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El papel de España en 10s internacionales: la participacrón española en las operaciones de mantenimiento de la paz Francisco VILLAR Embajador Representante Pemanente de Espafia en la^ Nadones Unidas, Nueva York Las operaciones de mantenimiento de la paz Las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP) constituyen la tt?cnica más innovadora desarro- llada a 10 largo de su existencia por las Naciones Uni- das para el control y resoluci6n de conflictos. No men- cionada, ni mucho menos regulada, en la Carta, las OMP han sido un hallazgo derivado en gran medida de la falta de funcionarniento -debido a los enftenta- mientos entre las grandes potencia- del sistema de seguridad colectiva en tomo al Consejo de Seguridad previsto en la Carta. Aprendiendo de sus propias y diversas experiencias, las OMP han ido wolucienan- do y adaptándose a la compleja y carnbiante realidad de un mundo -con o sin guerra fría- plagado de con- flictos regionales. Ello explica q d su éxito. Consiste la técnica del mantenimiento de la paz (upeace-keeping~) en la utilizaadn de fuerzas u obser- vadores militares de varios países al mando de las Na- ciones Unidas (Secretari0 General-Consejo de Seguri- dad) para impedir que las partes en un conflicto (países, comunidades o grupos) combatan mientras se desarrolian los esfuerzos de arreglo padfico del confiic- to o de instauraci6n de la paz (apeace-making*). Las OMP requieren un mandat0 d u o y practicable así como el apoyo constante a su labor por parte del Consejo de Seguridad, el consentirniento y la coopera- a611 de las partes en el conflicto y una pronta provisi6n de fondos para su financiaci6n (casi todas ellas se fman- cian mediante conmbuciones obligatorias de los Esta- dos miembros de la ONU a una cuenta especial). Las OMP pueden ser de dos dases: a) Fuerzas y 6) Observadores militares, aunque ha habido alguna mix- ta, como la muy .reciente de Namibia (GANUPT- UNTAG). Las Fuertas van armadas, si bien con arma- mento ligero, que s610 utilitan en defensa propia. Los Observadores suelen ir desarmados. En ambos casos han de actuar con absoluta imparcididad en el confiic- to. Entre sus tareas más comunes están las de observar, informar e investigar violaciones del alto el fuego, su- pervisar la separaci6n o la retirada de tropas, patrullar zonas de nadie, proporcionar asistencia medica y hu- manitaria a las partes, ayudar a establecer los servicios civiles, etc. En 1990 ha habido diez OMP en 10s siguientes lugares de conflicto: Oriente Medio (UNTSO), Altos del Goh (UNDOF), Sur del Libano (FPNUL- UNIFIL), Irán-Irak (UNIIMOG), Chipre (UN- FICYP), India-Pakistán (UNMOGIP), Afganistán- Pakistan (UNGOMAP), Angola (UNAVEM), Na- mibia (GANUPT-UNTAG) y Centroarndrica (ONU- CA). De todas ellas s610 ha conduido, en el mes de abril, la de Namibia. Para un f u m o todavía indeter- minado se prevén operaciones de gran envergadura en Camboya, Sahara occidental y El Salvador. 83

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Page 1: Operaciones de Mantenimiento de la Paz en

El papel de España en 10s

internacionales: la participacrón española en las operaciones de mantenimiento de la paz

Francisco VILLAR Embajador Representante Pemanente de Espafia en la^ Nadones Unidas, Nueva York

Las operaciones de mantenimiento de la paz

Las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (OMP) constituyen la tt?cnica más innovadora desarro- llada a 10 largo de su existencia por las Naciones Uni- das para el control y resoluci6n de conflictos. No men- cionada, ni mucho menos regulada, en la Carta, las OMP han sido un hallazgo derivado en gran medida de la falta de funcionarniento -debido a los enftenta- mientos entre las grandes potencia- del sistema de seguridad colectiva en tomo al Consejo de Seguridad previsto en la Carta. Aprendiendo de sus propias y diversas experiencias, las OMP han ido wolucienan- do y adaptándose a la compleja y carnbiante realidad de un mundo -con o sin guerra fría- plagado de con- flictos regionales. Ello explica q d su éxito.

Consiste la técnica del mantenimiento de la paz (upeace-keeping~) en la utilizaadn de fuerzas u obser- vadores militares de varios países al mando de las Na- ciones Unidas (Secretari0 General-Consejo de Seguri- dad) para impedir que las partes en un conflicto (países, comunidades o grupos) combatan mientras se desarrolian los esfuerzos de arreglo padfico del confiic- to o de instauraci6n de la paz (apeace-making*).

