suplemento literario n°940

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  • 8/15/2019 Suplemento Literario N°940

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    suplemento cultural tres mil · diario colatino · marzo 1 de 2008

    Sábado 1 de marzo de 2008 l  No 3698 del año XVII segundo centenario l www.diariocolatino.com

    DIARIO CO LATINO, MÁS DE UN SIGLO DE CREDIBILIDAD

    Nº 940

    Iniciamos un mes cargado no

    sólo de simbolismo sino de una

    marca histórica profunda,

    se celebra el Día

    Internacional de la Mujer

    (8 de marzo) y el Día

    Mundial de la Poesía

    (21 de marzo).En nuestro país hay un nombre

    que conjuga ambas condiciones,

    el de nuestra más alta poeta:

    Claudia Lars.

    De ella son los versos

    anteriores.

    MARZO:MARZO:MARZO:MARZO:MARZO:

    MES DE LA MUJERMES DE LA MUJERMES DE LA MUJERMES DE LA MUJERMES DE LA MUJER

     Y LA POESÍA  Y LA POESÍA  Y LA POESÍA  Y LA POESÍA  Y LA POESÍA 

    Pedimos disculpas a nuestros lectores por el error del sábado pasado, cuyo número era 939 y apareció como 935.Rogamos tomar nota y ahora seguimos con el correaltivo 94

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    Querido amigo:

    Permíteme que te llame de esamanera porque de verdad lo eres,

    aunque no lo sepas. Tus cancio-nes, la imagen de tu sencillez ytranquilidad de espíritu, así comola referencia del compromisotuyo con una visión incluyente delmundo, han sido algo importanteen mi vida, como lo ha sido en lavida de muchas personas que merodean.

    Además somos, por así decirlo,de la misma camada. Pues yo nací en octubre y tú en diciembre de1943. Viejos camaradas a distan-cia, uno de ellos sin conocer alotro, en una relación asimétrica.

    La primera noticia tuya la tuve,creo, a mediados de los sesenta,a través de un disco de 45 revo-luciones con canciones en cata-lán. Me acuerdo todavía de LesSabates: «Quanta gent que passaamb l’ull sorrut!..Quanta gentl’esperança ha perdut!…». Y lue-go te fui siguiendo a lo largo deestos cuarenta y tantos años,comprando casi todos los discosque sacabas y asistiendo a tusconciertos. El último fue el quenos ofreciste en Caracas en no-viembre pasado, junto a ese otrogran amigo y camarada (aunque

    él tampoco lo sepa) que se llama Joaquín Sabina. Acudí como un es-pectador más, entremezclado en-tre el público al que pertenezco.Aún siendo ministro del poderpopular para la cultura, no hiceningún esfuerzo por saludarte nipor hacerme notar. Tampoco es-tuve en los lugares preferenciales.En ese momento yo era única-mente un espectador agradecidopor el hermoso regalo que nosestaban dando Serrat y Sabina. Ylo cierto es que lo disfruté bas-tante.

    Hoy, sin embargo, una piedrecitase me metió en el zapato causán-dome una molestia que me im-pulsó a escribir esta carta. Acabode leer una noticia en un perió-dico caraqueño con fecha 14 defebrero, en la que se comenta queentre los firmantes de la carta desolidaridad con Alejandro Sanz,aparecen tu nombre y el de Joa-quín Sabina.

    No me incomoda ni puedo cri-

    El m inistro del Poder Popular para la C ultura, Francisco Sesto, se dirige al cantante español

    Carta a Joan Manuel SerratFRANCISCO SESTO

     Tomado de Rebelión

    ticar, ciertamente, la solidaridadentre colegas. Es natural y com-prensible. Lo que me preocupaes que puedas haber firmado esa

    carta a la luz (o a la sombra) dela campaña mediática nacional einternacional que, desde haceaños, se ha desatado contra no-sotros, pueblo y gobierno de Ve-nezuela.

     Yo quiero explicarte bien estecaso. Por un lado, para que co-nozcas la verdad. Y por el otropara poder seguir disfrutando detus canciones sin sentir un malsabor, una amargura, en el alma.Es por mí, por quien lo hago. Per-dóname esa.

    Lo primero que debes saber esque el incidente Sanz se produceen un momento en el cuál elPoliedro de Caracas acababa decambiar de manos. Hasta enton-ces el Poliedro era una fundaciónadscrita al Ministerio de la Cul-tura y en esos días, se había con-cretado su adscripción al Minis-terio de Educación Superior. Demanera tal que todo en elPoliedro estaba en revisión pro-funda para adecuarlo a unas nue-vas funciones, analizándose des-de su razón de ser, hasta la pro-pia organización gerencial. Ese esun dato importante del asunto.

    Fue en esos días cuando, antela solicitud de una determinadacompañía productora de espec-táculos, la nueva autoridad deci-de no darle el visto bueno a lapresentación de Alejandro Sanzen el Poliedro.

    Debe quedar claro que en nin-gún momento se censuró su pre-sentación, ni se le impidió presen-tarse en otro lugar ni, muchomenos, se le negó la entrada a Ve-nezuela. Ningún tipo de prohibi-ciones. Sólo dificultades para usar

    un espacio, el Poliedro.

    A partir de allí comenzó eltsunami mediático a tergiversarlas cosas. A mentir descarada-mente, como es su costumbre.Pero eso no es nada para noso-tros. Lo vivimos todos los días.

    El caso es que muy pocas se-manas después se superó el inci-dente y se autorizó la presenta-ción de Alejandro Sanz en el

    Poliedro de Caracas. Eso es his-toria documentada. Pero, en uncierto momento, habiéndose co-menzado incluso a vender las en-

    tradas, al cantante ya no le pare-ció interesante o conveniente ve-nir a Venezuela. Desconozco lasrazones por las que no quiso ac-tuar aquí. Comenzó entonces aimprovisar excusas. Dijo que nin-guno de los grandes hoteles deCaracas quería darle alojamien-to, cosa que de inmediato fue des-mentida públicamente por elMeliá Caracas, el Embassy Suites,el Tamanaco y el Eurobuilding.Poco después salió en televisióncon una camiseta en inglés insul-tando soezmente al PresidenteChávez. Y desde este lado parano quedar en desventaja, la Cá-mara Municipal del Municipio Li-bertador declaró a AlejandroSanz persona no grata. Bueno, lavida es así. Donde las dan, las to-man.

