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Aprenda a hablar en pblico hoy: una lectura de la retrica clsica a travs de los mtodos actuales

Trabajo Fin de Mster Mster en Comunicacin Social Alumno: Luis Ruiz Prez Director: Manuel Lpez Muoz

NDICE Pgs. 1. Introduccin. 2. Las partes del discurso: anlisis comparativo de los manuales 2.1. El contenido del discurso y su redaccin ( res/verba) 2.1.1. La inventio.. 2.1.1.1. Los gneros de causa... 2.1.1.2. Las partes del discurso. A) El exordio. B) La narratio. 2 5 9 10 14 18 18 26

C) Partes prescindibles del discurso 35 D) La demostracin (argumentacin).. 36 D.1. Lugares comunes. D.2. La refutacin E) La peroracin.. 2.1.2. La elocutio. 38 51 55 59

2.2. La dispositio. 78 2.3. La memoria 83 2.4 La actio o pronuntiatio 90 3. Aprender a hablar en pblico en el aula: una propuesta didctica para la ESO 99 4. Conclusiones... 105 5. Bibliografa. 110

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1. INTRODUCCIN. Hablar en pblico forma parte de nuestra vida cotidiana. Con frecuencia utilizamos la palabra para conseguir nuestros objetivos en los mbitos ms diversos y, en consecuencia, diseamos discursos con objeto de persuadir a nuestros destinatarios. As, cuando nos comunicamos con un pblico interactuamos con una multitud de oyentes y hemos de percibir todas las caractersticas de nuestro auditorio para conformar un discurso eficaz y coherente. Es ms, esa multitud de oyentes no siempre responde de inmediato ante nuestra intervencin oral, esto es, ninguno nos va a interrumpir para manifestarnos su acuerdo o desacuerdo, su satisfaccin, desagrado o indiferencia por lo que estamos contando. Todo esto nos obliga a despertar el mximo inters posible a un grupo de personas de las que no sabemos casi nada de su inters individual. Si en todo acto de comunicacin el contexto o situacin desempea un papel primordial y nos facilita muchos elementos para emitir nuestro mensaje, en el acto de hablar en pblico el contexto, en buena medida, viene dado por el hablante. En este sentido, el hablante en pblico carga con casi toda la responsabilidad de la situacin, condicionando aspectos como el tema, el mayor o menor atractivo de la sala, el tiempo de que dispone, el estado de nimo del pblico, etc. Se trata de una aglutinacin de circunstancias, a veces adversas, que este tendr que solventar para conseguir el mejor efecto sobre sus oyentes. De tal modo, el hablante (orador) se convierte en protagonista, exponindose a casi todos los riesgos y teniendo que emplear todas las tcnicas de la persuasin. La retrica est inserta en todos los mbitos del discurso pblico, en todas las formas de la comunicacin de masas, y se convierte en un elemento esencial para crear y analizar las manifestaciones comunicativas de la sociedad de la comunicacin. El lenguaje se convierte as en el principal instrumento de la mayora de las profesiones: educadores, publicistas, polticos, juristas, predicadores, filsofos, artistas, poetas, mdicos, etc. Todo ello explica el inters suscitado en las ltimas dcadas por el conocimiento de las tcnicas ms adecuadas para dominar la palabra y utilizarla con fines persuasivos. Se ha producido un progresivo fenmeno de intelectualizacin del trabajo. Las grandes e innumerables fuentes de informacin (radio, televisin, prensa escrita, libros, bases de datos, redes informticas, redes sociales, etc.) han conducido a cualquier profesional a la necesidad de saber manejar ese caudal inabarcable de informacin de todo tipo. Y precisamente esa enorme densidad de informacin que se2

halla a nuestro alcance no sirve para nada si no se sabe manejar y aprovechar segn las necesidades concretas de cada profesional. Con todo, es evidente la importancia que adquiere hoy el dominio de las diversas estrategias para utilizar la palabra con una finalidad persuasiva, lo que supone la imbricacin de un amplio compendio de destrezas y exige, inexorablemente, el dominio de una tcnica que permita al orador del siglo XXI desenvolverse en el entorno social con absoluta seguridad. Las palabras de J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca Tejera son significativas en este sentido: Hablar en pblico es algo ms que pronunciar un discurso en voz alta. En la oratoria se pone de manifiesto toda la personalidad del orador -sus actitudes, sus traumas personales, sus conocimientos y sus ignorancias-. El orador, con su discurso, con sus expresiones y con sus gestos, con su seguridad o con sus vacilaciones, descubre sus cualidades y sus defectos, y pone en juego mltiples mecanismos y diversas habilidades. El plpito, la ctedra, el escenario, el micrfono, son plataformas que elevan la altura del cuerpo y son pantallas que aumentan el volumen de la voz; son instrumentos de expresin y de comunicacin, y constituyen, al mismo tiempo, smbolos de poder (HERNNDEZ GUERRERO - GARCA TEJERA 2004: 24). Con objeto de fomentar una elocuencia tan demandada y necesaria en la sociedad actual, en los ltimos aos han proliferado multiplicidad de manuales o guas para aprender a hablar bien en pblico. Con ttulos sugerentes y atractivos se ofrecen al lector las claves para adquirir el don de la elocuencia, es decir, el conjunto de destrezas para aprender a persuadir a los dems e impulsarlos a actuar en un determinado sentido. Con ello se pretende aportar al hablante una educacin que le permita estilizar su modo de hablar y sus gestos, que le ayude a ejercitar su naturalidad habitual de acuerdo con las exigencias especficas de todo acto de hablar en pblico. Son muchos los ttulos que garantizan la adquisicin de destrezas para enfrentarse a situaciones comunicativas ante un auditorio. Proponemos a continuacin algunas de las publicaciones ms recientes: -Adolfo Lucas, El poder de la palabra: tcnicas para hablar en pblico, Ariel, 2008. -Castro Maestre, Mara del Mar, Tcnicas para hablar en pblico. Gua para una comunicacin eficaz, Protocolo, 2010. -J. A. Vallejo Njera, Aprender a hablar en pblico hoy: cmo cautivar y convencer por medio de la palabra, Planeta, 2010. -Miyata, Cathy, Hablar en pblico, Octaedro, 2008.3

-Bregantin, D., Curso rpido para hablar en pblico, De Vecchi, 2008. -J.M. Martnez Selra, Aprender a comunicarse en pblico: gua prctica, Paids, 2002. -E. Garrido Landvar, Hablar en pblico: cmo afrontar el miedo a hablar en pblico. Algunas consideraciones terico-prcticas, Universidad de Navarra, 2007. -VV.AA. y Krause, Carole y Rder Ulrike, El arte de hablar en pblico: cmo ganar respeto con serenidad, RBA Libros, 2006. -G. Ballenato Prieto, Hablar en pblico: arte y tcnica de la oratoria, Pirmide, 2006.

Ahora bien, las tcnicas desarrolladas en estos son una reformulacin de las operaciones retricas clsicas (inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio o pronuntiatio). En nuestro trabajo demostraremos cmo todos estos manuales siguen los modelos propugnados por la retrica clsica, de forma que el corpus retrico esbozado por Aristteles, Cicern o Quintiliano est presente, en mayor o menor medida, en los tratados actuales. Para ello hemos seleccionado, dentro del amplio panorama actual, tres ejemplos que nos servirn para corroborar nuestra tesis, realizar un estudio comparativo y extraer las conclusiones pertinentes: -J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca Tejera, El arte de hablar. Manual de Retrica Prctica y de Oratoria Moderna, Barcelona, Ariel, 2004. -Carlos Javier Morales, Gua para hablar en pblico. Mtodo completo y prctico para las ms diversas situaciones, Madrid, Alianza, 2007. -Malcolm Peel, Aprenda a hablar en pblico en una semana, Barcelona, Gestin 2000, 2000. En nuestro estudio desarrollaremos las cinco partes de la retrica clsica (inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio) e integraremos en cada una el tratamiento que le dan los mtodos seleccionados. Comprobaremos cmo el enfoque pragmtico surgido a partir de los aos setenta ha propiciado un mayor nfasis en la ltima operacin retrica (actio o pronuntiatio), por lo que las tres obras, especialmente las de Malcolm Peel y C. J. Morales, inciden en la importancia de la puesta en prctica del discurso. Todo ello se justifica con la finalidad prctica de los manuales, ya que los autores manifiestan (incluso en el propio ttulo) el deseo de ofrecer un modelo til para que el lector pueda afrontar con xito las situaciones comunicativas ms diversas. Asimismo, dada la relevancia que adquiere el desarrollo de la competencia comunicativa oral en la sociedad actual, proponemos al final un modelo de propuesta didctica especfica para un curso de la Educacin Secundaria Obligatoria (4 ESO). En4

esta abordaremos los objetivos, contenidos y una metodologa concreta, con objeto de aplicar, en unas cuantas sesiones, las diversas estrategias propugnadas por la retrica clsica y moderna. Con ello pretendemos que nuestros alumnos adquieran las destrezas bsicas en el uso de la palabra y aprendan a construir un discurso coherente y eficaz, dado que en su futuro acadmico y profesional tendrn que recurrir con frecuencia a la intervencin oral en pblico.

2. LAS PARTES DEL DISCURSO: ANLISIS COMPARATIVO DE LOS MANUALES. En esta parte de nuestro trabajo analizaremos con mayor profusin las tres obras seleccionadas. El objetivo es, como ya hemos indicado en la introduccin, demostrar la influencia del corpus de la retrica clsica. Para ello remitiremos con frecuencia a la obra de Aristteles, Cicern y Quintiliano, por lo que se irn esbozando las cinco partes fundamentales de la retrica clsica (inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio) en relacin con el tratamiento que le dan los ejemplares objeto de anlisis. Para la Retrica1

de Aristteles y la obra de Cicern ( De inventione2) manejamos las ediciones de

Gredos. En el caso del rtor de Calahorra hemos consultado la edicin bilinge publicada por la Universidad Pontificia de Salamanca 3. Asimismo, tomamos como referencia terica algunos manuales de reconocido prestigio (Lausberg 4, Perelman5) y las tiles aportaciones de especialistas actuales como David Pujante 6. La obra de Aristteles constituye uno de los estudios ms completos sobre la retrica clsica. La Retrica est conformada por tres libros: el primero se ocupa de la estructura de la retrica, de la concepcin de los argumentos y de las especies de retrica; el segundo libro se dirige al pblico, no slo en cuanto que es capaz de razonar, sino tambin en cuanto que es sujeto de pasiones y tiene un determinado modo de ser; y el libro tercero estudia la forma ms adecuada de los discursos con vas a la persuasin.

