apogeo económico

Upload: 123paola

Post on 07-Jan-2016

236 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Apogeo economico sombart

TRANSCRIPT

  • CAPITULO I

    E L PAPEL D E L EMPRESARIO C A P I T A L I S T A

    I. LAS FUERZAS MOTORAS DE LA VIDA ECONMICA

    Nos PROPONEMOS "comprender" las conexiones de los hechos histricos ba-sndonos en nuestro conocimiento de la razn y de los instintos humanos, tal como se presentan a nuestra conciencia. Por consiguiente, exclumos toda clase de consideraciones metafsicas. A stas pertenece la cuestin de si las fuerzas motoras de las acciones sociales del hombre son, "en ltimo trmi-no", entes supraempricos que, por encima de nuestras cabezas, juegan con nosotros y que nos representamos de un modo espiritualista como "espritu", o de un modo materialista, como "materia". Con lo que tambin la cuestin de la "conformidad" a leyes espirituales o naturales queda sin respuesta. Pero tampoco conceptos confusos como "las exigencias del tiempo" o las "necesidades de la economa nacional" nos dicen nada si tenemos puesta la mirada en las fuerzas impulsoras del devenir social. Por lo dems, el filsofo social, cuya tarea es la construccin de la metahistorra, debe ser plenamente consciente de que todo ente supraemprico, si ha de actuar en la historia, deviene concreto, toma forma, es decir, se abre paso a travs de la vida ps-quica de los hombres reales.

    Lo mismo debe decirse a aquellos que, con demasiada ligereza, identifi-can el "sentido" de una poca histrica, como la del capitalismo, con las fuer-zas que operan en ella. Profesores de filosofa y teologa, alejados de la rea-lidad, nos abruman sin cesar con construcciones de muy hondo sentido, en las que se trata de "comprender" al hombre econmico moderno, en lo que tiene de nico y particular, partiendo de una determinada concepcin del mundo. La interpretacin, aun siendo exacta, no determina nunca si los he-chos de este tiempo, si los actos de los hombres que actan, estn inspirados en esa concepcin del mundo, y aun cuando as fuera, en qu medida lo estn. Aqu radica la causa del abuso que de la teora "calvinista" de Max Weber se ha hecho repetidas veces por profanos que no la comprenden su-ficientemente. Aun admitido que el sentido de la economa capitalista mues-tre un ntimo parentesco con la devocin puritana, no est probado con esto que una sola mina haya sido abierta, que un solo alto horno haya sido en-cendido por impulsos que deriven su fuerza del puritanismo o que tengan

    24

  • P A P E L D E L E M P R E S A R I O C A P I T A L I S T A 25

    na sola de sus races en l. Por consiguiente, cuando se examinan las cone-xiones histricas, deber tenderse siempre a dar un valor relativo a esas "explicaciones por el sentido", cmo lo hice en mi exposicin del nacimiento del capitalismo en el Bourgeois, y lo har de nuevo en esta obra.

    Tambin reposa sobre una insostenible identificacin entre la "compren-sin por el sentido" y la "comprensin histrica" (es decir, entre los puntos de vista notico y gentico como los he designado: cf. mi Proletarischen SozUdis-mus, vol. i ) , el preferido empleo en el sistema marxista de categoras como la ''tendencia del capital a la plusvala", entendidas como factores causales en la explicacin de un desarrollo histrico. Aunque Marx y su escuela han buscado, y en gran parte encontrado, las. fuerzas motrices de la historia en la direccin exacta, es decir, en la esfera vital, cometen no obstante con bastante frecuencia la falta de los espiritualistas unilaterales que consideran sin ms como fuerzas motrices, simples conexiones de sentido. Tal es el caso, sin duda alguna, de la muy conocida "tendencia del capital a la plusvala", que se revela propiamente como el nudo central del sistema econmico capitalista. Como .tal, y en esto tienen razn sin duda los adversarios del marxismo, no puede ser una fuerza motriz de acontecimientos econmicos. Es pura "msti-ca" dejar actuar ai "capital", es decir, reconocer como fuerza motriz en la vida econmica un simple esquema de relacin social. Ya he dicho fre-cuentemente, y lo mostrar de nuevo en las pginas siguientes, qu eslabones intermedios se necesita intercalar para poder considerar aquel "ncleo de sentido" del sistema econmico capitalista realmente como "ncleo de efec-tividad" 1 de la vida econmica estructurada a imagen de aquel sistema eco-nmico.

    Pero tampoco podemos admitir situaciones de cualquier especie, aunque sean empricas, como fuerzas activas en el curso de la historia. Es sorpren-dente la ligereza con que a menudo cualquier cambio de circunstancias so-ciales es presentado como causa del acontecer social.

    Como si la "divisin del trabajo" o la "competencia", o fenmenos se-mejantes que son de suyo efectos, pudiesen ser a su vez "causas"! 2 Pero aun all donde determinadas situaciones objetivas abiertamente producen efectos, debemos guardarnos de ver en ellas "fuerzas motoras" de los hechos. As, se prefiere hacer responsables del curso de la vida econmica, sobre todo en la poca del apogeo del capitalismo, al orden jurdico, a la tcnica, al au-

    1 Vase esta distincin utilizada por Heller en su Teora del Estado. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1942.

    2 E l que podamos hablar de causas y efectos, fuerzas y condiciones, mientras que en las ciencias naturales se ha dejado de hablar de esas formas desde hace largo tiempo, es el privilegio de las ciencias "comprensivas" que, como ya deca Schopenhauer, en opo-sicin a las ciencias de la naturaleza, hacen sus observaciones detrs del escenario de los hechos, entre bastidores.

  • 26 F U N D A M E N T O S : L A S F U E R Z A S M O T O R A S

    ment de poblacin. Ciertamente con razn, si en estas circunstancias se ven las condiciones necesarias de los acontecimientos, como probaremos en de-talle ms adelante. Pero muy equivocadamente, si se cree poder encontrar . en ellas una fuerza impulsora, causante, determinante. Pues todas estas co-sas o situaciones suponen, para llegar a ser efectivas, algo actuante detrs de ellas.

    El ordenamiento jurdico da slo normas de conducta para cuando algo ocurre. Se le puede comparar a las seales y avisos que muestran al viajero la direccin a seguir. La experiencia ensea que l simple situacin jurdica nada puede "producir"; un orden industrial libre, como el prusiano de 1810-11, queda como letra muerta si no hay hombres que quieran crear e impulsar una economa.

    Lo mismo puede decirse de la tcnica. La fuerza motriz en la mquina de vapor es el vapor, pero quin pone en marcha la mquina de vapor? La posibilidad tcnica debe ser realizada por alguna fuerza que acta fuera de la tcnica. La "tcnica", para ser eficaz, debe ser aplicada. U n pueblo puede disponer potencialmente de un poder tcnico y, sin embargo, no querer hacer ningn uso de l; los chinos, segn se cuenta, colocan sus "invenciones" tc-nicas en el museo, sin utilizarlas prcticamente.

    El aumento de poblacin que hombres advertidos han estimado como la causa esencial del desenvolvimiento econmico moderno, tampoco puede ser otra cosa que la ocasin para determinadas acciones decisivas; puede condu-cir a emigraciones de pueblos, a la colonizacin de nuevos pases, al descu-brimiento de nuevos modos econmicos y as ejercer un influjo esencial sobre la marcha de la historia. Pero tambin puede quedar sin ninguno de aque-llos efectos; basta pensar en China o India, donde el aumento de poblacin slo ha producido amontonamiento y miseria. Por tanto, debemos concluir que all donde vemos producirse fuertes efectos de transformacin, algo nue-vo que se esconde detrs del fenmeno del aumento de la pojblacin ha sido la verdadera fuerza creadora.

    Esta fuerza, como se deduce cleramente de las observaciones precedentes, es el hombre real con sus esfuerzos, sus propsitos, sus aspiraciones; el hom-bre real con sus pensamientos y pasiones.

    I I . LAS FUERZAS MOTORAS DE LA HISTORIA

    Cmo podemos expresar cientficamente el hecho de que la vida econ-mica, como toda la historia, es la obra del hombre y slo de ste? Cmo podemos comprender los acontecimientos histricos en tanto que efectos de esta nica fuerza creadora? Qu puntos de vista habremos de adoptar al considerar determinados efectos histricos?

    Es evidente (o debiera serlo) que el descubrimiento de la predisposicin

  • P A P E L D E L E M P R E S A R I O C A P I T A L I S T A 27

    general humana contribuye poco al esclarecimiento de tales efectividades de tipo histrico, por ejemplo, el decurso de una poca econmica bien defi-nida, la del apogeo del capitalismo. Los motivos generales humanos pueden explicar ciertamente la estructura siempre igual de la sociedad humana, pero nunca un acontecer particular en un determinado lapso de tiempo de la historia. Es indiferente que estos motivos humanos sean concebidos de un modo racional, incluyendo en ellos egosmo o altruismo, sentido econmico, esfuerzo hacia la satisfaccin de necesidades o como ahora, bajo la influen-cia de McDougall, es moda en los Estados Unidos y en los pases que en ellos se inspiran de un modo irracional-emocional'voluntarista, dando como los grandes mviles de la historia el instinto inventivo, el de poder, el de actividad econmica; en esta forma general podrn explicar la estructura siempre igual de la sociedad humana, pero nunca su acontecer particular en un determinado trecho de la historia.

    Para llegar a esta explicacin debemos encontrar fuerzas impulsoras r i -gurosamente delimitadas, determinadas, especficas, motivos que permiten "comprender", que hacen "inteligible" un fenmeno especial, en nuestro caso el capitalismo en su apogeo. Es decir, debemos descubrir mviles hist-ricamente peculiares. **

    Estos mviles, si tienen especificidad histrica y pretenden explicar fen-menos en masa por ejemplo, un estado econmico, se presentarn tam-bin en masa y nos permitirn reconocer determinados grupos de la pobla-cin como inspirados por ellos. Nuestra atencin debe, por tanto, dirigirse a dar a conocer estos motivos "masivos" en su carcter tpico y a diferenciar-los de cualesquiera motivos singulares o accidentales. Para que estos motivos puedan ejercer su accin, deben ser decisivos, determinantes, predominantes, supremos, que prevalecen. Debemos, por lo tanto, distinguirlos igualmente de otras fuerzas impulsoras "masivas", tambin existentes, quiz tambin t-picas, pero que no tienen influencia; por ejemplo, los intereses de los consu-midores o trabajadores en la economa capitalista, a los que podemos dar cuando ms el valor de causas subalternas en un determinado acontecer his-trico. .

