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Una mirada desde Oriana: Vidas y mentiras MONTSERRAT ORDÓÑEZ Universidad de Los Andes – Bogot á Parto de una hipótesis arriesgada, que si no llega a ser cierta sigue siendo seductora: «Oriane, tí a Oriane», un texto breve y denso de doce p áginas, encierra muchas de las claves secretas que reaparecer án en el resto de la obra de Marvel Moreno. Es el segundo cuento publicado de la autora, y se publica por primera vez en 1975 en la revista  Eco 1 . En 1981, en el primer volumen de cuentos de Marvel Moreno titulado  Algo tan feo en la vida de una se ñora bien 2 , «Oriane, tí a Oriane» salta al primer lugar, dedicado a Fina Torres, y se convierte as í  en el umbral que hay que cruzar para entrar a la obra de Marvel. Un umbral inquietante y ambiguo, oscuro y a zaroso. ¿Qué suce de en el cuento? ¿A dónde nos lleva una escritura tan contenida? Pocos años después se estrena la pel í cula Oriana de Fina Torres y desde 1985, a partir de los muchos premios que recibe la pel í cula, el cuento se vuelve inseparable de su versi ón visual y adqu iere tonos de premoniciones, prome sas, lecturas incomple tas, caminos por recorrer. Se podrí a decir que «Oriane, t í a Oriane» es un texto paradigmático dentro de la obra de Marvel Moreno, y que la pel í cula Oriana de Fina Torres cumple con una de las funciones de la mejor lectura y la mejor reescritura: multiplicar sentidos. Con distintas audiencias, por distintos caminos, cuento y pel í cula son dos cl ásicos contemporáneos, que se reclaman y se interpelan como ecos y espejos. Ventanas a la obra de Marvel. Miradas. Por eso, quiero presentar una lectura de las dos Orianas, la de Marvel Moreno y la de Fina Torres, en un  juego de espejos del que saldremos sin verdades únicas, pero con más v ida. Porqu e mirar desde Oriana es aprender a ver. «Oriane, t í a Oriane»: Los ruidos y las voces dejan huellas en el aire En el tí tulo del cuento, dos Orianes. En la primera l í nea, Marí a ante la casa. Es el tiempo de su visita, su lento descubrimiento de los ruidos, el polvo, las telara ñas, los retratos, los espejos. Tí a Oriane es tranquila, sonriente. La rodea el silencio. Y Mar í a va descubriendo el parecido entre ambas (gestos, gustos) hasta reencontrarse en la ni ña vestida de organza del álbum de fotograf í as: «Por un instante Marí a creyó verse a s í  misma» 3 . La abuela de Marí a, hermana de Oriane, según ésta «le hace trampa s al pasa do» 4 . Y esta es la frase clave del cuento, de la pel í cula, y también de la obra de Marvel Moreno. ¿Cómo mirar el pasado, que hemos vivido, sin saberlo, entre trampas y mentiras? ¿C ómo identificar a quienes nos mantienen en el enga ño, si somos cómplices? 1  M. Moreno, «Oriane, tí a Oriane», Eco, n° 176, 1975, pp. 172–182. 2  M. Moreno,  Algo tan feo en la vida de una señora bie n, Bog otá, Ed. Plu ma, 1980. Se gún da tos proporcionados por Jacques Gilard, el libro se public ó en 1981, y no en 1980. 3  Ibí dem, p. 16. 4  Ibí dem, p. 17. 1

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Una mirada desde Oriana: Vidas y mentiras

MONTSERRAT ORDÓÑEZ

Universidad de Los Andes – Bogotá

Parto de una hipótesis arriesgada, que si no llega a ser cierta sigue siendo seductora:

«Oriane, tí a Oriane», un texto breve y denso de doce páginas, encierra muchas de las claves

secretas que reaparecerán en el resto de la obra de Marvel Moreno. Es el segundo cuento

publicado de la autora, y se publica por primera vez en 1975 en la revista Eco1. En 1981, en el

primer volumen de cuentos de Marvel Moreno titulado Algo tan feo en la vida de una señora

bien2, «Oriane, tí a Oriane» salta al primer lugar, dedicado a Fina Torres, y se convierte así  en

el umbral que hay que cruzar para entrar a la obra de Marvel. Un umbral inquietante yambiguo, oscuro y azaroso. ¿Qué sucede en el cuento? ¿A dónde nos lleva una escritura tan

contenida?