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Aristteles (1994), Retrica, ed. de Quintn Racionero, Madrid, Gredos. Cicern, M. T. (1997), La invencin retrica, ed. de Salvador Nez, Madrid, Gredos. 3 M. F. Quintiliano (1996), Institutiones oratoriae. Libri XII, ed. de Alfonso Ortega Carmona, Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca. 4 Lausberg, H. (1975), Manual de retrica literaria, Madrid, Gredos. 5 Perelman, Ch. y L. Olbrechts-Tyteca (1989), Tratado de la argumentacin. La nueva retrica , Madrid, Gredos. 6 Pujante, D. (2003), Manual de retrica, Madrid, Castalia Universidad; y Pujante, D. (1999), El hijo de la persuasin. Quintiliano y el estatuto retrico, Logroo, Instituto de Estudios Riojanos.

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-Libro I. Define la retrica. Seala la existencia de tres tipos de persuasin: la basada en el ethos ( del orador, es decir, aquella que surge de las cualidades , aquella que proviene de las

propias del orador; la basada en el pathos (

emociones y pasiones de los oyentes; y la que se basa en la lgica, que remite al intelecto y a los argumentos. En este libro propone la ya clsica divisin de los discursos en judiciales, deliberativos y encomisticos, segn sus objetivos y temas. Propone tambin el uso y la utilidad de los lugares comunes (tpicos) para buscar argumentos. -Libro II. Se ocupa de la relacin entre el pblico y el orador. Para ello, estudia el carcter del orador y las emociones o pasiones del oyente, a las que puede recurrir para obtener efectos. Entre las pasiones efecta un anlisis de la ira, la serenidad, del amor y el odio, del temor, de la vergenza, del favor, de la compasin, de indignacin, la envidia y la emulacin. A continuacin estudia los caracteres, primero en relacin con la edad: el viejo, el joven, el adulto; despus en relacin con la fortuna: la nobleza, la riqueza, el poder. Ms tarde se detiene en los tpicos comunes a los tres gneros del discurso y, por ltimo, en los argumentos comunes para los tres gneros, donde desarrolla los ejemplos, las parbolas, las fbulas y despus los entimemas. -Libro III. Trata de la parte que podramos llamar la elocucin. Comienza tratando la accin y la claridad en la diccin. Analiza el buen estilo, del que destaca la facultad esencial de la claridad y se detiene en la metfora como especialmente til. Examina los distintos tipos de estilo, tanto en s mismos como en relacin a cada uno de los gneros y expone sus cualidades. Ya para terminar, analiza la disposicin, en la que repasa cada una de sus partes: el exordio, la narracin, la demostracin y el eplogo. La contribucin de Cicern a la reflexin retrica la encontramos en obras como De inventione o De Oratore, texto en el que aparece la defensa del orador como hombre completo, intelectual, y no slo como alguien versado en la preceptiva retrica. A dems. Cicern considera que el orador debe sentir la pasin que intenta comunicar. Esta coherencia tica se afianzar en el tratado de Quintiliano. Debido a la gran sistematizacin que hizo de la retrica de su poca, la obra de Quintiliano Institutio oratoria, dividida en doce libros, ser nuestro referente fundamental para establecer las comparaciones y valoraciones generales. A l, y como resultado de su doble experiencia de abogado y de profesor, le debemos la gran enciclopedia del saber retrico de la Antigedad. Lo que se propone el autor con este amplio compendio de retrica es realizar un programa coherente de formacin literaria y6

retrica, con objeto de educar a la ciudadana culta de la poca. Ello supone tres aspectos bsicos: lenguaje (texto), objetivos y procedimientos persuasivos. La estructura de la obra de Quintiliano es la siguiente: -Libro I. Aqu se expone todo aquello que precede al oficio del orador. -Libro II. Cuestiones relativas a la esencia de la retrica: definicin de retrica, relaciones entre arte y naturaleza. -Libros III al VII. Desarrollo de las operaciones inventio y dispositio. -Libros VIII al XI. Desarrollo de las operaciones elocutio, memoria y actio. -Libro XII. Doctrina del vir bonus. Aspectos retricos que no cupieron en el desarrollo de los libros anteriores: cualidades morales y fsicas del orador, las funciones del orador, consejos de abogado, estudio de los estilos oratorios. Los manuales seleccionados para nuestro estudio enfatizan la aplicacin prctica de la retrica, de forma que proponen multiplicidad de ejemplos para la autoevaluacin y el desarrollo de la tcnica explicada. As, C. Javier Morales ( Gua para hablar en pblico) expresa en el subttulo el objetivo y enfoque esencial de su mtodo ( mtodo completo y prctico para las ms diversas situaciones). En este sentido, propone numerosos ejercicios y prcticas que permitan desarrollar con eficacia los aspectos tericos: grabacin de un discurso inicial para escucharlo y valorar los aciertos y desaciertos, transcribir por escrito el discurso para evaluar los posibles errores gramaticales, etc. Es ms, sus palabras corroboran dicho objetivo: Por el carcter eminentemente prctico de este libro, y por su intencin de responder a las necesidades actuales de la tarea de hablar en pblico, descargar mi explicacin de todos los pormenores tericos que no sean estrictamente indispensables para el aprendizaje que aqu nos hemos propuesto. (MORALES 2007: 59-60) En la misma lnea, el mtodo de Malcolm Peel (Aprenda a hablar en pblico en una semana) desarrolla un modelo prctico para cada da de la semana, de forma que el lector que desee adquirir las destrezas necesarias para una ptima competencia comunicativa oral debe seguir las instrucciones y supuestos prcticos planteados: ensayo del discurso ante un pblico, grabacin en vdeo, ayudas para la presentacin, indicaciones sobre cmo enfrentarse a las preguntas, etc. Ahora bien, el enfoque basado en la prctica que propugnan estos autores no es nuevo, dado que Quintiliano tambin incide en la relevancia de esta como elemento bsico y constitutivo de todo discurso. En pleno desarrollo terico ( cognitio), dedica en el libro X un parntesis a lo que l denomina vis dicendi (la prctica). Afirma7

Quintiliano que en realidad toda la teora va encaminada a conseguir la segura facilidad, el hbito que se adquiere mediante el ejercicio. Sera la asimilacin de lo conocido por la teora. El programa de esta prctica pasa por una serie de fases: la ejercitacin oral, la ejercitacin escrita y la lectura y audicin de los modelos (la imitatio, que incluye lectio y auditio imitativas). Dentro de esta ltima parte, para promover la lectura imitativa hace un inventario de poetas, historiadores y filsofos que constituyen el canon de todo orador. Pues bien, los textos que estamos analizando no aducen un prolijo compendio de modelos a imitar, aunque s postulan la necesidad de llevar a la prctica los conceptos tericos desarrollados e inciden en la importancia de la ejercitacin del discurso y su imbricacin en las circunstancias que lo rodean. La obra de J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca ( El arte de hablar. Manual de Retrica Prctica y de Oratoria Moderna) presenta un desarrollo ms terico, ya que lleva a cabo una reflexin sobre la retrica y su vinculacin con las ciencias humanas, la psicologa o la pedagoga. En este caso, no se proponen modelos concretos de actuacin como en los otros dos manuales, aunque las referencias a la necesaria interaccin de teora y prctica son constantes: Hablar en pblico es una tarea difcil, compleja y arriesgada. Hablar bien es una destreza cuya adquisicin supone algunas dotes naturales; es una pericia que, adems de reflexin, esfuerzo y disciplina, exige el recorrido de un dilatado proceso de aprendizaje y de perfeccionamiento. Hablar no es slo pronunciar sonidos significativos. Hablar es pensar, expresar, confesar, significar, contar, describir, comunicar, ocultar, disimular y mentir. Hablar en pblico, adems, es actuar en el doble sentido de la palabra: el teatral y el pragmtico. El orador encarna un personaje, representa un papel y, adems, influye en el nimo y en los comportamientos de los oyentes y, en ocasiones, modifica la realidad (HERNNDEZ GUERRERO GARCA TEJERA 2004: 76). Se puede decir que son tres los oficios fundamentales del orador: instruir sobre la causa de la que trata su discurso (docere), deleitar con su exposicin a su auditorio (delectare), y finalmente conmover, impresionar, hacer cambiar de opinin e influir en el auditorio (movere). Aunque pueden afectar a la finalidad del discurso entero, estos oficios tambin estn asignados a las distintas operaciones retricas que desarrollaremos a lo largo de nuestro trabajo. En este sentido, D. Pujante establece la siguiente equivalencia:

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Oficios del orador Docere

Operaciones retricas Inventio Dispositio Elocutio Actio /Pronuntiatio

Delectare Movere

(PUJANTE 2003: 311) De hecho, C. Javier Morales seala cmo estos oficios postulados por la retrica clsica, aunque deben desarrollarse de forma simultnea a lo largo de todo el discurso, se aplican a cada una de las partes del mismo segn la finalidad persuasiva: Si la retrica clsica sealaba una triple funcin al discurso oral, enunciada con los verbos docere, movere y delectare (ensear, mover y deleitar), y si bien es cierto que las tres funciones han de ejercitarse simultneamente a lo largo de todo el discurso, no es menos cierto que el movere, el impulso a actuar en consecuencia, es la funcin ms propia del desenlace (as como el docere o enseanza es ms propio del nudo, y el delectare o placer lo es de la introduccin) (MORALES 2007:111). A continuacin, pasamos a analizar el tratamiento de las cinco partes de la Retrica clsica en los manuales seleccionados:

2.1. VERBA)

EL CONTENIDO DEL DISCURSO Y SU REDACCIN (RES /

Las operaciones retricas se imbrican e interactan en la conformacin del discurso. En este primer apartado hemos optado por el tratamiento conjunto de la inventio y la elocutio, ya que todo texto discursivo tiene dos componentes bsicos, res y verba. Segn palabras de Quintiliano: todo discurso consta de lo que es significado con l [fondo] y de aquello de lo que significa [forma], es decir, de asuntos y palabras (Inst. orat., III, 5,1). Por tanto, si entendemos la res como conjunto de ideas y las verba como manifestacin verbal de dichas ideas, la res est en relacin directa con la operacin inventio y las verba con la operacin elocutio.

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En este sentido, D. Pujante analiza dicha cuestin y aduce que casi ninguno de los tropos ni de las figuras retricas se pueden explicar con la operacin elocutiva en exclusiva. De ah que muchas de estas sean tratadas en las partes del discurso ( inventio) y en el mbito de la elocucin. Plantea algunos ejemplos concretos de la obra de Quintiliano: El smil que aparece en la modalidad argumentativa de los ejemplos del libro V (V, II, 22) y que volver a ser tratado en el terreno elocutivo-ornamental (VIII, 3, 72 y ss.)-; o el entimema que se emplea para argumentar en el nivel inventivo (V, 14,1) y para ornar en el nivel elocutivo (VIII, 5,9) [] e igualmente la prosopopeya que aparece como razonamiento en la refutatio (VI, 1, 25) y posteriormente en la elocutio como una figura, la fictio personae (IX, 2, 31) (PUJANTE 1999: 162-163).