    Dentro de estos grupos de poblacin, impulsados por los motivos predo-minantes, rige una regla general: unos pocos dirigen, la gran masa es dirigida. Tropezamos, pues, con una contradiccin, slo aparente, en la mecnica del acontecer histrico "masivo": que ste, de una parte, slo es comprensible como expresin de una voluntad de masa y que, sin embargo, la direccin siempre la dan algunos dirigentes. La contradiccin se resuelve si concebi-mos el acontecer histrico como la oposicin permanente entre la fuerte vo-luntad privada y su generalizacin en una voluntad de masa, oposicin que en los diferentes tiempos puede presentar diversas formas y, sobre todo, muy

  • 28 F U N D A M E N T O S : L A S F U E R Z A S MOTORAS

    diferentes grados de fuerza, pero que siempre existe. Podemos, por lo tanto, distinguir estructuras de la economa y de la historia de un sentido ms democrtico-colectivista-tradicionalista, o ms aristocrtico-individualista-revo-lucionario (recientemente ha sido tratado este problema muy inteligentemen-te por Kurt Breysig en su libro Individuum und Masse, 1925).

    I I I . LOS DIRIGENTES ECONMICOS EN LAS DIFERENTES POCAS

    Una mirada de conjunto sobre las fuerzas impulsoras que han actuado hasta ahora en la historia econmica, nos facilitar la comprensin de las conexiones generales y de la peculiaridad de la poca del apogeo del ca-pitalismo.

    Cules han sido hasta aqu, y cules son hoy, las fuerzas impulsoras, es decir, las capas dirigentes, que podamos designar como "portadoras" de la vida econmica? Para las anteriores pocas econmicas los dos primeros to-mos de esta obra contienen numerosas indicaciones. Sabemos que la Edad Media fu una poca de economa tradicionalista, colectivista, fuertemente dirigida. Sin embargo, se pueden tambin naturalmente sealar para ese tiem-po aquellos grupos de cuya decisin dependi la estructuracin de la econo-ma. Fueron en el campo los seores feudales y sus intendentes (recurdense las nuevas colonizaciones), los abades, los ancianos de las aldeas; en la ciu-dad, los patricios mercaderes, los prominentes ancianos de los gremios, los enrgicos consejeros de la ciudad.

    Despus vino la nueva ordenacin de la vida econmica en la poca del nacimiento del capitalismo. Esta es la obra, como ya lo he expuesto detalladamente, ante todo de unos pocos hombres de negocios emprendedo-res que surgieron de todas las capas de la poblacin, nobles, aventureros, comerciantes, artesanos, que durante largo tiempo fueron, sin embargo, de-masiado dbiles para dirigir por nuevos caminos la vida econmica. A l lado de ellos debemos reconocer como dirigentes econmicos que marcan la ruta de aquel tiempo, a aquellos enrgicos prncipes, como Gustavo Wasa, Federi-co I I , Francisco I , etc., y, sobre todo, a sus funcionarios ms importantes, como Colbert. El centro de energa econmica se ha mantenido durante mucho tiempo en los despachos de gobierno. Para comprender la mecnica de la economa del capitalismo en sus comienzos, debemos tener presentes las conclusiones de aquel inteligente funcionario alemn segn el cual para el mejoramiento de las manufacturas son indispensables la inteligencia, la re-flexin, gastos y salarios, y que despus termina diciendo: "Estas son ocu-paciones del estado; el comerciante persiste en aquello que ha aprendido y a que est acostumbrado; no se preocupa de los intereses generales de su patria." Es el estado quien muchas veces tira de las orejas a los particulares

  • para que stos acten como empresarios capitalistas, quien los empuja con fuerza y astucia y los impulsa hacia el capitalismo. La imagen de la coercin corporal, que he empleado aqu, est tomada del escrito de otro economista alemn del siglo xvm, el cual dice "que la plebe no se aparta de su vieja rutina hasta que se la arrastra por la nariz y por los brazos a sus nuevos intereses". Comprese tomo i , pp. 844 ss*

    El rasgo especial caracterstico de la poca de apogeo del capitalismo es el cambio de toda la direccin en la vida econmica, la cual pasa a manos de los empresarios capitalistas, que a partir de este momento superada la marcha a travs de los rganos del estado, transformados en los sujetos econmicos de la esencia profunda de la economa capitalista, son los nicos organizadores del proceso econmico, en tanto que ste se desarrolla dentro de los cuadros del sistema econmico capitalista. Es evidente que all donde todava el capitalismo no es el sistema econmico dominante, o donde ha dejado de serlo en las esferas de la economa agrcola, del artesanado, de la economa pblica, la decisin pertenece a otros sujetos econmicos. De ellos se hablar en otro sitio. Aqu nos interesan ante todo los sujetos econ-micos capitalistas cuyo espritu imprime su sello a toda la poca.

    Por lo que he explicado en los dos primeros tomos sobre la esencia de la economa capitalista y la posicin en ella del empresario, conoce el lector las funciones de ste: unificar capital y trabajo, determinar la direccin y el volumen de la produccin, establecer la relacin entre produccin y consu-mo. Designamos la forma capitalista de la direccin econmica como econo-ma de empresa, y queremos decir con ello que se desenvuelve a riesgo del empresario, o sea que sobre ste recaen todas las posibilidades de ganancia o prdida.

    La "fuerza impulsora" en la economa capitalista moderna es, por tanto, el empresario capitalista y slo l. Sin l no se hace nada. El es, por con-siguiente, la nica fuerza "productora", o sea la fuerza realizadora, creadora, como se deduce inmediatamente de sus funciones. Todos los restantes facto-JCS r^virj3cluiLCn, trabajo y capital, se encuentran en una relacin de depen-eacia frente a l, adquieren vida por su accin creadora. Tambin todos los ventos tcnicos llegan a realizarse gracias a l.

    Cuando llamo creador al empresario, quiero decir que, efectivamente, en oda caso particular, aun en el de una pequea empresa cualquiera que Escurra por vas nuevas, toda actividad productora se realiza nicamente por Mediacin del sujeto econmico capitalista. Entre stos existen naturalmen-

    * Las referencias a los tomos i y H, sin ms indicacin, que contiene esta obra, corres-psden a la edicin alemana de Der modeme Kapitalismus, i . Die vorkapitalistische Wirts* tkmh y n. Das europaische Wirtschaftsleben im Zehalter des Frhkapitalismus, Munich y Jjapg, Duncker & Humblot, 192S.

  • 30 F U N D A M E N T O S : L A S F U E R Z A S M O T O R A S

    te diferencias esenciales en el grado de la productividad. Como en todas las masas, tambin en el "empresariado" hay pocas eminencias con personalidad de pensamiento y decisin, que siguen sus propios caminos y que son objeto de imitacin por muchos otros. La estructura interior del sistema econmico capitalista deja a la actividad y decisin de algunos dirigentes un campo de accin mucho ms amplio que el que le otorgan otros sistemas econmicos. Se puede, por tanto, decir que precisamente de la iniciativa creadora de unos cuantos dirigentes ha surgido el edificio total de la economa del capitalismo en su apogeo.

    El hombre de quien depende la suerte de una empresa no es siempre, necesariamente, el que de un modo formal aparece como empresario, pro-pietario o director de esta empresa; la actividad decisiva de empresa puede ser ejercida tambin, en ciertas circunstancias, por un comisionista, un via-jante, un prestamista, un miembro del consejo de administracin u otros. Si la direccin de una empresa se compone de diversos jefes, el dirigente ser uno o sern varios, algunos compaeros, algunos directores de una sociedad annima, etctera.

    Todo esto es aplicable en general al empresario capitalista, que es la ni-ca fuerza propulsora en la economa del apogeo capitalista, como ha quedado sentado aqu, reproduciendo lo ya manifestado en ocasiones anteriores. El empresario capitalista en esa poca del apogeo presenta caracteres especiales que lo diferencian claramente del empresariado del capitalismo en sus co-mienzos; nuevos dirigentes se han revelado y la eficiencia de estos nuevos dirigentes es esencialmente distinta de la de los empresarios capitalistas de la poca precedente. De estos especiales caracteres se trata en los dos captu-los siguientes.

  • C A P I T U L O I I

    LOS N U E V O S DIRIGENTES

    L E L CAMPO DE ACCIN EXTERIOR

    D E U N MODO nuevo se presenta en puntos esenciales el campo de accin exterior del empresario capitalista. Se observan las siguientes tendencias:

    1. Una tendencia a la disociacin entre empresario y poseedor del capi-tal o, lo que es lo mismo, una evolucin de la empresa privada o singular a la empresa social, principalmente a la sociedad annima, y al mismo tiempo del propietario-empresario al empleado-dirigente, "Direktor". La sociedad annima ocupa un espacio cada vez ms amplio como forma de empresa, como se probar con cifras en el lugar adecuado (vase el captulo X L V I ) .

    Observamos: 2. Una tendencia de especializacin creciente de la actividad del empre-

    sario, no por materias, sino (al contrario) por funciones. Ante todo se mani-fiesta esta tendencia en una organizacin del puro "empresariado" cada da ms visible, es decir, en una supresin de todas las funciones secundarias. Ya notamos este proceso en sus comienzos en la poca del capitalismo incipiente. Ahora se completa. Todo aquello d que deba ocuparse hace una generacin el empresario mismo la direccin del control, el perfeccionamiento de la tcnica, la organizacin comercial, todo esto es hoy objeto de la actividad de especialistas que estn a su servicio. Hasta el cmputo de rentabilidad, el clculo y el balance de ganancias y prdidas son confiados por el empresario al examen de empleados especiales, los efficiency engineers en los Estados Unidos, de los que Veblen, en uno de sus libros (The Instinct of workman-ship, 1914, pp. 222 ss., 345 ss.), nos presenta ejemplos tan interesantes (debe-mos, sin embargo, tener siempre presente lo que Veblen olvida algunas ve-ces: que ninguno de estos especialistas es empresario, porque no ejercen ninguna de las actividades de empresa especficas). Vase tambin el ca-ptulo LUI.

    Dentro de este "empresariado", cada vez ms especficamente organiza-do, se realiza todava una especializacin para determinadas actividades; en los bancos se desarrollan especialistas para las relaciones con la industria, para los depsitos, para las emisiones, etc.; en la industria, especialistas para

    31

  • 32 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    la organizacin del trabajo, para la organizacin de ventas, para la obtencin de capital y crdito, etc.

