composición apuntes de clase
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Elementos de composición. Apuntes de clase. Arqto. Heberto A. Albornoz R.
Introducción.
Los diferentes tópicos desarrollados en
este ensayo, se desprenden del programa
de enseñanza y aprendizaje aplicado al
nivel de Taller de diseño 30, cátedra
adscrita al departamento de composición
arquitectónica de la Facultad de
Arquitectura y Diseño de la Universidad de
Los Andes, en Mérida, Venezuela. El
referente de partida para la elaboración de
dicho programa fue el texto “Interior
Design” de Francis Ching (1987) y
“Architectural Composition” (Krier, 1988),
entre otros, por la concepción tan
elemental y progresiva que en estos
textos, se hace del diseño. A partir de este
esqueleto, los temas fueron planteados
según la progresividad del aprendizaje y la
posibilidad de suscitar en el alumnado el
interés básico y necesario para
emprender el conocimiento sobre el
diseño arquitectónico. Debemos aclarar
que estas premisas son apuntes de
clase. Los elementos son originados por
la situación de clase que presentaba cada
tópico del programa. Muchas de las
definiciones también, son producto de los
temas desarrollados en un concurso de
oposición anterior en el área. El resultado
son una serie de esquemas que intentan
ilustrar cada asunto en particular con un
sentido de continuidad implícito que va
desde el tema de la estructura hasta la
función y la forma arquitectónica.
Programa resumido:
Unidad 1. La estructura.
Unidad 2. La función.
Unidad 3. La forma.
Unidad 4. El espacio.
Unidad 5. El sistema.
Semestre B 2005. Taller de diseño 30 (2005-2006).
Esquema sobre el diseño.
Lo primero que debemos precisar, es que
una situación de diseño necesita que
identifiquemos el objeto de la
intervención. El objeto de la intervención
de diseño incluye las motivaciones del
cliente. Debemos identificar los “elementos
críticos” (White, 1979/1989, p. 26) del
proyecto según un determinado énfasis
que viene dado por la sobre-valoración de
uno o varios aspectos particulares. Luego
de precisar estos elementos críticos,
debemos observar cómo abordamos la
situación planteada, ésta sería nuestra
1
estrategia de diseño o concepto
arquitectónico, finalmente nuestra
estrategia se expresaría en un dispositivo
arquitectónico concreto. Pisos, paredes,
techos, ventanas, puertas y escaleras,
entre otros, no son los elementos de
composición. Los elementos de
composición se relacionan con el
inventario de artificios conceptuales o
geométricos a través de los cuales
resolvemos determinada situación de
diseño. Mas adelante explicaremos con
mas precisión lo que ejemplifica un
concepto de diseño.
Esquema sobre el cliente. “La arquitectura no consiste en cubrir las áreas prescritas por el cliente. Es la creación de espacios que evoquen el sentimiento del uso adecuado” (Kahn,1961,p.9).
El cliente -aquella persona o institución
que solicita el diseño de un espacio
arquitectónico- suele decir al arquitecto
cuales son las actividades que necesita,
ésta es su demanda manifiesta. El cliente
asocia su necesidad con las ideas de
espacio que conoce, tiende a confundir
respuestas estereotipadas con sus
inquietudes iniciales, éstas, constituyen la
demanda latente. El arquitecto la debe
averiguar y sintetizar en un programa
arquitectónico (Livingston, 1990).
Esquema sobre el programa arquitectónico.
Definir el concepto de programa implica
partir de los orígenes de la enseñanza
académica de la arquitectura en las
escuelas de Bellas Artes (S. XIX). Allí se
plantea que la arquitectura es un servicio
público y que el usuario requiere un listado
de espacios con determinadas
condiciones de habitabilidad que
alberguen las actividades que se
desarrollan en un edificio. Los
requerimientos de espacio se deben
relacionar con la propia idea del lugar, el
cual es la consecuencia de un programa
que satisface las necesidades humanas
para un sitio determinado
(Giurgola,1975). Por tanto, el programa
arquitectónico es un enunciado, que
contiene un listado de espacios habitables
y el sentir personal que nos permite
visualizar el origen de un espacio
arquitectónico.
La arquitectura y el argumento.