2.1.1. LA INVENTIO. El creador del discurso se sita ante un punto de vista determinado (defender a un acusado, considerar inexistente la causa, considerar al acusado culpable pero con atenuantes a destacar, etc.). Ante ello, su discurso tiene que constituirse sobre la base de una serie de elementos que convenzan al auditorio, al juez, o a ambos. En su discurso tendr que hacer acopio de elementos que evidencien su postura como vlida. As, todos los hechos incontrovertibles que pueda hallar tendr que aportarlos, y tendr que mostrar la verosimilitud de lo que no es evidente por medio de argumentos slidos, irrefutables. En este contexto, la inventio es una compleja operacin retrica (Quintiliano le dedica cuatro libros) consistente en todo un mtodo de hallazgo de materiales que prueben la causa por la que apuesta el orador. No slo consiste en seleccionar los materiales pertinentes, sino que la invencin es tambin un mtodo para el tratamiento adecuado de estos materiales, con objeto de que el fin persuasivo propio de todo discurso retrico se lleve a cabo. Lausberg la define as: La inventio es el encuentro o hallazgo de las ideas. La intelectio era un proceso receptivo-comprensivo; consiste en comprender las res dadas. La inventio es un proceso productivo-creador; consiste en extraer las posibilidades de desarrollo de las ideas contenidas ms o menos ocultamente en la res (excogitatio) favorece a la propia causa. (LAUSBERG 1975: 260) []

Naturalmente, la inventio es tambin un proceso parcial; se extrae de la res aquello que

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Quintiliano considera fundamental en el estudio de la inventio comenzar por las quaestiones. Son aquellos de lo que tratan los discursos en general (asesinatos, robos, traiciones), es decir, asuntos generales o tesis ( ); y cualquier causa es una quaestio ).

concretada, particularizada. Se trata de los casos particulares o hiptesis (

De acuerdo con ello, el discurso est conformado sobre cuestiones hechas causa. La bsqueda y seleccin de materiales es un proceso manifestado de forma explcita en los tres mtodos consultados. De hecho, todos ellos coinciden en la necesaria presencia de una fase de recopilacin y organizacin previa a la ejecucin de todo discurso. Carlos Javier Morales titula su captulo 3 Preparacin del discurso. La invencin: recopilacin de contenidos y elementos auxiliares. Dedica un apartado a la eleccin del tema y el ttulo y otro a la recogida de informacin. As, la designacin de un tema especfico est directamente relacionada con la intencionalidad inherente a todo discurso, lo que va a propiciar un texto coherente y sin divagaciones en la medida en que dicho ttulo sirve para recordar al orador cul es la intencin y tema iniciales: El ttulo, en efecto, me permitir recordar instantneamente, cuantas veces lo necesite, cul es la intencin y el tema de mi disertacin. Este recuerdo continuo me prevendr contra el peligro de irme por las ramas y, en consecuencia, no cumplir ni con mi objetivo ni con el tema propuesto, lo cual producira en el pblico la sensacin de haber recibido gato por liebre (MORALES 2007: 71). Otra cuestin relevante en la preparacin del discurso es la recopilacin de informacin. C. J. Morales denomina acopio de ideas a todo el proceso de bsqueda y seleccin que nos permitir posteriormente elaborar argumentos slidos para nuestra intervencin. Para ello, recomienda seleccionar aquellos conocimientos propios y, posteriormente, llevar a cabo una labor de recogida de informacin en otras fuentes. En este sentido, establece una jerarqua de fuentes que debe seguir el orador, organizadas segn la mayor o menor frecuencia con que suelen utilizarse: -Las obras generales (enciclopedias, diccionarios y manuales). -Las obras monogrficas (centradas en un tema especfico y elaboradas por especialistas). -La prensa. Indica el autor que esta suele ser til cuando se trata de buscar un dato reciente, una noticia de actualidad o un tema novedoso en la investigacin de una materia.

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-Nuevas tecnologas (internet), lo que facilita la labor al ofrecer una informacin amplia en todos lo mbitos y, al mismo tiempo, supone cierta destreza para ser capaz de acceder a tal informacin. En el captulo 10 (El contenido del discurso: la inventio) de la obra de J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca se esbozan los procedimientos relativos a la bsqueda y seleccin del los contenidos. Los autores siguen el modelo clsico y le confieren gran importancia a la actualidad y originalidad en la seleccin de la informacin necesaria para el discurso: Para que un discurso sea interesante, adems de incluir informacin novedosa, ha de ofrecer una visin personal del orador y una respuesta adecuada a las cuestiones planteadas por los oyentes que asisten al acto, al menos, para ampliar sus conocimientos.[] El orador ha de buscar una informacin actualizada sobre el tema que va a exponer y, adems, si pretende despertar el inters y la atencin de los oyentes, ha de abordar las cuestiones conectndolas con los intereses de los destinatarios. (HERNNDEZ GUERRERO-GARCA TEJERA 2004: 93). Asimismo, se tratan algunas estrategias para localizar posibles temas, de forma que por medio del estudio, la reflexin y la imaginacin el orador debe construir un producto personalizado y original. Esta orientacin se imbrica con los postulados de la retrica clsica, en la medida en que esta no concibe la inventio como una simple recogida de informacin, puesto que ello indicara que el referente tiene un perfil significativo claro y el discurso retrico se reducira a ser un testimonio notarial de la realidad. La construccin de un discurso implica, de forma consustancial, una interpretacin personal del mundo. As, despus de acumular todo el material, el orador decide, determina y constituye si la causa existe, en qu consiste y cmo es. Para Quintiliano esta es la base de las operaciones inventio y dispositio. Lo que indica desde el comienzo que la construccin del discurso por las distintas operaciones retricas es una construccin de significado. La realidad se perfila significativamente gracias a la interpretacin discursiva que hace el orador de la causa que es objeto de su discurso. Por tanto, el orador integra en su discurso personal una interpretacin de la realidad objeto de anlisis y, junto a ello, lleva a cabo una construccin significativa basada en su tica personal, aspecto esencial en toda la tradicin oratoria. Recordemos que Quintiliano desarrolla en esta lnea el concepto del vir bonus y define el orador como vir bonus, dicendi peritus (Inst. orat., XII, 1,1).

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Malcolm Peel (Aprenda a hablar en pblico en una semana) dedica un amplio tratamiento a la bsqueda y seleccin de materiales. El captulo dedicado al martes (Contenido) pretende ensear al lector a obtener el contenido de la presentacin, reunir el material y proporcionarle una estructura. Ya indicbamos anteriormente que este mtodo posee un enfoque prctico y prescinde de los aspectos tericos del corpus retrico, aunque dicho enfoque prctico sigue de forma lineal los planteamientos que ya esboz Quintiliano o Cicern en su poca. Organiza la bsqueda de datos en dos apartados: reunir el material y seleccionar el material. Con objeto de simplificar y proporcionar un carcter ms divulgativo al texto, el autor plantea una serie de preguntas clave y a continuacin las responde con un lenguaje sencillo y preciso (recordemos que el mtodo est destinado a lectores medios, no especializados en la disciplina retrica). Como punto de partida propone seleccionar una fuente clave (enciclopedias, manuales especializados) que aporten al orador una visin general sobre el tema. A la pregunta Dnde buscar? Se suceden diversas posibilidades: Fuentes de material: -Nuestra propia experiencia. -Colegas, familia y amistades. -Libros. -Publicaciones especializadas, revistas y peridicos. -Bases de datos electrnicas. -Investigacin original. (PEEL 2000: 22). En el epgrafe Seleccin del material Peel aporta consejos prcticos sobre la accin que debe desarrollar el orador, aduciendo que la cantidad de material la determinarn las circunstancias y la evolucin de nuestro discurso. Por otra parte, propugna la flexibilidad en la clasificacin de la informacin, ya que puede ser til para el orador la organizacin de esta en tres categoras: material de ncleo o esencial para la presentacin, material disponible (ejemplos extra) y material suplementario (que puede ser utilizado si queda tiempo o a la hora de hacer preguntas). Junto a ello, expone algunas dificultades que pueden presentarse cuando se utiliza material antiguo en la preparacin de una presentacin, ya que probablemente no sea til en unas nuevas circunstancias comunicativas: Los peligros del material antiguo: -Fue preparado para una audiencia distinta. -Las circunstancias y los objetivos del orador podan haber sido distintos.13

-Quiz no dio muy buen resultado cuando fue utilizado. -Puede no tomar en consideracin lecciones aprendidas durante presentaciones previas. -Quiz ya no est al da. (PEEL 2000: 27).

2.1.1.1. LOS GNEROS DE CAUSA. Aristteles, en su Retrica, establece una clasificacin de los discursos. Seala que en todo discurso hemos de contar con tres elementos bsicos. El emisor o persona que habla es el primero de ellos, y los otros dos son el asunto sobre el que habla el emisor y la persona o personas a quienes habla de dicho asunto. Aristteles aade que el fin del discurso oratorio se refiere al receptor u oyente, es decir, al tipo de participacin del mismo: Tres son en nmero las especies de la retrica, dado que otras tantas son las clases de oyentes de discursos que existen. Porque el discurso consta de tres componentes: el que habla, aquello de lo que habla y aquel a quien habla; pero el fin se refiere a este ltimo, quiero decir, al oyente (Retrica, I, 1358b). Segn tales consideraciones realiza la clasificacin en discurso demostrativo o epidctico ( ), deliberativo ( ) y judicial ( ), que se adoptar a partir de entonces como vlida en los tratados de retrica. Posteriormente veremos cmo los manuales actuales modifican estos tres gneros en funcin de las exigencias discursivas de hoy da. La propuesta aristotlica se puede reflejar as esquemticamente:

Gnero demostrativo

Gnero deliberativo

Tipo de participacin del auditorio: como espectador. Tiempo aludido: presente. Objeto discursivo: esttico-moral. Finalidad: conmover sobre lo honroso/feo. Tipo de participacin del auditorio: como rbitro. Tiempo aludido: futuro. Objeto discursivo: lo que puede suceder o no. Finalidad: persuadir sobre lo til/daino. Tipo de participacin del auditorio: como rbitro. Tiempo aludido: pasado. Objeto discursivo: accin cometida llevada ante un tribunal. Finalidad: persuadir sobre lo justo/injusto.