    A l lado de esta tendencia a la especializacin existe (como es tan fre-cuente en la vida econmica) paralelamente:

    3. Una tendencia a la integracin de funciones. Se forma un pequeo grupo de grandes empresarios que funcionan con carcter universal y que especialmente en materia de organizacin industrial y bancada ejercen una actividad unificadora. El camino preferido para esta actividad extendida es la representacin acumulada en consejos de administracin de sociedades annimas.

    Sobre estos grandes empresarios, de actividad tan intensa, tan ampliada, hablo detalladamente en el captulo XLVII.

    En conexin con este desplazamiento exterior en la situacin de los em-presarios modernos, est la posicin interior, que encuentra su expresin en la creacin de diferentes tipos de empresarios, determinados por su contex-tura espiritual, su situacin de intereses, su eficiencia.

    I I . LOS TIPOS DE EMPRESARIOS

    Distingo entre ellos tres: el tcnico, el comerciante, el financiero. 1. El tcnico tiene como punto de mira su producto, a cuyo xito quiere

    ayudar. Est ligado a ste. Este hecho se manifiesta con especial claridad en el inventor-empresario (que debe distinguirse muy bien del puro inventor por la aportacin de sus dotes de empresario). El inventor-empresario quiere rea-lizar 'su invento, producindole en la mayor cantidad posible (y despus naturalmente, lanzndole al mercado). El punto central de los intereses del tcnico y de sus esfuerzos es la organizacin de la explotacin industrial. Su principal preocupacin es la obtencin y el empleo acertado de las fuerzas de trabajo adecuadas; el mercado de trabajo es de los tres mercados el que ms le interesa. En su actividad de conjunto tiene una sola dimensin, es penetrante. De las tres distintas posibilidades de la competencia (vase ca-ptulo xxxiv) se inclina hacia la competencia de produccin. Se ha llamado a este tipo de empresario Captain of Industry.

    2. El punto de partida del comerciante es la demanda del mercado y se decide a satisfacerla con aquellos productos que considera de ms fcil ca-pacidad de venta. Tiene "ojos de zahori" (Pinner), con los cuales adivina la aparicin verosmil de una demanda que l, a su vez, intensifica por una hbil propaganda. El comerciante ideal es el que crea necesidades, para las que despus proporciona los medios de satisfaccin. El'campo principal de su actividad no es el mercado de trabajo, sino el mercado de productos; su crea-cin decisiva no es la organizacin de la produccin, sino la organizacin de

  • L O S N U E V O S D I R I G E N T E S 33

    ventas. En vez de la nica dimensin que tiene el tcnico, el comerciante tiene dos dimensiones, trabaja en superficie, en extensin. A sus inclinaciones y capacidades corresponde la competencia de sugestin. La lengua inglesa lo designa como Business man (hombre de negocios).

    3. El financiero parte de la necesidad de capital; su principal actividad es el suministro de capital y la acumulacin de capital, principalmente por medio de medidas tcnicas de bolsa. Domina, por lo tanto, de los tres mer-cados, especialmente el del capital; trabaja, sobre todo, en fundaciones, fusio-nes, formacin de consorcios. Impulsa con especial predileccin la creacin de empresas, su actividad es constructiva; tiene tres dimensiones. Prefiere la competencia de poder. En los pases anglosajones, sobre todo ahora en los Estados Unidos, se le llama Corporation financier (financiero de empresas).

    Los tres tipos representan en el orden citado una sucesin de grados de desconcretizacin progresiva en la actividad del empresario.

    Es ocioso indicar expresamente que estos tipos slo se presentan puros muy raramente y que, en general, aparecen mezclados; las combinaciones ms frecuentes son las de tcnico y comerciante y las de comerciante y financiero. En cierto sentido, la sucesin en el tiempo de estos tres tipos se realiza en el mismo orden aqu elegido. El tcnico puro pertenece ms bien a la poca del capitalismo en sus comienzos que a la del capitalismo en su apogeo, en la que los otros dos tipos aparecen ms frecuentemente. El financiero adquiere ma-yor importancia a medida que el movimiento de concentracin en la vida econmica gana en extensin.

    Es tambin evidente que las diversas ramas de la vida econmica presen-tan problemas diferentes a la funcin del empresario y, en consecuencia, garantizan a los distintos tipos variadas posibilidades de accin. El tcnico tendr mejor ocasin de emplear su actividad en el dominio de la mecnica de detalle, el comerciante en el de la produccin en masa de mercancas o en la explotacin de grandes almacenes, el financiero en la fundacin de lneas de ferrocarriles.

    Es seductor representarse en algunas destacadas personalidades de jefes de empresa la ms o menos perfecta realizacin de los diferentes tipos ideales. En el campo de la industria son tcnicos, eminentes, por ejemplo, Alfred Krupp, Werner Siemens, Ernst Abbe, Robert Bosch; grandes comerciantes, Emil Rathenau, Flix Deutsch; financieros prominentes, los magnates de trusts americanos, en Europa quiz Loucher o Stinnes u Otto Wolff; Henry Ford es una mezcla especial de tcnico y comerciante, y podra decirse anti-financiero atpico (visto desde un punto de vista norteamericano moderno). Con especial claridad se distinguen entre s los tipos en el ramo del comercio martimo; hombres como H . H . Meier o Sloman apenas si tienen rasgos co-munes con un hombre como Ballin, y de los dos tipos se diferencia aguda-mente un nombre como el de Harriman.

  • Pedemos concebir fcilmente la oposicin entre tcnico y comerciante si comparamos entre s lo que hay de esencial en los dos fundadores de la in-dustria elctrica alemana, Werner Siemens y Emil Rathenau. Las autobiogra-

    ' fas y biografas de estos dos hombres nos permiten una muy clara visin en lo peculiar de sus personalidades, de las que a continuacin vamos a sealar algunos rasgos.

    Siemens parte de sus descubrimientos personales y llega a ser un inventor que rompe con todos los precedentes, por sus trabajos cientficos, por la crea" cin de nuevos aparatos, por el descubrimiento y aplicacin de la auto-pro-pulsin de las magneto-dnamos, del "principio dnamo-elctrico", que trans-form por completo la fabricacin y el empleo de mquinas dnamo-elctricas

    e hizo posible su explotacin industrial por la construccin de los primeros i transportes de traccin elctrica sobre rieles.

    Siemens no slo fu investigador e innovador, fu tambin un fuerte y extraordinario espritu de hombre de negocios, de rara calidad. Pero pertene-ci "desde el punto de vista de la direccin de los negocios lo mismo que la mayor parte de los fabricantes de mquinas de su tiempo a la vieja

    ^generacin de tcnicos que no tenan amor a los negocios en sentido usual, que daban poco valor al simple empresario, que aun cuando conducan nego-cios con su participacin personal en ellos, quedaban en la sombra y conside-raban esta participacin, de la que hablaban poco, como de menor valor que la de carcter cientfico y tcnico; la atmsfera de ese tiempo exiga acentua-cin del progreso, no del provecho".

    "Hacer negocios o preocuparse por negocios nicamente por la ganancia, para s o para otros, provocaba escrpulos y los provoca hoy todava en muchos... " "La empresa de Siemens era algo intermedio entre un instituto cientfico y una entidad administrativa. Muchos clientes del viejo negocio tenan tambin mentalidad parecida, eran dirigentes de instituciones cient-ficas, con frecuencia personalidades ilustres, sabios que se conducan como solicitantes en un ministerio, pedan la construccin de sus aparatos y volvan para que se les dijese cundo podran estar terminados. Conversaciones sobre precio y tiempo de suministro tenan ms bien carcter terico. . ." "Siemens no se propona crear o aumentar necesidades o atraer compradores para sus productos. (A. Riedler, Emil Rathenau, 1916, pp. 55-62.)

    Esta biografa es muy interesante, y especialmente valiosa, porque est inspirada en un gran cario hacia Rathenau y se basa en relaciones personales directas, lo que ha permitido al autor sentir y expresar claramente las par-ticularidades del carcter del biografiado. En qu aguda oposicin est este

    . carcter con el ya bosquejado de Siemens, lo muestra el modo como Rathenau lleg a su puesto de co-fundador de la industria elctrica. Rathenau era a diferencia de Siemens ingeniero de profesin. Pero como prueba su auto-biografa transmitida por Riedler sin verdadero gusto ni amor' por su

    profesin. Era improductivo en el dominio tcnico. Por consiguiente, no ha hecho ningn descubrimiento propio en virtud del cual pudiera haber lle-gado a su actividad de empresario. Esta actividad de empresario para la cual tena una especial disposicin, la inici, por el contrario, en los ms diversos dominios, con toda especie de ensayos, de los que se prometa un xito pecuniario.

    Antes de 1883 se lanz en este orden sobre las siguientes cuestiones:

  • LOS N U E V O S D I R I G E N T E S

    1. El tipo de una maquina pequea de vapor.

    )> Coyuntura de guerra 1870-71. i

    6. Calderas de acero. 7. Empleo de lminas acanaladas. 8. Las primeras calefacciones de vapor en los vagones. 9. Las primeras calefacciones de agua a baja presin en los aparta-

    mentos. 10., Compresoras. 11. Turbinas de vapor. 12. Cambio del punto de mira en los fusiles Chassepot. 13. Mquinas cortadoras de tornillos. v 14. Telfono. 15. Lmparas incandescentes. Despus funda en el ao 1883 la sociedad alemana Edison, y lo hace ad-

    quiriendo la patente Edison, con lo cual entra en posesin de numerosas con-cesiones municipales, y concluye favorables contratos con Siemens. Pero su atencin principal est desde el principio dirigida hacia la ampliacin de su empresa. Oigamos cmo describe su bigrafo el carcter del hombre de ne-gocios Rathenau.

    Su "ojo de zahori": "Rathenau reconoci que el porvenir pertenece a la luz incandescente, que no slo es la lmpara de lujo, sino tambin la lmpara de la pequea iluminacin, incluso para buhardillas y establos, mientras que la luz elctrica no incandescente no puede ser ninguna de las dos." (Esta opinin era totalmente opuesta a la conviccin de los ms destacados tcni-cos, como Siemens.)

