extravagante - bryan jarrett

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Vida Cristiana

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  • El libro de Bryan es la mejor gua que conozco sobre la manera en que debemos responder al gran amor de Dios para nosotros. Quien le ofrezca la extravagante consagracin que Bryan des-cribe, ser bendecido de una manera incalculable.

    Robert Morris, PastorIglesia Gateway, Southlake, Texas

    Atencin, pastor!: el libro Extravagante, de Bryan Jarrett, puede avivar el fuego de Dios en su congregacin. La notable historia personal y los principios igualmente notables que l comparte con nosotros acerca de lo que Dios hace cuando le respondemos de una manera extravagante, podra revolucionar su vida espi-ritual y la de su iglesia.

    Dr. George O. Wood, Superintendente generalAsambleas de Dios de los Estados Unidos, Springfield, Missouri

    Si alguna vez ha habido un llamado a los cristianos para que despierten y para sealarles hacia una experiencia ms profunda y emocionante de Dios, ese llamado es el libro de Bryan Jarrett. El revolucionario discipulado que revela en su obra Extravagante es irresistible.

    Matthew Barnett, Presidente The Dream CenterPastor del Angelus Temple, Los ngeles, California

    EXTRAVAGANTE! Cuando conoc al pastor Bryan Jarrett, not en su persona esa extravagancia. Como padre, la dedicacin a sus hijos era algo extravagante. Como esposo, el incansable amor por su esposa tambin era extravagante. No es de sorprenderse que este libro tenga por ttulo Extravagante! Un Dios extrava-gante que nos ama con extravagancia, ms all de los lmites de la razn, sin restricciones de ninguna clase y de una manera superabundante. Si eso es lo que usted quiere experimentar, este libro es para usted. Lalo y comience hoy mismo a vivir esa vida extravagante!

    Dr. Samuel R. Chand(www.samchand.com)

  • b r y a n j a r r e t tprlogo de mark batterson

    Springfield, MO

  • www.InfluenceResources.com

    2012 Bryan JarrettTODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

    Publicado por Influence Resources1445 N. Boonville Ave., Springfield, Missouri 65802

    Publicado en asociacin con The Quadrivium GroupOrlando, [email protected]

    y New Vantage PartnersFranklin, [email protected]

    Ninguna parte de este libro ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperacin, o transmitida de ninguna manera

    o por ningn medioelectrnico, mecnico, de fotocopia, grabacin, o de cualquier otra manerasin previo permiso

    del dueo de los derechos de copia, con la excepcin de breves citas que se usen en comentarios,

    en revistas, o en peridicos.

    Diseo de la cubierta y formato interior por Allen CreativeSnellville, GA

    Traduccin al espaol: Dr. Andrs Carrodeguas. Ph.D., D.Min.Ttulo del original en ingls: Extravagant,

    Living out Your Response to Gods Outrageous Love. Copyright 2011 por Bryan Jarrett.

    Texto bblico tomado de la Santa Biblia Nueva Versin Internacional NVI Propiedad literaria 1999 por Bblica, Inc.TM Usado con permiso.

    Reservados todos los derechos mundialmente.

    ISBN: 978-1-93783-064-9

    Primera impresin 2012Impreso en los Estados Unidos de Norteamrica

  • Los dos hombres que han sido figura paterna para m estaban vivos cuando comenc este proyecto.

    Ambos fueron al cielo antes de que lo terminara.

    Dedico este libro a mi abuelo materno, M.D. Gibson,

    y a mi padre, Roy Jarrett:

    A mi abuelo, quien fue padre aunque no tena obligacin de serlo; y a mi padre, que se convirti en el padre

    que nunca antes fue.

  • ndice

    reconocimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ix

    prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xi

    introduccin extravagante por naturaleza . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

    captulo 1 el consejo de un sabio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

    captulo 2 un agridulce sometimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . .19

    captulo 3 provee y vencers . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .31

    captulo 4 un extravagante hace cosas extravagantes 47

    captulo 5 vive el lenguaje de la extravagancia . . . . . . . .53

    captulo 6 hambre de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .65

    captulo 7 con todo su corazn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .77

    captulo 8 lo que das es lo que recibes . . . . . . . . . . . . . . . . . .93

    captulo 9 sultalo! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .109

    captulo 10 comprobacin de seguridad . . . . . . . . . . . . . . . .121

    captulo 11 deja atrs las seguridades . . . . . . . . . . . . . . . . . .131

    captulo 12 la fe en juego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .141

    captulo 13 la obra del Espritu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .153

    captulo 14 ve y haz lo mismo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .165

    captulo 15 el ms extravagante de los regalos . . . . . . . . .171

    captulo 16 las lecciones ms valiosas de la vida . . . . . . .195

    captulo 17 el llamado a la extravagancia . . . . . . . . . . . . . .209

    captulo 18 pase lo que pase . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .233

    apndice cmo usar este libro en clases y grupos . . . .245

  • ix

    reconocimientos

    Gracias, Jess! La nica razn por la que tengo la capacidad de entender la extravagancia, es que t fuiste el iniciador del amor y me perseguiste con un exceso sin lmites.

    Veo un modelo de consagracin extravagante todos los das en mi hogar, por la forma en que Haley y mis tres hijos me aman. Su amor me proporciona el lugar seguro que necesito para cumplir el llamado de Dios.

    Mi gratitud a las dos congregaciones que me han concedi-do la honra de ser llamado pastor.

    A First Assembly of God de Pine Bluff, Arkansas. Ustedes le dieron a un inexperto predicador de veinticinco aos de edad la oportunidad de pastorear una iglesia de setenta y cinco aos que tena una rica tradicin. Su amor, paciencia y buena disposicin a seguirme en mis locos pasos de fe sern mi inspiracin por el resto de mi vida.

    Northplace Church, gracias por ser un laboratorio de cris-tianismo del Nuevo Testamento ante la vista del mundo del siglo veintiuno. Gracias por su dedicacin al reino de Dios, porque me ha liberado para seguir el exclusivo llamado que hay sobre mi vida. Despus de Jess y de mi familia, ustedes son el amor de mi vida.

    A nuestro personal; su competencia hace posible el sueo, su extravagancia honra a Dios, y su amistad hace que valga la pena seguir adelante.

  • xextravagante

    Al Dr. George Wood, mi gratitud por su visin de crear una plataforma para que los autores llenos del Espritu causen un impacto en el mundo.

    A Pat Springle, gracias por tu apoyo mientras escriba. Esto no habra sido posible sin tu ayuda.

    A los correctores de estilo, que se convirtieron en mucho ms que eso: David Shepherd y Greg Webster. Su dedicacin al mensaje de este libro se manifest en su labor destacada durante el proceso. Su profesionalismo y su sabidura me-joraron el proyecto, y conocerlos a ustedes me ha mejorado a m.

    Steve y Susan Blount, ustedes han sido los cuidadosos mentores que han guiado a travs de este proceso a un au-tor novato. Gracias por haber compartido conmigo sus aos de experiencia.

  • xi

    prlogo

    El seis de febrero es una fecha especial en mi familia. Es el cumpleaos de Josiah, mi hijo menor. Este ao, Josiah cumpli nueve aos, y ese mismo da, uno de los grandes sueos de su joven vida se convirti en realidad. Vio en per-sona el triunfo del equipo favorito de nuestra familia, los Green Bay Packers, en el Super Bowl XLV. Ser difcil darle alguna vez un regalo mejor que ese. Pero yo no soy el padre que consinti a su hijo, llevndolo al Super Bowl como regalo de cumpleaos. No; quien hizo este regalo fue Bryan Jarrett, un hombre que, movido por nuestro mutuo Padre celestal, generosamente concedi una experiencia indes-criptiblemente memorable a un nio que tanto l como yo amamos profundamente.

    Nuestro viaje al Super Bowl comenz tres semanas an-tes del gran evento. El lunes por la maana, despus que los Packers aseguraron su posicin, yo envi un alegre tweet, comentando que el cumpleaos de mi hijo coincidira con el da en que los Packers jugaran en el Super Bowl. En vis-ta de la oportunidad, Bryan me llam desde su iglesia en Dallas para decirme que quera comprar entradas para el Super Bowl para mi hijo y para m, y obsequiarnos un viaje con todos los gastos pagados. Slo haba una condicin, y a la luz de su grandioso ofrecimiento, era realmente muy pequea. El pastor Bryan quera que yo predicara en su iglesia el domingo del Super Bowl. Bast un nanosegundo para decidir que, por ese precio, vala la pena reorganizar mi agenda.

    El regalo de Bryan fue ms que extravagante. Una ofrenda de amor de su iglesia pag hasta el ltimo centavo de nuestro viaje a Dallas y los boletos para ver el partido. Al recordar, concluyo que no es un hecho corprendente. Su iglesia est acostumbrada a mostrar exorbitante generosi-

  • xii

    extravagante

    dad, porque Bryan, su pastor, siempre le ha presentado la intimidad de un Dios que no se detiene ante nada para amar a su pueblo. Los creyentes han aprendido su extravagancia del Extravagante Original y por exelencia.

    La historia de cmo Dios present paulatinamente a Bryan a su extravagante amor, parece ms bien una novela increblemente grandiosa. No hay manera de imaginar lo que Dios puede hacer. Bryan no pudo. Y, al igual que yo, estoy seguro de que usted se entusiasmar de ver que la extravagante naturaleza de Dios eleva la consagracin hu-mana a niveles notables.

    Bryan y yo tenemos algunas experiencias en comn. Ambos estudiamos en el mismo seminario (con algunos aos de distancia). Ambos somos pastores, y de vez en cuan-do conversamos sobre ideas para los sermones y acerca de problemas en el liderazgo. En estos ltimos aos, he llegado a respetar a Bryan como un lder muy bien dotado y un hu-milde hombre de Dios. Su pasin por el Seor es contagiosa, como tambin lo es su disposicin a aventurarse a cosas ex-traordinarias por Dios. Despus de leer este libro, tambin usted querr atreverse a hacer lo extraordinario. Eso es lo que me sucede a m.

    Mark BattersonPastorNational Community Church

    Washington, DC Junio del 2011

  • 1Ii n t r o d u c c i nextravagante por naturaleza

    Quin le viene a la mente cuando piensa en la gente ms rica del mundo? Warren Buffet? Bill Gates? Su to abuelo (verdad que sera fantstico)? Quienquiera que sea, las abundantes riquezas que tienen a su disposicin son imposibles de imaginar para la mayor parte de nosotros. Y en muchos casos, el nivel de generosidad del que son capaces se halla ms all de lo que nosotros podramos dar durante cien vidas seguidas, cual fuera nuestro actual nivel de ingresos. Sin embargo, si se pudieran reunir las decenas de miles de millones de dlares que vale una de esas perso-nas, ni todos los centavos que tienen se podran comparar con la donacin hecha por un hombre en la Biblia a la obra a la que Dios lo haba llamado.