Gnero judicial

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Como puede observarse, a cada gnero le atribuye un objeto y una finalidad concreta: Cada uno de estos (gneros) tiene adems un fin, que son tres como tres los gneros que existen. Para el que delibera (el fin) es lo conveniente y lo perjudicial. Pues en efecto: el que aconseja recomienda lo que le parece lo mejor, mientras que el que disuade aparta de esto mismo tomndolo por lo peor [] Para los q ue litigan un juicio, (el fin) es lo justo y lo injusto, y las dems cosas tambin estos las aaden como complemento. Por ltimo, para los que elogian o censuran, (el fin es) lo bello y lo vergonzoso, y estos igualmente superponen otros razonamientos accesorios (Retrica, I, 1358b). Carlos Javier Morales (Gua para hablar en pblico) dedica a la inventio treinta y ocho pginas (pp.57-95). Despus de establecer algunas consideraciones terminolgicas (concepto de invencin), introduce un apartado sobre lo que l denomina la intencionalidad del discurso, esto es, lo tipos de discurso segn la intencionalidad comunicativa. En este caso actualiza la propuesta aristotlica y seala tres tipos, que se corresponden con las funciones bsicas del lenguaje formuladas por Bhler (representativa, apelativa y expresiva). Estos se relacionan con los tres tipos naturales de intencionalidad: -Intencionalidad expositiva. Corresponde a aquellos casos en los que se pretende desarrollar e contenido de un tema determinado. Se trata de la intencionalidad de todos los discursos que tienen una finalidad didctica, puesto que se produce la exposicin de los conocimientos objetivos que se poseen sobre un tema concreto. Se correspondera, por tanto, con el gnero demostrativo de la retrica clsica. -Intencionalidad argumentativa. Es la propia de un discurso destinado a convencer sobre una verdad o criterio de actuacin que se ha puesto en duda y que interesa reafirmar como vlido. Es el tipo de discurso eminentemente persuasivo, en cuanto que su intencionalidad primordial es convencer. -Intencionalidad emotiva. Es la propia de aquellos discursos en los que principalmente se pretende manifestar la impresin o el nimo del hablante sobre un hecho o una realidad determinados. Esta clasificacin se puede relacionar con los officia oratoris. Aristteles elabora el esquema de gneros teniendo en cuenta la finalidad del orador ( docere = iudiciale; delectare = demonstrativum; movere = deliberativum). Aqu el docere se subdivide en descripcin (intencin expositiva) y razonamiento (intencin argumentativa), mientras15

que se mantiene el movere (intencin emotiva). Ahora bien, podemos afirmar que C. J. Morales no elude el delectare, sino que este se integra en la tipologa descrita. As, el gnero demostrativo, en el que los oyentes son espectadores que disfrutan del discurso, ms all de que tenga o no un fin prctico, requiere como los dems de pruebas, ya que se ha de justificar por qu alabamos un hecho o a una persona. Adems, la intencionalidad expositiva, argumentativa o emotiva aducida por el autor se encuentra imbricada con la finalidad de deleitar o agradar al auditorio, dado que todo discurso (sea cual sea su objetivo) necesita concitar actitudes favorables en el pblico. En esta lnea, el delectare resulta muy til al orador para la consecucin de dicho objetivo. Lausberg, en relacin con ello, seala el efecto artstico inherente a este tipo de gnero: en su lugar se fija (el pblico) en el efecto artstico que tal discurso le produce y juzga la pieza oratoria conforme a su calidad artstica (LAUSBERG 1975: 239). Los gneros de los discursos son tratados por J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca (El arte de hablar. Manual de Retrica Prctica y de Oratoria Moderna) en el captulo 12. Esta divisin genrica es ms amplia e inserta una amplia gama de modelos discursivos adaptados a las necesidades de la sociedad actual. Los distintos gneros son clasificados aqu siguiendo una serie de criterios: los objetivos, los contenidos, los formatos y el tipo de intervencin: a) Segn los objetivos que se persigan: -Discurso persuasivo. Es el gnero propio de todos los discursos ideolgicos o judiciales. Estos se proponen estimular la adhesin hacia ciertas ideas y la identificacin con determinados valores que el orador considera importantes. -Discurso evasivo. Se produce en aquellos casos en los que el objetivo ltimo del discurso es divertir al pblico, distrayndolo de sus tareas y de sus preocupaciones cotidianas. Se trata de gneros que, aunque han de conectar con el presente de los oyentes, tienen en comn la distancia en el tiempo, el lugar, los personajes y los sucesos. Los discursos que cuentan relatos (histricos, ficticios o humorsticos) se ubicaran en tal clasificacin. -Discurso docente. Es la finalidad de la actividad docente y constituye la funcin principal de los profesores. Este discurso no slo implica la transmisin de conocimientos sobre un tema determinado, sino que debe suscitar en el alumno el inters por el tema y provocar en este una actitud crtica y constructiva. Asimismo, se corresponde con el genus didascalicum empleado por lo tericos de la Retrica eclesistica del siglo XVI. Los tratadistas del Renacimiento lo incorporaban a la16

triparticin genrica clsica. El gnero didasclico o didctico ser ampliamente tratado por Fray Luis de Granada 7 en su Retrica, considerado como el modelo ms apropiado para el adoctrinamiento o la enseanza de una leccin a un auditorio. b) Segn los contenidos: - La descripcin de los objetos. Son los discursos de las distintas ciencias. Usan la descripcin y un lenguaje sobrio y preciso. -La definicin de las ideas. Se trata de discursos sobre filosofa. Estas disertaciones usan la reflexin y un lxico divulgativo. -La formulacin de los valores y de las estimaciones. En este mbito se sitan los discursos ideolgicos (ticos, polticos, religiosos, etc.). -La interpretacin de las actitudes y de los comportamientos. Son los discursos de las ciencias humanas, la psicologa, la sociologa, etc. Emplean procedimientos narrativos para mantener el inters y despertar la atencin. c) Segn los formatos: -La disertacin individual. Discurso pronunciado por un solo orador. -La mesa redonda. Se trata de un montaje retrico con el que se pretende dotar al discurso de variedad y de dinamismo. Ha de ser plural, ya que en esta convergen multiplicidad de voces, estilos y perspectivas. -La tertulia. Persigue el mismo objetivo que la mesa redonda, y se diferencia de ella por la impresin de mayor espontaneidad, agilidad y actualidad. -El debate. Discusiones sobre un tema en las que intervienen dos o ms oradores. Se concibe como un combate pblico al que asisten defensores de cada una de las partes para presenciar y compartir las posturas expuestas. d) Segn otros tipos de intervenciones: Estos gneros discursivos son diversas presentaciones que tienen en comn la brevedad y la ocasionalidad: -Presentaciones de oradores. Sirve para justificar la presencia del personaje o para contextualizar el acto.

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Para una amplia visin de la Retrica eclesistica renacentista y la obra de Fray Luis de Granada, vid. M. Lpez Muoz, Fray Luis de Granada y la retrica , Almera, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almera, 2000; M. Lpez Muoz, Nos ex rhetorica quaedam concionum genera mutuatos esse: genera causarum y concionandi genera en el XVI espaol, Latomus 52 (2000), pp. 129-146; o M. Lpez Muoz, Fray Luis de Granada y los gneros retricos, en Maestr e Maestre, J.M. et al., Humanismo y pervivencia del mundo clsico, Cdiz, Universidad, 1993, vol. 2, pp. 591-600.

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-Conclusiones de los actos. Con la conclusin de un acto se indica el fin, se extraen los resultados, resumen los contenidos y se despide a los asistentes. -Moderacin de una reunin. Intervenciones de la figura del moderador. -Preguntas de los oyentes. -Aportaciones de los asistentes. En relacin con la clasificacin genrica de los discursos, la obra de Malcolm Peel (Aprenda a hablar en pblico en una semana ) prescinde de un desarrollo terico y apuesta por una aplicacin prctica de la tcnica oratoria. De ah que plantee un plan de accin para cada da de la semana: preparacin bsica, contenido, ayudas para la presentacin, cmo enfrentarse a las preguntas, etc. e incida en el desarrollo de la actio o pronuntiatio.

2.1.1.2. LAS PARTES DEL DISCURSO. Las dos primeras operaciones retricas, la inventio y la dispositio, estn muy vinculadas. As, el orden de las partes del discurso viene estudiado en los libros dedicados a la inventio. De tal modo, la dispositio no slo se relaciona con la operacin inventiva, sino que tambin se imbrica con la elocutiva. Como seala Albaladejo, no existe correspondencia unvoca entre los componentes del discurso res-verba y las operaciones inventio-dispositio-elocutio (ALBALADEJO 1989: 46). Por ello, trataremos las partes del discurso dentro de la inventio siguiendo el modelo clsico, aunque algunos mtodos actuales las integran en el apartado dedicado a la disposicin de los elementos discursivos.

A) EXORDIO. El exordio inicia el discurso. Tiene como objetivo conseguir la atencin del auditorio. Cuando se comienza una intervencin ante un pblico determinado, para que el discurso se desarrolle en condiciones ptimas es imprescindible que el auditorio atienda (sin la atencin, difcilmente puede seguirse lo dems). En segundo lugar, es necesario que los presentes permanezcan atentos durante todo el desarrollo del discurso (de nada vale una atencin momentnea). A esa permanencia en la atencin es lo que los tratadistas llaman docilidad. En tercer lugar, el exordio tiene que conseguir la benevolencia del pblico, ya que de nada vale al orador tener un pblico atento si se encuentra maldispuesto.18

Sus caractersticas principales son: -Conseguir la atencin, docilidad y benevolencia del auditorio ("auditores dociles, benevolos, attentos parare"). -Presencia/ausencia del exordio: depende del tipo de discurso. En el gnero deliberativo es innecesario, pues siempre se consulta sobre algo que interesa. La naturaleza de las causas tiene mucho que ver con el tipo de exordio que conviene hacer, ya que se crea un grado de tensin que vara en funcin de la relacin establecida entre dos factores: el grado de defendibilidad de la causa y la necesidad de captar la simpata de los oyentes. Cuanto menos defendible sea una causa, ms habr que captar la simpata de estos (pblico benevolente con nuestra propuesta). De este modo, segn el tema que tenga que defender el orador, el exordio se hace ms o menos necesario. As, un tema difcil (casos admirables o paradjicos) implica la elaboracin de un buen exordio para captar la atencin, docilidad y benevolencia de los oyentes. Quintiliano recoge la tradicin anterior y establece cinco tipos de causa (Inst. orat., IV, I, 40): genus honestum (honroso o noble), genus humile (despreciativo o vulgar), genus dubium vel anceps (dudoso o ambiguo), genus admirabile / turpe (admirable o paradjico) y genus obscurum (obscuro). As, cuando se trata un asunto honroso el exordio es prescindible (grado de defendibilidad elevado). En los casos admirables o paradjicos la tensin es mxima (tipo de exordio especial). En las causas dudosas y vulgares (tensin media), el exordio no debe ser especial y tiene por finalidad la atencin, docilidad y benevolencia (principio). -Tipos de exordio: *Exordios normales. Argumentos no encubiertos. *Exordio especial. Se trata de un exordio en dos partes, bien elaborado, dada la dificultad que el caso entraa para conciliar las voluntades de los oyentes. Consta de una introduccin y de una insinuacin (evitar formas indirectas). Quintiliano establece diversas tipologas (segn sus defectos)8:8

Establece una clasificacin del exordio en el libro IV, I, 71: Otros defectos, que en los exordios recurren, han sido mostrados con mejor acierto. Un exordio, que puede acomodarse a muchos discursos, se llama usual: es de menor efecto, sin embargo lo aplicamos alguna vez no sin cierta utilidad, y con frecuencia no lo han rehusado grandes oradores; aquel exordio de que tambin puede valerse el contrario, se llama comn; aquel que el abogado contrario puede desviar en propia ventaja, trasmutable. El que no est en unin con la causa, separado; el que se toma de otra circunstancia,

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Exordios vulgares o usuales: se acomodan a varios asuntos. Exordios comunes: valen para el contrario. Exordios conmutables: pueden convertirse en arma del contrario. Exordios separados: no cuadran con el asunto. Exordios trasladados: no se toman de la misma causa.