    Su fin, desde el principio, es la organizacin de la fabricacin en masa y de la venta en masa; "me ha explicado detalladamente, as como a otros muchos escribe Riedler, ob. cit., p. 37, cmo se imagina l la verdadera fabricacin en masa, qu mquinas, qu organizacin son necesarias para ello, qu gastos se originan, lo que se ahorra, cmo se pueden obtener el abarata-miento y la explotacin en grande..." "Rathenau ha empleado con xito la fabricacin americana en masa de artculos elctricos de uso corriente y lleg a ser el innovador que abre el camino a la fabricacin en grande, a la explo-tacin en grande de la electrotecnia" (62).

    Muy acertado este jucio sinttico: "fu inventor de industrias, ha proyec-tado y realizado la edificacin de fabricaciones y empresas, como otros han inventado y construido mquinas" (126).

    Siemens y Rathenau encarnan, como vemos, dos concepciones funda-mentalmente diferentes del sentido y significacin del empresario; represen-tan en toda la pureza imaginable los dos tipos del tcnico y del comerciante. Estas dos direcciones han luchado largo tiempo por el predominio y cada una de ellas ha juzgado despectivamente a la contraria. Los partidarios de Rathenau llamaban a los de Siemens "atrasados", "burcratas fsiles"; stos calificaban la manera de los otros de "maquinaciones de gentes de negocios y estigmatizaban el esfuerzo econmico del adversario como "empresa" en senti-

    2. Una torre blindada. 2. Fortificaciones de campo. 4. Barracas. 5. Torpedos de minas.

  • 36 F U N D A M E N T O S : L A S F U E R Z A S MOTORAS

    do peyorativo. Con especial claridad se manifest la oposicin en la distinta concepcin de la relacin con la clientela; la "vieja" tendencia cultiv el principio esencialmente artesanal de la clientela estrictamente delimitada, que debe venir por s misma; la nueva tendencia, el principio de la conquista, de la caza del cliente. Responda enteramente a la concepcin de Siemens como nos refiere Riedler (ob. cit., pp. 55-62), que ste sintiera "la inva-sin imprevista en su indiscutible campo de trabajo... como ataque crimi-nal. . . , como una irrupcin en su casa".

    I I I . E L ORIGEN

    * Finalmente, son tambin nuevos los dirigentes econmicos en la poca de apogeo del capitalismo, por razn de su origen.

    I . Si examinamos primero el campo de reclutamiento del empresario-dentro de un determinado medio social, es decir, su origen social, aparece como el ms importante rasgo social de nuestra poca una muy amplia de-mocratizacin del cuerpo de dirigentes; los hombres que conducen la vida econmica surgen de capas de la poblacin cada vez ms amplias y, por lo tanto, ms profundas.

    El nico material estadstico seguro que poseemos para poder probar con cifras este importante cambio, es, a mi juicio, el que han publicado Chap-man y Marquis en su obra antes citada. Se refiere a la industria textil in-glesa y da los siguientes resultados: de 63 empresarios en la industria inglesa de tejidos de algodn que respondieron en una encuesta (de 80 pregun-tados), 48, o sea 76 c/c> pertenecan a la "primera generacin". Por primera generacin entienden los autores "patrones, directores y otros... que provie-nen de la clase obrera o de clases cuyos componentes no ganan ms que los obreros". En una ciudad industrial de 100,000 habitantes, de 139 em-presarios a los que pertenecan 93,400 telares, 88, o sea 63 %, eran "primera generacin": estos representantes de la primera generacin posean 49 % de los telares; otros empresarios privados posean 44 % de los telares; sociedades annimas posean 7 % de los telares.

    En la industria de hilados de algodn, que en lo esencial est en manos de sociedades annimas, la situacin es la siguiente: preguntados (en los Boards of Directors) 65 directores, respondieron 45; de estos 45 pertenecan 33, o sea 73 %, a la "primera generacin". Fueron preguntados 65 ml ma-nagers, es decir, directores efectivos; de stos respondieron tambin 45, y de estos 45, 38, o sea 84 %, pertenecan a la "primera generacin".

    Una investigacin especial se hizo sobre 20 hiladuras de algodn en una ciudad de industria algodonera. De ellos pertenecan a la "primera gene-racin":

    De los managing directors 13 % De los managers (salario 200-800 ) : 42% De los assistant managers (salario 100-150 ) 67 %

  • LOS N U E V O S D I R I G E N T E S 37

    La simple observacin basta para acallar toda duda sobre la exactitud de lo que afirmamos, y un examen superficial evidencia el hecho de la democra-tizacin. Antes es decir, durante todo el perodo del capitalismo incipien-te el empresario mismo deba ser rico, o ser el hijo de un hombre rico, o relacionarse con gentes que lo fueran. Deba, por tanto, darse con mucha frecuencia el caso del hombre que tuviese capacidades de empresario y nin-gn dinero, y del que tuviera ste pero careciese de toda capacidad de em-presario o de todo deseo de serlo. Hoy puede el hombre rico emplear fcil-mente su dinero como capital sin ser empresario l mismo; el hombre sin medios puede fcilmente procurarse dinero. Los caminos para poner al empresario sin medios en posesin del capital necesario son, como es sabido, Jas sociedades por acciones y el sistema de crdito, de los que hablaremos despus detalladamente. Principalmente el sistema de crdito es el que hace posible el ejercicio de la actividad de empresario para el hombre falto de capital; los "institutos de crdito son los apoyos del genio", es una frase consagrada, citada con frecuencia y empleada por vez primera en el ao 1856 por la Bremer Handelszeitung.

    La ascensin a la capa de empresarios tiene lugar en la medida en que podemos apreciarlo las ms de las veces escalonadamente por generaciones; el penltimo escaln es la clase media (vieja y nueva).

    Que tambin los grandes dirigentes de nuestros das han tenido con fre-cuencia comienzos muy modestos nos lo prueban las biografas de los mis-mos, que en gran nmero poseemos.

    EJEMPLOS : En Alemania salen de la clase media, en parte de la capa ms inferior de sta y empiezan en pequeas situaciones dependientes: Ballin (agente de emigracin), Bosch (hijo de labriego, empieza con 10,000 marcos), Dernburg, Helfferich (los dos de familias universitarias), Deutsch (el padre, cantor de iglesia), Frstenberg (dependiente), Kirdof (empieza, despus de la prdida de la fortuna paterna, como gerente comercial de una pequea mina de carbn), Isidor y Ludwig Lke (el padre, maestro de escuela muni-cipal), Emil Rathenau (ingeniero en situacin burguesa modesta), Werner Siemens (teniente de artillera; funda con 6,000 tleros prestados el "Institu-to de Construccin de Telgrafos").

    Los fundadores de grandes almacenes: Jandorf, Tietz, Wertheim (em-piezan como pequeos tenderos en ciudades provinciales del Este).

    En Norteamrica el nmero de los grandes dirigentes que han llegado es, quiz, todava mayor: Carnegie (hijo de un pobre tejedor escocs), Ford (hijo de un pequeo labrador), Harriman (hijo de un humilde pastor en Long Island), Rockefeller, H . H . Rogers y muchos otros podran nombrarse aqu.

    2. Un desplazamiento muy pronunciado de unos pueblos a otros ha ex-perimentado la composicin de la capa internacional de empresarios en el sentido de que el grupo de dirigentes durante la poca de apogeo del capita-

  • 38 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    lismo se ha desplazado cada vez ms hacia las naciones de ncleo germnico (mientras que como ya dejamos sentado el punto de gravedad de la vida econmica en la poca inicial del capitalismo radic esencialmente en los pueblos latinos).

    En los aos 1910-11 participaban Alemania, Inglaterra y Estados Unidos en la produccin de las ms importantes materias primas y artculos a medio elaborar en la siguiente proporcin: zinc, 65 %; plomo, 71 %; aceite en bru-to, 71 %; hilo de algodn, 75 % (parte alcuota del nmero de husos); co-bre, 76 %; acero, 78 %; hierro en bruto, 79 %; algodn (sin contar Egipto), 80 %; carbn de piedra, 82 %; coques, 84 %.

    Otra importante circunstancia, de la que debe hacerse mencin aqu, es que en todos los pases los judos han conquistado una participacin cre-ciente en la direccin de la vida econmica.

    En Alemania, antes de la guerra mundial, de los directores de empresas industriales 13.3 % eran judos (stos constituyen slo el 1 % de la poblacin aproximadamente). La proporcin de los directores judos en la cifra total suba en la industria elctrica a 23.1 %, en la industria metalrgica a 25 %, en la industria de cueros y caucho a 31.5 %. De los miembros de los con-sejos de administracin en las sociedades annimas industriales eran 24.4 % judos (en las minas de potasa 29.4 %, en la industria metalrgica 30.7 %,en las cerveceras 31.5 % ) . Vanse datos ms precisos en mi libro Die luden und das Wirtschaftsleben, aparecido en 1911.

    Mucho ms importante es la proporcin de los judos en la direccin de de los bancos, que hoy en su mayor parte se encuentran en manos judas.

    Tambin predominan los judos en el comercio al detalle del gran capital; la mayora de los grandes almacenes, que en Alemania casi en su totalidad han sido organizados segn el sistema de Tietz, fueron fundados por comer-ciantes judos. (Cf. F. Pinner, Deutsche Wirtschaftsfhrer, 1924, pp. 2-3.)

    Lo que se ha dicho de Alemania puede decirse en mayor o menor grado de todos los pases de cultura capitalista.

    3. Merece mencionarse este hecho: que desde el punto de vista cultural, all donde el "empresariado" moderno ha alcanzado los mayores xitos en sentido capitalista, como en Estados Unidos y en parte en Alemania, mu-chas veces presenta carcter colonial. En realidad, slo se trata de un des-arrollo creciente en esta direccin, que ya haba comenzado en los tiempos del capitalismo incipiente.

    De propsito he expuesto en este captulo slo los hechos que nos dan a conocer qu nuevos dirigentes han llegado a la cima de la economa, sin medir la significacin de este fenmeno. Esta significacin consiste, sobre todo, en el aumento de energa que llega a desplegarse en la economa. Como este fenmeno rebasa el de la renovacin de la direccin econmica, debe ser tratado en un captulo aparte.

  • C A P I T U L O III

    EL DESARROLLO DE LA ENERGIA ECONOMICA

    I. LOS HECHOS

    EXPONEMOS PRIMERO el hecho del desarrollo de la energa en la poca de apogeo del capitalismo.

    1. Se han puesto al servicio de la economa los mviles ms poderosos, y han llegado a un desarrollo completo: los ms fuertes impulsos de la vo-luntad, pasiones ardientes, imperiosos deseos.

