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EL TRATADO McLANE-OCAMPO Jorge L. TAMAYO UNO DE LOS CARGOS que con más frecuencia se hacen a Benito Juárez y a los hombres de la Reforma, es el de haber nego- ciado y firmado el "Tratado de Tránsito y Comercio entre la República Mexicana y los Estados Unidos de América", cono- cido generalmente como "Tratado McLane-Ocampo". Durante más de un siglo se estuvo atacando a Juárez y Ocampo con graves cargos apoyados en simples conjeturas o en apreciaciones deleznables; a su vez, los defensores que pre- tendieron acallar las críticas lo hicieron en forma tímida, invocando argumentos superficiales y dando la impresión equi- vocada de que había algo censurable en el fondo y que no era conveniente examinar el tema en forma exhaustiva. Contribuyó en mucho a esta tendenciosa sospecha, el que la Secretaría de Relaciones hubiera considerado confidencial el expediente del Tratado y negara su consulta a detractores y defensores de Juárez. Como era de suponer, en el presente año dedicado a con- memorar el centenario de la muerte de Juárez, nuevamente ha sido tema de controversia el Tratado, por lo que me ha parecido que uno de los mejores homenajes que podía ofrecer tanto a Juárez, como a Ocampo y demás proceres que le acom- pañaron en Veracruz, es dar a conocer en forma resumida los resultados de la investigación que pude realizar durante los años de 1963 a 1965, en relación no sólo al Tratado, sino a los antecedentes del mismo, indispensables para poder tener elementos de juicio sobre tan controvertido tema. Generalmente se presenta como el más autorizado crítico de Juárez a Francisco Bulnes, quien a través de sus obras muestra encono y pasión; Bulnes usó de sofismas y fue visible 573

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EL TRATADO McLANE-OCAMPO

Jorge L . T A M A Y O

U N O DE LOS CARGOS que con más frecuencia se hacen a Beni to Juárez y a los hombres de la Reforma, es el de haber nego­ciado y f i r m a d o el " T r a t a d o de T r á n s i t o y Comercio entre la R e p ú b l i c a M e x i c a n a y los Estados U n i d o s de América" , cono­cido generalmente como " T r a t a d o McLane-Ocampo" .

D u r a n t e más de u n siglo se estuvo atacando a Juárez y O c a m p o con graves cargos apoyados en simples conjeturas o en apreciaciones deleznables; a su vez, los defensores que pre­t e n d i e r o n acallar las críticas lo h i c i e r o n en f o r m a tímida, i n v o c a n d o argumentos superficiales y dando la impresión equi­vocada de que había algo censurable en el fondo y que no era conveniente examinar el tema en f o r m a exhaustiva.

Contr ibuyó en mucho a esta tendenciosa sospecha, el que la Secretaría de Relaciones h u b i e r a considerado confidencial el expediente del T r a t a d o y negara su consulta a detractores y defensores de Juárez.

C o m o era de suponer, en el presente año dedicado a con­m e m o r a r e l centenario de l a m u e r t e de Juárez, nuevamente ha sido tema de controversia el T r a t a d o , por lo que me ha parecido que u n o de los mejores homenajes que podía ofrecer t a n t o a Juárez, como a Ocampo y demás proceres que le acom­pañaron en Veracruz, es dar a conocer en f o r m a resumida los resultados de l a investigación que pude realizar durante los años de 1963 a 1965, en relación n o sólo al T r a t a d o , sino a los antecedentes del mismo, indispensables para poder tener elementos de j u i c i o sobre tan controver t ido tema.

Generalmente se presenta como el más autorizado crítico de Juárez a Francisco Bulnes, q u i e n a través de sus obras muestra encono y pasión; Bulnes usó de sofismas y fue visible

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el desconocimiento de fuentes documentales en la medida que no hizo uso de ellas.

A Justo Sierra lo presentan los detractores como el defen­sor de más categoría m o r a l y suponen que por su posición o f i c ia l en e l p o r f i r i a t o dispuso de información adecuada. Sie­r r a resume e l T r a t a d o en la f o r m a siguiente: " U n c o n d o m i n i o dentro del T e r r i t o r i o Mexicano , en el Is tmo de Tehuantepec y en la zona vecina o en relación directa con nuestra f rontera del N o r t e . U n pacto de rec iprocidad y auxi l ios en la misma frontera . U n a serie de concesiones en el o r d e n fiscal y mer­c a n t i l " . 1

Refir iéndose a la cesión a perpetuidad, la cal i f ica de i n ­conveniente, o l v i d a n d o que ya estaba est ipulada en el T r a ­tado de L a Mesi l la ; pero piensa que en el art ículo 7" del T r a t a d o a discusión "se reserva siempre para sí la Repúbl i ca Mexicana el derecho de soberanía que al presente tiene sobre todo los tránsitos mencionados en este T r a t a d o " , y establece la p o s i b i l i d a d de "hacer tempora l lo perpetuo y volver n u l o l o pactado: ta l es el r i g o r in terpre ta t ivo de la cláusula" .

Justo Sierra cal i f ica el T r a t a d o de " p é s i m o " y, en rela­ción a la l i b e r t a d , considera que "los mexicanos que f i r m a r o n o se h i c i e r o n solidarios del T r a t a d o , n o creyeron venderla, sino darla en prenda" . - F inalmente , emite el siguiente j u i c i o : " D e l T r a t a d o sólo quedó u n a sombra, pero esa sombra n u b l a las f iguras de los caudil los de la Reforma. Aceptaron ese sa­cr i f i c io , creyeron en ese triste e i n e l u d i b l e deber. Así nos explicamos el T r a t a d o McLane-Ocampo" . Más adelante es­cribe: " A p r i o r i sabíamos, que hombres como Juárez, Ocam-po y L e r d o ( M i g u e l ) no eran, no podían ser traidores" .

Siempre me dolió el j u i c i o de Justo Sierra y fue u n o de los estímulos para dedicar algo más 'de veinte años de m i v ida estudiando la Re forma, la lucha contra el I m p e r i o y, por ende, la v i d a de Juárez y sus contemporáneos. A h o r a estoy

1 Juárez, su Obra y su Tiempo. México, J. Ballesca y Compañía Sucesores, Editores. 1905-1906, p . 174.

2 Op. cit., p . 176.

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convencido de que todo el proceso que se desenvuelve en 1858 en Veracruz, es u n juego diplomático habi l idoso para no dar, s i n dec i r lo expresamente, y sacar ventajas políticas de la con­fusión.

O c a m p o fue fusi lado; sus v ic t imarios señalaron como pre­texto , la f i r m a del T r a t a d o , pero en rea l idad se le sacrificó p o r ser coautor de las Leyes de Reforma.

E n mis búsquedas de fuentes documentales, única forma seria de hacer historia , encontré en C h i h u a h u a a José Fuen­tes Mares enfrascado en el mismo empeño: estudiar a Juárez. Estaba real izando con honest idad sus investigaciones, si b ien p a r t i e n d o de u n pre ju ic io contra Juárez; le molestaban "los reiterados homenajes" ; con el f i n o h u m o r que en ocasiones exagera, Fuentes Mares dice en el prólogo del l i b r o que de­dica a l estudio del T r a t a d o : " E l n o m b r e de Juárez aparece en todas partes, en todo m o m e n t o , venga o no al caso, como si realzar la f i g u r a de u n h o m b r e fuera lo mismo que sentar las excelencias de alguna marca de c igarr i l los . " »

M e molestó en su l i b r o el empeño de empequeñecer a Juá­rez; asegura en el citado prólogo que " u n sinfín de testimo­nios - l a h i s t o r i a m i s m a - muestra cuán secundaria resulta l a f i g u r a de Juárez en la etapa gestora de la R e f o r m a . . . "

Estas líneas suyas f u e r o n estímulo para cont inuar en m i investigación y que buscara q u i e n publ i cara la documenta­ción que h a b í a reunido .

D e l l i b r o citado de Fuentes Mares, el único d igno de to­marse en cuenta con información documenta l fehaciente, me molestó, también, que h u b i e r a r e c u r r i d o a los Archivos Na­cionales de W a s h i n g t o n y a los fondos documentales de la Sociedad Histórica de Pensilvania. M e molestó que en tono humoríst ico señalara que podría haber l lamado su l i b r o " J u á ­rez entre los Archivos Nacionales de W a s h i n g t o n " .

Más tarde comprobé la resistencia de los funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que sólo pude vencer

3 Juárez y los Estados Unidos. (En tomo a un Tratado Famoso). L i ­bro Mex-Editores. 1960.

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p o r una o r d e n directa del entonces presidente A d o l f o López Mateos, para descubrir que el expediente del T r a t a d o McLane-O c a m p o n o existía, pues se había quemado accidentalmente en 1872 y sólo se guardaba en caja fuerte, como documento conf idenc ia l , el acuse de recibo del Congreso a q u i e n se le habían enviado los documentos fundamentales.

Fuentes Mares me mostró el camino; recurrí a los archi­vos y fondos documentales y bibliográficos de los Estados U n i ­dos, con el franco apoyo de m i ant iguo amigo H u g o M a r g a i n , y disfruté de la cooperación personal de Concha R o m e r o James.

Fuentes Mares, en su últ imo l i b r o " Juárez y la Repúbl i ­ca", ya entiende a Juárez y creo que salvo algunas objeciones q u e aún le encuentra, lo considera como personaje de valiosa personal idad y energía. E n reciente artículo periodístico se­ñaló como hombres de esa cal idad a Beni to Juárez, P o r f i r i o Díaz, P lutarco Elias Calles y Lázaro Cárdenas.

A q u i e n desee ahondar en el tema, presuntuosamente lo r e m i t o a los tomos 3 y 4 de m i obra Benito Juárez. Docu­mentos, Discursos y Correspondencia, y como aparente con­t r a p a r t i d a , pero en rea l idad coadyuvante en l a presentación de documentos y comentarios, recomiendo el l i b r o ya citado de José Fuentes Mares. T a m b i é n es indispensable consultar la obra de Agustín Cué Cánovas t i t u l a d a El Tratado McLane-OcampoA

E n las páginas siguientes ofrezco u n breve resumen de los comentarios sobre el T r a t a d o McLane-Ocampo que se hacen en m i obra.

Antecedentes remotos del Tratado McLane-Ocampo (1828-1853)

Para esta investigación se consultaron las pocas obras f u n ­damentadas que se h a n ocupado del tema, pues lo más co-

* Edi tor ia l América Nueva. México, 1956.

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m ú n ha sido que las personas que h a n par t ic ipado en esta controversia n o hayan examinado las fuentes originales.

Además, con mucha frecuencia, los escritos se c i tan en for­m a parc ia l , se adul teran ; si están redactados en inglés, se tra­ducen tendenciosamente, etc.

Las obras efectivamente documentadas, fueron de gran u t i l i d a d para fac i l i tar la búsqueda de los originales en el A r ­ch ivo de la Secretaría de Relaciones, los Archivos Nacionales de W a s h i n g t o n , el A r c h i v o de la Sociedad Histórica de Pen-si lvania , la Colección L a t i n o - A m e r i c a n a de la Univers idad de Texas, la Bib l ioteca d e l Congreso de Washington , D .C . y el A r c h i v o de la Embajada de España en México.

Estamos satisfechos de la búsqueda, porque los materiales reunidos , algunos poco conocidos, otros inéditos, ofrecen su­f ic iente luz para mostrar con qué entereza, talento y patr io­t i smo actuaron Beni to Juárez, Melchor Ocampo, José María M a t a , J u a n A n t o n i o de la Fuente, etc., frente a la política absorbente de u n vecino poderoso, saliendo tr iunfantes , pese a las circunstancias y, sobre todo, a lo.s antecedentes y com­promisos contraídos con a n t e r i o r i d a d por otros regímenes.

A l surgir los Estados U n i d o s como Nación independiente y crearse condiciones favorables para su expansión, se fue d e f i n i e n d o y precisando la doc t r ina del Destino Manifiesto, q u e p r o n t o alcanzó u n a a m p l i a aceptación entre el g r u p o d i ­r igente de esa Nación y, en general, en su ambiente intelec­t u a l , económico y político.