     Y luego, como en un coro biendirigido, comenzaron a apareceren todo el mundo las voces con-tra la censura en Venezuela,

    involucrando en la crítica al pro-pio Presidente Chávez que, meconsta, no tenía arte ni parte.

    Hoy mismo salen dos entrevis-tas a Fito Páez, en su paso porCaracas. En El Nacional dice:«Chávez no tolera la disidencia,es intolerante…Uno tiene dere-cho a pensar, hacer y decir lo quequiera, mientras eso no afecte alos demás». En El Universal de-clara: «Chávez debería metersecon gente más pesada, como yo».

    Bueno, la verdad, Joan Manuel,es que ni Chávez ni nadie aquí semete con los intelectuales, ni conlos artistas ni con ninguna per-sona en particular por sus ideaso sus creaciones. Yo no estoy se-guro de poder calificar a Venezue-la como el país más libre del mun-do, pero de lo que, sí, estoy segu-ro, es que éste es un país tan li-bre como cualquiera pueda serlo.

     Y desde luego mucho más, porejemplo, que los EEUU o que lapropia España, donde a cada rato,y tú lo sabes, se cierra o se multaun periódico, se prohíbe un par-

    tido o se enjuicia a unos mchos por quemar una foten público.

     Yo puedo jurar y juro, comnistro del Poder Popular pCultura y como ciudadanen nuestro país la libertcreación, de opinión y demación es absoluta, sin otrte que el de las propias leyconozco aquí, en esta épocgún ejemplo de censura pote del Gobierno. Esto es ucho que cualquier visitantecluso, cualquier usuarinternet que no crea en chy vaya a las fuentes, puedetatar. Basta con leer los pcos (para muestra las entrede hoy a Fito Páez, el pesodo) o sentarse por unos mante un canal de TV tan veso como Globovisión.

     Y por último ¿sabes unasi algún funcionario públicdiera cometer un error dtipo en algún momento, essona no sería precisamePresidente Chávez. Nuncava con su naturaleza. A Chávez, como persona ypolítico, le gusta jugar limganar en buena lid. Es fuela batalla de las ideas, sin oconcesiones innecesarias a

    tórica académica o cortepero dentro de la confronno hace trampa, no muevechas, no compra al árbitroamarra las manos ni la bocdie. Lo digo con propiedadque lo conozco, creo, babien. Y este es otro dato deto.

    De modo que así están sas.

     Yo me saqué una piedreczapato escribiendo esta csi no hay novedad, podré

    escuchando tus discos, qudote y admirándote, comopre lo he hecho. Y lo mism

     Joaquín Sabina.

    Vaya un saludo cariñoslos dos.

    Farruco Sesto MinistPoder Popular para la Cra de la República Briana de Venezuela.

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     Leonel Rugama

     gozó de la tierra prometida

    en el mes más crudo de la siembra

     sin más alternativa que la lucha,

    muy cerca de la muerte,

     pero no del final.

    L.R.

    Un hombre va por un atajo amedia noche. No hay siquiera unasombra de estrella en los cielos.El hombre camina sin tropezarporque sus pies leen el camino dememoria. Sin embargo, la densaoscuridad pone al hombre enduda. Si nada se ve es porque yano se existe. Y cuando el hombreestá a punto de convencerse deque es tan sólo un alma errante; ametro y medio de distancia, una

    luciérnaga rompe la noche de unfogonazo. Entonces el hombresonríe porque siente que no estásolo. El fogonazo espantó la sole-dad, la noche y la duda. ¿Sería unaluciérnaga de ojos tristes? Tal vez.Al amanecer el hombre buscarála luciérnaga para mirarla a losojos.

    Así, como la candelilla de unaluciérnaga, fue para mí uno de lospoemas de Leonel Rugama. El poe-ma lo leí hace más de tres lustrosen una antología de poesía revo-lucionaria, editada en Colombiapor el Comité de Solidaridad conlas Luchas del Pueblo Salvadore-ño.El sufrimiento armado, se llamadicha antología que fue prepara-da por el poeta Juvenal Herrera Torres. Era un poema extenso quese refería a todo menos a la revo-lución. El fogonazo del poema fueporque al leerlo me acordé de la joven que había sido mi maestrade secundaria, una estudiante depsicología que a los muchachos deese entonces nos tenía enloque-cidos con sus minifaldas. DiceLeonel Rugama en el final de supoema:Miedosos apuñando lápices y cuadernos :

    Varios años después paséa ser niño viejo.Molestaba y me burlaba de los

    niños nuevos.Algunos lloraban y prometíanacusarme con su mamáy también dejaba caer el lápiz

    o el cuaderno para verle las piernas a la maestra(La maestra leía los ríos de

    Guatemalao explicaba la división entre tres

    cifras)

    Unos contaban que le habíanvisto

    el calzón y hasta los pelos.Todos amábamos a la maestra

    pero la maestra se casócon un señor.

    Siempre me acordé de éste poe-ma, pero nunca del autor. Del fo-gonazo pero no de la luciérnaga.¿Serían tristes los ojos de LeonelRugama? Nunca lo supe hastamuchos después que viajé a Ni-caragua, su patria, y allá lo encon-tré. Primero fue en ciudad Estelí,en una plaqueta incrustada a laentrada de la casa de la cultura.La placa reza textualmente:

    CASA DE CULTURALEONEL RUGAMAASOCIACION DE

    PROMOTORESDE CULTURA (APC)

    --------------------------------ESTA CASA FUEREMODELADA

    GRACIASA LA COOPERACION DE

    A.B.F DE JONKÖPING-SUECIA1991-994

    Si, la casa de la cultura de Estelí lleva su nombre, y ésta casa fueremodelada con ayuda de la Aso-ciación para la Formación de los Trabajadores (ABF) de la ciudad

    sueca donde resido, Jönköping.¡Feliz coincidencia! Fue así comosu nombre por primera vez mellamó la atención. Entonces, ven-ciendo los temores de hacer el ri-dículo, le pregunté a mi acompa-ñante nicaragüense que quién era

    Leonel Rugama y ella contestóescuetamente:

    -Un poeta de Estelí asesinadopor la guardia somocista en Ma-nagua.

