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  • LACUESTIONREGIONAL ENAMERICALATINA

    JOSELUISCORAGGIO ALBERTO FEDERICO SABATE OSCAR COLMAN EDITORES

    r----, EDUARDO P. ARCIIETTI JORGE BALAN SERGIO BARONI OSCAR E. COLMAN S. JOSE LUIS CORAGGIO ALBERTO FEDERICO SABATE RUBEN N. GAZzOLI JORGE ENRIQUE HARDOY MARCO NEGRON NEMESIO J. RODRIGUEZ ALEJANDRO ROFMAN VICENTE SANCHEZ HECTOR SEJENOVICH CARLOS SEMPAT ASSADOURlA.'l EDIDI A. SOUBIE y ANINO

    '--_....J CESAR A. VAPNARSKY

  • IIED ciudadOBInternationallnstitute cent:ro de invest:lgaciones 000 for Environmental DevelopmentAmrica Latina.

    LA CUESTION REGIONAL EN AMERICA LATINA

    Editores: Jos Luis Coraggio, Alberto Federico Sabat y Osear Colman Primera Edicin: CIUDAD, 1989 Copyright: CIUDAD Quito, Ecuador, 1989

    Portada: CIUDAD. Ilustracin tomada de Revista HUMBOLDT 85/1985. Pieza de oro Quimbayas-Colombia.

    711.2 C7941

    Coraggio, Jos Luis; Federico Sabat, AIberta; Colman, Osear. Editores.

    La cuestin regional en Amrica Latina, Quito, Ediciones CIUDAD, 1989. 690 p.

    IPLANIFICACION REGIONAL/ /DESARROLLO REGIONAL! /POLITICA REGIONAL/ IAMERICA LATINA/

  • 3

    INDICE

    Indicc....................................................................................................................

    Presentacin 5

    Jos Luis Coraggio Los trminos de la cuestin regional en Amrica Latina. 9

    CAPITULO I ASPECTOS METODOLOGICOS

    Osear Colma" Espacio, naturaleza y sociedad en la problemtica regional latianoamcricana 45

    Jos Luis Coraggio Sobre la espacialidad social yel concepto de regin 67

    Hctor Sejenoviclt y Vicc"te Snchez Notas sobre naturaleza-sociedad y la cuestin regional en Amrica Latina 107

    Eduardo P. Archetti Anlisis regional y estructura agraria en Amrica Latina 153

    CAPITULO 11 DETERMINACIONES CONTEMPORANEAS y ANTECEDENTES

    HISTORICOS AlbcT10 Federico Sabat Determinaciones contemporneas y anlisis histrico de la cuestin regional cn Amrica Latina 187

    Nemcsio J. Rodrguez y Edith A. Soubi Yanino La problemtica indgena contempornea y la cuestin regional en Amrica Latina 241

  • Rubn N. Gazzo/iy CsarA. VaplJarsky La temtica del medio ambiente en Amrica Latina 317

    Alejandro Rofman Teora y prctica de la planificacin regional en Amrica Latina 351

    Jorge Enrique Hardoy La organizacin espacial durante el perodo precolombino 383

    CarlosSempat Assadounan La organizacin econmica espacial del sistema colonial .417

    Jorge Bal61J Una cuestin regional en la Argentina: burguesas provinciales y el mercado nacional en el desarrollo agroexportador .457

    CAPITULO III ANALISIS DE CUATRO PAISES

    Alberto Federico Sabat Notas sobre la cuestin regional en Bolivia .497

    Marco NegrolJ El desarrollo y las polticas regionales en Venezuela 541

    Sergio BaTOIJ; Cuba: 20 aos de experiencia de planificacin fsica 615

    Jos Litis Coraggio Posibilidades de un ordenamiento territorial para la transicin en Nicaragua 643

    CAPITULO IV CONCLUSIONES

    Conclusiones del Seminario 667

  • LOS TERMINOS DE LA CUESTION REGIONAL EN AMERICA LATINA

    Jos Luis Coraggio

    1. LA PROBLEMATlZACION DE LO REGIONAL EN AMERICA LATINA

    Cmo ha aparecido problcmatzado lo regional en Amrica Latina durante estas dos ltimas dcadas? Los temas recurrentes en los diversos pases, con todas sus heterogeneidades, han sido los mismos, variacin ms, variacin menos: uno ha sido la "excesiva" concentracin geogrfica, tambin denominada macrocefalia, diagnosticada mediante una norma porcentual "prestada", aplicada a masas muy diferentes de poblacin,localizadas en pases sumamente heterogneos en cuanlo a sus condiciones naturales, a su estructura productiva, a su historia, y a su extensin territorial. Las desigualdades "regionales", tanto en trminos de indicadores de productividad como de consumo, ha sido otro, El "centralismo" de la regin capital, vis a vis las provincias, estados o departamcntos y, por supuesto,los municipios, un tercero.El "dualismo geogrfico"como expresin de la diferenciacin tradicional/moderno o de su paralelo rural/urbano, ha dejado tambin su huella en este campo. Las modas del "colonialismo interno" (aplicado por igual a Argentina o a Bolivia, a Brasil o a Chile), de la relacin centro-periferia, de la dependencia. o del intercambio desigual, por no mencionar a las economas (y las esperadas dcscconomas) externas y la causacin circular acumulativa, se han dejado sentir y su paso no queda desapercibido en tanto la jerga de los "regionalistas" se ha ido enriqueciendo.

    Escapando del determinismo geogrfico y del anlisis del federalismo pclti00, fuimos cayendo en el soeiologismo y el economicismo (ambos con diversos signos o corrientes ideolgicas en su interior), confundiendo regiones con cIases sociales, o procesos conflictivos con la economa del bienestar en abstraelo. As, no nos extrabamos de encontrar el mismo contenido conceptual

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  • LOS TERMINOS DE LA CUESnON REGIONAL

    revestido del ropaje terminolgico pseudomarxista o del funcionalista. Si un tema se identificaba como "neoclsico", "Iuncionalista", "estructuralista" o "dependentista", era arrojado por la borda del barco como primer paso y, posiblemente, "rescatado" varias millas marinas (y aos) despus, no sin que, como decamos ms arriba, las jergas fueran entremezclndose y las citas mencionando (reconociendo/negando) los "factores" mencionados por el enemigo. Que algunos se salvaran relativamente de esta evo(invo)lucin, no afecta la caracterizacin global. Algunos por concentrarse en la crtica contnua y sistemtica a una de las corrientes, otros por eludir toda consideracin sobre el qu hacer hoy y aqu, otros por ambas razones, puede ser que haya algunos que llegaron "sanos y salvos" (o al menos recuperables") a... dnde? La pregunta por el lugar es la pregunta por la "cuestin". Pregunta que debe ser contestada conceptual pero tambin prcticamente. Hay ciertas situaciones sociales en las cuales el estado de la problemtica es compulsivamente revisado por los que tienen que "hacer" ms que decir. Y el campo (y sus "especialistas") es tensionado por la urgente necesidad de la transformacin social desde aparatos del Estado. Qu respondieron, colectivamente, los especialistas (Jos "regionalistas") a la Unidad Popular en Chile, al Velasquismo en el Per, al Frente Sandinista en la Nicaragua actual (salvando las enormes diferencias entre estas situaciones?

    Del mismo modo, cabe que nos preguntemos por qu las organizaciones polticas, los movimientos sociales contestatarios, rara vez se (nos) plantean esa pregunta cuando estn "en la oposicin" al orden capitalista.

    Investigacin posible, pero tambin problema personal para muchos de nosotros, la pregunta es crucial para encausar la autocrtica colectiva que debemos hacer, si de sentar nuevas bases se trata. Por ltimo, la decidibilidad entre paradigmas en campos especficos no puede resolverse apelando a la autoridad de paradigmas ms abarcativos y/o a meros anlisis de consistencia interna. Si nos limitamos a especular, por virtuosos que seamos, o si nos limitamos a araar la realidad manipulando dudosas series estadsticas, o si meramente combinamos ambas actividades, estamos an lejos de haber contrastado nuestras ideas con la dura realidad, aprehensible no slo por la va dc1 conocimiento, sino tambin de la transformacin.

    Hablamos, claro del colectivo. No de individuos que pueden construir virtuosos trabajos sobre un concepto o un indicador, siempre tiles, siempre recuperables por los transformadores orgnicos de la realidad. Hablamos del conjunto de los especialistas sobre "lo regional". Dejamos fuera (perdn) a los que confunden la obtencin de fondos para su subsistencia como investigado

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  • JOSE I.VIS CORAGGIO

    res con el objetivo mismo de la investigacin y que asimilan su coyuntura personal con la coyuntura del movimiento popular. Hablamos de los que, an dentro de los lmites existentes, estn comprometidos al menos con el conocimiento cientfico. Y esto todava incluye representantes de muchas corrientes. Ms an, podemos dejar fuera de nuestra pregunta a los que son consciente o inconscientemente representantes de las ideologas dominantes. Nos quedamos con los investigadores serios que ejercen la crtica como su manera de acceder a la realidad. Y extendemos la pregunta, para no hablar slo del pasado o de un presente demasiado (o mal) localizado para algunos: Qu tenemos para proponer (hacer) respecto a la problemtica regional en aras de una transformacin social al servicio de las masas trabajadoras de Amrica Latina? Qu guas para la accin de los movimientos contestatarios, pueden surgir de nuestros anlisis? Qu objetivos concretos podemos poner en su mira? O, muchos ms humildemente, qu podemos proponer a los planificadores regionales contestatarios dentro del rgimen capitalista?

    2. SOBRE LAS BASES METODlCAS PARA UN REPLANTEO CRITICO DE LA PROBLEMATICA

    Lo anteriormente expuesto no debe interpretarse como una propuesta de intentar el eclecticismo, tomando eon amplitud todas las contribuciones a cada "tema" y componiendo un mosaico de aproximaciones, en lugar de elaborar una teora basada en un paradigma social explcito. Por el contrario. Se trata de ubicarse, en el interior de un colectivo ideolgica y tericamente heterogneo, con una firme posicin terico-metodolgica y, desde all, descodilicar las aportaciones hechas desde otras vertientes, criticar las supuestamente propias, recuperando su contenido de conocimiento objetivo si lo tuvieren. Se trata de aceptar abiertamente el reto que proponen otras eoncepciones, otros nfasis, a la vez que de asumir la propia crisis, sin recurrir ya a los libros sagrados como cobertura para el discurso teoricista espeeulativo. Tampoco puede interpretarse, entonces, como una propuesta de zambullirnos en el pragmatismo y de abandonar la teora. Por el contrario, se trata de refundar la teora crtica de lo regional.

