un analisis historico-economico sobre modelos socio-localizadores de...
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XI Jornadas de Economía Crítica
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UN ANALISIS HISTORICO-ECONOMICO SOBRE MODELOS
SOCIO-LOCALIZADORES DE LA CONTRADICCION CAPITAL-
TRABAJO EN ITALIA
Luciano Vasapollo1 y Rita Martufi
1. Las evoluciones histórico-económicas en los modelos estructurales y
localizadores del desarrollo productivo italiano: algunos estudios empíricos
A continuación se señalan algunos estudios que identifican las líneas evolutivas de las
transformaciones económico-productivas del modelo italiano, para comprender mejor como se
ha llegado a la llamada fase post fordista caracterizada pro la acumulación flexible, por el
trabajo precario en el contexto de la producción metropolitana de la empresa difundida
socialmente en el territorio así como se describo en muchos trabajos anteriores.2
Sobre los temas de una adecuada lectura en clave estadístico-localizador de la
geografía del desarrollo vinculada a las dinámicas del contexto socio-localizador se ha
afirmado en los últimos veinte cinco años una significativa tradición de estudios e investigación
que, juntos a las dinámicas temporales, ha llamado la atención sobre la organización social y
del trabajo y sobre la diversificación sujetiva y espacial de las actividades productivas, para
poder entender mejor las similitudes y las desigualdades cuantitativas y cualitativas vinculadas
a las modalidades del desarrollo socio-económico total. Los modelos elaborados y utilizados
1 Univ. de Roma “La Sapienza”, Dir. Cient. del Centro Estudios CESTES y de las revistas PROTEO y NUESTRA AMERICA. 2 Se vea por ejemplo: L.Vasapollo “La nuova fabbrica sociale dell’area metropolitana. Dinamiche economico-produttive e ruolo delle aree metropolitane in Italia”, in Lavoro contro capitale Egemonia e Politica nell’epoca del conflitto di classe globale, Quaderni di Contropiano per la Rete dei Comunisti, settembre 2005; L.Vasapollo: “Foreword” in Reflections On Local Economics And Solidari Socio-Economic Development, Quaderno n.5, Dipartimento di Contabilità Nazionale e Analisi dei Processi Sociali, Roma ,2006.
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para analizar las modalidades del desarrollo económico-productivo de nuestro país, articulado
también socio y territorialmente, han presentado durante los años profundas modificaciones e
innovaciones conceptuales y metodologicas. Después de la unificación de Italia se advirtió la
exigencia, siempre más fuerte, de clasificar y reunir en colectivos homogéneos las diversas
zonas del país para obtener un mapa detallado del “País Económico” al cual vincular los
programas de desarrollo y organización del trabajo y de la sociedad. En el 1881 hay uno de
los primeros intentos de agrupación territorial; de hecho la Junta Superior de Estadística
empezó a discutir sobre el nacimiento de las divisiones censuarios, operando la distinción
entre regiones de montaña y de llano. Ya en el 1894 hay el primer intento de individuación de
zonas agrarias es decir de subdivisión económico-territorial con la construcción de zonas
uniformes desde el punto de vista agrario. Por zona se consideraba una unidad organizativa
interna con objetivos de recogida de noticias económico-demográficas sobre la marcha de la
producción y de las dinámicas de ocupación y demográficas en general. Solo a partir del 1910
aparece en el Primer Catastro Agrario la zona como unidad de referencia para las 15
provincias controladas por las revelaciones. Después de la venida de la era fascista, hubo una
verdadera revolución con la reforma del Catastro Agrario del 1929. en esta ocasión se realiza
la primera repartición total del territorio: se identificaron 735 zonas de las cuales 276 de
montaña, 294 de lomas y 165 de llano, todas agrupadas por características generales
uniformes. Esto creó las Unidades de Circunscripción Uniformes, consideradas validas,
además que para el estudio de la utilización agraria, también para estudios y consideraciones
sobre las condiciones socio-económicas y demográficas aunque si con el problema debido a
la fusión también de grandes zonas urbanas junto a las rurales. Después de dos años, en el
1931, se actuó la revisión de las unidades de circunscripción que fueron aumentadas a 786
sin eliminar los problemas y los inconvenientes ya registrados, por el hecho que no se quiso
superar los límites provinciales, incluyendo municipios pertenecientes a más regiones
altimétricas. Solo en el 1958 se llega a una verdadera revisión e integración de las zonas
agrarias con la creación de las Circunscripciones Estadísticas introducidas por el ISTAT como
revisión e integración de la creación de “zonas rurales”, es decir de la delimitación de áreas
uniformes desde el punto de vista agrario, del cual ya se inició a hablar ya en el 1864. 3
En el 1965, sobre la base de las nuevas exigencias de la economía italiana que
implicaban un conocimiento más profundo del territorio, se buscó un modelo interpretativo del
proceso de organización territorial de la economía. Una primera contribución sobre dicho tema
ha sido brindada por el trabajo presentado en Florencia por la Unión de las Cámaras de
Comercio con el cual, sobre la base de las directivas y de los estudios de Coordinadores
Regionales, se ha tratado revolver el problema de la delimitación de las áreas económicas de
las líneas de una política del territorio.4 El intento es individuar en el territorio, entidades
3 ISTAT, Circoscrizioni Statistiche, Metodi e Norme, Serie C, n.1, agosto 1958 4 Entre los relatores se evidencia la contribución del Prof. Giuseppe Parenti que subraya la importancia de fraccionar las circunscripciones provinciales, a las cuales se hacía normalmente referencia en las investigaciones estadísticas-económicas, en unidades territoriales menores más idóneas a evidenciar las características de las economías locales.
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realmente existentes que puedan ser consideradas como pequeñas economías nacionales:
unidades homogéneas y de cuantificar cualificar cada área para brindar útiles elementos de
discusión.5 Sucesivamente en el 1971 hubo un intento de regionalización funcional por medio
del uso de métodos cuantitativos.6 Los primeros modelos, introducidos en los años ’60,
brindarán una clave interpretativa de nuestro sistema económico, basada en el modelo
dicotómico Norte-Sur, centrado en la actividad del sector de la industria. A partir de la segunda
mitad de los años ’60, dicho modelo interpretativo no pareció suficientemente adapto a
explicar las modificaciones de las instalaciones productivas y de las transformaciones del
modelo de desarrollo, con las consiguientes redefinición del tejido social que se registraban en
le País. Se desarrollan nuevos análisis a carácter socio-localizador de las actividades
económicas, tratando valorizar los diversos localismos del desarrollo, pero que no evidencian
el proceso de descomposición de la unidad de clase que había encontrado en la empresa del
Norte su más alto nivel de agregación. Se explica también, y no solo en la dicotónomia Norte-
Sur, el carácter fragmentado y diversificado del modelo de desarrollo italiano, que descuenta
el subdesarrollo en muchas de sus partes territoriales y sociales en función de los modos de
acumulación del capital que se vincula al desarrollo atrasado y dependiente del capitalismo
italiano respecto al resto del occidente. Esto, por ejemplo, contribuye a continuar a provocar
un crecimiento particular de la pequeña impresa que se había desarrollado como respuesta a
las luchas obreras de los años ’60 y ’70, realizando así un modelo institucional, funcional y
querido por el capitalismo italiano con el solo objetivo e3 actuar una estrategia de control
sobre la clase obrera y de compresión del conflicto social. A partir de la segunda mitad de los
años ’70 el modelo del capitalismo italiano asume como recurso principal las nuevas formas
de distrito industrial, de la impresa a red y de las filieras y es caracterizado por especialización
de las estructuras y de la fuerza trabajo dentro de las redes de empresas en continua
transformación, con multi localización de las actividades en presencia de estructuras
dinámicas y continuamente variables a caracterización especifica local pero al mismo tiempo
no necesariamente de pequeñas dimensiones territoriales. Es así que también los estudios de
las dinámicas socio-económicas se concretan más sobre la localización del desarrollo.