John Q u i n c y Aclams, u n o de los más característicos ideó­logos de esta corr iente de opinión (Quincy Adams fue el se­g u n d o Presidente de la R e p ú b l i c a , de 1797 a 1801, reelecto más tarde, de 1825 a 1829), escribió con todo desparpajo que " l a t o t a l i d a d del cont inente norteamericano parece encontrar­se destinado por la D i v i n a Providencia para ser poblada por u n a sola Nación, hablar u n sólo i d i o m a , profesar u n sistema u n i f o r m e de p r i n c i p i o s religiosos y políticos, y habituarse a u n sistema general de usos sociales y de costumbres"."

5 SAMUEL FLATO BEMOS. John Quincy Adams and ihe Foundations o) American Foreign Policy. Cap. I X , p. 182. New York, 1949.

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Los l ímites entre Nueva España y los Estados U n i d o s que­d a r o n def in idos en 1819 por el T r a t a d o Onís-Adams. Los Es­tados U n i d o s reconocieron a México como Nación indepen­diente que sustituía a España, en el dis frute y obligaciones de ese T r a t a d o , y formal izaron la nueva situación durante la segunda administración de J o h n Q u i n c y Adams, cuando Joel Roberts Poinsett, p r i m e r M i n i s t r o acreditado ante nues­t r o G o b i e r n o , concertó el T r a t a d o de Límites de l 12 de enero de 1828, cuya ratificación tuvo que prorrogarse hasta el 5 de a b r i l de 1831.

Sin embargo, problemas tan importantes como los límites n o p u d i e r o n examinarse opor tunamente y o b l i g a r o n a nego­ciar el 3 de a b r i l de 1835 u n a nueva prórroga para la r a t i f i ­cación. F ina lmente , se p u d o hacer el canje de ratificaciones en W a s h i n g t o n el 2 de a b r i l de 1836.

Posteriormente a la f i r m a del T r a t a d o de Límites del 5 de a b r i l de 1831, concertaron ambas Naciones el T r a t a d o de A m i s t a d , Comercio y Navegación.

T a n t o las prórrogas como el T r a t a d o de A m i s t a d se f i r ­m a r o n d u r a n t e la administración de Anclrew Jackson, siendo presidente de México el general Anastasio Bustamante.

E n diversas publicaciones de los treintas del siglo Dasado, puede observarse la preocupación de Estados Unidos por ase­gurar pasos a través de México y, par t icularmente , por el Ist­m o de Tehuantepec , pero no hemos encontrado huellas de n i n g u n a propuesta o petición a nuestro Gobierno en ta l sentido.

U n contrat is ta pr ivado , amigo del presidente A n t o n i o Ló­pez de Santa A n n a , José de Garay, solicitó el 25 de febrero de 1842 la concesión para l levar a cabo la m o n u m e n t a l obra de const ru i r un camino o f e r r o c a r r i l en " m u y poco t i e m p o " . Por decreto del l" de marzo de 1842, con sorprendente d i l i ­gencia burocrát ica , se le otorgó la concesión dándole 18 me­ses de plazo para hacer el reconocimiento y 10 meses más para i n i c i a r las obras. 6

<s Memorias, negociaciones y documentos para servir a la Historia de las diferencias que han suscitado entre México y los Estados Unidos los

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 579

E l presidente Nicolás Bravo, por decreto de 9 de febrero de 1843, en vista de las razones que argüyó De Garay para jus­t i f i c a r no haber realizado los estudios, prorrogó los plazos de la concesión. Nuevamente se amplió, por u n año más, la con­cesión del señor De Garay por decreto del presidente Valen­t ín Canalizo, de 28 de dic iembre de 1843.

E l señor De Garay, q u i e n según parece nunca inició tra­bajos formales para estudiar sobre el terreno el proyecto de r u t a interoceánica, o b t u v o del presidente José M a r i a n o Salas la rat i f icación de la concesión el 5 de noviembre de 1846 y, por f o r t u n a para México , una prórroga por dos años o sea hasta el 5 de noviembre de 1848.

M i e n t r a s tanto , el 21 de agosto de 1846, De Garay cedió sus derechos a los ingleses M a n n i n g , Mackintesh y Schneider.

Llegamos, por f i n , a la dolorosa pérdida del 5 1 % de nues­t r o t e r r i t o r i o que se consuma el 2 de febrero de 1848 al f i r ­marse el T r a t a d o de Paz, A m i s t a d y Límites, conocido como T r a t a d o de Guadalupe H i d a l g o .

D u r a n t e las discusiones previas, el p lenipotenciar io esta­dounidense Nicolás P. T r i s t , pidió, por instrucciones del Se­cretar io de Estado, James Buchanan, que se inc luyeran los derechos de tránsito por varias rutas, entre ellas la del I s tmo de Tehuantepec . Buchanan autorizaba u n ofrecimiento de 15 000 000 de dólares como compensación.

C o n gran h a b i l i d a d , los representantes mexicanos L u i s G. Cuevas, Bernardo Couto y M i g u e l Atristáin, p u d i e r o n defen­derse de esa insistente demanda que se les hizo desde el armis­t i c io de septiembre de 1847, y que les fue reiterada en las negociaciones posteriores. Los delegados mexicanos manifesta­r o n que la aper tura de u n a vía y la cesión de derechos de paso en el I s tmo de Tehuantepec , estaba en manos de sub­ditos británicos. L a sombra del poderío británico ele esos t iem­pos nos cubrió, pues Nicolás f r i s t ya no insistió.

tenedores del antiguo privilegio concedido para la comunicación de los mares Atlántico y Pacificó por el Istmo de Tehuantepec. México, 1853. José Fernando Ramírez.

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Los poseedores británicos de la concesión de De Garay, verdaderos especuladores, no se interesaron en la obra, acaso n u n c a pensaron en hacerla, pues el año siguiente, el 27 de oc tubre de 1848, se enajenó a los ciudadanos estadounidenses propie tar ios de la f i r m a Hargous Bross, de Nueva Y o r k .

V e n c i d a la últ ima prórroga de la concesión de De Garay, e l G o b i e r n o mexicano, con indiscut ib le derecho, intentó de­clarar su caducidad.

M i e n t r a s tanto, se había despertado u n gran interés en Estados U n i d o s por la comunicación a través del Is tmo de Te-huantepec, siendo esto más ostensible en Nueva Orleáns, pues f inancieros y empresarios consideraban ese puerto como p u n ­to de p a r t i d a de la comunicación tehuana. Por ello, en 1850 se creó en esa c iudad u n a empresa con el n o m b r e " T h e Te-huantepec R a i l r o a d Company of N e w Orleans" , con u n capi­ta l ele 9 000 000 de dólares, de los que se destinarían tres para a d q u i r i r de Hargous y socios el traspaso de la concesión de D e Garay, i n t e r v i n i e n d o , además, esta persona como accionista.

Sustituyó a C i i f f o r d u n nuevo M i n i s t r o , R o b e r t P. Let-cher, q u i e n presentó sus credenciales al presidente José Joa­quín de H e r r e r a el 6 de febrero de 1850. M u y activo estuvo el M i n i s t r o Letcher, pues logró que se f i r m a r a el 22 de j u n i o de ese año, u n T r a t a d o en el que se señalaba que el Gobier­n o de los Estados U n i d o s auxil iaría al de México en la pro­tección d e l " camino , f e r rocarr i l o canal, que atravesando el I s tmo de Tehuantepec c o m u n i q u e los océanos Atlántico y P a c í f i c o . . . siempre que sea solicitado para el lo por el Go­b i e r n o m e x i c a n o " ; además, se concedían privi legios en el tránsito a l G o b i e r n o y ciudadanos estadounidenses. N o se men­cionaba específicamente la concesión de De Garay, por lo que el G o b i e r n o de los Estados U n i d o s no la aprobó y D a n i e l Webster, nuevo Secretario de Estado, instruyó a Letcher para que sol ic i tara la introducción de modif icaciones que le die­r a n mayor c lar idad y, sobre todo, precisaran una hegemonía polít ica y m i l i t a r en la zona ístmica de Tehuantepec. L a pe­tición de esos cambios se exigió en tono de verdadero u l t i ­mátum.

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Después de largas y enojosas discusiones en que el repre­sentante mexicano M a n u e l Gómez Pedraza se negó a aceptar las propuestas estadounidenses, se llegó a f o r m u l a r el "Conve­n i o entre la R e p ú b l i c a Mexicana y los Estados U n i d o s de América, para proteger u n a vía de comunicaciones por el I s t m o de Tehuantepec" , que fue f i r m a d o el 25 de enero de 1851, d u r a n t e la administración del presidente M a r i a n o A r i s ­ta. Era u n a versión, con pequeñas modificaciones, de l T r a ­tado del 22 de j u n i o de 1850, si b i e n se declaraba, expresa­mente, que n o se reconocía ningún derecho a los pretendidos sucesores de la concesión de De Garay. Después de diversos aplazamientos, esperando la ocasión propic ia , el presidente A r i s t a envió a l Congreso el Convenio que fue rechazado aplas-tantemente el 7 de a b r i l de 1852; sólo se emitió u n voto a su favor y 71 en contra.

E l presidente de los Estados Unidos , M i l i a r d F i l l m o r e / r o m p i e n d o precedentes, escribió el 19 de marzo de 1852, d i ­rectamente al presidente mexicano M a r i a n o Aris ta , planteán­dole la obligación de México de p e r m i t i r la construcción de u n a l ínea de transporte a través del I s tmo de Tehuantepec y urgiéndolo a que se respetaran los derechos de ios sucesores de la concesión de D e Garay, pues de lo contrar io existía el riesgo de que "se t u r b e n las relaciones de armonía que hoy t a n fel izmente existen entre ambos países".

Inmedia tamente , el 15 de a b r i l siguiente, el presidente A r i s t a contestó en f o r m a por demás digna y decorosa.

E l m i n i s t r o de Relaciones. J o s é Fernando Ramírez, sugi­r ió a la diputación federal oaxaqueña que propusiera al Con­greso una autorización para q u e el gobierno constituyera u n a empresa encargada de a b r i r u n canal o construir u n a ca­rretera o f e r r o c a r r i l en el I t s m o de Tehuantepec. E l Estado mexicano sería socio de la empresa y los accionistas extranje­ros no tendrían la p o s i b i l i d a d de reclamación a través de sus gobiernos; la comunicación sería franca y l ibre para todas las Naciones y se negociarían tratados con diversos países para

i A la muerte de Taylor , ocupó la presidencia M i l i a r d Fi l lmore .

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q u e se pactara la n e u t r a l i d a d del paso en el I t smo en caso de guerra . 8

E x p e d i d a la ley el 14 de mayo de 1852, se lanzó una Con­vocator ia el 29 de j u n i o siguiente y, como resultado de ella, e l presidente i n t e r i n o , J u a n Bautista Cebarlos, celebró el 3 de febrero d e l año siguiente u n contrato para crear una em­presa m i x t a que construiría la vía de paso. E l contrato en cuestión fue suscrito por d o n M i g u e l A r r o y o , O f i c i a l M a y o r encargado de la Secretaría de Relaciones del Gobierno de M é x i c o , p o r G u i l l e r m o Lee, apoderado de A . G . Sloo y aso­ciados y por M a n u e l Payno y José J o a q u í n Pesado, estos úl­t imos como representantes de los socios y empresarios m e x i ­canos interesados en la empresa de la comunicación inter­oceánica de Tehuantepec.

E l m i n i s t r o C o n k l i n g , deseoso de atender las instruccio­nes recibidas, y tomando en cuenta la existencia de la nueva empresa, celebró el 21 de marzo de 1853 con el general José M a r í a T o r n e l y d o n J o a q u í n María de Cast i l lo y Lanzas, re­presentantes del presidente M a n u e l Mar ía L o m b a r d i n i , u n t ra tado en el que se establecía que México y Estados Unidos c o n j u n t a m e n t e se obl igaban a garantizar el contrato f i r m a d o e l año a n t e r i o r con Sloo y Compañía . Ambas partes contra­tantes, se comprometían a proteger las personas e inversiones q u e se ocuparan en la construcción del camino, desde su i n i ­c iación hasta la completa terminación de los trabajos. Según ese documento , Estados U n i d o s y México convenían, además, en conservar su protección a la r u t a u n a vez terminada y mien­tras d u r a r a el contrato; además, ambos gobiernos garantiza­b a n la n e u t r a l i d a d del camino a efectos de que el transporte de personas y propiedades, se realizara en todo t iempo sin interrupción.