Las OMP requieren un mandat0 d u o y practicable así como el apoyo constante a su labor por parte del Consejo de Seguridad, el consentirniento y la coopera- a611 de las partes en el conflicto y una pronta provisi6n de fondos para su financiaci6n (casi todas ellas se fman- cian mediante conmbuciones obligatorias de los Esta- dos miembros de la ONU a una cuenta especial).

Las OMP pueden ser de dos dases: a) Fuerzas y 6) Observadores militares, aunque ha habido alguna mix- ta, como la muy .reciente de Namibia (GANUPT- UNTAG). Las Fuertas van armadas, si bien con arma- mento ligero, que s610 utilitan en defensa propia. Los Observadores suelen ir desarmados. En ambos casos han de actuar con absoluta imparcididad en el confiic- to. Entre sus tareas más comunes están las de observar, informar e investigar violaciones del alto el fuego, su- pervisar la separaci6n o la retirada de tropas, patrullar zonas de nadie, proporcionar asistencia medica y hu- manitaria a las partes, ayudar a establecer los servicios civiles, etc.

En 1990 ha habido diez OMP en 10s siguientes lugares de conflicto: Oriente Medio (UNTSO), Altos del G o h (UNDOF), Sur del Libano (FPNUL- UNIFIL), Irán-Irak (UNIIMOG), Chipre (UN- FICYP), India-Pakistán (UNMOGIP), Afganistán- Pakistan (UNGOMAP), Angola (UNAVEM), Na- mibia (GANUPT-UNTAG) y Centroarndrica (ONU- CA). De todas ellas s610 ha conduido, en el mes de abril, la de Namibia. Para un fumo todavía indeter- minado se prevén operaciones de gran envergadura en Camboya, Sahara occidental y El Salvador.

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RELACIONES EXTERIORES DE ESPAÑA

Participaci6n española

En las dieciocho OMP habidas hasta ahora -el pri- mer g r u p de observadores se estableci6 en 1948 y el primer envio de henas se produjo en 1956, ambos en el Medio Oriente- han participado aproximadamente medio mill6n de hombres y mujeres, militares y civiles, penenecientes a cerca de ochenta países, es decir, mils o menos la mitad de 10s Estados miembros de la ONU. Sin embargo, hasta 1989 Espatia habh estado comple- tamente ausente de las mismas. El aislamiento interna- cional y el reducido papel de nuestro país en las Nacio- nes Unidas hasta el inicio de la década de 10s ochenta, asi como el hasta hace poco bajo perfil de nuestras Fuerzas Armadas, explican que durante tanto tiempo Espatia ni hese llamada ni mostrase el menor interés en participar en las OMP.

La plena inserci6n de nuestro país en el escenari0 internacional, el aeciente papel de Espatia en 10s diver- sos sectores de actividad de la ONU y el profundo cambio y modernizaci6n de nuestras Fuerzas Armadas hacen despertar un interés que pronto se traduce en la destacada e importante participaci6n espatiola en las tres OMP mils recientes. EUo coincide no s610 con la espectacular revitalizaci6n que están experimentando las Naciones Unidas sino tambikn con el nuevo pericdo de auge que viven las OMP a partir de 1988, en que, nas una larga fase de somnolencia (1978-88), se esta- blecen cinco nuevas operaciones, dos de las cuales (UNTAG y ONUCA) de una extraordinaria compleji- dad y de una notable originalidad. Puede decirse que Espatia llega a las OMP -galardonadas en 1988 con el Premio Nobel de la Paz- tarde pero con fuena, entu- siasmo y competencia. Asi se reconoce en las Naciones Unidas.

Misidn de ve+ificacidn de lm Nacione~ Unidas en Angola (UNAVEM)

El establecimiento de UNAVEM ha sido el resulta- do de un proceso diplomitico muy complejo que ha englobado tanto la aplicaci6n de la resoluci6n 435 (1978) del Consejo de Seguridad, sobre la independen- cia de Namibia, como la retirada de las tropas cubanas de Angola, cuestiones ambas ligadas de hecho, ya que no formalrnkte.

La conclusi6n de ese proceso diplomíitico h e la fu- ma en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York el 22 de diciembre de 1988, tras arduas negociaciones efectuadas bajo la mediaci6n de 10s Estados Unidos, de dos acuerdos: un acuerdo tripartit0 (Angola, Cuba y Sudáfrica) sobre el inicio el 1 de abril de 1989 del proceso conducente a la independencia de Namibia y sobre 10s compromisos recíprocos de no agresi6n; y un acuerdo bilateral (Angola y Cuba) sobre el calendatin

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para el repliegue y la retirada de las 50.000 tropas cubanas en Angola. El repliegue de las tropas, prirnero al norte del paralelo 15" y después al norte del paralelo 1 4 , se produciría en varias fases a 10 largo de 1989 y la retirada, también de manera gradual (el 50 % antes del 1-1 1-89, el 66 % antes del 1-4-90, el 76 % antes del 1-10-90), habria de conduir antes del 1-7-91.