    Antes de morir, David, el segundo rey de Israel, lo que ms quera era construir un templo al Dios a quien haba entregado todo su corazn durante la mayor parte de sus ochenta aos. Siervo obediente como siempre, le suplic al Seor que le permitiera realizar la tarea, pero Dios no se lo permiti. En cambio, el Seor decret que Salomn, el hijo de David, lo honrara con la tarea de edificar la casa al nico Dios verdadero. Con todo, esta reorientacin no disuadi a David de su visin de asegurarse de que se le construyera un templo a Dios. No; se sinti ms decidido an a garantizar el xito de aquel proyecto. Hizo un plan para estar seguro de que Salomn tuviera todo lo que nece-sitara para edificar un templo que superara en esplendor a

  • 2extravagante

    todos los dems. Por eso hizo una donacin, y con ella, dio las siguientes instrucciones a Salomn:

    Mira, con mucho esfuerzo he logrado conseguir

    para el templo del Seor tres mil trescientas

    toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de

    plata y una incontable cantidad de bronce y de

    hierro. Adems, he conseguido madera y piedra,

    pero t debes adquirir ms. Tambin cuentas

    con una buena cantidad de obreros: canteros,

    albailes, carpinteros, y expertos en toda clase

    de trabajos en oro, plata, bronce y hierro. As

    que, pon manos a la obra, y que el Seor te

    acompae! (1 Crnicas 22:14-16)

    Llevemos estas cantidades a trminos actuales, slo para que usted tenga una perspectiva ms precisa del gran tamao del regalo de David. El talento de metal, que es la medida usada en el texto original, pesaba unos treinta y dos kilogramos. Eso significa que David dio aproximada-mente tres mil trescientas toneladas de oro, es decir, unos 3,4 millones de kilogramos. Multiplique ese nmero por mil y tendr el nmero de gramos. Basndonos en el precio que tiene hoy un gramo de oro, David habra donado slo en oro alrededor de US$180 mil millones. Aada a esto las treinta y tres mil toneladas de plata, que valdran hoy unos US$42 mil millones, sin tomar en cuenta los dems materiales que dio, y llegaramos a una cifra que triplica o cuadruplica la fortuna de una de las personas ms ricas de la actualidad. No sabemos cunto dej David para l mismo despus de dar todo esto, pero sin duda se trata de la donacin ms grande jams dada en toda la historia.

    Qu habra motivado tal extravagancia? Creo que fue el clarsimo reconocimiento por parte de David de que todo lo que tena todo siclo, toda res, toda sandalia, toda orla

  • 3introduccin | extravagante por naturaleza

    3

    Somos extravagantes en nuestra respuesta

    a Dios, porque l es extravagante por

    naturaleza .

    de sus vestidos, le haba llegado de la mano de Dios, y lo justo era que le devolviera tambin en abundancia, como demostracin de su gratitud. Aunque no puedo decir si le fue fcil o no a David dar tanto, s puedo decir que su respuesta a Dios fue la ms natural de alguien que estaba en contacto tan cercano con su Padre celestial. Somos extravagantes en nuestra respuesta a Dios, porque l es extravagante por naturaleza.

    Cuando las personas piensan en la naturaleza de Dios, les vienen a la mente ideas teolgicamente correctas: Dios es amor; Dios es justo; Dios es santo. Y todas ellas son ciertas. Pero perdemos algo cuando no re-conocemos los superlativos que acompaan a cada una de esas descripciones de su naturaleza. En la visin de Isaas, los serafines se decan uno a otro: Santo, santo, santo! Se trataba de una extrema proclamacin. La palabra santo por s misma ya habla de perfeccin, de ausencia de pecado, de pureza, y de justicia. Pero los ngeles se sentan movidos a gritarla tres veces para aumentar su nfasis. Eso se debe a que Dios no es slo ms o menos santo, o ms o menos amoroso, o ms o menos justo. l es abundantemente, sin reserva alguna, generosa-mente, copiosamente, y prolficamente santo, amoroso, y justo hasta la ltima iota de su infinito ser. En una sola pa-labra, Dios es extravagante. Su mismo ser es extravagante. Todas y cada una de sus cualidades son ilimitadas.

    David respondi a esa extravagante realidad de Dios. Mientras ms cerca del Todopoderoso anda una persona, ms clara se graba en su conciencia esa extravagancia. Y cuando lo comprende, desata en su corazn y en su men-

  • 4extravagante

    Podemos entregarnos

    completamente a Dios, seamos

    ricos o indigentes

    te una extravagante consagracin que transforma su vida en una experiencia inconcebible.

    Con este libro es mi esperanza llevarlo a usted hasta esta experiencia de un Dios extravagante. David es slo uno de los ejemplos que hay en la Biblia de personas que com-prendieron la extravagancia. Le sealar algunos ms. Tambin yo he podido mojarme los pies en estas aguas de la extravagancia de Dios, y tengo algunas historias tomadas de mi propio peregrinaje, que espero que lo animen a ver que el ciclo de la extravagancia Dios es extravagante con nosotros, lo cual despierta en nosotros una respuesta extravagante, que a su vez mueve a Dios a nuevas expresio-nes de su extravagancia es tan real hoy, como lo fue en el ao 100 a.C., cuando David era rey.

    En este libro, no estoy llamando a nadie a hacer un voto de pobreza, ni a esperar que Dios lo inundar de ri-quezas materiales. El hecho de ser pobre no tiene nada de particularmente santo, y no hay garanta bblica de que nos haremos ricos. Podemos entregarnos completemente a Dios, seamos ricos o indi-

    gentes. El corazn extravagante puede estar tanto en el que vive en una mansin como el que vive en un hospicio. Mi propsito es llamarlo a un radical, drstico, y total compro-miso con Dios en respuesta al derramamiento de su gran amor por usted.

    Una revolucin en el corazn cambia nuestra manera de ver lo que poseemos, los puestos que ocupamos, y nues-tras relaciones, y nos ensea a definir la palabra rico de una manera muy distinta al mundo. En su fascinante libro

  • 5introduccin | extravagante por naturaleza

    La bsqueda de Dios, A. W. Tozer explica la bendicin de no poseer nada:

    Nuestros problemas comenzaron cuando for-

    zamos a Dios a salir de su santuario central y

    dejamos que entraran las cosas. Dentro del

    corazn humano, las cosas se han apoderado

    de todo. Los hombres tenemos ahora por natu-

    raleza una falta de paz en el corazn, porque

    Dios ya no es el rey, pero all, en medio de la

    penumbra moral, unos usurpadores empecina-

    dos y agresivos luchan entre ellos por ocupar el

    primer lugar en el trono Permtame exhortarlo

    a tomar esto en serio. No se debe entender como

    otra simple enseanza bblica, para guardar en

    la mente junto con una inerte masa de otras

    doctrinas. Es una seal en el camino hacia pas-

    tos ms verdes; un sendero abierto con esfuerzo

    contra los empinados costados del monte de

    Dios. Si queremos seguir adelante en esta santa

    bsqueda no nos atrevamos a prescindir de l.

    Es necesario que ascendamos paso a paso. Si

    nos negamos a dar un paso, daremos fin a nues-tro progreso.1

    Si logro animarlo a que d un solo paso, y despus otro, y otro, me sentir satisfecho, porque este libro habr cumpli-do su misin. Basta vislumbrar solamente por un instante la extravagancia de Dios, para que nos sea irresistible llevar nuestra propia vida de extravagante entrega.

    1. A. W. Tozer, The Pursuit of God [La bsqueda de Dios] (CreateSpace, 2010), 18.

  • 7el consejo de un sabio

    Salomn comprendi el mensaje. La exuberante entrega de su padre a Dios haba cautivado el corazn del joven rey, y respondi por medio de una vida de abundante compromi-so con el Seor.

    Cuando Salomn subi al trono, hered un imperio unido. Las guerras de David haban trado la paz a aquellas tierras, lo cual era una gran responsabilidad sobre los hom-bros de Salomn. Como lder consciente que era, Salomn conoca sus limitaciones, y quiso asegurarse de no fallar a nadie: ni al pueblo de Israel, ni a su padre terrenal, ni a su Padre celestial. As que acudi primero al Padre cuyos planes para la historia del mundo y para Salomn personal-mente lo haban llevado al trono.

    Segn las Escrituras, Salomn busc al Seor, ofrecin-dole sacrificios de alabanza en Gaban. Mientras estaba all, el Seor se le apareci en un sueo y le hizo un excepcional ofrecimiento: Pdeme lo que quieras (1 Reyes 3:5).

    El tercer rey de Israel habra podido pedir poder militar, fabulosas riquezas o fama poltica, pero en vez de eso, pidi a Dios sabidura para guiar de la manera ms adecuada a su pueblo:

    Ahora, Seor mi Dios, me has hecho rey en lugar

    de mi padre David. No soy ms que un mucha-

    cho, y apenas s cmo comportarme. Sin embar-

    go, aqu me tienes, un siervo tuyo en medio del

    pueblo que has escogido, un pueblo tan nume-

    1c a p t u l o

  • 8extravagante

    roso que es imposible contarlo. Yo te ruego que

    le des a tu siervo discernimiento para gobernar

    a tu pueblo y para distinguir entre el bien y el

    mal. De lo contrario, quin podr gobernar a

    este gran pueblo tuyo? (1 Reyes 3:7-9)

    Aquella peticin de Salomn emocion el corazn de Dios. En respuesta a la humildad del rey, Dios le dio extraordi-naria sabidura espiritual, pero tambin le dio riquezas fabulosas y honra en medio de las naciones.

    Siguiendo los deseos de su padre David, Salomn hizo planes para edificar un templo que sera una maravilla de belleza y de arquitectura. Los obreros trajeron los mejores troncos de cedro del Lbano. Los artfices esculpieron los miles de millones que haba en oro y plata. Sus hombres tallaron bloques de mrmol con tanta perfeccin, que los obreros de la construccin no necesitaron de martillos y cinceles para juntar las piedras en el lugar de la edificacin.

    Cuando el templo qued terminado, Salomn financi un elaborado servicio de consagracin. Los sacerdotes lle-varon el arca del pacto al Lugar Santsimo, y una nube llen el templo con la presencia de Dios. Salomn hizo una ora-cin de consagracin y despus hizo un inmenso sacrificio en el nuevo altar. Como sacrificio de comunin, Salomn ofreci al Seor veintids mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. As fue como el rey y todos los israelitas dedicaron el templo del Seor (1 Reyes 8:63).

    Nos cuesta captar la significacin de aquel momento. Cules son los sonidos, los olores, y las escenas que se dan cuando se sacrifican 142.000 animales en un colosal servicio de adoracin? Sin duda, se trataba de un extravagante des-pliegue de adoracin por parte de Salomn y de su pueblo, por la bondad de Dios al establecer su nacin, al darles un hogar, y al guiarlos de manera exclusiva entre todas las na-ciones. El Seor no le haba ordenado a Salomn que hiciera

  • 9captulo 1 | el consejo de un sabio

    tantos sacrificios. Aquello era nicamente lo que brotaba de su profunda gratitud por todo lo que Dios haba hecho por l y por su pueblo. Y Dios mantuvo en movimiento aquel ci-clo. Como respuesta, abri los almacenes de los cielos para honrar al que lo haba honrado a l. Y as siguieron Dios y Salomn: Salomn honraba a Dios, y Dios recompensaba al rey; entonces el rey alababa humildemente a Dios, y Dios lo segua guiando. .