E n el art ículo 8« se insertaba u n a cláusula que más ade­lante aparece en el texto del T r a t a d o McLane-Ócampo. Por d icho art ículo México quedaba obl igado a otorgar el permi -

s JOSÉ FERNANDO RAMÍREZ. Memorias, Negociaciones y Documentos para servir a la historia..., p . 605.

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 583

so necesario para el paso p o r la r u t a de tropas de Estados U n i d o s cuando éste l o juzgara conveniente.

Pero el T r a t a d o C o n k l i n g - T o r n e l - D e l Cast i l lo sobre T e -huantepec, a pesar de sus términos notor iamente favorables a los intereses de Estados U n i d o s , no fue aprobado p o r ese Go­b i e r n o , pese a que ya había sido ra t i f i cado por el Congreso mexicano el 29 de marzo de 1853.

El Tratado de la Mesilla y la lucha por la vía en el Istmo de Tehuantepec

E l nuevo G o b i e r n o de Estados Unidos (1853-1857), en­cabezado por F r a n k l i n Pierce, no ofrecía perspectivas favora­bles respecto a las relaciones méxico-estadounidenses. Ocupó la Secretaría de Guerra Jefferson Davis, esclavista sureño, que más tarde fue presidente de los Estados U n i d o s Confederados d u r a n t e la G u e r r a de Secesión; como Secretario de Estado W i l l i a m L . Marcy , i m b u i d o del pensamiento expansionista del Destino Manifiesto.

E l G r a l . James Gadsden, nuevo embajador, también su­reño y l igado a Davis, recibió el 15 de j u l i o de 1853, instruc­ciones generales, vagas y a la vez ingenuas.

E l Depar tamento de Estado había preparado unas amplias y detalladas instrucciones que se enviaron posteriormente, en que se explicaba a Gadsden que, para l levar u n f e r r o c a r r i l t rascont inental de la boca del r ío Bravo al Pacífico, en u n a l ínea vecina de la f rontera , era necesario mover ésta hacia el sur; pero que, además, al parecer existía la o p o r t u n i d a d de plantear u n a a m p l i a adquisición de t e r r i t o r i o en p e r j u i ­cio de México .

C o n el propósito de convencer al presidente Santa A n n a , Gadsden le escribió el 29 ele noviembre una a m p l i a c o m u n i ­cación en la que, con u n a terminología precursora de la mo­derna geopolítica, exponía la fa ta l necesidad para México de aceptar la expansión t e r r i t o r i a l de los Estados U n i d o s , pre­gonada por el Destino Manifiesto.

E n la conferencia d e l 14 de dic iembre, Gadsden presentó

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l a propuesta de adoptar la l ínea número 1 de sus instruccio­nes. E l M i n i s t r o de Relaciones de México , M a n u e l Diez de B o n i l l a , a u x i l i a d o por José Salazar I l a r r e g u i y M a r i a n o M o n ­t e n ! e, rechazaron la pretensión, así como la rehabil i tación de la concesión de De Garay. A n t e la presión de tan poderoso vecino, t u v i e r o n que ceder,' f i r m a n d o , el 30 de diciembre, el T r a t a d o de L a Mesi l la o Gadsden, como se le l lama en Esta­dos U n i d o s . Ese texto o r i g i n a l resolvió cuatro cuestiones i m ­portantes : las tres primeras en f o r m a favorable a Estados U n i ­dos y la cuarta en beneficio de México :

1? A n u l a b a lo estipulado en el artículo 11? del T r a t a d o de G u a d a l u p e H i d a l g o , en el sentido de que el Gobierno de Estados U n i d o s estaba ob l igado a v i g i l a r y contener las incur­siones de los indios bárbaros sobre la f rontera mexicana.

2? Cedía a los Estados U n i d o s el t e r r i t o r i o l lamado L a Mes i l la , afectando el t e r r i t o r i o de los Estados de Sonora y C h i h u a h u a en 109 574 K m -, con el objeto de dar paso a l fe­r r o c a r r i l t rascont inental N u e v a Orleáns-San Diego.

3? E l i m i n a b a d e f i n i t i v a m e n t e las reclamaciones que Mé­x i c o podía haber presentado contra E E . U U . por i n c u m p l i ­m i e n t o del ar t i culo 11? del T r a t a d o de Guadalupe H i d a l g o .

4? Estados Unidos , en el artículo 3? del Nuevo T r a t a d o , se hacía cargo de las reclamaciones de sus conciudadanos con­t ra México , hasta la fecha de la f i r m a , inc luyendo las deriva­das de l a concesión de De Garay.

E l G o b i e r n o estadounidense no remit ió el T r a t a d o al Se­nado para su ratif icación; modif icó el T r a t a d o f i r m a d o en M é x i c o y e l iminó toda referencia a los derechos de tránsito en Tehuantepec , derivados de la concesión de De Garay y traspasados a Hargous.

E n el proyecto de resolución, se h i c i e r o n nuevas modif ica­ciones al T r a t a d o , en f o r m a favorable a los intereses estado­unidenses en general, creándole a México obligaciones respecto al tránsito de tropas y munic iones a través del Is tmo de Te­huantepec y garantizando franquic ias aduaneras a los objetos y mercancías al G o b i e r n o de Estados U n i d o s y sus d u d a d a -

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 585

nos en tránsito; estos últimos quedaban exceptuados de pasa­portes y cartas de seguridad. Por últ imo, autorizaban a Esta­dos U n i d o s a i m p a r t i r protección a la obra que .se construyera para cruzar el I s tmo de Tehuantepec.

E l gobierno de Santa A n n a , deseoso de oponer algún obs­táculo a la expansión estadounidense, buscó en E u r o p a el apo­yo para crear u n a monarquía . Los documentos originales de este proyecto se encuentran en la Embajada de España en México .

Los hombres de Ayutla frente al miento de una nueva expansión (1855-1857)

E l 9 de agosto de 1855, Santa A n n a abandonó la c iudad de México y a p r i n c i p i o s de octubre, Juan Álvarez fue de­signado en Cuernavaca Presidente provis ional . E l general Gadsden se apresuró a trasladarse a esa c iudad para not i f i car al nuevo G o b i e r n o el reconocimiento de los Estados U n i d o s .

Fue designado como nuevo m i n i s t r o u n c iudadano de Ala¬bama, J o h n Forsyth, en j u l i o de 1856, pero Forsyth demoró en trasladarse a México y hasta el 23 de octubre presentó sus credenciales al presidente C o m o n f o r t .

E n marzo del año siguiente, el nuevo presidente James Buchanan y su f lamante Secretario de Estado, Lewis Cass, ra­t i f i c a r o n a Forsyth en su puesto.

Por varios meses el m i n i s t r o estadounidense r e d u j o sus ac­tividades a las labores de r u t i n a , acaso porque la serie de cuartelazos y la crisis política, mantenían en constante ines­t a b i l i d a d a l gobierno provis ional del presidente C o m o n f o r t . Sin embargo, al examinar la situación, Forsyth llega a con­clusiones que se apresura a comunicar al gobierno en Wash­i n g t o n , y que se reducen a considerar que México no podía regenerarse en base a sus propios recursos; según Forsyth sólo podría estabilizarse el gobierno nacional con el apoyo de Estados U n i d o s ; ta l apoyo por el m o m e n t o se basaría en u n tratado de comercio y alianzas mil i tares , pero desemboca­ría más tarde en el "establecimiento de u n protectorado ame­r i cano" .

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Forsyth negoció con M i g u e l L e r d o de Te jada , M i n i s t r o de H a c i e n d a y Relaciones simultáneamente, tres tratados de co­merc io que proporc ionaban a México empréstitos para saldar­l a deuda inglesa, c u b r i r reclamaciones de estadounidenses y p r o p o r c i o n a r recursos al gobierno. Estos tratados f u e r o n con­cluidos p o r el sucesor de L e r d o de Te jada .

A l r e c i b i r la ratif icación de su cargo, Forsyth insistió en q u e se d iera curso a esos tratados y explicó que no p u d o con­siderar en ellos enajenaciones de t e r r i t o r i o de México, por­q u e el P l a n de A y u t l a había l levado a la conciencia pública que el t e r r i t o r i o nac ional era inal ienable y que sólo el r u m o r de que el gobierno examinaba la p o s i b i l i d a d de venta de una parte de l t e r r i t o r i o , podría p r o d u c i r su caída.

Estados Unidos propone, con franqueza, una nueva cesión de territorio y perfeccionar el derecho de paso

en Tehuantepec (1857)

A l iniciarse el G o b i e r n o del presidente Buchanan, ocupa l a Secretaría de Estado el general Lewis Cass, q u i e n pone oídos sordos a las consideraciones del m i n i s t r o Forsyth, pro­m o t o r de la siguiente táctica amañada frente a l Gobierno de C o m o n f o r t : había que ayudarlo con u n empréstito para i m ­ponerse sobre el e jérci to profesional y d o m i n a r a los digna­tarios de la Iglesia; u n a vez consolidado y f i r m e este sector, como consecuencia del mismo préstamo, se le podría plantear la cesión t e r r i t o r i a l . L o contrar io , según Forsyth, no era po­sible, pues de fa l tar u n gobierno fuerte, éste no podría enfren­tar la repulsa de la opinión pública por una nueva pérdida de t e r r i t o r i o .

Cass n o piensa así; sureño, como el nuevo presidente, an­sioso de l levar la f r o n t e r a más a l sur y de consolidar el paso por el I s tmo de Tehuantepec , prepara, el 17 de j u l i o de 1857, dos comunicaciones en que da instrucciones al m i n i s t r o For­syth sobre ambos temas y que son el antecedente inmedia to de

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 587

las posteriores negociaciones que l levaron al T r a t a d o M c L a n e -Ocampo.

Respecto a l cambio de frontera, el Secretario de Estado, Cass, instruye a Forsyth para que ofrezca u n a compensación de 12 000 000 de dólares o 15 000 000 como máximo, a cam­b i o de la península de Baja C a l i f o r n i a , la mayor parte del Estado de Sonora y la superficie de C h i h u a h u a situada al nor­te de l paralelo 30° .

Respecto a l tránsito por el i s tmo de Tehuantepec, se i n i c i a la comunicación correspondiente con u n a declaración cate­górica sobre las ventajas que para Estados U n i d o s representa la construcción de u n ferrocarr i l .

E n el segundo párrafo de este documento, que reproduc i ­mos a continuación y que subrayamos, se expl ica l a posición del G o b i e r n o estadounidense y su interés por u n tratado com­plementar io del de L a Mes i l la :

C o n f o r m e a nuestro T r a t a d o con la R e p ú b l i c a M e x i c a n a , concertado e l 30 de d i c i e m b r e de 1853, Estados Unidos adqui­rió un derecho de tránsito a través del Istmo, que nunca y bajo ninguna circunstancia abandonará. Lo estipulado en esa opor­tunidad podría bastar para todo lo que se refiere a los propó­sitos prácticos; sin embargo, es de desear que las cláusulas de dicho Tratado se confirmen, amplíen y se estipulen en forma más específica. En consecuencia, se p r o p o n e ahora, celebrar un n u e v o T r a t a d o con este f i n .

T a m b i é n , apartándose de posiciones anteriores y " e n ob­v i o de confusiones" según a p u n t a Fuentes Mares , 9 explica Cass la just i f icación de la redacción del p r i m e r artículo del proyecto de T r a t a d o , que reproducimos a cont inuación:

Pero, sean cual fueren los derechos de las partes que crean los conflictos de las concesiones mexicanas, el interés del Go­bierno y del pueblo de Estados Unidos, demanda que el dere­cho permanente del camino a través del Istmo, quede estable­cido sobre la base de un Tratado. Para ese propósito , le trans­m i t o los artículos que deben presentarse a l G o b i e r n o mexicano .

s Juárez y los Estados Unidos. México, 1960. L i b r o Mex-Editores. p . 84.

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El 10? de estos artículos, después de confirmar las estipulaciones a favor de Estados Unidos, en articulo 8<? del Tratado de di­ciembre de 1853 y haciéndolo aplicable a cualquier compañía o individuos que puedan construir el camino, contiene una cesión expresa de los derechos de tránsito a través del Istmo, a favor de Estados Unidos y sus ciudadanos, en los términos ge­nerales y completos, reservándose, sin embargo, el derecho de soberanía a la República Mexicana.

Forsyth trata verbalmente con C o m o n f o r t q u i e n rechaza la propuesta y envía al M i n i s t r o de Relaciones los proyectos de tratado en una breve y displicente nota.