El argumento en arquitectura, son las
ideas fundamentales que sostienen
2
nuestros procesos de diseño. Para
conocerlo debemos distinguir tres
nociones fundamentales: el mito, la
cosmogonía y la cosmología. El mito es
un relato o un cuento que expresa cómo
nos imaginamos el mundo. La
cosmogonía, es un mito que describe el
origen y la formación del mundo desde la
tradición. En cambio, la cosmología es
la explicación del origen y formación del
mundo pero a través de la ciencia. Toda
arquitectura posee un mito de origen sea
cosmogónico (fundado en las creencias
tradicionales) o cosmológico (fundado en
los conocimientos de la ciencia), es decir
un relato que nos refiere al origen de un
espacio habitable o de un determinado
grupo social. Por ejemplo, la idea
ancestral de casa proviene del concepto
de hogar.
El arquitecto debe comprender la
naturaleza de este origen, y encauzar sus
criterios de diseño hacia la manifestación
de esta idea. Ésta será el lineamiento de
diseño (Alberti, 1582/1975).
Esquema sobre el concepto arquitectónico.
En un edificio, el discurso arquitectónico,
generalmente es señalado por un par de
componentes: argumentos y estrategias
de diseño. El concepto arquitectónico es
asociado tanto a los argumentos como a
las estrategias. El argumento es la idea.
La estrategia es una operación
geométrica. El argumento es el
componente verbal y la estrategia el
componente gráfico del concepto
arquitectónico. Ambos deben expresarse
en bocetos o maquetas. Por ejemplo, si
se identificase que el punto crítico de una
situación de diseño fuese inducir un
recorrido, este sería nuestro argumento y
el modo de manifestarlo; por ejemplo un
laberinto, sería el concepto gráfico a partir
del cual desarrollaríamos nuestra
propuesta de diseño. (Fig.1,2)
Fig.1. El discurso arquitectónico.
3
Fig.2. Propuesta a partir del concepto del laberinto.
La arquitectura se consolida a través de
episodios. Estos episodios se describen a
través de las sensaciones percibidas de
elementos concretos (Pisos, paredes,
techos, ventanas, puertas, escaleras, y la
combinación de estos) a los cuales le
asignamos un significado (Hesselgren,
1980) . La sensación (inducir un recorrido)
evoca a la función social del edificio y la
estrategia o significado (laberinto), el
modo de solución estética (Fig.3).
Fig.3 La consecución de episodios. Ahora, para nosotros, es fácil señalar que
la arquitectura posee un grado de
contradicción (Venturi,1966). Es decir,
modos de unión o separación de los tres
aspectos primordiales de la arquitectura:
estructura, función y forma.
En esta unión u oposición se fundamentan
los principios de composición, puesto
que, a través de la historia observamos
como los aspectos de la arquitectura se
relacionan de un modo consonante o
disonante. Si imaginamos una planta
arquitectónica como el boceto de la
izquierda (Fig.4), que se desprende del
concepto de basílica, notamos, que la
concepción longitudinal del espacio es
restringida por una forma alargada. En
este caso, el uso de la forma y el espacio
es consonante. Ahora, imaginando una
iglesia Barroca o moderna, al espacio
jerárquico e irregular del boceto de la
derecha, se superpone una forma
centralizada -el cuadrado- separando un
espacio servido (el principal) de otro
servidor- el pasillo que se crea hacia el
borde de las paredes laterales-
simplemente, a través de inclusión de una
columna. A lo dinámico, se ha añadido lo
estático, esto es disonante (fig.4).
4
Fig. 4 Unidad clásica. Variedad moderna.
Además de vincularse de distintos modos,
los aspectos de la arquitectura tienen
grados de relación que determinan la
existencia de esa otra dimensión: el
espacio arquitectónico. La arquitectura se
define a partir de los límites (Muntañola,
2001).
Según la distancia de lo que se una o se
separe se cualifica el espacio
arquitectónico. Si el soporte estructural
se separa de la envoltura interior como
observamos en la planta barroca se
cualifica un pasillo o circulación perimetral,
a su vez se genera un gran salón o
espacio servido. Pero también se podría
producir un ducto para la infraestructura
de los servicios, si esta separación no es
habitable.
Esquema sobre el lugar.
Los objetos que diseñamos son una
extensión del cuerpo; así como una pajilla
(pitillo) es una extensión de la boca, los
dibujos son una extensión de la vista o de
la imaginación. La arquitectura es el
producto de la acción cinética, sinestésica
y háptica, que hace que le demos forma a
lo arquitectónico a partir de nuestra
experiencia; así, de la necesidad de
sentarse surge un asiento y de la
necesidad de apoyarse, un antepecho.