A continuación analizaremos algunas características de las economías que continúan a
evidenciar la centralidad económico-productiva industrial, apoyada por el sector terciario y por
la función económico-productiva aún a carácter central de las áreas metropolitanas; a pesar
de esto, el fanatismo político e intelectual de los amantes del pequeño localismo, de la
Parenti G., La delimitazione delle aree economiche di studio: concetti e metodi, Arti e Mercature. Mensile della Camera di Commercio Industria e Agricoltura di Firenze. Anno II n. 11,12, Novembre-Dicembre 1965. 5 Tagliacarne G. “Elementi statistici delle aree economiche di studio” Arti e Mercature. Mensile della Camera di Commercio Industria e Agricoltura di Firenze. Anno II n. 11-12, Novembre – Dicembre 1965 6 Tinaci Mossello identificó los compresores con un algoritmo derivado del análisis de las cadenas de Markov aplicado a una matriz de datos de interacción espacial relativos a los cambios, por motivos de trabajo, entre las comunas de una misma región. Capuani, Presidente de la comisión para la Programación Económica de la Unión Italiana de las CCIAA, ha postergado en el 1973, un ulterior desarrollo del concepto de unidad homogénea, llegando a la construcción de un mapa del territorio. Han sido individuados en el territorio nacional 343 áreas intermedias entre provincias y comunas que responden al concepto de integración como vinculo de funcionalidad existente entre un determinado centro urbano con servicios y las comunas de utilización de los mismos servicios. Capuani M., Le aree socio-economiche in Italia: una nuova suddivisione del territorio nazionale, Notiziario di geografia economica, Anno 4, n.1 e 2, 1973
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impresa y economía del “pequeño es lindo”, y que ven en los evidentes procesos de
terciarización la “fin de Italia industrial” y más en general la “fin del trabajo”.
En la reconstrucción del modelo territorial de desarrollo, hay que tomar en cuenta que ya
desde el inicio de los años ’70, se asiste a una inversión de la tendencia territorial a causa de
una estrategia de descentración por una mayor flexibilidad social y productiva. Eso ha
implicado la búsqueda de fuerza trabajo con un más bajo costo de reproducción, hecho, que
ha cambiado la organización de la producción sobre todo para la pequeña empresa con
producciones reducidas y especializadas.
En los año ’70 han empezado algunos procesos de transformación de la estructura productiva
y de su articulación territorial. Las más importantes inversiones de tendencia respecto al
pasado son:
- el pasaje de la concentración a la difusión territorial de los asentamientos;
- la inversión del proceso de crecimiento de las dimensiones medias de empresa y el
acercamiento a la estructura industrial de los países europeos;
- la acentuación del papel de la pequeña empresa con proliferación de empresas
pequeñas y medianas;
- la acentuación del modelo de especialización de los sectores tradicionales con
consecuente aumento de la producción y de la ocupación;
- la pérdida progresiva de importancia del precio por la competitividad interna.
En pleno periodo de crisis energética y económica (1977), avanza el modelo interpretativo de
las Tres Italias propuesto por Bagnasco con el intento de reconstruir la naturaleza y el
funcionamiento de tres formas de economía y sus relaciones. Hasta aquel momento, la
articulación territorial del desarrollo italiano proponía la dicotónomia Norte-Sur como desarrollo
– subdesarrollo. 7
El modelo propuesto por Bagnasco aún hoy es considerado como un estudio-guía inmutable
del análisis territorial aunque si, al igual de otros modelos que se han sucedido del periodo de
la post guerra hasta hoy, el mismo asume aquellas características de metodología no
estructurada que evidencia los eventos económicos.
De hecho la “individuación de los perfiles productivos se realiza sobre la articulación territorial
de tipo administrativo (regiones, provincias, comunas); sobre clasificaciones más o menos
tradicionales de las actividades económicas; sobre procedimientos de tipo heurístico, cuya
validez se basa más en la eficacia interpretativa de los agregados tipológicos que en las
rigurosas metodologías formalizadas y en la organización de la información estadística en
clave funcional, como si se quisiera acreditar hipótesis, vínculos y escenarios determinados
por interpretaciones de la realidad económica. 8
7 Bagnasco A. Tre Italie, la problematica territoriale dello sviluppo italiano, Il Mulino, Bologna, 1977 8 Vasapollo L., I mutamenti nella struttura geografica dello sviluppo economico in Italia (1981-1991), Università degli Studi “La Sapienza” Dip. di Contabilità Nazionale e Analisi dei Processi Sociali, Roma, 1995
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Además todas las investigaciones que se centran en este esquema son vinculadas a una lógica
de interpretación de “matiz industrial” y por eso es siempre la industria a explicar la articulación
de los esquemas del desarrollo localizado y a construir la variable de referencia en la definición
de las líneas de dirección y de intervención politico-económica.
Este modelo de interpretación parte de la subdivisión del territorio nacional en tres grandes
áreas geográfico-económicas, diversas y vinculadas, obtenidas por medio de un análisis
politico, económico y social no estructurada, que se basa en el análisis de algunos indicadores
socio-económicos. Las tres Italia son clasificadas de esta forma:
1) Norte-Oeste: caracterizado por la grande empresa que impone su centralidad y
entonces dirige y determina el modelo de desarrollo;
2) Centro Norte-Est: caracterizado por la pequeña empresa con un desarrollo a
caracterización local actuado por medio de formas socio-productivas particulares,
impuestas por aquellos empresarios que explotando las economías locales se
solevantan al capitalismo de las grandes familias;
3) Sur de Italia: caracterizado por un subdesarrollo relativo, economía disgregada y
reorganización en base a dependencias exteriores (economía marginal).
Los cambios actuados con el proceso de desarrollo de los años ’70 han implicado un desarrollo
industrial de áreas periféricas con una profunda crisis y una necesaria reestructuración de las
áreas centrales, aunque disminuyen las diferencias dicotomicas entre regiones desarrolladas y
retrasadas por un crecimiento de las regiones periféricas del Centro Norte-Est. De hecho,
pierde de importancia la tripartición territorial y se empieza a percibir la exigencia de valorizar
diversos localismos del desarrollo pues las diferencias internas en las grandes áreas son
interpretadas como si fueran mucho más importantes de las diferencias entre regiones.9
Según Garofali este fenómeno estaba ya funcionando y lo demuestran diversos estudios e
investigaciones realizadas en diversas áreas que han individuado precisas trayectorias de
desarrollo (por ejemplo la vía adriática de desarrollo) y formas organizativas de sistemas de
pequeñas empresas vinculadas (áreas – sistema y/o distritos industriales). Las fuertes
modificaciones del orden productivo y territorial hacen nacer una serie de preguntas sobre la
naturaleza “fisiológica” o menos del proceso de diferenciación territorial, el prevalecer de
caracteres de autonomía más que de dependencia del desarrollo periférico, la presencia de
nuevas funciones estratégicas de las áreas centrales y el nuevo sistema de interrelaciones
territoriales. Se añade así a la construcción de modelos dirigidos, por un lado, a evidenciar las
peculiaridades y el localismo de los distritos industriales y por otro, a recordarlos en el ámbito
de un crecimiento caracterizado por el papel imponente del sector terciario. Sin embargo, estos
modelos de desarrollo basados en los sistemas productivos locales y llamados “a piel de
leopardo” quedan vinculados a la lógica industrializada citada anteriormente.
9 Garofali G., Il modello territoriale di sviluppo degli anni 70-80, Note Economiche. Rivista Economica del Monte dei Paschi di Siena, n.1, 1987
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Garofali antes de interpretar los fenómenos, examina las características fundamentales del
proceso de transformación que ha producido una retribución territorial de las actividades
industriales:
a) despolarización productiva con una reducción de la importancia de los tradicionales
polos;
b) desarrollo no metropolitano desde el punto de vista económico-demográfico;
c) deindustrialización en las áreas más desarrolladas por la reurbanización que ha llevado
al paro del crecimiento urbano en las grandes ciudades sobre todo en el Norte;
d) de localización y descentración territorial más en las áreas urbanas que en las
periféricas.
e) Desarrollo demográfico periférica en zonas no contiguas a las tradicionales de
concertación urbana;
f) Desconcentración productiva con la disminución de las dimensiones de empresa
determinada por la deverticalización y descomposición de los ciclos productivos;
g) Formación y desarrollo de sistemas productivos locales caracterizados por alta
especialización y por una variedad de empresas con muchas interrelaciones
productivas.