    Habr quienes piensen: Est bien que David y Salo-mn ofrecieran regalos tan extravagantes. Eran reyes ricos y podan hacer tal cosa. Sin embargo, el lenguaje de la extravagancia no es un dialecto reservado a los ricos y a los estratos supe-riores de la sociedad. Jess dijo con toda claridad que cualquiera puede vivir esta clase de vida extraordinaria y comunicarse as con Dios. El Evangelio segn Marcos nos lleva a una escena que tuvo lugar durante la ltima semana antes de la crucifixin de Jess:

    Jess se sent frente al lugar donde se deposi-

    taban las ofrendas, y estuvo observando cmo

    la gente echaba sus monedas en las alcancas

    del templo. Muchos ricos echaban grandes can-

    tidades. Pero una viuda pobre lleg y ech dos

    moneditas de muy poco valor. Jess llam a sus

    discpulos y les dijo: Les aseguro que esta viu-

    da pobre ha echado en el tesoro ms que todos

    los dems. stos dieron de lo que les sobraba;

    pero ella, de su pobreza, ech todo lo que tena,

    todo su sustento. (Marcos 12:41-44)

    Cualquiera puede vivir esta clase de

    vida extraordinaria y comunicarse as

    con Dios .

  • 10

    extravagante

    Por qu aquella pobre mujer dio a Dios todo lo que tena? Porque tena un corazn desbordante de gratitud y obede-ca con agrado. Y, cunto vala su ofrenda para Jess? Lo suficiente para que la sealara como un resplandeciente ejemplo para todos. Aquella mujer haba sido una figura histrica sin importancia alguna, e insignificante hasta que visit el templo hasta que su extravagancia cautiv el corazn de Dios. Jess la observ y, porque la ofrenda en que dio todo atrajo su atencin, nunca ser olvidada. A lo largo de todas las Escrituras, vemos que las vidas llenas de una extravagante consagracin y sumisin a Dios han cautivado su corazn. Y lo siguen haciendo.

    Poniendo a Dios en evidenciaComenc a aprender lo importante que era esta clase de entrega a Dios cuando me hice cristiano, a la edad de siete aos (despus hablar ms de eso). El Seor me llev a un nuevo nivel de comprensin cuando llevaba unos aos en un ministerio y crea entender muchas cosas acerca de la manera en que Dios obra. Qu poco era lo que saba en realidad!

    En aquellos tiempos, yo era un joven evangelista (real-mente joven, porque comenc a predicar a los diecisis aos!), y viajaba por todo el pas, predicando en campaas de las iglesias y en otras reuniones. Cuando llevaba varios aos en aquel ministerio notablemente exitoso, Haley, mi joven esposa y entusiasta compaera en el ministerio, y yo, conducamos a nuestro prximo compromiso, en Clinton, Mississippi, situado entre Memphis, Tennessee y Jackson, Mississippi. Haley estaba dormida junto a m, cuando o que el Seor me susurraba: Bryan, somtete.

    Me imagin que el Seor se haba equivocado. Cierta-mente, su indicacin era para otra persona. Mi obediente respuesta, no del todo inmediata, fue: Seor, qu ms quieres que someta? Ya te he dado suficiente!

  • 11

    captulo 1 | el consejo de un sabio

    Despus de todo, yo haba tenido planes de estudiar medicina, pero renunci a aquella ambicin mundana para convertirme en evan-gelista. Haba soado con dedicarme a la medicina, para tener una situacin econmica ms holgada que cualquiera en mi fa-milia. Pensaba que como mdico, tendra una vida sin problemas econmicos. Sera alguien al fin. Mos-trara mis habilidades y especial inteligencia. Sera admirado en nuestra sociedad. Pero cuando respond al llamado de Dios y me hice evangelista, saba con exactitud lo que aquello significaba: pocos ingresos, preocupaciones acerca del dinero para pagar las cuentas y, tal vez lo peor de todo, ser uno de aquellos.

    Con todo eso en la mente, me sent bastante resentido cuando Dios me susurr aquella noche en el camino, pero l se tom con calma mi respuesta. Bryanme sigui di-ciendo, en realidad, t no sabes bien lo que es someterse, pero yo te lo ensear durante el resto de tu vida. No estoy seguro de que era eso lo que quera escuchar, pero Dios ha sido fiel a su palabra.

    A pesar de estar escribiendo este libro, todava tengo mucho que aprender, y tengo mucho camino por delante. Me siento como Winston Churchill despus de la victoria britnica sobre el Afrika Korps alemn en la Segunda Ba-talla de El Alamein, en Egipto. Sus reflexiones se hicieron famosas: Ahora bien, esto no es el fin. No es ni siquiera el principio del fin. Pero tal vez sea el fin del principio. La manera en que yo entiendo el sometimiento a Dios es, en

    A lo largo de las Escrituras, vidas

    llenas de una extravagante

    consagracin a Dios han cautivado

    su corazn .

  • 12

    extravagante

    el mejor de los casos, el fin del principio de mi proceso de aprendizaje.

    Para mostrarle el nivel de percepcin espiritual y de consagracin de aquella noche, le dir que pas por alto el mensaje del Espritu Santo. Segu mi vida y mi ministerio de acuerdo a mis planes, como si nunca hubiera tenido aquella conversacin con Dios. Sin embargo, en los meses siguientes, el Seor me record con frecuencia lo que me haba susurrado, para que comprendiera que deba darle ms de m mismo.

    Durante eos aos de evangelista itinerante, Haley y yo tuvimos dos hijos varones, Cadyn y Gavyn, y Dios bendijo nuestro ministerio. Nuestro calendario estaba repleto de grandes reuniones y megaiglesias. Pero aquello a lo que Dios se haba comprometido mientras conducamos a Clinton, en cuanto a ensearme qu es el sometimiento, se volvi realmente serio de repente en uno de mis ms esplndidos viajes de evangelismo a la ciudad de New York.

    Una de las iglesias coreanas ms grandes de la ciudad me invit a ministrar all. Mis anfitriones reservaron una habitacin para Haley, los nios y yo, en el costoso y lujoso Hotel Crown Plaza. La iglesia incluso nombr un conductor para que nos llevara a ver la ciudad. Este campesinito pen-s que haba llegado a la cumbre! Pens: Yo podra seguir en este tipo de ministerio por el resto de mi vida!

    Qu equivocado estaba!De camino a la Estatua de la Libertad, son mi telfono

    celular. (Preprese cuando eso sucede.) Era un pastor amigo de una iglesia en Pine Bluff, Arkansas. Me explic que esta-ba renunciando para tomar una iglesia en Memphis, y que haba pedido a cada uno de sus cinco ancianos que le diera el nombre de una persona que ellos recomendaran para que fuera el prximo pastor de la iglesia. l tambin llev un nombre a la reunin, y me dio de manera resumida el resultado: Bryan, cuando nos reunimos, los seis habamos

  • 13

    captulo 1 | el consejo de un sabio

    escrito el mismo nombre: el tuyo. Mi amigo hizo una pau-sa y despus seal algo que era evidente: Me parece que esto es una seal de Dios.

    En mi estado de nimo que no estaba dispuesto al so-metimiento, decid que no llegara yo a la misma conclusin. Al fin y al cabo, yo me haba convertido en una persona im-portante (aun sin ser mdico), y estaba predicando en una de las iglesias ms prestigiosas del pas, desplazndome en un auto con chofer. Estaba en la cima del mundo. Por qu habra de dejar todo esto (y la promesa de que an vendran cosas mejores) para ir a pastorear una iglesia en un remoto lugar de Arkansas? Era absurdo. Adems, yo era evangelista, no pastor. Racionalizaba que para ser pastor del rebao de Dios, se necesitan talentos y pasiones muy distintos a los que yo haba manifestado. Lo que me gustaba era llegar, predicar, y salir rpidamente del lugar. Aunque quisiera ser pastor, no estaba seguro de poder serlo. Haba razones ms que suficientes para negarme. Puesto que el pastor y yo ramos buenos amigos, poda hablar sinceramente con l, y eso fue lo que hice.

    No me imagino como pastor, pero voy a orar por este asunto durante tres das. Y a eso aad un poco de palabre-ra: Y despus te llamo para decirte que no voy.

    l no pareci ofendido por la manera en que yo haba enfrentado el asunto, pero en cuanto colgu el telfono, sen-t en el estmago unas maripo-sas tan grandes, que parecan helicpteros. Aunque tengo fotos para demostrar que fui a la Estatua de la Libertad, no recuerdo ni un minuto de esa visita. Me consuma el pensa-miento de que Dios estuviera cambiando mi rumbo.

    Me consuma el pensamiento

    de que Dios estuviera

    cambiando mi rumbo .

  • 14

    extravagante

    Yo haba predicado en una campaa en la iglesia de Pine Bluff y me encantaba la gente de all, pero el pueblo no es como la mayora. Cuando entr all para la campaa, el cartel que vi no lea: Uno de los cien mejores lugares para vivir en los Estados Unidos. En el lmite de la ciudad haba un anuncio: Cuidado con los autoestopistas. Esta es una zona de prisiones. De hecho, hay seis prisiones en la zona de Pine Bluff.

    Para darle aun menos atractivo, la ciudad tiene una gran industria: molinos de papel. Si usted no sabe qu olor tienen los molinos de papel, lo invito a conducir su auto contra el viento cerca de uno durante varios minutos, y respirar. Nunca olvidar ese olor. Y otra cosa ms: despus del 11 de septiembre de 2001, se dio a conocer que el segun-do lugar en tamao de armas qumicas de toda la nacin se encuentra inmediatamente junto a Pine Bluff. Aunque desde entonces ha sido desmantelado, en aquellos tiempos, si uno encontraba una caja o una lata rara junto al camino, cualquiera que tuviera sentido comn la dejara totalmente en paz. As que mi idea de Pine Bluff era de gente estupenda, pero prisiones, pulpa de papel, y venenos; una combinacin no muy atractiva para una familia joven.

    A la noche siguiente de la llamada de Arkansas, no pude dormir, ni siquiera en mi elegante cama del Hotel Crown Plaza. Me daba vueltas y ms vueltas, y gema por la indeseada carga que Dios haba puesto sobre mi.

    Finalmente, Haley sonri con dulzura y me dijo: Bryan, ests molestando a los nios, y yo tampoco puedo dormir. S que hay algo entre t y Dios, pero podras orar en otro lado?

    Me levant y arrastran-do los pies fui el bao, donde me tir en el piso para luchar

    A la noche siguiente de la llamada ,

    no pude dormir

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    captulo 1 | el consejo de un sabio

    con Dios respecto a mi futuro. Mientras oraba, lloraba, y derramaba mi corazn ante el Seor. El Espritu me mostr que, aunque yo pensaba que estaba en la cima, en realidad Dios me tena debajo de una olla. Yo crea que mi futuro era muy esplendoroso y lleno de potencial como para ir de pastor a Pine Bluff y, de hecho, hubo respetables lderes que ms tarde me dijeron que ir a ese lugar sera mi fin. Pero Dios quera que fuera, porque estaba haciendo planes para usar a aquella gente maravillosa y aquella ciudad tan nica para transformarme conforme a su plan. Su direccin se volvi insoportable en aquellos tres das.

    Me somet y traslad mi familia a Arkansas.

    La movilidad descendenteLarry Crab, escritor y psiclogo, hace la observacin de que el veneno de las exigencias ha contaminado el corazn de casi todas las personas del planeta.2 Si hemos hecho algo por Dios aunque sea abandonar un pecado abominable para hallar libertad en su perdn, llegamos a la conclu-sin de que ahora l nos debe a nosotros. Anhelamos llegar a la cima, que nos admiren, y tener todos lo que la riqueza da para que la gente note nuestra existencia.