Pocos años después se estrena la pelí cula Oriana de Fina Torres y desde 1985, a partir

de los muchos premios que recibe la pelí cula, el cuento se vuelve inseparable de su versión

visual y adquiere tonos de premoniciones, promesas, lecturas incompletas, caminos por

recorrer. Se podrí a decir que «Oriane, tí a Oriane» es un texto paradigmático dentro de la obra

de Marvel Moreno, y que la pelí cula Oriana de Fina Torres cumple con una de las funciones

de la mejor lectura y la mejor reescritura: multiplicar sentidos. Con distintas audiencias, por

distintos caminos, cuento y pelí cula son dos clásicos contemporáneos, que se reclaman y se

interpelan como ecos y espejos. Ventanas a la obra de Marvel. Miradas. Por eso, quieropresentar una lectura de las dos Orianas, la de Marvel Moreno y la de Fina Torres, en un

 juego de espejos del que saldremos sin verdades únicas, pero con más vida. Porque mirar

desde Oriana es aprender a ver.

«Oriane, t í a Oriane»: Los ruidos y las voces dejan huellas en el aire

En el tí tulo del cuento, dos Orianes. En la primera lí nea, Marí a ante la casa. Es el

tiempo de su visita, su lento descubrimiento de los ruidos, el polvo, las telarañas, los retratos,

los espejos. Tí a Oriane es tranquila, sonriente. La rodea el silencio. Y Marí a va descubriendo

el parecido entre ambas (gestos, gustos) hasta reencontrarse en la niña vestida de organza del

álbum de fotograf í as: «Por un instante Marí a creyó verse a sí  misma»3.

La abuela de Marí a, hermana de Oriane, según ésta «le hace trampas al pasado»4. Y

esta es la frase clave del cuento, de la pel í cula, y también de la obra de Marvel Moreno.

¿Cómo mirar el pasado, que hemos vivido, sin saberlo, entre trampas y mentiras? ¿Cómo

identificar a quienes nos mantienen en el engaño, si somos cómplices?

1 M. Moreno, «Oriane, tí a Oriane», Eco, n° 176, 1975, pp. 172–182.2  M. Moreno,  Algo tan feo en la vida de una señora bien, Bogotá, Ed. Pluma, 1980. Según datos

proporcionados por Jacques Gilard, el libro se publicó en 1981, y no en 1980.3 Ibí dem, p. 16.4 Ibí dem, p. 17.

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Marí a ve la foto de un hombre de cara triste que según la abuela murió de niño, pero

según Oriane es su hermano Sergio, adulto. Este roce con la verdad despierta los ruidos en la

casa, en el jardí n, en el mundo de Marí a: «Tal vez fue al otro dí a que empezaron los ruidos. O

un poco después: Marí a lo olvidarí a con los años»5. Y entre los ruidos, palpitan otras

presencias: Fidelia, el desconocido en la playa, el columpio herrumbroso desenterrado, laalusión a la muerte en el mar, las figuritas dibujadas en el cuaderno. Oriane, que sabe cómo

vivir con los ruidos, va envolviendo a Marí a en sus gestos y su vida, en sus espacios

preferidos y hasta en la venganza de las cayenas, abiertas y desafiantes ante el retrato del

padre.