    Esto requiere elaborar analticamente las determinaciones ms simples y abstractas de la problemtica que, a nuestro juicio, nos remiten a la relacin entre espacio y sociedad. Inmediatamente debemos pasar a establecer algunas relaciones entre la espacialidad y los procesos propios de una sociedad histricamente determinada: la capitalista. Sin embargo, al nivel de la relacin entre espacio y Modo Capitalista de Produccin, slo se pueden plantear algunas hiptesis de tan elevado nivel de abstraccin que pueden resultar obvias o in

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  • LOS TERMINOS DE LA CUESTION REGION..u.

    comprensibles. Es necesario acercarse ms a lo real: del espacio al territorio, y del Modo de Producci6n Capitalista a la Formaci6n Econ6mico Social Capitalista, como t6pica te6rica que nos permitir acceder al nivel de nuestro inters: territorios y sociedades capitalistas latinoamericanas en la poca actual.

    Sin embargo, mientras no completemos la formalizaci6n y comencemos a recorrer el camino inverso con asiduidad, probando la eficacia de estos conceptos para producir conocimiento emprico y desde all realimentar la tpica te6rica ms general, estaremos en los primeros pasos de una va slo presumiblemente correcta.

    En todo caso, se trata de romper con una tradici6n que oscilaba entre el planteamiento de la problemtica regional a su nivel ms aparente ("mucha gente, mucho trnsito, pocas calles; luego: congestin urbana") y el que remita inmediatamente a determinaciones fundamentales pero sin mediaci6n de ningn tipo ("el imperialismo produce concentraci6n territorial"). Todo indica que una de las claves para avanzar es darle a la Formaci6n Econmico-Social su verdadero "arcter de "procesador" de las causas "externas" sobre la organizacin territorial nacional, para superar lo que Federico Sabat caracteriza como el anlisis de "repercusiones" ("Determinaciones contemporneas y anlisis hist6rico de la Cuestin Regional en Amrica Latina"). Sin embargo, an cuando incorporemos a la Formacin Econ6mico Social como procesador de los efectos, el modelo causalista flaquea como va explicativa. Segn seala R. Moreira ("Una poltica regional de industrializacin. El Nordeste Brasileo", no incluido en este volumen) la sequa en el Nordeste Brasileo "produjo" presiones sociales que a su vez provocaron como respuesta por parte del Estado, la creacin de SUDENE. Aqu, un hecho aparentemente externo (la sequa, fen6meno natural) es procesado por la formacin social capitalista brasilea y da como resultado cierta accin regional, cierta reorganizaci6n de aparatos del Estado. Pero cabra preguntarse si esa sequa no era en realidad un hecho social, no s610 por sus repercusiones, como dira Federico Sabat, sino por ser constitutivamente resultante del subdesarrollo o de la degradacin de las fuerzas productivas en esa sociedad, Lo que Sejenovich y Snchez nos plantean ("Notas sobre Naturaleza-Sociedad y la cuestin regional en Amrica Latina") impide ya pensar tan fcilmente que los fenmenos climticos u otros fenmenos naturales son un puro acontecer de la naturaleza. Del mismo modo, podramos vincular los movimientos tnicos y su desplazamiento hacia tierras marginales, no como conexi6n procesada por la "sociedad blanca" (Rodrguez ySoubie: "La problemtica indgena contempornea y la cuesti6n regional en Amrica Latina") sino como resultado del proeesamiento partieular que el capitalismo les da en sociedades

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  • JOSE LUIS CORAGGIO

    latinoamericanas.

    Con estos ejemplos queremos ilustrar que esa propuesta de ubicarnos en una posicin terico-metodolgica firme requiere cuestionar la lgica misma de la explicacin cientfica, tarea obviamente no reservada exclusivamente para nuestro campo, pero a cuyo desarrollo debemos estar muy alertas. En el pasado, nuestra disciplina (?) estuvo alejada de tal tipo de discusiones, reservadas para las "ciencias bsicas". La refundacin del campo, el replanteo de la problemtica especfica exigen, sin duda, realizar ese esfuerzo ahora, pues sin "ruptura epistemolgica", difcilmente se dara un salto cualitativo.

    3. LA CARACTERIZACION DE LA CUESTION REGIONAL

    Partimos de la base que al llegar al Seminario los diversos ponentes tenan una concepcin acerca de lo que poda entenderse como "la Cuestin Regional" y que la misma presentacin y discusin de los trabajos nos puede permitir un avance en la conceptualizacin de la misma. De hecho, un primer intento realizado sobre la marcha est contenido en las Conclusiones del seminario (Conclusiones del Seminario sobre la cuestin Regional en Amrica Latina", ver Apndice). Por lo pronto, si examinanos aquellas ponencias que ms O menos explcitamente plantearon a qu se referan como "la cuestin regional", encontramos posiciones muy diversas. Para Baln ("Una cuestin regional en la Argentina: Burguesas provinciales y el mercado nacional en el desarrollo agroexportador") que ha hecho un esfuerzo importante de explicitacin, la cuestin regional se da cuando, "en las relaciones de conflicto entre grupos y clases sociales en sociedades nacionales... los actores, sus intereses o lealtades estn espacial y estructuralmente diferenciados". Esta proposicin pone como contexto mnimo referencial una sociedad nacional, es decir, un estado nacional. Por lo dems, en el caso que analiza, plantea como "cuestin regional" la derivada de la contradiccin existente entre la base econmica del Estado Nacional (concentrada en la regin-centro) y las bases polticas de dicho Estado, que en buena parte estaban localizadas en las Provincias del interior. Esta contradiccin permita que las oligarquas del interior pudieran plantear reivindicaciones a partir de sus intereses econmicos particulares y forzaba una alianza con las mismas para garantizar la estabilidad poltica que el proceso requera. Esta visualizacin, que nos parece pertinente, se diluye sin embargo, cuando Baln prcticamente identifica cuestin regional, con "problema regional", yentonces habr tantas cuestiones regionales como situaciones de conflicto con expresiones regionales haya. Sin embargo, al anticipar las tendencias, Baln

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  • LOS TERMINOSDE1-4CUESTIONREGIONAIJ

    comparte la hiptesis de Francisco de Oliveira1, segn la cual el desarrollo del capitalismo produce una homogeneizacin de las estructuras econmicas (difundiendo precisamente las relaciones capitalistas de produccin) y una unilicacin del sistema poltico, lo cual conducira -sobre todo en ausencia de grupos tnicos importantes localizados- a reducir la importancia de las "cuestiones regionales". Aunque el "usodel espacio" siempre podra dar lugar a conflictos de clases ygrupos, rara vez se convertira ya en la base de identidad de los mismos, como consecuencia de la gran movilidad de los factores.

    Esta anticipacin de tendencia parece contradecirse con la que podramos deducir del trabajo de Sejenovich y Snchez (op. cit.) quienes sealan que la caracterstica fundamental del capitalismo, en lo referente al uso del territorio, es que provoca una exacerbacin de la divisinterritorial del trabajo, especializando los ecosistemas, es decir, diferencindolos crecicntcmcntc. De aqu podramos deducir que, an cuando efectivamente hubiera una relativa homogeneizacin en trminos de relaciones sociales, las bases de conflictos entre grupos regionales, alrededor de la poltica econmica nacional o por la obtencin de recursos productivos. no necesariamente disminuira. Dada, entonces, la delinicin de "las cuestiones regionales" adoptada, stas podran coyunturalmente e incluso tendencialmente, crecer en importancia dentro de la problemtica nacional. Tal vez esta paradoja podra resolverse si se establecieran bases analticas ms lirmes para jerarquizar los distintos tipos de conflictos (y sus contradicciones subyacentes) as como otras condiciones contextuales que hacen (o no) de los mismos una Cuestin Regional en la sociedad nacional. Sobre esto volveremos ms adelante.

    Aunque Baln en su caracterizacin se centra en los conflictos de intereses y su expresin poltica, cabra repreguntar si la Cuestin Regional es siempre una cuestin econmica o, si puede ser tnica, cultural, etc. es decir basada en otras contradicciones propias de la sociedad civil.

    Bengoa, por ejemplo ("Agricultura, acumulacin capitalista y la cuestin regional", no incluido en este volumen), deline a la regin como un subsistema de acumulacin con sujetos sociales especficos capaces de encarnar un proyecto de desarrollo. Un problema central de la "cuestin regional" es el carcter incompleto de dicho subsistema de reproduccin de la base material y por lo tanto de las clases mismas. A nuestro juicio, ("Sobre la espacialidad social y el concepto de regin") esta definicin confunde el proceso social (acumulacin) con su mbito territorial (regin), y asimismo reduce el espectro de las regiones posibles a aquellas subsumidas realmente al capital (para esa defin" cin no podra haber una regin campesina, por ejemplo). A tal punto es ese su planteo, que afirma que cuando se trata de "regiones de base agrcola de.

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  • lOSE LUIS COIUGGIO

    menor desarrollo relativo" y por lo tanto con escasa "capitalizacin" se sufre la tentacin de "disolver el problema regional en el rural". En este enfoque, la Ion .a en que el proceso nacional o mundial de acumulacin vaya incorporando los procesos de trabajo de las diversas reas ser el determinante fundamental de la constitucin (o disolucin) de regiones (capitalistas) y de sus correspondientes estructuras sociales. Aqu, en la reflexin sobre las tendencias, aparece una mencin a la posibilidad de que este proceso desigual genere desequilibrios que se sugiere deben ser vinculados a la identificacin y caracterizacin de movimientos sociales regionales. Aunque la riqueza del trabajo de Bengoa puede sugerir muchas interpretaciones alternativas, creemos que en resumen su visin de la cuestin opta por cargar el peso en las determinaciones econmicas.

    Como posiblemente dira Juan Villarreal ("Clases, regiones y poltica, con especial referencia a Argentina y Amrica Latina", no incluido en este volumen) el anlisis de Bengoa permanece al nivelde la constitucin regional de los conflictos de clase, sin penetrar en "las luchas entre gobernantes y gobernados", en "los conflictos entre partidos polticos", en "lasdisputas de tendencias ideolgicas"ni en el desarrollo de movimientos de protesta social regionales, todos los cuales seran elementos necesarios para completar el planteo de la cuestin. Sin embargo, cuando a su vez Villarreal intenta definir "regin", la presenta como el "escenario" donde se desenvuelven las luchas, el "contexto cualitativamente diferenciado" que lejos de ser pasivo (como sugerira el trmino "escenario") influye, por su misma diferenciacin, en la formacin y actuacin de los partidos y la constitucin particular de clases sociales asociadas a las estructuras productivas. Obviamente, aqu "la regin' ya no es un escenario, sino la sociedad civil local misma, puesto que no puede pensarse separadamente la constitucin de las clases y la constitucin de la estructura econmica, y por lo tanto queda dentro del proceso social (Villarreal intenta resolver esta dificultad aclarando que las estructuras productivas diferenciadas inciden, a su vez, en la constitucin de "las regiones" de una formacin social). Incluso, por momentos, en el discurso de ViIlarreallas regiones parecen convertirse prcticamente en sujetos sociales. Un procedimiento similar al de Bengoa proponen Bias Real y Mario Lungo ("La problemtica regional en Centro Amrica", no incluido en este volumen), aunque sin poner condiciones tan restrictivas a la definicin de una regin. Bsicamente, efectan el anlisis desde la perspectiva de la divisin territorial del trabajo, pero no limitndose a los aspectos del proceso de trabajo, sino considerando las relaciones sociales de producci6n y las modalidades de inserci6n en el interior de la Formacin Econmico Social como criterios clasificatorios (ydelimitadores). As, las regiones quedaran nuevamente determinadas a par

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  • LOS TERMINOS DE lA CUES110N REGIONAL

    tir de diferenciaciones en la sociedad civil,ms concretamente, en las estructuras econ6micas, proponindose como tema adicional de investigaci6n (tal como plantea Bengoa) las "manifestaciones de poder regional", y su relaci6n con el desarrollo de la estructura econ6mica. Sin embargo, en el trabajo se resaltan las determinaciones econ6micas como componente explicativo.