-Caractersticas comunes: *Modestia9. El orador debe mostrar humildad, dado que el hecho de revelar una excesiva autoconfianza o arrogancia puede generar rechazo en el auditorio. Ello debe constatarse en la voz, el semblante, en lo que dice y en el modo de decirlo. *Estilo sencillo 10, para que no se note la elaboracin previa. *No se debe establecer un modelo terico a seguir (racionalidad constructiva), sino que debe estar presente en todo momento la intuicin o la sugerencia. Quintiliano no da reglas fijas en su obra. Considera que estas varan con las circunstancias, la ocasin y la necesidad. Asimismo, el inicio del discurso puede determinar el xito posterior del mismo. Las primeras frases de un texto son determinantes para su desarrollo posterior y su objetivo ltimo sobre el receptor: Dos cosas ha de tener a la vista el orador en cada una de sus acciones, qu es lo que conviene, qu lo que da buen resultado. Y con frecuencia lo da el cambiar algo del orden fijo y tradicional (Inst. orat., II, 13, 8). A continuacin analizaremos el tratamiento del exordio en los distintos manuales.

trasladado: adems hay otros, como el largo y los que estn contra las reglas. Todos ellos en su mayora no slo son defectos del exordio, sino de todo el discurso . 9 Por otra parte, en la mayora de los casos brillar el Proemio con una moderada expresin de pensamientos, de construccin de estilo y palabras, del tono de voz y modesto semblante, de manera que, aun en una clase de litigio que no ofrece duda alguna, la confianza misma en ganarlo no debe destacarse demasiado (Inst. orat., IV, I, 55). 10 Quintiliano habla del estilo en el exordio: De otra parte, el estilo no debe parecerse en el Proemio al de la demostracin, ni al de los lugares comunes, ni al de la narracin, pero tampoco estar siempre meticulosamente elaborado y torneado de afeites, sino que muchas veces tendr que asemejarse a un lenguaje sencillo y no artificioso (Inst. orat., IV, I, 60).

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La obra de Carlos Javier Morales no utiliza la terminologa clsica para referirse a las partes del discurso (exordio, narracin, argumentacin, refutacin y peroracin), de ah que justifique al comienzo el empleo de una terminologa sencilla y prctica que permita al lector aplicar en la prctica los conceptos. No obstante, para la denominacin de las operaciones retricas s recurre al modelo clsico, aunque llevando a cabo una traduccin de las mismas (invencin, disposicin, etc.). En el captulo dedicado a la dispositio (Preparacin del discurso: la disposicin) simplifica las partes en introduccin, nudo y desenlace, aduciendo que no utiliza las clasificaciones de la retrica clsica por ser ms complejas. En todo caso, la introduccin correspondera al exordio, y sus objetivos y caractersticas son las esbozadas en los tratados clsicos: En la introduccin destaca, ante todo, la intencionalidad afectiva. Ante un grupo ms o menos numeroso de personas que probablemente son desconocidas para m, lo ms urgente es que empiecen por creer en mi persona. [] Para conseguir esa adhesin afectiva, puedo comenzar aludiendo a las razones por las que estoy aqu, sin necesidad de agotarlas todas. Las razones pueden ser variadsimas, pero yo debo coger las que ms me unan afectivamente a mi pblico. Y lo que ms une siempre es la modestia. [] Junto a esa modestia, he de aadir, antes o despus, algn indicativo de mi estado de nimo, para que el pblico compruebe por otro camino que el personaje que les habla no est hecho de cemento armado. Independientemente de mi estado de nimo real, he de procurar que ese estado de nimo se manifieste como acorde con el del pblico hasta identificarse con l (recordemos lo dicho sobre la imprescindible simpata) (MORALES 2007: 106-107). J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca ( El arte de hablar. Manual de Retrica Prctica y de Oratoria Moderna) insertan las partes del discurso en la dispositio. En el captulo 11 (La organizacin del discurso: la dispositio) ofrecen un detallado compendio de las caractersticas del exordio. Lo conciben como una parte imprescindible en todo discurso, ya que condiciona la comprensin de todo lo expuesto posteriormente. Asimismo, en este apartado se aducen una serie de funciones propias de la introduccin o exordio que coinciden con los postulados de Quintiliano (Institutio oratoria, Libro IV). Las funciones que estos autores atribuyen al exordio se aglutinan en cuatro partes:

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a) El saludo a los oyentes. Es un elemento de gran relevancia y, en ocasiones, se convierte en la clave de interpretacin de todo el discurso. En el saludo el oyente percibe mltiples actitudes del orador, tales como la autosuficiencia, la tensin, seguridad, ansiedad, etc. y recibe una impresin global de algunos aspectos que van a determinar la recepcin del discurso, tales como la espontaneidad, el control, el equilibrio, los complejos, la cordialidad, etc. b) La aceptacin del orador. Este ha de favorecer una actitud abierta y generar la disposicin de su pblico. Ello se puede conseguir en la introduccin e ir desarrollando a lo largo de todo el discurso. c) Favorecer una disposicin de escucha. El orador que pretenda ser escuchado deber tocar los resortes adecuados escuchen con benevolencia, atencin y docilidad. Para propiciar esta situacin, J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca apuntan una serie de aspectos: slo se atiende y entiende lo que responde a una pregunta previa, dicha pregunta deber existir (de forma explcita o implcita), el orador deber conectar con las cuestiones que preocupan e interesan a los destinatarios reales, tendr que actualizar la pregunta, proponer la cuestin y plantear el problema. La pregunta deber estar conectada con los intereses del auditorio y tendr que ser adecuada. d) Facilitar la apropiacin del contenido del discurso. La introduccin se debe aprovechar para eliminar barreras y para abrir vas que faciliten la adecuada digestin del discurso. Esta funcin se puede lograr deshaciendo prejuicios, delimitando el tema, aclarando conceptos o eliminando malentendidos. Junto a tales consideraciones, en el captulo 14 (Planteamiento pragmtico de los procedimientos retricos) se desarrolla con profusin una de las funciones propias del exordio: la captatio benevolentiae. Todos los manuales coinciden en que captar la benevolencia de los oyentes es el principal objetivo del orador. Es ms, la primera parte del discurso resulta fundamental para condicionar el devenir posterior del mismo. Ello explica el tratamiento tan exhaustivo que recibe esta parte inicial en los tres modelos que estamos analizando. El hablante, para abrirse y dejar que fluya el discurso, necesita unas condiciones adecuadas por parte del auditorio. A veces, el ambiente favorable es palpable y existe antes del comienzo: el orador y el pblico se conocen y se estiman mutuamente. No obstante, en otras ocasiones el orador es desconocido y, a veces, puede sentirse rechazado. En este caso es necesario e ineludible el empleo de procedimientos que22

capten la benevolencia de los oyentes y que eliminen los prejuicios negativos. En este sentido, J.A. Hernndez Guerrero y M.C. Garca Tejera postulan determinadas tcnicas de gran utilidad para conseguir la aprobacin inicial del oyente. De hecho, aducen que dicha informacin est tomada de la Retorica ad Herennium: La Retorica ad Herennium (p.71) ofrece diversas frmulas prcticas para captar la benevolencia de los oyentes. Aplicando un criterio estrictamente pragmtico, agrupa distintos procedimientos en torno a los diferentes factores de la comunicacin oratoria: el orador, el adversario, los oyentes y el tema del discurso (HERNNDEZ GUERRERO-GARCA TEJERA 2004: 168). Se trata de una fuente clsica 11 que ha servido de inspiracin a Cicern y Quintiliano, dado que aglutinaba una clasificacin til de los tipos de introducciones y sistematizaba la naturaleza de las causas que condicionaban la eleccin del exordio ms adecuado. Por su parte, el mtodo de Malcolm Peel no emplea la terminologa clsica en el tratamiento de las partes del discurso, sobre todo porque est concebido como una gua prctica cuyo objetivo es ensear al lector las destrezas bsicas para hablar en pblico y conseguir la finalidad persuasiva de todo discurso. Como ya indicbamos al principio, las operaciones retricas aparecen distribuidas en los siete das de la semana, de forma que si se siguen todas las indicaciones se supone que el hablante puede afrontar con xito cualquier situacin comunicativa. Dicha estructura facilita la comprensin y la consiguiente puesta en prctica de los contenidos. Por ello, Peel elude la referencia directa a las operaciones retricas (inventio, dispositio,) y recurre a una terminologa ms genrica y, por tanto, ms accesible para un lector no especializado. La inventio y dispositio aparecen esbozadas en el captulo dedicado al martes ( Contenido). En este se plasman tres actuaciones (reunir material, seleccionar el material y estructurar la presentacin) que constituyen el ncleo principal de los principales tratados de retrica.

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La autora y fecha de la Rhetorica ad Herennium sigue estando en discusin. De hecho, y hasta bien entrada la Edad Moderna, se consideraba parte de la produccin del propio Cicern, lo que le permiti sobrevivir al trnsito de la Edad Media y ejercer gran influencia sobre los tericos del Renacimiento. Actualmente, no se tiene demasiado claro si existe una influencia real sobre Cicern, ya que no comparte finalidades ni estructura o mtodos. Lo ms parecido es el De inventione, obra de juventud de la que el propio Cicern se arrepiente ms adelante. Para una informacin ms amplia y detallada de los orgenes de la Retrica occidental vid. J. M. Murphy, Orgenes y primer desarrollo de la retrica, en J.M. Murphy (ed.), Sinopsis histrica de la retrica clsica , Madrid, Gredos, 1988.

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El autor utiliza numerosos esquemas que sintetizan de forma visual los elementos ms relevantes de cada parte. As, en la estructuracin del discurso expone los efectos positivos que genera una correcta estructura: Una buena estructura: -Atrae la atencin. -Mantiene el inters de la audiencia. -Facilita la comprensin. -Hace que nuestro mensaje resulte ms fcil de recordar. (PEEL 2000: 28) Reduce las partes del discurso a tres: la introduccin, la seccin principal y la conclusin. La primera se corresponde con el exordio de la retrica clsica. De hecho, se constatan todos los procedimientos y tcnicas para captar la atencin del auditorio. De una forma muy sintetizada expone una serie de mtodos para captar la atencin: a) Contar un chiste. Un buen chiste captar la atencin, establecer empata y servir para que la audiencia se concentre en lo que va a or. No obstante, para que esta estrategia sea productiva y no se convierta en un aspecto negativo, el chiste debe tener gracia, guardar relacin con el tema y estar bien contado. Todo ello se relaciona con el ridiculum estudiado en la preceptiva clsica. Quintiliano dedica el captulo III de su libro VI 12a los efectos de la risa en el discurso, permitiendo esta reanimar el inters del espectador y aumentar su nivel de atencin. b) Explicar una ancdota. Se trata de utilizar una historia que atraiga la atencin, preferiblemente real y que nos haya ocurrido a nosotros. c) Decir algo polmico. Decir algo que sorprenda y que pueda generar controversia despertar el inters de la audiencia. d) Mostrar una ayuda visual clave. Una diapositiva, hoja o grfico que resuma o se centre en algn aspecto clave del mensaje resulta muy til. e) Hacer algo que llame la atencin. Se puede empezar realizando alguna accin relacionada con nuestro tema empleando la mmica o los gestos. f) El resumen introductorio. Seala Peel que despus de haber atrado la atencin del pblico se debe explicar brevemente de qu vamos a hablar, lo que significa exponer de forma resumida la estructura de la presentacin.12

De diferente manera, a esta compasin comentada, opera otra virtud oratoria que, al provocar la risa del juez, desvanece, por una parte, los sentimientos de tristeza y, por otra, aleja con frecuencia su espritu de la intensa atencin a los hechos narrados, y alguna vez hasta reanima su inters y lo recupera del hasto y del cansancio (Inst. orat., VI, 3, 1).