Por fin Marí a descubre la historia de los armarios, pero es una historia indescifrable,

como lo son los recuerdos y el pasado, que sólo pueden tener sentido al ser recobrados en un

presente. De tí a Oriane aprende a «descubrir las claves por sí  sola»6, a encontrar los secretos

de esos objetos inquietantes. Hasta que, después de descubrirlos, Marí a, como Oriane,

aprende a vivir con los ruidos y las sombras, con la vida de ese mundo extraño, oculto y

sorprendente. Por eso, su despedida del mundo de ensueño de tí a Oriane para regresar almundo del orden de la abuela, pasa por la identificación total con Oriane, con sus sombras de

amor, el desconocido junto al mar y ella, Marí a–Oriane, junto a la cara triste y la voz

envolvente de una primera vez. La noche del último largo párrafo del cuento es un viaje en el

vértigo nocturno, en el túnel de un mundo interior sin secuencias temporales: laberinto,

lágrimas, risas, mar, caballo, playa, álbum, brisa, árbol, columpio, trenzas, el fondo del mar,

voz y grito (p. 26).

En el cuento el futuro está apenas aludido, un par de veces. Marí a adulta tratando de

recordar, mientras su hija juega en un monótono jardí n, o la apocalí ptica referencia a la

destrucción de la casa tres años después de la muerte de Oriane: «la desolación ... que

llegarí a tres años después de su muerte, cuando el mar ganó la playa y más tarde el jardí n, y

lentamente destruyó la casa»7. En esta relación entre futuro y pasado se basa la pelí cula, pero

en el cuento no hay tanta tensión entre los dos tiempos de Marí a: el énfasis no está en buscar

y entender el pasado perdido, sino en los descubrimientos cotidianos durante su visita y su

despertar de adolescente.

«Oriane, tí a Oriane» es el texto premonitorio de los mundos ocultos de la obra de

Marvel Moreno. En el artí culo «Ideologí a y estrategias narrativas en Algo tan feo en la vida

de una señora bien  de Marvel Moreno», Lucí a Garavito estudia lo que se oculta en los

diversos textos, lo que no cabe en el mundo exterior, «regido por convenciones de género,

clase y raza»8. Y eso que no cabe son las realidades interiores, lo que se vislumbra, lo dicho a

media voz, lo que se piensa, se recuerda, se desea, se rumora o se supone 9. Identifica en

Marvel Moreno una estrategia narrativa que consiste en presentar el texto, estructurado segúnla ideologí a dominante, junto con el subtexto, de carácter subversivo, lo que la conduce al

 juego del «decir sin decir»10. Este «decir sin decir» se consigue, según Garavito, con la

5 Ivi.6 Ibí dem, p. 22.7 Ivi.8 L. Garavito, «Ideologí a y estrategias narrativas en  Algo tan feo en la vida de una señora bien de Marvel

Moreno», en Jaramillo, Marí a Mercedes, Betty Osorio, y Angela Robledo, eds.,  Literatura y diferencia.

 Escritoras colombianas del siglo XX . Volumen I. Bogotá /Medellí n: Ediciones Uniandes/Editorial Universidad

de Antioquia, 1995, pp. 399–421.9 Ibí dem, p. 403.10 Ibí dem, p. 404.

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fragmentación de los detalles, la ocultación del episodio tabú  que apenas se adivina, la

complicidad de Oriane con Marí a al darle pistas para sus descubrimientos, la identificación

entre ambas y la sustitución final de Oriane por Marí a. Así , en el cuento «la realidad no es lo

que parece ser»11. Como Marí a ante la vida, el lector debe intentar descubrir lo oculto en el

texto, dice Garavito, aunque la ambigüedad entre lo que se oculta y lo que se trasluce no seresuelve. Y es este trabajo que consciente o inconscientemente tenemos que hacer los lectores

de estos cuentos el que Fina Torres realiza con tanto cuidado, para convertir en una a las dos

Orianas.