    As, se plantea un modelo de evolucin del desarrollo desigual de las regiones que es explcita o implcitamente utilizado por otros autores y que sin duda ha predominado en este campo en Amrica Latina: nuestros pases, insertos de manera dependiente en el sistema capitalista, sufren los impactos ex6genos resultantes de los cambios en el mercado mundial y las consecuentes redefinciones de la divisi6ninternacional del trabajo. As, nuevas demandas externas generan, en aquellas regiones ecolgicamente aptas y provistas de la suficiente infraestructura por el Estado nacional, nuevas actividades productivas. Esto a su vezsuele ir asociado con transformaciones en las relaciones sociales de producci6n y por tanto en la estructura de clases local, lo que a su vez va contribuyendo a transformar la composicin del Estado mismo.Todos estos procesos a su vez generan y/o posibilitan cambios en la configuraci6n territorial de las actividades de exportaci6n que a su vez inducen cambios en la relativa a las actividades dirigidas al mercado interior. Se producen as los "ciclos" de la carne, del caf, del algod6n, de los cereales, del banano, etc., acompaados de reacomodamientos poblacionales y de las grandes obras de infraestructura (ferrocarriles, caminos, represas, etc.) que ponen en condiciones de produccin los recursos que cxige el proceso de acumulacin de capital a escala mundial. Si a esto le agregamos los procesos de formaci6n del capital nacional, las interrelaciones y transformaciones de las formas del capital (comercial, bancario, agrario, financiero, ctc.) y la articulacin del capital extranjero y su tecnologa con el nacional, tcndrfamos una buena base para visualizar las transformaciones o refuncionalizaciones de las regiones y sus correspondientes estrucLuras de clase. Adicionalmente, el componente tnico puede agregar una determinacin importante en ciertas sociedades y pocas. El proceso de urbanizaci6n y el desarrollo del mercado interno que acompaan esta evolucin van a su vez complejizando la problemtica regional, en tanto la contradiccin campo-ciudad o la diferenciaci6n rural-urbano van tomando formas nuevas (as, en los pequeos pases centroamericanos esta dicotoma tendera a diluirse rpidamente. Ver Real y Lungo, op, cit. y Richard Willig: "La cuestin regional en El Salvador"no incluido en este volumen). La cuestin regional ira as autonomizndose relativamente de la euesti6n agraria. (Nuevas bases para un enfoque superador al descrito son a nuestro juicio planteadas por Federico Sabat en su trabajo citado). La propuesta que generalmente se hace es agregar o superponer a este anli

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  • JOSE LUIS CORAGGIO

    sis consideraciones sobre las "expresiones" polticas de estas transformaciones en la regionalizacin de la sociedad civil, e incluso sobre la potencialidad poltica de los conflictos de inters que se van generando sobre bases regionales diferenciadas. Cuando dichos conflictos son visualizados fundamentalmente como conflictos entre fracciones de la burguesa, prcticamente se nos propone hacer una historia de la constitucin de la burguesa como clase nacional y las tensiones que sufre en su interior por los fraccionamientos "espacialmente diferenciados" y su evolucin.

    A nuestro juicio este enfoque, que da "personalidad" al planteamiento de la problemtica regional en Amrica Latina, y que no puede ocultar sus races Cepalinas, al limitarse a plantear lo poltico como "expresin" de la base econmica cae en un economicismofque debe ser superado si de rcfundar el campo sobre bases cientficas vlidas se trata.

    y aqu surge el otro posible sesgo: el "politicismo", donde se brinda una exagerada autonoma relativa a las relaciones polticas. Adicionalmente, este nuevo tipo de enfoque encuentra dificultades mucho ms serias para vincularse con la problemtica regional (como creemos puede visualizarse en el trabajo de Villarreal citado). Retomando entonces nuestro intento de revisar las formas en que en el seminario ha sido caracterizada la cuestin regional, ahora desde una perspectiva que da ms peso a "lo poltico", encontramos una frmula recurrente en muchos autores: la vinculacin de la problemtica regional con el denominado "proyecto social hegemnico". As como en los enfoques que visualizan la cuestin regional como constituida al nivel de la sociedad civil, la misma podra por ltimo reducirse a (confundirse con) la Cuestin Agraria, en este enfoque no es difcil ver como situacin lmite su confusin con la Cuestin Nacional, vista como cuestin de la constitucin de una burguesa nacional y un Estado unificado.

    Richar Willing Copo cit.) hace un planteo muy simple. Su hiptesis central es que el desarrollo regional responde a iniciativas directas de una fraccin de clase dominante, que para poder realizar su proyecto se enfrenta a otras fracciones o clases, movilizando apoyos para obtener el respaldo de las polticas gubernamentales. Igualmente, Wilson Salinas ("La dialctica de la poltica regional nacional. El caso del gobierno militar peruano") presenta su caso como .~ el de un modelo hegemnico que priorizaba la industrializacin, con conse

    cuencias mnimas sobre la "cuestin regional", al darse en un determinado contexto nacional (de reformismo) e internacional (de capitalismo dependiente). Como dira Villarreal, aqu prcticamente se confunden lo econmico con lo poltico. Barkin tambin afirma {"La cuestin regional en su contexto nacio

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  • LOS TERMINOS DE LA CUESTlON REGIONAL

    nal", no incluido en este volumen) con referencia al caso del NE en Brasil, que su no desarrollo se explicara por no ser parte de un "proyecto nacional". En la misma lnea, Lavell, Pirez y Unikel ("La poltica regional en Mxico: 19701976", no incluido en este volumen) atribuyen la falta de una poltica regional coherente en Mxico a la ausencia de un sector realmente interesado en una toma de posicin directa sobre la problemtica regional, mientras que, por ejemplo, Wilson Salinas lo planteara ms en trminos de los efectos que una u otra poltica sectorial pueden tener sobre lo regional (sin duda que en Mxico la poltica de industrializacin o la poltica agraria tienen implicaciones casi inmediatas sobre la suerte a correr por unas yotras zonas del territorio tal como los mismos autores implican en otras partes de su documento). Geisse y Valdivia ("La cuestin urbana-regional en Chile", no incluido en este volumen) hacen asimismo referencia a que los sectores medios y obreros urbanos apoyaron el proyecto industrialista posterior a los treintas en Chile, posibilitando las condiciones polticas para la proteccin por parte del Estado, pasando el mercado interno a ser la base del crecimiento econmico, pero en detrimento de los sectores de pequeos y medianos productores agrcolas y del campesinado, y asocian esta situacin poltica con el tipo de configuracin territorial (y sus contradicciones) resultante. En todos estos planteos aparece ms o menos explcito el operador terico constituido por el concepto de proyecto social "hegemnico" o, en su versin ms descarnada, simplemente "impuesto" por los grupos en el poder. Pero el tal proyecto se identifica casi totalmente con un determinado proyecto de crecimiento econmico sectorial y su correspondiente poltica econmica, con lo cual nuestro despegue de los condicionantes de la cuestin regional ubicados en la sociedad civil sera incompleto, en tanto estaramos, efectivamente, captando slo las "expresiones" al nivel de las polticas del Estado, de los intereses de los grupos en el poder, siempre -por la misma naturaleza del operador terico- parte de las clases dominantes.

    Si revisamos ahora la forma en que Rofman lo teoriza ("Teora y prctica de la planificacin regional en Amrica Latina"), se evidencia ms la casi simbiosis de lo poltico y lo econmico, teorizado adems al nivel de Modo de Produccin, enfoque ste que ha ocupado un lugar importante en la evolucin de las ideas sobre el tema en la ltima dcada. Para Rofrnan,"el proceso de toma de decisiones en cada coyuntura corresponde con los objetivos globales del desarrollo capitalista en cada pas", que seran el verdadero punto de referencia para evaluar las experiencias de planificacin, y no el discurso ideolgico del plan. Los sectores que controlan el aparato del Estado impulsan una determinada estrategia de desarrollo nacional, que implica y enmarca a su vez a

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  • OSE LUIS CORAGGIO

    la planificacin regional, por lo que, teniendo en cuenta la afirmacin anterior, las tendencias del capital en general se estaran imponiendo en la organizacin territorial directamente a travs de sus representantes cn la conduccin del Estado capitalista. Esto supondra que el proyecto social hegemnico consiste en imponer las tendencias de desarrollo del capital en general, superando las contradicciones entre sus fracciones, lo cual no parece coincidir con la apreciacin que otros autores tienen al respecto, privilegiando no tanto el anlisis dc las tendencias objetivas del capital en general como el de las contradicciones coyunturales entre fracciones de la burguesa.

    A esta altura nos parece evidente que "lo poltico" como tal aparece como subsidiario a lo econmico y que, a pesar de que se utiliza el trmino "hegemona", uno de sus componentes principales queda marginado relativamente del anlisis (el de la posibilidad de persuacin de las clases antagnicas), tal vez por tener un peso relativamente menor cn los procesos de dominacin que han predominado en Amrica Latina.