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Como hemos observado, se trata de un exordio expresado con claridad. Evita la complejidad conceptual de los tratados de retrica y sintetiza de forma prctica la finalidad principal de este (llamar la atencin del auditorio): Si queremos captar la atencin, especialmente en el caso de una audiencia muy numerosa, tenemos que exagerar una pizca: un punto de melodrama al comienzo casi siempre resulta beneficioso. Antes del resumen introductorio, debera incluirse algo que haya sido concebido para atraer la atencin, despertar la curiosidad y centrar la mente de los oyentes en lo que vamos a decir. [] Tambin deberamos evitar que una explicacin o un exceso de palabras arruinen el efecto que pretendemos obtener. Despus de haber captado la atencin, deberamos mantener el suspense y seguir as hasta el momento en que nos resulte ms conveniente dejar de hacerlo, lo que idealmente quiere decir hasta la conclusin. (PEEL 2000: 31). Todos los manuales que estamos consultando evitan hacer una caracterizacin formal de los tipos de exordios (vulgares, comunes, conmutables, trasladados, etc.), probablemente porque atribuiran una mayor densidad conceptual al texto y alejaran al lector del sentido prctico. Por otra parte, como hemos indicado anteriormente, Quintiliano seala la naturaleza de las causas como un elemento indispensable para la eleccin del tipo de exordio, puesto que, segn el tipo de causa defendida, se crea un grado de tensin que vara en funcin de la relacin establecida entre dos factores: el grado de defendibilidad de la causa y la necesidad de captar la simpata de los oyentes. Es decir, cuanto menos defendible sea un asunto, ms habr que esforzarse para hacer al pblico benevolente con nuestra propuesta y ms habr que incidir en la elaboracin de un buen inicio del discurso. En algunos casos la tensin es mxima y se requiere un tipo de exordio especial (denominado insinuatio por los tratadistas clsicos). En las causas vulgares, dudosas u oscuras, la tensin es media y el exordio requerido no ha de ser especial, es el llamado por los tratadistas latinos principio, y tiene por finalidad la atencin, la docilidad y la benevolencia. Lausberg lo define as: El proemium (principium) es la realizacin normal del exordium. Las frmulas proemiales de bsqueda que le son propias son: iudicem benevolum, docilem, attentum parare (LAUSBERG 1975: 266). Este ltimo sera el tipo de exordio al que aluden los tres manuales, si bien hemos de tener en cuenta que eluden las referencias clsicas a los tipos de exordios en funcin de la dificultad en la defensa de la causa. En este sentido, propugnan modelos25

de actuacin para situaciones comunicativas normales y no reflejan posibles casos en los que el orador tenga que recurrir a un exordio ms complejo para defender su causa. Con todo, y a pesar de los aspectos no citados en los tres mtodos por razones prcticas, se puede constatar que las tcnicas para captar la atencin esbozadas en los tratados actuales estn recogidas con rigor en toda la poca clsica, hasta tal punto que resulta casi imposible aportar nuevos procedimientos que no hayan sido ya objeto de anlisis en Quintiliano, Cicern o Aristteles.

B) LA NARRATIO. Es la segunda parte del discurso. Se trata de la exposicin de los hechos como consideramos que han ocurrido o como suponemos que van a ocurrir. En la tradicin retrica sobre la narracin hay algunas diferencias terminolgicas relevantes: lo que llamaban los griegos (exposicin), que correspondera a la forma genrica de (narracin), que sera una especie de la

cualquier exposicin de hechos; y la genrica o exposicin.

En la misma lnea diferenciadora, Cicern (De invent. I, 19) considera que hay tres tipos de narracin. La primera (narrationis genus) incluye la propia causa y el estado de la controversia. Es una descripcin del estado de la causa y una exposicin del fundamento de la argumentacin que seguir despus. La segunda clase que propugna Cicern contiene una digresin externa a la causa. Se trata de una narracin dentro de la narracin con el objetivo de hacer una aclaracin o simplemente ornamentar para el agrado del auditorio. La tercera clase se corresponde con la narracin literaria. Quintiliano no considera importantes estos gneros narrativos ( Inst. orat. IV, 2, 2-4), aunque en el libro II desarrolla los tres tipos de narracin que podemos llamar literaria o potica: fbula, argumento (o narracin ficcional) e historia. En este sentido, aduce que el estudio de estos tipos de narracin potica se debe dejar a los gramticos (Inst. orat. I 9 y II 4,2) y no debe ser objeto de estudio de la retrica 13. Los manuales analizados exponen las siguientes consideraciones al respecto:13

Y puesto que recibimos tres clases de narracin, prescindiendo de la que empleamos en las causas procesales, a saber, el mito, que aparece en la Tragedia y en los Poemas, alejado de la realidad no slo en el contenido, sino tambin en la forma de la verdad histrica; el argumento de la accin, que es inventado, pero que las comedias construyen como verosmil; la narracin histrica en la que se expone el hecho ocurrido-, y nosotros hemos dado las narraciones poticas a la enseanza de los profesores de gramtica (libro I, 9), es con el profesor de Retrica con quien debe comenzar la narracin histrica, de tanto ms fuerza cuanto ms fiel a la verdad (Inst. orat., II, 4,2).

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Carlos Javier Morales (Gua para hablar en pblico) denomina nudo al cuerpo principal del discurso (narratio). Aqu es evidente la deuda con la preceptiva moderna de la narracin dramtica. El autor seala que es la parte ms variable de cualquier discurso. En esta se exponen todas las ideas principales, con sus distintas ramificaciones en ideas secundarias, citas, ejemplos y ancdotas. Ya indicbamos al principio de este apartado que estos autores incluyen las partes del discurso en la dispositio, puesto que las relaciones entre las tres primeras operaciones retricas son muy estrechas. En El arte de hablar. Manual de Retrica Prctica y de Oratoria Moderna, se realiza un estudio ms exhaustivo y terico del ncleo del discurso, indicando un detallado compendio de tpicos y lugares comunes tiles en la argumentacin. Los autores siguen con ms rigor los preceptos de la retrica clsica y, en consecuencia, ofrecen un manual ms complejo para un lector no especializado. J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca Tejera manifiestan que el ncleo es la parte central y la ms importante del discurso. En torno a este giran los otros dos elementos: la introduccin (exordio) y la conclusin (peroratio). De acuerdo con ello, siguen la clasificacin de los manuales clsicos al dividirlo en dos partes (la narracin y la argumentacin): La narratio es la exposicin de los hechos que constituyen la causa, con el fin de que el receptor tenga un conocimiento de los mismos que haga posible que llegue a situarse de parte de la posicin defendida por el orador, ya que la narracin de los acontecimientos es indispensable para que la argumentacin a propsito de los mismos se lleve a cabo. [] La argumentacin est constituida por una serie articulada de pruebas que muestran o demuestran la tesis que propone el orador (HERNNDEZ GUERRERO-GARCA TEJERA 2004: 123). Asimismo, en el apartado La divisin del ncleo argumentan que la parte central de todo discurso se puede dividir en un mnimo de dos partes y un mximo de cuatro. La articulacin de dichas partes se puede hacer teniendo en cuenta tres aspectos: a) El orden temporal. Se utiliza en las narraciones y posee un sentido lineal (comienzo, prolongacin y final). El orador acompaa al oyente a lo largo de un recorrido, por lo que al contar un acontecimiento histrico o un relato de ficcin hay que dividirlo en etapas y organizarlas. b) El orden espacial. Se utiliza en las descripciones, ofreciendo a los oyentes la contemplacin global del asunto. Se ofrece, en primer lugar, una perspectiva panormica y, posteriormente, se explica con detalle cada una de las partes.27

c) El orden lgico. Se emplea en las argumentaciones. El principio dialctico es tripartito, e integra la afirmacin, la negacin y la sntesis. Por su parte, Malcolm Peel dedica poca extensin a los elementos tericos y al contenido del discurso, de modo que incide con mayor profusin en la parte prctica (actio o pronuntiatio). Ello se constata en la distribucin de las operaciones retricas en los siete das de la semana, por lo que la inventio, dispositio y elocutio ocupan lunes y martes, mientras que el resto de das se centran en los aspectos prcticos (ltimos preparativos, Los nervios, Cmo enfrentarse a las preguntas,). En la parte correspondiente a la accin analizaremos todas estas cuestiones. Con respecto a la narratio, Peel la define como la seccin principal del discurso (aunque no le dedique luego un desarrollo extenso en la obra): La seccin principal requiere cierto nmero de apartados, normalmente entre tres y seis. Si hay ms, la estructura se volver tan complicada que a la audiencia le costar mucho comprenderla o recordarla. Podemos tener uno o dos subapartados dentro de la estructura principal, pero hay que recordar una vez ms que no debe haber demasiados, pues de lo contrario tanto nosotros como el pblico acabaremos perdindonos. Los apartados deben sucederse con fluidez unos a otros, y hacerlo dentro de un orden significativo (PEEL 2000: 35).

Virtudes narrativas de Quintiliano: claridad, brevedad, verosimilitud. Aunque la narracin comparte el fin general del discurso (persuadir), su fin especfico es ensear o instruir (docere) al oyente sobre el asunto trado a controversia (Inst. orat., IV, 2, 31)14, para lo que se ayudar del delectare (hay que ensear distrayendo) y del movere (mientras se informa hay que conmover al juez). Es al docere, a la instruccin del caso, a lo que sirven las tres virtudes o leyes bsicas de la narracin. De hecho, la definicin de Lausberg corrobora esta idea: Cada una de las tres virtudes tiende a un fin especial respecto a que el pblico acepte lo que se le cuenta (docere). El fin supremo consiste en engendrar en el pblico el convencimiento (persuasio) de la veracidad de la narracin mediante la

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Ahora seguidamente aadir cmo debe configurarse la narracin. Narracin es la exposicin de un hecho ocurrido, o aparentemente acaecido, til para persuadir o, como la define Apolodoro, un discurso, que instruye al oyente sobre cul es la cosa controvertida. La mayora de los tratadistas, y muy especialmente los que pertenecen a la escuela de Iscrates, quieren que sea clara, breve y verosmil. Pues no hay diferencia alguna, si en lugar de clara decimos trasparente, en lugar de verosmil probable o creble (Inst. orat., IV, 2, 31).