Con m a n o dura , si b i e n cortés, se da f i n a la nota, af ir­m a n d o : " . . . l a s negociaciones serán infructuosas si S. E. el señor Forsyth, siguiendo sus instrucciones, no consiente en prescindir de los puntos indicados . . . "

E l gobierno de C o m o n f o r t m a n i o b r a con h a b i l i d a d y tra­ta directamente y al margen de la Legación de Estados U n i ­dos, con el senador B e n j a m í n y con L a Seve, ambos estado­unidenses, que desean la concesión del paso en Tehuantepec. Aprovechando los intereses mercantiles de esos "patr iotas e inteligentes caballeros", como con ironía les l lama Forsyth, C o m o n f o r t los engolosina dando a la Compañía Lousiana' de Tehuantepec u n a concesión que def in i t ivamente da f i n a las viejas reclamaciones estadounidenses so pretexto de la conce­sión de De Garay y de la posterior a Sloo.

I r r i t a d o el M i n i s t r o Forsyth, al comentar el t r i u n f o que el Gobierno de C o m o n f o r t ha logrado, a f i rma que se ha vio­lado el artículo 8? del T r a t a d o de L a Mesi l la o Gadsden y también q u e . . . "todo el espíritu y contexto de la concesión,

excluye cuidadosamente la idea de que ningún otro interés,

que no sea el mexicano, ha sido consultado, así como que la

única autoridad que se reconoce, es la mexicana..."

Forsyth y el golpe de Estado (1857-1858)

E l 17 de d ic iembre de 1857 se proclama el Plan de T a c u -baya y por u n mes la nación mexicana vive graves acontecí-

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 589

mientos que c u l m i n a n con la deposición de C o m o n f o r t , el establecimiento i legal del gobierno de Zuloaga en la c iudad de M é x i c o y el restablecimiento de la legal idad al asumir Juá­rez l a presidencia i n t e r i n a en Guanajuato , el 19 de enero del año siguiente.

Convencido Forsyth de que los liberales no cederían te r r i ­t o r i o , establece relaciones con Zuloaga y avisa a l Departamen­to de Estado que ha .sondeado el pensamiento de " l a adminis­tración de Zuloaga en lo que respecta a la cesión de terr i to­r i o " . O p t i m i s t a , considera que "los síntomas son favorables. Si éste (gobierno) se consolida en su poder, tengo esperanzas de alcanzar buenos resultados".

Creyendo que la situación ha m a d u r a d o , el 22 de marzo plantea al Secretario de Relaciones Exteriores del régimen conservador, L u i s G. Cuevas, la petición de mover la f r o n ­tera hacia el sur y ceder Baja C a l i f o r n i a , y también de am­p l i a r y reglamentar el derecho de paso por el I s tmo de Te-huantepec. Las bases para el tratado son las mismas presen­tadas anter iormente a C o m o n f o r t y más tarde a Ocampo.

Dos semanas después, el 5 de a b r i l , el Secretario de Rela­ciones Exteriores del gobierno conservador, rechaza categóri­camente examinar la cesión de t e r r i t o r i o y, además, considera que "sería peligroso también tratar sobre el paso del I s tmo de Tehuantepec y sobre el pago de las reclamaciones que pue­dan hacerse ambos Gobiernos" .

Juárez, como es b i e n sabido, deja Guana jua to para insta­larse en Guadala jara , resolviendo trasladarse a Veracruz vía M a n z a n i l l o , Panamá, Nueva Orleáns y L a Habana , estable­ciendo la sede del Gobierno legítimo en ese puer to el 4 de mayo de 1858.

E n Guadala jara , el 2 de marzo comisionó a José María M a t a para que se trasladara a los Estados U n i d o s , con objeto de obtener el reconocimiento del gobierno de esa Nación. I n ­fructuosamente permaneció M a t a hasta fines de 1858 en Was­h i n g t o n ; p o r entonces, según M a t a el presidente Buchanan juzgaba "conveniente esperar a ver qué ventajas podía sacar de la situación i n d e f i n i d a en que nuestro país se h a l l a " .

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La misión confidencial del agente William M. Churchwell

E l 27 de dic iembre de 1858, el gobierno de los Estados U n i d o s designó a W i l l i a m M . C h u r c h w e l l "agente especial en misión secreta", para que se trasladara a México a examinar­la situación política.

C h u r c h w e l l desembarca en Veracruz hasta el 19 de enero d e l año siguiente; vis i ta Jalapa, Petóte, México, Orizaba y Córdoba, para redactar el 8 de febrero u n i n f o r m e " p o l í t i c o -a i Secretario de Estado con certeras observaciones y objetivas apreciaciones, pero con conclusiones deformadas, pues supone q u e frente a l anhelo de paz de los liberales y la presión m i l i ­tar de M i r a m ó n frente a Veracruz, el Gobierno encabezado p o r Juárez se doblegaría al i n f o r t u n i o y aceptaría las demás condiciones que se le proponían para reconocerlo como Go­b i e r n o de facto.

E n Veracruz logra hacer contacto con el presidente Juá­rez, pero no parece que haya plat icado con él; probablemente se l imitó su relación a u n encuentro breve de carácter social; por el contrar io , sostiene varias entrevistas con M e l c h o r Ocam-po y M i g u e l L e r d o de T e j a d a ; seguramente m a n t u v o con ellos largas conversaciones en que insistió sobre la proposi­ción de ceder Baja C a l i f o r n i a y perfeccionar los tránsitos de Nogales a Guaymas, de M o n t e r r e y a Mazatlán y en el I s tmo de Tehuantepec.

E l 22 de febrero, redactó u n a i m p o r t a n t e comunicación para el presidente Buchanan, que ha sido base para endere­zar graves cargos a Juárez, Ocampo y Lerdo de Te jada , pol­la defectuosa o l a tendenciosa traducción de quienes la h a n u t i l i z a d o .

C o n gran o b j e t i v i d a d y acierto, C h u r c h w e l l examina en esa carta varios temas, entre ellos la deuda inglesa y el poder económico de la Iglesia.

E n el archivo de la Secretaría de Relaciones, hemos en-contratado u n a m i n u t a con el t ítulo de Extracto de las comu­nicaciones bajo el mismo pliego que la carta confidencial del

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Sr. Churchwell, dirigida al Sr. Presidente de Estados Unidos, fecha 22 de febrero de 1859; aunque n o está f i r m a d a n i r u ­b r i c a d a p o r nadie, es indudablemente auténtica, porque su contenido se c o n f i r m a con documentos posteriores y, además, fue p u b l i c a d a por el doctor M a n n i n g como anexo a la nota d e l 7 de a b r i l del M i n i s t r o M c L a n e a l Secretario de Estado Cass.

D o n A l b e r t o María Carreño desde 1922 h a b í a publ icado u n d o c u m e n t o que a f i rma haber localizado en el archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, con el que pretendió p r o b a r que Ocampo y L e r d o de T e j a d a a d q u i r i e r o n compro­misos con C h u r c h w e l l y que éstos quedaron precisados en u n p r o t o c o l o cuya copia facsimilar posteriormente .se r e p r o d u j o i n c o m p l e t a , pues publ ica la p r i m e r a página sin f i r m a alguna, p o r l o que queda en d u d a si fue copia de u n proyecto o de u n d o c u m e n t o d e f i n i t i v o . 1 0

A la vista de los documentos disponibles y con una acti­t u d ob je t iva , puede formularse la siguiente hipótesis: al dis­c u t i r la situación, C h u r c h w e l l indicó a Ocampo y Lerdo de T e j a d a que el posible reconocimiento del gobierno constitu­c i o n a l estaba condic ionado a que se accediera a las peticio­nes del gobierno estadounidense, presentadas ya en ocasiones anteriores.

A m b o s func ionar ios escucharon, s in rechazar, pero sin con­ceder y el lo h izo pensar a C h u r c h w e l l que estaban de acuerdo y se sintió autorizado a preparar u n proyecto de protocolo , el que se negaron a f i r m a r . Este proyecto fue a dar al A r c h i v o y d o n A l b e r t o M a r í a Carreño lo encontró muchos años después.

Interesados en lograr el reconocimiento de Estados U n i ­dos, a t i e m p o de que M i r a m ó n sit iaba Veracruz, Ocampo y L e r d o de T e j a d a con marrullería , p e r m i t i e r o n que Church­w e l l supusiese que los puntos contenidos en el protocolo se­r i a n aceptados. E l agente norteamericano l o comunicó así ai presidente B u c h a n a n en u n documento que ha desaparecido

io La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos. 1789¬1947. 2? edición. Ed. Jus. México, 1961.

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de los archivos de los Estados Unidos , pues no se encuentra rastro de él.

El ministro McLane reconoce al gobierno de Juárez

T a n luego como l legaron al Departamento de Estado los informes de C h u r c h w e l l del 8 y 21 de febrero, el presidente Buchanan decidió establecer relaciones con el G o b i e r n o de Juárez; cuando ya estaba decidido, l legaron noticias exagera­das de que la situación m i l i t a r había cambiado a favor de Miramón, l o que alarmó a Buchanan. Propuso a su gabinete designar u n m i n i s t r o que se trasladara a México, invest ido de las facultades necesarias para resolver a su a r b i t r i o a qué go­b i e r n o se reconocía de jacto y, con ese f i n , el 7 de marzo de 1859, designó m i n i s t r o al senador Rober t M . M c L a n e a q u i e n , ese mismo día, el Secretario de Estado Lewis Cass le impart ió amplias instrucciones en interesante documento .

Lewis deja al b u e n j u i c i o de M c L a n e escoger el gobierno que convenga reconocer, sin preocuparse por su l e g i t i m i d a d sino de la capacidad del mismo para negociar. U n a vez esta­blecidas las relaciones diplomáticas M c L a n e debía procurar obtener tratados de límites y de pasos, u t i l i z a n d o las instruc­ciones que se le d i e r o n a Forsyth en 1857.

Desembarca M c L a n e el 1«? de a b r i l y al día siguiente se entrevista con el m i n i s t r o de Relaciones Exteriores, M e l c h o r Ocampo y con el de Justicia, M a n u e l R u i z .

E l 4 de a b r i l , M c L a n e envía a Ocampo una nota cate­górica y precisa, apoyándose en el memorándum del 22 de febrero de C h u r c h w e l l a Buchanan - q u e ha desaparec ido- , según el cual el gobierno de Juárez ejerce jurisdicción sobre la mayoría de Estados de la R e p ú b l i c a Mexicana; de ese i n ­forme se desprende que el gobierno de Juárez está dispuesto a ceder Baja C a l i f o r n i a y negociar varios derechos de paso; f i n a l m e n t e M c L a n e declara estar convencido de que el go­b i e r n o de Juárez "posee el derecho político de ajustar, de u n a manera honrosa y satisfactoria, las cuestiones pendientes cuan­do las relaciones entre los dos países se suspendieron" y que

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ese g o b i e r n o "está dispuesto a ejercer su derecho y poder pol í t ico en estas premisas con u n espíritu de lealtad y amistad" .

A l día siguiente Ocampo contestó con u n a nota amañada y hab i l idosa ; responde al emplazamiento de M c L a n e , pero en nada se compromete y hace afirmaciones parafraseando la n o t a de M c L a n e , lo que debe haber satisfecho a este M i n i s ­t r o ; pero examinados l i tera lmente tales argumentos se redu­cen a aceptar el dicho de G h u r c h w e l l únicamente en cuanto que e l gob ierno de Juárez tiene a u t o r i d a d para "ajustar de m a n e r a ' h o n r o s a y satisfactoria las cuestiones p e n d i e n t e s . . . con u n espíritu de lealtad y amis tad" .

F i n a l m e n t e , el 6 de a b r i l , M c L a n e reconoce al gobierno C o n s t i t u c i o n a l y presenta sus credenciales al presidente, inter­cambiándose discursos.

Se inician las conversaciones con McLane

O b l i g a d o M c L a n e a permanecer en sus habitaciones por enfermedad, el día 13 de a b r i l , o sea u n a semana después de su presentación de credenciales, decide no perder t i empo e i n i c i a conversaciones con Ocampo para examinar el "Proyec­to de T r a t a d o referente a Tehuantepec" , siguiendo las ins­trucciones impar t idas al m i n i s t r o Forsyth, en 1857.