La retribución territorial de la industria, entonces, no es determinada por una descentración
de capital sino producida por al valorización de los recursos de las áreas periféricas.10
En conclusión, Garofali presenta algunas observaciones en términos agregados
(experiencia de desarrollo del C-N-E). Disgregando el análisis se puede llegar a individuar
diversos modelos de posturas específicas de varias situaciones territoriales haciendo
problemático el alcance de un único modelo de desarrollo. Esto permite al autor de formular
algunas hipótesis sobre las modalidades de gestión de la política económica nacional que
sea suficientemente disgregada sea en el ámbito territorial que para el sector. Se llega, de
consecuencia, a no reconocer una naturaleza “fisiológica” del proceso de difusión territorial
10 Según Garofali existe una evidente diferencia entre modelos de desarrollo extravertido dependiente de decisiones exteriores en el área y modelos de desarrollo auto centrado basado sobre variables controladas dentro del área. Limitando el análisis en el plan de las relaciones económicas, el mismo individua los caracteres estructurales de los sistemas productivos locales a continuación:
- una elevada división del trabajo entre las empresas del sistema productivo; - un empuje a la especialización productiva a nivel de empresas y de planta; - la multiplicidad de los sujetos económicos locales; - la formación de un sistema informativo eficiente a nivel de área; - la difundida profesionalidad de los trabajadores en el ámbito del área; - la difusión de las relaciones “cara a cara” entre los indicadores.
Cuando el sistema local llega a niveles elevados de desarrollo, de división del trabajo y de integración productiva, se amplia hacía sectores mercadotécnicos diversos, no provocando un fenómeno de no especialización y diversificación productiva, sino un reforzamiento y una profundización del sistema original con un aumento de la integración intersectorial local. Esto determina condiciones dinámicas de sobre vivencia imponiendo un modelo en continuo cambio. La condición fundamental para la consolidación del sistema local es vinculada a variables sea endógenas que exogenas. Entre las variables dentro del sistema:
- innovación tecnológicas- organizativa; - el sistema informativo; - la capacidad de control del mercado; - las formas de regulación social.
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que hay que ver como del resultado de algunas contradicciones del anterior modelo de
desarrollo y de particulares condiciones exógenas y endógenas a las reas de difusión”.
El modelo de interpretación es referido a un cuadro que acentúa determinadas
características y se descuidan otros, concuerda situaciones en parte similares y divide lo
que es esfumado en la realidad. Las modalidades del desarrollo llevan a radicales cambios
sociales, a las transformaciones en el tiempo y en el espacio de las relaciones sociales, a
profundas modificaciones de la estructura de clase y de todo el cuado institucional.
En los años ’80, intentos innovadores para la subdivisión territorial han sido propuestos por
varios estudios utilizando datos a menudo procedentes de los censos, para definir los
distritos industriales. Por ejemplo, Sforzi y Becattini, partiendo de la definición de Marshall,
y retomando el tema del distrito industrial en el campo de la investigación empírica con el
objetivo de delimitarlo a nivel espacial.
El concepto de distrito industrial de Marshall (DIM), se propone como unidad de
investigación de la economía industrial y regional, por sus características de unidad
espacial determinada dentro de la cual las empresas son unidas por “una red compleja e
inextricable de economías y diseconomías exteriores, de conjunciones y conexiones de
costo, de legados histórico-culturales, que involucra las relaciones internacionales y
también las interpersonales.11
Definido el DIM, era necesario delinear un procedimiento para su identificación en el
territorio; esto es lo que ha intentado hacer Sforzi durante varios años. Partiendo de
procedimientos de regionalización funcional, antes citados, que ya contenían la idea base
de sistemas territoriales auto contenidos, el autor ha reforzado y precisado su técnica en el
intento de coger los principales caracteres del DIM. 12
El mismo Sforzi, sobre la base de lo que se ha dicho y haciendo referencia a los datos
procedentes del censo del 1981, ha propuesto un intento innovador para la subdivisión
territorial. Para el autor las secciones censo (base geográfica del censo) representan la
más pequeña unidad de área para la cual son disponibles datos individuales. Por primera
vez el análisis es basado sobre un método de clasificación multi variado y un conjunto de
variables. De esta manera, Sforzi evidencia, con fines de una política económica, zonas
residenciales y zonas productivas. Estas ultimas son propuestas como una síntesis ex ante
de las interrelaciones entre estructuras productivas y territoriales en las cuales el resultado
empírico de especializaciones productivas producen la teoría de los distritos.13
11 Becattini G., Il distretto industriale come unità d’indagine, in Mercato e forze locali: il distretto industriale, Il Mulino, 1987 12 A partir de la definición de Marshall, a conclusión de la investigación se tendría que reconocer la exigencia de un distrito industrial dentro un sistema de asentamientos humanos (cuya extensión podría coincidir con la de una región administrativa o dentro un país). El procedimiento es integrado por tres fases, expuestas en el detalle sucesivamente, cada una produce una configuración espacial, mientras su combinación permite establecer si en un determinado territorio, los sistemas productivos locales son áreas de especialización productiva o al contrario se aproximan al concepto de distrito industrial. SFORZI F., L’identificazione spaziale, in G. Becattini (a cura di), Mercato e forze locali: il distretto industriale, Il Mulino, 1987 13 Sforzi F., Analisi dei dati del censimento per la pianificazione territoriale: retrospettiva e prospettive, Studi & Informazioni Banca Toscana, n.1, 1989
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En muchos sectores disciplinares han sido realizados estudios profundos sobre la realidad
multi dimensional del distrito industrial (DI). Lombarda trata dar una relectura del DI desde
un punto de vista diverso: un sistema que elabora informaciones con el objetivo de
reconstruir “lógicas” y modalidades de funcionamiento adicionales respecto a las ya
analizadas en la literatura económica. El objetivo del autor es contribuir a la definición de
características constitutivas importantes para la comprensión de la dinámica de distrito,
caracterizando ámbitos pertinentes sobre los cuales pueden ser ejercitadas intervenciones
propulsoras, de apoyo o de estimulo.14
El IV Forum Nacional de las Economías Locales (1994) continua a enfrentar el problema de
los distritos en el especifico del tema “poder y economía territorial”. Frente a la evaluación
que en el curso de los últimos años en los distritos han ocurrido diversos cambios que han
modificado los ordenes internos relativamente al equilibro productivo, social, económico y
cultural, es importante coger dichos cambios para definir como hayan influido dentro de los
distritos. El análisis se basa sobre las relaciones entre las empresas en el DI y en el papel
de los sujetos intermedios. En el primer caso, se representa el movimiento, en el caso
especifico la concentración, del poder de comando, de dominio socio-económico interno al
modelo localistico y emerge una tendencia difundida a la consolidación de liderazgos
locales, representados por el reforzamiento de algunas empresas o grupos de empresas
que asumen un papel guía. En el segundo, al contrario, se evidencia que siempre más
sujetos intermedios realizan una función de apoyo al crecimiento del territorio en el ejercicio
del poder de comando exterior al modelo relacional entre las empresas y entonces en las
dinámicas de la vida de los distritos. 15
Entre muchos estudios, por ejemplo, Mazzola en un trabajo del 1991, se concentra en el
debate relativo al aspecto espacial de la actividad innovadora que en los últimos años se
ha enriquecido de importantes contribuciones. El objetivo de Mazzona es aquello de ilustrar
las modalidades por medio de las cuales algunas de las características relativas a la
actividad innovadora pueden ser analizadas en el ámbito de algunos esquemas de la teoría
clásica de la localización.16
Según la impostación de tipo “tradicional” el punto de salida para la construcción de una
teoría espacial de la actividad innovadora es constituido por la individuación de la óptima
localización de la actividad. Los esquemas clásicos a este propósito revelan su
inadecuación debida al carácter estático de dichos modelos. El paso sucesivo del análisis
toma en consideración el movimiento de la actividad innovadora en el espacio A nivel micro
económico, dicha investigación tendría que incluir sea las modalidades de difusión entre
empresas localizadas en puntos diferentes sea la dinámica de relocalización de las
empresas innovadoras en el territorio. A nivel macroeconómico, la teoría tendría que
enfrentar el movimiento de la actividad innovadora de un área a otra en un sistema
14 Lombardi M. L’evoluzione del distretto industriale come sistema informativo: alcuni spunti di riflessione, L’industria. Rivista di economia e politica industriale, Anno XV, n.3, Firenze, luglio-settembre 1994 15 CENSIS, Nuovi poteri ed economia territoriale, IV Forum Nazionale delle Economie Locali, Roma, 8 luglio 1994 16 Mazzola F. Teoria della localizzazione e attività innovativa. Considerazioni su alcuni modelli interpretativi, Note economiche del Monte dei Paschi di Siena, Anno XXI, n. 2, 1991
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multiregional. Los estudios más recientes han tratado vincular el nivel macro al micro por
medio del papel que el ambiente local realiza en el determinar diferenciales territoriales en
los comportamientos innovadores de las empresas y fenómeno de pluralismo tecnológico y
de convergencia o divergencia de los réditos regionales.17
Muchos otros estudios e investigaciones estudian el desarrollo económico y las
modificaciones socio-económicas realizadas en Italia. Algunas importantes investigaciones
han sido realizadas con la participación del centro CENSIS, que ha siempre dirigido su
atención a las transformaciones de las realidades locales y a las áreas de desarrollo
localistico.