    En el trabajo de Martn del C.ampo ("La cuestin agraria yel desarrollo regional en Mxico", no incluido en este volumen), luego de establecer un nexo entre la cuestin agraria y la cuestin regional, se destaca un elemento directamente poltico con efectos posihles sobre la problemtica regional en Mxico, conformado por "las modificaciones del modelo poltico en el campo as como de las formas de participacin y del control del campesinado por parte del Estado y las clases dominantes". Por su parte, Moreno ("La coyuntura poltica argentina de 1966 a 1970 y los movimientos populares rcvindicativos de carcter regional", no incluido en este volumen), que se propone analizar la relacin entre un "proyecto de desarrollo econmico social hegemnico a nivel nacional" y los conflictos regionales que el mismo origin (refirindose al Cordobazo en Argentina) afirma, generalizando, que "las contradicciones territoriales son secundarias" y que, por lo tanto "los conflictos polticos y sociales que en ellas se asientan tienen solucin dentro dc la propia lgica del sistema capitalista en su conjunto", aunque, en determinadas situaciones de relacin de fuerzas, puede plantearse un "enfrentamiento significativo" respecto al mencionado proyecto. La proposicin terica bsica de Moreno es que las estructuras econmicas tienen efectos sobre la conformacin territorial por medio de un proceso mediado por la actividad poltica del Estado y del sistcma poltico, planteando as elementos para una posible visualizacin alternativa a la que concibe lo poltico como expresin de lo econmico o a la que lo ve como autnomo,Asimismo, nos abre otra lnea de reflexin al tomar en consideracin no slo el tipo sino la forma de resolucin de los conflictos. En cfecto, afirma que, debido a que la solucin de lo!oo conflictos analizados fue "poltica en trminos clasistas", los mismos produjeron importantes efectos polticos pe

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  • LOS TERMINOS DE LA CUESTlON REGIONAL

    ro muy pocos o ninguno sobre la estructura econmica regional. Lo que coincidira con la anticipacin de Villarreal de que" ...hay una considerable dis

    tancia analtica entre el pesado movimiento de las clases sociales y el fugaz desplazamiento de los partidos polticos en su movimiento alrededor del poder", tanto ms en Amrica Latina, donde la sociedad poltica no se habra desarrollado pari passu con un desarrollo complejo de la sociedad civil. Un caso que parece ser aproximable a partir de la proposicin bsica de Moreno es posiblemente el de Venezuela, para el cual Negrn ("El desarrollo y las polticas regionales en Venezuela") nos entrega uno de los anlisis ms completos de caso nacional, aunque talvez las determinaciones especficamente polticas no cobran toda la relevancia que podran (posiblemente porque efectivamente la hiptesis de Moreno es particularmente vlida en una sociedad marcada por la captacin de la renta petrolera). En lo que hace a la conceptualizacin sobre la "cuestin regional", Negrn afirma, refirindose a la poca que se inicia (en los aos 20) que "el problema regional exista (si exista) apenas para crculos muy restringidos de las clases ms acomodadas". Esto nos trae a colacin otro aspecto relativo a la necesaria diferenciaci6n entre la euestin como situaci6n objetivamente determinada, por un lado, y la percepci6n de la misma por el otro. Haciendo un paralelo, valdra decir que cuando la clase trabajadora no percibe (por su grado de conciencia y organizacin) la cuestin del desarrollo de las fuerzas productivas como "su" problema, o como problema nacional, por eso deja de ser un aspecto constitutivo de su evolucin? Volveremos sobre este tema. Un intento de buscar en la prctica misma del anlisis de la realidad una respuesta a la relacin real -en la problemtica regional- entre lo poltico (y lo ideolgico) y la sociedad civil (con sus determinantes de desarrollo desigual de las fuerzas productivas y de las clases sociales, de articulacin entre relaciones heterogneas de produccin, de contradicciones tnicas, etc.,) se encuentra en el trabajo de Federico ("Notas sobre la cuestin regional en Bolivia") con un desarrollo posterior, de contenido ms terico-metodolgico, en su otro trabajo anteriormente citado. Intentando extraer el ncleo de las propuestas alternativas coexistentes en esta obra, podramos decir que, para unos, la "cuestin"se localizafundamentalmente a nivel de la sociedad civil, con "expresiones" correspondientes (bajo ciertas condiciones) en la sociedad poltica. Cuando, adicionalmente, la cuestin muestra una raz comn con la cuesti6n agraria como determinante fundamental, aparece como propuesta de resolucin superadora la reforma agraria, es decir, una transformacin en las relaciones sociales de produccin. Para otros, la cuestin tiene races en la sociedad civilpero se localiza en la in

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    terfase entre sta y la sociedad poltica, bajo el ttulo de "proyecto social hegemnico". Cuando, adicionalmente, la cuestin tiene alcanees que la confunden prcticamente con la cuestin nacional -entendida como la relativa a la definicin de la hegemona de clase y la constitucin del estado nacional- aparecera como propuesta de resolucin superadora una transformacin en las relaciones de poder.

    La primera va de planteamiento corre el riego de caer en sesgos economicistas, como lo ilustra la diversidad de conceptos de reforma agraria que existen en esta misma obra3, algunos de los cuales, al quedarse enmarcados en la sociedad civil, pueden incluso convertirse en mecanismos eficientes del desarrollo capitalista, sin ser necesariamente ste el objetivo propugnado. La segunda, a su vez, parece quedar entrampada en muchos casos en una historia de la burguesa y su proceso de constitucin conjuntamente con el Estado, donde las clases dominadas y la lucha de clases como tal aparecen como "teln de fondo" del proceso interno a la misma. A estas dos alternativas, que dominan el campo (como ncleos no siempre expresos) podra agregarse una variante de la primera, que propondra para algunas sociedades una asimilacin de la cuestin regional con la cuestin tnica, dando lugar a otra posible confusin con la cuestin nacional -entcndida ahora como el problema de la plurietnicidad y el Estado- (Rodrguez y Soubi, op. cit. y los trabajos de Federico tambin citados). En todo caso, en ambas vertientes explicativas, existe latente la concepcin de que el "modelo regional" est detcrminado por el "modelo nacional" (y stc por el "modelo internacional") donde "lo regional" y su resolucin estaran totalmente subordinados al tratamiento quc lc d la sociedad a la problemtica nacional (sea sta agraria, tnica, o poltica) que en s misma sera arcgional, .Cabr considerar la alternativa de que, al menos en ciertas pocas de clertas sociedades, la cuestin regional sea algo ms que una fonna de aparicin de cuestiones sociales cruciales para la estructuracin sociopoltica de dichas sociedades? 0, en otros trminos .cundo es constitutiva ella misma de la problemtica social global?

    La ltima pregunta que nos formulamos no nos parece, sin embargo, la crucial. Lo fundamental no es establecer la efectividad o la posibilidad de existencia de una Cuestin Regional como constitutiva de la problemtica social global, "aliado de" cuestiones reconocidas, tales como la cuestin agraria, la cuestin tnica, la cuestin del estado nacional, etc. sino de encontrar la articulacin ms eficaz entre la conflictualidad de base regional y las luchas sociales. Ubicarla como "Cuestin" es slo. una forma sinttica de evaluar su potencialidad social. Como aqu no se trata de decidir por una u otra alterna

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  • LOS TERMINOS DE LA CUES110N REGIONAL

    tiva, sino ms bies de plantear aperturas de la problemtica para futuros desarrollos en este campo, podemos limitarnos a plantear algunas inquietudes adicionales, esperando que la crtica colectiva determine su posible validez.

    Podemos partir, en primer lugar, de lo que casi constituye una constatacin, pero que presentaremos como un postulado: La cuestin regional (de existir como tal), tiene siempre bases materiales. Esto implica que nunca sera, por ejemplo, puramente ideolgica, sustentada por regionalismos desarraigados de la sociedad civil. Sin embargo, puede producirse un desplazamiento que la ubique a nivel fenomnico como una cuestin centralmente poltica. En segundo lugar, podramos postular que en toda sociedad hay contradicciones que se expresan territorialmente pero que no en todos los casos constituyen una cuestin regional (del mismo modo que en toda sociedad hay actividad agraria, pero no en toda sociedad hay una cuestin agraria). Para catalogarla como Cuestin Regional, proponemos requerir que se constituya como una cuestn de Estado, es decir, como una cuestin que exige una resolucin poltica4, porque su reproduccin socaba la hegemona del bloque en el poder. Este tipo de situacin puede estar enraizado en una contradiccin entre fracciones de las clases dominantcs5 (terratenientes vs, burguesa productora; burguesa nacional vs. burguesa imperialista), o entre ciertas clases o etnias dominadas (campesinado, grupos tnicos indgenas) y dominantes6. En principio, la denominada contradiccin principal del Modo Capitalista de Produccin (proletariado vs. burguesa) no tendera a adoptar directamente la forma de una Cuestin Regional. Sin emhargo toda clase que aspire a la hegemona nacional, sea sta la burguesa o el proletariado, debe incorporar a su estrategia poltica el tratamiento de la Cuestin Regional, cuando sta existe, aunque no le ataa de manera directa, ya sea que su existencia se basa en contradicciones que generan conflictos entre fracciones de otras clases o de la propia, o que se basa en contradicciones tnicas expresadas en proycctos nacionales diversos.

    La forma que adoptan y el potenci! poltico de los problemas regionales depende no s610 de cules son las ciases o racciones involucradas y de la naturaleza de sus contradicciones, sino tambin de otros condicionantes contcxtuales que especifican su carcter como "cuestin' o no.

    Tales condicionantes contextuales incluyen, entre otros: el carcter del Estado; el desarrollo alcanzado por la sociedad civil; la diferenciacin tnica y cullural de la poblacin; el grado (k desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas y su carcter desigual; la existencia o no de un desarrollo combinado de formas heterogneas de produccin; la forma de insercin cn el mercado y en el sistema poltico mundial; la relacin poblacin/recursos naturales;

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    las bases naturales de la sociedad etc. (sobre esto, vcr el primer trabajo citado de Federico Sabat.)7

    En otras palabras, an existiendo conflictos de base rcgional.pucde no existir una Cuesti6n Regional en una dada sociedad nacional. Por otra parte existiendo en dos sociedades diversas o en dos pocas de una misma sociedad, no ser siempre de la misma naturaleza. Puede ser una cuestin centralmente econ6mica (cuando, por ejemplo, bloquea el desarrollo de las fuerzas productivas y por tanto el desarrollo del capital) o centralmente poltica (cuando por ejemplo, se asocia a la lucha revolucionaria contra las clases dominantes). Otra caracterstica fundamental para que un "problema regional" conforme una Cuestin Regional ser su carcter reproductivo. En otros trminos, se tratara de una contradicei6n que las estructuras de la sociedad procesan, reproducindola, sin poder resolverla dentro de sus propios lmites estructurales. Resolver el tipo de "cuestiones regionales" que analiza Baln (op. cit.) implic6 consolidar un nuevo Estado nacional y, por tanto, una nueva etapa en la constitucin de la burguesa argentina. Si bien dentro del mismo sistema social capitalista, hubo un cambio estructural en su sistema poltico y, por tanto, en la forma en que se dirimiran ese tipo de conflictos de intereses entre fracciones burguesas del interior y la burguesa del litoral. Se trata ms bien de que dej6 de plantearse recurrentemente y con efectividad un cuestionamiento del Estado a partir de tal tipo de conflictos, que pasaron a revolverse dentro de los mecanismos de regulacin que la burguesa en su conjunto se daba. Distinto scra el caso de sociedades donde, por ejemplo, el capitalismo no ha podido an desarrollar una sociedad civilque genere las bases materiales de fuerzas sociales capaces de resolver la cuestin nacional misma, como podra ser el caso de la Bolivia actual, en los que la conflictualidad social toma la'forma de una Cuesti6n Regional, sobredeterminada por la Cuestin Etnica y la Cuestin Campesina y por el conflicto entre dos fracciones de las clases dominantos, donde lo poltico toma incluso un aspecto geopoltico, pues efectivamente la Cuestin Nacional no estara resuelta en ninguno de sus sentidos.