Por razones tácticas, acaso sin conocimiento de Juárez, Ocampo, según M c L a n e , le d i j o que el presidente estaría dis­puesto a ceder la Baja C a l i f o r n i a , " p e r o d u d a que el Congreso que será elegido en octubre próximo, pueda ser i n d u c i d o a r a t i f i c a r esta cláusula del T r a t a d o que ahora se pone a nues­t ra consideración" .

N o cabe d u d a que este es el p r i m e r paso de Ocampo para rechazar la pretensión de vender Baja C a l i f o r n i a .

Son días de Intensa ac t iv idad diplomática ; Ocampo i n t r o ­duce en las discusiones entre los representantes de ambos go­biernos u n nuevo elemento: presenta el 22 de a b r i l la inic ia­t iva para examinar u n a alianza defensiva y ofensiva entre Es­tados U n i d o s y México , propuesta que no fue del agrado de M c L a n e y menos del Depar tamento de Estado, por conside-

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r a r que e l lo representaba m o d i f i c a r la política i n t e r n a c i o n a l q u e por esa época sostenía el gobierno estadounidense.

Frente a l a habi l idosa propuesta de Ocampo de que sean dos tratados los que se concierten, u n o para los derechos de paso y o t r o para la cesión de Baja C a l i f o r n i a , para que cada u n o sea objeto de t ra tamiento separado, el presidente Bucha¬n a n ordena que sea u n o sólo, de acuerdo con sus instrucciones originales.

E l 18 del mismo mes, Ocampo presenta u n proyecto de T r a t a d o de A l i a n z a Ofensiva y Defensiva, entre México y Es­tados U n i d o s , que según Fuentes Mares " tenía como f i n ma­tar dos pájaros con el mismo perdigón. Buscaba el G o b i e r n o Const i tuc ional , en p r i m e r lugar, contar con los Estados U n i ­dos para mantener en j aque la intervención europea, gestio­nada insistentemente por los conservadores, y en ese sentido, los artículos 2? y 3? no dejan hueco a la interpretación: t a n d e f i n i d o así resulta el propósito que Juárez perseguía".

McLane propone en firme un proyecto de Tratado (1859)

E l 20 de j u n i o siguiente, en u n a breve nota , M c L a n e re­m i t e a Ocampo u n proyecto de T r a t a d o y le i n d i c a que a ese documento se h a n incorporado los resultados de las conversa­ciones " c o n las modificaciones que se me ha ordenado p i ­d iera" .

Dos días después, en u n a p r o l i j a nota de M c L a n e , al se­cretario Cass, da cuenta que ha sostenido tres amplias con­versaciones con el m i n i s t r o Ocampo y " u n a conferencia con el Presidente, estando presentes el señor Degol lado, Secretario de Guerra y el señor Ocampo, M i n i s t r o de Relaciones Exte­r iores" .

I n f o r m a que n o se podrá lograr la cesión de Baja Ca l i for ­n ia , pues los funcionar ios mexicanos argul len u n nuevo pre­texto ; sería rechazada por los estados del nor te y del centro del país. Resignado, M c L a n e comenta " N o insistiré más so­bre este p u n t o . . . "

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E n n o t a posterior del 25 de j u n i o , amplía sus razonamien­tos; en ella, M c L a n e concluye que no será posible que el go­b i e r n o de Juárez acepte ceder Baja C a l i f o r n i a , Respecto a los otros puntos incluidos, aclara: " e l proyecto que sometí al M i ­n i s t r o de Relaciones Exteriores, cubre puntos que han sido en cierto modo regulados por Tratados existentes entre Méxi­co y Estados Unidos y u n T r a t a d o referente a ellos en el pre­sente, podría tomarse como una simple ampliación de lo que ya existe y es precisamente en este sentido que vo he nego­ciado con ellos".

E n valioso documento que se localizó en el A r c h i v o de la Secretaría de Relaciones Exteriores, m i n u t a del or ig ina] que p u b l i c a el señor M a n n i n g en la obra que nos ha servido como i m p o r t a n t e fuente documental , Ocampo se d ir ige el 9 de j u ­l i o a l m i n i s t r o McLane , en u n a nota a la que a d j u n t a u n pl ie­go de observaciones al proyecto de T r a t a d o que este últ imo presenta. Resultado de cambios de impresiones en el seno del gabinete esta nota es la opinión responsable del gobierno const i tuc ional .

Es en rea l idad u n contra-proyecto de T r a t a d o a la propo­sición o r i g i n a l de M c L a n e , que p e r m i t e observar la posición del gobierno Const i tuc iona l ; es vigorosa frente a la petición de ceder Baja C a l i f o r n i a ; accesible respecto a la reglamenta­ción los derechos de paso; enérgica hasta donde las circuns­tancias del momento lo p e r m i t e n , frente a las implicaciones mi l i ta res de los derechos de paso.

Dos días después M c L a n e recalca en u n in forme al secre­t a r i o de Estado Ca.ss, que ha aclarado a l gobierno de México " q u e no deberá esperar ayuda económica del gobierno de los Estados U n i d o s , a menos que se conceda dicha cesión y no escatimo esfuerzos para asegurarla". D a aviso que M i g u e l Ler­do de Te jada , M i n i s t r o de Hacienda, irá próximamente a Es­tados U n i d o s a conseguir u n préstamo con la hipoteca de los bienes d e l clero, recientemente nacionalizados, y sugiere que se le obstaculice, porque si logra el préstamo "es m u y seguro que n i él n i sus colegas (de gabinete) estarán dispuestos a ceder la Baja C a l i f o r n i a en las actuales condiciones del Go­b i e r n o C o n s t i t u c i o n a l " .

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596 JORGE L. TAMAYO

Ocampo deja el M i n i s t e r i o de Relaciones, sustituyéndolo Juan A n t o n i o de la Fuente y M c L a n e piensa que el nuevo Secretario de Relaciones adoptará u n a posición diferente a su antecesor, ac t i tud que se propone aprovechar; con ese propó­s i to le envía el 19 de agosto una nota que acompaña con u n interesante memorándum que servirá de base para una con­versación del día siguiente. Ambos documentos, localizados e n el A r c h i v o de la Secretaría de Relaciones Exteriores, son de gran valor para precisar la patriótica a c t i t u d de Ocampo. M c L a n e i n i c i a el memorándum en f o r m a enfática cuando i n ­dica "que no puedo aceptar las modificaciones propuestas por el señor Ocampo al proyecto referido a su consideración". C o n detalle, re futa cada u n o de los puntos del contraproyecto y concluye en forma categórica: "Si el Gobierno Constitucio­nal permanece en su resolución ya indicada en la carta de S. E. el señor Ocampo, siento no tener órdenes que me per­mitan consumar la negociación sobre estas bases".

L a lectura del memorándum es el m e j o r elogio a Ocampo, pues escrito por la p l u m a de M c L a n e , exhibe la posición enér­gica de Ocampo defendiendo, lo m e j o r posible, los intereses ele México .

In jus tamente y sin fundamento , algunos autores preten­den que el nuevo Secretario de Relaciones Exteriores man­t u v o una posición diferente a la ele Ocampo.

E l p r o p i o M c L a n e contradice esta equivocada apreciación, cuando el 27 de agosto, en comunicación al secretario Cass, al relatar su entrevista, explica que " e l señor De la Fuente se m a n t u v o a favor del contraproyecto del señor Ocampo y lo defendió, d ic iendo que el señor presidente no compromete­ría a su G o b i e r n o con una cesión de t e r r i t o r i o " . T a m b i é n i n ­f o r m a que frente al interés del nuevo M i n i s t r o de obtener u n empréstito o rec ib i r compensación por los tránsitos, le indicó que ello n o sería posible sino después de la ratif icación por ambos gobiernas, de l T r a t a d o a que se llegara. E l diálogo en­tre M c L a n e y De la Fuente, es idéntico a o t ro anter ior entre M c L a n e y Ocampo. E n ese m i s m o documento af lora, por par­te de M c L a n e , la duda sobre la capacidad const i tucional del presidente Juárez para ra t i f i car el T r a t a d o .

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 597

J u a n A n t o n i o de la Fuente, en estupendo documento d e l 30 de agosto, cuya m i n u t a hemos localizado en el A r c h i v o de la Secretaría de Relaciones Exteriores, precisa la posición de México , pero c o n f i r m a la c o n t i n u i d a d de su acción con la de Ocampo al a f i r m a r que " e l respeto que el G o b i e r n o Cons t i tuc iona l tiene a sus estipulaciones en este negocio, fue u n a de las principales razones, porque el señor Ocampo ( p r i ­mero) y yo después, tuvimos e l sentimiento de no aceptar varios artículos del proyecto de usted" .

M c L a n e considera que la posición del gobierno es i r r e ­d u c t i b l e y resuelve irse a su país de vacaciones. Su re torno a los Estados U n i d o s sin el T r a t a d o , causa mala impresión; re­gresa a su país molesto y desanimado.

Diversos comentaristas o l v i d a n el cambio de la situación m i l i t a r ; las fuerzas del noreste avanzaron hasta el centro del país y la perspectiva parecía favorable al gobierno l i b e r a l . Consecuentemente, la política de discusiones sin comprome­terse a nada, sostenida por el gobierno mexicano, podía con­cluirse y tomar una a c t i t u d f i r m e ante el gobierno de Estados U n i d o s .

Por o t ra parte, el G o b i e r n o Const i tuc ional había alcan­zado una serie de t r iunfos políticos; logró el reconocimiento estadounidense, había afianzado las relaciones y era ya difícil que frente a la negativa a u n a cesión de te r r i tor ios , ' e l presi­dente Buchanan r o m p i e r a con el presidente Juárez.

Se firma el Tratado McLane-0campo (1859)

Regresó M c L a n e de los Estados Unidos a fines de noviem­bre, después de unas vacaciones en las que de paso había re­c i b i d o fuertes presiones de su gobierno para llevar adelante .sus puntos de vista respecto al proyectado tratado y, sobre todo, precisas instrucciones sobre cómo proteger los intereses estadounidenses en la zona ocupada por los conservadores, i n ­cluso l legando al extremo de enviar tropas a esa zona, con o

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s i n el consentimiento del gobierno del presidente Beni to Juárez .

L a f luctuante situación m i l i t a r estaba ahora en su estapa adversa al gobierno l i b e r a l : consciente de ello, M c L a n e pre­s ionó; Juan A n t o n i o de la Fuente deja el puesto de secretario de Relaciones Exteriores, que nuevamente ocupó Ocampo el 1? de dic iembre.

C o n t i n u a r o n las discusiones; M c L a n e , al convencerse de l a negativa de Juárez a ceder t e r r i t o r i o , r e t i r a su exigencia de absorber Baja C a l i f o r n i a y parte de C h i h u a h u a y Sonora.

E n cambio insistió y o b t u v o los derechos de tránsito en el I s t m o de Tehuantepec y en las rutas Nogales-Guaymas y Ca-margo-Monterrey-Salti l lo-Mazatlán. Además, logró la facultad discrecional para el gobierno de los Estados Unidos de pro­teger la r u t a ístmica " e n el caso excepcional de pel igro i m ­previsto e i n m i n e n t e para las vidas o las propiedades de los ciudadanos de los Estados U n i d o s . . . " T a m b i é n logró u n ven­tajoso convenio de in tercambio comercial .

E l gobierno de Juárez, pese a encontrarse en situación tan apurada , había logrado n o ceder t e r r i t o r i o e i n t r o d u c i r la convención para "conservar el o r d e n y la seguridad en el te­r r i t o r i o de la Repúbl ica de México y de los Estados U n i d o s " .

F ina lmente , el 14 de dic iembre , se f i r m a el T r a t a d o en dos copias de sus textos en español y en inglés. U n juego fue enviado a los Estados U n i d o s , siendo el por tador H e n r y Roy de la R e i n t r i e , secretario de la Legación y el o t ro se conservó en los archivos del gobierno mexicano. Los historiógrafos me­xicanos buscaron esta ú l t ima copia y, a l no encontrarla, su­pusieron que el gobierno mexicano la ocultaba; en real idad se había quemado en 1872, accidentalmente.

E n la obra publ icada p o r d o n Ignacio V a l l a r l a sobre los tratados no ratif icados, d u r a n t e su gestión como secretario de Relaciones Exteriores, omit ió r e p r o d u c i r el texto del Tra ta ­d o McLane-Ocampo y también cualquier referencia al mismo. E l l o ocurrió sencillamente porque no lo encontró en el ar­chivo de la Secretaría.