Un importante trabajo que ha sido promovido por el IRI pero realizado por el CENSIS en el
1988, aparece como una precognición de las transformaciones de la realidad social y
económica realizadas en el país a partir del periodo post-guerra. La investigación quiere
analizar las dinámicas demo económicas diferenciales de las comunas italianas, con el
objetivo de esclarecer la forma en que se necesita trabajar para preparar la modernización
y las ulteriores transformaciones del futuro. La iniciativa ha producido una base de datos
que permite describir dichas dinámicas sociales y económicas y los relativos resultados,
útiles además que en el ámbito de conocimiento también en el ámbito operativo en la fase
de programación y distribución de recursos. 18
Con un objetivo semejante, el Ministerio del Trabajo y de la Seguridad Social siempre con
la colaboración del CENSIS, ha propuesto una investigación basada sobre un particular set
de indicadores, que quiere aportar una ulterior contribución a los exponentes politico-
institucionales, sociales, económicos y de la investigación, para la planificación del uso de
los recursos dirigidos a satisfacer las necesidades que son socialmente y territorialmente
muy diversos. Es decisivo disponer de metodologías e instrumentos de análisis y de
medición capaz de cuantificar los macro fenómenos como la reindustrialización, la
marginalidad económica y la degradación socio-cultural-ambiental. El objetivo ha sido lo de
tratar estos fenómenos sea en su complejidad que vincularlos en un determinado contexto
espacial para construir un instrumento capaz de distinguir una escala socialmente y
territorialmente graduada de necesidades y entonces establecer las prioridades de
intervención. 19
También un importante trabajo de Del Colle (1997) atribuye grande centralidad al distrito
industrial. El mismo propone de formular unas hipótesis relativas a las líneas de tendencia
que han determinado los cambios del tejido productivo italiano construyendo un modelo
basado en presupuestos estadísticos-económicos que permita identificar cada sistema
local y los contextos territoriales intermedios que los componen. Según el autor, el aspecto
territorial asume un papel siempre más determinante con el pasaje de una producción de
17 Becattini G. Il distretto industriale come unità d’indagine, in Mercato e forze locali: il distretto industriale, Il Mulino, 1987 18 CENSIS, L’Italia dei tre censimenti. Ricerca promossa dal Gruppo IRI sulle trasformazioni del Paese, Milano, Edizioni Comunità, 1988 19 MINISTERO DEL LAVORO E DELLA PREVIDENZA SOCIALE - Direzione Generale Osservatorio Nazionale del Mercato del Lavoro, Incentivi ed occupazione: una proposta di metodo per l’individuazione delle aree di intervento (Ricerca realizzata con la collaborazione del CENSIS), 1994
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masa, concentrada, a una de tipo flexible y difundida. El modelo individuado evidencia la
fuerte especificidad, la dimensión territorial y la capacidad de auto contención del DI. 20
2. La empresa difundida y áreas metropolitanas
De diferentes análisis anteriores del Observatorio Meridional y en general del centro Estudios
CESTES y de una cuidadosa lectura de la realidad actual, sea social que empresarial, pueden
individuarse un nuevo papel y una diferente función de las dinámicas del desarrollo que deben
relacionarse con las connotaciones del sujeto empresarial. 21
La gestión de la empresa y la acción empresarial en Italia, que se ha realizado siempre a favor
de pocos sujetos económicos, seguramente está llevando a su lento declino con fuertes
procesos de redefinición. El capitalismo italiano ha sido capaz de realizar empresas con
características nuevas, dotadas de dinamismo, autonomía, con fácil acceso a financiamientos,
y sobre todo de forma tal manera que no sea dirigidas por directivos reducidos sino por una
variedad de sujetos económicos.
El momento de difusión de la cultura empresarial es necesariamente, por lo menos en la fase
inicial, vinculado a la localidad en que surgió la idea empresarial, donde se generó la función
empresarial y donde sigue teniendo sede la unidad decisoria de la empresa. 22
Investigar la economía de un país a través de parámetros concernientes las unidades
decisorias o a aquellas productivas, conduce obviamente a mantener bajo control diferentes
cuadros de referencias, y una errada formulación en las unidades de investigación pueden
llevar a distorsiones en los análisis políticos-económicos. Por tanto, diferentes de los estudios
de los cuales hablamos anteriormente ponen el acento sobre una problemática que aparece
indispensable para la comprensión de la compleja realidad empresarial que se desarrolla en un
ambiente innovador y turbulento como el actual. Debe siempre recordarse que el empresario,
en calidad de institución económica capitalista, actúa dentro de las instituciones económicos-
sociales, desempeñando una actividad internacional dirigida a poner en práctica sus propios
20 DEL COLLE E. Le aree produttive. Struttura economica dei sistemi regionali in Italia, Milano, F. Angeli, 1997 21 Cfr. Vasapollo L., Dall’entrepreneur all’imprenditore plurimo. Sulla teoria economica della funzione imprenditoriale, CEDAM, Padova, 1996; Vasapollo L., Sul confronto dei sistemi produttivi locali, in Atti del convegno SIS, Torino, Aprile, 1997. 22 No todas las unidades productivas dotadas de dicha autonomía decisoria y de autónoma función empresarial; cuando dichos requisitos de autonomía faltan, estamos en presencia de unidades productivas descentradas (llamadas también establecimientos, unidades locales), donde materialmente se realizan los productos a través de la combinación de factores productivos; dichas unidades productivas son destinatarias de una función empresarial generada de la unidad decisoria y luego difundida en el territorio. Las unidades locales son unidades del sistema productivo y no coinciden numéricamente con las empresas (unidades decisorias), puesto que una empresa pueden ser formada y/o puede controlar más unidades locales incluso mediante la transmisión de la formula y la función empresarial originaria.
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procesos decisorios, con el objetivo de realizar determinados objetivos anticipadamente fijados
y adaptados al conjunto de las condiciones sociales y ambientales, de cualquier modo
finalizados a las compatibilidades del mercado y de la ganancia. En esta clave de lectura la
función de clase de los empresarios puede existir mas allá de la presencia o no de la estructura
de empresa entendida en el sentido clásico.