    En el segundo piso de la Casade la Cultura de Estelí, en una delas paredes cuelga una fotosombreada del poeta. ¡Si, los ojosde Leonel Rugama eran tristes!Pero su mirada, detrás de unasgafas gruesas, era severa. Sus la-

    bios cerrados, de niño mimadorecién regañado le imponen, enesa foto, a su rostro un toque dehombre adusto y envejecido, todolo contrario de lo que era LeonelRugama.

    Sería en Managua, días más tar-de, donde habría de conocer al-gunos datos biográficos del poetaRugama. Lo hice obligado porque

    en esa semana tenía una entrevis-ta con la poetisa pinolera Mariane-la Corriols, quién había sido pre-mio nacional de poesía joven«Leonel Rugama» 1985. Se me fa-cilitó que en esos días, mitad deenero, se cumplía un aniversariomás de la muerte del poeta y pe-riódicos como Barricada, hacíanuna corta reseña de su vida, a lavez que publicaban algunos de suspoemas, entre ellos uno de suspocos poemas que he encontra-do traducidos al sueco: La tierra es un satélite de la luna: 

    El Apolo 2 costó más que el Apolo 1el Apolo 1 costó bastante.

    El Apolo 3 costó más que el Apolo 2

    el Apolo 2 costó más que el Apolo 1

    el Apolo 1 costó bastante.

    El Apolo 4 costó más que el Apolo 3

    El Apolo 3 costó más que el Apolo 2

    el Apolo 2 costó más que el Apolo 1

    el Apolo 1 costó bastante.

    El Apolo 8 costó un montón, pero

    no se sintió

     porque los astronautas eran

     protestantes

    y desde la luna leyeron la Biblia,

    maravillando y alegrando a todoslos cristianos

    y a la venida el Papa Paulo VI

    les dio la bendición.

    El Apolo 9 costó más que todos juntos

    Leonel Rugam a:

    «Su grito vive lactando en el viento»«Su grito vive lactando en el viento»«Su grito vive lactando en el viento»«Su grito vive lactando en el viento»«Su grito vive lactando en el viento»VICTOR ROJAS

    Especial para Tres Mil

     junto con el Apolo 1 que c bastante.

    Los bisabuelos de la genAcahualinca tenían menos h

      que los abuelos.Los bisabuelos se murieron

    de hambre.Los abuelos de la gente deAcahualinca tenían menos hque los padres.Los abuelos murieron

    de hambre.Los padres de la genAcahualinca tenían menos hque los hijos de la gente dLos padres se murieron de bre.La gente de Acahualincamenos hambre que los hijo  gente allí.

    Los hijos de la gente deAcahualinca no  por hambre,y tienen hambre de nacer,

     para morirse de hBienaventurados los pobre

     porque de ellos sluna.

    Fue así como al final pudeuna noción general del poebía nacido el 27 de marzo deHijo de una maestra y un ctero. Su abuela materna lecó los valores religiosos qfluirían profundamente en sFue un seminarista que

    versos con palabras de pocurnia. Un incansable lectmala ortografía. Un joven tro de matemáticas con gahacer algo en la vida, y un anado jugador de ajedrez quepre perdía. De esta últimadad, se vale el escritor EdGaleano, para recordarlotomo lll de su obra Memofuego : «El altivo poetchaparrito de sotana que cgaba de pie, dispara hasta mo tiro y cae peleando todo un batallón de la dicSomoza.

    Leonel Rugama tenía veinteDe los amigos, prefería a lo

     jugadores de ajedrDe los jugadores de ajedrezque pierden por culpa muchacha que pasa.De las que pasan, a la que De las que quedan, a la que

    todavía no llegó.De los héroes, prefería a lno dicen que no mueren po

    la patria.De las patrias, a la nacida d

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    su muerte.”

    En efecto, Leonel Rugama mu-rió en combate, en una lucha des-igual, donde él y doscombatientesurbanos del Frente Sandinista -Mauricio Hernandez Baldizón yRóger Nuñez Dávila-, se enfren-taron a «cientos de armas, fusiles,ametralladoras, granadas, y hastael cañón de una tanqueta, y unaavioneta que taladraba la casa des-de el aire en rápidas pasadas».

     Tres días antes de mi regreso deNicaragua el poeta Antonio Ro-cha me regaló un libro grueso ti-tulado:Leonel Rugama: El delito de tomarse la vida en serio . Su autor,el sacerdote Teófilo Cabestrero,escribe en la nota de presentacióndel libro que «Si no hubiera em-prendido esta búsqueda de la vidade Leonel Rugama, nunca habríaimaginado que un muchacho pu-diese acumular tanta riqueza devida y ofrecer tanto a la libera-ción de su pueblo en sólo veinteaños, dejando, además, hondas

    huellas en amigos y compañeros,zanjando discusiones de intelec-tuales y poetas y golpeando susconciencias al morir como él mu-rió».

     Ya en el avión que me traería acasa, sobre las nubes que contem-plan el océano Atlántico, empecéa leer el libro. Ahí encontré el poe-ma que muchos años atrás habíaleído y sentido como el fogonazode una luciérnaga. Y fue así, leyen-do el libro, como poco a poco mefui enterando de la vida de LeonelRugama, desde el vientre de sumadre doña Cándida Rugama deRugama hasta la impronta que suvida dejó en quienes se empecinanpor hacer posible la felicidad so-bre la tierra.

    El gigante y yoEl gigante y yoEl gigante y yoEl gigante y yoEl gigante y yoGABRIEL MORAES

     Yo viví uno de los cuentos másbonitos, y desde mis ojos orgullo-sos por ser su bienamado, yo lomiraba gigante como un árbol,enorme como el cielo para mis alasde chiquit ín y soñador.

    Por eso me gustaba acercarmea sus páginas, agarrarlo de lamano y salir a caminar con él cuan-do me decía veníte vamos a sur-car los siete mares.

    No me acuerdo de los tigres, delas brujas y los bandidos, sólo re-cuerdo su frente ganándole al su-dor, y su cabeza siempre levanta-da, igual a la cruz de la iglesia enel pueblo, que sin decir palabra,se ganaba el respeto y la venia delos que paseaban y pasaban porahí.