La arquitectura no es sólo una
experiencia perceptual, sino también una
experiencia cultural e histórica. Existe
una forma legal de copiar, la mímesis.
Consiste en copiar la estructura
(compositiva) no la figura, de un objeto, un
edificio o el urbanismo. Este señalamiento
nos compete pues para entender el primer
aspecto de la arquitectura descrito en el
programa, la estructura, es necesario
analizar el sitio del proyecto a diseñar y
percibir sus situaciones tangibles o no;
el paisaje natural, la adecuación social y
el ingrediente arquitectónico cuando es
preponderante en la conformación del
concepto del lugar.
5
Esquema sobre el paisaje natural (del trópico).
El paisaje es una presencia, no se
introduce en un edificio simplemente
copiando formulas simplistas como
ajardinar una edificación, involucra la
consideración de caracteres intangibles.
Una de estas maneras, es introduciendo el
clima del lugar dentro del edificio,
acondicionándolo de modo natural.
En esencia poseemos tres (3) tipos
climáticos en el trópico: el cálido seco, el
cálido húmedo y el templado (Damby,
1970). En el clima cálido y seco, es
necesario evitar el soleamiento excesivo
para ello se deben disponer cerramientos
reflectantes y no absorbentes del calor en
la edificación (Fig.5).
Fig.5. Superficies en el clima cálido-seco.
Este clima es asociado al desértico, por
tanto en las noches hace frío, siendo
recomendable el uso de contraventanas
o cerramientos de suficiente masa, para
evitar el enfriamiento rápido.
En el clima cálido seco como en el clima
cálido húmedo también se promueve el
uso de torres de viento y patio central,
es decir, torres que extraen el aire caliente
a través de la explotación del efecto
chimenea (Fig.6).
Fig. 6. Corte esquemático de patio central y
torre de viento.
No podemos renovar el aire tal como
viene, es necesario acondicionarlo aunque
sea de modo natural ubicando masas de
árboles en la franja de entrada del aire a la
edificación de tal modo que le enfríen o
espejos de agua al frente de las zonas de
ventilación que al evaporarse le
humedecen (Fig.7).
6
Fig.7 Humedeciendo el aire.
Además del aire caliente, debemos
protegernos del deslumbramiento excesivo
y de la lluvia, Villanueva, nuestro insigne
maestro lo entendió muy bien,
introduciendo en su arquitectura
dispositivos como parasoles, celosías y
ventanas de romanilla. Éstos, según sea
su tratamiento pueden impedir; la entrada
de lluvia, o bien, la entrada de aire, o la
entrada de luz o todas al mismo tiempo
(Fig.8)
Fig. 8
Corte esquemático de Ventanas de romanilla.
En el clima cálido húmedo, es necesario
ventilar suficientemente pues el exceso de
humedad, hace que al organismo humano
le sea imposible transpirar y por tanto
deshacerse del calor corporal. Se
recomienda que en todos los espacios
habitables se emplee la ventilación
cruzada, en el sentido siempre mas
ancho, para que la edificación sea barrida
por el aire convenientemente. También, se
sugiere que la edificación se suspenda del
suelo para evitar la descomposición de los
cimientos y el piso inferior (fig.9).
Fig. 9. Planta y corte esquemático de un
espacio habitable protegido de la humedad
excesiva.
Podemos aumentar la velocidad del aire
que circula a través de una edificación
reduciendo en 75% el tamaño de la
abertura de salida -guardando ésta ultima
una relación de 1/25 en relación con la
abertura de entrada- a esto denominamos
efecto Venturi (Fig.10). Estas velocidades
en la edificación pueden ser controladas
7
conscientemente y no ser cedidas
simplemente al azar.
Fig.10. Boceto en planta del “Efecto
Venturi”.
Debido a la necesidad de mantener
protegido el interior del calor extremo se
requieren cámaras de aire, tanto en techo
como en pared, para evitar la irradiación
interior.
Fig. 11. Corte esquemático de cámaras de
aire.
En el clima templado, se requiere
acumular el calor, con materiales de masa
suficiente, exponiendo la edificación
convenientemente al sol. Se debe evitar la
ventilación cruzada. Si además de
templado el clima es húmedo se debe
introducir la ventilación a través de
coberturas no habitables (Fig.12).