    Podra desprenderse de lo dicho que finalmente coincidimos con la interpretacin de Balan y de Oliveira (op. cit.) respecto a que el capitalismo tiende a homogeneizar las relaciones sociales y genera condiciones contextuales tales (unificaci6n nacional)8 que prcticamente diluye la regionalizaci6n de los conIlictos, que ahora se expresaran abiertamente como conflictos de clase o de fracciones de clase, sin la cobertura regional. Para esa concepcin, la existencia de conflictos sociales o intertnieos importantes de base regional, seran "resabios" del pasado, o una muestra de que el capitalismo an no se ha desarrollado suficientemente en esa formaei6n social. A nuestro juicio, tal conccp

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    cines muy lineal, en tanto el mismo desarrollo de una sociedad en presencia del imperialismo puede, por su carcter intrnsecamente contradictorio, generar nuevos conflictos a partir de contradicciones latentes o de otras nuevas que, en determinadas coyunturas nacionales, pueden hacer surgir. una cuestin social caracterizable como la Cuestin Regional9 Pero sto es slo una contrahiptesis. Habra, por lo tanto, que intentar establecer -a travs de una revisin de los antecedentes histricos y de las determinaciones actuales y sus tendencias- las situaciones diferenciales de sociedades nacionales que: a) an reproducen una cuestin regional no resuelta; b) actualmente no incluyen en su problemtica social algo que merezca el ttulo de "la cuestin regional", y e) ~ que tendencialmente, y a partir de su situacin estructural actual, pueden desarrollar una nueva serie de cuestiones regionales, propias de esta fase del imperialismo y de sus condiciones especficas de insercin en el sistema mundial. Por el otro lado, en nuestra concepcin, es intil buscar la "cuestin regional" donde no la hay, fragmentando hasta el infinito las clases sociales (y tambin la poblacin en abstracto) en grupos cuya diferenciacin tenga bases territoriales, que podran entrar actual o potencialmente en relaciones de oposicin o de conflicto de algn tipo, efectuando as una pseudo fenomenologa de la "cuestin regional". Slo cuando se de un conflicto social (actual o porcnclal) de base territorial, reproducible, cuya resolucin afecte la correlacin de fuerzas en el orden nacional (directa o indirectamente), que tenga races profundas en las estructuras de la sociedad civil o en nacionalidades o grupos tnicos relativamente autnomos, estaramos en presencia de una situacin que, afectando a la sociedad en su conjunto (aunque con efectos diferenciales para sus diversas etnias, clases o fracciones) puede constituirse en una Cuestin Regional 10

    4. SOBRE LATOPICA TEORICA

    En el esfuerzo colectivo de replanteamiento de una problemtiea que para muchos estaba llegando a los lmites de su fertilidad, se trata de abrir y no de cerrar la discusin sobre la Cuestin Regional en Amrica Latina. De plantear nuevas urticantes preguntas y no de simplemente rendir un estado de cuentas de lo realizado en veinte o treinta aos. Difcil es la tarea, porque los que hemos estado inmersos en la prctica terica o tcnica relativa a los problemas territoriales o regionales hemos ido desarrollando una serie de lugares comunes, de "ties"que ni siquiera advertimos, que si bien dan la tranquilidad de la jerga comn, operan como filtros a travs de los cuales debe pasar cada nueva idea, cada nuevo dato, y sto tiene un efecto anquilosante. Consideramos que la tarea en que debemos empearnos colectivamente tiene posibilidades

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    de xito si se cumplen ciertas condiciones: a) "provocar" una verdadera ruptura filos6fica, mediante la explicitaci6n y sistematizacin de las bases ontol6gicas y epistemol6gicas del campo; b) "provocar" una autntica ruptura te6rica, que inscriba la problemtica regional en una t6pica (sistema de lugares) te6rica social, lo que implica una critica de nuestros sistemas conceptuales e ideolgicos, sacando a la problemtica regional de la pobreza a la que la condujo la sobreespecializacin propia de la defensa profesional de una disciplina; e) evitar, mediante una autovigilancia continua, caer en dos de los ms serios vicios que podran darse en esta etapa: el especulativismo, que procura deducir nuevas teorias completas a partir de marcos te6ricos ms amplios, sin contrastaci6n eficaz con la empiria, y el revestir los viejos slogans con nuevos ropajes terminol6gicos, adaptados o inventados; d) ligar los esfuerzos investigativos te6ricos y empricos- con la prctica de crtica real a la realidad, es decir, de transformacin, lo que implica romper con el academicismo y, necesariamente tomar opci6n respecto a qu sentido quiere darse a dicha transformacin, y respecto a cules son las vas posibles para realizarla en cada coyuntura social concreta. Por eso, este replanteamiento del campo no puede ir desvinculado de la crtica a la planificacin y la poltica econ6mica, no para demostrarla como funcional al sistema dominante -en el capitalismo-, ni para idealizarla como la superaci6n del dominio de las leyes econmicas y el reinado de la autoconciencia del uueblo sobre su destino -en las sociedades en transicin-, sino para romper con su ropaje tecnocrtico y destacar su naturaleza siempre poltica; e) simplemente, evitar el dogmatismo, no s610referido a las doctrinas polticas y a los enfoques tericos, sino tambin el propio del profesionalismo disciplinario. La economa primero, y la sociologa despus, han tenido un rol destacado en la construcci6n de las bases de esta "disciplina",

    Consideramos que las varias rupturas que 'debemos realizar seran prcticamente imposibles si encerramos a los "especialistas" en el campo de lo regional en c6nclave para decidir los nuevos trminos de la problemtica. Necesitamos el aporte de antroplogos, historiadores, politiclogos, cclogos y (ojal consigamos algunos) "todlogos", que nos ayuden a evitar recaer en la disecci6n de la multidisciplina y nos permitan reconstruir el objeto con toda su contretez, intercomunicando, mediando, sintetizando,

    En otras palabras, la tpica terica, como tal, tambin est en contnua construccin. Llegar a el1a desde un campo especfico, planteando nuevas preguntas concretas, producir tantos silencios y respuestas incorrectas como orientaciones y claves decisivas para un avance firme en la tarea. En tal sentido es indispensable ser crtico tambin de la tpica que adoptemos, vindola como punto de partida y nunca de llegada. Despus de todo, si la teora tuviera ya contenidas todas las respuestas que buscamos, Cual sera la eficacia de

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  • LOS TERMINOS DE LA CUES110N REGIONAL

    nuestro trabajo? Un avance ha sido dado en este seminario, y unas primeras hiptesis, presentadas como "conclusiones", han sido apuradas en unas pocas horas de trabajo colectivo. Ocioso sera repetir aqu lo que ya ha sido planteado al1. Aqu quisiramos solamente hacer algunas propuestas adicionales, sugeridas por la relectura de los materiales presentados, pero de exclusiva responsabilidad nuestra. Intentaremos ilustrar vas de ligar una tpica adoptada - en nuestro caso la de la reproduccin social- con "temas" de nuestro campo especfico utilizando el concepto propuesto de espacialidad (ver: Coraggio op. cit.) como articulador. Daremos tres ejemplos.

    4.1 La apropiacin de la naturaleza

    Una variaci6n esencial en la espacialidad social en Amrica Latina est dada por el cambio -saltando siglos, pero tambin co-existiendo lo "moderno" con los "resabios localizados"- en la apropiacin social de la naturaleza. En tanto la apropiacin implica extraccin, transformacin, circulacin material y consumo, su espacialidad est dada por las formas (configuraciones espaciales recurrentes actuales o posibles) asociadas a su realizacin. De la mxima autosuficiencia y diversificacin posible en cada ecosistema y por tanto de [lujos de productos limitados por una divisin natural del trabajo, aunque con variaciones entre el Impero Azteca y el Incanato (ver el interesante trabajo de l.E. Hardoy: "La organizacin espacial durante el perodo precolombino"), pasamos a una exacerbaci6n de la especializacin, de la divisin territorial del trabajo, que simplifica los ecosistemas (por la concentracin en ciertos cultivos pero tambin por la desaparicin de todos ellos por la concentracin urbana), disminuyendo su resiliencia (ver el trabajo citado de Sejenovich y Snchez) posibilitando reacciones en cadena a nivel del globo terrestre, cuya complejidad e irreversibilidad ycuyas "repercusiones" sobre las estructuras sociales estamos an lejos de advertir y de incorporar eficazmente a nuestra problemtica social. Los desequilibrios provocados por el intercambio desigual de energa, invisible para la visin cosificada o la monctarista de lo territorial, son parte de esta nueva espacialidad del complejo socio-natural que llamamos sociedad.

    Este "tema", podra ahora verse como un desarrollo lgico del anlisis categorial ya contenido en la tpica adoptada: el proceso de trabajo, el metabolismo social, la apropiacin de la naturaleza por el hombre organizado socialmente, son los conceptos esenciales para descifrar desde la base misma de las estructuras sociales muchos "problemas" urbanos, regionales, territoriales...

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  • OSE LUIS CORAGGIO

    4.2 La movilidad de la fuerza de trabajo

    En general el Estado Azteca controlaba directamente al hombre, no a las tierras. El Capital controla los medios de produccin e indirectamente al hombre, convertido en capacidad abstracta de trabajo y,de manera predominante, en fuerza de trabajo libre de dichos medios. Simultneamente, controla por otras vas (predominantemente por las relaciones de circulacin) a los productores independientes no capitalistas, ya sean las del mercado o por la accin misma del Estado Capitalista.

    En consecuencia,la espacialidad de la poblacin trabajadora ha cambiado sustancialmente (salvo resabios aislados de sujecin a la tierra). Los trabajadores proletarios tienen una espacialidad derivada de la espacialidad del capital. Los productores independientes (campesinos, artesanos) tienen una espacialidad determinada por su comportamiento adaptativo a las tendencias de desplazamiento-absorcin de los medios de produccin y de los mercados por el capital. La poblacin "excedente' (sin medios de produccin o subsistencia, sin posibilidad de un trabajo asalariado), tiene una espacialidad en parte derivada de las otras dos, en tanto se "arriman" por los mecanismos de la familia o de la reciprocidad o por la va del denominado "sector informal" a los trabajadores integrados al capital o a los subordinados a ste, y en parte determinada por su strategia" de supervivencia (con probabilidades al parecer mayores en las grandes ciudades que en el campo). La movilizacin de los trabajadores no reconoce fronteras nacionales as como no las reconoce el Capital (como lo atestiguan Colombia/Venezuela; Mxico/Estados Unidos; en el pasado cercano Bolivia y Paraguay/Argentina, etc.). Esta alta movilidad territorial (interregional e internacional) es, salvo casos excepcionales, condicin para la explotacin capitalista y es permitida y hasta equvocamente favorecida por los estados capitalistas de uno y otro lado.