    Entre estos impulsos puestos al servicio de la vida econmica tiene indu-dablemente el primer rango la persecucin de la ganancia, es decir, la ten-dencia aumentar la posesin del dinero mediante la actividad econmica. Este empeo empuja a un desarrollo a) ilimitado, b) incondicionado, c) sin escrpulos, como ya he expuesto ms detalladamente en otro sitio.

    En afinidad con el impulso adquisitivo est el instinto de poderles decir, la tendencia a someter a un estado de dependencia muchos hombres y mu-chas cosas.

    Afn de lucro y afn de poder coinciden en que ambos contienen una tendencia a la expansin, es decir, al ensanchamiento de la esfera de vida individual.

    A ellos se une, como fuerte impulso en la estructuracin de la econo-ma, el afn por la accin, que a diferencia de los dos impulsos citados, cuida de la intensificacin de la actividad. Se manifiesta con especial claridad en el afn de aceleramiento del ritmo de vida, que es especfico de la poca del capitalismo en su apogeo. Este deseo de aceleramiento se exterioriza, de una parte, en una alta valoracin del tiempo, como no haba existido hasta ahora: "el tiempo supera al espacio". El tiempo es uno d los ms grandes valores.' La opinin general le ha otorgadoia ms alta dignidad que est en su poder, haigualado en su valoracin tiempo y dinero: time is money. El alto valor que se da al tiempo se ve con especial claridad en la perfeccin de la me-dida del mismo y en la utilizacin generalizada de los instrumentos de esta medida. En el lugar adecuado he demostrado que la medida del tiempo en su forma exacta mediante los relojes modernos es un fenmeno que acom-paa al advenimiento de la economa capitalista (vase el tomo i , pp. 506 s. y el tomo n, pp. 127 s. de esta obra, as como mi Bourgeois, p. 421). Ahora

    39

  • 40 F U N D A M E N T O S : L A S F U E R Z A S M O T O R A S

    es el momento de hacer notar que slo en la poca de apogeo del capitalismo llega a su pleno desarrollo la fabricacin de relojes; intensivamente, ya que stos alcanzan el ms alto grado de perfeccionamiento y pueden medir hasta una milsima de segundo; extensivamente, puesto que la necesidad de me-dir el tiempo con precisin se ha extendido hasta generalizarse; no se ejecuta hoy acto alguno que no est sometido a la determinacin y medida del tiem-po, y el ltimo trabajador considera imprescindible la posesin de un ins-trumento de medida del mismo; hasta las autoridades se creen obligadas, al lado de los fabricantes de relojes, a cuidar de su propagacin entre el pblico.

    De otra parte se manifiesta el afn de aceleracin en el empeo que cada da abarca ms amplios crculos por una vida cada vez ms rpida y trepidante. Se considera importante, valioso, necesario y se dirige la propia accin en este sentido ir de prisa, viajar con velocidad, de preferencia volar; producir, transportar, consumir rpidamente; hablar de prisa (forma-cin de monstruos verbales con las letras iniciales de muchas palabras, I estilo telegrfico!), escribir de prisa (estenografa!). Con predileccin se antepone la palabra "rpido" a todos los posibles acontecimientos o empresas: tren r-pido, valor rpido, prensa rpida, lavado rpido, fotografa rpida. *

    Para tener plena conciencia del mundo de representaciones enteramente extrao a que nos ha llevado este afn de aceleracin, debemos comparar nuestra poca con otras, nuestra cultura con otras culturas; por ejemplo, con la conciencia que del tiempo tenan los pueblos primitivos, o las primeras pocas de la cultura europea, o la Edad Media y aun el capitalismo en sus comienzos; en esta ltima poca, como ya expuse en su lugar, la vida econ-mica especialmente, se desenvolva con un ritmo lento y apacible que per-mita todava a un agudo observador del siglo xvm hacer la observacin si-guiente: en Pars se corre porque hay demasiados desocupados en la calle; en Lyon, en cambio, se marcha con pasos mesurados porque todos aqu tienen "algo que hacer". Pero tambin en comparacin con las culturas extraeuro-peas, en su estado actual, aparece la nuestra claramente como una cultura apresurada, rpida, intranquila. En Oriente exigen tiempo todos los trabajos: seda, t, laca, bordados, tapices. All se adorna la escritura, se habla y se escribe con infinitas ceremonias. Se sabe todava lo que significa dignidad de la presentacin.

    A todos los esfuerzos propios de la poca del capitalismo en su apogeo destacados hasta ahora, les es comn el afn por lo ilimitado, la ausencia de fronteras en los fines propuestos, la fuerza que sobrepasa toda medida or-gnica. Surge aqu una de aquellas contradicciones internas de las que est llena la cultura moderna: que la vida, en su ms alta y ms fuerte ocupa-cin, se sobrepasa a s misma y como ya expondremos, se destruye a s misma. Pero lo que nos interesa de este hecho es el efecto que produce en la

  • D E S A R R O L L O D E L A ENERGA ECONMICA 41

    -rada econmica. Todas esas fuerzas que tienden hacia lo indeterminado pres-tan a la economa del capitalismo en su apogeo su carcter dinmico tan peculiar. Carcter que es consustancial a la "idea" de todo capitalismo; mi-sin de las fuerzas vitales que se despliegan en la nueva poca es la reali-mdn de esta parte integrante de la idea.

    2. Pero el aumento de la energa econmica en la poca de apogeo del capitalismo no se manifiesta solamente en el desarrollo de los ya menciona' dos impulsos. En igual direccin que stos acta un hecho que est en sin-gular oposicin con la exteriorizacin poderosa de aquellas potencias en alto grado irracionales; este hecho es precisamente la ms perfecta elaboracin del racionalismo econmico, es decir, la penetracin de toda la economa por los ms finos mtodos de finalidad racional. De tal modo que, a la voluntad cada vez ms impetuosa de expansin de la energa econmica, corresponde un aumento de inteligencia, de saber y de poder necesarios para aplicar con plena eficiencia dicha energa.

    3. Este espritu capitalista que ha llegado interiormente a la pureza total, esta rara mezcla de pasional impulso ilimitado y fra reflexin racional, se extiende (exteriormente) cada vez con mayor amplitud. Y esta realizacin intensiva y extensiva del espritu capitalista es precisamente el signo ca-racterstico que distingue la poca de apogeo del capitalismo de la del na-cimiento. La generalizacin extensiva debe entenderse en mltiples senti-dos: primeramente alcanza a todos los empresarios; despus se contagian de ella los empleados, y finalmente crculos cada vez ms amplios de los trabajadores. Por ltimo, la extensin se realiza en sentido geogrfico; toda la tierra hasta el interior de Africa, India y China queda sometida al de-monio del espritu capitalista.

    I I . LAS RAZONES

    Las razones de ese gran desarrollo intensivo y extensivo del espritu ca-pitalista debemos buscarlas:

    . En la peculiaridad biolgica, psquica y espiritual de los hombres nuevos que estructuran ahora la vida econmica.

    2. En determinados influjos de circunstancias exteriores a que est so-metida su actividad.

    3. En el peculiar proceso de objetivacin del proceso econmico, que es privativo de la poca de apogeo del capitalismo y que ha ocasionado como se demostrar el que tenga lugar un aumento de la energa econmica superior al desarrollo de fuerzas en las personas singulares.

  • 42 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    1. El nuevo tipo humano

    . Mediante el proceso de seleccin por m descrito en el captulo pre-cedente, han llegado al predominio hombres que, por sus dotes de inteligen-cia y voluntad, estaban llamados a desplegar mximos esfuerzos de energa econmica.

    a) La democratizacin del "empresariado" deba dar por resultado que en un porcentaje dado de personas con espritu de empresarios en una masa de poblacin llegasen a actuar ms personas con voluntad y capaci-dades de empresarios que en una sociedad en que esta funcin estuviera ligada a la necesidad de posesin del dinero.

    b) A conscuencia del desplazamiento racial del centro de gravedad del capitalismo, mediante el cual, como vimos, ste se ha transformado, cada vez ms, en un asunto germano-judo, han llegado abiertamente al frente eco-nmico capas raciales que traen consigo ms fuertes dotes para la funcin de empresario. La raza germnica trae para el desarrollo del espritu capita-lista, juntamente con el empuje emprendedor hacia adelante, "lo fustico", la perseverancia tenaz, la predisposicin constructiva, arquitectnica; la raza juda, la gran laboriosidad, el sentido especulador, la fuerte disposicin para el clculo, la capacidad de asimilacin, el hambre de progreso.

    c) Los hombres coloniales constituyen una seleccin de energas y estn por su propia naturaleza dispuestos para un esfuerzo hacia lo nuevo.

    Todas estas conexiones han sido tratadas por m tan detalladamente (en parte en el tomo i de esta obra, en parte en mi Bourgeois) que puedo darme por satisfecho ahora con hacer estas pocas indicaciones. '

    2. La nueva regulacin del radio de accin de los nuevos dirigentes eco-nmicos, que ya tuvimos tambin ocasin de constatar, ha dado por resulta-do que cada uno de los empresarios seleccionados en la forma indicada haya llegado a su sitio, en el cual puede dar su mximo rendimiento.

    a) Por la separacin de todas las funciones secundarias, se hace posible la exclusiva atencin a la actividad de empresario; el empresario "puro" llega a la actividad eficiente.

    b) Por la especializacin de funciones llegan talentos especiales a acti-vidades especiales; ejercicio y hbito aumentan la capacidad de rendimiento.

    c) La cooperacin en juntas de directores estimula los rendimientos de cada uno y aumenta el rendimiento general.