    Esta descripcin de la condicin del ser humano no se refiere a un jefe de la mafia. Se refiere a m y tal vez a us-ted. Mientras yo luchaba con el Seor junto al inodoro del Hotel Crown Plaza, l me mostr que mi corazn se haba enamorado de sus dones de prestigio y de posesiones; tanto, que esos dones haban echado fuera al Dador. Haba llegado a la conclusin de que era merecedor de todo aquello. Mis exigencias estaban echando a perder mis relaciones, robn-dome el corazn, y envenenando mi andar con Dios, y yo ni siquiera lo saba.

    2. Larry Crabb, Inside Out [De adentro para afuera] (Colorado Springs: Navpress, 2007), 143-166.

  • 16

    extravagante

    Una de las lecciones de sometimiento que Dios hasta hoy me ensea (y seguramente nos ensea a todos), es lo que el pastor Bill Hybels llama el principio de la movilidad descendente3. Andamos en buena compaa. Los discpulos haban estado con Jess casi todos los das durante ms de tres aos, pero la noche en que les lav los pies y les expli-c (otra vez!) que l pagara el precio del rescate de ellos, estaban demasiado preocupados en sus asuntos personales para comprenderlo. En el momento del mayor sacrificio de Cristo, ellos discutan quin sera el mayor en el reino!

    Si la mirada de Jess expresaba frustracin, no lo sabe-mos. Lucas slo registra la conversacin. En respuesta a su afn por ocupar el rango ms alto, Jess les explica que en su reino las cosas son al revs:

    No sea as entre ustedes. Al contrario, el ma-

    yor debe comportarse como el menor, y el que

    manda como el que sirve. Porque, quin es ms

    importante, el que est a la mesa o el que sir-

    ve? No lo es el que est sentado a la mesa? Sin

    embargo, yo estoy entre ustedes como uno que

    sirve. (Lucas 22:26-27)

    Entre otras cosas, cuando Jess dijo Sgueme, nos indic que siguiramos su ejemplo de humildad y servicio. Si l, el Creador y Soberano del universo, estuvo dispuesto a dejar el cielo para convertirse en hombre y sufrir una muerte horrible con el fin de honrar a su Padre y llevarnos al Reino, por qu habramos de pensar que no se nos exigira some-timiento?

    Una y otra vez, Jess ense la humildad, y dio un poderoso y constante ejemplo de ella. El Rey de la Gloria

    3. Bill Hybels, Descending into Greatness [Descendiendo a la gandeza] (Grand Rapids: Zondervan, 1994), 17.

  • 17

    captulo 1 | el consejo de un sabio

    naci en un establo. En el reino de Dios, los ltimos sern los primeros, arriba es abajo, para vivir tenemos que morir, y los parias son bienvenidos. Slo nos levantamos cuando nos inclinamos para adorar y para servir. Jess no exhi-bi su carcter por medio de ttulos, sino por el uso de una toalla.

    No obstante, expres que la obediencia tiene su recompensa. l se asegur de que sus seguidores supie-ran que recibiran honra por haber servido con humildad. En la conversacin en que corrigi a sus discpulos por su afn de grandeza, les record:

    Ustedes son los que han estado siempre a mi

    lado en mis pruebas. Por eso, yo mismo les con-

    cedo un reino, as como mi Padre me lo concedi

    a m, para que coman y beban a mi mesa en mi

    reino, y se sienten en tronos para juzgar a las

    doce tribus de Israel. (Lucas 22:28-30)

    Las recompensas a la humildad son muchas, pero rara vez son inmediatas. Y las lecciones no siempre son fciles, como yo mismo aprend muy pronto.

    Jess ense la humildad, y dio

    un poderoso y constante

    ejemplo de ella .

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    extravagante

    Atrvase a pensar con libertad

    1. Por qu ha decidido leer este libro? Qu espera obte-ner de l?

    2. Cmo definira o describira usted una consagracin extravagante?

    3. Ha pasado usted por momentos de su vida en que su adoracin, su entrega, sus decisiones o su sometimien-to se podran definir como extravagantes?

    4. Mencione alguien que refleje a su manera la clase de extravagancia de la que dieron ejemplo David y Salo-mn. Cmo lo inspira a usted el amor de esa persona por Cristo o cmo lo aterra?

    5. Ha recibido usted alguna vez un llamado literal o figurado de parte de Dios que habra querido que no le llegara? Cmo reaccion? Hay algn llamado de ese tipo que usted ha recibido ahora ltimo, y necesita reconocer?

    6. Hay algo en la historia de Pine Bluff que le inspira? Hay algo que le disgusta?

    7. Cmo reacciona usted ante la idea de la movilidad descendente en su vida?

  • 19

    un agridulce sometimiento

    Nunca llegaremos a un verdadero sometimiento ni tampoco seguiremos sometindonos, a menos que desa-rrollemos en nuestro corazn la sincera conviccin de que podemos confiar en Dios. No significa que tenemos la res-puesta para todas nuestras preguntas, pero al menos, pode-mos tener la seguridad de que Dios s tiene esas respuestas.

    Para ayudarnos a llegar a ese punto, vemos en la Biblia un esquema de vida espiritual consagrada que se repite: mandato, obediencia, y milagro. Cuando Jess se acerc a la tumba de su amigo Lzaro, que acababa de fallecer, habra podido mover la piedra sin ayuda alguna, pero orden a los que estaban all que la movieran. Les concedi la dignidad de la causalidad al dejar que participaran en su obra mila-grosa.

    En otra circunstancia, Jess pidi a sus seguidores que oraran para que Dios enviara obreros a la cosecha. Casi de inmediato, les dijo: Ustedes son la respuesta a sus propias oraciones, y los envi a predicar el evangelio y a sanar a los enfermos. Al hombre que tena la mano seca, le dijo que extendiera el brazo, y despus de que l obedeci, lo san. Le dijo al paraltico que estaba junto al estanque que recogiera su lecho, y el hombre san. En el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento, y aun hoy, Dios da rdenes a los suyos. Cuando hallamos el valor necesario para someter nuestra voluntad a la suya en un acto de obediencia, el Espritu queda libre para obrar milagros.

    2c a p t u l o

  • 20

    extravagante

    Aun en los momentos en que la situacin parece deses-perada, Dios usa este esquema de vitalidad espiritual. Jairo, el jefe de la sinagoga, acudi a Jess para pedirle que sanara a su hija, que estaba a punto de morir. Mientras se iban a casa de aquel hombre, Jess se detuvo para sanar a una mu-jer que sufra de una enfermedad crnica. Cuando hablaba con ella, unos amigos de Jairo llegaron con la noticia de que su hija haba muerto. Termina aqu la historia? De ninguna manera. Jess mir a aquel padre que tena el corazn des-trozado, y le dijo: No tengas miedo; cree nada ms, y ella ser sanada (Lucas 8:50). En aquel momento clave, Jairo ha-

    bra podido pensar: Pudis-te atender a mi hija, pero te distrajiste! No quiero saber ms de ti. Sin embargo, aun ante la muerte misma, Jairo obedeci, confi, y llev a Jess a su casa. Al Seor no le era difcil resucitar a una nia muerta, pero eso nunca habra sucedido si su padre no hubiera obedecido la or-den de confiar en Jess.

    Dios nos pide que obedezcamos y que hagamos nues-tra parte en el orden natural, y l obra en lo sobrenatural. Nosotros no podemos resucitar a Lzaro ni a una nia, pero s podemos quitar la piedra y andar. No podemos multiplicar los panes y los peces, pero s podemos cargar las canastas. No podemos sanar a los enfermos, hacer andar a los cojos ni dar vista a los ciegos, pero s podemos orar. No podemos redimir a nadie del pecado y del infierno, pero s podemos abrir nuestra boca para compartir el mensaje del evangelio.

    El problema est en que seguimos tratando de hacer algo que slo Dios puede hacer y, nos olvidamos de lo que s nos corresponde a nosotros. Aunque digamos que estamos

    Dios nos pide que obedezcamos

    y que hagamos nuestra parte en el orden natural,

    y l obra en lo sobrenatural .

  • 21

    captulo 2 | un agridulce sometimiento

    confiando en Dios respecto a alguna carga, generalmente, slo nos preocupamos. Llevamos nuestra preocupacin al altar, como si se tratara de un saco lleno de papas, y deci-mos a Dios: Es todo tuyo. Tmalo y haz un milagro, Seor. Sin embargo, cuando nos levantamos de all, volvemos a echarnos el saco al hombro, nos lo llevamos a casa con nosotros, y nuestra ansiedad se multiplica. Dios no obra el milagro, porque nosotros no nos desprendemos del proble-ma. Si l obrara sobrenaturalmente antes que nosotros le confiramos nuestra necesidad, de alguna manera llega-ramos a pensar que la obra fue nuestra, y nos llenaramos de arrogancia. Pero Dios es paciente. l espera hasta que seamos suficientemente humildes para confiar que l har lo que slo l puede, y para identificar la pequea parte que nos toca dentro de todo el proceso.

    Hace aos, el telogo alemn Reinhold Niebuhr escri-bi una oracin que ayuda a aclarar la diferencia entre el papel que nos toca a nosotros y lo que Dios hace:

    Dios me conceda serenidad para aceptar las

    cosas que no puedo cambiar; valor para cam-

    biar las que s puedo cambiar, y sabidura para

    conocer la diferencia.4

    Ciertamente, a veces lo que Dios nos ordena nos pare-ce extrao. Cuando Jess pidi a unos hombres que quita-ran la piedra que cerraba la tumba, las hermanas de Lzaro le hicieron ver las objeciones que tendran muchos de los que estaban all: Ya lleva all dentro cuatro das y, en caso de que t no sepas lo que sucede despus de tanto tiempo, oler muy mal!

    4. Reinhold Niebuhr, editada por Robert McAfee Brown, The Essential Reinhold Niebuhr: Selected Essays and Addresses (Yale University Press; Nueva edicin 10 de Septiembre, 1987), 251.

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    extravagante

    En ese momento, esos hombres tenan que escoger: obedecer y quitar la piedra, o sacudir la cabeza y marcharse de all, porque la orden de Jess no tena sentido alguno. Decidieron obedecer, y as se convirtieron en partcipes de uno de los milagros ms notables de las Escrituras. Si hacemos lo que slo nosotros podemos hacer, entonces Dios har lo que slo l puede hacer. Si nosotros hacemos lo posible, entonces Dios har lo imposible. Si nosotros hacemos lo natural, Dios mover cielo y tierra para hacer lo sobrenatural. l es as de extravagante.

    El trapecioCreo que Dios, en su gracia, nos da momentos de decisin, en que podemos permanecer estancados en nuestros m-todos usuales y naturales, o salir de ellos y arriesgarnos a confiar en l. Conforme al psiquiatra cristiano Paul Tour-nier las decisiones ms importantes de la vida son como un trapecio. Cuando nos mecemos en el aire, estamos afe-rrados al trapecio. Vemos el otro trapecio cerca de nosotros, pero para tomarnos de l, tenemos que soltar aquel del cual estamos asidos. Lo podemos pensar durante das, semanas, o incluso aos. En nuestra mente podemos hacer planes sobre cmo lo soltaremos y nos aferraremos del otro tra-pecio, hasta creer que hemos estudiado todos los ngulos; pero, sencillamente, no podremos tomar el nuevo trapecio mientras no soltemos aquel del cual estamos agarrados y nos lancemos en fe.