    El gigante era serio... pero no lenegaba a nadie el saludo de capi-tán o el entusiasta que le vayabien.

    Lo importante es dar el buenas,al decirlo, le contesten o no, ustécumple como persona educada meaconsejaba como si platicara conalguien de su tamaño.

    Hablaba poco y no se llenaba laboca con hazañas o inventos depríncipes y sirenas, bastante difí-ciles de creer, calladito, predicabacon el ejemplo; su manera de serla demostraba en las batallas de ade veras para que aprendiera vién-

    dolo, no para que por una orejade burro me entrara y por la otrame saliera.

    En invierno o verano clariseguía sus huellas grandessu voz al mando adelante dsiempre caminaba con pasoquilo, sin dejarme muy atnunca he de olvidar, que eavanzada, me volvía a ver,rriéndome de cuerpo enterestar seguro que yo iba bienno me había perdido entre lboscadas sorpresivas de la

    Tres principios eran las bras que adornaron su barcotrabajos, tres colores que himborrable sus enseñanzastras lo acompañé: decenciaradez, fidelidad.

    Por eso nunca le sentí olobaco o a alcohol, jamás sepio de algo ajeno, como lovados piratas, y fuera de mdre, doncella que ganó desppruebas sólo para valienthubo otra mujer en su cora

    Eramos dos, el gigante y ytra los monstruos de los díanoches, yo me alegre cuandcubrí en los árboles de los etros cuando me saludabanhabía labrado con su espapaladín su apellido junto a mbre.

    Con sus cansados años ydas, el gigante regresó a nyo, alcancé los laureles debre, pero seguí siendo su pño, bastante conocedor de f

    y recompensas, de lo buenmalo que hay en los corazoque aunque nadie lo quieasoma por las ventanas ojos.

    La última vez que nos vimsilencio me dijo el gigante qel momento crucial para qenfrentara al mundo en some estrechó la mano y se dormido.

    Cuando me avisaron y rangustiado ya se había mdo... dicen que antes de sulos recuerdos llamó a mi m

    le sonrió, que un gigantesballo blanco como él, bajo nubes y se fue volando a tolope para el sol.

    Mi deseo era llegar a serél, crecer desde el alma hacra, para que me vieran cogigante...

     Y ahora que han pasado loy él ya no está conmigo, sé inmensidad todavía caminaa mí.

    Q uinto A niversario de “C LASIC O S D E C H IN C H ILLA”

    ¡LOS CLASICOS están que brican de contentos!¡LOS CLASICOS están que brican de contentos!¡LOS CLASICOS están que brican de contentos!¡LOS CLASICOS están que brican de contentos!¡LOS CLASICOS están que brican de contentos!RICARDO CASTRORRIVAS

    PUESIESQUE así son las co-sas... y también los años, que pasan y pasan y si uno no hacela bulla, pues no hay cumplea-ños, ni fiesta, ni regalos. Por esoestoy felicitando a ese clásicoradial, el famoso programa deMiguel Ángel Chinchilla, CLA-SICOS DE CHINCHILLA…Llamado así porque es un ver-dadero clásico en su género, pues no hay otro espacio cultu-ral semejante en toda Centro-américa. De ahí su clásico nom- bre.

    Y cuando ya se ha cumplidoel primer lustro de estar oxige-

    nando el turbio clima de nuestracultura literaria, y se cuentan loscinco años de divulgación denuestros clásicos literarios a tra-vés de YSUCA, La Voz con Vos;y se comprueba que la praxis su- peró los sueños… ¿Quién no pegacinco brincos de pura contentura?

    Así que, si ven a Miguel Ángely a su equipo de artistas radiales,y a los técnicos de YSUCA, y alos felices oyentes, y a todos losclásicos del país, y a José Martí,Clásico universal, brincando de pura contentura, es porque estánfelices, sabedores de que no hanmuerto y que continúan vivos en

    la palabra viva de este programade vanguardia radial.

    Y por si fuera poco, CLASICOSDE CHINCHILLA presentará en2008, por primera vez en el me-dio radiofónico, la Antología deCuentos y Leyendas de Centro-américa” … Comenzando con “ElRegreso de la Tatuana”, del autor guatemalteco José María LópezValdizón.

    Adelante, Miguel, con clase, aechar la palabra por el aire por-que ELLA es grande, grande… Talcomo lo dijo José Martí: GRAN-DE ES LA PALABRA CUANDOCABALGA EN LA RAZON. Miguel Angel Chinchilla

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    Escribir este puñado de páginasfue una experiencia que se me ha-ce difícil calificar, exactamente por-que alborotó toda una serie desentimientos contradictorios, al-gunos de ellos muy tiernos, otros

    muy dolorosos. Tristezas y alegrías,esperanzas y frustraciones, sole-dades y acompañamientos, triun-fos y fracasos se mezclaron en losrecuerdos y éste libro es el pro-ducto de todo ello para bien opara mal.

    Estas páginas no tenían ni tie-nen grandes aspiraciones. Respon-den sobretodo a mi contacto con jóvenes de las actuales generacio-nes y que tienen un asombrosodesconocimiento de un pasadotan reciente como fue el conflic-to armado en El Salvador.

    La percepción distorsionada delo que pasó y del contexto y lasdeterminantes que generaron elconflicto es sorprendente en lasnuevas generaciones. Para un bre-ve ejemplo: solo en el caso de losque nos involucramos con las fuer-zas insurgentes hay una ampliagama de imágenes que varían des-de un estereotipo aventurero, ro-mántico y conspirador hasta unaretorcida personalidad amante deuna violencia patológica. Igualmen-te, me he dado cuenta de que nopocos de estos jóvenes, impacta-dos en su natural sentido de la jus-

    ticia, por las escandalosas inequi-dades que observan, expresan conuna increíble facilidad digna demejores causas su deseo de revi-vir esos momentos bélicos cuyosrecuerdos me hicieron derramarno pocas lágrimas cuando las es-cribía.