Con anterioridad a la fuma del acuerdo bilateral los gobiernos de Cuba y Angola solicitaron a las Naciones Unidas la constituci6n de un g r u p de observadores militares para supervisar el cumplimiento del mismo. El 22 de diciembre de 1988, el Consejo de Seguridad aprob6 mediante la resoluci6n 626 (88) el estableci- miento de UNAVEM por un periodo de 3 1 meses, es de&, hasta un mes después de la retirada total de las tropas cubanas de Angola, el 1 de julio de 199 1.

UNAVEM se componia hasta enero de 1990 de setenta observadores militares desarmados, pertene- cientes a diez países (dos por cada g r u p regional): Argelia, Argentina, Brasil, Congo, Checoslovaquia, In- dia, Jordania, Noruega, Espatia y Yugoslavia. A partir de mero de 1990 el número de obsemadores se ha reducido a sesenta, seis por cada país. Al mando de UNAVEM, que comprende también personal civil in- ternacional y local, figura el General de Brigada brasi- lefío Ferreira Gomes. Los seis observadores espatioles son oficiales del Ejdrcito de Tierra.

El cuartel general del Grupo se encuentra en Luanda y los observadores actúan en pequeños equipos en 10s puertos de Cabinda, Lobito, Luanda y Namibe, asi como en el aeropuerto de Luanda, desde donde se su- pervisa la rotaci611 y la retirada de 10s efectives cubanos (tropas y material). La verificaci6n del repliegue se ha efectuado mediante equipos m6viles.

Pese a algunas incidencias, el acuerdo bilateral cuba- no-angolefio se esti cumpliendo escrupulosamente y la retirada avanza induso a un ritmo ligerarnente superior al pactado (casi el 80 % en octubre de 1990). Ello ha sido posible gracias a la colaboraci6n del Gobierno de Angola y de las autoridades militares cubanas.

Crupo de h i ~ t e n c i a de las Naciones Unidas para el perfodo de transicidn en Narnibia (GANUPT- UNTAG)

La operaci6n de las Naciones Unidas en Namibia ha supuesto la culminaci6n de setenta atios de presiones por parte de la comunidad internacional organizada -a través de la Sociedad de Naciones, prirnero, y de la ONU, después- para permitir al pueblo del Temtorio vivir en paz, libertad e independencia. Tres hitos im- portantes en este largo proceso fueron: en 1966, la decisi6n de la Asamblea General de las Naciones Uni- das de terminar el mandat0 de Sudifrica para adminis- trar el Territnrin v de situar10 bajo la responsabilidad

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EL PAPEL DE ESPAÑA EN LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES

directa de las Naaones Umdas; en ly 18, la elabora- a6n por los cinco miembros occidentales del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, RFA y Canadd) de una uPropuesta de Arreglon, cuyo objetivo era la independencia del Territorio conforme a la resoluci6n 385 (76) del Consejo de Seguridad; fmal- mente, en 1989, el 16 de febrero, la decisi6n del Consejo de Seguridad de aplicar dicha Propuesta de Arreglo.

Los principales elementos del arreglo eran la organi- zaci6n de elecciones libres, bajo supervisi6n y control de la ONU, para una Asamblea Constituyente; la desig- naci6n de un Representante Espeual del Secretario Ge- neral, nombramiento que recay6 en el fdandés Mami Ahtisaari; y la constituci6n de un Gmpo de Asistenua para el Periodo de Transici6n (GANUPT-UNTAG).

El Consejo de Seguridad aprob6 la aeaci6n del GA- NUPT-UNTAG mediante la resoluci6n 435 (78). A partit de ese momento se abre una fase de largas y complejas negociauones, centradas primero en la ela- boraci6n de 10s principios sobre la Asamblea Constitu- yente y la Constituci6n de la Namibia independiente, despuds en la vinculaci6n establecida por Suddfrica a partir de 1982 entre la aplicaa6n de la resoluu6n 435 (78) del Consejo de Seguridad y la retirada total de las tropas cubanas de Angola. Este problema no se supera- rd hasta la condusi6n a fmales de 1988 de los acuerdos tripartitos, entre Angola, Cuba y Suddfrica, y bilateral, entre Angola y Cuba (v. supra), con la importante mediaah de los Estados Unidos y la asistencia de la UniQ Soviética. Finalmente, el 16 de febrero de 1989 el Consejo de Seguridad, a través de la resoluci6n 629 (89), fij6 el 1 de abril de ese mismo año como fecha de comienzo de la aplicaci6n de la resoluci6n 435 (78) sobre la independencia de Namibia.

