cristiano necesitas pensar y compartir tu vida (tu experiencia) y la comunidad“. Según otro grupo esta “ herramienta informática nos puede dar facilidad de conocimiento” y la “coordinación en la diversidad”

- Otro grupo valora las “redes religiosas” como “nuevo lugar dentro de la Iglesia y un lugar en relación al mundo con perspectivas diferentes, la trascendencia, el bien común”

Un grupo plantea “incluso utilizar facebook y otras redes sociales. Internet puede ser el medio para encontrarnos y trabajar en red de forma horizontal. Romper el aislamiento”. Importa “ser atractivos cuando transmitimos”. Los posibles obstáculos que dos grupos visualizan son la “necesidad de garantizar un compromiso en alimentar la página” (por parte de cada institución), “cierto temor a la coexistencia de varias redes, ¿cómo hacer para no repetir lo mismo? “, “que algunos puedan no querer estar en esa red y respetarlos” OTRAS PROPUESTAS SURGIDAS EN LOS GRUPOS

- Ante la crisis de la educación: “reiniciar las negociaciones para que los colegios privados puedan ceder sus locales a la escuela pública”

- Organizar foros y debates sobre:

Desafíos de la educación hoy. ¿Cómo podemos contribuir los laicos?

Convivencia social

Dificultades sociales

Producción

Emprendimientos cooperativos laicales

Vida Comunitaria

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V. FRASES ELABORADAS POR LOS GRUPOS TRABAJO PARA OFRECER Y COMPARTIR EL TRABAJO REALIZADO DURANTE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA.

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