    3. En los hombres nuevos se lleva a cabo una nueva orientacin en la concepcin del mundo, que los hace apropiados para prestar los ms altos servicios en los cuadros de la economa capitalista. Es hoy risible incluso en los crculos de empresarios todava exteriormente "devotos", judos - o cristianos admitir que las viejas creencias ejerzan influencia esencial alguna

  • D E S A R R O L L O D E L A ENERGA ECONMICA 43

    ocre la actividad del empresario. Estas han llegado a ser, enteramente, una cuestin de da de reposo. La vida corriente est determinada, al contrario, por una actitud espiritual completamente nueva. All en donde la direccin de la vida no est constituida sobre bases puramente naturales, instintivas aunque me inclino a admitir que sta es hoy la regla, en donde, por tan-to, la accin no est determinada por impulsos de adquisicin, de poder, de actividad, sino ms bien por una regulacin normativa, super-individual, son principalmente las ideas siguientes las que ejercen una influencia sobre los actos del empresario capitalista:

    a) La creencia en el progreso, en la misin humanitaria de la expansin econmica, que quiz se eleva hasta la idea de prestar un servicio al bien comn. De este tan importante sustitutivo de la religin se desprenden:

    a') La voluntad de xito, es decir, la preocupacin por obtener grandes xitos econmicos; una disposicin psquica que es privativa, por ejemplo, de todos los norteamericanos, desde los magnates de trusts hasta el ltimo mozo.

    bf) Un optimismo inquebrantable. cf) Una conciencia del deber, en tanto que sta no sea la consecuencia

    como ser el caso ms frecuente de b) La formacin de un especial concepto moderno capitalista-burgus del

    deber. Semejante concepto existe realmente. Tuvo originariamente bases re-ligiosas (de hecho se trata de una conexin entre tica profesional moderna y creencias arraigadas), pero hace ya largo tiempo que reposa sobre un fun-damento formado de resentimiento de parven y de afn de apaciguar la conciencia. Se acenta el valor del servicio, se sobrevalora el trabajo como, tal y se lo reconoce como nica fuente d bienestar terrestre. El mrito es mrito, en la medida en que est edificado sobre el duro trabajo.

    Gloria del ciudadano es el trabajo, Bendicin es el premio a la fatiga.

    Esta doctrina de deberes expresa un ideal enteramente europeo-norteame-ricano, sobre todo un ideal del Norte, lo que coincide con un hecho ya por nosotros considerado: que el capitalismo moderno tiene sus races en las razas del Norte, que son tambin aquellas que se han mostrado ms accesibles al proceso de aburguesamiento.

    c j La actividad del hombre econmico moderno contrariamente a la concepcin kantiana no est determinada slo por la conciencia del deber, sino tambin por raro que parezca por el amor. Sin duda una extraa variedad del amor, es decir, el amor a su negocio. Psicolgicamente podre-mos explicarnos esta perversin de la actitud espiritual en esta forma: en el alma del empresario, a consecuencia de un exceso de trabajo, y especialmente por la ocupacin en cuestiones de negocios que no le deja tiempo para otra

  • 44 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    cosa, todos los dems intereses se esfuman; naturaleza, arte, literatura, estado, amigos, familia, no pueden ejercer ya ninguna seduccin sobre l, que en consecuencia se siente posedo de un insoportable sentimiento de hasto y de desolacin en el instante en que abandona el mundo de los nmeros, que le da apoyo, calor y vida. En ese mundo de los negocios, por el contrario, en-cuentra todo lo que le refresca, le da nimo, le hace dichoso; tiene la sensa-cin de hallar all su verdadera patria, la fuente de juventud que le crea nuevas fuerzas, el manantial que le da nueva vida cuando est sediento. Nada de extrao que acabe finalmente por consagrar su amor a este mundo. Y no cabe ninguna duda que a travs de este proceso que se manifiesta en los hombres de la economa moderna recibe la vida econmica una plenitud de energa vital que ninguna otra cosa podra producir. Ha sido de un valor incalculable para el desarrollo capitalista que el organismo econmico no slo sea determinado por la voluntad que nace de la conciencia seca del deber, sino que todo el amor, del que el hombre moderno es todava capaz, ejerza en l su fecundo trabajo.

    2. Influencias exteriores

    l. Un primer influjo que sobre el empresario capitalista de los nuevos tiempos ejerce la atmsfera que le rodea es la liberacin de las numerosas barreras que limitaban la accin del sujeto econmico de los siglos preceden-tes, y tambin, como he mostrado ya, la del empresario del capitalismo en sus comienzos.

    a) Los hombres nuevos se sienten libres, de tomar en consideracin la tra-dicin de la familia, del negocio, de las costumbres comerciales. Antes la gran empresa estaba, en la mayor parte de los casos, en manos de aristocrticas familias con inclinaciones seoriales, llenas de una angustiosa timidez ante toda maniobra dudosa, con intenciones ms bien de conservacin que de conquista, que en consecuencia eran enemigos de lo nuevo, que sentan una fuerte predileccin por la tradicin. La severidad de los usos y costumbres que regulaban la conducta de los hombres de negocios aislados (por encima de ellos y lejos de s accin) estaba en estrecha conexin con aquel "empre-sariado" de sentido esencialmente tradicionalista. De todos estos lazos y obs-tculos est libre el dirigente moderno; l transforma el mundo a placer, se-gn sus fines.

    El mrito de haber sido el primero en reconocer esta importante cone-xin en todo su valor pertenece, segn creo, a Bagehot, que en el primer ca-ptulo de su libro Lombard Street, aparecido en 1872, la trata detalladamente. Es muy significativo que l, en ese tiempo, crea poder encontrar solamente

  • D E S A R R O L L O D E L A ENERGA ECONMICA 45

    en Inglaterra "los hombres nuevos" y su eficiencia. En atencin a la impor-tancia del problema, merecen recogerse algunos pasajes de Bagehot:

    Antes es decir, segn la concepcin exacta de Bagehot, antes del per-feccionamiento de la economa de crdito moderna, que entonces estaba to-dava en sus comienzos, Bagehot piensa slo en el crdito de circulacin (cir-culacin descuento) deban los hombres capaces y emprendedores trabajar para avanzar lentamente, y cuando tenan xito, no llegaban en general ms all de las situaciones medias. Ahora llegan en seguida a las alturas. Con ello recibe la sociedad econmica a democratic structure, y al mismo tiempo un nuevo espritu. Las viejas familias comerciales "que haban heredado una fina cultura y grandes riquezas y entre los cuales los gustos aris-tocrticos se hallaban asociados, en cierta medida, al aire y la visin del hombre de negocios... han sido, por decirlo as, desplazadas por la muche-dumbre inmunda de gente del montn . . . Esta continua nivelacin de nues-tras casas comerciales perjudica la moralidad del comercio": las viejas fami-lias viven en la tradicin del negocio, en la que se rechazan las prcticas dudosas, los hombres nuevos no tienen escrpulos: "estos hombres procuran ante todo hacer negocio y producen artculos de inferior calidad. Confan en la baratura de estos artculos y no fallan en sus clculos.. . Lejos de dor-mirse, estn dispuestos a aprovechar cualquier ventaja que se presente..." El viejo dirigente piensa: "Tengo una renta considerable y deseo conservarla;

  • 46 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    en alto grado, de las cosas terrestres (los puritanos a causa de los muchos "servicios divinos" en los primeros siglos no tenan tiempo para ocuparse mucho de negocios), sino porque adems cre y precisamente la religin judeo-puritana tan infinitos obstculos a la decisin libre, con los innume-rables preceptos y prohibiciones de carcter moral y religioso, que no poda hablarse de un desarrollo libre, es decir, sin miramientos, despreocupado, del esfuerzo de produccin. Slo con la supresin de los obstculos religiosos fu esto posible. Hoy el rasgo fundamental de toda conducta econmica es "la ausencia de escrpulos" y sta se armoniza mal con cualquier sistema reli-gioso, que por s mismo prescriba lneas directrices a la moral burguesa.

    Es evidente que con esta liberacin general del espritu capitalista han experimentado un aumento las manipulaciones "dudosas", incluso aquellas que tienden a eludir las leyes, as como el nmero de los sujetos econmi-cos que no estn libres de tacha, ni siquiera en el sentido de la moral burguesa. Pero es absurdo, como hacen muchos historiadores de la poca capitalista (de un modo detestable trabaja Myers con estos medios en su historia de las grandes fortunas norteamericanas) presentar al capitalismo moderno en su totalidad como una sucesin de acciones criminales. N i es esto, ni necesita serlo; ya cuid de ello, como se mostrar en la parte siguiente, el legislador moderno al otorgar en sus leyes un tan amplio campo de accin para el libre juego del capitalismo, que ste, en la mayor parte de los casos, no tiene ne-cesidad de infringir las pocas leyes que todava le ponen lmites.

    Debemos representarnos el desarrollo del espritu capitalista y con l el aumento de la energa econmica como un proceso, en cuyo transcurso, por una permanente reaccin mutua entre desenvolvimiento interior e influjos exteriores, se revelan incesantemente nuevos aspectos de aquel espritu, se abren sin cesar nuevas fuentes de energa. Estas influencias exteriores a cuyo aspecto positivo debemos dedicar ahora nuestra atencin, podemos represen-trnoslas de preferencia como excitantes que actan sobre la vida psquica del sujeto econmico y se transforman en estmulos para una ms amplia concentracin y eficacia de las energas en l latentes. Estos estmulos son de doble naturaleza; aparecen de una parte como obstculos que se oponen a la accin, pero que son vencidos por el sujeto activo, mediante el empleo

    ai^aiicrifietza-mciyoi q u e i q u e dudise si necesaria sin i interposicin d i aquel obstculo; de otra parte, como hechos que favorecen y facilitan la con-ducta del sujeto econmico. A aquellos estmulos les llamamos negativos, ai

    .stos positivos. 2. Los estmulos negativos tienen como nota comn que todos represen-

    tan una dificultad para la direccin de la empresa, a pesar de la cual debe perseguir su fin el empresario capitalista. Tales dificultades son:

    a) Agravacin de las condiciones del mercado de productos, que ha tra-1

  • D E S A R R O L L O D E L A ENERGA ECONMICA 47

    do en muchas direcciones el siglo xix: agudizacin de la competencia y, por tanto, necesidad de afirmarse frente a ella, de vencerla, de emplear"los codos, necesidad de contar por fracciones de centavo, necesidad de gritar cada vez ms alto, etc.

    b) Agravacin de las condiciones del mercado de trabajo, es decir, esen-cialmente: encarecimiento de la fuerza de trabajo.

    a') Este fenmeno se produjo espontneamente en todos los pases colo-niales, causa de la escasez de fuerzas de trabajo, y fu una de las razones de que en aqullos, principalmente en Norteamrica, el capitalismo haya llegado a un desenvolvimiento ms intensivo que en los viejos pases. Es conocida la necesidad de maquinizacin prematura a que se ha visto sometida la eco-noma norteamericana. Y lo que aqu nos importa en este proceso exte-rior se manifiesta un espritu emprendedor todava ms animado que en los otros pases.