    Este concepto ilustra lo que significa arriesgarnos a tener una fe extravagante. Nos aferramos a la barra del tra-pecio, que son nuestros viejos hbitos, nuestras viejas ex-pectativas, y nuestros viejos valores. Vemos la libertad y el propsito que Dios nos quiere dar, pero tenemos que actuar con osada: tenemos que soltar lo viejo para asirnos de lo nuevo. Tournier describe la oportunidad: La vida aventu-rada no es una vida exenta de temores, sino, al contrario; es

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    captulo 2 | un agridulce sometimiento

    una vida que se vive con ple-no conocimiento de temores de toda clase; una vida en la que seguimos adelante a pesar de nuestros temores.5 Llevar una vida de extrava-gancia significa confiar en Dios, aunque tengamos mie-do. El valor no consiste en la ausencia de miedo, sino en actuar a pesar de l.

    Muchos vemos una nueva oportunidad que Dios pone ante nosotros, y queremos aprovecharla, pero tambin que-remos aferrarnos a nuestra comodidad del presente. Nos quedamos suspendidos en el aire, anhelando un glorioso futuro, pero somos demasiado tmidos para soltarnos del pasado. En un momento as, debemos tomar una decisin. No podemos aferrarnos a ambas barras al mismo tiempo. Para agarrarnos de lo nuevo, sencillamente tenemos que soltar lo antiguo.

    Para m, la decisin de soltar lo antiguo y extender la mano hacia lo nuevo es el punto ptimo de la fe. Mi vida de conocido evangelista me parecera una magnfica mane-ra de servir a Dios, e incluso comenzara con un importante paso de fe. Sin embargo, Dios est siempre ms interesado en quin llego yo a ser para l, que en lo que hago por l, de manera que cuando llega el momento de extenderme de nuevo, me exige un nuevo nivel de sometimiento. Nunca me siento ms espiritualmente vivo, que cuando me en-frento a este reto y encuentro el valor necesario para dar un paso de osada, como dar en mi carrera el ridculo paso de aceptar un pastorado en Arkansas. En el momento en que respondo que s, y suelto lo que tengo, y me aferro de

    5. Paul Tournier, The Adventure of Living [La aventura de vivir] (Harper & Row, 1965), 116.

    Llevar una vida de extravagancia significa confiar en Dios, aunque

    tengamos miedo .

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    extravagante

    lo nuevo, lo estoy arriesgando todo. Me encuentro en un punto de sumisa vulnerabilidad. Si Dios no me ayuda, me hundo. Aunque tenga miedo de fallar y caer, necesito poner mi vida en las manos de Dios, y l se agrada en esa medi-da de fe. Hay quienes evitan este momento de riesgo y de vulnerabilidad, como si fuera una plaga, pero para m es emocionante, porque me hace ver con claridad lo real que es Dios en verdad.

    Mientras estamos en el aire, muchos nos sentimos paralizados por la indecisin. Vemos la gloria del futuro en una vida de entrega a Dios, pero no estamos seguros de que lo alcanzaremos. Sin embargo, no tomar una decisin en realidad es tomar una decisin. En una ocasin escuch una ancdota acerca de Ronald Reagan cuando era nio. Pas un verano con su ta, y ella lo llev a un zapatero para conseguirle un par de zapatos. El zapatero le midi el pie y le mostr varios estilos de zapatos.

    Hijole pregunt, los quieres de punta redonda o de punta cuadrada?

    En realidad, no sle contest Reagan. Y se march de la tienda con su ta. Pocos das ms

    tarde, Ronald y su ta se encontraron con el zapatero en una tienda de vveres. ste le pregunt de nuevo al muchacho:

    Ya decidiste cul es el estilo que quieres?Ronald se rasc la cabeza, sonri, y dijo:

    No, en realidad no lo he decidido.Para sorpresa del muchacho y de su ta, el zapatero se

    limit a decir: Maana te tendr listos los zapatos.Al da siguiente, cuando llegaron al taller, el zapatero

    le present al muchacho su nuevo par de zapatos uno con la punta redonda y el otro con la punta cuadrada. Dcadas ms tarde, aquellos zapatos estaban en la Oficina Ovalada de la Casa Blanca. Muchos visitantes le preguntaban acerca de aquel extrao par de zapatos, y el Presidente siempre

  • 25

    captulo 2 | un agridulce sometimiento

    les explicaba: Estos zapatos me ensearon una valiosa lec-cin: si uno no toma sus propias decisiones, otra persona lo har. Nunca lo he olvidado.

    Dios nos lleva a cada uno a un momento en que tene-mos que decidir si daremos un paso ms con l, o no. En griego, hay dos palabras para referirse al tiempo: kairs y cronos. La mayora de nosotros pensamos en el tiempo como aquello que seguimos con el reloj y el calendario. Eso es cronos, la secuencia de momentos en orden cronolgico. La otra palabra que define el tiempo, kairs, se refiere a un momento de oportuni-dad o de peligro. En las Es-crituras, leemos que Cristo naci cuando se cumpli el plazo, y que en el tiempo sealado Cristo muri por los malvados. Dios sabe cul es el momento perfecto para cada cosa que sucede.

    Hay ciertos momentos en que nuestro tiempo lineal, cronolgico, intersecta un momento de oportunidad. Cuan-do esto sucede, es necesario que estemos preparados. El jo-ven Ronald Reagan no supo aprovechar el momento en que deba tomar una decisin, y termin con un par de zapatos desiguales. l no es el nico que ha cometido ese error. La historia est llena de personas que no aprovecharon la oportunidad que tenan frente a los ojos, y que perdieron sus momento de decisin. Algunas de ellas son incluso di-vertidas. Permtame compartir con usted unas pocas.

    En 1895, Lord Kelvin, el matemtico y fsico ingls que presida la Sociedad Real, declar

    Dios sabe cul es el momento perfecto para cada cosa que

    sucede .

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    extravagante

    enfticamente: Es imposible que haya m-quinas voladoras ms pesadas que el aire.6

    La revista Business Week del 2 de agosto de 1968 informaba: Con ms de cincuenta vehculos extranjeros en venta aqu [en los Estados Unidos], es casi imposible que la in-dustria automovilstica japonesa consiga una parte importante del mercado de los Estados Unidos.7

    En 1943, Thomas Watson, el presidente de la IBM, hizo esta observacin: Creo que hay un mercado mundial para unas cinco computadoras.8

    Ken Olson, el presidente de la Digital Equip-ment Corporation, dijo en 1977: No hay razn alguna de que alguien tenga una computado-ra en su hogar9

    En 1962, un ejecutivo de la compaa Decca Recording escuch una grabacin de los Beatles y rechaz la oportunidad de ser el sello que los grabara, diciendo: No nos gusta como suenan.10

    Hasta los genios pueden perder sus momen-tos de oportunidad. En 1880, Thomas Edison invent el fongrafo, pero hizo la observacin de que su invento no tena valor comercial alguno.11

    El 4 de diciembre de 1941, Frank Knox, el Secretario de la Marina, declar: Pase lo que

    6. Paul Tournier, The Adventure of Living (Harper & Row, 1965), 116. 7. Scott T. Robertson, World Trade, Japan Sells Its First Cars in the United States,

    [Japn vende sus primero autos a los Estados Unidos] 1 de julio, 2004. 8. Citado por Stephen Shankland, CNET News.com, 22 de diciembre, 2006. 9. Citado por various sources, entre ellas Wikipedia, en.wikipedia.org/wiki/Ken_Olsen. 10. Citado en Beatles Biography, http://people.whitman.edu/~beanjj/beatles/bios.html. 11. Citado en varios lugares, entre ellos www.2spare.com/item_50221.aspx.

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    captulo 2 | un agridulce sometimiento

    pase, la Marina de los Estados Unidos no de-jar que la sorprendan durmiendo la siesta12

    Algunas de esas personas vivieron lo suficiente para saber que se haban equivocado, pero hubo quienes murieron con una vanidosa seguridad, pero inexacta, de su sagacidad.

    Pienso que Dios nos lanza la barra del trapecio de la oportunidad muchas veces en la vida. En algunas ocasiones debera ser obvio, pero no lo notamos. Uno de los mayores dones que Dios nos da es el de la percepcin, la capacidad de ver a travs de la neblina de la vida, para notar las opor-tunidades. Nuestra percepcin podra confundirse, sea por nuestra preocupacin por la vida tal como la conocemos, o por nuestra tendencia a pensar ms acerca del pasado, que a creer a Dios en cuanto al futuro.

    Para muchos de nosotros, los recuerdos son ms gran-des que nuestros sueos. Siempre estamos mirando por el espejo retrovisor para ver dnde hemos estado, pero es muy peligroso conducir mientras se mira slo por el espejo retrovisor. Con frecuencia las personas, las iglesias, los ne-gocios, y hasta los gobiernos, viven preocupados por el pa-sado, en vez de buscar las oportunidades que pueda haber en el futuro. El pasado nos inspira seguridad, aunque haya sido doloroso, y es menos amenazador. El futuro est lleno de peligros y de riesgos, pero tambin de oportunidades y de esperanza.

    Si vemos que la barra del trapecio se balancea hacia nosotros, y encontramos el valor necesario para asirnos de ella, veremos que Dios har cosas asombrosas. Por medio de Jeremas, Dios dijo a su pueblo:

    12. Citado por el Ejrcito de los Estados Unidos en el portal www.usarpac.army.mil/history2/history_dec.asp.

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    extravagante

    Porque yo s muy bien los planes que tengo

    para ustedes afirma el Seor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Entonces ustedes

    me invocarn, y vendrn a suplicarme, y yo

    los escuchar. Me buscarn y me encontra-

    rn, cuando me busquen de todo corazn.

    (Jeremas 29:11-13)

    Qu experimentar usted si no se aferra a la nueva barra de trapecio? Estancamiento, impotencia, y decadencia espi-ritual. Pero, qu puede esperar si se toma de la barra del fu-turo que Dios tiene para usted? Su bendicin, su presencia, y la aventura de su vida. Yo s cul de las dos cosas prefiero. Sin embargo, aprender cul es la debida preferencia puede ser tan difcil como emocionante.

    Atrvase a pensar con libertad

    1. En los ltimos aos, cules son las barras de trapecio de la oportunidad con las que se ha encontrado? De cules se ha tomado? Cules ha perdido? De cules necesita aferrarse ahora?

    2. Cmo afecta a su disposicin a arriesgarse el hecho de que no hay ningn tipo de garantas?

    3. En una escala de cero (no tengo) a diez (tengo mucho), cunto valor tiene usted para probar la bondad de Dios y arriesgarse a confiar en l? Explique su respuesta.

    4. Hay alguna decisin que usted debe tomar ahora mis-mo, para que, como en la ancdota de Ronald Reagan, no termine con zapatos dispares?

  • 29

    captulo 2 | un agridulce sometimiento

    5. Ha experimentado usted alguna vez un momento en que el kairs y el cronos parecen encontrarse? Est luchando con un momento as ahora mismo? Le emo-ciona esa situacin, o lo hace sentir nervioso?

    6. Tiene usted la tendencia a pensar en su futuro como una vida llena de peligros y riesgos, o lleno de oportu-nidades y esperanzas?