En esta perspectiva, es evidente que para la realización del actual modelo neoliberal puede
resultar absolutamente compatible, y más bien mucho más funcional, la ruptura de la que era
anteriormente considerada como una unidad indisoluble entre empresa y empresario, vínculo
resumido por la actividad productiva dirigida al mercado. Muchos de los estudios anteriores
subrayan que debe considerarse ya superada el planteamiento neoclásico según el cual la
empresa y el empresario constituyen una unidad inseparable que encuentran la realización en
una función de producción condicionada y definida por las leyes del mercado.
Si en la realidad actual desaparece el vínculo indisoluble entre empresa y empresario, si se
convierte en predominante el estudio de la función social y la nueva lógica territorial de la
actividad empresarial respecto a la figura tradicional de la fábrica y el empresario, pues
entonces las ciencias cuantitativas también deben elaborar métodos, modelos, indicadores
capaces de investigar esta diferente y moderna función de reglamentación y de gobierno de la
sociedad.
Algunos índices estadísticos-económicos bien se adaptan a representar la diferenciación
espacial en la estructura socio-económico-cultural de la empresa, la geografía de las empresas
y su concentración territorial; pero nada pueden decir sobre la caracterización social del nuevo
sector empresarial, sobre su papel de control social global, la difusión territorial de una función
empresarial entendida en un contexto de redefinición del modelo del capitalismo italiano en una
realidad en la que aparece superado el concepto de “unicidad” empresarial, es decir el
concepto de una empresa que se identifica con el empresario.
Los profundos cambios que actualmente se verifican en la vida política, social, económica y
empresarial, aunque aportan nuevos e importantes elementos de debate frecuentemente, a
causa de valoraciones incorrectas, han introducido en el debate, ya de por si confuso,
elementos adicionales de confusión hasta tal punto de considerar como desarrollo de una
nueva capacidad empresarial incluso el aparecer sobre la escena productiva de nuevas figuras
que del empresario asumen solo las formas sugestivas inducidas por la información oficial o los
modelos de comunicación del pensamiento neoliberal.
La función empresarial moderna, entendida como conjunto de procesos decisorios de
importancia estratégica, no siempre está vinculada con la existencia de la empresa como
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unidad organizadora autónoma y considerada ya como no necesariamente dependiente del
mercado.
Sin embargo, es importante seguir la evolución del modelo de desarrollo considerando también
el terciario agregado en sus reparticiones territoriales y sociales, dado que varios estudios
confirman la superación sea de la vieja concepción del “dualismo industrialista” sea de la
interpretación del desarrollo económico llamada “piel de leopardo”. Incluso esta última
hipótesis, caracterizada de miles localismos que no tienen algún denominador común, ya no
tiene correspondencia.
Pero, todos estos estudios no ponen en evidencia un dato constante que se evidencia en los
periodos del desarrollo económico del post guerra en nuestro país, ese decir haber creado una
creciente diferenciación territorial y social. Efectivamente, estas fases acentúan los flujos
migratorios y los procesos de urbanización, los procesos de expulsión de las garantías de
renta, con consiguientes fenómenos socios-económicos que transforman y modifican las
relaciones centro-periferia en clave geográfica, y garantizados-no garantizados en clave
económica, aumentando el conjunto de las nuevas marginalidades, las exclusiones, las nuevas
pobrezas, con especiales y especificas representaciones de la explotación del trabajo y la
extorsión de la plusvalía.
Los lugares donde más que en otras partes se ha concentrado la injusticia son las grandes
áreas metropolitanas del País, no solamente los tradicionales polos del desarrollo que dieron
lugar al triangulo industrial, sino también las conurbaciones meridionales, crecidas de forma
irregular e imprevisible en los últimos decenios.
3. La precariedad como paradigma de la reestructuración capitalista en la fase de la crisis estructural.
Actualmente el desempleo es acompañado por una precariedad y por al explotación creciente
de los salariados que siguen trabajando. El empresariado considera el tiempo de trabajo un
elemento esencial de la súper explotación de los salarios y de la redefinición de la sociedad a
partir de la empresa, con su centralidad también en el vivir social. Los jóvenes, las mujeres,
los dependientes con cargos menos especializados son los más fuertemente golpeados. La
disminución de los empleos marcha paralelamente con el desarrollo tecnológico que lleva plus
valor, siempre mayor, del cual se adueñan las renditas financieras y con incrementos de
productividad que producen sólo provecho y que se redistribuyen en el factor trabajo.
Aunque si se analiza el sector del trabajo reglamentado (entonces con una significativa
presencia sindical), nos damos cuenta que la diferencia en realidad entre horario contractual y
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horario ha aumentado mucho y es grande la diferencia entre derechos disciplinados por leyes
y derechos aplicados realmente.
Muchos estudios realizados en Europa y en Estados Unidos han evidenciado como en los
últimos años, el problema de las “Nuevas pobrezas” sea atribuible no tanto y no sólo a los
que no tienen un rédito o un trabajo regular y reglamentado, sino también y sobre todo a los
que, aunque trabajando, no logran a obtener certezas de los derechos y a alcanzar un nivel
mínimo de rédito que pueda garantizarles un adecuado nivel de vida.
Por lo que se refiere también al desempleo juvenil son muchos los “Informes de estudio” que
evidencian la grave carencia de trabajo para los jóvenes y la prolongación del periodo de
precariedad hasta más de 30 años. De estos análisis emerge que nos encontramos en una
fase de transición aún en vía de definición pero que presenta características muy claras en el
ámbito de la competición global. Hubo un aumento de la producción de los servicios respecto
a la de los bienes materiales, pero esto pasa sobre todo con los procesos de exteriorización
de los servicios y de las fases del proceso productivo de bajo valor adjunto, basadas en la
súper explotación del trabajo. Un trabajo a menudo buscado en los procesos internacionales
de deslocalización con escasos derechos y salarios muy bajos; a eso se acompaña una fuerte
presencia de trabajos intelectuales y técnicos profesionales a menudo precarios como los
manuales y repetitivos. Las transformaciones estructurales que están caracterizando el
sistema socio-económico son también, y quizás sobre todo, transformaciones del ser y del
interactuar de nuevos sujetos productivos y sociales en general, y eso no es posible leerlo o
interpretarlo sólo por medio de análisis aún basados en la centralidad obrera y de empresa y
en el papel del Estado ya superado. Dichos procesos de transformación son muy a menudo
ignorados, los nuevos sujetos económicos no son protegidos, muy a menudo no son
considerados, pues es predominante la cultura de la compatibilidad industrial. Un nuevo ciclo
del capitalismo, un nuevo modelo que al lado de la expulsión de mano de obra, al desempleo
que es ya estructural, desarrolla una aristocracia salariada que se hace cómplice y sujeto de
congestión.
Nos encontramos en una fase de transición del fordismo al postfordismo, de la producción –
consumo de masa de sistemas de producción a la distribución flexible. El ingreso de la
comunicación, del lenguaje, en la esfera de la producción es el origen verdadero y propio del
cambio económico y productivo que estamos viviendo. Hubo, en los últimos años,
reestructuraciones de empresa, innovaciones tecnológicas que no crearon nueva ocupación,
sino han provocado una disminución de puestos de trabajos más fuerte respecto a la que
pueden haber creado los despidos de trabajadores. Una realidad sin analogías con el pasado,
que ha convertido el desempleo en uno de los fenómenos más dramáticos de nuestro tiempo
con características siempre menos coyunturales asumiendo fuertes connotados estructurales.
Los provechos de productividad se realizan por medio de la producción de pequeñas
cantidades de muchos modelos de producto con la posibilidad de tener una respuesta rápida a
las continuas variaciones del mercado. Es la dirección de los procesos de globalización de las
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redes informático- comunicativas que decidirá sobre la nueva división internacional del poder y
de la riqueza.
Muchas empresas, para reducir el peso de las obligaciones sociales y reducir el costo del
trabajo utilizan siempre más el llamado “outsourcing”, es decir la exteriorización de fases y de
procesos productivos para aumentar la eficiencia y la productividad de la empresa y disminuir
los costos.