    Pero no todo son determinaciones econmicas, a pesar de la mcrcantilizacin de la capacidad de trabajo. En algunos pases centrales del sistema capitalista se menciona la posibilidad de una resistencia -por la va de la inmovilidad territorial- de los trabajadores a los designios de capital)) . En nuestros pases ese tipo de resistencia tiene un antecedente diverso: lo que Sempat ("La organizacin econmica espacial del sistema colonial") seala como la "resistencia del forastero (migrante) a la explotacin", justamente cuando la clase explotadora requera la fijacin territorial del hombre para controlar la reproduccin. Ahora, que el capital requiere la movilidad del hom

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  • LOS TERMINOS DE LA CUES110NREGIONAL

    bre, son los descendientes de aquellos forasteros, los grupos tnicos indgenas, los que resisten defendiendo su territorio y negndose al contnuo desplazamiento y atomizacin territorial a que quiere someterlos el capital.

    La migracin -como fenmeno masivo- es una manifestacin territorial de la ductilidad de la capacidad de trabajo requerida por el capital. Slo que ste, contradictoriamente, resuelve un problema yse crea otros muchos en las reas urbanas. La migracin rural-rural (asociada por ejemplo a la extensin de la frontera agrcola), parecer ser mucho ms claramente funcional al capital en general que la migracin rural-urbana, en tanto la primera, siexcesiva (respecto a las posibilidades de sobrevivencia) genera otra oleada de migracin, ampliando adicionalmente la frontera mientras haya margen para ellol2 Pero la migracin rural-urbana excedente, en cambio, como demuestra la historia contempornea, se va acumulando en las grandes metrpolis (o incluso en centros de otro orden)13, generando una Cuestin Urbana peculiar en estos pases. Estos fenmenos, descritos y pobremente analizados por la sociologa funcio

    nalista, han estado lamentablemente ausentes de la m~ora de los anlisis pre

    . sentados e incluso de las conclusiones del Seminario l . Sin embargo,la tpica terica (en construccin) que a partir del Seminario se plantea, lo ubica como un tema de mxima relevancia, no slo por la magnitud del fenmeno, sino principalmente por el carcter del operador categorial que est en su base, que sera clave para desde all comenzar a desentramar las determinaciones de la espacialidad social bajo el capitalismo. As, como en el caso anterior, este tema podra verse ahora como un desarrollo lgico a partir de la tpica adoptada: si la caracterstica fundamental del sistema capitalista es que "el trabajo tambin es una mercanca", entonces en la espacialidad de la fuerza de trabajo deben encontrarse claves esenciales para aprehender la nueva articulacin categorial del espacio en esta sociedad...is

    4.3 La Iueha de clases

    En el acpite anterior, al revisar los planteamientos sobre la cuestin regional respetamos la separacin relativa siempre presente entre los autores (a veces por no considerar el otro aspecto, a veces explcitamente) entre poltica y economa. Sin embargo, llegamos a la proposicin de que, teniendo necesariamente bases materiales, la Cuestin Regional se constitua como tal slo en tanto se ubicara en una coyuntura que exigiera una respuesta poltica a la misma. Por otro lado, hemos revisado la recurrente utilizacin del concepto "Proyecto Social Hegemnico" para plantear la ubicacin de la Cuestin Regional en la conOictualidad social. Si bien dicha concepcin supera ampliamente la que

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  • lOSE LUIS CORAGGIO

    ve al Estado como el agente directo (a nivel operativo) de las clases dominantes o a la que lo ve como representante necesario del capital en general, nos parece que en muchos casos ha sido utilizada tomando el trmino pero no necesariamente el concepto. Si bien el concepto de hegemona implica tanto un aspecto de dominacin por represin e imposicin como un aspecto de persuacin de las clases dominadas, ha primado el primer aspecto. De lo contrario, un anlisis de los mecanismos del consenso y de las condiciones de su posibilidad, as como de los lmites que le impone el grado y forma de desarrollo de la lucha de clases, hubiera sido integrado como "contexto" al anlisis del tratamiento, en el proyecto Social Hegemnico, de la Cuestin Regional. En algunos autores, incluso, parecera que la lucha de clases queda totalmente eliminada del campo de los determinismos sociales de la cuestin regional, quedando en todo caso abiertos ciertos mecanismos (no explicitados) de alternancia interburguesa de proyectos hegemnicos. En otros, en cambio, se hace referencia a la lucha de clases, pero parece quedar como teln de fondo el drama que desarrollan las fracciones de la burguesa, representadas por sus respectivos proyectos para conquistar la hegemona. Nos parece ms feliz la pasajera expresin de Slater ("Imperialismo y desarrollo capitalista en la periferia: tendencias en la poca actual", no incluido en este volumen) cuando atribuye la determinacin de la o configuracin territorial al "conjunto de ruerzas de clase". En otros trminos, consideramos que, an cuando la dominacin sea ejercida, durante un largo perodo de la historia de nuestras sociedades, por las mismas clases, con meras alternancias de fracciones en el poder, la respuesta a la Cuestin Regional no es un resultado lineal del ProyectoSocial Hegemnico de turno. Dicho proyecto se asocia a fuerzas sociales que a su vez pueden tener un proyecto social (dependiendo de su grado de organizacin) que est contnuamente planteando una alternativa, tanto ms eficaz para incidir en el desarrollo social cuanto ms respaldada est por fuerzas sociales de peso, o cuanto ms organizados estn sus militantes. An permaneciendo al nivel de anlisis del "proyecto hegemnico", las "transacciones" que deben realizar los sostenedores del mismo para mantener su hegemona no pueden determinarse sin considerar la totalidad de las fuerzas operando en la escena poltica, el nivel y carcter de sus contradicciones bsicas y las formas de lucha adoptadas, as como el contenido mismo de los proyectos planteados como alternativa por las clases antagnicaso

    Consideramos, entonces, que la lucha de clases debe ser vista como un determinante directo del carcter de la cuestin regional en una formacin social y de las respuestas que el Estado les da16 Por otro lado, cabe preguntarse qu clases (o fracciones) pueden incorporar la Cuestin Regional (cuando sta

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  • LOS TERMINOS DE LA. CUESTlON REGIONAL

    existe efectivamente como tal) en su tctica y estrategia polticas17. Sin duda, "lo regional" es tema que los representantes del pensamiento burgus han tomado y desarrollado como propio. La problemtica del ordenamiento territorial en relacin al "desarrollo econmico" (es decir, al desarrollo de! capital) o la de las desigualdades interregionales en relacin a consideraciones de equidad, son claros ejemplos de ello. La planificacin regional, por su parte, es presentada como la forma en que el Estado resolvera estos problemas. Este no es el lugar para insistir en la desmitificacin de la planificacin regional capitalista ni de demostrar cmo, inadvertidamente, muchos profesionales de la investigacin o la planificacin, en aras de una supuesta neutralidad, caen en la reproduccin de la problemtica de las clases dominantes. Pero, cul es la alternativa? Abandonar el campo? Tanto en aras del desarrollo de un conocimiento cientfico objetivo de "lo regional" como de la bsqueda de la necesaria relacin entre teora y prctica, debemos preguntarnos en qu medida (y por qu) las organizaciones (y los intelectuales orgnicos) del proletariado urbano ydel rural, del campesinado, de los movimientos tnicos, pueden sustraer la problemtica regional del monopolio que ha ejercido virtualmente el pensamiento de las clases dominantes. Cabe, por supuesto, plantear la hiptesis de que es una problemtica (y eventualmente una Cuestin) objetivamente "interna" a las clases dominantes. La historia de nuestras formaciones sociales en algo ms de un siglo muestra que, en ocasiones, los conflictos entre fracciones de la burguesa han tomado la forma aparente de 'conflictos entre regiones', y que esto ha sido procesado por el Estado, tanto en lo que hace el sistema poltico y los mecanismos de regulacin de estas contradicciones como en lo que hace al discurso ideolgico, que invariablemente presenta estos conflictos como enfrentando sociedades locales entre s o con respecto al Estado nacional. Las relaciones interfracciones de las clases dominantes parecen as una base apropiada para la generacin de una Cuestin Regional.

    En cambio, como dira Villarreal, la explotacin del trabajo asalariado por el capital ocurre en el "escenario" de "la regin", por lo que, en un principio, los conflictos entre trabajadores y capitalistas o terratenientes rentistas (o sus representantes) estn "localizados" en el mbito de la misma. La generacin de plusvala aparece en principio como un fenmeno que toma formas concretas en los diversos procesos de trabajo y enfrenta en general a trabajadores y representantes del capital tambin localizados, Por el contrario, las transferencias de plusvala "entre regiones" -que suelen ta"mbin ser consideradas como una relacin de "explotacin" (al tomar s610los aspectos formales de dicha relacin)- entran principalmente en la problemtica intraburgucsa. En parte, tales transferencias se basan en los mecanismos de la renta capitalista y, por

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  • lOSE LUIS CORAGGIO

    tanto, incorporan la cuestin de la apropiacin del territorio como ncleo categorial de la problemtica regional. En parte, se derivan de las condiciones diferenciales de explotacin del trabajo entre sectores y regiones, resultantes tanto del desarrollo desigual del capital y de sus fuerzas productivas como de los "contextos sociales regionales diversos (grado y modalidades de organizacin de los trabajadores, modalidades locales de las relaciones polticas, etc.). Por momentos, las organizaciones obreras incorporan esta problemtica a su discurso, pero sin romper con los trminos que a la misma le imprimen los idelogos de la burguesa18. Sin embargo, parecera que la consolidacin de la clase obrera como clase "nacional" es una condicin necesaria (pero no suficien te) para que pueda hacer suya la problemtica regional, aunque sea en trminos compatibles con los de la ideologa dominante, si bien, claro est, propondr eventualmente objetivos diversos para la accin del Estado. Pero, en general, cuando las organizaciones locales de la clase obrera realizan demandas al Estado nacional, lo hacen en trminos inicialmente compatibles con demandas que a su vez realizan sectores de la burguesa local, lo que produce un efecto de "sociedad" regional vis a vis Estado Nacional, que facilita alianzas circunstaneiales en momentos determinados, tambin generalmente, por los apremios de las burguesas locales I9. Esta, apreciacin, que debe ser tomada como hiptesis, debera ser investigada para comprobar, mediante una revisin sistemtica de un amplio perodo, si esta caracterizacin es correcta an euando se limite al orden aparencial.