    Sobre el adelanto que Estados Unidos tena, ya hace una generacin, en el dominio de maquinaria del trabajo, informa Emil Rathenau despus de una visita a la exposicin de Filadelfia en el ao 1876; la fabricacin de m-quinas de vapor en U. S. A . no estaba entonces a la altura de la europea:

    "En cambio, realizaban ya en otros ramos de la fabricacin de mqui-nas una produccin excelente. Mquinas para trabajar la madera y m-quinas-herramienta (para trabajos de precisin), mquinas automticas para fabricacin de ruedas dentadas, de relojes, de tornillos, de armas, mquinas de coser y de escribir, finos instrumentos de medicin, como nuestras fbricas no conocan siquiera, existan en gran cantidad y de perfecta ejecucin, al lado de mquinas especiales de casi todos los ramos de la industria." "Autobiogra-fa", en A. Riedler, Emil Rathenau (1916), p. 28.

    En otros sitios, el encarecimiento de la fuerza de trabajo se realiz por medios artificiales. Los medios para realizarlo fueron, principalmente, los siguientes:

    b') El movimiento de los trabajadores, que ha dado tantos disgustos al moderno empresario y que, sin embargo, ha actuado como aquella fuerza que siempre quiere el mal y siempre produce el bien. Del mismo modo que todo lo que ha ocurrido en nuestro tiempo, ha venido, en fin de cuentas, a salvar al capitalismo, pues ha obligado al empresario, a medida que la fuerza de trabajo se encareca lentamente, a aumentar sus provechos y a desarrollar para este fin ms energa econmica.

    H . Lagardelle expresa este pensamiento con gran acierto en su escrito Syndiclisme et socialisme, en donde (pp. 52-53) dice lo siguiente:

    Le socialisme et le syndiclisme... est, au moment o je parle, Vagent essentiel de la civilisation dans le monde.

    II jette le capitalisme dans les voies du plus haut perfectionnement pos-

  • 48 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    srble. Plus les exigences de la classe ouvrire sont prestantes, plus les injus-tices deviennent hardies, et plus le dveloppement technique s'acclre et s'intensifie. Les conquetes du proltariat ne supportent pas une industrie coutumire, attarde aux vielles mthodes, sans initiative ni audace.

    Heureux le capitaiisme, qi trouve devant lui un proltariat combatif et xigeant.

    Igual efecto que el movimiento de los trabajadores han ejercido: c') has leyes de proteccin de los trabajadores. Por la limitacin del

    trabajo de las mujeres y de los nios, por la reduccin del tiempo de trabajo, por el mejoramiento de las condiciones higinicas y de otras condiciones del trabajo, tuvo lugar de nuevo un encarecimiento de la fuerza de trabajo y de nuevo debi el empresario formar su inteligencia y su voluntad para obtener. cada vez ms provecho. Vase tambin el captulo xxvii.

    A una conexin algo ms amplia, pero que tambin examinamos, per-tenece

    c) El aumento de poblacin, cuyos efectos tan beneficiosos (para el per-feccionamiento del capitalismo) deberemos todava comprobar con frecuencia-Ha llegado a ser tambin importante para el desarrollo de la energa econ-mica, ya que un nmero mayor de hijos obliga a ganar, a producir y trabajar-La posibilidad de procurar a los hijos "una existencia segura" despus de la muerte de sus padres, sin trabajar, disminuye con su nmero. La mentalidad de los padres es muy diferente cuando hay cinco hijos en la casa, que cuando hay dos. Se deja a los hijos "aprender" algo, para que puedan dirigirse a tra-vs de la vida, y se les habita a pensar que slo por el trabajo permanente individual es posible asegurarse una existencia. La mentalidad del rentista desaparece.1

    3. Los estmulos positivos tienen su origen en la peculiaridad misma de la direccin econmica moderna.

    a) La expansin de cada economa permite aumentar la energa econ-mica; con el crculo de problemas crecen supuesta una determinada can-tidad de energa potencial las capacidades y el deseo de una actuacin ms fuerte; expresado de otro modo: con la extensin de los negocios crecen la laboriosidad y la actividad. A esto se aade, como circunstancia aumentado-ra de energa, la progresiva acumulacin de experiencias.

    La economa moderna ofrece, asimismo, gracias a la peculiaridad de la tcnica que en ella se aplica, y gracias a la peculiaridad de la organizacin capitalista, estmulos especiales para el desarrollo de la energa econmica-

    b) Los estmulos que proceden de la tcnica moderna slo podremos valorarlos totalmente, en lo esencial, cuando hayamos conocido las particu-

    1 Cf. mi Deutsche Volkswirtschaft im 19. Jahrhundcrt, cap. vi.

  • D E S A R R O L L O D E L A ENERGA E C O N M I C A 49

    jfefidades de la tcnica moderna. De todos modos sern ya inteligibles aqu tlgunas indicaciones.

    a') Cada innovacin tcnica despierta y ampla el espritu de empresa; jicurdese, por ejemplo, el influjo que el descubrimiento del comps ha ejer-cido sobre el desarrollo de la navegacin martima. Una de las caractersticas tindales de la tcnica actual es la sucesin atropellada de sus innovaciones, .

  • 50 F U N D A M E N T O S : L A S F U E R Z A S M O T O R A S

    siempre vigilante ante lo nuevo, su fuerza de resistencia est permanente-mente en la ms extrema tensin. En este impulso hacia el beneficio extra radica como todava tendremos con frecuencia ocasin de demostrar el ms ntimo secreto de la direccin econmica del capitalismo de apogeo, que es, por su naturaleza, esencialmente y en el ms alto sentido, dinmica. ,

    3. La objetivacin del espritu capitalista

    1. Cuando emprend la tarea de presentar el nacimiento del capitalismo moderno, hice notar que entr en la vida con la formacin de lo que llama-mos la empresa capitalista; vase principalmente el captulo x del tomo n de esta obra. All he sealado como la particularidad de la organizacin del patrimonio capitalista, la independizacin del negocio lograda en la empresa capitalista, es decir, la venida a la vida de un organismo econmico indepen-diente, por encima de los hombres econmicos aislados; la conjuncin de to-dos los hechos econmicos que se realizan simultnea o sucesivamente en una

    economa hacia una unidad abstracta, la cual aparece despus como el por-tador de los actos econmicos aislados y lleva una vida propia que sobrepasa en duracin a la vida de los individuos. En la empresa capitalista, en la

    "negociacin", encontramos una formacin artificial "espiritual" y de fines que se eleva en la "casa" a unidad de derecho, en la tenedura cientfica de libros a unidad de contabilidad, en la razn social a unidad de crdito, y que como tal sistema unitario de relaciones, independiente del propietario even-

    t u a l , se propone fines, elige medios para su realizacin y obliga y arrastra consigo a los hombres. Habremos de representarnos ms claramente la ac-tuacin de este verdadero monstruo para "comprender" que es nuestra mi-

    s i n aqu cmo logra aumentar una vez ms la energa que llega a des-arrollarse en la economa y esta.vez ms all de la medida de las fuerzas aisladas que actan.

    2. a) La empresa capitalista tiene sus propios fines, ms exactamente, tiene un nico fin, enteramente determinado, o. si en este caso se prefiere la ms exacta denominacin, una nica y enteramente determinada meta: la ganancia. La empresa capitalista tiene slo esta nica finalidad, porque no puede tener otra, porque ella sola por su sentido corresponde a su esencia. Es slo una proposicin analtica la que expresa: la nica finalidad de la empresa capitalista es la ganancia. Pues no es otra cosa, conceptualmente, que una organizacin para el fin de alcanzar la ganancia. En esta imagen llegan a unidad esto es lo importante el sentido de la economa capitalis-ta y los fines que se proponen sus sujetos econmicos singulares. Esta propo-sicin de fines es esencialmente voluntaria, puesto que est determinada individualmente. Es slo un azar si entre ellos el fin inmanente a la economa

  • DESARROLLO DE LA ENERGA ECONMICA 51

    Capitalista, a saber, la persecucin de la ganancia, aparece tambin y quiz especial fuerza y extensin como motivo subjetivo, es decir, como im-

    pulso adquisitivo. Por lo dems, cuando examinamos los motivos del empre-gftfio capitalista notamos que stos son muy variados: afn de poder, ambi-

    % don, conciencia del deber, utilidad pblica, afn de actividad, etc. En la medida, sin embargo, en que todos estos motivos actan en la empresa ca-

    , pitalista, quedan sometidos con necesidad interior a un fin ms alto, el afn | de lucro. Pues un examen ms detallado nos muestra que ni uno solo de los

    motivos que guan la accin del empresario tiene posibilidad alguna de actuar fficazmente si la empresa capitalista misma no es coronada por el xito en su actuacin. Pero este xito no puede consistir en otra cosa que en la obtencin de una ganancia, es decir, de un excedente sobre los gastos. Cualquiera que lea el deseo del empresario, el fin a que pueda estar sometida subjetivamente IU accin, siempre debe querer, por ser empresario capitalista, la prosperidad, la actuacin lograda, el xito de la empresa capitalista, es decir, la obtencin de la ganancia, el lucro. Esta mediatizacin de los fines subjetivos del em-presario capitalista en la empresa capitalista la he llamado la objetivacin del et/n de lucro, y con ello he vencido, a juicio mo, faltas de claridad que hasta ahora existan en la concepcin del sentido y esencia de la economa capita-4ista. Lo que ya antes he designado como la inclusin, no permisible, del "sentido" de esta economa en la conexin causal de su realizacin, encuen-tra aqu su explicacin y su reconocimiento condicionado. Si se examinan las Conexiones de la manera que he mostrado, se puede emplear con tranquilidad la expresin de Marx: "el afn de lucro del capital". No nos alejamos del terreno de la realidad cuando ponemos en relacin esta indicacin del senti-do de la economa capitalista con las fuerzas realmente impulsoras, es decir, con los motivos del empresario capitalista, al mostrar que stos se conforman necesariamente al sentido de la economa capitalista, precisamente por la ob-jetivacin del afn de lucro.

    Esta concepcin del sentido y fin de la empresa capitalista, que he des-arrollado por vez primera y ms detalladamente en el captulo sobre el em-presario capitalista, es compartida plenamente por todos los empresarios ca-pitalistas, por alejados que se encuentren personalmente de la ganancia. Cmo podra ser de otro modo, dnde podra percibir el empresario el sen-tido de su esfuerzo sino en el "florecimiento del negocio", es decir, en el

    I"rendimiento" del negocio?