    Explicar el contexto y las moti-vaciones íntimas que movieron acada uno de nosotros a alzarnosen armas no es nada fácil. Para mu-chos resultó sencillo tomar la de-cisión entonces que explicar hoylas razones que tuvimos para ha-

    cerlo, porque hacerlo sobretodopara los que se incorporaron enlos años ochenta, cuando ya laguerra entre dos ejércitos erafranca, fue más fácil que para losque nos incorporamos en los añossetenta. A los que nos incorpora-mos en los años setenta había queconvencernos de que no habíaotra opción más que la lucha ar-mada y que además había unaperspectiva de victoria.

    La guerra es un fenómeno muy

    Dolores de guerraDolores de guerraDolores de guerraDolores de guerraDolores de guerraEXTRACTO DE LAS PALABRAS DE EDUARDO ESPINOZA

    EN LA PRESENTACIÓN DE RELATOS DE LA GUERRA

    complejo, especialmente una gue-rra tan prolongada y tan cruentacomo la nuestra, hay facetas comola logística o la económica que alo mejor nunca vean la luz. Lasmejores y las peores cualidades

    de la especie humana afloran du-rante la guerra, las ambiciones ylas más bajas pasiones, la camara-dería y la solidaridad son llevadasa sus máximas expresiones. Laguerra concentra recursos y po-der, fractura hogares y familias,desnaturaliza las instituciones, po-lariza a la sociedad. En fin, es muycompleja, es una historia de muer-tos y sobrevivientes, que en últi-ma instancia se expresa en una si-tuación tan sencilla, como que elencuentro con el contrario en elcampo de batalla es de tal natura-leza que uno debe matarlo para a

    su vez evitar ser muerto por él.Esta es una decisión terrible. Es lanegación del más fundamental delos derechos: el derecho a la vida. Y por supuesto que tomar estadecisión, por lo menos para losque combatimos con las fuerzasinsurgentes, tiene que ver con queel contexto es de característicastan singulares, tan opresivo, tanviolento, tan autoritario, tan ex-cluyente y tan inequitativo que noexiste otro camino para modifi-carlo.

    Esto es lo que este libro tratarealmente de trasladar al lector:

    no es lo mismo decir que el paísestaba sometido a una tiranía mi-litar que relatar lo que esto signi-ficaba en la vida diaria de la gente,

    la huella profunda que significabanlas masacres, las repercusiones enlas mentes infantiles de observarla muerte de sus padres y familia-res bajo tortura y con lujo de bar-barie a manos de la autoridad

    constituida; la tremenda angustiade las familias y de las madres porla suerte de sus hijos secuestra-dos y desaparecidos con total im-punidad. Cómo es que se gestabaen la mente de los combatientesy en los cuadros políticos, que sinningún salario, renunciando a todo,incorporaban en lo más íntimo desu ser la disposición a sacrificar lavida.

    Por esas mismas razones es queeste libro no profundiza en análi-sis políticos, económicos o socia-les del período, o en los debates

    que se daban en el seno de la iz-quierda de aquel entonces. Perso-najes más involucrados y autori-zados que yo para esos meneste-res han externado sus opinionesal respecto, no con toda la pro-fundidad ni con toda la amplitud,ni con toda la franqueza con quedeberían, pero algo hay.

    Hay un relato en el libro que sellama “Elmer”, que narra mi expe-riencia con este huérfano de laguerra. Elmer  arrastraba consigouna historia terrible experimen-tada cuando tenía quizás unos sie-te u ocho años, tan terrible que

    lo hizo bloquearse con su entor-no: perdió el habla, enmudeciócompletamente durante dos años.Fue necesario otro trauma des-

    comunal, esta vez una lluvia deexplosivo y de metralla duranteun bombardeo aéreo del que sesalvó milagrosamente, para quepudiera volver a articular palabra.

    Hubo muchos Elmer  durante laguerra, cada uno de ellos con unahistoria igual o más terrible quetodavía está esperando ser con-tada. Para no ir muy lejos, Bernar-do Menjívar, aquí presente ennuestra mesa o Javiercito , como lellamábamos durante la guerra,perdió el conocimiento duranteun bombardeo de la Fuerza Aé-rea, como ese que le hizo recu-perar el habla aElmer . CuandoJa- vier  despertó se encontraba en elHospital de la Guerrilla y se diocuenta de que a sus escasos ca-torce o quince años tenía ampu-

    tadas sus dos piernas por encimade la rodilla. Javier  pedía a gritosuna pistola para matarse. Yo ya nosé cómo hizo para superar eso,pero lo hizo y muy bien. Años des-pués me lo encontré en Nicara-gua cuando ya se había converti-do en un especialista en electró-nica. Excepto para los que cono-cíamos su historia, no era posibleapreciar que sus dos piernas eranartificiales y estaba al frente de uncolectivo de muchachos que re-paraban los radios de comunica-ción y otros equipos similares dela guerrilla. Hoy, Javier  tiene unahermosa familia, está casado y es

    padre de dos niños; adicionalmen-te realiza una tarea excelente enla Alcaldía de San Salvador y ade-más dedica parte de su valioso

    tiempo, solidariamente, a crar con sus compañerosCooperativa Dimas Rodríg

    Mucha gente que ha leídbro se me ha acercado so

    dome un segundo volumequiriendo acerca de por qtan corto. Bueno, pues ppuesto que hay muchas msas de qué hablar y algunhan venido con propuestacretas: “mire, compa, ustedvo en la voladura del PueOro, ¿por qué no relata esebate?”. O: “Mire, compa, sennos a contar el aniquilamiela cuarta Brigada en el CuarParaíso, aquel diciembre de  Y así por el estilo. Tambiénraros momentos cuya trasccia histórica para nuestras

    para el país mismo éramopaces de ver cuando succomo las varias ocasiones te la década de los setenta fui médico de Salvador CayCarpio, Marcial . Y las que tuque pasar para extirparle lcula biliar en medio de un sionante operativo de segen un hospital privado deAna, con todas las FPL con sradas puestas en nosotrosdientes de lo que le hacíasu Primer Responsable. O do conocí a Ana María y cunstancias que nos rodeabel Frente Paracentral en e

    mento de su muerte. O mriencia de trabajo con los mente célebres Miguel Canos y Mayo Sibrián. O cuandmi primer contacto allí por  Terraza, en La Rábida, confue mi primer responsableinició en mis andanzas guras en un pequeño cuartmesón en Soyapango: el cñero Dimas Rodríguez. Tarecuerdo un episodio coque me hubiera gustado Elías  era un profesor, cuadtico, experimentado organcon el que compartíamos

    do de Capitán en el ejércvolucionario. Resulta que ale teníamos mucho apreciopeto a Susana, una hermanarena Peña que también tegrado de Capitán. Cuando Scayó combatiendo en una ción de Chalatenango llaCuevitas, fue ascendida potem (como había sucedidalgunos otros casos) al graComandante. Esto no dejósentirnos un tanto a ambosratos que Susana se había gEl Dr. Eduardo Espinoza, autor del libro Relatos de la Guerra. Al fondo una foto de un desembarco en La Reina.