La deslocalización implica un menor costo del trabajo en el país destinatario; precios de las
materias primas más ventajosos, mejores tratamientos fiscales, leyes ambientales menos
restrictivas, sindicados más permisivos, etc.
El sistema de producción postfordista reenvía a la apertura de los mercado, con la
consiguiente globalización de las empresas, o mejor de una mundialización económico-
productiva a la continua búsqueda de costos de trabajo más bajos y de posiciones de
eficiencia estratégica sobre los mercados extranjeros. Un mercado saturado que crea además
concurrencia feroz dentro de cada país y en ámbito internacional.
La difusión del post- fordismo impone además de nuevas reglas económicas también una
nueva redefinición del Estado y de su relación con el mercado. El estado social se convierte
para el capitalista post-fordista un factor de obstáculo para eliminar. La mundialización de la
economía añade un ulterior elemento a la deslegitimación del papel económico del Estado.
Fuentes de la confindustria, gubernamentales y de la mayoría de la oposición afirman que el
Estado social es el mayor responsable del desempleo; una observación de las estadísticas,
señala que hay una relación entre desempleo y gasto para el Estado social pues no es verdad
que más alto es el gasto social y mayor es la tasa de desempleo.
La empresa se convierte en minimalista pues todo lo que supera la capacidad de absorción
del mercado tiene que ser suprimido. Otra fundamental diferencia entre la manera de producir
fondista-taylotista y postfordista: mientras en la primera la fuerza – trabajo tiene que ser
especializada, alienada al trabajo y siempre igual, en el post fordismo, al contrario hay
necesidad de un trabajador con un alto grado de adaptación a los cambios de ritmo, de
mansión, de papel. Esto conlleva también otro importante cambio; en el sistema fondista, los
derechos sociales de los trabajadores tenían una validez universal y eran protegidos por las
leyes, mientras en el post-fordista, estos derechos desaparecen. Eso pasa porque cuando son
las leyes del mercado, a mandar y a imponer calidad y cantidad en tiempo real, el trabajo es
siempre más constrictivo, destinado a la obediencia y a la fidelidad.
Por ejemplo, en Estados Unidos la ausencia de normas reguladoras en las relaciones de
trabajo y de sistemas de representación de los trabajadores ha favorecido la creación de una
determinada cantidad de puestos de trabajo precarios que Europa no ha logrado aún a
alcanzar sobre todo por las redes de protección social heredadas por el fordismo. Hay que
subrayar que en EE.UU., contra un menor desempleo, hay muy altas tasas de trabajos y
salarios precarios, entonces de mayor pobreza respecto a los países europeos y Japón.
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También Europa se está encaminando hacia el modelo norteamericano, es decir hacia los
ordenes del modelo anglosajón de capitalismo salvaje.
La nueva organización capitalista del trabajo se caracteriza siempre más con la explosión de
la precariedad, de la flexibilidad, de la no reglamentación, bajo formas sin precedentes para
los salariados en actividad. Es el malestar del trabajo, con el miedo de perder el empleo, de no
tener más vida social, o al contrario el miedo de empeñarla totalmente al y para el trabajo, con
la angustia vinculada a la conciencia de una evolución tecnológica que no resuelve las
necesidades sociales. Es la precariedad de todo el vivir social.
La flexibilización no es una solución para aumentar la ocupación sino una imposición a la
fuerza-trabajo para la aceptación de salarios reales más bajos y con peores condiciones de
trabajo. Y en este ámbito se ha reforzado un nuevo segmento de la oferta de trabajo a través
el llamado mercado sumergido en que se difunde el trabajo irregular, precario y sin garantías.
Con el postfordismo y la mundialización económico-productiva, el trabajo “sumergido” ha
asumido dimensiones mucho más grandes, aunque porque los países industrializados han
movido sus producciones más allá de los confines nacionales y sobre todo han invertido en
países donde son mínimas las garantías, y donde es alta la especialización del trabajo,
produciendo de esta manera costos fundamentales menos elevados, aumentando la
competitividad.
Para comprender el fenómeno es necesario establecer primero las principales características
del trabajo estándar, es decir:
• El horario previsto es a tiempo completo;
• La contratación para los trabajadores dependientes y el inicio de la actividad
autónoma para los independientes, tienen tiempo y lugar determinados;
• Una evidente diversidad de posición y de papel entre quién trabaja como dependiente
y quién al contrario trabaja como independiente.
En el trabajo atípico desaparecen una característica u otra, o las tres juntas.
Casi el 25% de la ocupación italiana tiene un carácter independiente, contra una media
europea del 15%, eso confirma el modelo mediterráneo, representado por España e Italia, en
que la porcentual del trabajo independiente en la ocupación total es mayor del 20%.
Formas de trabajo autónomo son presentes sobre todo en los sectores del terciario, del pobre
al medio – bajo y en las actividades precarias temporales en agricultura y turismo, en los
transportes y telecomunicaciones.
Además es presente una forma típica italiana de exteriorización de los servicios: la
subcontratación a cooperativas.
La disminución de los puestos fijos y estables se vincula a una mayor precariedad, y también
a la afirmación de actividades que no dependen más de la organización empresarial.
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La transformación de la geografía del desarrollo, en Italia, ocurrida en particular en los últimos
dos decenios, es debida, además que a un intenso proceso de producción terciaria, también a
una diversa connotación cualitativa y cuantitativa de las actividades productivas de una
empresa social generalizada que por medio de la flexibilización empresarial determina fuertes
procesos de redefinición, especialización y diversificación, actuando de esta manera una
imposición a una adaptación activa de nuevos sujetos del trabajo y del no trabajo a su
tipología y cultura organizativas.
Los mismos incrementos de empresariado que emergen de los datos oficiales son causados
sobre todo por el despropositado aumento, por ejemplo en Italia, de “partidas IVA”. Estas
nuevas figuras del mundo del trabajo no son otra cosa que “empresas individuales”, que
representan el llamado trabajo autónomo de última generación. Se trata en la mayoría de los
casos de ex trabajadores dependientes de hecho precarios, no más garantizados en la
continuidad del trabajo, expulsados por la empresa madre y sometidos a una nueva forma de
trabajo a destajo, afuera de las garantías normativas y retribuidas del trabajo dependiente.
Pero detrás del tanto magnificado desarrollo del empresariado local, la explosión del “pueblo
de los empresarios”, que es sencillamente trabajo parasubordinado, es decir trabajo autónomo
de segunda generación, no hay otra cosa que un capitalismo salvaje que crea falsos mitos con
el objetivo de esconder sus contradicciones. Se provocan así incrementos muy grandes de
desempleo evidente e invisible, precariedad del trabajo, en un territorio que se convierte en
empresa social, como lugar de experimentación y afirmación de la compatibilidad de empresa.
La presencia de todas estas nuevas formas de trabajo no es acompañada más de la
determinación de nuevos recursos económicos y nuevas inversiones productivas que
disminuyen el desempleo o dirigidas a una nueva política de Estado Social, capaces de
asegurar adecuadas coberturas a todos los trabajadores caracterizados por un trabajo
discontinuo, precario y que se encuentran entonces en una situación de extremo malestar e
incertidumbre.
En pasado, la pobreza ha sido casi totalmente asociada a los países menos industrializados,
menos desarrollados, más marginados por el moderno sistema económico de desarrollo y se
alejaba el problema de los países a capitalismo maduro que parecían ser ricos. Pero ya en los
últimos años no es absolutamente una situación real. El sistema fordista nos había
acostumbrado al trabajo a tiempo total y de duración indeterminada, ahora, como se ha
observado anteriormente por los datos oficiales, un grande numero de trabajadores tiene un
contrato de corta duración o con horario reducido, los nuevos trabajadores pueden ser
utilizados por pocas horas al día por cinco día a la semana, o por muchas horas al día pero
solo por dos o tres días a la semana.