    Esta verdadera regionalizacin de una parte signilicati\'a de las luchas obreras no puede ser vista como negativa en s misma en tanto fuente adicional (o expresin) de alienacin. Sin embargo, en oportunidades en que las organizaciones obreras locales son llevadas a percibir el enemigo como un sujeto difuso colocado "afuera" de su mbito inmediato de percepcin cotidiana (como es el caso del planteo contra la ciudad Capital, recurrente en nuestros pases) ms bien se alejan que se acercan a una correcta apreciacin seria del sentido de una u otra posicin slo puede hacerse en relacin a una coyuntura concreta, con una historia y unas posibilidades tambin concretas.

    Otra manera de aproximarse a esta cuestin es advertir que prcticamente no existen regiones estrictamente proletarias (en el capitalismo), en tanto ia divisin social del trabajo y la necesidad de asegurar socialmente la reproduccin de la fuerza de trabajo aseguran siempre una estructura social cualitativa y cuantitativamente compleja. La situacin del campesinado (tnicamente diferenciado o no) o al menos de ciertas capas mayoritarias de l, no es similar a la del proletariado. Se dan as amplias zonas ocupadas por campesinos parcelarios, que predominan cuanti

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  • LOS TERMINOSDEU CUES170NREGIONAL

    tativamente en la sociedad local,con escaso desarrollo de actividades mercantilizadasde reproducci6n social,donde se da una expoliaci6npor medio de relacionesde circulacino inclusomediante una subsunci6nreal parcial (cuando paquetes tecnolgicos y nuevas lneas de producci6n son paulatinamente impuestas por el capital comercial o el bancario). Si a esto agregamos que el campesino en su lucha le disputa al capital la propiedad de medios de produccin-como es el caso de la tierra- y no se limita a reivindicacionesde precios o salarios, lo cual conllevala posibilidadde una represi6n violenta sistemtica y continuada, podramos plantear la hiptesis de que existenbasesobjetivaspara que el campesinado pueda incorporar laCuesti6n Regional a su tctica yestrategia polticas.Pero aqu el problema es otro, como puede advertirse en la discusinsobre la cuestin campesina: puede el campesinado constituirse comoclase para s, organizndose y planteando una lucha por la hegemona (es decir, superando el nivel de las reivindicaciones) en las formacionessociales latinoamericanas? lO su papel ser ms bien el de ser la base social de una lucha armada "venidadesde las ciudades" -donde el planteamiento de la Cuestin Regional, tal como la hemos delinido, se convierte en un mero antecedente- o bien el de ser un aliado -crucial, sin duda- en una alianza antioligrquica o incluso anticaptalista?

    La duda acerca de la posibilidad del campesinado, -que justamente tendra bases objetivasfavorablespara incorporar directamente comopropia laCuesti6n Regional- de constituirse en clase hegemnica, se basa en la contradiccin entre la conservacin de las modalidades campesinas de produccin (y por tanto de la clase en s) y el desarrollo de las fuerzas productivas; desarrolloque, hasta donde se adverta en la historia contempornea -al menos la previa a la Revolucin Sandinista- sera condicin necesaria, en presencia del imperialismo,para llevaradelante cualquier proceso de consolidaci6n revolucionaria. En lo que hace a los movimientos basados en minoras tnicas, por su misma ideologa autonomista se excluyende toda posibilidad hegem6nica. Si esto es as, debemos necesariamente retornar al punto de partida para encontrar respuesta a nuestra pregunta inicial.El proletariado, es decir, la clase que siendo antag6nica al capital, tiene menos indicaciones inmediatas de que la Cuesti6n Regional puede ser su cuesti6n -aunque efectivamente lo sea como aspecto de su enfrentamiento al capital bajo determinadas circunstanciases, sin embargo, la clase que necesitara incorporar la Cuestin Regional a su movimiento tctico y a su estrategia, en tanto su desarrollo como clase haya negado al punto de plantearse la posibilidad de una hegemona apoyada en alianzas con otras clases y movimientos. Todo sto suponiendo que nos rcfe

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    rimos a una formacin social donde la Cuestin Regional efectivamente tiene vigenciao es potencialmente parte relevante de la conllictualidad social, como forma de aparici6n de la Cuesti6n Campesina o de la Cuestin Nacional (tanto con referencia a grupos tnicos como a fracciones subordinadas de la burguesa20 Incorporar esta Cuestin al movimiento obrero y a sus organizaciones implica no s610 realizar anlisiscategoriales o fenomenolgicos de laCuestin Regional y ponerlos al serviciode las mismas, sino buscar las formas eficaces de articular la lucha de clases con tensiones tales como el sentimiento anti ciudad-capital o anti regin-centro, que existe indudablemente en el interior de nuestros pases, o la aversi6ndel campesinado en general, y la del campesinado indgenaen particular, alEstado a secas;o las ideologasregionalistas.Tambin implica hallar las formasde actuar coherente pero diferencialmente ante coyunturas locales estructuralmente diversas (en cuanto a la estructura de clases, la trama de intereses particulares, la correlacin de fuerzas, etc.) Aqu y ahora, no tenemos las respuestas elaboradas pero creemos que debe darse a este tema el lugar privilegiadoque merece en futuras investigaciones (y prcticas polticas). Posiblemente un anlisishistrico de la lucha de clases muestre que su espacialidad ha sufrido cambiosen nuestras formaciones,manifestados, por ejemplo, en el paso de la fragmentaci6nde las luchasobreras localizadas a nivelde fbrica, a la constituci6n de clases antag6nicasorganizadas a nivelurbano, regional y nacional, donde finalmente la ubicaci6nde un conflicto no guarda relaci6n necesaria con la localizacin de la respuesta de clase21 . Asimismo, la extensi6nde las luchas reivindicativas al entorno social inmediato, involucrando movimientopoliclasistas, a nivelurbano sobre todo, va condicionando el tipo de respuestas que el Estado da a los conllictos sociales22 Otra variaci6n importante en los ltimos aos ha sido el renacimiento de los movimientos tnicos (generalmente localizados) lo que exige una respuesta novedosa de las clases hegem6nicas23 Otro tanto ocurre con la evidente redefinici6n, por parte de la burguesa, del papel del campesinado en la sociedad capitalista, lo que sin duda afecta el tratamiento poltico de la cuestin agraria y,por esa va,de la Cuesti6n Regional, especialmente cuando se complica con grupos etno-culturales.

    Una vez ms, podramos encontrar en la tpica te6rica propuesta los conceptos categoriales (la lucha de clases como motor de la historia) desde los cuales puede armarse una cadena de mediaciones hasta reconstruir, al menos parcialmente, las relaciones entre la lucha de clases, Cuestin Regional y respuesta del Estado...

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    4.4 A modo de conclusin

    Del esbozo de anlisis con que quisimos ilustrar nuestra proposicin inicial, surgen tres conclusiones. Sobre el mtodo, en primer lugar. En los tres casos parece que el movimiento de ida y vuelta -de los marcos terico-crticos a la investigacin emprica y de regreso a la tpica terica ser el camino correcto. Pero reencontrar el germen temtico-categorial en la tpica, lo que implica en principio corroborara, es slo un paso intermedio. Se trata de enriquecerla, de complejizarla, de reordenarla, de desarrollarla al reconstruir analticamente, con todo el apoyo de la investigacin emprica, las categoras sobre las cuales teoriza. En este proceso, sin duda, la tpica terica sufrir cambios, algunos menores, otros ms drsticos, y eventualmente verdaderas revoluciones (sobre todo si confluyen cuestionamientos de diversos campos especficos), en tanto se le exija correspondencia con la "dureza de los hechos" y eficacia como gua para la prctica social. Por el contrario, partir de la tpica ya dada y por deduccin ir abriendo nuevos campos, para construir "modelos de la realidad" es camino que conduce al inlinito combinatorio para regresar tautolgicamente al punto de partida. Reclamamos (y nos reclamamos) investigacin emprica y prctica de transformacin de la realidad como condicin para la ruptura buscada. Dichas investigaciones deben, eso s, necesariamente apoyarse en la tpica general, aprovechando al mismo tiempo todos los desarrollos metodolgicos producidos en campos conexos. El problema del Estado, el de las migraciones, o el ecolgico no son, realmente, ttulos temticos nuevos. La posible novedad est en encontrar, dentro de una tpica de la sociedad, su correcta ubicacin y proceder a articularlos orgnicamente con la problemtica de la reproduccin (y la revolucin) social. En tal sentido, desde vertientes diversas, pero con una misma preocupacin (construir una problemtica, superando los lugares comunes de la ideologa dominante) los trabajos que estn producindose recientemente en Amrica Latina, permiten abrir nuevas brechas de la nica forma terica que tiene el hombre de avanzar en el conocimiento: planteando nuevas preguntas, negando metdicamente la cristalizacin del conocimiento, sea ste paradigmticamente reconocido por algunas "comunidades cientficas" o no.

    En segundo lugar, sobre la relevancia. En los tres casos revisados, la respuesta que el capital da a las condiciones de su propia reproduccin ampliada generan contradicciones cuya resolucin llega a convertirse en una presionante demanda de "la humanidad". As, la desocupacin creciente en las grandes metrpolis del mundo -o sea la "ocupacin" de las mismas por las masas margi

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    nadas del desarrollo capitalista y de medios elementales de sobrevivencia- la lucha de clases, cada vez ms planteada en trminos de violencia o de lucha por la hegemona, con una centnua desestabilizacin de los sistemas polticos burgueses como condicin ya estructural de los mismos, y la explosin de les sistemas ecolgicos a nivc/ del globo terrestre, muestran que no se trata de tres temas marginales en la problemtica social contempornea.

    Por ltimo, sobre los sujetos. Parecera que, en los tres casos, la redefinicin de la espacialidad de la capacidad de trabajo, de la apropiacin de la naturaleza y de la lucha de clases y sus posibles alianzas (incluso en situaciones de transicin) convergen para destacar la importancia -relativamcntc olvidadadel papel del campesinado, de los grupos tnicos y de los "marginales" en los procesos correspondientes, le cual implica que stos deben ser consderados en cualquier estrategia poltica que aspire a lograr la hegemona para una de las clases antagnicas de esta sociedad; yeso incluye al prcIetariado coro sus organizaciones, que necesita incorporar estas consideraciones en su pensamiento tctico y estratgico, cuando la Cuestin Regional tiene vigencia real.