E n j u l i o de 1861 había sido solicitado por el Congreso y

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 599

se le envió j u n t o con las instrucciones y correspondencia co­nexa. E n 1872 el Congreso sufrió u n fuerte incendio en el que se perdió la mayor parte de l archivo y entre su acervo estaba e l expediente del T r a t a d o McLane-Ocampo.

Los textos d i f u n d i d o s en México h a n sido traducciones de publicaciones estadounidenses. E l fo l le to editado en 1914, cuando por decreto del Congreso estadounidense del 6 de mar­zo de ese año de jó de tener carácter secreto l a documentación sobre este T r a t a d o , nos ha servido para tomar el texto en es­pañol y en inglés que hemos reproducido en o t ra p a r t e . 1 1

E l l icenciado H u g o B. Margáin di l igentemente logró ob­tener copias fotostáticas del e jemplar del texto en español y en inglés, tomado de los archivos nacionales de W a s h i n g t o n .

Es úti l examinar cada u n o de los artículos:

E l artículo 1? en que se cedió a los Estados Unidos , a p e r p e t u i d a d , el derecho de tránsito es, como se expresa en el texto , u n a ampliación del artículo V I I I de l T r a t a d o de L a Mes i l la . Leyendo el mencionado artículo parece que esa ce­sión es exclusiva a EE. U U . , pero el artículo 3? señala que el l i b r e tránsito podrá concederse "sobre los efectos extranjeros o mercancías que pasen bona fide de dicho I s t m o . . . "

E n el art ículo 6? se establecía también la concesión del l i b r e tránsito de Nogales a Guaymas y en el 7? el correspon­diente a la r u t a Matamoros o Camargo hasta Mazatlán.

Respecto a l artículo 2? ha sido base de acerbas críticas j u n t o con el párrafo f i n a l de l artículo 5?. Es José Fuentes Mares q u i e n , en f o r m a más precisa y razonada, ha presentado la af irmación de que con esas estipulaciones se creaba u n condominio sobre las rutas de tránsito del I s tmo y las otras del norte , por lo que parece conveniente r e p r o d u c i r l o más saliente de su texto :

La s i tuación jur íd ica que d icho art ículo (el 2<>) suscita es grave de p o r sí, mas la parte f i n a l del art ículo 5? empeora su-

i i Benito Juárez: Documentos, discursos y correspondencia, t. I I I , pp. 751-766. México, 1965.

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600 JORGE L. TAMAYO

p e r l a t i v a m e n t e e l caso, ya que resuelve e l c o n d o m i n i o en bene­f i c i o exclusivo de u n o de los contratantes , o sea, de los Estados U n i d o s . Este art ículo 5? es u n verdadero galimatías. E n sus pr imeras líneas resulta congruente con e l artículo 2<?, ya q u e sobre la base d e l c o n d o m i n i o previene que, si en algún t i e m p o se h ic iera necesario e l e m p l e o de fuerzas mi l i tares para l a se­g u r i d a d y protección de las personas y bienes en tránsito p o r las rutas existentes o que l legaran a ex is t i r a través de l I s t m o , M é x i c o contra ía la ob l igac ión de p r o p o r c i o n a r los efectivos necesarios para ese f i n , p u d i e n d o emplearse las fuerzas de los Estados U n i d o s , a petición del Gobierno de México.

Pero a la vista de la parte f i n a l de ese artículo en que los Estados Unidos quedan autorizados en caso excepcional de pel igro imprevis to de enviar fuerzas mil i tares " s i n haber ob­ten ido previo consent imiento y se retirarán dichas fuerzas cuando cese la necesidad de emplearlas", Fuentes Mares hace las siguientes consideraciones:

Planteada así la cuest ión, resul tan las conclusiones siguientes:

a) E l art ículo 21? establece que e l condominio de ambos países sobre las vías ístmicas, de u n o a o t r o mares, " p o r cual­q u i e r c a m i n o que ac tualmente exista, o que existiera en l o sucesivo" - a r t í c u l o 1?- , con e l agravante de no f i n c a r u n con­d o m i n i o t e m p o r a l , p o r razones de emergencia, sino absoluto y a p e r p e t u i d a d . De haberse l l evado a la práctica el T r a t a d o , e l I s t m o de T e h u a n t e p e c se encontrar ía hoy sujeto a u n a c o n d i ­ción parecida a la de T á n g e r , " v i l l a marroquí contro lada in ter -n a c i o n a l m e n t e " , según declaración de l Sul tán de Marruecos d e l 10 de a b r i l de 1947, y verdadero c o n d o m i n i o de diversas po­tencias a pesar de que l a división de sus competencias n o se encuentra f o r m u l a d a sobre u n pie de i g u a l d a d . 1

b) E l art ículo 5?, que p r i m e r o resulta compat ib le , y a u n a m i n o r a los efectos de l 2", f i n a l m e n t e resuelve eí c o n d o m i n i o en el benef ic io exclusivo de u n a de las partes, o sea que esta­blece e l dominio de los Estados U n i d o s . Es o b v i o que si u n país puede i n t e r v e n i r m i l i t a r m e n t e , a su discreción, en el t e r r i ­t o r i o de o t r o , s in que para e l lo sea preciso el c o n s e n t i m i e n t o de este ú l t imo, será aquél y no éste e l t i t u l a r de la soberanía sobre e l t e r r i t o r i o en cuest ión. L a úl t ima parte de l art ículo 5»

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 601

consigna la r e n u n c i a expresa de M é x i c o a l e jercic io de su sobe­r a n í a sobre e l I s tmo de Tehuantepec . Si e l art ículo 2? nos re­duc ía a l a condic ión de u n a " v i l l a marroquí c o n t r o l a d a inter -n a c i o n a l m e n t e " , e l art ículo 5? nos ba jaba hasta la situación de l a G u i n e a E s p a ñ o l a o e l Áfr ica E c u a t o r i a l Francesa. Hasta la d e l p o b r e Belice, sujeto a l d o m i n i o de u n a sola p o t e n c i a . 1 -

Gué Cánovas señala, con acierto, cómo algunas naciones soberanas en función de razones de convivencia in ternac ional h a n ten ido que conceder derechos de paso. E n 1904 Chi le es­tableció u n a m p l i o y perpetuo derecho de paso comercial a B o l i v i a para tener salida al Pacíf ico; en 1846 C o l o m b i a con­cedió a los Estados U n i d o s derecho de paso a través del Is tmo de P a n a m á a cambio de que los Estados Uir idos garantizaran la n e u t r a l i d a d de ese paso y los derechos de soberanía y de p r o p i e d a d de C o l o m b i a en ese I s tmo.

C u é Cánovas, apoyándose en la dolorosa real idad, conclu­ye a este respecto: "Estas servidumbres de paso en terr i tor ios de o t r a Nación, han sido impuestas por las necesidades eco­nómicas y p o r razones geopolíticas determinantes. E n el caso de México , su otorgamiento a los Estados U n i d o s había sido f i j a d o en tratados anteriores, aunque contingencias políticas, mi l i tares y de o r d e n pecuniario o b l i g a r o n a la ampliación de las mismas como recursos obligados de u n a Nación débil y en l u c h a c i v i l , f rente a u n país poderoso y u r g i d o de establecer comunicaciones rápidas para el t ransporte de i n d i v i d u o s , mer­cancías y elementos mil i tares a sus posesiones de la costa del O c é a n o P a c í f i c o " . 1 3

Respecto a l a exención de impuestos a las mercancías de paso, es i n d u d a b l e que representaba l a pérdida de ingresos fiscales potenciales que México podría rec ib i r al construirse las obras q u e p e r m i t i e r a n ese tráfico y que no se compensa­b a n con la indemnización de los cuatro mi l lones ele dólares q u e el G o b i e r n o de los Estados U n i d o s ofrecía pagar. Ade-

12 JOSÉ FUENTES MARES: Juárez y los Estados Unidos. L i b r o - M e x , 1960 . p p . 179 y 180.

13 AGUSTÍN CUÉ CÁNOVAS: Op. cit., p . 2 0 9 .

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más, y el lo es u n o de los aspectos que no se deben o l v i d a r , en el artículo 8? se establece la rec iprocidad para u n g r u p o de artículos determinados en u n a lista, ya sea " l ibres de derechos o con el t i p o de derecho que f i j e el Congreso de los Estados U n i d o s " .

Efect ivamente, el T r a t a d o McLane-Ocampo permit ía la intervención m i l i t a r estadounidense en las tres rutas, pero sólo para proteger " l a seguridad y protección de las personas y los bienes que pasen p o r a lguna de las precitadas rutas " y a so l i c i tud d e l gobierno mexicano, salvo caso de excepción; pero en este últ imo caso "se ret irarán dichas fuerzas cuando cese la necesidad de emplearlas".

T a m b i é n hay que recordar que el artículo I de la Con­vención establece que, a s o l i c i t u d del Gobierno de México , podrá solicitarse la ayuda de los Estados Unidos , para garan­tizar la seguridad y t r a n q u i l i d a d en el país y r e p r i m i r desór­denes en la f rontera .

C o n acierto y justi f icación, Cué Cánovas considera que

. . . e s o p o r t u n o ins i s t i r e n que dichas concesiones t u v i e r o n que establecerse para ev i tar la invasión nor teamer icana en Mé­x ico , a n u n c i a d a constantemente p o r la adminis trac ión de Bucha¬n a n . Frente a l p e l i g r o grave de la intervención m i l i t a r de los Estados U n i d o s , O c a m p o y J u á r e z h u b i e r o n de verse obl igados a f i j a r l a en u n convenio entre ambas Naciones, l i m i t a d a a los tránsitos establecidos en e l m i s m o T r a t a d o , r e f e r i d o exclusiva­m e n t e a la seguridad y protecc ión de l paso de mercancías y c iudadanos norteamericanos y sujeto a l t i e m p o e n que fuera necesaria, en o p i n i ó n d e l G o b i e r n o mexicano , además de los casos previstos en la Convenc ión , p r i n c i p a l m e n t e f r e n t e a los pro­blemas e n l a f r o n t e r a y los crímenes y a tropel los de los conser­vadores e n c iudadanos estadounidenses. Entendemos que más no p u d i e r o n hacer aquel los hombres , en u n a época en que e l i m ­p e r i a l i s m o esclavista nor teamer icano , dueño d e l p o d e r desde hacía más de m e d i o siglo, p a r a p o d e r mantenerse en el g o b i e r n o seguía p r o c l a m a n d o como p u n t o p r i n c i p a l de su p r o g r a m a po­lít ico la expans ión t e r r i t o r i a l hacia el sur, es decir , a costa de M é x i c o . 1 4

" ACUSTÍN CUÉ CÁNOVAS: Op. cit., p. 215.

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 603

A l e j a n d r o Viliaseñor y Villaseñor, q u i e n a fines del siglo

pasado publicó graves ataques en contra de Juárez, que más

tarde repitió Francisco Bulnes, reconoce que la situación era

la s iguiente :

. . .que los Estados U n i d o s se most raban bastante exigentes, se comprende al considerar la si tuación e n que Juárez se en­c o n t r a b a en Veracruz a p r i n c i p i o s de 1859, con sus e jércitos derrotados p o r todas partes, c o n la c i u d a d que le servía de re­f u g i o próxima a ser s i t iada p o r M i r a m ó n , con las escuadras francesas e inglesas, fondeadas en Sacrificios y rec lamando los réditos de sus convenciones así como u n a reparación e i n d e m ­nización p o r los actos de d o n J u a n J o s é de la Garza en Tam¬p i c o , que i m p u s o préstamos forzosos a residentes e x t r a n j e r o s " . 1 5

Por el lo estamos completamente de acuerdo con Cué Cá­

novas cuando caracteriza l a situación en la forma siguiente:

. . . f r e n t e a la d i p l o m a c i a agresiva de la administración de B u c h a n a n , necesitada de adquisic iones ter r i tor ia les para mante­n e r en el p o d e r a l p a r t i d o esclavista, el g o b i e r n o de J u á r e z t u v o q u e actuar con u n a pol í t ica realista y práct ica que concediera a l vec ino amenazador, l o menos que las circunstancias internas y la presión nor teamer icana i m p o n í a n a u n p a r t i d o que, como e l l i b e r a l , luchaba en dos frentes. E n e l i n t e r n o , contra e l par­t i d o conservador, dueño de los inmensos recursos de la Iglesia. E n e l externo , contra la E u r o p a m o n á r q u i c a , a l servicio de la causa reaccionaria y c o n t r a los expansionistas norteamericanos cuya intervenc ión m i l i t a r sólo podía evitarse a cambio de con­cesiones que p e r m i t i e r a n c o n v e r t i r l o e n u n al iado contra la in tervenc ión e u r o p e a . 1 '

A la vista de la actuación anter ior de Juárez, Ocampo, De

l a Fuente y demás dirigentes liberales y de su conducta pos­

ter ior , estamos convencidos que, desde que se recibió la visita

del agente C h u r c h w e l l , el G o b i e r n o Const i tuc ional y concre­

tamente Ocampo resolvieron seguir la corriente y, sin contraer

15 ALEJANDRO VILLASEÑOR Y VILLASEÑOR. Antón Lizardo, El tratado McLane-Ocampo. El brindis del desierto. Ed. Jus, México, 1962, p . 78.

i o AGUSTÍN CUÉ CÁNOVAS. Op. cit., p . 216.