Contratos de formación trabajo, becas de doctorado, aprendizaje, planes de colocación
profesional, becas de trabajo, contratos temporáneos de ancianos con requisitos para la
jubilación, trabajos socialmente útiles y trabajos de pública utilidad, contratos atípicos en la
publica administración, son sólo algunas de la decenas de formas y combinaciones de
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trabajos atípicos. Si miramos la situación desde el punto de vista de los trabajadores,
podemos decir que tienen inseguridad económica, total falta de perspectivas, dificultad de
conciliación de los tiempos, precariedad en cada fase de su existencia etc.etc.
Es necesario recordar que el aumento de la precariedad del trabajo conlleva un crecimiento de
la instabilidad del rédito de trabajo; a eso se añade la gradual derrota del estado social sobre
todo en el sector de la seguridad social y sanitaria. Todo esto permite que la situación
empeore y determine un estado de precariedad permanente en el vivir social.
Y es con esta flexibilidad impuesta por las reglas de eficiencia de empresas que se llega a las
condiciones de trabajo precarias, no continuativas y temporáneas en las cuales se abandona
el trabajador y el mismo se encuentra solo frente al empleador con el cual tiene que negociar
las condiciones económicas y de tiempo de su trabajo.
La nueva condición del trabajo es privada siempre más de los derechos, de los
amortiguadores sociales, de la democracia misma; todo se convierte precario, sin alguna
seguridad de continuidad.
La actual cuestión económico-social del trabajo no es solamente vinculada al desempleo
siempre más a carácter estructural, sino se refiere a una serie di problemas de carácter
cualitativo y cuantitativo y entonces de las nuevas figuras del trabajo, del trabajo denegado y
del no trabajo, figuras de toda forma internas al mismo modo de producción capitalista. El
problema del trabajo existe ya también para aquellos que ya tienen un empleo, ya que se
trabaja siempre más y en condiciones siempre más precarias, no tuteladas, con salario social
absoluto, y también relativo a cada trabajador, siempre menor y con altos niveles de movilidad
e intermitencia.
Nos encontramos hoy frente a una variedad de prestaciones de trabajo diversas entre ellas
que se caracterizan por un común nivel de explotación mucho más penetrante del que existía
hace 20 o 30 años atrás; la nueva división del trabajo permite que exista una nueva
composición de los mismos trabajadores divisos entre especializados y con mayor
conocimiento (que ocupan trabajos con alta actividad cognitiva), trabajadores especializados
en actividades técnicas (que ocupan puestos flexibles de tipo ejecutivo) y en fin trabajadores
con pocas especializaciones que ocupan los puestos más degradantes y serviles.
Las tendencias actuales, con el aumento del numero de los trabajadores salariados
empeñados afuera de la producción material, el aumento del numero de empleados, de
flexibles, de precarios, de temporales, de atípicos en general, el incremento de la tasa de
trabajo intelectual, o del falso trabajador autónomo, en la composición de “obrero colectivo”,
están lejos de testimoniar la “desaparición” de la clase obrera o de la clase trabajadora en
general.
Hay que hacer entonces un análisis en el ámbito de las nuevas relaciones industriales. Se
individúan así los caracteres estructurales de los sistemas productivos locales basados en el
trabajo especializado; en la intensificación de los ritmos, en la elevada división del trabajo, en
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la promoción de la especialización productiva; en la variedad de los sujetos económicos, de
nuevos sujetos del mundo del trabajo; en la difundida profesionalidad acompañada de los
trabajadores, para los trabajos más pobres con una fuerte componente de trabajo ilegal y mal
retribuido; en la difusión de las relaciones cara a cara sin intermediaciones sindicales.
Las nuevas figuras del mercado del trabajo, los nuevos fenómenos empresariales siempre
más a menudo se configuran en formas ocultas o de trabajo salariado, trabajo subordinado,
precario, no garantizado, de trabajo autónomo de ultima generación que esconde la realidad
cruel de la expulsión del ciclo productivo; se trata de nueva marginación social y no de auto
empresariado!
No obstante hubo transformaciones en los métodos de producción, el crecimiento del trabajo
autónomo, precario, mal retribuido, y una siempre más amplia difusión de la empresa en el
territorio, el trabajo continua a estar en el centro del sistema productivo y hay que dirigir la
atención siempre a la clase obrera para poder actuar una radical transformación de los
actuales ordenes económicos-productivos y politico-sociales.
Por primera vez, la crisis del trabajo amenaza además que a los desempleados también a los
trabajadores ocupados; el cambio más grande se hubo además que en el sistema del trabajo
también en el sistema de protección social. Es necesario entonces comprender
profundamente el fenómeno para poder encontrar pronto la solución para permitir a los
trabajadores no perder, sino acrecer su seguridad económica y mejorar su vida.
Estamos frente al fracaso de grupos sociales y a un empobrecimiento de clases sociales que
se consideraban inmunes a cada crisis de sistema. Hay una nueva intensidad de pobreza
cultural, un siempre mayor ataque a las formas de protección social y de estado social, una
debilidad de los modelos de representación política y quizás por primera vez hay que tutelar la
identidad, el papel y la función social de las clases medias, obligadas a enfrentarse con un
riesgo de progresivo empobrecimiento, teniendo como perspectiva inmediata la precariedad
de cada forma y de cada momento del vivir social.
La derrota del Estado Social, que garantizaba un estándar minino de seguridad para la salud,
la vivienda, las necesidades primarias, se refleja no solo en los marginados y en las personas
puesto a un nivel de pobreza absoluta, sino también y en la mayoría de los que hasta algunos
años atrás se consideraban seguros y garantizados. Por eso la urgencia de volver a hablar, a
partir de las condiciones reales, de los trabajadores y no más en términos de “media
estadística”. Reabrir entonces la cuestión salarial, por medio de una nueva política de los
réditos que pase por la retribución total a salarios de los aumentos de productividad, para el
restablecimiento de la indiciación salarial a los aumentos del costo de la vida, entonces para
los incrementos reales del salario directo, indirecto y diferido con relance del sistema de
jubilación público, para una ocupación buena con buen salario y todos los derechos para
todos los ciudadanos, para disminución del horario de trabajo, para un Estado Social de una
nueva ciudadanía con el reconocimiento inmediato de un Rédito Social para desempleados,
precarios, jubilados al minino. Una nueva temporada de derechos del trabajo a partir de la
abolición de la Ley 30 y entonces de cada forma de trabajo precario, mal retribuido, para el
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reforzamiento y aplicación de derechos para todas las categorías de trabajadores, para una
nueva política fiscal a favor de los réditos más bajos que golpee los grandes capitales y las
nuevas renditas financieras. Para una sociedad del rédito para todos y que devuelva dignidad
a los sujetos del trabajo y del trabajo denegado.
4. Unir a los trabajadores metropolitanos en el sindicado social metropolitano. De las anteriores análisis se evidencia claramente que continua la tendencia de nuestro orden
productivo a la terciarización, centrada pero siempre en la estructura industrial que queda de
toda forma fundamental, acompañada además que por una evidente disminuida importancia
de la agricultura también por un más o menos evidentes procesos de deindistralización y
caracterizados por altas tasas de desempleo y un recurso siempre más fuerte a la precariedad
del trabajo.
En particular, emerge un terciario que siempre más interacciona y se integra con otras
actividades productivas, especialmente con las industriales, determinando un nuevo modelo
localizador de desarrollo que puede definirse como “tejido a multi nivel terciario” que suporta la
industria. Se trata de un terciario que ha asumido un papel siempre más propulsor y trajinante
del modelo de desarrollo económico.
Es así que hay que leer las modalidades de un desarrollo ya basado en la interdependencia
relativa del distrito industrial, de las filieras, de las empresas a red de las nuevas
subjetividades del mundo del trabajo.
Dichos procesos necesitan de una diversa y más articulada documentación estadístico-
económica y de una más atentas lectura socio-política; necesitan de nuevas lógicas
interpretativas, de nuevos instrumentos ignorados por los análisis de impostación
exclusivamente de tipo “fondista”. Las transformaciones estructurales que están
caracterizando el sistema socio-económico son sobre todo transformaciones que nacen de la
continua interacción del terciario con el resto del sistema productivo y que han nacido por la
exigencia de redefinición productiva del capital.