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verosimilitud (narratio verisimilis, probabilis) [] Las otras dos virtudes (brevedad y claridad) son medios para lograr la verosimilitud tendente al fin ltimo. La claridad (narratio dilucida, lucida, aperta) est ordenada a la comprensin (intelegere); sirve a la cognitio, que hay que engendrar en el pblico, del objeto de la narracin. La brevedad apunta a diversos fines, y suele ponerse bien antes, bien despus de la claridad (comprensibilidad) (LAUSBERG 1975: 295). -Claridad (perspicuitas) La narracin tiene que ser abierta a la comprensin de todos. Cicern la denomina narratio aperta (De invent., I, 2, 28) y Quintiliano aperta adque dilucida (Inst. Orat., IV, 2, 36). Para conseguir en la narracin esa apertura hacia todos, de forma que sea comprensible, es necesario que interacten los distintos niveles operativos: el inventivo, pues debe ser una narracin con las ideas claras; el dispositivo, puesto que dichas ideas deben disponerse y encadenarse tambin con absoluta claridad; tambin el nivel elocutivo, ya que debe ser claro el lenguaje empleado, con palabras apropiadas, evitando lo rebuscado. -Brevedad (brevitas) Quintiliano considera que la narracin debe dar comienzo en el lugar que conviene para informar al juez, no debe salirse del asunto y debe omitir todo lo superfluo (Inst. orat., IV, 2, 40)15. Por tanto, esta debe ser concisa, aunque sin llegar a un exceso de brevedad, ya que la hara carecer de algunos elementos necesarios. -Verosimilitud (veri similitudo) Es la tercera de las virtudes narrativas. La necesidad de esta virtud la encontramos, como en el caso de las anteriores, en Cicern y Quintiliano. Este ltimo recoge la tradicin ciceroniana. Cicern incluye en su obra una serie de principios necesarios para construir una narracin verosmil (De invent., I, 20, 21-29)16, aduciendo que todo lo que se narra en un discurso (hechos y personajes) debe parecer real, verosmil. Quintiliano, en la misma15

Breve ante todo ser la narracin, si comenzamos la exposicin de los hechos a partir del punto que al juez concierne; en segundo lugar, si nada decimos que sea ajeno a la causa; tambin, en definitiva, si prescindimos de todo aquello cuya eliminacin nada reste a la comprensin ni a la utilidad de nuestro caso (Inst. orat., IV, 2, 40). 16 I. En la narracin deben aparecer las caractersticas habituales de la vid real (mundo verosmil). II. Debe haber respeto al rango propio de los personajes (caracteres verosmiles). III. Una buena explicacin de las causas de los acontecimientos. IV. Se debe indicar que hubo ocasin para cometer los hechos. V. Se debe mostrar que las circunstancias eran favorables, el tiempo suficiente y el lugar oportuno para realizar los hechos que se narran. VI. Los hechos han de ajustarse a la ndole de los participantes, a la opinin pblica y a los sentimientos de los oyentes. (De inventione, I, 20, 21-29).

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lnea, alude a la relevancia de los hechos verosmiles en todo discurso, hasta tal punto que lo verdadero inverosmil es menos eficaz que lo falso verosmil: Y nadie considere merecedor de reproche que haya formulado yo el principio de que la narracin, que est por entero a nuestro favor, debe ser verosmil, cuando es verdadera. Pues hay muchsimas cosas verdaderas, pero poco crebles, como tambin falsas frecuentemente verosmiles, por lo que no hay que esforzarse menos para que el juez crea aquello, que decimos conforme a la verdad, que lo que nos inventamos (Inst. orat., IV, 2, 34).

El concepto de verosimilitud est vinculado a la teora mimtica del arte, tal y como plantea Aristteles en su Potica. De este modo, se establece una relacin entre realidad y obra de arte mediante la verosimilitud, ya que es un mecanismo para crear ilusin de realidad. En este sentido, Aristteles seala las diferencias existentes entre la historia y la poesa17: un historiador se ve obligado a contar todo lo acontecido (por extrao e inverosmil que sea). En cambio, en un texto ficcional ha de ser creble (verosmil) lo que cuenta el autor, en cuanto a los hechos y en cuanto a las intervenciones de los personajes. De hecho, la verosimilitud no slo es un mecanismo textual, sino que corresponde a mbitos extratextuales, contextuales y socioculturales. Ello nos conduce a tratar el concepto del decoro (decus / ) como elemento indispensable a tener en

cuenta en la conformacin del discurso. En la oratoria es necesario el decoro, lo que implica una adecuacin al auditorio, a sus expectativas y al tema tratado. Permite as graduar los elementos con vistas a una mayor capacidad de persuasin. Por tanto, el orador debe mostrar coherencia en la narracin de los hechos para que los oyentes crean en su relato, y debe hablar verosmilmente a las personas implicadas, es decir, utilizar palabras que resulten apropiadas a todas sus caractersticas. Los manuales estudiados aluden a dicho concepto. C. Javier Morales lo desarrolla en el captulo 2 (Caracteres generales de un buen discurso): De ella hablan sobradamente los clsicos antiguos (Aristteles y Cicern les dedican una atencin primordial), con un nombre que tal vez no designa exactamente17

Que uno [el historiador] dice lo que ha sucedido, y el otro [el poeta], lo que podra suceder. Por eso tambin la poesa es ms filosfica y elevada que la historia; pues la poesa dice ms bien lo general, y la historia, lo particular. Es general a qu tipo de hombres les ocurre decir o hacer tales o cuales cosas verosmil y necesariamente, que es a lo que tiende la poesa, aunque luego ponga nombres a los personajes; y particular, qu hizo o qu le sucedi a Alcibades (Potica, 1451b, 4-11).

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lo que yo voy a abordar aqu, pero que conviene traer colacin para evidenciar la primaca que desde antiguo se le ha prestado a este tema: el decoro. En efecto, el decoro, en sentido clsico, alude a la cualidad por la que todos los elementos del discurso (o de la obra teatral, pues Aristteles lo desarrolla principalmente en su Potica) se adaptan a las exigencias del buen gusto [] Para un determinado tipo de discursos y de oyentes el decoro exigir usos distintos que para un discurso de otra naturaleza o pronunciado ante un pblico tambin diferente (MORALES 2007: 42). El autor seala cmo las circunstancias en que se celebra cada intervencin oral en pblico influyen decisivamente en el modo de actuar del hablante. Todo ello supone tener en cuenta aspectos como las expectativas de los oyentes o su nivel de competencia sobre el tema. En este sentido, aduce que ste ha de ser muy sensible para captar la singularidad de cada situacin en la que habla, pues de lo contrario se mostrar indecoroso, ya sea por pedantera, por agotamiento, por aburrimiento o por otros muchos efectos que pueden horrorizar al respetable auditorio (MORALES 2007: 42). Por otra parte, el mtodo El arte de hablar trata el decoro en el captulo 14 (Planteamiento pragmtico de los recursos retricos): Pero hemos de advertir que, como hemos dicho anteriormente, el inters no se garantiza por los valores intrnsecos de un discurso sino por su conexin con las aspiraciones o con los temores ms profundos, por la relacin con las cuestiones y con los problemas ms importantes que no necesariamente son siempre conscientes. El orador que pretenda que su discurso sea escuchado, comprendido y aceptado, tendr que esforzarse por presentar los temas mostrando y destacando aquellos aspectos que estn relacionados con los intereses concretos de los oyentes (HERNNDEZ GUERRERO-GARCA TEJERA 2004: 170). Malcolm Peel, en el captulo dedicado al lunes, incide en la necesidad de analizar todas las circunstancias si queremos que nuestro discurso sea eficaz ante el auditorio. As, propone estudiar el perfil del pblico: nmero de personas que asistirn al acto, nivel de conocimientos, averiguar si tienen opiniones claras y firmes sobre el tema a exponer, etc. Finalmente, presenta una lista de preguntas que permitirn al orador llevar a cabo el anlisis del pblico: Cmo obtener un perfil del pblico: -Cuntas personas se espera que asistan al acto? -Por qu estarn all? -Qu nivel de conocimientos tendrn sobre el tema del que se va a hablar?

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-Tendrn prejuicios o ideas preconcebidas sobre el tema? Pueden mostrarse particularmente bien dispuestas u hostiles hacia mi persona o hacia lo que quiero decir? -Asistirn por su cuenta, o representarn a otras personas? -Puede haber conflictos o tensiones dentro de la audiencia? De ser as, cules y entre qu personas? -Quines sern las figuras clave? (PEEL 2000: 12). C. Javier Morales no dedica un apartado especfico para desarrollar las tres virtudes propugnadas por los tratadistas clsicos, sobre todo debido al planteamiento divulgativo que tiene su mtodo: descargar mi explicacin de todos los pormenores tericos que no sean estrictamente in dispensables para el aprendizaje que aqu nos hemos propuesto. (MORALES 2007: 60). No obstante, aunque afirma que no ser profuso con la teora, es evidente que se est basando en toda la preceptiva clsica. Es ms, menciona a Aristteles o Cicern como introductores del concepto del decoro, sostiendo que no seguir dicha denominacin en su mtodo: con un nombre que tal vez no designa exactamente lo que yo voy a abordar aqu, pero que conviene traer colacin. Ahora bien, en el captulo Caracteres generales de un buen discurso hace referencia a las virtudes narrativas de un modo ms o menos explcito. Aqu propone una serie de elementos positivos a tener en cuenta (la barrera del miedo, el conocimiento de la materia, la adecuacin a las circunstancias, la naturalidad, la simpata, la brevedad y el entusiasmo). As, la naturalidad incluye el concepto de claridad en la medida en que la precisin y sencillez del lenguaje contribuyen a suscitar una mayor empata e interaccin con el auditorio. La verosimilitud, como hemos indicado anteriormente, tambin se desarrolla en los conceptos de naturalidad, simpata y adecuacin a las circunstancias, dado que se convierten en conditio sine qua non para propiciar la aceptacin creble de los contenidos por parte del pblico. S esboza la brevedad C. Javier Morales en el epgrafe final. Concibe esta cualidad como la necesidad de someter el discurso al tiempo estrictamente necesario. Asimismo, seala los efectos negativos de una mala disposicin del tiempo, con lo que llegara a abusar de la paciencia del pblico. Todo ello implica, por una parte, una adecuada seleccin del material y, por otra, la adecuacin a las circunstancias: Para ser breves debemos tener claro qu es lo que queremos transmitir y, por tanto, qu sobrara en ese concreto discurso. La claridad y precisin de este objetivo nos obligarn a seleccionar, dentro del tema en cuestin, slo aquellos aspectos e ideas que sean necesarios para cumplir nuestro propsito. Como normalmente sabremos ms32