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    el grado de Comandante y noentendíamos la renuencia a reco-nocérselo. Fue por ello que enmedio de un derroche de sarcas-mo llegamos a prometernos mu-tuamente que si alguno de los doscaía en la guerra, el otro se encar-garía de no permitir ningún ascen-so posmortem del caído. Cosascomo ésta fueron quizás la causade que, a pesar de que mi cora-zoncito está y siempre ha estadodonde debe estar, no me afilié for-malmente al Frente luego de fir-mados los Acuerdos de Paz (aun-que otros me han dicho que es-toy, porque lo soy, un militante his-tórico). Aunque también se debea un afán natural de mantener miindependencia de criterio, de noligar mi conducta a decisiones par-tidarias en otros contextos. Sinabandonar mis convicciones ideo-lógicas podía continuar aportan-do con mucha riqueza y credibili-dad a la construcción del país. Elcaso es que quizás sea esta la ra-zón de que algunos antiguos com-pañeros me vean con suspicacia,

    como una especie de tránsfuga oalgo así, lo cual tampoco me ge-nera problemas existenciales, másque algún dolorcillo nostálgico ymás bien siento una especie delástima por ellos.

    Reitero que necesito recuperar-me de la experiencia de haberescrito estos relatos, experienciaa ratos muy dolorosa. Aunquedebo reconocer que hubiera que-rido contarles a los hijos de NellyCacao,Mextli , lo inteligente y lin-da que era su madre. No sabríadecir si era más linda que inteli-gente o viceversa, tenía las másbellas facciones pipiles que he vis-to en mi vida, de ojos color demiel y piel cobriza. Quisiera po-der decirles que Nelly cayó pre-cisamente porque su amor porellos le hizo quebrar las normasde seguridad y los Escuadrones dela Muerte que vigilaban su casa lacapturaron cuando venía de ver-los. Si no me encuentro con es-tos muchachos antes, a lo mejorun día de estos saco fuerzas deflaqueza y me pongo a escribir unasegunda parte.

    Conocí los relatos de guerradel doctor Eduardo Espinoza unpoco antes de que diera por ce-rrado su trabajo de redacción ylos enviara a la imprenta. Fue bre-ve el tiempo que tuvimos para pla-ticar, pero me atreví a hacerle unoo dos comentarios personales encuanto al orden de los textos y acuestiones mínimas de tipoestilístico. El día de la presenta-

    ción del libro, en el Museo de laPalabra y la Imagen, mencionó minombre entre los agradecimien-tos. Me sentí un poco apenado porno haber colaborado más. Fuesobre todo un gesto de generosi-dad y amistad, muy propio de sucarácter fraterno.

    Además del tiempo, siempreavasallador, tuve otra razón parahablar poco en aquel momento:la impresión tan profunda que mecausan las historias descarnadasde la guerra. En estos casos, la san-gre se enerva con las palabras casi

    sin reparar en las formas. El textocobra vida sin importar el sopor-te que lo haga llegar hasta el alma.Es poco lo que queda por decir.

    La arista de los servicios médi-cos en el frente de guerra sonespecialmente dramáticas, y pocoexploradas. Cesáreas bajo fuegode mortero; guindas  con heridosde hamaca ; operaciones de seishoras en medio del monte: expe-riencias áridas, que requirieronseguramente un temple espiritual

    y físico de altos vuelos.

    Espinoza fue un estudiante demedicina destacado en la Univer-sidad de El Salvador en los añossesenta. Conoció la Facultad en sumomento de máximo esplendor.Comenzó a colaborar con el mo-vimiento guerrillero urbano en1975, días después de haber pre-senciado la represión brutal del

    30 de julio. Lo capturaron porprimera vez en 1978. Sufrió cár-cel y tortura. En diciembre de1980, se incorporó al FrenteParacentral José Roberto Sibrián,con la tarea de organizar los ser-vicios médico-hospitalarios. Per-maneció en los campos de guerrahasta el año 1988, cuando le asig-naron una nueva responsabilidad,en el extranjero. En 1985 fue cap-turado por segunda vez, estuvopreso ocho meses y fue tortura-do de nuevo. En esa ocasión, salióvivo gracias al canje de la libertadpresos políticos por la libertad de

    la hija del entonces presidente dela república, Napoleón Duarte.

    Relatos de la guerra  está confor-mado por doce narraciones bre-ves. La más extensa es “Elmer”, lahistoria de un jovencísimo correo chalateco que llegó a convertirseen miembro de las Unidades deVanguardia de las FPL y en guía-compa  -hijo-hermano de Espinoza. Junto con Elmer  y un colectivoreducido, Espinoza se encargó derecuperar y consolidar el trabajó

    Médicos en el frente guerrilleroA propósito del libro Relatos de la guerra,

    de Eduardo Espinoza

    organizativo en la franja noroc-cidental del país que abarca laslocalidades de Texistepeque,Masahuat, Santa Rosa Guachipilíny principalmente Metapán. Esterelato es quizá el que eriza el co-razón. Se trata de una historia lle-na de fraternidad y entrega.

    Otra de las secciones del libroque provoca sobresaltos es la que

    narra el derroche de creatividadque caracterizó a los equiposmédico-hospitalarios de los fren-tes de guerra. No deja uno demaravillarse ante las solucionesque el equipo encuentra sin másque la voluntad férrea de vencerlos obstáculos. Hay además enesta parte del volumen unas fra-ses que personalmente me sigueresonando en la cabeza: “Todosellos [el personal médico-hospi-talario de la guerrilla] fueron másmucho más allá del juramentoHipocrático, el cual ciertamentees infinitamente pequeño compa-

    rado con las dimensiones del sa-crificio y la solidaridad que derro-charon durante esta intensa e irre-petible experiencia”.