  • 31

    provee y vencers

    Cuando ejercemos una fe valiente para dar con audacia y generosidad de nosotros mismos, de nuestro dinero, o de nuestras posesiones, Dios abre las puertas de los cielos para derramar sus bendiciones. Sin embargo, he descubierto que esto sucede muchas veces en un momento de necesidad, y no cuando tenemos de sobra.

    Cuando llegu a Pine Bluff, me encontr con que el contratista para el nuevo edificio de la iglesia haba hudo de la ciudad sin pagar a los subcontratistas, y haba dejado a la iglesia la responsabilidad de pagar (otra vez) los tra-bajos que ellos ya haban hecho. La iglesia estaba obligada por ley a hacer ese doble pago, y yo, el nuevo pastor, hered junto con los hermanos una deuda grande e injusta. Estaba enojado con Dios, porque yo habra querido contratar ms personal, pero no tenamos dinero suficiente. Quera echar a andar nuevos programas, pero nuestras finanzas no lo permitan.

    Viviendo de un mes a otro sin sueldoTodos los das me quejaba a Dios de nuestros problemas. Me aseguraba de que supiera que la culpa era suya. Hasta el he-cho de estar atrapado en Arkansas era algo que l me haba hecho, y que desde el principio me haba parecido una mala idea. Ahora un mal plan me pareca an peor, debido a la precaria situacin financiera de la iglesia.

    Un da en que me lamentaba mientras conduca por la carretera, hice esta oracin: Seor, aunque yo renunciara

    3c a p t u l o

  • 32

    extravagante

    a mi sueldo durante todo un ao y pusiera todo ese dinero para pagar la deuda que tiene nuestra iglesia, no le hara mella alguna a la cantidad que debemos.

    (Lo que sigue es un consejo gratuito: no sugiera a Dios cmo podra mostrar su radical obediencia, l podra inter-pretarlo como una ofrenda de su parte. Es muy probable que le tome la palabra.)

    A los pocos minutos, el Espritu Santo comenz a in-quietar mi corazn. Sent que me deca: en realidad, esa idea no es tan descabellada. Precisamente ese es el tipo de sacrificio que yo puedo usar para moldear tu carcter, y lo puedo usar tambin para inspirar a los hermanos de tu iglesia a amar ms y a sacrificarse ms que nunca. Vas a aprender que yo soy Jehov Yireh de una manera en que la mayora no me conoce. Voy a usar la semilla de tu sueldo para bendecirte a ti, y para inspirar a otros a pagar la deuda de la iglesia.

    Dios tambin me asegur: Si t das este paso, yo voy a romper la mentalidad de pobreza que tiene la gente de tu zona. Muchos se sienten encerrados en una vida de pobre-za. Cuando vean tu sacrificio y mi bendicin, se rompern los grilletes que llevan puestos en el corazn, y quedarn libres para amarme y confiar en m.

    El pago de la deuda slo era parte de la promesa de Dios. La promesa an mayor era que cambiara las expectativas de los hermanos de la iglesia, de manera que aprendieran a confiar en Dios respecto a asuntos ms grandes, y para toda la vida. En ese momento, entend que mi cronos y el kairs de Dios se haban encontrado. Estaba seguro de que era l quien me haba guiado a dar ese paso. El problema era que yo no sera el nico que tendra que aventurarme.

    Fui a casa a decrselo a Haley, y los dos nos remos de la idea, como Abraham y Sara se rieron cuando Dios les re-cord que les dara un hijo de una manera milagrosa (hablo ms de Abraham y Sara en el captulo 12). Pasaron meses, y

  • 33

    captulo 3 | provee y vencers

    Haley y yo no hicimos nada para seguir esta direccin de Dios. Sin embargo, no dejbamos de pensar en la idea. Una noche, durante ese tiempo, le expliqu a Dios que era una idea horrible: Seor, cmo voy a renunciar a mi sueldo?le supliqu. Si no puedo pagar mis deudas, quedar mal delante de nuestra iglesia, y pensarn que soy muy poco sabio! Adems, le aclar al Seor que acabbamos de com-prar una casa y que Haley estaba embarazada de nuestro tercer hijo.

    Entonces, en una conferencia de pastores que se celebr a principios del mes de mayo de 2003, Haley y yo escuchamos a Dan Betzer, el pastor de una gran iglesia misionera, que predic acerca de la milagrosa provisin de Dios. Es posible que en toda la sala no hubiera otra persona que necesitara escuchar su mensaje, pero ese mensaje me atraves el alma. Cuando hizo el llamado al altar, yo pas al frente, porque el Espritu me haba dado la conviccin de que deba confiar que l proveera para mis necesidades, y que yo deba obedecer sin reservas y a cualquier precio. Me tir al suelo y llor. Tena destrozado el corazn, pero an as no era fcil obedecer. Horas ms tarde, los custo-dios del lugar me pidieron que me levantara del suelo y que me fuera, porque estaban a punto de apagar las luces y cerrar las puertas con llave. Yo an estaba luchando con la clara indicacin que Dios me haba dado.

    Aquella noche, Haley y yo nos sentamos a hablar. Durante meses, le habamos pedido a Dios que nos diera sabidura, y en la conferencia de pastores llegamos a la conclusin de que nos estaba guiando de una manera abso-lutamente clara. Ya no era asunto de si lo haramos, sino de cundo lo haramos.

    Me tir al suelo y llor . Tena

    destrozado el corazn .

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    extravagante

    Un par de semanas ms tarde, hablamos de nuevo, pero esta vez acerca de los detalles de cmo seran las cosas si pasbamos todo un ao sin sueldo. Tenamos dos hijos varones, y sabamos que Haley llevaba en su seno la peque-uela que ella tanto haba anhelado tener. Le llamaramos Addisyn. Durante meses, Haley haba estado haciendo planes para pintar el cuarto de la beb y comprar cortinas nuevas de color rosado. Ahora se daba cuenta de que no tendramos nada de aquello. A m me preocupaba la falta de un plan de emergencia. No tenamos ahorros, ni parientes ricos, y tampoco tendramos un Plan B si Dios no obraba. El espectro de perder nuestra casa, y de convertirnos en el hazmerrer de la comunidad me obsesionaba.

    Aquella noche, mientras nos preparbamos para acostarnos, le dije: Cario, comencemos esto el primero de enero del ao prximo. Eso nos dar ms de medio ao para alistarnos, vender algunas cosas, y estar preparados.

    Ella me mir con expresin de dulce sometimiento y me dijo: Bryan, podemos jugar con Dios durante seis meses y despus confiar en l, o simplemente, confiar en l.

    Cuando un hombre tiene una mujer como esa, es ca-paz de apagar el fuego del infierno con una pistola de agua! La valiente fe de Haley me llen de acero el alma, y me sent listo para dar el paso que haba evadido por tanto tiempo. Dos semanas ms tarde, anunci en la iglesia que durante todo un ao no bamos a aceptar un sueldo. Expliqu que no se trataba en primer lugar de los dlares que la iglesia ahorrara cada mes. Estaba convencido de que Dios usara el dinero para sembrar fe y generosidad en todos los herma-nos de la iglesia. No es un asunto de dinero; es un asunto de valenta, de carcter, y de liderazgo revolucionario. Uno no puede pedir a los hermanos que hagan aquello que uno mismo no ha hecho.

    Para salir adelante durante todo el ao, Haley y yo habamos hecho planes para limitar nuestros gastos de

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    todas las maneras posibles. Despus de que recibimos nuestro ltimo cheque de sueldo, nos sentamos a la mesa de la cocina para orga-nizar nuestro presupuesto. Sin embargo, pronto enten-dimos que es difcil hacer un presupuesto cuando se comienza en cero. Durante el ao, vendimos la mayora de nuestras cosas para conseguir dinero y pagar las cuentas. Cancelamos nuestro servicio de televisin por cable, los telfonos celulares, y el telfono de la casa. Ella le pidi al barbero que la enseara a cortar el cabello. Una gran cantidad de cosas que nosotros haba-mos pensado que eran necesarias, en realidad eran lujos, y podamos vivir muy bien sin ellas. Estbamos reducidos al mximo. Cada moneda de diez centavos era valiosa. Sin embargo, a pesar de los cortes en el presupuesto, seguamos trabajando sin tener ingresos. Algo o Alguien nos ten-dra que ayudar. Y Dios lo hizo.

    Un da, un gran camin de reparto se detuvo frente a nuestra casa y comenz a dar marcha atrs en nuestra en-trada al garage. No dije una sola palabra, pero mir a Haley y pens: Mujer, no tenemos suficiente dinero para comprar una nueva lavadora de platos. Te has vuelto loca?

    Ms tarde, ella me dira lo que haba estado pensando: Bryan, ests loco. No nos podemos permitir ninguna de esas absurdas herramientas elctricas.

    Ninguno de nosotros expres lo que realmente estaba pensando, pero los dos dijimos enseguida: Yo no hice nada!

    Haley y yo nos miramos un momento antes que ella me diera la instruccin obvia: Es mejor que salgas y le di-gas al conductor del camin que se ha equivocado de casa.

    Es difcil hacer un presupuesto

    cuando se comienza en cero .

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    extravagante

    Sal corriendo y agitando los brazos. El conductor baj su ventanilla y yo le expliqu: Oiga, me temo que usted tiene una direccin equivocada. Nosotros no hemos pedido nada. Qu direccin anda buscando?

    l comprob en su formulario de reparto, y tena nues-tra direccin. Es esta la residencia de la familia Jarrett?

    Yo estaba perplejo, pero le dije:S, aqu es.Entonces yo tengo una entrega para ustedme dijo.Uh, y qu es?le pregunt.Un congelador comercial.Un congelador comercial? Y qu se supone que

    haga yo con eso?El conductor se estaba comenzando a molestar un

    poco con mis preguntas, y me grit: Oiga, no tengo tiem-po para sto! Yo se lo entrego, y usted lo conecta. Eso es todo. Ahora, dnde lo quiere?

    Yo le ayud a bajarlo del camin y entr a la casa para explicarle a Haley lo inexplicable. Ella me pregunt: Y qu vamos a hacer con un congelador comercial?

    Le respond con una sonrisa: T conctalo, querida. Conctalo. Eso es todo.

    Estbamos perplejos. En el formulario de reparto no haba nombre alguno que indicara quin nos haba com-prado aquel congelador, y nosotros ni siquiera tenamos suficiente comida congelada para llenar el congelador de nuestro refrigerador.

    A la maana siguiente, llam una seora de nuestra iglesia. Su esposo y su cuado tenan puestos en la gerencia de la empresa alimentaria Tyson Foods y nos dijo que ha-ban sentido que deban ayudar a nuestra familia. El Seor les puso en el corazn que nos proveyeran un ao entero de carne. Cuando me dijo lo que ellos estaban haciendo, dijo tambin: Temamos que ustedes no tuvieran un lugar donde poner la carne. Tienen dnde pornerla?

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    Me qued estupefacto, y entonces lo que haba suce-dido tuvo sentido. Dije lentamente entre dientes: Un ao entero de carne. Gracias, Seor!

    Algn tiempo despus, descubr que la dama que nos haba comprado el congelador nunca haba hablado con las personas que nos proveyeron de carne. Dios lo haba arreglado todo, y en ambas partes haban obedecido a sus indicaciones. Cuando Dios le dijo a la seora que nos com-prara un congelador, ella le contest: Seor, tal vez l ya tenga un congelador.