Para poder ser leídas son sobre todo necesarios análisis fuertemente disgregados de la
distribución económica relativa a las determinantes de la composición de clase y también de
nuevos fenómenos empresariales que se configuran en formas ocultas de trabajo
subordinado, precarizado, no garantizado, de trabajo autónomo de ultima generación que
enmascara la cruel realidad de la expulsión del ciclo productivo.
La crisis del sistema, debida al proceso de transformación del trabajo en la sociedad post
fondista, puede también ser explicada por un contexto de desarrollo del trabajo a contenido
inmaterial. De hecho este tipo de trabajo se caracteriza: extensivamente por la forma de
cooptación social que supera la empresa y el trabajo material, e intensivamente por la
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comunicación e información, recursos del capital de la abstracción o intangible. El trabajo
inmaterial, o mejor aquello con mayor caracterización intelectual, llamado también cognitivo,
se considera como un trabajo que produce el “contenido informativo y cultural de la
mercancía”, que modifica el trabajo obrero en la industria y en el terciario, donde las tareas
son subordinadas a la capacidad de tratamiento de la información, comunicación, horizontal y
vertical.
Es en este sentido que hay que leer la grande importancia que se atribuye al nuevo concepto
de “empresariado territorial” que se proyecta más allá del distrito industrial. Un modo de
presentarse del capitalismo italiano que tiene una fuerte especificidad, una dimensión socio-
económica y territorial, definida en función de las relaciones de coerción de comportamiento
que se establecen entre empresas y comunidades locales. Se trata de un específica forzada
capacidad de auto contención en relación a demanda y oferta de trabajo realizado por
marginalización, precariedad y expulsión de sujetos económicos y productivos no compatibles.
La hipótesis de trabajo que en este Cuaderno del Observatorio Meridional será desarrolla se
mueve en el plan del análisis politico-productivo describiendo las áreas metropolitanas según
un trabajo metropolitano. Es claro entonces que queda afuera del análisis una parametrización
especificadamente de carácter social que seguramente resulta necesaria para comprender
mejor la estructuración y diversificación en la composición de clase y la condición de vida de
los trabajadores; todo esto será objeto de un estudio profundo de análisis más articulada y
diversificadas que continuaremos en los próximos meses también como actividad de
investigación y de encuesta del Centro Estudios CESTES-PROTEO.
Mientras los teóricos reformistas del desarrollo distraían la atención hablando de losas para el
baño y jamones, indicando en los distritos y en la pequeña y mediana empresa23 la formula del
futuro desarrollo italiano, las grandes áreas metropolitanas han continuado a generar la mayor
parte del producto interno bruto y, contextualmente, a hospedar las situaciones de mayor
sufrimiento, las más duras condiciones de la explotación. Como han demostrado las
encuestas del CESTES en la revista “Proteo”24, en el curso de los últimos años, las figuras
productivas se han progresivamente concentrado en las áreas urbanas, donde las diversas
formas de remuneración, como las renditas y los provechos, son más altas y difundidas. Es
exactamente en estos lugares, que el efecto colateral de la grande concentración de clase
puede producir las condiciones de un nuevo antagonismo social, en que los nuevos sujetos
diversificados de la explotación pueden encontrar la síntesis necesaria a una acción común
Para echar las bases, es necesario trazar las nuevas geografías de la clase, fragmentada por
las violentas reestructuraciones del capital y sobre todo alteradas por el ingreso de nuevas
figuras de explotados y de nuevos sujetos del malestar, procedentes de las rutas de la
inmigración, de los estratos más depauperados del trabajo pero también de grupos
anteriormente pertenecientes a la llamada “clase medio”.
23 Ya que considera que la pequeña y mediana empresa, en Italia, es aflicta por un endeudamiento crónico, en particular a medio y corto plazo. Por eso el tejido de los distritos no es integro o no crece. Cfr. V. Giacchè, La classe inadeguata, in Lavoro contro capitale. Proprietà, sfruttamento, delocalizzaizone, a cura di L. Vasapollo, cit., p. 123-129. 24 Cfr. in particolare R. Martufi e L. Vasapollo, Le aree metropolitane nel contraddittorio sviluppo economico italiano, inchiesta in quattro parti, in “Proteo”, nn. 3/2005, 1, 2/2006, 3/2006-1/2007.
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Por esta razón, el proyecto de recuperación de una lucha de clase organizada con el objetivo,
a largo plazo, de la superación del actual modelo de desarrollo necesita la recuperación de la
practica de la encuesta, ya inaugurada con las primeras luchas obreras del inicio del ‘900 y
practicada con renovada inteligencia por las vanguardias más listas del movimiento de los
años ’60 y ’70.
Ya es claro a muchos que el capitalismo no es reformable: los efectos devastadores que ha
producido en las condiciones de vida de los trabajadores, en la seguridad social, en las
perspectivas y las expectativas de futuro de de la gente común, muestran que exactamente
hoy, en la fase de su mayor agresividad, el mismo cruje bajo el peso de sus fracasos y es más
frágil que nunca.
Saldar las reivindicaciones de los excluidos, de los precarios, de los inmigrados sin
perspectivas que abruman las periferias de nuestras áreas metropolitanas con las luchas que
marchan en América Latina, los campos, las ciudades de los lugares sometidos por el yugo
del imperialismo representa hoy la premisa concreta de la lucha para el cambio del actual
modelo capitalista.
Hay que llegar a un nuevo análisis de clase que por medio de las investigaciones
caracterizadas por al construcción de modelos dirigidos, por un lado, a evidenciar las
peculiaridades y el localismo del capitalismo italiano y , por otro, a acordarlos en el ámbito de
un crecimiento total caracterizado por el predominante papel realizado por el sector terciario,
oficial y atípico o sumergido, sea capaz de identificar como dicho proceso modifique las
subjetividades del trabajo que crea nuevos sujetos productivos, nuevas figuras sociales y
sobre todo marginales, modificando al mismo tiempo las identidades productivas y aquellas
más agregadas exclusivamente en la empresa, pero que se destruyen en el territorio,
transformando así la misma identidad y composición de clase de los trabajadores.
Las contradicciones económico-sociales hoy se concentran en las reas metropolitanas; está
aquí la punta del conflicto capital-trabajo-no trabajo. El análisis de la producción metropolitana
y del trabajador metropolitano, o mejor del nuevo sujeto del trabajo y del trabajo denegado
metropolitano es seguramente un momento de ruptura con las impostaciones enunciadas
anteriormente centradas en análisis localizadores que utilizan particiones funcionales del
territorio, es decir unidades territoriales que permiten individuar y estudiar los perfiles
productivos locales.
De esta manera se supera la lógica interpretativa industrializada y “obrera” para pasar a una
jerarquización de los modelos del desarrollo basada sobre todo sobre las modalidades de
transformación social y económica producidas por el sector efectivamente responsable de las
transformaciones en acto y de los sujetos de clase involucrados que determinan aquel nuevo
bloque social antagonista que, si organizado en el plan politico, a empezar de una
estructuración del conflicto social dirigido por un nuevo y fuerte sindicado metropolitano, se
pueda mover en el terreno de la transformación socio-económico-productiva en el interés de
los sujetos del trabajo, del no trabajo y del trabajo denegado.
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Es claro, entonces, que cuanto presentado en este Cuaderno del Observatorio Meridional es
sólo un primer momento de un análisis – encuesta más amplía que se quiere desarrollar. El
punto central de los nuevos sujetos del mundo del trabajo son determinados no sólo por la
transformación de actividades productivas locales en áreas metropolitanas sino por su
configuración socio-política y por su capacidad de organizarse dentro de una renovado
sindicalismo social metropolitano que sepa interpretar las necesidades de emancipación de
aquella que Antunes llama la clase que vive de trabajo. Esto es lo que el centro estudios
CESTES-PROTEO juntos al Observatorio Meridional realizará en los próximos trabajos.