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604 JORGE L. TAMAYO

compromisos, dejar la creencia de que estaban anuentes en ad­q u i r i r l o s . Apremiados por McLane , l legaron al f i n a la f i r m a d e l T r a t a d o en la a c t i t u d que tan certeramente ha caracteri­zado Cué Cánovas: " Juárez , i n f o r m a d o debidamente d e l pró­x i m o cambio político en los Estados U n i d o s y de la derrota de los esclavistas de Buchanan por los abolicionistas del gran A b r a h a m L i n c o l n , esperaba que el T r a t a d o , a pesar de su ra­t if icación, no fuera l levado a cabo por la nueva administra­c ión nor teamer icana" . 1 7

A l e j a n d r o Villaseñor y Villaseñor, ya citado, escribió tam­bién al respecto: " Juárez y Ocampo, al discut ir sus cláusulas - l a s del T r a t a d o - tenían la secreta esperanza de que cual­q u i e r a circunstancia les permitiría evadir su c u m p l i m i e n t o " . 1 3

Por .su parte, el l icenciado A n t o n i o C a r r i l l o Flores en u n m e m o r á n d u m inédito, de carácter par t i cu lar que preparó en j u n i o de 1961, en ju ic iando las consecuencias de la vigencia del mencionado T r a t a d o , niega que su ratif icación " h u b i e r a s ignif icado para México la pérdida de su soberanía" y apoya esa opinión en lo siguiente:

/ . N o en las cláusulas comerciales, p o r q u e la guerra c i v i l las h u b i e r a hecho inoperantes y después n o se habr ían p r o r r o ­gado, como n o se prorrogó en 1866 el T r a t a d o con I n g l a t e r r a con respecto de Canadá .

2. N o e n tratándose de los pasos, p o r q u e como los Esiados Unidos no recibían el derecho de construirlos, la t a l serv idum­bre quedaba l i m i t a d a a u n compromiso sujeto a u n a condic ión cuyo c u m p l i m i e n t o dependía p o r entero de la v o l u n t a d de Mé­x i c o . Y c o n f o r m e a todos los p r i n c i p i o s universales de derecho, u n a obl igac ión c o n d i c i o n a l con esas características no es o b l i ­gac ión jur íd ica . ¿Qué consecuencia t u v o e l paso concedido en el T r a t a d o Gadsden sobre e l I s t m o de Tehuantepec?

E l T r a t a d o es t e r m i n a n t e : " R e s e r v á n d o s e para sí la R e p ú ­b l i c a M e x i c a n a e l derecho de soberanía que t iene sobre todos los t ránsi tos" - a r t í c u l o 8<?. Esta enfá t i ca declaración desde u n p u n t o de vista legal , e l i m i n a la idea de que se hubiesen creado

i r AGUSTÍN CUÉ CÁNOVAS. Op. cit., p . 2 1 3 . 's ALEJANDRO VILLASEÑOR Y VILLASEÑOR. Op. cit., p . 138.

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 605

derechos e n favor de Estados U n i d o s que supusieran " co ndo ­m i n i o " como h a l legado a decirse, m á x i m e cuando es p r i n c i p i o aceptado e n Derecho Internacional ," que, en caso de d u d a , la presunción es siempre e n contra de la existencia de l a servi­d u m b r e .

E n cambio, C a r r i l l o Flores reconoce que " l o deplorable del T r a t a d o no es, en suma, el efecto real que hubiese ten ido , sino e l aspecto político i n m e d i a t o : la i r r i t a n t e subordinación - e n mater ia t a r i f a r i a - a l capricho del Congreso A m e r i c a n o y la eventual protección m i l i t a r " .

/•.,' Tratado en el senado estadounidense y decisión final de Juárez

E l 15 de dic iembre, a b o r d o del barco Brooklyn, partió de Veracruz r u m b o a N u e v a Orleáns, el secretario de la Legación de los Estados Unidos , H e n r y R o y de la R e i n t r i e , l levando el T r a t a d o y Convenio f i rmados el día anterior, c u m p l i e n d o así el deseo del presidente B u c h a n a n de acelerar los trámites de esta negociación. E l 26 del mismo mes llegó a W a s h i n g t o n y entregó al Depar tamento de Estado los documentos que se le habían confiado. E n función de los medios de transporte de la época, fue u n via je rápido y apresurado.

Hasta el 28 de febrero, en sesión secreta, se examinó el T r a t a d o , habiendo recomendado la Comisión de Relaciones Exteriores su aprobación. E n ella, el senador Simmons señaló que no había razón de pagar cuatro mi l lones de dólares por ventajas comerciales que, al amparo del p r i n c i p i o de " i g u a l ­dad con la Nación más favorecida" , podrían obtener otras naciones.

T e x t u a l m e n t e el senador Simmons d i j o : " E n efecto, te­n iendo en muchos de nuestros Tratados la cláusula de la Na-

i 9 HELEN DWIGHT REÍD: International Servitudes in Law and Practice. 1932, p . 16. Según cita del Lic . Carr i l lo Flores.

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c ión más favorecida, apenas ra t i f i cado el T r a t a d o de Vera-cruz, Ing la terra , Rusia, Francia, España, Prusia y todas las naciones q u e t ienen esta cláusula, querr ían que se haga ex­tensiva a ellas y entonces resultará que nos veremos obligados a establecer el l i b r e cambio con muchos países y respecto de muchos objetos que vendrían del extranjero a compet ir con los similares nacionales y que, sobre mermar considerable­mente las rentas de las aduanas federales, arruinarían muchos ramos de la producción n a c i o n a l " .

E l 15 de mayo se discutió el T r a t a d o y el Senado se negó a aprobar lo porque la protección a las rutas de paso "obl iga­ba a los Estados U n i d o s a i n t e r v e n i r en los negocios domésti­cos" de México , " l o cual es contrar io a la política t radic ional d e l país" . T a m b i é n se ob je tó el artículo 8 o del T r a t a d o como p e r j u d i c i a l "a los intereses de México y de los Estados LJni-dos" , p o r q u e otras naciones podrían anrovechar la l ib re i m ­portación que se establece.

E l 30 de mayo, el Senado examinó el T r a t a d o y las m o d i ­ficaciones propuestas; desechó estas últimas y en nueva vota­ción volvió a rechazar el T r a t a d o en su texto o r i g i n a l .

E l i n f o r m e del m i n i s t r o M a t a , del 1? de j u n i o , es p r o l i j o y detal lado; explica la secuela de este resultado y las verda­deras razones del rechazo. Fue el convencimiento de que no representaba u n t r i u n f o para los Estados U n i d o s y, además, el resultado de la complicada oposición parlamentar ia de que era ob je to Buchanan.

Es el i n f o r m e de Barandiarán al gobierno de Miramón, del 10 de j u n i o , la base que ha servido para d i f u n d i r la es­pecie de que el Senado de los Estados U n i d o s rechazó el T r a ­tado p o r q u e quienes se opusieron t i l d a r o n al gobierno l i b e r a l de " facc ión que vende a su país para alcanzar sus miras de rapiña y desorganización social" . Barandiarán atr ibuye esas expresiones a los senadores H a m m n o d y Seward, si b ien reco­noce que su fuente de información es verbal y no de persona responsable. N o existen documentos conocidos que prueben esa supuesta a c t i t u d que, además, contradice el posterior com­p o r t a m i e n t o de Seward d u r a n t e la lucha contra el I m p e r i o .

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T i e n e sobrada razón Cué Cánovas cuando señala que:

N o es exacto, como h a n a f i r m a d o escritores ant i juar is tas , q u e e l T r a t a d o haya sido r e p r o b a d o p o r e l Senado estadounidense, p o r contener estipulaciones contrarias a la soberanía mexicana. Su r e p u d i o fue , e n b u e n a par te , manifestac ión de l c o n f l i c t o en­tre esclavistas y antiesclavistas. Estos últ imos d o m i n a b a n ya e l Senado nor teamer icano . Por entonces exist ían e n los Estados U n i d o s , 15 Estados esclavistas f rente a 18 no esclavistas. 2 0

Juárez consultó a su gabinete en noviembre de 1860 sobre

si debía hacerse una nueva prórroga; parece prefer ib le que

sea él q u i e n relate lo sucedido:

D o m i n g o 4 de oc tubre . J u n t a compuesta de los Sres. Ocam-p o , E m p a r a n , L lave ( J u a n A n t o n i o de l a ) , Fuente ( José M a ­ría) , M a t a y e l Presidente.

Los señores O c a m p o y M a t a p r o p u s i e r o n q u e era conve­n i e n t e e l q u e se prorrogase e l término de la rat i f icación d e l T r a t a d o M c L a n e . E l señor De la Fuente pidió que la discusión t u v i e r a l u g a r después, p o r q u e necesitaba imponerse d e l T r a t a d o . Se le e n t r e g a r o n los or ig inales y se señaló para la discusión e l día 5 a las 10.

E n el día señalado se abr ió la sesión y e l señor De la Fuen­te expuso p o r varias razones que era de o p i n i ó n que n o se hic iera l a prórroga. Los señores Ocampo, M a t a , De la L l a v e y E m p a r a n , o p i n a r o n p o r la prórroga y e l Presidente resolvió que no se prorrogase e l término de l re fer ido T r a t a d o . Se le­vantó la s e s i ó n . "

A l negarse l a prórroga, de hecho, el gobierno mexicano

re t i raba su f i r m a del T r a t a d o y éste se incorporaba al g r u p o

de Tratados frustrados a los que, piadosamente, en los A r c h i ­

vos Nacionales de los Estados Unidos se les l l a m a " T r a t a d o s

imperfectos" .

20 AGUSTÍN CUÉ CÁNOVAS: El Tratado McLane-Ocampo. Ed. América Nueva. México, 1956. p . 239.

= i BENITO JUÁREZ: Documentos, Discursos y Correspondencia, vol . I , p p . 294 y 295.

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De los materiales que se h a n p o d i d o acumular, del exa­m e n de periódicos de la época y el estudio cuidadoso de las obras escritas por implacables censores de Juárez y del Par­t i d o L i b e r a l , - - así como del i m p o r t a n t e estudio de Cué Cá­novas y la valiosa obra de R a l p h Roeder, hemos llegado a la conclusión de que el T r a t a d o no fue aprobado por tres razo­nes que se a rgumentaron en las discusiones y que f u e r o n las siguientes:

a) N o se adquirió t e r r i t o r i o , o sea que se defraudó el pro­pósito expansionista de los sureños; tampoco, respecto a la vía interoceánica y demás rutas, se obtenía el contro l absoluto, quedando reducido exclusivamente a derechos de paso.

b) Su aprobación produciría u n cambio en la política arancelaria estadounidense, pasando de proteccionista a l ibre ­cambista. Se pensaba, si b i e n exageradamente, que esa m o d i ­f icación "arruinar ía la i n d u s t r i a norteamericana y reduciría las rentas d e l país" .

c) Es i n d u d a b l e que a varios senadores les preocupaba la capacidad jur ídica del presidente Juárez para ra t i f i car el T r a t a d o , n o por p r u r i t o legalista sino porque, temerosos de q u e ese gobierno no se consolidara, sólo su perfeccionamiento jur ídico podría obl igar a l gobierno opuesto que le sucediera.