Oriana: «la casa no se va a vender»

Ante muchas de las ambigüedades del cuento, la pelí cula Oriana de Fina Torres12 toma

posiciones, en parte por la lectura que hace la directora y en parte por las exigencias del

género, que permite menos indefiniciones tanto por la precisión del lenguaje visual como porel ritmo de la narración.

Son insuperables los ambientes de la casa, el jardí n, el mar. Los primeros planos de

fotos y de objetos, la sonrisa dulce de Oriana y sus silencios, la expectativa tensa de Marí a. Y

el gran logro, la continua fusión de ambas, tí a y sobrina, en caras, gestos y vestidos blancos y

negros. El lento ritmo, los marcos y umbrales, la evocación de los mundos interiores a través

de los gestos nos sitúan en una estética cinematográfica que diez años después reencontramos

con gran éxito en El olor de la papaya verde.

Con más fuerza que en el cuento, Oriana es una búsqueda del tiempo perdido –«[a]

beautiful evocative search for lost time», dice John King, que además la ve como «una obra

de deseo femenino»13. Los fragmentos del pasado disparan la memoria y todo el material

reprimido, enterrado en el inconsciente y en la casa clama por su liberación. Si en el cuento

una Marí a adolescente quiere entender los ruidos y las sombras, en la pel í cula una Marí a

adulta quiere descubrir y reinterpretar el tiempo perdido, el de ella y de su tí a.

Oriana, hermana de la madre de Marí a, es más joven y cercana que la tí a abuela del

cuento, una solución visual más conveniente. Los personajes y las anécdotas se desarrollan

según las necesidades de esta lectura cinematográfica y, así , Fidelia es aun más fiel a Oriana,

y es más que un testigo y un murmullo de recuerdos y de juicios. Olvida el azúcar pero no los

recuerdos y pasa con más facilidad a la acción. Con su oración pretende desterrar el tiempo,

«que el ayer quede ayer y el mañana mañana», pero con su manejo del veneno se convierte en

la Parca que decide la vida y la muerte, y mantiene un orden aparente: «lo que está enterrado

debe quedar enterrado», así   sean secretos, columpios o sombras. En la pelí cula el padreadquiere el cuerpo y la fuerza de otro padre implacable de Marvel Moreno, el de «Ciruelas

para Tomasa» (p. 43), tercer cuento del mismo libro  Algo tan feo... La ineficacia de la

autoridad paterna es, por supuesto, un motivo subterráneo y recurrente en toda la obra de

Marvel Moreno, que hábilmente retoma Fina Torres.

Muchas de las diferencias entre cuento y pelí cula son en verdad similitudes entre la

pelí cula y la obra total de Marvel. Por ejemplo, la Marí a de Fina Torres esta más cerca de la

11 Ibí dem, p. 408.12  Véase también F. Torres y A. Lacomblez. Oriana. El guión, Caracas, Ediciones Angria–Cinemateca

Nacional, 1991.13 J. King, Magical Reels. A History of Cinema in Latin America, Verso, Londres–New York, 1990, p. 222.

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Lina Insignares de la novela  En diciembre llegaban las brisas14, recorriendo laberintos y

tratando de descubrir verdades entre sombras y entre versiones parciales. Como Lina (como

Marvel, como Fina) atraviesa un océano mental o real para volver a recordar. Llega vací a a la

casa de la tí a y, poco a poco, el pasado regresa, para dejar de ser lo que era. Como ya habí a

mencionado en una lectura anterior de la novela de Marvel Moreno, Lina reconstruye unmundo que la obsesiona, cree en la posibilidad del recuerdo y se enfrenta a túneles, aunque

sólo encuentra secretos parciales, ilusiones y evasiones. El mundo de lo no dicho es el que

permite lecturas crí ticas y deconstructoras. Por eso, cuando Marí a se aleja al final de la

pelí cula, su decisión y su sabidurí a tienen algo de la conciencia de Lina al final de  En

diciembre..., preparada para la vida o para la muerte, en este caso en el auto y por un camino

más, con un compañero que no ha entendido nada pero tampoco la ha invadido y al menos ha

respetado su tiempo y sus procesos. Muchos elementos más ligan la pelí cula con la novela y

con los otros cuentos de Marvel Moreno. Por ejemplo, la muñeca, compañí a de la noche de