    Pero el Seor le respondi: T cmprale uno. Y cm-prale el ms grande que puedas encontrar.

    Por ambas partes tuvieron que responder a lo que el Espritu les indicaba, para que aquello funcionara, y el clculo de tiempo fue impecable. No quiero ni pensar en lo que habra sucedido si la carne hubiera llegado un da o dos antes que el congelador!

    Un encuentro personal con Jehov Yireh Yo haba crecido oyendo relatos acerca de la provisin de Dios, as que no tena razn de sorprenderme ante tan increble obra de Dios. Mis abuelos vivieron durante la Gran Depresin, y tuvieron que confiar que Dios les pro-veera de alimentos. Tienen historias maravillosas acerca de la provisin de Dios. El conocimiento de Yahveh Yireh (el nombre de Dios del Antiguo Testamento que significa Dios proveer) no era para ellos nicamente un concepto. Ellos saban que Dios sera fiel y proveera, porque haban visto su milagrosa obra. En una ocasin, tenan la despensa completamente vaca, y despus de un tiempo de oracin, una caja de carne enlatada cay de la parte trasera de un camin que atravesaba el pueblo. Otra vez, despus de una inundacin, mi abuela iba caminando y orando por vveres, cuando se encontr con un inmenso bfalo de agua atasca-do en una cerca a poca distancia del ro. Ellos confiaban en

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    extravagante

    Dios, porque no tenan ms alternativas. Creo que Dios se complace de las personas que estn dispuestas a confiar en l, sobre todo cuando no hay a quien acudir. De hecho, los nicos momentos en que la mayora de nosotros realmente sabe lo que significa confiar en Dios, es cuando se nos han acabado todas las opciones.

    Aquel cuyo nombre es Yo proveer sigue presente hoy. Busca gente que est dispuesta a creer en l y que lo

    deje revelarse en poder y en amor. Durante mi ao sin sueldo, lo vi vez tras vez.

    Al poco tiempo de ha-berme comprometido a no recibir sueldo alguno, varios hombres de negocios que yo no conoca muy bien me pidieron que me reuniera

    con ellos en su oficina. Estos caballeros eran dueos de res-taurantes. Aunque no asistan a nuestra iglesia, s haban escuchado mi historia de labios de otras personas de Pine Bluff.

    Me explicaron el motivo de nuestra reunin: Pastor, queremos ayudar a su familia, as que le vamos a entregar este certificado que les permitir a usted y a su familia co-mer gratis en nuestros restaurantes.

    Me entregaron un documento que haban creado en una de sus computadoras. Estoy muy seguro de que no exis-ta ningn documento como aquel. Deca: Para el pastor Jarrett y su familia: un nmero ilimitado de platos del men en cualquiera de nuestros restaurantes. As fue como yo al-morc en su restaurante Subway casi todos los das durante el resto del ao, y muchas veces lo acompa con un helado de su tienda de yogurts TCBY. Me habra podido convertir en el nuevo vocero de una campaa nacional de anuncios acerca de la dieta Jarrett!

    Aquel cuyo nombre es Yo

    proveer sigue presente hoy .

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    De vez en cuando, los hermanos de la iglesia me mira-ban con cara de preocupacin y me preguntaban: Pastor, qu harn usted y su familia si no se les paga un sueldo? Yo mismo me haba hecho muchas veces esa pregunta; pero siempre responda: No le puedo decir cmo Dios proveer, pero estoy confiado en que s lo har. Cuando uno de sus profetas necesit comer, Dios envi cuervos que le llevaron comida. Si es necesario, estoy seguro que Dios enviar cuer-vos tambin para m y para mi familia.

    Al parecer, di esa explicacin a un buen nmero de personas durante el ao, porque muchos pensaron que yo estaba esperando que llegaran cuervos. Muchos domingos en la noche, cuando llegaba a casa, al vaciar los bolsillos de mi traje, encontraba un sobre de los que usa la iglesia para los diezmos, con unos cuantos billetes estrujados de $5 y $10. Lo que estaba escrito en el sobre sugera que algn hermano anciano me lo haba deslizado en el bolsillo. Cada vez, en el sobre slo se lea: Los cuervos.

    Dios hizo mucho ms que proveernos de lo que necesi-tbamos. La noticia de mi extrao compromiso se esparci por toda la comunidad. Una semana despus de que reu-niera un poco de dinero para seguir viviendo, al reempla-zar mi vehculo por uno ms viejo y ruidoso, decid llevar a lavar mi nuevo vehculo viejo. Por lo menos, estara limpio, que ya era algo.

    Cuando entr en el lugar de lavado de autos, un hombre que yo no conoca me reconoci. Usted es el pastor que no est recibiendo sueldo este ao para ayudar a su iglesia, no es cierto? me dijo.

    Le confes que s, que ese era yo, y l me hizo un asom-broso ofrecimiento. Era dueo de aquel lugar de lavado de

    Dios hizo mucho ms

    que proveernos de lo que

    necesitbamos .

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    extravagante

    autos y del garaje que tena al lado, y me dijo que durante el resto de mi trabajo sin sueldo, yo podra ir a ese lugar todas las semanas para que me lavaran el auto, y que l se ocupara del mantenimiento sin cobro alguno. Mejor an, aquel hombre y su familia no haban ido a la iglesia por mucho tiempo, pero como consecuencia de la relacin que desarrollamos, hablando de carros limpios, comenzaron a asistir con regularidad a nuestra iglesia.

    Hasta mis hijos fueron bendecidos, a pesar de los drs-ticos esfuerzos para reducir los gastos de nuestra familia a cero. Aunque nuestra participacin en los equipos de deportes de la YMCA significaba mucho para nosotros yo hasta era entrenador del equipo de bisbol de mi hijo, sabamos que tendramos que cancelar nuestra inscripcin. El da que llegu a cancelarla, el gerente sospech que haba algo raro en la razn de esa cancelacin. Despus de averiguar cul era nuestra historia, nos dio una beca completa para la familia. Ms tarde, a travs de algunos contactos que desconozco, un jugador profesional de bis-bol de un equipo regional tambin supo de nuestra historia. Entonces, envi dinero a nuestra YMCA local para que mi hijo tuviera su equipo completo guante, casco, bate, pe-lota, y para reembolsar a la organizacin el dinero de la beca que haba concedido a nuestra familia!

    Ese fue tambin el ao en que le di a mi esposa el regalo ms extravagante de nuestra vida de casados. Nos llegaron las Navidades alrededor de seis meses despus de haber comenzado mi ao sin sueldo, y todo lo que podra regalar a Haley sera una vela perfumada de la tienda local de regalos y joyas. Yo estaba muy contento con mi mdica compra, cuando o la voz de mi amigo joyero, cuya familia es duea de la tienda.

    Es eso todo lo que el pastor de una gran iglesia le dar a su esposa por las Navidades?me dijo en son de reproche, llamndome a la seccin de joyera.

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    captulo 3 | provee y vencers

    As tendr que ser este aole respond. l not que hablaba seriamente, y se calm un poco

    en su manera de hablarme. Sucede algo? me pregunt.Puesto que yo conoca a esa persona desde haca mu-

    cho tiempo, saba que tendra que ser sincero con l. Aun-que l no estaba enterado del compromiso que haba hecho aquel ao, s saba lo que yo antes haba soado respecto a alguna pieza de joyera. Tiempo atrs haba conversado con l acerca de mi plan de comprar algn da un anillo de matrimonio para Haley que valiera la pena. Cuando nos casamos, no poda ni pensar en comprar una joya valiosa, y ahora, con diez aos de matrimonio, mi amigo pens que ya haba llegado el momento de llevar a cabo mi plan de regalar un mejor anillo a mi esposa. De manera que, para calmar sus expectativas, le expliqu mi situacin en cuanto a sueldo.

    Aunque pareci entender que era imposible que hicie-ra una compra de esa importancia, mi amigo me dio una leccin de cmo escoger un diamante, en caso de que lle-gara el momento en que pudiera comprar uno. Me pareci interesante, as que lo segu a travs de su tienda hasta el cuarto de los diamantes. l me puso delante una asom-brosa variedad de resplandecientes gemas de mucho valor. Despus de que me explic cmo se avalan las piedras de acuerdo a su tamao y pureza, me pregunt cul sera la que ms le gustara a Haley. Le seal una piedra tallada que estaba aproximadamente en la mitad de la hilera que haba en la mesa. Entonces me hizo escoger un anillo que le fuera bien a la piedra.

    El precio de venta de lo que seleccionasteme dijo, es una joya de buena calidad que puedes comprar por un precio promedio. Sin embargo, a m me cuesta la mitad de lo que t pagaras, y por eso quiero hacerte una oferta. Si compras hoy este anillo, te cobrar slo lo que a m me cues-ta, y me lo puede pagar en cantidades pequeas, conforme

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    extravagante

    puedas, y en el plazo que puedas. Puedes pagarme $10 al mes hasta que Jess vuelva, si es eso lo que te conviene.

    Lo mir fijamente y dije: No, no puedo. No quiero.Por bajos que fueran los pagos, sera una deuda y,

    lo peor, se vera raro (por decir poco) que Haley apareciera de repente con un anillo lujoso, cuando no tenamos un centavo.

    l me pidi que lo pensara, y finalmente ofreci dejar abierta la oferta durante veinticuatro horas, si quera vol-ver al siguiente da a hablar con l. Viendo una manera fcil de salir de esa negociacin, acept.

    Al da siguiente, no estaba tan preparado para nues-tro encuentro como pens. El joyero haba preparado un contrato de compra en que estableca las condiciones que haba descrito el da anterior. De repente, me pareci una oportunidad nica en la vida. Seguramente, la gente se preguntara cmo un pastor sin sueldo se las habra podido arreglar para regalar a su esposa un anillo de miles de dla-res para la Navidad; pero firm el contrato, no muy seguro de la manera en que lo explicara.

    Mi amigo me felicit por la compra y despus fue r-pidamente a llevar el documento firmado a su madre, que supervisaba al fondo de la tienda. Ella recibi el contrato y se me acerc.

    Usted ha hecho una excelente compra me dijo muy segura de s misma. Y es importante que usted sepa que tiene una deuda muy significativa con esta joyera. Usted acaba de comprar este hermoso anillo para su esposa a pesar de las circunstancias, para ella ser un regalo con significado muy especial.

    Despus de decir esto, aquella seora, que estaba de-trs del mostrador de la joyera, levant el contrato de venta y lo rompi por la mitad. Sin embargo, nosotros tenemos el privilegio de perdonarle esta deuda, y esperamos que usted y su esposa disfruten de su nuevo anillo.

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    captulo 3 | provee y vencers

    Aunque la compra de aquel anillo fue algo asombro-so para m, no fue el presente ms asombroso que recib durante el ao en que no tuve sueldo. La provisin ms asombrosa fue la que ms me hizo sentir ms humilde. La noticia de mi ao sin sueldo haba llegado a odos de un misionero en Albania que estaba pasando por dificultades econmicas. Al saber lo que Dios estaba obrando en los Estados Unidos, sinti que deba enviarnos un cheque de $100. Esta accin se puede comparar con la viuda que puso su ofrenda en el tesoro del templo.