de lo que debemos transmitir, se hace imprescindible ese proceso de seleccin y depuracin de todos aquellos contenidos no pertinentes al caso. [] El pblico concreto que nos escucha tendr unas expectativas de duracin del discurso. Si el hablante rebasa esas expectativas de duracin-salvo en los casos excepcionales de genialidad-, los oyentes se sentirn a disgusto y, en el mejor de los casos, comentarn que ha sido demasiado largo (MORALES 2007: 51) J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca Tejera ( El arte de hablar. Manual de Retrica Prctica y de Oratoria Moderna) contemplan las virtudes narrativas. Sealan las denominadas cualidades del discurso oratorio, que integran los postulados de Quintiliano (utilizan los trminos latinos traducidos al castellano actual): la claridad, la precisin, la correccin, la concisin y la elegancia. Junto a estas, aaden los posibles vicios del discurso oratorio (ambigedad, incorreccin, oscuridad, prolijidad, etc.). La clasificacin que establecen es la siguiente: a) Claridad. Quintiliano dedica el captulo 2 del libro VIII a la perspicuitas (claridad). En este caso desarrollan el concepto de claridad siguiendo los planteamientos clsicos y aludiendo no slo a la necesidad de propiciar una claridad expositiva en la expresin de las ideas, sino que supone, adems, un profuso conocimiento de las circunstancias de los oyentes concretos (factores geogrficos, profesionales, sociales) Todo ello tiene como objetivo ltimo la adaptacin de las palabras, expresiones e imgenes al destinatario especfico al que nos vamos a dirigir. Atribuyen cualidades inherentes a la claridad, tales como la sencillez sintctica, la simplicidad lgica, el orden en la exposicin y la lnea argumentativa trazada en el razonamiento, etc. Por ello, recursos como la enumeracin o la gradacin contribuyen a mejorar la comprensin y asimilacin global de los contenidos. b) La precisin. Este trmino remite a la brevedad manifestada por los autores clsicos. De hecho, como sealbamos anteriormente, en este manual se modifica la forma de nombrar las virtudes narrativas, pero la esencia del contenido es una imitacin de los tratadistas clsicos. Quintiliano, siguiendo la lnea de la Rhetrica ad Herennium y del De oratore de Cicern, considera que la narracin debe dar comienzo en el lugar que conviene para informar al juez, no debe salirse del asunto, debe omitir todo lo superfluo, todo aquello que no interesa para la mejor inteligencia y para la mayor utilidad de la causa (Inst. orat. IV, 2, 40). Para potenciar la precisin (brevedad), J. A. Hernndez Guerrero y M. C. Garca Tejera establecen una serie de procedimientos:33

-La definicin. Para informar con rigor, para explicar con claridad y para persuadir con eficacia, el orador ha de precisar el sentido en el que emplea las palabras. -La definicin etimolgica. El valor original de un trmino puede constituir un primer dato y una pista orientadora para precisar el significado actual de una palabra. -La distincin. Las matizaciones adecuadas tambin contribuyen a la precisin. -La divisin. La divisin de los conceptos de manera coherente facilita la interpretacin y la manipulacin de la realidad, hace posible su explicacin y comprensin, y ayuda al orador a persuadir los oyentes y a rebatir las propuestas del adversario. -El anlisis. Consiste en descomponer un objeto, un suceso o un discurso con el fin de identificar cada uno de sus elementos, definir sus relaciones mutuas y explicar su funcionamiento. -La sntesis. Proceso inversos al anlisis que consiste en la articulacin coherente de las diversas partes. -Los sinnimos. Son tiles para explicar nociones complejas, sobre todo cuando el orador se dirige a un pblico heterogneo al que deber traducir los conceptos a trminos comprensibles para los diferentes oyentes. c) La correccin. (El trmino procede del original latinitas). Se trata de una exigencia lingstica que abarca todos los mbitos de la lengua: la concordancia morfolgica, la dependencia sintctica, la formacin lxica y la compatibilidad semntica. Este apartado presentado en el manual es una matizacin de la virtud de la claridad, en la medida en que la correccin lingstica deviene en una mayor asimilacin de los contenidos mediante estructuras simples, no rebuscadas y un lenguaje preciso. d) La concisin. Se alude aqu a la brevedad antes mencionada como aspecto imprescindible en todo discurso eficaz. As, la brevedad, incluso en los discursos interesantes y bellos, produce una impresin de agrado y de gratitud. Hasta las quejas por una disertacin corta poseen un tono de alivio. En cualquier caso es preferible, antes que cansarlos, que los oyentes se queden con ganas de volver a escuchar al conferenciante. (HERNNDEZ GUERRERO-GARCA TEJERA 2004: 154).

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C) Partes prescindibles del discurso. Quintiliano, en los tres ltimos captulos del libro VI de su Institucin Oratoria , habla de la digresin, la proposicin y la divisin como elementos prescindibles en el discurso. Estas se situaran entre los pilares fundamentales del discurso, la narracin y la argumentacin. -Digresin. Es un excurso. Es el tratamiento de un punto que se sale de la exposicin natural. Resulta til a la causa y dispone para la probatoria que vendr despus. -Proposicin. Se trata de un breve resumen de la causa. Suele estar situada delante de la argumentacin, aunque puede aparecer en otros lugares (delante de cada prueba en particular). -Divisin. Es la tercera de las partes a las que se refiere Quintiliano ( partitio). Se trata de una enumeracin ordenada de todos los puntos de nuestra causa. Quintiliano y Cicern advierten de los peligros que conlleva, ya que si olvidamos algn punto (como en todo esquema), se hace evidente y redunda en nuestro perjuicio. No obstante, puede transmitir la idea de que el orador lo tiene todo muy estudiado. Este elemento resulta til para la memorizacin del discurso, razn por la que los mtodos actuales para hablar bien en pblico proponen la elaboracin de un esquema o guion con todos los puntos de nuestra intervencin. En este sentido, C. Javier Morales plantea la posibilidad de escribir un esquema previo en el que se sinteticen las ideas principales y secundarias, con objeto de facilitar al orador la memorizacin de los puntos bsicos. Ahora bien, cuando se enumeran todos los puntos se corre el riesgo de transmitir al pblico la sensacin de que el orador lo tiene todo muy estudiado, y ello puede repercutir de forma negativa en nuestro discurso. Se tratara, en todo caso, de tener presente dicho esquema y de transmitir las ideas con naturalidad, pero sin hacer ver al auditorio que estamos siguiendo un modelo previo. En suma, los manuales seleccionados para nuestro estudio no dedican un apartado especfico a tales partes. Hemos de tener en cuenta que propugnan un mtodo prctico y mencionar aspectos superfluos para la constitucin del discurso redundara en una prdida de eficacia comunicativa con el lector, dado que este ha accedido a la lectura con el objetivo de obtener resultados positivos en la confeccin de un discurso, no para adquirir conocimientos cientficos sobre la retrica clsica.

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D) La demostracin (argumentacin) Despus de haber conseguido un pblico atento y dcil llega el momento de la argumentacin. Es el ncleo principal del discurso. Hasta ahora hemos organizado los hechos, se han destacado algunos de ellos en nuestra narracin de la causa, y con ello hemos ido preparando al auditorio para ver las cosas desde nuestra perspectiva. En este sentido, afirma Lausberg que la argumentatio sirve para establecer la credibilidad del punto de vista que defendemos en la causa [] La argumentatio es, pues, la parte nuclear y decisiva del discurso, y viene ya preparada por el exordium y por la narratio (LAUSBERG 1975: 348). Aqu hemos de aducir todas las pruebas con las que contamos para demostrar nuestra posicin ante la causa que nos ocupa (probatio o confirmatio). Asimismo, tendremos que refutar las posiciones adversas ( confutatio o reprehensio). La importancia de la argumentacin queda plasmada en la obra de J.A. Hernndez Guerrero y M. Carmen Garca Tejera. En el El arte de hablar. Manual de Retrica Prctica y de Oratoria Moderna se aporta una perspectiva terica bastante exhaustiva y algo confusa desde el punto de vista terminolgico. Es evidente que este manual est destinado a lectores ms especializados y no incide, como los otros dos, en la aplicacin prctica de la retrica. Definen la argumentacin como la formulacin oral de un raciocinio y, posteriormente, aducen varios modelos de argumentacin: -Silogismo. Consiste en la extraccin de una conclusin tras la comparacin de dos o ms afirmaciones o juicios (premisas). -Entimema. Es un silogismo abreviado en el que se suprime una de las premisas que se sobreentiende fcilmente. -Epiquerema. Es un silogismo en el que se aade una razn explicativa a una o a las dos premisas. -Polisilogismo. Cadena de silogismos en la que las conclusiones de los anteriores sirven de premisas a los posteriores. -Sorites. Sucesin gradual de proposiciones con una sola conclusin o, en otras palabras, un polisilogismo en el que faltan las conclusiones intermedias. -Dilema. Argumentacin en la que se proponen dos miembros de forma disyuntiva y los dos sirven para rebatir la tesis del adversario. -Demostracin. Argumentacin por la cual se deduce una conclusin cierta de premisas ciertas y evidentes (HERNNDEZ GUERRERO-GARCA TEJERA 2004: 188-189).36

Todos estos modelos han sido sistematizados por los tratadistas clsicos. El tipo de argumentacin desarrollado con mayor profusin es el ltimo, la demostracin. As, segn la forma de extraer la conclusin, los autores recogen dos clases de demostraciones (directas e indirectas). Las primeras muestran cmo las afirmaciones que se hacen de un sujeto le son adecuadas, puesto que responden a sus cualidades o a sus propiedades reales. La demostracin indirecta es la refutacin (sobre esta volveremos ms adelante). Consiste en mostrar que, si se acepta la tesis contraria, se llegara al absurdo. C. Javier Morales (Gua para hablar en pblico), en el apartado dedicado a la inventio, hace referencia a los tipos de ideas ( expositivas, argumentativas y emotivas) y alude, de forma sutil, a las caractersticas de la argumentacin y a los elementos que le pueden servir de apoyo (citas, ejemplos y ancdotas). Con respecto a la argumentacin, seala que las ideas argumentativas son todas las razones que sirven para d emostrar la veracidad o la validez prctica de una tesis. Para corroborar el concepto con un caso prctico plantea un ejemplo ilustrativo, lo que le confiere una mayor claridad expositiva frente al manual de J.A. Hernndez Guerrero: Si la tesis consiste en que El progreso indefinido e irreversible no es un progreso automtico y seguro, puedo aducir argumentos que lo justifiquen: La razn humana no siempre puede solucionar de inmediato todos los problemas que obstaculizan el progreso, La libertad humana puede deshacer los proyectos de progrso, etc. (MORALES 2007: 85) El tratamiento que da el autor a los elementos de apoyo a la argumentacin (citas, ejemplos y ancdotas) lo analizaremos posteriormente en el apartado de las pruebas lgicas. Por otra parte, el mtodo Aprenda a hablar en pblico en una semana, de Malcolm Peel, adolece de una ausencia casi total en el mbito de la argumentacin. Indicbamos que propugna un modelo prctico centrado en la preparacin d