Marí a mientras busca y se interroga, luego abandonada al tiempo y al polvo. La pastilla

tranquilizante del comienzo, que podrí a ser la de Laura de «Algo tan feo en la vida de unaseñora bien», aunque Marí a sí  se salva. Las fusiones de abuelas y de tí as en la novela. La

relación cruzada entre el mundo más francés de Oriana y el mundo más caribe de Oriane. Los

naipes de Oriana que interrogan como los de Madame Yvonne. Y los dibujos, espirales,

calidoscopios, que en la novela llegarán a la explosión total.

El deterioro de la casa es el deterioro del tiempo, porque nada puede ser siempre igual

ni permanecer idéntico a sí  mismo. Lo que se deja sin tocar, sin desempolvar, se desintegra. Y

a medida que Marí a descubre los espacios, el tiempo de Oriana va desapareciendo, absorbido

en la mirada nueva de Marí a–Lina–Marvel–Fina. Los misterios sin resolver de la Marí a

adolescente encuentran una solución, parcial, en los espacios de la Marí a adulta, más capaz de

atar cabos, entender claves, recordar miedos, sospechar respuestas a tantas preguntas que

nadie habí a respondido.

Las respuestas salen, invariablemente, de adentro, y las compartimos porque con

frecuencia estamos dentro de las mentes de Marí a y de Oriana, en una fascinante y ambigua

focalización de sus mundos interiores. En su estudio sobre el lenguaje cinematográfico, Inez

Hedges muy apropiadamente ha señalado que rara vez se focaliza el mundo subjetivo de los

personajes femeninos en las pelí culas hechas por hombres15. La cámara no se identifica con la

perspectiva del personaje femenino y así   la audiencia no tiene la opción de ser parte del

mundo interior de la mujer. Incluso en pelí culas clásicas de mujeres, como Persona de Ingmar

Bergman o Interiors de Woody Allen, según Hedges las mujeres no son sino la máscara del

artista y de sus posiciones ante el mundo y el arte.

Hedges describe el funcionamiento de la narración dual (la cámara más el personaje)en pelí culas que sí  nos dejan penetrar en los mundos subjetivos femeninos (mente y afectos),

como Sans toit ni loi de Agnes Varda, Hiroshima Mon Amour  de Alain Resnais y Marguerite

Duras, Nathalie Granger  de Marguerite Duras. Este modo de narración f í lmica es raro en el

cine clásico de Hollywood y frecuente en el cine–arte europeo. Una de las maneras más

obvias e interesantes como se logra es mediante la exploración del espacio que hace el

personaje femenino: a medida que se mueve y descubre el espacio, con gestos y movimientos,

el espectador la acompaña, la adivina y entra en su mundo interior.

14 M. Moreno, En diciembre llegaban las brisas, Barcelona, Plaza & Janés, 1987.15

 I. Hedges, Breaking the Frame. Film Language and the Experience of Limits. Bloomington e Indianapolis,Indiana University Press, 1991.

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Creo que es evidente que en Oriana de Fina Torres la narración dual nos permite ser

parte del mundo subjetivo de Marí a, con el logro adicional de la fusión de los dos personajes

centrales, tí a y sobrina. Fina Torres se opone a la tradición cinematográfica que hace de la

estrella un objeto para ser contemplado: Marí a es objeto visto pero es también la mirada. Y

ver con ella (mirar con) nos obliga a romper con nuestras propias rigideces subjetivas paraaceptar y jugar con la visión del otro, de la otra.