Fig.12. Planta esquemática.
Esquema sobre lo urbano.
El paisaje urbano es una noción que
contiene al contexto que lo circunda
aunque sea de modo implícito.
El paisaje urbano, como cualquier otro
concepto de estructura debe ser legible,
pues sin esta característica, el habitante
de la ciudad no podrá fijar una imagen
coherente del territorio que habita. Para
ello existen algunos elementos que
debemos reconocer: Los flujos y las
masas. En un edificio, los flujos involucran
itinerarios de recorrido (de peatones,
materiales, equipos, mobiliario,
maquinarias [vehículos] o de información);
éstos pueden ser caminos o tan sólo
límites. Los límites no son transitables,
sólo se pueden recorrer longitudinalmente
8
Las masas pueden ser la confluencia de
flujos de circulación (peatonal u otra), o
sectores con lenguajes arquitectónicos
bien diferenciados o hitos, es decir,
elementos artificiales o naturales
significativos (Lynch,2001). El análisis
urbano es equiparable al análisis
arquitectónico. Como dijera el tratadista
Renacentista León Batista Alberti
(1582/1975): la casa es a la ciudad; como
la ciudad es a la casa; esto significa que
instrumentos de análisis similares pueden
ser usados por uno y otro campo. Si un
sector urbano es analizable mediante la
noción de flujo; una vivienda puede ser
analizada con la categoría puente.
Esquema sobre la proporción.
Los sistemas compositivos son
organizados por la proporción que
subyace a un sistema geométrico.
Así como el producto de dos números
indica el área de un cuadrado, 1 x 1 =
1m2; el cociente entre dos números,
representa una posible relación de
proporción dada por el ángulo de la
diagonal que definen los lados de un
rectángulo. En ese caso, todo ángulo de
30° produce proporciones de 1: √ 3
(Fig.13).
Fig. 13. Proporción producida por un ángulo
de 30°.
Para una mismo ángulo, se mantiene la
misma relación de proporción. La diagonal
representa de modo gráfico esta relación.
Desde sus orígenes, la arquitectura se ha
concebido a partir de la inscripción de las
figuras geométricas en un circulo (Krier,
1988) (Fig. 14-16).
Fig. 14. Proporción 1/√ 2 producida por el giro
del cuadrado.
9
Fig. 15. Proporción 1/√ 3 producida por el giro
de un triángulo equilátero.
Fig. 16. Proporción 1 / 1.618 (sección áurea)
producida por el pentágono regular.
Existen dos tipos de proporción: la estática
y la dinámica. La proporción estática es
aquella que expresamos con fracciones de
números enteros: 1/2, 1/4, 2/3 entre otras;
los antiguos griegos decían que estas
relaciones generaban las notas musicales
de octava, cuarta y quinta
respectivamente. Fueron muy usadas en
el Renacimiento y se creía que si eran
agradables al oído, también lo eran a la
vista (Wittkower, 1949). Las proporciones
se basan en un patrón de medida usado
como módulo y se denomina canon.
Ejemplo, si poseemos una medida igual a
m = 6, una proporción 2 / 3, equivale a
multiplicar por 2 y dividir entre 3 a dicho
número: 2 x 6 = 12 / 3 = 4 de donde se
tiene que 4 / 6 = 2 / 3, estas son
proporciones estáticas (Fig.17).
Fig.17. Módulo de 2/3.
El canon de este sistema proporcional
sería el módulo 2/3.
En cambio, la proporción dinámica es
aquella que no es reducible a fracciones
de números enteros. La sección áurea es
una proporción dinámica que se encuentra
en la naturaleza. Se define mediante un
cuadrilátero, cuya relación entre sus lados
es 1 + √ 5 / 2 y cuyo cociente es el
número 1.618, toda medida producto de
este número será áurea: 1 x 1.618 =
1.618; 2 x 1.618 = 3.326; 3 x 1.1618 =
4.854, etc y por tanto debería evocar un
10
sistema de proporciones naturales (Rowe,
1976,1999) (fig. 18).
Fig. 18. Representación geométrica de la
sección áurea.
Esquema sobre la función.
La eficiencia de lo arquitectónico,
depende en muchos casos del orden y la
claridad de cómo estructuramos los
espacios.