Aunque el mandat0 bhico de GANUPT-UNTAG fue el de asegurar la celebraci6n de elecciones libres y honestas en Namibia, el10 exigi6 la realizaci6n de una amplia gama de tareas, tales como la supervisi6n del alto el hego y de la reducci6n y retirada de las tropas sudafricanas; el como1 de las fuerzas de seguridad del Temtorio (la SWAPOL); el fomento y protecci6n de las condiciones políticas necesarias para la libertad del proceso electoral; etc.

En el momento de máximo despliegue (noviembre de 1989) el total de efectiva de GANUPT-UNTAG se aproxim6 a 10s 8.000, repartidos entre cerca de 2.000 aviles, 1.500 polidas y 4.500 militares.

El componente civil constaba de seis elementos: la Oficina del Representante Especial; la Asesoria Jurídi- ca; la Oficina del Alto Cornisionado para 10s Rehgia- dos; la Divisi6n Electoral (cerca de 5.900 superviso- res); la Divisi611 de Adrninistraci6n; y el Elemento Poliaal (CIVPOL).

El componente militar, mandado por el Teniente

General indio Prem Chand, se compuso de tres ele- mentos: 300 observadores militares; tres badones re- forzados de infanteria; y varias unidades logísticas.

Entre las unidades logísticas destac6 el Gmpo de Apoyo Adreo, en el que precisamente particip6 Espafia. El GAE const6 de un Estado Mayor del Aire, cuya jefatura desempefi6 un coronel español, y que estuvo integrado por cuatro oficiales españoles y cuatro oficia- les italianos; y dos unidades adreas, una española (ocho aviones de transporte C-2 12 y un ccHdrculesn C- 130, enue el 20 de octubre y el 30 de noviembre de 1989) y oma italiana (ocho helic6pteros).

El contingente espafiol, parte del cual permaneci6 en el Territorio hasta la independencia (2 1 de mano de 1990), estuvo integrado por 76 hombres y oper6 desde su cuartel general en Windhoek (base de cuatro de los aviones C-212) y desde Rundu y Ondangwa, en el norte, donde estuvieron basados los destacamentos, cada uno de ellos con otros dos C-2 12. Sus misiones fueron desde la wacuaci6n de heridos y enfermos hasta el despliegue del personal civil y militar, pasando por el transporte de suministros y de personalidades.

Gkpo de observadores de las Naciones Unidas en Centmanatrica (ONUCA)

El tema de la paz en Centroamdrica ha figurado en el orden del dia de la Asamblea General de las Nacio- nes Unidas desde 1983, año en que asimismo el Con- sejo de Seguridad adopt6 dos resoluciones al respecto. El 7 de octubre de 1987 la Asamblea General expres6 su apoyo m h firme al Acuerdo de Esquipulas 11, apro- bado el mes de agosto por los unco presidentes centroa- mericanos, y pidi6 al Secretario General que prestase su asistencia a los gobiernos centroamericanos en sus es- herzos por alcanzar la pat.

En febrero de 1989 los presidentes centroamericanos solicitaron a Secretaria la elaboraa6n de los términos de referencia de un mecanisme de verificau6n de los as- pectos de seguridad del Acuerdo de Esquipulas 11. Su puesta en marcha se verd, sin embargo, demorada por el problema de la demanda interpuesta por Nicaragua contra Honduras ante el Tribunal Internacional de Jus- ticia (TIJ).

Entretanto, el Secretario General accedi6 a la peti- a6n del Gobierno nicaragiiense de establecer una Mi- si6n Observadora de las Naciones Unidas para Verifi- car las Elecciones en este país (ONWEN), cuya actuaa6n realzaría el papel de las Naciones Unidas en el proceso de paz en Ghuoamdrica. Seis expertos espa- fioles formaron parte de ONWEN.

Una vez resuelto el problema del litigio pendiente en el TIJ entre Nicaragua y Honduras en la Cumbre de Tela (Honduras), en la que asimismo los cinco presi- dentes acordaron un Plan Conjunto para la desmovili-

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RELACIONES EXTERIORES DE ESPAÑA

zaci6n voluntaria, repatriaci6n o reubicaci6n de 10s miembros de la *Resistenua Nacionaln nicaragiiense y sus familias, fue posible el establecimiento de ONU- CA, aprobado por resoluci6n 644 (89) del Consejo de Seguridad, del 7 de noviembre de 1989. El mandato original de ONUCA consistia en la verihci6n ccin situn de 10s compromisos de seguridad contenidos en el Acuerdo de Esquipulas 11, es decir, el cese de la ayuda a herzas irregulares e insurrectes y el no uso del territori0 de un Estado para ataques contra otros Estados.