En una verdadera narración dual entramos en el mundo subjetivo de Marí a, que se

funde con el de Oriana, como las voces y la experiencia de ambas se fundieron en el texto.

Aquí  vemos a través de su mirada, en especial desde umbrales y marcos: las puertas y las

ventanas, los barrotes de la escalera, la malla de la hamaca. Estos son los ángulos de Oriana,

también, que desde esos mismos bordes liminares observa y desea. Y es precisamente una

novela escrita por una mujer,  Al faro (1927) de Virginia Woolf, el texto clásico de la

exploración de la realidad interior, estructurado con marcos y umbrales que miden el conflicto

entre el paso del tiempo y el deseo del arte de poder detener vida y muerte: ventanas, marcos

de cuadros y puertas, espejos y luces intermitentes, pinturas fijas o escenas vivas que el artistaintenta plasmar en su negociación con la muerte.

En Oriana  la negociación para revivir el pasado muerto es obsesiva y continua. La

pelí cula nos conduce hacia una catarsis que el cuento no proporciona y ofrece, con sus

soluciones, una lectura creativa y válida. Porque en verdad es una suerte poder entender y

explicarse el pasado: generalmente hay que vivir apenas con las sombras y los ruidos. Con su

interpretación final, Fina Torres logra en Oriana la más espléndida solución, como si Marí a

hubiera encontrado la cerradura perdida gracias a la llave escondida bajo el jarrón, esa llave

que, como le dijo su tí a, siempre habí a estado y estarí a allí  para ella. La llave–clave, para

poder abrir el piano o tocar la música olvidada entre el polvo y la nieve, esos dos mundos

parecidos, que representan uno el pasado y otro la experiencia europea y adulta, paralela al

deterioro y al polvo de la casa del trópico.

En la pelí cula, el secreto, los ruidos y las sombras tienen nombres, o al menos cuerpos.

A pesar de su identificación con la tí a, Marí a vive más la incertidumbre que el amor, o la

conciencia del amor. Entre sus recuerdos se trenzan los recuerdos de Oriana, y una escena

inolvidable es la de los ruidos del deseo: el columpio y la mecedora parecen representar un

mudo diálogo de tensión erótica. «Los ruidos y las voces dejan huellas en el aire...»16, le dice

Oriane a Marí a en el cuento, y es la otra Marí a, la de la pelí cula, la que sigue oyendo y viendo

el pasado de Oriana, confundido con el propio.

También en la pelí cula es más evidente el incesto, en una solución de nuevo fiel a

Marvel: en el cuento «El espejo», de la colección El encuentro y otros relatos, éste es un tabú

más que la escritora desarrolla con libertad17. El incesto se duplica cuando Marí a, transparente,entra a la habitación de su primo, ruido y sombras como en el cuento, más puerta y luz en la

pelí cula, con la mirada de Oriana, testigo de las repeticiones de la historia, enmarcada en la

ventana oscura. Pero tanto como la sexualidad aparece el tema de la tierra y de la herencia. El

espacio de la pelí cula (casa, jardí n, playa), la presencia del padre y del hijo ilegí timo, la

posibilidad de que Sergio vaya a cultivar otras tierras: todo subraya el tema de la herencia,

una herencia que pasa de tí a a sobrina, para ser devuelta por ésta al que no tení a existencia

legal. Marí a hace lo que Oriana quiso hacer y no pudo, lo que Oriana sabí a que harí a, con la

llave adecuada. Por eso no me imagino la casa destruida por el tiempo y por el mar, sino

16 M. Moreno, Algo tan feo en la vida de una señora bien, op. cit., p. 19.17 M. Moreno, El encuentro y otros relatos, Bogotá, El Ancora Ed., 1992, p. 64.

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reconstruida por quien logra ser reconocido y, de nuevo, protegido por una mujer. En el mar,

en Fina, queda la vida, una puerta abierta, una casa que no se vende, como solución

alternativa de amor, de vida y de tierra.