Tenemos conceptos que nos ayudan a
programar con criterios de diseño básico
los espacios habitables: el espacio
recibidor que nos sirve de antesala en
todo itinerario espacial; el espacio
distribuidor que nos sirve de articulación
entre varios recintos espaciales, los
recintos para la circulación horizontal
(pasillos) y vertical (escaleras y
ascensores), las vías de servicio y el
propio espacio servido (Fig. 19).
Fig. 19. Esquema en planta.
Éste último es el espacio protagónico, los
anteriores, son espacios sirvientes
(Khan, 1961); es decir, áreas que
conectan unos ambientes con otros y
permiten el buen desenvolvimiento de las
actividades y el desplazamiento dentro de
la edificación de personas, materiales,
maquinarias (vehículos), información,
equipos y mobiliario. Equipos y
mobiliario forman parte de los espacios
protagónicos en conjunto con las personas
que lo habitan. La adecuada disposición
de estos espacios asegura la adecuada
composición arquitectónica.
También podemos establecer la distinción
entre espacios estáticos y dinámicos. Los
estáticos son aquellos de proporción
estable y los espacios dinámicos, aquellos
que son direccionales y poseen
movimiento (White, 1979/1989).
Esquema sobre la composición arquitectónica.
11
La composición arquitectónica debe
integrar en un primer momento: forma y
función.
La forma genera distintos modos de
funcionar en el espacio. Una parte de la
actividad, las actividades completas o
los agrupamientos de actividades
quedan comprendidas dentro de una
envoltura según su disposición en el
tiempo (sistemas de actividad) y su
disposición en el espacio (sistemas de
posición) (White,1979).
En una segunda oportunidad, la
composición arquitectónica también debe
integrar: forma y estructura.
La forma posee una estructura según la
geometría propuesta.
El espacio es producto de la integración
de forma, función y estructura.
La arquitectura se concreta en el tiempo
y el espacio. En el tiempo, define una
secuencia de actividades; en el espacio,
define la ubicación de estas actividades.
La ubicación en el espacio es predecible,
pero, no es fácil definir la experiencia del
tiempo en la arquitectura. El tiempo puede
representarse en un relato y definir su
forma en el espacio. Así como, es
inevitable asignarle una figura a un párrafo
(Bravo, 1996); de igual manera, cada
elemento del diseño, expresa una idea.
La composición arquitectónica articula
cada una de estas ideas en su totalidad,
de modo similar a la composición de un
texto. La experiencia en la arquitectura es
el producto tangible de esta unión, el
tiempo definido por un conjunto de ideas
visibles en la composición arquitectónica
como si fuese un relato y el espacio a
través de la configuración formal de estas
ideas.
El espacio hace posible la realidad
habitable por medio de la distancia entre
sus actividades que permite diferenciar
lo íntimo de lo público; el centro, de la
periferia; la casa, de la ciudad
(Bravo,1996). El espacio crea una red de
relaciones, manifiesta un orden
geométrico y se relaciona con otros
ámbitos de distinta manera.
Si relacionamos el diseño arquitectónico
con la literatura; la producción del espacio
arquitectónico supone la puesta en escena
de dos ámbitos, la ficción y la realidad,
y un límite que las separa o interrelaciona
(Bravo,1987) (Fig.20).
12
Fig. 20. Definición básica de los espacios en
la arquitectura. Esquema en planta.
Cuando hablamos de realidad en la
arquitectura nos referimos a la
representación en un espacio de variables
objetivas del contexto. Por ejemplo, curvar
un muro en función del viento (Fig.21).
Fig. 21. Ámbito de realidad. Esquema en
planta.
Cuando mencionamos a la ficción en
arquitectura nos referimos a ámbitos que
expresan alguna condición subjetiva sobre
el espacio. Por ejemplo: producir la
sensación de intimidad por relacionarse
con el espacio habitable a diseñar,
disminuyendo la altura del recinto (Fig. 22)
Fig. 22. Ámbito de Ficción. Esquema en
planta.
Así desde la literatura los espacios pueden
invadirse, invertirse e inter-penetrarse,
por ejemplo (Centre de reserches Latino-
americaines Universite de Poitiers, 1996).
En arquitectura, las distintas
representaciones objetivas y subjetivas se
solapan de modo similar, e incluso el límite
se puede desdibujar; pués, entre los
ámbitos de un texto y otro no existen
fronteras definibles (Bajtin, 1982) (Fig.23).
Fig. 23. Invasión, inversión o interpenetración
espacial.
La intención es mostrar cómo acceder a la
conciencia de la forma en arquitectura.