    El libro de Espinoza es uno deesos que se devoran en pocotiempo, no porque se trate de re-latos cortos, sino debido a la car-ga de sentimientos, inquietudes yreflexiones que desata. Se trata deun libro escrito con profunda pa-sión por la dignidad humana.

    Campesinos arrastran el cadáver de un hombre en Tecoluca. Fotografía de James Nachtwey.

    Dos poem

    de GaetanGaetanGaetanGaetanGaetanL O N G

    Elementos para una litu

    La memoria no muere

    donde no puede morir.

    Se queda y se zampa hue

    escondidas

    estrellas antiguas y piel se

    y lo que fue

    continua viviendo

    también donde parece no h

    nada.

    Donde la vida muere

    la memoria se nutre.

    Es un golpe seco que abo

    al tiempo

    cuando un dios guerrero s

    inclina

    para recoger su piel de án

    y los restos de su aventur

    La eterna rueda de sangrede sueños

    que nunca se detiene

    - a veces se desbanda -

    nos golpeas a traición en

    las rodillas

    y en las piernas

    entre huellas y pasatiemp

    delirios y maravillas

    continua su giro en la mem

    del mundo.

    Explosión y apoteosisdel deseo

    El deseo es un cristal límp

    y brillante

    en el fondo del sueño osc

    tantas pequeñas mariposa

    amarillas

    aplastada sobre la pared gr

    engaño.

    Sobre el borde de este día

    hay un abismo amargo,

    un abismo que sabe de

    ausencia de Dios

    y su sabor se confunde

    inútilmente

    con la luz baja del silencio

    y el naufragio de la tarde.

    En el límite de la tempesta

    se entreve una lu

    de aire abierto.

    La libertad es cualquier

    también sentirse dueño

    de la noche,

    hacer el amor de pie

    frente al mary orinar, orinar mucho tie

    sobre una pared

    blanca

    y silbarle a las estrellas

    una música pega

    de Mozart

    o un blues con alma negra

    la armónica y el r

    de los pies en el polvo.

    La libertad es cualquier co

    acaso el orgasmo de ánge

    excitados sobre

    nuestras cabezas

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    Director de Diario Co Latino

    Francisco Elías Valencia

    Coordinador deSuplemento Cultural Tres Mil

    Otoniel [email protected]

    Coordinador de Aula Abierta

    Vladimir [email protected]

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    Equipo de producción editorial

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    Colaboradores en El Salvador

    Edgar Alfaro l René Chacón l Norman Duglas B.Néstor Durán l Angel Portillo l Jennifer Valiente

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    CUANDO TE VAS

    Cuando el corazón duele.Cuando el alma se hiere.Cuando el cuerpo pesa.Cuando sudan los ojos.Cuando se olvida pensar.

    Cuando se enmudece el grito.Cuando se pierde la luz.Cuando se ilumina la oscuridades señal de un adiós.

    A TANTOS AÑOS

    Por más de cinco años me han quitado todome han quitado la vidael viento que me alimentabael amor de infancia inocenteel sueño juvenil.Construyeron el caminopor el cual mi madre se alejo de mí a tierras extrañas.Me han quitado las lágrimas con las cualesescribía a la niña que me enamoró

    me quitaron el panla ternurael lienzo donde mi voz a pinceladas se educo.me han quitado cada prenda con la cualme desnudaba viendo al solme han quitado hasta el dormir por las nochesvigilando con mis ojos diurnosla seguridad que no tengono me danme la robaronme la han quitadocomo el colón en mis bolsillos.Y ahora vienen a decirmeque crea en un país unidoen un gobierno con sentido humanoen una orden de contingentes que viajan a iraken una maquinita manejadapor las manos neoliberales de la ANEPesa maquinita hecha de sangre del pobrefundida con los brazos mutilados de la mujerobreraesa maquinita pirata de HOLLYWOODmaquinita transformerde la telecorporación salvadoreña.En esa maquinita quieren que crea.Mejor seguiré creyendoque un día veré a mi madre entrarpor la puerta de la casaque me dará un besome dirá te quieroy se quedara conmigo.

    MIEDO

    Tengo sedapenas puedo con el cadáver que hay en mí 

    tuve miedo de besarteapenas soy un niño que te amaque te piensaque sin querer te sueña desnuda.

    15 PÁJAROS DE PAZ15 AÑOS DE REVOLUCIÓN 

    I

    Es muy difícil ser ave

    y contar con las garrascuantos somos en esta plaza.

    Nuestros puños alzadosdesde arribasimulan semillas

    para ellos, ellas.Sus melancólicos ojosapenas y reconocen algunos cuantosde aquellos que toman cafépor las tardes del viernesde los que fuman un cigarrilode los que hablan del socialismoy de la paz sin justiciade aquellos que tienen mesesde los que tiene añosde los que aún van llegando.Apenas y pueden reconocer

    a sus amigos de todos los díasentre este mar rojo.Y es que el rojo nos confunde a todosnos hace uno solopero no contables.Este día

    habemos de los que hablamos del comunismdel marxismo y de cuba.

    habemos de los que hablamosde Nicaragua librede Farabundo Martí 

    de aquellos que nos gusta recitar a León FelipPablo NerudaLeón Sigüenzay uno que otroque habla de Francisco Gavídiay Alberto Masferrer.

    Habemos de los que cantamos con el pecho abde aquellos que nos volvemos vulnerablesa raíz de las miradas de las mujeres de esta Habemos tantos y tantasque simulamos semillaspara aquellas aves que en el firmamentotransitan libres.

    Semillas alzadascon puño cerrado

    semillas de quince añosesperando la pazla consolidada paz.

    II 

    Hay muchas avesdemasiadasconstipadas por la revolución.Dícese que la revoluciónes una enfermedadsu curala socialización.Su libertadla bandera del pueblo en tabletas.

    IIIEn esta plaza que se viste de rojoel vuelo de los pájaros es distinto.