Por último, apenas una alusión a otro cuento de regreso al pasado, «Barlovento». Si

«Oriane, tí a Oriane» fue el primer texto de su primer libro, este es el último cuento y el máslargo de El encuentro..., un volumen de textos desolados, de amores eternos, unilaterales o

ridí culos. Una serie de encuentros fallidos, equivocados, con testigos impotentes o lejanos.

Textos que elaboran lo que no logra suceder, lo que no se dice, lo que llega tarde. Entre todos,

«Barlovento» es el cuento por excelencia del conflicto entre vida y mentira. La protagonista

Isabel ha vivido identificada con el mundo que ella cree ordenado de la abuela, en oposición

al caos y a la decadencia de los miembros de su familia. Como Lina y como la Marí a de Fina

Torres, vive en Parí s y su regreso al mundo de la infancia es un encuentro con murmullos y

recuerdos perdidos. Como también se sugiere en «Oriane, tí a Oriane», el dí a de San Juan en

«Barlovento» es un dí a de ritos y rupturas, el dí a de hacer algo inusual, de enfrentar la verdad.

Sin saberlo, Isabel se ha identificado con la portadora de un secreto, que no conoce hastamucho después de que su propia vida se haya construido sobre la mentira de la vida de la

abuela. De su vida después del encuentro con la verdad (la verdad de la abuela y la suya

propia) sólo tenemos los interrogantes que otras lecturas nos pueden ayudar a multiplicar o a

resolver. Tanto este cuento como las Orianas nos acercan al profundo deseo de la

permanencia de la memoria: que Isabel no olvide, que la puerta de Marí a siga abierta, y la

ventana enmarque el mar, y que su olor nunca desaparezca.

 La escritura, relación cifrada

Este coloquio internacional sobre la obra de Marvel Moreno es un encuentro y un

homenaje marcados por el amor de todos por Marvel, los que la conocieron y los que no la

conocimos personalmente. Marcado por el deseo de releer, reeditar, dialogar con una

escritura que sentimos viva y vigente. Y esto me lleva a la pregunta que a tantos nos persigue

siempre, la pregunta prohibida para escritores y profesores de literatura, a la que sin embargo

volvemos cuando aparecen escritores como Marvel Moreno, capaces de entregarle la vida y la

muerte a ese oficio que es maldición y salvación: ¿por qué escribir? Si la escritura es tan

incompleta, tan imprecisa, tan marginal, ¿por qué dedicarle la vida? Entre todos los errores

que construyen nuestros dí as, ¿cuál es el lugar de la escritura, agobiante, exigente, invasora?

En el tejido de posibles respuestas aparece la del autor y critico francés PhilippeSollers, citado por Inez Hedges en Breaking the Frame: el objetivo de la literatura no es la

constitución de objetos sino una relación cifrada, un deslizamiento que al abrir distintos

sujetos más allá de sus lí mites revele objetos del pensamiento y del mundo18. Con Inez Hedges

y Philippe Sollers, pienso en una literatura y en un cine que nos obligue a salir del mundo

conocido, que se oponga a la posibilidad de mimesis, incluso a la de transmisión. Que nos

lleve a adquirir nuevas formas de lenguaje y de representación para expresar contenidos antes

no imaginados.

Para aprender a situarse en los umbrales, en las incertidumbres, en la experiencia de

lí mites, requerimos todo un aprendizaje de esos nuevos lenguajes (pienso en Marvel Moreno

18 I. Hedges, op. cit., p. 141.

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y en Fina Torres, pero también en las nuevas lecturas crí ticas que hacemos de ellas), diálogos

y reescrituras no convencionales, a veces inciertos y vacilantes, al borde de lo inteligible, que

nos permitan romper los marcos que tan bien nos contienen. Y movernos en el espacio donde

se crea el significado, no sólo donde se reproduce. Porque en la reproducción está la mentira

y en la creación la vida.

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