    Slo citaremos a dos escritores prominentes. De Emil Rathenau se dice: "Su rigurosa mxima, que inculcaba tambin a todos sus colaboradores, era: 'Debemos ganar dinero para los accionistas, ninguna otra misin tenemos, para esto estamos empleados; hemos cumplido, pues, nuestro deber, si la

    I empresa trae grandes ganancias'." (A . Riedler, oh. cit., p. 207.) Henry Ford, que presenta siempre como su motivo personal el "servicio del bien pblico",

  • 52 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    se expresa as: "Mi obra no podra considerarse como un xito, sino al con-trario, como un completo fracaso, si yo no hubiese tambin obtenido una decorosa ganancia para m y para mis consocios de negocio." (Mi vida y mi obra, p. 190.)

    b) El monstruo que llamamos empresa capitalista tiene tambin una inteligencia propia. En l se agita el racionalismo econmico con separacin completa de la persona del propietario y del personal. Esto significa des-nudado de su mstica lo siguiente:

    Mtodos de negocio econmicamente racionales es decir, objetivamente proporcionados a la rentabilidad de la empresa se perfeccionan en el trans-curso del tiempo slo por experiencia. Es un rasgo de la poca econmica de apogeo del capitalismo que en ella el volumen de esos mtodos de nego-cios es ampliado ininterrumpida, consciente e insensiblemente, en parte por una actividad independiente ms o menos profesional, en parte por la de la misma explotacin, o sea la ejercitada con fines de ganancia, actividad que tiende hacia la consecucin del racionalismo econmico; diariamente se tor-turan el cerebro miles y miles de hombres, desde el cientfico de la empresa, pasando por los revisores de libros y los calculadores, hasta los fabricantes de toda clase de artculos de oficina, como mquinas de escribir, sumar y contar, clasificadores de correspondencia, muebles de oficina, etc., para encontrar medios y caminos por los que el racionalismo econmico pueda ser aumen-tado. Existen ya organizaciones propias para la persecucin de este fin, como la "comunidad de trabajo de ingenieros alemanes de explotacin industrial" (ADB) entre otras. El resultado de estos mltiples esfuerzos es un sistema hoy ya altamente desarrollado y que se perfecciona constantemente de re-glas de conducta tiles (incluidos los medios materiales necesarios de reali-zacin) para la formacin de un negocio productivo; un sistema (ste es el punto esencial) que existe por s mismo, independiente y que, por tanto, es transferible. El empresario compra este racionalismo econmico y lo coloca en su empresa como un mecanismo de relojera. Y con arreglo a este meca-nismo se ejecuta la marcha del negocio. Vanse ms detalles en los captu-los LII y LUI.

    (A la marcha perfecta y acabada de los negocios pertenece tambin otro complejo de racionalismo objetivo, latente en las organizaciones del mercado y del cual como se mostrar en su lugar se sirve igualmente el empresa-rio individual como mtodo cmodo para sus fines.)

    c) Finalmente, la empresa capitalista, este prodigioso animal aqu des-crito, tiene tambin virtudes; las virtudes burguesas que en los comienzos del capitalismo deba poseer el empresario en un sentido estrictamente personal, si quera tener xito, que ahora han sido transferidas al negocio, y frente a las cuales el empresario mismo queda hoy en situacin de indiferencia (es decir

  • D E S A R R O L L O D E L A E N E R G A E C O N M I C A 53

    puede tenerlas, pero si no las tiene, da lo mismo). Esas virtudes burguesas Que adornan a la empresa floreciente de nuestros das son principalmente: laboriosidad, ahorro, seriedad.

    3. La significacin de esta objetivacin del espritu capitalista en el des-tfrollo de la energa econmica es evidente y fu ya sealada por m pre-

    lentemente en diversos lugares. Consiste en lo siguiente: a) La voluntad del empresario se hace ms intensiva; los fines se pro-

    ponen de manera ms unitaria, ms tenaz. La incorporacin a una conexin objetiva lleva consigo un desgaste mnimo de energa; a cada uno, desde el

    ^ife hasta el ltimo mozo, le est fijado el ritmo por la ordenacin exterior, Como al trabajador por la marcha de la mquina. Tambin aumenta el po-der del empresario; ste dispone de conocimientos que sobrepasan largamente los suyos propios; no est abrumado por ehcuidado de la organizacin perfec-ta de su negocio que antes consuma una gran parte de su energa, queda

    descargado de toda especie de actividad intil, y, por consiguiente, libre para IU propia actividad de empresario.

    b) La objetivacin produce tambin una expansin del espritu capita-lista; el hecho de que ste se extienda sobre la-tierra entera, lo mismo que sobre todas las capas de empresarios como ya pudimos comprobar tiene en la objetivacin un fundamento muy importante, es decir, la fcil transmi-libiiidad del racionalismo econmico.

    c) Finalmente, se explica tambin por el proceso de objetivacin la uni-ficacin cada vez ms avanzada de la economa; los mtodos de la direccin

    .econmica son objetivamente conformes a los fines, y dada la uniformidad de los fines, los mtodos deben ser siempre necesariamente los mismos. "Le-galidad" inmanente = "legitimidad" de los medios. Vase el captulo xxxvi.

    I I I . PERSONA Y COSA

    De las observaciones hechas ltimamente podran nacer errores sobre la posicin del empresario capitalista en la economa de capitalismo en su apo-geo, que quiero destruir inmediatamente en su raz.

    Es indudable que el proceso econmico es transferido a un organismo espontneo, capaz del ms alto rendimiento, que puede actuar de un modo ilimitado en tiempo y espacio, es decir, que no est circunscrito por ninguna limitacin personal u orgnica en su voluntad y en su poder. En l queda el individuo el empresario tambin encuadrado forzosamente. La tierra en-tera est cubierta de innumerables fbricas, organizadas por el mismo sistema, Con sutiles mquinas de precisin para obtener ganancias. Toda contingencia, toda diversidad individual o nacional es suprimida. En este mundo de las

  • 54 FUNDAMENTOS: LAS FUERZAS MOTORAS

    cifras dominan la necesidad, la uniformidad, la unificacin. Vase de nuevo el captulo xxxvi.

    Sin embargo, sera un imperdonable error admitir que en este mundo mecanizado la significacin de la personalidad humana queda disminuida. Exactamente ocurre lo contrario; la significacin del hombre, naturalmente del prominente, es hoy mayor que nunca en la vida econmica. Y una sen-cilla reflexin lo hace evidente.

    Es cierto que algo debe hacerse y desearse necesariamente, pero siempre queda en pie el simple hecho de que ese algo debe ser hecho y deseado por alguien. Antes utilic la comparacin del racionalismo econmico moderno con un mecanismo de relojera; ahora debe continuarse la comparacin; al-guien debe existir que d cuerda al reloj. O con otra comparacin: la empre-sa capitalista en su totalidad es una mquina cada vez mayor y cada vez ms complicada; para ella se necesita como para toda mquina un hombre que la sirva, y ste debe ser tanto ms inteligente cuanto ms complicada es la mquina. De un modo anlogo al desarrollo de la vida econmica se ha realizado el desarrollo de las organizaciones del estado y de la guerra; tam-bin aqu un aparato mecanizado monstruoso y, a pesar de ello, la necesidad absoluta de la personalidad dirigente.

    Slo una diferencia: que la distribucin de fuerzas es hoy distinta de la de antes; en el lugar que ocupaban numerosos distribuidores de fuerza se ha instalado una gran central de fuerza por lo menos en las grandes unidades econmicas que es la cabeza del empresario dirigente.

    Uno de los jefes de empresa ms victoriosos de nuestro tiempo, cuya em-presa es una de las ms mecanizadas de la tierra y que, sin embargo, es obra, hasta en el ms pequeo detalle, de su creador y dirigente, Henry Ford, expresa este pensamiento en las siguientes palabras: "El sistema moderno ne-cesita para su funcionamiento una inteligencia ms alta que el antiguo. Las exigencias de inteligencia son hoy mayores que nunca, aunque quiz su lugar de accin sea diferente. Ocurre con la inteligencia exactamente lo que con la fuerza motriz; antes cada mquina era puesta en marcha por la fuerza del hombre; la central de fuerza estaba inmediatamente junto a la mquina; hoy la hemos trasladado hacia atrs, hacia la fuente de energa y la hemos concentrado all. Del mismo modo es hoy superfluo que la ms alta forma de inteligencia humana se aplique directamente a cada funcin de la fbrica. Su ms alta expresin est concentrada en el centro de actividad espiritual." Y es precisamente el empresario. (Mi vida y mi obra, p. 327 de la edicin alemana.)

    Los rusos son los que peor han comprendido el organismo especial de la economa capitalista, puesto que alejaron de l al empresario capitalista, lo que trajo consigo la paralizacin de todo el engranaje. Los norteamericanos

  • DESARROLLO DE LA ENERGA ECONMICA 55

    son los que mejor han entendido la esencia del capitalismo. Por ello se en-cuentra precisamente en Estados Unidos una tan alta valoracin de la perso-nalidad en la vida econmica; no las "casas", ni la familia, n i el capital, sino en lt imo trmino el hombre mismo, es considerado como la fuerza impulso-ra en la economa. En ningn sitio, dice un exclente conocedor de la vida econmica norteamericana (Th . Vogelstein) es mayor la influencia personal que en los grandes trusts. "En Norteamrica se desea tratar con el hombre solo, se pone la confianza en el hombre y se quiere negociar con l ." Las so-ciedades annimas mencionan con frecuencia en los anuncios los nombres de sus dirigentes. Se dirigen cartas ms frecuentemente a determinados socios o comisionistas. En los grandes consorcios dominan algunas prominentes per-sonalidades sin limitacin. La fama cuenta de H . Rogers, que fu cabeza dirigente de la Standard O i l y presidente de la Amalgamated Cooper Co., que un da pronunci estas palabras: "En las sociedades de cuyo consejo de administracin formo parte, se vota primero, y despus, cuando he salido, se habla."

    Resumiendo, explicamos el origen del prodigioso desenvolvimiento de energa que ha producido el engrandecimiento del capitalismo moderno por mltiples causas: por el desarrollo de las actividades individuales, por la ob-jetivacin del espritu capitalista y por la forma especial de colaboracin y acuerdo de persona y cosa. En el curso de esta exposicin veremos siempre confirmada la exactitud de esta interpretacin. Aqu se trataba, ante todo, de fijar las fuerzas que encontramos actuando en la vida econmica moderna.