Es de lamentar que los protagonistas de esta i m p o r t a n t e decisión, no hayan sido más explícitos respecto a las razones q u e g u i a r o n a Juárez para t o m a r t a n trascendental acuerdo. Parece i n d u d a b l e que el presidente Juárez escuchó las o p i n i o ­nes y críticas de Juan A n t o n i o de la Fuente, cuando la situa­ción m i l i t a r era ya favorable a los liberales y se veía próxima la p o s i b i l i d a d del t r i u n f o . T a m b i é n estuvo convencido que la oposición del Senado estadounidense sería difícil de vencer y de que el gobierno de los Estados U n i d o s no rompería sus re­laciones diplomáticas por negarse a prorrogar el plazo de la ratif icación.

22 Ale jandro Villascñor y Villaseñor, Alberto María Carrcño y José Fuentes Mares.

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EL TRATADO MCLANE-OCAMPO 609

E n esta decisión Juárez mostró su h a b i l i d a d polít ica y de­mostró q u e ya había alcanzado su madurez como estadista.

J u a n A n t o n i o de la Fuente, comentando al año siguiente este asunto, a f i rmaba que Juárez era u n gran p a t r i o t a : " e n n o v i e m b r e de 1860 corrigió grandemente la fa l ta que había cometido en momentos verdaderamente difíciles y rechazó el T r a t a d o McLane-Ocampo, que se proponía de nuevo a su aceptación" . Es decir, cuando tuvo o p o r t u n i d a d , porque los factores eran ya favorables, rectificó u n acuerdo que había t e n i d o que aceptar obl igado por las circunstancias.

Instalación del Segundo Congreso Constitucional; Juárez enjuiciado

De acuerdo con lo dispuesto en la Convocatoria a eleccio­nes de D i p u t a d o s y de Presidente de la Repúbl ica , de no­v iembre de 1860, éstas t u v i e r o n lugar el 5 de febrero en la mayor parte del país, aunque or ig ina lmente se había señalado la p r i m e r a semana de enero; la fecha se modif icó por los acontecimientos habidos después de la Convocatoria .

A p r i n c i p i o s de mayo se logró r e u n i r u n número suficien­te de d iputados que permitió la instalación del Congreso el 9 de ese mes. Juárez compareció ante la representación nacio­n a l para i n f o r m a r sobre las actividades del Poder E jecut ivo a p a r t i r de " l a funesta noche del 17 de dic iembre de 1857".

E n f o r m a somera, pero p r o l i j a , d i o cuenta a l Congreso de las diferentes etapas de la lucha. Señaló el proceso por el cual el pueblo "s int ió la imperiosa necesidad de no l imitarse a de­fender sus legítimas instituciones, sino de mejorarlas , de con­quistar nuevos pr inc ip ios de l i b e r t a d . . . "

Expl i có cómo surgieron las leyes de R e f o r m a y f ina lmen­te declaró q u e asumía ante la asamblea y la posteridad " l a responsabi l idad de todas las medidas dictadas por m i adminis­tración y que n o estaban en la estricta órbi ta const i tuc ional " .

E l Presidente del Congreso, José Mar ía A g u i r r e , contestó a l Presidente Juárez con u n discurso de a l to contenido doctr i ­n a r i o ; señaló q u e en m e d i o de la lucha por restaurar el orden

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const i tuc ional , el pueblo "proc lamó pr inc ip ios que, n u l i f i c a n ­d o el poder de sus enemigos, de jaron m u y atrás a la Consti ­tución de l a Repúbl i ca . Esos pr inc ip ios que son los que com­p r e n d e n las Leyes de R e f o r m a fueron , desde entonces, el es­tandarte a cuyo rededor se agruparon los defensores de la democrac ia . . . "

Elogió a Juárez por su conducta en los años de la guerra de R e f o r m a y celebró los esfuerzos para " b o r r a r las huellas sangrientas de la revolución, calmando pasiones aún conmo­vidas y haciendo apreciar al pueblo mexicano los beneficios de la paz, bajo las inst i tuciones más libres de la t i e r r a " .

L a comisión de Salud Públ ica del Congreso propone la suspensión de garantías para que el E jecutivo tenga mayor l i b e r t a d de acción en la lucha contra los rebeldes y la anar­quía . E n u n ambiente de a m p l i a l iber tad desusado en M é x i c o , se in i c ia la discusión de esa propuesta en el Congreso el 28 de mayo, o sea a las dos semanas de instalado. Se l l a m a a l ga­binete y frente a los minis tros se exhibe la desconfianza en cuanto al uso que el E jecut ivo puede hacer de esas facultades.

A l día siguiente cont inúa la discusión, terciando en ella, contra la i n i c i a t i v a , los diputados Suárez Navarro y Linares . E l presidente del Congreso, José Mar ía A g u i r r e , abandonan­do su s i t ia l va a la t r i b u n a para pronunciarse contra la pro­puesta que considera u n voto de confianza a l presidente J u á ­rez; con n o t o r i a pasión lo acusa de fa l ta de i n i c i a t i v a y de que, con o l v i d o d e l decoro nacional , lo puso "a los pies de los norteamericanos por m e d i o del T r a t a d o M c L a n e , en que se permitir ía la introducción de tropas extranjeras al t e r r i t o r i o nacional y se autorizaba al gobierno de W a s h i n g t o n para el arreglo de los aranceles mexicanos" .

Grave y peligrosa acusación del d i p u t a d o A g u i r r e que es aún arma de quienes pretenden atacar la m e m o r i a y l a actua­ción de Juárez . Conocen el cargo, pero i g n o r a n la f o r m a en que se lanzó y la reacción del Congreso y de la opinión pú­bl ica contemporánea.

E l 31 de mayo la Cámara recibe, por boca de M a n u e l R u i z , u n a a m p l i a expl icación; da lectura del texto del T r a t a d o , l o

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comenta y, además, hace una detallada explicación de la si­tuación, las presiones y las luchas que el Gobierno Consti­t u c i o n a l t u v o que sostener en Veracruz.

R u i z hab la por sí y con autorización del presiednte Juá­rez. Sus palabras son de gran u t i l i d a d para entender la situa­ción y la génesis del mencionado T r a t a d o desde el ángulo de la r e a l i d a d polít ica.

E l d i p u t a d o A g u i r r e va a la t r i b u n a y aclara que conocía el texto d e l T r a t a d o por una n o t a publ icada en La Crónica de N u e v a Y o r k , y acaba p r o p o n i e n d o que el E jecut ivo envíe a l Congreso e l T r a t a d o y todos los documentos conexos para q u e el Congreso los conozca.

N o h u b o , pues, decisión de ese cuerpo frente a la temera­r i a opin ión d e l d i p u t a d o A g u i r r e y en el mismo Congreso se señaló esa acusación como una m a n i o b r a para obl igar a Juá­rez a dejar la presidencia.

A l día siguiente se pide a la Secretaría de Relaciones el expediente y dos días después el m i n i s t r o León Guzmán lo r e m i t e .

Los graves acontecimientos posteriores d is t ra jeron la aten­ción del Congreso y el asunto no volvió a tratarse, pero el expediente cont inuó en el A r c h i v o del Congreso y en el i n ­cendio que éste sufrió en 1872 se quemó, j u n t o con numero­sos documentos de impor tanc ia .

L a opinión pública reaccionó y surgieron numerosas pro­testas contra l a opinión del d i p u t a d o A g u i r r e entre la que se destaca el magníf ico artículo de Francisco Zarco, que nos pa­rece u n o de los mejores análisis que conocemos de la situa­ción polít ica de ese m o m e n t o y de la génesis del célebre T r a t a d o .

E l 3 de j u n i o , Francisco Zarco salió en defensa de Juárez en u n a m p l i o y razonado artículo, cuyo párrafo más destaca­do es el s iguiente :

¿Cómo sabe e l Sr. A g u i r r e , cómo puede saber e l j u r a d o , cuáles e r a n las intenciones de l Sr. J u á r e z acerca d e l T r a t a d o M c L a n e , cuáles las modi f icac iones que h u b i e r a propuesto si se h u b i e r a r e a n u d a d o la negociación, cuáles los artículos a que

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habría negado su rat i f icación? Esta s imple p r e g u n t a destruye todos los cargos y la esperanza ardorosamente expresada por algunos órganos de la prensa, de que este inc idente basta para i m p o s i b i l i t a r a l actual depos i tar io d e l E jecut ivo , de ascender a la Presidencia C o n s t i t u c i o n a l de la R e p ú b l i c a .

Para concluir este largo artículo, reproduciré como colo­

f ó n unos párrafos de las memorias de Rober t M c L a n e p u b l i ­

cadas en edición pr ivada en 1903; 2 3 a l referirse a su gestión

en Veracruz M c L a n e expresa opiniones elogiosas a Juárez,

q u e muestran la posición del gobierno de los Estados U n i d o s

y la verdadera razón por l a que no fue rat i f icado el T r a t a d o

p o r el Senado de esa nación:

T u v e grandes d i f i c u l t a d e s para vencer los temores y dudas a u n de l G o b i e r n o C o n s t i t u c i o n a l de Veracruz, ya que e l señor B u c h a n a n urgía la adquis ic ión de la Baja C a l i f o r n i a y el pre­sidente Juárez , con s ingular determinación, rehusó ceder u n pie de t e r r i t o r i o , cualesquiera que fuesen las consecuencias. Por f o r t u n a , logré ganar su conf ianza y benevolencia, así como su deseo p o r i m p u l s a r la amistad y e l comercio con Estados U n i ­dos, que consideré resultaría más ventajoso por m e d i o de rela­ciones comerciales que p o r la adquis ic ión de t e r r i t o r i o ; asimis­m o , lograría l a as imilac ión entre nuestra robusta poblac ión y los i n d i o s y mexicanos q u e entonces vivían en la Ba ja Cal i for ­n i a y en los estados d e l n o r t e de l país.

Propuse la a p e r t u r a de medios de comunicac ión entre e l G o l f o de M é x i c o y e l G o l f o de C a l i f o r n i a y entre e l Pací f ico y el G o l f o de M é x i c o , estableciendo almacenes de depósito e n las terminales con e l derecho de proteger , en común con Méxi ­co, estas vías de comunicac ión y los almacenes; asimismo, esta­blecer relaciones comerciales entre ambas repúblicas .

U n T r a t a d o de esta naturaleza fue negociado y aprobado por el presidente B u c h a n a n y p o r e l presidente J u á r e z . E l sena­do de Estados U n i d o s l o rat i f icó ; s in embargo, los p a r t i d a r i o s sureños de la a n e x i ó n d e l ac tual t e r r i t o r i o mexicano, j u n t o con los defensores de u l t r a , proteg idos industr ia les de N u e v a I n ­

és ROEEET M . MCLANE, Remiscenses 1827-1897 . Edición privada, 1903 , p p . 140-145.

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gla terra , se o p u s i e r o n y c o n t i n u a r o n su discusión sobre e l pro­b l e m a g e n e r a l de la esclavitud, que cu lminó e n la guerra c i v i l y de secesión. A u n así, a los mejores hombres d e l senado se les e n c o m e n d ó apoyar el T r a t a d o .

E l C o m i t é de Relaciones Exter iores d e l Senado, que reco­m e n d a b a su rat i f icación p o r este C u e r p o , estaba c o n s t i t u i d o p o r personalidades notables. I n t e g r a b a n este Comité , Masón, de V i r g i n i a ; Seward, de N u e v a Y o r k ; S l idel , de L o u i s i a n a ; Dou¬glas, de I l l i n o i s . Estos señores v o t a r o n a favor .

E l señor B u c h a n a n sintió m u c h o e l rechazo de l Senado para la ra t i f i cac ión de este T r a t a d o , puesto que creía que estable­cería las relaciones comerciales entre ambas repúblicas y que abr i r ía e l c a m i n o para la admisión de todos los estados mexica­nos en nuestra U n i ó n .

Se me solicitó me d i r i g i e r a a W a s h i n g t o n para dar explica­ciones a l C o m i t é de Relaciones Exter iores de l Senado y nunca regresé a M é x i c o .

M i interés e n la misión encomendada concluyó con el re­chazo de la rat i f icación d e l T r a t a d o en e l Senado, y e l pe l igro i n m i n e n t e de guerra c i v i l me impidió abandonar en esa época m i país y m i f a m i l i a .

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