    Sin embargo, no se trata solamente dc que la incorporacin de la Cuestin Regional a las consideraciones tctico-estratgicas de los trabajadores les permitir una mayor eficacia en la lucha contra la opresin del capital. Se trata tambin de que una prctica que incorpore esta problemtica concientemen. te y sobre bases cientficas, tenga mayores probabilidades de zanjar los conflictos y. tensiones derivados de contradicciones secundarias "en el seno del pueblo,,24. Asimismo, esta prctica permitir adelantar los grmenes del tratamiento que necesariamente deber darse en futuras etapas a una Cuestin Regional que no desaparece automticamente y que incluso puede reavivarse en un proceso de transicin Finalmente, la Cuestin Regional, si bien tiene o bases materiales, es una cuestin poltica que hate tambin a las formas organzativas democrticas y a la forma en Que se resuelven las tendencias al centralismo burocrtico, para algunos mal necesario, para otros obsteulo estructural que tiende a reproducirse y al cual deben oponerse fuerzas con

    o cientemente organizadas. En tal sentido, las luchas populares en torno a esta Cuestin deber prefigurar las respuestas a estos problemas, creando condiciones subjetivas favorables para una ms rpida concrecin de una dcmocracia sustantiva, donde se rompa definitivamente con la divisin entre gobernantes y gobernados.

    S. LA CUESTION REGIONAL EN LA TRANSICION

    Teniendo en cuenta la realidad predominante en nuestros pases, nos hemos

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    concretado en la problemtica correspondiente a las formaciones sociales capitalistas de Amrica Latina. En su trabajo ya citado David Barkin ha presentado el caso cubano como "la alternativa". (Teniendo en cuenta que el Seminario se realiz en 1978, se entiende la ausencia de anlisis sobre la situacin nicaragense). Desde nuestro punto de vista, la problemtica que estamos abriendo no debera concentrarse en la articulacin de la cuestin Regional con la conflictualidad social solamente bajo el sistema capitalista para luego saltar a considerar cmo se plantea la planificaci6n regional en la formacin social socialista con que contamos en Amrica Latina.

    En primer lugar, tanto la otra presentacin de Barkin ("Cuba: evoluci6n de la relaci6n entre campo y ciudad", no incluido en este volumen) como la de Baroni presentan la problemtica regional como una de construccin voluntaria, por parte del Estado hegemonizado por la clase trabajadora, de una nueva organizaci6n territorial acorde con los objetivos sociales propios de una socie- . dad en transicin al comunismo. Baroni ("Cuba: 20 aos de experiencia de planificacin fsica)" enfatiza los cambios que esto implica respecto a la situaci6n imperante bajo Batista, y Barkin destaca adicionalmente "las repercusiones" de la nueva organizaci6n territorial sobre las mismas estructuras sociales (contradicci6n campo/ciudad; oposicin trabajo manuaVtrabajo intelectual). Sin embargo, en ambos casos parecera que la conflictualidad social ha desaparecido o que al menos no tiene relacin con la problemtica regional. Hemos entrado en el reino de la planificacin consciente de la sociedad y las leyes "naturales" del mercado han dado lugar al plan de asignacin de medios escasos a fines sociales mltiples como sistema de regulacin social!

    Si bien el contacto directo con compaeros cubanos permite advertir con qu honestidad reconocen dficits an no cubiertos, problemas an no resueltos, preocupa la posibilidad de que se conciba el proceso social como idntico a un proceso de planificaci6n lo que, paradojalmente, lleva a mantener la separaci6n entre economa y poltica propia del capitalismo. En tal sentido, la contradicci6n ciudad/ campo no se reduce a la existencia de situaciones diversas de condiciones de vida o al desarrollo desigual de las fuerzas productivas, sino que incorpora contradicciones sociales, culturales y hasta polticas, que de ningn modo se resuelven automticamente con el poder revolucionario y la planificaci6n.

    Por eso no coincidiramos tampoco con una aproximacin que se limitara a realizar un estudio comparativo, cotejando objetivos propuestos y logros, per un lado, y capacidad efectiva del Estado para planificar territorialmente, por el otro, so pena de caer implcitamente en adoptar la "posibilidad de planificar" como criterio de valoraci6n ltima entre sistemas sociales. Seguimos pensan

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    do que la clave est, en todos los casos, cn tomar como t6pica gIoballa del proceso de reproducci6n (y rcvoluci6n) social, con sus determinaciones propias de la sociedad civil y las propias de la sociedad poltica, y donde la conflictualidad social, si bien rcdclinida estructuralmente, no desaparece, sino que sigue siendo un aspecto fundamental a tener en cuenta en las estrategias polticas y para anticipar tendencias de desarrollo de la formacin social.

    Por otro lado, an cuando se haya producido un cambio estructural drstico en una sociedad nacional, la presencia del imperialismo en Amrica Latina, codcterminando fuertemente las relaciones de dicha sociedad con otras formacioncs latinoamericanas y su posible insercin en el sistema mundial cn gcncral, as como imponiendo condiciones importantes al propio desarrollo interno, obliga a incorporar al anlisis de la nueva sociedad el "viejo" tema del capitalismo en su etapa imperialista. Las categoras del capitalismo no desaparecen automticamente con la conquista del poder ni an con la abolicin de la propiedad privada de los medios de produccin y, si hubieran sido desplazadas, pueden volver a liItrarse en cualquier momento, en la aparente tranquilidad de que el sistema de planilicacin y las organizaciones de masas garantizan un recto sendero hacia aquella nueva sociedad.

    A lo que ap-untamos es a que, con un concepto amplio de 10 que signilica la "transici6n"2S y la "transicin a la transicin", debemos ir ms all de descifrar los verdaderos sentidos y las leyes profundas que actan en las formaciones capitalistas, concentrando una parte importante de nuestro esfuerzo en investigar c6mo el proyecto de una nueva sociedad se va gestando en el interior mismo de las sociedades capitalistas y qu tiene que ver con ello el tratamiento de la Cuesti6n Regional. Con lo que la "reproducci6n" social es vista no como proceso automtico sino como complejo proceso contradictorio que incluye componentes de antireproducci6n. Asimismo, consideramos que situaciones como la de la Bolivia del 52, la del Chile de la Unidad Popular, la del Per Velasquista, la primer etapa de la revoluci6n cubana, la actual de Nicaragua~salvando las grandes diferencias- son objeto privilegiado de estudio . Si queremos superar un enfoque meramente crtico del sistema dominante ycontribuir a construir bases conceptuales para un planteamiento de "la alternativa" a partir de nuestro campo especlico, se requiere asimismo aplicar un enfoque crtico a esas situaciones, no negando sino analizando en profundidad las nucbas formas que la problemtica regional adopta en sus procesos sociales. De lo contrario, las clases trabajadoras que aspiran a la hegemona no podrn preligurarse ni plantear a sus aliados cul ser la respuesta que el nuevo estado dar a las viejas cuestiones, o a las que se abrirn en el futuro. Por lo dems, una clara conciencia de esta problemtica podr contribuir a

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    conformar su carcter democrtico y la autntica participacin de las organizaciones de base, superando el "vanguardismo" y creando bases slidas para la construccin del nuevo estad027 , por un lado, yarticulando elicazmente tendencias normalmente consideradas CO~'I10 retrgradas, como es el caso de los "regionalismos" de origen tnico, campesino o cultural en sentido amplio.

    NOTAS

    1 Francisco de Oliveira: Elega para una re(li)giao, Ed. Paz e Tcrra, San Pablo,1979.

    2 Una de las expresiones de dicho economicismo es la conocida alirmacin de que el proceso de centralizacin del capital conlleva un proceso de concentracin territorial, sin que las mediaciones necesarias entre ambos procesos sean explicitadas. Para otra opinin cn contrario, ver el trabajo de Wilson Cano: "La cuestin regional en el Brasil", no incluido en este volumen.

    3 En los trabajos de Federico Sabat, Cano, Real y Lungo, Barkin, Willig, Bengoa, Archetti, Martn del Campo, se menciona, con sentidos no siempre idnticos, la reforma agraria. En cualquier caso, parece evidente que una poltica de reforma agraria es el instrumento de accin desde el Estado con mayor potencial de eficacia para producir transformaciones drsticas de la organizacin territorial en la mayora de las sociedades latinoamericanas.

    4 Usando los trminos de Moreno, esta respuesta puede ser o no una respuesta clasista, es decir, la respuesta de una clase a otra.

    5 Esto no debe entenderse en el sentido de "clase (o fraccin) localizada en la regin A "vs" clase (o fraccin) localizada en la regin B". Dos clases o fracciones pueden tener "proyectos" muy diversos para una misma situacin regional izada y no estar localizados all sus miembros ni siquiera sus propiedades (por ejemplo, sera el caso del qu hacer con la frontera agrcola desde la perspectiva de la burguesa ganadera y desde la propia de la burguesa industrial, o el qu hacer respecto al campesinado parcelario concentrado en determinada regin, desde la perspectiva del capital agroindustrial y desde la perspectiva del proletariado industrial urbano).

    6 Si bien admitimos, como la realidad lo exige, la posibilidad de determinaciones tnicas irreductibles a las propias de las clases sociales, ser oportuno advertir que la sociedad capitalista tiende a procesar los componentes

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    tnicos como una cuestin de contradicciones entre sectores ubicados en posiciones contrapuestas en el proceso social de produccin y reproduccin, eventualmente portadores de proyectos sociales tambin contrapuestos al hegemnico (v.g. la concepcin de una sociedad plurinacional opuesta a la integracin - "homogeneizacin" nacional. Por esta razn creemos que slo la accin organizada de los movimientos tnicos articulada con la lucha de clases podra sentar bases eficaces para transformaciones signiticativas.

    7 Las condiciones contcxtuales pueden asimismo determinar la forma que adopta un problema y eventualmente una Cuestin Regional. As, en las primeras etapas de la constitucin de los estados nacionales en Amrica Latina, cuando recin comenzaba a organizarse la separacin institucional entre lo econmico y lo poltico caracterstica del capitalismo, la problemtica regional tena un carcter diverso que cuando, en pleno desarrollo del Estado Nacional, se produce la transregionalizacin del capital, la re: articulacin de las formas de produccin, la conversin detinitiva en "ciudadanos" y en trabajadores "libres" de los grupos tnicos (o, alternativamente, su eliminacin). Los enfrentamientos donde los conflictos de intereses y las oposiciones polticas eran inseparables dejan lugar a los conflictos de inters regulados dentro del sistema poltico unificado, etc.

    S Por ejemplo, "liberando" al campesino de sus medios de produccin y ha.ciendo del "indio" un "ciudadano" procesos estos que incluso no requieren una resolucin inmediata sino que el Capital puede realizar muy gradualmente.

    9 Por ejemplo, no ser ste el caso de la Costa Atlntica en Nicaragua? Bajo el somocismo), el abandono de las comunidades de Sumos, Misquitos y Ramas en la zona atlntica permita su reproduccin prcticamente aisl