    Desde junio del 2003 hasta julio del 2004, Dios se con-virti en una nueva clase de Jehov Yireh para m. Yo haba respondido de mala gana y con lentitud a su indicacin de hacer algo que para m era un gran sacrificio. Sin embargo, l hizo que lloviera en abundancia sobre mi familia, nues-tra iglesia, y mi persona muchas bendiciones, tanto tangi-bles como intangibles. Saba que nunca sera el de antes. Tambin saba que el gozo de vivir en el punto ptimo de mi fe, era algo a lo que quera experimentar una y otra vez.

    El resto de la historia tambin fue asombroso. En once meses, la deuda de la iglesia fue saldada. Los her-manos se sacrificaron para aportar su ayuda. Hasta hubo otras iglesias que nos ayudaron con generosidad.

    Mi compromiso original fue pasar sin sueldo un ao, o hasta que pagramos la deuda; lo que sucediera primero. Puesto que la deuda haba quedado pagada a los once meses, los hermanos me preguntaron: Pastor, va a recibir ahora su sueldo?

    Yo pens y or, y el Seor me record el relato de la ali-mentacin de los cinco mil. Despus que dieron de comer

    Dios se convirti en una nueva clase

    de Jehov Yireh para m .

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    extravagante

    a todos, los discpulos recogieron doce canastos de lo que sobr. Por eso decid: No voy a recibir el sueldo durante estas prximas cuatro semanas. Veamos cmo quiere usar Dios lo que sobre de todo lo que se ha dado. Y l tena en mente muchas cosas que haban sobrado.

    Durante mucho tiempo, la iglesia haba estado bus-cando ms terreno para nuestra escuela, pero no apareca ninguna propiedad suficientemente grande, a un precio que pudiramos pagar. Sin embargo, durante el perodo de las sobras, Dios nos gui a un excelente terreno de ms de once hectreas, que era exactamente lo que necesitbamos. Aquella propiedad, que ya tena un edificio de escuela en ella, vala varios millones de dlares. Sin embargo, nuestra iglesia la compr pagando nicamente la deuda de $75.000 que tena el dueo. Vimos en esto otro ejemplo de la bendi-cin de Dios en respuesta a nuestra obediencia.

    Durante todo el ao, Dios provey para Haley, para m, y para nuestros hijos, de manera que no nos falt ni una sola comida, y no dejamos nada sin pagar. Nos habamos privado de unas cuantas cosas, y no haba nada en el banco, pero Dios nos haba provisto para todas nuestras necesi-dades. Fue emocionante ver cmo Dios nos ayud una y otra vez. En cierto sentido, me sent triste de que aquello terminara. Habamos vivido de lo que Dios haba suplido de manera sobrenatural, y cuando comenzamos a recibir nuevamente los cheques del sueldo, nos preguntamos si de alguna manera habamos cerrado el conducto de las bendi-ciones de Dios sobre nuestra vida. Estaba anhelante de otra vez vivir la maravillosa experiencia del punto de encuentro del riesgo y la bendicin.

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    captulo 3 | provee y vencers

    Atrvase a pensar con libertad

    1. Ha experimentado usted a Jehov Yireh en un tiem-po en que fue radicalmente obediente, en que mostr una extravagante consagracin a Dios, y l provey de manera milagrosa? Si as es, describa lo que sucedi. Si no, qu le dice sobre su vida espiritual la falta de esta experiencia?

    2. Se ha redo usted alguna vez al pensar en hacer algo inslito para Dios?

    3. Qu sinti mientras lea el relato acerca de pasar todo un ao sin sueldo?

    4. Medite en la historia acerca del anillo de Haley a la luz del texto bblico que dice que Dios har ms de lo que podemos pedir o pensar (Efesios 3:20). Ha experimen-tado alguna vez ms de Dios que cuanto usted pensaba que era posible?

    5. Abra su corazn ante el Seor acerca de lo que ha ledo en este captulo. Hblele con sinceridad acerca de sus esperanzas y temores, de su ira, y de su amor por l. Despus de esto, escuche lo que el Espritu hable a su vida.

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    un extravagante hace cosas extravagantes

    La vida de extravagante consagracin a Dios no es fcil. Los cristianos de los Estados Unidos nadan en un ocano cultural de materialismo que mata el alma. En los ltimos aos, he viajado por el mundo, predicando el evangelio y exhortando a los creyentes, pero para ser sincero, con la gente de los pases del Tercer Mundo he aprendido mucho ms de lo que les he enseado. Tienen muchas menos cosas materiales de las que disfrutamos en los Estados Unidos, pero tienen una consagracin a Dios ms profunda y un nivel ms elevado de genuina alabanza que los que veo en la mayora de nuestras iglesias. Manifiestan un alegre sometimiento a Dios y a su llamado, y Dios se complace en bendecirlos.

    Un cambio de sueosEn nuestras iglesias, muchos hemos confundido el

    Sueo Americano con el llamado de Dios a una consagracin radical. Por esa razn, tenemos una fe anorxica: famlica y dbil. Creo que Jess muri para darnos mucho ms que aquello con lo que nos conformamos. l vino a darnos vida, pero a nosotros nos distraen tanto el xito, los placeres, y la aprobacin de los dems, y perdemos al Seor y su pre-sencia, su poder, y su provisin. Los lderes de la Campaa Right Now [Ahora] (ministerio que ayuda a las personas de veinte y treinta aos a encontrar oportunidades para servir

    4c a p t u l o

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    extravagante

    a Dios) han popularizado un trmino que es til. Dicen que los cristianos de hoy necesitan convertirse en cambistas. Su misin es ayudar a la gente a cambiar el anhelo del Sue-o Americano por la bsqueda de Cristo y de la vida que l tiene para cada persona.

    El apstol Pablo nos exhorta a que no dejemos que las presiones, los valores, y las distracciones del mundo nos metan a la fuerza dentro de su molde. Esto es lo que escri-bi a los creyentes de Roma:

    Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la

    misericordia de Dios, les ruego que cada uno

    de ustedes, en adoracin espiritual, ofrezca su

    cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino

    sean transformados mediante la renovacin

    de su mente. As podrn comprobar cul es la

    voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

    (Romanos 12:1,2)

    Observe que Pablo no nos da una lista de cosas que debemos dejar de hacer para mostrar que somos buenos cristianos. Nos invi-ta a pensar, a reflexionar, y a analizar la incomparable misericordia de Dios que Jess manifest al morir en la cruz . Su sacrificio nos

    convence de que l nos ama, y de que podemos confiar en que nos guiar. En respuesta a su amor, su perdn, y su po-der le decimos un entusiasta S! cada momento del da. La vida de consagracin es un poderoso y convincente s; no es una agria lista de no.

    La vida de consagracin es un poderoso y

    convincente s; no es una agria lista

    de no .

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    captulo 4 | un extravagante hace cosas extravagantes

    Cuando nuestro corazn ha sido inundado por la gracia de Dios, rechazamos con todo gusto las cosas que se interponen en el camino de nuestro anhelo de honrarlo a l. Y repentinamente o a veces poco a poco, Dios cambia todo en nuestra vida. La paradoja de la vida cristiana es que ganamos perdiendo, recibimos dando, el camino ascenden-te va hacia abajo, salvamos nuestra vida perdindola, y la manera de adquirir poder es cedindolo por completo.

    Con mucha frecuencia, somos esclavos de cosas que nos prometen una vida divertida, fcil, y llena de riquezas, pero el precio que pagamos por vivir para las cosas super-ficiales y transitorias es muy alto; demasiado. Cuando todo lo que hacemos es tomar como un pasatiempo las cosas de Dios, nos volvemos espiritualmente famlicos. Jess vino para darnos una vida abundante y a establecer un reino que es contracultural; un reino en que una prostituta o un recaudador de impuestos que responde positivamente, recibe ms honores que un rey, y la msera ofrenda de una pobre viuda vale ms que las riquezas de las naciones. Este reino no es simplemente un poco distinto del reino en el que vivimos cada da. Es categricamente distinto en todo sentido. La invitacin a seguir a Jess es una convocacin a la revolucin; ni ms ni menos que eso.

    Los cambios no se producen con facilidad, ni tampoco aparecen por arte de magia. La transformacin de una vida slo se produce cuando la persona siente tal desesperacin de cambiar, que seguir estancada en la rutina de la vida deja de ser una opcin para ella. Bill Hybels, pastor de la iglesia Willow Creek cerca de Chicago, dice que Dios necesita pro-ducir en nosotros un santo descontento. Estoy comple-tamente de acuerdo. Cuando veo toda la superficialidad y todas las distracciones que hay en mi vida y en la vida de los que me rodean, siento una insatisfaccin que me corroe por dentro, unida a una ansiosa expectativa de lo que la

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    extravagante

    Iglesia podra ser, si todos los cristianos respondieramos en fe y obediencia a la gracia de Dios.

    Juan Cruz, mi amigo y pastor ejecutivo de nuestra iglesia, creci en Amrica Latina. Cuando me oy hablar de este tema, hizo la siguiente observacin: Lo que le ests enseando a la iglesia es relativamente fcil en el Tercer Mundo, porque no hay ms alternativa; pero t le ests diciendo a gente en una cultura donde hay riqueza, que se aferre a Cristo y que no se aferren a la abundancia. Ests enseando a la gente que ellos son posesin de Dios, y no de las cosas que ellos creen que poseen.

    El desarrollo de su visinAbraham fue un hombre rico. De hecho, fue uno de los hom-bres ms ricos de su tiempo. Para l, el potencial de maldad no se encontraba en las riquezas o las posesiones, sino en idolatrar el hijo que Dios le haba dado. En vez de sostener a Isaac con la mano abierta, se aferraba a l con demasiada fuerza, haciendo del muchacho el objeto ms importante de su afecto. Sin embargo, despus del supremo momento de sometimiento a Dios en el monte de Moria, todo cambi. An segua siendo el padre de Isaac, pero ya no se eferr al muchacho como antes. Isaac era el don que haba recibido de la bondad divina, y nunca ms sera ms importante que el Dador. En ese momento, Abraham experiment la bendicin de no poseer nada.

    Cuando contemplamos la hermosura y el poder de Cristo, debemos tomar una decisin. Si tenemos el corazn endurecido, nos encogeremos de hombros, cantaremos en la iglesia con poca emocin, y seguiremos estancados en un estilo de vida superficial y sin sentido. O bien, como el apstol Pedro, responderemos al llamado de Cristo a arriesgarnos, a salir de la barca, y ver las cosas asombrosas que hace en nosotros y a travs de nosotros. Cuando Dios nos desafa, tenemos dos opciones: progresar o dar marcha

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    captulo 4 | un extravagante hace cosas extravagantes

    atrs. O damos pasos de fe hacia el frente, o retrocedemos llenos de cobarda.

    En su libro Dangerous Surrender [Peligroso someti-miento], Kay Warren compara nuestra respuesta a Cristo con el corazn y las manos abiertos, al acto de aceptar una foto Polaroid sin revelar. (Para los jvenes que no han visto esta revolucionaria manera de tomar fotos, un clic del lente iniciaba un proceso en que uno observaba que una super-ficie oscura revalaba una imagen de manera casi mgica, hasta que se converta en la fotografa definitiva.) Cuando Jess extiende su mano y nos dice sgueme, no nos explica todo lo que encierra esa in