    Sus aleteos de amorme recuerdan a tide lo que en un momento fue

    lo más bello que tuve.

    IVCompañerala revolución necesitaba de tu presenciade tus besosde tu amor socialistade tu sonrisa de fresade tu puño en altode tus ideasde tu creencia populistade tu canto.Te necesitaba más que todo yo

    el compañero que brinda de tu amor.

    Pájaros de PazPájaros de PazPájaros de PazPájaros de PazPájaros de PazPOEMAS DE HENRY CARRANZA

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    Para nadie es un misterio lo queno conoce, y ha empezado a oírcon exclamaciones exhaustas.Editt Piaf (“La Môme Piaf”), paramí y para muchos de mis amigos,y enemigos de mis amigos, la me-

     jor cantante popular del siglo XX,con su cuadrado destino y su ne-gación; tan efímera en su existen-cia, y tan grandiosa para el amor.

    Marion Cottillard, la actriz y can-tante que se atrevió a tanto, consu papel de la “niña gorrión”, alrecibir el Oscar 2008 por su so-berbia actuación, dijo que el di-rector Oliver Dahan cambio suvida, y la de nosotros también.Con sus maravillosas manos defuego, la invocación está hecha aentregas superficiales (“Si huyende mi, yo soy las alas”).

    La Piaf, solita, con unas pocascanciones, que son verdaderoshimnos de la experiencia del amorvencido, de su libertad, se montaa cabestro sobre el caballo del ro-manticismo francés, “baladística-mente” como lo expresaba Azna-vour; tan melodiosa como un go-rrión, y con esa lengua francesatan provenzal, nos mide el senti-miento por lo artístico, y fluye -más bien nace una estrella en me-dio del escándalo de su vida enrosa -diosa mayor, que prefirió loshorribles viajes con morfina, opio,que claudicar, por ese gran amor

    que perdió, Marcel, y que la llevóa una culpa incesante, descorazo-nada, y que Marion Cotillard res-cata, retrata, apenas asomada a laedad de la desesperación de unaartista.

    No hay párrafo menor que pue-da describirla, con sus sutiles co-lores y esa futilidad que le da elpoker a los afortunados perdedo-res.

    Si parece que la estuviéramosviendo sus grises y ubicuos sim-patizantes, del brazo del griego TeoSarapo (vestido de negro, talvezpresintiendo su desaparición), suúltimo gran amor, porque esos sí contaban para ella, no clientes deprostíbulo, que le tocó sumarcuando se crió allí, por razonessociales...Pero sigamos: en elOlimpia de París, cantando co-modos enamorados que saben que

    van a partir por diferentes rum-bos. Digo, en aquella foto que noapareció en la película, y que po-dría ser su segunda parte, a partirde esa última interpretación de“No, je ne regrette rien”.

    Entendemos lo difícil del trata-miento (en el cine) de un casocomo el de Editt Piaf, que es sinó-nimo de cultura en Francia, y quetuvo tantos amores, que era difí-

    “LA VID A EN RO SA”

    El último gorrión: un poema cinematográficoEl último gorrión: un poema cinematográficoEl último gorrión: un poema cinematográficoEl último gorrión: un poema cinematográficoEl último gorrión: un poema cinematográficoGABRIEL JAIME CARO (GAJAKA)

    cil enumerarlos y darles el talan-te de insuperables, Marcel, su masgrande amor, se pierde en un ac-cidente de aviación, y ella melan-cólica, sucumbe y se hunde en loslaberintos de la alucinación o delmito musical, antes de salir a can-tar: “Badam Badam”, “La vie enrose”.

    Las tomas en New York, una es-pecie de exilio voluntario, que letrajo muchas satisfacciones, por

    sus amistades con artistas que laveían como una embajadora delParís de la guerra y de la resisten-cia. Nueva York siempre de noche,a tono con el montaje del filme.

     El filme que no es ninguna obramaestra, comienza con tomas muyoscuras, en extremo oníricas y su-perfluas, que cansan un poco (elhorrible hueco renacentista), tanacostumbrados que estamos a labuena fotografía, y al color digital,va adquiriendo un grado de inter-pretación tal en la niña que tam-bién es Editt, inconmensurable. Y

    esa toma de París desde algunanube negra, con el fondo de la Torre Eifell, tan pequeñita comola misma Piaf, nos saca de la silla.

    Un poema cinematográfico parapoetas meramente apartes, y pú-blicos que empiezan a querer suscanciones para recrear el idiomafrancés y adquirir sus discos paraescucharlos en soledad, a la espe-ra del ser amado

    La vemos encerrada como ungorrión en una jaula vieja de la

    casa, sin querer ver el sol mcino para una morfinómanaese encuentro mágico de csitores que siempre le tentema apropiado para ella, tamorada del rezo a Teresa de

     Jesús, que le devolvió la vistdo la perdió en su niñez, y píritu de la música.

    “La vida en rosa”, ganOscar en maquillaje (Makinmortalizando lo que el excialismo guardaba como un to, su retrato artístico, hechel otro. Les cuento que haser muy idealista, para atra tanto, al arte de la melancnegar el tiempo y el yo. Y a del muerto en los pasos pe

    A Ricardo 

     Editt Piaf y Teo Sarapo

     Editt Piaf en sus últimos días de vida en París.

    LA VIDA EN ROSA: EDITH PIAF(La Môme)

    Dirección:Olivier Dahan.Países: Francia,República Checay Reino Unido.Año: 2007.Duración:140

    min.Género: Biopic,drama, musical.Interpreta-ción: MarionCotillard (EdithPiaf), Sylvie Testud(Momone),Pascal Greggory(Louis Barrier),EmmanuelleSeigner(Titiene), Jean-Paul Rouve(Louis Gassion),

    GérardDepardieu (Louis Leplée), Clotilde Courau (Anetta), Jean-Pierre Martins (Marcel Cerdan), Catherine Allegret (Louise),Marc Barbé (Raymond Asso), Caroline Silhol (MarleneDietrich).Guión: Olivier Dahan e Isabelle Sobelman.Producción: Alain Goldman.Música: Christopher Gunning.Fotografía: Tetsuo Nagata.Montaje: Richard Marizy.Diseño de producción: Olivier Raoux.Vestuario: Marit Allen.