ONUCA se compone de 260 observadores milita- res, desarmados, proporcionados inicialmente por Es- paña, CanadP, Colombia, Irlanda y Venezuela y, rnás adelante, tarnbidn por Brasil, Ecuador, India y Suecia. Cuenta ademk con una unidad adrea de helic6pteros, con sus correspondientes tripulaciones, proporcionada por CanadP; uha unidad naval de cuatro lanchas patru- lleras rhpidas, asimismo con sus correspondientes tripu- laciones, proporcionada por Argentina; y una unidad mddica, asi como un avi6n de ala fija, proporcionados por Alevania. Incluyendo el personal civil, internacio- nal y local, el total de efectives de ONUCA era de 545, el 1 de julio de 1990.

Al frente de la Operaci6n, como Jefe de 10s Obser- vadores Militares, se encuentra el General de Divisi611 español Agustín Quesada G6mez y el número total de observadores españoles -el contingente rnás numero- so- es de 59, todos eilos jefes y oficiales del Ejdrcito de Tierra.

El despliegue de ONUCA se efectud, por fases, en- tre el 3 de diciembre de 1989 y el 5 de junio de 1990. El Cuartel General se encuentra en Tegucigalpa, exis- tiendo una Oficina de Enlace en cada una de las cinco capitales centroamericanas; dieciocho Centros de Veri- ficaci6n, repartidos entre 10s cinco países; y tres Puestos de Operaciones (dos en Honduras y uno en Nicara- gua). Desde 10s Centros de Verificación equipos m6vi- les de al menos siete observadores efectúan constantes patrullas a 10 largo de las fronteras rnás conflictivas así como en el Golfo de Fonseca. Por otra parte, ONUCA investiga las denuncias presentada por 10s diversos go- b' iernos.

El 27 de mano de 1990 el Consejo de Seguridad, por resoluci6n 650 (90), decidi6 ampliar el mandato original de ONUCA para induir 10s aspectos militares de la desmovilizaci6n de la ccResistencia Nacionai~ (RN) nicaragiiense (recepci6n y destrucci6n de su ar- mamento, material y equipo). El10 h e el resultado de la DeclaraciQ de San Isidro de Coronado, de 10s cinco presidentes centroamericanos (1 2- 12-89), y de los Acuerdos de Managua y de Toncontín, conduidos en- tre el Gobierno sandinista y la presidenta electa de Nicaragua, Violeta Barrios, y entre ésta y la RN.

Para efectuar esta tarea se incorpor6 a ONUCA un batall6n armado de Venezuela y se establecieron cinco cczonas de seguridadn en la cordillera central de Nicara- gua y otras dos más en la costa atlántica, todas ellas rodeadas de una franja desrnilitarizada.

El 20 de abril de 1990, unos días antes de la trans- misi6n de poderes en Nicaragua, el Consejo de Seguri- dad, por resoluci6n 653 (90), aprob6 una nueva am- pliaci6n del mandato de ONUCA para cubrir asimismo la supervisi6n del alto el fuego y la'separa- ci6n de fuerzas que habian acordado dos díis antes en Managua 10s Gobiernos entrante y saliente, la RN y el Arzobispo. La desmovilizaci6n, iniciada con retraso el 8 de mayo, y nas diversas vicisitudes y dilaciones, se aceler6 a partir de la firma del ccProtocolo de Mana- guan (30 de mayo) y prácticamente concluyd el 28 de junio. El 5 de julio se clausur6 la única zona de seguri- dad que permaneúa abierta. Con el concurso de ONU- CA se desmovilizaron 19.6 14 cccontrasn, armados y desarmados, en el interior de Nicaragua y 2.759 en Honduras. Se recogieron y destruyeron 1 5.144 armas de pequefio calibre y un número considerable de ame- tralladoras pesadas, morteros, lanzagranadas, minas y misiles.

El mandato de ONUCA, prorrogado por seis meses por el Consejo de Seguridad el 4 de mayo de 1990, ha sido extendido por otro semestre el 5 de noviembre de 1990. Esta nueva pr6rroga ha ido acompañada de la decisi6n de reducir el número de centros de verificaci6n a 8 y el de observadores militares a 158 a partir de 199 1.