Rob Krier (1988), caracteriza el espacio a
13
través de la concepción de volúmenes
donde menciona los principios de cada
uno y los límites capaces de
interrelacionarlos.
Estos límites son los Techos y pisos,
columnas y pilares, puertas, manillas,
ventanas, marcos y enrejados, figuras
de ventanas, ventanas y ejes de
fachada, escaleras, fachadas, muros,
entradas y pórticos, arcadas, planta
baja, balcones abiertos o cerrados,
antepechos, áticos, plano y forma del
edificio, torres, esquinas, vestíbulos,
escaleras externas, perspectivas y
monumentos, entre otros.
Cada ámbito espacial y cada uno de los
límites, transmiten su propia idea. Un
ámbito piramidal señala la convergencia
en una idea central. Un límite como una
escalera helicoidal, indicaría que además
de conectar; la escalera, sirve de mirador.
El vínculo entre los ámbitos y el límite
también puede expresar una relación de
ideas particular. La transparencia de un
pórtico significa que la idea espacial
importante se encuentra adentro. Una
ventana “encuadra” una idea específica
del contexto en función del espacio que la
contiene.
Según sea su tratamiento, cada límite
expresa su propia idea en relación con el
ámbito espacial que envuelve, a la
manera de un texto enmarca o profundiza
la idea espacial que transmite. La
arquitectura posee principios de
composición que están regidos por la
coherencia de cada una de estas ideas
dentro del conjunto.
En conclusión la disciplina arquitectónica
posee elementos que la hacen accesible
y a través de estos elementos, posee
también, situaciones analizables.
LISTADO DE ALUMNOS:
Christian Alí Azuaje Dávila
Ramón Alexander Camacho González
Ana Isabel Castillo Citterio.
Johana C. Hernández Fernández
Blanca E. Hidalgo Fernández
Eduardo Gustavo Julio Cortes
Ana Karina La Cruz Graterol
Jose Ramón Lacruz Briceño
Joely José Lara Rojas
Maria del Carmen Mateus Vargas
Vanesa Martina Raguso Valero
Citlali Aimee Roldan Salas
Luis Marino Sanchez Dugarte
Alexmary del V. Soasoa Pacheco
LISTA DE REFERENCIA:
14
Alberti, L.B. (1975). De Re aedificatoria o los diez libros de arquitectura (Traducido del latín por francisco Lozano en 1582).Bajtin Mijail M. (1982). Estética de la creación verbal. México. Siglo veintiuno editores.Barthes, R. (1973). Variaciones sobre la escritura, Madrid: Paidos.Bravo, V. (1987). Los poderes de la Ficción. Venezuela: Monte Ávila editores;1986 Bravo, V. (1996) Figuraciones del poder y la ironía. Caracas: Monte Ávila editores;1996.Ching, F. (1987). Interior design. New.York: Van Nostrand Reinhold Company.Centre de reserches Latino-americaines Universite de Poitiers (1996). Coloquio internacional. Lo lúdico y lo fantástico en la obra de Cortázar. España: Espiral Hispanoamericana.Damby, M. (1970). Gramática del diseño arquitectónico. Con referencia especial a los trópicos. México: Diana.Giourgola, R. (1975). Louis I. Kahn. Barcelona : Gustavo Gilli.Hesselgren, S. (1980). El Hombre y su percepción del ambiente urbano. Una teoría arquitectónica. México: Limusa.Kahn, L. I. (1961) Forma y Diseño. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.Krier, R. (1988). Architectural Composition. New York: Rizzoli.Livingston, Rodolfo (1990). Cirugía de casas. Buenos Aires: CP67 Editorial.Lynch, K. (2001) La imagen de la ciudad. España: Gustavo Gilli. Muntañola Thornberg, J. (2001). La arquitectura como lugar. Colombia: Alfaomega. Rowe, C. (1999). Manierismo y arquitectura moderna y otros ensayos. Barcelona: Gustavo Gilli. (Publicado originalmente en 1976)
Venturi, R.(1966). Complejidad y contradicción en la arquitectura. Barcelona: Gustavo Gilli.White, E. (1989). Sistemas de ordenamiento. Introducción al proyecto arquitectónico. México: Trillas.(Publicado originalmente en 1979).Wittkower, R. (1949). La arquitectura en la edad del humanismo. Barcelona: Gustavo Gilli.
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